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Las “políticas de familia” son un subgrupo de políticas públicas orientadas explícitamente hacia el

apoyo de comportamientos socialmente deseables en lo relativo, por ejemplo, a decisiones de


fecundidad, la distribución del poder y del trabajo al interior de los hogares, y la inserción laboral
femenina. El concepto es bastante reciente, pero comúnmente utilizado sobre todo en países
europeos (Saraceno, 2011).

¿Qué son las políticas de familia?

lineamientos generales y en un sentido amplio, las políticas de familia incluyen todas aquellas
medidas dirigidas hacia la familia como institución y grupo social. También se incluyen en éstas las
políticas dirigidas a los individuos en su rol de miembros de alguna familia (Bahle et al., 1998)

Existen dos tipos de políticas de familia: las explícitas y las implícitas (Kamerman y Kahn, 1978) Las
políticas explícitas han sido establecidas, legitimadas e institucionalizadas como “políticas de
familia” propiamente tales. En Europa, países como Francia, Bélgica y Luxemburgo han establecido
políticas de familia explícitas.

Las políticas implícitas, a su vez, carecen de esas características. Estas políticas pueden tener
propósitos declarados diferentes, no enfocados necesariamente a la familia, sino debatir sobre
conceptos tales como asuntos de género, infancia, pobreza o empleo. Países europeos como
Inglaterra y Holanda, aun cuando no tienen una política explícita de familia, tienen un conjunto de
políticas implícitas que se orientan a mejorar el bienestar de éstas.

El bienestar de la familia se construye desde diversos ámbitos. Uno de ellos es el ámbito material,
otro el vincular (que se refiere a la fortaleza de los vínculos entre los integrantes del núcleo) y
otros asociados a la realización personal, la equidad y el buen trato. La política pública no
necesariamente se hace cargo de todas estas variables. Políticas como el postnatal buscan mejorar
los vínculos padre-hijo y madre-hijo, pero no incluyen como objetivo la mejora del vínculo entre el
padre y madre

“Objetivos de política” en la política pública de familia Cuando se diseñan o se evalúan las políticas
de familia, el objetivo que se propone no es el “bienestar” propiamente tal. Lo que ocurre es que
el bienestar es difícil de medir. Por eso, el diseño y la evaluación de política se realiza pensando en
objetivos intermedios que, aun cuando se relacionan directamente con el bienestar, no lo
describen completamente. Por ejemplo, un objetivo intermedio se puede referir al fomento o
desincentivo de alguna estructura familiar.

Ejemplos de políticas que impactan las estructuras familiares de alguna manera son aquellas que
buscan apoyar a las mujeres para conciliar su trabajo con la maternidad y otras responsabilidades,
de manera de que puedan tener el número de hijos que desean tener. Además de modificar las
decisiones de fertilidad, estas políticas también ayudan a movilizar el trabajo femenino, promover
la igualdad de género y a combatir la pobreza, en especial la pobreza infantil.
Políticas para disminuir el embarazo adolescente: Las políticas que buscan frenar el embarazo o la
natalidad de madre adolescente son políticas que, de manera indirecta, previenen la formación de
familias pobres y monoparentales que, como ya vimos, no son el tipo de familia que accede a
mayor bienestar. Aun cuando el objetivo de disminuir la tasa de nacimientos de madre
adolescente está explícito en la política pública de muchos países, algunos han tenido más éxito
que otros.

Según las proyecciones poblaciones del Instituto Nacional de Estadísticas, en Chile al año 2012, la
población adolescente (10-19 años) asciende a 2.716.838, lo que corresponde al 15,6% de la
población total; de estos, el 52% corresponde a adolescentes de 15 a 19 años y el 48% a
adolescentes de 10 a 14 años. Con respecto a la distribución por sexo, el 51% corresponde a
hombres adolescentes y el 49% restante a mujeres.

La sexualidad en adolescentes es dinámica y ha experimentado cambios importantes en las


últimas décadas. En la 6ª Encuesta Nacional de la Juventud, el 48% de adolescentes de 15 a 19
años declara haber iniciado su vida sexual, con una edad de inicio promedio de 16,4 años en
hombres y 17,1 años en las mujeres, presentándose un adelanto de las edades de iniciación
respecto de años anteriores, especialmente entre las mujeres, las que en 1997 mostraban una
edad promedio de inicio de relaciones sexuales de 18 años (INJUV, 2010).

En Chile, desde la definición de la Política de Regulación de la Fecundidad en el año 1967, la


actividad de Regulación de la Fecundidad está incorporada oficialmente dentro del Programa de
Salud de la Mujer del Ministerio de Salud, donde se ha desarrollado e implementado, en forma
ininterrumpida a partir de entonces.

Se empieza la entrega de la píldora, dado que la Ley Nº 20.418 que regula la provisión de ésta
entró en vigencia desde enero del 2010. La ley 20.418 FIJA NORMAS SOBRE INFORMACIÓN,
ORIENTACIÓN Y PRESTACIONES EN MATERIA DE REGULACIÓN DE LA FERTILIDAD.  "Artículo
1º.- Toda persona tiene derecho a recibir educación, información y orientación
en materia de regulación de la fertilidad, en forma clara, comprensible,
completa y, en su caso, confidencial.
Artículo 2º.- Toda persona tiene derecho a elegir libremente, sin coacción de
ninguna clase y de acuerdo a sus creencias o formación, los métodos de
regulación de la fertilidad femenina y masculina, que cuenten con la debida
autorización y, del mismo modo, acceder efectivamente a ellos, en la forma
señalada en el artículo 4º.
Artículo 3º.- Toda persona tiene derecho a la confidencialidad y privacidad
sobre sus opciones y conductas sexuales, así como sobre los métodos y
terapias que elija para la regulación o planificación de su vida sexual.
Artículo 4º.- Los órganos de la Administración del Estado con competencia en
la materia, adoptarán las medidas apropiadas para garantizar el ejercicio de los
derechos establecidos en esta ley. Para ello deberán elaborar planes que
señalen las acciones respectivas.
Artículo 5º.- Si al momento de solicitarse la prescripción médica de un método
anticonceptivo de emergencia o de solicitarse su entrega en el sistema público
o privado de salud fuese posible presumir la existencia de un delito sexual en
la persona del solicitante o para quien se solicita, el facultativo o funcionario
que corresponda deberá poner los antecedentes a disposición del Ministerio
Público, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 198 del Código Procesal
Penal.".
Tribunal Constitucional

    Proyecto de ley sobre información, orientación y prestaciones en materia de


regulación de la fertilidad (Boletín Nº 6582-11)

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