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En el libro El Infarto del Alma, Chile, Franciso Zegers Editor (1994). Diamela Eltit
(mediante su escritura) y Paz Errázuriz (mediante sus fotografías) nos abren una puerta al tema
del amor y la locura. Primeramente Errázuris capta a través del lente de su cámara aquellos
locos del psiquiátrico Philippe Pinel de Putaendo, Chile. Posteriormente conoce a Eltit el CADA
(Colectivo de Acciones de Arte, movimiento artístico de resistencia que se funda en un contexto
social durante el régimen d Pinochet para la creación de un arte social)1 y decide ir al psiquiátrico
a conocer a los locos y a su particular manera de amar, siempre con el enfoque en el "otro" como
tema focal de su creación literaria que en particular exaltaba el tema de la mujer dentro del
enfoque social.
Se sobrepone una sensación a otra, hasta que no es una y otra sino un montículo de
experiencias sensitivas que se funden en los poros, así podríamos describir la obra de
Diamela Eltit y Paz Errázuriz, una experiencia estética compleja, cuyo discurso denso y
construido de forma fascinante nos acerca a los márgenes de la cultura, donde lo
marginal, lo que el centro de poder, la hegemonía cultural invisibiliza, se denuncia y se
saca a la luz mediante las palabras, y las fotografías que construyen el libro El Infarto
del alma.
El infarto del alma se convierte en un testimonio textual y visual de un sector social que
ha sido discriminado continuamente por la razón, y que además nos conduce a tomar
conciencia de las estructuras que nos oprimen, rompe con todo canon, difícilmente
podríamos conceptualizar la obra de estas autoras, ni mucho menos ponerla dentro de
un género o un marco especifico, tal como la mente perturbada de los protagonistas,
este libro evita reproducir cualquier estereotipo, no respeta un orden, ni narrativo ni
formal, es un collage de imágenes y palabras que articulan su propio discurso de
manera nada inocente.
1 Francisco Godoy Vega (Chile) Articulo Publicado el 05711/2008. Revista latinoamericana de Ensayo Fundad por Adolfo Pardo en Santiago de Chile
Sin embargo, más allá, podríamos afirmar que la misma obra es un refugio, un lugar
para las personas que habitan en el Psiquiátrico de Putaendo, los locos indigentes, la
mayoría N.N. No Nombrados, allí encerrados, confinados en ese edificio que también
actúa como cárcel y a la vez se abre como un pequeño mundo en medio de la nada, a
orillas de la Cordillera de los Andes, a una hora de Santiago, a un costado de la
Frontera con el país vecino, aislados y en la periferia cultural convertidos en “un
verdadero hombre de ninguna parte sentado en su tierra de nadie maquinando sus no
planes para ninguno”3.
2 Richard, 2004: p. 10 y 14
Por otra parte, para alcanzar estos linderos es necesaria la palabra del loco como
testimonio, de allí que el texto de Eltitt complementando la fotografía, juega y crea un
discurso que aunque carente de una lógica formal, no deja de ser polisémico e incluso
polisenso, y fugándose hábilmente de todo esquema, nos presenta en la forma del
texto una visión que va mas allá, que hay que mirar con cuidado, podemos apreciar
que hay detalles que no tienen que ver con la escritura, páginas en blanco dejadas de
forma intencional, textos que comienzan al final de la página, y ninguna de ellas
enumeradas tal como los internos no tienen nombres, ni historias en la memoria
colectiva, todo esto parte de un complejo e intrincado juego estético de palabras e
imágenes.
4. Foucault, 1992: p. 7
La producción literaria de Eltit da cuenta de los espacios tanto simbólicos, como
sociales que en la cultura Chilena han sido silenciados, y más que eso los han tornado
totalmente invisibles, contra las diversas formas de control y los aparatos hegemónicos
que actúan continuamente, las palabras de esta autora nos pueden ayudar a construir
una visión renovada o totalmente innovadora de subjetividades que a lo largo del
tiempo han quedado marginadas.
En este punto nos interesa enfatizar un tópico que hasta ahora no hemos mencionado,
cada una de las fotografías y el texto, nos muestran el amor y la locura, o más bien el
amor de locos, que cuando el alma se ha infartado, cuando no se tiene conciencia del
otro, del afuera, es lo único que casi robado a la maquinaria social que muestra la
locura como algo que inevitablemente está destinado a su propia disolución, a la
anulación del mismo sujeto, puede dar cuenta de la presencia del otro, “la cuestión de
los limites, es fundirse con el otro” 5 de tal manera que los limites se tornan totalmente
ajenos a nosotros, revalorizadas líneas que nos definen, y que en los locos de
Putaendo se transforma en la necesidad de poseer todo lo del otro. El loco se funde y
se confunde con el otro ya que no hay límites y no hay un yo. Solo nosotros como yo.
Sin cultura el alienado crea un universo propio en el cual no existe realidad y a la vez si
la hay, en donde el otro puede estar presente y ausente a la vez. Los asilados buscan
el otro cuya forma sea igual a ellos, pero aun así cuando escogen al otro no se sabe
bajo que líneas, reglamentos o parámetros lo hacen realmente. Para ellos según Arthur
Rimbaud “Yo es un otro”.6
“La nausea descubre en su propia humedad el camino de lo transitorio,