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INTRODUCCION

En el presente trabajo de investigación, tiene como principal objetivo, el de


proveer la información pertinente y referente al tema central de estudio, el cual
busca ofrecer un panorama actual de esta situación, que en la actualidad, se
ha convertido, en un tema de gran controversia, derivado a los grandes
repercusiones, que ha traído consigo. En el marco conceptual podemos
observar que en los últimos años hablar de violencia extrema en el orden
mundial remite invariablemente al espacio geográfico de Ciudad Juárez,
Chihuahua, México, y evoca dos ejemplos de la misma: el feminicidio y los
“asesinatos por ejecución” o “ajuste de cuentas” en un contexto de ausencia de
Estado y contienda bélica.

Y aunque la intensidad de la violencia ha estado presente en esta


ciudad por más de dos décadas, la población de esta comunidad refiere el año
2008, con la puesta en marcha del Operativo Conjunto Chihuahua, por parte
del Estado, en contra del crimen organizado, como un desbordamiento que
abrió las avenidas a las acciones de la delincuencia organizada y
desorganizada para victimizar de una forma inédita a la ciudadanía fronteriza.
Esta estrategia anti delictiva develó la precariedad de la existencia de las/os
juarenses, que ha culminado con la muerte violenta de cerca de 6 500
personas1 en dos años y seis meses y ha dado paso al establecimiento de una
“institucionalización de la inseguridad” (Bauman, 2006:90) ante la
desarticulación del Estado mexicano.

Esta pérdida de vidas humanas hace reflexionar acerca del papel que
juega el Estado mexicano en esta contienda bélica y el significado y las
implicaciones que tiene la muerte violenta para esta población. Es por ello que
el presente ensayo se pretende, mostrar el panorama general y enfocada a las
directrices, que se ven implícitas en esta situación tan adversa que enfrenta la
ciudadanía, día con día, para el desarrollo de sus actividades cotidianas.

La violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua, se concentra hoy en dos


extremos de la ciudad: el norponiente y el suroriente. Algunas colonias del
norponiente tradicionalmente habían sido focos rojos de violencia, pero la
misma se ha extendido a colonias de la zona que anteriormente no la habían
sufrido en esos niveles. En palabras del coordinador del Oratorio Don Bosco de
la organización DJN,1 “prácticamente todos los días matan a alguien en la
zona” (comunicación personal, 5 de junio de 2018). En el suroriente, el
acelerado crecimiento urbano de los últimos años ha generado condiciones
propicias para la violencia. Sin embargo, la violencia actual es muy diferente a
la registrada antes de la implementación de la estrategia Todos Somos Juárez.

En la ciudad es muy clara la división entre los dos enclaves de actividad


criminal. La lógica de los barrios y las pandillas fue superada y se reorganizó
en tres grandes grupos criminales que operan en los dos extremos del
territorio. La zona norponiente, tradicionalmente dominada por el Cártel de
Juárez, hoy es zona de disputa entre dos grupos derivados de dicha
organización, La Línea y Los Aztecas. Según los pobladores del lugar, el
objetivo de la disputa es el control de los mercados de consumo local.

A pesar de que en la zona el delito de robo es algo común, no han


regresado prácticas que eran comunes en otra época, como la extorsión.
Según el mismo coordinador del Oratorio Don Bosco de la organización DJN,
“las extorsiones no han regresado porque eran los del ejercito y de la Policía
Federal los que extorsionaban y se metían a las casas a robar con el pretexto
de que andaban investigando; la gente aquí no quiere al ejercito y a la Policía
Federal por los abusos que cometieron”. En este sentido, a pesar de que la
zona enfrenta un aumento reciente de las ejecuciones, el robo constante por
parte de pobladores de colonias vecinas y un significativo problema de
adicciones al “agua celeste” y a la marihuana, no han regresado prácticas de
extracción de rentas que los pobladores atribuyen a las fuerzas de seguridad
federales.

En sentido contrario, el suroriente es dominado por un grupo


denominado Los Doblados. Dicho grupo aparece en Ciudad Juárez como parte
de un esfuerzo del Cártel de Sinaloa por operar en dicha ciudad. El cambio
mas significativo que trajo a Ciudad Juárez la irrupción de Los Doblados fue la
introducción de una droga sumamente adictiva: el cristal.

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En palabras de una funcionaria de FICOSEC, “la llegada del cristal vino
a cambiar la dinámica del mercado de drogas local, cada vez se consume más
cristal, excepto en la zona norponiente porque ahí si te agarran consumiendo
cristal hay represalias porque esa es zona del otro grupo” (comunicación
personal, 5 de junio de 2018). Para un especialista en trabajo social de la
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, a la introducción de esta sustancia se
le puede atribuir el incremento en los niveles de violencia, particularmente en el
suroriente de la ciudad (comunicación personal, 5 de junio de 2018).

Estos grupos criminales se nutren de una población juvenil con un


significativo problema de adicciones y cuya máxima aspiración profesional es
entrar a trabajar en una maquiladora. En estas zonas de Ciudad Juárez, la
mayoría de los jóvenes trabajan en el sector informal, en particular en la venta
de artículos de segunda mano. Según el testimonio de diversos integrantes del
Oratorio Don Bosco, aquellos que no se dedican a la venta de artículos en los
mercados de segunda mano trabajan como sicarios para alguno de los grupos
criminales (comunicación personal, 5 de junio de 2018).

Las propias deficiencias de la oferta educativa en la zona limita sus


posibilidades. En palabras de la Directora del Centro de Asesoría y Promoción
Juvenil A.C., organización de la sociedad civil que trabaja en la zona en temas
de orientación educativa y prevención de adicciones, “tenemos muchos chicos
que llegan con nosotros con certificado de primaria pero que en la realidad no
saben leer ni escribir” (comunicación personal, 5 de junio de 2018).

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