Nació en Santo Domingo el día 6 de diciembre de 1824. Desde joven dio
muestras de amor a la patria y se mantuvo en todo momento al tanto de todos los acontecimientos independentistas. Concepción era hija de don Ignacio Bona, el firmante número 90 del manifiesto del 16 de enero de 1844. Era también sobrina carnal del prócer de la independencia dominicana Juan Alejandro Pina, uno de los nueve fundadores de la sociedad secreta La Trinitaria. Con apenas 19 años en 1844 era una ferviente admiradora de Los Trinitarios y decidida duartista. Vivía frente al Baluarte del Conde junto con su prima María de Jesús Pina y junto a ésta había preparado la bandera siguiendo los lineamientos trazados por Duarte. La noche del 27 de febrero, en el momento sublime de la proclamación de nuestra independencia cruzó hasta el Baluarte, acompañó a los patriotas y pudo presenciar con orgullo, cómo flotaba al viento de la libertad el paño simbólico de la República naciente. Su padre, temeroso de los riesgos y peligros que su hija corría, fue a buscarla; y al negarse ésta a abandonar a sus compañeros, se la llevó amarrada, dejándola así durante varios días en su hogar. Toda su vida, esta heroína dominicana la puso al servicio de los ideales redentoristas de Juan Pablo Duarte, y su aliento, más de una vez, sirvió para levantar el ánimo abatido de un joven dominicano. Confeccionó la primera bandera dominicana, la misma que ondeó airosa en la asta del Baluarte la noche del 27 de febrero.
Concepción Bona y Hernández contrajo matrimonio con Marcos Gómez y
Carvajal. El matrimonio procreó cinco hijos: Marcos Antonio, Manuel de Jesús, José María, Elvira y Rafael María. Biografía Ercilia Pepín Nació 7 de diciembre de 1886 en Santiago de los Caballeros, República Dominicana. Su modesta situación y orfandad dificultaron su asistencia a los escasos centros de enseñanza de la época, lo que no impidió que se auto educara y fuese nombrada en 1901, con apenas 14 años, como directora de la Escuela de Niñas de Nibaje. El éxito alcanzado por Ercilia en el desempeño de su labor le valió la designación, en 1908, como profesora de Ciencias Matemáticas, Física y Naturales del Colegio Superior de Señoritas de Santiago. Comenzaba la Revolución Erciliana, que duraría toda su vida. Ercilia Pepín instituye el desayuno escolar, dota de laboratorio el plantel donde trabaja, impone el uniforme para los escolares a quienes exigía una veneración respetuosa cuando el Himno Nacional era interpretado. Ordena izar y arriar el pabellón nacional todos los días; hace respetar los símbolos patrios; se empieza a cantar en la escuela y las clases de inglés son regulares. Desde 1909 hasta 1916, se dedicó a impartir docencia privada a grupos de jóvenes, para formarlas como maestras normalistas y bachilleres en Ciencia y Letras, sin descuidar sus clases oficiales Y en el 1913 obtiene su título de Maestra Normal, haciéndose acreedora de los elogios del jurado examinador por la calidad de la tesis presentada. Desde el 1910 hasta 1920 luchó activamente en pro de los derechos de la mujer en relación con su capacidad natural para instruirse al igual que el hombre y ser apta para el desempeño de funciones públicas de responsabilidad, expresándose de la siguiente manera: “Hora es ya de que el legislador dominicano, inspirándose en los verdaderos fueros de la democracia, otorgue a la mujer, los privilegios que el Derecho Público va otorgando ya…” Se solidariza con actos patrióticos contra dictaduras y tiranías, repudiando enérgicamente la invasión norteamericana a República Dominicana.
En 1920 funda el Colegio México de Señoritas. Ercilia ha sido distinguida y homenajeada
por figuras intelectuales de la categoría de Fabio Fiallo, Luís C. del Castillo, Félix Evaristo Mejía y Arístides Fiallo Cabral. A ellos también se suman los hermanos Federico Henríquez y Carvajal y Francisco Henríquez y Carvajal, este último, esposo de la primera poetisa dominicana, Salomé Ureña, a quien Ercilia admiraba y glorificaba, que sin haberla conocido, se ha convertido en la continuadora de su patriótica y beneficiosa misión como educadora. Trabajadora, decidida y enérgica, patriota, ante todo, rechaza con valentía los desafueros tiránicos de Rafael L. Trujillo. Aquejada por una enfermedad terminal y previendo su próximo fin, solicita de su amigo, el Arq. Rafael Aguayo, la construcción de su tumba, cuyo diseño le entrega, para ser construida en el Cementerio Municipal. Una vez terminada, va a visitarla y a darle su aprobación. Esta portentosa mujer, Maestra de Maestras, fallece el 14 de junio de 1939.
natalicio de Ercilia Pepín, honor a ella por nuestra escuela llevar su nombre