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Caso de estudio

Una irresponsabilidad social

Armando Díaz-Romero

Profesor de la carrera de administración de empresas

Universidad Católica Boliviana San Pablo

La Paz, Bolivia

El 6 de noviembre de 2016, una gran parte del millón de habitantes de la ciudad de La Paz, Bolivia, amaneció ingratamente sorprendida: no
tenían agua potable. Y los días anteriores no hubo avisos con la debida anticipación sobre posibles cortes. Simplemente no hubo
explicaciones de ningún tipo, hasta que los medios se encargaron de difundir la noticia, que no fue otra que la de comunicar que la represa
que abastecía de agua a las zonas este y sur de la ciudad había quedado prácticamente vacía.

Los detalles lucían inauditos. No se habían tomado las medidas preventivas suficientes ante la falta de lluvias que caracterizaron ese año a
la región occidental del país. El agotamiento de las reservas del vital elemento se veía venir meses atrás y, cuando en otras oportunidades
se había producido un hecho de estas características, las soluciones fueron inmediatas: se obtuvo agua de otros reservorios, o bien, se
alertó a la población sobre cortes parciales para una provisión restringida de agua por unos días.

En esta oportunidad fueron trescientas mil personas las que estuvieron cuarenta días sin la dotación normal de agua y, para conseguirla,
había que pagar por un servicio de agua en camiones ubicados en ciertos sectores de la ciudad, haciéndose largas filas. El gobierno
municipal colocó también tanques de agua en algunas esquinas para aprovisionamiento gratuito aunque muy restringido— de los vecinos,
con las pérdidas de tiempo que esto generaba, y no sólo para las familias, sino para todo tipo de organizaciones, en especial para hoteles en
una ciudad tradicionalmente turística, generándose pérdidas inmediatas por el daño provocado. Sin embargo, lo que más molestó a la
población afectada fue que las autoridades nunca advir-

tieran a tiempo sobre las posibles consecuencias de lo que provocaría un hecho de esta naturaleza. Es más, hubo todo tipo de
explicaciones: las obvias, desde el punto de vista técnico, hasta algunas casi infantiles, como “no hay de qué preocuparse, ya se acerca la
época de lluvias y todo volverá a la normalidad”. Por fortuna, hubo donaciones de agua potable en envases de consumo individual desde
otras ciudades, incluso desde países vecinos. Pero ¿cuál era el mayor factor de colapso que enfrentaba la población? La incertidumbre. No
había visos de una solución rápida, y de haberla, naturalmente iba a tardar (construcción de otra reserva o acueductos conectados a alguna
de ellas). Casi al final de esos fatídicos cuarenta días se regularizó el servicio, gracias al suministro de agua obtenida de las nieves de la
cordillera, muy cercana a la metrópoli paceña.

Preguntas

1. ¿No comunicar a tiempo acerca del corte de agua por agotamiento de las reservas en una represa podría considerarse falta de ética? ¿O
se trata sólo de falta de previsión? Explique.

El no haberlo comunicado con tiempo no solo es falta de ética si no también falta de responsabilidad social con la comunidad, la ética nos
garantiza que al adquirir cualquier responsabilidad esta se haga velando, que los valores y juicios vayan por buen camino y la responsabilidad
social nos ayuda a proteger y mejorar el bienestar social, sin estas dos cosas es como si los valores y demás desaparecieran y nosotros
como sociedad no valiéramos.

2. ¿Cuál debiera ser el compromiso de las autoridades gubernamentales frente a su principal grupo de interés, que es la sociedad?

Primero que todo habría sido avisar sobre lo que iba a ocurrir y el por que estaba ocurriendo, segundo habría sido tomar las medidas
necesarias para restablecer el agua potable y si no también ofrecer recursos para hacer llegar el agua. Mantener informada a la sociedad
sobre los posibles problemas del agua contaminada y que hacer en caso de ingerirla.

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