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W. BION: UN RECORRIDO POR SU VIDA Y SU OBRA.

MARCELA BIANCHI

I. Semblanza de su vida

Wilfred Ruprecht Bion nació en India, en la ciudad de Mutra, hoy


Mathura, el 8 de Septiembre de1897.
Perteneció a una familia desciende de Misioneros hugonotes (calvinistas
franceses) residentes en las Colonias Británicas de la India.
En ese país transcurrió su infancia. Su madre era india y su padre inglés,
ingeniero a cargo de las obras civiles complementarias del ferrocarril. Mientras
que el matrimonio se trasladaba a medida que avanzaban las obras, Wilfred y
su hermana eran dejados al cuidado de una nodriza y personal hindú.
A los 8 años –en 1905-, fue llevado a Inglaterra para su educación,
siguiendo las costumbre de la Colonia Inglesa Hindú. Fue internado pupilo en el
Bishop’s Stratford College, no regresando más a la India y quedando ligadas
sus vivencias, a partir de allí, a un importante nivel de orfandad.
Finaliza sus estudios a los 17 años –1914-, año en que se inicia la
Primera Guerra Mundial, y con ella, la coerción social para incorporarse al
ejercito Británico, dado que el enrolamiento en ese conflicto no era obligatorio.
Hizo un curso para oficial y egresó como Subteniente en el Vº Batallón
de Tanques de Barrington, regimiento recién formado y sin ninguna experiencia
de combate. Interviene en la batalla de Cambray (20-11-1917), y en la batalla
de Amiens (8-8-1918) “Día Negro para el ejército Alemán“. Recibió la Cruz de
la Victoria, la Orden de Servicios Distinguidos y la Legión de Honor Francesa.
A los 21 años –1918- es dado de baja con el grado de Capitán.
A los 22 años ingresó en Oxford para estudiar Historia Moderna en el
Queen’s College. Allí se interesó en el estudio de Kant y otros filósofos.
A los 24 años –1921- se recibe de Bachelor of Arts en la especialidad
Historia. Pasa luego a estudiar durante dos años Lengua y Literatura Francesa
en la Universidad de Pointers.
Ingresa mas tarde en la University College de Londres para estudiar
Medicina. A los 33 años –1930- se recibe de Médico Cirujano. Obtiene la

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Medalla de Oro en Cirugía y pasa a ser ayudante del famoso cirujano W.
Trotter.
A los 37 años –1934- comienza su práctica en Psiquiatría, la que fuera
motivada en parte por su propia realización de una primera psicoterapia; y
trabaja durante 15 años en la Tavistock Clinic y en el Hospital Maida Vale
como neurólogo.
La Tavistock Clinic, junto con el Instituto de Psicoanálisis, organizan la
Portman Clinic que se dedicará específicamente al tratamiento de delincuentes
o afectados por trastornos de la personalidad. Es allí donde Bion se ocupó del
tratamiento de Samuel Beckett.
A los 40 años –1937-, Bion inicia su análisis con John Rickman, quien
fuera Miembro de la British Psychoanalytical Society (BPS), y analizado por
Melanie Klein. Fue él quien lo inició en las tesis kleinianas.
Pero en 1939 dicho análisis debió ser interrumpido, porque tanto Bion
como Rickman fueron convocados por las Fuerzas Armadas al entrar Inglaterra
en la Segunda Guerra Mundial, e incluidos ambos en el mismo regimiento. Bion
fue incorporado como oficial psiquiatra con el grado de Capitán.
Pasan a trabajar entonces con pacientes con neurosis de guerra y
elaboran juntos un proyecto para su tratamiento (informe Wharncliffe
Memorandum) basado en terapia grupal, que fue muy bien recibido por muchos
psiquiatras y produjo cambios y reestructuraciones en la asistencia psiquiátrica
del ejército.
De esto dice E. Roudinesco1:
“Movilizado al entrar Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, participó
con Rickman y otros médicos en la reforma de la psiquiatría inglesa, elogiada
por Lacan en 19462, que daría origen a la famosa teoría del pequeño grupo,
inspirada en la experiencia de Maxwell Jones (1907-1990) con las
comunidades terapéuticas.
“Fue en el hospital militar de Northfield, cerca de Birmingham, en el que
se recibía a pacientes afectados de neurosis de guerra, donde Bion y Rickman
experimentaron el principio del “grupo sin líder”, que consistía en organizar en
pequeñas células a hombres considerados inadaptados o inútiles. Cada grupo
definía el objeto de su trabajo bajo el patrocinio de un terapeuta, el cual
apoyaba a todos los hombres del grupo sin ocupar el lugar de un jefe ni el de

2
un padre autoritario. La experiencia dio resultado, pero fue brutalmente
interrumpida, porque cuestionaba el principio mismo de la jerarquía militar.”
El interesantísimo relato de esta experiencia que duró seis semanas,
puede leerse en palabras del propio Bion en su libro Experiencia en grupos.3
También a principios de la guerra y contando con 42 años, Bion se casa
con la destacada actriz Betty Jardine, del grupo Gilbert and Sullivan.
Años después, teniendo ya 47 años y mientras intervenía en el
desembarco de Normandía (1944) en condición de oficial en psiquiatría, recibe
la trágica noticia de la muerte de su esposa al dar a luz a una niña a la que él
llamó Parthenope.
Es dado de baja a la edad de 48 años con el grado de Mayor y
emprende allí su carrera profesional privada como psiquiatra. Inicia su análisis
de formación con Melanie Klein y comienza sus estudios en el Instituto de
Psicoanálisis.
Se casa nuevamente a los 54 años, en Junio de 1951, con Francesca a
quien conoció en la Tavistock Clinic en el Instituto de Relaciones Humanas, y
tuvieron dos hijos, Julián y Nicola. Su vida toma un nuevo rumbo iniciando una
época intensamente productiva.
En 1953, con 56 años, y tras 8 años de tratamiento, termina su análisis
con Melanie Klein y es aceptado como miembro de la Asociación Psicoanalítica
Británica.
Desde allí, pasó a ser sucesivamente Director de la London Clinic of
Psycho-analysis (de 1956 a 1962), Presidente de la sección médica de la
Sociedad Británica de Psicología y Presidente de la British Psycho-Analytical
Society (de 1962 a 1965), además de miembro del Comité de Formación de
ésta. Y a su vez, tras la muerte de M. Klein en 1960, fue designado Presidente
del Melanie Klein Trust.
Sin embargo, cuando todo hacía suponer que Bion ocuparía el lugar del
Maestro del pensamiento kleiniano, a la edad de 71 años -1968-, inicia una
experiencia inmigratoria a Los Ángeles –USA-, a partir de la invitación de un
grupo de analistas.
Viene invitado a Buenos Aires por la Asociación Psicoanalítica Argentina
a dar conferencias y supervisiones, y entre 1973 y 1978, acompañado por

3
Francesca, empieza una serie de seminarios y supervisiones en San Pablo,
Rio, Brasilia y Nueva York.
Vuelve a Inglaterra once años después, instalándose en Oxford, pero
casi inmediatamente enferma de leucemia aguda y muere a los dos meses, con
82 años, el 8 de Noviembre de 1979.

II. Ubicación del contexto teórico de su producción

En la historia del movimiento psicoanalítico podemos ubicar diferentes


generaciones de analistas que han suscitado distintas influencias en la
concepción teórica del mismo, además que han gestado, con sus aportes,
nuevas problemáticas y nuevas respuestas clínicas.
La primera generación es aquella con la que Freud dialoga en sus
Obras: Abraham, Jung, Adler, Ferenczi, entre otros.
La segunda generación, por su parte, es la que puede contar con Freud
como su Maestro directo: Anna Freud y Melanie Klein son dos de las figuras de
más renombre de ese tiempo; tanto por la producción que desplegaron como
por la oposición teórica sostenida entre ambas; oposición que termina dando
lugar a dos corrientes: el kleinismo y el annafreudismo.
En la tercera generación, por fin, se encuentran los analistas instruidos
por los representantes de la segunda generación y que sólo tuvieron acceso a
Freud a través de la lectura de sus textos. Sus representantes más
renombrados, entre los cuales se encuentra Wilfred Ruprecht Bion, fueron
Jacques Lacan, Heinz Kohut, Marie Langer, Igor Caruso y Donald Woods
Winnicott.
Particularmente, los trabajos de D. W. Winnicott, de W. Bion y de D.
Meltzer se inscriben en la línea teórica desarrollada por Klein, y plantean la
novedad de permitir el abordaje de las psicosis con el herramental
psicoanalítico.
Pero especialmente el trabajo de Bion debe ser incluido en lo que se dio
en llamar poskleinismo, dada la revisión teórica realizada por este autor.
Para cuando la tercera generación de analistas entra al escenario
mundial, Freud había muerto, pero el freudismo se había convertido en un

4
verdadero movimiento de masas, por lo cual la llegada de estas figuras era
contemporánea de la expresión masiva del psicoanálisis en el mundo.
Este ambiente fue el posibilitador de la influencia conseguida por Bion en
una gran diversidad de círculos, como por ejemplo el Ejército, y de esas
experiencias nacieron además otras concepciones, como ser la de las
comunidades terapéuticas.
Partiendo del punto de vista kleiniano sobre las psicosis, su elaboración
sobre la dinámica grupal le permitió no solo pensar la psicosis como estructura
individual sino como inmersa en un modelo comunitario o ambiental.

III. La teoría de los “supuestos básicos”: su aportación a la


comprensión de la dinámica de los grupos humanos.

El trabajo grupal en psicoanálisis nace a partir de la necesidad de


inventar una alternativa para la cura individual. Tanto sea por una limitación en
los recursos (económicos, humanos, etc.), como por tener que afrontar
situaciones de emergencia (por ej., la de las neurosis traumáticas engendradas
por la guerra), se hizo necesario inventar dispositivos económicos para
tratarlas, descubriendo así su eficacia: fue este el caso de W. R. Bion al
comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Pero esto significó a su vez repensar las categorías del psicoanálisis
mismo, dadas las distorsiones que producía trasladar insensiblemente una
concepción teórico-clínica que pensaba a un sujeto individual, al campo de la
vida grupal. Implicó la construcción de una metapsicología de la
intersubjetividad y de una teoría del sujeto del inconsciente en tanto que es
conjuntamente sujeto del grupo.
El Dr. Kaës, en su Conferencia “El estatuto teórico-clínico del grupo”4
explica:
“Todos estos modelos de funcionamiento del grupo tienen como
fundamento la hipótesis de que el grupo es una organización y un lugar de
producción de la realidad psíquica, una entidad relativamente independiente de
la de los individuos que lo constituyen.”
“[…] Las primeras teorías del grupo […], tratan al grupo como una
entidad generadora de efectos psíquicos propios. Las contribuciones de los

5
sujetos son consideradas como procesos y contenidos anónimos y
desubjetivados. […] son teorías donde el sujeto desaparece en lo que lo
singulariza: su historia, su ubicación en el fantasma inconsciente, la
idiosincrasia de sus pulsiones, de sus representaciones, de su represión.”

Bion se inscribe en esta forma de pensar al grupo. Si bien acuerda con


Freud en que tanto la psicología individual como la grupal constituyen el mismo
campo de estudio, las interpretaciones no van dirigidas a los individuos que lo
componen sino al grupo pensado como una unidad.
Sobre la concepción de Bion, dice el Dr. Kaës5:
“Bion fue el primero en proponer una teoría puramente psicoanalítica del
grupo. Funda su análisis sobre categorías centrales del psicoanálisis cuando
distingue dos modalidades del funcionamiento psíquico en los pequeños
grupos: el grupo de trabajo6 donde prevalecen los procesos y las exigencias de
la lógica secundaria que organizan la representación del objeto y del objetivo
del grupo, la organización de la tarea y de los sistemas de comunicación que
permiten su realización; y el grupo básico, donde predominan los procesos
primarios en forma de supuestos básicos (basic assumption) en tensión con el
grupo de trabajo.
“La mentalidad de grupo garantiza la concordancia de la vida del grupo
con los supuestos básicos que organizan su curso. La mentalidad de grupo es
definida como la actividad mental que se forma en un grupo a partir de la
opinión, de la voluntad y de los deseos inconscientes, unánimes y anónimos de
sus miembros. Las contribuciones de éstos en la mentalidad de grupo, que
constituye su continente, permite cierta satisfacción de sus pulsiones y de sus
deseos; sin embargo, deben estar de acuerdo con las demás contribuciones
del fondo común, y estar apoyadas por él. La mentalidad de grupo presenta así
una uniformidad, en contraste o en oposición con la diversidad de las
opiniones, de los pensamientos y de los deseos propios de los individuos que
contribuyen a formarla.”

El grupo de trabajo entonces trabaja con la lógica yoica, el proceso


secundario, mientras que el grupo básico trabaja con los supuestos básicos
sometidos al proceso primario; supuestos que son inconscientes, que expresan

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fantasmas inconscientes y que organizan el curso del grupo. Y a su vez, la
mentalidad de grupo pone en concordancia al grupo de trabajo (la voluntad) y
al grupo básico (los deseos inconscientes).
Bion define un grupo como “un agregado de individuos en el mismo
estado de regresión”7 y presenta de la siguiente manera a los supuestos
básicos:
“La actividad del grupo se ve obstruida, diversificada, y en ocasiones
asistida por algunas otras actividades mentales que tienen en común el atributo
de poderosas tendencias emocionales. Estas actividades, que a primera vista
parecen caóticas, adquieren cierto grado de cohesión si admitimos que surgen
de supuestos básicos comunes a la totalidad del grupo.”8

Existen tres modalidades de supuestos básicos:


• a) de dependencia: en donde el grupo se reúne a fin de lograr el
sostén de un líder de quien depende para nutrirse material y espiritualmente y
para obtener protección. El grupo sostiene aquí la convicción inconsciente de
que está reunido para que alguien, de quien el grupo depende en forma
absoluta, provea la satisfacción de todas sus necesidades y deseos. Este lugar
de líder fácilmente puede ser ocupado por el analista, pero no exclusivamente.
Bion aclara que puede, por ejemplo, ser ocupado por una idea.
• b) de ataque-fuga: el grupo sustenta la idea de que existe un
enemigo dentro o fuera del grupo del cual es necesario huir o atacarlo, y busca
un líder acorde con esta idea. En los grupos terapéuticos, el enemigo puede
ser un miembro del grupo, la persona del terapeuta, sus palabras, la
enfermedad física o mental u otros. Cuando el terapeuta es considerado el
enemigo: el grupo ignora sus intervenciones, demuestra su desprecio a través
de palabras o actos, los miembros llegan tarde y/o se ausentan. Dice Bion: “En
un grupo terapéutico el analista es el líder del grupo de trabajo. El apoyo
emocional que él puede brindar está sujeto a fluctuaciones en relación con el
supuesto básico activo y con la medida en que sus actividades se ajusten a lo
que se requiere de un líder en esos diversos estados mentales. En el grupo de
ataque-fuga el analista encuentra que sus intentos para aclarar lo que está
sucediendo se ven obstaculizados por la facilidad con que aquellas propuestas

7
que expresan odio a toda dificultad psicológica, o bien los medios por los
cuales ésta puede ser evadida, obtienen apoyo emocional.”9
• c) de emparejamiento: se comparte la creencia de que no importa
cuál sea el problema presente y las necesidades del grupo, algo o alguien, en
el futuro, lo resolverá. Ese “alguien por advenir” será el líder de este grupo. La
esperanza da vida a este supuesto básico. Al igual que en la historia, si se
produce un Mesías, pronto será rechazado ya que, para mantener la
esperanza, éste no debe nacer, no debe llegar. Esta ilusión puede quedar
plasmada en el grupo con fantasías de apareamiento de algunos de sus
miembros. Bion dice de este supuesto: “Con frecuencia esto encuentra
expresión verbal en ideas que apoyan la opinión de que el matrimonio pondrá
fin a las incapacidades del neurótico; que cuando la terapia de grupo se haya
extendido suficientemente, revolucionará la sociedad; que la próxima estación:
primavera, verano, otoño o invierno, cualquiera sea el caso, será más
agradable, que se debería desarrollar una nueva clase de comunidad -un grupo
mejorado-, y otras ideas por el estilo. Esas expresiones tienden a dirigir la
atención a un acontecimiento supuestamente futuro, pero para el analista el
problema a resolver no reside en un acontecimiento futuro, sino en el presente
inmediato -el sentimiento de esperanza en sí mismo. […]”
En síntesis, estos supuestos básicos son los representantes de tres
estados emocionales específicos con los que el grupo se defiende de cualquier
posibilidad de evolución. Cada uno de ellos posee un líder específico cuya
finalidad es común a los otros: alejar al grupo de aquello que haría advenir el
cambio.
El grupo, en su resistencia a la tarea, se asemeja al neurótico que busca
tratamiento y quiere mejorar, pero que anhela tanto o más la gratificación de su
condición neurótica, el statu quo. La interferencia que producen estos
supuestos en la tarea puede ser comparada con los impulsos primitivos que
pueden estar presentes en una persona adulta y que lo llevan a la disyuntiva
entre el empuje de expresar sus sentimientos de manera irresponsable y el
deseo de ser maduro y considerar las consecuencias.
Pensado esto en términos psicoanalíticos desde la perspectiva kleiniana,
“los supuestos básicos son reacciones grupales defensivas contra las
angustias psicóticas reactivadas por la regresión impuesta al individuo por la

8
situación de grupo.”10 Son ansiedades derivadas de fases muy tempranas en
las cuales los temores son de desintegración, o sea, la pérdida del self, la
locura.
Y en palabras del propio Bion:
“[…] los supuestos básicos emergen como formaciones secundarias de
una escena primaria muy temprana, elaborada en un nivel de objetos parciales,
y asociada con la ansiedad psicótica y los mecanismos de división y de
identificación proyectiva, que Melanie Klein ha descrito como característicos de
las posiciones esquizo-paranoide y depresiva.”

Destaquemos dos conceptos acuñados por Bion dentro de esta teoría:


son el de valencia y el de sistema protomental.
En cuanto al primero, vemos que en el grupo de trabajo los integrantes
colaboran unos con otros. Los liga la colaboración. ¿Qué los une en el grupo
básico? Dice Bion:
“[…] En contraste con la función del grupo de trabajo, la actividad de
supuesto básico no demanda del individuo una capacidad para cooperar, sino
que depende del grado en que los individuos posean aquello que he llamado
valencia, término que tomé de la física para expresar la capacidad que poseen
los individuos para combinarse entre sí instantánea e involuntariamente y
compartir y actuar de acuerdo con el supuesto básico.”11
“Con el término "valencia" identifico la capacidad del individuo para
combinarse en forma instantánea con otros individuos, de acuerdo con una
pauta de conducta establecida -los supuestos básicos-.”12

Y en cuanto al segundo, se pregunta dónde permanecen los supuestos


básicos de un grupo cuando no se encuentran actuando. Responde:
“[…] La función del grupo de trabajo está siempre en relación con un
supuesto básico, y sólo con uno. Aunque la función del grupo de trabajo pueda
permanecer inalterable, el supuesto básico concomitante implícito en sus
actividades puede cambiar frecuentemente. Pueden producirse dos o tres
cambios en una hora, o bien el mismo supuesto básico puede predominar
durante meses. Para explicar el destino de los supuestos básicos que no están
en actividad he postulado la existencia de un sistema protomental dentro del

9
cual la actividad física y mental está indiferenciada, y permanece fuera del
campo que ordinariamente se considera adecuado para las investigaciones
psicológicas.”13

Por último, Bion -siguiendo a Freud-, compara los supuestos básicos con
los que denomina “Grupos especializados de trabajo”, grupos socialmente
establecidos que estimulan la actividad de un supuesto básico en particular.
Ubica así al supuesto básico de dependencia como proclive en relación
a la Iglesia (como grupo especializado de trabajo) y al supuesto básico de
ataque-fuga como propenso en el Ejército.
Y agrega:
“[…] la aristocracia puede ser el grupo de trabajo especializado, que
llena, para el grupo de emparejamiento, funciones similares a las de la Iglesia o
el Ejército con relación a los grupos de dependencia y de ataque-fuga,
respectivamente.”14

IV. La teoría del vínculo madre-niño como base de la estructuración


mental infantil. Teoría del desarrollo del pensamiento.

Para esclarecer este punto, partamos de imaginar un bebé recién


nacido. Un bebé que grita o llora, una madre que busca sosegarlo aupándolo o
dándole de mamar y consiguiendo, con su intervención, calmarlo, tranquilizarlo.
En este sencillo ejemplo Bion ubica las “experiencias emocionales”, el
“espacio mental”, los “elementos beta”, los “elementos alfa”, la “función alfa”, la
“capacidad de reverie” materna, la identificación proyectiva, el continente ♀ y el
contenido ♂.
Pasemos a definir estos términos.

IV.1. Las experiencias emocionales

Las experiencias emocionales siempre implican un vínculo: entre dos


personas o dos partes de una personalidad. Estas experiencias son las que
van conformando el aparato mental del bebe. Bion selecciona tres grandes
grupos de emociones presentes siempre en la experiencia emocional entre dos

10
objetos: L (love-amor), H (hate-odio) y K (knowledge-conocimiento). Las grafica
a las tres en un triángulo, ubicando a cada una en cada uno de sus vértices.
Explica Adela Costas Antola15:
“Habrá un vértice privilegiado acorde con la experiencia de que se trate;
por ejemplo en el vínculo analítico, K, con subordinación de L y H, es el vértice
transformador, al promover la formación de símbolos. La tolerancia a un
sentido de infinito y a la duda son el conectivo esencial para que K sea posible.
“La capacidad transformadora de K no radica en el conocimiento
logrado, sino precisamente en la tolerancia a lo no conocido, en la disposición a
conocer. Esta cualidad negativa permite afirmar que toda experiencia
emocional conlleva dolor mental, aún cuando la misma sea gratificante. Evitar
el dolor o tender a modificarlo son dos tendencias fundamentales, con
consecuencias claramente contrapuestas.”

Bion sitúa en el centro de su teoría la indagación del vínculo K, es decir,


del proceso de conocer. Su tesis principal supone que todo conocimiento se
origina en experiencias emocionales relacionadas con la ausencia del objeto y
su consecuente dolor mental; dolor inherente al conocer.
A esta ausencia, que se transforma en la clave del desarrollo, Bion la
denomina no-cosa. Es una ausencia que suscita frustración y que entraña un
duelo. La mayor o menor tolerancia a la frustración (tolerancia a la ausencia del
objeto) incide en la posibilidad de conocer. Lo que se espera de la experiencia
analítica es que ayude a aumentar la capacidad del paciente para tolerar el
sufrimiento, de modo tal de permitir el conocimiento.
Diana Rabinovich afirma16:
“Frente a la frustración que acarrea la no-cosa hay dos respuestas
posibles: elaborar la ausencia mediante el desarrollo de la simbolización y el
pensamiento, o escapar de ella recurriendo a la alucinación.

El vínculo K supone la capacidad de tolerar esta frustración, incluso de


aprender de ella y comprenderla. Sin embargo, esa tolerancia puede no estar.
Es un factor innato de la personalidad del bebé. Retomaremos esto.

11
IV. 2 Espacio mental, elementos beta; capacidad de reverie,
elementos alfa, función alfa.

Para definir el espacio mental Bion toma la definición geométrica de la


noción de espacio, en tanto cualquier lugar en el que antes hubo algo. Es decir
que para que se pueda crear espacio, algo que ocupa lugar debe previamente
salir.
Kleinianamente pensado, cuando el bebe nace, con su primer grito,
expulsa mediante un mecanismo de identificación proyectiva instinto de muerte,
permitiendo que en aquel lugar en el que antes hubo Muerte, ahora se genere
el espacio adecuado para contener Vida (instinto de Vida) que debe ser capaz
de entrar.
A esto que el bebe expulsa, Bion lo llama “elementos beta”, y los define
como aquello que la mente es incapaz de procesar, son experiencia emocional
pura sin metabolizar e imposible de metabolizar.
Dice de ellos en Elementos de Psicoanálisis17:
“Este término representa la más temprana matriz de la que se puede
suponer surgen los pensamientos. Tiene al mismo tiempo la calidad de un
objeto inanimado y la de un objeto psíquico sin ningún tipo de diferenciación
entre los dos. Los pensamientos son cosas, las cosas son pensamientos; […].”

Esta “cosificación” de los pensamientos los hace inasequibles a


articulación alguna, del mismo modo que dos objetos no podrían ser
articulados, a lo sumo serían acercados o apilados.
Pero con la expulsión de los “elementos beta”, se produce el espacio
vacío necesario para ser llenado con pensamientos que puedan ser pensados
y tolerados. Ahora bien, ¿cómo consigue incorporarlos?

El término reverie proviene del francés y significa “ensueño”. Bion alude


con él al estado mental requerido en la madre para estar en sintonía con las
necesidades del bebé.
La capacidad de reverie materna se define como la aptitud de la madre
de devolverle al bebe, transformada, aquella experiencia emocional sin
metabolizar (elementos beta). Esa metamorfosis los convierte en pensamientos

12
adecuados para ser contenidos y pensados por él; esto es, “elementos alfa”.
Son los pensamientos que traen el material para la vida (mental, anímica).
En Elementos de Psicoanálisis18 los define como sigue:
“Este término {elementos alfa} representa el resultado del trabajo
realizado por la función-alfa sobre las impresiones sensoriales. No son objetos
en el mundo de la realidad externa pero son productos del trabajo realizado
sobre las impresiones sensoriales que se cree se relacionan con dichas
realidades. Posibilitan la formación y uso de los pensamientos oníricos.”

Y de la función alfa expresa19:


“La función-alfa es la función por la cual las impresiones sensoriales se
transforman en elementos capaces de ser acumulados para ser empleados en
el sueño y en otros pensamientos.”

Por lo tanto, la capacidad de reverie materna depende de la función alfa


y actúa como un continente de las emociones que el niño evacua mediante la
identificación proyectiva, a la vez que permite el desarrollo en el niño de la
tolerancia a la frustración, “digiriendo” la no-cosa, la ausencia del objeto.
Bion afirma que él no atribuye al lactante una captación de necesitar el
pecho como fuente de leche o amor, pero sí le atribuye una captación de una
necesidad no satisfecha.
Compara la relación paciente-analista con la relación madre-hijo y dice
en Aprendiendo de la Experiencia:20
“Como analista que trato a un paciente adulto, yo puedo ser consciente
de algo de lo cual el paciente no es consciente. Del mismo modo, la madre
puede discernir un estado anímico en su bebe antes que él pueda ser
consciente del mismo, como por ejemplo cuando el bebe da signos de
necesitar comida antes de darse cuenta de ello.
“[…] La necesidad del pecho es un sentimiento y ese sentimiento mismo
es un pecho malo; el lactante no siente que quiere un pecho bueno, pero sí
siente que quiere evacuar un pecho malo. Supongamos que el bebé es
alimentado; el incorporar leche, amor, calor, puede ser sentido como el
incorporar un pecho bueno.”

13
Entonces, lo que el bebé siente en un principio no es la ausencia del
pecho bueno, sino la presencia del pecho malo, entendido este como la no
existencia de esa leche, ausencia del objeto, no-cosa. Dicho de otro modo,
cosifica la ausencia.
Solo más adelante el pecho deseado es vivido como una idea de un
pecho ausente y no como un pecho malo presente; y este pecho bueno pasa a
estar asociado con la leche real que satisface el hambre.

Para Bion, la capacidad de reverie materna es un modo de expresar el


amor, que se agrega a los canales físicos de comunicación. Entra en relación
principalmente con los sentimientos de amor y odio del bebé. Ofreciéndose
como continente de ellos, “transforma exitosamente el hambre en satisfacción,
el dolor en placer, la soledad en compañía, el miedo a estar muriendo en
tranquilidad”21
Adela Costas Antola sintetiza esta idea22:
“Esta teoría vincular permite dar cuenta de la metabolización de los
contenidos evacuados por el bebé en la madre, a través de la identificación
proyectiva; […]. La función reverie que cumple la madre, los transforma en
aptos para ser soñados, pensados o fantaseados, y se constituyen de este
modo en elementos alfa. Estos conforman la barrera de contacto, separación
entre lo consciente y lo inconsciente, entre el dormir y el despertar; separación
anulada en la psicosis.”

El espacio mental formado en el lugar en el que antes hubo beta, será el


continente de alfa. Ahora bien, estos elementos alfa son previos a cualquier
aparato destinados a pensarlos, por lo cual -dice Bion-, son “pensamientos sin
pensador”. De modo tal que no es el pensar lo que origina los pensamientos
sino a la inversa. Podemos preguntarnos entonces ¿cómo surge este aparato y
en qué consiste?

IV. 3 La identificación proyectiva, el continente ♀ y el contenido ♂.

Continente (♀) es por excelencia algo en cuyo interior se puede


proyectar y, lo proyectado, pasa a ser definido como contenido (♂).

14
La madre funciona como continente de las necesidades evacuadas por
el bebé por medio del mecanismo de identificación proyectiva; y estas
necesidades constituyen el contenido que el bebé necesita descargar, a partir
de su propia incapacidad de contenerlas.
La identificación proyectiva es pensada por Bion como una fantasía
omnipotente de desprendimiento de partes indeseables y colocadas en un
objeto.
En la función reverie la identificación proyectiva permite, por un lado, un
canal comunicante entre la madre y los propios estados mentales del bebé,
esperando recibir de ella el alimento mental necesario; por el otro, es un modo
de deshacerse de contenidos mentales. Por lo cual, la identificación proyectiva
cumpliría dos funciones: nutritiva y desintoxicante.
Solo a medida que se desarrolla, el niño va siendo capaz de hacerse
cargo de contener sus propios sentimientos y sensaciones, los cuales serían el
contenido que debe alojar. Esto significa la internalización del modelo vincular
continente-contenido primitivamente establecido entre él y su madre.
Pero este modelo también tiene ingerencia en el desarrollo del
pensamiento. Al ser introyectado, se convierte en un aparato que le permite
elaborar por si solo la ausencia del objeto. Bion propone representar este
aparato por el signo ♂♀.
De este modo, los pensamientos forjan continente, al mismo tiempo que
éste forja contenido; y se diferencia así el desarrollo de los pensamientos de la
creación del pensar.
Lo que antes era metabolizado por la madre (L, H y K), al ser
internalizada esta función, pasa a formar parte de la propia función alfa del
sujeto.
Ahora bien, ¿cuál sería el alimento mental necesario que mencionamos
más arriba?
Este alimento mental es para Bion la Verdad. No se puede tener un
conocimiento directo de ella. Bion llama O a esta Verdad desconocida e
incognoscible
Si bien dejaremos el desarrollo de este tema para otra ocasión,
señalaremos un punto.
Dice Leandro Stitzman23:

15
“El proceso mediante el cual diversas dimensiones de O evolucionan de
manera de poder ser captadas por nuestras mentes recibe el nombre de
Transformación. Bion describe tres tipos básicos de transformaciones:
transformación en pensamiento, transformación en alucinosis y transformación
en sabiduría.
“[…] Llamamos transformaciones en pensamiento a aquellas
transformaciones que guardan amor y respeto por la Verdad como alimento
mental. Son aquellas que nos permiten construir modelos, armar analogías,
pensar pensamientos abstractos y desarrollar la capacidad figurativa.
“Cuando la Transformación se da en pensamiento (es decir, con amor
por la Verdad y utilizando elementos alfa) el vínculo que se entabla con la
Verdad se llama de Conocimiento”

Así reencontramos el vínculo K (knowledge-conocimiento) mencionado


en el inicio. Uno de los tres grandes grupos de emociones presentes siempre
en la experiencia emocional entre dos objetos, que a su vez sostiene un vínculo
con la verdad.

Y para finalizar este apartado, mencionaremos sucintamente la función


PS ↔ D.
Es la relación entre las posiciones paranoide-esquizoide y depresiva tal
como fueron descritas por M. Klein. Establece una oscilación entre momentos
de fragmentación y dispersión característicos de la etapa paranoide-esquizoide
(PS) y momentos de integración peculiares de la posición depresiva (D).
Esta función puede operar tanto con elementos alfa como con elementos
beta.
Adela Costas Antola explica de ella24:
“[…] Hablamos de articulación, integración o conjunción cuando en la
función PS ↔ D intervienen elementos alfa; en cambio, hablamos de
aglutinamiento cuando la función opera con elementos beta, no pasibles de
articulación alguna; […]”

Cuando la mente es capaz de sostener una idea nueva, tolerando la


ansiedad catastrófica que despierta, desde una escala de valores

16
esquizoparanoides hacia una orientación depresiva (PS↔D), se posibilitará el
crecimiento de la idea.

V. La teoría de la psicosis.

La psicosis conlleva para Bion una completa subversión de la


organización del pensar tal como acaba de ser descripta.
Diana Rabinovich25 describe esa subversión en el sujeto:
“[…] Su elección inicial es evadir la frustración. El primer resultado de
esta elección es que la no-cosa, el no-pecho se transforma en un pecho malo
presente. Esta presencia no es una concepción, un elemento alfa (α), sino una
presencia que obtura, que satura la falta, la ausencia. Esta forma particular de
presencia será denominada, tomando prestado el término a Kant, la cosa en sí
misma, el noúmeno, lo incognoscible. El mundo de la psicosis es un mundo
poblado por ese imposible que son las cosas en sí mismas, […]”

En su búsqueda de evitar el dolor, el sujeto psicótico escapa de la


frustración por la vía alucinatoria. No hay aquí una “adquisición de
conocimiento” sino una “posesión de conocimiento” utilizada para evitar la
experiencia dolorosa. La capacidad para la abstracción ha sido destruida y
queda excluida la posibilidad del aprendizaje por experiencia emocional.
Hay un fracaso de la capacidad de reverie materna que Adela Costas
26
Antola describe en los siguientes términos:
“Si nos encontráramos ante un fracaso de tal función se desataría una
proliferación de elementos beta, material que no puede ser alojado en la mente,
reclama su expulsión por el mecanismo de la identificación proyectiva (IP). La
mente se coagula en un estado en el que no es posible soñar pero tampoco
despertar; no se está ni despierto, ni dormido; ni vivo ni muerto; es un
funcionamiento robótico. La imposibilidad de transformar los elementos beta en
alfa puede llevar a la aparición de síntomas hipocondríacos como intentos de
establecer una reconexión con las cualidades psíquicas ausentes; las
sensaciones físicas pasan a ocupar el lugar de las cualidades psíquicas
inexistentes. Las impresiones sensoriales contenidas en los elementos beta
incrustan su concretud en el cuerpo.”

17
El pensar se hace imposible a raíz de la falta de elementos alfa, falta que
es consecuencia del fracaso en la elaboración de esa experiencia emocional
que es la no-cosa.
La función PS ↔ D sufre una regresión al polo PS, trabajando entonces
con elementos beta, por lo cual se hace imposible articulación alguna. Más que
nunca aquí se grafica la frase bioniana “Los pensamientos son cosas, las cosas
son pensamientos.”

Dos términos acuña Bion al pensar las psicosis: el de splitting forzoso o


patológico y el de objetos bizarros, ambos articulados entre sí.
Al primero de ellos (el splitting) lo ubica como la respuesta del bebé ante
una madre que no logra permanecer receptiva a sus estados mentales y
solamente atiende a la satisfacción de sus necesidades materiales. Pero Bion
sanciona allí un fracaso en la mente del lactante y no un fracaso materno.
Por un lado, la ambivalencia de la experiencia emocional (amor-odio,
envidia-gratitud) que la lactancia implica no puede ser tolerada; por el otro el
bebé necesita seguir recibiendo el alimento (el pecho) ante el temor a la muerte
por inanición. Esto lo lleva a una inevitable separación entre la satisfacción
biológica y la psíquica, que genera una exigencia voraz imposible de satisfacer.
Como dice Bion, una mente en este estado engendra “objetos inexistentes
voraces de existencia...” El splitting es efecto de la violencia con que el sujeto
ataca su propio aparato mental promovido por el odio a la realidad interna y
externa.

A su vez, como efecto del ataque que es para el sujeto el splitting


patológico, se forman los objetos bizarros, aglomerado de una parte del yo, del
superyó y de elementos beta.
El término bizarro grafica la idea de ira y furia. Es al objeto splitado
previamente que se le adosan tales vestigios. En la fantasía del paciente estos
aspectos expulsados adquieren existencia propia; ya no son controlables por
él. Lejos de perderlos al expulsarlos, aumentan su ataque y hostilidad.
Finalmente, Adela Costas Antola27 sintetiza la encrucijada en que
quedan alojados estos sujetos diciendo:

18
“Bion utiliza para describir el estado de estos pacientes, una expresión
que me parece muy ilustrativa: estado omnipotente ↔ desamparado,
impregnado de violencia moral y omnipotencia. Por un lado niega la presencia
del objeto presente; por otro, niega la ausencia del objeto ausente. Cumple así
el propósito de negar la ausencia al mismo tiempo que la presencia. La sanción
moral pasa a ocupar el lugar del conocimiento acerca de algo; el componente
moral es propio de los objetos bizarros y proporciona una suerte de control
omnipotente que lo libera ilusoriamente del desamparo.”

VI. La comprensión de la dirección de la cura en W. Bion.

Solo realizaremos aquí unas breves puntuaciones sobre la dirección de


la cura en la obra de Bion, que permitan una aproximación del uso analítico de
los conceptos formulados.
Como es sabido, desde la teoría kleiniana, la psicosis no se presenta
como una estructura particular, sino como una “parte” de la personalidad,
presente en todo sujeto como remanente de etapas más tempranas de su vida
-su núcleo psicótico-, que coexiste con la “parte neurótica” de la personalidad,
por lo cual pasan a ser “componentes normales” del psiquismo.
Aún así, Bion establece una diferencia entre la transferencia en la
neurosis y en la psicosis. Para ello, Bion presenta el concepto de
“Transformaciones”, término que toma de la geometría. Plantea para la
neurosis que, a partir del establecimiento de la función alfa (α), se producen las
llamadas “transformaciones rígidas”, acordes con la geometría euclidiana. Pero
en la psicosis, las transformaciones responden a otra geometría, la proyectiva,
en cuyo espacio se despliegan las “transformaciones en alucinosis”.
Esta clínica “bajo transferencia” se caracteriza por su particular estilo
interpretativo, que se adecua a la definición del análisis como “una experiencia
emocional aquí y ahora con el analista como objeto”.
Diana Rabinovich28 la describe como sigue:
“[…] El analista constantemente trata de deducir qué piensa el paciente,
y aquí la actividad interpretativa como traducción de “estados emocionales” es
obvia. […]

19
“La experiencia emocional, núcleo de lo que ocurre en la cura […], se
reproduce como tal en las sesiones en la relación con el analista. Esta
experiencia emocional actual es a la vez evidente e incognoscible, es la cosa
en sí misma, el noúmeno kantiano. Psicoanalizar es precisamente transformar
esa experiencia emocional actual en una interpretación. La función de la
interpretación es precisamente lograr el awareness, término cuya traducción
más aceptable sería el percatarse de, el awareness del estado emocional
existente. Percatarse de la experiencia emocional conlleva un aumento de la
capacidad de pensar, capacidad que se opone a la disociación, que es
sinónimo de una integración no tanática de dos objetos, que equivale a una
función sintética. El psicoanálisis es pues aprendizaje de la experiencia
emocional cuyo desenlace exitoso culmina con el incremento de la capacidad
de pensar y comprender […]
“En lo que se refiere a la esquizofrenia, el objetivo general de la cura
sigue siendo el mismo. La diferencia radica en las características propias de la
“personalidad esquizofrénica” que determina la organización de la transferencia
bajo el imperio de las transformaciones en alucinosis. El paciente recurre a
ellas precisamente porque su capacidad de pensar está destruida y también su
consciencia, su capacidad de awareness, Esta destrucción implica además que
la fórmula clásica del psicoanálisis “hacer consciente lo inconsciente” no sea
válida en estos casos, pues la misma se ve doblemente anulada: al faltar los
elementos alfa y no configurarse la barrera de contacto no hay represión
primaria, o sea no hay inconsciente y la conciencia como órgano perceptor de
la cualidad psíquica está destruido. Por esta razón el objetivo principal del
psicoanálisis de la esquizofrenia es “reparar” el aparato psíquico del psicótico.”

Bion enseña que el analista debe “soñar” la sesión. Con lo cual no se


refiere a “dormir” en la sesión, sino a que el analista debe “transformar” la
experiencia emocional del paciente de una forma adecuada para que pueda ser
transmitida como experiencia sensorial en sus interpretaciones.
La sesión para el analista, dice, "debe carecer de historia y de futuro" y
"lo único importante en cualquier sesión es lo desconocido y nada debe
impedirnos intuirlo". Es esencial “la suspensión de la memoria y el deseo en el

20
analista”, pues de sostenerse, conduciría al paciente hacia lugares
intencionalmente marcados y no hacia su “verdad”, su “incognoscible”.
Y por último, toma en cuenta la contratransferencia, pero reparemos que
de ella dice:
“[…] La pasión debe distinguirse claramente de la contratransferencia,
ésta última siendo evidencia de represión. […]29”

Y un poco antes había afirmado:


“Cualquier analista en ejercicio se percata de que este estado de cosas
pertenece al dominio de la contra-transferencia y señala la necesidad de
análisis para el analista. Pero como ni aun los analistas pueden tener todo el
análisis que se puede considerar deseable la teoría usada como una barrera
para protegerse de lo desconocido persistirá en la coraza del analista tanto
como en la del paciente.”30

Esto es, ve en ella un índice del analista y no del paciente; por lo cual
suele enmarcarla en términos de “contratransferencia en abstinencia”.

Para finalizar, solo cabe agregar que es llamativa la inmensa producción


de este autor (de la que solo hemos dado un bosquejo), que a semejanza de
Freud y de Klein, ha dejado una obra, pero que, contrariamente a ellos, no dejó
una escuela, fiel hasta el final con su idea de “grupo sin lider”.

21
BION, W. R.
-Experiencias en Grupos, Editorial Paidós, Bs. As., 2ª reimpresión, 1997.
-Aprendiendo de la Experiencia, Paidós, Bs. As., 1966.
-Elementos de Psicoanálisis. Grupo Editorial Lumen Hormé; Bs. As.-
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La teoría de la psicosis en Bion o los límites del kleinismo. En: El
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dirección de la cura. Ediciones Manantial, Bs. As., 1988.ROUDINESCO,
E. Y PLON, M.
Diccionario de Psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires. 1998.
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“Alfa-Beto Biónico”
“Pensando a W. Bion”
“Alucinosis versus alucinación”
En: Revista Topia http://www.topia.com.ar/articulos/alfa-beto-
bi%C3%B3nico

22
1
ROUDINESCO, E. Y PLON, M., Diccionario de Psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires. 1998. Págs.111-
113.
2
Se refiere a la Conferencia de J. Lacan “La Psiquiatría Inglesa y la Guerra”.
3
BION, W. R., Experiencias en Grupos, Editorial Paidós, Bs. As., 2ª reimpresión, 1997
4
KAËS, R. “El estatuto teórico-clínico del grupo” [1996] En: Cuadernos de Psicología:
http://www.elortiba.org/faunapsi.html http://www.elortiba.org/kaes1.html
5
KAËS, R. “El estatuto teórico-clínico del grupo” [1996] En: Cuadernos de Psicología:
http://www.elortiba.org/faunapsi.html http://www.elortiba.org/kaes1.html
6
Los subrayados son nuestros.
7
BION, W. R., Experiencias en Grupos, Op. Cit. Capítulo “Revisión” Punto “Dinámica de grupo”. Pág.
115.
8
BION, W. R., Experiencias en Grupos, Op. Cit. Capítulo “Revisión” Punto “Los supuestos básicos”.
Pág. 116.
9
BION, W. R., Experiencias en Grupos, Op. Cit. Pág. 116.
10
KAËS, R. “El estatuto teórico-clínico del grupo” [1996] Op. Cit.
11
BION, W. R., Experiencias en Grupos, Op. Cit. Capítulo “Revisión” Punto “Características comunes a
todos los grupos de supuesto básico”. Pág. 124.
12
BION, W. R., Experiencias en Grupos, Op. Cit. Capítulo “Revisión” Punto “El punto de vista
psicoanalítico”. Pág. 134.
13
BION, W. R., Experiencias en Grupos, Op. Cit. Capítulo “Revisión” Punto “Características comunes a
todos los grupos de supuesto básico.” Pág. 124.
14
BION, W. R., Experiencias en Grupos, Op. Cit. Capítulo “Revisión” Punto “El grupo especializado de
trabajo”. Pág. 127.
15
COSTAS ANTOLA, A.,: Cap. IV. “La psicosis en la obra de Bion”. En: Fernández, E Diagnosticar las
psicosis. Editorial Letra Viva. 3ª Edición. Bs. As., 2001. Pág. 228.
16
RABINOVICH, D., La teoría de la psicosis en Bion o los límites del kleinismo. En: El concepto de
objeto en la teoría psicoanalítica. Su incidencia en la dirección de la cura. Ediciones Manantial, Bs. As.,
1988. Pág. 83.
17
BION, W. R., Elementos de Psicoanálisis. Grupo Editorial Lumen Hormé; Bs. As.- México; 3ª edición,
2000. Pág. 33.
18
BION, W. R., Elementos de Psicoanálisis. Op. Cit.. Pág. 33.
19
BION, W. R., Elementos de Psicoanálisis. Op. Cit.. Pág. 19.
20
BION, W. R, Aprendiendo de la Experiencia, Paidós, Bs. As., 1966.
21
BION, W. R, Aprendiendo de la Experiencia, Op. Cit..
22
COSTAS ANTOLA, A.,: Op. Cit..Pág. 230.
23
STITZMAN, L.,“Alfa-Beto-Biónico” En: Revista Topia http://www.topia.com.ar/articulos/alfa-beto-
bi%C3%B3nico
24
COSTAS ANTOLA, A., Op. Cit. Pág. 232.
25
RABINOVICH, D., Op. Cit. Págs. 87-88.
26
COSTAS ANTOLA, A., Op. Cit. Pág. 230.
27
COSTAS ANTOLA, A., Op. Cit. Pág. 235.
28
RABINOVICH, D., Op. Cit. Págs. 94-95.
29
BION, W. R., Elementos de Psicoanálisis. Op. Cit.. Pág. 29.
30
BION, W. R., Elementos de Psicoanálisis. Op. Cit.. Pág. 31.

23

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