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La Bella Durmiente

Christian Ayuni
La Bella Durmiente
Adaptación del clásico infantil

Dirección Editorial: Carlos Aburto


Coordinación editorial: Rubén Silva
Jefe de Arte: Laura Escobedo
Coordinación de Procesos: Rocel Rodríguez
Coordinación de Ilustración: Vania Salcedo
Diseño y Diagramación: Rocel Rodríguez
Ilustración: Christian Ayuni

© de esta edición: Ediciones SM SAC, 2020


Micaela Bastidas 190, San Isidro. Lima, Perú
Teléfono: (51 1) 614 8900
www.sm.com.pe

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intelectual.
La Bella Durmiente
Christian Ayuni
Este libro pertenece a

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Ningún otro día fue tan feliz como el día en que nació la princesa.
Porque no había nada que el rey y la reina hubieran deseado más
en el mundo.
Y fue tanta su felicidad que organizaron una gran fiesta a la que
todas las hadas del reino estaban invitadas. Todas menos una.

5
Se trataba del Hada Oscura. Y aquel fue un grave error. Pues,
como venganza, lanzó una espantosa maldición a la princesa.
—Cuando cumpla dieciséis años, se pinchará el dedo con la aguja
de una rueca y caerá en un sueño profundo, como la muerte, para
siempre.

6
Sin embargo, una de las hadas buenas tranquilizó a los reyes.
—No dormirá para siempre —dijo—, solo hasta que un príncipe
la despierte con un beso.

7
El rey, asustado, hizo lo imposible para que la maldición del
Hada Oscura no se cumpla y mandó destruir todas las ruecas del
reino.
A pesar de todo, al cumplir los dieciséis años, la princesa
encontró a una anciana que hilaba con un artefacto extraño.

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—Buenos días, señora, ¿qué es esa máquina tan extraña?
—Una rueca, su alteza.
La princesa, al tocar la aguja, cayó al suelo y la anciana resultó
ser el Hada Oscura disfrazada.

9
La maldición cayó sobre la princesa. Los reyes, desolados,
pidieron a las hadas buenas que duerman a todo el reino hasta
que la princesa despierte.

10
Sin embargo, el Hada Oscura alzó un muro de espinas y colocó
un dragón en la puerta del palacio para evitar que algún príncipe
llegara a despertar a la princesa.
Y así el Reino del Bosque Encantado, junto con la historia de la
princesa durmiente, pasó a ser una leyenda.

11
Los años pasaron y algunos valientes que oyeron la leyenda
viajaron hasta el Bosque Encantado, pero fueron detenidos por el
muro de espinas.

12
Los que consiguieron sortear esta impenetrable barrera
sucumbieron ante el feroz dragón. Y por mucho tiempo nadie
pudo llegar hasta donde se encontraba la princesa.

13
Pasaron cien años hasta que un príncipe de un reino lejano
paseaba por el pueblo escuchando a los narradores contar
historias a los niños. Y quedó fascinado con la leyenda que
escuchó:

14
—En el Bosque Encantado, que se encuentra más allá del muro
de espinas, se halla un castillo protegido por un dragón y allí está
la princesa durmiente esperando a que un príncipe la despierte
con un beso.

15
Decidido, el valiente príncipe cabalgó hasta el borde del Bosque
Encantado, donde las ramas de espinas amenazaban a todo
aquel que se acercaba con temor.

16
Pero el corazón del príncipe estaba decidido a pasar y las
espinas se apartaron dejándolo avanzar.

17
El príncipe atravesó el bosque en dirección al palacio, donde
escuchó el rugir del dragón.

18
El combate fue tremendo, pero el príncipe no retrocedió ante
semejante enemigo y, finalmente, derrotó al feroz dragón.

19
Sin descansar, subió hasta el palacio y allí encontró a la princesa.
Estaba acostada y un único rayo de luz caía sobre su cabellera.
Lucía como si no hubiera pasado ni un solo día desde que se
durmió.

20
El príncipe se arrodilló ante la hermosa princesa.
—Mi princesa, no soy digno de presenciar tanta belleza.
Y besó su mano.

21
El beso rompió la maldición y todo el reino despertó.
El príncipe y la princesa, más tarde, se conviertieron en reyes y
tuvieron dos hijos.

22
Ellos, en honor del despertar del reino, se llamaron Aurora y
Día. Y vivieron felices para siempre.

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