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RAMON MATIAS MELLA

Matías Ramón Mella Castillo nació el 25 de febrero de 1816 en


Santo Domingo. Fue un militar, político y activista dominicano.
Es considerado uno de los Padres de la Patria de la República
Dominicana junto a Juan Pablo Duarte y Francisco del Rosario
Sánchez.
Como miembro del movimiento independentista, Mella encarnó la
expresión militante y decidida siendo conocido por haber
disparado su trabuco la noche del 27 de febrero del 1844 en la
Puerta de la Misericordia dando comienzo de esta forma a la
revuelta por la independencia del país.
De los fundadores de la República, Mella fue el más apto para las actividades militares.
Su habilidad como estratega contribuyó significativamente a lograr la independencia
dominicana, hecho que puso fin a la ocupación haitiana.
Más tarde se incorporó al movimiento restaurador contra la Anexión a España, realizada
por el terrateniente Pedro Santana en 1861. Fue vicepresidente del país entre 1863-1864.
Hijo de Antonio Mella Álvarez y Francisca Castillo.
En 1835, en plena dominación haitiana, fue nombrado “Preposé”, o encargado de la
común de San Cristóbal. Allí se dedicó al negocio del corte de madera, actividad de la
que también se ocupaba Antonio Duvergé, lo que hace suponer que ambos líderes se
conocieron desde entonces. Mella era hábil con el sable y la espada.
Vida política y militar
El 1 de marzo de 1844 se integró como miembro de la recién creada Junta Gubernativa
Provisional durante la Primera República y pocos días después partió para el Cibao donde
asumió el cargo de gobernador de Santiago y delegado de la Junta Central Gubernativa,
convirtiéndose en el jefe político y militar de la región más importante del país. Ostentó
el rango de General del Ejército Nacional e hizo venir a José María Imbert desde Moca,
quien lo auxilió como “mano derecha” en el mando militar.

Al dar comienzo la Batalla de Santiago, Mella, que no se encontraba en el campo de


batalla, impartió las primeras instrucciones y escogió a Imbert como lugarteniente.
Muerte

Restos de los padres de la patria. Altar de la Patria, donde reposan los restos de Matías
Ramón Mella junto a Duarte y Sánchez. Mella se desempeñaba como vicepresidente de
la República Dominicana cuando, en pleno Grito de Capotillo, enfermó de disentería. En
las cercanías de su muerte pidió que sus restos fueran envueltos en la Bandera Nacional
y pronunció estas palabras: “Aún hay patria, viva la República Dominicana”.

Murió el 4 de junio de 1864, en extrema pobreza, en una pequeña casa cercana a la


Fortaleza San Luis, en Santiago
Francisco del Rosario Sánchez

(Santo Domingo, 1817 - San Juan de la Maguana, 1861) Político


y líder independista dominicano, considerado uno de los Padres de
la Patria. Miembro de «La Trinitaria», sociedad secreta separatista,
en 1844 lideró un alzamiento contra Haití y el 27 de febrero de ese
año proclamó la independencia de la República Dominicana. Al
igual que otros trinitarios, Francisco del Rosario Sánchez fue
apartado del poder y desterrado una vez alcanzada la
independencia. Con la amnistía de 1848 pudo regresar al país, y a lo largo de la siguiente
década desempeñó diversos cargos públicos. En 1861 entregó su vida en la lucha para
evitar la anexión de la República a España.

Hijo de Narciso Sánchez y Olaya del Rosario, recibió de su madre la enseñanza elemental
y aprendió el oficio de "peinetero". Luego estudió latín y filosofía con don Nicolás Lugo,
estudios que continuaría con el padre Gaspar Hernández, sacerdote peruano emigrado a
Santo Domingo y reconocido antihaitiano. En este período conoció a Juan Pablo Duarte,
quien, junto a otros jóvenes, asistía a las clases del sacerdote. En 1838 se integró en La
Trinitaria y pronto empezó a distinguirse por su laboriosidad y decisión.

Diversos antecedentes históricos hicieron de la independencia de la República


Dominicana un proceso sumamente complejo. La isla de Santo Domingo (llamada
antiguamente la Española) estuvo bajo dominio español desde los tiempos del
descubrimiento de América; el mismo Cristóbal Colón desembarcó en ella en su primer
viaje. A finales del siglo XVII, sin embargo, la corona española cedió a Francia la mitad
occidental de la isla, es decir, el actual Haití. Dos siglos después, en virtud del Tratado de
Basilea (1795), toda la isla pasó a manos de los franceses, aunque por poco tiempo. A
principios del siglo XIX, dos décadas de luchas y convulsiones conducirían a la
consolidación de la independencia y a la unificación de la isla: desde 1822, el presidente
Jean-Pierre Boyer gobierno

Fallecía así a manos de sus conciudadanos un luchador insobornable, cuyos elevados


ideales patrióticos perduran en su producción escrita. El 20 de enero de 1861,
ROSA DUARTE

Nació en Santo Domingo, en el barrio de Santa Bárbara,


el 28 de junio de 1820, hija de Juan José Duarte
Rodríguez y Manuela Diez Jiménez. Hermana del Padre
de la Patria Dominicana, Juan Pablo Duarte.

Fue una mujer de talento natural y de virtudes


sobresalientes que conservó hasta el fin de sus días su
estado de pureza, conservando todos los sentimientos
nobles y delicados que le inculcaron sus padres con una educación esmerada.

Siempre rindió culto especial al patriotismo, que no pudieron mitigar en ella ni la


injusticia de los hombres ni el rigor del infortunio.

Aportó a la causa liberadora apoyando las actividades de Los Trinitarios y de la sociedad


La Filantrópica.

Junto a sus amigas, participó en las obras teatrales que se presentaban en el edificio de la
Cárcel Vieja, situado al lado del Palacio de Borgellá, frente al Parque Colón, desde las
que se creaba conciencia sobre la causa independentista.

En los preparativos para la proclamación de la Independencia, Rosa Duarte fabricó junto


con otras mujeres gran cantidad de las balas que utilizó el movimiento.

En 1845, un año después de proclamada la Independencia, fue deportada junto a su madre


y hermanos/as.

Prefirió acompañar a su madre, condenada al destierro, antes que casarse en la Patria con
su prometido, Tomás de la Concha, quien además fue su maestro balero, el que fue
fusilado junto con Antonio Duvergé en 1855.

Muerto su hermano Juan Pablo, quiso regresar al país, pero aunque en 1883 el Estado
dominicano ofreció facilidades para el retorno de la familia Duarte, su hermano Manuel
se negó a regresar a la tierra de la que habían sido expulsados/as sin ningún miramiento.

El 26 de octubre de 1888 falleció en la calle Sur 1, casa 129, de Caracas, Venezuela, a


causa de disentería. Al año murió su hermana Francisca y un año después, el 8 de agosto
de 1890 murió Manuel, también en Caracas.
María Trinidad Sánchez
El 16 de junio de 1794, nació María Trinidad Sánchez, una
activista dominicana que tuvo una participación
protagónica en la independencia de la República. Fue la
primera víctima del crimen político en la historia
republicana.
Hija de Isidora Ramona y Fernando Raimundo Sánchez,
perteneció al grupo de febreristas que lucharon por la
Independencia Nacional. Vivía en un humilde bohío, de
tablas de palma, ubicado en la calle de La Luna (hoy
Sánchez), en una zona ocupada por los pobres. Fue
considerada una de las mejores costureras de la ciudad. Se
le atribuye haber participado en la confección de la
bandera dominicana, agregándole una cruz blanca al pabellón haitiano, junto a
Concepción Bona.
Era como una segunda madre para sus sobrinos y se le reconoce haber sido una figura
clave en la educación inicial de Francisco del Rosario Sánchez del Rosario, su sobrino y
uno de los padres de la patria.
Esta heroína fusilada en el gobierno de Pedro Santana el 27 de febrero de 1845, en el
primer aniversario de la independencia, es la más destacada de las mujeres que lucharon
en diversos escenarios para rechazar la ocupación haitiana. Tenía 50 años cuando
participó en la proclamación de la Independencia en el baluarte del Conde.
Debido a su fusilamiento en 1845, impuesto por un tribunal militar, se convirtió en
mártir de la independencia. Fue condenada, junto a otros, por conspirar para derrocar al
gobierno de Pedro Santana y crear condiciones a fin de que retornaran los trinitarios
desterrados. A juicio del historiador Roberto Cassá, Maria T. Sánchez, quien tenía
antepasados esclavos, “mostraba una personalidad concordante con los estereotipos de
la época”. Sobre María T. Sánchez, el autor Ramón Lugo Lovatón aseguró que era
amiga de frases sentenciosas y raras anécdotas. Fiel seguidora del pensamiento y acción
de Duarte, participó activamente en todo el proceso que culminó el 27 de febrero de
1844, momento decisivo en el que transportó pólvora en sus propias faldas y elaboró
muchos de los cartuchos que utilizaron Los Trinitarios esa noche.
Al rebelarse las intenciones anexionistas del general Pedro Santana, se integró a los
movimientos conspiradores que surgieron para derrocarlo. María Trinidad alojó en su
casa a los descendientes del general Santana y organizó y orientó la conspiración del
1845. El 27 de febrero de 1845, al cumplirse el primer aniversario de la fundación de la
República, se ejecutó la sentencia. Su muerte fue producto de la fidelidad a los intereses
de la soberanía dominicana. María Trinidad Sánchez camino desde la Fortaleza Ozama
hasta el cementerio, donde sería fusilada, y al pasar por la Puerta del Conde exclamó:

“Dios mío, cúmplase en mí tu voluntad y sálvese la República”.


Concepción Bona y Hernández

Nació en Santo Domingo el 6 de diciembre de 1824,


Concepción Bona y Hernández, una de las patriotas
dominicanas que contribuyó a la confección de nuestra
bandera nacional. Dos años antes del nacimiento de Bona y
Hernández se había producido la ocupación haitiana, por lo
que nuestra heroína creció bajo la mácula de la intervención
extranjera.
Concepción era hija de don Ignacio Bona, el firmante
número 90 del manifiesto del 16 de enero de 1844. Era
también sobrina carnal del prócer de la independencia dominicana Juan Alejandro Pina,
uno de los nueve fundadores de la sociedad secreta La Trinitaria.
Al asumir Jean Pierre Boyer el dominio de esta parte de la isla de Quisqueya, se produjo
un evidente choque político y cultural entre los dos conglomerados sociales. Los haitianos
poseían una base cultural franco-africana, mientras que nuestro pueblo había sido
educado sobre la base de la cultura hispánica.
Al dominicano se le impuso, entre otras onerosas obligaciones y reprimendas, la bota de
la represión, un gobierno militarizado dirigido por Gerónimo de Borgellá, el
reclutamiento de jóvenes para el servicio militar y la sustitución de los símbolos
hispánicos por los de Haití.
Además, la población se vio obligada a pagar impuestos exorbitantes, se cerraron muchas
iglesias, se impuso el idioma francés en lugar del castellano en los asuntos oficiales, se
intentó también usarlo, aunque sin éxito, en las escuelas primarias, se limitaron las
actividades religiosas y otras costumbres arraigadas en el pensamiento popular. Debido
a que creció en el seno de una familia comprometida con la causa de la independencia,
las ideas progresistas y libertarias florecieron en su mente desde temprana edad.
Sus primeros años y su juventud los pasó en una casa situada en la calle Palo Hincado
casi a esquina El Conde (antes 27 de Febrero), calle que figura en la historia de Santo
Domingo como el lugar donde se incubó la mayor parte de los movimientos
independentistas.
Falleció el 02 de julio del año 1901.
Himno a Ramón Matías Mella
No fue nunca la divisa del instinto de matar ,ni fue el rígido instrumento de la
fuerza militar
provocando las groseras ambiciones del poder:
Fue tu espada la divisa del honor y del deber.
Fiel discípulo de Duarte,
comprendiste el ideal,
y sirviendo los destinos
de la causa nacional.
Disparaste tu trabuco,
que rugió como León,
despertando las conciencias
y clamando redención.
La Bandera fue tu culto,
la Bandera fue tu altar,
y dijiste: Cuando vaya para
siempre a descansar.
Que ella envuelva mi cadáver.
Y moriste con honor,
en los brazos
siempre abiertos de la enseña tricolor.
Y después, cuando quisieron
de la fosa recoger
tus cenizas veneradas,
un milagro pudo ser:
Encontraron la bandera,
la Bandera tricolor,
reviviendo en sus matices
la grandeza de tu amor
Himno a Francisco del Rosario Sánchez
Sánchez glorioso, varón ilustre,
que no supiste jamás hollar,
los sacros fueron del patriotismo,
que levantaron el patrio lar.

Tú que juraste morir de hambre,


antes que siervo comer un pan,
y lo cumpliste cuando tu cuerpo,
de muerte herido cayó en San Juan.

Tú que en los labios siempre tuviste,


fiero anatema para el Traidor,
que malograra La Patria hermosa,
por la que dieras vida y honor.

Derecho tienes a que elevemos,


en tu memoria cantos de amor,
ningún soldado fue más glorioso,
nadie ha luchado con más valor.

Cuando miramos llenos de orgullo,


la patria enseña, con qué fruición,
pensamos todos que representa,
la parte roja tu corazón.
Himno a la Bandera Dominicana

Ya empezó su trabajo la escuela


y es preciso elevarte a lo azul
relicario de viejos amores,
mientras reine la mágica luz.
Nos sentimos arder a tu influjo
la luz viva de un fuego interior
cuando flotas alegre, besada
por los calidos rayos del sol.
¡Dios!, parece decir, ¡oh bandera!
la sublime expresión de tu azul;
¡Patria!, el rojo de vivida llama;
¡Libertad!, dice el blanco en la cruz.
Mientras haya una Escuela que cante
tu grandeza bandera de amor,
flotaras con el alma de Duarte
vivirás con el alma de Dios.
Himno Nacional De Castilla al soberbio León,

Quisqueyanos valientes, alcemos De las playas gloriosas le aleja

Nuestro canto con viva emoción, Donde flota el cruzado pendón.

Y del mundo a la faz ostentemos Compatriotas, mostremos erguida

Nuestro invicto glorioso pendón. Nuestra frente, orgullosos de hoy más;

¡Salve! el pueblo que, intrépido y fuerte, Que Quisqueya será destruida

A la guerra a morir se lanzó, Pero sierva de nuevo, ¡jamás!

Cuando en bélico reto de muerte Que es santuario de amor cada pecho

Sus cadenas de esclavo rompió. Do la patria se siente vivir;

Ningún pueblo ser libre merece Y es su escudo invencible: el derecho;

Si es esclavo indolente y servil; Y es su lema: ser libre o morir.

Si en su pecho la llama no crece ¡Libertad! que aún se yergue serena

Que templó el heroísmo viril, La Victoria en su carro triunfal,

Mas Quisqueya la indómita y brava Y el clarín de la guerra aún resuena

Siempre altiva la frente alzará; Pregonando su gloria inmortal.

Que si fuere mil veces esclava ¡Libertad! Que los ecos se agiten

Otras tantas ser libre sabrá. Mientras llenos de noble ansiedad

Que si dolo y ardid la expusieron Nuestros campos de gloria repiten

De un intruso señor al desdén, ¡LIBERTAD!¡LIBERTAD!


¡LIBERTAD!.
¡Las Carreras! ¡Beller!, campos fueron
Que cubiertos de gloria se ven.
Que en la cima de heroíco baluarte
De los libres el verbo encarnó,
Donde el genio de Sánchez y Duarte
A ser libre o morir enseñó.
Y si pudo inconsulto caudillo
De esas glorias el brillo empañar,
De la guerra se vio en Capotillo
La bandera de fuego ondear.
Y el incendio que atónito deja

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