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Residuos orgánicos: ¿qué son? ¿Cómo tratarlos?

Residuos orgánicos: qué son, sus efectos y la correcta gestión

Los residuos orgánicos son todos los elementos que son desechos o residuos de origen animal y/o vegetal. Estos
residuos tienen la capacidad de degradarse rápidamente, transformándose en otro tipo de materia orgánica.

¿Cómo se generan los residuos orgánicos?

En Chile los residuos orgánicos son de origen doméstico, comercial o producto de la acción de una industria. Los
residuos orgánicos son los que más se generan y los que menos se gestionan, representan cerca del 50% de los
residuos sólidos municipales y son principalmente dispuestos en rellenos sanitarios. Esto tiene un fuerte impacto
medioambiental: la generación de gases de efecto invernadero y la producción de lixiviados.

El impacto ambiental de los residuos orgánicos

Los residuos orgánicos tienen un fuerte impacto medioambiental, pudiendo contaminar la atmósfera, el suelo y
las aguas (superficiales y subterráneas). Esto gracias a su alto contenido en materia orgánica inestable e
inmadura. También elementos minerales, compuestos orgánicos recalcitrantes, metales pesados, fitotoxinas,
patógenos vegetales y animales, entre otros, los cuales son altamente contaminantes.

Industrias del sector productivo, como el importante rubro de la industria agroalimentaria de nuestro país, tienen
el desafío de hacerse cargo de su impacto medioambiental mediante la selección de una gestión adecuada para
sus residuos. En la actualidad, estos residuos son mayoritariamente destinados a la eliminación mediante la
disposición en rellenos sanitarios.

Gestión eficaz de los residuos orgánicos: Tecnologías de Tratamiento

Actualmente existen diversas formas de tratar los residuos orgánicos, entre las cuales destaca el compostaje. Este
consiste en la descomposición natural de los residuos, es decir, en la degradación aerobia (en presencia de
oxígeno) de la materia orgánica contenida en estos. El resultado es tierra rica en nutrientes que puede ser utilizada
como abono natural. Existe una gran variedad de técnicas para realizarlo. La más sencilla es pilas volteadas
mecánicamente. La más compleja es reactores en los que es posible programar la aireación y la agitación de la
masa de residuos.

El compostaje tiene múltiples funciones, según el objetivo a alcanzar . Desde la perspectiva medioambiental, el
compostaje facilita la gestión de los residuos orgánicos reduciendo su peso, volumen y peligrosidad. Permite
además reciclar los recursos contenidos en ellos. También puede llevarse a cabo únicamente como tratamiento
previo a la incineración o el vertido, ya que al reducir el volumen de los mismos se hacen más manejables y menos
contaminantes.

Desde el punto de vista agrícola, con el compostaje se obtiene un material maduro, estable e higienizado. Posee
un alto contenido en materia orgánica y componentes húmicos denominado ‘compost’. Puede ser utilizado sin
riesgo en Agricultura -por ser inocuo y no contener sustancias fitotóxicas, favoreciendo el crecimiento y el
desarrollo de las plantas.
El compostaje tiene como ventaja por sobre la digestión anaerobia, la sencillez de controlar el proceso. No requiere
de estrategias complicadas ni necesita consumir energía para calentar el residuo. El aumento de la temperatura
que asegura la correcta evolución del proceso es consecuencia directa de la liberación de calor de las reacciones
aerobias que se suceden en el mismo.

VOLTA – Una solución integral para los residuos

En VOLTA transformamos los residuos en fuentes de orgullo y valor. Queremos que tu empresa genere impactos
positivos y sostenibles, respetando al medioambiente y trabajando en equipo para lograr resultados en el mediano
y largo plazo.

Te invitamos a conocer las soluciones que ofrecemos para gestionar los residuos orgánicos. Si estás interesado
y quieres saber más, rellena nuestro formulario de contacto y responderemos todas tus dudas.

¿Qué son los residuos inorgánicos?


Se consideran residuos todos aquellos materiales o productos desechados. Los residuos pueden estar en
cualquier estado físico (sólido, semisólido, líquido o gaseoso), siendo éste una de las claves para su depósito en
los diferentes contenedores en Valencia. Existen varios tipos de residuos entre los que se incluyen los
inorgánicos. Pero, ¿qué son los residuos inorgánicos y cómo es su tratamiento? En este artículo, desde SMV
profundizaremos en los «desechos inorgánicos» y en su clasificación.

¿Qué son los residuos inorgánicos?


El significado de residuos inorgánicos hace referencia a todos aquellos materiales de desecho cuyo origen no
es biológico. A diferencia de los orgánicos, desechos inorgánicos han sido fabricados en procesos industriales y
artificiales. Por ejemplo, la cáscara de manzana es basura orgánica, pero las telas o los plásticos son materias
fabricadas artificialmente y, por lo tanto, son residuos inorgánicos.

Los residuos inorgánicos tardan mucho tiempo en degradarse ya que no «se reintegran» en la naturaleza
como ocurre con la gran mayoría de los residuos orgánicos. Algunos pueden hacerlo, pero tras el paso de los
años y con la liberación de sustancias contaminantes nocivas para la salud y para el medioambiente. Por eso,
muchos residuos inorgánicos están catalogados como residuos no biodegradables.

En todo caso, es importante recalcar que la gran mayoría de los residuos inorgánicos son reciclables y
pueden volver a utilizarse en la cadena de producción y consumo.

Clasificación de los desechos inorgánicos

Podemos clasificar en una lista de residuos sólidos inorgánicos a:


Vidrio
Se trata de uno de los residuos inorgánicos con mayor potencia para ser reciclados, bien a través
de la recogida selectiva en contenedores o por el uso de envases retornables. Además del ahorro, el
reciclaje de vidrio es importante porque una acumulación masiva de este material no reciclado puede ser
problemática.

Papel y cartón
Los residuos de papel y el cartón también son residuos inorgánicos con un alto porcentaje de reciclaje.
Algunos pueden pensar que su origen es orgánico ya que proceden de la celulosa de los árboles. Sin
embargo, en el proceso de transformación del papel se emplean muchos materiales (gomas,
aditivos, colorantes) que dificultan su «reinserción» natural y cuyo vertido en ríos o suelos puede ser
peligroso.

Chatarra
Alrededor del 3% de los residuos inorgánicos producidos son chatarra, es decir, basura doméstica
formada por latas de conservas y refrescos, entre otros. La importancia de reciclar la chatarra es
tal que permite contar con numerosos beneficios.

Envoltorios y envases
Prácticamente el 20% de la basura está compuesta son envoltorios y envases. Esto se debe a que
los productos se “sobre-empaquetan”, lo que supone un aumento del número de residuos diarios que
producimos.

Plásticos
Uno de los residuos inorgánicos más identificables y con mayor potencial de reciclaje. En este caso,
reutilizar es fundamental, ya que la gran mayoría de estos residuos no se degradan. Los residuos
plásticos suponen, aproximadamente, el 9% de los residuos urbanos.

Algunos ejemplos de basura inorgánica son:


 Embalajes de celofán.
 Bolsas de plástico.
 Ropa de fibras sintéticas.
 Recipientes de PVC (bandejas, botellas, etc.)
 Pilas.
 Baterías.
 Tetrabricks.
 Botellas de cristal.
 Frascos de vidrio.
 Cartuchos de impresora.
 Cables rotos.
 Neumáticos.

Reciclaje de residuos inorgánicos: ¿es posible?

La pregunta que muchas personas se hacen es: ¿se puede reciclar la basura inorgánica? La respuesta es que
sí. De hecho, casi todos estos residuos pueden volver a utilizarse.

Algunos consejos para reducir el consumo de material inorgánico o para reciclarla de manera eficiente son:
 Elige alimentos frescos. Los alimentos procesados llevan más envoltorios.
 Utiliza envases que puedas volver a utilizar.
 Instala filtros reutilizables en cafeteras y hornos.
 Intenta no romper los envases de vidrio, ya que éstos se reciclan por separado.
 Quita la tapa de los envases de plástico y comprímelos para reducir su volumen en el contenedor.
 Deja tus neumáticos usados en el taller en el que te los cambien para su mejor reciclaje.

Reciclar residuos inorgánicos es muy importante para reducir el consumo de energía y de materias primas.
En SMV trabajamos para ofrecer su mejor gestión integral cumpliendo con la legislación vigente siendo
conscientes de que la adecuada gestión y tratamiento de los residuos es responsabilidad de las empresas de
recogida y transporte de residuos como la nuestra.

Si quieres contar con nuestros servicios, ¡contáctanos! Desde SMV nos encargaremos del tratamiento de residuos
inorgánicos.
¿Cuánto tardan en degradarse los materiales?

Reciclar impide que muchos de nuestros desechos acaben en playas y bosques, ya que debido al tiempo de
degradación elevado que tienen, evitamos contaminar durante años el hábitat de animales y vegetales. Sin
embargo, ¿sabes exactamente cuanto tarda en degradarse el plástico o el vidrio? ¿y en degradarse el cartón y el
papel? Hoy te revelamos el tiempo de descomposición de materiales y productos muy cotidianos.

Biodegradables o recalcitrantes
La definición de biodegradable es sencilla: son aquellas sustancias y productos que pueden descomponerse en
ambientes naturales debido a la acción de plantas, animales, microorganismos y hongos. Sin embargo, no todos
los materiales son biodegradables. A este segundo grupo de materiales se les denomina con la definición de
sustancias recalcitrantes. La mayor parte de productos que tenemos en casa están fabricados con materiales
biodegradables, sin embargo, el tiempo de degradación varía según su composición.
¿Cuántos años tarda en degradarse el…?
…cartón, el aluminio, el vidrio, el plástico, el papel: podemos medir el impacto ambiental de nuestros productos
según su tiempo de descomposición. La tendencia actual en el ecodiseño para fabricar productos ecológicos, es
la utilización de materiales con un tiempo de degradación muy escaso, como estos ejemplos con materiales
biodegradables. Estos son algunos datos y periodos de desintegración de nuestros principales residuos y basuras:

Tiempo de degradación de residuos orgánicos: 4 semanas


Los desechos y residuos orgánicos tardan tan sólo 4 semanas en degradarse, además de servir como
abono para muchas plantas. Este tiempo de descomposición es real siempre que nuestros residuos no
lleven productos tóxicos o químicos.

Tiempo de degradación del papel y del cartón: 1 año


El papel y el cartón, al estar compuesto básicamente por celulosa, no supone un gran problema para la
naturaleza, y su tiempo de descomposición es escaso. Además, si el ambiente es lluvioso y se encuentra
en la superficie, su biodegradación se acelera. El problema puede residir en las tintas que se emplean, y
sobre todo en la tala de árboles necesaria para su fabricación, un hecho nada sostenible.

Tiempo de degradación del aluminio: 10 años


Son los años de tarda la naturaleza en convertir una lata de refresco o cerveza en oxido de hierro, lo cual
además de ser un tiempo considerable, es peligroso. Estas latas de aluminio están recubiertas de otros
materiales, como el estaño y el barniz, lo que ralentiza su biodegradación, al necesitar de mucha humedad
para iniciar su proceso de descomposición.

Tiempo de degradación del plástico: 150 años


Las bolsas de plástico, fabricadas con polietileno de baja densidad, tardan más de un siglo en
descomponerse totalmente. La buena noticia es que ya existen alternativas, como las bolsas de fécula de
patata (muy interesante también estos chubasqueros de patata). Sin embargo, las botellas de plástico
pueden tardar en degradarse hasta 1000 años si permanecen enterradas: los microorganismos difícilmente
pueden atacar las fabricadas con PET. Lo bueno es que las botellas de plástico se pueden reciclar o
reutilizar por ejemplo para diseñar este jardín vertical.

Tiempo de degradación del vidrio: hasta 4000 años


Auque el vidrio es frágil, su huella ecológica no lo es tanto. Para los microorganismos del suelo es muy
difícil realizar su descomposición, sea cual sea las dimensiones y las formas (como botellas de vidrio,
vasos, gafas de cristal, etc…). El vidrio está formado por arena mayoritariamente, junto con carbonatos de
calcio y sodio. Se puede reciclar totalmente para utilizarlo como aislamiento ecológico para la construcción
(fibra de vidrio mediante vidrio reciclado).

Otros materiales:
 Goma de mascar: 5 años.
 Colillas de cigarrillos: 2 años.
 Papel: 3 meses.
 Piel de frutas: 6 meses.
 Periodicos: 1 año.
 Bolsas Plásticas: 100 a 1000 años.
 Botellas de plástico: hasta 700 años.
 Tarjetas teléfonicas: 1000 años.
 Estos son solo algunos de los materiales más representativos que existen en nuestro entorno. Ahora
que ya sabemos cuánto tiempo tardan en biodegradarse, hay que optar por la solución
más responsable: Reciclar.

Suiza es el país que mejor gestiona los residuos

1. Reciclaje
A pesar de un consumo superior a la media mundial, Suiza es a menudo citada como ejemplo en el ámbito del
reciclaje debido a la gestión de su sistema de recogida, separación y recuperación de residuos. El país dispone
de una infraestructura de alto nivel y los poderes públicos incentivan de manera activa cualquier forma de
reciclaje.

La basura refleja nuestro patrón de consumo. Suiza registra uno de los volúmenes de residuos más elevados por
habitante en el mundo. La producción de residuos se ha más que duplicado en Suiza, pasando de 309 kg por
persona en 1970 a 715 kg en 2016. Este incremento se explica por el crecimiento económico. Sin embargo, con
el paso del tiempo, los suizos se han convertido en campeones del reciclaje.

2. Sistema público-privado
Suiza dispone de un sistema de gestión de residuos en el que intervienen entes públicos y privados, y al mismo
tiempo posee una serie de disposiciones legales para incentivar la eliminación de residuos. Las materias primas
son raras y caras, por eso deben cerrarse los ciclos de vida material. Este sistema es parte integrante de una
política de recursos que pretende ser sostenible y global. Las empresas de reciclaje forman así un sector
especializado de la economía.

3. Eliminación de residuos
Existen muchas maneras de eliminar desechos. Suiza da prioridad al reciclaje, es decir, a la reutilización inmediata
de productos usados o a la recuperación de materias primas secundarias a partir de los desechos. Otra práctica
consiste en la recuperación energética en plantas de incineración de residuos domésticos. Si esto no es posible
por razones técnicas o no es viable económicamente, se depositan los desechos en un vertedero controlado tras
un tratamiento adecuado.

4. Residuos urbanos
El papel, el vidrio y los desechos biológicos conforman la mayor parte de los residuos urbanos. La mitad de estos
desechos se recoge para su posterior reciclaje. En Suiza uno puede beneficiarse de recogidas de papel y cartón,
vidrio, botellas PET y latas de conservas y de aluminio. El reciclaje funciona en base a ciertas reglas. Por ejemplo,
la ley sobre los envases para bebidas prescribe un porcentaje de reciclado de al menos un 75% para los envases
de vidrio, PET y aluminio. Las autoridades pueden introducir un depósito si no se alcanza esta tasa.

5. Proteger el medio ambiente


Suiza dedica el 1,8% de su PIB a la protección del medio ambiente. La mayor parte de los gastos está destinada
a la gestión de los desechos y de las aguas residuales. La alimentación, el consumo de energía y la movilidad se
encuentran en el origen de gran parte de la carga medioambiental.

6. Economía circular
Pobre en materias primas, Suiza aplica desde los años ochenta el principio de circularidad. La economía circular
engloba el entero ciclo de materias y productos hasta el reciclaje. El modelo circular se ha impuesto sobre todo
en la gestión de los residuos. Las medidas adoptadas por la Confederación a favor de la economía circular se
basan en el criterio de precaución y en el principio «quien contamina paga», pero también en los avances de la
tecnología y la innovación, así como en la colaboración con la economía en virtud de la ley sobre la protección
del medio ambiente.

7. Balance ambiental
Medidas que permiten cerrar un ciclo, no son siempre interesantes en el plano ecológico. Por eso juega un papel
esencial el balance ambiental, que evalúa la pertinencia ecológica de una medida relacionada con la economía
circular. Toma en cuenta todos los efectos sobre el medio ambiente a lo largo del ciclo de vida. Esto ayuda tanto
al medio ambiente como a la economía. Por otra parte, la Oficina Federal del Medio Ambiente coopera también
con asociaciones que promueven la economía circular.

Suiza es una ejemplo de solución al problema de la basura (residuos).


Números Verdes:
El 71% de las botellas plásticas del país helvético son recicladas, lo mismo sucede con el papel, cuya cifra
llega al 70% (el cartón también se recicla aparte del papel). Otros tipos de recipientes corren la misma suerte,
como las conservas, cuyas cifras también llegan al 70%, o los recipientes de aluminio que suben hasta el
90%. Un número similar sucede con las botellas de vidrio. Estas últimas deben ser clasificadas según su color.
Otros residuos industriales contenidos en la misma política son las baterías (60%), partes electrónicas, lámparas,
aceites automotores (que deben ser cambiados sólo en estaciones autorizadas), medicamentos vencidos y
hasta materiales inocuos como porcelana o piedra. Los residuos orgánicos corren la misma suerte,
especialmente compostados como comestibles, vegetales, hojas y ramas, aserrín o estiércol. Inclusive los
cadáveres de animales no escapan a estas leyes y se prohibe enterrarlos.

Implicaciones legales de la clasificación de residuos :


La basura que carezca de su debida etiqueta para reciclaje debe pagar un impuesto, el cual equivale a 2 o
3 francos (aproximadamente el mismo monto en dólares) por cada 5 kilogramos de basura. Así debe
estar señalado en las bolsas. En caso de deshacerse de una bolsa sin su debida clasificación, la «policía de la
basura» —su nombre verdadero— revisará cada una en busca de pruebas para dar con la identidad de su
dueño, al cual se le aplicará una multa de cerca de diez mil francos (el mismo equivalente en dólares).
Sin embargo es la conciencia y el compromiso de los ciudadanos en salvaguardar su soberanía ecológica lo
que motiva este impulso por el reciclaje.

Claves que convierten a Suiza en un modelo de gestión de residuos


Friburgo, en Suiza, es un modelo en la gestión de residuos, que se ha ocupado de hacer conciencia ecológica de
su población desde la infancia, aplica y cumple las leyes federales y locales, además sobresale la voluntad política
para invertir, ordenar y contratar a servidores públicos capaces.

CONCIENCIA ECOLÓGICA DESDE LA INFANCIA

Es una mañana soleada y calurosa de junio. Dos mujeres adultas acompañan en la vía pública a más de una
decena de niñas y niños de entre 6 y 8 años que se dirigen a su centro educativo en la Ciudad de Friburgo, Suiza.

Una de las mujeres va al frente y la otra al final. Ambas cuidan y guían a los pequeños, quienes se detienen unos
minutos.
En el centro de recolección de basura todo está señalizado para
diferenciar que desechos deben ir en cada espacio. Foto Mariela Castañón.

Antes de ingresar al colegio, una de las mujeres les pide a los niños revisar las bolsas de su ropa y depositar la
basura en el vertedero que está a escasos metros de la escuela. Además, les recuerda que cada desecho como
papel, cartón, botellas y aluminio se debe colocar en un lugar específico.

Los niños revisan las bolsas de su ropa y colocan los residuos en el lugar que corresponde. Luego continúan su
camino e ingresan al centro educativo.

Desde su niñez, la población suiza es concientizada sobre la importancia de clasificar los residuos y cuidar el
medio ambiente, están conscientes que sí existe negligencia en sus acciones, o sí dañan los recursos naturales,
ellos y las siguientes generaciones serán afectados.

Por esa formación desde la infancia, no es extraño encontrar a personas adultas que ingresan a una tienda a
comprar una porción de pastel y llevan su propia bolsa de tela para guardarlo, o un vaso reciclable para su bebida.
En algunos comercios, venden granos básicos y cereales que los clientes colocan en sus propias bolsas de tela
para evitar producir basura.

Andrea Burgener, consejera municipal de la Ciudad de Friburgo, admite que la población suiza es estricta consigo
misma para reciclar, pero todavía es necesario reforzar un concepto global de la separación de los desechos.

En la parte política, Burgener expone que hablan constantemente del reciclaje en el Parlamento de esa ciudad
porque surgen dudas sobre el tema. Además, han asignado a una persona para visitar las escuelas y educar a la
niñez sobre el reciclaje.
En Suiza están distribuidos varios basureros metálicos para depositar la
basura en un lugar específico. Foto Mariela Castañón

“Esta persona va a las escuelas para enseñar a los niños a reciclar porque estamos convencidos de que los niños
pueden educar a sus padres si han aprendido algo que tiene sentido en la escuela”, refiere la consejera municipal.

CADA SUIZO ES RESPONSABLE DE LA BASURA QUE PRODUCE

La conciencia en la gestión de los residuos que promueve Suiza va de la mano con la responsabilidad y esto
significa que la persona, familia o empresa que genera más desechos debe responder económicamente por eso.

François Dunand, jefe de Logística de la Ciudad de Friburgo, explica que una de sus funciones es coordinar el
trabajo de un grupo de personas que recoge la basura en 15 puntos de la ciudad.

En Suiza cada habitante es responsable de separar sus desechos, algunos objetos pueden reciclarse y otros
deben incinerarse.

La recolección de los desechos consiste en que el conductor maneja el llamado “camión basura”. Otros dos
hombres asisten en la recolección de los desechos que han sido clasificados por las personas. Existe un día
específico para cada tipo; por ejemplo, los martes recogen la basura orgánica o vegetal y viernes el papel. En
algunos casos los residuos son llevados al centro de recolección, todo depende del tipo que sea.

Las autoridades de Friburgo mantienen comunicación con la población a través de campañas de concientización
y folletos, para recordarle y explicarle cómo deben clasificar sus desechos.

En relación con el reciclaje o la destrucción de los residuos, Christian Kilchoer, jefe de la Administración del
Vertedero de la Ciudad de Friburgo, recuerda que en una ocasión un señor insistió en destruir un mueble, él
intento explicarle que ese objeto podría tener otra vida y ser reciclado, pero el propietario insistió en que quería
destruirlo y deshacerse de eso; respetaron su decisión.

Todas las personas en la ciudad de Friburgo deben pagar obligatoriamente 90 francos suizos anuales (unos Q720)
por la recolección de basura. Sin embargo, ese monto puede variar o incrementar de acuerdo con la cantidad y
tipo de basura que produce cada ciudadano.
Según estadísticas de la Jefatura de Logística de Friburgo, en este lugar hay un promedio de 40 mil habitantes.
En el 2021 fueron recicladas 9,364 toneladas de residuos, monto ligeramente inferior a las 9,413 toneladas del
2020.

LA PILA MARCÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS

Suiza, al igual que otros países, ha tenido sus propios desafíos. La diferencia es que ha logrado sobrellevar las
situaciones con acciones específicas.

De acuerdo con una publicación del periódico La Liberté, en Suiza, entre 1953 y 1972, la Ciudad de Friburgo
gestionó el vertedero La Pila en donde se colocaban todos los desechos sin clasificación, no había una normativas,
controles ni vigilancia.

Según un estudio al que tuvo acceso La Liberté, la historia empezó a principios de la década de 1950. La Ciudad
de Friburgo, ante una creciente urbanización, buscaba un lugar para instalar un vertedero público en sustitución
del barranco conocido como Pérolles. Finalmente se llegó a un acuerdo para operar un sitio ubicado en el bosque
de Chátillon en La Pila.

Andrea Burgener, consejera municipal de la Ciudad de Friburgo,


explica las acciones que implementan para la gestión de los
residuos. Foto Lise Marie Piller.

La publicación refiere que el relleno sanitario estaba destinado a recibir basura y desechos de los habitantes de
la ciudad, comercios de la región y municipios aledaños. En noviembre de 1967 la Ciudad de Friburgo encargó
una planta de incineración en Les Neigles y los residuos de la combustión de desechos se depositaron en La Pila.
Ese mismo año, el cantón instaló un depósito oficial en el sitio del vertedero de autos viejos, quemados en el lugar.

De acuerdo con la descripción de la publicación y de varias entrevistas, el vertedero de La Pila podría compararse
con uno de tantos basureros que funcionan en Guatemala donde todos los desechos se acumulan sin
clasificación, pero la diferencia es que Suiza aprobó y cumplió leyes para proteger el medio ambiente.
Fabien Noel, ingeniero municipal de la Ciudad de Friburgo, dice que con el tiempo las leyes han evolucionado y
existen normativas federales y locales en cada lugar de Suiza que permiten mayor control y evitar situaciones
como las que ocurrieron en La Pila.

Las normativas y controles actuales son estrictos y no pueden transgredirse, explica Noel. En la Ciudad de
Friburgo predomina una ley federal y una norma local, aunado a sus reglamentos, todo orientado a proteger a la
naturaleza y no dañarla.

Cada lugar puede decidir sus propias reglas y la población está consciente de esto, así como que paga más quien
genera más residuos.

En Saidef se incineran los desechos con plantas especiales. Foto Mariela Castañón.

Una de las cualidades de la población suiza es que se involucra en los problemas que les afectan, como la
necesidad de proteger la naturaleza y gestionar los desechos. Si los ciudadanos o grupos no están de acuerdo
con las decisiones que toman sus representantes en el Poder Legislativo se unen, recolectan firmas y piden a sus
congresistas que modifiquen o cambien dicha normativa, dice Noel.

VOLUNTAD POLÍTICA: ORDEN Y CAPACIDAD

Las normativas generales y reglamentos en Suiza demandan mayores controles en la gestión de los desechos
que son reciclados o incinerados.

La Sociedad Anónima de Incineración de Residuos del Cantón de Friburgo (Saidef por sus siglas en francés),
funciona desde el 2001, es la encargada de incinerar los desechos y pertenece al Gobierno de Friburgo, al Grupo
E (la compañía energética de Friburgo), al Gobierno de Vaud y a las comunidades de Friburgo y Vaud.

Henri Klunge, responsable del Medio Ambiente y Seguridad de Saidef, explica que el trabajo de esta sociedad es
importante porque evita que los residuos se acumulen en un vertedero, además producen energía, ahorran
espacio y quitan materiales contaminantes de la naturaleza.
Saidef recibe residuos urbanos y algunos médicos o especiales para las industrias, también lodos para las plantas
de tratamiento. Estos residuos provienen del Estado de Friburgo, de una parte del Estado de Vaud y de algunas
comunidades de Berna.

De acuerdo con Klunge, el año pasado incineraron 95,182 toneladas de residuos y 36,289 toneladas de lodos.
Mientras que en los primeros seis meses de 2022 quemaron 46,091 toneladas de residuos y 19,079 toneladas de
lodos.

Las cámaras permiten determinar al personal de Saidef que todo marcha


bien en el proceso de incineración de los residuos. Foto Mariela Castañón.

El costo anual por la incineración de esos residuos supera los 18 millones de francos suizos (1 franco suizo igual
a Q8.11), explica Klunge.

Uno de los principales retos de Saidef es mantener la planta en buen estado porque debe funcionar las 24 horas
del día, los 7 días de la semana. La planta se detiene únicamente 3 semanas cada año.

El entrevistado describe que otro de los desafíos es que dentro de poco tiempo no tendrían suficientes materias
primas para tratar los humos o el agua.

Las cenizas de los residuos son trasladadas a los basureros tipo “D” y “E”. Los residuos de tipo D son
principalmente de plantas incineradas de residuos domésticos (escoria), también se colocan los desechos de
chatarra con arena, terrenos contaminados con plomo.

Mientras que los residuos tipo B son menos contaminados, por ejemplo, los ladrillos de terracota, tierra que
contiene sustancias químicas pero debe cumplir con valores admisibles, de lo contrario debe desecharse en
rellenos sanitarios tipo “E”, explica Jean-Claude Balmer, director de Operaciones de la Ciudad de Friburgo.

Según el Director de Operaciones, el vertedero tipo “E” está en función desde 1995 y el tipo “D” desde 2001, fecha
en la que se creó la planta incineradora. Ambos cuentan con un sistema de captación de agua en el fondo del
vertedero con posterior tratamiento (planta depuradora).
En la imagen se observa cómo quedan los materiales quemados en Saidef. Foto Lise Marie Piller.

Balmer indica que anualmente reciben aproximadamente 25 mil toneladas de materiales en cada tipo de
vertedero. Este año tienen un presupuesto de 6.5 millones de francos suizos, pero esto representa el fin de las
inversiones porque no tienen posibilidad de prórroga.

Los desafíos para administrar los rellenos sanitarios tipo “D” y “E” son encontrar nuevas ubicaciones porque los
basureros se llenan rápidamente y no es fácil abrirlos, describe Balmer.

GESTIÓN DE RESIDUOS, RESPONSABILIDAD DE TODOS

La gestión de los residuos tiene implicaciones en la salud, el medio ambiente, la gobernanza y la educación. La
población suiza está consciente de eso y posee su propio modelo de administración de los desechos.

Fabien Noel, el ingeniero de la Ciudad de Friburgo enfatiza en una reflexión general que no solo aplica a Suiza:
¿Qué país quieres dejar a tus hijos o generaciones?, se pregunta

Noel reitera que el daño provocado a la naturaleza afecta a la población.

El vertedero de La Pila que provocó contaminación en Suiza, pero que ha ido en un proceso de saneamiento es
un ejemplo. Si los residuos contaminados y acumulados en una montaña caen a los ríos, estos pueden envenenar
a los peces y al agua; cuando los peces son consumidos por la población, estos también serán afectados con
enfermedades graves como cáncer.
Jean-Claude Balmer, director de Operaciones de la Ciudad de Friburgo,
explica la función de los vertederos tipo “D” y tipo “E”. Foto Lise Marie Piller.

Los estudios científicos que han elaborado los suizos sobre las consecuencias de una inadecuada gestión de
residuos advierten del peligro al que están expuestos países que carecen de modelos de gestión de desechos
como Guatemala, que a la fecha acumula miles de toneladas de basura en los vertederos de todo el país.

GESTIÓN DE RESIDUOS

• 9,364 toneladas de residuos fueron reciclados en 2021, según la Jefatura de Logística de la Ciudad
de Friburgo, Suiza.
• 95,182 toneladas de residuos fueron incineradas en 2021 en Saidef.
• 46,091 toneladas de residuos fueron incineradas hasta junio de 2022 en Saidef.
• Más de 18 millones de francos suizos es el costo anual por incinerar residuos, según Saidef.
• 25,000 toneladas de materiales reciben al año cada vertedero tipo “D” y tipo “E”.

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