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LA IGLESIA
AUTORES:
SUYON RIOJAS WILMER MIGUEL
DÌAZ LUNA JORGE SANTOS
SANTAMARIA SANTISTEBAN FELICITA VANESSA
SANCHEZ CHAVEZ NAYELY PAMELA
VERGARA MENDOZA OSCAR SERVANDO
VALDERA DAMIAN MANUEL ALBERTO
INFLUENCIA DE LA IGLESIA EN EL ESTADO
2
FIORELLA JHURBI SUCHERO AVILA
DOCENTE:
MARTINEZ OBLITAS CARLOS
ASIGNATURA:
CIENCIAS POLITICAS
LAMBAYEQUE – PERU
2020
DEDICATORIA
INTRODUCCIÓN
En la historia de los pueblos, la religión ha sido la motivación para las acciones más nobles, pero
también ha sido objeto de las más atroces injusticias que ha vivido la humanidad porque se la ha
instrumentalizado o violado y, como consecuencia, se ha atentado contra la dignidad de las personas.
Es por ello que la comunidad internacional y los Estados, especialmente después de la Segunda Guerra
Mundial, en los principales documentos jurídicos han reconocido a la libertad religiosa como un derecho
humano y fundamental, protegiendo y regulando el fenómeno religioso que se deriva del ejercicio de
esa libertad.
Teniendo como marco ese contexto, el presente texto tiene como finalidad ser un instrumento para
conocer el derecho eclesiástico del Estado peruano, que es el área del ordenamiento jurídico que tiene
como contenido específico a la libertad religiosa y los asuntos que se relacionan con ella.
El trabajo está dividido en dos capítulos que siguen un método deductivo: desde los conceptos más
generales llegaremos a comprender la importancia de los hechos o actos jurídicos específicos que forman
parte de esta disciplina.
CAPÍTULO 1
CAPITULO I
LA IGLESIA EN EL MUNDO
1.-DEFINICIÓN DE LA IGLESIA :
Del latín ecclesia; a su vez, del griego ecclesía que significa “la asamblea y la congregación”. En el
sentido estricto, la agrupación de los bautizados fundados por cristo. Se trata de la edificación donde se
desarrolla servicios religiosos públicos y se presenta imágenes o reliquias que son adoradas por los
fieles.
Se denomina Iglesia al conjunto de fieles unidos por la misma fe, y que celebran las mismas doctrinas
religiosas .También, es el edificio que se consagran a Dios y que le dedican culto.
Es de resaltar, que el término Iglesia, en un principio se usaba para referirse a la asamblea de
ciudadanos para tratar de asuntos políticos.
Por otro lado, el término Iglesia se aplica a las diversas dimensiones en que se fraccionó el
cristianismo: iglesia católica, iglesia ortodoxa, iglesia anglicana, iglesia griega, iglesia maronita, entre
otras. En cuanto a su constitución e institución, todas las iglesias tomaron forma social ya que no hay
sociedad que no pueda subsistir sin autoridad, y en cuanto a su institución representa un sistema de
preceptos dogmáticos, ritos y creencias.
2. -ORIGEN DE LA IGLESIA :
La iglesia tienes su origen con las enseñanzas de Jesucristo, la cual fue fundada por éste sobre el
fundamento de pedro y los demás discípulos. Hasta el año 313 d.c, el emperador romano constantino
legalizo con decreto llamado edicto de Milán.
La Iglesia sostiene que su origen se encuentra en la muerte, resurrección y ascensión de
Jesucristo aproximadamente en el año 30 de nuestra era. La iglesia se proclama a sí misma
como la Iglesia por la que murió Jesucristo, que fue establecida y construida por los
apóstoles.
Durante los primeros 280 años de la historia cristiana, la cristiandad fue prohibida por el
imperio romano, y los cristianos fueron terriblemente perseguidos. Esto cambió después de
la “conversión” del emperador romano Constantino. Constantino “legalizó” el cristianismo
en el Edicto de Milán en el año 313. Después en el 325 d.C. Constantino convocó al Concilio
de Nicea en un intento por unificar la cristiandad. Constantino visualizó el cristianismo
como una religión que pudiera unir al Imperio Romano, el cual en ese tiempo comenzaba a
fragmentarse y dividirse. Mientras esto hubiera parecido ser un desarrollo positivo para la
iglesia cristiana, el resultado fue todo menos positivo. Al igual que Constantino se negó a
adoptar de lleno la fe cristiana, sino que continuó con muchas de sus creencias y prácticas
paganas; así también la iglesia cristiana que Constantino promovió era una mezcla del
verdadero cristianismo con el paganismo romano.
Constantino descubrió que con la gran extensión del Imperio Romano, tan diverso y
expansivo, no todos accederían a renunciar a sus creencias religiosas y abrazar el
4.ASPECTO DE LA IGLESIA :
4.1. En lo Político: cambio de poder y autoridad en la Iglesia y las entidades políticas seculares;
surgieron y se articularon cuerpos enteros dentro de la comunidad eclesiástica y secular.
4.4. En lo Jurídico: Nuevo Sistema de Derecho Canónico y Sistemas Jurídicos Seculares. Juristas y
Jueces profesionales, jerarquías de Tribunales. Escuelas de Derecho, Tratados de Derecho y un
concepto de Derecho como cuerpo autónomo, integrado y en desarrollo de principios y procedimientos.
-El Papa tenía derecho de legislar, impuso sus leyes por medio de jerarquía administrativa, interpretaba
sus leyes y las aplicaba mediante jerarquía judicial, creó el Registro Civil, el Corpus luris Canonici
(derecho de personas, familia, régimen de cosas o derechos reales, contratos, obligaciones civiles,
sucesión etc.).
Rigió el principio de igualdad ante la Ley y Dios.
(XI- XII)
(V - X)
DIOS
DIOS
IGLESIA
REY IGLESIA
REY
6.-IMPORTANCIA :
7. IGLESIA Y LA CIENCIA :
Desde sus orígenes la Iglesia ha considerado y valorado la investigación y las actividades del hombre en
el terreno cultural, así como la creación o manifestación externa de la acción de éste, expresada en los
diversos países y culturas. Al inicio se desarrollaban preferentemente las humanidades y las artes
plásticas. Hubo que esperar a la Edad Media, para que el dominio de lo científico penetrara en el campo
cristiano y la Iglesia se comprometiera con ello, al punto de que este compromiso ha podido ser
considerado como el inicio o motor del progreso científico, en la sociedad.
Las palabras "ciencia" e "Iglesia" se entienden aquí en el siguiente sentido: la Ciencia no se toma en el
sentido estricto de las ciencias naturales, sino en el general dado a la palabra por Aristóteles y Santo
Tomás de Aquino. Aristóteles define la ciencia como un conocimiento seguro y evidente, obtenido a
partir de demostraciones. Esto es idéntico a la definición de ciencia de Santo Tomás como el
conocimiento de las cosas a partir de sus causas. En este sentido la ciencia comprende todo el currículo
de estudios universitarios. La Iglesia, en conexión con la ciencia, significa teóricamente cualquier
Iglesia que clama tener autoridad en asuntos de doctrina y enseñanza: sin embargo, prácticamente sólo
la Iglesia Católica está en cuestión, por cuenta de su universalidad y su reclamo de poder para ejercer
esta autoridad.
Galileo Galilei,
Este hecho provocó el que se haya considerado a la Iglesia como enemiga de la ciencia, por su
condena a Galileo, pero habría que considerar si la condena fue por los avances de la Ciencia que él
proponía o por entrar en el terreno de lo bíblico-teológico. Poco importa hoy día, cuando la figura
de Galileo ha sido rehabilitada por Juan Pablo II, con una ejemplar demanda de perdón ante una
“condena injusta”, el 31 de octubre de 1992, tras haber nombrado una comisión once años antes
para reflexionar sobre el caso.
Su teoría desestabilizaba la concepción del origen de la vida, al afirmar que todas las especies
provenían de un antepasado común y que después habrían divergido. Esta divergencia o evolución
atribuida a un cambio o selección natural en lucha por la supervivencia supone unas adaptaciones
que hoy atribuiríamos a la biología molecular o variedad genética
La no necesidad de un ser superior en la creación de las especies, provocó una reacción en la Iglesia
Católica que hizo correr ríos de tinta. La Encíclica Humani Generis, de Pio XII (1950), se
pronunciaba oficial y públicamente sobre el evolucionismo: el magisterio de la iglesia no se opone
a la doctrina del evolucionismo, si por ello se entiende el origen del cuerpo humano, a partir de una
materia existente y viva.
En esta situación de vorágine del progreso, la Iglesia, ya sacudida por sus intervenciones sobre Galileo,
después Darwin y otros muchos… sigue comprometida con el progreso, en todo aquello que no afecta a
lo irrenunciable de su misión –el hombre-, aunque mantiene las puertas siempre abiertas al
diálogo. Dios da al hombre la responsabilidad de gestionar el progreso de su país, su patria y su nación.
La religión marca las pautas ético-morales y abre a la trascendencia.
No se trata de impedir el progreso científico antes, al contrario, orientar éste en una dirección que
sea verdaderamente fructífera y en beneficio de la humanidad, especialmente para sus miembros
los más débiles y vulnerables.
Entre la libertad de investigación y los límites infranqueables que son la protección de la vida,
y la integridad de la persona.
El mayor interés de la persona sobre el interés de la ciencia y de la sociedad. La persona no
tiene el derecho de comprometer su integridad física y psíquica en experimentos o
investigaciones médicas o no, cuando esas intervenciones llevan consigo o posteriormente,
lesiones o peligros serios.
7.2.2 Otros factores históricos han condicionado la posición de la Iglesia: la evolución filosófica.
Del orden de la naturaleza y de una moral heterónoma (que venía de Dios) se pasó en el siglo XVII
al racionalismo de la modernidad con “la razón como criterio de verdad” y la ética como moral
autónoma. Pasamos después al post-modernismo o desencanto de la razón con una crítica de la razón,
para renacer del irracionalismo, y a una ética basada en el consenso o ética del discurso e incluso en el
principio de permiso. Y es que se habían expulsado los sentimientos, las emociones, los deseos, las
preferencias, las expectativas, los valores y las creencias del área de la racionalidad… y no hay vida sin
ellos, aun cuando esos elementos no sean universales, ni absolutos. La razón no es pura, y ha de integrar
todo eso, como sugieren: Ortega y Gasset cuando habla de la “razón vital” o “razón histórica”; Zubiri
con su “inteligencia sentiente” o la “inteligencia emocional” de Goleman.
En nuestro pasado más reciente, algunos de nuestros filósofos contemporáneos, como P. Singer no
reconocen la supremacía del hombre y han desplazado nuestro mundo de una sociedad antropocéntrica
a un universo biocéntrico, lo que ha creado una crisis del concepto de persona, (distinción entre
“humans non persons” and “persons non-humans”) que comparten también el filósofo autonomista,
T.H. Engelhardt, y el utilitarista, J. Harris.
No quiero dejar sin mencionar la nueva corriente transhumanista, (H+), que defiende la mejora del
ser humano para alcanzar un estado superior o posthumano. Según esta teoría el ser humano es
especialmente maleable gracias a la tecnología que tiene la capacidad de cambiar al hombre no solo
física, sino también psíquicamente, en su pensamiento, cosmovisiones y valores, y ello gracias
especialmente a la terapia génica. Reconoce la libertad de cada individuo para elegir la persona que uno
quiere ser; el hombre ya no se ve como una criatura de Dios, sino como un producto de técnicas
antropogénicas. (F. Torralba, en el Congreso de la Asociación Europea de Centros de Etica Médica,
Barcelona 2005). Esta corriente integra en su servicio, la bioinformática, la biotecnología, la
nanotecnología y las neurociencias.
A.- Es evidente que es función de la Iglesia confesar y testimoniar el amor del Padre, manifestado
en Cristo Jesús. Y deber del hombre reconocer a su Creador. Pero no será la falta de fe la que
cerrará las puertas al diálogo con el científico, antes bien representa una razón más para dialogar, e
inducir respeto, responsabilidad y cuidado del hombre y de todo el conjunto de la Creación.
B.- El hombre. La Iglesia, como muchas personas de buena voluntad y gran número de científicos,
no puede menos que aconsejar prudencia, “frónesis”, o más bien la aplicación del principio de
precaución, ante las consecuencias que podrían seguirse de la aplicación de las técnicas del “Human
Enhancement” (mejora humana) al hombre, o de la exposición de éste a los métodos de
investigación y experimentación, o su sometimiento al poder en función del biocapital, que obliga al
trabajador a poner a disposición del capital, no solo su tiempo, sino su cuerpo viviente.
C.El valor de la vida desde sus inicios es ardientemente defendido por la Iglesia, ante el poco valor
que hoy día se da al embrión. Se podría decir que se ha dejado al embrión solo ante el peligro:
C.1 De una sociedad de bienestar, intolerante a cualquier limitación que pide una selección
de embriones mediante el diagnóstico prenatal, preimplantatorio, o de histocompatibilidad.
C.2 De una sociedad autonomista que se arroga el derecho a decidir sobre su cuerpo, como
si fuera entera y exclusivamente de su propiedad, y poder deshacerse de una vida incipiente.
C.3 De un mayor conocimiento científico sobre los procesos del desarrollo embrionario, y
según ellos no se le acordaría una respetabilidad hasta un determinado tiempo de gestación y
desarrollo.
E.- Las aplicaciones del conocimiento en materia de genética, cuando pueden conducir a una
discriminación entre los humanos
8. IGLESIA EN LA ECONOMIA :
La Historia de la Iglesia Católica acerca de la economía se remonta a sus orígenes cuando las primeras
comunidades cristianas en Roma y Jerusalén vivían practicando el principio de la solidaridad y
compartiendo todos los bienes en común. Los nuevos miembros que ingresaban a formar parte de
la comunidad cristiana ofrecían sus bienes materiales —si es que poseían algunos— en favor de
la comunidad.
Las epístolas de San Pablo fueron documentos que aportaron de manera sustantiva para la enseñanza de
la doctrina cristiana y de las virtudes que debían ser practicadas por los miembros de las comunidades
de aquel entonces. Se puede deducir, entonces, que dichos documentos inspiraron para la posición
adoptada por la Iglesia en su relación con la Economía.
Goulet (n. d.) menciona que la doctrina social de la Iglesia se encuentra también en las encíclicas
papales que vienen a ser declaraciones del Magisterio ordinario. Una de estas encíclicas es la Rerum
Novarum del Papa León XIII (1878 a 1903), quien escribió 86 encíclicas.
Goulet nos dice que el pensamiento social católico tiene antecedentes en la escuela de Angers, ciudad
donde ciertos teólogos franceses predicaban que los ricos debían mostrar generosidad hacia los pobres,
y éstos debían cultivar la virtud del trabajo. La escuela de Liege, ciudad belga, sostenía que
la justicia debe ser promovida por las autoridades a través de la legislación social.
Los papas del siglo XIX eran ideológicamente conservadores: resistían los cambios traidos por
la Revolución Francesa, la Revolución Industrial y el espíritu prevaleciente del liberalismo.
La interpretación secular al apremio de los obreros en el sistema industrial capitalista, dada por Carlos
Marx (1818-1883), sirvió como acicate al pensamiento cristiano sobre la justicia social (p. 1).
8.1 Doctrinas de la Iglesia Católica y su postura en la relación entre la riqueza y los obreros
En la Rerum Novarum, el papa León XIII, hace referencia al siguiente pasaje de la Summa de Santo
Tomás: "La ley humana tiene razón de ley solo en cuanto se ajusta a la recta razón. Y, así considerada,
es manifiesto que procede de la ley eterna. Pero, en cuanto se aparta de la recta razón, es una ley inicua;
y así no tiene carácter de ley, sino más bien de violencia" (LaRouche, 1993, p. vii).
Nos dice, además, LaRouche que:
Rerum novarum examinó hace cien años cómo remediar el mal que en ese entonces ocasionaba la
"voraz usura; la cual, aunque más de una vez condenada por sentencia de la Iglesia, sigue siempre, bajo
diversas formas, la misma en su ser, ejercitada por hombres avaros y codiciosos", práctica que vino a
8.2 Para la Iglesia, que desde antes que el Estado naciera y hubiese escuelas públicas, ya educaba
a los hijos.
No es un tema menor. No solo por el vasto servicio que sus instituciones educativas prestan en el
sistema escolar y superior, sino porque esta actividad forma parte esencial de su labor evangelizadora y
de la civilización que anhela contribuir a formar.
Para poder comprender mejor la posición de la Iglesia ante los temas en debate, y su manera de
abordarlos, se requiere conocer lo que ella, en su Magisterio Universal, entiende por educación, el rol
que dentro de esta la Iglesia se siente llamada a aportar desde su identidad, como desde la catolicidad de
sus obras educativas. Conscientes de lo extenso y riqueza del tema, a continuación nos limitamos solo a
destacar algunas convicciones fruto de una secular y universal experiencia.
Y esta, entendida como rico patrimonio a asimilar, pero también como un elemento vital y dinámico
del cual forma parte. Ello exige confrontar e insertar valores perennes en el contexto actual. De este
modo, la cultura se hace educativa. Una educación que no cumpla esta función, limitándose a
elaboraciones prefabricadas, se convertirá en un obstáculo para el desarrollo de la personalidad de los
alumnos. De lo dicho se desprende la necesidad que todo centro de formación confronte su propio
programa formativo, sus contenidos, sus métodos, con la visión de la realidad en la que se inspira y de
la que depende su ejercicio.
Cuando hablamos de una educación cristiana, hablamos de que el maestro y la maestra educan hacia un
proyecto de persona en quien viva Jesucristo. Hay muchos aspectos en los que se educa y de los que
consta el proyecto educativo del ser humano; hay muchos valores; pero estos valores nunca están solos,
siempre forman una constelación ordenada explícita o implícitamente. Si la ordenación tiene como
fundamento y término a Cristo, entonces esta educación está recapitulando todo en Cristo y es una
verdadera educación cristiana. Se da de este modo una compenetración entre los dos aspectos. Lo cual
significa que no se concibe que se pueda anunciar el Evangelio sin que este ilumine, infunda aliento y
esperanza e inspire soluciones adecuadas a los problemas de la existencia del hombre; ni tampoco que
pueda pensarse en una verdadera promoción del hombre sin abrirlo a Dios y anunciarle a Jesucristo (J.
Pablo II, Iuvenum Patris,10).
De este modo, estamos en condiciones de afirmar que en el proyecto educativo católico, Cristo el
Hombre perfecto, es el fundamento en donde todos los valores humanos encuentran su plena realización
y, de ahí su unidad: Él revela y promueve el sentido nuevo de la existencia, y la transforma capacitando
al hombre y a la mujer a vivir de manera divina, es decir, a pensar, querer y actuar según el Evangelio,
haciendo de las bienaventuranzas la norma de su vida. Precisamente por la referencia explícita, y
compartida por todos los miembros de la comunidad escolar, a la visión cristiana —aunque sea en grado
diverso, y respetando la libertad de conciencia y religiosa de los no cristianos presentes en ella— es por
lo que la educación es «católica», porque los principios evangélicos se convierten para ella en normas
educativas, motivaciones interiores y al mismo tiempo en metas finales. Este es el carácter
específicamente católico de la educación. Jesucristo, pues, eleva y ennoblece a la persona humana, da
valor a su existencia y constituye el perfecto ejemplo de vida y la mejor noticia propuesta por los
centros de formación católica a los jóvenes.
La Iglesia busca, en efecto, a través de sus instituciones educativas, preparar una generación capaz de
construir un orden social más humano para todos. Se trata, por tanto, de superar un género de
indiferencia creciente y generalizada, de ir contra corriente y educar en el valor de la solidaridad, contra
la praxis de la competencia exacerbada y del provecho individual. Hoy, en un mundo neoliberal y de
mercado, para un porcentaje importante de jóvenes es muy fuerte la tentación de refugiarse en lo
privado y en una gestión consumista de la vida.
CAPÍTULO II
CAPITULO II
DECRETO LEY
Acuerdo entre la Santa Sede y la República del Perú
La Iglesia le otorgó legalidad a la empresa conquistadora en tanto esta cubriese la salvación de las almas
de los pobladores americanos, convirtiéndolos al catolicismo. El papel de la iglesia en las colonias fue
más allá de la evangelización de los “infieles”. Así, apoyo a la monarquía en el establecimiento de
instancias de control moral, social y político para los españoles en territorio ultramarino.
Regio Patronato
El Regio Patronato, acordado por los pontífices Alejandro VI (1493) y Julio II (1507), le concedió a la
monarquía española la capacidad de designar a las autoridades eclesiásticas y autorizar el ingreso de
órdenes religiosas en el Nuevo Mundo. El monarca español también obtuvo el derecho a cobrar los
diezmos como una manera de financiar la evangelización.
Diócesis en el Perú
A medida que se establecía el nuevo orden colonial, la Iglesia adquiría una mayor presencia en el Perú.
Así, la fundación de las primeras diócesis en el Cuzco (1538), siguieron las de Lima (1541), Arequipa
(1607), Trujillo (1609), Huamanga (1614) y Maynas (1803).
El primer obispo del Perú fue fray Vicente Valverde, quien se estableció en la diócesis del Cuzco, y fray
Jerónimo de Loayza, el primer obispo de Lima. La diócesis de Lima adquirió importancia y poder muy
pronto, y ya para 1547 fue promovida a arzobispado, bajo la dirección de Loayza. Desde entonces,
dependieron de ella las diócesis del Cuzco, Quito, Popayán, Tierra Firme y Nicaragua, y posteriormente
también las diócesis de Asunción, La Imperial, Santiago de Chile y Charcas.
No transcurrió mucho tiempo para que en el Perú la Iglesia pasara a convertirse en una importante
fuerza social del virreinato, por su organización, por la extensión de sus jurisdicciones, por su riqueza y
por sus privilegios.
Posición 1
La iglesia no debe ni puede sustituir al estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en
la lucha por la justicia. En este sentido, la iglesia tiene el derecho y el deber de enseñar su doctrina
sobre la sociedad, ejercer su misión entre los hombres sin traba alguna y dar su juicio moral, incluso
sobre materias referentes al orden político, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o
de la salvación de las almas.
Así por ejemplo la iglesia puede y debe señalar que una ley es injusta porque es contraria a la ley
natural ( leyes sobre el aborto, el divorcio el matrimonio gay y otros ) o que determinadas costumbres o
situaciones son inmorales aunque estén permitidas por el pode civil, o que los católicos no deban dar
su apoyo a aquellas personas o partidos que se propongan objetivos contrarios a la ley de dios y por
tanto a la dignidad humana y al bien común .
Posición 2
Desde ciclos la iglesia católica a destacado y ocupado un lugar importante en la historia, desde la
edad media en Europa esta se situó como un organismo poderoso, con el derecho de decidir sobre as
decisiones del estado, para esa época la religión era lo más importante, era el que dictaba las leyes y
ponía e orden, tan importante era su labor en la sociedad que aconsejaba y coronaba a los reyes.
En nuestro tiempo aunque la iglesia católica no tome decisiones tan importantes sobre el gobierno y nos
hacemos llamar un país laico, la iglesia tiene mucha influencia aun en las decisiones que se toman
como gobierno, como ejemplo tenemos LA PILDORA DEL DIA DESPUES un tema muy tratado y
cuestionado por la iglesia, pero su labor va más allá de solo manifestar su desagrado, esta tiene también
el derecho, el grave deber de defender sus principios, mostrándolo con toda sus fuerzas y condenando
los errores que los contradigan, como el mas grande daño para el bien común, la iglesia puede en caso
necesario( que no se cree que sea normal) emitir, denunciándolas como repugnantes directamente a tales
principios.
Como este caso también ha sucedido con el aborto, la educación y el matrimonio. Además cabe
destacar que la iglesia tiene diversas formas de estar siempre presente en la sociedad por ejemplo tienen
Una confesión cristiana o denominación cristiana es aquella rama del cristianismo que funciona con
un nombre, estructura o doctrina común .
Confesiones religiosas cristianas o iglesias cristianas, son términos con que se designa la pluralidad de
confesiones religiosas que se identifican así mismas como cristianas, considerándose como la única
iglesia cristiana verdadera.
No hay acuerdo entre teólogos, estudiosos del cristianismo y clero de diversos grupos religiosos
cristianos hay un desacuerdo inevitable dadas las diferencias doctrinales entre cada confesión y las
diferencias metodológicas entre cada escuela del pensamiento religioso.
Todo estado democrático moderno se proclama respetuoso de la religión pero independiente y separado
de ella, bajo 4 principios:
3.1 LIBERTAD – entendida como la libertad religiosa del individuo y de las colectividades, sin más
limitación en sus manifestaciones que la ordenada por la constitución. Ello implica el respeto y la
abstención de actuar dentro de la esfera íntima de la persona y el particular entendimiento que esta tenga
del problema religioso, respetando su decisión de creer o no creer como acción potestativa y no
obligatoria.
3.3 COLABORACION – es la apertura del estado a colaborar con todas las confesiones, excluyendo
la colaboración preferente con una iglesia, bajo el único principio de favorecer lo que es bueno para el
fin social.
3.4 IGUALDAD Y NO DISCRIMINACION – entendida como la igualdad del ciudadano ante la ley
y como la garantía del estado de tutelar el ejercicio de cualquier culto en un plano de igualdad ante los
demás.
Por tanto, los principios que rigen sus relaciones deben necesariamente reconocer la distinción entre
lo que es del Cesar y lo que es de Dios; es decir, entre el estado “lo civil” y la iglesia “ la religión” y
establecer que cada uno se hace necesario para el cumplimiento de su respectiva función.
La dignidad de la persona es el valor superior dentro del ordenamiento, fin supremo del Estado y de
la Sociedad ( artículo 1 de la constitución ) fundamento ontológico de todos los derechos fundamentales
y que todo ordenamiento debe respetar, promover y defender la persona. La dignidad humana es
principio rector de la política constitucional en la medida que rige y orienta positiva y negativamente la
acción legislativa, jurisprudencial y gubernamental del estado.
Landa: el principio de la dignidad de la persona cumpla una serie de funciones como con la función
legitimadora, ordenadora, temporal, esencial, integradora, limitadora y libertaria. Así pues, el principio
de la dignidad humana que limita la actuación del estado se aplica independientemente de la
confesionalidad que pudiese asumir oficialmente aquél o en el supuesto.en que de facto de religión
mayoritaria sea asumida en en el proceder de los poderes y/o funcionarios del estado, debiendo operar
gradualmente sobre la regla democrática evitando el desmedro en el respeto del ejercicio de la religiosa
de los creyentes y de las confesiones minoritarias a la que pertenecen. Principio de la dignidad de la
persona al que el estado peruano se a comprometido respetar en los tratados de los derechos humanos
del que forma parte de como los contemplan el preámbulo y el contenido de los mismos en el que el
principio de la dignidad reiteradamente es reconocido como fundamentos de los derechos.
El Estado reconoce que su rol respecto al ejercicio de la libertad religiosa de los ciudadanos es el de
respetar, garantizar y tutelar la libertad religiosa de todos ellos, de las confesiones en que se agrupan y
de las manifestaciones a que da lugar su ejercicio, considerándose incompetente para imponer o
prohibir, organizar, dirigir o impedir las opciones y actividades (personales o colectivas) en materia
religiosa. En el mismo artículo en el que se enuncia el derecho fundamental de libertad religiosa:
artículo 2, inc. 3 de la Constitución de 1993, porque implica tanto la prohibición de injerencias por parte
del Estado en la formación y práctica de las creencias o en las actividades que las manifiesten como
también que el Estado genere las condiciones mínimas para que el individuo pueda ejercer las
potestades que comporta su derecho a la libertad religiosa.
Ferrer afirma que el principio de libertad religiosa como principio primario definidor del Estado en
materia religiosa tiene las siguientes consecuencias:
1) Contiene una idea esencial del Estado, como ente al servicio de la primacía de la dignidad de la
persona y, en particular, de su ámbito de racionalidad y conciencia.
2) el Estado se considera radicalmente incompetente como sujeto capaz de respuesta alguna ante el acto
de fe y la práctica religiosa.
3) el Estado no puede obligar a ninguno de sus ciudadanos a declarar sobre su religión o creencia.
4) como la fe es libre de Estado (principio de libertad religiosa), el Estado no es límite del derecho de
libertad de sus ciudadanos, sino garante de su máxima extensión; la mayor libertad posible y la mínima
restricción necesaria.
5) no cabe forma alguna de confesionalidad: ninguna confesión o fe religiosa podrá ser asumida como
propia por el Estado.
Que el Estado no discrimine a los individuos o grupos en razón de sus opciones de orden
confesional, y esto en dos sentidos: en cuanto a la libertad religiosa, que no puede ser reconocida a unos
y negada (o restringida) a otros, según la religión que profesen; y lo mismo en relación con los derechos
en general (sociales, políticos, sindicales, etc.) cuyo reconocimiento y disfrute no puede ponerse en
dependencia de la adscripción religiosa. El Estado debe tratar a todos bajo su igual condición de
personas y ciudadanos, no por su condición de fieles o adeptos de tal o cual religión. Ahora bien: El
principio de no discriminación establece la proscripción de un trato que excluya, restrinja o separe,
menoscabando la dignidad de la persona e impidiendo el pleno goce de los derechos fundamentales.
INFLUENCIA DE LA IGLESIA EN EL ESTADO
21
Comprenderemos entonces que, el principio de igualdad religiosa hay dos facetas de aquél: igualdad
religiosa ante la ley y en la aplicación de la ley. Comprendiendo que el principio de igualdad afecta a
todo el Estado, tanto al legislador como a la administración y poder judicial. Es preciso reconocer que,
cualquiera que sea su significado último, el principio de cooperación y la mención de la Iglesia católica
limitan y modulan el alcance del principio de igualdad: hasta dónde llegue la cobertura del primero y a
partir de cuándo se imponga el significado del segundo representa, a mi juicio, un problema que no
admite soluciones generales e indubitadas, sino que deberá ser examinado en cada supuesto, de acuerdo,
eso sí con las orientaciones suministradas por el Tribunal Constitucional, al que en último término
corresponde trazar la frontera entre la distinción normativa legítima y la discriminación injustificada27.
A este respecto el Tribunal Constitucional peruano ha desarrollado los alcances del test de
proporcionalidad en el examen de un supuesto de eventual contravención al derecho-principio de
igualdad, estableciendo los seis pasos que han de efectuarse para ello en el fundamento 45 de la
sentencia del expediente 06626-2006-AA/TC.
El principio de laicidad porque permite referirnos a este concepto en la escena del derecho
constitucional comparado en términos más cuantitativos que cualitativos, considerando que no se da con
la misma intensidad y alcance en todos los ordenamientos jurídicos que lo contemplan.
Este principio se comprende «como delimitación e independencia recíproca entre orden religioso y
orden secular, entre las leyes y autoridades que gobiernan uno y otro orden.
La consideración la «mínima esencia» de lo que concebimos como laicidad: la equidistancia del Estado
respecto a todas las confesiones religiosas y (también) a las concepciones no religiosas.
El concepto de estatalidad de la religión tiene como característica que no existe separación entre
religión y política, que la organización confesional se confunde con la organización del Estado, incluso
que los ministros de cultos son a la vez funcionarios públicos.
En cambio el concepto de confesionalidad de Estado, es un concepto en el que el Estado es un sujeto
creyente. En el caso de la confesionalidad del Estado diferente a la estatalidad de la religión, el Estado
es un ente diferente, separado de la iglesia o confesión, en términos de un principio dualista en el que el
poder temporal no se confunde con el poder espiritual, y en el que el Estado se relaciona en los mismos
términos que uno de sus miembros.
El principio de laicidad en la Constitución peruana tanto de 1979 como la de 1993, está recogido con
los mismos términos utilizados en la cláusula I del Acuerdo entre la Santa Sede y el Estado peruano de
1980: Acuerdo entre la Santa Sede y el Estado peruano: I. La Iglesia católica en el Perú goza de plena
independencia y autonomía… Art. 50 de la Constitución: Dentro de un régimen de independencia y
autonomía, el Estado reconoce a la Iglesia católica como elemento importante en la formación histórica,
cultural y moral del Perú, y le presta su colaboración.
La comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno. Por
desgracia todavía permanecen, también en las sociedades democráticas, expresiones de un laicismo
intolerante, que obstaculizan todo tipo de relevancia política y cultural de la fe.
Así también la laicidad es entendida como neutralidad del Estado, de no concurrencia del mismo en el
fenómeno religioso, pero no en su aversión hacia él que sería la asunción de lo que se quiere identificar
como laicismo. Corral a este respecto, utiliza el término a confesionalidad como neutralidad religiosa o
laicidad, en donde el criterio mínimo es la inexistencia de una religión o Iglesia del Estado, con matices
dependiendo de los ordenamientos.
El artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP): En los Estados en
que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas, no se negará a las personas que pertenezcan a
dichas minorías el derecho que les corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener
su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión y a emplear su propio idioma. Sobre el
artículo 27, señalamos que el desarrollo del artículo es del ejercicio individual del miembro de la
minoría, sin embargo, podremos ejercitar el derecho en términos colectivos. Además, el Estado
impulsará la adopción de medidas especiales de «acción positiva». Entre las medidas especiales para las
minorías religiosas, los Estados facilitarán la adquisición de personalidad jurídica a las comunidades, la
financiación cuando sea necesario y sostén económico para el mantenimiento de la identidad religiosa.
A este respecto, debemos señalar que en un esfuerzo de interpretación y aplicación del artículo 18
(libertad de pensamiento, conciencia y religión) y 27 del Pacto Internacional, se elaboraron dos
documentos que sin tener carácter jurídicamente vinculante, recogen el desarrollo de la doctrina y
jurisprudencia a este respecto: «La Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia
y discriminación fundadas en la religión o las convicciones de 1981» y otra de 1992 «La Declaración
sobre los derechos de las personas pertenecientes a las minorías nacionales o étnicas, religiosas o
lingüísticas».
La iglesia católica recibe subvenciones por par parte del Estado es por el llamado concordato. En
1980, el Perú suscribió un tratado con la santa sede que regula la relación entre ellos y posee un tratado
de rango internacional. El concordato estipula la autonomía de estado y iglesia pero ademas establece y
mantiene ventajas económicas para la iglesia católica del Perú.
Más de 1.000 personas reciben una asignación mensual de estado. Por ejemplo el cardenal cipriani
como arzobispo recibe un subsidio de 1.419 soles mensuales a cuenta del pliego del sector de justicia.
“en total de mas de 53 cargos eclesiásticos más o menos de 1053 personas que en total reciben
anualmente dos millones 600 mil soles sin pagar impuestos”.
“Hay decreto que lo deroguen o lo ejecuten, es un decreto de 1989 en el que igualo el sueldo de los
obispos, viceministros, hizo todo un escalafón que era sueño de verano. Yo creo que es buen que
rompan ese secreto porque lleva a una confusión y a una impresión completamente equivocada ,
seguiremos sirviendo a los más pobres y sí le pediremos a la sociedad colaboradora, porque es deber no
solo estado sino de la sociedad privada”.Expreso el arzobispo de Lima Juan Luis cipriani.
Como interlocutora con identidad propia, la institución religiosa y las personalidades ligadas a este
ámbito, tienen una gran capacidad de moverse verticalmente atravesando los diferentes estratos y clases
sociales, y horizontalmente, vinculando grupos, organizaciones, regiones. Fuertemente respaldada en su
organización nacional e internacional esta capacidad de integrar a una identidad o de convocar a
acciones a su membrecía y a otros, es una de las bases de su nueva legitimidad. ¿En qué términos
intervendrá ésta en las nuevas relaciones que se den entre religión y sociedad? Recordemos que la
nueva diversidad incluye el regreso de posiciones autoritarias y verticales junto a las modernas e
instrumentales, sin que hayan desaparecido las participativas y liberadoras.
6.4 El Pluralismo
La religión no sólo se piensa, sino se practica y se vive. Exige coherencia al menos como aspiración
y objetivo de la vida religiosa. Por eso no puede reducirse a normas y deberes impracticables, o a
recordar valores que no se exigen en la práctica. Ni puede ser una práctica de la caridad, que calla ante
valores y decisiones políticas que la niegan. Ante los valores neo-liberales que ganan hegemonía, las
INFLUENCIA DE LA IGLESIA EN EL ESTADO
24
religiones pueden quedar nuevamente relegadas a un papel de salvadoras de "almas", de agencias de
caridad para los "cuerpos", de consoladoras de los excluidos, de voz de los que no tienen voz,
manteniendo así una autonomía irrelevante, como la que dio pie a las teorías de la secularización de
principios de siglo. Muchas tendrán esto como objetivo, y su ayuda será invalorable. Pero para la Iglesia
Católica y para las grandes religiones, dar testimonio de su Palabra y Verdad, supone hacer uso de su
libertad para poner en práctica su identidad y construir nuevas relaciones sociales de evangelización en
un mundo en transformación.
La Santa Sede y la República del Perú, deseosas de seguir garantizando de manera estable y más
conforme a las nuevas condiciones históricas la tradicional y fecunda colaboración entre la Iglesia
Católica, Apostólica, Romana y el Estado Peruano para el mayor bien de la vida religiosa y civil de la
Nación, han determinado celebrar un acuerdo sobre materia de común interés. A este fin su Santidad el
Sumo Pontífice Juan Pablo II y su Excelencia el General D. Francisco Morales Bermúdez Cerrutti,
Presidente de la República del Perú, han nombrado sus Plenipotenciarios, respectivamente, a su
Excelencia Reverendísima Monseñor Mario Tagliaferri, Nuncio Apostólico en el Perú, y al
Excelentísimo Señor Embajador Dr. Arturo García, Ministro de Relaciones Exteriores, quienes, después
de haber canjeado sus respectivos Plenos Poderes, hallados en buena y debida forma, han convenido en
lo siguiente:
Artículo 1º.-La Iglesia Católica en el Perú goza de plena independencia y autonomía. Además, en
reconocimiento a la importante función ejercida en la formación histórica, cultural y moral del país, la
misma Iglesia recibe del Estado la colaboración conveniente para la mejor realización de su servicio a la
comunidad nacional.
Artículo 2º.-La Iglesia Católica en el Perú continúa gozando de la personería jurídica de carácter
público, con plena capacidad y libertad para la adquisición y disposición de bienes, así como para
recibir ayudas del exterior.
Artículo 3º.-Gozan también de tal personería y capacidad jurídicas, la Conferencia Espiscopal Peruana,
los Arzobispados, Obispados, Prelaturas y Vicariatos Apostólicos existentes, y los que posteriormente
pueda crear la Santa Sede.
Artículo 5º.-Ninguna parte del territorio peruano dependerá de diócesis cuya sede esté en el extranjero,
y las diócesis establecidas en territorio peruano no se extenderán más allá de las fronteras nacionales.
Artículo 6º.-La Santa Sede comunicará al Presidente de la República la creación de cualquier diócesis o
jurisdicción eclesiástica, sin cuya notificación no gozarán de la situación jurídica que le reconoce el
numeral III de este acuerdo. Trámite similar se realizará para la supresión de jurisdicciones
eclesiásticas.
Artículo 7º.-Nombrado un eclesiástico por la Santa Sede para ocupar algún cargo de Arzobispo u
Obispo o Coadjutor con derecho a sucesión, Prelado o Vicario Apostólico, o para regir alguna diócesis
temporalmente, la Nunciatura Apostólica comunicará el nombre del mismo al Presidente de la
República antes de su publicación; producida ésta el Gobierno le dará el correspondiente
Las fuentes del derecho eclesiástico pueden clasificarse sobre la base de distintos criterios, en orden a
la jerarquía de las normas y respecto a la competencia de los órganos que las producen, como sería el
caso de las normas unilaterales o bilaterales.
En relación al origen de sus fuentes, tenemos dos categorías: el derecho eclesiástico unilateral y el
convencional:
• Derecho eclesiástico unilateral: es el que proviene exclusiva y formalmente de la competente
autoridad civil, bien del Estado o de sus cuerpos intermedios. Entre estas fuentes se encuentra la
Constitución, las leyes, los decretos supremos y las normas de los gobiernos regionales y/o locales
sobre la materia.
• Derecho eclesiástico convencional: es el que proviene de los acuerdos entre el Estado y las personas
jurídicas, sea de derecho internacional o nacional, entre las cuales se encuentran los tratados y documentos
internacionales de derechos humanos, los acuerdos o concordatos entre la Santa Sede y el Estado, así
como los convenios o acuerdos entre las distintas confesiones y el Estado.
Ahora bien, la libertad de religión se relaciona especialmente con los siguientes derechos: el principio-
derecho de igualdad y no discriminación, la libertad de expresión y la libertad de asociación en el
supuesto de manifestación colectiva.
• Proyecto 01008, proyecto de ley de libertad e igualdad religiosa presentado por la cédula
parlamentaria aprista el 26 de febrero de 2007, que recogió a su vez la propuesta legislativa
de la mesa de trabajo conformada por los representantes del sector justicia y de diversas
confesiones e instituciones religiosas, constituida por resolución ministerial 070-2005-JUS.
• Proyecto 02395, proyecto de ley de igualdad de las creencias religiosas andinas y
amazónicas presentado por el grupo parlamentario nacionalista el 7 de mayo de 2008.
• Proyecto 02560, proyecto de ley sobre el ejercicio de la libertad religiosa presentado por el
congresista Raúl Castro del grupo parlamento Unidad Nacional el 28 de julio de 200812.
Para la elaboración del texto de la ley, los congresistas presentes en la sesión del pleno del 2 de
diciembre de 2010 aportaron precisiones por sobre un texto sustitutorio con fecha 14 de julio de 2010
de los proyectos de ley 1008 y 2560.
Ahora bien, después que se promulgó la ley, se ha evidenciado algunos temas que no corresponden a la
finalidad que se ha pretendido alcanzar con ella, como es el de garantizar la libertad religiosa,
presentándose casi inmediatamente proyectos de ley para la modificación de algunos de sus artículos,
como también para la suspensión y modificación del reglamento de la ley.
Entre los proyectos de modificación, encontramos el proyecto de ley 4587/2010-PE, firmado por el
presidente de la república, el presidente del Consejo de Ministros y el ministro de educación, el 23 de
diciembre de 2010, sobre la modificación al artículo 8 de la ley de libertad religiosa que trata sobre la
exoneración del curso de religión.
Otro proyecto que también se presentó fue el proyecto de ley 2211/2012-CR, con fecha 10 de
mayo de 2013, en el que se propone
la modificación de los artículo 13 y 14 de la ley y la suspensión del reglamento.
Ahora bien, uno de los temas principales abordados tanto por la ley y especialmente por el
reglamento y que ha sido motivo de propuestas para su modificación, es el registro de entidades
religiosas que sustituiría al actual registro de confesiones distintas a la católica creado en virtud del decreto
supremo 003-2003-JUS.
En efecto, tanto la ley como su reglamento han dispuesto que las confesiones que quieran estar
inscritas en el registro de entidades religiosas y que actualmente se encuentran inscritas en el actual
registro se vuelvan a inscribir o reinscriban en el nuevo. Para ello, deberán cumplir con los requisitos
de la ley y del reglamento, que son difíciles de alcanzar o comprender, como lo demuestra el hecho de
que, después de más de cuatro años de vigencia de la ley y del reglamento, ninguna confesión —de
las 158 inscritas en el registro de confesiones distintas a la católica, entre las cuales se diferencian entre
confesiones religiosas, entidades misioneras y federaciones— se ha reinscrito.
Considerando que el lector tendrá a su alcance la ley de libertad religiosa, haremos mención de su
contenido en lo que consideramos son los temas relevantes a tener en cuenta.
La ley 29635 consta de quince artículos, cuatro disposiciones complementarias finales y una
disposición complementaria transitoria sobre el plazo para re inscripción en el registro.
La colaboración con la religión católica se concreta a través de la celebración del acuerdo entre
la Santa Sede y el Perú y con convenios que celebra el Estado con las diferentes entidades de la
religión católica constituidas en nuestro país.
La colaboración a través de acuerdos o convenios con las confesiones no católicas cobra, pues, una
especial importancia respecto al principio- derecho de igualdad entre todas las confesiones religiosas
cuando se trate de materias que se refieren a facilitar las actividades que son semejantes porque
persiguen los mismos fines, como es la enseñanza de la religión, la asistencia espiritual de sus miembros,
servicios de asistencia social, como manifestación de la caridad que caracteriza a muchas de las
confesiones religiosas, entre otras.
La forma usual a través de la cual se establece esa forma de colaboración entre las confesiones
religiosas no católicas es el convenio que seguirá el procedimiento que prevén exclusivamente las
normas peruanas porque las confesiones religiosas no tienen personalidad jurídica internacional.
Ahora bien, tampoco se puede obstaculizar y hacer imposible lo que se ha previsto en el artículo
50 de la Constitución, estableciendo a través de la ley o su reglamento requisitos inalcanzables a las
confesiones religiosas en el caso de que quisiesen celebrar un convenio u otra forma de colaboración.
La ley de libertad religiosa, en los artículos 7 y 15, se refiere a los convenios entre las
confesiones religiosas y el Estado. En ambos artículos, se prescribe que se realizará entre las entidades
religiosas inscritas en el registro de entidades religiosas y el Estado, a través de determinados ministerios.
El artículo 7 trata sobre el convenio que tiene por objeto el reconocimiento oficial de los títulos
académicos expedidos por los centros de formación para el ministerio religioso y para estudios teológicos
de las confesiones religiosas que los hayan creado. Se celebra entre el Estado a través del Ministerio
de Educación y la respectiva entidad religiosa registrada que haya cumplido los requisitos indicados en el
mismo artículo.
El artículo 15 se refiere a los convenios de alcance nacional sobre temas de interés común y de
carácter legal.
Estos convenios serán aprobados como norma legal después del informe favorable del Ministerio
de Justicia y del Ministerio de Economía y Finanzas.
Entonces, el notorio arraigo ha servido para que el Estado español reconozca su presencia activa en
la sociedad y su especificidad, extendiendo para ellos algunos de los beneficios que se dan a las confesiones
que sí han celebrado acuerdos. Recién por el real decreto 593/2015 se ha regulado los requisitos para
obtener la declaración de notorio arraigo, ya que antes se hacía tomando en cuenta solo los informes de
la Comisión Asesora de Libertad Religiosa.
En el caso de la ley de libertad religiosa de Portugal, esta sí contiene los elementos que conforman
el notorio arraigo.
En ambos Estados, el notorio arraigo contiene unas exigencias que se refieren a la presencia
estable en el tiempo. En el caso de España, actualmente se hace referencia a la presencia en el
territorio en al menos diez ciudades, considerando que ese Estado se divide política y
territorialmente en diecisiete comunidades autónomas, además de CeutaY Melilla.
Como observamos, el concepto de notorio arraigo no es preciso, aunque hace referencia a que la
confesión goce de una presencia estable en el tiempo y activa en el territorio.
En el caso de la ley peruana, el notorio arraigo, tal y como está definido en el reglamento de la ley,
genera ciertas dudas sobre su viabilidad o las probabilidades de que pueda ser realizado, porque lo que
INFLUENCIA DE LA IGLESIA EN EL ESTADO
30
en otros Estados no se ha concretado para evitar que sea difícilmente alcanzable, en el Perú sí se ha
hecho. En España, se ha concretado luego de que ya se hubiera otorgado la declaración de notorio
arraigo a varias religiones y actualmente se exige la presencia en parte de su territorio y no en todo,
como se exige en el Perú. En Portugal, no se ha concretado el número de fieles, mientras que en el
Perú se exige cincuenta mil fieles en el artículo 28 del reglamento de la ley de libertad religiosa.
En el caso de los años que deben transcurrir después de su inscripción en el registro para que una
confesión adquiera notorio arraigo, en los otros Estados que lo prevén es de treinta años, mientras que
en el Perú es de diez años. La comparación no es feliz del todo, porque para que en el Perú se inscriba
una confesión religiosa en el registro de entidades religiosas, debe reunir requisitos que ni en España ni
en Portugal se han exigido, como que acredite tener un número no menor de diez mil fieles (artículo
19 del reglamento de la ley de libertad religiosa).
Entonces, llegados a este punto vemos que, por causa de la ley y el reglamento, es improbable la
posibilidad de que las confesiones religiosas en el Perú se inscriban en el registro de entidades religiosas
y menos aún
adquieran el notorio arraigo y todavía menos que celebren convenios de colaboración con el Estado.
En países de mayoría católica como el nuestro, como también en Italia y España, actualmente,
además de acuerdos entre la Santa Sede y el Estado, también existen acuerdos de carácter general con los
evangélicos, con los adventistas en Italia y otras religiones tanto en uno como en otro Estado. En el
Perú, sin embargo, difícilmente se cumplirá, por causa de la actual normativa, lo previsto en el
artículo 50 de la Constitución sobre las formas de colaboración con las otras confesiones.
La Constitución del Perú de 1993 es la segunda en la historia de la república peruana que reconoce el
derecho fundamental de libertad religiosa, luego que lo hiciera por primera vez la Constitución de 1979. Este
reconocimiento como derecho fundamental del derecho de libertad religiosa tuvo lugar después de un proceso que
identificamos a través de la historia constitucional peruana.
Por intolerancia religiosa, se entiende la prohibición de la libertad de escoger una religión; es decir, no se permite
otra religión que no sea la impuesta por el Estado. Por tolerancia religiosa, se entiende que se permite la existencia de
otras religiones.
La tolerancia religiosa no significa libertad religiosa, sino solo es respeto, aceptación de las diferentes
creencias. En cambio, la libertad religiosa presupone la igualdad entre los ciudadanos en sus diferentes opciones
de fe y, por consiguiente, la igualdad entre las confesiones y no solo el respeto o aceptación (Zagrebelsky,
2010, pp. 106-107).
En la historia constitucional del Perú, hemos tenido las tres etapas respecto a la libertad religiosa: primero,
un régimen de intolerancia religiosa; luego, de tolerancia religiosa; y después, otro de reconocimiento del derecho
fundamental de libertad religiosa, que veremos según lo dispuesto en las constituciones peruanas.
Durante más de noventa años, solo se permitió la religión católica y se prohibió otra religión para los peruanos,
primero de una manera total y luego expresamente prohibiendo el ejercicio público de otro culto. En esta etapa, en
las constituciones peruanas se repetía básicamente lo dispuesto por la Constitución de Cádiz o Constitución de la
Monarquía española de 1812 que decía: «Artículo 12. La religión de la Nación española es y será perpetuamente
la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el
ejercicio de cualquiera otra». Siguiendo esa redacción, la primera Constitución del Perú de 1823 disponía, en el
artículo 8: «La religión de la República es la católica, apostólica, romana, con exclusión del ejercicio de cualquier
otra». En esta etapa de intolerancia, sin embargo, la Constitución de 1839 cambia en lo que se refiere a la total
prohibición de otra religión, porque dispone lo siguiente sobre la nación peruana: «Artículo 3. Su religión es la
católica, apostólica, romana, que profesa sin permitir el ejercicio público de cualquier otro culto».
Con esa disposición, que se repetirá en la Constitución de 1860, se abrirá paso al contexto que facilitará la
siguiente etapa.
Tolerancia religiosa
Es la etapa en la que se deja de prohibir otra religión distinta a la católica a partir de 1915, año en que se reforma
constitucionalmente el artículo 4 de la Constitución de 1860.
Esta etapa tuvo lugar luego de que, en virtud del artículo 3 de la Carta Constitucional de 1839, se
permitiese, en 1844, que los ingleses abrieran con autorización del Estado peruano una capilla anglicana con la
condición de no permitir la asistencia de ningún ciudadano peruano. En 1849, se celebró la primera ceremonia
cristiana no católica en el Perú a cargo del pastor J. G. Pearson (Huaco, 2005, p. 76).
Ahora bien, teniendo en cuenta ese contexto, son los siguientes hechos los que propiciaron la reforma de 1915:
primero la controversia en torno a Francisco Penzotti, un comerciante italiano de religión metodista, cuya
actividad proselitista a través de la venta de libros y biblias de la Sociedad Bíblica Americana no se limitó a los
extranjeros, sino que se extendió a los peruanos, con lo cual ocasionó un litigio judicial en su contra y propició
en su defensa la intervención de un ministro de los Estados Unidos y un ministro italiano ante la Corte Suprema
Peruana —que dilató su sentencia al inicio y luego falló a favor del acusado—; y, más tarde, la aparición en el
altiplano peruano-boliviano de una misión adventista que asistió a la población en las necesidades más urgentes
en el campo educativo y de salud, con la creación de numerosas escuelas y asistencia sanitaria (Huaco, 2005, pp. 85-
90).
El texto constitucional reformado que marcará el inicio de la tolerancia religiosa en el Perú fue el siguiente:
«Artículo 4 [de la Constitución de 1860]. La Nación profesa la Religión Católica, Apostólica, Romana: el
Estado la protege, y no permite el ejercicio público de otra alguna», modificado por la ley 2193, del 11 de
noviembre de 1915, que fijó así este artículo: «La Nación profesa la Religión Católica, Apostólica y Romana y el
Estado la protege».
En esta etapa de tolerancia religiosa, se da el paso posterior a la consideración de la libertad religiosa como
«garantía individual» en las constituciones de 1920: «Artículo 23 [de la Constitución de 1920]. Nadie podrá ser
perseguido por razón de sus ideas ni por razón de sus creencias»; y 1933: «Artículo 59 [de la Constitución de 1933]. La
libertad de conciencia y de creencia es inviolable. Nadie será perseguido por razón de sus ideas».
La denominación de «garantía individual» que utilizaron las constituciones de 1920 y 1930 corresponde a
una concepción del Estado y de la sociedad donde la persona no tiene un rol constitutivo; las garantías eran creación
del poder constituyente y el legislador podía regularlas a su discreción, al punto que las garantías
constitucionales eran válidas y exigibles en función de la ley antes que de la propia Constitución (Landa, 2010, pp.
17-18).
En cambio, con el término «derechos fundamentales» se reconoce que la persona y los derechos y libertades
con los que nace y vive son preexistentes al Estado y, por tanto, la Constitución del Estado solo los reconoce y
garantiza, pero no los crea, porque para el Estado y para la sociedad la persona y el respeto de su dignidad
constituyen su finalidad (Landa, 2010, pp. 17-18).
Considerando que para la persona la religión o las convicciones constituyen uno de los elementos
fundamentales de su concepción de la vida y por tanto con ella vive, la libertad de conciencia y religión se
reconoce y garantiza como derecho fundamental por primera vez en el Perú en el título I, «Derechos y deberes
fundamentales de la persona», y en el capítulo I, «De la persona», de la Constitución de 1979.
Durante los veinte años de la violencia política, la Iglesia fue afectada no sólo por la acción
de los grupos terroristas, sino también por una represión indiscriminada de parte de autoridades,
o por la acción de grupos de poder local muchas veces ligados a ellas.
Para Sendero Luminoso, tres elementos juegan en la manera como trata a la iglesia: el
ideológico, el de las etapas y el territorial.
A la Iglesia, el PCP-SL la considera una institución enemiga, parte de lo que ellos llaman «el
viejo estado» que tratan de destruir; además, SL ataca cualquier proyecto de asistencia o de
desarrollo bajo la consigna maoísta de romper toda dependencia del exterior y obligar al pueblo a
INFLUENCIA DE LA IGLESIA EN EL ESTADO
33
vivir de sus propios medios, chocando allí también con la pastoral social de la Iglesia. SL sabe
que la Iglesia es una institución muy fuerte —de «inmenso poder» dice Guzmán (ED 1988:7), y
por eso no la ataca desde el principio frontalmente. En efecto, en 1981 provocó una explosión en
el Convento de las Carmelitas de clausura en Ayacucho; la población rechazó fuertemente este
hecho y SL no volvió a atentar contra la Iglesia en Ayacucho. También atacó el Instituto Rural
Palermo, de los Padres de Maryknoll, cerca de Juli, en agosto de 1981, y un mes después lanzó
una bomba contra la sede de la Prelatura de Juli; ambos asaltos provocaron una ola de
indignación y varios miles de campesinos participaron en una marcha de desagravio.
Las acciones del PCP-SL contra la Iglesia se pueden clasificar en:Pedidos de cupos en
dinero, alimentos, medicinas, medios de transporte, etc.
Vigilancia: se hacen presentes silenciosamente en actividades eclesiales, averiguan
quiénes son los agentes pastorales, qué hacen, qué dicen, dónde van, de qué
nacionalidad son, qué grupos hay en la parroquia, etc.
Ataques verbales, sea en volantes o pintas, contra los agentes pastorales o la Iglesia,
y frecuentemente rumores maliciosos que hacen circular en la población, por ejemplo
sobre el manejo de dinero o víveres.
Limitaciones de actividades eclesiales, como por ejemplo: impiden a los agentes
pastorales visitar ciertas zonas, les dicen que no hablen de paz, que no trabajen con
víveres, que no hagan pastoral juvenil, muchas veces esto acompañado de amenazas,
Intentos de infiltración en actividades eclesiales, tratan de reclutar a los laicos
comprometidos en sus parroquias, sobre todo a los jóvenes, presionándolos y
amenazándolos porque no logran convencerlos; o tratan de que sus militantes asuman
responsabilidades en la pastoral sin que la gente se de cuenta de quiénes son, al igual
que en las organizaciones populares.
Amenazas de muerte, sea por cartas, volantes, pintas, verbales cara a cara o por
teléfono, rumores en la población, mandando a alguien a advertir a los agentes
pastorales que los van a matar, o dándoles un plazo para salir del lugar bajo amenaza
de muerte, sobre todo en los lugares apartados.
Lo que el PCP-SL buscaba con esas acciones era generar miedo, paralizar a la Iglesia o
dividirla, evitando la solidaridad con las víctimas, acusándolas de delitos o calificándolas de
imperialistas o espías. Buscaba controlar a la Iglesia, inmovilizarla en sus templos para que no
salga al campo, o por último sacarla de la zona. Buscaba también romper los lazos de la Iglesia
con la población, aislarla o desprestigiarla, porque sabía que es una institución con peso moral
cuya palabra es escuchada; por eso la amenaza contra los repartos de víveres, la pastoral juvenil
o la organización de grupos cristianos, y las acusaciones de «adormecer al pueblo con víveres»
o hasta de «soplones», porque los agentes pastorales hablan contra la violencia o predican la
paz. SL trató de desprestigiar a los agentes pastorales de la Iglesia especialmente los laicos, que
eran los que estaban en mayor peligro, pero no logró su propósito.
La acción
El discurso
En primer lugar: La Iglesia rechazó de manera muy neta desde el inicio los actos de
violencia cometidos por los grupos subversivos; planteó claramente el valor de la vida, desde
una reflexión bíblica y teológica, pero además hizo ver el carácter destructivo y estéril de la
violencia, y la espiral que desata, educando y alentando a la población para contrarrestar el
terrorismo y evitar la infiltración; afirmó el valor de toda persona y su derecho a la vida y la
integridad física, y también señaló el carácter autoritario y antidemocrático de los grupos
violentistas.
En segundo lugar: La Iglesia renovada por el Concilio tomó la defensa de los derechos
humanos como una de sus misiones más importantes, en un momento en que muchos los
consideraban una traba para derrotar la subversión; desarrolló una labor de conscientización de
la población acerca de esos derechos, a través de las diversas actividades formativas que realiza,
denunció la violencia represiva que llevaba a su violación sistemática, y se opuso a la
impunidad de esos hechos. Así como a medidas extremas como la pena de muerte, salvo en el
caso monseñor Cipriani, que se manifestó a favor.
En tercer lugar: Con la misma claridad, denunció las inhumanas condiciones de vida
como una forma de violencia estructural contra las grandes mayorías del país, siguió exigiendo
su cambio para lograr una auténtica paz en el país, y ratificó su opción por los pobres, apoyando
las movilizaciones y reivindicaciones de los sectores populares, defendiéndolos de las
acusaciones de terrorismo que indiscriminadamente se les hacían.
Asimismo, mostró cartas firmadas por él mismo y otros sacerdotes, dirigidas a líderes de la Iglesia
católica. Reclamaban por atención a las denuncias, por encubrimiento de obispos y vicarios, además
informaban de castigos que los dirigentes católicos llevan a cabo contra sacerdotes que, como ellos,
visibilizan a presuntos abusadores sexuales.
En 2016, estos religiosos conformaron la Comisión de Escucha a las Víctimas de Abusos Sexuales
de la Prelatura. Una de sus acciones ha sido el envío de cartas, donde cuentan lo que saben a autoridades
de la iglesia en Lima, Chimbote y La Libertad, así como a funcionarios públicos e instituciones estatales
del departamento norteño. La mayoría no han sido respondidas.
En 2019 la autora de este reportaje recibió una carta. Está firmada por Desposorio y otro religioso
que, por amenazas, pidió que no hiciéramos pública su identidad. En ella, se menciona a 12 curas
(nueve de Huamachuco y tres de Trujillo) que estarían implicados en casos de abuso sexual.
El documento detalla que los religiosos escucharon a más de 100 jóvenes, quienes les contaron
sobre abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos. Algunos de ellos les permitieron revelar sus
nombres y dar paso a una denuncia en Fiscalía; otros, la mayoría, pidieron mantener sus identidades
bajo reserva. -
Círculo de encubrimientos
Algunas denuncias quedaron registradas en varios escritos enviados a Sebastián Ramis, entonces
obispo de la Prelatura de Huamachuco, acusado de favorecer a curas denunciados por pederastia. Como
se lee en una carta de enero de 2016, le reclamaban por apoyar a Tulio Montenegro, Emeterio
Castañeda, Marco Tito, Manuel Mendoza y Walter Reátegui, sobre quienes, según los religiosos
denunciantes y documentos a los que tuvimos acceso, ya había acusaciones de delitos sexuales.
Para informar que Ramis tiene trato diferenciado y encubre abusos sexuales, los religiosos
denunciantes enviaron cartas al obispo de la Diócesis de Chimbote, Ángel Francisco Simón; a los
franciscanos de la Tercera Orden Regular (TOR), sede en Salamanca, Lima; al entonces cardenal de la
Iglesia católica del Perú Juan Luis Cipriani, y al expresidente de la Conferencia Episcopal Peruana
Salvador Piñeiro. Aseguran que sus cartas jamás fueron respondidas.
Ramis nombró como integrante de la comisión a José Gómez, franciscano de la TOR, al igual que
él. Pocos días después lo hizo vicario general. No obstante, en diciembre de 2018, Desposorio envió una
carta al obispo Emiliano Cisneros, sucesor de Ramis, donde denunciaba a Gómez por haber abusado de
un seminarista.
En abril de 2016, “Andrés” –pidió que no reveláramos su identidad– denunció haber sido
prostituido por William Costa y Segundo Fernández, quienes pertenecían al arzobispado de Trujillo.
Relató que, entre 1996 y 1998, Tulio Montenegro, Emeterio Castañeda, Segundo Fernández, William
Costa y Ricardo Angulo organizaban y/o participan de fiestas, los fines de semana, en distintas
parroquias de Trujillo y en la casona del ciudadano Daniel Hoyle, donde tenían sexo con menores de
edad a cambio de dinero.
“Es falso, como se ha demostrado en la falta de capacidad de poder probar una cosa tan grave ante
la fiscalía que investigó el caso”, nos dijo Angulo.
Tenemos en nuestro poder un documento donde Angulo denuncia por asociación ilícita a Reyes, al
exsacerdote Antonio Campos y a su hermana Gregoria Campos. Después, amplió su denuncia contra
Nery Tocto, y también contra “Andrés”. A mediados de 2018, los acusados ganaron el proceso.
En marzo de 2018, cuando Miguel Cabrejos ya era presidente de la Conferencia Episcopal Peruana,
Héctor Reyes escribió una carta preguntándole por qué permitía que un sacerdote le pusiera una
denuncia y le hiciera temer con la cárcel. También agradece por una audiencia que por fin le ha sido
dada para reclamar por la falta de atención a los abusos sexuales. Según Reyes, Cabrejos no acudió a la
reunión. En su lugar estaban dos representantes del arzobispo, quienes tomaron nota, pero nunca dieron
respuesta a sus demandas.
La Fiscalía Mixta Penal Corporativa de Sánchez Carrión archivó el caso de “Andrés” por
prescripción. También fue archivado a nivel eclesiástico por falta de pruebas. Según el Arzobispado de
Trujillo, los sacerdotes Costa y Fernández continúan suspendidos.
Entrevistamos a Costa, quien afirmó que “Andrés” hizo la denuncia por dinero. Le preguntamos
cuánto le solicitaron y quiénes. “No le puedo decir la cantidad, pero era demasiado”, respondió.
También intentamos, sin éxito, una entrevista con Fernández.
Solicitamos una entrevista con Miguel Cabrejos. Respondieron dos de sus asesores: el vicecanciller
Jorge Manrique Catalán, y el juez eclesiástico Alejandro Preciado Muñoz, ambos de la de la
Arquidiócesis de Trujillo. Con ellos hablamos de los casos relatados en esta investigación.
Sobre el tema de Angulo, dijeron que no hubo denuncia, ni víctima, porque solo se trató de “un
dicho”. A pesar de ello, crearon una comisión; sin embargo, aseguraron que “no hubo investigación
eclesiástica. No hubo investigación preliminar”. Les pedimos el acta o informe de esa comisión y
contestaron que no sabían si existía ese documento y se comprometieron a entregarnos “todo lo que
tenemos”. Nunca recibimos un solo documento.
Los religiosos denunciantes dijeron que padecieron amenazas cuando Ramis era obispo y cuando
llegó su sucesor, Emiliano Cisneros. Antonio Campos relató que recibió en su domicilio dos pedazos de
papel que decían: “Vas a morir. No ladres a la Iglesia. Tu hijo está vigilado” (junio 2019) y “Perro
resentido, tus días están contados” (noviembre 2018).
En una carta de 2016, Ramis recomienda al alcalde distrital de Huaylillas que no se deje sorprender,
ni él ni los pobladores, por Nery Tocto, Agustín Díaz y Esteban Desposorio, porque están suspendidos y
no pueden ejercer el sacerdocio.
Para esta investigación solicitamos entrevista con Sebastián Ramis, pero nunca dio respuesta a
nuestra petición vía WhatsApp.
Además, nos comunicamos con Marco Tito, Emeterio Castañeda y otros curas acusados, pero, hasta
el cierre de esta investigación, no hubo respuesta de ninguno de ellos.
El 18 de marzo de 2019, la autora de este reportaje recibió una carta de los religiosos denunciantes.
Está firmada por el cura Esteban Desposorio y otro cura que, por amenaza de muerte, pidió que no
hiciéramos pública su identidad. En ella se informa que sacerdotes de la Arquidiócesis de Trujillo y de
la Prelatura de Huamachuco han cometido abusos sexuales, y que, pese a las denuncias, no hubo
sanciones. Indican que son más de 100 víctimas y 12 curas vinculados al delito. Todos los acusados
negaron las imputaciones.
La Iglesia no puede olvidar que su acción se ejerce en la situación particular propia a cada Centro
universitario y que su presencia en la Universidad es un servicio hecho a los hombres en su doble
dimensión personal y social. Por lo tanto el tipo de presencia varía según los diversos países, marcados
por diferentes tradiciones históricas, culturales y religiosas. En particular, allí donde la legislación lo
permite, la Iglesia no puede renunciar a su acción institucional en la Universidad. Está atenta a apoyar y
a promover la enseñanza de la teología donde ésto sea posible. La capellanía universitaria, a nivel
institucional, reviste una importancia particular en el ámbito del « campus » mismo. Con la oferta de un
amplio abanico de propuestas de formación doctrinal y al mismo tiempo espiritual, constituye, una de la
mayores posibilidades para el anuncio del Evangelio. Mediante la actividad de animación y de toma de
conciencia, promovidas desde la capellanía, la pastoral universitaria puede esperar conseguir su
objetivo, a saber, crear dentro del ambiente universitario una comunidad cristiana y un compromiso de
fe misionera.
Las Ordenes religiosas y las Congregaciones ofrecen una presencia específica en las Universidades
y contribuyen, con la riqueza y la diversidad de sus carismas -especialmente su carisma educativo- a la
INFLUENCIA DE LA IGLESIA EN EL ESTADO
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formación cristiana de los profesores y de los estudiantes. Es necesario que esas comunidades
religiosas, muy empeñadas en la enseñanza primaria y secundaria, consideren en sus opciones
pastorales la importancia de la presencia en la enseñanza superior y eviten toda forma de repliegue bajo
pretexto de confiar a otros esta misión tan congenial a su vocación.
Para ser aceptada e irradiante, la presencia institucional de la Iglesia en la cultura universitaria tiene
que ser de calidad, aún si con frecuencia falta el personal y aún los medios financieros necesarios. Esta
situación requiere una capacidad de adaptación creativa y un adecuado esfuerzo pastoral.
Entre las diversas formas institucionales con que la Iglesia está presente en el mundo universitario,
hay que destacar a la Universidad católica, que es en sí misma una institución eclesial.
Indicaciones importantes para promover el papel específico de la Universidad católica fueron dadas
por la Constitución Apostólica « Ex Corde Ecclesiae », publicada el 15 de Agosto de 1990. Esta señala
que la identidad institucional de la Universidad católica depende de la realización conjunta de sus
características en cuanto « universidad » y en cuanto « católica ». No alcanza su plena configuración
sino cuando logra dar un testimonio serio y rigoroso como miembro de la comunidad internacional del
saber y, al mismo tiempo, expresar, en explícita vinculación con la Iglesia, a nivel local y universal, su
propia identidad católica, que conforma de modo concreto la vida, los servicios y los programas de la
comunidad universitaria. Así la Universidad católica, por su misma existencia, consigue el objetivo de
garantizar bajo una forma institucional una presencia cristiana en el mundo universitario. De lo cual se
deduce su misión específica, caracterizada por múltiples aspectos inseparables.
La Universidad católica, para cumplir su función ante la Iglesia y ante la sociedad, tiene la tarea de
estudiar los graves problemas contemporáneos y de elaborar proyectos de solución que concreticen los
valores religiosos y éticos propios de una visión cristiana del hombre.
Un ulterior aspecto de la misión de la Universidad católica es, en fin, el empeño respecto al diálogo
entre fe y cultura, y el desarrollo de una cultura arraigada en la fe. Por eso mismo, si hay que procurar
que en todos los lugares en los que los bautizados participan a la vida de la Universidad se desarrolle
una cultura en armonía con la fe, la urgencia es todavía mayor en el ámbito de la Universidad católica.
Ella está llamada, de forma privilegiada, a ser un interlocutor significativo del mundo académico,
cultural y científico.
• La manifestación de la libertad religiosa puede ser mediante el culto, la celebración de los ritos,
las prácticas y la enseñanza. Este derecho incluye la libertad de los padres y tutores de que sus
hijos reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo a sus convicciones.
• La manifestación de la libertad de religión o de las propias creencias solamente puede ser limitada
a través de una ley, en caso de necesidad y solo por los siguientes fines: la moral o el orden
público, según lo dispone la Constitución peruana; la salud o seguridad pública y por las
libertades o derechos de los demás.
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