Está en la página 1de 2

CITLALLI HUITZIL LOPEZ

215642807

La paz y la guerra de Westfalia


El término de Paz de Westfalia se refiere a los dos tratados de paz de Osnabrück y Münster,
firmados el 24 de octubre de 1648, este último en la Sala de la Paz del ayuntamiento de
Münster, en la región histórica de Westfalia, con los cuales finalizó la guerra de los Treinta
Años en Alemania y la guerra de los Ochenta Años entre España y los Países Bajos. En estos
tratados participaron el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (Fernando III de
Habsburgo),la Monarquía Hispánica, los reinos de Francia y Suecia, las Provincias
Unidas (Países Bajos) y sus respectivos aliados entre los príncipes del Sacro Imperio Romano
Germánico.
La Paz de Westfalia dio lugar al primer congreso diplomático moderno e inició un nuevo
orden en Europa central basado en el concepto de soberanía nacional. Varios historiadores
asignan una importancia capital a este acto pues en Westfalia se estableció el principio de
que la integridad territorial es el fundamento de la existencia de los estados, frente a la
concepción feudal, de que territorios y pueblos constituían un patrimonio hereditario. Por
esta razón, marcó el nacimiento del Estado nación.
Hasta la instauración de la Confederación del Rin en 1806, las reglas de Westfalia pasaron a
formar parte de las leyes constitucionales del Sacro Imperio Romano. Las garantías del
Tratado fueron asumidas por los países fronterizos con el Sacro Imperio: Francia y Suecia. Sin
su autorización no podía cambiarse ninguna disposición. Así, los alemanes, que vivían en más
de 300 estados independientes, solo podían fusionarse con otro estado si contaban con la
aprobación de Suecia y Francia
Sacro Imperio Romano Germánico: En 1640, después de casi 30 años, se volvió a reunir
la Dieta Imperial. Esta fue aprovechada por los estados del Imperio para acusar al
emperador Fernando III de Habsburgo de sobrevalorar a España, mientras Suecia y
especialmente Francia presionaban en el mismo sentido, para deshacer la colaboración de
las dos casas Habsburgo.
Para debilitar al Sacro Imperio Romano Germánico, la principal autoridad transnacional de la
época, se proclamó la primacía de los estados alemanes frente a poderes externos, como el
emperador o el papa. Para el Sacro Imperio, la Paz de Westfalia supuso la pérdida de poder
real del emperador y una mayor autonomía de los más de 300 estados resultantes.
El príncipe elector de Brandeburgo, uno de los protestantes más influyentes, fue beneficiado
por el apoyo de Francia. Esta, empeñada en debilitar al emperador, permitió a Brandeburgo
hacerse con territorios adyacentes. Obtuvo Halberstadt y Minden, por el Tratado de Stettin
(1653) la Pomerania Central y el Ducado de Magdeburgo en 1680. Paradójicamente, Prusia,
nacida en 1701 a partir de la fusión de Brandeburgo y el Ducado de Prusia, llegaría a ser uno
de los peores enemigos de Francia.

Francia: Uno de los principales negociadores fue el cardenal Mazarino, primer ministro de
Francia desde 1643. Esta fue la gran beneficiada de la Paz de Westfalia. Por un lado, se
reducía el poder de su gran adversario continental, el Imperio, y por otro se expandía hacia
el Este con el reconocimiento de la anexión de Metz, Toul y Verdún (ocupadas en
1552), Breisach, Philippsburg y de gran parte de Alsacia como (Belfort, Condado de Ferrette,
el Sudgau y la cuarenta villas imperiales del Landvogtei de Haguenau). La Decápolis y la
ciudad imperial de Estrasburgo quisieron mantener su independencia, lo que supuso nuevas
guerras entre el imperio y Francia. Desde el 30 de septiembre de 1681, con la anexión
francesa de Estrasburgo, toda Alsacia salvo el Principado de Salm (hasta 1793) y Mulhouse (
hasta 1798) estaría en poder francés. Las condiciones desmesuradas que exigía el cardenal
Mazarino provocaron la continuación de la guerra hispano-francesa hasta la Paz de los
Pirineos (1659). Una vez finalizada la guerra franco-española (1635-1659). Francia se
convirtió en la potencia hegemónica de Europa.
Países Bajos: La intención inicial del emperador era incluir a España en la Paz, pero las
presiones de Francia lograron su neutralidad en la guerra entre ambas naciones pirenaicas.
A pesar de los esfuerzos de Francia por aislar a España, esta firmó la paz con las Provincias
Unidas de los Países Bajos en junio de 1648, reconociendo su independencia. Esta
independencia era un hecho desde que en 1609, durante el reinado de Felipe III, se firmara
la Tregua de los Doce Años. Los Países Bajos españoles, que no buscaban la independencia,
continuaron perteneciendo a la monarquía española hasta principios del siglo XVIII.
España: Hasta el reinado de Felipe III España se había mantenido como la principal potencia
de Europa. Con Felipe IV ya se empiezan a ver signos claros de la decadencia, que quedan
patentes tras la Paz de Westfalia. En concreto, como se ha explicado en el párrafo anterior,
se tiene que reconocer de iure la independencia de la República de Holanda y queda rota la
comunicación por tierra entre el norte de Italia y Bélgica (el Camino Español) al controlar de
hecho Francia el territorio de Lorena y el sur de Alsacia.
Suecia: Suecia consiguió una posición hegemónica en el mar Báltico que mantuvo durante
décadas. Obtuvo gran parte de Pomerania (repartida con Brandeburgo en el Tratado de
Stettin), Wismar, Bremen-Verden, Neukloster y la isla de Poel4 lo que le permitió participar
en la Dieta Imperial.
Dinamarca: Tras diversas batallas perdidas, fundamentalmente contra Suecia, se vio obligada
a firmar la paz con ésta en 1645. Dinamarca perdió muchas de sus posesiones en el Báltico
y Escandinavia.
Suiza: La Confederación Suiza fue reconocida de facto como un país independiente del Sacro
Imperio Romano Germánico.

También podría gustarte