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Estructura general de la misa.

En primer lugar hay que resaltar que en la misa el pueblo es convocado y reunido bajo la
presidencia del sacerdote el cual obra en la persona de cristo (27), la cual consta de dos
partes muy importantes para la vida del cristiano: liturgia de la palabra y liturgia eucarística
que unidas hacen un solo culto. (28).

Diversos elementos de la misa.

Es menester decir que al proclamar la palabra de Dios el mismo se hace presente, lo cual
la homilía actualiza dicha palabra. (29). Por ende al sacerdote se le asigna la plegaria
eucarística, que es la cumbre de toda la celebración, seguida de la oración colecta, oración
sobre las ofrendas y oración después de la comunión. (30), sin embargo, dentro de la misa
le corresponde al sacerdote hacer breves moniciones para ayudar al pueblo a adentrar en el
misterio, pero nunca dentro de la plegaria eucarística. (31). Con ello llegamos a decir que
estas oraciones o moniciones deben hacerse en voz clara y alta (32), ya que el sacerdote
como presidente pronuncia estas oraciones en nombre de toda la Iglesia y en ocasiones bajo
su propio nombre para fortalecer su ministerio. (33)

Otras fórmulas que se usan en la celebración.

La celebración de la misa es de carácter comunitario (34), y en ella debe de haber una


participación activa de los fieles (35). Dentro de la celebración podemos destacar partes
esenciales para la reforzar mejor la participación activa de los fieles como por ejemplo:
acto penitencial, profesión de fe, oración universal y oración del señor (36). Algunos tienen
el rito del valor por sí solas, otros simplemente lo acompañan. (37)

Modos de pronunciar los diversos textos.

De hecho las rúbricas y en las normas que siguen los verbos “decir o pronunciar”, deben
entenderse bien, ya sea, el canto o una lectura, pronunciándose en voz alta, permitiendo al
oyente escuchar con claridad. (38)

Importancia del canto.

La comunidad reunida espera la venida del Señor, por eso se debe cantar, himnos y
salmos inspirados (39), en cada acción litúrgica dependiendo de la condición del pueblo o
asamblea congregada (40), pero primeramente se debe tomar en cuenta el canto gregoriano,
ya que es propio de la liturgia romana, sin descartar la música sacra o del pueblo, siempre y
cuando favorezca la acción litúrgica. (41).

Gestos y posturas corporales.

La misa permite que toda la celebración resplandezca, con dignidad y sencillez,


reflejando así, el sentido pleno y verdadero de cada parte (42) y por eso se establecen
algunas adaptaciones donde nos permite en algunos momentos permanecer en pie y otros
partes permaneciendo sentados, al igual que momentos en la que exige estar de rodillas.
(43). También en los gestos se aceptan las acciones y procesiones; conviene que ambas se
realicen dignamente mientras se realizan los cantos adecuados, según las normas
establecidas. (44)

El silencio.

Se deberá guardar silencio en el oremos, en las lecturas y en la comunión. (45)

Cada una de las partes de la misa.

Ritos iniciales.

Tienen la finalidad de introducir y preparar al pueblo congregado, para que se celebre


dignamente la eucaristía. (46)

Entrada.

La intención de este acto, es la unión del pueblo reunido e introducir su espíritu en el


misterio del tiempo litúrgico o de la festividad (47). Dado el caso que no se tenga canto de
entrada, se leerá la antífona propuesta por el misal. (48)

Saludo al altar y pueblo congregado.

Llegado al altar el sacerdote y el diácono, saludan al altar con una inclinación profunda
y lo besan como signo de veneración (49). Después del canto de entrada el sacerdote se
signa con toda la asamblea con la señal de la cruz, pues con este saludo se expresa a la
comunidad, la presencia del Señor. (50)

Acto penitencial.

El sacerdote invita a toda la comunidad, al arrepentimiento de sus pecados, por medio de


una fórmula de confesión general, finalizando con su absolución. (51)

Señor, Ten piedad.

Después del acto penitencial, todos juntos cantamos el señor, ten piedad, aclamando al
Señor que derrame su misericordia sobre nosotros, para el perdón de nuestros pecados. (52)

Gloria.

Es un himno antiguo que se le debe infundir respeto; con éste, la comunidad alaba a
Dios Padre y que de hecho su letra no se puede cambiar. (53)
Oración colecta.

Es la primera oración sacerdotal que encontramos en la misa lo cual el sacerdote realiza


no en nombre propio sino en nombre de toda la comunidad después de haber guardado un
momento de silencio, que nos hace recordar que estamos bajo la presencia de Dios. (54)

Liturgia de la palabra.

Esta comprende las lecturas tomadas de las Sagradas Escrituras, son la parte principal de
la liturgia de la palabra, en la que Dios habla a su pueblo, ofreciendo un alimento espiritual,
Cristo por su palabra se hace presente en medio de sus fieles. (55)

Silencio.

En este caso es un silencio sagrado que nos permite vivir con gran fervor y meditación
lo que se celebra, por eso se sugiere que se evite cualquier cosa que te interrumpa la
concentración. (56)

Lecturas bíblicas.

A la hora que se prepara la mesa de la palabra de Dios, se abren los tesoros de la Biblia
y la razón principal es por la unidad que tiene la celebración eucarística, lo cual no está
permitido que las lecturas indicadas en el leccionario, sean sustituidas por otras lecturas no
bíblicas (57). Estas lecturas deben ser leídas desde el ambón. (58). La palabra de Dios nos
hace recordar, que, debido al oficio de proclamar las Sagradas Escrituras, todo esto es un
ministerio; estas lecturas deben ser proclamadas por un lector; el evangelio por un diácono
o por un sacerdote. (59). La liturgia de la palabra tiene por cumbre la lectura del evangelio;
esta lectura enseña que debe atributársele, veneración. Los fieles con sus aclamaciones,
reconocen y profesan la figura de Cristo es quién les habla, es decir cristo que se nos da
como alimento es el mismo que nos habla a través de su palabra. (60)

Salmo responsorial.

En el salmo responsorial es una oración que se recita en el transcurso de la misa y se


recomienda que sea cantado; si no se canta, ha de recitarse en la forma más adecuada para
la meditación de la palabra de Dios. (61)

Aclamaciones antes del Evangelio.

Es la celebración de la llegada de Jesucristo a través de su palabra que se hace después


de las lecturas, se canta el aleluya u otro canto determinado por las rúbricas, según lo exige
el tiempo litúrgico que precede inmediatamente al Evangelio; el aleluya se canta en todo
tiempo, excepto en Cuaresma (62). Cuando se dice el aleluya se puede usar el salmo
aleluyático o el salmo y el aleluya con su versículo antes del Evangelio o solamente el
salmo (63). La secuencia que es facultativa, salvo los días de Pascua y Pentecostés, se canta
antes del Aleluya. (64)

Homilía.

La homilía, es parte de la liturgia y necesaria para alimentar la vida cristiana, teniéndose


que adaptar a la misa del día o según la Sagrada Escritura (65). Esta homilía es pronunciada
por el mismo sacerdote celebrante; él puede encomendar también al sacerdote
concelebrante o un diácono, pero nunca a un laico. Los Domingos siempre tiene que haber
homilía (no se puede omitir), es necesario que se guarde un momento de silencio luego de
la homilía realizada. (66)

Profesión de fe.

Es manifestar externamente de algún modo que se cree en Dios y en las verdades


revelada y enseñadas por la iglesia, es decir con el símbolo de fe, el pueblo responde a la
palabra de Dios mediante una fórmula aprobada por la Iglesia. (67). Este símbolo se puede
hacer cantado o recitado por el sacerdote juntamente con el pueblo, especialmente los
Domingos y solemnidades, al cantarse el sacerdote lo inicia y lo proclaman toda una voz.
(68)

Oración universal.

Es la súplica por las necesidades de todos los hombres y con ello los fieles responden de
cierto modo a la palabra escuchada y conviene hacerse en todas las misas del ordinario (69)
en el siguiente orden: por la Iglesia, gobernantes, por los que sufren y la comunidad local.
Esto solo cambia en acontecimientos como, por ejemplo: una misa de confirmación. (70).
El sacerdote es quien la dirige desde la sede, con una breve monición, con la cual invita a
todos los fieles a orar; la proclama el diácono, lector o un laico, desde el ambón,
expresando las súplicas en común de todo el pueblo. (71)

Liturgia eucarística.

En la última Cena, Cristo constituye el misterio pascual. Este sacrifico en la cruz, se


hace continuamente presente en la Iglesia con el sacerdote in Persona Cristi, en materia y
forma. (72). Al iniciar la liturgia eucarística, se llevan al altar los dones, que se convertirán
en Cuerpo y Sangre de Cristo. (73), procesión acompañada con el canto del ofertorio al
menos hasta llegar al altar la fórmula de cantarlo es la misma del canto de entrada el
sacerdote puede incensar. (74). Enseguida el sacerdote se lava las manos con esto se
expresa el deseo de purificación interior. (75).

Oración sobre las ofrendas.

Una vez terminada la preparación de los dones el sacerdote hace una solo oración sobre
las ofrendas y se prepara la plegaria Eucarística donde el pueblo hace suya esa oración con
el amen. (77).
Plegaria Eucarística.

La plegaria eucarística es la cumbre y el centro de toda la acción litúrgica, una oración de


gracia y santificación la finalidad es que todos los fieles se unan con cristo y sus maravillas
debe ser escuchada con reverencia y respeto. (78). Los elementos principales de la plegaria
Eucarística son: La acción de gracias expresada en el prefacio, La aclamación, Epiclisis,
Narración de la institución y la consagración, anamnesis y la oblación (79).

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