Está en la página 1de 15

1

Índice.
● Introducción.

● Informe sobre diez situaciones y casos de desigualdad que Carlota diagnóstica a lo


largo del libro.

○ “¿Eres un nena?”

○ “En la pantalla hay un señor muy vestido (...) y una señora (...) poco vestida.”

○ “¿Por qué Dios es representado como un hombre?”

○ “Ser vendida a los quince años a un hombre.”

○ “No contratar a mujeres por miedo a la maternidad. (...) Parir se consideraría


un trabajo.”

○ “Las niñas han de hablar bajito. Es muy feo que una mujer dé voces.”

○ “Nosotras somos <<señoritas>> o <<señoras>> por el hecho de no tener un


hombre al lado o tenerlo.”

○ “No quiero que Ramón juegue con muñecas. ¿Crees que quiero que se
vuelva mariquita?”

○ “Las mujeres (...) se pasan la vida intentando gustar.”

○ “¿Depilarse, teñirse, pintarse o preocuparse un poco por el aspecto está


reñido con ser feminista?”

● Cuatro situaciones machistas vividas o vistas y sus posibles soluciones.

○ “¿Te quejas de limpiar y cuidar a los niños? Tu no trabajas, qué menos que
hagas algo en casa. Yo por lo menos trabajo y hago llegar el dinero a la
familia ¿qué más quieres?”

○ “Perdón por el golpe, ha sido culpa del enfado. El próximo será más fuerte.”

○ “¿Quién es ella, por qué la sigues, por qué le das me gustas, qué haces
comentando esos emojis de corazones en su foto? Definitivamente me estas
engañando con otra, yo lo sé.”

○ “Las mujeres claro que se tienen que preocupar más por la ropa, pero yo me
pongo mi camisa y mis vaqueros y voy perfecto.”

● Reflexión sobre el libro.

Introducción.
¿Estamos totalmente seguros de que a día de hoy el machismo está más que superado?
En esta actividad descubrimos la respuesta a esta pregunta (que ya la mayoría sabemos
que es rotundamente negativa) acompañados por Carlota, quien escribe en su “diario
violeta” toda aquella información que tenga relación con esta duda. El diario violeta de
Carlota nos muestra como una niña de catorce años es capaz de emprender una labor por
el movimiento feminista. Nosotros como lectores intentaremos absorbes los conocimientos

2
de la pequeña nueva feminista para analizar las situaciones que vive, comentarlas, y
visualizar nuestro entorno en busca de casos que, al igual que Carlota, debemos de analizar
y darles una solución.

Informe sobre diez situaciones y casos de


desigualdad que Carlota diagnóstica a lo largo del
libro.
“¿Eres un nena?”

El término de "nena" del profesor de educación física a Dani, es un insulto machista ya que
se hace referencia a la mujer como el género débil de la sociedad. Dani al ser un hombre
está sujeto a unos prejuicios sociales, como que los hombres son fuertes, habilidosos e
ingenuos, mientras que las mujeres son frágiles, delicadas, responsables, educadas... Un
hombre, al demostrar una conducta contraria a la que se espera de él la sociedad y
etiquetarle las características, dictadas por la sociedad, de las mujeres, se le atribuye un
papel afeminado y se le tacha como el hombre idealizado de la sociedad. Esto muchas
veces está conectado con la homofobia, la plumofobia y el rechazo a hombres con
"personalidad afeminada" (un término también algo machista).

Por otro lado, el hombre en el deporte ha sido el único protagonista durante incontables
años, por lo tanto se asocia este mundo deportivo a los hombres ya que las mujeres "no
sirven para realizar ejercicios físicos que necesiten un nivel de fuerza (el cual tienen los
hombres)", desde el punto de vista machista. Hoy en día podemos ver como se les da
visibilidad a la parte femenina en el deporte, que aún tiene sus limitaciones, en las noticias o
en el telediario.

Tal como dice su abuela Ana: "El machismo se aprende, todos los elementos machistas de
la sociedad se nos van metiendo dentro del cerebro sin que nos demos cuenta".
Normalizamos las acciones machistas de nuestro alrededor desde que nacemos, estamos
acostumbrados al comportamiento de la sociedad pasando por alto el daño que se les hace
a las mujeres, tal como le pasa a Laura (que se da cuenta de la injusticia por ser mujer,
siendo una persona que no cree en el feminismo. Ha sido criada con una percepción del
mundo en la que vienen integrados estas discriminaciones y sin darse cuenta, como mujer,
de su discriminación en la sociedad). Generalmente, estos elementos que pasan de

3
inadvertidos, suelen llamarse micromachismos, los cuales deben de ser exterminados pues
significa la consecuencia de un pasado de siglos llenos de machismo puro que se presenta
en nuestros días en pequeñas dosis como si de una cicatriz se tratase. Muchos de nosotros
cometemos el fallo de caer en estas normalizaciones, y no pasa nada si no eres consciente
de estos micromachismos pero, si lo eres, deberias de optar por una visión más feminista
del dia a dia e intentar borrar estos elementos machistas de nuestro uso.

“En la pantalla hay un señor muy vestido (...) y una señora (...)
poco vestida.”

La mujer ha sido por muchos años tratada como un objeto de exhibición la cual debe de
estar presentable, guapa, con un aire organizado, un maquillaje perfecto, un pelo ideal y por
no hablar de la forma del cuerpo y el peso... Todo esto se reducía a un canon de belleza
bastante estricto para la mujer, con el famoso lema "para lucir hay que sufrir", pues las
mujeres se sometían al uso de verdaderos instrumentos de tortura que ayudaban a cumplir
con estos criterios de belleza (como puede ser el corsé o las dietas extremas).

En la moda elegante podemos ver una clara diferencia entre hombres y mujeres: mientras
que las mujeres intentan buscar por cielo, mar y tierra el vestido perfecto y los
complementos que pueden quedar ideales para realzar su figura, los hombres siguen el
mismo patrón de usar el traje de chaqueta (relacionado con el mundo laboral, ya que el
hombre ha sido por muchos años el encargado de los negocios y del trabajo para mantener
a la familia) sin complicarse mucho más allá de elegir entre azul oscuro o negro y una
corbata cualquiera. Afortunadamente, la moda está en constante cambio y, a día de hoy,
podemos gozar de una variedad de ropa que usa tanto hombres como mujeres olvidando la
etiqueta de prenda femenina o masculina, ya se dió el caso de la presencia de chicos
estudiantes en las escuelas con faldas puestas como defensa de este hecho (también la
nueva moda de tops ajustados en chicos y el uso de prendas holgadas en chicas).

Volviendo al mundo de la exhibición femenina, en la industria audiovisual ha sido (y sigue


siendo) un recurso para captar la atención de los espectadores, tanto de hombres (que
mayoritariamente se deja influenciar por sus hormonas sexuales al parecerles una mujer
atractiva, cosa que intenta conseguir en cierta medida la industria con el uso de esta
exhibición), como de mujeres que adoran a la que sale en pantalla (que da lugar a otro
problema en la sociedad: la comparación física con otras personas y la depresión y baja
autoestima que esto conlleva).

4
“¿Por qué Dios es representado como un hombre?”

En la Prehistoria las religiones tenían como divinidad a una figura femenina como
representación de la madre naturaleza y la fertilidad, el papel de la mujer era privilegiado,
pues estas se ocupaban del cuidado de los niños mientras que eran los hombres los que se
encargaban de las tareas de la tribu (cazar, recolectar, construir…). La representación de
las mujeres en las pequeñas y primitivas venus, nos indica que su complexión física (senos
grandes, caderas anchas…) era símbolo de felicidad, riqueza y prestigio social, pues
significaba que estaba bien alimentada, carecía de actividad física y posee más nutrientes
en sus senos para los bebés. A lo largo de esta etapa la mujer se suma a las tareas
grupales mostrando su capacidad para desempeñar otras tareas a parte del cuidado de las
crías.

En el caso de España, las primeras religiones y cultos establecidos en la Península Ibérica


se trataban de la de los íberos y celtas, quienes seguían el patrón prehistórico: El culto a
una divinidad femenina (representación de la naturaleza, fertilidad y prosperidad agraria y
ganadera). En esta sociedad la mujer era vista como una figura de poder. Podríamos hablar
de matriarcados totales, donde la mujer era señalada como un género superior al
masculino, una entidad divina y un amuleto hecho persona.

Posteriormente, en el Antiguo Egipto, comienzan a salir a la luz las divinidades masculinas


en una religión politeísta y en una sociedad que drásticamente cambió a un patriarcado,
pues el faraón era la máxima autoridad y esta era de origen divino, según las creencias, lo
que cultiva el origen de la explicación de la representación del hombre en las religiones
actuales. Este modelo religioso se continuó en Grecia y en Roma, siguiendo las religiones
politeístas en sociedades ya convertidas en machistas.

Es entendible que en una sociedad, como la romana, las nuevas religiones que emergieron
fueran con un representante varón, pues los más altos cargos estaban ocupados por
hombres. Tener a una diosa en esa época sería algo “contra natura” y (visto desde fuera de
dicha religión en esos años) nada creíble, no podrían vender el cuento de entrar en el reino
de los cielos si una mujer era dueña de ellos, era imposible pensar que una mujer fuese
creadora de lo que nos rodea (siendo la propia mujer la que “crea la vida”). Con la
implantación del cristianismo en todas las orillas del Mar Mediterraneo (toda la zona
imperialista de Roma), el desarrollo de la sociedad hacia el Antiguo Régimen y la figura
poderosa del hombre en relación con Dios, tiene lugar el auge del machismo en la Edad
Media donde la mujer no tenía derecho a alzar su voz, la religión ha seguido siendo (casi) la
misma desde sus inicios y eso ha perjudicado en cierta medida a nuestra sociedad actual.

5
“Ser vendida a los quince años a un hombre.”

En las culturas asiáticas se añade, al machismo de la sociedad, la peculiaridad de los


casamientos entre niñas menores con hombres mayores, esto también se da en culturas del
continente Africano. La ejecución de estos casamientos vienen a raíz de un problema
económico que se remonta a la Edad Media: La sociedad estamental no permitía la subida
del nivel de privilegio, pues este se basaba en una herencia de los progenitores (si nacías
en una familia campesina, morías campesino), lo que llevó a buscar alternativas para su
solución. Nació la burguesía, una clase con gran poder económico pero bajo en privilegio al
pertenecer a un estamento bajo-medio, la cual fue escogida por el campesinado como
apoyo económico, pero ¿por qué eran los campesinos los que vendían a las mujeres a
hombres burgueses? Pues porque los burgueses comprarían a estas mujeres para las
tareas domésticas, las necesidades sexuales y la expansión y progreso de la familia
burguesa. Cabe destacar que también surge algo parecido entre burgueses y nobles: El
casamiento como una especie de intercambio de poder económico y poder de privilegios.

¿Qué tiene que ver esto con la sociedad actual y la venta de niñas a hombres mayores para
su casamiento? La respuesta es sencilla: La pobreza. Su realización se lleva a cabo en
esas culturas donde existen familias con bajos ingresos y donde la única fuente económica
(después de trabajar de sol a sol y cobrar una miseria) son estos casamientos, ¿y por qué
con niñas y no con mayores de edad? Por dos motivos: Primero, al ser menores están bajo
las obligaciones impuestas por padres y por lo tanto han de obedecerles. Y segundo,
porque cuanto antes se consiga un pretendiente para la niña, antes entran los ingresos en
la familia.

¿Cómo le explicas a una niña que su función en este mundo es pertenecer a un hombre
mayor, posiblemente un anciano, por medio de la venta la cual se encarga su propia familia
para beneficiarse de haberla tenido? Es muy triste que nada más nacer se sepa su destino,
y todo por culpa de un problema económico de las que emergen estas familias. Al menos
estas niñas tienen derecho a la vida y no como otras que son asesinadas para controlar el
nivel de población (en un sistema social asiatico existe la limitación del número de hembras
por familia a 1 o 2 niñas, mientras que las siguientes han de ser sacrificadas o abortadas).
Es curioso y horroroso los extremos del machismo en este mundo, convirtiendo a algunas
víctimas en “privilegiadas” a diferencia de las condiciones de otras.

6
“No contratar a mujeres por miedo a la maternidad. (...) Parir se
consideraría un trabajo.”

Una de las funciones vitales del ser humano es la reproducción, esencial para la existencia
de su especie. El sexo femenino, por ley biológica, está sometido a ser la parte fecundada y
la que se encarga de la gestión de las crias de nuestra especie, es decir, del embarazo. Es
cuestión de naturaleza y ciencia saber que esta función reproductiva (la gestación) no
puede pertenecer al sexo masculino, por tanto la existencia de la humanidad y el progreso
de esta depende del sexo femenino y de la aportación de espermatozoides, única
participación del sexo masculino. No se puede estar en contra de una ley natural, pues esta
no podrá ser de otra manera.

El embarazo supone un proceso bastante caótico: Mareos, vómitos, malestar,


contracciones, seguimiento de ecografías, parto... Este caos es el que sufren las mujeres si
deciden engendrar un bebé en su vientre, mucho peor que cualquier enfermedad común.
De vuelta nos encontramos con un "para lucir hay que sufrir" pero (adaptado a esta
situación) sería "para el progreso y continuidad de la humanidad hay que sufrir el embarazo
y el parto."

Es cierto que, desde el punto de vista laboral, sea diferente a una baja de enfermedad (los
enfermos no deciden enfermarse, pero las embarazadas han consentido su condición) y por
tanto sea molesto para los empresarios pagar dicha baja. Pero ellas no son las que deciden
si un día van a sufrir de mareos o si su movilidad va a ser más reducida a lo largo del
embarazo (consecuencia de la barriga).

También destaca el caso de la mujer que, después de haber parido y vuelto al mundo
laboral, es la que se tiene que encargar de encajar su horario laboral con el escolar. Es
decir: La madre es la que debe de buscar trabajos de media jornada, para que esta pueda
llevar y recoger a los hijos de la escuela y luego dedicar la tarde a las tareas domésticas,
mientras que el padre si puede tener horarios más extensos debido a sus "habilidades
masculinas", que les permite resistir más horas, y el papel del "hombre de la casa" (el que
más dinero ha de aportar a la familia y el que, por tanto, merece más descanso a la hora de
llegar a casa).

Estas tareas domésticas de las que se encarga la mujer (en la mayoría de familias de
nuestra sociedad) también son un trabajo, pues no se diferencia mucho de las limpiadoras,
las cocineras, las niñeras y las lavanderas. Es más, es un trabajo complejo que requiere
cubrir más de un campo laboral (los dichos anteriormente). Pero este trabajo no está

7
pagado puesto que son tareas esenciales de una familia y una vivienda pero que, por culpa
del machismo, recaen en la figura femenina.

“Las niñas han de hablar bajito. Es muy feo que una mujer dé
voces.”

Las mujeres durante muchos siglos ha sido un género designado como poco intelectual,
dedicado al mundo doméstico y el de la belleza. Por estos motivos, la voz de las mujeres se
ha ido callando. Los hombres han impuesto su dominación, privandose de la libertad de
expresión, de hablar sobre las injusticias que viven... Todo, en el mundo machista, está
relacionado: Volvemos a la vivienda antigua.

En el domicilio, la mujer estaba ligada (no sólo a las tareas domésticas) a ser mantenida por
el hombre, convirtiéndose en su propiedad de alguna manera. Es por esto que las
relaciones sexuales sin consentimiento de la mujer eran muchas, al igual que las agresiones
y los insultos propios de la violencia de género dentro de la casa. Las mujeres, víctimas de
este abuso, no podían quejarse porque (a parte de su negada expresión libre) el vínculo
económico y matrimonial se rompería (las típicas amenazas de los maridos hacia las
esposas que se revelan) o simplemente recibirán más golpes, más violaciones y más
humillaciones e insultos.

Como consecuencia aparece una mujer con miedo de compartir su opinión, de levantar su
voz, de contar sus vivencias... Y nos queda una mujer que se calla todo lo que vive,
consintiendo que el machismo crezca y con ello la desigualdad de género.

8
“Nosotras somos <<señoritas>> o <<señoras>> por el hecho
de no tener un hombre al lado o tenerlo.”

Cuando somos niños o jóvenes, es muy común el típico comentario de nuestros mayores de
"cuando te hagas una mujer/un hombre .." como si se refiriera a nuestra madurez o nuestra
edad. En el caso de los hombres siempre suele ser cuando empiezan a trabajar, cuando se
independizan, cuando logran unos estudios... Y en el de las mujeres suele estar ligado a
temas sexuales como cuando empiezan con la menstruación, cuando pierden la virginidad,
cuando tienen una pareja seria, se van a vivir con ella o se casan.

El hombre se hace digno cuando cumple unos logros, la mujer se hace digna cuando
cumple experiencias que tienen que ver con su sexualidad o con sus sentimientos que casi
siempre dependen de un hombre. Pero sin embargo los logros del hombre no dependen de
una mujer, sino de él mismo y sus capacidades. Todos ellos impuestos desde que somos
pequeños, cuando somos "seres esponjosos" y nos quedamos con todo lo que nos dicen,
integrándose en aquella parte de nuestro cerebro que la percibe como lo normal.

“No quiero que Ramón juegue con muñecas. ¿Crees que


quiero que se vuelva mariquita?”

9
¿En qué te basas para decir cuando un juguete, por ejemplo, está dirigido para el público
infantil masculino o femenino? ¿Dónde está el límite entre lo femenino y lo masculino?
Partiendo del ejemplo del libro, las pistolas de balines, los tanques teledirigidos, las espadas
de plástico, los disfraces de cowboys, los coches... La mayoría de los "juguetes de niños"
están relacionados con el mundo bélico. De una forma más generalizada: Relación con los
cargos donde predomina, o solo se encarga, el género masculino (la guerra, las carreras de
coches, el deporte, la construcción...) y lo mismo pasa con los "juguetes de niñas" (tareas
domésticas, bebés, belleza y animales).

Antiguamente, estos juguetes, sirvieron como modo educativo a los niños y las niñas,
enseñándoles a lo que estaban separados en un futuro (a cuáles tareas están destinados).
Por lo cual, ha trascendido a nuestros días como tipos de juguetes predestinados al género
(y en un fondo inconsciente: La misma intención que la de la antigüedad).

La homosexualidad, por otra parte (otro elemento social machacado por la misma), ha sido
machacada (entre otros motivos) por el tema de estos juguetes, que en realidad no consta
de géneros sino de gustos. A los hombres que sentían gran admiración por los "juguetes
femeninos" se les tachaba de homosexuales, a una edad en la que los niños no han
explorado su sexualidad, como algo negativo. La homofobia tiene origen en los inicios del
cristianismo, la religión que dictaba los pecados creía conveniente unir la homosexualidad a
esta lista pues se creía que era algo contra la naturaleza del ser humano (basandose sobre
todo en la reproducción). A día de hoy la lgtbfobia (discriminación a cada subcolectivo del
colectivo LGTB+) sigue activa al igual que el machismo, un problema social que exige una
solución.

“Las mujeres (...) se pasan la vida intentando gustar.”

Las mujeres, como ya he dicho anteriormente, han estado destinadas a entregarse


totalmente a los hombres. En este caso, en la belleza, podemos decir que las mujeres, a lo
largo de la historia, han seguido unos cánones de belleza establecidos por los hombres
(tanto las venus de la antigüedad como las modelos de hace cien años) dictando las
medidas, las facciones, las tallas, los peinados, los colores... Que pretenden que las
mujeres sigan para el beneficio masculino. Por naturaleza, la mayoría de las personas,
seguimos las tendencias que siguen la mayor parte de la sociedad y tratándose de los
cánones de belleza, queremos alcanzar la belleza máxima (ya sea por autoestima o por
gustar a los demás) para conseguir una satisfacción.

10
Las mujeres, que no solo quieren conseguir esta belleza por gusto sino que les afecta
también laboralmente (por ejemplo), tratan de alcanzar esa belleza por medios que ponen
en peligro la salud. ¿En qué momento la belleza se ha superpuesto a la salud? En la que la
mujer se ve carecer de oportunidades solo por su aspecto físico, y lo que le queda por
apostar es la salud. Por eso siguen dietas extremas (que acaban en anorexia o bulimia),
utilización de artefactos que le permiten modelar su cuerpo a cambio de un dolor constante
(corsés, vendajes, operaciones...). Toda clase de tortura es válida.

“¿Depilarse, teñirse, pintarse o preocuparse un poco por el


aspecto está reñido con ser feminista?”

Una sociedad más moderna, en la que el feminismo ya ha sido alzado por las voces de las
mujeres que lo apoyan, malentiende que las feministas (al defender que las mujeres no
están obligadas a seguir unos cánones de belleza, más si estos están creados de la manera
machista que ya he dicho anteriormente) defienden la naturalidad femenina (el vello, el color
natural de pelo, la piel transpirable…) e intentan en convertirla en obligación de su
comunidad. Claro que la defienden, pues es natural, pero no obligan a seguir estas reglas
de mantener el canón natural. Claro que las feministas se arreglan, solo que no con
intención de gustar a un hombre o de conseguir más puestos de trabajo sino por una
cuestión de autoestima.

La belleza no entiende de normas, sino de gustos. Cada persona es libre de dictar sus
propios criterios de belleza y autoaplicarselos pero no de intentar convencer de que esos
propios criterios se deberían plasmar en otras personas (claro que lo pueden hacer en
forma de consejo o de opinión).

11
Cuatro situaciones machistas vividas o vistas y
sus posibles soluciones.
“¿Te quejas de limpiar y cuidar a los niños? Tu no trabajas, qué
menos que hagas algo en casa. Yo por lo menos trabajo y
hago llegar el dinero a la familia ¿qué más quieres?”
Una familia de tres hijos (un hijo por parte de un padre y dos por parte de otro) con una
figura parental femenina y una figura parental masculina. Ella está en paro, en espera de
empezar a trabajar, y se ocupa de las tareas domésticas (cocinar, lavar la ropa, limpiar la
casa y la vajilla…) y de los cuidados de sus hijos (bañarlos, vestirlos, darles de comer,
llevarlos y recogerlos del colegio…), desde primera hora de la mañana hasta momentos
antes de acostarse. Él tiene trabajo de albañil, llega al mediodía a casa cansado
(obviamente), argumento al que se agarra para justificar su nula participación en estas
tareas domésticas que solo se hace cargo la mujer. Cuando ella se queja del cansancio que
supone llevar una casa adelante sin ayuda (solo con la poca que sus hijos, menores de
edad, pueden darle), él se justifica de que también está cansado de trabajar para que el
dinero entre en casa y que, según él, parte de ese dinero se gaste en cosas innecesarias.

En mi opinión puedo desgajar esta situación en tres partes con sus soluciones:

1. Los dos adultos han sido alumnos de una enseñanza antigua, de una sociedad
pasada (no tan lejana) en la que la desigualdad de género era mayor.
Acostumbrados a la vida antigua y con una ideología conservadora que no les
permite adaptarse a los nuevos tiempos y con ello una igualdad entre los géneros,
da el resultado de unos adultos que aceptan este tipo de comportamientos ya que
los tienen normalizados. Pero esto no debería de ser motivo para no atreverse a
intentar entrar en razón, en comprender lo que está pasando actualmente, por lo que
se lucha. Si algo hemos aprendido como sociedad humana es que la solución a los
problemas es avanzando, realizando cambios, proponiendo ideas para un mundo
mejor. Si todos nos quedáramos en la educación de nuestros años estaríamos
alargando el pasado, un pasado que ha sido muy machista hasta hace “dos cuartos
de hora” en los que este machismo se ha reducido pero no eliminado.

2. La designación de las tareas es fruto de esta normalización machista, ¿por qué casi
siempre es la mujer la que se debe quedar en paro y a la vez ser la responsable de
las tareas domésticas y no es el hombre el que ocupa este puesto cambiándose los
papeles? Fácil, por el punto anterior: la antigua educación machista y la
normalización de las ideas de desigualdad de género. Pero eso no quita que todos
tenemos unas obligaciones en casa, por muy cansados que estemos (obviamente
un dia o dos en los que dejemos estas obligaciones de lado no tachan a nadie de
irresponsable o de despreocupado ya que todos tenemos nuestros motivos)
debemos de cumplir las tareas de casa que, para garantizar la igualdad, deben de
ser repartidas entre los miembros de la familia teniendo en cuenta la edad y las
habilidades, no el género.

3. Demostrado queda que los niños son una esponja, que absorbe en forma de
aprendizaje todo lo que les rodea. Pues bien, estos padres que demuestran
(inconscientemente) un ejemplo machista a seguir por los hijos, son los culpables de
la normalización de la que tanto hablo: Aquellas acciones que creemos que no
tienen importancia y que pasan a ser “normales”, por lo tanto las practicamos en un
futuro sin ser conscientes de lo que hacemos o decimos. Como padres, el principal

12
objetivo es cuidar y ver felices a sus hijos, ayudarles a construirse como personas
con habilidades que les permita valerse por sí solos y para que convivan en
sociedad. Cuando los padres ven comportamientos inadecuados en sus hijos no se
paran a pensar sobre el origen de dicho comportamiento, sino que reaccionan
riñendolos o castigandolos, que en la mayoría de los casos están asociados a lo que
los niños aprenden de los padres en los momentos menos inconscientes (tanto de
los padres porque no saben cuando un niño va a incrustar algún comportamiento en
su cabeza y porque no se dan cuenta en lo que están haciendo delante de ellos,
tanto de los niños que, debida a su edad y madurez, no son capaces de comprender
cuando una situación que ocurre delante de sus ojos va a ser digerida y almacenada
en su “disco duro”). Así que (obviando que estos comportamientos machistas no
deberían de existir en cierta familia) los padres deberían mantener fuera del alcance
de sus hijos estas situaciones que son machistas, tanto dentro de casa como fuera,
no privandoles de conocer el lado machista de la sociedad sino privandoles de que
estos conocimientos se adueñen de su ideología aún en proceso.

“Perdón por el golpe, ha sido culpa del enfado. El próximo será


más fuerte.”
(Sobre este caso, a pesar de ser cercano, carezco de información. Por ello se debe su poca
extensión) Una familia: Padre, madre y un bebé de no poco más de 9 meses. La mujer, tras
muchos años de relación con su pareja y como fruto de ello su hijo, sufre un maltrato físico
repentino en los últimos 2 años de la relación. Por suerte no se trata de los casos de
mujeres que aparecen con cortes, moratones, clareos de pelo consecuencia de los tirones o
huesos rotos, sino que se tratan de guantazos y tirones de cabello que suponen una
molestia dolorosa. El maltrato inició con leves golpes que parecían de broma o frutos de la
ira del hombre, la causa real era la segunda que, conforme pasaba el tiempo, fue creciendo
hasta llegar a palizas al borde de casi dejarle marcas moradas por el cuerpo. Este caso ya
ha sido notificado a la policía y actualmente el hombre tiene una orden de alejamiento y un
régimen de visitas del bebé. La madre ha sido capaz de rehacer su vida con otro chico, un
privilegio para aquellas que quedan traumadas de por vida.

Creo que no hace falta que comente mucho al respecto. El hombre ha utilizado a la mujer
como instrumento para calmar su rabia (que desconozco su procedencia) a base de golpes
y bofetadas. Ver a la mujer como un ser inferior y aprovechar que este, debido al miedo y a
la sumisión, parece débil y desprotegido, no es excusa para calmar tu enfado a través de la
violencia sobre ella. Es totalmente un caso de maltrato de género donde la mujer ha
permanecido en silencio y ha consentido durante 2 años por el miedo que le invadía, por la
desconfianza que ha tenido en la sociedad, en las posibilidades que podría tener y por las
ayudas. Este miedo también va relacionado con su bebé (que por suerte tenía una edad
donde no era para nada consciente de su alrededor) al que no quería perjudicar con sus
acciones. Por ello existen números de teléfono que ayudan a este tipo de mujeres como
puede ser el 016.

“¿Quién es ella, por qué la sigues, por qué le das me gustas,


qué haces comentando esos emojis de corazones en su foto?
Definitivamente me estas engañando con otra, yo lo sé.”
Una pareja joven, él un chico normal y corriente con redes sociales, ella es una chica un
tanto celosa la cual su pasatiempo favorito es revisar de arriba a abajo las redes de su
novio. Ella siempre busca el más mínimo rastro en comentarios, me gustas, seguidores o
seguidos del chico: “¿Esta quien es?”, “¿Por qué le has dado me gusta a esta foto donde

13
sale enseñando el culo?”, “¿Por qué le pones emojis de corazones en sus publicaciones?”,
“¿Sigues a la puta esa?”. Menos mal que ella controla las redes de su novio desde fuera y
no tiene el alcance de sus contraseñas, el chico se muestra indiferente pues ya está
acostumbrado a este comportamiento de su pareja.

En el caso de que el chico hubiera dado sus datos a su pareja para que esta revise más a
fondo y compruebe que su chico no le es infiel ni tiene otras intenciones amorosas o
secuales con otra persona, estariamos hablando de cuestiones privadas donde entra
nuestra vida social-virtual incumpliendo la privacidad del chico. Ante esto debemos saber
que no hay que compartir nuestros datos personales a nadie, ni siquiera a nuestra pareja y
mucho menos si lo tenemos que hacer como muestra de lealtad. Esto es ilegal pues la otra
persona está invadiendo nuestra privacidad. Por otro lado, si aplicamos la regla de inversión
que aparece en muchas ocasiones en El diario violeta de Carlota, nos podemos dar cuenta
de que se trata de una controlación de la mujer al hombre, ella le exige justificarse ante sus
actos que (según ella) perjudica a la relación pero sobre todo a ella. Esto se traduce a una
relación tóxica, donde la chica siente que su novio es propiedad suya como si de un objeto
se tratase, intentando alejarlo de la interacción con otras chicas ya que ella cree que chicos
y chicas no pueden ser amigos, pues estos sí se interesan por el otro es por motivos
amorosos y sexuales. La solución a esto es, por parte del chico, cortar la relación si la
situación no da un cambio o, por parte de la chica, ir a terapia a solucionar estos problemas
que tiene la chica.

“Las mujeres claro que se tienen que preocupar más por la


ropa, pero yo me pongo mi camisa y mis vaqueros y voy
perfecto.”
Ya pronto llega El Rocío, la gente busca con antelación lo que se van a poner,
especialmente las mujeres. Este es el caso de una mujer que, acomplejada por su peso, no
se puede permitir vestirse de flamenca, pues, más allá de su complexión, ella no se sentiría
agusto en un traje tan apretado. Entonces se le ocurre la idea de confeccionar ella misma
una especie de vestido-camisón super fresco y para nada ajustado al cuerpo, super
cómodo. He aquí el problema: Ahora tiene que iniciar una búsqueda en la tela que va a
elegir, acto seguido se tendrá que poner en marcha con todo el ajetreo de la costura.
Mientras tanto su pareja lo tiene ya claro, como si fuera lo único que hay en su ropero (y en
realidad no se aleja mucho de la verdad): Una camisa y unos vaqueros.

Vamos a obviar el tema de los complejos, las inseguridades, la autoestima y la falta de ropa
de tallas altas… Para centrarnos en el machismo: Las mujeres han de complicarse la vida
ya que ellas tienen mil posibilidades de vestirse, mientras que los hombres parece ser que
siguen una normativa indumentaria bastante marcada. Cuando llegamos a la aldea vemos a
hombres y mujeres en terrazas pero lo curioso es lo siguiente: Las mujeres llevan trajes de
flamenca (de todos los colores, con todo tipo de volantes, de mangas…) o de amazonas
(que ya se asemeja un poco más al estilo que visten los hombres en estas fiestas), los
hombres parece ser que llevan todos la misma camisa de cuadros de rayas celestes
superpuestas a un fondo blanco, unos vaqueros ya teñidos del polvo y unas botas de
montar (aunque venga en un charré tirado por burros). Ante esto solo podríamos denunciar
las críticas a una mujer por llevar camisa y vaqueros (que ya es lo que hacen las amazonas
y por tanto está normalizado) como a un hombre por llevar traje de flamenca (lo cual
formaría un escándalo y sería el centro de atención), como la de que si ambos géneros
quisieran vestir de otra manera: En un evento como tal, lo “normal” es seguir estas normas
indumentarias impuestas por la tradición, en el momento en el que alguien vaya en chandal,
o con un pantalón de tela y unos zapatos elegantes, para nada compatibles con la suciedad
del albero, se le critica y se le mira mal, como si alguien entre tanta gente destaca y fuera

14
diferente (y en verdad es así, pero no por ello habría que criticarlo). La moda no entiende de
tradiciones (por una parte) sino de gustos y comodidad.

Reflexión sobre el libro.


El diario violeta de Carlota,por una parte, trata cómo es que se da el machismo en otras
partes del mundo, lo que me ha hecho abrir los ojos y darme cuenta de que en España en
realidad tenemos a muchas privilegiadas que gozan de posibilidades tan normales en
nuestra sociedad nacional, que en otros lugares supone un privilegio casi inalcanzable. Por
otro lado me ha hecho pensar que nuestra sociedad está acostumbrada a seguir las
tradiciones de años anteriores, intentando alargar el pasado, sin entender que necesitamos
una mejora, un cambio, un punto de flexión a nivel mundial.

Me parece una magnífica idea por parte de Gemma Lienas la de mostrarnos un mundo
machista desde los ojos de una niña, lo que me hace pensar en lo que hacía Anne Frank
con el nacismo. Por suerte Carlota ha nacido en una familia en la que ha tenido la
posibilidad de conocer todo este mundo de la desigualdad de género, sobre todo gracias a
su abuela Ana. Creo que deberíamos de tener a más Anas que cultiven esa idea de
descubrir, explorar y abrir los ojos, sobre la sociedad en la que viven millones de Carlotas.

Creo que para cambiar la sociedad a una mejor, donde hombres y mujeres tengan absoluta
igualdad, vamos a necesitar años, tal vez siglos, pero lo que importa es la lucha constante,
pasarnos el relevo a futuras generaciones, pero que la carrera cada vez sea más corta, más
fácil.

Por último decir que me ha sido una lectura agradable, fácil y rápida, me he sentido muy
cómodo leyendo esta obra y reflexionando y analizando si mi entorno (al igual que Carlota)
es machista. Me ha gustado mucho el libro y puedo decir que Carlota me ha puesto las
gafas violetas.

15

También podría gustarte