Ministerio del Poder Popular Para la Educación Superior
Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt”
Vicerrectorado Académico – Programa de Posgrado.
Socio Psicología del Aprendizaje
Participante:
Javier Chiquito Aguirre
C:I: 12.405.677
Maracaibo, febrero 2023
MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD
Para hablar de Modernidad, creo necesario que hagamos un inciso en la
expresión histórica, pues el término se comenzó a vislumbrar desde aquella etapa que conocimos como edad media, una época relativa a los 1.000 años a nuestra era, donde todos los principios sociales se caracterizaban por una influencia fundamentalmente teocrática, donde la iglesia desempeñó roles muy importantes en el desarrollo de los estamentos de la sociedad. De hecho, tras la caída del imperio romano, fué la iglesia quien ocupaba los espacios más importantes en torno al hombre; Como consecuencia, o mejor dicho como una reacción o un proceso de mundialización donde prevalecieron aspectos fundamentales; La utopía del ser asociada con el humanismo del renacimiento que infiere al ser humano como el centro de todas las cosas, restando atención a la figura de dios, quedando atrás el dogma y naciendo la identidad del hombre protagonista de su propia historia, un ejemplo de ello es el David de Miguel Ángel, que personifica el hombre perfecto, el hombre como obra de arte, como un gran paradigma. A partir del renacimiento el hombre emancipa su conciencia y se hace libre para hacer, para crear, para dar origen a nuevas formas de vida.
La repentina aparición de los humanismos renacentistas, fueron el germen a
las posibilidades de dominio sobre el mundo que abrió la ciencia positiva, a las estructuras sociales burguesas y oligárquicas, al capitalismo y libre mercado; El modernismo plantea no solo la abolición de un camino único y predeterminado en la vida, sino que se va haciendo por propia decisión del hombre, nuevas rutas y nuevas ideas que conllevan a la libertad para ser, libertad para hacer, libertad para pensar. A partir de estas realidades, surgen fenómenos sociales asociados a la ilustración, como el inicio de la ciencia, la filosofía basada en la razón, como mecanismos para la búsqueda de la verdad, “Pienso y luego existo” como lo dijera René Descartes haciendo alusión a su proceso intelectual y filosófico, donde afirma que la única forma de encontrar la verdad es mediante la razón. Es decir, somos seres humanos porque tenemos la capacidad de razonar, pensar, hacer, ser y elegir. Interesante estos cinco últimos aspectos porque nos conectan con los ideales de la democracia, las ideas republicanas que comienzan a gestarse y persigue igualarnos a todos, hasta que surge la revolución francesa donde explota el concepto de que ya no existen monarcas coronados por imposición divina, sino que ahora es aquel conglomerado llamado pueblo que va a elegir a quien le gobernará.
Por su parte, puedo describir la Posmodernidad como una época escéptica
donde todos los ideales enunciados en los párrafos anteriores, lo alcanzado por el hombre en cuanto al ser, pensar, hacer, razonar y elegir prometieron un mundo que nunca existió y creo que ese mundo apenas se materializó en una forma muy concreta, a partir del siglo XIX , era donde el ser humano a través del positivismo disparó a niveles desmedidos la creencia de las capacidades del ser humano muy por encima de la sombra de lo divino y religioso que predominaba en la época medieval, donde los creyentes de las corrientes del romanticismo también comienzan a darse cuenta que la razón o el pensamiento no son los únicos caminos, dando paso a los sentimientos y la sensibilidad del hombre, a la comunidad como organización social, a la familia como estructura fundamental de las sociedades que ellos mismos han creado, pero que a principios del siglo XX descreen en estas formas y experimentan un retroceso a las puertas del medioevo, con el colapso de la idea que representa un descredito a esa imagen holística coherente de una sociedad organizada que se perturba entre conflictos que dan origen a guerras mundiales, a persecuciones de carácter racial y religiosas. Y hago un paréntesis acá porque es justo en este tiempo histórico donde el mundo ve quebrar definitivamente su evolución, la realidad de un exterminio humano puesto de manifiesto en campos de aniquilación, le abre los ojos al mundo sobre la causa de aquella historia que había sido prometida por la modernidad y que en el plano realidad no funciona. Es importante mencionar que la posmodernidad como etapa histórica y como concepción de la realidad, ha generado una amplia polémica en torno a su conformación y, sobre todo, en cuanto a su posible definición. Asumiendo desde diversas perspectivas incorpora a su descripción lógica e inicial una vasta gama de rasgos, ideas y formas de pensamiento, que han complejizado, enormemente, el hecho de determinarla y, por ende, su concreta conceptualización. Hoy, la posmodernidad nos sitúa en un mundo que todavía no sabemos muy bien que es, un mundo que ha dejado de creer en estos relatos de párrafos anteriores, un mundo que ya no cree en utopías, que no se sorprende con las distorsiones en los procesos ideológicos del hombre individualista, que vive en torno al creer en si mismo pero no en la humanidad. En conclusión, el hombre, entendido como cada ser humano se ha transformado a lo individual y ya no confía en las capacidades de la humanidad, basta con ver en alguna serie o película futurista donde el denominador común es la desconfianza manifiesta del individuo hacia los logros de la ciencia, la tecnología y una profunda suspicacia ante las intenciones del ser humano actual.
“La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y
acumulación, como las culturas registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido.”