Está en la página 1de 69

SUCCUBUS

Sexo, Erótica y Pasión Medieval

Por Laura Cruz

© Laura Cruz 2020.


Todos los derechos reservados.
Publicado en España por Laura Cruz.
Primera Edición.
Dedicado a;
Lecxia, Rachel y Cristina, por apoyarme ciegamente.
Mi regalo GRATIS por tu interés;

--> Haz click Aquí <--


La Bestia Cazada
Romance Prohibido, Erótica y Acción con el Chico Malo Motero

2,99€
Gratis
--> www.extasiseditorial.com/amazon <--
para suscribirte a nuestro boletín informativo
y conseguir libros el día de su lanzamiento
GRATIS
Índice
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
1

Los tiempos de oscuridad habían terminado, y todo había sido gracias a


la colaboración entre ángeles y humanos, los cuales, se habían reunido para
poder combatir las fuerzas oscuras del inframundo. Mephisto había tenido
un liderazgo total durante siglos, contaminando las mentes de los humanos
para generar guerras y destrucción.
Pero finalmente, con la ayuda de dos razas totalmente opuestas, habían
conseguido un interés común, encerrar al rey oscuro y sus demonios en el
inframundo, sellando para siempre las fuerzas del infierno para que nunca
más volvieran a la superficie. El miedo, ya había dejado de poblar la tierra,
mientras Graath y Dios, habían hecho un pacto para poder mantener a
Mephisto encerrado, y el resto de las actividades en la tierra se mantendrían
en normalidad.
Con los años, Mephisto, el demonio liberado del infierno, había
comenzado a debilitarse debido a que no tenía ninguna influencia sobre otra
raza. Generalmente, el poder de los demonios se alimentaba de las almas
humanas, pero al estar confinados a este lugar por la eternidad, no tenían
opciones de subsistir. Las pocas almas que entraban al infierno, eran
enviadas directamente por Dios, quien había eliminado gradualmente la
amenaza que representaba Mephisto para todo el universo.
Este malévolo rey, había tenido tres hijos, dos de ellos, habían muerto en
la guerra contra los ángeles y los humanos, quedando únicamente Sonya, la
hija menor, la más hermosa de todo el inframundo. Su belleza, era capaz de
contaminar la mente de cualquiera. El atractivo de esta chica, era totalmente
demoníaco, sus ojos verdes, eran capaces de encantar al hombre más fuerte,
sometiéndolo a sus deseos.
Pero esto, era un talento que había quedado simplemente limitado al
interior del infierno, ya que, Sonya no era capaz de abandonar aquellos
límites por sus propios medios, era un súcubo.
Existían muchas dudas y preguntas acerca de cómo sería la tierra y cuál
sería su participación, si lograra llegar a la superficie. Mephisto, con el paso
de los años, se haría mucho más débil, y Sonya era la única herramienta que
podía salvar la vida de su padre. Solo le quedaban algunos años de vida,
debido a que la inmortalidad de Mephisto, había quedado anulada tras el
cese de alimento que se había generado, gracias a la intervención de Dios y
el rey de los humanos.
Esta se suponía que era la última etapa de Mephisto, no había
absolutamente nada que se pudiese hacer para salvarle la vida, más que
abrir la puerta del inframundo definitivamente. Éste, había logrado
acumular la suficiente energía para abrir dicha puerta una sola vez durante
algunos segundos.
Esto, permitiría que algunos de sus demonios más poderosos entraran a
la tierra, pero ante el poder que habían desarrollado los humanos,
posiblemente matarían a sus criaturas con mucha facilidad. Los ángeles,
habían proporcionado armas a los humanos lo suficientemente poderosas
para poder combatir cualquier amenaza vinculada a los demonios, así que,
no era demasiado inteligente utilizar una ofensiva bélica para tratar de
eliminar las amenazas.
Los años habían transcurrido, y en la tierra había habido cambios
drásticos, por lo que, Mephisto, rey del inframundo había visto una última
oportunidad para poder conquistar nuevamente y retomar el poder y la
fuerza que una vez lo caracterizaron como el más poderoso del universo.
Han pasado algunas décadas desde que Mephisto había comenzado a reunir
energía gradualmente, simplemente con la única intención de poder abrir
aquella compuerta.
Una vez que el portal se encontrara totalmente abierto, entonces tendría
la posibilidad de enviar a Sonya, su hija menor, dominadora de hombres,
conquistadora y seductora por naturaleza, quien tenía como único objetivo
conquistar el corazón de Ayden, rey de los humanos. El continente más
grande del planeta, llevaba por nombre Egea, este, era un lugar que había
ido creciendo gradualmente en dominación y pasión de los humanos.
Desde los principios de la historia, la familia de Ayden, habían liderado
algunas guerras para la conquista de más territorios, ya que, algunos
pueblos, se negaban a la adoración de dios, entregándole su absoluta
devoción al diablo y a los demonios. Cientos de guerras, se habían tenido
que llevar a cabo para tratar de minimizar la amenaza que representaba la
adoración del mal en la tierra.
Tanto Graath durante sus mejores años, como Ayden muchos años
después, habían tenido que mantener su posición siempre firme y sólida
ante la posibilidad de que una nueva amenaza surgiera. Era peligroso y
complicado, pero de alguna u otra forma, Graath siempre había conseguido
la manera de avanzar hacia nuevas tierras, sacrificando las vidas de algunos
cuando era estrictamente necesario.
A pesar de que el mayor peligro, la amenaza más definitiva y el riesgo
de extinción, estaban encerrados en el inframundo, parecía que el poder de
los hermanos también era una amenaza para la propia tierra. Los ángeles,
específicamente, Gabriel, había tratado de persuadir la mente de Graath,
quien está utilizando métodos totalmente agresivos y devastadores para
tratar de cambiar la mente de los humanos.
Desde un ángulo neutral, su intención era buena, ya que, lo único que
quería era eliminar todos esos pueblos o transformar la mente de las
personas para que adoraran a dios y a los ángeles. Aquellos que se negaban,
simplemente tenían que enfrentar la furia de los ejércitos devastadores del
rey, rey de Egea, el cual, se había convertido en una imagen de temor, pues
era difícil no sentir pánico cuando los ejércitos y la caballería de Graath, se
acercaban gradualmente a una nueva tierra.
Todos tenían que entregar sus armas, y aquellos que luchaban,
generalmente terminaban con una lanza en su corazón. Esta forma de
muerte, parecía ser característica de estos ejércitos, ya que, decían que, si el
corazón no era puro, debía ser traspasado con una lanza bendita por los
ángeles. En muchas oportunidades, Gabriel y Graath, habían tenido fuertes
discusiones ante la manera tan extrema en que se estaban desarrollando los
acontecimientos.
El rey de la tierra, se negaba profundamente a transformar su manera de
ver las cosas, ya que, consideraba que su única visión, era sanar a la tierra
de todos esos pensamientos oscuros que podrían desatar el despertar del rey
Graath tarde o temprano. Éste quizá era uno de los escenarios más temidos
por el rey, ya que, sabía perfectamente que un enfurecido Graath, llegaría
para devastar finalmente la tierra.
Había perdido una oportunidad de oro, y afortunadamente, el rey de los
humanos había contado con el apoyo de los ángeles. El propio Dios, había
enviado sus ejércitos más poderosos, para tratar de acabar con la amenaza
definitiva, la cual se había mantenido latente durante mucho tiempo.
Los padres del rey Graath, también habían luchado en contra de los
demonios, pero estos, habían muerto a manos de aquellas criaturas
devastadoras que solían moverse por la tierra, utilizando las sombras de la
noche como único recurso para someter a los inocentes y a aquellos que
eran vulnerables ante la fuerza y poder de estas bestias.
Éstos, parecieran ser demonios que abandonaban en forma de bestias
para adueñarse de las almas de los humanos, ocupan los cuerpos creando
una raza de demonios humanizados, los cuales, eran capaces de reunir
nuevos ejércitos y acoplarse a los nuevos cambios, siempre representando
una amenaza para los humanos.
Pero ha pasado un tiempo bastante prolongado desde que una paz
relativa se había adueñado de la tierra. Egea, continuaba en periodo de
expansión, pero era precisamente esto lo tenía en mirado la rotura entre las
alianzas minas que se habían generado en el pasado. Las condiciones eran
perfectas para que finalmente, Sonya pudiese llegar nuevamente a la tierra
para conquistar a Ayden, rey de Egea.
Mephisto, con toda la energía enfocada únicamente en la apertura de la
puerta del inframundo durante algunos segundos, estaba dispuesto a poner
en sacrificio su propia hija, para utilizarla como herramienta para dominio
de la tierra. El continente se hace cada vez más poderoso e impenetrable, así
que, tratar de atacar de una forma agresiva, sería un completo suicidio.
Fue por esto que finalmente, Mephisto había dado con un plan maestro,
el cual consistía en utilizar la sensualidad, atractivo y belleza de Sonya para
poder conquistar a Ayden. Había estudiado las acciones de este rey, el cual,
tenía una debilidad tremenda por las mujeres. Si podía conseguir conquistar
su corazón, para finalmente casarse con él, podría reinar en la tierra durante
un tiempo, acumulando la energía suficiente para poder abrir las puertas del
inframundo ella misma.
Era un plan arriesgado, pero finalmente, Mephisto había conseguido
convencer a su propia hija. Sonya no está demasiado consciente de cuáles
son los riesgos e implicaciones de viajar a la tierra, pero su curiosidad,
siempre había sido un elemento que la había mantenido atenta ante la
posibilidad de conocer la manera en que los humanos se comportaban.
Una mujer tan exuberante entre los humanos, causaría una locura
tremenda entre los hombres, ya que, no se trataba simplemente de su talento
y picardía para conquistar, era un talento natural que simplemente cautivaba
con el movimiento de su cabello, la manera en que pestañeaba y su sonrisa
encantadora, toda ella era hecha de veneno, totalmente dispuesta a hacer la
voluntad de su padre, para poder salvar su vida y recuperar el mandato que
el inframundo había mantenido muchos siglos atrás.
La hermosa Sonya cuenta con curvas muy atractivas, una cadera ancha,
cintura delgada, abdomen marcado. Sus senos, no son demasiado grandes,
pero tienen el volumen perfecto para generar un escote, que puede llamar
rápidamente la atención de cualquier sujeto.
Los hombros son delgados y delicados, manos alargadas y suaves, con
un cutis perfecto, sin una sola marca, la única cicatriz que tiene en su
cuerpo, es la marca del inframundo, la cual, es imborrable, y suele ocultar
debido a la creencia propia de que no pertenece totalmente a este lugar.
Los constantes pensamientos de Sonya, la hacían pensar que ella
pertenecía a la tierra, y no debía estar allí, posiblemente era un error, ya
que, constantemente veía algunas imágenes insólitas en sus sueños, donde
recorría algunos jardines llenos de flores. Esto no era posible, ya que, Sonya
jamás había salido del inframundo.
Sentía que había una verdad mucho más confusa de lo que ella
imaginaba, era capaz de prestarse para los planes de su padre para descubrir
que tenía razón, así de testaruda era. Su cabello castaño, largo hasta la
cintura, era prácticamente uno de los recursos más infalibles que solía
utilizar Sonya para conquistar a los hombres.
En el propio inframundo, se había vinculado con algunos poderosos
demonios, los cuales, generalmente trataban de acercarse a ella,
simplemente para conseguir algo de poder al tener la aprobación de su
padre. Pero Mephisto, el rey del infierno, era muy celoso, no permitía que
absolutamente nadie se acercara a su hija.
Pero en esta oportunidad, había tenido que poner a un lado aquellos
celos, esa sobre protección absoluta que generalmente aplicaba hacia su
hija, la única de sus hijos que había quedado con vida, para poder dar por
una oportunidad de seguir viviendo.
Solo había una oportunidad para llegar a la tierra, y después de más de
24 horas de continua planificación, Mephisto se había encargado de que su
hija estuviese completamente clara de cuáles serían los procedimientos a
seguir. No había oportunidad para equivocaciones, el tiempo determinaba el
éxito de sus planes.
—No te preocupes, Padre. Te haré sentir orgulloso de mí. Haré lo
posible por recuperar la tierra, los humanos pagarán por todo este tiempo de
encierro. —Dijo Sonya mientras se encuentra frente a su padre.
—Nuestra superioridad en poder y dominación es absoluta. Pero los
humanos, suelen trazar estrategias engañosas para poder conseguir la
victoria. No permitas que te manipulen, no te dejes controlar por los
sentimientos que ellos suelen utilizar, Sonya. Si dudas, arruinarás para
siempre nuestro plan no tendremos una nueva oportunidad. Estoy muriendo.
—Confía en mí, padre. Has hecho todo lo que has podido por mí durante
todos estos años, es momento de que yo retribuya con lealtad, haciendo
todos mis esfuerzos y usando mis talentos para que tu plan se lleve a cabo.
Las puertas del inframundo, se abrirán nuevamente para que nuestro
pueblo, reine sobre Egea una vez más.
Mephisto se acercó directamente hacia su hija, le dio un beso en la frente
le entregó la llave maestra que abría las puertas del inframundo. Aquella
chica, colocó un artefacto en una pequeña cerradura ubicada en una
formación rocosa. Automáticamente, aquella llave giró sobre la superficie,
generándose un estruendoso sonido, como si las rocas más enormes de la
tierra, crujieran, generando un terremoto masivo en todo el planeta.
Muchas estructuras de Egea, se estremecieron, algunos edificios,
cayeron, y parte de la muralla que rodeaba el reino, comenzó a quebrarse,
mientras una gran cantidad de rocas, giraban en forma circular, creando un
vórtice de tierra, lava y fuego.
A través de este fue lanzada Sonya por las propias manos de su padre.
Esta, en el último minuto, había sentido algo de temor, casi se arrepiente de
ir a la tierra, su padre sabía que no tenía demasiado tiempo para dudas, así
que, el mismo se ocupó de llevarla hacia su objetivo. El plan había dado
inicio.
2

Ayden es el heredero de Graath, su hijo único, el que se encargará de


mantener el equilibrio entre los humanos, ya que, sus vínculos con los
ángeles, se habían roto años atrás. Había tenido la fortuna de asumir el
poder en medio del periodo de paz, y a pesar de que su padre
constantemente estaba en la búsqueda de conquistar nuevas tierras y
aumentar el dominio de su imagen, siempre existía la posibilidad de
surgimiento de nuevas guerras.
Ayden es un hombre tranquilo, comprensivo y analítico, no toma
decisiones de manera impulsiva, y suele ser muy Justo y bondadoso con los
pueblos. De alguna forma, era visto como un rey débil en comparación con
su padre, al menos desde la óptica de sus ejércitos. Habían muchos
mercenarios entre los hombres, los cuales, estaban sedientos de
dominación, guerra y muerte, pero ellos, se habían tenido que limitar por
órdenes del nuevo rey.
Por desgracia, los humanos y los ángeles ya no estaban en contacto, y
aunque la dominación del continente entero es casi absoluta, su aliado más
importante, Dios, le había dado la espalda a Ayden debido a las antiguas
relaciones fracturadas con Dante. Era fácil romper el corazón de un hombre
que se dejaba llevar por la codicia y el poder.
Frente a sus ojos, veía la posibilidad de una dominación absoluta,
contando con el apoyo de los ángeles, Graath sería imparable. Esta alianza,
se había roto después de que Gabriel, advirtiera a Graath que, si seguía
actuando de esta manera tan prepotente y autoritaria, las cosas comenzarían
a tornarse en su contra. Tenía muchas políticas extremas, y si las personas
no estaban de acuerdo con su forma de pensar, fácilmente eran encerradas,
sacrificadas o asesinadas.
La fijación de Graath por sanear la tierra y mantener las cosas
equilibradas a favor del bien, paradójicamente, lo llevaban a hacer cosas
aterradoras para las personas, sembrando el pánico y acumulando una gran
cantidad de respeto a través del dolor y la manipulación. Dios no
comulgaba con estas políticas, pues ante esta sed de poder y control de todo
el mundo, había matado a una gran cantidad de personas.
Muchos eran inocentes, los cuales simplemente no tuvieron la
oportunidad de levantar su voz y pedir un poco de piedad, simplemente
fueron víctimas de las espadas de los ejércitos liderados por Graath. No
había nada que pudiese justificar acciones tan lamentables, pero así era el
rey Graath, poderoso e indetenible, aplastaba todo lo que interfería, si se
oponía o se quería convertir en un obstáculo para sus fines, era aplastado.
Aunque en un principio los argumentos eran bastante sólidos, y había
una gran posibilidad que el mal se extendiera rápidamente por la tierra,
Gabriel tuvo una fuerte discusión con Graath, lo que llevó finalmente a los
ángeles a alejarse definitivamente de la tierra y quitar la protección que
hasta el momento habían garantizado.
Aquella excusa de salvación que prometía Graath, se estaba convirtiendo
básicamente en una falacia, una mentira que simplemente disfraza unos
objetivos que tenían como única facilidad, complacer sus propios deseos.
En aquellas matanzas, no había solución, simplemente la erradicación de
una amenaza que solo existía en la mente del rey. No había juicios, no había
ningún tipo de consulta, simplemente, aquellos que no comulgaban con sus
ideas, eran asesinados brutalmente, manchando las tierras de sangre, y
generando nuevos espacios de dominación para Graath.
Finalmente, se habían quedado solos, los hombres, a partir de esa etapa,
debían avanzar por sus propios medios, ya no contarían más con la ayuda
divina, así que, era el momento perfecto que siempre había estado
esperando Mephisto, para poder ascender a la tierra.
Pero ante su debilidad, las condiciones no se habían presentado
efectivamente como él lo esperaba para poder ascender, así que, el plan que
había dado inicio, tenía como objetivo posicionar a su propia hija como
recurso, para mantener a los hombres bajo su dominio.
A pesar de que Graath asumía que era omnipotente, inmortal y poderoso
debido a la gran cantidad de apoyo que tenía de dios y sus ángeles, este, tras
quedarse solo, mantenía ese pensamiento distorsionado de que no podía ser
derrotado por absolutamente nadie.
Y efectivamente, era un peleador grandioso, su técnica era muy superior
a las de sus enemigos, y a pesar de sus años, era rápido, fuerte y muy
preciso con sus golpes. Graath llevaba puesta una armadura plateada, la
cual había sido forjada por los propios ángeles. Había sido un regalo de dios
para Graath, y generalmente, utilizaba esta armadura durante las batallas.
Pero a pesar de que aquella armadura estaba protegida por la divinidad,
no hubo nada que pudiese evitar la tragedia y la catástrofe el día en que el
caballo de Graath, se precipitara por un acantilado, lo que terminó matando
definitivamente al rey. El monarca constantemente, hacía consultas a dios,
pero aquellas preguntas, nunca más fueron respondidas.
La frustración, había llevado al propio Graath, a cuestionar acerca de la
piedad y bondad que había garantizado Dios en el pasado. Tenían
conversaciones constantes, analizaban situaciones, y generalmente
escuchaba las palabras del ser supremo, pero básicamente cuando Graath
pidió escuchar su codicia y apetito por poder, entonces los oídos de Dios se
cerraron definitivamente para sus plegarias.
Antes de iniciar una expedición, generalmente, tenía la bendición de los
ángeles y del padre supremo, pero esta vez, antes de salir a aquella cruzada
no había consultado absolutamente nada, debido al silencio continuo que
había recibido tras su llamado.
Varios de los soldados habían logrado pasar una sección bastante
peligrosa de la montaña. Aquel pico, estaba conformado por grandes
formaciones rocosas que salían de la montaña, como especie de espinas
letales que fácilmente matarían a cualquiera que cayera sobre ellas. Decenas
de soldados habían logrado cruzar el camino, un borde angosto, por el cual
únicamente cabía un solo caballo a la vez.
Había sido un proceso lento, y aunque en muchas oportunidades, los
hombres le habían solicitado cambiar de ruta, Graath había exigido que se
mantuviese el curso, ya que, de lo contrario se retrasarían. Su necedad,
terquedad y absoluta creencia de que siempre tenía la razón, lo habían
llevado hacia su final.
Muchos soldados habían cruzado, otros aún faltaban por cruzar, pero
este, se había apresurado a demostrarle al resto de sus temerosos guardias,
que era muy sencillo cruzar por esta sección. Su caballo, parecía estar muy
nervioso, y aunque Graath estaba acostumbrado a lidiar con peligros mucho
más extremos, decidió avanzar por el camino letal, no tenía nada que temer.
Había mucha confianza en el corazón de Graath, pero su caballo, no
parecía estar tan dispuesto a cruzar por aquella sección. El animal, parecía
muy nervioso, inquieto, no accedía a las órdenes de Graath cuando éste le
ordenaba con las riendas avanzar. Presionaba fuertemente el estómago de la
bestia para que esta avanzara, pero en algún punto, el caballo se quedó
totalmente congelado, ya que, el pánico lo consume.
—Te ordeno que avances, bestia estúpida. ¡Camina ya! — Dijo Graath,
mientras cantaba las riendas y golpeaba la parte trasera del caballo.
—Señor, creo que el Animal no avanzará por sí solo. Baje del caballo
inmediatamente o podría caer. — Gritó uno de los soldados que se
encontraba antes de la sección peligrosa.
—Jamás me verán retrocediendo ante ninguna situación de peligro. Solo
es una crisis. Tienes que obedecer, animal del demonio. —Dijo Graath.
Aquellas palabras, parecieron firmar definitivamente el final del rey, ya
que, al escuchar esta frase, el animal pareció entrar en un estado totalmente
demoníaco. Comenzó a agitarse, se levantó en sus dos patas traseras, y casi
hace caer a Graath, el cual, se aferró a la bestia, demostrando que él tenía
muchas más habilidades que su contrincante.
Pero de manera inesperada y ante los ojos estupefactos de absolutamente
todos los presentes, la bestia decidió saltar al vacío. No hubo nada que
pudiese evitar la decisión, el animal, estaba muy estresado y dominado por
una fuerza superior, Estos, cayeron al vacío mientras absolutamente todos,
estaban seguros de que el rey no sobreviviría ante una caída tan letal.
Ambos rebotaban una y otra vez contra las espinosas rocas, el Animal,
había muerto instantáneamente al ser atravesado por un pico filoso,
mientras Graath, seguía cayendo una y otra vez, golpeando su rostro,
costillas y espalda contra las piedras.
Algunos hombres habían hecho el intento por tratar de descender
rápidamente hacia el fondo del acantilado, pero era un movimiento muy
peligroso, y quien dirigía las operaciones a partir de este momento, supo
que sería un riesgo innecesario, perdería más hombres y el resultado sería el
mismo, el rey habría muerto.
—¡Tenemos que rescatarlo inmediatamente! —Dijo uno de los soldados
del rey.
—No hay nada que podamos hacer por él. El rey ha caído, ha sido su
propia decisión cruzar esta sección, a pesar de las advertencias. Tendremos
que volver. No hay nada que buscar más allá de las colinas. —Dijo
Sebastián, líder de las tropas a partir de ese momento.
Sería un largo camino de retorno, y el experimentado Sebastián, sería El
encargado de ocuparse de esta situación. Tenía que revelarle absolutamente
todo a Ayden, hijo de Graath. Apenas en ese momento, el chico tenía 19
años de edad, y tener que afrontar la muerte de su padre, no sería una buena
noticia.
Todo el camino, Sebastián había pensado la manera en que le revelaría
esta información al nuevo rey. Muchas veces, Graath había intentado
preparar a su hijo para esta nueva etapa, pero era algo completamente
impredecible. Faltaba mucho entrenamiento, muchos conocimientos, Ayden
había estado en batalla en un par de oportunidades, pero el carácter de un
rey aún no se había forjado.
De manera inesperada, había tenido que lidiar con esta nueva
responsabilidad, sin haberla querido, ya que, no era ambicioso, no buscaba
poder, no necesitaba tener acceso a tanta dominación para ser feliz. Ayden,
era un chico sencillo y humilde, siempre con la honestidad por delante,
dispuesto siempre a ayudar al prójimo, y hacer lo necesario por demostrarle
a su padre que podría hacernos sentir orgulloso.
Cuando las tropas regresaron a casa, fue muy extraño para el chico. Su
madre, había muerto de tuberculosis hacía unos meses atrás, así que, estaba
completamente solo en el mundo. Solo tenía a su padre, así que, cuando vio
que las tropas habían regresado sin el rey, este básicamente había entrado en
un estado de desesperación tremenda.
Se encontraba en el gran castillo dorado, una estructura hermosa
elaborada en cristales y vidrio, con acabados en oro, una hermosa pieza
arquitectónica que había sido elaborada por orden del reino. Cuando Ayden
observó cómo las tropas ingresaban al reino, no vio la bandera levantada de
Egea, esto, era un mandato que indicaba que la presencia del rey en aquellas
tropas era un hecho.
No ver aquella bandera levantada mientras los soldados avanzaban, hizo
que el corazón de Ayden se exaltará. Tuvo un mal presentimiento, así que,
descendió rápidamente las escaleras del castillo para encontrarse con
Sebastián. El soldado, aún tenía los ojos rojos del llanto, ya que, a pesar de
que el rey Graath no era tan piadoso o comprensivo, era un buen amigo y
siempre les había proporcionado absoluta confianza y acceso a sus
consejos.
—Sebastián, ¿qué ha pasado? Se suponía que debían volver en unas
semanas. ¿Dónde está mi padre?
—Príncipe, no traemos buenas noticias. Algo terrible ha ocurrido
durante el viaje.
—¿Que ha pasado? ¿Mi padre está muerto? —Dijo Ayden, mientras
respiraba de una manera agitada, ya que, parecía estar listo para escuchar la
noticia que traía Sebastián.
—El caballo del rey cayó por un acantilado, en la colina de espinas. Allí,
el cuerpo de su padre permanecerá hasta que los lobos o los coyotes se
alimenten de él, fue imposible rescatarlo. —Dijo Sebastián, mientras
limpiaba algunas lágrimas de sus mejillas.
Cayó de rodillas instantáneamente, sus ojos, estaban totalmente abiertos,
mientras las lágrimas, brotaban de ellos de forma continua. Ayden no podía
creer lo que estaba pasando, pero las implicaciones de la muerte del rey
eran mucho más fuertes que simplemente la pérdida de su padre.
Inmediatamente, sobre sus hombros, parecía sentir una gran cantidad de
responsabilidades que se habían precipitado de manera instantánea.
Su vida había cambiado, ya no tenía las mismas expectativas, no podía
desarrollar los mismos planes, a partir de ese momento, era el nuevo rey.
Cuando Mephisto se enteró de la muerte de Graath, él mismo había
reclamado el alma del rey, ya que, esta no tenía cabida en el reino de los
cielos después de tantas matanzas que se habían llevado a cabo.
Se había quedado con el alma atrapada en el inframundo, Graath, había
tenido que vivir los sufrimientos tremendos de haberse dejado llevar por su
codicia. Acto seguido, había comenzado el desarrollo de aquel plan, el cual
podría utilizar la debilidad y la fragilidad de Ayden en su contra.
A pesar de que es un rey bondadoso, justo, amable, tranquilo y pasivo,
tiene una enorme debilidad por las mujeres, y esto, puede ser el recurso que
iba a utilizar Mephisto para convertirlo en su marioneta. Sonya tiene como
principal misión, conquistar el corazón del nuevo rey de los humanos, el
cual, está en el centro de un objetivo que tiene como finalidad regresar al
inframundo a la tierra. Es posible, que Egea esté en el peor de los peligros
que jamás hubiese enfrentado.
3

Con el portal abierto, lo único que debía hacer Sonya era cruzar. La gran
cantidad de dudas que surgieron en su mente antes de atravesar dicho
portal, la habían hecho dudar durante un par de segundos. Mephisto no
había acumulado la fuerza suficiente como para mantener el portal abierto
demasiado tiempo, y lanzarla al vacío, había sido solo un impulso
desesperado por ser la única posibilidad que tenía de seguir adelante con
sus planes.
Nunca antes en el pasado, Sonya había viajado a la tierra, siempre se
había hablado mucho sobre este lugar, pero esta era su primera oportunidad
para poder conocer realmente a los humanos y determinar si eran maleables
y dominarles como lo había asegurado su padre. Esta, era una mujer
perfecta, con un aspecto sumamente atractivo, que fácilmente podría
conseguir lo que quisiera entre los hombres.
Eran seres básicos, los cuales, simplemente unas buenas tetas y unos
hermosos ojos, podían dominarlos, así que, Sonya, después de atravesar
aquel túnel donde los gritos de almas perdidas, llanto, desespero y muchas
manos desesperadas trataban de tomarla, finalmente había llegado a la
tierra. El portal al infierno se encontraba en los valles de la desolación de
Ukún, un lugar, que estaba totalmente rodeado por un desierto árido y
asesino.
Los hombres, no podían acercarse a este lugar con facilidad, ya que, la
mayoría, moría ante las fuertes temperaturas que rodeaban el lugar. No solo
el inclemente sol parecía oponerse al paso de los hombres por este lugar, la
propia tierra, emanaba desde su interior, un calor tan insoportable, que
ningún animal no podía atravesar el lugar con facilidad, ni mucho menos
los hombres, con las condiciones tan vulnerables que ofrecían.
Dios había puesto esta puerta al inframundo en un lugar muy alejado,
donde los hombres nunca antes habían logrado establecer su dominio. En
algunas ocasiones, el propio rey Graath había querido llegar a este lugar
para verificar que todo estuviese en orden, pero ni siquiera él mismo, había
podido cruzar el camino después de que la puerta fuese cerrada.
Sonya finalmente había llegado aquel lugar, estaba a las afueras del
infierno, podía ver el cielo azul, las nubes blancas, respiraba el oxígeno y
sentía el calor sobre su carne. El sol, se encontraba imponente sobre ella,
amenazando con quemar su carne, pero la chica, una demonia súcubo
perfecta, comienza a avanzar en una tierra que es completamente nueva
para ella.
Es una misión riesgosa, no puede ser descubierta por nadie, así que,
cubre su rostro con un trozo de tela para evitar las quemaduras del sol, y
comienza avanzar para salir de aquel desierto. 36 días estuvo caminando
continuamente sin tomar agua, sin consumir ningún alimento, pero no
tenían los poderes que en el inframundo tenía.
Generalmente, los súcubos tenían la posibilidad de desaparecer,
materializarse y moverse de una forma mucho más rápida, pero Sonya,
había sido lanzada a la tierra como si se tratara de una simple humana.
Cuenta únicamente con la posibilidad de utilizar sus poderes de
manipulación y dominación.
Ella sabía que sería una prueba muy dura, pero de esta manera,
demostraría a su padre y a todo su pueblo que era capaz de devolverles el
poder y la fuerza que una vez tuvieron. Tras salir de aquel desierto, Sonya
sentía que moría, sentía que ya no tenía fuerzas para continuar, pero tenía
que entender que no era una humana común y corriente. Tras llegar a un
pueblo de carpinteros y leñadores, había encontrado finalmente algo de
apoyo.
La chica, había llegado con sus ropas todas rotas y sucias. Está
deshidratada, con sus ojos completamente hundidos, ya no tiene
posibilidades de seguir resistiendo, necesita descansar. La tierra es un lugar
muy agresivo, no estaba preparada para este cambio de ambiente, así que,
después de llegar a aquel poblado, había caído desvanecida al suelo. Enok,
un leñador que pasaba por el lugar, había observado a la chica desde el
momento en que había entrado en los límites de aquellas tierras.
La había seguido en secreto, le había parecido muy hermosa y excitante,
así que, había despertado toda su curiosidad. Sonya, no lo había visto, no
había notado la presencia de este hombre fuerte, de barba tupida, cabello
largo hasta los hombros. Cuando esta cayera al suelo, sería una víctima fácil
de cualquiera de los morosos que habitaban aquel lugar.
Eran carpinteros y leñadores, hombres solitarios que fácilmente se
verían tentados por esa mujer hermosa y solitaria que había llegado a este
lugar, sin ninguna explicación. Aprovechando la ventaja de que había sido
el primero en verla, Enok había corrido directamente hacia el cuerpo de la
chica, simplemente para tomarla entre sus brazos y llevarla hasta su cabaña.
Él se encargaría de cuidarla, absolutamente nadie había visto su acción,
nadie tenía la menor idea de que Enok era el encargado de haber llevado a
esta chica hasta un lugar seguro. Sonya estuvo inconsciente durante un par
de días, tiempo suficiente para que éste se encargara de ponerle compresas
húmedas, debido a que su piel estaba sumamente quemada.
Enok se había comportado como todo un caballero, a pesar de que esta
mujer era sumamente hermosa y ya había visto su cuerpo desnudo. Cuando
la había cambiado de vestiduras, había tratado de mantener las tentaciones
controladas, ya que, no tenía la menor idea de quién es, era cuál era su
procedencia, o hacia dónde se dirigía.
Cuando Sonya abrió los ojos unos días después, encontrarse con este
hombre, fue una experiencia muy agradable. Enok era atractivo, varonil y
masculino, se encontraba lavando su rostro y su pecho después de una
jornada de trabajo. La mayoría del día, Sonya se encontraba sola, pero no
había otra forma de actuar, ya que, este hombre trabajaba como leñador y
necesitaba acumular la cantidad de madera suficiente para poder sobrevivir.
La vendía al poblado, más cercano, así que, esta era su forma de
mantener algo de dinero en su bolsillo para comprar alimento. Sonya estaba
segura de que aquel hombre era el que le había ayudado, así que, estaba
dispuesta a darle una recompensa de la única forma en que podía hacerlo.
Esta chica era una demonia del sexo, solía utilizar su cuerpo en el
inframundo para dominar a quien podría representar una ventaja para ella.
Se alimentaba de almas perturbadas, la succionaba y se alimentaba de
ellas hasta dejarlas sin una gota de energía, y así había mantenido su
juventud. Sonya es un demonio de más de 200 años, con un aspecto de una
chica de unos 25 años de edad, juvenil y muy ardiente, con una sensualidad
que emana simplemente con el hecho de estar presente. Cuando abrió sus
ojos y observó aquel hombre con su espalda y pecho desnudo, simplemente
llevando un pantalón negro, con cinturón y unas botas de cuero, observó la
perfección de sus músculos.
Era un hombre con unos brazos muy definidos y anchos, con un cabello
mojado y largo hasta los hombros, el cual peinaba con sus dedos mientras
se inclinaba sobre lo que parecía ser una especie de lavadero. Tomaba agua
de una jarra, y la colocaba sobre sus manos, así, enjuagaba su rostro para
eliminar la suciedad después de un día duro de trabajo.
Sonya quiso decir una palabra, dirigirse a este hombre, pero no tuvo el
valor, no quería perturbarlo, y de hecho, estaba disfrutando enormemente de
verlo allí, casi desnudo, con un cuerpo formado por el trabajo duro, así que,
simplemente se mantuvo mirándolo unos cuantos minutos, mientras éste no
tenía la menor idea de que la chica había despertado. Pero Enok siempre se
encontraba atento, mientras estaba en la casa, observaba constantemente a
Sonya para saber si esta se encontraba bien.
Después de secar su rostro con un trozo de tela, se dio la vuelta para
encontrar los ojos verdes y redondos de Sonya observándolo fijamente.
—Has despertado. Qué maravilla. Finalmente podré saber quién eres. —
Dijo el emocionado Enok, mientras se acercaba a la chica.
—Detente, no te acerques más. Cómo sabré que no quieres hacerme
daño. —Dijo la chica mientras retrocedía unos cuantos centímetros en la
cama.
—Ya han pasado algunos días desde que te encontré. Te desvaneciste en
los límites del pueblo. Llegaste muy deshidratada y débil, y te he cuidado
desde entonces. ¿Realmente crees que voy a hacerte daño en este punto?
—Conozco a los hombres, sé que son oportunistas, manipuladores, y
peligrosos. ¿Cómo debo confiar en ti?
—No te pido que confíes en mí. No soy un hombre notable, no soy de
sangre real, simplemente soy un leñador que habita en estos límites por pura
necesidad. No he tenido suerte en esta vida, así que, eres libre de pensar lo
que quieras. —Dijo el desinteresado Enok.
Aquella conversación, solo había sido una prueba de Sonya, quería
determinar el tipo de personalidad de este sujeto, y al mostrarle absoluta
indiferencia, supo que era el indicado perfecto para tenerlo como aliado.
Esta tenía una única forma de pagar los favores, y Enok descubrirá, por
primera vez, todos los talentos que tenía esta mujer, la cual, tenía un gusto
enorme por el sexo, y sabía cómo complacer a los hombres.
—Soy Sonya, hija de Mephisto. Y he venido a este mundo simplemente
para cobrar venganza. Deberás guardar mi secreto si quieres sobrevivir,
trabajarás para mí, a mi lado, me ayudarás a ascender al poder, y una vez
que estemos allí, juntos lograremos la dominación. Sé que tu corazón es
oscuro, veo rencor en tu mirada, dime, ¿qué es lo que te perturba?
—Hablas como una demente. ¿Acaso eres una bruja? ¿Porque dices que
eres hija de Mephisto? —Preguntó Enok.
—Soy la única hija sobreviviente del demonio más poderoso que haya
tocado esta tierra jamás. He venido a cobrar venganza, pues nos han
confinado al inframundo durante Años. Ahora, mi padre está apunto de
fallecer. Necesito recuperar el control del reino de Egea. Enamoraré al rey
Ayden, lo conquistaré, cuando sea mío, destruiré su corazón para siempre.
—Dijo la Decidida mujer.
—¿Realmente lo que dices es cierto? ¿Has dicho el nombre del rey
Ayden? Si es absoluta necesidad de venganza, entonces te apoyaré. Hay
algunas deudas pendientes con esa familia.
—¿A qué te refieres? Cuéntame más, Enok. Hijo de Cristian.
—¿Cómo sabes el nombre de mi padre?
—Eso te demuestra que digo la verdad cuando te hablo. —Dijo la chica.
Aquellas palabras, habían sido precisas, Sonya sabía exactamente cómo
dominar a cualquier ser sobre la tierra. Esta, al pensar el nombre de
Cristian, había llegado al punto más sensible de Enok. Éste, no había sido
un leñador toda la vida, había sido hijo de un carpintero, el cual, había sido
parte de un culto de adoración al demonio.
Ellos, en su momento, fueron intervenidos por los ejércitos del rey
Graath, el cual, no fue nada piadoso con ellos. No les dio la oportunidad de
cambiar, no hubo posibilidades de arrepentimiento, simplemente, al saber
que estos eran adoradores del ser oscuro, los había matado a todos en medio
del pueblo, algunos habían sobrevivido, otros habían conseguido escapar, y
tan solo siendo un niño, Enok había conseguido escapar de aquella matanza.
Prometió venganza, mataría con sus propias manos al rey Graath en el
futuro, y esto lo llevó al aislamiento absoluto para convertirse en un
asesino. A pesar de que ante la vista de todos era simplemente un leñador,
utilizaba el hacha como todo un asesino. Era capaz de matar a decenas de
hombres en un tiempo récord, así que, era el hombre indicado para avanzar
hacia el poder, en compañía de Sonya.
Este hombre, le había narrado con lujo de detalles, absolutamente todo
lo que había ocurrido aquel día tan terrible, en el cual había visto su padre
morir decapitado por los ejércitos del rey Graath. Derramó algunas
lágrimas, y Sonya escuchaba con atención todo el dolor que emanaba de
este sujeto.
—Permíteme aliviar tu sufrimiento, acércate a mí y te demostraré que
soy muy confiable. Seré quien limpie todo ese rencor que hay en tu interior
dándote la posibilidad de venganza. Juntos destruiremos a Ayden y a todo el
reino de Egea, elevando nuevamente las llamas del inframundo.
—Tenemos un trato, Sonya. —Dijo Enok, mientras se extendía su mano
para estrechar la mano de la chica.
La hermosa joven, no pudo contenerse, y tomando al hombre del
cabello, lo acercó hacia ella, dándole un beso, mientras su lengua se
internaba casi hasta su garganta. Lo había hechizado, lo había convertido en
su esclavo, no solo sería su súbdito para llevarla hacia el ascenso al poder,
se había convertido en su mente sexual temporal, hasta el momento en que
pudiese finalmente conquistar a Ayden.
Sonya es una demonia lujuriosa, ama al sexo, y cuando no lo tiene,
siente una ansiedad tremenda. Toda esta situación, la había estimulado
enormemente, y Enok era un sujeto muy atractivo. La excita solo con su
aspecto, así que, al sentir sus labios, su cuerpo fuerte abrazándola, la
excitación de Sonya se despertó hasta niveles estratosféricos.
Su vagina quemaba de calor, la humedad era absoluta, destilaba fluidos
desde lo más profundo de su ser, quería ser penetrada por aquel hombre, así
que, le arrebató el pantalón y lo llevó directamente hacia la cama para
cabalgarlo como toda una apasionada. El pene de Enok, se encuentra erecto,
muy duro, y ella, se ha subido sobre él, después de frotar su clítoris con sus
dedos, finalmente dejó que aquel trozo de carne se internara en ella.
Se lo metió completamente hasta el fondo, dejando que la chica soltara
un alarido de dolor y placer, que se vio silenciado por un beso del excitado
hombre. Muerde sus labios, los succionaba con fuerza, las manos recorrían
sus glúteos mientras las caricias no eran nada tiernas. No había
romanticismo, aquello era absoluto el sexo sin control, absolutamente
desenfrenado, con el único objetivo de proveer orgasmos y corridas.
Los movimientos de Sonya son sumamente agresivos, se mueve con
tanta fuerza, que el propio Enok siente que su polla se quebrará en cualquier
momento. Esta, mueve su cadera hacia delante y hacia atrás, mientras su
clítoris se fracciona contra la piel de un fuerte hombre. Lo sujeta del cuello,
mientras éste, la mira directamente a los ojos como si estuviese siendo
dominado por las órdenes internas de esta chica.
Hasta el momento, no cree en realidad que esta sea una hija de
Mephisto, pero a medida que la folla, se da cuenta de que esta mujer no es
humana. Había estado con muchas mujeres en el pasado, había follado a
decenas, pero nunca había tenido a una como Sonya. Esta era
absolutamente insaciable, todo lo que hacía era con el objetivo de
complacerlo a él y a tener el placer propio. Sus uñas se incrustan en el
pecho de leñador, pero este, en lugar de sentir el dolor, siente una profunda
excitación que lo hace estremecer.
Su polla está dura, caliente, los estímulos que genera la pared vaginal de
la chica, lo hacen sentir muy satisfecho. Enok le coloca las manos
directamente sobre las nalgas a Sonya, aprieta con fuerza, le da un par de
nalgadas, está, siente como si esto fuese un combustible, ya que, sus ganas
de moverse con más fuerza se disparan. Sus tetas se sacuden de un lado al
otro, Enok, aprovecha la oportunidad para tomarlas entre sus manos y
acerca los pezones a su boca. Succiona con fuerza, y aquello enloquece
totalmente a Sonya.
—Me encanta como me follas. Sigue así. Penétrame con fuerza, leñador.
—Dijo la chica mientras lo toma de las mejillas y aprieta con fuerza. Habla
tan solo a unos cuantos milímetros de su boca.
Al sentir el cálido aliento de aquella mujer, a este le dio un deseo
tremendo de darle un beso. Ella lo aleja, lo separa de su rostro, lo domina y
trata de adiestrarlo como si se tratara de un corcel salvaje. Este hombre,
trata de tocarla, y ella se quita las manos de él de encima. Hay una especie
de combate, ambos tratan de mantener el dominio, pero Sonya sabe muy
bien que ella es quien puede controlarlo a su voluntad.
A pesar de que Enok es un hombre fuerte, corpulento, con una masa
muscular realmente destacada, ella es quien puede llevar la dirección de
aquel encuentro. Deja que es de la penetre con fuerza, se deja en vestir con
toda la violencia que esté la imprime. Él quiere demostrarle que puede
hacerla acabar, pero ella es quien decide cuándo hacerlo y en qué
condiciones lograrlo.
Finalmente, Enok se había cansado de la misma posición, la había
tomado del cabello para ponerla bocabajo sobre la cama. Sus nalgas están
elevadas, son perfectas, blancas, redondeadas, y éste, se acomoda justo
detrás de ella para tomarla de la cintura y comenzar a embestirla con tanta
fuerza, que el sonido hace eco en toda la casa.
—¿Eso es lo que te gusta? ¿Te gusta que te follen duro, no es cierto?
Pues tómalo, toma todo mi sexo dentro de ti. —Dijo Enok mientras está
apunto de correrse.
—Puedo sentir ya cómo estás por llenarme de tus jugos. ¡Hazlo ahora!
Córrete dentro de mí. —Dijo Sonya.
Aquella chica, se había dirigido a él, viéndolo directamente a los ojos.
Esas esferas verdes, parecían ser un oráculo, una especie de amuleto que
podría cambiar su voluntad, podría aceptar sus decisiones, eran órdenes, y
estas órdenes eran rápidamente obedecidas por encima de todo.
Enok no pudo contenerse más, aunque quiso aguantar un poco para
poder tener un rendimiento más prolongado con aquella mujer y dejarla
impresionada, sus ganas de eyacular para ella, no pudieron contenerse más.
Aquella chica, sintió como toda la leche de aquel hombre, la había llenado
en su interior. Habían pasado varios días desde que Enok había estado con
alguna mujer, por lo que, en su interior había contenido una gran cantidad
de semen.
Aquel fluido blanco y espeso emanaba desde su coño lentamente,
mientras ambos están sumamente complacidos. Sonya había logrado
correrse simultáneamente con él, así que, el contrato finalmente se había
cerrado. Ellos estarían trabajando juntos para llevar a cabo una venganza
que tenía contextos totalmente diferentes para ambos
Pero al final, el desenlace sería el mismo, tenían que derrocar al rey
Ayden, quien no tiene la menor idea de que un demonio poderoso ha
emanado del inframundo para llevar el caos y la destrucción a todo el
planeta.
4

Efesio siempre había actuado como el vidente del reino de Egea, y éste,
en medio de pesadillas o sueños, según el desarrollo de los mismos, tenía la
posibilidad de ver algunos eventos determinantes que podrían afectar el
futuro de la tierra. Hefesio era ciego, utilizaba siempre una túnica blanca y
un bastón para poder palpar el terreno mientras se desplazaba.
Pero a pesar de que sus ojos no podían ver la luz del día o la belleza del
reflejo de la luna sobre el lago, en su interior, podía ver mucho más allá de
lo que un simple humano podía. Sus ojos, habían sido quemados
directamente por Mephisto años atrás, pero este, había conseguido
arrebatarle una porción de su poder al demonio.
Es decir, los poderes de Hefesio, se basaban en la oscuridad, por lo que,
generalmente podía tener visiones acerca de cuáles eran los planes del
propio Mephisto antes de que este los ejecutara. Pero Hefesio era un
hombre viejo, así que, rara vez salía de su cabaña en las montañas. Se había
aislado allí desde la muerte del rey Graath, ya que, la profunda tristeza, lo
había sumido en una depresión, ya que, era uno de sus mejores amigos.
Se había negado a ayudar a su hijo, ya que, sentía que la debilidad de
Ayden los llevaría hacia la catástrofe. Pero a pesar de la poca confianza que
le había proporcionado este viejo vidente al nuevo rey, le debía respeto y
obediencia. Fue bastante extraño recibir la visita de Hefesio una tarde,
cuando ya el sol estaba por ocultarse, un caballo se acercaba lentamente en
el horizonte.
Los soldados, habían identificado al anciano Hefesio, ya que, su larga
cabellera blanca y su barba de unos 60 centímetros, siempre lo hacía
característico desde varios metros de distancia.
—Mi rey, hemos divisado a Hefesio en la distancia. Creo que viene a
verte. ¿Estás dispuesto a recibirlo? —Preguntó el coronel Peatt.
—¡Eso sí es una sorpresa! Debe traer noticias muy importantes. Hefesio
ha decidido no venir nunca más a estas tierras, así que, hay que recibirlo
como se lo merece.
Ayden siempre había sido muy respetuoso, y a pesar de que había
intentado persuadir a Hefesio para que trabajara junto a él como vidente, el
anciano se había negado profundamente, debido a que no confiaba en sus
políticas, no creía en la honestidad de Ayden. Había maldad en el corazón
de Hefesio, de esto no había duda, pero aun así, siempre tendría las puertas
abiertas en aquellas tierras.
Lo que había visto en sus pesadillas, era una gran cantidad de fuego
aflorando hacia la tierra desde lo más profundo del inframundo. Aquella
visión, lo había despertado varias veces en las últimas noches, mientras el
viejo sudaba, se quedaba paralizado en medio del pánico. Al principio,
pensaba que simplemente eran alucinaciones ante la cercanía de su muerte,
Hefesio, tenía 98 años de edad, pero a pesar de esto, aún tenía la fortaleza
de un hombre de 40.
Aquella magia negra y oscura que estaba en su interior, parecía
mantenerlo en pie, le daba la vitalidad necesaria para afrontar diferentes
situaciones peligrosas. Tanto así, que era capaz de tomar un caballo y viajar
hacia las tierras bajas, sin ningún tipo de guía o inconveniente.
—Hefesio, viejo amigo. ¿A qué debo tu visita? Debo decir que me
agrada saber que estás con vida. —Dijo Ayden al recibir al viejo vidente.
—Al principio me imaginé que no me recibirías, Ayden. Pero creo que
sigues siendo igual de noble y comprensivo que siempre. Pero esta vez,
lamento venir con malas noticias, hijo de Graath.
—Lo imaginé... Tu presencia en este lugar no suele ser muy frecuente,
así que, posiblemente hay algo que está ocurriendo que te perturba.
Siéntate, beberás un poco de sidra y te daré alimento, sé que lo necesitas. —
Dijo el rey.
—Debo informarte, no tenemos tiempo, hubo una apertura de la puerta
del inframundo, no sé si aún permanece abierta, no sé si la han abierto hace
mucho tiempo, o quizá aún no haya pasado, pero de lo que sí puedes estar
seguro es de que el mal está por llegar a la tierra.
—Ese siempre fue uno de los temores más grandes de mi padre. ¿Qué
crees que deba hacer?
—Envía tus ejércitos hacia Ukún inmediatamente. Allí, podrás ver las
tierras olvidadas, si realmente ha habido algún movimiento extraño, debes
estar preparado para la peor maldad, Mephisto, nunca duerme.
En un principio, Ayden sintió un poco de duda al imaginar que
posiblemente este anciano estaba desvariando. Su mente, posiblemente
había sufrido algún desgaste, era muy probable que el paso de los años lo
hubiese vuelto paranoico y un poco exagerado. Pero si algo era cierto es
que la mente de Hefesio, portaba un don muy delicado y oscuro, el cual
debía ser tomado en cuenta, para evitar ser tomados por sorpresa.
—Enviar a mis tropas hacia Ukún, sería un suicidio para ellos. Sabes
muy bien que las tropas no pueden circular por esa zona de forma normal.
¿Qué es lo que has visto, Hefesio?
—En mis sueños, veo un vórtice de fuego abrirse, una mujer muy
hermosa atravesándolo. Veo almas gritando, humanos sufriendo, y la
llegada al final de la oscuridad adueñándose de la tierra. Una traición…
Aquellas palabras, habían generado cierto escalofrío en el cuerpo de
Ayden. A veces podía ser un poco escéptico, no podía dejarse llevar por la
pasión de las palabras de un anciano, pero su padre siempre había confiado
en las palabras y advertencias que le generaban su vidente personal. Pero
sus tropas, también eran importantes para él, así que, no quería arriesgarlas.
—Nada me garantiza que mis hombres volverán a salvo. Tan solo el
hecho de tocar esas tierras, es un sinónimo de muerte. Dime, Hefesio, ¿debo
realmente arriesgar mis ejércitos por tu visión?
—Eres inseguro, eso es lo que te diferencia enormemente de tu padre.
Él, a pesar de lo duro que pudo haber sido, lo inestable de su temperamento,
siempre mantuvo a los hombres a salvo después de encerrar a Mephisto.
—Esto no se trata de comparaciones, Hefesio. No es inseguridad, es
simple sentido común. No puedo poner en riesgo a mis tropas simplemente
por una suposición.
—He venido desde muy lejos simplemente para hacerte una advertencia.
¿Crees que si fuese solo una idea o una suposición, habría venido hasta
aquí? Ya estoy viejo, Ayden. Moriré pronto, pero el destino de los hombres
reposa en tus manos, es tu decisión. —Dijo el anciano antes de ponerse de
pie.
—Espera, ¿no comerás o beberás algo?
—No me interesan tus riquezas o tu bonanza. La humanidad se
extinguirá pronto, sigue consumiendo tiempo y tú mismo verás a Mephisto
a los ojos cuando someta a tu pueblo al dolor más extremo. Ahora entiendo
lo que he visto. —Dijo Hefesio antes de salir de la sala.
El anciano caminó hacia su caballo, no necesitaba la ayuda de
absolutamente nadie, aunque algunos soldados trataban de asistirlo. Éste,
subió al animal y se marchó inmediatamente del reino, no estuvo allí más
de un par de horas, y el viaje, era mucho más largo y agotador de lo que
cualquiera pudiese pensar.
Había hecho un último esfuerzo, el anciano ya estaba cansado, no tenía
la energía suficiente como para hacer ese tipo de recorridos, y de hecho,
camino a casa, había sufrido un ataque cardíaco, colapsando totalmente y
cayendo del caballo en medio del bosque.
Su último aliento de energía, lo había utilizado para ir a advertir a Ayden
sobre lo que se avecinaba. Ahora, solo dependía de él para que las cosas se
ejecutarán pronto. Dos días habían pasado desde que Ayden había
escuchado las palabras del anciano vidente, finalmente, había tomado la
decisión de enviar un batallón de 40 hombres directamente hacia Ukún.
Esta tierra, se encontraba realmente alejada de allí, por lo que,
representaba un viaje extenuante y peligroso. Seleccionó a algunos de los
mejores hombres, optó por no dejar sus defensas totalmente descuidadas,
así que, solo confía en sus tropas. El ejército había viajado durante días,
después de tomar las previsiones y verificar que la puerta al infierno estaba
cerrada, era momento de volver sin preocupaciones.
Por todos los pueblos donde habían pasado, las personas comentaban
acerca de la presencia de los ejércitos más poderosos del rey Ayden,
haciendo una revisión extraña y silenciosa de absolutamente todo. Aquellos
rumores, llegaron hasta los oídos de Sonya, la cual, había preparado un plan
para interceptar a las tropas.
Una noche, mientras los ejércitos acampaban en el bosque, Sonya había
gritado fuertemente desde la distancia. Eran los gritos de una mujer
desesperada, pedía ayuda, dos de los soldados del ejército de Egea, habían
escuchado aquellos alaridos y sintieron la necesidad de intervenir.
—¡Por favor, no lo hagas! ¡Déjame ir! ¡Te lo ruego! —Gritó una voz
femenina en la oscuridad.
Aquellos hombres pensaron múltiples teorías, pero ninguna era la
acertada. Quizás se trataba de fantasmas, otros pensaron que quizá era solo
el sonido del viento. Pero solo dos hombres valientes, fueron capaces de
ponerse de pie, tomar sus espadas y caminar en medio de los grupos, para
dar ayuda a una mujer que realmente la necesitaba, según la desesperación
de sus gritos.
—Tenemos órdenes claras de no separarnos. —Dijo uno de los soldados
del ejército.
—Lo siento, no puedo ser indiferente con esta situación. ¡Tengo que ir!
—Dijo el capitán.
Ambos hombres, llevando sus armaduras, cascos y espadas, caminaban
entre los árboles, siguiendo el sonido de los gritos que cada vez escuchaban
más cercanos. No dijeron absolutamente nada, no anunciaron su mirada,
simplemente se guiaban por la intensidad de la voz femenina, la cual
actuaba como una guía para poderlos llevar gradualmente hacia su objetivo.
Al romper unos arbustos, finalmente allí estaba la chica, simplemente
parada allí frente a ellos, mientras absolutamente nada le había pasado.
Ambos quedaron petrificados ante la belleza de la mujer de ojos verdes, la
cual, mostraba su abdomen completamente desnudo, y una vestimenta
cruzada en sus senos, echa del cuero más genuino.
Botas de cuero y una falda larga, complementaban su vestimenta,
mientras ésta, sonreía de una manera cínica, como se viese tenido éxito en
un oscuro plan, y así, había sido.
—Escuchamos gritos, señorita. Qué es lo que ocurre, hay algo en lo que
podamos ayudar. —Dijo uno de los soldados.
—Ya han ayudado, ni siquiera se han dado cuenta. Gracias por venir
señores, buenas noches. —Dijo la mujer antes de cerrar sus ojos.
Aquellos hombres se sintieron muy confundidos ante las palabras de
aquella mujer, pero ninguno de los dos pudo prever lo que estaba por
ocurrir. La cabeza de uno de ellos cayó instantáneamente al suelo, al ser
decapitado por un golpe de un hacha. Automáticamente, su compañero,
quiso reaccionar, pero ante la impresión del ataque inesperado, solo dejó
caer su espada al suelo de una manera torpe.
Esto, dio oportunidad a Enok de atacar directamente a su contrincante, el
cual, perdió un brazo al tratar de contener el golpe. El hacha cortó el
miembro sin problemas, y ante la gran cantidad de sangre que emanaba, el
soldado comenzó gritar. Esto, enfureció enormemente al leñador, quien
golpeó el rostro y lo dejó inconsciente para que muriera devorado por
alguna bestia que olería la sangre muy pronto.
Sonya y su amante, tomaron las armaduras de los soldados, las cuales,
estaban muy bien elaboradas con material resistente de acero. Eran ligeras,
fáciles de trasladar, y sumaban unos cascos que cubrían sus rostros para
protegerlos durante la batalla. Por desgracia, el primer soldado decapitado,
llevaba el casco en su mano, así que, no pudo contener la brutalidad del
asalto llevado a cabo por el fornido leñador.
Tanto la chica como su compañero, utilizaron las armaduras para
infiltrarse en los ejércitos, estos, los llevarían directamente hacia Egea,
guiándolos, ya que, no conocían bien el camino. Cuando se reunieron
nuevamente con las tropas, guardaron silencio en todo momento, sabían que
no enfrentarían ningún peligro, ya que, el peligro eran precisamente ellos.
La chica demoníaca, sabía muy bien cómo utilizar sus talentos, era muy
audaz e inteligente, así que, había logrado infiltrar a Enok en el ejército que
lo llevaría directamente hacia la consolidación de su venganza. Aquellos
dos soldados, habían sido las primeras víctimas de los muchos que estarían
por morir si la joven con su amante, lograban llegar al reino.
Sonya tenía claro sus objetivos, necesitaba llegar hasta el rey Ayden, y
no había una forma de entrar a Egea más segura que hacerlo, que llevando
el uniforme del ejército oficial de Egea. Siendo guiados por las tropas,
viajaron durante días para poder llegar a casa. Cuando cruzaron las grandes
puertas del gran reino de Egea, sintieron un gran alivio, ya que, ya solo era
cuestión de deshacerse de aquellas armaduras y moverse por el pueblo
como se absolutamente nada hubiese pasado.
Necesitaban llegar al centro de aquel lugar, y aunque Egea era enorme,
el gran castillo se ubicaba justo en la mitad de aquellas tierras. Allí, se
encontraba rodeado de un hermoso poblado, donde las personas, se sentían
seguras y felices. Enok haría pasar por un leñador, mientras que, Sonya
bailó en las calles para recibir algunas monedas, algo que era bastante
habitual y común.
Era muy hermosa, así que, recibía una gran cantidad de dinero a diario.
Solo buscaba el momento perfecto para poder encontrarse con Ayden, ya
que, siendo el rey de aquel lugar a unos cuantos metros del castillo, sabía
que tarde o temprano al encontrarse con él, lo cautivaría con su belleza.
Los comentarios acerca de una chica hermosa que bailaba en el pueblo,
cada vez se fueron haciendo más frecuentes. Sonya hacia lo más que podía
para sorprender a aquellos que la observaban. Despampanante, exuberante y
sensual, lograba enamorar a cualquiera, muchos de los soldados que
transcurrían por aquel lugar, trataban de seducirla, haciéndole propuestas
indecorosas, las cuales eran rechazadas instantáneamente por Sonya.
Era una chica extraña, nadie la había visto allí antes, y cuando le
preguntaban acerca de su procedencia, está simplemente contestaba
bailando y observando directamente a los ojos, lo que parecía hacer olvidar
totalmente a sus víctimas acerca de lo que estaban conversando, tan solo
hacía unos segundos atrás.
Aquellas danzas encantadoras, habían enamorado a todos, muchos,
asistieron con mucha frecuencia a la plaza, lugar donde el cuerpo de Sonya
solía moverse al ritmo de la música, ya que, un pequeño niño tocaba para
ella mientras ésta movía su cintura, sus caderas y sus manos, se lanzaba de
un lado al otro, daba saltos, rotaba, tomaba alguno de los presentes a lazar y
los llevaba a involucrarse en su baile, la chica, era toda una experta en el
arte de la seducción.
Los afortunados que podían ser parte de sus bailes, tan solo se dejaban
llevar por los movimientos de la chica, la cual, era absoluta adrenalina pura.
Le encantaba ver como los hombres prácticamente babeaban al observarla,
ya que, todos la desean.
Aquella mañana cuando el rey Ayden caminaba por las calles del centro
de Egea, no imaginó lo que encontraría tras un grupo de personas que se
habían acumulado alrededor de un evento público.
—¿Qué pasa allí? —Pregunto el curioso monarca.
Las personas aplauden y celebran al ritmo de un tambor.
—¡Abran paso! ¡El rey Ayden está aquí! —Exclamó Peatt, uno de los
soldados.
Todos se asombraron y hubo un silencio inmediato. Las personas se
dispersaron y Ayden se encontró con los ojos verdes de la súcubo más
excitante y atractiva que había llegado especialmente para conquistarlo.
5

Al ser testigo de la belleza de Sonya, se había quedado completamente


petrificado. Sus ojos, jamás habían visto una belleza similar, era exótica y
profunda. Esporádicamente, le dedicaba una mirada directa a los ojos del
rey, el cual, se sentía visto hasta lo más profundo de su alma.
Encontrarse con la mirada de aquellos ojos verdes, era una experiencia
completamente nueva, y cada vez que se topaba con aquella mirada de
súcubo, una descarga de corriente viajaba por su pecho y generaba una
sensación muy agradable en su columna vertebral.
Por primera vez, se había quedado totalmente petrificado, no tenía la
menor idea de cómo reaccionar ante los estímulos tan extraños que lo
atraviesan como una. El rey Ayden, trata de avanzar, se abre espacio entre la
muchedumbre, los cuales, se ven impactados al ver la manera en que el rey
mira a la chica.
Ella, al quedarse un poco intimidada ante la mirada del monarca, no
sabía qué hacer, quizá, debería hacer una reverencia, posiblemente, saludar
al rey, ya que, era la primera vez que se veían.
Ayden, supo instantáneamente que aquella chica no era del reino,
tampoco la había visto en el pasado, y si lo hubiese hecho, recordaría
perfectamente aquellas facciones que lo habían hechizado y trasladado a un
estado mental completamente irregular. Su cuerpo actúa de una manera
distinta, está agitado, su corazón late con fuerza, y hay sudoración en sus
manos.
—¿Por qué te detienes? Continúa bailando, lo haces muy bien. —Dice
Ayden, tratando de romper el hielo y la tensión tan extrema que había en
todo el lugar.
El niño que acompañaba a Sonya, un jovencito de apenas 10 años de
edad, continuó golpeando el cuero del tambor, mientras conducía, golpeaba
unas pequeñas campanas que generaban sonoridad muy agradable. Esto,
había aliviado la tensión, todos imaginaron que el rey se había molestado
por un acto como este, pero la chica, se ganó rápidamente la alegría de
todos una vez más.
Era imposible ver a Sonya bailando y que no se dibujara una sonrisa en
su rostro, era una experiencia muy agradable, ya que, exponía una gracia
tremenda. Sus manos se mueven de manera circular, levanta sus brazos
sobre su cabeza, gira, da la vuelta y se encuentra nuevamente con la mirada
de Ayden, el cual, ha comenzado golpear el suelo con sus pies siguiendo el
ritmo del tambor. La súcubo parecía estar dedicándole el baile
especialmente al rey, ya que, en todo momento lo veía directamente a los
ojos.
Ayden parecía estar bajo el efecto de una serpiente, de la misma manera
en que este reptil se comporta ante sus presas. Se mueve de manera
atractiva, cautivando con sus movimientos peligrosos, para finalmente
acercarse y dar una mordida mortal que inserta un veneno en su torrente
sanguíneo.
Ayden, sabía que estaba perdido, el veneno, ya estaba corriendo con su
cuerpo; una profunda atracción por esta chica, un deseo sexual
desenfrenado que no podía controlar con absolutamente nada.
Mientras Sonya baila frente a todos, la alegría es notable, algunos siguen
el ritmo con las palmas, otros, simplemente golpean el suelo con sus pies.
Todo el festejo no tiene ningún sentido, se trata simplemente de una
hermosa chica muy agradable y con un carisma incomparable, que nunca
había sido vista en Egea.
Cuando la chica, señaló directamente a Ayden, estaba estirando su brazo
para ofrecerle su mano, lo estaba invitando a bailar enfrente de todos,
Ayden, que no estaba acostumbrado a este tipo de espectáculos, se sintió un
poco intimidado ante el gesto de la hermosa mujer.
Pero rechazarla, sería una actitud absurda, ya que, lo único que quería,
era tocarla, estar cerca de ella, percibir su olor, y aunque sabía que era una
plebeya de las calles, moría por poner sus labios sobre su piel. Cuando se
tocaron, Ayden sintió como toda la electricidad corrió por su cuerpo y hubo
una química instantánea muy fuerte, se compenetraron en el momento.
Como si se tratara de un virus recurriendo todo su organismo, las ganas
de bailar se multiplicaron.
El rey comenzó avanzar al ritmo de la música, siguiendo los pasos de la
chica mientras todo se veían asombrados ante el cambio drástico de actitud
del rey. Aunque Ayden era un hombre tranquilo, bondadoso y alegre, muy
pocas veces se le veía interactuando con otras personas, mantenía la
distancia y no se involucraba, pero esto era diferente, aquella chica, había
cambiado por completo la percepción que tenían los aldeanos sobre su rey.
La chica, levantaba su brazo para que el rey pasará debajo de él, él hacía
lo mismo, daban vueltas y se abrazaron, dando un espectáculo que terminó
finalmente en un aplauso. Está muy acelerado, agitado, siente algo nuevo en
su pecho, su corazón no late de la misma manera, y está tan emocionado
como nunca antes.
Había estado con muchas mujeres, en ocasiones, ordenaba que llevaran
dos y tres chicas a la vez, directamente hacia el castillo de forma
clandestina y secreta. Se les cubría el rostro para no mostrar hacia dónde
iban, y al ingresar a la habitación del rey, este generalmente tapaba su rostro
con una máscara de metal plateado. No quería que todos hablaran de sus
actividades sexuales, no quería transmitir una imagen de aberración sexual,
lo último que necesitaba era un escándalo.
A puertas cerradas, el rey era un adicto al sexo, un amante espectacular,
entregado única y exclusivamente a proponer sexo y placer a las chicas
aleatorias, que eran llevadas directamente al castillo por sus hombres de
confianza. Pero, a pesar de que había follado a decenas de mujeres de todas
las características físicas, nunca había visto a una mujer tan bella como
Sonya.
No parecía ser de este planeta, era muy hermosa, pero no era una belleza
delicada, era algo maligno, exótico, raro, y esto despertaba aún más la
atención. Era algo que quería tener, ya que, difería de todo lo que había
tenido antes.
Sí, Ayden, desde alguna perspectiva era un rey caprichoso,
acostumbrado a los lujos, las comodidades y a tener lo que otros no tenían,
así lo había cambiado su padre, y así había continuado haciendo, a pesar de
que transmite una personalidad completamente humildes.
Tras terminar el baile, había sudor en la frentes de ambos, el sol estaba
más ardiente que nunca y había calentado sus cuerpos a un punto donde
básicamente era inevitable contener la sudoración y la transpiración.
—Ha sido un placer bailar contigo. ¿Puedo saber tu nombre?
—Soy Sonya. Es un placer para mí haber compartido un baile con usted,
mi rey.
—Puedes decirme Ayden. ¿No eres de estas tierras, como has entrado?
¿Cuándo has llegado?
Sonya, ante la presencia de tantas personas, se sintió intimidada y no
estaba preparada para mentir. Eligió, utilizar la improvisación para poder
salir de aquella situación que podría comprometerla. Era ilegal entrar al
centro de la ciudad sin autorización, pero esta chica había logrado entrar de
la manera menos común.
—Soy una chica del mundo, viajo como el viento, la brisa me lleva al
lugar que ella dice, y así he llegado hasta aquí, para alegrarlos a todos con
mis bailes, es mi talento de tiempo a diario, bailo en este lugar para recibir
un poco de monedas. Espero que no sea una molestia para usted, mi rey.
Perdón, Ayden.
—Puedes seguir haciéndolo, me encanta el hecho de que le des alegría a
mi pueblo. Ha sido un placer conocerte, Sonya. Nos veremos pronto.
El rey, hizo una reverencia, besando delicadamente la mano de Sonya.
La seguridad con la que le había dicho que volverían a verse, le había
demostrado a la chica que su plan había tenido éxito. Todo había sido muy
natural, no había tenido que forzarlo, el rey, había llegado solo directamente
hacia su trampa. Ella sabía que tarde temprano los rumores comenzarían a
correr, así que, solo era cuestión de tiempo para enamorarlo.
La vida de la joven era el baile y el sexo, había escogido uno de estos
talentos destacados para demostrar que podía conquistar el corazón del rey.
Habían pasado más de tres días desde el momento en que había sabido de
él, y había comenzado a preocuparse ante la posibilidad que este hubiese
perdido el interés que había depositado sobre ella. Enok, el leñador que
acompañaba a Sonya a todas partes, había comenzado presionarla, ya que,
deberían incrementar la velocidad con que actuarían.
El objetivo era asesinar o quitar del medio a Ayden, pero esta, si estaba
dando a la tarea de seducirlo, conquistarlo, y esto podría tomar más tiempo
del que habían planeado.
—Las cosas están tardando demasiado, Sonya. Hasta cuándo pretendes
que estemos en este lugar. Quiero irme de aquí. —Dijo Enok.
—Tranquilo, querido. Estaremos bien. Sé que Ayden ha mordido el
anzuelo y tarde o temprano vendrá a mí. Solo debes ser paciente. —Dijo la
chica antes de acariciar el pecho de Enok.
Era una forma bastante frecuente que utilizaba esta mujer para frenar la
silla del leñador. Era violento, impaciente, pero ella utilizaba el sexo y la
estimulación para tratar de calmar sus ansias. Después de una buena sesión
de sexo oral, este sujeto quedaba muy relajado, lo último que quería era
iniciar una confrontación.
Después de algunos días, Sonya se encontraba en la misma plaza
revisando el baile habitual en compañía de aquel niño, antes de que ella
llegara ya estaba allí tocando para las personas pero nunca le habían
prestado la suficiente atención. Ambos se quedaban, repartían el dinero a
mitad, así que, era un negocio que estaba funcionando para ambos. Pero
unos soldados del rey, interrumpieron ese día a la chica, la tomaron de los
brazos, y en medio de golpes e intentos por escapar, Sonya había sido
llevada ante el rey.
Había sido una forma brutal de actuar, pero no querían que las cosas se
malinterpretaran en las calles. La forma en que habían llevado la bailarina,
había despertado las alarmas de todos, Los soldados habían asegurado que
esta chica había sido acusada de ladrona.
Todo había sido fingido para que las personas se confundieran, ya que,
de lo contrario comenzarían a hablar más de la cuenta. Cuando Sonya llegó
ante Ayden, entendió todo perfectamente.
—Lamento que mis hombres te hayan tratado de esa manera. No
encontré una manera más natural de traerte aquí mismo. No sabía dónde
buscarte, no tenía la menor idea dónde encontrarte. Te pido disculpas y
pago el Daño con estas monedas de oro. —Dijo Ayden mientras colocaba
una pequeña bolsa con ocho monedas doradas.
Eso era un precio muy elevado para un hecho que no había generado
consecuencias mayores. Pero el rey Ayden, tenía planes mucho más claros
para la chica. Después de haberse disculpado con ella y dar algunas
explicaciones, finalmente la atención se había eliminado. Sonya le había
indicado que no era importante, y que solo haya sido un susto. Ayden tenía
una propuesta mucho más interesante, algo ante lo que, la celebración en el
interior de Sonya fue total.
—Quiero que bailes para mí. De forma exclusiva, a solas, especialmente
para mí. ¿Eso sería posible?
—Creo que no podría negarme a una oferta como esta, mucho menos si
eres el rey. Pero podría hacerlo con la única condición de que por favor, le
asignes un trabajo a Enok, mi medio hermano, es muy fuerte, y podría ser
una buena adición para tu ejércitos.
Ayden no tenía nada que pensar, estaba cegado por la belleza de la chica,
y cualquier cosa que esta sugiriera, posiblemente aceptaría. Estaba bajo los
efectos del encanto de un súcubo, un ser únicamente creado para encantar a
los hombres.
Ayden no tenía la menor idea de lo que estaba haciendo esta chica con su
mente, lo único que quería, era estar cerca de ella, tenerla cada día a su
disposición. Quería follarla, de eso no había duda, pero sabía que había un
proceso que necesitaba seguir para llegar hasta este punto.
Ambos habían establecido sus acuerdos y mientras ella aceptaba la
condición de bailar para él a diario, Ayden había aceptado la idea de que
Enok se integrara a las filas de sus tropas. No lo conocía, pero solo pasaría
un día para encontrarse frente a frente con el hombre que le había jurado
muerte sin que esté supiera. Enok tuvo que hacer un enorme esfuerzo para
no sacar su hacha y decapitar directamente al rey, ya que, lo odiaba, sentía
que en esa sangre corría la misma sangre que había asesinado a su familia.
Tenían que tener paciencia, y ambos habían sido hospedados en el
castillo. Eran los invitados especiales de Ayden, quería tener a Sonya
contenta, cerca, feliz y segura, pero esto, podría convertirse en un peligro
tremendo para el propio rey.
6

La primera fase del plan finalmente ya se había concretado, Enok y


Sonya, ya estaban dentro del castillo, y esta era una de las fases más
difíciles de lograr en todo el plan malévolo que habían planeado.
Quizá, si Sonya hubiese llegado a la tierra con todos los poderes que
tenía en el inframundo, no hubiese tenido que emplear todas estas trampas
para poder ascender. Pero hasta el momento, había utilizado todos los
recursos que habían estado a su disposición para poder llegar de la manera
más inteligente posible.
Le había demostrado a Enok, que todo podría lograrse con constancia,
ella, había trazado una estrategia perfecta, y había dado resultados tal como
ella lo había planeado. No se trataba de ser lento o rápido, se trataba de ser
preciso, y ella había logrado meterse en la mente de Ayden, algo que había
sido totalmente planificado y calculado.
—Lamento haber subestimado tus planes. Imaginé que nada de esto
funcionaría, pero me has demostrado que eres realmente la hija del ser más
peligroso del universo. —Dijo Enok mientras besa a la chica una noche
antes de dormir.
—Quédate a mi lado esta noche, y celebremos el éxito de nuestro plan.
Te extraño... —Dijo Sonya, incitando a Enok a quedarse junto a ella.
La adrenalina que esto le disparaba, resultaba muy atractiva,
estimulante, así que, aquel sujeto no dudó en prestarse para el plan de la
demonia. Pasaron la noche juntos, y habían dormido en la misma cama,
habían tenido sexo salvaje y muy apasionado en el mismo edificio donde
habitaba quien les había dado hospedaje. Este comportamiento de Sonya,
resultaba muy ardiente para Enok, quien también estaba perdidamente
enamorado de ella.
Pero mientras tenía comportamientos totalmente desleales con Ayden,
este le regalaba ropas, joyas y la invitaba a cenar, le permitía compartir la
mesa a la hora de la comida. Ella, exigía una humildad que no tenía y
trataba de no aceptar los regalos proporcionados por el rey, pero finalmente,
después de la insistencia que imprimía el monarca, ella finalmente se lo
doblega ante sus regalos.
Los vestidos más lujosos, elaborados por sastres de primera, joyas
elaboradas a mano, eran regaladas a la afortunada chica, la cual, entendía
finalmente que Ayden había perdido la cabeza por ella. Todos lo sabían,
nadie había accedido a las ventajas que Sonya había obtenido por parte de
Ayden. El rey había perdido por completo la razón por ella, y era
comprensible, su belleza lo había cautivado, enamorándolo hasta los
huesos.
Pero el propio Ayden trataba de negarse ante esta condición, ya que, no
quería aceptar el hecho de que realmente había quedado atrapado en los
encantos de una hermosa mujer, que recién había conocido. No se contenía,
le regalaba todas las joyas que podía, la llevaba a pasear a caballo por todo
el reino, mientras Enok, se moría de los celos al ver que su amada era
cautivada por el rey.
Esta, se encargaba de asegurarle que ella no tenía ningún interés por él,
pero aunque le juraba a Enok que no sentía nada ni la más mínima atracción
por el rey, no podía negar que era un hombre muy atractivo.
Era imponente, amable, tierno, y aquel nivel de cariño y amor con el que
acariciaba a la chica periódicamente, no era transmitido por absolutamente
nadie. El propio Enok, no era capaz de hacerle sentir lo que las manos del
rey podían proporcionarle.
Sentía ternura y amor, y esto, era nuevo para la chica.
Su propio padre se lo había advertido, le había dicho que no se dejara
dominar por los sentimientos y estímulos que podrían generar los humanos,
ya que, esto podría debilitarla. Pero no había forma de que pudiese
controlar algo como esto, ya que, Sonya estaba cayendo lentamente en las
estrategias de seducción que también eran utilizadas por el rey Ayden. Éste
era un experto, siempre había sabido como tener a la mujer que quería, y
ella se había convertido en su principal objetivo.
Cuando vio que Sonya finalmente estaba cediendo ante los regalos y
obsequios que le proporcionaba, supo que tarde o temprano caería. Era una
manera de comprar su voluntad, así había aprendido a actuar el rey,
mientras obtuviese un poco de resultados, todo iría bien. Los días habían
transcurrido, y la calma de Enok se debía a los constantes estímulos que
recibía por parte de la hija de Mephisto.
Éste, le había dedicado absoluta atención a la joven, la cual, se entregaba
a él, dándole todo el placer necesario para que este mantuviese el silencio y
la tranquilidad. Si permitía que Enok se desestabilizara, arruinaría por
completo el plan.
Necesitaba acceder al poder, casarse con Ayden y ascender al trono. Pero
una noche, Ayden había perdido por completo el control. Perdió la
paciencia, ya que, supo perfectamente que tenía que dejar salir todos los
sentimientos que afloraban de su pecho.
Lo único que necesitaba era revelarle su amor absoluto a Sonya, que esta
escuchara sus propias palabras, que había un sentimiento increíble
aflorando su corazón, y ella no tenía que hacer absolutamente nada para
esto, simplemente debía estar al tanto. Ayden, acumuló todo el valor
necesario para finalmente dirigirse hacia la habitación de Sonya. No había
sido fácil, ya que, nadie está preparado para un rechazo.
Aunque estaba casi seguro de que tendría éxito, siempre existía esa
posibilidad de que esta no correspondiera sus sentimientos. No quería
quedar ridiculizado, pero ya estaba harto de tener que silenciarse asimismo.
Ayden caminó directamente por el corredor, hacia el final del pasillo. Allí,
quedaba la habitación donde Sonya dormía, estaba decidido, le contaría
todo acerca de sus sentimientos y de la forma en que se había sentido, desde
la primera vez en que la había visto.
Pero las cosas no resultaron como Ayden las había planeado, ya que, al
acercarse a la habitación, escuchó ruidos extraños que no eran precisamente
los que se generaban en la habitación de una mujer sola.
Había gemidos, jadeos, golpes de la cama golpeando contra la pared.
Ayden supo inmediata mente que Sonya no estaba sola, y aunque la familia
lo invadió, necesitaba saber con quién estaba. Si era uno de los soldados
que se había atrevido a tratar de conquistarla, el mismo se encargaría de
quitarlo de en medio.
Pero cuando se acercó a la puerta, y la abrió lentamente para que sus
ojos pudiesen ver lo que ocurría allí dentro, quedó completamente
estupefacto al saber que aquel hombre que estaba en el interior de la
habitación era Enok.
Se suponía que era su medio hermano y ese tipo de cosas no ocurrían
entre medios hermanos. La furia, casi hace cometer una locura a Ayden,
pero este, se contuvo, respiró profundo y cerró la puerta. Nunca antes había
experimentado unos niveles de confusión tan profundos.
Lo único que quería, era entrar, tomar a Enok, y degollarlo frente a ella.
Ella lo había traicionado, Sonya le había mentido, y Ayden no era un rey en
vano, debía hacer cumplir su voluntad, castigar al traidor, demostrar que él
era la máxima autoridad, no podían burlarse de él.
Quiso caminar a su habitación, pero estaba congelado ante la furia tan
brutal que lo recorre. Es una ira descomunal que desconoce, nunca antes se
había sentido de esa manera, y sabe que es imposible que entre Sonya y
Enok exista una relación que no sea más que de amantes.
El hecho de que le hubiese mentido, era mucho más doloroso que
simplemente descubrir que ella le correspondía a otro hombre. No había
sentido celos por el hecho de que estuviesen follándola en el propio lugar
que él mismo había asignado para Sonya, lo que realmente lo hacía sentir
devastado ir a la mentira. Ayden, camina por el corredor, avanza ni
retrocede, está lleno de una ansiedad tremenda. Pero en lugar de hacer una
tontería, había decidido ir directamente a su habitación a tratar de calmarse.
Bajaría la intensidad de su furia, necesitaba respirar profundamente,
meditar qué era lo que estaba pasando, y quizás, aclarar sus ideas, ya que,
simplemente había malinterpretado lo que estaba pasando allí.
Pero era absurdo engañarse, Ayden sabía perfectamente cuando un
hombre y una mujer estaban en el medio de un acto amatorio, así que, está
tan devastado, que lo único en que piensa y sin quitarle la vida a ambos. Y
en medio de su desesperación, Ayden se había ido de forma desapercibida.
Había tropezado uno de los escudos que adornaba de manera orgullosa
la pared. Este escudo, pertenecía a su familia, era la primera de las
versiones de los escudos que habían sido utilizados en el pasado. El ruido,
había alertado a Sonya y a Enok, quienes saben que los han descubierto,
casi nadie transita por aquel lugar, así que, quien fuese que hubiese pasado
por allí, tenía que haberlos escuchado.
Sonya estaba completamente segura de que Ayden jamás salía de su
habitación, y por esto, se arriesgaba generalmente a tener encuentros con
Enok en su propia habitación. Pero ahora se había dado cuenta de que había
cometido un error y el plan debía cambiar drásticamente. Habían quedado
al descubierto, así que, después de hacer que Enok se fuera a su habitación,
la chica necesitaba meditar acerca de cuál sería el paso a dar para poder
quedar en el lugar de la ventaja.
Quizá, debía traicionar a Enok, posiblemente, tendría que doblegarse
ante el rey Ayden, pero lo cierto es que algo debía hacer, no podía quedarse
esperando a ser confrontada por Ayden, así que, había intentado sacar un
poco de ventaja de toda esta situación.
La chica, golpeó un poco su rostro con sus propias uñas, y acto seguido,
fue directamente hacia la habitación de Ayden, habían pasado dos horas
después del evento, y aún este hombre se encontraba sumamente alterado.
Estaba tendido en su cama, observando el techo, mientras mueve sus
pies de forma nerviosa, sus manos, estaban juntas, sus dedos entrelazados
mientras nos mueve aleatoriamente, tratando de analizar lo que estaba
ocurriendo.
En su estómago, hay una sensación de vacío muy profunda, una rabia
que recorre todo su torrente sanguíneo, su sangre hierve, sus dientes, crujen
ante la furia, pero el ruido de la puerta, interrumpe su trance.
—Ayden, sé que estás despierto. Por favor, abre la puerta, necesito
hablar contigo. —Dijo Sonya.
Lo último que imaginaba Ayden en ese momento, es que la chica
apareciera repentinamente en su puerta. Desde el momento en que había
comenzado a vivir allí, jamás se habían encontrado durante la noche. Era un
hombre respetuoso, este, había asumido que no sería adecuado exponer a la
chica como su amante, a pesar de que tenía muchas ganas de que así fuera.
—Qué estás haciendo despierta a estas horas, Sonya. Vuelve a la cama,
conversaremos en la mañana. —Dijo el rey
El monarca, moría de ganas por estar con ella, abrir la puerta, tenerle
entre sus brazos, escuchar su versión de los hechos, hasta el momento, él no
sabía que ella sabía que los habían descubierto, imaginó, que simplemente
había llegado con la intención de solicitarle algún favor, o hacerle alguna
sugerencia.
—No me iré a mi habitación hasta que abras la puerta. Por favor, tengo
algo muy importante que decirte. —Dijo Sonya.
—Dame un segundo, abriré en un momento. —Dijo Ayden mientras
trataba de ganar algo de tiempo.
Abrió la puerta en ese momento, la furia lo traicionaría, posiblemente,
dejaría que toda su rabia figurara de manera instantánea, y las cosas no
terminarían bien. Tenía que seguir siendo el rey comprensivo, pasivo y
bondadoso, y mostrarle una imagen completamente diferente a la chica. No
podía demostrar que estaba molesto, así que, respiró profundamente, se
relajó y abrió la puerta.
—¿A que debo la agradable presencia de la bailarina más exótica de
todo el reino? Preguntó Ayden con una sonrisa en su rostro, tan falsa como
el agua púrpura.
—Algo horrible ha pasado. Por favor, déjame entrar a tu habitación. —
Dijo Sonya.
Ayden, pudo ver en su rostro unas marcas de algunos golpes, y esto, hizo
que su sonrisa se borrara instantáneamente. Todo el escenario había
cambiado de forma repentina para ambos, ya que, ella pudo ver que Ayden
estaba sonriente, y esto no podía ser posible, él, por su parte, vio los golpes
en la cara de la chica y supo que las cosas no iban bien. Sonya, entró
directamente a la habitación y se sentó en la cama, al colocar su cuerpo
sobre la suave superficie, comenzó a llorar descontroladamente.
—¿Qué te ocurre, porque lloras? Cuéntame ahora mismo qué es lo que
ha pasado, ¿por qué tienes marcas en tu rostro?
—Soy una imbécil. Siempre confía en él, y me traicionó. Algo horrible
me ha hecho Enok. Pero me da vergüenza contártelo, Ayden.
—Dime ahora mismo, ¿qué es lo que ha hecho ese cerdo?
—Es un salvaje, ha decidido ir a mi habitación para darme las buenas
noches, pero cuando me descuidé, me llevó directamente hacia la cama, y
abusó de mí. Ayden, Enok me ha robado la virginidad, me ha violado. —
Dijo Sonya.
De nuevo la furia comenzó a viajar por todo el cuerpo del rey, quien
generalmente, no experimentaba estas sensaciones. Siempre había tratado
de mantenerse tranquilo, sereno, pero desde el momento en que había
comenzado a interactuar con Sonya, una gran cantidad de emociones
completamente nuevas habían llegado a su cuerpo.
—Si lo que dices es cierto, mandaré ahora mismo a por él y ordenaré
que lo asesinen.
—¡No, no lo hagas! Él debe saber que yo lo he traicionado. Quizá, ha
sido un momento de locura, pero necesitaba hablar con alguien, alguien
tenía que escucharme y no hay nadie más en este mundo que tenga mi
confianza que tú.
Esto, enterneció inmediatamente a Ayden, quien recibió en sus brazos a
la chica. La abrazó, la protegió, la hizo sentir segura, pero
instantáneamente, la furia volvió a su cuerpo. Un hombre que siempre había
estado acostumbrado a actuar de manera bondadosa y tranquila, ahora
estaba poblado de un rencor tremendo.
Ayden había actuado de manera respetuosa con la chica, había tratado de
mantener la distancia, la había cuidado, pero mientras él, se comportaba
como un bondadoso chico, alguien más había aprovechado de la inocencia
de la bailarina.
Tenerla allí abrazada, representaba algo mucho más importante para
Ayden, de lo que ella imaginaba. Éste era precisamente el momento con el
cual había soñado muchas veces en el pasado. Había fantaseado una gran
cantidad de veces con estar cerca de ella, inhalar sus cabellos, sentir su piel,
su calor, pero esta, inspiraba tanto respeto, que nunca había tenido el valor
de acercarse a ella.
Estaban juntos en una habitación, con una cama a su disposición, en
medio de la noche, pero Ayden sabía perfectamente que no era el momento
adecuado, no estaban ni cerca de que esto pudiese convertirse en una
ocasión especial, en la cual pudiesen acercarse.
Sonya estaba muy nerviosa y afectada, y Ayden estaba totalmente
invadido por la rabia y la furia. Dejó que las cosas se calmaran, pasaron un
par de horas juntos, y ella lloraba desconsoladamente.
Sonya era una maestra de la actuación, había proyectado esa
desesperación que cualquier mujer ante una situación como esta hubiese
experimentado. Temblaba, lloraba, jadeaba, respiraba de forma agitada, y
había logrado convencer a Ayden, que había afrontado uno de los episodios
más traumáticos que cualquier mujer hubiese afrontado jamás.
7

De manera inesperada, un grupo de soldados, habían sido enviados


directamente hacia la habitación de Enok, el cual, se encontraba durmiendo
un par de días después. Ayden, había preferido dejar que todo se calmara,
asumir que absolutamente nadie había escuchado lo que había ocurrido en
aquella habitación.
Había dejado que Enok bajara la guardia, que estuviese desprevenido,
que asumiera que había sido una victoria de su intención de imponerse ante
una chica inocente. Esta estrategia, había servido perfectamente, ya que,
Enok había estado a la defensiva desde esa noche en la que había dormido
en la habitación de Ayden. Esto, lo había llevado a estar muy atento a
cualquier comentario, ya que, cualquiera pudo haber sido el que había
escuchado lo que allí ha ocurrido.
Pero ante la tranquilidad de todo el ambiente y el entorno, Enok sintió
que nada había pasado, posiblemente, había sido un ruido a las afueras del
castillo y Sonya se había asustado creyendo que había sido en el interior.
Esta tranquilidad, lo llevó a estar totalmente desprevenido, aquella
noche, seis guardias entraron directamente a la habitación de forma brutal,
tomándolo cada uno por una de las extremidades, llevándolo hacia los
calabozos.
Este lugar, estaba destinado para las torturas, castigos de los presos, los
cuales, casi nunca eran llevados aquí, debido a la piedad que tenía Ayden.
Este lugar, sería utilizado para los criminales, o aquellos que eran
castigados en medio de acciones poco morales, para el trabajo duro. Esta
situación, dejó totalmente confundido a Enok, el cual, gritaba de forma
descontrolada para que lo liberaran.
Todo el camino, fue golpeado, lo trataron como un animal, así que, no
había oportunidad de salir de esta situación. Lo último que había imaginado
Enok era que la propia Sonya lo había traicionado.
Éste, había confiado plenamente en ella, le había dado total acceso a
toda su credibilidad, habían tenido una relación carnal muy cercana, pero
ahora, solo era un accesorio, para poder quitarse de encima un problema
que él mismo con su apetito sexual había generado. Cuando llegaron a los
calabozos, Enok había sido lanzado al suelo totalmente libre.
No lo habían amarrado, no hubo cadenas ni sogas que lo mantuvieran
inmóvil. Allí, se encontraba el rey Ayden, el cual, esperaba a oscuras la
llegada de su víctima. Todos los soldados rodeaban a Enok, en caso de que
este se pusiera violento. Pero él, en lugar de tratar de pelear lo único que
necesitaba era obtener respuestas, pero moriría y no las obtendría.
—Podías hacerlo con cualquiera, quizá, nunca te hubiesen descubierto,
Enok tu historias y tus cochinadas, no serán permitidas en mis dominios. —
Dijo Ayden.
—¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué me has traído aquí?
En ese momento, Enok recibió un golpe inmediato en el rostro. Peatt
intervino inmediatamente.
—Dirígete a él como tú rey, eres una escoria, un parásito. ¡Ten respeto
con nuestro rey!
Enok, escupió una gran cantidad de sangre de su boca.
Automáticamente, se dibuja una sonrisa en su rostro. Sabía que algo no
estaba bien, posiblemente, Sonya lo había traicionado. Pero este, antes de
que pudiese revelarle la verdad al rey, recibió un ataque inesperado,
cegando su vida instantáneamente.
—Crees que lo sabes todo, pero Sonya no es quién tú…
Las palabras de Enok se vieron interrumpidas por la entrada del filo de
una espada de acero en su corazón.
—No te atrevas a usar su nombre una vez más… —Dijo Ayden.
Ayden, no tuvo piedad, se dejó llevar por la adrenalina y la ira de ese
momento. Sabía perfectamente que no podía darle una oportunidad a Enok
de tratar de intoxicarlo con sus mentiras. Lo que había hecho era
sumamente grave, le había quitado la virginidad a una mujer inocente en
medio de la noche. Y esto no podía perdonarse.
Tenía que ser castigado con la muerte, no había otra forma de demostrar
quién era la autoridad. Aquella sensación de poder, había contaminado
totalmente a Ayden, quien aún tiene la espada insertada en la carne de su
víctima. Enok ha muerto, no pudo dar su versión de los acontecimientos, y
al extraer la espada, esta gotea constantemente con la sangre del ya
fallecido violador.
El leñador había llegado a estas tierras con la única intención de cobrar
venganza, pero lo único que había obtenido era una muerte inesperada, que
había sido generada por la traición de Sonya. Ayden, aún siente la
adrenalina corriendo por su cuerpo, nunca había matado a nadie en unas
condiciones como estas. Jamás, ha utilizado su ventaja para tratar de hacer
caer el puño de su odio sobre sus víctimas.
Desde su perspectiva, simplemente equilibra la balanza, había asesinado
a un enfermo, un degenerado que violaba mujeres de forma injusta,
utilizando su fuerza y su corpulencia. Quizá, la propia Sonya, había tratado
de luchar contra él, pero este, utilizando sus músculos, su estatura y su peso,
había logrado limitarla. Ayden, ante esta situación, dejó caer la espada al
suelo, el metal, hizo eco en todos las paredes de los calabozos, la excitación
que corre por su cuerpo, lo hace tomar una medida incontenible.
Abandonó a sus hombres en aquel lugar, ya el trabajo estaba terminado,
no tenía nada que hacer allí, no había más nada de qué hablar o ningún tema
que abordar. Lo único que necesita hacer y serenar toda esa excitación que
corre por su cuerpo. Asesinar a un hombre de una manera tan fría, había
hecho que Ayden se excitara más de la cuenta, así que, la única persona con
la que puede drenar toda esa excitación es con Sonya.
Y fue directamente a la habitación, esta, se encontraba ya lista para
dormir, pero cuando abrió la puerta al escuchar como ésta había sido
golpeada un par de veces, encontrar a Ayden allí frente a su puerta, la dejó
completamente estupefacta.
Le preguntó qué hacía allí, este, no contestó, no había palabras
necesarias en una interacción como está, él solo tenía una única intención,
llevarla a la cama para despojarla de las vestiduras que llevaba puesta.
Sonya no podía negar que esto era lo que había querido, necesitaba el
sexo que podía proporcionarle el rey, se veía que era un hombre apasionado,
pero a la vez gentil. Estaba acostumbrada a que los hombres la follaran de
una manera salvaje y agresiva, pero ella, en su interior, necesitaba un poco
de cariño, algo de ternura, y sabía que Ayden era el tipo de hombre que
podría generarle este tipo de atenciones. La llevó a la cama, dejó que ésta
cayera sobre la suavidad de la superficie, separó sus piernas y se ubicó en el
medio de las mismas.
Su pene ya estaba lo suficientemente duro como para penetrarla, pero no
se había deshecho de sus ropas todavía. Quizá, era necesario darle algo de
explicaciones a Sonya de lo que estaba pasando, la había tomado por
sorpresa, había llegado hasta allí sin decir una sola palabra, y la había
besado apasionadamente, mientras le apartaba los cabellos de su rostro. La
chica, se mostraba relajada, sonriente, alegre, así que, desde ninguna
perspectiva, esto parecía ser un asalto sexual.
Quería borrar de la mente de la chica lo que fuese que hubiese ocurrido,
aquella noche tan nefasta en la que Enok la había violado. Claro, todo esto
era una farsa, era mentira, era un engaño que había montado Sonya para
tratar de manipular al rey, pero éste no lo sabía, quería tratarla como una
dama, hacerle sentir querida, importante y sutil.
En medio de los besos, muchas caricias, Sonya, con un camisón subido
directamente hasta la cintura, tenía su coño completamente desnudo,
frotándose contra la piel del pantalón de cuero de su compañero.
Éste, se puso de pie, y rápidamente se deshizo de sus vestiduras. Sonya
lo asistió, le ayudaba progresivamente para acelerar el proceso, mientras
ésta, también mostraba un cuerpo absolutamente desnudo y ansioso por
acceder a los estímulos que podía proporcionarle este hombre.
Estaba a punto de follarse a un rey, el rey que era necesario destronar
para poder acceder a todo el poder. La combinación de excitación de júbilo,
éxito y placer que corre por las venas de Sonya, la hacen entrar en un estado
mental increíblemente satisfactorio. Está muy relajada, y en medio de los
besos, siente como las manos de Ayden acaricia su seno. Recorres piel
directamente hasta pasarse en sus rutinas y la pega su cuerpo.
Siente como la polla rígida y endurecida de Ayden, choca contra su
abdomen, mientras ésta está de rodillas en la cama y éste está justo de pie
frente a ella. Ayden, decidido, la tomó del cabello y la llevó directamente a
su polla. Esta, muy obediente, se pone de rodillas en el suelo, abrió su boca
e introdujo aquel pedazo de carne hasta lo más profundo de su garganta.
Una vez que la penetró hasta la máxima capacidad, esta, dejó salir el
miembro masculino de su amante lleno de saliva y fluidos. Escupió sobre él
y comenzó masturbarlo, mientras toda la zona se lubricaba para finalmente
penetrarla.
Tenía que prepararlo, así que, sus delicadas manos frotaban la cabeza de
su pene, acariciando suavemente sus testículos, y periódicamente se
deslizaban hacia su ano, generando un cosquilleo muy agradable en el
hombre.
Ayden dejaba que hiciera lo que quisiera, si la había deseado tanto y
había fantaseado tanto con ella, no era nadie para poner reglas o límites. La
chica, degustaba el pene como si fuese un dulce manjar de melocotones.
Introducir en su boca los testículos, succionaba con fuerza, los lame, los
saborea, y finalmente, se pone de pie para colocarse justo frente a él.
Los besos son húmedos y profundos, Ayden juega con su lengua y deja
que la chica succione sus labios, se abrazan y se frotan, la temperatura
aumenta, hay mucho deseo, han dejado finalmente a un lado las
limitaciones y han permitido que su deseo sexual los domine. Ya había
pasado mucho tiempo desde que Ayden había aprendido que todo era
ingenuo e inocente, tratando de silenciar todos esos deseos tan increíbles
que lo consumen.
Este caballero era tan serio y recatado, y muchas oportunidades había
cruzado con la chica con ropas muy ligeras y no había tenido la oportunidad
de detallar su cuerpo. No quería que se sintiera acosada, era un rey
respetuoso, pero ya todo había desaparecido.
Ver la sangre de Enok correr por el suelo, le había demostrado que era
omnipotente, esa sensación de poder al asesinar a alguien, lo había
contaminado, y posiblemente, esto era mucho más peligroso que liar con un
hombre inocente.
La hermosa mujer de cabellos castaños y ojos verdes, está acostumbrada
a ser tratada como una cualquiera, de hecho, este es su pasatiempo favorito.
Tener sexo con un hombre caballeroso era algo que no conocía, siempre
estaba acostumbrada a ser tratada como un objeto sexual, alguien que solo
podría servir para prestar algo de entretenimiento al sexo opuesto.
Pero este hombre la trata con mucha delicadeza, la acaricia con la yema
de los dedos, la belleza de una forma profunda y apasionada, pero a la vez
romántica y tierna. Disfruta del sabor de cada beso, no da nada por hecho,
cada estímulo es necesario para llegar a un punto, donde la chica ya no
pueda resistirse más ante la idea de ser penetrada.
Este es el punto más importante para llegar. Es allí exactamente a dónde
debe dirigirse, a la locura, la demencia, la falta de control y la necesidad de
poder demostrarle a la chica que él es quien puede dominarla, manejarla,
seducirla y descontrolarla.
Mientras la tiene frente a él, a Ayden se le ocurre una gran cantidad de
cosas que puede hacer con ella, pero en lugar de tratarla como si fuese su
esclava sexual, dejó que ésta decidiera cuál era el próximo paso a seguir.
La chica, se colocó sobre la cama, levantó sus nalgas, y ofreció su
rosado coño hacia el rey. Éste, viendo el espectáculo de carne y hueso que
se veía frente a él, se acomodó justo detrás de ella, colocó su polla frente a
la vagina, comenzó a internarse lentamente en ella.
Su culo era apretado, Ayden, tenía fantasías múltiples con meterle la
polla en su ano, pero esto, apenas estaba comenzando. Las penetraciones se
fueron haciendo cada vez más constantes, su polla, ardía de calor en el
interior de aquel coño tan jugoso y calentito. Así que ella gime sin control,
se aferraba a las sábanas y deja que entre en ella, dejando que sus nalgas
generaran ese sonido entre el choque de pieles que es tan característico.
Ella disfrutaba del acto, este hombre, le estaba haciendo el amor de una
manera magnífica, aquella polla, era mucho más deliciosa que cualquiera de
la hubiese follado antes, la degustaba, sentía algo nuevo en cada embestida,
así que, ya era momento de disfrutar realmente por primera vez, como le
hacían el amor. Había una gran diferencia entre el sexo y este acto que ellos
estaban teniendo.
Generalmente, los actos que ella protagonizaba, solo era placer carnal.
Estimular una zona del cuerpo para generar una reacción explosiva, pero
Ayden, estaba liderando un acto que estaba enfocado únicamente en la
intención de hacerla sentir viva. No se trataba simplemente de toquetear su
clítoris, penetrar su coño, solo se trataba de ser genuinos, dejar que los
estímulos llegaran uno a uno sin forzarlos.
—Sé que quieres metérmela en el culo, lo veo en tus ojos. —Dijo Sonya
susurrándolo, mientras lo ve directamente
—¿Y tú estás preparada para ello? ¿Crees estar lista?
—No lo sé, quizá, puede que me guste y aún no lo sé. Veo cómo me
tocas. Siento como acaricias con tu dedo mi ano, sé que lo deseas. Si lo
quieres, tómalo. —Dijo la chica, mientras saca la polla de este hombre,
desde el fondo de su vagina para comenzar a masturbarlo y realizar la
penetración en una zona completamente nueva para ella.
Esto se convirtió en un evento totalmente especial para él, ya que, esta
chica le estaba ofreciendo un lugar de su cuerpo totalmente especial, un
lugar donde posiblemente no había estado nadie nunca antes. Esto era muy
significativo para el rey, ya que, pensaba en que la chica posiblemente
tendría algún tipo de trauma o alguna limitante a la hora de interactuar con
él.
Lo que había hecho Enok, posiblemente haya dejado una marca
imborrable en el cuerpo de la chica, pero todo era una mentira, así que,
Ayden estaba inventando una película totalmente innecesaria, lo único que
necesitaba era disfrutar del placer. Si había algo cierto en medio de toda
esta situación, era el hecho de que Sonya realmente estaba entregando algo
especial. Su virginidad anal era absoluta, nunca había permitido que nadie
entrara en ella a través de este orificio.
Por eso se lo estaba ofreciendo directamente a Ayden, ya que, este había
descubierto cómo tocarla, le había dado placer, satisfacción y sobre todo, le
había dado amor y cariño. Para generar esta libertad en ella, la entrega y
absoluta confianza, tenía que hacerlo a través de una estrategia.
Debía tocarla en las zonas más sensibles de su piel, estimular sus
sentidos, no solo sus órganos sexuales, y esto le daría el éxito absoluto. Su
pene, muy duro y excitado, chocaba suavemente contra la región anal,
tratando de estimular la zona, algo que le había resultado mucho más
agradable para Sonya de lo que imaginaba.
Pensaba que esto dolería enormemente, pero su polla, entraba y salía,
volvía repetir el mismo procedimiento, tratando de generar la expansión
necesaria de la zona, para que finalmente entrara por completo. Había
gemidos muy fuertes, aquella chica, parecía estar sintiendo un dolor
indescriptible, pero lo que realmente era imposible definir, gracias al gran
placer que experimenta.
—Eso, justo así, mételo tan adentro como puedas. —Dijo Sonya,
mientras mordía sus labios, dejando salir una gran cantidad de gemidos.
Aquellos sonidos, enloquecen al rey.
El hecho de estar estimulando a la chica, de una manera en que nunca
antes lo habían generado en el pasado, resulta mucho más agradable. Una
nueva cita, de una manera más intensa, así que, es una experiencia nueva.
Una vez que estuvo totalmente dentro de ella, la tomó del cabello y la llevó
directamente sus labios, estaba dentro de su culo, allí, estrecho, caliente,
casi inmovilizados debido a la delicadeza del procedimiento.
No podría arruinarlo, si se movía de una manera brusca, posiblemente
podría lastimarla, así que, Sonya, fue quien lideró los movimientos. Ella
podría marcar el ritmo, quería que todo fuera aumentando la intensidad,
pero sabía que Ayden era un hombre de una personalidad completamente
diferente. Ambos se conectaron de una manera profunda, y en medio de
besos y muchas caricias, finalmente el ritmo fue aumentando.
Cuando las penetraciones se convirtieron en embestidas, no hubo forma
de parar. Sonya lo disfrutaba enormemente, estaba muy satisfecha por el
desempeño del rey, quien ahora se siente con mayor confianza para poder
entrar y salir de ella como si se tratara de algo habitual. Sabe que es
especial para ella porque le ha brindado un regalo absoluto, la exclusividad
de un punto de su cuerpo, así que, ambos disfrutan del resto de la noche
haciendo el amor en múltiples posiciones.
Entraba a su coño, alternaba ambos orificios, le chupaba el clítoris, le la
mía no senos, era una situación sumamente apasionada, donde el único
límite podían ponerlo ellos mismos.
8

La experiencia sexual había sido tan emocionante, intensa y apasionada,


que Ayden no había podido contenerse, después de terminar, en proponerle
matrimonio a Sonya. Esto era precisamente lo que había estado esperando
la chica todo este tiempo, y finalmente, su plan estaba por materializarse
—Sé que es muy pronto, y quizá, necesitamos conocernos un poco
más... Pero ya no puedo contenerme, necesito que te quedes a mi lado para
siempre. —Dijo Ayden.
—Todo esto es muy repentino, Ayden. Me encantaría convertirme en tu
esposa, aunque tengo miedo acerca de si es la decisión correcta.
—Te prometo que voy a cuidarte con todas mis fuerzas, no dejaré que
absolutamente nadie se acerque a ti para hacerte daño. Te amo con toda mi
alma, y soy capaz de sacrificar cualquier cosa por conseguir tu aceptación.
Sonya sabía que debía decir que sí inmediatamente, pero sería muy
sencillo, así que, le había pedido a Ayden que esperara hasta el día siguiente
para poder pensarlo. Todo se trataba de un juego de manipulación, Sonya no
tenía absolutamente nada que pensar, el plan finalmente había tomado el
curso que ella esperaba, y aunque aquel hombre se sintió un poco
decepcionado ante la duda de la chica, solo era cuestión de tiempo para
aceptar.
A la mañana siguiente, Sonya había decidido caminar por los jardines,
esta, recogía algunas flores. Estaba en contacto con los sueños que había
tenido muchas veces, le parecía extraño, pero sentía que ya había estado
allí. Repentinamente, escuchó unos pasos, y está, encontrándose siempre a
la defensiva, dio un salto, pero inmediatamente, pudo reconocer la fragancia
del perfume de Ayden.
Este, siempre olía a masculinidad, un aroma penetrante que la encantaba
totalmente. La chica, se dio la vuelta para encontrarse con los brazos de su
amado, el cual, finalmente la abrazó para refugiarla en su pecho.
—¿Cómo has pasado la noche? Espero que hayas podido dormir bien.
—Dijo el rey
—He dormido plácidamente, tenía mucho tiempo sin descansar de esa
manera. Quizá, es la tranquilidad que sentía de finalmente haber encontrado
al hombre correcto. —Dijo Sonya
—¿A qué te refieres? ¿Has pensado en lo que hemos conversado?
—Claro, es lo único en que he pensado desde que he despertado.
Convertirme en tu esposa será un placer para mí, Ayden. —Dijo la chica
antes de besar sus labios.
Aquellas palabras, se habían reservado en la cabeza de Ayden, quien
imaginó que nunca conseguiría a la esposa perfecta. Su corazón se aceleró,
estaba muy emocionado, y después de besarse de una manera muy
romántica y prolongada, finalmente, Ayden se colocó de rodillas, tomó su
mano y le colocó el anillo que llevaba en su bolsillo.
Había esperado este momento, y había visto a la chica en el jardín desde
temprano. Se había preparado y le había regalado un anillo que le
pertenecía a la reina antiguamente, así que, la tradición debía continuar.
—¿Cuándo crees que sea adecuado realizar la boda? —Preguntó Ayden,
sabiendo que finalmente ya estaba por alcanzar el éxito.
—Cuanto antes, mejor. No debemos retrasar absolutamente nada, no
queremos que nuestros planes se arruinen de manera inesperada.
—¿Arruinarse? ¿Acaso crees que pasará algo pronto, que no estamos
esperando? —Hefesio vino a la mente de Ayden.
—La verdad es que no lo sé, pero siempre surgen situaciones
inesperadas en los momentos más importantes. ¿Si nos casamos en un par
de días, estaría bien para ti?
Era algo apresurado, quizá, Ayden no estaba preparado mentalmente
para casarse, estaba tan enamorado de Sonya, que pasaría por encima de sus
propios miedos para poder llevar a cabo la ceremonia. Esta definiría el
futuro del reino, no había logrado dar con alguien que llenara su corazón de
un amor tan profundo e intenso como el que le había ofrecido a Sonya.
Aunque solo se habían conocido en poco tiempo, estaba seguro de que
ella era la mujer ideal, perfecta, la adecuada para ocupar el trono y llevar la
corona de la Reina. Tal y como lo habían planificado, dos días más tarde,
Ayden estaría llevando al altar a la chica, esta se convertiría en su reina, una
compañera absoluta de su vida, que viviría junto a él para siempre. Estaba
seguro al verla vestida de blanco frente a él, había tomado la decisión
correcta.
La ceremonia se llevó a cabo en un corto periodo de tiempo, no hubo
demasiados invitados, no buscó una celebración tan exagerada, no era
necesario llevar a cabo una celebración en la que todos estuviesen
presentes, ya que, siempre había sido muy reservado y discreto, esta
personalidad, había cautivado a Sonya, y ya está, estaba celebrando que la
cercanía de su plan, finalmente estaba por consolidarse.
De manera inesperada, el curso de los acontecimientos comenzaron a
cambiar, ya que, Ayden había posicionado a Sonya como su principal
responsabilidad. Después de terminar la ceremonia, habían ido directamente
hacia la habitación, habían quedado durante horas, en medio de sesiones de
sexo muy apasionadas, donde intercambian posiciones y se demostraban
toda la luna existente entre ellos.
Siempre se trataba de un tema de exploración, querían buscar nuevas
sensaciones, estímulos, puntos de placer que antes no habían encontrado.
De esta manera, Sonya se había convertido en una especie de adicción para
el rey, quien había descuidado de sus instalaciones en el reino.
Era el responsable de Egea, de cuidar sus intereses, mantener las
operaciones en desarrollo, pero tras su matrimonio con Sonya, parecía
haber caído en un trance en el cual, lo único que necesitaba era el cuerpo de
la chica para saciarse de ella y obtener ese placer sexual que solo podía
proporcionarle su reina.
Esto, llamó por fundamente la atención de los soldados y los
comerciantes del pueblo, quiénes nunca más volvieron a ver a Ayden. Este
permanecía encerrado la mayor parte del tiempo en el castillo, era una
necesidad increíble de mantenerse refugiado, ya que, no quería compartir
con absolutamente nadie más. Su interacción social, se redujo únicamente a
los siguientes que habitaban en el interior del edificio.
Para él, no era necesario nada más que la compañía de su reina, junto a
ella, podría tener largas conversaciones nocturnas. Estaba de buen sexo,
compartían la hora de la comida, podían durar horas completamente
desnudos en la habitación, tendidos en uno sobre el otro, acariciándose,
besándose y compartiendo ese gusto recíproco existente entre ellos.
Pero mientras él simplemente quería follarla una y otra vez, Sonya se
encargaba de adelantar su plan. Tenía que organizar un sacrificio masivo, ya
que, mientras más sangre se derramara en el reino, mayores serían las
oportunidades de acumular la energía necesaria para poder abrir la
compuerta al inframundo.
Esta chica, astuta, confiable, y manipulando absolutamente a todos,
había reunido a un grupo de 40 soldados al anochecer. Éstos, se habían
formado por orden de la reina, pero no tenían la menor idea de lo que
pasaría.
Permanecían allí, a las afueras del Castillo, generando filas que se
ordenaban de 10 en 10, lo que había sido ordenado por la propia reina, esta,
simplemente esperaba el momento adecuado, que finalmente, llegará la
hora perfecta para poder llevar a cabo el sacrificio.
Había ordenado a los arqueros que dispararan en contra de ellos, y
aunque estos estaban confundidos ante la orden, esta había asegurado que
todos estos hombres eran un grupo de traidores. Ellos no eran nadie para
posicionar las órdenes de la reina, así que, simplemente habían obedecido
aquellos hombres inocentes que ni siquiera sabían que hacían allí, estaban
al desconocimiento de que la muerte finalmente respiraría en sus cuellos.
Cuando la reina les dio la señal, todas las flechas saltaron directamente
hacia el campo cada uno de aquellos hombres cayó al suelo, derramando
sangre inocente sobre el suelo, mientras la reina se llenaba de toda esa
energía que afloraba de la tierra. Esta, había logrado acumular toda la
energía sexual arrebatándole toda la potencia a su rey, y acto seguido, había
combinado toda la maldad de haber derramado sangre de inocentes de
manera injusta.
Aquel nivel de energía que se había acumulado en su interior, fue
direccionado hacia la zona desértica donde se encontraba la puerta del
inframundo. Aquella estructura, comenzó a girar, nuevamente, la tierra
crujía y se movía todo. El estruendo, había despertado a Ayden, el cual,
había caído en un trance de sueño muy profundo, este, corrió a las afueras
del castillo, viendo como grupo de hombres había muerto de una forma
inexplicable.
Quiso buscar a Sonya para asegurarse de que estuviese bien, pero no la
encontraba en ningún lugar del castillo. La chica se encontraba en la torre
más alta, acompañada de los arqueros, los cuales, se sentían muy
avergonzados de haber matado a muchos de sus compañeros. Finalmente, la
puerta del inframundo se había abierto, y allí, había salido una vez más el
rey de este lugar.
Sonya había liberado a su padre, Mephisto, el cual, respiraba
nuevamente el aire de la tierra, se llenaba de fuerza ante toda la energía que
la chica había enviado directamente hacia él, de nuevo podría reinar, ya que
los humanos estaban completamente solos en medio de esta situación,
podría lograr la victoria que siempre quiso.
Mephisto tenía el poder de desvanecerse y aparecer en el lugar que
quisiera, así era el demonio, así que, fue directamente hacia el centro de la
ciudad de Egea, allí, enfrentaría directamente a Ayden, rey de este lugar, ya
que, este era el plan que se había atrasado. Tras reunirse con su hija y besar
su frente, se había sentido orgulloso de haberla elegido para ejecutar un
plan que estaba destinado a ser un éxito, siempre y cuando ella se apegara
las condiciones.
—Hija mía, finalmente lo has conseguido. Me siento muy orgulloso.
Sabía que podía confiar en ti. —Dijo Mephisto mientras sonreía de orgullo.
—De esta forma, te he demostrado, padre, que soy digna de liberar el
inframundo. Juntos nombraremos cosas magníficas. —Dijo la chica.
Pero Mephisto, tenía planes totalmente diferentes para su hija, ya que,
antes de que esta pudiese abrazarlo, el demonio le había colocado la mano
sobre la frente. Esta, sintió como su cuerpo se habían movilizado
totalmente, y acto seguido, comenzó a desvanecerse.
Sus ojos y radiaban un miedo tremendo, pero Mephisto sabía
perfectamente lo que estaba haciendo. Sonya debía volver al inframundo, y
la puerta se enseñaría nuevamente, esta, nunca más podría salir de allí.
Mephisto sabía que Con las habilidades y poderes que la chica podría
acumular, podría convertirse en una amenaza para él mismo en el futuro.
No estaba dispuesto a compartir el poder con absolutamente nadie, ni
siquiera con su propia hija. Fue una verdadera sorpresa descubrir que el
propio Ayden había vendido su alma a Mephisto en el pasado, pero este ni
siquiera lo recordaba. Tan solo era un adolescente, pero había tenido la
posibilidad de ofrecer su alma en medio de la desesperación.
El rey del inframundo nunca desaprovechaba un alma, y cuando aquel
joven príncipe, aseguró que vendería su alma a cambio de una solución para
la situación de su pueblo, el contrato estaba firmado. Era momento de que
Mephisto llegara para reclamar lo que le pertenecía; el alma de un rey.
Ayden había visto como la chica se había desvanecido y había tratado de
defender a su amada, pero Mephisto, lo había golpeado con mucha fuerza y
tenía un destino para el que ni siquiera el propio Ayden se imaginaba.
Desde los montes sagrados, el ángel Gabriel podía ver lo que estaba
ocurriendo, y aunque debería mantenerse al margen, acudió en ayuda de los
humanos en compañía de 12 soldados con armaduras de oro.
Los ángeles llegaron a la tierra, intervienen para tratar de evitar que
Mephisto se adueñe de la tierra, y en medio de la pelea, solo Gabriel es
capaz de derrotar al demonio. Todo era confuso, el cielo se había tornado
rojo, no se podía respirar con facilidad, la llegada del rey del inframundo
determinaba la extinción humana, así debería ser.
Pero Los Ángeles, siendo piadosos y justos, supieron que muchos
inocentes morirían de forma innecesaria, así que, Gabriel utilizó su espada
para atravesar con toda la furia el corazón de Mephisto. Era momento de
que muriera, no importaba cuáles eran los acuerdos o políticas de Dios, ya
no tenían posibilidades de volverlo a encerrar, ya que, en el futuro volvería
a intentar otro escape.
Pero Mephisto, antes de morir, mientras se retorcía y gritaba con
alaridos de dolor, había tomado directamente por el cuello a Ayden, rey de
los humanos y lo había enviado al inframundo, tenía todo el derecho de
hacerlo, por todo el mal que había cometido los últimos tiempos. Haber
matado a Enok sin ninguna razón, había sido finalmente la firma con sangre
que había determinado su entrada al inframundo.
Todo había terminado en la tierra, el rey de la oscuridad había sido
asesinado, el rey Ayden, había sido enviado al inframundo a pagar por sus
errores, mientras que, la tierra había quedado nuevamente en manos de los
Ángeles. Ayden y Sonya se habían encontrado nuevamente en el
inframundo, y con la ausencia de poder tras la muerte de Mephisto, Sonya
asumiría el trono.
Esta, aunque había querido evitarlo, se había enamorado profundamente
de Ayden, pero ella, siendo un demonio súcubo, simplemente debía
entregarse al placer y a la sexualidad. Ayden, fue convertido por ella en un
íncubo, demonio dedicado únicamente a dar placer sexual.
En medio de esta situación cargada de lujuria y pasión, ambos vivirían
para siempre en el inframundo, rodeados de oscuridad, penas y dolor, pero
conducidos por la absoluta lujuria que los unió una vez y que ahora había
determinado su destino. En la tierra, los hombres debían elegir por primera
vez a un nuevo rey, alguien que lo dirigiera, y siendo guiados por los
ángeles, el mundo volvería a tener una nueva oportunidad.
El súcubo había recuperado sus poderes y se había dedicado a enseñar a
Ayden sobre las prácticas más retorcidas que se podían llevar a cabo en los
sueños de los humanos. Esta era la única manera en que podían
manifestarse en la tierra. Sus orgias y encuentros apasionados se volvieron
un estilo de vida y aunque el ardiente inframundo los ahoga, se
compenetran para disfrutar de una pena infinita estando juntos.
Muchas leyendas se generaron a partir de ese momento, en la plaza
principal de Egea se contaban los relatos del rey Ayden, quien fue lanzado
al inframundo por perder la cabeza por una forastera que venía de las
profundidades del mundo, así se hablaba de la súcubo medieval que casi
destruye a Egea.
NOTA DE LA AUTORA
Espero que hayas disfrutado del libro. MUCHAS GRACIAS por leerlo.
De verdad. Para nosotros es un placer y un orgullo que lo hayas terminado.
Para terminar… con sinceridad, me gustaría pedirte que, si has disfrutado
del libro y llegado hasta aquí, le dediques unos segundos a dejar una
review en Amazon. Son 15 segundos.
¿Porqué te lo pido? Si te ha gustado, ayudaras a que más gente pueda
leerlo y disfrutarlo. Los comentarios en Amazon son la mejor y
prácticamente la única publicidad que tenemos. Por supuesto, quiero que
digas lo que te ha parecido de verdad. Desde el corazón. El público
decidirá, con el tiempo, si merece la pena o no. Yo solo sé que seguiremos
haciendo todo lo posible por escribir y hacer disfrutar a nuestras lectoras.
A continuación te dejo un enlace para entrar en nuestra lista de correo si
quieres enterarte de obras gratuitas o nuevas que salgan al mercado.
Además, entrando en la lista de correo o haciendo click en este enlace,
podrás disfrutar de dos audiolibros 100% gratis (gracias a la prueba de
Audible). Finalmente, te dejo también otras obras que creo serán de tu
interés. Por si quieres seguir leyendo. Gracias por disfrutar de mis obras.
Eres lo mejor.
Ah, y si dejas una review del libro, no sólo me harías un gran favor…
envíame un email (editorial.extasis@gmail.com) con la captura de pantalla
de la review (o el enlace) y te haremos otro regalo ;)

Haz click aquí


para suscribirte a mi boletín informativo y conseguir libros gratis
recibirás gratis “La Bestia Cazada” para empezar a leer :)
www.extasiseditorial.com/unete
www.extasiseditorial.com/audiolibros
www.extasiseditorial.com/reviewers
¿Quieres seguir leyendo?
Otras Obras:
La Mujer Trofeo – Laura Lago
Romance, Amor Libre y Sexo con el Futbolista Millonario
(Gratis en Audiolibro con la Prueba de Audible)
Esclava Marcada – Alba Duro
Sumisión, Placer y Matrimonio de Conveniencia con el Amo Millonario y
Mafioso
(Gratis en Audiolibro con la Prueba de Audible)
Sumisión Total – Alba Duro
10 Novelas Románticas y Eróticas con BDSM para Acabar Contigo
(¡10 Libros GRATIS con Kindle Unlimited o al precio de 3x1!)
“Bonus Track”
— Preview de “La Mujer Trofeo” —

Capítulo 1
Cuando era adolescente no me imaginé que mi vida sería así, eso por
descontado.
Mi madre, que es una crack, me metió en la cabeza desde niña que tenía
que ser independiente y hacer lo que yo quisiera. “Estudia lo que quieras,
aprende a valerte por ti misma y nunca mires atrás, Belén”, me decía.
Mis abuelos, a los que no llegué a conocer hasta que eran muy viejitos,
fueron siempre muy estrictos con ella. En estos casos, lo más normal es que
la chavala salga por donde menos te lo esperas, así que siguiendo esa lógica
mi madre apareció a los dieciocho con un bombo de padre desconocido y la
echaron de casa.
Del bombo, por si no te lo imaginabas, salí yo. Y así, durante la mayor
parte de mi vida seguí el consejo de mi madre para vivir igual que ella había
vivido: libre, independiente… y pobre como una rata.
Aceleramos la película, nos saltamos unas cuantas escenas y aparezco en
una tumbona blanca junto a una piscina más grande que la casa en la que
me crie. Llevo puestas gafas de sol de Dolce & Gabana, un bikini exclusivo
de Carolina Herrera y, a pesar de que no han sonado todavía las doce del
mediodía, me estoy tomando el medio gin-tonic que me ha preparado el
servicio.
Pese al ligero regusto amargo que me deja en la boca, cada sorbo me
sabe a triunfo. Un triunfo que no he alcanzado gracias a mi trabajo (a ver
cómo se hace una rica siendo psicóloga cuando el empleo mejor pagado que
he tenido ha sido en el Mercadona), pero que no por ello es menos
meritorio.
Sí, he pegado un braguetazo.
Sí, soy una esposa trofeo.
Y no, no me arrepiento de ello. Ni lo más mínimo.
Mi madre no está demasiado orgullosa de mí. Supongo que habría
preferido que siguiera escaldándome las manos de lavaplatos en un
restaurante, o las rodillas como fregona en una empresa de limpieza que
hacía malabarismos con mi contrato para pagarme lo menos posible y tener
la capacidad de echarme sin que pudiese decir esta boca es mía.
Si habéis escuchado lo primero que he dicho, sabréis por qué. Mi madre
cree que una mujer no debería buscar un esposo (o esposa, que es muy
moderna) que la mantenga. A pesar de todo, mi infancia y adolescencia
fueron estupendas, y ella se dejó los cuernos para que yo fuese a la
universidad. “¿Por qué has tenido que optar por el camino fácil, Belén?”,
me dijo desolada cuando le expliqué el arreglo.
Pues porque estaba hasta el moño, por eso. Hasta el moño de esforzarme
y que no diera frutos, de pelearme con el mundo para encontrar el pequeño
espacio en el que se me permitiera ser feliz. Hasta el moño de seguir
convenciones sociales, buscar el amor, creer en el mérito del trabajo, ser
una mujer diez y actuar siempre como si la siguiente generación de chicas
jóvenes fuese a tenerme a mí como ejemplo.
Porque la vida está para vivirla, y si encuentras un atajo… Bueno, pues
habrá que ver a dónde conduce, ¿no? Con todo, mi madre debería estar
orgullosa de una cosa. Aunque el arreglo haya sido más bien decimonónico,
he llegado hasta aquí de la manera más racional, práctica y moderna
posible.
Estoy bebiendo un trago del gin-tonic cuando veo aparecer a Vanessa
Schumacher al otro lado de la piscina. Los hielos tintinean cuando los dejo
a la sombra de la tumbona. Viene con un vestido de noche largo y con los
zapatos de tacón en la mano. Al menos se ha dado una ducha y el pelo largo
y rubio le gotea sobre los hombros. Parece como si no se esperase
encontrarme aquí.
Tímida, levanta la mirada y sonríe. Hace un gesto de saludo con la mano
libre y yo la imito. No hemos hablado mucho, pero me cae bien, así que le
indico que se acerque. Si se acaba de despertar, seguro que tiene hambre.
Vanessa cruza el espacio que nos separa franqueando la piscina. Deja los
zapatos en el suelo antes de sentarse en la tumbona que le señalo. Está algo
inquieta, pero siempre he sido cordial con ella, así que no tarda en obedecer
y relajarse.
—¿Quieres desayunar algo? –pregunto mientras se sienta en la tumbona
con un crujido.
—Vale –dice con un leve acento alemán. Tiene unos ojos grises muy
bonitos que hacen que su rostro resplandezca. Es joven; debe de rondar los
veintipocos y le ha sabido sacar todo el jugo a su tipazo germánico. La he
visto posando en portadas de revistas de moda y corazón desde antes de que
yo misma apareciera. De cerca, sorprende su aparente candidez. Cualquiera
diría que es una mujer casada y curtida en este mundo de apariencias.
Le pido a una de las mujeres del servicio que le traiga el desayuno a
Vanessa. Aparece con una bandeja de platos variados mientras Vanessa y yo
hablamos del tiempo, de la playa y de la fiesta en la que estuvo anoche.
Cuando le da el primer mordisco a una tostada con mantequilla light y
mermelada de naranja amarga, aparece mi marido por la misma puerta de la
que ha salido ella.
¿Veis? Os había dicho que, pese a lo anticuado del planteamiento, lo
habíamos llevado a cabo con estilo y practicidad.
Javier ronda los treinta y cinco y lleva un año retirado, pero conserva la
buena forma de un futbolista. Alto y fibroso, con la piel bronceada por las
horas de entrenamiento al aire libre, tiene unos pectorales bien formados y
una tableta de chocolate con sus ocho onzas y todo.
Aunque tiene el pecho y el abdomen cubiertos por una ligera mata de
vello, parece suave al tacto y no se extiende, como en otros hombres, por
los hombros y la espalda. En este caso, mi maridito se ha encargado de
decorárselos con tatuajes tribales y nombres de gente que le importa.
Ninguno es el mío. Y digo que su vello debe de ser suave porque nunca se
lo he tocado. A decir verdad, nuestro contacto se ha limitado a ponernos las
alianzas, a darnos algún que otro casto beso y a tomarnos de la mano frente
a las cámaras.
El resto se lo dejo a Vanessa y a las decenas de chicas que se debe de
tirar aquí y allá. Nuestro acuerdo no precisaba ningún contacto más íntimo
que ese, después de todo.
Así descrito suena de lo más atractivo, ¿verdad? Un macho alfa en todo
su esplendor, de los que te ponen mirando a Cuenca antes de que se te pase
por la cabeza que no te ha dado ni los buenos días. Eso es porque todavía no
os he dicho cómo habla.
Pero esperad, que se nos acerca. Trae una sonrisa de suficiencia en los
labios bajo la barba de varios días. Ni se ha puesto pantalones, el tío, pero
supongo que ni Vanessa, ni el servicio, ni yo nos vamos a escandalizar por
verle en calzoncillos.
Se aproxima a Vanessa, gruñe un saludo, le roba una tostada y le pega un
mordisco. Y después de mirarnos a las dos, que hasta hace un segundo
estábamos charlando tan ricamente, dice con la boca llena:
—Qué bien que seáis amigas, qué bien. El próximo día te llamo y nos
hacemos un trío, ¿eh, Belén?
Le falta una sobada de paquete para ganar el premio a machote bocazas
del año, pero parece que está demasiado ocupado echando mano del
desayuno de Vanessa como para regalarnos un gesto tan español.
Vanessa sonríe con nerviosismo, como si no supiera qué decir. Yo le doy
un trago al gin-tonic para ahorrarme una lindeza. No es que el comentario
me escandalice (después de todo, he tenido mi ración de desenfreno sexual
y los tríos no me disgustan precisamente), pero siempre me ha parecido
curioso que haya hombres que crean que esa es la mejor manera de
proponer uno.
Como conozco a Javier, sé que está bastante seguro de que el universo
gira en torno a su pene y que tanto Vanessa como yo tenemos que usar toda
nuestra voluntad para evitar arrojarnos sobre su cuerpo semidesnudo y
adorar su miembro como el motivo y fin de nuestra existencia.
A veces no puedo evitar dejarle caer que no es así, pero no quiero
ridiculizarle delante de su amante. Ya lo hace él solito.
—Qué cosas dices, Javier –responde ella, y le da un manotazo cuando
trata de cogerle el vaso de zumo—. ¡Vale ya, que es mi desayuno!
—¿Por qué no pides tú algo de comer? –pregunto mirándole por encima
de las gafas de sol.
—Porque en la cocina no hay de lo que yo quiero –dice Javier.
Me guiña el ojo y se quita los calzoncillos sin ningún pudor. No tiene
marca de bronceado; en el sótano tenemos una cama de rayos UVA a la que
suele darle uso semanal. Nos deleita con una muestra rápida de su culo
esculpido en piedra antes de saltar de cabeza a la piscina. Unas gotas me
salpican en el tobillo y me obligan a encoger los pies.
Suspiro y me vuelvo hacia Vanessa. Ella aún le mira con cierta lujuria,
pero niega con la cabeza con una sonrisa secreta. A veces me pregunto por
qué, de entre todos los tíos a los que podría tirarse, ha elegido al idiota de
Javier.
—Debería irme ya –dice dejando a un lado la bandeja—. Gracias por el
desayuno, Belén.
—No hay de qué, mujer. Ya que eres una invitada y este zopenco no se
porta como un verdadero anfitrión, algo tengo que hacer yo.
Vanessa se levanta y recoge sus zapatos.
—No seas mala. Tienes suerte de tenerle, ¿sabes?
Bufo una carcajada.
—Sí, no lo dudo.
—Lo digo en serio. Al menos le gustas. A veces me gustaría que Michel
se sintiera atraído por mí.
No hay verdadera tristeza en su voz, sino quizá cierta curiosidad. Michel
St. Dennis, jugador del Deportivo Chamartín y antiguo compañero de
Javier, es su marido. Al igual que Javier y yo, Vanessa y Michel tienen un
arreglo matrimonial muy moderno.
Vanessa, que es modelo profesional, cuenta con el apoyo económico y
publicitario que necesita para continuar con su carrera. Michel, que está
dentro del armario, necesitaba una fachada heterosexual que le permita
seguir jugando en un equipo de Primera sin que los rumores le fastidien los
contratos publicitarios ni los directivos del club se le echen encima.
Como dicen los ingleses: una situación win-win.
—Michel es un cielo –le respondo. Alguna vez hemos quedado los
cuatro a cenar en algún restaurante para que nos saquen fotos juntos, y me
cae bien—. Javier sólo me pretende porque sabe que no me interesa. Es así
de narcisista. No se puede creer que no haya caído rendida a sus encantos.
Vanessa sonríe y se encoge de hombros.
—No es tan malo como crees. Además, es sincero.
—Mira, en eso te doy la razón. Es raro encontrar hombres así. –Doy un
sorbo a mi cubata—. ¿Quieres que le diga a Pedro que te lleve a casa?
—No, gracias. Prefiero pedirme un taxi.
—Vale, pues hasta la próxima.
—Adiós, guapa.
Vanessa se va y me deja sola con mis gafas, mi bikini y mi gin-tonic. Y
mi maridito, que está haciendo largos en la piscina en modo Michael Phelps
mientras bufa y ruge como un dragón. No tengo muy claro de si se está
pavoneando o sólo ejercitando, pero corta el agua con sus brazadas de
nadador como si quisiera desbordarla.
A veces me pregunto si sería tan entusiasta en la cama, y me imagino
debajo de él en medio de una follada vikinga. ¿Vanessa grita tan alto por
darle emoción, o porque Javier es así de bueno?
Y en todo caso, ¿qué más me da? Esto es un arreglo moderno y práctico,
y yo tengo una varita Hitachi que vale por cien machos ibéricos de medio
pelo.
Una mujer con la cabeza bien amueblada no necesita mucho más que
eso.

Javier
Disfruto de la atención de Belén durante unos largos. Después se levanta
como si nada, recoge el gin-tonic y la revista insulsa que debe de haber
estado leyendo y se larga.
Se larga.
Me detengo en mitad de la piscina y me paso la mano por la cara para
enjuagarme el agua. Apenas puedo creer lo que veo. Estoy a cien, con el
pulso como un tambor y los músculos hinchados por el ejercicio, y ella se
va. ¡Se va!
A veces me pregunto si no me he casado con una lesbiana. O con una
frígida. Pues anda que sería buena puntería. Yo, que he ganado todos los
títulos que se puedan ganar en un club europeo (la Liga, la Copa, la Súper
Copa, la Champions… Ya me entiendes) y que marqué el gol que nos dio la
victoria en aquella final en Milán (bueno, en realidad fue de penalti y
Jáuregui ya había marcado uno antes, pero ese fue el que nos aseguró que
ganábamos).

La Mujer Trofeo
Romance Amor Libre y Sexo con el Futbolista Millonario
— Comedia Erótica y Humor —

Ah, y…
¿Has dejado ya una Review de este libro?

Gracias.

También podría gustarte