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Diana Luisa Llamas Vargas Mat. Ar. de Fil.

de la Ciencia 1700
No. de cuenta 419148070 Dra. Lindig Cisneros Erika Rebeca
2 de Diciembre 2020 2021-1

El proceso de secularización de la palabra en Grecia


Marcel Detienne
El presente trabajo tiene como objetivo analizar lo que Detienne denomina: el proceso de
secularización de la palabra, presente en su texto Los maestros de la verdad en la Grecia arcaica.
Describiré este proceso con base en la obertura “Retorno a la boca de la verdad”, el capítulo I "Verdad
y sociedad" y el capítulo V "El proceso de secularización”. Expondré los componentes místico-
religiosos de la palabra, los personajes que ostentaban el privilegio y derecho de poseerla, hasta el
proceso intelectual y militar que dio lugar a una nueva elite de la palabra, con nuevos componentes,
significados e implicaciones, especialmente en su uso particular, así como en las nuevas dinámicas
sociales, políticas e intelectuales a las que sirvió de fundamento.
En “Obertura: Retorno a la boca de la verdad”, Detienne comienza por señalar los personajes que
originalmente poseían un rango de autoridad religiosa o política, y por ende, un derecho o poder sobre
la palabra, estos personajes eran el poeta, el vidente y el rey. Los dos primeros, participan de la
mantica, tenían acceso al pasado, el presente y el futuro, mediante la memoria, mientras que el último,
con su palabra, establecía arbitrariamente la ley, la justicia y el orden del derecho. El núcleo de esta
palabra místico-religiosa es Alétheia, verdad o memoria, una potencia presente en entidades religiosas
que se asocian y se oponen; entre las potencias cercanas están la Dikè o justicia, y Moûsa o palabra
cantada; como oposición a Alétheia está Lethé u olvido. La palabra mágico-religiosa, es un privilegio
de jerarquía, y además de las características arriba mencionadas, propias de su época en la Grecia
arcaica, este tipo de palabra se presenta mayormente en forma de mito, dotada de esta potencia
denominada Alétheia, por lo que palabra y la verdad resultan inseparables, aún con la llegada de la
palabra diálogo y la palabra político-filosófica.
La palabra diálogo, es la fase intermedia o de transición entre la palabra mágico-religiosa y la
palabra político-filosófica. Esta palabra surge del orden y dinámicas de los guerreros Hipólita, quienes
practicaban tres diferentes ritos o ceremonias institucionales: el reparto del botín, la asamblea militar
y los juegos funerarios. El reparto del botín, se refiere a la repartición de los bienes materiales
saqueados en batalla, este reparto se practicaba en una formación circular, en el centro de esta
formación, equidistante a cada miembro, se colocaban los bienes que habían acumulado en los
saqueos, para posteriormente repartirse, desde la igualdad o semejanza entre todos los guerreros. En
este proceso, todo lo puesto en el centro es público en tanto que común, por lo que se evita la deuda,
evitando la repartición a partir del don y contra don.
En los juegos funerarios, mientras se incineraba el cuerpo del guerrero fallecido, los demás
festejaban competencias deportivas, en las cuales se presentaba similarmente un carácter de igualdad
o democracia entre todos los participantes, pues todos eran iguales ante las reglas del juego. Es decir,

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en todos estos procesos institucionales se suspenden la diferencias entre héroes y guerreros, además
de ser procesos democráticos, en tanto que la participación de todos es igualmente pública o visible
ante todos. La asamblea militar era otro proceso institucional, igualmente especifico de la casta de
guerreros, en el cual lo que se ponía como público o común a todos los miembros, era la palabra en sí
misma. Al igual que en el reparto del botín, los guerreros se formaban en circunferencia, y hacia el
centro de esta se encontraba el derecho a la palabra, acompañando a aquel guerrero que la ostentaba
en turno, con un símbolo de soberanía: el cetro. Esta soberanía central representaba una soberanía
grupal.
Estas prácticas, como meras costumbres, se caracterizan por un orden y valores distintos, ya no se
trata de un orden jerárquico, sino de un orden centralizado e igualitario que vislumbra un estado de
pre-derecho. Es importante señalar que estas dinámicas se practicaban por los guerreros y héroes,
simultáneamente a la practica de la palabra mágico-religiosa realizada por los reyes, poetas y
videntes, incluso los mismos héroes participaban de esta última por su posición superior. Finalmente
con la palabra diálogo, llega la palabra político-filosófica, esta se presenta gracias a una serie de
cambios sociales y políticos, que partieron del nuevo orden y mentalidad democrática y de igualdad,
que trajeron consigo las costumbres de los guerreros. De forma que la palabra político-filosófica nace
de la experiencia de la asamblea y el ágora, es decir, de la discusión pública y filosófica. Estos
cambios, además de modificar la concepción y el uso de la palabra, implementaron nuevas dinámicas
político-sociales, que causaron la estructuración de la Polis griega como la entendemos hoy en día.
Las diferencias principales entre los distintos estadios de la palabra, son principalmente: 1) el tipo
de personaje que tienen derecho o acceso a cada una, en la primera son personajes sagrados y
jerárquicamente poderosos; en la palabra diálogo son tanto personajes míticos, como es el caso de los
héroes, al igual que personajes seculares como los guerreros; y finalmente en la palabra político-
filosófica, son los ciudadanos de carácter completamente secular. 2) La palabra mágico-religiosa es
una con la acción, es decir, es creadora; mientras que la palabra diálogo es distinta pero
complementaria de la acción. Y 3) La palabra mágico-religiosa es atemporal, mientras que la palabra
diálogo está delimitada en el tiempo y es susceptible al cambio.
En conclusión, lo que Detienne denomina como proceso de secularización de la palabra, es lo que
comúnmente se conoce como el paso del mito al logos en la cultura griega, lo cual no significa
literalmente una transición inmediata desde lo irracional hacia lo racional, puesto que fue un proceso
efectivamente paulatino, en el que se puede entender al mito y la filosofía como sabidurías distintas.
Sin embargo, es importante señalar que en este proceso, una forma de sabiduría: la filosofía, remplaza
lentamente a la otra: el mito, a la par de un cambio, igualmente paulatino, en los procesos político-
sociales.

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Este cambio en el orden social, se dio desde un sistema jerárquico y religioso, donde la palabra y la
verdad eran un privilegio de unos pocos; pasando por un estado intermedio, donde la igualdad y el
derecho a la palabra, era de todos los miembros de un grupo, es decir, una igualdad entre los
privilegiados; llegando hacia un orden filosófico y político, centralizado, de ciudadanos iguales, es
decir, en igualdad de privilegios. En este sentido, el derecho a la palabra, a la verdad y con ello, al
poder, era cada vez más común y público, pero en sentido práctico seguía siendo exclusivo de ciertos
personajes, del rey, el poeta y el adivino, pasó al grupo o casta de los guerreros, para finalmente llegar
a todos los ciudadanos, recordando lo que realmente significaba ser ciudadano en la Grecia antigua,
con todos sus requisitos de género, edad, procedencia, propiedad, entre otros. En palabras de Jean-
Pierre Vernant, historiador y antropólogo francés, el proceso de secularización de la palabra fue una
progresiva confiscación de privilegios.

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