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ACTO ANALÍTICO Y DEMONIOS DEL ARTE ACTUAL.

DOS FORMAS HACIA EL LAZO SOCIAL

“… toda obra es “la puesta en obra” de esa falta de


origen que permite la aproximación amenazada de la
plenitud así como una luz nueva”
Maurice Blanchot.

Aunque el arte rupestre no haya surgido más que como mera representación
de lo vivido, el sí mismo que lo observa, ya implica otro respecto al que lo ha
realizado. Donde al realizarlo se constituye otro. O lo que es igual, una
comunicación consigo mismo, y de inmediato con el otro constituido como
semejante (a diferencia de los individuos de otras especies o tribus). ¿Donde
situamos la idea del Otro?

Rápidamente el arte perfecciona sus técnicas, a medida que vira de


representar las escenas de la caza, a ser instrumento para la mediación, con
los dioses, inexplicables de la naturaleza. Dioses para conservar la utopía del
sueño del todo.

Podríamos ubicar el arte grecorromano en las cercanías al ideal platónico de


perfección, y el cristiano en contigüidad. Aunque el segundo haya dejado
proscripto al primero durante casi 1000 años, y resucitado solo ante la
necesidad de nuevos trucos para la transmisión de la fe cristiana a una masa
analfabeta. Tal vez sea el rigor del uso del arte por parte del poder lo que crea
el arte como subversión. Tal vez al principio como síntoma, en la erótica de un
Bosco o la desnudez de un Botticelli. Con la excusa del pecado y el infierno, o
con la obligación de convertir la piel en porcelana. En todo caso en ambos algo
del cuerpo como real, pura carne no santificada, se escapa... en y a la,
representación.

400 o 500 años después, Freud teoriza esas escapadas descuidadas del arte
sobre el más allá. Teoriza el inconsciente y el trabajo del sueño, para ser
reintroyectado en el arte del surrealismo.

Berni no busca en su obra el retorno de lo reprimido sino que intenta atrapar la


realidad sin los velos del capitalismo. El hiperrealismo logra incluir lo que sin
estar reprimido, la sociedad no ve.

Lo que en Botticelli está al margen, como movimiento del viento o vísceras que
devoran los perros, en Berni se tornó el centro de la escena bordeando a
nuestros protagonistas. Los ojos de un niño desvelan en un sueño roto la
existencia del basural de alrededor. Basural creado con restos de basura.
Testimonios mudos, donde lo bello de la palabra, ha sido reemplazada por
esos restos, elementos narrativos, denuncia en tanto representación que serán
borde a un más allá.

Si definimos a la creación artística como aquella producción en el campo del


arte en donde el artista logra un saber hacer con la pulsión (sublimación) ¿Se
verifica este saber hacer, en las producciones creativas de las postmodernidad,
o ellas vienen a dar cuenta de la imposibilidad de ese saber hacer?

Algunas posiciones sostienen que el arte contemporáneo nos mostraría de


manera siniestra la caída del orden simbólico, y que en sus producciones
aparecerían las desregulaciones pulsionales avaladas desde una cultura en la
que el ser humano se encuentra degradado.

Desde otra mirada insisto en lo que el arte nos enseña hoy, es que no se es sin
el goce, que Freud intentaba dejar subsumido en la sublimación. Ese goce
forma parte de la vida cotidiana. En tanto su sublimación no es sino puro
retorno, cual basura en Berni, circulan hoy zombis desmembrados policiales,
realitis etc… El arte acompaña esta resignificación del goce, denunciando su
origen trágico presente en las perfomance como retorno presente. A veces
puro morbo sin mediación identificatoria, se vive como pura sensación corporal,
asco dolor euforia tristeza… angustia

José Ovejero (2012) ubica una crueldad en la literatura que no busca satisfacer
un morbo, sino confrontar al lector con sus hipocresías y romper el esquema
complaciente o negador. El intento es enfrentar al lector con las verdades, aun
las no gratas. Así procede al estudio de escritos que rompen con la ética. La
estética de la crueldad se ofrece como un permiso para una creación capaz de
tocar el más allá del principio del placer, provocando en el más acá, rechazo o
angustia porque la desmezcla pulsional no se produce cristalizándose como
goce del artista, produciendo a través de la obra la percepción de lo ominoso
en el espectador. ¿Hay especificidad en las formas sublimatorias de la creación
postmoderna? no todo lo thanático se sublima, sino que parte se usa crudo en
la misma obra.

¿Cómo puede conceptualizar las performance posmodernas el psicoanálisis?


Atendiendo a la situación, no tanto del objeto logrado, sino de la posición desde
la que actúa el artista, parecería a veces, más del orden de un pasaje al acto
que de un acto, ¿es esto así? ¿O al contrario son actos que intentan cambios
en las posiciones sintomáticas de la sociedad actual?

¿El objeto de la creación es construido en tanto diálogo, dirigido a lo social, o


es construido a la sola satisfacción de las pulsiones del individuo creador?
Cuando el sujeto está bien posicionado podemos pensar que el objeto artístico
modifica lo social, cuando no es así, es el sistema el que determina la
destitución del sujeto.

David Ouviñas, retoma las temáticas de lo extremo en la literatura y el cine. Allí


extremo toma la forma de extranjero. Podríamos continuar esta idea aludiendo
a un límite claro, línea divisoria entre lo interno y lo externo. Podemos pensar la
temática en términos de un umbral como la parte externa de la casa. Digamos
ese sector que el propietario deja abierto al exterior para que un visitante
externo pueda detenerse dentro a pedir permiso de entrada, al mismo tiempo
que espera afuera que la puerta se abra para entrar. Pero no es la vereda
pública, sino parte de la casa. Podría leerse “umbral” como entre el afuera y el
adentro, pero por ley, hay escrituras, el umbral pertenece a la casa. La cuestión
es que encerrados en esa casa cual cuerpo, la experiencia en el exterior se nos
hace inexperimentable. El arte extremo para Ouviñas no es la representación
del límite sino la experiencia del límite, ¿Algo así como pararse en ese umbral?
¿Lugar lìmite antes de la pulsión sin representación?

Allí es donde Rocio Boliver resurge desde el agujero, en docta ignorancia…


intenta un camino inverso a la neurosis, donde un agujero permita emerger la
re-cosa freudiana para sumergir al espectador en él, más allá. ¿Será esta la
intención artística, aunque ella afirme, una no intención, en una afirmación de
un solo “se me ocurre y puedo hacerlo”? ¿Se trata de un achatamiento del acto
como producto comercial? ¿Se logra presentar una verdad escondida, que
prontamente velamos con representación, que en un imaginario-Real, se
esconde con ideas que remiten a la muerte o los campos de concentración…?

Algo podremos diferenciar de la escritura en psicoanálisis y escritura en el


teatro. Dirá David Ouviñas, “Si el extremo es un umbral, allí el lenguaje funda
automáticamente su otro lado. Y desde ese otro lado, la ausencia es un vacío
que no deja de convocar y atraer todo hacia sí”. Lo cual recuerda la crítica que
haría Lacan a afirmaciones como esa cuando nos refiere que del otro lado no
hay vacío sino Verdad. Pero una verdad imposible, que ni siquiera artistas de la
talla de Marguerite Duras, pudieron encontrar, aunque en el “Arrevato de L V
Stein” afirme que las palabras que faltan y podrían nombrar el agujero, tal vez a
la vuelta del lenguaje se podrían encontrar, allí donde Rocio calla para “ser” ella
misma un silencio.

Los psicoanalistas tomamos las producciones de la cultura, pero hacemos algo


distinto a lo que hace el arte con ello, porque el acto analítico no es solo corte
sino también sutura, porque se trata de que en la repetición de ese discurso se
anote el sujeto y la diferencia. Quitando la connotación trágica del mito edípico
para lograr lo que siguiendo a Lacan, Isidoro Vegh ubica en la salida del Edipo
como lazo social en el lugar de sinthom. Para Lacan solo el discurso analítico
permite hacer lazo.

Es desde este lugar que retomando las teorías de Lacan, podemos pensar el
objeto artístico como el que ha logrado constituir una significación nueva para
el autor, constituyéndolo como otro después de esa obra. Obra que deja de ser
materia, y se hace des-resto, para elevarse a una dignidad diferente para el
autor, tan diferente como para significarlo a él, como nuevo sujeto. En este
sentido el arte extremo se presentaría como proceso artístico por excelencia,
cuando logra una creación sin objeto y un reposicionamiento por parte del autor
y los espectadores. ¿Qué podemos entender como producción artística sin
objeto? Tal vez aquellas que logran depurar el registro de lo simbólico,
permitiendo desde lo imaginario casi un toque con lo real, la angustia…

Queda trazada así una zanja entre la consideración del psicoanálisis y el arte
respecto a la consideración de un objeto como obra de arte, pero donde la
caída de lo simbólico no es sin ley sino una ley que permite en esa caída el
encuentro con un real que insiste en no escribirse. Es ese lugar más allá de la
madre, donde pensamos la sexualidad femenina. No como cosa de género,
sino como lo que del nombre del deseo de la madre, afirmado por el padre,
queda por fuera de inscripción.

Allí lo que el psicoanálisis ubica en esa imposibilidad de representación, es


algo del orden de la verdad. Verdad que no es tramitada por ningún saber,
donde todo saber es engañoso, mentiroso. El arte intenta entonces la ubicación
de esa verdad, no representable, no posible de poner en el orden de la palabra,
pero de alguna manera transmisible en la creación artística.

El objeto de arte se logra letra en el sentido de Lacan, aquello que causa que
se hable, relanzar el discurso sobre el que cabalga el deseo.

El análisis en su transcurrir no tiene solo como destino la creación de


innumerables objetos que permitan acercarse a la pulsión de muerte, sino el
poder también crear un borde consistente para poder bordear en esa creación,
ese agujero sin caer en él. Un muro desde el cual no ser devorado por la
imposibilidad de la producción artística de representar lo irrepresentable.
Posibilidad de sostener una creación artística que diga la verdad en su
posibilidad de decirse. Un solo a medias.

¿Podemos pensar que el Arte Extremo o la Escritura de Crueldad no


corresponden a un proceso sublimatorio, sino a una satisfacción thanática?
Para el psicoanálisis freudiano podría no tratarse aquí del proceso sublimatorio
de construcción de un objeto artístico, ¿o el concepto de sublimación freudiano
no alcanza a explicar totalmente el acto de creación artística en algunas de las
manifestaciones de Arte Extremo?

Si la sublimación es pensada como una forma de poner palabras sobre lo


thanatico, el arte contemporáneo intentara desde otra dirección anular la
palabra como velo para mostrar lo que podemos pensar como borde a la
misma pulsión. Podríamos decir, tocando al cuerpo. Acá el lazo social es
cuerpo a cuerpo, no palabra. Pero podríamos pensarlo como siendo de la
misma envergadura del acto analítico. Si Lacan refiere una y otra vez que en el
dispositivo analítico no se trata de la relación intersubjetiva, porque el analista
no es sujeto sino resto caído de lo simbólico, tal vez sí, podamos pensar que el
analista se relaciona desde ese lugar de resto en tanto puro cuerpo. Un lazo en
lo real, sin palabra pero que hace causa en el preciso momento donde se
presentifica de una palabra más cerca de la verdad imposible.

Artaud, A. 2003.El teatro y su doble. Ed. Octaedro Mexico


Blanchot, M. 2002.El paso (no) más allá. Madrid, Editora Nacional.
Boliver Rocio. Docta ignorancia.
En https://www.youtube.com/watch?v=uZT0W0QSjfU
Boliver Rocio. Entrevista.
En https://www.youtube.com/watch?v=DKdf2ANzIq8
Didi-Huberman, G. 2005.Venus Rajada. Ed. Losada. Madrid
Duras M. 2010.El arrebato de Lol V. Stein. Tusquets EdicionesBuenos Aires,
Frenkel, P. Mandet, E. ; Vaqué, M. 2003. De exilios y márgenes en
psicoanálisis. Ediciones Poesía y Psicoanálisis, Argentina
Freud S. 1919. Lo ominoso Tomo XVII Ed. Amorrortu Editores. Buenos Aires
Freud, S. 1920 Más allá del principio del placer. Tomo XVIII. Ed. Amorrortu
Editores. Buenos Aires.
Freud, S. 1924El problema económico del masoquismo.. Tomo XIX. Ed.
Amorrortu Editores. Buenos Aires.
Lacan J.  2013. La ética del psicoanálisis. Ed. Paidós. Buenos Aires.
Lacan J. 1984 “Respuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la
Verneinung de Freud”. en Escritos 1. México,. Ed. Siglo XXI.
Ouviñas, D. 2011.El silencio y sus bordes. Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica.
Ovejero J. 2012.La ética de la crueldad. Anagrama Ed. Barcelona.

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