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SOLO PROTEGEMOS LO QUE AMAMOS

Alexander von Humboldt: el profeta verde


Por: Andrea Wulf

dominar la naturaleza salvaje” era la “base para futura utilidad


Desde algún tiempo se tenía la creencia de que el ser humano es superior a todas las
especies, por consiguiente, tenía mayor poder y sabía exactamente qué acciones eran
buenas para la misma. Que “somos más razonables, le daríamos un mejor orden a la
naturaleza y a la tierra la haríamos un lugar apropiado para nuestra morada” son algunos
de los pensamientos que durante siglos tendríamos presentes y que sin duda han sido el
peor enemigo de lo que nos rodea, pensando siempre en nuestras necesidades que cada
día son más difíciles de suplir hemos perdido el tacto, la capacidad de contemplar y el
raciocinio para saber que somos solo un momento en medio de una eternidad pero que
todo lo que hagamos dejara una huella imborrable.

Llegamos al punto de pensar que “la naturaleza era un lugar horroroso lleno de árboles
decrépitos, hojas podridas, plantas parasíticas, charcos de agua estancada e insectos
venenosos. La naturaleza salvaje, era deforme” y que por esta razón tendríamos toda la
potestad para cambiarla, esta es una forma más de mostrar nuestro ego, dejamos de lado
nuestra conexión, nuestra habilidad para empatizar, para ser razonables, hasta el punto
de creer que todo está a nuestra función y debe ser reorganizado para nuestro
aprovechamiento, que estaba ahí para ser explotada y acomodada a nuestro antojo,
darnos cuenta miles de años y daños después que más que un reparador somos un
desestabilizador nos daría la clave para saber cómo actuar hoy en día.

Ver la naturaleza como hogar, fuente, alma, raíz, y vida es fundamental para nuevos
tiempos, nuestra arrogancia, necesidades y el mundo ligero han hecho que perdamos la
noción, los sentidos, y seamos tan superficiales que no podamos verla como deberíamos,
Sin duda mirar más a fondo, su belleza en medio de lo simple, sus texturas, formas,
tamaños, colores diversidad y todo lo que la compone, sentirla, vivirla desde lo más
profundo, hará que nos demos cuenta que nuestro paso por ella es fugaz pero
catastrófico y el impacto de nuestros hábitos día a día son los que determinaran cuanto
tiempo estaremos aquí y cuantas nuevas generaciones tendrán el gusto de poder
disfrutarla

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