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Cuando hablamos de “basura” nos referimos a cualquier residuo, es decir, a cualquier material no
deseado o conjunto de ellos, generalmente en estado sólido, aunque también pueden encontrarse
en los estados líquido y gaseoso, que tiene su origen en distintas actividades humanas o animales
que producen desperdicios que se pretenden desechar. Esta basura normalmente se deposita en
lugares específicos destinados a su recolección, como contenedores, tras la cual irá a parar a
vertederos.
Ahora bien, el término “basura” es muy amplio, pues como acabamos de comentar, denominamos
así a cualquier material de desecho. La composición de estos residuos depende de la calidad de vida
y la actividad económica de la zona donde se genera. Pero no todo es tan malo como parece hasta
ahora, pues muchos componentes de los residuos que se generan resultan rentables y tienen valor
para los procesos de reciclaje. Por ejemplo, aquí os explicamos El proceso de reciclaje de una botella
de plástico.
Profundizando en los tipos de basura de los que hablábamos, estos se pueden clasificar
Residuos domésticos: todos aquellos que se producen en hogares a partir de las actividades
que se desarrollan en éstos. Incluye también residuos electrónicos y aparatos eléctricos,
ropa, muebles…
Residuos comerciales: generados por las actividades desarrolladas en los distintos
comercios.
Residuos industriales: procedentes de la actividad industrial tales como la fabricación,
transformación, consumo, limpieza o mantenimiento.
Residuos hospitalarios: los cuales generalmente se consideran residuos peligrosos.
Residuos espaciales o basura espacial: constituidos por objetos y trozos de materiales
artificiales de origen humano sin utilidad que están en la órbita terrestre. En este otro
artículo hablamos más sobre la Contaminación espacial.
Residuos de construcción: los residuos de las obras y que incluyen también los residuos de
demoliciones.
Restos alimenticios como cáscaras de huevo o frutas, semillas, aceite, huesos, alimentos en
mal estado, vegetales…
Papel y cartón, servilletas, toallitas de papel.
Restos de jardinería de la poda de plantas, como hojas o ramas.
Desechos corporales de animales como pelo, uñas, plumas, excrementos…
Algodón y ropa elaborada a base de este, gasas.
Prendas elaboradas a base de pieles.
Restos de animales muertos.
Cabe destacar que en muchos casos la basura inorgánica puede ser reutilizada o reciclada. Sin
embargo, la otra parte de la basura inorgánica no es reciclable, por lo que el único modo de tratarla
para que no perjudique al medio ambiente es confinarla en contenedores adecuados para ella. Las
mayores responsables de este tipo de basura son las grandes industrias, aunque los hogares también
la generan, pero en cantidades mucho menores.
Si existían muchos casos de basura orgánica, de basura inorgánica existen también numerosos
ejemplos. Algunos de los ejemplos de basura inorgánica más claros son los siguientes:
Discos compactos.