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1.

La Real Academia Española define al matrimonio igualitario en el siguiente sentido: “En


determinadas legislaciones, es la unión de dos personas del mismo sexo, concertada
mediante ciertos ritos o formalidades legales, para establecer y mantener una comunidad
de vida e intereses”; La cual es una ampliación de la definición propia del matrimonio que
se consigna en el diccionario emanado de tal Institución.

2. El matrimonio igualitario se ha denominado de diversas formas como matrimonio entre


personas del mismo sexo, matrimonio homosexual o matrimonio gay; sin embargo, todas
esas denominaciones, aunque aportan un sentido de lo que es el matrimonio igualitario,
siempre conservan tintes de segregación hacia el mismo. El termino correcto sería
Matrimonio igualitario.

3. En Guatemala, aunque el matrimonio igualitario no se encuentra expresamente prohibido,


pero se infiere tácitamente del concepto de matrimonio que el mismo es inviable aún.

4. El matrimonio igualitario constituye una variante de la institución matrimonial que ha


surgido con la evolución de la sociedad. Toda vez que originalmente la misma era una
institución reservada únicamente para personas con tendencia heterosexual, y sin
embargo el día de hoy se abre paso para personas con diversidad de orientación sexual e
identidad de género.

5. Evidentemente la visibilización de la homosexualidad en la sociedad ha promovido gran


cantidad de cambios sociales y culturales; siendo su aceptación y reconocimiento un
proceso paulatino.

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6. En el aspecto judicial y legislativo, existen dos puntos de vista generales; el primero


considera al matrimonio entre personas del mismo sexo como nulo o ilegal, mientras no
haya sido aceptado por una mayoría de votantes o representantes electos, sin embargo
para ello se requiere que la población o los ciudadanos de determinada región se
encuentren deslindados de todo tipo de prejuicios y consideren únicamente la
conveniencia según la realidad social.

7. El segundo punto de vista es el de los derechos civiles, que se refiere a que


independientemente de la opinión de los votantes; un poder judicial imparcial o un poder
legislativo, según sea el caso, tienen las facultades suficientes para decidir sobre la
admisión o no del matrimonio igualitario dentro de la legislación; tomando en
consideración la conveniencia social y el respeto a los derechos
humanos de aquellos que son distintos, y lo cual viene a ser como una forma de culturizar
a la sociedad en la aceptación de estas uniones.
8. Generalmente cuando se analiza el matrimonio igualitario desde una perspectiva social
existen dos elementos fundamentales que se manifiestan de inmediato, el primero la
moral y la ética y el segundo la religión, así lo refiere Angie Vásquez Rosado cuando refiere
que: En el orden social-histórico de la humanidad siempre ha existido la tendencia a crear
algún, o varios, sistemas normativos como ideal de comportamientos, costumbres y
valores sociales que cumplen la función de establecer códigos, a veces considerados como
contratos sociales, sobre lo que es o no permitido. La dimensión sexual no queda exenta
de este juicio evaluativo, sino todo lo contrario, se observa que la sexualidad humana es
una de las áreas donde más esfuerzo se ha mostrado en cuanto a control normativo en la
adjudicación de categorías valorativas sociales de manejo, intercambio y proceso del
poder social. Esa tendencia del ser humano a establecer parámetros de convivencia por
medio de leyes o sistemas de valores morales que son los fundamentos de la sociedad,
terminan por constituirse muchas veces en excluyente de ciertos grupos diferenciados.

9. la propia Constitución Política de la República regula en el artículo 47 la obligación del


Estado de proteger a la familia y la constitución de esta por medio del régimen del
matrimonio. Evidentemente esa protección se proyecta en distintos ámbitos como lo son
de acuerdo al propio texto, el ámbito social, económico y jurídico; lo cual conlleva la
obligación del Estado, no solamente de crear normas jurídicas adecuadas, sino de integrar
organismos y servicios necesarios y suficientes para el adecuado bienestar y desarrollo
social.
10. El artículo 47 de nuestra Constitución Política es claro al referirse a la familia y se enfoca
en obligarse a la protección de la misma, sin embargo no entraña una prohibición para el
matrimonio igualitario en particular; pues no establece los presupuestos para la
realización del matrimonio, ni los fines que el mismo ha de cumplir para ser válido, ni
cualquier otra circunstancia; enfocándose únicamente en la obligación que tiene el Estado
como tal para responder a las necesidades de estas células fundamentales para la
estructura social.
11. Junto a esto tampoco el artículo 49 del mismo cuerpo legal establece los parámetros
considerados adecuados para dar vida a la unión matrimonial, enfocándose solamente en
cuestiones de forma como lo es la persona que está autorizada para realizar el matrimonio
12. De lo anterior cabe referir entonces que la Constitución Política no alienta el matrimonio
igualitario, tampoco lo prohíbe; y si bien es cierto estas figuras jurídicas se encuentran
influenciadas por los valores conservadores y tradicionales del país, también lo es que la
misma legislación constitucional acoge los principios del derecho internacional en materia
de derechos humanos y entre los cuales encontramos el principio pro-homine o pro
persona y también normas de interpretación como la progresiva que favorecen la
aplicación de los derechos humanos.
13. El texto constitucional asi mismo se refiere a la libertad de acción que tiene todo individuo
para realizar cualquier acción que la ley no prohíba o regule en forma específica, siempre
que no se perturbe a otros en el cumplimiento de sus propios derechos y obligaciones; y
correspondiéndole a la norma ordinaria la delimitación de esa libertad.
14. también encontramos el instrumento de carácter internacional que al respecto clarifica el
panorama, y entre los que se refieren la Declaración de los Derechos Humanos,
Orientación Sexual e Identidad de Género aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas y firmada por Guatemala
Dicho documento cobra importancia por cuanto se fundamenta el principio de no
discriminación, referido en este caso a que la identidad de género o la orientación sexual
de una persona no son motivos suficientes para limitarle en el ejercicio de sus derechos,
puesto que ello constituiría políticas y acciones discriminatorias por parte del Estado o de
cualquier persona individual o jurídica.

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