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El libro relata la travesía purificadora de Dante que comenzó en el Infierno y llegó

al Empíreo, el punto más alto del Paraíso. Durante el ascenso, el poeta es asistido
por varias personas, entre las que se destacan dos líderes: primero Virgilio, el
poeta que encarna el conocimiento científico, y luego Beatriz, la representante de
la fe. En sus viajes, Dante entrevista a varios personajes históricos importantes,
especialmente políticos, pensadores y artistas.

Libre de pecado, Dante es conducido al Paraíso por su amada Beatriz, quien es


modelo de virtud. En el centro de estos nueve cielos dispuestos en círculo está la
tierra. Cada uno de los planetas está en cada uno de ellos. Aunque cada círculo
tiene diferentes grados de bienaventuranza en el Paraíso, las almas no son
mejores que las demás y ninguna desea estar en mejor posición de la que ya
tiene, porque la misericordia no te permite más que la necesidad de desear lo que
ya tienes es.

Dante logra ver las cosas a través de los ojos de Dios, como lo haría el Creador.
Por un lado, logra un logro religioso, pero también un logro artístico. En su eterna
búsqueda de la belleza, Paraíso representa la máxima expresión de su poesía.

Toda la obra es un ejemplo de virtud literaria, escrita con incomparable belleza y


estilo; Sin embargo, esta parte del paraíso tiene mucha sustancia porque la ficción
creada por el mismo Dante hace que esta parte sea extraordinaria, tan entretenida
y hermosa. También está escrita con el mismo virtuoso, pero a medida que Dante
se acerca al cielo y su alma asciende, la historia pierde humor, se vuelve un poco
más seria y se acerca a las escrituras y los símbolos religiosos.

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