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DÍA 2° DEL NOVENARIO

Comenzamos por la señal de la Santa Cruz…


Canto.

ACTO DE RECONCILIACIÓN. Jesús mi Señor y redentor…


Canto.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios padre misericordioso, fuente de la vida y de todo bien, escucha bondadoso nuestras plegarias. La
muerte nos ha visitado y nos ha llenado de luto nuestra existencia, pero a pesar de todo reafirmamos
nuestra fe en la vida; porque tú has resucitado a tu hijo Jesucristo y los has constituido Vida, Verdad y
Camino para todos. Él aceptó el morir cuando se vio perseguido y condenado a muerte; Él fue
sepultado bajo una gran piedra y sus enemigos vigilaron su tumba; Él surgió glorioso, Señor de la Vida.
En Él sabemos que la muerte no tiene la última palabra, que el pecado y la muerte han sido vencidos.
Por Él esperamos vencer también nosotros sobre la muerte y vivir una vida plena sin lágrimas ni luto ni
dolor. Con Él hemos elegido la vida, el amor, la paz, la justicia y la fraternidad.
Padre del cielo, acoge a los que han fallecido confiando en tu bondad y dales la plenitud de la vida en
Cristo. Perdona sus fallos y limitaciones, pues tú sabes de qué barro estamos hechos. Concédeles que,
ya que han participado de la muerte de tu hijo, participen de su gloriosa resurrección. Que tu Espíritu
Santo vivifique a nuestros hermanos difuntos y los haga pasar de la muerte a la vida. Hoy te pedimos
especialmente por el alma de nuestra querida Josephe Rabin. Te lo suplicamos por Cristo Jesús Señor
nuestro, que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.

Canto.

PALABRA DE DIOS

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

«Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido


preparado para ustedes desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y ustedes
me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me
recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a
visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.» Entonces los justos dirán: «Señor,
¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos
enfermo o en la cárcel, y te fuimos a ver? El Rey responderá: «En verdad les digo que,
cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo
hicieron a mí.»“
Palabra del Señor. R/ Gloria a ti Señor Jesús
(Silencio)
Meditación
Nos duele la muerte de un ser querido. Como humanos somos capaces de sentir. Es
natural llorar por la ausencia de los que amamos. Comprendiendo nuestro pesar, la fe
cristiana nos abre el horizonte de una vida más profunda y más allá de la natural como
encuentro gozoso con Dios Padre.
Y lo positivo, aunque nos desconcierta, es que le Señor está ahí, cerca de nosotros, en
los pequeños, en los que casi nada significan en la sociedad. Entonces, si queremos, no
es tan difícil ponerlo en práctica desde ahora.

ORACIÓN COMUNITARIA

Fortalecidos con la esperanza de la resurrección en Cristo, encomendemos a Dios padre


a nuestra querida Joseph Rabin.

A cada intención nos unimos respondiendo: Te rogamos Señor.

Que perdones bondadosamente sus pecados R/

Que aceptes sus buenas obras. R/

Que consueles a su familia y les animes en su aflicción. R/

Que aumentes y fortalezcas nuestra fe. R/

Que algún día podamos gozar todos juntos de tu presencia. R/

En unión de hermanos y solidarios con nuestros parientes difuntos, que nos han
precedido en el encuentro con Cristo Resucitado, oremos una decena del Santo Rosario
contemplando el misterio de la Resurrección.

“Las mujeres descansaron el sábado conforme a la Ley, pero el primer día de la Semana
regresaron al sepulcro muy temprano, llevando los perfumes que habían preparado. Al
llegar, se encontraron con que la piedra que tapaba el sepulcro no estaba en su lugar; y
entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían que pensar de esto,
cuando de pronto vieron a dos hombres de pie junto a ellas, vestidos con ropas
resplandecientes. Llenas de miedo se inclinaron hasta el cielo, pero aquellos hombres
les dijeron: -¿Por qué buscan ustedes, entre los muertos al que está vivo? No está aquí,
sino que ha resucitado”. Lc 24 1-6
Padre nuestro…
Dios te salve María… (10)
Gloria al Padre…

V. María Madre de gracia, madre de piedad y de Misericordia


R. En la vida y en la muerte amparamos gran Señora

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a todas las
almas especialmente a las más necesitadas de tu infinita Misericordia. Amén.

ORACIÓN MARIANA

María, madre dolorosa, que estuviste de pie junto a la cruz de tu hijo. Tú que tuviste que
aceptar el dolor de su pasión, la pena inmensa de su muerte y la angustia de la
separación al ser sepultado. Mira, Madre, estos hijos tuyos en momentos de dolor y
duelo. Danos más fe y la esperanza firme en la resurrección. Particípanos algo de la
inmensa alegría que sentiste el día de la Pascua, al resucitar glorioso tu hijo Jesús, hasta
que un día vayamos para estar contigo alabando a Dios.

Canto.

Dale Señor el descanso eterno… (10 veces)

Que las almas de todos los fieles difuntos, especialmente la de Joseph Rabin, por la
misericordia de Dios descansen en paz. Amén.

BENDICIÓN FINAL.

Escucha Señor, nuestra oración con que imploramos tu misericordia a favor de nuestra
hermana Joseph Rabin. Tú la hiciste miembro de la iglesia durante su vida mortal,
llévala contigo a la Patria de la Luz, para que ahora participe también de la compañía de
los Santos.

Que el Señor nos bendiga…

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