Está en la página 1de 8

António Guterres: “Basta de tratar a la naturaleza como un váter.

Estamos cavando nuestras tumbas”

El secretario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, ha advertido a los
líderes mundiales presentes en la ceremonia de apertura de la cumbre de Glasgow de que la humanidad
está “cavando” su propia tumba debido al creciente ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero
en el que está inmerso el ser humano desde la Revolución Industrial. “Basta de tratar a la naturaleza
como un váter”, ha reprochado. “Basta de quemar, perforar y minar nuestro camino”, ha añadido en
referencia a los combustibles fósiles, principales responsables de esas emisiones y el alimento de la
economía mundial desde esa Revolución Industrial.

La cumbre de Glasgow ha desplegado este lunes su jornada más política, con los discursos de los
principales líderes mundiales. Venía precedida de una sombra de pesimismo y decepción, después de
que los países que forman el G-20 (responsables del 80% de las emisiones planetarias) se limitaran en
Roma a reafirmar el compromiso global contra el cambio climático acordado hace seis años en París, sin
ofrecer nuevos detalles ni demostrar mayor ambición. Los distintos discursos escuchados a lo largo de la
jornada han confirmado que quedan largos días de negociación y diplomacia por delante si se pretende
lograr que esta cumbre tenga un resultado de éxito. Más allá del anuncio concreto de India de situar su
objetivo de neutralidad de carbono en 2070 (veinte años por detrás de EEUU, el Reino Unido o la UE, y
diez años por detrás de China), la mayoría de las intervenciones han sido una retórica de ugencia sin
nuevos compromisos concretos.

Guterres ha instado a los alrededor de 120 líderes mundiales presentes en la cumbre de Glasgow a
revisar sus planes de recorte de emisiones de forma continua. “No cada cinco años. Cada año”. Porque
los esfuerzos que están sobre la mesa ahora, pese a que se han revisado en muchos casos, se quedan
cortos. El objetivo del Acuerdo de París es conseguir que el incremento de la temperatura se quede entre
los 1,5 y los 2 grados respecto a los niveles preindustriales. Ese es el colchón de seguridad que fija la
ciencia para evitar el calentamiento más desastroso. Pero el planeta es ya 1,1 grados más cálido que
antes de la Revolución Industrial y los planes de recorte que las casi 200 naciones firmantes del Acuerdo
de París han presentado llevan a un incremento de unos 2,7 grados.

“Los países deben revisar sus planes y políticas climáticas nacionales”, ha insistido Guterres. “Hasta que
esté asegurado mantenerse en 1,5 grados, hasta que terminen los subsidios a los combustibles fósiles,
hasta que haya un precio al dióxido de carbono y hasta que el carbón se elimine gradualmente”.

“Falta un minuto para la medianoche”, ha advertido por su parte el primer ministro del Reino Unido,
Boris Johnson, a los participantes de la cumbre. Su país preside la COP26, la mayor apuesta diplomática
de la era pos-Brexit. En los últimos días, el Gobierno británico ha intentado acelerar la presión para que
el encuentro de Glasgow no acabe resultando un fracaso. “Debemos avanzar de la fase de declaraciones
y debate a la de una acción real y concertada en todo el mundo respecto al carbón, los coches, la
financiación y los árboles”, ha dicho Johnson. Un Gobierno como el suyo, tan dado a los eslóganes, ha
encontrado la combinación perfecta para esta cumbre: Coal, Cars, Cash and Trees (Carbón, Coches,
Dinero y Árboles). Es decir, un acelerón en el final definitivo del consumo de carbón; avances
consistentes hacia los vehículos eléctricos; más financiación para el esfuerzo de transición energética de
las naciones emergentes; y más reforestación para capturar el dióxido de carbono de la atmósfera. “Las
promesas que el mundo hizo hace seis años en París están comenzando a sonar muy huecas”, advirtió
Johnson desde Roma el domingo.

Estos son algunos de los compromisos concretos que lleva años pidiendo la ONU a los países para poder
hacer frente al calentamiento. Y de la cumbre de Glasgow se espera que puedan salir precisamente
promesas de abandonar el carbón o poner fecha de caducidad a los coches de combustión. También,
como ha recordado Guterres, es necesario que se termine que desarrollar el Acuerdo de París. En
concreto, que se termine de acordar la aplicación del artículo 6, el que hace referencia a los mercados de
carbono como una herramienta para luchar contra el calentamiento.

Metas a largo plazo


Durante esta cumbre también se espera que aumente el número de países que se comprometan a
alcanzar las emisiones netas cero a mediados de siglo. Esto significa que solo podrían emitir los gases
que puedan ser capturados por la naturaleza (los bosques y océanos) o por tecnologías que hoy son
experimentales. Lograr las emisiones cero a mediados de siglo es, precisamente, el camino que fija París
para quedarse entre los 1,5 y los 2 grados. Justo antes del arranque de la cumbre, EE UU ha presentado
su plan para cumplir con ese objetivo en 2050. “Ahora mismo ya nos estamos quedando cortos. No
queda más tiempo que perder discutiendo entre nosotros”, ha dicho en su discurso el presidente de
Estados Unidos, Joe Biden, quien ha recordado al resto del mundo que Washington vuelve a ser un actor
fundamental en la lucha contra el cambio climático, después del retroceso que supuso la Administración
de Donald Trump.

Pero Biden no ha anunciado ningún compromiso nuevo más allá de las reducciones para 2030 que ya
puso sobre la mesa su administración en una cumbre internacional organizada en abril para simbolizar la
vuelta de EE UU a la lucha climática. Como hizo entonces, Biden este lunes en Glasgow ha vuelto a
presentar la lucha contra el cambio climático como una oportunidad para crear miles de empleos. “No
solo en EE UU, sino en todos los países”, ha añadido.

China y Rusia, cuyos líderes han decidido no asistir a esta cumbre, también se han comprometido a
lograr la neutralidad de emisiones, aunque en 2060. Y Brasil, uno de los países más criticados en la lucha
climática en estos momentos, este mismo domingo también presentó un escrito en el que asegura que
llegará a la neutralidad de emisiones en 2050. Precisamente, Guterres ha recordado este lunes que “hay
un déficit de credibilidad y un exceso de confusión sobre las reducciones de emisiones y los objetivos de
cero emisiones, con diferentes significados y diferentes métricas”. Porque muchos prometen esa
neutralidad de las emisiones para 2050 o 2060 sin que se trace una senda clara de reducción de sus
gases de efecto invernadero para esta década.

Aunque el Acuerdo de París se refiere fundamentalmente a las acciones que deben tomar los Estados
que se adhieren, muchas empresas y organismos públicos subnacionales están prometiendo también
emisiones netas cero. Como ocurre con los países, esos anuncios son poco claros en muchos casos y el
temor es que sean meras estrategias publicitarias. Guterres ha explicado en su discurso de este lunes
que establecerá “un grupo de expertos para proponer estándares claros para medir y analizar los
compromisos de emisiones netas cero de los actores no estatales”.

La mitigación de las emisiones es el foco central de estas cumbres. Pero la otra gran pata de discusión es
la financiación climática por la que los países desarrollados, principales causantes del calentamiento
global por sus emisiones históricas, deben ayudar económicamente a los Estados más pobres. El
compromiso era llegar a los 100.000 millones de dólares (86.000 millones de euros) de financiación
climática en 2020. Pero en 2019, según los cálculos de la OCDE, se habían movilizado 79.600. Y un
reciente informe liderado por Alemania y Canadá reconoce que no se alcanzará hasta 2023 la meta de
los 100.000 millones de dólares. Además, muchas organizaciones no gubernamentales ponen en duda la
incidencia de esos fondos y critican que una gran mayoría del importe se corresponda con préstamos y
no con ayudas a fondo perdido.

Esta promesa incumplida hace que algunos países en desarrollo que cada vez emiten más se resistan a
poner sobre la mesa objetivos ambiciosos de reducción de sus gases, como es el caso de la India.
Guterres ha asegurado que “es fundamental para restaurar la confianza y la credibilidad” que se cumpla
con el objetivo de los 100.000 millones.

India promete que alcanzará las emisiones netas cero en 2070

En 2019 cuatro grandes bloques acumulaban más del 50% de las emisiones de gases de efecto
invernadero del mundo, según las estimaciones de los analistas de Rhodium Group. China era el principal
emisor, con el 27% del total, seguida de Estados Unidos (11%), India (6,6%) y la Unión Europea (6,4%). De
estos cuatro bloques, solo faltaba por actualizar sus planes de reducción de emisiones la India. Y su
primer ministro Narendra Modi lo ha anunciado durante su intervención en la cumbre del clima. Modi ha
prometido que en 2030 aumentará hasta el 50% su capacidad de generar electricidad con energías
limpias (el anterior objetivo era del 40%). También ha asegurado que reducirán para 2030 un 45% su
intensidad de carbono (la anterior meta era del 35%).

Modi ha recordado que su país ha decidido aumentar sus compromisos a pesar de que las naciones
desarrolladas no han cumplido con sus promesas de ayuda financiera. Respecto a las metas a largo plazo,
Modi ha anunciado que su país alcanzará la neutralidad de emisiones en 2070. EE UU y la Unión Europea
aseguran que lo harán en 2050 y China se ha puesto 2060 como meta. El objetivo de la India es menos
ambicioso, pero también parte de una situación complicada en la que una parte importante de su
población ni siquiera tiene acceso a la electricidad. “Somos el 17% de la población, pero solo emitimos el
5% de todos los gases de efecto invernadero”, ha recordado Modi.

Pilar Quintana (Cali, Colombia, 49 años) ganó el premio Alfaguara con Los abismos y el título ya dice lo
que puede sentir el lector nada más entrar en esta novela que transmite el miedo, ese sentimiento
previo a caer en el abismo. Hablamos con ella en la biblioteca de su editorial, en Madrid. Quintana ya
publicó, entre otros, La perra, ganadora de varios premios.

Pregunta. Piensa uno que a usted misma le pasaron estas cosas. El miedo de la niña, la riña de los
padres. Todo conspira para que el lector también tenga miedo.

Respuesta. No es autobiográfico. Estoy en las emociones de la niña. Fui una niña en los años ochenta
que creció un poco huérfana y desamparada, con miedo a que mis papás se muriesen. Ese es mi miedo,
y es donde estoy en el libro. Una ficción es levantar un mundo y unos personajes para que narren esas
cosas profundas de la infancia que no podían narrarse de otra manera. Y ni siquiera de la infancia, sino
de tu vida, porque no solo he escrito de la infancia. Cuando era chiquita, en primaria, vivíamos en la
Carretera al Mar, en Cali. Antes de subir al punto más alto de la cordillera para bajar al mar, hay una serie
de veredas con caseríos donde viven familias. Allí crecí. La carretera es terrible. En ella todos los niños de
Cali vomitábamos. Son abismos de terror, abajo está el precipicio más horrible de todos. Muchos dicen:
“La gente no va a entender el libro porque solo nosotros conocemos esos abismos”. Tan horrible que es
el último tránsito de los que aprendemos a manejar. Lo subes y te dicen: “Ya sabes conducir”. Tiene
cruces en el trayecto porque por ahí se despeñan los carros… Ese es el camino que tenía que subir y
bajar cada día de colegio.

He aprendido a reconocer y a moverme en un mundo para no ponerme en el lugar donde voy a ser
maltratada

P. La sociedad está llena de esos abismos que usted sitúa en esa carretera.

R. Me dijo un amigo, cuando leyó lo escrito: “Los verdaderos abismos son los que hay dentro de la
familia”. Ahí di un paso atrás y vi la novela completa. Estaban el abismo del desamparo, la orfandad, el
silencio… el abismo entre los dos padres, entre esa niña sentada en la mesa del comedor y unos padres
que no se hablaban, así que la niña decide poner a su muñeca en esa mesa para que le haga compañía.
Ahí se abrió y se completó la novela.

P. Y luego suicida a la muñeca, como dice en el libro. Esas historias no se pueden escribir sin tener
biografía.

R. Entendí eso como a los 27 años. El destino que me esperaba era trabajar en algo relacionado con la
escritura. Había sido libretista de televisión. Me llevaba todo el tiempo. ¡Escribía 45 páginas semanales!
No eran escrituras, eran libretos para el espectador, escritura complaciente con el público. Estaba en
Bogotá y decidí volver a Cali para ser oficinista por la mañana y escritora por la tarde. Aquel trabajo me
chupaba el alma. Me fui a escribir. Pudo salirme terriblemente mal, pero me salió bien. De ahí nace lo
que escribo.
P. Las historias de Colombia son terribles, pero las íntimas son como las de cualquier parte. Y aquí hay
una. ¿Cómo influye lo que ha pasado en su modo de ver la vida?

R. Me he hecho esa pregunta muchas veces porque como escritora latinoamericana tendría que narrar
mi realidad. En Colombia tenemos esta violencia tan atroz y tan sangrienta que no he sabido cómo
narrar en literatura; hay escritores colombianos que lo están haciendo muy bien. Estoy narrando la
violencia de Colombia, pero no estoy contando esa tan atroz de allá afuera. Esa violencia tiene su origen
en la desigualdad. Yo estoy narrando la desigualdad, de la que parte toda esa violencia. La otra violencia
es la que ocurre dentro de las casas. La que ocurre con esa niña a la que no le pegan, pero que sufre una
violencia que determinará la persona que será cuando sea grande. Pasa también en La perra. Ahí es
donde estoy narrando Colombia. Muchas veces me he preguntado cómo narrar esa violencia de afuera.
Hice un descubrimiento maravilloso con La dimensión desconocida de [la escritora chilena] Nona
Fernández. Desde el punto de vista íntimo está contando el afuera de una niña chilena, de una
adolescente chilena, de una madre joven chilena, que es el punto de vista que yo usaría para contar
Colombia.

P. Esa escritura está marcada por la elipsis. El suicidio de la muñeca tiene apenas dos líneas y marca esta
novela.

R. Muere una muñeca, no pasó nada grave, pero es un evento gravísimo. He pensado que sigo siendo
una guionista, porque lo que quiero crear son imágenes. O dramaturga. Así entiendo mi literatura. No
quiero que el lenguaje sea protagonista, quiero que sea invisible. Eso no lo hace menos elaborado.
Reescribo obsesivamente, para que el lenguaje que quiero sea cristalino, que esas hormiguitas que son
las letras estén al servicio de la historia y que la lectura sea como cuando vas al cine y estás rodeada por
la película y uno no tiene conciencia de que es un ser humano que tose. Que nunca el lector pueda ver
mi mano ahí, que solo vea sensaciones.

Una ficción es levantar un mundo y unos personajes para que narren esas cosas profundas de la infancia
que no podían narrarse de otra manera

P. ¿Hay algo dentro de usted tan potente que nunca haya podido escribir?

R. Antes de escribirla no sabía que esta era la novela que llevaba dentro de mí, pero me decía que ahí
estaba, dentro. En medio de la escritura la novela pasa y descubro que ahí está, iba a ser sobre Cali, y ahí
está Cali. Me gustaría hacer una novela sobre el fin del mundo, pero no sé cómo hacerla. Leo libros,
ficciones, todo sobre el fin del mundo. No sé si algún día lograré hacerla.

P. ¿No será que ya ha llegado el fin del mundo?

R. Estuvimos en un fin del mundo. Fue muy decepcionante porque tenía mis botas del fin del mundo
listas y resulta que el fin del mundo fue estar todos los días en pijama. Vivo desde que soy escritora en
pijama, encerrada en mi casa.

P. Este libro quema de miedo. ¿Qué sentimientos se le cruzaron mientras lo escribía?

R. Taché, boté. Aumenté. “Le falta esto, y esto…”. Hice ocho borradores. La escritura no se completa
hasta que no hay un lector. De joven uno tiende a creer que es magnífica, pero luego se aleja y es cuando
ves lo que le falta. En este caso, iba haciendo otra historia, ya había como una escaleta preciosa, hasta
que de lo que había en la libreta surgieron los abismos.

P. ¿Ha estado usted en su propio abismo?

R. He tenido muchísimos abismos. Esa etapa de Cali al volver de Bogotá lo fue, terrible. Me dije un día:
“Si tengo que seguir trabajando en una oficina así, me mato”. Luego me dije: “Voy a matarme, pero antes
voy a hacer lo que quiero”. Y eso hice: viajar, vivir, escribir. Entonces salté al otro abismo, que es el de
convertirme en escritora, de lo que difícilmente se puede vivir. Y vivo de ello. Me asombro y lo
agradezco.

P. Usted tiene su propia historia de abismo, el maltrato sufrido.

R. Esa herida la he trabajado mucho en terapia. Son heridas que nunca van a sanar por completo. He
aprendido a reconocer y a moverme en un mundo para no ponerme en el lugar donde voy a ser
maltratada. Pero mi gran herida es haber nacido en Cali y haber pertenecido a una sociedad donde no
todos cabíamos y donde el tipo de niña y de mujer que yo era, y en la que me convertí, no está bien
visto.

P. ¿Eso no ha cambiado?

R. Siento que sí, porque salgo en EL PAÍS y eso valida a la mujer que soy. Pero yo tenía que estar con el
pelo liso, bien vestida, sin salir… Eso no es Bogotá, por ejemplo, donde la mujer que soy no está mal
vista, pero es Cali o es Barranquilla. Me ubico en el lugar de lo no dicho, lo que no nos dejan decir es lo
que cuento. En ese sentido, lo que hago es una exhibición. Las profesoras del colegio me dijeron: “Las
mujeres no desean. Una mujer que desea no muestra que desea. Nunca vas a decir que tienes rabia con
tu hijo, que te cansa y quieres matarlo. Eso no se dice”. A mí me dicen: “Eso no se dice”. Y hago libros
para que todo el mundo vea que siento eso. Y eso es muy exhibicionista.

El incendio, el colibrí y la economía circular

El fuego devora el bosque. Los animales paralizados, menos un colibrí que arroja sobre las llamas una
gota de agua. Algunos se burlan. “Vale, pero yo he hecho mi parte”. Así, gota a gota, podría funcionar la
economía perfecta

Alcanzar este modelo es cada vez más necesario, pero requiere de concienciación y cambio cultural
colectivo que ayude a asumir nuevas costumbres.

Alcanzar este modelo es cada vez más necesario, pero requiere de concienciación y cambio cultural
colectivo que ayude a asumir nuevas costumbres.GETTY IMAGES/ISTOCK

JUAN PABLO ZURDO

29 SEPT 2021 - 11:32 CEST

Si un círculo gira sobre su eje, forma una esfera. La Tierra por ejemplo. Y si ese mundo sustituye la
economía lineal por su alternativa circular, el premio también es La Tierra.

En ese hipotético caso, la especie humana habría sabido conciliar su crecimiento con la gestión de los
recursos finitos y de la riqueza necesaria no solo para mantener el bienestar, sino para pagar la factura
de esa transición.

Cerramos el zoom y lo centramos en una pequeña ciudad española. Melilla puede ser dos veces
autónoma, por estatus político y por el proyecto Second Life, que recupera baterías usadas de coches
eléctricos (Nissan Leaf) para inyectar energía inmediata si falla la central térmica que la abastece.

Así propone Endesa una solución triple: a los riesgos de las redes eléctricas aisladas, al almacenaje de
grandes cantidades de energía que podría compensar la dependencia meteorológica de las renovables, y
para la montaña de baterías que acumulará el deseable éxito del coche eléctrico.

El proyecto Second Life, en Melilla, recupera baterías usadas de coches eléctricos para inyectar energía
inmediata si falla la central térmica que la abastece.
El proyecto Second Life, en Melilla, recupera baterías usadas de coches eléctricos para inyectar energía
inmediata si falla la central térmica que la abastece. GETTY IMAGES/ISTOCK

Perdón, la solución más bien sería cuádruple: “En el momento actual, con consumos y volatilidad de
precios cada vez mayores, son mas necesarias las innovaciones que reutilizan productos, incrementan su
vida útil y reducen el consumo de materias primas escasas”, apunta María Malaxechevarría, directora
general de Sostenibilidad de Endesa.

Círculo virtuoso

Imaginemos que a un proyecto así se suman avances como unas baterías mucho más eficientes —las
que desarrolla el I+D+i ahora—, vehículos con piezas de ecodiseño pensadas para instalarlas en otros
coches, como quien dona un órgano —Renault ya construye una factoría orientada en ese sentido—, y
además que cada vez más de esos vehículos se destinan al uso compartido o al alquiler para reducir su
número.

Un cambio de modelo así implica un reseteo, necesita un gota a gota para perforar una de las materias
más duras de la naturaleza (humana): la rutina. Por ejemplo para asumir nuevas costumbres como el
intercambio de ropa usada o la venta de segunda mano que ya ensayan marcas y plataformas.

ENTIENDO QUE LAS EMPRESAS GRANDES TIENEN LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE AYUDAR A LAS
PEQUEÑAS

ÁNGEL FERNÁNDEZ, PRESIDENTE DEL PATRONATO DE LA FUNDACIÓN ECONOMÍA CIRCULAR.

Más allá de estas cuñas sostenibles en la economía lineal, la gran pregunta es cómo lograr la cuadratura
del círculo, cómo implantar un modelo que consume menos sin sacrificar su equivalente en actividad. El
presidente del patronato de Fundación Economía Circular, Ángel Fernández, recomienda una mirada
realista que no demonice. “Sí, con plásticos o gasolina, pero este modelo nos ha traído hasta las mayores
cotas de desarrollo humano o esperanza de vida. Preferimos que las empresas se transformen, no que
cierren”. Transición, no demolición.

Las grandes compañías no le preocupan tanto como la miríada de pymes sin tantos recursos. Aquí puede
funcionar el efecto dominó: “Para cumplir sus objetivos de sostenibilidad, necesitan extender esos
criterios a sus cadenas de suministro e incluir a las pymes en este viaje. Entiendo que las grandes tienen
la responsabilidad social de ayudar a las pequeñas”.

¿Negocio redondo?

Todo depende del cómo. “De este gran cambio pueden surgir grandes oportunidades, un estímulo a la
competitividad y la innovación. Reaprovechar materias requiere nuevas tecnologías y procesos que
pueden repercutir en crecimiento, empleo y nuevas cadenas de valor”, apunta Begoña Gómez, directora
de Comunicación, Relaciones con Pacientes y ESG de Novartis, una farmacéutica que aspira a la
neutralidad en el uso de plásticos para 2030.

Ejemplos de esas oportunidades no faltan, como la empresa toledana Preco y su sistema de reciclaje
químico de plásticos que elimina los aditivos tóxicos y reduce el degradado progresivo causado por el
actual reciclado mecánico. Ángel Fernández sugiere otro ejemplo de nuevo empleo en negocios como el
alquiler de electrodomésticos o el diseño para durar: “Si compras una televisión nueva, viene de Taiwan
o Corea. Para repararla, bajarás al taller de la esquina”.

El sistema de reciclaje químico de plásticos de Preco elimina los aditivos tóxicos y reduce el degradado
progresivo causado por el actual reciclado mecánico.

El sistema de reciclaje químico de plásticos de Preco elimina los aditivos tóxicos y reduce el degradado
progresivo causado por el actual reciclado mecánico.GETTY IMAGES/ISTOCK
Ese modelo de eterno retorno es un sueño de libertad para gente tan pobre como la europea en
materias primas. “Reducir esa dependencia del exterior permitiría a cualquier actividad superar
problemas como la escasez de recursos, asegurar el suministro y reducir el impacto medioambiental”,
añade Begoña Gómez.

La mente lastra o vuela

Pero volvemos al problema del cambio cultural colectivo e imprescindible. “La falta de concienciación es
un lastre para el despegue —apunta María Malaxechevarría—. Hay poca comprensión del concepto
circular y sus beneficios, además sus productos tienden a ser más caros limitando la demanda”.

Cultura circular en la financiación: que el banco de la esquina conceda un crédito a ese taller de
reparación de electrodomésticos aunque la carpeta de negocios similares esté vacía. En la legislación,
que ha avanzado en España pero necesita estímulos a pie de calle: “En Francia, la ley casi prohíbe el
desperdicio de alimentos y tiendas o restaurantes tienen que firmar acuerdos con organizaciones
sociales para que la comida no acabe en la basura”, propone Fernández.

REAPROVECHAR MATERIAS REQUIERE NUEVAS TECNOLOGÍAS Y PROCESOS QUE PUEDEN REPERCUTIR EN


CRECIMIENTO Y EMPLEO

BEGOÑA GÓMEZ, DIRECTORA DE COMUNICACIÓN, RELACIONES CON PACIENTES Y ESG DE NOVARTIS

Cultura circular en educación, aún sin oficios especialistas en la formación profesional y con pocos
grados y másteres universitarios en ecodiseño y otros criterios circulares. A veces las empresas recurren
a la autoformación, como Endesa, que ha creado la primera academia española de Economía Circular
junto con Campus Iberus.

Y evolución cultural en la capacidad de entendimiento mutuo. Una transformación tan profunda implica
choques entre lo pasado y lo nuevo. De los cambios contra la resistencia al cambio. Del consumir mucho
menos con tener buen trabajo. O de las visiones ecologistas genéricas con su aplicación real sobre el
terreno.

En este sentido, Fernández pone el ejemplo del apoyo teórico a los vehículos eléctricos, pero al mismo
tiempo el rechazo práctico a la explotación de una reserva de litio en Extremadura para fabricar baterías.
“Necesitamos planteamientos de debates inteligentes y una especie de juez de paz que acerque
posiciones para que cedan unos y otros, porque si no estamos hablando de entelequias”.

GETTY IMAGES/ISTOCK

Otros casos de cooperación sensata

En el proyecto Hoteles Circulares, en Mallorca, participan varias cadenas multinacionales, Iberostar entre
ellas. Explicado de forma esquemática, la gestora de residuos Tirme ayuda a los hoteles a recoger y
clasificar su desperdicio orgánico. Convierte parte en compost, que a su vez nutre las huertas locales
cuyos productos vuelven al paladar de los clientes. Mediante códigos QR pueden ver la historia de ese
tomate.

“Valoramos muchísimo cualquier iniciativa privada que tome decisiones audaces e integre la economía
circular en su estrategia de negocio”, explica Sandra Benbeniste, directora de la Oficina de Sostenibilidad
EMEA (Europa, Oriente Medio y África) de Grupo Iberostar, que ha eliminado los plásticos de un solo
uso, aspira a lo mismo con sus residuos de vertedero para 2025 y desarrolla iniciativas de consumo
responsable de pescado azul y salud costera.

LA FALTA DE CONCIENCIACIÓN ES UN LASTRE PARA EL DESPEGUE. HAY POCA COMPRENSIÓN DEL


CONCEPTO CIRCULAR Y SUS BENEFICIOS
MARÍA MALAXECHEVARRÍA, DIRECTORA GENERAL DE SOSTENIBILIDAD DE ENDESA.

La Fundación Cotec para la Innovación destaca varios casos de circularidad en su último informe, pero
este especialmente por su origen en la sociedad civil: el Acuerdo Vallés Circular vincula a los 23
municipios del Vallés Occidental y otras instituciones y agentes para trabajar en red. Cada año celebra un
encuentro donde se proponen soluciones y un ágora de estrategias de ecodiseño en las empresas
locales. De ahí han surgido proyectos como aprovechar la biomasa de los bosques para prevenir
incendios.

Fernández es moderadamente optimista, cree en el efecto multiplicador de la tecnología allí donde no


llegue la mentalidad con la fuerza necesaria. La madurez tecnológica tiende a acelerarse. Y aunque no
tenga relación directa con la circularidad, Mutua Madrileña recuerda un hito en la capacidad de reacción
humana gracias a la ciencia, médica en este caso: “El 12 del diciembre de 2019 se hospitaliza la primera
persona enferma de covid; el 11 de enero de 2020 se secuencia por primera vez el ADN del virus; el 24
de febrero de 2020 la primera vacuna está lista para comenzar su ensayo en personas”.

Principios, fines y datos culturales

La economía circular se basa en ocho principios:

- La Eco-concepción considera el impacto medioambiental en toda la vida de un producto.

- La Ecología industrial optimiza la gestión de stocks y flujos de materiales, energía y servicios.

- Funcionalidad para priorizar el uso frente a la posesión.

- Reintroducir productos con usos diferentes a los que disfrutaron sus primeros consumidores.

- Reutilizar residuos o partes de residuos que pueden servir para elaborar productos nuevos.

-Reciclaje: aprovechar los materiales todavía útiles de los residuos.

- Reparar los artículos estropeados.

- Obtener energía de los residuos que no se puedan reciclar.

Según The Circularity Gap Report 2019, el 9% de la economía mundial es circular. ¿Mucho, poco? Poco si
se estanca. Y una cifra prometedora si sirve de efecto llamada.

De acuerdo con la Fundación Cotec, la generación de residuos en España está por debajo de la media
europea. Sin embargo, aquí acaban en un vertedero el 54% de esos residuos, más del doble de la media
comunitaria. Es un porcentaje aún más preocupante si el objetivo de la Unión es reducir la media al 10%
en 2030. Un dato mejor: el informe de 2019 de Cotec detalla 167 casos de éxito en economía circular
española, el triple que dos años antes.

Para finales de esta década y con relación a los datos de 2010, la Estrategia Española de Economía
Circular aspira a reducir un 30% el consumo nacional de materiales, disminuir un 15% la generación de
residuos y mejorar un 10% la eficiencia en el uso del agua. Y pretende una caída drástica de los residuos
alimenticios: un 50% menos en los hogares y el consumo minorista.

También podría gustarte