Está en la página 1de 6

“10 

Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo


orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las
cosas que habían sido de Job.”  Job 42:10 
El final de Job vino a ser mejor que el principio.  No
hay problema en pasar el día malo, si después que
pasas el día malo, sales mejor que como
comenzaste.  El problema es que hay quienes van
hacia atrás y nunca mejoran.  Pero los creyentes
tenemos una promesa: Que después del día malo,
nuestra victoria es más grande que el primer día.  La
victoria de Dios para ti es que el día malo no pudo
detener lo que Dios tenía preparado para tu vida, y
que el enemigo va a tener que pagar por todos los
problemas que tú tuviste que pasar. 

Exo 12:35-36
35 
Después, siguiendo las instrucciones que Moisés
les había dado, pidieron a los egipcios que les dieran
objetos de oro y de plata, y también
ropa. 36 El Señor hizo que los egipcios vieran con
buenos ojos a los israelitas, así que les dieron todo
lo que les pedían. De este modo los israelitas
despojaron por completo a los egipcios.
Faraón tuvo que pagar la salida del pueblo de
Israel, con oro y plata; tuvo que dejarlos ir con
manos llenas.  Dios no va a permitir que tú pases
por una dificultad y, cuando salgas, salgas peor que
cuando entraste. 
Lo más grande del día malo no es como tú entras,
sino como tú sales.  La pregunta es si tú eres capaz
de llegar hasta el final del día malo.  Muchos lo
extienden y nunca pueden ver la libertad de Dios. 
Tú sales del día malo, cuando dependes de la
revelación de Dios y no de la información que tú
puedes procesar rápidamente a través de tus
pensamientos. 
“3  ¿Quién es el que oscurece el consejo sin
entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no
entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que
yo no comprendía.”  Job 42:3 
En esta escritura, vemos a Job en el último momento
de su vida, que era el mejor momento; momento en
que Dios iba a restaurar todas las cosas.  Y Job está
diciendo: En medio de mi crisis, había cosas que
jamás había visto, que mi mente no podía entender. 
Y una de las cosas que te ayuda a ti a salir del día
malo, es abrir tu espíritu a recibir la revelación de
Dios que hay encerrada detrás de todo aquello que
está ocurriendo en tu vida. 
Como creyente, tú no dependes de la información;
tú vives por la revelación que está detrás de todo
aquello que tú no puedes ver.  Detrás de todo lo que
tú estás viviendo, hay algo más grande que Dios te
quiere mostrar.  No extiendas tu día malo,
moviéndote por la información que puedes
procesar.  Vive por un nivel más grande. 

1rey 18:41-46

41 
Entonces Elías le dijo a Acab:
—Anda a tu casa, y come y bebe, porque ya se oye el
ruido de un torrentoso aguacero.
42 
Acab se fue a comer y beber, pero Elías subió a la
cumbre del Carmelo, se inclinó hasta el suelo y puso
el rostro entre las rodillas.
43 
—Ve y mira hacia el mar —le ordenó a su criado.
El criado fue y miró, y dijo:
—No se ve nada.
Siete veces le ordenó Elías que fuera a ver, 44 y la
séptima vez el criado le informó:
—Desde el mar viene subiendo una nube. Es tan
pequeña como una mano.
Entonces Elías le ordenó:
—Ve y dile a Acab: “Engancha el carro y vete antes
de que la lluvia te detenga”.
45 
Las nubes fueron oscureciendo el cielo; luego se
levantó el viento y se desató una fuerte lluvia. Y
Acab se fue en su carro hacia Jezrel. 46 Entonces el
poder del Señor vino sobre Elías, quien se ajustó el
manto con el cinturón, se echó a correr y llegó a
Jezrel antes que Acab.

Dice la Biblia que el profeta oró siete veces para que


lloviera, y no veía nada.  Lo grande es que él
mandaba a su siervo cada vez que oraba, para que
mirara.  Cuando regresó la séptima vez, el siervo le
dijo: Veo una nubecita como la palma de una mano. 
Ese siervo representa nuestra fe.  Tu fe es tu siervo. 
Tú tienes que orar para mandar a tu fe a mirar.  Y tú
tienes que volver a orar, hasta que tu fe vea algo.  Y,
cuando la fe llega, llega diciéndote: Lo que veo es
algo pequeño.  Pero es que la fe nunca necesita ver
algo grande para recibir el milagro de Dios para ti. 
Todo lo que hace falta que tu fe vea es una pequeña
semilla, algo simple. 
Y el profeta declara: Grande lluvia se oye.  No dijo
que se veía grande lluvia, sino que se oía.  Y es que
tú no ves revelación, tú oyes revelación.  Y lo que
hace la revelación es mostrarte lo que hay detrás de
lo que tu fe ha visto.  Y eso es lo que te ayuda a ti a
salir del día malo. 
Elías le dijo a todos que se preparan, porque grande
lluvia se oía.  Quizás tú no estás viendo nada, pero la
pregunta es: ¿Qué es lo que tú estás oyendo? 
Cuando tú miras el día malo, todo lo ves seco, difícil,
pero ¿qué tú estás oyendo?  Si miras la Palabra, vas
a ver que hay grande lluvia que viene para tu vida. 
Hay cosas más grandes, maravillosas, que tú todavía
no has visto, y es que tú no necesitas verlas, sino
oírlas.  Cuando las oigas, entonces las verás. 
Comienza a actuar, no basado en lo que tú estás
viendo, sino en lo que estás oyendo de parte del
Dios Todopoderoso. 
Que tus decisiones no estén basadas en el día malo
que estás viviendo, sino en la promesa de Dios que
oyes.  Algo grande viene para tu vida.  Haz tus
preparativos, no basados en la información que
puedes procesar a través de tus sentidos, sino a
través de tu espíritu; y eso se llama revelación. 
Job estaba diciendo: Mi actitud, en algunos
momentos, no fue la correcta; me desesperé, me
puse ansioso, porque no entendía todo lo que tú
tenías para mí; me arrepiento porque ahora veo
que, detrás de todo, había algo más grande, más
poderoso. 
Tú tienes que depender de la revelación que has
recibido.  Deja de estar escuchando y haciendo
planes basado en lo que el mundo te dice.  Cada vez
que vas a la casa del Señor, debes tomarlo como
una palabra de parte de Dios para tu vida, y basar
en ellas tus decisiones.  Y hoy Dios te dice que llegó
el final de tu día malo.  Cierra viejas temporadas,
viejos capítulos, y recibe esta palabra.  Envía tu fe y
declara que hoy se acaba tu día malo, y cuando
termine, terminarás mejor que cuando comenzaste. 

También podría gustarte