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GRADO: 1° AÑO ACTIVIDAD DE MORAL Y CIVICA

Indicación: Lee la siguiente lectura y analiza la condición de vida de los niños señalando
lo siguiente:

-Peligros a los que se enfrentaron estos niños en la calle

-Que genero que estos niños vivieran en la calle

-¿Por qué crees que los niños no culpan a sus padres?

Elabora un collage con las imágenes solicitadas y escribe el mensaje que te deja la
lectura

LA VIDA DE LOS NIÑOS EN LAS CALLES DE BURUMDI

Para Aimable y su hermano pequeño, Timothée, cada uno de los días de los últimos siete
años fue una lucha por la supervivencia. Los dos niños estuvieron viviendo en las calles
de Bujumbura, capital de Burundi, donde dormían en cajas y pedían dinero a
desconocidos para poder comprar comida.
Una tarde, Aimable estaba durmiendo a un lado de la carretera. Un coche se detuvo junto
a él y el conductor le preguntó qué hacía ahí. Él le explicó que no tenía hogar y que
pasaba los días deambulando por la zona pidiendo dinero. El conductor se marchó, pero
regresó unos minutos más tarde con leche y pan. Este es uno de los recuerdos más
felices que tiene Aimable de los casi siete años que pasó durmiendo en la calle. No tiene
muchos más recuerdos buenos de esa época.
Aimable y su hermano se fueron de su casa simplemente porque su padre se quedó sin
trabajo y su familia no tenía dinero para alimentar a los dos hijos mayores. Sin embargo,
los niños no parecen culpar a su padre. Lo comprenden. En la calle, Aimable pedía dinero
y compraba algo de comer para que él y su hermano pudieran seguir viviendo.

Durante un día muy productivo, Aimable ganó 10.000 francos de Burundi pidiendo, es
decir, el equivalente a unos cinco dólares. Esa cantidad es como un dinero caído del cielo
en Burundi, un país frágil, afectado por una crisis y con una pobreza muy extendida. Se
calcula que en las tres ciudades principales de Burundi había en 2009 un total de 3.250
niños viviendo en la calle, buscando comida y dinero para sobrevivir. En la actualidad, esa
cifra es potencialmente mayor debido a la crisis sociopolítica que estalló en 2015.

Estos niños no solo están apartados de sus hogares y alejados de la escuela, sino que
también están expuestos a la explotación, el abuso, los problemas de salud y la
malnutrición.

Para contrarrestar todos esos peligros, Aimable tenía un grupo de amigos en la calle. Lo
compartían todo. Eran como de su familia. Juntaban todo el dinero que recogían: si uno
de ellos conseguía menos que los demás, distribuían las ganancias equitativamente. No
dejaban de lado a nadie.

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