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1.- INTRODUCCIÓN
Vemos y escuchamos que la basura es en la actualidad uno de los problemas
ambientales más grandes de nuestra sociedad. La población y el consumo per cápita
crece, y por ende la basura.
Por lo general, cuando hablamos de “residuos”, automáticamente, transformamos la
palabra a “basura”, como algo despectivo, algo carente de valor y de lo que hay que
deshacerse, de esta manera, lo que alguna vez fue útil, se convierte en una molestia. La
cantidad de basura que se genera en los hogares ha ido en aumento, y, por no contar
con programas de orientación para el manejo de los desechos sólidos, en vez de reciclar
se tira o muchas veces se quema.
En los últimos tiempos se escucha y se lee sobre las “ideas” para cuidar el planeta. Pero
¿en qué debemos pensar? Wangari Maathai, Nobel de la Paz en el año 2004 dijo: “No
son las cosas grandes las que marcarán la diferencia, sino más bien los pequeños pasos
que demos, cada uno, cada día”.
Lo quiero dejar de manifestó en este trabajo es cuales son los costos que implica para el
hombre el buen manejo de los residuos y cuales son los costos para el ambiente.
3.- PROBLEMÁTICA
Nos encontramos en una época de rápida urbanización y de crecimiento de la población,
la gestión de los desechos es crucial para que las ciudades y las comunidades sean
sostenibles, sanas e inclusivas. Si no se toman medidas, el mundo se encaminará
peligrosamente al aumento de los desechos y a una contaminación extraordinaria. Se
pagaría un precio aún más alto que el actual en términos de vidas, medios de
subsistencia y medio ambiente.
Día a día se consumen más productos que provocan la generación de más y más basura,
y cada vez existen menos lugares en donde ponerla.
Es sabido además que, en Argentina, como en otros países del mundo, no existe una
práctica de separación en origen, es decir en los hogares son muy pocas las personas
que lo practican; otro inconveniente es que mucho de los municipios aun cuentan con
un solo vertedero, hablamos de los “basurales a cielo abierto”, donde van a parar todos
los residuos sin ningún tratamiento ni separación.
Como lo afirmo Sameh Wahba, director de Desarrollo Urbano y Territorial, Gestión de
Riesgos de Desastres, y Resiliencia del Banco Mundial “La gestión inadecuada de los
desechos está produciendo la contaminación de los océanos del mundo, obstruyendo los
drenajes y causando inundaciones, transmitiendo enfermedades, aumentando los
afecciones respiratorias por causa de la quema, perjudicando a los animales que
consumen desperdicios, y afectando el desarrollo económico, por ejemplo, al perjudicar
el turismo”.
Por otro lado, el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos ha publicado los resultados
de un estudio relacionado con veintidós enfermedades humanas asociadas a la
incorrecta gestión de los desechos sólidos ya que la relación entre la salud,
almacenamiento, recogida y evacuación inapropiada de los residuos sólidos, se pone de
manifiesto a causa de la proliferación de roedores, moscas y otros agentes transmisores
de enfermedades que se reproducen en los vertederos incontrolados.
Con este pequeño resumen podemos darnos cuenta de que los costos, tanto para el
hombre como para el ambiente de un mal manejo de los residuos, no es solo la
contaminación que ellos provoca, sino también estamos afectado nuestra salud y
nuestro bienestar. Creo que es hora de empezar a tener una mejor gestión a partir de
nuestros hogares, y a exigir como ciudadanos más y mejores políticas públicas.
7.- CONCLUSIÓN
Los residuos son percibidos como uno de los principales problemas ambientales a nivel
mundial, tenemos la cultura de “usar y tirar”, carecemos de educación ambiental lo que
genera poca conciencia del daño, no se consolida aun la cultura del reciclado y lo más
grave, existe la falta de responsabilidad individual.
Deberíamos por empezar a evitar y minimizar la producción de basura, revalorizar los
residuos; y exigir una disposición final eficaz y adecuada, por otra parte, para ayudar a la
conservación de nuestro medio ambiente, podemos revisar nuestros hábitos de
consumo, lo que compramos, comemos, cultivamos, quemamos o tiramos, puede
establecer la diferencia entre un futuro con un medio ambiente sano, o una destrucción
de la naturaleza con rapidez asombrosa. Todo aquello que compramos y consumimos
tiene una relación directa con lo que tiramos y lanzamos al medio que nos rodea.
Consumiendo racionalmente, evitando el derroche y usando lo indispensable, estaremos
directamente colaborando con el cuidado del ambiente.
Las investigaciones indican que invertir en la gestión sostenible de los residuos sí tiene
sentido desde el punto de vista económico, los desechos no recogidos y mal eliminados
tienen un impacto significativo en la salud y el medio ambiente. El costo de abordar este
impacto es muy superior al costo de desarrollar y poner en funcionamiento sistemas
sencillos y adecuados de gestión de los desechos.
No hay innovación más urgente que la que nos debe llevar a reducir nuestra presión
sobre los recursos del planeta, porque este no da para más. Por eso ha llegado el
momento de repensar los procesos, examinar las rutinas, plantearse otros retos y
avanzar hacia un pensamiento y una actitud más sostenible.
A lo mejor hayas escuchado y probablemente también lo haya pensado: ¿Para qué
cambiar nuestros pequeños hábitos, si quienes realmente ostentan el poder siguen
comportándose igual?, pero soy una convencida de que de nosotros depende mucho el
actuar de los gobiernos y hasta de las empresas, como sociedad debemos empezar a
realizar pequeños actos en el día a día, no se piden grandes esfuerzos, ni siquiera
renunciar a la comodidad, sino de acciones pequeñas que facilitan el ahorro de energía,
el reciclaje y el cuidado de los recursos naturales. La idea es que los adultos tomemos
conciencia y así enseñarles a las nuevas generaciones valores para cuidar el planeta en el
que viven. Como expuso el economista E. F. Schumacher: “Debemos vivir con sencillez
para que otros, sencillamente, puedan vivir.”