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- Principios fundamentales: la igualdad, la libertad, la autoestima, el respeto, la autonomía, la tolerancia, la
justicia, la solidaridad, son la base para el respeto de la dignidad humana. Estos principios son un conjunto
de normas que rigen nuestras vidas y que nos permiten juzgar si un acto es moralmente bueno o malo,
conforme con los acuerdos implícitos o explícitos que ha marcado la sociedad.
- Principios fundamentales para el ámbito social o Ethos democrático: respeto y tolerancia, justicia,
solidaridad, paz, coraje cívico, diálogo, confianza y participación.
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El hombre es libre cuando se libera de influencias o presiones externas y elige en función de las exigencias que
deben orientar su vida.
• La autonomía y responsabilidad personal . La autonomía está muy relacionada con la libertad y
puede concebirse desde esta perspectiva de una forma dual, por un lado, lo que hemos llamado libertad interior
y por otro, la libertad exterior. Se trata de un valor relacional ya que la autonomía supone saber tomar las
riendas del propio destino y la responsabilidad supone una vinculación comprometida, una respuesta positiva,
a un esquema de valores conocidos que incitan a ser asumidos y a responder a las consecuencias de esa
asunción.
La autonomía implica participación activa y libre en la realización de los valores, sin sumisión a fuerzas
externas. Independencia para pensar, decidir y actuar. Por su parte, la responsabilidad es la capacidad de
sentirse obligado a dar una respuesta o cumplir un trabajo sin presión externa. Tiene dos vertientes:
La individual, entendida como la capacidad que tiene una persona de conocer y aceptar las
consecuencias de sus actos libres y conscientes.
La colectiva, entendida como la capacidad de influir en lo posible en las decisiones de una
colectividad, al mismo tiempo que respondemos de las decisiones que se toman como grupo social en
donde estamos incluidos.
Tanto en su vertiente individual como colectiva, la responsabilidad es un valor que, en la conciencia de la
persona, le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos.
En definitiva, ser responsable supone ser conscientes de una serie de derechos, pero también de deberes y
obligaciones, la libertad de decisión, de movimiento, de expresión, en general nuestra autonomía y libertad
tiene un límite que es la libertad del otro.
• La igualdad y diferencia personal. La igualdad no excluye la diferencia personal, de tal forma que la
igualdad ha de ser para todos. Lo que la igualdad proporciona, asegura y garantiza, es que todos puedan,
cuando menos, acceder en igualdad de condiciones al disfrute de las oportunidades vitales propias a la
titularidad de los derechos.
La DUDH dice que todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, igualdad básica en
derechos y oportunidades. Esta igualdad se ha de manifestar en todas las esferas de la vida, pero también en el
reconocimiento, junto a unos derechos universales, de las diferencias culturales o de la propia individualidad.
Es necesario distinguir dos tipos de igualdad
La igualdad social, que defiende que todos los ciudadanos tengan las mismas oportunidades en la
vida.
La igualdad política, se refiere a las normas de distribución de los valores sociales. Políticamente hay
dos igualdades que tienen especial importancia: la igualdad ante la ley (negación de fueros y
privilegios y compensación de quien no tiene recursos para afrontar su juicio) y la igualdad de
oportunidades.
En el marco político Rousseau hizo de la igualdad la condición necesaria del pacto social para instalar sobre él
la sociedad deseable.
Tiempo después Tocqueville vio en la igualdad el elemento principal de la democracia y hablo acerca de la
exigencia social de intervención estatal.
• La autoestima. Es la opinión emocional profunda que las personas tienen de sí mismas, y que
sobrepasa en sus causas la racionalización y la lógica de dicho individuo. También se puede expresar como el
amor que tenemos hacia nosotros mismos. Significa saber que eres valioso, digno y afirmarlo. Implica
respetarse a sí mismo y enseñar a los demás a hacerlo.
Se le puede considerar como el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de quienes
somos, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad, es la
percepción personal de sí mismo.
Una vida digna precisa de autoestima ya que la falta de ella lleva al hombre a funcionar automáticamente. Una
persona con autoestima baja no confía en sí mismo, teme enfrentarse a las situaciones de la vida y se siente
incapaz de abordar exitosamente los retos cotidianos; se percibe incompleto y vacío; carece de control sobre su
vida, en definitiva, no se siente libre ya que necesita consultar sus decisiones con otros porque no escucha ni
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confía en sus mensajes interiores, en su intuición y asume como propios los deseos de los demás. Cuando la
vida se ve desde una autoestima positiva todo es diferente porque nos conectamos con nosotros mismos y con
el mundo desde una perspectiva más amplia, equilibrada, consciente y productiva que nos permite un
desarrollo integral.
• La integridad. Como cualidad personal, se refiere a la total o amplia gama de actitudes poseídas.
Desde un punto de vista jurídico, la integridad personal se relaciona al derecho, a no ser objeto de
vulneraciones en la persona física, como lesiones, tortura o muerte.
Desde el punto de vista ético, sería la manera de manejarse coherentemente con los valores personales y
compartidos con la comunidad a la que se pertenece.
Desde el punto de vista de los DH es un derecho fundamental y absoluto que tiene su origen en el respeto
debido a la vida y sano desarrollo de esta. Es el derecho al resguardo de la persona, en toda su extensión, bien
sea en su aspecto físico, mental y moral.
El ser humano por el hecho de ser tal tiene derecho de mantener y conservar su integridad física (estado de
salud), psíquica (conservar habilidades motrices, emocionales e intelectuales) y moral (desarrollar su vida de
acuerdo a sus convicciones). El reconocimiento de este derecho implica, que nadie pueda ser lesionado o
agredido físicamente, ni ser víctima de daños mentales o morales que le impidan conservar su estabilidad
psicológica.
• Justicia. Todos los principios como base de los DH, y sobre todo los de origen social, se centran en la
justicia, ya que incluye de alguna manera como ingredientes esenciales, a todos los valores citados. La justicia
es el eje central, significa libertad e igualdad, pero también tolerancia, paz, reconocimiento de la dignidad.
Promueve la felicidad tanto individual como colectiva.
Se puede definir como ‘‘Actitud moral o voluntad decidida a dar a cada uno lo suyo’’. Es un principio que
supone, siempre, al menos otra persona a quien debe respetarse. Es la virtud de la equidad. Sin justicia es falsa
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la actitud de paz, cooperación, tolerancia, etc. Se necesita justicia para soportar el resto de los valores y su
vinculación con los derechos humanos.
Los tres principios básicos de la justicia son: libertad igual para todos; igualdad de oportunidades para todos
y el reconocimiento del principio de identidad o de la diferencia personal con el fin de favorecer a quien más
lo necesite.
• Solidaridad. Supone la vinculación de varias personas por unos mismos valores que se comprometen
y sacrifican activamente, en común, cuando esos valores están amenazados. Consiste en un sentimiento y
actitud participativos, compensadores de las insuficiencias de la justicia.
Es el sentimiento de comunidad que complementa a la justicia, hace ciudadanos a los individuos, estos no
pierden su individualidad, sino que asumen sus deberes ciudadanos.
Durkcim señala dos tipos de solidaridad:
- La solidaridad orgánica: cada miembro posee una parte de los conocimientos generales y sus recursos,
por lo que todos dependen de todos. Se suele presentar en sociedades desarrolladas.
- La solidaridad mecánica: se caracteriza por una total competencia de cada individuo en la mayoría de
los trabajos, surgiendo una mínima diferenciación debido a la edad y sexo. La sociedad no está
especializada. Se da en los países no desarrollados y permite la subsistencia de grupos menores y alejados
del resto de pueblos.
• La Paz. Es un principio condicionante de todo proceso de humanización. Se puede distinguir entre:
- La paz interna: entendida como la paz del sujeto. La persona que goza de ella se caracteriza por tener un
equilibrio psíquico, sentimientos altruistas y ausencia de conflictos entre su corazón y mente.
- La paz externa: es aquella que recae sobre un fenómeno cultural, jurídico, político o social.
Como principio, supone tanto la eliminación de formas de violencia ocultas en la convivencia, como el saber
convivir creando ámbitos de concordia y de participación en la felicidad de los demás.
• Coraje cívico. Se entiende como la tenacidad, fortaleza de ánimo en la fidelidad a las propias
convicciones, es el valor o virtud moral necesarios para actuar en consonancia con la perspectiva obtenida en
el ámbito de las ideas o del pensamiento. Es pues la fortaleza necesaria para que exista coherencia entre lo que
se piensa, se manifiesta y se hace.
• Diálogo. Este es un valor importante y como tal, necesario transmitir en una sociedad democrática.
Saber dialogar es una capacidad básica para el ser humano. Supone abrirse al otro, acogerle, respetarle,
escucharle, etc. Supone una disposición al razonamiento, a la argumentación, el reconocimiento de los demás,
ponerse en el lugar del otro. Es el primer paso para facilitar el desarrollo y la confianza entre dos personas o un
grupo. Precisa de una actitud comunicativa y una disponibilidad y generosidad para el compromiso. Potencia
las relaciones entre las partes y contribuye a llegar a acuerdos y soluciones. Este principio potencia las
relaciones entre las partes y contribuye a llegar a acuerdos y soluciones, así por ejemplo, tenemos lo que se
llama diálogo social que se usa para referirse a un tipo de relaciones horizontales entre el Estado y las
organizaciones de la sociedad civil (empresas, sindicatos, comunidades) con el fin de abordar conjuntamente
los problemas sociales y contribuir a elaborar soluciones fundadas en el consenso.
• Sinceridad. Significa expresarse sin fingimiento, con sencillez y veracidad. Es un principio que
caracteriza a las personas por la actitud congruente que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de
sus palabras y acciones. Puede manifestarse en tres ámbitos: hacia uno mismo, hacia los demás y hacia la
sociedad en general. En necesaria para una buena salud mental, establecer relaciones interpersonales y para
vivir en un mundo más justo. Es un valor fundamental a potenciar para asegurar un buen desarrollo de los
D.H.
• Cooperación. Se puede definir como la acción que se realiza juntamente con otro u otros individuos
para conseguir un mismo fin. Aunque a veces es un beneficio para uno mismo, siempre tiende a beneficiar a
los demás. Para que un acto se considere cooperativo tiene que existir una reciprocidad: si no existe, hablamos
sólo de ayuda. Suele significar intercambio recíproco y voluntario de recursos, habilidades y servicios por un
beneficio mutuo entre ambas partes.
• Participación. Se constituye como un principio, estimula los procesos a través de los cuales las
personas se forman, afirman y evolucionan como sujetos de su propia vida. Supone la ayuda y el interesarse
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por los problemas y su solución. La participación nos hace colaboradores de los proyectos de otras personas u
organizaciones las cuales sirven a la sociedad.
Se crea un vínculo entre nuestros ideales, nuestros valores y hábitos culturales, y ese vínculo se traduce en
compromiso con nosotros mismos y con la sociedad.
• Compartir. Es un acto de participación mutua en algo, ya sea material o inmaterial. Compartir lleva
implícito el valor de dar, generosidad y el valor de recibir, aceptar o acoger lo que el otro ofrece. Al compartir,
se produce una ruptura con el egoísmo de aquel que se cree autosuficiente y de aquel que se subestima y
piensa que no tiene nada que ofrecer.
TEXTO DE LA DECLARACIÓN
La DUDH se compone de un preámbulo y 30 artículos, que recogen derechos de carácter civil, político, social,
económico y cultural.
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- Artículos 1 y 2: recogen los principios básicos en los que se sustentan los derechos de libertad,
igualdad, fraternidad y no discriminación.
- Artículos del 3 al 21 recogen los derechos civiles y políticos.
- Artículos del 22 al 28 recogen los derechos económicos, sociales y culturales.
- Artículos 29 y 30 recogen las condiciones y límites con que estos derechos deben ejercerse.
EL ALCANCE DE LA DECLARACIÓN
La Declaración es el resultado de un frágil equilibrio entre los Estados Occidentales y los Estados del bloque
socialista. El choque ideológico-político que presidió ese proceso fue sostenido entre la Europa Occidental y
los Estados de la órbita soviética.
En la Declaración no se establece ningún mecanismo de control ya que dadas las diferencias ideológicas y
conceptuales respecto a los DH y la concepción de la sociedad existente en 1948 no hubiera sido aceptable
desde un punto de vista político una instancia jurisdiccional capaz de exigir a todos los Estados el
cumplimiento de todos los derechos recogidos en la DUDH. En sus inicios, no tuvo valor jurídico, su valor era
puramente declarativo. Pero si tuvo y tiene un gran valor moral.
Además, sirvió como base para la creación de las dos Convenciones Internacionales de la ONU, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (1966), pactos que fueron adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas
en su resolución del 16 de diciembre de 1966.
Con el transcurso de los años sus principios fundamentales han adquirido la condición de normas que todos los
Estados deben respetar, se ha considerado como el ideal internacional. Ha exigido, con el tiempo, un consenso
generalizado de su exigibilidad y por lo tanto si tiene valor jurídico.
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• Derecho a la igualdad: Artículo 1: “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos
y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”; Así
como en los artículos 2 y 7.
• Derecho a la intimidad personal: La aparición del derecho a la intimidad se vincula al advenimiento de la
clase burguesa y se refuerza con las penurias de la industrialización y la subsiguiente división entre el lugar
de trabajo, y el ámbito donde se desarrolla la vida familiar. El contenido del derecho a la intimidad
englobaría los aspectos secretos de la vida de las personas, los meramente íntimos, personales y familiares,
así como, todo aquello que alude a la peculiaridad, o individual de la persona como el honor, nombre,
imagen, el domicilio, las comunicaciones.
• Derecho a la familia y al matrimonio: La familia es el único elemento natural del que surgirán todas las
demás formas societarias. Esto pertenece a todas las sociedades y a todas las culturas, su carácter es universal
y general, ya que no hay una cultura sin familia. Por su parte el matrimonio es una institución estrechamente
ligada a las tradiciones culturales e históricas de la sociedad, y a las ideas fuertemente arraigadas acerca de la
unidad familiar, de manera que su estabilidad es un fin legítimo que forma parte del interés público.
(Artículo 16 de la DUDH).
• Derecho a la propiedad privada: Ha habido a lo largo de la historia distintas posturas. Unas se manifiestan
por su mantenimiento, mientras que otros consideran que su eliminación acabaría con buena parte de los
problemas que aquejan a nuestra sociedad. La propiedad privada se erige en un elemento consustancial de las
personas y está inscrito en su naturaleza, tal y como proclama el artículo 17 de la DUDH al reconocer que
toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente, así como que nadie será privado de
su propiedad.
• Derecho a la libertad religiosa: La libertad de pensamiento y de conciencia. Es una facultad interna,
práctica y plenamente social que protege al individuo frente a coacciones externas.
• Derecho a la libertad de opinión y de expresión: El artículo 19 DUDH configura el derecho a la libertad de
opinión y de expresión incluyendo en el mismo el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas sin limitación de fronteras por cualquier
medio de expresión.
• Derecho a la libertad de circulación y de residencia: Artículo 13 de la DUDH, toda persona tiene derecho
a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. Así como a salir de cualquier país,
incluso del propio y regresar al mismo.
• Derecho de participación como miembro activo del poder político en un gobierno democrático: La
DUDH en su artículo 21 proclama que toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país
directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
• Derecho a la tutela judicial efectiva: Es un derecho de prestación, cuyo objeto, no es el proceso judicial o
sus órganos, ni una determinada estructura y modo de producirse ese proceso y esos órganos, sino los
distintos derechos subjetivos del titular del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva, que puede hacer
valer en esos procesos y ante esos órganos.
En la actualidad estos derechos aparecen proclamados en los artículos del 8 al 11 de la DUDH.
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culturales y científicos, derechos todos ellos que el mercado no garantiza espontáneamente. Estos derechos se
entienden actualmente como garantías mínimas de un Estado Social y se atribuyen a la persona como miembro
de la sociedad.
Algunos de los derechos de segunda generación son:
• Derecho al desarrollo económico: Todas las naciones deberían gozar de una situación económica que
permita a sus ciudadanos la satisfacción de sus necesidades básicas. El derecho al desarrollo económico
requiere la colaboración internacional para que los países ricos ayuden a los más pobres.
• Derecho al trabajo: Toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones equitativas y satisfactorias. A
igual salario por igual trabajo, remuneración equitativa y satisfactoria, derecho a fundar sindicatos y
sindicarse, etc. (artículo 23 de la DUDH).
• Derecho a la educación: La educación se erige como la primera responsabilidad de los padres y de las
sociedades que aspiran a formar hombres y mujeres capaces de construir una sociedad digna de la
condición humana.
• Derecho a participar libremente en la vida cultural de la comunidad y al patrimonio cultural de la
humanidad: La importancia de este derecho fue puesta de manifiesto en el acuerdo de la UNESCO para la
protección de la herencia cultural y natural del mundo de 1972. Toda persona tiene derecho a tomar parte
libremente en la vida cultural de la comunidad, gozar de las artes y a participar en el progreso científico y
los beneficios que de él resulten.
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• El derecho a la libertad informática y las nuevas tecnologías: En una sociedad avanzada como la
nuestra, las tecnologías proporcionan grandes ventajas. Para salvaguardar la libertad de todas las personas
hay que garantizar que todo el mundo puede tener acceso a ellas, así como una formación que garantice ese
uso y disfrute de las mismas.
GENERACIÓN
DE DH
Derechos Derechos de
Derechos Derechos sobre
económicos y solidaridad y
individuales las TIC
sociales medio ambiente
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