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1. Introducción
Sin embargo, el “conflicto” en tanto relación social que resulta una circunstancia
presente en cualquier actividad profesional abogadil, dada la naturalización del mismo,
no ha tenido una reflexión ontológica más detenida. Es quizás en la enseñanza y el
aprendizaje sobre el “litigio” -y su asociación inmediata al juicio- el ámbito donde hay
un tratamiento más metódico y sistemático. Sin embargo, dicha óptica resulta
necesariamente reduccionista, en función del método de resolución.
Si bien la disciplina del derecho procesal se aboca al estudio del conflicto, lo hace
entendiéndolo como aquel que surge de pretensiones jurídicas antagónicas. Es decir, el
conflicto surge cuando existen conductas que pueden ser reducidas a pretensiones
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jurídicas receptadas por la norma lo que configuran el litigio. En este sentido, desde la
perspectiva del derecho procesal, conflicto y litigio se identifican.
Entendemos que el estudio del conflicto como fenómeno social y jurídico, y sobre
todo como objeto de análisis de la academia, es de radical importancia para la tarea de
los futuros operadores jurídicos, que a la postre resultan gestores y constructores de
soluciones de los diversos problemas sociales que amenazan la paz y organización social.
Varias han sido las disciplinas que se han abordado al análisis y tratamientos de
los conflictos. En la Psicología el estudio y análisis de los conflictos intra-personales y
relacionales constituye base de la formación. Por su parte, uno de los máximos
referentes de la Psicología Social, S. Moscovici (1984) explica que ésta es la ciencia del
conflicto entre el individuo y la sociedad. También se podría pensar en la Economía,
como una ciencia que se ocupa de resolver el conflicto de la distribución de bienes
escasos en un contexto determinado.
Si bien las llamadas ramas del derecho, particularmente los dos grandes paradigmas que
fundamentan tanto al derecho privado como al derecho público, incorporan una idea de
conflicto, estas se centran en definirlo para sus propios objetos de estudio a partir de las
instituciones que estructuran tales saberes. La mayor parte de los casos, el conflicto sufre
un necesario reduccionismo para poder ser interpretado y tratado por el derecho
procesal, dejando una idea de la complejidad del fenómeno a la simplificación del litigio,
llegando muchas veces a ser considerado en el imaginario social sólo en esos términos.
Fue Remo Entelman quizás uno de los primeros estudiosos contemporaneos del conflicto
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Coincidimos con Forastieri (2019) cuando señala que los aportes de la teoría de conflictos
de Remo Entelman, convergen con la perspectiva que cuestiona y busca poner en crisis
al formalismo jurídico y el sistema de administración de justicia dominante. En este
sentido, sostiene que:
El sistema jurídico como técnica de motivación social
representa un progreso indiscutible en la organización de la
sociedad estatal, que al retener y administrar centralizadamente el
monopolio de la fuerza, excluye a sus miembros del uso privado de
la violencia. El derecho es un sistema de normas que cumple el doble
rol de disuadir conductas declaradas prohibidas y de brindar apoyo
a sus miembros para resolver conflictos, poniendo a disposición de
uno de los bandos conflictuantes, en determinadas situaciones, la
fuerza monopolizada por la comunidad a ese efecto. Esta
metodología de resolución de enfrentamientos entre los miembros
de una sociedad estatal, o entre ella y algunos de sus miembros, no
está sin embargo disponible en todos los enfrentamientos posibles
sino en aquellos en que la comunidad selecciona sobre la base de
criterios axiológicos de preferencia y mediante procedimientos
establecidos a tal fin. (Entelman, 2002, pág. 46).
Bajo esta línea, este autor indica que, se han clasificado las conductas posibles en
dos grandes grupos que define como “conductas prohibidas” y “conductas permitidas”.
Como consecuencia de ello se genera un inevitable estilo de pensamiento para el
cual, cuando en una relación social se enfrentan dos pretensiones incompatibles, sus
miembros se preguntas quien tiene razón para el derecho
Y agrega que:
Las normas jurídicas de las que se ocupan los expertos del
derecho, tanto los que se limitan a estudiarlo como teóricos –que
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Sin embargo, como claramente sostiene Forastieri (2019), quedan fuera de esta
consideración aquellos conflictos -en los cuales existen pretensiones incompatibles entre
sí,- que puedan suscitarse a partir de conductas permitidas o no sancionadas. En este
espacio es donde se producen los conflictos entre pretensiones incompatibles pero
igualmente permitidas o no prohibidas, porque no están amenazadas con sanción por el
ordenamiento jurídico. Por lo cual el autor nos facilita una nueva categoría de conflicto,
aquella que se produce entre conductas permitidas, o también denominado conflicto de
tipo “permitido vs permitido”. Y agrega:
que el derecho declara permitidas a ambas 1. Tales enfrentamientos son ignorados por la
ciencia de lo jurídico y por sus practicantes, jueces y abogados” (Entelman; 2002).
Cuando hablamos de perspectivas nos referimos a los distintos lugares modos o formas
desde los cuales podemos posicionarnos para observar algo, que en este caso es el
conflicto. En este sentido, sin perjuicio de la necesaria profundización al respecto en
otros trabajos, sostenemos que es posible identificar cuatro perspectivas de estudios
sobre el conflicto que, lejos de enfrentarse unas a otras, se nutren mutuamente,
poniendo el acento en un foco de interés determinado para la investigación, reflexión y
acción sobre el fenómeno a analizar.
Bajo estas consideraciones y a los fines didácticos, podemos hablar de una perspectiva
política, una perspectiva sociológica, una perspectiva ontológica y una perspectiva
teleológica. Cada una delas cuales serán abordadas brevemente para su comprensión.
Se debe tener en cuenta además, que la perspectiva jurídica es la plataforma intelectual
común básica a las cuatro que abordaremos, con las implicancias y relaciones que estas
vinculaciones transdicisplinarias ocasionan.
Desde la perspectiva política el conflicto ha sido abordado por dos grandes modelos de
análisis. Por un lado, aquel que se centra en el consenso y cooperación, y por el otro
aquel que se centra en el conflicto y la desigualdad. Estos dos modelos o teorías llamas
del consenso y del conflicto respectivamente, podrían considerarse las primeras en
aparecer e impactar fuertemente en las configuraciones filosófico-políticas
fundamentales, en mayor medida del mundo occidental.
Las teorías del consenso, reúnen los estudios que entienden a la organización
social y política a partir de la igualdad, la armonía y cooperación en función de un
proyecto común. En esta línea autores como Rousseau, Locke, Montesquieu profundizan
las reflexiones entienden que el conflicto, si bien es algo natural en algunos casos, es un
fenómeno que atenta contra la armonía y funcionalidad política. En este esquema, el
derecho y las instituciones jurídicas, son los modelos ideales de organización que tienden
a evitar los conflictos u orientadas a canalizarlos de modo que ante el desequilibrio, se
permita regresar al orden y en todo caso se genere un nuevo equilibrio, propio del
desarrollo de una sociedad.
Por su parte, las teorías del conflicto, entienden que el conflicto desde un lugar
de tensión propio de la vida social y organización política. Autores como Hobbes,
Maquiavelo, Marx, entre otros, parten de la lucha y el desequilibrio que nace de la
desigualdad como presupuesto de la organización social. Algunos entienden a la guerra
y la paz con una mirada que resulta propia de la naturaleza humana y las formas de
organizar el poder y los derechos para una organización política de la sociedad.
Obviamente estas miradas han trascendido en la historia intelectual hasta nuestros días
como es el caso de maestros como Antonio Gramsci, Norberto Bobbio, Michel Foucault
entre otros. Bajo estas miradas el conflicto es algo natural y propio de toda organización,
pues siempre hay diferencias de poder (dominantes y dominados) y competencia por
imponerse. Estas perspectivas ven al derecho como un instrumento de quienes detentan
el poder y establecen las reglas válidas en la sociedad.
2 Puede profundizarse más consultando el libro “Teoría de Conflictos. Hacia un Nuevo paradigma”
Editorial Gedisa. Año 2002
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3 Para Weber, la relación social es el comportamiento reciproco de dos o más individuos que
orientan comprenden y resuelven sus conductas teniendo en cuenta la de los otros, con lo que le dan
sentido a sus actos. (Weber;1977)
5 Es decir los protagonistas del conflicto que conforme a la clasificación que realiza pueden ser
individuales, colectivos y dentro de estos detectas algunas diferenciaciones más.
6 Aquellos conflictos que se dan entre conductas permitidas vs permitidas, pueden ser abordados
por mecanismos autocompositivos como la negociación, la mediación y/o la conciliación.
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Expresa Max Weber que: “El conflicto (...) no puede ser excluido de la vida
cultural. Es posible alterar sus medios, su objeto, hasta su orientación
fundamental y sus protagonistas, pero no eliminarlo” (Weber, 1982). Esta
representación del autor, nos aproxima aún más a la idea de que la naturaleza del
conflicto es propia e inherente a las relaciones humanas. Tal es así que los legisladores
del nuevo Código Civil y Comercial unificado expresaron:
7 Presentación del Dr. Ricardo Lorenzetti ante la Comisión Bicameral para la Reforma,
Actualización y Unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación el día 14/8/2012.
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- Los conflictos de intereses, los cuales son provocados por el carácter competitivo
percibido o real; los intereses sustantivos (contenidos); los intereses de
procedimiento;los intereses psicológicos.
- Los conflictos estructurales son provocados por las pautas destructivas de
comportamiento o interacción, la desigualdad del control, la propiedad o la distribución
de recursos; la desigualdad del poder y la autoridad; los factores geográficos, físicos o
ambientales que estorban la cooperación; las restricciones del tiempo.
- Los conflictos de valores son provocados por diferentes criterios de evaluación
de las ideas o el comportamiento; metas valiosas intrínsecamente excluyentes;
diferentes modos de vida, de ideología y de religión.
- Los conflictos de relaciones son provocados por las emociones intensas; las
percepciones erróneas o los estereotipos; la comunicación mediocre o el error en la
comunicación; el comportamiento negativo repetitivo.
- Los conflictos entre los datos son determinados por la falta de información; la
información errónea; las diferentes opiniones acerca de lo que es importante; las
diferentes interpretaciones de los datos; los diferentes procedimientos de evaluación.
Esta clasificación es propia del análisis de la búsqueda de una resolución,
resultando útil para poder elaborar hipótesis e intervenciones eficaces 8. Dice Moore:
… los conflictos no aparecen en paquetes bien estructurados con
sus causas y sus ingredientes rotulados de modo que las partes, o el
interventor, sepan cómo responder creativamente a los mismos. Las
causas a menudo están oscurecidas y desdibujadas por la dinámica de
la interacción.” (2008:62)
En tal sentido, es el mismo autor, a través del recorrido teórico y práctico de uno
de los procesos de resolución, la mediación, indica las posibles intervenciones del
operador del conflicto cuando, a partir de las causas probables, ha elaborado las
hipótesis de intervención a partir de la lógica: “La causa de este conflicto es A, y si varía
B, las partes podrán avanzar hacia el arreglo” (p. 64).
La comprobación de las hipótesis acerca de los conflictos implica diagramar
intervenciones que cuestionen o modifiquen las actitudes, las formas de conducta o la
relación estructural de los conflictuantes.
Así, las posibles intervenciones sobre los conflictos señalados como:
9. En este punto es necesario realizar una aclaración. Si bien el autor refiere a intereses, el sentido
que parece dar y la metodología que propone, es concretamente la que plantea la Escuela de Negocios de
Hardvar al establecer la distinción entre posiciones e intereses. Al respecto, puede consultarse la Unidad
3 de este libro.
10 Debe tenerse presente que, aunque se utiliza la misma denominación “real e irreal”, esta
distinción es absolutamente diferente a la que realiza L. Coser en “Las funciones del Conflicto Social”, bajo
la cual los conflictos reales existe una lucha en torno a fines concretos y uno de los medios más idóneos
para alcanzar tales fines suele ser el uso de las amenazas, la coacción y la fuerza. En los conflictos irreales,
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por el contrario, no existe un antagonismo de fines entre los actores ni disputas por el goce de bienes
escasos. La nota distintiva de los conflictos irreales es la presencia de cierta energía hostil que busca un
“antagonista” para utilizarlo como blanco, a fin de descargar la agresividad sobre él.
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Sobre los principios, indica que el término se usa para referirse a los elementos
no materiales de un conflicto como, por ejemplo: creencias religiosas, las ideologías
políticas, los valores morales, las reputaciones personales, la categoría social pública. La
superposición con el elemento de los bienes es también evidente: pensemos, por
ejemplo, en el hecho de que desde épocas muy remotas la gente ha defendido con
mucho fervor la bandera o el estandarte de su ejército.
Los principios abstractos pueden defenderse con tanto fervor como los bienes
físicos. Los principios y los valores pueden ser, para los que los sostienen (y la mayoría lo
hacemos, aunque no siempre los reconocemos), tan valiosos como los bienes y
posesiones materiales o incluso como las amistades y la familia. Una causa frecuente de
conflictos es que una de las partes perciba y evalúe un principio abstracto sólo desde el
punto de vista material, afectando a otros, aquellos le atribuyen una importancia
religiosa o ideológica fundamental.
Acland también refiere a los principios relativos al precio pagado por quienes los
profesan. Esto le permite considerar que los principios imponen un precio. Al cambiar
los gastos, también pueden cambiar los principios. Muchas veces esto lleva a parecer
inmutables al comienzo del conflicto, pero a medida que el conflicto va generando costos
importantes, las partes pueden abandonar el conflicto. Considerando toda la
complejidad que implican los valores y principios, se puede pensar que en estos casos,
se puede producir un cambio debido a que entran a jugar los aspectos de jerarquías entre
principios.
Sobre los conflictos referidos al territorio, indica que muchas veces
consideramos determinados espacios, ámbitos o incluso actividades como propias de
nuestro “territorio”. Agregamos a estas ideas, que a veces también llegamos a considerar
a otras personas dentro de la figura. El territorio psicológico es tan importante para la
gente testimonio como el territorio físico. La amenaza al territorio es explosiva porque,
como en este caso, también amenaza el sentido de identidad de las personas. El
elemento territorial se pone más en evidencia durante un proceso y período de cambio,
pero suele ocultarse bajo otros factores más evidentes.
Sobre las relaciones implícitas, el autor las aborda como las razones por las que
las relaciones se rompen y provocan conflictos 11. En referencia considera las estructuras
de poder en las relaciones, las expectativas que las partes tienen del otro. Para
explicarlos, presenta la idea de “contratos psicológicos”, que se basan en las expectativas
tácitas e inconscientes que casa uno tiene de los demás. Debido al carácter de las
expectativas, su violación también es, por definición, una violación de la confianza,
11 Al respecto, puede consultarse el capítulo 9 del su obra “Cómo utilizar la mediación para
resolver conflictos organizacionales”. Ed. Paidós, 1997.
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porque la confianza mutua está implícita en cualquier contrato que no se establezca por
escrito (p. 104)
Acerca del modo de reconocer los conflictos irreales, el autor indica que estos
pueden darse por:
- comunicación equivocada;
- percepciones erróneas;
- malentendidos;
La deficiencia en la calidad de la comunicación que da lugar a que ésta sea
equivocada, es uno de los más grandes problemas de nuestro tiempo. Los mensajes
pueden enviarse en el instante a cualquier parte del mundo, por lo que muchas veces
somos negligentes en la expresión, en la confianza de que es fácil corregir un error si el
mensaje está equivocado. Esto se agrava porque la interpretación de nuevos mensajes
se ve influida por el recuerdo que tienen los interlocutores de lo que se ha comunicado
antes y el clima que ha creado.
Las percepciones son equivocadas, según Acland, debido a que son generadas
por una comprensión inadecuada, una interpretación prejuiciosa de una situación o una
mala lectura de las acciones de los demás. Es que las percepciones son tan importantes
en los conflictos como los hechos, los sucesos o las palabras; incluso en varios aspectos
ser aún más importantes. Un comportamiento puede ser objetivamente honesto y
correcto, pero si la otra parte no lo percibe así es probable que interprete los hechos de
tal forma que puedan corroborar su opinión1. Es necesario tomar en serio las
percepciones erróneas y hacer lo que podamos para cambiarlas, aclararlas. Una de las
maneras de hacerlo es explicar claramente por qué se realiza algo y para qué se hace.
Por lo general, los malentendidos son el resultado de las comunicaciones
equívocas y las percepciones erróneas entremezcladas con mala información, supuestos
no comprobados, estereotipos, expectativas no realistas, rumores y conocimiento de
oídas, recuerdos, exactos e inexactos, de experiencias pasadas.
6.1 Prevención
Si se parte de la idea de que el conflicto es natural a la vida en sociedad, resultaría
contradictorio considerar la prevención como una posibilidad perfecta de no presencia
o inexistencia de conflicto. De manera que cuando hablamos de prevención nos
referimos a la posibilidad de prever las consecuencias que puedan derivarse de conflictos
subyacentes existentes, o la posibilidad de prevenir la derivación de un conflicto como
consecuencia de otro.
preventiva, que impide que surjan las controversias o las resuelve antes de que den lugar
a un conflicto. También es una técnica de prevención el despliegue preventivo, que se da
con el envío de una fuerza de mantenimiento de la paz para prevenir un conflicto
probable, por medio de la creación de una "barrera", entre las partes en disputa, al
tiempo que ayudan a frenar los conflictos creando confianza en las zonas de tensión. Por
su parte, el desarme preventivo es la reducción del número de armas o recursos de poder
violento, presentes en zonas propensas a conflictos.
6.2 Gestión.