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Las conocidas como "piedras del hambre" son rocas en el lecho de los ríos que

solo son visibles cuando los niveles del agua son extremadamente bajos.
Esculpidos en ellas, antiguos pueblos dejaron mensajes sobre las catástrofes
desencadenadas por la falta de agua y recordatorios de las dificultades sufridas
durante las sequías. Las inscripciones se remontan a décadas y siglos atrás
La inscripción más antigua encontrada en la cuenca del río Elba data de 1616 y
está en alemán. Su traducción es "Si me ves, llora".

Es particularmente famosa porque sus habitantes cincelaron en su superficie las


fechas de severas sequías.
Según un estudio llevado a cabo en 2013 por un equipo checo, en ella se pueden
leer los años 1417, 1616, 1707, 1746, 1790, 1800, 1811, 1830, 1842, 1868, 1892 y
1893.
"La vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca", se lee en otra
de las rocas talladas.
"El que una vez me vio, lloró. El que me vea ahora llorará", augura una más.
"Si vuelves a ver esta piedra, llorarás. Así de superficial fue el agua en el año
1417", dice otra.
Piedras que anuncian la pobreza
Y es que, en el pasado, que el agua llegara a esos niveles tan bajos significaba
pobreza y carencia para muchas ciudades.
La sequía acarreaba la ruina en los cultivos, pero también cortaba las vías
fluviales por las que llegaban alimentos, suministros de todo tipo y carbón para
cocinar, amenazando el sustento de las familias que vivían a lo largo de la costa.
Y tras eso llegaban las hambrunas.
Antiguamente, el área de Europa Central, que incluye partes de Alemania,
República Checa, Eslovaquia, Austria y Hungría, dependía de la tierra fértil en
la margen de los ríos para producir alimentos.

De hecho, en Alemania estas piedras se las conoce como "Hungersteine".


el nombre procede de una inscripción en una de ellas, "Hungerjahr 1947" o Año
del hambre 1947.
"Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Alemania sufrió una gran
hambruna en el invierno de 1946-1947. Tres grandes olas de frío dificultaron la
vida de la población. En enero de 1947, 60 kilómetros del Rin se congelaron",
La navegación fluvial se paralizó, cortando una ruta de transporte vital por la que
llegaba carbón para la calefacción y alimentos, muchas personas murieron de
hambre y frío. En los últimos años, el fenómeno de la sequía se ha convertido en
la manifestación más destacada del cambio climático en Europa central.

Recordatorios del pasado


Una de las localidades en dejar al descubierto más piedras es Děčín, una ciudad
al norte de la República Checa, donde confluyen los ríos Elba y Ploučnice y muy
cerca de la frontera con Alemania.
El río Elba nace en la República Checa y fluye a través de Alemania hacia el Mar
del Norte. En su caudal asoman hasta una docena de estas piedras, recordando
a la población local un período duro en el pasado. Otra piedra del hambre se
exhibe en el museo de la ciudad de Schönebeck, una antigua lápida que yacía
en una dársena del puerto y en la que se tallaron niveles de agua particularmente
bajos. En 1904 el agua bajó hasta los 47 cm y la visibilidad de esta
piedra indicaba a los barcos que el caudal no era suficiente para navegar.
Además de las piedras, en el cauce del río se han encontrado varias bombas de
la Segunda Guerra Mundial sin explotar. La mayoría de las "piedras del hambre"
se encuentran en el río Elba, aunque también han aparecido en el Rin, el Mosel,
el Mündesee o el Weser.

En las últimas semanas, Francia y España han debido restringir el consumo de


agua por una fuerte sequía.
En zonas de ambos países, las autoridades se han visto obligadas a cortar el
suministro en determinadas circunstancias.
El gobierno francés declaró que el país se enfrenta a la peor sequía registrada en
la historia.

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