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Epílogo

Una de las temáticas más acuciantes de nuestro tiempo, por varias razones, gira
alrededor de los diversos discursos (tanto académicos como periodísticos o propios de la
opinión pública) que describen y se refieren a los alcances de la democracia, sus fuentes
de legitimidad, su eficacia, su relación con el mercado, con los sistemas educativos, etc.
Esta preocupación surge tanto a nivel global (el deterioro de la democracia en diversas
zonas del planeta debido a razones económicas, sociales o culturales), en general, como
en nuestra región (las invectivas poco felices de Bolsonaro en Brasil o el dramático
estado de Venezuela, por ejemplo), en particular.
De esta temática acuciante se pueden marcar tres ejes fundamentales. Estos tienen que
ser tenidos en cuenta en la reflexión sobre los problemas y temáticas que rodean a la
discusión sobre la situación de la democracia:
 Los aspectos normativos e institucionales;
 Los aspectos materiales;
 Los aspectos educativos y culturales;
En relación a los primeros, es una obviedad afirmar que, en sociedades complejas como
las contemporáneas, los sistemas democráticos no pueden desarrollarse de forma
sustentable sin un adecuado andamiaje institucional y normativo. Independientemente
de lo que se entienda por “adecuado”, todas las personas que se identifican con los
valores de los sistemas democráticos acordarían en que ese andamiaje es necesario.
En relación a los segundos, aunque pueden existir algunos matices interpretativos, es
innegable la existencia de un vínculo entre las condiciones materiales de los ciudadanos
y el florecimiento de los sistemas democráticos. En otros términos: salvo que una gran
proporción de ciudadanos de una región o país tenga acceso real a bienes y servicios
básicos, por un lado, y acceso genuino al mercado laboral, por el otro, es imposible que
prospere adecuadamente un sistema democrático. Este sistema, como bien escribe el
filósofo norteamericano John Dewey a comienzos del siglo XX, es siempre acechado
por las consecuencias de la desigualdad:
Solo a través de la educación, la igualdad de oportunidades puede ser
algo más que una frase. Las desigualdades accidentales de nacimiento,
riqueza y aprendizaje tienden siempre a restringir las oportunidades de
algunos en comparación con las de otros. Solo la educación libre y
continua puede contrarrestar aquellas fuerzas que siempre están
trabajando para restaurar, en cualquier caso, la oligarquía feudal
(Dewey, MW 10: 39, traducción propia).
En relación a los aspectos educativos y culturales, éstos son centrales para garantizar el
buen funcionamiento de un sistema democrático. Si los dos primeros aspectos
mencionados son necesarios (normativos e institucionales, por un lado, y materiales, por
el otro), ellos no son suficientes. Esta suficiencia se logra solo a partir de la educación y
el surgimiento de una cultura democrática. En otros términos: Salvo que la educación
formal de los individuos tienda coherentemente a la formación de ciudadanos (que
tengan herramientas mínimas para analizar la realidad socio-política), por un lado, y que
(más allá de la educación formal) exista una sólida cultura democrática, por el otro, el
sistema democrático va a estar siempre en peligro.
Refiriéndose a estos tres aspectos mencionados, pero haciendo foco en la educación, la
filósofa estadounidense Martha Craven Nussbaum escribió un excelente libro en 2010:
Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades. Allí Nussbaum
plantea claramente que ni el andamiaje normativo/institucional de los sistemas
democráticos, ni los recursos materiales de los ciudadanos son suficientes para la
creación de una cultura democrática. Lo que se necesita es educar para una ciudadanía
democrática. Esa tarea, por distintos motivos, no se está llevando a cabo y para la autora
estadounidense da lugar a una preocupante “crisis silenciosa”. En sus términos:
Se están produciendo cambios drásticos en aquello que las sociedades
democráticas enseñan a sus jóvenes, pero se trata de cambios que aún
no se sometieron a un análisis profundo. Sedientos de dinero, los
estados nacionales y sus sistemas de educación están descartando sin
advertirlo ciertas aptitudes que son necesarias para mantener viva a la
democracia. Si esta tendencia se prolonga, las naciones de todo el
mundo en breve producirán generaciones enteras de máquinas
utilitarias, en lugar de ciudadanos cabales con la capacidad de pensar
por sí mismos, poseer una mirada crítica sobre las tradiciones y
comprender la importancia de los logros y los sufrimientos ajemos. El
futuro de la democracia mundial pende de un hilo (2010: 20).
¿Qué sentido tiene apelar a las obras de Dewey y Nussbaum para epilogar un libro sobre
ciudadanía y democratización en la ciudad de Córdoba? Creo que los textos de Dewey y
Nussbaum y los que constituyen este valioso libro (Prácticas ciudadanas y
democratización: un enfoque sociocultural) tienen un foco común: entender cuáles son
los mecanismos propios de los sistemas democráticos (los tres ejes/aspectos
fundamentales mencionados) y cómo puede hacerse para que den lugar a una
democracia viva.
En ese marco, los dos capítulos centrales del libro tratan de las siguientes temáticas: el
primero es una descripción del Proyecto de Investigación (Centros Vecinales y Juntas
de Participación Vecinal en la Ciudad de Córdoba: tensiones y restricciones a la eficaz
participación-2015 – 2017) que dio lugar a esta publicación y las bases teóricas que lo
justifican; el capítulo segundo (Aspectos normativos y empíricos de a investigación)
tiene dos partes. En la primera describe las normas que se aplican en la ciudad de
Córdoba y las compara con otros lugares país. La segunda recoge información, a través
de métodos cuantitativos y cualitativos, en los siguientes ejes:
 Acerca del conocimiento que tienen los vecinos de distintos barrios de la ciudad
acerca de las JPV y los CV (encuestas de percepción vecinal);
 Visión de referentes vecinales de barrios de Córdoba (entrevistas) acerca de
temas de injerencia municipal como el presupuesto participativo, etc.
Los resultados de las encuestas de percepción vecinal y las entrevistas a los referentes
vecinales muestran una realidad contundente, que se plasma en el libro en las siguientes
líneas que se plantearon como hipótesis interpretativas y fueron confirmadas por la
investigación:
 “(Existe un) Desconocimiento y falta de comunicación sobre los CV y las JPV
como instituciones fundamentales del régimen municipal en Córdoba;
 (Existen) Falencias evidenciadas en la implementación del Presupuesto
Participativo;
 (Existen) Altos grados de “partidización política” en los procesos decisorios y
en las prácticas ciudadanas.
 “(Existe una) Falta de normalización institucional de los CV” (Página).

¿Cómo se vinculan estos datos con los tres ejes/aspectos que señalamos como
imprescindibles para que florezca el sistema democrático y, particularmente, con la
interpretación de Nussbaum de que se necesita educar para una ciudadanía democrática?
Una interpretación podría ser la siguiente: es necesario seguir avanzando en la
simplificación y mejora del andamiaje normativo de temáticas de incidencia municipal
(descripto en el capítulo 2) y en el control ciudadano de la autoridad política (tema del
capítulo 4). Sin embargo, lo que es realmente imprescindible (si no queremos que los
temas descriptos en los capítulos 2 y 4 sean letra muerta) es una mejora en las prácticas
ciudadanas (mayor conocimiento de derechos y obligaciones, mayor participación más
allá de las elecciones, etc.) La pregunta central es cómo lograr esa mejora. Si bien no
hay recetas infalibles al respecto, hay dos instituciones que podrían (¿deberían?) tener
un papel preponderante: las escuelas y los Centros Vecinales. Las escuelas porque,
como bien escribe Dewey, con cada generación la democracia nace nuevamente y la
educación es la partera (Dewey, MW 10: 40). La cultura democrática, sin embargo, no
se construye solo a partir de la necesaria educación formal/institucional. Es preciso que
esa cultura penetre en el tejido social todo más allá de las afiliaciones sectoriales y/o
partidarias de los individuos. Los centros vecinales podrían ser uno de los vehículos
esenciales de esa vivificación de la democracia. Tratar con rigor académico (con
reflexiones teóricas y datos empíricos) esta temática de relevancia social es el aporte
central de este libro.
El capítulo tercero escrito por Osvaldo Allione,
Finalmente, el cuarto capítulo escrito por Adriana Vercellone (Ciudadanía y control
sobre la autoridad política: herramientas institucionales en Córdoba y Argentina)
sistematiza de forma precisa la legislación de Córdoba y Argentina en una temática
crucial: el control ciudadano de la autoridad política. Vercellone describe tanto los
logros como los límites en relación a la efectividad de esa legislación. La autora
argumenta que los avances en la utilización de las redes sociales y la Internet fueron
cruciales para dotar de mejores herramientas a los ciudadanos, para que estos puedan
controlar a las autoridades políticas en distintos niveles. Esos avances, sin embargo, no
son suficientes ya que, en sus términos, “presenta deficiencias en cuanto al modo en que
se construye y revisan los espacios que transmiten información. Al mantener a la
ciudadanía lejos de dichos procesos, corren el riesgo de convertirse en meros
reproductores de información; y al depender del Estado, puede cuestionarse su
credibilidad” (Vercellone: ).
Bibliografía:
Craven Nussbaum, Martha (2010) Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de
las humanidades. Katz Editores. [Edición original de 2010].
Dewey, John (1916) “The Need of an Industrial Education in an Industrial Democracy”
in The Middle Works of John Dewey, 1899-1924. Volume 10: 1916-1917,
Essays.

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