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Resumen.

Capítulo 6, páginas 76 a 79
Lograr mantener el comportamiento mediante el refuerzo intermitente.

El término refuerzo intermitente hace referencia al mantenimiento de un


comportamiento mediante su refuerzo ocasional (es decir, de manera intermitente),
en vez de hacerlo siempre que se produce.

Para descubrir el refuerzo intermitente, tenemos que definir previamente el


programa de refuerzo. Un programa de refuerzo es una regla que específica qué
indigencia de un comportamiento concreto será reforzada, si
es que se puede reforzar alguna.

El programa de refuerzo continuo es uno de los más sencillos, muchos


comportamientos cotidianos se rigen por un programa de refuerzo continuo La
situación opuesta al refuerzo continuo es la extinción. Durante este programa no se
refuerza ninguna aparición de un comportamiento determinado, lo cual en el último
término tiene como efecto que esté se reduce a un mínimo o desaparece por
completo.

El refuerzo intermitente se sitúa entre estos dos extremos, esfuerzo continuo y


extinción. En entornos naturales, muchas actividades no se refuerzan
continuamente: no siempre se obtienen buenas notas después de haber estudiado,
o hay que trabajar toda una semana para recibir la paga semanal.

Se denomina fase de adquisición a aquella en que un comportamiento se


condiciona o aprende y fase de mantenimiento al periodo posterior en que el
comportamiento ya está bien establecido. Habitualmente resulta adecuado
mantener el refuerzo continuo durante la fase de adquisición y cambiar
posteriormente al refuerzo intermitente durante el mantenimiento.

Los programas de reforzamiento intermitente son preferibles a los continuos para


mantener la conducta por varias razones: (a) el refuerzo mantiene su eficacia
durante más tiempo porque la saciedad se produce más lentamente; (b) los
comportamientos reforzados de manera intermitente suelen tardar más en
extinguirse; (c) las personas suelen trabajar de manera más estable en algunos
programas intermitentes; y (d) es más probable que el comportamiento reforzado de
manera intermitente persista después de transferirlo a los refuerzos del ambiente
natural.

Yanelis Lugo G. A00137341


Antes de describir los programas básicos de refuerzo, hemos de diferenciar entre
los procedimientos de operante libre y los procedimientos de ensayos discretos. En
el procedimiento de operante libre, la persona tiene «libertad» para emitir la
respuesta repetidamente, ya que no hay limitaciones a la producción de respuestas
sucesivas. Por ejemplo, en clase de matemáticas, cuando a Jan le daban un folio
con varios problemas aritméticos para resolver, ella podía adoptar distintos ritmos de
trabajo (solucionar un problema por minuto o tres problemas por minuto). En un
procedimiento con ensayos discretos, se presenta un estímulo concreto antes de
brindar la oportunidad para que se produzca la respuesta que será seguida del
refuerzo. Es evidente que, en los procedimientos con ensayos discretos, la tasa de
respuesta está limitada por la tasa de presentación de los estímulos sucesivos al
comienzo de cada ensayo.

Programas de razón.

A veces se denomina tensión de razón a este deterioro de la respuesta cuando se


intenta avanzar con demasiada rapidez en un programa de razón fija. Por supuesto,
el requisito óptimo de respuesta varía en función de las personas y el tipo de tarea.
En general, cuanto más elevada es la tasa final estimada para que alguien
responda, más importante es ir estableciendo aproximaciones graduales mediante
la exposición a razones menores.

El valor óptimo de la razón mantendrá un rendimiento elevado sin producir tensiones


y muy frecuentemente se calcula mediante ensayo y error. Cuando los programas
de razón fija se introducen gradualmente se produce una tasa de respuesta estable
hasta la consecución del reforzamiento, que es seguido de una pausa post-refuerzo,
cuya magnitud depende del valor del programa: a mayor valor de la razón, mayor
duración de la pausa.

Los programas de razón fija también producen elevada resistencia a la extinción.


Los programas de razón son adecuados cuando se quiere generar una tasa de
respuesta elevada y se pueden registrar todas las respuestas, ya que hay que
contar las para saber cuándo emitir el refuerzo.

Capítulo 8 páginas 105 a 118.

Hacer lo correcto en el momento y el lugar adecuados: la discriminación y la


generalización de los estímulos.

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Ya hemos visto en capítulos anteriores que el comportamiento está claramente
afectado por sus consecuencias y por ello, aumenta la frecuencia de la conducta
que se refuerza y decrece la de la conducta no reforzada. Sin embargo, cualquier
conducta es acertada siempre que se produzca en la situación y el momento
precisos; por ejemplo, es deseable que los coches paren cuando el semáforo está
en rojo y no cuando está en verde.

Al realizar perfectamente un doble salto mortal hacia atrás en una competición


gimnástica lograríamos los puntos deseados, pero no tendría el mismo efecto
hacerlo en la primera entrevista de trabajo en la selección de personal de una
empresa. A medida que aprendemos nuevas destrezas, también aprendemos a
generarlas en el momento y el lugar adecuados, pero, ¿cómo lo logramos? Para
comprender este proceso, hemos de darnos cuenta en primer lugar de que siempre
estamos rodeados de personas, entornos y objetos cuando la conducta es reforzada
o extinguida.

Cualquier situación en que una conducta aparezca se puede analizar conforme a


tres aspectos:

(a) los estímulos antecedentes, es decir las condiciones que existen inmediatamente
antes de que la conducta se produzca; por ejemplo, la presencia de los amigos o
estar sentado a la mesa en casa de los abuelos justo antes de que Johnny diga una
palabrota, (b) la conducta en sí misma; en el ejemplo, decir tacos, y (c) las
consecuencias del comportamiento; ya sea la aprobación de los amigos o la
desaprobación de los abuelos. consecuencias). Cuando un comportamiento se
refuerza en presencia de un estímulo determinado y no de otros, ese estímulo
comienza a ejercer cierto control sobre la probabilidad de que la conducta ocurra.

Denominamos aprendizaje de la discriminación del estímulo al proceso mediante el


cual se logra emitir una conducta específica en presencia de determinados
estímulos y no en la de otros. El procedimiento para el entrenamiento en la
discriminación de estímulos implica reforzar un comportamiento en presencia de un
estímulo determinado, y la extinción de ese mismo comportamiento en presencia de
otros estímulos diferentes. Se denomina estímulos discriminativos a los implicados
en este procedimiento, y a continuación veremos que pueden ser de dos tipos.

Tipos de estímulos discriminativos: ED y E∆.

Denominamos estímulo discriminativo (ED) a aquel que señala la probabilidad de


que una determinada respuesta sea reforzada. La presencia de un estímulo
discriminativo hace más probable la aparición de la respuesta que ha sido reforzada
en su presencia y por ello podemos considerarlo como uno de los tipos de estímulo

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que controla el comportamiento. En sentido amplio, el estímulo discriminativo es una
señal que indica que «tiene cuenta» emitir determinada respuesta.

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