FRUTO El fruto es el órgano procedente de la flor, o de partes de ella, que contiene las semillas hasta que estas maduran y luego contribuye a diseminarlas.1 Desde un punto de vista ontogénico, el fruto es el ovario desarrollado y maduro de las plantas con flor. La pared del ovario se engrosa al transformarse en la pared del fruto y se denomina pericarpio, cuya función es proteger a las semillas. Con frecuencia participan también en la formación del fruto otras partes de la flor además del ovario, como por ejemplo el cáliz o el receptáculo. El fruto es otra de las adaptaciones, conjuntamente con las flores, que ha contribuido al éxito evolutivo de las angiospermas. Así como las flores atraen insectos para que transporten polen, también muchos frutos tratan de atraer animales para que dispersen sus semillas. Si un animal come un fruto, muchas de las semillas que este contiene recorren el tracto digestivo del animal sin sufrir daño, para después caer en un lugar idóneo para su germinación. Sin embargo, no todos los frutos dependen de ser comestibles para dispersarse. Otros, como los abrojos, se dispersan aferrándose al pelaje de los animales. Algunos forman estructuras aladas para poder dispersarse con el viento, como los arces. La variedad de tipos de frutos que han desarrollado las angiospermas a través de su evolución les ha permitido invadir y conquistar todos los hábitats terrestres posibles. HORTALIZAS Se le denomina hortaliza al conjunto de plantas cultivadas en huertos. Se consume como alimento de manera cruda o cocida a través de diferentes preparaciones. Incluye a las verduras, legumbres verdes (habas, garbanzos, alubias, entre otras) y los guisantes (arvejas o chicharos). A diferencia de la fruta, no es dulce, sino salada. Estas plantaciones comestibles son ricas en vitamina C, carotenos (pigmentos con función antioxidante) calcio y hierro, componentes nutricionales que benefician la salud del cuerpo humano. Asimismo, contribuyen principalmente en la hidratación del organismo, eliminación de sustancias tóxicas y reducción del riesgo de múltiples enfermedades. Al sembrarse bajo ciertas condiciones climáticas en terrenos de granjas y casas, estos cultivos se identifican al conocer y reconocer la estructura de sus ocho partes subterráneas llamadas: raíces, tubérculos, bulbos, tallos, frutos, hojas, flores y semillas. También se distinguen por su aroma y color característicos según su variedad y composición química. La familia botánica en cuestión posee asimismo una gran capacidad de adaptación a distintos tipos de suelo. Cabe resaltar que su crecimiento y desarrollo dependen de la disponibilidad de agua, minerales de la superficie terrestre y de la protección que se les brinde contra el ataque de plagas y enfermedades.
1.2. DESARROLLO FISIOLÓGICO DE FRUTAS Y HORTALIZAS
Las frutas y hortalizas son plantas vivas que durante su crecimiento muestran todas las características propias de la vida vegetal (ej.: respiración, transpiración, síntesis y degradación de metabolitos y posiblemente también la fotosíntesis). El reverdecimiento y brote de las papas almacenadas, el crecimiento de la raíz y la aparición de brotes en cebollas y ajos al" marcenados, son algunas de las manifestaciones de vida fácilmente visibles después de la cosecha. El espárrago si se almacena en posición horizontal se curva hacia la vertical arruinando su valor de mercado. Durante la cosecha, las frutas y hortalizas se separan de su fuente natural de agua, nutrientes minerales y orgánicos, pero continúan viviendo. Obviamente este estado no puede durar indefinidamente, estando relacionado con el envejecimiento y muerte de los tejidos, lo cual depende de numerosos factores: Respiración Las frotas y hortalizas frescas necesitan respirar a fin de obtener la energía suficiente para la mantención de la vida. Respiran absorbiendo oxigeno de la atmósfera y liberando dióxido de carbono, tal como lo hacen el hombre, los animales y otros organismos. Durante la respiración la producción de energía proviene de la oxidación de las propias reservas de almidón, azucares y otros metabolitos, Una vez cosechado, el producto no puede reemplazar estas reservas que se pierden y la velocidad con que disminuyen será un factor de gran Importancia en la duración de la vida de postcosecha del producto. La respiración es necesaria para la obtención de energía, pero parte de esa energía produce calor que debe ser disipado de alguna manera, o de lo contrario el producto se calentará, sobreviniendo la degradación de los tejidos y la muerte. En la etapa de crecimiento este calor es transmitido a la atmosfera, pero después de la cosecha y cuando el producto es empacado en un espacio confinado, la eliminación del calor puede dificultarse. La importancia de la disipación del calor del producto fresco reside en el hecho que la respiración consiste en una serie de reacciones catalizadas por enzimas, cuya velocidad aumenta al Incrementar la temperatura. En consecuencia, una vez que el producto comienza a calentarse, se estimula aún más la respiración y el calentamiento y de este modo se vuelve muy difícil de controlar la temperatura del producto. Transpiración Las frutas y hortalizas frescas se componen principalmente de agua (80% o más) y en la etapa de crecimiento tienen un abastecimiento abundante de agua a través del sistema radicular de la planta. Con la cosecha, este abastecimiento de agua se corta y el producto debe sobrevivir de sus propias reservas. Al mismo tiempo que ocurre la respiración, el producto cosechado continúa perdiendo agua hacia la atmosfera, tal como lo hacía antes de la cosecha, por un proceso conocido como transpiración. La atmósfera interna de frutas y hortalizas está saturada con vapor de agua, pero a la misma temperatura el aire circundante esta menos saturado. Existe pues un gradiente a lo largo del cual el vapor de apara se mueve desde el producto al aire que lo rodea (Figura 3). Una esponja mojada pierde agua hacia la atmósfera en la misma forma. El efecto neto de la transpiración es una pérdida de agua del producto cosechado, que no puede ser reemplazada. La velocidad con que se pierde esta apara será un factor determinante en la vida de postcosecha del producto. La pérdida de agua causa una disminución significativa del peso y a medida que avanza, disminuye la apariencia y elasticidad del producto perdiendo su turgencia, es decir, se vuelve blando y marchito. Efectos de la humedad Si queremos prolongar la vida de postcosecha de cualquier producto fresco se deduce que debemos de tratar de controlar los procesos de respiración y transpiración. Como hemos dicho, la transpiración consiste en el movimiento de vapor de agua a través de un gradiente (es decir, de alta a baja). Si la humedad del aire es alta la presión del vapor de agua también será alta. A una temperatura dada la cantidad de vapor de agua que puede contener el aire es limitada. Cuando el aire está 100% saturado, toda agua adicional se condensa. El aire caliente puede retener más vapor de agua que el aire frío, lo cual explica la condensación que se produce en la superficie exterior de una botella de cerveza fría. El punto de saturación se designa como Humedad Relativa de 100%; el aire totalmente seco tiene una humedad relativa de 0%. Si la atmósfera que rodea al producto tiene 50% de Humedad Relativa (H.R.), el vapor de agua pasa del producto al aire circundante ya que su atmósfera interna tiene 100% de H.R. Mientras más seco esté el aire, más rápido pierde agua el producto mediante la transpiración, De este modo si vamos a ejercer un control sobre la transpiración será conveniente mantener el producto en un ambiente con humedad relativa alta, reduciendo de ese modo la pérdida de agua y ayudando a extender la vida de postcosecha.
1.3. FORMACIÓN Y CRECIMIENTO DE FRUTOS Y HORTALIZAS
La formación de los frutos es una parte importantísima de la vida de las plantas, y está directamente relacionada con uno de los órganos vegetales más conocidos: las flores. Como los humanos, las plantas también necesitan reproducirse, y para esto usan sus órganos reproductivos, que se encuentran en las flores. Estos órganos son centrales para la polinización (la llegada de polen a los órganos femeninos de la planta) que, si lleva a la fecundación (la unión del óvulo y del esperma), dará lugar a la formación del “embrión” de las plantas: las semillas. Una flor tiene todos los órganos reproductivos de la planta. Cuando el polen (parte masculina) es depositado sobre el pistilo (parte femenina), su germinación lleva a la fecundación de los óvulos y a la formación de semillas y frutos. Imagen: espaciociencia.com. Hasta aquí todo debería sonar bastante familiar. Sin embargo, el problema de una planta es que debido a que no puede moverse, si todas las semillas que produce cayeran justo debajo de ella, la planta madre pronto estaría rodeada de su descendencia, que luego competiría entre sí y con ella misma por recursos como agua, luz y nutrientes. Para hacer frente a este problema y porque las plantas son así de geniales, éstas han evolucionado una estrategia muy efectiva para la dispersión de las semillas: ¡los frutos! Así, en plantas silvestres (y muchas cultivadas), el fruto es el “paquete” que transporta o dispersa las semillas. Entre todos los diferentes tipos de frutos que existen, aquellos que son carnosos y deliciosos son en realidad una especie de «carnada» para los dispersores de semillas. De hecho, las partes carnosas de los frutos suelen ser dulces y nutritivas, y así atraen a animales que comen este “paquete de semillas”. Al comer el fruto, los animales generalmente también comen sus semillas, lo que lleva a que sean dispersadas en otro lugar cuando finalmente salen del cuerpo del animal a través de las heces.
1.3.1. REGULADORES DE CRECIMIENTO EN FRUTALES
Raleo de flores o frutos Existen diferentes reguladores de crecimiento que se utilizan para inducir abscisión de flores y frutos pequeños. Generalmente, estos reguladores de crecimiento inducen síntesis de etileno, quien es el factor final que induce la caída del órgano. Las fitohormonas son compuestos orgánicos producidos por la misma planta. El etileno provoca la rotura de las paredes de las células de la zona de abscisión, desprendiendo de esa forma el fruto de su pedúnculo. Entre los productos que se utilizan para ralear están el propio etileno en su formulación liquida o estofón (acido-2-cloroetil-fosfónico). Dependiendo de la concentración utilizada, también pueden ser utilizados: las auxinas de síntesis como el ácido naftalenacético (NAA) y el ácido 3,5,6-tricloro-2piridil-oxiacético (3,5,6-TPA), la benciladenina (BA o 6-BAP) y el ácido abscísico (ABA). En el caso de uva y solo en esta especie, el ácido giberélico (GA₃) induce raleo de flores. Control del crecimiento vegetativo Al reducir el crecimiento vegetativo se logra controlar el tamaño de los árboles, pero también, en muchos casos, se logra mejorar la floración al disminuir la competencia entre crecimiento vegetativo y reproductivo. Para estos fines se utilizan inhibidores de la biosíntesis de giberelinas, productos que disminuyen la producción de formas activas de giberelinas como son: paclobutrazol, uniconazol o prohexadiona-calcio. Mejorar cuaja y fructificación Aquí se busca favorecer el proceso de cuaja (fecundación del ovulo y posterior crecimiento del ovario) y retención de fruta (fructificación). En definitiva, se busca mejorar el número de frutos por planta. Ello se puede lograr de diferentes formas: a) mejorar la calidad de las flores, ósea favorecer el desarrollo de la parte femenina de la flor, que es lo último que se diferencia en una flor (mejorar calidad de óvulos y ovario), con el uso de citoquininas y/o auxinas; b) disminuir la caída de flores y frutos recién cuajados bloqueando, en la zona de abscisión, la señal del etileno con un inhibidor de su síntesis como es el aminoetoxivinilglicina (AVG). Reguladores de crecimiento como inductores de procesos biológicos de crecimiento y diferenciación en cultivos frutales. Inducción de partenocarpia y crecimiento de frutos Mejorar el desarrollo inicial del fruto por la vía de favorecer la división y elongación celular, pero también mejorar el poder de atracción de los fotoasimilados por parte del embrión (semilla) con reguladores de crecimiento como son: auxinas, citoquininas y giberelinas. En el caso de los frutos partenocárpicos (sin semillas), son las paredes del ovario quienes generan las hormonas vegetales del crecimiento y estas señales se pueden mejorar con la aplicación de los mismos reguladores de crecimiento anteriormente citados. Retardo o adelanto de maduración Las giberelinas, auxinas y citoquininas son consideradas como anti senescentes, esto quiere decir que pueden retrasar la maduración y la coloración. Por ello la aplicación de reguladores de crecimiento a base de cualquier de estas tres hormonas vegetales y a determinada concentración puede bloquear momentáneamente el proceso de maduración y coloración. Sin embargo, en frutos no climatéricos como son los cítricos, estos reguladores de crecimiento retrasan la coloración, pero no la maduración, por ser dos procesos independientes (coloración con maduración). En frutos climatéricos, cuyo proceso de maduración depende del etileno, también se puede frenar la maduración aplicando un inhibidor de la síntesis del etileno como es AVG. A su vez y solo en el caso del etileno, existe un producto comercial que bloquea el receptor del etileno, de manera que no deja que la molécula del etileno se acople a él (proceso fundamental para activar genes dependientes de etileno en el núcleo de la célula). Este producto es el 1 metilciclopropeno (1-MCP) un gas y por lo tanto solo se puede aplicar en ambiente cerrado. Por el contrario, para adelantar maduración se puede aplicar etileno como gas en cámaras de maduración (son cámaras de gasificación y cerradas) o como producto líquido, en este caso el etefón (ácido 2- cloroetilfosfónico).