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TEMA 2.

LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DDHH


A partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), los países de todo el mundo
disponen de un código mundial ético-político, de unas categorías ideológico-normativas capaces de juzgar los
comportamientos humanos a nivel universal.
Los derechos humanos nacen como libertades individuales que configuran la primera generación de los
DDHH, cuya base principal es la libertad. Dicha matriz ideológico individualista sufrirá un amplio proceso de
erosión e impugnación en las luchas sociales del siglo XIX. Estos movimientos reivindicativos evidenciarán la
necesidad de completar el catálogo de los derechos y libertades de la primera generación con una segunda
generación de derechos, los derechos económicos, sociales y culturales, cuyo eje es la igualdad. La tercera
generación aparece como complementadora de las fases anteriores cuya base es la solidaridad. La que algunos
llaman cuarta generación surge como esa necesidad de moverse en un mundo informático donde las TIC
forman parte importante en la vida de las personas.
El proceso de internacionalización nos permite comprender determinadas dinámicas del desarrollo
contemporáneo de los derechos.
La Declaración contiene el código de conducta internacional basado en aquellos principios universales que
orientan la promoción de los DDHH.

1. PRINCIPIOS UNIVERSALES QUE SUSTENTAN LOS DERECHOS HUMANOS


El proceso de internacionalización de los D.H descansa en un determinado discurso sobre la necesidad de
implantar estructuras supraestatales de reconocimiento, vigilancia y garantía de los derechos, que constituye el
objetivo de atención y análisis del Derecho Internacional de los D.H.
La universalidad de los derechos es una afirmación indiscutida y no problemática. Se presenta como una
exigencia que se asocia a la noción de D.H, de acuerdo con una comprensión de los derechos que hunde sus
raíces en el iusnaturalismo racionalista y que los entiende como derechos reconocimientos indistintamente a
todos los seres humanos.
La Declaración Universal es un texto en el que se alcanzan algunos de los principios de ese consenso que
están cumpliendo una función pedagógica colectiva, con el fin de conseguir una sociedad ideal y hasta utópica
para la humanidad. Es un punto de emergencia ideológica entre diferentes tradiciones culturales y, por otra
parte, un horizonte ideal y hasta utópico para la humanidad.
Contiene el código de conducta internacional, basado principalmente en aquellos principios fundamentales
que orientan la promoción de los D.H. Algunos autores apuntan a la dignidad humana como la condición
primaria de todos esos principios. La dignidad humana solo puede constituirse en el verdadero fundamento de
los derechos humanos y en la aspiración de su evolución y extensión, cuando se concibe y se reconoce, que la
condición humana tiene un valor intrínseco por ella misma.
A partir de esto lo que se necesita es la manifestación jurídica de la misma, para garantizar la protección de
cada individuo, apoye y respete los proyectos personales de vida que cada sujeto decida desarrollar.
Estos principios han sido estudiados desde distintos enfoques (filosofía, ética, sociología…). De forma
general, podemos decir que son un conjunto de normas que rigen nuestras vidas y que nos permiten juzgar si
un acto es normalmente bueno o malo, conforme a los acuerdos implícitos o explícitos que ha denotado una
sociedad.
Benito de Castro afirma que los derechos humanos han de apoyarse en unos principios que la discusión
racional establezca como puntos de apoyo y referencias últimas para la ordenación de la vida social. La
argumentación racional exige la aceptación de una serie de principios fundamentales que tengan carácter
axiomático comúnmente aceptado y que quede fuera de la propia discusión.
Los principios fundamentales que sirven como punto de anclaje de los Derechos Humanos estarían los
principios que podrían considerarse constitutivos o esenciales de una vida digna (dignidad humana, libertad,
autonomía…) y aquellos que cualifican lo que el profesor Medina Rubio llama “Ethos democrático” en la vida
humana, o principios fundamentales para el ámbito social.

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- Principios fundamentales: la igualdad, la libertad, la autoestima, el respeto, la autonomía, la tolerancia, la
justicia, la solidaridad, son la base para el respeto de la dignidad humana. Estos principios son un conjunto
de normas que rigen nuestras vidas y que nos permiten juzgar si un acto es moralmente bueno o malo,
conforme con los acuerdos implícitos o explícitos que ha marcado la sociedad.
- Principios fundamentales para el ámbito social o Ethos democrático: respeto y tolerancia, justicia,
solidaridad, paz, coraje cívico, diálogo, confianza y participación.

PRINCIPIOS PARA UNA VIDA DIGNA


• La dignidad humana. Se le puede considerar como el fundamento más indispensable de toda
construcción moral o política, se trata de un principio axiomático que no necesita definición ni delimitación
conceptual. La dignidad es consustancial con la propia naturaleza del hombre y la hace diferente del resto de
seres vivos. Es un valor básico, un referente principal que la persona tiene en la esfera moral y jurídica. No se
trata de algo nuevo o atribuible al mundo contemporáneo. Tiene sus orígenes en el estoicismo y en el
cristianismo. Sus precedentes están en el pensamiento griego. Autores como Cicerón hacen referencia a la
existencia de una cierta igualdad esencial entre todos los humanos.
El cristianismo desarrolló y universalizó la idea del hombre a imagen y semejanza de Dios y reconoció así, a
todo ser humano una naturaleza distinta a la del resto de la creación. Naturaleza cuya principal cualidad es la
dignidad humana. Con el cristianismo empieza a desarrollarse una clara conciencia de la dignidad inherente a
cada ser humano por su condición de persona. En términos generales, el concepto de dignidad humana remite
a la idea de superioridad ontológica, al valor intrínseco de todo ser humano con respecto a lo creado.
No expresa en ningún caso, superioridad de un hombre sobre otro, sino de todo ser humano sobre el resto que
carecen de razón. Implica el reconocimiento de una excelencia en el ser, que no solo lo hace superior a los
otros seres, sino que lo sitúa en otro orden del ser. Se trata de la distinción clásica de persona y cosa. Hablar
del hombre, reconocerle, suponer reconocer la existencia de la dignidad. Esta es consustancial a la propia
naturaleza del hombre, y debe reconocerse con independencia de cualquier situación.
• El respeto a la vida y a la integridad física y psíquica . La dignidad de una persona pasa
primeramente por el respeto a su vida y la integridad tanto física como psíquica (derecho a la vida).
El respeto a la vida debe ser entendido como una facultad o atributo que tienen los individuos de no ser
privados de la vida que poseen; es un derecho conservar o mantener la vida, no solo un derecho tenerla. Se
trata de un derecho primario y radical, es el camino que permite acceder al disfrute de los demás D.H.
El derecho a la vida es el que tiene cualquier ser humano por el simple hecho de existir y estar vivo. Es un
derecho fundamental de la persona.
La dignidad de la persona, su vida, si integridad física, psíquica y moral, su honor y su intimidad merecen el
respeto de todos, y el Estado social no puede tolerar que nadie permanezca por debajo de un mínimo propio de
una vida digna de ser vivida.
• La libertad. Es un valor supuesto o derivado del derecho a la vida y vinculado con el reconocimiento
de la dignidad humana. La libertad es aquello en virtud de lo cual la persona destaca sobre los demás seres no
personales. La dignidad humana implica ser libre. Es racional, es libre.
Todo hombre por el hecho de ser persona ha de ser libre de tomar sus propias decisiones y éstas han de ser el
resultado de una libertad interior donde el hombre hace lo que quiere y porque quiere sin estar sometido a
determinación alguna.
La libertad exterior estaría ligada en el marco de las relaciones sociales del ser humano individual con los
restantes miembros del grupo social. Así Locke identifica la libertad como la ausencia de coacción y de
obstáculos de los restantes miembros del grupo social o del Estado. Así tenemos libertad de movimiento,
elección libre de residencia, libertad de reunión…
Pero la vertiente individual de la libertad y la social no han de estar separadas, ya que detrás de un hombre
libre hay una sociedad libre y a su vez no puede existir la libertad individual sin un marco de libertades
colectivas. La libertad se construye en un proceso interactivo, un proceso social continuo donde la libertad
individual se ve favorecida por la social y viceversa.

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El hombre es libre cuando se libera de influencias o presiones externas y elige en función de las exigencias que
deben orientar su vida.
• La autonomía y responsabilidad personal . La autonomía está muy relacionada con la libertad y
puede concebirse desde esta perspectiva de una forma dual, por un lado, lo que hemos llamado libertad interior
y por otro, la libertad exterior. Se trata de un valor relacional ya que la autonomía supone saber tomar las
riendas del propio destino y la responsabilidad supone una vinculación comprometida, una respuesta positiva,
a un esquema de valores conocidos que incitan a ser asumidos y a responder a las consecuencias de esa
asunción.
La autonomía implica participación activa y libre en la realización de los valores, sin sumisión a fuerzas
externas. Independencia para pensar, decidir y actuar. Por su parte, la responsabilidad es la capacidad de
sentirse obligado a dar una respuesta o cumplir un trabajo sin presión externa. Tiene dos vertientes:
 La individual, entendida como la capacidad que tiene una persona de conocer y aceptar las
consecuencias de sus actos libres y conscientes.
 La colectiva, entendida como la capacidad de influir en lo posible en las decisiones de una
colectividad, al mismo tiempo que respondemos de las decisiones que se toman como grupo social en
donde estamos incluidos.
Tanto en su vertiente individual como colectiva, la responsabilidad es un valor que, en la conciencia de la
persona, le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos.
En definitiva, ser responsable supone ser conscientes de una serie de derechos, pero también de deberes y
obligaciones, la libertad de decisión, de movimiento, de expresión, en general nuestra autonomía y libertad
tiene un límite que es la libertad del otro.
• La igualdad y diferencia personal. La igualdad no excluye la diferencia personal, de tal forma que la
igualdad ha de ser para todos. Lo que la igualdad proporciona, asegura y garantiza, es que todos puedan,
cuando menos, acceder en igualdad de condiciones al disfrute de las oportunidades vitales propias a la
titularidad de los derechos.
La DUDH dice que todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, igualdad básica en
derechos y oportunidades. Esta igualdad se ha de manifestar en todas las esferas de la vida, pero también en el
reconocimiento, junto a unos derechos universales, de las diferencias culturales o de la propia individualidad.
Es necesario distinguir dos tipos de igualdad
 La igualdad social, que defiende que todos los ciudadanos tengan las mismas oportunidades en la
vida.
 La igualdad política, se refiere a las normas de distribución de los valores sociales. Políticamente hay
dos igualdades que tienen especial importancia: la igualdad ante la ley (negación de fueros y
privilegios y compensación de quien no tiene recursos para afrontar su juicio) y la igualdad de
oportunidades.
En el marco político Rousseau hizo de la igualdad la condición necesaria del pacto social para instalar sobre él
la sociedad deseable.
Tiempo después Tocqueville vio en la igualdad el elemento principal de la democracia y hablo acerca de la
exigencia social de intervención estatal.
• La autoestima. Es la opinión emocional profunda que las personas tienen de sí mismas, y que
sobrepasa en sus causas la racionalización y la lógica de dicho individuo. También se puede expresar como el
amor que tenemos hacia nosotros mismos. Significa saber que eres valioso, digno y afirmarlo. Implica
respetarse a sí mismo y enseñar a los demás a hacerlo.
Se le puede considerar como el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de quienes
somos, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad, es la
percepción personal de sí mismo.
Una vida digna precisa de autoestima ya que la falta de ella lleva al hombre a funcionar automáticamente. Una
persona con autoestima baja no confía en sí mismo, teme enfrentarse a las situaciones de la vida y se siente
incapaz de abordar exitosamente los retos cotidianos; se percibe incompleto y vacío; carece de control sobre su
vida, en definitiva, no se siente libre ya que necesita consultar sus decisiones con otros porque no escucha ni
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confía en sus mensajes interiores, en su intuición y asume como propios los deseos de los demás. Cuando la
vida se ve desde una autoestima positiva todo es diferente porque nos conectamos con nosotros mismos y con
el mundo desde una perspectiva más amplia, equilibrada, consciente y productiva que nos permite un
desarrollo integral.
• La integridad. Como cualidad personal, se refiere a la total o amplia gama de actitudes poseídas.
Desde un punto de vista jurídico, la integridad personal se relaciona al derecho, a no ser objeto de
vulneraciones en la persona física, como lesiones, tortura o muerte.
Desde el punto de vista ético, sería la manera de manejarse coherentemente con los valores personales y
compartidos con la comunidad a la que se pertenece.
Desde el punto de vista de los DH es un derecho fundamental y absoluto que tiene su origen en el respeto
debido a la vida y sano desarrollo de esta. Es el derecho al resguardo de la persona, en toda su extensión, bien
sea en su aspecto físico, mental y moral.
El ser humano por el hecho de ser tal tiene derecho de mantener y conservar su integridad física (estado de
salud), psíquica (conservar habilidades motrices, emocionales e intelectuales) y moral (desarrollar su vida de
acuerdo a sus convicciones). El reconocimiento de este derecho implica, que nadie pueda ser lesionado o
agredido físicamente, ni ser víctima de daños mentales o morales que le impidan conservar su estabilidad
psicológica.

PRINCIPIOS PARA EL ÁMBITO SOCIAL


Principios y valores que pueden servir como fundamento de los DH desde un enfoque social. Ese enfoque le
hace estar inmerso en una sociedad y en un estado habiendo un efecto interactivo. La evolución del hombre
desde un enfoque social va vinculada a la propia evolución del estado.
Este ser humano se desenvuelve en la sociedad y pretende hacerlo conforme a un sistema de valores y
principios que le permitan desarrollarse en base a los principios de libertad, igualdad y dignidad.
Entre otros principios sociales que le van a permitir al hombre desarrollarse dentro de un Estado social y
democrático, destacamos:
• Respeto y tolerancia. Son dos principios muy importantes que van unidos y son necesarios para el
fundamento de los DH. El respeto es el sentimiento que lleva a reconocer los derechos y la dignidad del otro.
Se fundamenta en la dignidad de la persona, dignidad de igual a igual compartida con todos. Este principio
tiene tres dimensiones: la individual (respeto a uno mismo), la del otro (respeto a los demás) y la ambiental
(respeto a los que nos rodea).
Esta vinculación entre los dos valores la podemos apreciar también al definir la tolerancia. Según la RAE es
‘‘el respeto y consideración hacia las opiniones y prácticas de los demás, aunque discrepen de las nuestras ’’.
Es un principio que nace de una educación para la convivencia, proclamando el derecho a una libertad de
conciencia para el hombre como requisito ineludible para un desarrollo personal y social, necesario para vivir
en una sociedad plural.
La tolerancia debe tener unos límites porque si no se destruiría a ella misma, el problema está en cuáles deben
ser los criterios que nos marquen la diferencia entre lo tolerable y lo intolerable. Camps (1994) afirma que esos
criterios se encuentran en los valores universales y en los DH proclamados universalmente. Si consideramos la
tolerancia como un continuo bipolar, tendríamos dos límites: la intolerancia (diferencias entre las personas,
diferencias de creencias y opiniones, económico sociales y físicas) y la indiferencia (tolerancia negativa –
ausencia de principios ideas y opiniones por comodidad). Tolerancia no es lo mismo que indiferencia.

• Justicia. Todos los principios como base de los DH, y sobre todo los de origen social, se centran en la
justicia, ya que incluye de alguna manera como ingredientes esenciales, a todos los valores citados. La justicia
es el eje central, significa libertad e igualdad, pero también tolerancia, paz, reconocimiento de la dignidad.
Promueve la felicidad tanto individual como colectiva.
Se puede definir como ‘‘Actitud moral o voluntad decidida a dar a cada uno lo suyo’’. Es un principio que
supone, siempre, al menos otra persona a quien debe respetarse. Es la virtud de la equidad. Sin justicia es falsa

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la actitud de paz, cooperación, tolerancia, etc. Se necesita justicia para soportar el resto de los valores y su
vinculación con los derechos humanos.
Los tres principios básicos de la justicia son: libertad igual para todos; igualdad de oportunidades para todos
y el reconocimiento del principio de identidad o de la diferencia personal con el fin de favorecer a quien más
lo necesite.
• Solidaridad. Supone la vinculación de varias personas por unos mismos valores que se comprometen
y sacrifican activamente, en común, cuando esos valores están amenazados. Consiste en un sentimiento y
actitud participativos, compensadores de las insuficiencias de la justicia.
Es el sentimiento de comunidad que complementa a la justicia, hace ciudadanos a los individuos, estos no
pierden su individualidad, sino que asumen sus deberes ciudadanos.
Durkcim señala dos tipos de solidaridad:
- La solidaridad orgánica: cada miembro posee una parte de los conocimientos generales y sus recursos,
por lo que todos dependen de todos. Se suele presentar en sociedades desarrolladas.
- La solidaridad mecánica: se caracteriza por una total competencia de cada individuo en la mayoría de
los trabajos, surgiendo una mínima diferenciación debido a la edad y sexo. La sociedad no está
especializada. Se da en los países no desarrollados y permite la subsistencia de grupos menores y alejados
del resto de pueblos.
• La Paz. Es un principio condicionante de todo proceso de humanización. Se puede distinguir entre:
- La paz interna: entendida como la paz del sujeto. La persona que goza de ella se caracteriza por tener un
equilibrio psíquico, sentimientos altruistas y ausencia de conflictos entre su corazón y mente.
- La paz externa: es aquella que recae sobre un fenómeno cultural, jurídico, político o social.
Como principio, supone tanto la eliminación de formas de violencia ocultas en la convivencia, como el saber
convivir creando ámbitos de concordia y de participación en la felicidad de los demás.
• Coraje cívico. Se entiende como la tenacidad, fortaleza de ánimo en la fidelidad a las propias
convicciones, es el valor o virtud moral necesarios para actuar en consonancia con la perspectiva obtenida en
el ámbito de las ideas o del pensamiento. Es pues la fortaleza necesaria para que exista coherencia entre lo que
se piensa, se manifiesta y se hace.
• Diálogo. Este es un valor importante y como tal, necesario transmitir en una sociedad democrática.
Saber dialogar es una capacidad básica para el ser humano. Supone abrirse al otro, acogerle, respetarle,
escucharle, etc. Supone una disposición al razonamiento, a la argumentación, el reconocimiento de los demás,
ponerse en el lugar del otro. Es el primer paso para facilitar el desarrollo y la confianza entre dos personas o un
grupo. Precisa de una actitud comunicativa y una disponibilidad y generosidad para el compromiso. Potencia
las relaciones entre las partes y contribuye a llegar a acuerdos y soluciones. Este principio potencia las
relaciones entre las partes y contribuye a llegar a acuerdos y soluciones, así por ejemplo, tenemos lo que se
llama diálogo social que se usa para referirse a un tipo de relaciones horizontales entre el Estado y las
organizaciones de la sociedad civil (empresas, sindicatos, comunidades) con el fin de abordar conjuntamente
los problemas sociales y contribuir a elaborar soluciones fundadas en el consenso.
• Sinceridad. Significa expresarse sin fingimiento, con sencillez y veracidad. Es un principio que
caracteriza a las personas por la actitud congruente que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de
sus palabras y acciones. Puede manifestarse en tres ámbitos: hacia uno mismo, hacia los demás y hacia la
sociedad en general. En necesaria para una buena salud mental, establecer relaciones interpersonales y para
vivir en un mundo más justo. Es un valor fundamental a potenciar para asegurar un buen desarrollo de los
D.H.
• Cooperación. Se puede definir como la acción que se realiza juntamente con otro u otros individuos
para conseguir un mismo fin. Aunque a veces es un beneficio para uno mismo, siempre tiende a beneficiar a
los demás. Para que un acto se considere cooperativo tiene que existir una reciprocidad: si no existe, hablamos
sólo de ayuda. Suele significar intercambio recíproco y voluntario de recursos, habilidades y servicios por un
beneficio mutuo entre ambas partes.
• Participación. Se constituye como un principio, estimula los procesos a través de los cuales las
personas se forman, afirman y evolucionan como sujetos de su propia vida. Supone la ayuda y el interesarse

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por los problemas y su solución. La participación nos hace colaboradores de los proyectos de otras personas u
organizaciones las cuales sirven a la sociedad.
Se crea un vínculo entre nuestros ideales, nuestros valores y hábitos culturales, y ese vínculo se traduce en
compromiso con nosotros mismos y con la sociedad.
• Compartir. Es un acto de participación mutua en algo, ya sea material o inmaterial. Compartir lleva
implícito el valor de dar, generosidad y el valor de recibir, aceptar o acoger lo que el otro ofrece. Al compartir,
se produce una ruptura con el egoísmo de aquel que se cree autosuficiente y de aquel que se subestima y
piensa que no tiene nada que ofrecer.

2. LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS (DUDH)


La universalidad es una de las características más importantes de los D.H. Con el carácter de universalidad se
quiere resaltar que todos los DH son poseídos por todos los seres humanos de todos los tiempos, culturas y
sociedades. Aun siendo algo reconocido por todos los países, su aceptación ha sido un proceso largo y
laborioso. En este proceso se han creado distintos organismos y documentos de los cuales su base ha servido
como trampolín hasta llegar a la DUDH.
Hubo reuniones, conferencias importantes para el avance y logro de esa universalidad de los D.H. Entre otras
podemos citar:
 La Conferencia Internacional de Dumbarton Oaks Yalta de 1944, a la que asistieron las cuatro
grandes potencias, China, EE. UU., Reino Unido y la URSS; y donde se preparó el proyecto de la
Carta de las Naciones Unidas.
 La Conferencia de Yalta de febrero de 1954, donde se acordó la celebración de una Conferencia
Internacional en Estados Unidos el 25 de abril con objeto de establecer una Organización
Internacional de las Naciones Unidas. Acudieron 50 estados y se crearon dos documentos
complementarios que sentaron las bases del orden internacional.
• La Carta de las Naciones Unidas
• El Estatuto del Tribunal Constitucional de Justicia
Ambos aprobados en San Francisco en junio de 1945, este último sin especial vinculación a los DH.
En la Carta de las Naciones Unidas, se recoge la promesa solemne de redactar y promulgar una DUDH.
En el preámbulo y en varios artículos se hace referencia a los DH pero no se enumera un catálogo de derechos,
ni se crean mecanismos concretos para garantizas el ejercicio de los derechos dentro de los Estados miembros.
Se crea un Órgano capaz de garantizar los derechos humanos y la formulación de una lista concreta de
derechos que facilitara el hacer efectivo dicho compromiso.
El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas utilizando las facultades atribuidas por el artículo 68
de la Carta de San Francisco creó la Comisión de Derechos Humanos en junio de 1946, que será el órgano
encargado de la protección de los derechos humanos definidos en la Carta de San Francisco y, en espera de la
creación de una institución que se encargue de respetar los derechos y libertades, será reconocida como un
organismo competente en las Naciones Unidas en los temas de DH.
Surgió la necesidad de elaborar una Declaración Internacional de Derechos en la que se definieran de forma
exhaustiva los derechos protegibles. Así la Comisión de Derechos Humanos relacionaba los derechos civiles y
políticos con los económicos, sociales y culturales, trabajo que finalizo en 1948 con la DUDH. A partir de esa
Declaración, los países de todo el mundo van a disponer de un código ético-político, unas categorías
ideológico-normativas capaces de juzgar los comportamientos humanos a nivel universal.
La Asamblea General declara a la DUDH como el ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben
esforzarse., a fin de que tanto los individuos como las instituciones promuevan, mediante la enseñanza y la
educación, el respeto a estos derechos y libertades.

TEXTO DE LA DECLARACIÓN
La DUDH se compone de un preámbulo y 30 artículos, que recogen derechos de carácter civil, político, social,
económico y cultural.
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- Artículos 1 y 2: recogen los principios básicos en los que se sustentan los derechos de libertad,
igualdad, fraternidad y no discriminación.
- Artículos del 3 al 21 recogen los derechos civiles y políticos.
- Artículos del 22 al 28 recogen los derechos económicos, sociales y culturales.
- Artículos 29 y 30 recogen las condiciones y límites con que estos derechos deben ejercerse.

EL ALCANCE DE LA DECLARACIÓN
La Declaración es el resultado de un frágil equilibrio entre los Estados Occidentales y los Estados del bloque
socialista. El choque ideológico-político que presidió ese proceso fue sostenido entre la Europa Occidental y
los Estados de la órbita soviética.
En la Declaración no se establece ningún mecanismo de control ya que dadas las diferencias ideológicas y
conceptuales respecto a los DH y la concepción de la sociedad existente en 1948 no hubiera sido aceptable
desde un punto de vista político una instancia jurisdiccional capaz de exigir a todos los Estados el
cumplimiento de todos los derechos recogidos en la DUDH. En sus inicios, no tuvo valor jurídico, su valor era
puramente declarativo. Pero si tuvo y tiene un gran valor moral.
Además, sirvió como base para la creación de las dos Convenciones Internacionales de la ONU, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (1966), pactos que fueron adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas
en su resolución del 16 de diciembre de 1966.
Con el transcurso de los años sus principios fundamentales han adquirido la condición de normas que todos los
Estados deben respetar, se ha considerado como el ideal internacional. Ha exigido, con el tiempo, un consenso
generalizado de su exigibilidad y por lo tanto si tiene valor jurídico.

3 LAS DISTINTAS GENERACIONES DE DERECHOS HUMANOS


Los DH son un contenido dinámico que ha ido cambiando. Una de las clasificaciones para analizar los
derechos humanos es la que los distingue en diferentes generaciones. Esta clasificación tiene la ventaja de
permitir el examen de su proceso evolutivo en el tiempo de acuerdo con las necesidades de la sociedad en cada
momento.
PRIMERA GENERACIÓN DE DERECHOS.
Esta primera generación se centra en la defensa de las libertades reservadas al individuo. A esta corresponden
los derechos civiles y políticos. Entendemos por derechos civiles, aquellos que le corresponden a una persona
como individuo, independientemente de su rol social. (derecho a la vida, a la libertad personal, a la igualdad, a
ejercer libremente su culto, a reunirse, etc.).
Por su parte son derechos políticos los que corresponden al ciudadano para participar como miembro activo
del poder político en un gobierno democrático, por sí o a través de sus representantes (derecho de sufragio, el
derecho a afiliarse a un partido político, a ser elegido para un cargo de gobierno, a participar en la presentación
de un proyecto de ley, etc.).
Los derechos de esta generación tienen dos características importantes, por un lado, la que hace referencia a la
titularidad individual y el carácter absoluto y por otro, el ser reconocido como derechos de autonomía.
Algunos de los derechos de la primera generación son:
• Derecho a la vida: Los textos constitucionales clásicos no solían referirse explícitamente a este derecho
cuya aparición en las declaraciones de derechos se produce tras la Segunda Guerra Mundial. Se reconoce así
que el Estado debe preservar la vida de todo individuo sin excepción. (artículo 3 de la DUDH)
• Derecho a la libertad individual: Montesquieu señala que en un Estado la libertad es el derecho de hacer
todo lo que las leyes permiten. El derecho a la libertad presenta diversas facetas, por un lado, hace referencia
a la libertad individual y a la autonomía, por otro la libertad promocional y por último la libertad de
participación.

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• Derecho a la igualdad: Artículo 1: “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos
y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”; Así
como en los artículos 2 y 7.
• Derecho a la intimidad personal: La aparición del derecho a la intimidad se vincula al advenimiento de la
clase burguesa y se refuerza con las penurias de la industrialización y la subsiguiente división entre el lugar
de trabajo, y el ámbito donde se desarrolla la vida familiar. El contenido del derecho a la intimidad
englobaría los aspectos secretos de la vida de las personas, los meramente íntimos, personales y familiares,
así como, todo aquello que alude a la peculiaridad, o individual de la persona como el honor, nombre,
imagen, el domicilio, las comunicaciones.
• Derecho a la familia y al matrimonio: La familia es el único elemento natural del que surgirán todas las
demás formas societarias. Esto pertenece a todas las sociedades y a todas las culturas, su carácter es universal
y general, ya que no hay una cultura sin familia. Por su parte el matrimonio es una institución estrechamente
ligada a las tradiciones culturales e históricas de la sociedad, y a las ideas fuertemente arraigadas acerca de la
unidad familiar, de manera que su estabilidad es un fin legítimo que forma parte del interés público.
(Artículo 16 de la DUDH).
• Derecho a la propiedad privada: Ha habido a lo largo de la historia distintas posturas. Unas se manifiestan
por su mantenimiento, mientras que otros consideran que su eliminación acabaría con buena parte de los
problemas que aquejan a nuestra sociedad. La propiedad privada se erige en un elemento consustancial de las
personas y está inscrito en su naturaleza, tal y como proclama el artículo 17 de la DUDH al reconocer que
toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente, así como que nadie será privado de
su propiedad.
• Derecho a la libertad religiosa: La libertad de pensamiento y de conciencia. Es una facultad interna,
práctica y plenamente social que protege al individuo frente a coacciones externas.
• Derecho a la libertad de opinión y de expresión: El artículo 19 DUDH configura el derecho a la libertad de
opinión y de expresión incluyendo en el mismo el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas sin limitación de fronteras por cualquier
medio de expresión.
• Derecho a la libertad de circulación y de residencia: Artículo 13 de la DUDH, toda persona tiene derecho
a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. Así como a salir de cualquier país,
incluso del propio y regresar al mismo.
• Derecho de participación como miembro activo del poder político en un gobierno democrático: La
DUDH en su artículo 21 proclama que toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país
directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
• Derecho a la tutela judicial efectiva: Es un derecho de prestación, cuyo objeto, no es el proceso judicial o
sus órganos, ni una determinada estructura y modo de producirse ese proceso y esos órganos, sino los
distintos derechos subjetivos del titular del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva, que puede hacer
valer en esos procesos y ante esos órganos.
En la actualidad estos derechos aparecen proclamados en los artículos del 8 al 11 de la DUDH.

SEGUNDA GENERACIÓN DE DERECHOS


Esta generación tiene la denominación oficial de derechos económicos, sociales y culturales, aunque también
se la conoce como la generación de los derechos sociales. Nace a lo largo de los siglos XIX y XX por los
conflictos de clase y pone de relieve la insuficiencia de los derechos individuales si la democracia política no
se convertía además en democracia social. Esa lucha por los derechos sociales, económicos y culturales fue
protagonizada por el movimiento obrero y el socialismo democrático.
Son un conjunto de normas a través de las cuales el Estado lleva a cabo su función equilibradora y moderadora
de las desigualdades sociales.
El valor que se manifiesta en los derechos de la segunda generación es la igualdad y se explicita en derechos
que regulan el ámbito del mercado, tratando de establecer garantías sociales para los ciudadanos, el derecho al
trabajo, el salario justo, a la vivienda, al descanso retribuido, a la salud, a la educación, al gozo de los bienes

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culturales y científicos, derechos todos ellos que el mercado no garantiza espontáneamente. Estos derechos se
entienden actualmente como garantías mínimas de un Estado Social y se atribuyen a la persona como miembro
de la sociedad.
Algunos de los derechos de segunda generación son:
• Derecho al desarrollo económico: Todas las naciones deberían gozar de una situación económica que
permita a sus ciudadanos la satisfacción de sus necesidades básicas. El derecho al desarrollo económico
requiere la colaboración internacional para que los países ricos ayuden a los más pobres.
• Derecho al trabajo: Toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones equitativas y satisfactorias. A
igual salario por igual trabajo, remuneración equitativa y satisfactoria, derecho a fundar sindicatos y
sindicarse, etc. (artículo 23 de la DUDH).
• Derecho a la educación: La educación se erige como la primera responsabilidad de los padres y de las
sociedades que aspiran a formar hombres y mujeres capaces de construir una sociedad digna de la
condición humana.
• Derecho a participar libremente en la vida cultural de la comunidad y al patrimonio cultural de la
humanidad: La importancia de este derecho fue puesta de manifiesto en el acuerdo de la UNESCO para la
protección de la herencia cultural y natural del mundo de 1972. Toda persona tiene derecho a tomar parte
libremente en la vida cultural de la comunidad, gozar de las artes y a participar en el progreso científico y
los beneficios que de él resulten.

TERCERA GENERACIÓN DE LOS DERECHOS


Una de las principales críticas que se le hizo a la DUDH es que se centra exclusivamente en los derechos
individuales, acogiendo sólo los derechos de primera y segunda generación, relegando a los colectivos. Esa
necesidad de fomentar los derechos colectivos hace que surjan los derechos de tercera generación o derechos
colectivos y de solidaridad. Son los derechos de los pueblos a la diversidad y a la cultura socioidentitaria.
Los derechos de la tercera generación no han sido objeto generalizado de declaración constitucional. Sólo
aparece en los textos de manera muy aislada y particular, y sólo están recogidos en aquellos textos
constitucionales de países que han reformado recientemente su carta fundamental de gobierno.
Los derechos de la tercera generación afectan de manera especial a la educación, la convivencia, la diversidad
y la solidaridad. En los derechos de la tercera generación hablamos de derechos que reclaman la cooperación
positiva de los Estados y de la sociedad civil más allá de las fronteras territoriales.
Algunos derechos de la tercera generación son:
• Derecho a la paz: Cuando hablamos del derecho a la paz debemos hacerlo en tres dimensiones: derecho a
la paz entre naciones, el derecho a la paz estatal y el derecho a la paz individual. Las tres están
relacionadas.
• Derecho a un medio ambiente sano y calidad de vida: Las personas tienen derecho a un medioambiente
sano que les permita asegurar su vida y la de sus hijos, así como no padecer las enfermedades, que se
puedan prevenir, generadas como consecuencia de la intervención humana.
• Derecho al desarrollo de los pueblos: Este es un derecho que está basado principalmente en la
cooperación internacional para el desarrollo de los pueblos que ha tenido tres referentes. El primero es la
cooperación para el crecimiento económico estando éste vinculado al crecimiento productivo; el segundo el
desarrollo económico con proyección social, y por último el desarrollo de las capacidades humanas tanto
personales como productivas. Estos tres referentes ayudan y fomentan la libertad, el bienestar y la dignidad
de las personas.
• Derecho a un desarrollo sostenible: Es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin
comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas.
• Derecho a la autodeterminación de los pueblos: El derecho de libre determinación de los pueblos o
derecho de autodeterminación es el derecho de un pueblo a decidir sus propias formas de gobierno,
perseguir su desarrollo económico, social y cultural y estructurarse libremente, sin injerencias externas y de
acuerdo con el principio de igualdad.

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• El derecho a la libertad informática y las nuevas tecnologías: En una sociedad avanzada como la
nuestra, las tecnologías proporcionan grandes ventajas. Para salvaguardar la libertad de todas las personas
hay que garantizar que todo el mundo puede tener acceso a ellas, así como una formación que garantice ese
uso y disfrute de las mismas.

LOS DERECHOS DE CUARTA GENERACIÓN


La DUDH contempla solo las dos primeras generaciones de derecho a nivel mundial, pero hay una tercera e
incluso están quienes hablan de una cuarta. El catálogo de los DH nunca será una obra cerrada y es importante
generar una cultura de reconocimiento de los nuevos derechos teniendo en cuenta que todas las generaciones
tienen como base el respeto a la dignidad de las personas.
Se puede hablar de una cuarta generación, como respuesta al nuevo marco caracterizado por la nuevas
necesidades y vínculos sociales surgidos en relación en el desarrollo científico y de la sociedad de la
información, siendo la libertad de expresión en el ciberespacio uno de los derechos, el desarrollo sostenible y
los derechos derivados de los avances del desarrollo científico-técnico en el ámbito genético y en el entorno
ambiental.

GENERACIÓN
DE DH

PRIMERA SEGUNDA TERCERA CUARTA


GENERACIÓN GENERACIÓN GENERACIÓN GENERACIÓN

Derechos Derechos de
Derechos Derechos sobre
económicos y solidaridad y
individuales las TIC
sociales medio ambiente

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