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Viernes, 14 Enero 2011 20:09

Parte III: Los factores básicos


Del libro "37 cualidades mentales que llevan a Iluminación
(/component/k2/item/957?Itemid=575)", por Thanissaro Bhikkhu
(/component/k2/item/1209?Itemid=1346).

H. El discernimiento: la Recta Visión {184-187}

Pasajes del Canon Pali

{184} "Monjes, no conozco ninguna otra cosa que sea más favorable para el surgir de los pensamientos demeritorios
no surgidos y para el desarrollo de los pensamientos demeritorios surgidos que una visión incorrecta. Monjes, los
pensamientos demeritorios no surgidos se originan y los pensamientos demeritorios surgidos se desarrollan en aquel
que posee una visión incorrecta.

"Monjes, no conozco ninguna otra cosa que sea más favorable para el surgir de los pensamientos meritorios no
surgidos y para el desarrollo de los pensamientos meritorios surgidos que una visión correcta. Monjes, los
pensamientos meritorios no surgidos se originan y los pensamientos meritorios surgidos se desarrollan y completan en
aquel que posee una visión correcta.

Monjes, en una persona con una visión incorrecta sus acciones físicas, verbales y mentales son guiadas de acuerdo
con la norma del logro de la visión, igualmente también sus intenciones, deseos, aspiraciones y determinaciones.
Estas son inadecuadas, insatisfactorias y conducen a la infelicidad. ¿Cuál es la razón de esto? Es por su visión
incorrecta. Monjes, así como una semilla del nimba, una semilla del kosataki o una semilla amarga mezcladas en la
tierra húmeda producen una esencia en la tierra y el agua y toda esta esencia es amarga; igualmente las acciones
físicas, verbales y mentales, las intenciones, los deseos, las aspiraciones y las determinaciones de una persona con
una visión incorrecta son guiadas con la norma del logro de su visión y son inadecuadas, desagradables y conducen a
la infelicidad.

Monjes, en una persona con una visión correcta sus acciones físicas, verbales y mentales son guiadas de acuerdo
con la norma de su visión, igualmente también sus intenciones, deseos, aspiraciones y determinaciones. ¿Cuál es la
razón de esto? Es por la visión correcta. Monjes, así como una semilla de caña de azúcar, una semilla de arroz o una
semilla de parra mezcladas en la tierra húmeda producen una esencia en la tierra y el agua y toda esta esencia no se
mezcla y es dulce; igualmente sus acciones físicas, verbales y mentales, las intenciones, los deseos, las aspiraciones
y las determinaciones de una persona con una visión correcta son guiadas de acuerdo con la norma del logro de su
visión y son adecuadas, satisfactorias y conducen a la infelicidad.

AN 1,181-182.189-190 (AN 1,296-297.304-305) (/component/k2/item/799?Itemid=359)

{185} (En breve)

AN 5,25

{186} “'Recta visión, recta visión' se ha dicho, venerable señor. ¿En respecto a qué, venerable señor, se ha dicho
'recta visión'?”

“Este mundo, Kaccana, es concebido por la mayoría, en términos de dualidad: bajo la noción de la existencia o bajo la
noción de la no-existencia. Pero para alguien que ve el origen del mundo tal como realmente es, con el recto
conocimiento, no existe la noción de la existencia con respecto al mundo. Y para alguien que ve el cese del mundo tal
como realmente es, con el recto conocimiento, no existe la noción de la existencia con respecto al mundo.
“La mayoría de este mundo, Kaccana, está engrillada por los compromisos, el apego y la adhesión. Pero aquel que no
llega a involucrarse ni ligarse a estos compromisos, apegos, adhesiones, puntos de vista ni tendencias suybacentes,
no adopta posición alguna acerca de 'mi ser'. No tiene perplejidad ni duda de que lo que surge sólo origina el
sufrimiento, y lo que cesa, sólo es el cese del sufrimiento. Su conocimiento de esto es independiente del conocimiento
de los demás. Respecto a eso, Kaccana, se ha dicho 'recta visión'.
SN 12,15 (/component/k2/item/1261?Itemid=355)
/
{187} Entonces, el hombre hogareño Anathapindika salió de Savatthi en las primeras horas de la mañana para visitar
al Bienaventurado. Pero después se le ocurrió el siguiente pensamiento: “Éste aún no es el tiempo apropiado para ver
al Bienaventurado, pues todavía él está recluido. Tampoco éste es el tiempo apropiado para ver a los monjes que son
dignos de estima, pues ellos también todavía están recluidos. ¿Qué tal si voy al parque, en el cual moran los ascetas
errantes que sostienen otros puntos de vista?”.

Así que el hombre hogareño Anathapindika se fue hacia parque, en el cual moran los ascetas errantes que sostienen
otros puntos de vista.

En esta ocasión, los ascetas errantes que sostenían otros puntos de vista estaban sentados juntos en una gran
asamblea, haciendo un enorme griterío, hablando fuerte y ruidosamente sobre temas pueriles. Pero, cuando ellos
visualizaron al hombre hogareño Anathapindika acercándose a este lugar, se aquietaron unos a otros de la siguiente
manera: “Señores, por favor, aquietaos. Señores, por favor, no hagáis tanto ruido. He aquí, que viene acercándose a
este lugar el hombre hogareño Anathapindika, quien es el discípulo del asceta Gotama, uno de sus discípulos laicos
vestidos de blanco que viven en Savatthi. A estos venerables señores les gusta la quietud, ellos se disciplinan en la
quietud y recomiendan la quietud. Quizá, si él encuentra a esta asamblea quieta, se le ocurra unirse a ella”. Entonces,
estos ascetas errantes llegaron a callarse.

Mientras tanto, el hombre hogareño Anathapindika se acercó a los ascetas errantes que sostenían otros puntos de
vista e intercambió con ellos cordiales saludos. Cuando estos cordiales saludos y las amables palabras de bienvenida
llegaron a su fin, se sentó a un lado y los ascetas errantes le dijeron:

“Dinos, hombre hogareño, ¿cuáles son los puntos de vista que sostiene el asceta Gotama?”

“Venerables señores, en realidad yo no conozco enteramente los puntos de vista que sostiene el Bienaventurado”.

“Bueno, tú dices que no conoces enteramente los puntos de vista que sostiene el asceta Gotama. Dinos, entonces,
¿cuáles son los puntos de vista que sostienen los monjes?”

“Venerables señores, en realidad yo tampoco conozco enteramente los puntos de vista que sostienen los monjes”.

“Bueno, tú dices que no conoces enteramente los puntos de vista que sostiene el asceta Gotama y dices que tampoco
conoces enteramente los puntos de vista que sostienen los monjes. Dinos, entonces, ¿cuáles son los puntos de vista
que tú sostienes?”

“Esto, en realidad, no sería una tarea difícil, la de exponer a los venerables señores mis puntos de vista. Sin embargo,
sería bueno que primero los venerables señores me expongan a mí sus propios puntos de vista. De esta manera, no
me será una tarea difícil exponer después, a los venerables señores, mis puntos de vista.”

Cuando esto fue dicho, uno de los ascetas errantes dijo al hombre hogareño Anathapindika lo siguiente: “El mundo es
eterno; solamente ésta es la verdad y ningún otro punto de vista tiene valor alguno. Este es el punto de vista que yo
sostengo”.

Y otro de los ascetas errantes dijo al hombre hogareño Anathapindika lo siguiente: “El mundo no es eterno; solamente
ésta es la verdad y ningún otro punto de vista tiene valor alguno. Este es el punto de vista que yo sostengo”.

Y otro de los ascetas errantes dijo al hombre hogareño Anathapindika lo siguiente: “El mundo es finito… El mundo es
infinito… El alma y el cuerpo son lo mismo… El alma es una cosa y el cuerpo, otra… El Tathagata existe después de
la muerte… El Tathagata no existe después de la muerte… Después de la muerte, ocurren ambas cosas: el Tathagata
existe y no existe… Después de la muerte, no ocurre ninguna de estas dos cosas: el Tathagata ni existe ni no existe;
solamente ésta es la verdad y ningún otro punto de vista tiene valor alguno. Este es el punto de vista que yo
sostengo”.

Cuando esto fue dicho, el hombre hogareño Anathapindika tomó la palabra y se dirigió a los ascetas errantes de esta
manera:

“Cuando aquel venerable señor dijo: ‘El mundo es eterno; solamente ésta es la verdad y ningún otro punto de vista
tiene valor alguno. Este es el punto de vista que yo sostengo’, éste su punto de vista surgió a causa de su inapropiada
atención o por la influencia de alguien más. Un punto de vista como éste, llega a existir como algo inventado,
producido y originado en dependencia de algo externo. Y todo aquello que llega a existir porque fue inventado,
producido y originado en dependencia de algo externo, no es permanente. Lo que no es permanente es doloroso. Por
eso, aquel venerable señor se apegó a lo que doloroso, este venerable señor se entregó a lo que es doloroso.

“Igualmente, cuando el otro venerable señor dijo: ‘El mundo no es eterno… El mundo es finito… El mundo es infinito…
El alma y el cuerpo son lo mismo… El alma es una cosa y el cuerpo, otra… El Tathagata existe después de la
muerte… El Tathagata no existe después de la muerte… Después de la muerte, ocurren ambas cosas: el Tathagata
existe y no existe… Después de la muerte, no ocurre ninguna de estas dos cosas: el Tathagata ni existe ni no existe;
/
solamente ésta es la verdad y ningún otro punto de vista tiene valor alguno. Este es el punto de vista que yo sostengo,
éste su punto de vista surgió a causa de su inapropiada atención o por la influencia de alguien más. Un punto de vista
como éste, llega a existir como algo inventado, producido y originado en dependencia de algo externo. Y todo aquello
que llega a existir porque fue inventado, producido y originado en dependencia de algo externo, no es permanente. Lo
que no es permanente es doloroso. Por eso, aquel venerable señor se apegó a lo que doloroso, este venerable señor
se entregó a lo que es doloroso.”

Cuando esto fue dicho, los ascetas errantes se dirigieron al hombre hogareño Anathapindika con estas palabras:

“Bien, hombre hogareño, todos nosotros hemos expresado nuestros respectivos puntos de vista. Dinos ahora, ¿cuáles
son tus propios puntos de vista?”

“Todo lo que ha llegado a existir fue inventado, producido y originado en dependencia de algo externo. Y todo aquello
que llega a existir inventado, producido y originado en dependencia de algo externo, no es permanente. Lo que no es
permanente es doloroso. Lo que es doloroso no es mío, esto no soy yo, ni esto es mi ser. Este es el punto de vista
que yo sostengo”.

“Pero, entonces, hombre hogareño, cuando tú dices que ‘Todo lo que ha llegado a existir fue inventado… Lo que no es
permanente es doloroso’, también tú te apegas a lo que es doloroso y te entregas a lo que es doloroso.”

“Venerables señores, -todo lo que ha llegado a existir fue inventado, producido y originado en dependencia de algo
externo. Y todo aquello que llega a existir inventado, producido y originado en dependencia de algo externo, no es
permanente. Lo que no es permanente es doloroso. Lo que es doloroso no es mío, esto no soy yo, ni esto es mi ser-
habiendo visto esto con el recto discernimiento, así cómo realmente es, yo también discierno el último escape de esto,
así cómo realmente es”.

Cuando esto fue dicho, los ascetas errantes guardaron silencio, permanecieron desconcertados, sentados cabizbajos
y con hombros caídos, decepcionados, sin encontrar palabra alguna para responder.

Entonces, el hombre hogareño Anathapindika, viendo que los ascetas errantes guardaron silencio, permanecieron
desconcertados, sentados cabizbajos y con hombros caídos, decepcionados, sin encontrar palabra alguna para
responder, se levantó de ahí y fue junto al Bienaventurado.
AN 10,93 (/component/k2/item/1168?Itemid=494)

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