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Francia: Uno de los principales negociadores fue el cardenal Mazarino, primer ministro de
Francia desde 1643. Esta fue la gran beneficiada de la Paz de Westfalia. Por un lado, se
reducía el poder de su gran adversario continental, el Imperio, y por otro se expandía hacia
el Este con el reconocimiento de la anexión de Metz, Toul y Verdún (ocupadas en
1552), Breisach, Philippsburg y de gran parte de Alsacia como (Belfort, Condado de Ferrette,
el Sudgau y la cuarenta villas imperiales del Landvogtei de Haguenau). La Decápolis y la
ciudad imperial de Estrasburgo quisieron mantener su independencia, lo que supuso nuevas
guerras entre el imperio y Francia. Desde el 30 de septiembre de 1681, con la anexión
francesa de Estrasburgo, toda Alsacia salvo el Principado de Salm (hasta 1793) y Mulhouse (
hasta 1798) estaría en poder francés. Las condiciones desmesuradas que exigía el cardenal
Mazarino provocaron la continuación de la guerra hispano-francesa hasta la Paz de los
Pirineos (1659). Una vez finalizada la guerra franco-española (1635-1659). Francia se
convirtió en la potencia hegemónica de Europa.
Países Bajos: La intención inicial del emperador era incluir a España en la Paz, pero las
presiones de Francia lograron su neutralidad en la guerra entre ambas naciones pirenaicas.
A pesar de los esfuerzos de Francia por aislar a España, esta firmó la paz con las Provincias
Unidas de los Países Bajos en junio de 1648, reconociendo su independencia. Esta
independencia era un hecho desde que en 1609, durante el reinado de Felipe III, se firmara
la Tregua de los Doce Años. Los Países Bajos españoles, que no buscaban la independencia,
continuaron perteneciendo a la monarquía española hasta principios del siglo XVIII.
España: Hasta el reinado de Felipe III España se había mantenido como la principal potencia
de Europa. Con Felipe IV ya se empiezan a ver signos claros de la decadencia, que quedan
patentes tras la Paz de Westfalia. En concreto, como se ha explicado en el párrafo anterior,
se tiene que reconocer de iure la independencia de la República de Holanda y queda rota la
comunicación por tierra entre el norte de Italia y Bélgica (el Camino Español) al controlar de
hecho Francia el territorio de Lorena y el sur de Alsacia.
Suecia: Suecia consiguió una posición hegemónica en el mar Báltico que mantuvo durante
décadas. Obtuvo gran parte de Pomerania (repartida con Brandeburgo en el Tratado de
Stettin), Wismar, Bremen-Verden, Neukloster y la isla de Poel4 lo que le permitió participar
en la Dieta Imperial.
Dinamarca: Tras diversas batallas perdidas, fundamentalmente contra Suecia, se vio obligada
a firmar la paz con ésta en 1645. Dinamarca perdió muchas de sus posesiones en el Báltico
y Escandinavia.
Suiza: La Confederación Suiza fue reconocida de facto como un país independiente del Sacro
Imperio Romano Germánico.