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de la Ciencia 1700
No. de cuenta 419148070 Dra. Lindig Cisneros Erika Rebeca
2 de Diciembre 2020 2021-1
en todos estos procesos institucionales se suspenden la diferencias entre héroes y guerreros, además
de ser procesos democráticos, en tanto que la participación de todos es igualmente pública o visible
ante todos. La asamblea militar era otro proceso institucional, igualmente especifico de la casta de
guerreros, en el cual lo que se ponía como público o común a todos los miembros, era la palabra en sí
misma. Al igual que en el reparto del botín, los guerreros se formaban en circunferencia, y hacia el
centro de esta se encontraba el derecho a la palabra, acompañando a aquel guerrero que la ostentaba
en turno, con un símbolo de soberanía: el cetro. Esta soberanía central representaba una soberanía
grupal.
Estas prácticas, como meras costumbres, se caracterizan por un orden y valores distintos, ya no se
trata de un orden jerárquico, sino de un orden centralizado e igualitario que vislumbra un estado de
pre-derecho. Es importante señalar que estas dinámicas se practicaban por los guerreros y héroes,
simultáneamente a la practica de la palabra mágico-religiosa realizada por los reyes, poetas y
videntes, incluso los mismos héroes participaban de esta última por su posición superior. Finalmente
con la palabra diálogo, llega la palabra político-filosófica, esta se presenta gracias a una serie de
cambios sociales y políticos, que partieron del nuevo orden y mentalidad democrática y de igualdad,
que trajeron consigo las costumbres de los guerreros. De forma que la palabra político-filosófica nace
de la experiencia de la asamblea y el ágora, es decir, de la discusión pública y filosófica. Estos
cambios, además de modificar la concepción y el uso de la palabra, implementaron nuevas dinámicas
político-sociales, que causaron la estructuración de la Polis griega como la entendemos hoy en día.
Las diferencias principales entre los distintos estadios de la palabra, son principalmente: 1) el tipo
de personaje que tienen derecho o acceso a cada una, en la primera son personajes sagrados y
jerárquicamente poderosos; en la palabra diálogo son tanto personajes míticos, como es el caso de los
héroes, al igual que personajes seculares como los guerreros; y finalmente en la palabra político-
filosófica, son los ciudadanos de carácter completamente secular. 2) La palabra mágico-religiosa es
una con la acción, es decir, es creadora; mientras que la palabra diálogo es distinta pero
complementaria de la acción. Y 3) La palabra mágico-religiosa es atemporal, mientras que la palabra
diálogo está delimitada en el tiempo y es susceptible al cambio.
En conclusión, lo que Detienne denomina como proceso de secularización de la palabra, es lo que
comúnmente se conoce como el paso del mito al logos en la cultura griega, lo cual no significa
literalmente una transición inmediata desde lo irracional hacia lo racional, puesto que fue un proceso
efectivamente paulatino, en el que se puede entender al mito y la filosofía como sabidurías distintas.
Sin embargo, es importante señalar que en este proceso, una forma de sabiduría: la filosofía, remplaza
lentamente a la otra: el mito, a la par de un cambio, igualmente paulatino, en los procesos político-
sociales.
Este cambio en el orden social, se dio desde un sistema jerárquico y religioso, donde la palabra y la
verdad eran un privilegio de unos pocos; pasando por un estado intermedio, donde la igualdad y el
derecho a la palabra, era de todos los miembros de un grupo, es decir, una igualdad entre los
privilegiados; llegando hacia un orden filosófico y político, centralizado, de ciudadanos iguales, es
decir, en igualdad de privilegios. En este sentido, el derecho a la palabra, a la verdad y con ello, al
poder, era cada vez más común y público, pero en sentido práctico seguía siendo exclusivo de ciertos
personajes, del rey, el poeta y el adivino, pasó al grupo o casta de los guerreros, para finalmente llegar
a todos los ciudadanos, recordando lo que realmente significaba ser ciudadano en la Grecia antigua,
con todos sus requisitos de género, edad, procedencia, propiedad, entre otros. En palabras de Jean-
Pierre Vernant, historiador y antropólogo francés, el proceso de secularización de la palabra fue una
progresiva confiscación de privilegios.