Está en la página 1de 18

MEDIDA AUTOSATISFACTIVA – inexistencia de régimen legal en la Provincia de

Buenos Aires - PROCEDENCIA - requisitos formales – RIESGOS DEL TRABAJO - Ley


24.557 - inconstitucionalidad de arts. 15, inc. 2º -párrafo segundo- y 19 – PAGO UNICO
- prestación dineraria por incapacidad laboral permanente – INTERESES – Tasa Activa
Sentencia del 25/09/08 en autos "Perez, Adalberto Eduardo c/ Mapfre Argentina S.A. s/
Materia a categorizar" (Exp. 51267) - Tribunal del Trabajo Nº 2 de Mar del Plata. En la
ciudad de Mar del Plata, a los veinticinco días del mes de septiembre de 2008, se reúne
el Tribunal del Trabajo Nº 2, en Acuerdo Ordinario, a fin de pronunciar su Veredicto en
los autos caratulados "PEREZ, Adalberto Eduardo c/ MAPFRE ARGENTINA S.A. s/
Materia a categorizar" Expediente Nro.51267.- Practicado el sorteo por Secretaría,
resulta el siguiente órden de votación: Dr. Beltrán Jorge Laguyás, Dr. Humberto Omar
Noel y Dra. María Luján Larraín. De inmediato se resolvió plantear y votar la
siguiente:CUESTIÓN DE HECHO ÚNICA: ¿Ha sido probada la existencia de relación
laboral y en su caso, cual ha sido el modo de finalización ?. A LA ÚNICA CUESTIÓN: El
Señor Juez Dr. Laguyás dijo:Por así haberlo ofrecido la actora al promover la acción
bajo análisis, tengo a la vista los autos caratulados: “Perez, Adalberto Eduardo c/ Alpa
Vial SA y otra s/ Accidente de trabajo - Acción Especial” (expte. Nº 48777) del cual
surgen las siguientes certezas -por así haberlo admitido las partes- teniendo especial
relevancia lo dicho a fs. 4/31, 165/224, 242/274, 286/290 y 314/316: a) Que Adalberto
Eduardo Perez se desempeñó bajo relación de dependencia de Alpa Vial SA; b) Que en
ejercicio de dicho empleo y cumpliendo funciones propias de su cargo, en fecha
26/12/00, mientras conducía un vehículo de su empleadora, en ocasión de verificar el
correcto balizado de una obra vial a cargo de dicha firma, embistió un caballo muerto en
la Autovía 2, lo que produjo el vuelco del vehículo, provocándole muy graves lesiones;
c) Que luego de una larga tramitación, en fecha 21/04/06 la Comisión Médica Central
determinó en definitiva que el actor presenta una incapacidad laboral permanente del
sesenta y siete con treinta y cinco centésimas por ciento (67.35%); d) Que Mapfre
Argentina ART SA ha depositado la suma de pesos noventa y dos mil setecientos
sesenta y cinco con 54/00 ($ 92.765.54) a la órden de este Tribunal, imputándolo a
prestación por incapacidad permanente total (art. 15 inciso 2º -segundo párrafo- de la
Ley 24.557) y e) Que el actor no ha percibido las sumas reclamadas en este proceso.-
Con las modalidades y alcances señalados, así lo voto (arts. 26, 29, 44-d), 63 y ccds.
Ley 11.653 y arts. 330, 354, 375 y ccds. C.Pr.). 
A LA MISMA CUESTIÓN: Los Señores Jueces Dr. Noel y Dra. Larraín, adhieren por sus
fundamentos al voto precedente votando con idéntico alcance.
Con lo que terminó el Acuerdo firmando los Señores Jueces, por ante mi Secretario
autorizante, doy fe.
BELTRAN JORGE LAGUYAS - HUMBERTO OMAR NOEL - MARIA LUJAN LARRAIN
           JUEZ                                JUEZ                          JUEZ
JORGE OMAR FELICES
  SECRETARIO
En la ciudad de Mar del Plata, a los veinticinco días del mes de septiembre de 2008, se
reúne el Tribunal del Trabajo Nº 2, en Acuerdo Ordinario, a fin de dictar Sentencia en
los autos caratulados: "PEREZ, Adalberto Eduardo c/ MAPFRE ARGENTINA S.A. s/
Materia a categorizar" Expediente Nro.51267.- Se observa en la votación por los
Señores Jueces el orden establecido precedentemente.
A N T E C E D E N T E S
Con fecha 10/06/08 (fs.4/9) se presenta Adalberto Eduardo Pérez, por intermedio de
letrado apoderado y promueve medida autosatisfactiva tendiente al cobro de la suma de
pesos noventa y dos mil setecientos sesenta y cinco con 54/00 ($ 92.765.54) en
concepto de prestación por incapacidad permanente total (art. 15 inciso 2º -segundo
párrafo- de la Ley 24.557).-
Con fecha 27/06/08 (fs.14) el Tribunal dispuso citar a la demandada para que en el
plazo de cinco días compareciera a estar a derecho, lo cual fue notificado mediante
cédula diligenciada en fecha 17/07/08 (fs.15).-
Con fecha 13/08/08 se presenta la demandada y sin contravenir la posición de la
actora, pide que se resuelva sin mas (fs.20); ante lo cual el Tribunal, con fecha 04/09/08
pasa los autos al Acuerdo (fs.21).-
C U E S T I O N E S
PRIMERA: ¿ Corresponde hacer lugar a la demanda bajo análisis ?
SEGUNDA: ¿ Qué pronunciamiento corresponde dictar ?
V O T A C I O N
 A LA PRIMERA CUESTIÓN: El Señor Juez Dr. Laguyás dijo:
Adelanto que mi opinión es favorable al andamiento de la petición del actor. Con
fundamento en los hechos que tuve por probados en el Veredicto, concluyo que éste
resulta ser acreedor de Mapfre Argentina ART SA por la suma de pesos noventa y dos
mil setecientos sesenta y cinco con 54/00 ($ 92.765.54) en concepto de prestación por
incapacidad permanente total (art. 15 inciso 2º -segundo párrafo- de la Ley 24.557), en
función de la minusvalía determinada el 21/04/06 por la Comisión Médica Central, como
incapacidad laboral permanente del sesenta y siete con treinta y cinco centésimas por
ciento (67.35%).-
Frente a la petición de medida autosatisfactiva que concretó el actor para que se
condene a la ART al pago de la prestación descripta en un solo pago, por declaración
de inconstitucionalidad de los arts. 15 ap. 2º y 18 de la Ley 24.557, siguiendo lo dicho
por la CSJN en autos Milone c/ Asociart s/ Accidente; corresponde analizar primero la
procedencia formal de la acción emprendida, para luego, en caso de abrir la vía elegida
por la actora, pasar a considerar el fondo sometido a decisión.-
Análisis preliminar de procedencia formal de la medida autosatisfactiva:
En el punto, sigo igual curso de pensamiento que el empleado al votar en primer
término el 04/08/05 en autos "Sansalone, Federico y otros c/ Serem SA s/ Diferencia de
Haberes" (expte. 47099) y mas recientemente, el 01/04/08 en autos: "Pereyra, Elda
Teresa c/ Mapfre Argentina S.A. s/ Materia a categorizar" (expte. Nº 50449).-
Sintetizando calificados criterios doctrinarios y jurisprudenciales estamos frente a un
requerimiento "urgente" que formulan los justiciables, tendiente a agotar (o consumar) la
acción emprendida en una sentencia dictada "inaudita et altera pars", que no requiere
acción ulterior. No se trata de una medida cautelar; sino de un proceso abreviado que,
por razones de urgencia, busca la aceleración de los tiempos procesales y tiende a
satisfacer la petición jurisdiccional, en tanto ésta abreve en prístinas normas jurídicas a
favor del peticionante y se den razones de gran urgencia, avalado todo ello en prueba
que otorgue un altísimo grado de certidumbre a la pretensión, para desembocar en un
decisorio definitivo (Jorge Peyrano "Medidas Autosatisfactivas", Rubinzal/Culzoni, 2001,
p. 13 y sigts. y sentencias de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mar
del Plata en "Rivas c/ Banco Río" 27/04/00 y "Erramuspe c/ Santucho" 29/04/04).-
Pero lo dicho, en tanto solo es un enunciado conceptual ¿que aporte normativo debe
recibir para sustentarse en el plano jurídico?
Discrepo con quienes creen ver esta figura, como un desprendimiento o derivación del
art. 232 C.Pr., por cuanto éste trata y se refiere a medidas cautelares, en tanto, como lo
dijimos antes, en nuestro caso estamos frente a una acción autónoma (que no requiere
proceso posterior para su legitimación o subsistencia); la petición de la actora
desemboca directamente en la sentencia que dispone el cumplimiento de un
determinada conducta del obligado; se recepta el derecho que asiste al peticionante.
Repito que no es la traba de una medida cautelar para garantizar el resultado de otro
proceso posterior que reconozca una prerrogativa del trabajador. La medida
autosatisfactiva, por esencia, es en sí misma la que reconoce el derecho preexistente
de los peticionantes. En este sentido, bien dice Hugo Caimani (Foro Permanente de
Institutos de Derecho del Trabajo de la Prov. de Bs. As., Mar del Plata, abril/03) que los
cuatro caracteres que presenta esta medida son: a) Su "autonomía" (no son accesorias
ni tributarias de otro proceso); b) Su "excepcionalidad" (respuesta jurisdiccional en
tiempo oportuno ante el peligro en la mora); c) Su "definitividad" (al resolver la cuestión
de fondo) y d) Su "contenciosidad" (remueve conductas activas o pasivas, pero
deliberadas de obstrucción por parte del accionado).-
Pienso que estamos en una situación similar a la que teníamos a mediados de la
década del sesenta, cuando aún no se había dictado la Ley Nº 7166; entonces no
disponíamos de un plexo normativo que regulara el "Amparo", en esa etapa previa, todo
se inició con la creación pretoriana (CSJN en los archiconocidos casos "Siri" y "Kot").
Digo esto porque hasta hoy en la Provincia de Buenos Aires, carecemos de regulación
legal respecto a la "Medida Autosatisfactiva"; a diferencia de otros distritos mas
avanzados en el tema como Chaco y La Pampa.-
Así como las vocales y las consonantes se van sumando para formar diptongos, que
luego integran palabras y arman frases que expresan ideas y describen hechos; en esta
ocasión debemos seguir un curso similar, recurriendo a los principios elementales
insertos en textos constitucionales propios y en los supranacionales incorporados por la
Carta Magna, para desde esos pilares, intentar construir un derecho mas justo para el
Hombre, aún cuando no tengamos normativa procesal específica que contemple su
tratamiento; se muestra indudable aquello de "donde hay una necesidad subyace un
derecho" (Eva Perón).-
A su vez, nuestra Constitución Provincial (1994) en su art. 15 garantiza "... la tutela
judicial continua y efectiva, el acceso irrestricto a la justicia, [...] Las causas deberán
decidirse en tiempo razonable...". A su turno, el art. 39 enfatiza (inc. 1) el derecho a
retribución justa, a condiciones dignas de trabajo, al bienestar, a la jornada limitada, al
descanso semanal y a igual remuneración por igual tarea; declarando como principios
(inc 3), entre otros, la irrenunciabilidad de derechos, la Justicia Social, la primacía de la
realidad, la indemnidad, la progresividad y en caso de duda la interpretación a favor del
trabajador; comprometiéndose el estado provincial a establecer tribunales
especializados para solucionar los conflictos de trabajo.-
Estos conceptos, son derivación y consecuencia de principios esenciales que la
Humanidad se ha dado en el transcurso del tiempo. En tal sentido, la Constitución
Nacional, en el Preámbulo se propone afianzar la justicia, en el artículo 14 bis dice que
"... El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de
integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio [...]
la protección integral de la familia ..." (entre otros) y en el 18 proclama la inviolabilidad
de la propiedad. Mas adelante, el art. 75 inc. 22 de la Ley Suprema, otorga jerarquía
constitucional a los tratados allí citados, motivo por el cual -internalizados- integran el
entramado principal al cual debemos atender y respecto al cual he de referirme a
continuación: A) Declaración Universal de los Derechos del Hombre (1948) "Art. 8: Toda
persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales …",
"Art. 16 ap. 3 La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene
derecho a la protección de la sociedad y del Estado ...", "Art. 17 ap. 2 Nadie será
privado arbitrariamente de su propiedad ...", "Art. 22 Toda persona, como miembro de la
sociedad, tiene derecho a la seguridad social ...", "Art. 25 ap. 1 Toda persona tiene
derecho a un nivel de vida adecuado [...] tiene asimismo derecho a los seguros en caso
de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus
medios de subsistencia por circunstancias ajenas a su voluntad ..." y "Art. 28 Toda
persona tiene derecho a que se establezca un Órden social e internacional en el que los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente
efectivos"; B) Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Nueva York, 1966)
"Art. 14 ap. 1 Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia.
Toda persona tendrá derechos a ser oída públicamente y con las debidas garantías por
un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, [...] para la
determinación de sus derechos u obligaciones de carácter civil ..."; C) Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Nueva York, 1966) que
reconoce que el derecho a trabajar comprende el derecho de toda persona a ganarse la
vida (art. 6), a la protección de la familia (art. 10), con una mejora continua de las
condiciones de existencia (art. 11), para lo cual el organismo asume la obligación de
implementar políticas que contribuyan a la aplicación efectiva y progresiva del pacto
(art. 22); D) Pacto de San José de Costa Rica (Convención Americana sobre DD. HH.,
1969). El párrafo 2º de su Preámbulo, sabiamente, reconoce que "… los derechos
esenciales del Hombre […] tienen como fundamento los atributos de la persona
humana, razón por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza
convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los
estados americanos …" y en lo que hoy nos interesa, en el párrafo 4º dice que "… sólo
puede realizarse el ideal del ser humano libre, exento del temor y la miseria, si se crean
condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales
y culturales, tanto como de sus derechos civiles y políticos …". Para vehiculizar las
aspiraciones antes expuestas, en el art. 8º expresa: "1.- Toda persona tiene derecho a
ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un juez o
tribunal competente, independiente e imparcial […] para la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o cualquier otro carácter …";
garantizando el derecho a la propiedad privada (art. 21); en el art. 25 proclama "... Toda
persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo
ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus
derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la Presente
Convención, ..." y también impulsa el desarrollo progresivo (art. 26º) y E) Protocolo de
San Salvador (adicional al anterior, 1988), en el tercer párrafo de su Preámbulo reitera
el "… reconocimiento de la dignidad de la persona humana …" y, refiriéndose a los
derechos, enfatiza que "… jamás pueda justificarse la violación de unos en aras de la
realización de otros …", desarrollando en su art. 9º la esencialidad del derecho a la
seguridad social en similar sintonía con el ya citado art. 14 bis de la Const. Nac.-
Como consecuencia de lo dispuesto en el art. 75 inc. 24) de la Ley Fundamental, tiene
jerarquía supralegal la Declaración Sociolaboral del Mercosur (Río de Janeiro, 1998)
que, entre otros puntos, señala como propósitos mejorar las condiciones de vida de sus
habitantes, asegurar armonía entre el progreso económico y el bienestar social,
tendiente a elevar el nivel de vida y corregir los desequilibrios sociales.-
Todo ello tiene como telón de fondo a la Carta Interamericana de Garantías Sociales
(Bogotá, 1948) que en su art. 1º reconoce la superación de los derechos sociales y el
mejoramiento progresivo de los niveles de vida de la comunidad en general; la
Declaración de Principios Sociales de América (Méjico, 1945) al proclamar que el
hombre debe ser el centro de interés de todos los esfuerzos de los pueblos y de los
gobiernos y las Bases Constitucionales para la América Latina y el Caribe (Equipo
Federal del Trabajo, Buenos Aires, 2005), que en su art. 203 dice: "Se asegura a todo
habitante el acceso a una Justicia rápida, eficaz y gratuita. No se pondrá traba alguna
para ello en razón de las personas, de sus condiciones físicas o intelectuales, ni de tipo
legal o económico que signifique, en definitiva, una traba a su constitucional derecho de
obtener una decisión o sentencia pronta, eficaz, segura y cierta".-
La elevación del Hombre y el mejoramiento de las condiciones de trabajo (con especial
énfasis en los conceptos de justa retribución e indemnidad) conforman el Orden Público
Laboral que se desprende del insoslayable Derecho Básico Universal citado supra y al
cual debemos atenernos.-
De la síntesis expuesta, colijo que frente al invocado derecho de los peticionantes para
obtener una medida autosatisfactiva como la reclamada, en principio es procedente,
ante razones de urgencia y cuando se advirtiera peligro en la demora.-
Ley 24.557 (LRT) art. 15, inciso 2 -párrafo segundo- y su consecuente art. 19:
Con relación a la invocada inconstitucionalidad de la normativa que dispone el acceso a
una prestación de pago mensual, impidiendo –en principio- la satisfacción del crédito
del trabajador en un solo pago, es menester concretar un  pormenorizado análisis del
caso concreto.-
Para acometer la tarea de control de constitucionalidad del articulado de marras, sigo el
mismo curso de pensamiento empleado al votar en "Vergniaud, Emma Sandra Fabiana
y otros c/ Siembra AFJP s/ Accidente de Trabajo" (expte. Nº 47051); para ello, coincido
con la argumentación fijada por la CSJN ("Milone, Juan c/ Asociart S.A. ART s/
Accidente") cuando el 26/10/04 dijo: "... 4º) ... desde antiguo, el Tribunal ha establecido
que las leyes son susceptibles de cuestionamiento constitucional "cuando resultan
irrazonables, o sea, cuando los medios que arbitran no se adecuan a los fines cuya
realización procuren o cuando consagren una manifiesta iniquidad" (Fallos: 299:428,
430, considerando 5° y sus numerosas citas). Luego, dos circunstancias deben ser
puestas de manifiesto para lo que interesa al sub lite. Primeramente, la LRT ha previsto,
con toda claridad, que uno de sus "objetivos" es "reparar los daños derivados de
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales" (art. 1.b). En segundo término, el
Mensaje del Poder Ejecutivo del 4 de noviembre de 1994, que acompañó al entonces
proyecto de la LRT, expresa: "recuperando el criterio adoptado inicialmente por la ley
9688, se da preferencia a las prestaciones dinerarias otorgadas en forma de renta o
pago periódico mensual". Este "cambio", agrega, "implica un movimiento importante a
favor de aproximar las prestaciones a las efectivas necesidades que experimentan los
damnificados" (Antecedentes Parlamentarios, Buenos Aires, La Ley, 1996A, pág. 409,
IV). 5°) Que, en este orden de ideas, no se requiere un mayor esfuerzo expositivo para
concluir que el medio elegido para satisfacer la única reparación dineraria, vale decir, el
régimen indemnizatorio de renta periódica, dado su antes indicado carácter absoluto,
puede conducir a resultados opuestos a los "objetivos" legales a los que debe servir, y a
un apartamiento de la tendencia a aproximarse a las "efectivas necesidades que
experimentan los damnificados" [...] En tal sentido, la LRT, no obstante la declarada
intención de recuperar el originario sistema de la ley 9688, parece haber soslayado que
la existencia de un conflicto análogo al presente ya había sido advertida por el
legislador de la citada ley de 1915. La lectura del debate desarrollado en la Cámara de
Diputados con motivo del examen del art. 9 del entonces proyecto muestra, con nitidez,
que el propio miembro informante de la Comisión y defensor de la cláusula, doctor
Arturo M. Bas, reconoció las consecuencias negativas que originaba un sistema de
renta que excluía inflexiblemente que la indemnización pudiera ser otorgada en un pago
único. Mas aún; frente a las críticas planteadas, dicho miembro admitió, sin rebozos,
que la Comisión "no tendría inconveniente en aceptar algún agregado" al art. 9
tendiente a evitar los aludidos inconvenientes, si bien, finalmente, la propuesta en juego
no fue materializada (v. las intervenciones de los diputados Padilla y Bas, Diario de
Sesiones de la Cámara de Diputados, 1915, t. III, págs. 602/603). No menos preciso es
poner de relieve que, durante el lapso en que rigió, hasta su abandono en favor del
pago único (ley 18.913), el sistema de renta de la ley 9688 fue modificado mas allá de
los breves efectos en el tiempo que produjo el decreto ley 650/55 (art. 1), dada su
derogación por el decreto ley 5005/56 (art. 1) por vía del decreto ley 4834/58, al
establecer éste que los "beneficiarios mayores de edad podrán optar en percibir
íntegramente o en forma de renta el importe de la indemnización" (art. 1.d). Esta
reforma de 1958 se apoyó, entre otros motivos, en que "no puede dudarse que las
necesidades económicas de los beneficiarios se hacen mas indispensables en la época
inmediata al infortunio, como también que la inversión del capital en forma directa por el
interesado puede servir al mejor desenvolvimiento económico del mismo" (Boletín
Oficial, 2341958, pág. 1). Asimismo, particular importancia cobra el Convenio 17 de la
Organización Internacional del Trabajo, de 1925, ratificado por nuestro país, y que tiene
jerarquía superior a las leyes (Constitución Nacional, art. 75.22), puesto que, si bien
dispone el pago de la indemnización "en forma de renta", como lo afirma la recurrente,
no deja de prever la posibilidad del pago "en forma de capital" (art. 5), circunstancia que
silencia esta última al transcribir el precepto de manera parcial. Finalmente, tampoco
puede ser pasado por alto, aún cuando no se trate de una norma aplicable a la presente
contienda, que el decreto 1278/2000 reformó el art. 14.2.b y añadió a la renta periódica
un importe adicional de pago único (art. 6). Por esta modificación, expresan los
considerandos de ese cuerpo legal, se pretende "dar satisfacción a necesidades
impostergables del trabajador [...], originadas en el infortunio laboral" (Boletín Oficial, n°
29.558, 1ª. Sección, 312001, pág. 2). Los señalamientos de los dos párrafos
precedentes, por cierto, no están enderezados a determinar cuál es el régimen legal
compatible con la Constitución Nacional. Su finalidad, y la de la referencia al debate de
1915, es demostrar que tanto la historia legislativa nacional cuanto la fuente
internacional atestiguan la inconsistencia de las reglamentaciones que, al modo de la
sub lite, se agotan inflexiblemente en indemnizaciones de pago periódico, cuando lo
que aquéllas deben consagrar es una reparación equitativa, o sea, que resguarde el
sentido reparador in concreto. 6°) Que esto último refleja la necesidad de sopesar la
norma en cuestión de la LRT a la luz del llamado principio protectorio contenido en el
art. 14 bis de la Constitución Nacional: "El trabajo en sus diversas formas gozará de la
protección de las leyes", y de la expresa manda de la que da cuenta esta norma: dichas
leyes "asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor". Conviene
recordar que estos postulados imponen al Congreso "deberes inexcusables" a fin de
asegurar al trabajador un conjunto de "derechos inviolables" (Fallos: 252:158, 161,
considerando 3°), lo cual, en atención a lo expresado en los considerandos anteriores,
contrasta con las circunstancias fácticas y jurídicas sub examine. En otras palabras, se
advierte que en el caso, no se satisfacen los requerimientos de "asegurar" una
condición de labor "equitativa", vale decir, justa, toda vez que, por su rigor, la norma
cuestionada termina desinteresándose de la concreta realidad sobre la que debe obrar.
A su vez, cabe señalar que los principios elaborados a partir de lo dispuesto en el
mencionado art. 14 bis se integran a las disposiciones incorporadas por la reforma de
1994, en el art. 75, incs. 22 y 23, del texto constitucional. En tal sentido, el Preámbulo
del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales considera de
manera explícita la interdependencia e indivisibilidad que existe entre la vigencia de los
derechos económicos, sociales y culturales y la de los derechos civiles y políticos, por
cuanto todos éstos se desprenden de la dignidad inherente a la persona humana (párrs.
2 y 3; asimismo: Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Preámbulo, párrs.
2 y 3). Por dicha razón, el mencionado conjunto de derechos exige una tutela y
promoción permanentes con el objeto de lograr su plena vigencia. En línea con tales
afirmaciones, el art. 7 del instrumento internacional nombrado en primer término, al
reconocer el "derecho al trabajo", dispone que éste comprende el derecho de toda
persona de tener la oportunidad de ganarse la vida, lo cual se completa con el artículo
siguiente en el que los estados reconocen que tal derecho supone que toda persona
goce del mismo en condiciones equitativas y satisfactorias, que le aseguren
condiciones de existencia dignas para el trabajador y para su familia, mencionando al
respecto, de manera particular, la seguridad y la higiene en el trabajo, entre otras
materias que según lo allí previsto deben ser garantizadas por los estados en sus
legislaciones. A ello se suma el art. 12, relativo al derecho de toda persona al "disfrute
del mas alto nivel posible de salud física y mental", cuando en su inc. 2 dispone: "Entre
las medidas que deberán adoptar los Estados Partes en el Pacto a fin de asegurar la
plena efectividad de este derecho, figurarán las necesarias para [...] b. El mejoramiento
en todos sus aspectos de la higiene del trabajo [...]; c. La prevención y el tratamiento de
las enfermedades [...] profesionales". El citado art. 7.b, corresponde subrayarlo, implica
que, una vez establecida por los estados la legislación apropiada en materia de
seguridad e higiene en el trabajo, uno de los mas cruciales aspectos sea la reparación a
que tengan derecho los dañados (Craven, Matthew, The International Covenant on
Economic, Social and Cultural Rights, Oxford, Clarendom, 1998, pág.242). A
conclusiones sustancialmente análogas conduce el Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, Protocolo de San Salvador, aprobado por la ley 24.658, si se atiende a su
Preámbulo y a los arts. 6 y 7, concernientes al derecho al trabajo y a las condiciones
justas, equitativas y satisfactorias de trabajo, respectivamente. Por su parte, el art. 75,
inc. 23, de la Constitución Nacional, al establecer como atribuciones del Congreso de la
Nación las de legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad
real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos
por la Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos,
pone énfasis en determinados grupos tradicionalmente postergados, dentro de los
cuales se menciona en forma expresa a las personas con discapacidad. Por tal razón,
una interpretación conforme con el texto constitucional indica que la efectiva protección
al trabajo dispuesta en el art. 14 bis se encuentra alcanzada y complementada, en las
circunstancias sub examine, por el mandato del art. 75, inc. 23, norma que,
paralelamente, asienta el principio de no regresión en materia de derechos
fundamentales. Así lo preceptúa también el principio de progresividad asentado en el
art. 2.1 del citado Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
en concordancia con su art. 11, inc. 1, por el que los estados han reconocido el derecho
de toda persona "a una mejora continua de las condiciones de existencia" ...".-
Dicho ello, y entrando ya en el caso tratado, convengamos que, como la indemnización
del rubro está devengada y no han cuestionado las partes su valor monetario, solo
estamos habilitados para ponderar la constitucionalidad de la manda legal que prevé el
pago de una renta mensual; y en su consecuencia analizar el planteo de la actora que
reclama la misma suma, pero en un sólo pago inmediato.-
Ambas partes son también contestes en que el trabajador es el único titular del derecho
a percibir la acreencia, sea ésta en renta periódica o en un sólo pago; vale decir que el
actor es el único propietario del crédito en disputa y que la demandada asume el rol de
mera mandataria legal que se margina de la decisión final sobre la disposición de
fondos, derivando al Tribunal esta responsabilidad.
Si nuestra Carta Magna proclama que "... La propiedad es inviolable, y ningún habitante
de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley ..."
(art. 17), no hay motivos para privar a la parte actora de la administración de los fondos
que le pertenecen.-
Para la ART resulta exactamente igual abonar directamente a la víctima (o en algunos
casos a los deudos) o depositar el capital en una AFJP o en una compañía de seguros
de retiro. Como puede verse claramente, la ART debe disponer totalmente del dinero
correspondiente a la prestación; la única diferencia estriba en determinar quien lo recibe
y en su consecuencia administra. 
En su momento fue bastante difundido el pensamiento rector tenido en cuenta al
disponer el sistema hoy cuestionado: La nueva normativa procura quitar a los titulares
del crédito la posibilidad de disponer de él, partiendo de un preconcepto, cual es que los
dependientes son inevitablemente torpes para bienpensar el destino de la
indemnización; motivo por el cual, no es conveniente confiarle el destino de abultadas
cantidades de dinero (quizás equivaldría a entregarle un arma a un orate). La
disponibilidad de la suma en cuestión sería crear un peligro para el mismo "supuesto
beneficiario", motivo por el cual, implementando tal criterio se estaría agregando
(tácitamente) un cuarto inciso al art. 152 bis del Código Civil: A los beodos
consuetudinarios y drogadictos, a los "fronterizos" y pródigos, estaríamos agregando a
los trabajadores accidentados o enfermos; la derivación de su dinero a una
organización que se la administre de por vida, sería entonces una suerte de "curatela".
No estoy de acuerdo, va en contra de principios constitucionales que hacen a la libertad
y la vida democrática.-
Por otra parte, si vemos que algunas de las que aparentan ser sólidas corporaciones
financieras "se equivocan" y "mal administrando" perjudican a millones de personas por
sumas que a veces resulta mas fácil "pesar que contar", sería absurdo tolerar la falencia
de nutridos grupos de expertos en ciencias varias y "castigar preventivamente" a un
trabajador porque "probablemente" no disponga bien de su dinero.-
En estas actuaciones no hay elementos para condicionar a la parte actora para el
manejo de la indemnización pretendida (su propiedad). La capacidad de las personas
de existencia visible se rige por el Derecho Común (arts. 51 y ccds. del Código Civil) y
solo con base en elementos objetivos podemos resolver la contienda.-
Cuando se le niega a la víctima el cobro de la indemnización se establece una suerte
de "capitis diminutio" basada en una presunción sin prueba, puesto que alude a la
invocada pertenencia de los reclamantes a una supuesta categoría de persona con
capacidades diferentes respecto del nivel que se considera adecuado para el manejo
de las finanzas (subjetividad en estado puro). Ello no es bastante para limitarlos en el
goce de su propia libertad, o sea, tener la potestad de elegir y con ello tomar una
decisión (para acertar o equivocarse); ya que de Libertad está conformada en buena
parte la argamasa con que hemos sido modelados los Humanos. Acaso los mas de
noventa mil pesos podrían proveer de vivienda digna y ser ello el inicio de un círculo
virtuoso, ya que obtenido un lugar seguro para el hogar, todo lo demás (convivencia,
crecimiento, estudio, trabajo, esparcimiento, etc.) sería menos gravoso en el plano
material y espiritual, pero ésto, también es subjetivo.-
Y si de "hipótesis" se tratara (sin mas sustento que la mera exposición de nuestras
ideas), siguiendo el criterio restrictivo, estaríamos equivocándonos en el supuesto que
el actor fuera un joven Aristóteles Onasis, quien por su origen humilde y su condición de
inexperto, hubiera dado motivos para negarle el manejo de su patrimonio. Así lo
hubiéramos privado de construir su imperio naviero. En el tópico abundan los casos
paradigmáticos.-
Ni siquiera vislumbro que la parte actora participe (directa o indirectamente) de las
condiciones que nuestro ordenamiento prevé para acotar (o directamente quitar) la
libertad de elección, como sería el caso de dementes, inhabilitados en general y
pródigos en particular (arts. 140, 152 bis y ccds. Cód. Civ.); tampoco son fallidos (arts.
77 y sigts. de la Ley 24.522) y no hay causa objetiva legal alguna para despojarlo de su
libertad de elección (art. 19 Const. Nac.) sin incurrir en agravio al Derecho de Propiedad
(art. 17 Const. Nac.).-
Si la LRT dispone el pago "in totum" de la indemnización para el caso de incapacidades
permanentes de hasta el 50% (art. 13.2.a de la Ley 24.557) ¿ cual es la motivación para
el tratamiento discriminatorio a las víctimas con mayor incapacidad o a los deudos
cuando acaece la muerte del dependiente ?.
Esta discriminación no se compadece con las necesidades propias de las víctimas. No
hablamos de objetivos suntuarios, sino de supervivencia y proyecto de vida de cada
uno de los involucrados. Es la desnaturalización de la finalidad protectoria del plexo
normativo (Constitución Nacional y leyes específicas).-
Cerramos este tramo con una cita de lo dicho recientemente por la CSJN (03/05/07
"Madorrán, María c/ Administración Nacional de Aduanas): "... si se produjera alguna
duda en el llamado a interpretar el art. 14 bis, sería entonces aconsejable recordar `[...]
la decisiva doctrina que asentó esta Corte en el caso Berçaitz: "tiene categoría
constitucional el siguiente principio de hermenéutica jurídica: in dubio pro justicia social.
Las leyes, pues, deben ser interpretadas a favor de quienes al serles aplicadas con este
sentido consiguen o tienden a alcanzar el 'bienestar', esto es, las condiciones de vida
mediante las cuales es posible a la persona humana desarrollarse conforme a su
excelsa dignidad" (Fallos: 289: 430, 436; asimismo: Fallos: 293:26, 27, considerando
3°). No fue por azar que este precedente se originó en el contexto de los derechos
sociales de la norma citada; tampoco es por ese motivo que la justicia social se ha
integrado expressis verbis, en 1994, a la Constitución Nacional (art. 75.23; "Aquino",
cit., p. 3777/8) ...".-
De tal modo, concretamente propicio la declaración de inconstitucionalidad de los arts.
15, inc. 2º -párrafo segundo- y 19 de la Ley 24.557 en tanto impiden al titular del
beneficio percibir por sí mismo el monto indemnizatorio en un solo pago. De este modo,
para permitir al actor disponer del dinero según su criterio, se debe condenar a la
demandada a poner a disposición del actor dentro de los diez días, el total de la
indemnización tratada.-
En lo que hoy nos ocupa, el rubro está amparado por las construcciones en torno a la
indemnidad e intangibilidad; todo ello como consecuencia directa del articulado de la
Constitución Nacional que dispone la protección al trabajo en sus diversas formas y el
derecho a la seguridad social (art. 14 bis), como así a la garantía de su propiedad (art.
17 Const. Nac.).-
A las prestaciones devengadas en razón del accidente  de un trabajador en relación de
dependencia le confiero el carácter de derecho adquirido, en los términos en que lo
definiera Jorge Llambías, ello es que se han reunido los presupuestos exigidos por la
norma para su imputación a favor del sujeto en calidad de prerrogativa jurídica
individualizada (Tratado ... Parte General, TEA, 1970, T II, p. 139 y sigts.); así, tal nivel
indemnizatorio es parte inescindible de la propiedad de la actora (art. 17), motivo por el
cual, al ser despojada, habilita la petición de autos en el marco del debido proceso (art.
18), para que este Tribunal garantice la efectiva la indemnidad.-
El devengamiento de las prestaciones es automático. Por ello, frente a la impostergable
necesidad de evitar los daños que provocaría en forma irreparable la dilación en la
percepción de la prestación (que por esencia es de carácter alimentario y está
destinada a atender necesidades que no pueden esperar, tales como alimento, luz, gas,
transporte, vestido, entre otros); mal puede justificarse priorizar los derechos del
deudor, por sobre los del acreedor contrariando el Protocolo de San Salvador en el
recordado: "… jamás pueda justificarse la violación de unos [derechos] en aras de la
realización de otros …". Máxime en este caso en que la demandada ha depositado el
total en disputa.-
Cualquier dependiente descansa en el pensamiento que mas allá de las dificultades o
privaciones actuales, frente al eventual acaecimiento de un episodio incapacitante, éste
conllevará la satisfacción de necesidades concretas (problemas materiales). La omisión
de pago de las prestaciones, automáticamente disminuye el poder adquisitivo vital
(personal y familiar) de quien soporta las consecuencias del hecho incapacitante; en
una palabra le infieren un daño ADICIONAL al actor, que debemos evitar.-
En este tiempo de la posmodernidad, no es casual que un pensador como Alain
Touraine, mas allá de las diferencias entre oriente/occidente, norte/sur y
centro/periferia, reflexione así: "La situación en la que nos encontramos coloca a la
democracia … mas cerca de los actores sociales, ya que éstos están ahora menos
amenazados por una clase dominante que por el funcionamiento impersonal del
mercado … Se trata entonces de proteger la libertad y la seguridad personales y, por
encima de todo, el derecho de cada uno de mantener o adquirir el control sobre su
propia existencia … Esta democracia …no apela a una filosofía de la historia sino a una
filosofía moral; … a una concepción de los derechos del hombre que funda toda una
serie de derechos tan universales como los del ciudadano, pero que deben ser
defendidos en situaciones sociales concretas …" ("Igualdad y diversidad", Edit. Fondo
de Cultura Económica, Sao Paulo, Brasil, abril/2000).-
La irrenunciabilidad de los derechos previstos en la Ley de Riesgos del Trabajo que
consagra el art. 39 ap. 3 de la Constitución Provincial, impone a los jueces -en su
calidad de custodios del orden público y del derecho protectorio- el control riguroso de
su fiel cumplimiento, ya que aún en el supuesto que hubiera mediado una convención
entre las partes, la misma sería nula y sin valor si suprimiera o redujera los derechos
previstos en dicha legislación. (SCBA, 03/10/01 "Martin c/ Eseba" L.68416).-
Como surge de lo expuesto, de no accederse a la petición, habría una transferencia de
dinero (que no reconoce fuente - art. 499 Cod. Civ.) de la víctima a favor de la ART y
por solo patentizar enriquecimiento sin causa (doctrina en torno de los arts. 784, 907 y
ccds. del Cód. Civ.) debe impulsar a este Tribunal para que prospere esta medida
autosatisfactiva (art. 260 LCT).-
Vuelvo a citar el trabajo de Hugo Caimani, en el Cap. XI "Aplicaciones posibles del
instituto en el campo del Derecho del Trabajo", cuando dice: "... ¿ Podría utilizarse el
proceso autosatisfactivo para atender exigencias que se presentan cotidianamente en
sede judicial, tal como es la indemnización por despido o el cobro de haberes ? Está
claro que no es la finalidad de ningún proceso urgente la de reemplazar lisa y
llanamente las vías ordinarias legalmente previstas. No obstante ello, si existieran
circunstancias que generasen daños mayores por la espera de los plazos procesales
habituales y a ello se adunara la claridad e irrefutabilidad del derecho que fundamenta
la petición, entonces debería pensarse dos veces al respecto, en lugar de emitir una
respuesta dogmática y automáticamente negativa. Es el caso de los pagos adeudados
que no se satisfacen pese a su interpelación fehaciente, en un contexto de necesidad
extrema para el reclamante, de modo tal que su falta de percepción provoca daño
material verificable adicional ...". Concluyo la cita con un párrafo que coincide a la letra
con las pretensiones de la actora: "... C) Riesgos del Trabajo: Ley 24.557 1.-
Incumplimiento de prestaciones: Una vez determinada la existencia de incapacidades
laborales, ya sean transitorias o permanentes, parciales o totales, las Aseguradoras de
Riesgos del Trabajo deben otorgar las prestaciones individualizadas en los arts. 13 a 20
de la ley sub-exámine. Ya se trate de carácter dinerario o no, cada una de ellas
representa cobertura para una situación de fragilidad individual y familiar acuciante ..."
(sic).-
Finalmente señalo, que en caso de denegar la medida, quedaría al peticionante el
camino del proceso sumario (arts. 26 y sigts. Ley 11653), que como sabemos demanda
años. Ello es que se estaría condenando a la actora a vivir a nivel de pobreza durante
ese tiempo, contrariando cláusulas nacionales y supranacionales que conforman el
Orden Público Laboral.-
Así propicio condenar a Mapfre Argentina ART SA para que: Primero) En el plazo de
diez (10) días a contar de su notificación, dé en pago a Adalberto Eduardo Perez la
suma de pesos noventa y dos mil setecientos sesenta y cinco con 54/00 ($ 92.765.54)
en concepto de prestación dineraria por su incapacidad laboral permanente del sesenta
y siete con treinta y cinco centésimas por ciento (67.35%), en función de lo determinado
el 21/04/06 por la Comisión Médica Central; Segundo) Dado las particulares
circunstancias de la causa, lo dispuesto en el punto precedente es sin intereses y para
el supuesto caso de incumplimiento a lo allí resuelto, aplicar tanto intereses a tasa
activa (art. 622 Cód. Civ.), como astreintes (art. 666 bis Cód. Civ.) a razón de un dos
por ciento (2%) mensual sobre las sumas reconocidas, en mora e impagas y Tercero)
Imponer las costas a la obligada, difiriéndose la regulación de honorarios para la
oportunidad fijada por el art. 51 Ley 8904.-
Tasa de Interés: Desde el 05/09/03 ("Agüero E. c/ La Gran Ciudad S.A." DT/04-A-830)
sostengo que a los créditos laborales se les debe adicionar intereses (art. 622 -primer
párrafo- del Código Civil) desde el 01/01/02 a tasa activa promedio del Banco de  la
Provincia de Bs. As.; abandonando el criterio sustentado por la SCBA en "Zgonc c/
Asociación Atlética Villa Gesell" (Ac. 43858).-
No es un pensamiento simplista que nos lleve a la aplicación de la tasa activa (porque
sea mayor que la pasiva); no, las razones están en la naturaleza jurídica de los créditos
involucrados, en las circunstancias que rodean tanto al  deudor como al acreedor
laboral y todo ello sujeto a una conveniente ponderación axiológica. En definitiva
procuramos seguir el curso natural de las cosas, a la luz del derecho argentino vigente.
Bien dice desde hace mas de tres décadas Rodolfo Capón Filas: "El Mundo Jurídico no
es un sistema encerrado en sí mismo, como pretende el formalismo. Es una estructura
dialécticamente abierta al sistema social y al sistema axiológico" ("La depreciación
monetaria ..." Edit. Plus Ultra/1974, pag. 7).-
Desde que en 1994 la C.S.J.N. se pronunció en: "Banco Sudameris c/ Belcam"
(D.T./94-B p. 1973), está claro que: "... La determinación de la tasa de interés ... queda
ubicada en el espacio de la razonable discreción de los jueces de la causa que
interpretan dichos ordenamientos sin lesionar garantías constitucionales, ...". Así,
resulta irrelevante que expresamente se haya pedido la tasa activa. Esto no es mas que
otorgar vigencia plena a la interpretación mas elemental y literal que pueda hacerse
tanto del primer párrafo del art. 622 del Cód. Civ., como de la doctrina creada en
derredor de la norma.
Si por el texto del Código Civil y por criterio de la CSJN, la determinación de intereses
es función propia del juez de grado; entonces la Doctrina Legal no puede regular el
instituto.
El fundamento mas elemental del planteo es que, mientras la "Tasa pasiva" es la que
paga una entidad financiera al "ahorrista", la "Tasa activa" es para quien recurre al
crédito: el  llamado "tomador". Ante tan esquemática sinopsis, por el carácter
alimentario de los rubros involucrados (remuneraciones e indemnizaciones), al 
trabajador postergado en el cobro no se lo puede ubicar en el lugar de un "ahorrista". La
privación en la disponibilidad y goce de su indemnización y/o salario es contra su
voluntad, no medió acto deliberado del trabajador (supuesto inversor); posición ésta que
no puede sostenerse ni aún a costa de mucha imaginación y esfuerzo dialéctico.
"Ahorrista" es quien libremente dispone usar parte de su efectivo (dinero) colocándolo a
interés en pos de una ganancia y ello supone que sus necesidades básicas estén
obviamente satisfechas. En realidad, en casos como el de autos, el trabajador no ha
tenido el dinero en sus manos, sólo es titular de un crédito que no puede efectivizar,
pese a su voluntad de cobro, fruto del diferente poder negocial de las partes. Entonces,
la figura que analizamos, no es la del inversor. En la mayor parte de los supuestos
quien se ve obligado a pleitear tiene sus necesidades personales y familiares
IN/satisfechas y la falta de disponibilidad de tales sumas le suele acarrear la privación
de servicios tan elementales como la energía eléctrica o el gas para consumo
domiciliario. Con estos datos, corroborados por nuestra percepción cotidiana de la
realidad, podemos asegurar que quien llega a pleito para percibir un crédito laboral no
es un inversionista. El trabajador/acreedor no es un ahorrista, no tiene una suma de
dinero ociosa, tampoco ocasión de decidir, no pone dinero a interés, no tiene afán de
lucro (ni especula con hipotéticas utilidades); simplemente: no puede cobrar, eso es
todo. Al trabajador/acreedor, la decisión, unilateral y ajena a su voluntad (falta de pago
del deudor), le da "... derecho para emplear los medios legales, a fin de que el deudor le
procure aquello a que se ha obligado ..." (art. 505 inc. 1º Cod. Civ.).-
A su vez, el deudor, con su negativa al pago, se colocó en la posición de "tomador
compulsivo de crédito". Con su actitud omisiva priva al trabajador de la libre disposición
de su "crédito alimentario" y por eso, debe soportar la tasa activa. Lo contrario, es
"premiar al moroso" con la "tasa mas baja" que tiene a su disposición. Y lo que es peor: 
estamos emitiendo una clara señal a la sociedad, impulsando a los empleadores para
que adopten una actitud altamente corrosiva; como es dejar de pagar a sus
trabajadores y dar a "ese"  dinero cualquier otro destino (en contra del carácter
alimentario de los rubros).
Recurrir a una entidad bancaria para que "financie" el pago de remuneraciones e
indemnizaciones obliga a la previa presentación de avales y  garantías, demostrar un
puntilloso cumplimiento fiscal y a veces garantizar la operatoria mediante la constitución
de hipoteca ó prenda; para devolver el préstamo con una tasa de interés siempre
superior a la activa de los bancos oficiales. En cambio, omitiendo el pago de los
créditos laborales se eluden las exigencias administrativas, contables y fiscales; se
"AUTO-acuerda" financiamiento a la tasa de interés mas baja que existe. Si para pagar
al trabajador/acreedor el obligado recurría a un banco ó financiera, el empleador/deudor
tenía que aceptar obligadamente la "tasa activa" (sin discusión alguna).-
Entonces ¿Que razones jurídicas hay para relegar al trabajador/acreedor a cobrar
menos que la "Tasa Activa"? El mismo trabajador para atender necesidades primarias;
se ve obligado a financiar la morosidad del deudor acatando sin alternativas la "tasa
activa" (ó lo que su acreedor le imponga), ya que mientras la morosidad salarial
devenga tasa pasiva, la falta de pago de energía eléctrica ó de gas devengan una vez y
media la tasa activa.
La "PRIMACÍA DE LA REALIDAD" (art. 39 inc. 3 de la Const. Prov.) nos alerta que el
interés anual para financiar saldos impagos de tarjeta VISA es del 32,45%, que el
Banco de la Prov. de Bs. As. (BAPRO) cobra por créditos personales el 34% (Diario
Clarín, 07/08/08, pág. 24), que desde el 28/11/03 la Tasa Activa es del 17,00 % y que a
partir del 30/04/04 la Tasa Pasiva es del 02,50% 
El trabajador que pide $ 100.oo en cuatro años debe devolver entre $ 229.80 y $ 236.00
(a Visa o al Bapro); en cambio, por igual suma y mismo plazo el empleador debe pagar
$ 168.00 o $ 110.00 (según sea activa o pasiva). Está claro que al tiempo que el
trabajador "pierde", simultáneamente el empleador "gana".-
Así el trabajador/acreedor -al final del pleito- recibe solo parte de su crédito. No solo se
lo priva de intereses por "su dinero", sino que COBRA MENOS CAPITAL.
Aritméticamente "APARENTA" COBRAR INTERESES, pero -en realidad- ACCEDE A
MENOS BIENES que al generarse su crédito; concretamente: SE HA EMPOBRECIDO.
Todo ello induce a los empleadores/deudores a postergar cuanto mas sea posible los
pleitos, para licuar sus deudas, ya que para pagar la condena judicial hará falta solo
UNA PORCIÓN DEL CAPITAL. 
La mora se produce en forma automática (art. 137 LCT) y la posición del deudor se
agrava cuando no solo omitió demostrar "IN-imputabilidad" (art. 509 Cod. Civ.), sino
cuando, además, obligó al acreedor a recurrir a la Justicia. Tiene "culpa" por la mora
(art. 511 y 512 Cod. Civ.); solo la sentencia lo ha de declarar vencido.-
Al fijar tasa pasiva, transferimos patrimonio (riqueza) del dependiente (acreedor) a favor
del empleador (deudor); y ello es enriquecimiento sin causa, en contra del derecho
vigente (art. 499 Cod. Civ.). En esos términos es concederle al deudor moroso, el
equivalente a la utilidad bancaria, el llamado "spread" (diferencia entre tasas activa y
pasiva). Si el empleador/deudor se incautó del crédito del trabajador (por la fuerza de
los hechos); es justo que se le ordene restituir (por la fuerza del derecho) condenándolo
al pago de intereses a "Tasa Activa" y no "premiarlo" concediéndole el "spread". Así, no
le veo sentido que se prive de aplicar la tasa activa para no otorgar al
trabajador/acreedor el "spread", mientras que -en la práctica- se le regala al
empleador/deudor.
Conforme lo expuesto, por tratarse de créditos alimentarios, entiendo razonable aplicar
la Tasa Activa. En su defecto, se estaría vulnerando el derecho a la propiedad del
trabajador/acreedor (art. 17 Const. Nac.), al privarlo de su integral justa remuneración
y/o DES/protegiéndolo contra el despido arbitrario (art. 14 bis Const. Nac.).-  
Esta, mi opinión personal al respecto, con base en sólida fundamentación ética
impregnó el decisorio aludido en el primer párrafo de este tramo y a la fecha no
encuentro razones para cambiar mi pensamiento; la postura (desarrollada con amplitud
en DT/03-A-325) es previa al ejercicio de la magistratura, excede su marco funcional y
va mas allá de toda consideración temporal; es parte del bagaje cultural e ideológico
que forma mi esencia personal (íntimas convicciones) y se enraiza en mi conciencia
desde tiempo inmemorial. Por ello, frente a sentencias como "Olivera, Juan c/ La Voz
del Campo SH" (SCBA - 79789) el solo plantear el eventual abandono de mis
convicciones, colisiona con la condigna objeción de conciencia (Declaración Universal
de Derechos Humanos -art. 18-, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos -
art. 18- y Convención Americana sobre Derechos Humanos - art. 12-).
Así, como he jurado "... desempeñar lealmente el cargo de Juez del Tribunal del
Trabajo Nº 2, observando la Constitución y leyes de la Nación como de la Provincia ..."
y no hay motivo que me aparte de esta grata regla de hierro; sostengo mi voto para la
aplicación de tasa activa del modo antes indicado.-
Para quien se pregunte -o directamente cuestione- la extensión de este voto, respondo
que mediante el aporte de estos argumentos contribuyo al cambio de posición del
Superior en el sentido indicado supra.-|
Así, con el sentido y alcance expuestos mas arriba, voto por la afirmativa (arts. 168, 171
y ccds. Constitución Provincial y arts. 44 inc. e), 47 segunda parte y ccds. Ley 11653).-
A LA MISMA CUESTIÓN: El Señor Juez Dr. Noel, adhiere por sus fundamentos al voto
precedente votando con idéntico alcance.-
A LA MISMA CUESTIÓN: La Señora Jueza Dra. Larrain dijo:
Adhiero al voto del Sr. Juez preopinante y dejo a salvo mi opinión respecto al ap.2) y
señalo que para el supuesto caso de incumplimiento debe aplicarse la tasa activa
desde que cada suma es exigible y conforme lo expuesto en la causa "Von Mappe Juan
Sebastián c/ Asociart S.A." expte. nro.51541 de trámite ante el T.T. nº1 resolución de
29-02-2008; art. 6to. de la res.287/2001).-
Así lo voto.-
A LA SEGUNDA CUESTIÓN: El Señor Juez Dr. Laguyás dijo:
Atento el resultado de la votación habida precedentemente y por los fundamentos
legales allí referidos corresponde hacer íntegro lugar a la demanda incoada por
ADALBERTO EDUARDO PEREZ, condenando a MAPFRE ARGENTINA ART. SA a
que en el plazo de diez (10) días a contar de su notificación, ponga a disposición del
actor la suma de pesos noventa y dos mil setecientos sesenta y cinco con 54/00 ($
92.765.54) imputándolo a prestación por incapacidad permanente total (art. 15 inciso 2º
-segundo párrafo- de la Ley 24.557), todo ello bajo apercibimiento de aplicar por
mayoría intereses a tasa activa (art. 622 Cód. Civ.) y astreintes (art. 666 bis Cód. Civ.) a
razón de un dos por ciento (2%) mensual sobre las sumas reconocidas en mora e
impagas, en el supuesto caso de incumplimiento.-
La suma condenada deberá ser depositada dentro de los diez días de notificada la
presente, en el Banco de la Provincia de Buenos Aires, a la orden del Tribunal y cuenta
de autos.-
Los intereses son liquidados aplicándose la tasa mensual activa promedio que fija el
Banco de la Provincia de Buenos Aires para operaciones de descuento de documentos
comerciales y sin perjuicio de su oportuno cálculo hasta el momento de su efectivo
pago.-
Imponer las costas a la obligada, difiriéndose la regulación de honorarios para la
oportunidad fijada por el art. 51 Ley 8904 (arts. 19, 65 y ccds. Ley 11653 y art. 68
C.Pr.).-  
Así lo voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN: Los Señores Jueces Dr. Noel y Dra. Larraín, adhieren por sus
fundamentos al voto precedente votando con idéntico alcance.- Con lo que terminó el
Acuerdo firmando los Sres. Jueces por ante mi, Secretario Autorizante, doy fe.
BELTRAN JORGE LAGUYAS - HUMBERTO OMAR NOEL - MARIA LUJAN LARRAIN
         JUEZ                                   JUEZ                          JUEZ
ORGE OMAR FELICES
  SECRETARIO
Perez Adalberto Eduardo C/ Mapfre Argentina ART S.A. 51267
S E N T E N C I A 
Mar del Plata, 25  de septiembre de 2008.-
AUTOS Y VISTOS: Atento el resultado de la votación habida precedentemente, y por
los fundamentos legales allí referidos el Tribunal RESUELVE:
1.- Hacer íntegro lugar a la demanda incoada por ADALBERTO EDUARDO PEREZ,
condenando a MAPFRE ARGENTINA ART. SA a que en el plazo de diez (10) días a
contar de su notificación, ponga a disposición del actor la suma de pesos noventa y dos
mil setecientos sesenta y cinco con 54/00 ($ 92.765.54) imputándolo a prestación por
incapacidad permanente total (art. 15 inciso 2º -segundo párrafo- de la Ley 24.557),
todo ello bajo apercibimiento de aplicar por mayoría intereses a tasa activa (art. 622
Cód. Civ.) y astreintes (art. 666 bis Cód. Civ.) a razón de un dos por ciento (2%)
mensual sobre las sumas reconocidas en mora e impagas, en el supuesto caso de
incumplimiento.-
2.- La suma condenada deberá ser depositada dentro de los diez días de notificada la
presente, en el Banco de la Provincia de Buenos Aires, a la orden del Tribunal y cuenta
de autos.-
3.- Los intereses son liquidados aplicándose la tasa mensual activa promedio que fija el
Banco de la Provincia de Buenos Aires para operaciones de descuento de documentos
comerciales y sin perjuicio de su oportuno cálculo hasta el momento de su efectivo
pago.-
4.- Imponer las costas a la obligada, difiriéndose la regulación de honorarios para la
oportunidad fijada por el art. 51 Ley 8904 (arts. 19, 65 y ccds. Ley 11653 y art. 68
C.Pr.).-  
5.- Regístrese. Notifíquese. -
BELTRAN JORGE LAGUYAS -  HUMBERTO OMAR NOEL - MARIA LUJAN LARRAIN
          JUEZ                                  JUEZ                             JUEZ
JORGE OMAR FELICES
  SECRETARIO

También podría gustarte