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El Baño.

Son las cuatro de la tarde, ya bajo un poco el sol, los niños comienzan a salir y a disfrutar del
columpio, subibaja y tobogán que puso la Municipalidad; otros niños simplemente comienzan a
correr alrededor del parque jugando el clásico juego de las chapadas.

Que linda es la infancia en un barrio y frente a un parque. Yo de niño no vivia en San Juan, yo vivía
en Barranco en el 5to y último piso de una vieja quinta. Era medio raro, ya que cada ambiente
estaba separado y rodeaban el patio, es decir, un cuarto era la habitación donde dormíamos todos
(mis papas, mi hermano y yo), otro cuarto la sala, otro la cocina y otro el baño, el cual se
compartía con algunos inquilinos del cuarto piso, y para pasar de un ambiente a otro tenias que
pasar obligatoriamente por el patio.

La cosa es que odiaba ir al baño, pero de verdad. Me daba una bronca cada vez que tenía que
hacer mis necesidades. Lo que pasa es que el baño era muy viejo. El wáter era esos antiguos
inodoros que tenia el tanque en alto con una cadena larga y siempre estaba atorado. Después de
evacuar uno tenía que meterle mínimo veinte baldes de agua y darle treinta minutos con el
desatorado para que pase las heces humanas.

No sólo yo odiaba el baño, todos en mi familia lo hacían, pero ya cada uno había encontrado un
método para no defecar en ese baño de porquería; por ejemplo mi papá ya venía cagado, es decir
defecaba en su oficina o en un restaurante. Mi mamá sencillamente no defecaba, por mucho
tiempo pensé que las mujeres no defecaban; mi hermano mayor, también había encontrado una
forma de evitarse ese trabajo y ahorrarse el tiempo que pasaba en tratar de que pase la

Inmundicia humana por esas tuberías de desagüe viejas y oxidadas.

¿En qué consistía su método? muy fácil. Cagaba en el patio. Ponía harto papel periódico en el piso,
cagaba encima, envolvía la mierda como un tamal, lo metía en una bolsa, amarraba bien la bolsa y
lo tiraba con toda su

fuerza por el techo de la casa, cayendo en un callejón a espaldas de la quinta, que no se sabía
quién carajo vivía ahí.

Yo no tenía ningún método aun y no podía hacer lo que hacia mi hermano, ya que sólo tenía 6
años y no tenía la fuerza suficiente para tirar tan lejos el tamal de mierda por los aires, así que un
día después del cague diario, de tirar hartos baldes de agua y tratar de desatorar el wáter que
estaba repleto de agua servidas con grandes pedazos de mierda, se me ocurrió la brillante idea de
sacar el agua con caca con el balde y tirarlo por el patio al último piso, donde había un
departamento que estaba desocupado, en si, yo no veía donde caía, ya que el parapeto era muy
alto y no me permitía ver donde caía la mierda, pero estaba segurísimo de que el departamento
de abajo estaba vacío. Después de botar tres baldes de mierda, no aguanté la curiosidad, así que
traje una silla de la sala, la puse al costado del parapeto, me subí en ella y oh sorpresa!!, había
ropa colgada en el tercero y segundo piso, entre ventana y ventana, llena de residuos fecales, o
sea llena de caca, polos con caca, calzones con caca, medias con más caca y ropa con caca por
todos lados.
El miedo que sentí en ese momento fue horrible, ahora si mis papas me matan pensé. Ese día mis
papás llegaron temprano, y al poco rato los vecinos tocaron la puerta y hablaron con ellos. Yo me
metí al cuarto, me tiré a la alfombra, saque mis muñequitos de play móvil y me puse a jugar,
cuando mis papás subieron, el miedo se convirtió en una suave sonrisa al escuchar decirme "eres
una mierda".

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