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ISSN: 1794-192X
investigaciones@ubscali.edu.co
Universidad de San Buenaventura
Colombia
Ossa Ramírez, José Fernando; González Velásquez, Elsy; Rebelo Quirama, Luz Estela; Pamplona
González, Julián David
Los conceptos de bienestar y satisfacción. Una revisión de tema
Revista Científica Guillermo de Ockham, vol. 3, núm. 1, enero-junio, 2005, pp. 27-59
Universidad de San Buenaventura
Cali, Colombia
Resumen
Esta es una revisión de tema de la literatura sobre los conceptos de bienestar y satisfacción de una investi-
gación sobre Retórica e ideales de salud mental familiar. Inicialmente se hace un breve recuento de la
irrupción de los conceptos de salud y normalidad en la tradición clínica y la modernidad. Luego se muestran
investigaciones actuales donde se reconoce la pluralidad de concepciones y medidas de bienestar. En
ellas se cuestionan las certezas universalistas y estáticas que imponen definiciones únicas, tales como
reducir el bienestar a indicadores económicos o materiales. Por último, se justifica la necesidad de realizar
estudios culturales y retóricos que reconozcan el carácter complejo y plural del tema al situarlo en contextos
sociales, locales y epocales.
Abstract
This article presents a bibliographic review of research on the concepts of well-being and satisfaction for
an investigation on Rethoric and family mental health. Initially, there is a short account of the advent of the
concepts of health and normality in the clinic tradition and modernity. Then, the article shows current
research in which the plurality of conceptions and present measures of well-being are recognized. In these
research studies, the universal and fixed certainties that impose unique definitions, such as reducing the
concept of well-being to economic or material indicators, are questioned. Finally, the need to do cultural
and rhetoric studies that recognize the complex and plural character of the topic, when situating it in local
and epochal social contexts, is justified.
Keywords
eywords: Clinic, health, well-being, satisfaction, cultural anthropology.
* Articulo de revisión del proyecto de investigación Retórica e ideales de salud mental familiar, del grupo de investigación Estéticas
urbanas y socialidades, registrado por Colciencias e inscrito en el Centro General de Investigaciones de la Universidad de San
Buenaventura Cali.
Fecha de recepción: Julio de 2004
Aceptado para su publicación: Septiembre de 2004
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la Universidad de San Buenaventura, tiene co- versalistas y estáticas que imponen sentidos
las producciones discursivas de dos genera- sidad de “estudios culturales” que, desde
análisis antropológicos, permitan el devela-
ciones (diez padres y diez hijos), sobre el trata-
miento de sutiles campos de conflicto, en-
miento que unos y otros dan a las relaciones
cuentro y negociación entre los discursos do-
familiares en términos de bienestar y males-
minantes de la salud y los saberes populares.
tar, buscando indagar, mediante un “análisis
Se toma partido por el estudio de la intercul-
de discurso”, el cómo las culturas producen
turaridad a partir del reconocimiento de la plu-
cambios o continuidades en estas nociones
ralidad y las diferencias..
de salud y cómo desde ellas mismas se po-
dría promover otras lecturas. Igualmente, se reseñan unos aportes para una
“antropología de la salud”, en los cuales se
Inicialmente, se hace un breve recuento de la
señala la importancia de reconocer y situar las
irrupción en la clínica de conceptos como nor-
definiciones de salud y enfermedad en los
malidad y anormalidad en la modernidad; asi- contextos culturales de origen, como opción
mismo, y bajo una dirección crítica, una breve necesaria para salir al paso de lecturas etno-
historización del nacimiento de la clínica, mos- céntricas. Se señala allí la actual irrupción en
trando como a nombre de una cientificidad la medicina, de una rama de la antropología
universalizante y de unas políticas de Estado, cultural que cuestiona los límites de las lectu-
en apariencia filantrópicas, se han impuesto ras universalistas de la medicina biológica oc-
discursos y prácticas médicas y psicológicas cidental (cuanto intenta explicar por fuera de
hegemónicas (en contra de una terapéutica los sistemas culturales donde aparecen los
propia de las comunidades, acusadas de sen- problemas). Se justifica también la necesidad
tido común, atraso o superstición). Luego, en de vincular la salud a una reflexión cultural que
concordancia con el nacimiento de la clínica, reconozca la construcción social de los con-
se muestra cómo con los cambios del siglo ceptos, las prácticas y el carácter complejo,
XX (y con mayor radicalidad desde los años plural y cambiante del tema, al situarlo en con-
sesenta hasta nuestros días) han irrumpido textos sociales locales. Los discursos e idea-
les hegemónicos de salud niegan la diversi- rango, prácticas sociales, elaboración colecti-
dad de saberes y las prácticas terapéuticas va de procesos como el paso de la niñez a la
de las culturas locales sobre el estar sano o vida adulta, identidad, iniciación, muerte (evi-
enfermo o tener bienestar. tando la proliferación de imaginarios de cada
sujeto). Cada grupo intervenía sobre las identi-
dades y las relaciones hombre-mujer, adulto-
menor, amo-vasallo, mediante rituales religio-
sos, reglas de parentesco, juramentos de
Planteamiento
de la temática fidelidad, vínculos ancestrales, de sangre, lina-
jes, pactos de honor (Baudrillard, 1976; Aries
La clínica actual surge simultáneamente con y Duby, 1987).
la lenta irrupción de un nuevo sistema econó-
El cambio a la modernidad dio paso a las so-
mico, tecnológico y social, no sólo de produc-
ciedades disciplinarias ante el surgimiento de
ción material, sino también de prácticas, sa-
grandes ciudades, por migraciones y explo-
beres, costumbres, ideales, valores. El auge
sión demográfica; se precisa la individuación,
de la sociedad capitalista modifica lo simbóli-
el dominio y la “domesticación” de poblacio-
co, las concepciones de identidad sexual, ge-
nes de orígenes diversos (campesinos analfa-
neracional, las relaciones con el trabajo, el es-
betas, plebe grotesca y poco refinada, espíri-
pacio, el tiempo, la vida, la muerte. Se presenta
tus irracionales, cuerpos desmesurados,
una serie de reformas humanistas que en
nómadas y bárbaros) mediante dispositivos
nombre del progreso, la normalidad y el bien-
disciplinarios que buscan el control, la clasifica-
estar de los pueblos, erigen una nueva pro-
ción y el manejo de estos cuerpos indóciles.
puesta socializadora (Elías, 1968).
Se aspira a una magnificación de la utilidad
Se necesitaba urgentemente de la interioriza-
de las fuerzas corporales, mediante estrate-
ción de las lógicas de poder y las reglamenta-
gias de vigilancia, educación y corrección, que
ciones sociales por parte de todos los miem-
buscan la normalización de los cuerpos.
bros de una cultura; es decir, nuevas formas
de autocontrol sutil. La garantía del orden y la Los nuevos poderes ya no son amenaza de
organización de un sistema social supone, en- destrucción simbólica o mágica (brujas, dio-
tonces, la instauración de valores universales ses), sino que emergen como poderes calcu-
de normalidad-anormalidad, lógico-ilógico, lados que no tienen el antiguo derroche aristo-
bienestar-malestar, salud-enfermedad, racio- crático y ritual.
nalidad-irracionalidad. En esta distribución, la Los nuevos poderes son anónimos, soterra-
clínica ha ocupado un lugar fundamental (Fou- dos, transversales; ya no del príncipe al vasa-
cault, 1966). llo o del cura a su feligresía, sino del jefe a sus
En las sociedades premodernas el papel de obreros, del médico al enfermo, del profesor
la colectividad predominaba en la socializa- a sus alumnos, del militar a sus soldados
ción, transmisión de apellidos, poder, casta, (Foucault, 1976).
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Con el auge de las fábricas, las industrias mer- que reemplazó a los ancestros, antepasados
cantiles y manufactureras aparece el dispositi- o castas (Foucault, 1976).
vo de la disciplina. La cual se propaga en es- Otro procedimiento disciplinario es “el exa-
cuelas, talleres, fábricas, cuarteles, hospitales. men”; clave de la mirada jerarquizadora que
Esta supone la clasificación y localización orga- normaliza las prácticas y comportamientos so-
nizada de los individuos y sus funciones, me- ciales. La idea es que entre más normal sea
diante distribución en espacios, estratificación el sujeto, más adaptado, más socializado esta-
del saber y del poder, distribución de las ciuda- rá. El examen normaliza las prácticas sociales
des en calles, plazas, manzanas. Se produ- en escuelas, hospitales, talleres, manicomios,
cen cambios arquitectónicos que desritualizan incluso desde los procesos mismos de selec-
los espacios, volviéndolos funcionales de con- ción o ingreso (mediante tests, entrevistas,
trol, vigilancia, disciplina, urbanidad. pruebas de aptitudes, etc.). Se busca con lo
Se desarrollan a la par saberes especializa- anterior una mayor y mejor producción, distri-
dos y sistematizados como la botánica, la me- buyendo las relaciones y funciones entre los
dicina clínica, la psiquiatría, que aspiran “ir más sujetos. Se afianza la lógica del trabajador asa-
allá de lo visible”; es decir, pretenden buscar, lariado. El campo es abandonado cada vez
encontrar, ver y nombrar (clínica significa exac- más o se tecnologiza, se concentra la mano
tamente eso: “reducir con la mirada”), los pro- de obra en las ciudades, en sociedades de
cesos o sistemas ocultos, las estructuras sub- encierro.
yacentes, las regularidades universales a Con la modernidad ya no se permite perder
todos los entes estudiados. La disección, la ni tiempo ni espacio. Se redistribuyen los rit-
clasificación y el registro de animales, plantas mos de vida, el juego, la fiesta, el deporte; se
o cadáveres, como método anatomo-clínico,
critican y desvalorizan los antiguos órdenes
se ven favorecidos con los adelantos técni-
monárquicos, sagrados, folclóricos, etc. La
cos y tecnológicos.
modernidad neutraliza los saberes, relatos y
Mirada jerárquica que investiga y clasifica todo, prácticas de las pequeñas y múltiples colectivi-
que experimenta con todo, que busca com- dades premodernas (muchas de ellas tenían
prender para sistematizar (comprender es nor- su propio idioma, música, culinaria, divinida-
malizar, sistematizar es controlar). Mirada pa- des, creencias, valores, medicinas, festivida-
nóptica que busca que nada se escape al des, economías domésticas, prácticas agra-
control; la disciplina busca asignar un puesto, rias, vestimentas, formas de educar a sus hijos,
un rango, una sanción normalizadora que etc.). Con la modernidad y la llegada de la
apunta al rendimiento, a la optimización de re- tecnología y la cientificidad se cuestiona y se
sultados: buen soldado, buen ciudadano, socava estas pequeñas y múltiples colectivi-
buen alumno; es decir, normalizar las conduc- dades, obligadas a convivir encuadradas aho-
tas, adaptar, encuadrar en la vida, en la fábri- ra en ciudades y encierros. Lo ritual, los múlti-
ca, en la ciudad, en la escuela, en el hospital. ples idiomas, las medicinas milenarias, las
La norma es el nuevo dispositivo de poder creencias, se acusan de ser tontería, atraso,
ignorancia. Bajo los lemas y preceptos del pro- La convergencia de la ideología política y la
greso todos debían adaptarse a la andanada tecnología médica, al instaurar una hegemo-
civilizadora. nía clínica sobre la realidad, genera ideales
Se imponen nuevas formas de relación, que desmesurados (casi una racionalidad enlo-
buscan la autocontención de comportamien- quecida) que busca controlar, organizar y pre-
tos grotescos o agresivos, idiomas únicos, for- decir todo. Con el monólogo de los especialis-
mas educativas, vestimentas, alimentos. Se tas, los saberes cotidianos se desvalorizan,
produce el control estatal de la educación y el los sujetos y las comunidades son enmudeci-
tiempo libre, festividades, salud, orden jurídi- dos o hablan en vano, se vuelven sólo cam-
co, etc. Se trata ahora de construir sujetos ap- po de constatación, objeto de investigación-
tos, mano de obra cualificada de alto rendi- comprobación (Grosso, 2001).
miento para la escuela, la fábrica o el cuartel. Hay un despliegue de la discursividad y la ex-
Las minorías intentan ser encuadradas por me- plicación como razón de la patología. La clíni-
canismos estatales de regulación masiva, me- ca médica hegemónica instaura una tecnolo-
dios policíacos, políticas generales pedagógi- gía sutil, introduce modelos y estructuras
cas, médicas, sanitarias. Es decir, todas las gramaticales, matemáticas, químicas, técni-
etnias deben normalizarse (Elías, 1968). cas de registro y desciframiento del sentido.
Foucault sospecha que las disciplinas, más La enfermedad es conquistada en sus sig-
que formas liberadoras del saber, de la razón nos. Una acción disciplinaria (médica), forma-
autónoma, del espíritu universal o de la demo- liza e instaura lo normal y lo patológico como
cracia, ocultan el control y la dominación. Las producción discursiva. Lo regular es compa-
oposiciones clínicas entre pares duales, lo sa- rado con lo menos regular. Lo irregular y lo
no y lo mórbido, lo normal y lo patológico, pe- regular son puestos a la luz, produciéndose
netran diversas disciplinas humanas, convir- la configuración de una clínica analítico-discur-
tiendo a la clínica médica en estructura siva (Grosso, 2001).
constituyente de los discursos o saberes de Se hace una apertura iluminista de la medici-
la tradición antropológica, sociológica y psico- na sobre lo social para civilizarlo, racionalizar-
lógica. La vida social e individual es leída y lo, librarlo del atraso y la miseria. Médicos y
decidida a partir de su reducción a lógicas, filósofos extienden su acción de intervención
sistemas o esquemas coagulados, desde a las enfermedades sociales, amplíando la
los cuales se explica y se construye lo anor- clínica en las patologías de la vida social. Ante
mal y lo irregular (dándoseles una realidad dis- la irrupción de lo diverso, lo diferente, la moder-
cursiva). nidad urbana impuso la contención de las con-
La medicina, la salud y el bienestar se convier- ductas explosivas y las pasiones desmesura-
ten en asuntos de Estado, es una área nacio- das, el control de las materialidades, los
nal. Se despliegan políticas y sistemas de sa- vestidos, la música, las iconografías y los cuer-
lud y de educación que se generalizan en casi pos; ordenándolos, clasificándolos, normali-
todos los países occidentales. zándolos, imponiendo formas, vigilando y pro-
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Así, pues, allí donde se plantean valores uni- El cuerpo irrumpe como el nuevo lugar de
lidad o anomalía. Se vuelve objeto de estudio, mostrar la persona misma. Antes, en las socie-
la normalidad, al ser valores centrales de la efímera del alma (“salva tu alma, libérate del
cultura occidental, se protegen con las prácti- cuerpo”). Para muchas religiones, el cuerpo
cas de encierro, pues el loco atenta contra la era una superficie y una amenaza. Incluso en
idea de normalidad del sistema y organiza- la cultura de nuestros abuelos el cuerpo era
ción social. Esta segregación da vida a los básicamente “fuerza física, resistencia”, cuer-
encierros escolares, hospitalarios, manicomia- po fiel para el trabajo, poco investido de for-
les. El valor primordial de occidente es la ra- ma narcisista (ver la actual irrupción de espejos y
zón. Surge una nueva concepción de la enfer- la alta inversión económica en el acicalamien-
en una sociedad de consumo que despega cer, la belleza, la salud, la alegría, el disfrute
en la década de 1920 y se afianza en la de son más una obligación que algo convenien-
1960: surgiendo así nuevos ejércitos de con- te, deseable, necesario o legítimo. El cuerpo
sumidores a escala mundial, lo que conllevó es liberado para el bienestar, para la realiza-
a la liberación de las costumbres, a la acepta- ción personal. Hoy día, a diferencia de otras
ción de una nueva sensorialidad del cuerpo, culturas o épocas, ocuparse del cuerpo, os-
liberación de nuevas actitudes, costumbres y tentarlo, exhibirlo como espectáculo, ya no es
formas de relacionarse con los otros y consi- inmoralidad ni superficialidad. Hoy día, ocul-
go mismo; liberación de la gestualidad, nue- tar el cuerpo es señal de mojigatería. Ocultar
vos modelos de identidad del hombre y la el tema de la sexualidad es señal de moralis-
mujer. Se produce una rebelión contra la auto- mo anticuado, es ser anacrónico. Vivir es asu-
ridad y los tabúes. Algunos autores plantean mir la condición carnal; hoy día la nueva religio-
sidad corporal y narcisista tendría como lema:
en ello una “revolución dirigida”, una “desubli-
“salvar el cuerpo, liberarse del alma”, de la mo-
mación represiva”; es decir, manipulada ha-
ralidad, la profundidad o los trascendentalis-
cia una nueva forma de explotación comer-
mos (Aries y Duby, 1987).
cial y de alineación ideológica y, por lo tanto,
una rebelión adaptada, conformista y desar- Surge una nueva preocupación por la salud,
mada como factor de subversión, desequili- la higiene, el aseo; generalización del baño
brio o transformación radical (Lipovetsky, corporal diario facilitado por la incorporación
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par de la preocupación por el cuerpo. Pién- dato y un signo de poder: “no hay mujeres feas,
sese, por ejemplo, que las industrias más flore- sino mujeres mal arregladas”. Pululan la litera-
cientes y productivas de los últimos años se tura y la industria cosmética. Multinacionales
refieren a los artículos “sanitarios”, de higiene de shampú, desodorantes, cremas mila-
personal, jabón, crema dental, desodorantes, grosas para todos los usos. Florece una curio-
talcos, toallas higiénicas. sa forma de medicina: la ciugía estética y cos-
En la vestimenta masculina de nuestros abue- mética.
los sobresalía el sombrero y la ropa almidona- La salud se vuelve un “asunto de Estado”. Las
da. El traje femenino es el que más cambios terapéuticas y medidas preventivas para pre-
ha tenido: pasó de trajes “islámicos”, corsés, servar la salud se multiplican. Se crean minis-
enaguas, fajas y faldas que no dejaban ver ni terios de la salud pública en todos los países
siquiera los tobillos. A partir de los sesenta los del mundo; se promueven vacunas colecti-
vestidos se acortan, irrumpe el bikini, junto a vas y obligatorias para los escolares.
toda suerte de miniaturizadas faldas, soste-
nes, bragas, tangas y modas insinuantes, que Se crean institutos de protección al menor, se
resaltan un cuerpo funcional, obsesionado por institucionalizan las asistencias de salud y los
la forma y la línea. Asimismo, la ropa deportiva cuidados prenatales. Las políticas sanitarias
invade la cotidianidad (Aries y Duby, 1987). crean reglamentos públicos que se gene-
ralizan en muchos países a mediados del si-
Los bailes antiguos, basados en la apropia-
glo XX.
ción de códigos y rituales grupales de distin-
ción (por ejemplo el vals, la contradanza), son Se promocionan organismos oficiales en lu-
absorbidos por la danza moderna, donde se cha contra la enfermedad, seguros sociales,
comienza a bailar en pareja (bolero, jazz, sal- medicina gratuita o a bajo costo para los secto-
sa) e incluso en solitario (el rock es lo más res populares. Se disparan los consumos mé-
cercano a la nueva lógica social del cuerpo dicos y la inversión en salud. Los hospitales e
individualizado). Se insiste en la conveniencia instituciones de salud se sofistican técnica y
del deporte diario, el trote, los aeróbicos, que terapéuticamente, casi volviéndose templos
buscan flexibilizar el cuerpo y controlar los ab- científicos del cuerpo. Hoy día buena parte
dómenes abultados. de los seres humanos nacen y mueren en hos-
Hay una obsesión por la línea, las comidas pitales, en medios asépticos lejos del espa-
ligeras o light. Antes ser gordo era señal de cio doméstico (Aries y Duby, 1987).
salud y riqueza; hoy día es señal de descui- La obsesión por la salud llega a extremos in-
do, negligencia o, en el peor de los casos, sospechados, se vuelve asunto de seguridad
como un síntoma de “bulimia” o “baja autoesti- social. Emerge la idea de preservar el cuerpo
ma” (Aries y Duby, 1987). de la enfermedad, el envejecimiento y la muer-
El maquillaje, privilegio de actrices y mujeres te. Se vive bajo el temor a enfermar, envejecer
díscolas de comienzo de siglo, hoy es un man- o morir (casi como una hipocondría colectiva)
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les transitorios (goce, rabia); bioquímicos medida que aumentan sus metas y posesio-
(bases neuronales del comportamientos). nes, sus expectativas también aumentan.
Pronto se habitúan al nuevo nivel y vuelven a
Kahneman y sus colegas son críticos en su
generarse nuevas situaciones de insatisfac-
investigación sobre el bienestar porque la
ción. Del lado negativo, la gente es infeliz cuan-
mayoría de los investigadores se concen-
do se perciben desafortunados, pero pronto
tran en un solo nivel de los anteriores, sin
se adapta y no se vuelve a sentir más infeliz (o
examinar sus relaciones con los otros. Ade-
por lo menos no en el mismo grado). Sobre el
más, la mayoría se apoya en sus propios
fundamento de este razonamiento, los auto-
datos sin examinar los sesgos. Kahneman
res proponen que la gente está destinada a
también resalta que las medidas reportadas
una “neutralidad hedónica” a largo plazo.
sobre bienestar fueron relativamente esta-
Diener (Diener, 2000) compendia las teorías
bles por décadas, cuando el ingreso y otros
de Brickman y Campbel.
indicadores económicos fueron incremen-
En esto hay dos cuestiones importantes: pri-
tados sustancialmente, citando esto como
mero, el proceso hedónico de adaptación
un ejemplo de las inapropiadas y modes-
puede ser moderadamente positivo en vez
tas relaciones entre condiciones objetivas y
de ser absolutamente neutral; y segundo,
subjetivas del bienestar.
después de una experiencia particular de felici-
También discuten el fenómeno de “la rutina dad o infelicidad, la tendencia puede ser no a
fatigante de lo hedónico” propuesta por un nivel de satisfacción o insatisfacción univer-
Brickman y Campbel (1971), en la que dis- sal, sino un punto que refleje el temperamen-
cutían teorías de adaptación, como una ex- to y la personalidad individual. Investigacio-
plicación importante. nes recientes en 45 países apoyan estas
calificaciones. En una escala de 10 puntos,
La rutina fatigante de lo hedónico
donde 10 representa lo máximo de felicidad,
Es interesante revisar esta propuesta en un 1 la infelicidad, 5 la neutralidad, la media de
sistema capitalista en el cual el bienestar se respuesta fue 7 y nada más bajo que esto.
circunscribe a una constante escala de ob-
Explicaciones de la estabilidad del bienestar
tención de status, lo cual difiere de cómo ha
y la felicidad durante períodos de mejoramien-
sido pensado el concepto históricamente.
to sustancial en circunstancias objetivas en-
Este modelo, basado en el hedonismo, nun-
fatizan procesos de adaptación y de distin-
ca tendría fin en una sociedad de consumo,
ción entre humor transitorio y estados afectivos
pues esta buscaría explicar el concepto de
en términos prolongados. Lo que argumen-
bienestar subjetivo, reducido a la objetividad tan estos teóricos es que “la gente se adapta
de la adquisición de cosas materiales. a sus dificultades logrando una neutralidad”.
En un clásico artículo (Brickman y Campbel, El concepto de neutralidad debe ser cuestio-
1971) sugieren que toda la gente trabaja con nado, sería mejor plantearlo desde un aspec-
base en la "rutina fatigante de lo hedónico". A to de carácter psicosocial (por ejemplo, en
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vez de neutralidad podría hablarse de resig- ingreso, características del barrio, estatus de
nación). vivienda, longevidad, salud y discapacidad).
Se argumenta que el factor económico en Estas fueron originalmente diseñadas para es-
cuanto al incremento salarial, por ejemplo, crea tudiar las medidas convencionales del progreso
una elevación a corto plazo, pero no una altera- social reflejado por el desarrollo en la esfera
ción a largo plazo, en el nivel de bienestar o económica, crecimiento del Producto Grue-
trabajador un aumento de sueldo genera una rro, distribución del ingreso, nivel de consu-
mente mezclada con rabia y resentimiento, pe- condiciones suplementarias tiene un impacto
ro no altera significativamente las característi- sobre el bienestar que no es reflejado en las
cas individuales de bienestar y felicidad. La variables del criterio económico (proveyendo
adaptación dinámica explica la estabilidad de un cuadro más rico y más amplio del bienes-
la felicidad. Aunque algunos estudios apoyan tar social).
la hipótesis de la rutina fatigosa hedónica, otros El segundo tipo corresponde a los autorrepor-
datos muestran que el concepto tiene límites tes subjetivos de satisfacción e insatisfacción
(Diener, 2000). (como se siente la gente acerca de ellos mis-
Estudios comparativos transnacionales indi- mos). Estudios en estas áreas incluyen medi-
can que en países con un alto producto nacio- das de satisfacción global asociadas con va-
nal bruto (PNB) per cápita, el bienestar subje- rios aspectos de la vida de la gente, tales
tivo tiende a ser más alto. como sus ingresos, sus barrios, las relacio-
nes con otros (hijos, esposos y otros miem-
En China, por ejemplo, el bienestar autorrepor-
bros familiares), incluye también la investiga-
tado es casi tan alto como en el Japón, aun-
ción en el desarrollo humano, crecimiento
que el PNB de ambos sean muy diferentes.
personal y salud mental.
Los datos reportados sobre felicidad, concep-
to tal vez más “hedónico” que el de bienestar,
muestra un patrón similar.
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sobre lo satisfecho que alguien debería estar ciones, dependiendo de si se es niño, joven
(si alguien es adinerado o tiene un doctorado o anciano, mujer u hombre, mahometano o
“debería” ser feliz). ateo. La realización en el amor o en la sexua-
lidad cambia de un país a otro, de un hombre
Lo anterior puede prestarse a objeciones y
a una mujer, de un niño a un adulto. La reali-
problemas metodológicos en torno a la pre-
zación individualista, por ejemplo, es un ideal
sencia de sesgos, pues todo puede ser inter-
de bienestar más contemporáneo que los va-
pretado de varias maneras (por ejemplo, una
lores de realización grupal, propios de cultu-
persona puede estar satisfecha en unos as-
ras comunitarias.
pectos e insatisfecha en otros, lo cual hace
que toda respuesta sea relativa y parcial). El asunto se complejiza ante el sesgo cultural
Además, pueden presentarse dudas en la pre- en la medición y la falta de una norma empíri-
cisión de las respuestas, ya que estas son ca universal de medida que detenga el relati-
susceptibles a mentiras o exageraciones. Es vismo y los rasgos cambiantes de la satisfac-
posible, también, que se presenten distorsio- ción ante la vida. Al preguntarse por estudios
nes por el uso de estrategias defensivas que transnacionales, Veenhoven (1994) cita algu-
buscan negar el sufrimiento y ocultar las des- nos que muestran que la insatisfacción pare-
gracias personales (Veenhoven, 1994). ce prevalecer en los países tercermundistas,
debido a que mucha gente carece de niveles
En esto también es crucial la influencia que
mínimos de subsistencia (a diferencia de los
sufren las respuestas de factores tales como
países del primer mundo). Sin embargo,
las características del lugar del entrevistador,
Veenhoven menciona que algunos críticos so-
el qué y el cómo se pregunta, la secuencia
ciales dudan de estas conclusiones (en apa-
de las preguntas, la forma de comunicarlas,
riencia contundentes y con un alto grado de
si se llena una encuesta o si la pregunta se
validez).
produce en el transcurso de una serie de en-
trevistas en profundidad. Todo esto determi- El problema de los sesgos y la poca fiabilidad
na la interpretación que un informante hace de las respuestas de los entrevistados, en tor-
de una pregunta formulada por un entrevista- no al tema de la satisfacción ante la vida, plan-
dor. tea que tal vez la gente “miente” al ser influida
Hay otra serie de sesgos culturales tales como por mecanismos de defensa que buscan neu-
el lenguaje y la semántica, que generan diver- tralizar los sentimientos de desgracia. Las res-
sas interpretaciones, introducen variaciones en puestas “color de rosa” (Ibsen, 1978), se po-
los conceptos, en sus significados y usos cul- drían explicar como producto de la resignación,
turales (dependiendo del lugar, la época, la como fórmula adaptativa ante las dificultades
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ca y el grado de cercanía con lo que se pier- supone hacer comparaciones con ideales so-
de (la pérdida de algo muy propio). Según ciales de estándares de éxito o integración en
esta misma investigación, ante las experien- esos campos. Socialmente existen nociones
cias placenteras, la variabilidad de reacciones de “deber ser” que se vuelven ideales y que
es mucho mayor. Un autor como Csikszentmi- pesan sobre las conciencias individuales. Ta-
halyt, plantea que la variable “personalidad” les ideales hacen referencia a ”lo que se quie-
explica el 30% de la varianza de efecto positi- re”, “lo que se tuvo”, “lo que se esperaba”,
vo, las situaciones explican otro 10% y la inter- “lo que otros tienen”, ”lo que uno piensa que
acción persona-situación explica un 20% se merece”. Estos ideales parecen permitir
(Csikszentmihalyt, 1991). hacer evaluaciones de la vida “en su conjun-
to” a partir de comparar las discrepancias entre
¿Es la variable “personalidad” tan importan-
la realidad y el deseo (Heady y Veenhoven,
te? ¿Qué ocurre en el interior de las personas
1989).
cuando evalúan su vida? No hay muchas in-
vestigaciones sobre cómo las personas pro-
cesan o fabrican internamente sus percepcio-
nes y aversiones. Todos los seres humanos
tienen experiencias de satisfacción e insatis- Críticas a estas
facción, placer o sufrimiento. Si bien el sufri- investigaciones
miento es una emoción más fuerte y llamativa
Según Veenhoven, estas correlaciones pue-
que la misma satisfacción, parece ser menos
den ser arbitrarias. ¿El bienestar depende de
frecuente que aquella.
habilidades personales o de oportunidades
Veenhoven no está de acuerdo con algunos socio-culturales? Después de varios casos de
autores que en una línea utilitarista analizan la correlación entre el bienestar y variables subje-
felicidad como “la evaluación de la suma de tivas y sociales, Veenhoven duda de la preci-
placeres y dolores, satisfacciones e insatisfac- sión de ciertos indicadores y la contundencia
ciones” (Andrews y Withey, 1976) en la que o consistencia de los datos de las investigacio-
se hace una apreciación o “balance de satis- nes; sobre todo en el momento de su univer-
facción en conjunto” a partir de diferentes sub- salización o generalización a distintos lugares,
evaluaciones de diversos aspectos de la vida, situaciones y culturas del mundo. Estas corre-
como la satisfacción con el trabajo o el matri- laciones pueden variar de país a país (se ha-
monio. Se busca comparar “cómo es la vida llan, por ejemplo, amas de casa satisfechas
realmente” frente a “cómo debería ser”, me- con su trabajo en unos casos y en otros no,
diante correlaciones (Michalos, 1985). Al final jubilados con una vida satisfactoria en un mis-
de esta evaluación se da como resultante el mo país donde otros asocian la jubilación con
predominio del beneficio o del infortunio. el malestar).
por ejemplo, que los casados están más sa- Calcular la satisfacción con la vida requeriría
tisfechos que los solteros, de hecho hay una juicios globales, pero esto introduce muchas
implicación que se vuelve un presupuesto ob- operaciones mentales y decisiones arbitrarias.
vio en la muestra seleccionada: las personas Es por ello más fácil calcular a partir de domi-
casadas siguen siéndolo por estar satisfechas nios específicos de la vida.
y los casados que están insatisfechos, tien-
den fácilmente a separarse (es decir, dejan La satisfacción con la vida
es un rasgo relativo y parcial
de pertenecer a la muestra elegida para la in-
Si la “satisfacción con la vida” implica mejoras
vestigación con lo cual pueden quedar sesga-
en las condiciones de vida que no reducen el
dos los resultados obtenidos).
descontento de las personas, esto implicaría
Otro problema es definir si el bienestar ¿es la un reconocimiento de que la satisfacción con
causa o es el efecto? No es fácil definir cuál la vida “es relativa” y sólo es “un rasgo”.
es el huevo y cuál es la gallina: ¿El matrimonio La respuesta a “cómo es la vida en realidad”
produce satisfacción? O ¿es la satisfacción la en comparación con el “cómo debería ser”
que produce un buen matrimonio? Hacen fal- depende de las interacciones con los otros.
ta más estudios longitudinales, en diferentes Al cambiar los estandares de comparación se
contextos y a lo largo del tiempo. Lo anterior, dificulta que una “satisfacción ante la vida” per-
es importante si tenemos en cuenta que las manezca igual. Si alguien que aspiraba ganar
expectativas ante el matrimonio cambian; hoy determinada cantidad de dinero lo logra, pue-
día ser soltero no es lo mismo que ser soltero de sentirse satisfecho, pero si esta misma per-
sona descubre poco tiempo después que sus
hace treinta años; igualmente, no es lo mis-
compañeros de trabajo ganan mucho más
mo estar casado en un país religioso y conser-
que él, ya no se sentirá satisfecho. Entonces,
vador que en uno de costumbres liberadas
la “satisfacción con la vida” será un fenóme-
(sin contar que una misma relación matrimo-
no de corta duración (el ideal de bienestar se
nial puede cambiar en un trayecto de tiempo).
eleva dependiendo del ideal de comparación).
El proceso interno de evaluación de la satisfac- Luego, la satisfacción con la vida no puede
ción es más una autoevaluación o valoración ser igual en todos los países (Veenhoven,
de estados de ánimo que un cálculo o una 1994). Los ideales de satisfacción con la vida
estimación. Cuando un sujeto evalúa frecuen- pueden variar y pueden ser de alta exigencia
temente cómo se siente, lo que él dice depen- en países pobre o ricos (Easterlin, 1974).
de de su estado de ánimo y de afectos positi- Otros ejemplos muestran que muchos gana-
vos y negativos (Dienner, et al, 1991). ¿El dores de lotería no están más satisfechos con
estado de ánimo del momento puede ser re- la vida que personas que han sufrido acciden-
presentativo del estado de ánimo en gene- tes graves (Brickman, et al, 1978). Los cam-
ral? (Schwarz, 1991). Ante la complejidad de bios en las condiciones de vida no afectan
la pregunta sobre la satisfacción en la vida total, de manera duradera la satisfacción con la vida
los cálculos parciales son los más comunes. si de por medio ocurren acontecimientos
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como un infortunio (pérdida de un ser queri- pende enteramente de causas internas o intra-
do, enfermedad de un hijo) (Veenhoven, personales, ni es un rasgo que permanezca
1991). Veenhoven cita como muchos judíos inmutable a lo largo del tiempo o de una vida.
que vivieron en campos de concentración, La satisfacción cambia afectada por eventos
siguen experimentando una vivencia de trau- personales y condiciones de vida. En ello influ-
ma o amargura aunque vivan hoy día en me- yen de manera determinante las apreciacio-
dio de excelentes condiciones materiales. nes personales y los eventos traumáticos (viu-
Finalmente, otro ejemplo de evidencias em- dez, divorcio).
píricas, es la poca correlación entre un alto Sin embargo, aunque las características per-
nivel de ingreso con la satisfacción con la vida sonales internas no puedan borrar los efectos
en individuos que viven en países ricos (la co- de eventos externos, permiten modificarlos e
rrelación entre ambas variables está cerca de incluso reorientarlos. Ante la dificultad de en-
cero). contrar métodos científicos precisos o indica-
dores empíricos globales o medidas estadís-
Cognitivamente la “satisfacción con la vida”
ticas contundentes, es importante reconocer
es relativa. Son más determinantes las nece-
los efectos determinantes de los caracteres
sidades no conscientes y los elementos emo-
culturales nacionales, locales o folclóricos, en
cionales (por encima de los meramente cog-
la satisfacción con la vida; para mostrar su in-
nitivos). Toda evaluación con la vida es siempre
fluencia en las causas de bienestar, en apa-
un cálculo mental parcial más que una evalua-
riencia, exclusivamente originados en la perso-
ción global que tenga en cuenta otros aspec-
nalidad interna (Veehhoven, 1991, 1993,
tos determinantes (como las emociones afec-
capítulo 5).
tivas y los deseos no conscientes). Aunque la
satisfacción de necesidades básicas no sea
relativa, sí es una exigencia absoluta para el
funcionamiento humano, es indispensable pa-
ra la adaptabilidad del hombre a la realidad. Tendencias en el campo
Pero no sucede lo mismo con los deseos. La del conocimiento
gente es afectada por sus deseos cuando
A pesar de su origen común en la pregunta
evalúa sus éxitos económicos, laborales o
por el hombre, la medicina y la antropología,
educativos. Allí no es fácil encontrar una satis-
entre los siglos XVIII y XIX, fueron sufriendo un
facción global.
proceso de separación que marcó una bre-
La “satisfacción con la vida” es un rasgo per- cha entre estos dos cuerpos teóricos, volvién-
sonal que depende de múltiples experiencias. dolos independientes. La medicina en su inte-
Sus reacciones valorativas no se correlacionan rés organicista y biológico –impulsado por la
de manera exacta en los sujetos ante eventos clínica, la teoría microbiana y los adelantos tec-
como “ganarse la lotería”, “ascender laboral- nológicos y científicos– dejó de lado los fac-
mente” o “ganar más dinero”. Tampoco de- tores culturales e históricos en la explicación
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que cada cultura concibe como salud y enfer- Desde esta perspectiva la enfermedad no es
medad y a la forma como estas abordan y sólo la interacción de factores biológicos, sino
solucionan tales asuntos y se dejan de estu- también ecológicos y culturales (Aniorte y
diar los diferentes modelos bajo la óptica del Martínez, 2002); y si se va un poco más allá
modelo biomédico. se podría decir que es una construcción cultu-
Esta rama de la antropología social y cultural, ral en la que se combinan diversos factores
que estudia las diversas medicinas y las di- de manera particular.
mensiones culturales de la enfermedad, con-
Si se considera que cada sociedad tiene un
templa, además de las circunstancias bioló-
saber sobre los procesos de salud y enferme-
gicas implicadas en la enfermedad, otros
dad, estos ya no son concebidos como esta-
factores como los sociales, culturales, econó-
dos individuales en oposición sino como am-
micos, psicológicos y estilos de vida. Se re-
plias expresiones de determinación histórica
conoce en esta definición que las disciplinas
y social y el cuerpo ya no es receptáculo de la
de la salud paradójicamente continúan esta-
enfermedad. El modelo biomédico, al consi-
bleciendo su énfasis en lo patológico, en el
derar estos procesos de manera individual,
síntoma y lo desajustado, quedando pendien-
los deshistoriza, deja de lado al sujeto, su me-
te la salud que es, incluso, el concepto que
dio social, su historia, su inscripción en una
las denomina.
trayectoria cultural (Candal, 2000).
Se entienden como factores culturales las
creencias, hábitos, modos de vivir, ideas com- El estudio de modelos médicos permite en-
partidas, costumbres y valores que cambian tender que estos son más que avances cien-
de acuerdo con la época y el lugar y que influ- tíficos y reconocer que son también institucio-
yen en lo que cada cultura en particular entien- nes sociales, estructuras de poder y aparatos
de y define como enfermedad y en los me- ideológicos culturales, productos de la histo-
dios que construye para combatirla (Aniorte y ria y objeto de investigación; estos son anda-
Martínez). El estudio de estos factores fortale- miajes con los cuales se construyen ideolo-
ce a la medicina en la realización de interven- gías, concepciones del mundo y sujetos que
ciones colectivas a los problemas de salud, necesitan y caracterizan a una determinada
principalmente en lo referente a la prevención, sociedad, cultura o colectivo humano. Por
al ajustar la práctica médica a la cultura de la ejemplo: un elemento importante dentro de
población intervenida (Seppilli, 2000, en Aran- un modelo médico es el lenguaje, en cuyo
da, 2002), aunque la labor que se realiza real- análisis no sólo se puede encontrar la concep-
mente consiste en la transformación o elimina- ción de enfermedad subyacente en él, sino
ción de aquellas costumbres que en la cultura también el poder y la dominación que se ejer-
están generando condiciones insalubres. ce sobre el sujeto al que se está tratando y
Cada cultura define de manera particular un sobre otras explicaciones que arrogantemente
contexto terapéutico y unas herramientas, y son llamadas profanas desde el modelo bio-
realiza interpretaciones diferentes del síntoma. médico (Aranda y Olivas, 2002).
occidental moderna. Esto no implica negar la ma particular como cada cultura concibe la
las representaciones que el grupo social está Si se reconociera lo cultural, las formas de
haciendo al respecto; es decir, relacionar el atención a la crisis de la salud se transforma-
síntoma con el modelo médico (Candal, 2000). rían, pues cada colectivo humano crea, a par-
médica en el cual sólo se buscaba estudiar respecto a qué hacer frente a las crisis y es-
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tras la institución médica hace parte de la orga- gracia o un infortunio) conceptos más amplios
nización estatal y social; esto que plantea el que incluyen aquellos aspectos que la medi-
cina biológica no reconoce. El mal no es una
autor es, por supuesto, claramente visto en
metáfora; una tuberculosis pulmonar no es una
sociedades como las latinas, donde la tradi-
metáfora, tampoco el hambre, la pobreza o
ción y los remedios caseros prevalecen debi-
los malos tratos a mujeres y a la infancia, pero
do a que no se ha dado en gran medida el
sí es un objeto de representaciones producto
proceso medicalizador que desplaza otras
de la experiencia, que constituye un saber res-
concepciones e impone el modelo biomédi-
pecto a lo que es el mal y cómo tratarlo, saber
co, o a que las tradiciones se oponen al avan-
qué constituye el proceso asistencial particu-
ce de la ciencia en este sentido hegemónico.
lar a cada cultura (Comelles, 1997).
Un punto importante del planteamiento de
De lo anterior resultan una serie de cosas.
Comelles (1997) es que permite desligar el
Primero, que para ser asistido no es suficien-
concepto de enfermedad como dolencia or-
te estar enfermo, sino que es necesario ser
gánica y da lugar a percibir otros problemas
reconocido en la cultura como tal, este reco-
como “crisis”, pues muchos de estos no son
nocimiento equivale al diagnóstico realizado
de origen biológico; por lo tanto, no son siem- por un especialista en la biomedicina. Segun-
pre “médicos” sino también morales, cultura- do, que hay dos saberes diferentes en cuan-
les o religiosos (ejemplo de esto son las ex- to hay dos procesos asistenciales. Esto que-
plicaciones de la enfermedad como da más claro con el siguiente ejemplo: cuando
alguien tiene un resfriado y es tratado con re- do como normal dentro de las pautas de crian-
medios caseros (asistencia en casa) sin ser za hoy es considerado anormal al ser nom-
remitido a una clínica, la medicina (saber co- brado como “maltrato infantil”.
mún a “todas” las sociedades) deja de ad-
Los cambios en la cultura a través del tiempo
quirir un saber al respecto en tanto la institu-
tienen diversas causas, entre otras: los cam-
ción no trata el resfriado, de esta manera se
bios demográficos, los adelantos tecnológi-
diferencia el saber médico del popular. Terce-
cos y los estilos en las construcciones; no es
ro, que la institución médica entra en acción
lo mismo vivir en una comunidad pequeña,
en cuanto la asistencia en casa es desborda-
donde todos se conocen, a vivir en una urbe
da o desautorizada, y el mal pasa a ser res-
donde la población es tan grande que en los
ponsabilidad de los especialistas o las institu-
“puntos de encuentro” (si así se les puede
ciones estatales. Y cuarto, que cada colectivo
llamar) como el supermercado, rara vez una
humano cultural construye una representación
persona se encuentra con alguien conocido.
particular de lo que para ellos es mal(-estar) y
Los adelantos tecnológicos como la comuni-
de la forma de afrontarlo.
cación también generan cambios culturales;
por ejemplo, antes para hablar con alguien
había que visitarlo y esto implicaba estar toda
la tarde con esa persona; ahora, con la apari-
Acerca de la diferencia
generacional y el papel ción del teléfono, simplemente se hace una
del relativismo cultural llamada de unos pocos minutos y no se sabe
qué pasa en la vida del interlocutor; y ni hablar
Hay dos elementos que marcan la diversidad
del cambio en la arquitectura, que favorece la
cultural: uno es la distancia espacial, en la cual
privacidad con la construcción de unidades
no se hará énfasis dado que es estudiada por
residenciales cerradas que desplazan la vida
la antropología de la medicina; y el otro es el
de barrio.
factor epocal o temporal, que resulta de gran
importancia (dado el objetivo comparativo Todos estos cambios contribuyen a generar
generacional de la presente investigación). una cultura marcada por la individualidad y la
De forma análoga a como cada cultura cons- autonomía y un predominio de lo privado so-
truye un concepto particular de lo que es mal, bre lo público. Mientras nuestros abuelos es-
“cada generación escoge nuevas cosas y taban pendientes de aquello que pasaba en
actitudes para clasificar como buenas y her- la vida de sus vecinos y esto era visto con
mosas... las diferentes épocas generan nue- buenos ojos, hoy en día una prueba de edu-
mejor, en cada época nuevas cosas son con- estar pendiente de la vida de los demás.
sideradas como problemas psicológicos; por Muchos conflictos al interior de las familias sur-
ejemplo, el castigo físico que un padre le daba gen de los malos entendidos entre las distin-
a su hijo y que hace unos años era reconoci- tas generaciones a causa de lo que Pipher
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llama problemas relacionados con las zonas blemas a un extraño. Se pretende, por ejem-
del tiempo (Pipher, 2000). Por ejemplo, para plo, en las psicoterapias actuales, que un an-
un abuelo cuestionar la autoridad de su pa- ciano cuente sus “problemas íntimos” a un
dre era impensable; de esta forma pueden desconocido (puesto que se parte de la pre-
llegar a pensar que las relaciones que los hi- misa de que si el psicólogo es un amigo o
jos entablan con sus nietos son demasiado conocido, perturbaría las condiciones óptimas
laxas cuando en la actualidad se vuelve nor- de la relación terapéutica). No es de extrañar
mal discutir alrededor de las normas para lle- que muchas de estas psicoterapias fracasen.
gar a un acuerdo de convivencia.
En conclusión, estas diferencias generaciona-
Sin embargo, un elemento más contundente les muestran como algo se convierte en pro-
no sólo en el cambio cultural sino también en blema (por no decir enfermedad) con solo re-
el cambio del concepto de aquello que es conocerlo como tal, al nombrarlo al interior del
normal y lo que es patológico (salud, marco referencia de la cultura que cada ge-
enfermedad, bienestar, malestar) es la in- neración construye.
cursión de la ciencia en la vida cotidiana y
En relación con el tema de la cultura y la sa-
más específicamente de las disciplinas de la
lud, Fernández, Salovey, Vera, Ramos y
salud como la psicología (Pipher, 2000). Lo
Extremera (Fernández, 2002), en su estudio
que para los abuelos eran simples conflictos
sobre inteligencia emocional, plantean que la
cotidianos que carecían de importancia, se
percepción es fuertemente influida por facto-
pasaban por alto o se solucionaban trabajan-
res emocionales (inteligencia y ajuste emo-
do, orando o socializando, hoy son diagnosti-
cional) y por el tipo de cultura; como las
cados como problemas a ser tratados bajo la
individualistas o las femeninas, que dan una
óptica de los especialistas. Esto sin contar con
atención diferente al mundo de las emocio-
ejemplos de cosas que eran normales en una
nes.
generación y se vuelven patológicas en otras.
Tal es el caso de la crianza exigente y las re- En este sentido, lo que los miembros de una
presentaciones de “maltrato infantil” dado an- cultura perciban como bienestar está influido
teriormente; hoy en día no es raro escuchar a por el nivel de atención que esta presta al pla-
las personas hablar de autoestima, depresión, no de lo emocional. Incluso estos autores
fobias y pánicos, temas que ni siquiera eran definen la calidad de vida en términos de las
pensados por los abuelos. emociones (la calidad de vida subjetiva sería
un balance entre las emociones negativas y
Obviamente, si no se consideraban proble-
positivas del individuo).Si bien las emociones
mas mucho menos se trataban y menos de
influyen en la percepción, estas no son aje-
la forma como se hace hoy. Para un anciano
nas a los factores sociales.
es confiable el médico en tanto persona fami-
liar, ese que además debe ser su “conocido” De Vos (1947), plantea que al estudiar el con-
desde hace varios años, mientras resulta cepto de salud mental se debe tener en cuen-
completamente indebido ir a contar sus pro- ta no sólo la dimensión individual (relaciona-
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bilitado un mestizaje cultural en las ciudades, que hagan, el ingreso que reciban, todos son
abre un campo de investigación interesante y esencialmente determinantes, pero estas
pendiente en lo que respecta a la dimensión medidas objetivas no son suficientes para re-
social y cultural de la salud mental y de la sa- velar que la gente encuentre satisfactoria o in-
lud en general, aparte de la tarea pendiente satisfactoria, colmada o frustrante, su vida. El
de introducirse en los marcos de referencia, mayor testimonio de esta dificultad se expre-
propios de las culturas estudiadas, dejando sa en los paradójicos resultados comparativos
de lado conceptos preconcebidos que mu- entre países ricos y pobres. La principal hipó-
chas veces dan origen, sin saberlo, a juicios tesis explicativa parece ser que “la rutina fati-
etnocentristas. gante de lo hedónico” impide que el bienes-
tar esté garantizado “permanentemente” por
la simple existencia de indicadores de cali-
dad de vida en un sujeto o grupo social. Lo
Conclusiones anterior tiene diversas explicaciones, bien sea
porque la satisfacción de necesidades pare-
Las investigaciones aspiran medir el bienes-
ce ir siempre detrás de un deseo incolmable
tar subjetivo con preguntas comparativas so-
o porque hay un procesamiento diferenciado
bre los dominios principales de la vida en di-
de los acontecimientos y las oportunidades
versos tipos de poblaciones. La cantidad de
de persona a persona.
instrumentos y métodos para evaluar el bien-
Recíprocamente, las investigaciones y en-
estar se ha incrementado notablemente en los
cuestas basadas en autorreportes que produ-
últimos años. Las escalas de satisfacción-in-
cen respuestas subjetivas, presentan proble-
satisfacción y felicidad-infelicidad aún predo-
mas de validez y confiabilidad en tanto introducen
minan, aunque los trabajos de algunos inves-
inevitables sesgos; informaciones insuficien-
tigadores (Ryff, 1989) van más allá. Es notoria,
tes, falseadas o parciales (un mismo sujeto
sin embargo, la dificultad de encontrar méto-
puede sentir bienestar en su matrimonio y
dos científicos precisos e indicadores empíri-
malestar en su vida laboral); creencias cultu-
cos globales y medidas estadísticas contun-
rales, ideales sociales y concepciones relati-
dentes para cumplir el cometido científico de
vas; juicios variables en el tiempo por cam-
“no distorsionar la realidad” y saberla reflejar
bios en los estados anímicos de los
adecuadamente.
entrevistados; el procesamiento diferenciado
El debate entre definiciones de objetividad y de los acontecimientos y oportunidades so-
subjetividad en el bienestar persiste. Ese de- ciales entre una persona y otra. Los elemen-
bate es complejo; las condiciones e indica- tos imaginarios y no conscientes de la perso-
dores objetivos parecen ser insuficientes para nalidad (por ejemplo, la persistencia de
entender la calidad de vida de una manera deseos imposibles y caracteres neuróticos)
generalizable. El ambiente, el barrio y la co- en las apreciaciones valorativas introducen
munidad en la cual la gente vive, el trabajo toda suerte de elementos o problemas
Por otra parte, los “gustos” y las “creencias” Las “creencias subjetivas” de la gente, aun-
ofrecen dificultades para ser objeto de compa- que sean inexactas o equivocadas, determi-
raciones o interpretaciones (por su carácter nan sus vidas. Tales evaluaciones pueden ser
múltiple, a veces caprichoso y difícilmente obtenidas fácilmente y pueden ser conside-
generalizables en culturalidades, géneros o radas como indicadores válidos de estados
generaciones disímiles). Todo lo anterior po- actuales y asuntos por venir. Las investigacio-
dría ser visto como impedimentos serios para nes sobre bienestar y malestar pueden, en-
una lectura científica del tema de las concep- tonces, verse favorecidas por acercamientos
ciones de bienestar. Sin embargo, sus medi- antropólógicos, culturales y estetico-retóricos.
das y valoraciones subjetivas y culturales de-
ben ser reconocidas, estudiadas y
desarrolladas, pues estos datos (como las
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