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EL DÍA DE LA VISITACIÓN

24 febrero de 2002

Lo que hoy quiero compartir, lleva por título, "el día de la visitación". Déjame decirte que
Dios, a través de todos los tiempos ha visitado a los hombres para mostrarles su gracia, para
mostrarles su misericordia, su amor inefable, y también se ha mostrado a los hombres para
mostrarles sus juicios.

Cuando por ejemplo, Dios se mostró al pueblo de Israel cautivo en Egipto, Dios se mostró
para mostrarles su misericordia y cómo los iba a sacar de esa situación de esclavitud. Les
mostró su gracia. Ésa fue una visitación de Dios especial a su pueblo.

Pero cuando Dios se presentó en el tiempo de Noé, fue para mostrar que Él había decretado
juicio sobre la humanidad y a ése que lo tildaron de loco en su época, por ocupar ciento veinte
años de su vida en construir un barco sobre tierra firme, todos pudieron ver que Dios había
decidido quitar de la Tierra a todos los hombres y las mujeres. Esas veces que estoy
mencionando como ejemplo, simplemente fueron veces donde Dios visitó a la humanidad de
manera especial y lo que quiero mostrarte como introducción, es una visitación de Dios que
un hombre pudo percibir en el Espíritu y pudo dar “palabra” acerca de la visitación que en ese
momento estaba llegando a la tierra por parte de Dios.

Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito el Señor
Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y nos levantó un poderoso
Salvador en la casa de David su siervo, como habló por boca de sus santos profetas
que fueron desde el principio; salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos
los que nos aborrecieron; para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse de
su santo pacto.” (Lucas 1: 67-72)

Zacarías era el padre de Juan el Bautista. Aquellos que conocen la Palabra, recordarán que
este hombre quedó sin habla por mucho tiempo cuando supo de la noticia que su esposa iba
a dar a luz un hijo. Y el hijo que dio a luz su esposa era alguien tremendamente importante en
los planes de Dios para ese tiempo, porque iba ser la persona que preparara el camino del
Señor Jesucristo. Cuando dio su esposa a luz a ese niño, Dios le regresó a este hombre el
habla y cuando él volvió a hablar, comenzó inmediatamente a profetizar. Cuando él pudo hablar
nuevamente, comenzó a dar una palabra que el Espíritu Santo le dio y la palabra era que ese
tiempo era especial, porque Dios estaba visitando y redimiendo a su pueblo: “bendito el Señor
Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo”.

El profeta está hablando en pasado, cuando en realidad todavía Cristo no podía hacer nada,
porque aún Cristo todavía no había nacido. Sin embargo, el profeta declaró abiertamente que
era un hecho lo que Dios venía a hacer a favor de su pueblo. Dios ha visitado a nuestro
pueblo y lo ha redimido porque la presencia del Salvador en medio nuestro significa que Dios
ha estado a nuestro favor y que ahora nos ha mostrado su misericordia y se a acordado de su
“pacto” que nos hizo y que tantos profetas en la antigüedad han anunciado; el profeta pudo
discernir en el Espíritu, que ese tiempo no era un tiempo cualquiera, sino que era un tiempo
especial.

Sin embardo, no todos los del pueblo de Israel que conocían a Dios y a su ley, se dieron
cuenta lo mismo. Solamente alguien que estuvo en contacto con el Espíritu Santo y supo ver y
discernir el tiempo que estaban viviendo, pudo darse cuenta que ese tiempo, era un tiempo
especial de visitación de Dios para el pueblo.

No era un tiempo cualquiera, era un tiempo donde Dios comenzaba a visitar a su pueblo y si
Dios visitaba a su pueblo, algo especial iba a hacer; porque todo judío sabía que cada vez que
Dios había visitado a su pueblo en la antigüedad, algo importante ocurría y las cosas no
quedaban igual. Por lo tanto que Dios estuviera visitando a su pueblo era algo trascendente y
este hombre lleno del Espíritu Santo y de la palabra profética, lo declaró: “éste es el tiempo
especial de la visitación de Dios a nosotros, porque Dios a través de su visitación nos
esta mostrando su misericordia”. Y quiere hacer algo diferente en nuestras vidas.

Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú
conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto
de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con
vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus
hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el
tiempo de tu visitación.” (Lucas 19:41-44)

Un hombre que pudo discernir lo que el Espíritu Santo estaba hablando y lo que Dios estaba
haciendo en ese tiempo, pudo profetizar: ¡Bendito sea Dios porque el nos a visitado y nos
ha redimido de la esclavitud!

Treinta tres y años después el mismo Jesús, el motivo de la profecía de Zacarías, el centro de
la profecía, la persona de Jesús tiene que llorar al ver la ciudad de su amor entrañable. Tiene
que llorar porque pasaron treinta y tres años y esa ciudad nunca se dio cuenta que había
sido el tiempo de su visitación.

Dios sigue queriendo visitar a la humanidad.

Que Dios haya enviado a Jesucristo no significa que Él quiera hacer una visitación más, de
manera directa y personal a la humanidad, a un lugar, a una región, a una familia, a una
iglesia. Por eso puedo entender a Dios, si cabe el término, cuando realmente no estamos
inmersos en todo lo que Dios es, y quiere hacer con nuestras vidas. ¿Saben por qué? Porque
algún día en este lugar Dios puede decidir que ése sea el día de su visitación y si nosotros no
nos damos cuenta que ese día es un día especial de visitación de Dios para nosotros, ese día
puede pasar y nada ocurrió.

Por eso yo entiendo el dolor que el corazón de Dios tiene, cuando no percibimos lo que
estamos haciendo aquí reunidos; por eso puedo sentir el dolor del Espíritu Santo cuando
permanecemos en nuestra situación y no queremos salir de la misma, para ponernos en la
situación de Dios y obrar como Cristo sobre la tierra.

Iglesia, si en la historia que como congregación tenemos, hemos escuchado cincuenta


veces que somos como Cristo en la tierra, es poco; lo hemos escuchado hasta el
cansancio... Pero todavía no lo creemos.

Cristo en la tierra dijo yo no he venido para hacer mi voluntad, he venido a hacer la voluntad
del Padre. No depende del tiempo que tú conozcas a Dios; tú puedes haber entregado hace
muy poco tiempo tu vida al Señor, pero si Dios ve en ti una entrega incondicional a su
Persona, puedes pasar a ser de alguien insignificante a alguien que transforme una ciudad,
escuela o vecindario. Dios no necesita tiempo, Dios necesita disposición. Dios no necesita
mucho conocimiento Dios necesita entrega absoluta.

Jesús estaba llegando a la tierra y Zacarías pudo decir, Dios nos está visitando, Dios... Pero
pasaron treinta y tres años y Jesús tiene que decir, no conociste Jerusalén el tiempo de tu
visitación... ¿Y sabes qué pasa? Ya se acaba este tiempo, se termina.

Es trascendente que tú y yo entendamos que hay un tiempo en que Dios puede y quiere
visitar de manera especial a la humanidad. Muchas veces se ha profetizado y creo con todo
mi corazón que en este último tiempo comenzará el avivamiento más grande que alguna vez
la Iglesia haya visto sobre la faz de la tierra. El avivamiento más grande. Y déjame decirte
más, va ser tan diferente a los anteriores que éste no se va a detener una vez que comience,
no se va a detener.

Si tú quisieras y pudieras leer los avivamiento que hubieron en la historia, vas a ver que esos
avivamientos tuvieron un principio y tuvieron un final. Este avivamiento que Dios va a hacer,
va a ser un avivamiento que tendrá un principio pero no tendrá un final, va ser un avivamiento
que durará hasta que Cristo regrese, será algo sorprendente... Pero déjame decirte que si tú y
yo no nos sintonizamos a la frecuencia del Espíritu Santo, lo vas a ver desde afuera pero no
serás parte.

Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los


deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de
vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de
malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas
obras. (1 Pedro 2:11-12)

Quiero hacer notar que el apóstol ruega a los creyentes, como extranjeros y peregrinos. Pedro
solamente le puede pedir esto a las personas que han salido de su situación y se han puesto
en la situación de Dios. Un peregrino y extranjero es el que no se aferra a un lugar, es el que
no está tomado con fuerza hacia una situación y no quiere salir de ella o no quiere salir de ese
lugar. Un peregrino y extranjero es aquél que va por diferentes lugares de acuerdo a dónde
debe ir; eso fue nuestro padre de la fe, Abraham, un peregrino y extranjero; salió un día de la
tierra de su papá sin saber a dónde iba y Dios le dijo —vete—.

Abraham tuvo que decidir salir de su situación y del lugar de comodidad para ponerse
en la situación de Dios y obedecer.

Esto que estamos leyendo no es para las personas que siguen en su situación. Para los que
están en su situación, esta palabra les entra por un oído y les sale por otro, van a volver a
casa y seguir su vida de todos los días, están esperando llegar a casa porque seguramente ya
saben que empieza una buena película en cable o que hay un buen programa en televisión, o
porque tienen ganas de cenar algo rico... Y no hace falta levantar la mano, para que no pasen
vergüenza; pero sé que es así. ¡Dios nos libre si algún domingo Dios decidiera dejarnos acá
hasta las dos de la madrugada! ¿Nos desesperaríamos? No, ni siquiera nos
desesperaríamos, ¿saben que haríamos? Nos levantaríamos y nos iríamos; y después le
diríamos al pastor, —sabe, es que la “comby” ya no pasa, y ya no puedo llegar a casa—.

Le voy a decir algo respecto al tema del horario, personalmente, y esto que voy a decir es
muy personal y si quieren atribuirle a alguien, atribúyanlo a mí, “no quieran culpar a nadie”. Yo
creo que con el tema del horario, el diablo se metió entre nosotros para que estemos
preocupados en ver a qué hora vamos a terminar, y me siento mal por eso, porque no
estamos haciendo la voluntad de Dios; nos estamos guiando por las normas del mundo y yo
creo que en la Iglesia primitiva, si todos estaban dispuestos a vender sus casas para que a
nadie le faltara, mucho más en este tiempo estaremos dispuestos a que, los que tenemos
auto podamos llevar a los que no tienen, y más si es porque esos hermanos no quisieron
perderse la bendición de estar en la presencia de Dios.

Ahora, si lo que yo estoy pensando estoy equivocado, entonces me equivoqué de Iglesia, me


equivoqué de lugar, me equivoqué de lo que Dios está haciendo, entonces estoy viviendo en
otro siglo y no estoy viviendo en este tiempo en lo que Dios está haciendo. Pero si yo no estoy
equivocado, entonces, ¿cuándo vamos a salir de nuestra situación para ponernos en la
situación de Dios?
Amados, dice Pedro, como a peregrinos y extranjeros. Les ruego a ustedes, les ruego lo
siguiente: que se abstengan de los deseos carnales que batallan contra el alma...
Abstente de la película que va a empezar en un momento y que tienes que llegar a casa,
porque lo más probable es que esa película no te deje nada de positivo, y en realidad esa
película va atentar contra tu alma. Déjala a un costado, no sirve, abstente de todo lo que sea
necesario, con tal de mantenerte en la situación de Dios quiere ponerte y una vez que te
abstengas de esas cosas.

Dice Pedro que nos mantengamos en cuanto a nuestra manera de vivir, como una “manera
buena de vivir”, una “buena manera de vivir”, pero no entre nosotros, porque entre nosotros
es fácil vivir de “buena manera”, ya sabemos cómo es y cómo ser “cristianos”, y sabemos
cómo tenemos que actuar. Pero la buena manera de vivir no es cuando estamos acá dentro
de la iglesia, la buena manera de vivir es cuando estamos entre los que no creen , ahí se
tiene que ver que tú eres una persona que está jugada por Dios, una persona que no le
importa las cuestiones terrenas, sino una persona que solamente vive y sueña por hacer la
voluntad de Dios, ninguna otra cosa es la que quiere, y que todas las cosas que esa persona
ve, las ve bajo el prisma de lo que Dios va a hacer con su vida. Entonces, cuando esto sea
así, dice la Palabra que para esta gente, en lo que murmuran de nosotros como
malhechores, cuando venga el día de la visitación de Dios, glorifiquen a Dios.

Claro, cuando tú estás jugado por Dios y estás del lado de Dios, la gente que te ve, cree que
eres un criminal, ¿sabes por qué? Porque tú le dices —yo amo a Dios por sobre todas las
cosas— y dicen que es desalmado... ¿Y su esposa qué?... Y sus hijos... Y yo no tengo
problemas, voy a las reuniones los domingos a la tarde y a veces salgo como a las diez de la
noche y que no tienes un bebé como de cinco meses... Y que a las diez de la noche para
andar con un bebé en la calle con el frío que hace... Y con los problemas que hay en la calle...
No, ¡estás loco!... Tú dices, —si a mi bebé lo cuida Dios, yo qué problema tengo con mi
bebé—. Entonces dicen, —éste está mal de la cabeza, perdió todo sentido del amor
humano—. Eso es lo que van a decir de ti, te van a tratar como un malhechor, como si fueras
un tipo que se te perdió un tornillo.

Pero va llegar un día donde Dios va a decir, “ha llegado el día de mi visitación, serás un Noé”.
Y dirán: —Noé, ¿qué estás haciendo? Un arca. ¿Un arca para qué? Porque va llegar un día
en que va a llover y se va inundar todo esto. Jamás ha llovido en todo este tiempo, no
sabemos ni que es eso, no sabemos ni qué es un diluvio, ¿y tú dices que esto se va a inundar
y estás construyendo un arca? Sí, Dios me dijo. Quédate con tus locuras, con tu Dios y con
tus palabras Noé—.

Pueden pasar ciento veinte años, tú no te preocupes, si te mueres y lo único que escuchaste
es que los demás te decían que eras un loco, no importa; posiblemente tu hijo vea la visitación
de Dios. No te preocupes cuándo va a ser, lo importante es que tú le creas a Dios. Pasaron
los ciento veinte años, y el loco, ¿quién fue? ¿Noé o todos los que se ahogaron?

Porque llega el día cuando Dios dirá: Éste es el tiempo de mi visitación. Cuando eso
ocurra, el temor de Dios va ser tan grande aún en las calles, que la gente va querer
esconderse y no va a saber qué hacer del gran miedo que van a sentir.

¿Sabes lo que va a ocurrir si tu estás del lado de Dios? Esas personas te van a venir a buscar
y te van a decir, dime cómo hago para escapar de esta situación en la que estoy. Si tú no
estás del lado de Dios, vas a correr como esas personas porque vas a sentir el mismo miedo
que esas personas y no vas a saber lo que Dios está haciendo. Por eso Pedro dice,
manténganse firmes y limpios en la manera de vivir, para quitar todo lo que pudiera
estorbarles, pero además, muestren una buena manera de vivir entre los que no creen,
porque aunque ahora les dicen a ustedes que están locos, llegará el día cuando esa gente
verá que hay una visitación de Dios y si han visto una buena actitud en ustedes, entonces van
a glorificar a Dios y van a buscarle de todo corazón.

Nosotros podemos extender o acortar el día de la visitación del Señor a nuestra


generación. Esto que estoy diciendo es muy importante, porque Dios no va a poder visitar a
la humanidad aparte de la Iglesia. No lo va a poder hacer, porque lo vas a oír una vez más,
somos como Cristo. Eso significa, que la visitación de Dios vendrá a través de nosotros.

Dios no lo va a hacer aparte, lo va hacer con nosotros. De acuerdo a cómo percibamos la


visitación de Dios, la recibamos y queramos ser un canal de la visitación de Dios, tú puedes
extender esa visitación o hacer que sea corta y Dios diga —no lo puedo hacer, no puedo
extender esto porque mi Iglesia no está preparada—.

Hay algunas condiciones y algunas cosas que proféticamente van a ocurrir sobre la Iglesia,
que han sido profetizadas en la antigüedad y están en el Antiguo Testamento y que vamos a
leer para que nos demos cuenta que Dios va a hacerlo completa y absolutamente diferente
con nuestras vidas, y para que llegue el día de la visitación entendamos por “día de la
visitación” el más grande avivamiento que nunca antes a existido.

Me hizo volver luego a la entrada de la casa; (está hablando del santuario de Dios) y he
aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la
fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado
derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me
hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al
oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón (Que lo guiaba a
Ezequiel) hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo
pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas
hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos.
Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido
de manera que el río no se podía pasar sino a nado. (Ezequiel 47:1-5)

Esto es lo primero que proféticamente va a ocurrir y está ocurriendo con la Iglesia. De la casa
de Dios está comenzando a fluir y a salir un río poderoso que viene de la misma presencia de
Dios. Los que conocemos un poquito más la Biblia, sabemos perfectamente bien que cuando
aquí habla de río, los evangelios recuerdan a Jesús diciendo que tendríamos ríos de agua
viva, que representa al Espíritu Santo. El Espíritu de Dios es el río de Dios que fluye, y un río,
ni tú ni yo lo podemos detener así nomás; no podemos poner unas piedritas para que deje de
correr, al río le importa muy poco las piedritas que tú hayas puesto, va a encontrar la manera,
para seguir su cauce porque un río no puede parar de correr. Así está comenzando a hacer el
Espíritu Santo a partir de la Iglesia.

Por eso este varón le mostró a Ezequiel, que el río salía del santuario, salía de la casa de
Dios. Ese santuario somos hoy tú y yo, somos la Iglesia de Jesucristo que no está
formada por un edificio ni por paredes, sino que está formada por hombres y mujeres
alrededor de todo el mundo que han entregado sus vidas al único que es digno de
recibirlas para transformarlas, aquél que nos ha salvado con su sangre y nos hizo
nuevas criaturas.

Nosotros somos la Iglesia a partir de la cual puede fluir el río del Espíritu hacia todo lugar, y
este río del Espíritu que comienza a correr, está fluyendo y nadie lo podrá detener. Pero la
Iglesia está como Ezequiel, siendo pasada por diferentes momentos y lugares de ese río; Dios
primero tiene que medir delante de nosotros y decir primero pasa por acá, mil codos, adonde
nos llega el agua a los tobillos. Hay muchos que aún seguimos con el agua hasta los tobillos,
entienden y conocen el lenguaje del Espíritu, pero no viven por el Espíritu; entonces andan
jugueteando con el agua, como cuando uno entra al mar, pero hasta ahí nomás. Obviamente
aún no se asustan de las olas porque están a veinte metros. No tiene ningún problema pues
es fácil, si hay algún peligro o crece la marea salen rápido porque están a dos metros de la
arena. El agua llega hasta los tobillos, entonces jugueteamos, pero eso no es el todo a lo que
Dios nos quiere llevar.

Vuelve Dios a medir y ahora el agua creció, pero llega hasta las rodillas. Que llegue hasta las
rodillas el agua, tampoco es mucho riesgo, porque aún yo puedo manejarme por mí mismo, yo
sé qué es lo que puedo hacer, y todavía puedo decidir hacia dónde puedo caminar porque el
agua no es tan fuerte como para llevarme. Luego el Señor mide para con su Iglesia y puede
hacernos pasar por un poco más de agua, hasta los lomos y de ahí la cosa cambia. Como que
no puedo decidir tanto por mi cuenta, pero veo que es agradable estar en el agua y no estoy
corriendo ningún riesgo, todavía tengo la posibilidad de hacer algunas cosas como a mí me
parece.
Pero llegará el tiempo cuando Dios vuelva a medir y medirá lo último que Dios puede medir,
un agua que no puede pasarse si no es a nado y solamente pueden cruzar por esa agua,
aquellos que viven por el Espíritu de Dios, porque una vez que están dentro del agua
solamente se dejan guiar por la corriente del agua Pero además tienen que ser diestros en la
natación pero ya no nadan en sus propias fuerzas o en su capacidad, nadan en el Espíritu,
pues ya no hacen pie.

Esto lo que Dios está haciendo y quiere hacer con la Iglesia. Ahora, ¿esto implica que Dios da
el Espíritu Santo por medida? No, porque dice la Biblia que Dios no da el Espíritu Santo por
medida, pues la medida no viene de Dios, sino que la medida depende de nosotros. Repito, la
medida no viene de Dios, la medida depende de nosotros.

Hay muchos que cuando oyen a alguien espiritual dicen, “qué tremendo lo que está diciendo,
qué tremendo como vive”. Son aquellos que están con el agua hasta los tobillos y dicen, qué
bien nada aquél que se metió, no tiene ningún problema; cómo me gustaría saber nadar como
él... Los que no saben nadar siempre están diciendo “cómo me gustaría nadar como aquél
que está allá adentro para disfrutar como él lo disfruta”. Pero tienen tanto miedo que nunca
son capaces de inscribirse en una escuela de natación para decir de una vez por todas voy a
aprender a nadar para que la próxima vez yo me pueda meter y no tenga que estar en la orilla
y me pueda meter con todos los grandes que están ahí... Pero es tanto el miedo que dicen no,
yo no. Es tanto el miedo que seguirán viendo cómo lo disfrutan los demás, mientras él se está
refrescando y sintiendo bien...

Si Dios no te lleva hasta el agua profunda del Espíritu para que aprendas a nadar en el
río del Espíritu, Dios no va a poder hacer nada con tu vida, absolutamente nada. No es
la decisión de Dios, la decisión es tuya. Veamos qué más dice:

Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán
en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas. Y toda alma viviente que
nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces
por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en
este río. Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su
tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces
del Mar Grande. (Ezequiel 47:8-10)

Estas aguas, cuando ya avanzaron y ya habían pasado esos mil codos donde Ezequiel ya no
podía cruzar si no era a nado, recién entonces dice la Palabra que descienden al Arabá, que
es una zona cercana a Jerusalén, desértica, pero en cuyo cause está el mar, el famoso Mar
Muerto. Así cuando dice, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar está refiriéndose al
Mar Muerto.
¿Sabes por qué ese mar se llama Muerto? Porque sus aguas son tan saladas, que nada con
vida puede permanecer vivo ahí adentro, no hay nada de vida en ese mar, la corriente del río
del Espíritu de Dios cuando está en toda su plenitud, puede entrar a los lugares donde
cualquier persona podría decir —nada puede cambiar esto, nada va a darle vida a eso que
está muerto—, pero cuando llega el río del Espíritu le da vida a lo que está muerto, porque
dice entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas. Sanidad de esas aguas del Mar Muerto
que dejarán de ser muertas porque recibirán la sanidad que solamente Dios, por su todo
poder, puede generar cuando la corriente del río de Dios está corriendo en toda su plenitud.
Leamos más:

Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo volver por la ribera
del río. Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y
otro lado.

Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus
hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen
del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina. (Ezequiel 47:6-7, 12)

¿Sabes quiénes son los que están puestos a la ribera del río, de lo más profundo y de lo más
precioso de este río poderoso? Aquellos que han aprendido a vivir por el Espíritu, aquellos
que han puesto sus raíces en esa corriente; no aquellos que ven cómo corre el río, pero
ponen sus raíces en lo que están más seguro, que están esperando venir con un “tachito”
para echarme un poco de agua, para tomar un poquito y seguir creciendo...

Qué tonto es de nuestra parte, que teniendo un río que puede llenarnos y saturarnos y hacer
que nuestras vidas resplandezcan, estar alejado del río y plantados mucho más lejos, y que
en vez de recibir esa agua bendita estemos esperando que alguien venga con ese “tachito” o
con una “regaderita” a echarnos unas gotas, a ver si podemos crecer con agua sacada de una
canilla, en vez de crecer con agua pura sacada de un río poderoso.

Aquellos que estén parados a la ribera del río, tomarán del Espíritu Santo todo lo que
necesitan, y cuando el Espíritu Santo diga que haga algo, esa persona va a hacer lo que el
Espíritu Santo diga. No es real cuando decimos que estamos creciendo en Dios o en las
cosas del Señor o en el Espíritu, cuando hay cosas que Dios nos ha dicho en el pasado y
todavía están pendientes. Vuelvo a repetir no es real...

Hay personas que Dios les ha dado palabras proféticas pero que no se cumplieron porque
todavía están esperando a ver si Dios lo hace o no, o cómo lo va a hacer... No se cumplieron
porque no están andando en el Espíritu, no quieren aventarse. Como el Espíritu en este río
corre muy fuerte creen que se van a ahogar, porque no saben cómo nadar en este río; puedes
aparentar que estás viviendo en las cosas del Espíritu, puedes aún, por el cambio que el
Señor ahora nos ha mostrado, tomar tu sobre de diezmo y entregarlo, pero no cambia tu
situación espiritual, eso no transforma las cosas; la responsabilidad de nadar es tuya, la
responsabilidad de decirle al Señor que ahora dejas de jugar con el “agüita” que está en la
orilla para aventarte al río y ver cómo va.

Ahora, me vas a sostener que puedes aprender a nadar estando dentro del río... Mi abuelo
siempre nos contaba que él aprendió a nadar a los tres años en España; él era español de
una manera muy particular. Un día toda la familia, sus tíos, sus primos y él que no tenía papá
pues lo criaba su abuela, fueron a un río en un campo donde ellos vivían y cuando llegaron al
río, todos sus primos ya más grandes, se echaron al río y empezaron a nadar y a jugar. Y un
tío lo tomó y le dijo —Antonio, te gustaría ir con tus primos y nadar—, —si me gustaría tío—,
—bueno ahí vas—, y lo echó. Cuando estaba en el río nadó y qué bien nadaba mi abuelo.

Cualquiera diría que es una locura lo que ese hombre hizo, pues si se ahogaba el pobre chico
de tres años nada más... Pero no se ahogó. Si yo echo un perrito al agua, no se ahoga por
más que le tengas lástima. Échate al río del Espíritu y no te vas a ahogar, aprenderás a nadar
en la corriente del Espíritu, pero si tú le tienes miedo y lo ves de lejos, te vas a perder la
bendición.

Ahora, estos árboles no son cualquier tipo de árboles, son árboles frutales y dice que sus
hojas nunca caerán ni faltará su fruto. A cualquiera le encantaría tener este árbol en la puerta
de su casa, porque el árbol que uno tiene en la puerta de la casa, cuando llega el otoño
ensucia toda la casa, porque todas las hojas vienen a parar a nuestro garaje. Pero este árbol
es diferente, este árbol no se rige por las cuestiones normales del tiempo. Cuando llega el
otoño, usted y yo estamos acostumbrados que las hojitas de los árboles empiecen a caerse,
pero este árbol, por estar en la corriente del Espíritu, se rige por lo que recibe de la corriente,
entonces puede venir otoño, primavera, verano, invierno o puede inventar una quinta estación,
que al árbol no le afectará en lo más mínimo.

Este árbol tiene hojas que nunca caen y además siempre tiene fruto, pues dice no faltará su
fruto, dice que a su tiempo madurará, al tiempo que tú estés nadando en el Espíritu no
significa que ahora vas a hacer cualquier locura, sino que significa que Dios te está
enseñado y te está madurando porque a su tiempo, Dios hará que seas lo que debas
ser y que hagas lo que tengas que hacer.

Cuando en una oportunidad estábamos con los chicos, a algunos les tocó jugar con los que
estaban cayendo, pero no se perdieron la bendición de estar en el Espíritu, pudieron estar en
el Espíritu igual que los que estábamos orando. Pero ahora es el tiempo de agarrar a los que
se caen, y algún día llegará el tiempo, y doy gloria a Dios, que ellos estarán orando y habrá
otros que estarán agarrando a la gente... A su tiempo madurará, pero sólo madura el que está
en la corriente del Espíritu, no el que lo ve de lejos.
...Porque sus aguas salen del santuario; no vienen de cualquier lugar las aguas estas,
salen de la misma presencia de Dios y llenan nuestra vida.

Cuando eso ocurre el fruto es para comer y la hoja para medicina. Cuando tu estés en el
Espíritu, nadando en la corriente del Espíritu, siendo guiado plenamente en el Espíritu,
entonces llegará un momento en que Dios dirá que ya está a punto y el fruto que Dios te dé va
a alimentar el hambre espiritual de muchas personas que están allí y las hojas que tu darás,
podrán ser para medicina de aquellos que están lastimados heridos y quebrantados por el
diablo. Por eso dije antes que el día de la visitación de Dios en este tiempo, no será
aparte de la iglesia, es a través de la iglesia.

Porque Dios quiere madurarnos a cada uno como miembros para que seamos nosotros esos
árboles que den fruto que pueda alimentar a los que necesitan de Cristo y llenar el hambre
espiritual que tienen en su interior, y además que demos hojas que puedan sanar a la gente
de una vez por todas y recibir la sanidad que viene de lo alto.

Algún día Dios te ha sanado a ti, pero lo que nos pasa a los cristianos, es que somos tan
egoístas que lo único que nos importa es haber recibido la sanidad, ya hemos recibido la
sanidad y estamos a gusto y “chapoteamos” con el agua, en vez de estar dispuestos a salir de
nuestra situación y decir yo empiezo a nadar en el río de Espíritu y ahora que Dios me use a
mí para sanar a otros.

Esto tiene un costo, y este costo es igual a “todo”. O le damos todo al Señor, o
perdemos todo del Señor. No hay doble posibilidad.

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de


pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová
está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a
corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace,
prosperará.(Salmo 1:1-3)

Qué familiar resulta este texto luego de leer a Pedro y a Ezequiel. Si quieres ver la
manifestación de Dios, haz lo que tienes que hacer. La prosperidad tiene que ver con una
parte que viene de Dios y con una parte que tú haces, y no sólo la prosperidad económica,
sino en todos los ámbitos de nuestra vida. Si quieres ser un verdadero adorador, debes
provocar la presencia de Dios en el lugar en que estás, pues si tu actitud no es la de un
verdadero adorador, su presencia no puede estar allí. Sé un verdadero adorador y verás como
su presencia estará en toda su plenitud.

Iglesia, el día de la visitación de Dios puede venir en cualquier momento. En cualquier


momento Dios puede decir, éste es el momento de mi visitación en este lugar. Seguramente
tú anhelas esto pero, ¿estás preparado para ser un canal de bendición y que Dios te pueda
usar en el tiempo de su visitación? El deseo del Espíritu de Dios, es que ninguno que está
siendo parte de la Iglesia de Jesucristo, se pierda la bendición de ver la visitación de Dios y de
ser parte de ella.

Esto es para todos. Nadie queda afuera de parte de Dios. Dependerá de ti y de mí.
RELACIÓN DE PACTO

25 agosto de 2002

Ahora, en el tiempo que está viviendo la Iglesia como es protagonista de los propósitos del
Señor, la Iglesia primeramente tiene que ser transformada y entender lo que está en el
corazón de Dios para entonces aplicarlo a la Tierra, por eso las cosas no pueden ser a
“microondas”, no puede ser “por un ratito lo pongo y ya sale hecho y terminado”. Tu vida y mi
vida, nunca podrán ser formadas por el Señor de esta manera, nuestra vida tiene que ser
formada como Dios desea, por el trabajo del Espíritu Santo en nosotros de manera
permanente.

La obra que el Señor Jesucristo comenzó en nosotros, el Espíritu Santo la estará acabando y
terminando pero esto será hasta el último día de nuestra vida, siempre habrá algo en donde el
Señor tendrá que mostrarnos que Él tiene un plan mayor, algo que es perfecto de acuerdo a
su corazón y a su mente y que posiblemente nosotros no lo entendíamos así.

Una de las cosas que el Señor necesita revelarnos en este tiempo y en esta transición que
estamos viviendo como Iglesia es: ¿Qué tipo de relación debe haber entre aquellos que
somos miembros del Cuerpo de Cristo?

Porque lamentablemente muchas de las relaciones que hemos desarrollado hasta este
momento, son relaciones que pasan más por lo sentimental, por lo anímico, que por lo
espiritual. Realmente, la mayoría de las cosas, si pensamos fríamente en cómo desarrollamos
nuestra vida, la mayoría de las cosas nos hemos acostumbrado a pensarlas, a analizarlas,
elaborarlas y decidirlas, por nuestro razonamiento y sentimientos, y esto como una costumbre.

El Señor está transformando nuestras personas, de hombres y mujeres almáticos, a


hombres y mujeres que son del espíritu, viven en el espíritu y obran por el espíritu.

Pero cuando vivimos por el espíritu, no puede haber una parte de nuestro ser que esté
viviendo por el espíritu y otra parte del ser que este viviendo por el alma o los sentimientos; o
todo es transformado o nada lo fue. Si lo que el Espíritu Santo está haciendo en lo íntimo de
nuestra vida, no se traduce en las actitudes de nuestro andar diario, en la manera de pensar,
en la conducta, en las palabras, en las acciones y aún en las relaciones, quiere decir que lo
que creíamos que el Espíritu estaba haciendo, no lo está haciendo tanto. Muchas veces
damos por culminado algo que Dios quería hacer en nuestra vida, cuando ni siquiera empezó
a hacerlo. Tenemos que ver el resultado de la obra de Dios en nuestro interior, y no solo
nosotros lo debemos ver, sino aquellos que nos rodean, también lo tienen que ver. Por eso,
Pablo podía decir, sean imitadores de mí, como yo soy de Cristo.
Otra cosa que seguramente te enseñaron alguna vez, es que a todos los cristianos siempre
hemos dicho: “No me mires a mí, mira al Señor”... ¡Qué espiritual suena!, pero no es bíblico
como lo espiritual que suena, porque aquél que está empezando en el Señor, si no te puede
mirar a ti, no tiene un reflejo de Cristo real sobre la tierra.

A quién va a seguir, si no puede palpar a Cristo de manera directa, por eso Jesús convivió con
doce hombres que estaban llenos de diferentes situaciones, conflictos, problemas, diferentes
manera de pensar, diferente extracción social, pero esos hombres fueron impulsados por el
mismo Jesús a hacer la obra más transformadora del mundo, a dar inicio a la Iglesia que hoy
sigue en pie y que Dios está nuevamente levantando de acuerdo a su visión, a su estructura,
a su manera de ver las cosas.

Fueron doce hombres, pero que se dejaron impactar directamente por la vida de Jesús, y si tu
vida y mi vida no impactan a otros por lo que Dios, por el Espíritu Santo está haciendo en
nuestras vidas, entonces los demás no podrán imitar a Cristo. Las relaciones que hoy en día
una Iglesia apostólica y profética requiere, son relaciones que se guíen por el Espíritu y que
puedan ver lo que Dios está formando en la vida de la otra persona. ¿Qué es lo que Dios va a
producir a partir de esa persona con la cuál yo estoy entrando en relación?

Si puedo ver por el Espíritu lo que Dios está haciendo en la vida de la otra persona y puedo
percibir todo lo que Dios depositó en la vida de esa persona, entonces puedo entrar en una
relación correcta con dicha persona. Pero si veo que es persona no está creciendo en lo que
Dios quiere para ella y está desviándose del propósito original de Dios, y si por el contrario yo
sí estoy guardando mi propósito, ya no podré tener una relación correcta con esa persona.

Por esto la relación de los miembros del Cuerpo, en una Iglesia apostólica y profética,
tiene que ser y debe ser una “Relación de Pacto”.

Hoy, los arreglos que se hacen entre cristianos, es para intentar conseguir las cosas de Dios
tirándole del bolsillo al Señor, a ver si nos da lo que estamos pidiendo. Entonces, un diálogo
entre cristianos sería: “Nos ponemos de acuerdo para pedirle al Señor que nos entregue este
Hotel”...

Y nosotros nos ponemos de acuerdo, nadie nos habló, no sabemos si el Espíritu Santo habló,
pero nos ponemos de acuerdo y estamos cuatro años orando para que el Señor nos entregue
este hotel... En realidad, el acuerdo tiene que comenzar por lo que el Espíritu Santo está
haciendo en la vida de mi hermano, por lo que el Espíritu Santo está haciendo en mi vida y
por lo que el Espíritu Santo a los dos nos dio una palabra específica, que nos muestra cual es
el plan perfecto de Dios. Cuando encontramos ese plan perfecto, ya estamos “en acuerdo”,
no necesitamos ponernos “de acuerdo”, porque “en ese acuerdo” Dios va a conceder lo
que nos habló. Pero para eso, debemos percibir lo que Dios está queriendo hacer.
Ahora quiero utilizar un ejemplo bíblico que es muy conocido, vamos a ver un tipo de relación
que todos conocemos, pero queremos ver el tipo de relación que hoy en día debemos
manifestar, desarrollar en una Iglesia que es apostólica, en esencia y que Dios está
levantando en este tiempo para implantar el reino de Dios:

"Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó
ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo."1 Samuel 18:1

Dice aquí la Palabra, que después de que David enfrentó a Goliat, que hizo lo que ninguno del
ejército podía, ni sabía, ni tenía la capacidad de hacer, David siendo apenas un muchacho, se
atrevió a conquistar lo que Dios quería entregarle a ese pueblo; una victoria ante los filisteos y
el único que podía percibir lo que Dios quería hacer fue él, un muchacho que no era un
hombre de guerra, que no estaba acostumbrado a salir a la guerra como todos los demás,
pero que sí confiaba en Dios.

El sabía que la lucha no era contra un pueblo, contra un ejército, y que por más que se dijera
“ejército del Dios vivo”, era un ejército que tenía, como los perritos, la cola entre las patas,
tenía muchísimo miedo, sino que David sabía que esos filisteos estaban luchando contra Dios,
y él fue a luchar en nombre de Dios, por eso venció.

Luego de todo esto, Saúl abrió los ojos y dijo “este tipo, es un tipo interesante, este
muchachito es alguien que a mí me conviene”. Por lo tanto le comenzó a hablar, pero al lado
de Saúl estaba su hijo Jonatán, y lo único que él hizo fue escuchar a David y a Saúl hablar, y
cuando terminó de escuchar a David hablar, dice la Escritura: el alma de Jonatán quedó
ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo.

Hay varias cosas a destacar:

* Una ligadura de alma.

Al final van a entender lo que voy a explicar ahora, pues necesitamos entender que la ligadura
que tuvo Jonatán con David, fue una ligadura “almática”, no una ligadura espiritual. Hubo
algo en David que llamó la atención de Jonatán, la relación y el amor de Jonatán, fue sincero
y verdadero. Ahora lo vamos analizar, pero hubo un problema allí, y fue que “su alma quedó
ligada” y cuando nosotros nos ligamos “en alma” el resultado no es el mejor, no es el que
Dios quiere.

¿Por qué Jonatán quedó ligado en alma? Porque Jonatán no tenía el Espíritu Santo, David
sí tenía el Espíritu Santo, porque cuando Samuel llegó a la casa de Isaí, lo ungió, y dice la
Biblia que a partir de ese momento el Espíritu de Dios vino sobre David, él estaba bautizado
con el Espíritu Santo de la misma manera que nosotros, él podía ser un hombre espiritual,
pero Jonatán no. Por eso se le perdona a Jonatán que la ligadura haya sido de alma, pero hoy
a nosotros los hijos de Dios, llenos del Espíritu Santo, bautizados con el Espíritu Santo, no se
nos puede perdonar que sigamos haciendo ligaduras almáticas, aún con los hermanos en
Cristo, porque ese no es el tipo de relación que Dios quiere.

Porque la ligadura del alma, te va a hacer ver del otro lo que Dios puso, pero a su vez siempre
vas a estar buscando el problema o la situación conflictiva que en algún momento te va hacer
partir con esa relación, cortar con aquello que viene de Dios, porque la relación no fue
espiritual; y todo lo que no nació por el espíritu, no puede terminar por el espíritu. El
alma de Jonatán quedó ligada a David, pero hay algo sí muy bueno de Jonatán, porque dice:
y lo amó Jonatán como a sí mismo.

Jonatán puedo percibir algo en David, que él anhelaba en el fondo de su ser y al ver a David,
lo amó como si se amara a sí mismo, de esa manera Jonatán estaba cumpliendo la ley de
Dios, el mandamiento más importante que Dios a dejado y que Jesús repitió:

“Ama a Dios por sobre todas las cosas, y después a tu prójimo como a ti mismo”.

Cuando amamos al prójimo como a uno mismo, aprendemos a ver al otro como nos vemos a
nosotros mismos. Nosotros mismos tratamos de tener respeto por nuestra propia persona,
nos cuidamos, aunque algunos no, porque vienen con alguna historia rara sobre su propia
vida y ni se aman a sí mismos y necesitan una salida.

Estoy hablando de personas sanadas en el Señor, creo que a ese tipo de personas estoy
hablando. Entonces ese tipo de personas, saben quiénes son en Dios, que Dios los ha
salvado con un propósito y esas personas se cuidan a si mismas, pero muchas veces dentro
del Cuerpo, no logramos ver a los demás como nos vemos a nosotros mismos, no logramos
tener la consideración que tenemos por nosotros, esto es algo que tiene que ser erradicado
del Cuerpo de Cristo, porque una Iglesia apostólica, primero va a pensar en el otro antes que
en sí mismo.

Una Iglesia apostólica, mira por las necesidades del otro y no por las propias, por eso la
Iglesia primitiva, vendía todo lo que tenía, sus propiedades, sus bienes y ponían el dinero a
los pies de los apóstoles, para decirles, “apóstoles, como reconocemos la autoridad que Dios
les delegó, reconocemos quienes son en Dios, la sabiduría que Dios les ha delegado, ustedes
van a saber administrar esto que no nos pertenece porque todo es de Dios, para que a nadie
le falte nada”.

Jonatán pudo ver algo en David que se atrevió a dejar lo que aún a él le correspondía por el
bien de lo que Dios le estaba mostrando. "Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a
casa de su padre."1 Samuel 18:2
Obviamente, esto Saúl lo hizo porque vio en David a un muchacho muy interesante y que le
convenía, a un muchacho que no era bueno que se volviera a su casa. Cuando nosotros
seamos personas que viven por el Espíritu, va haber muchos que no van a querer soltarte, ni
alejarse de ti. La Iglesia en Argentina que Dios está levantando apostólicamente, tiene que
aprender lo que Dios ha puesto, porque en eso la Iglesia se va a ver sorprendida por la mano
de Dios, cuando hoy las empresas están queriendo echar a muchos, a ti te van a querer
recibir, porque van a ver algo que no lo verán en ningún otro, porque les convendrá.

Saúl dijo, a mí no me conviene que David se vaya, porque David produjo algo en todo el
pueblo, que ninguno de los soldados del ejército hizo. Si nosotros aprendemos a ver lo que
Dios nos dio, los demás van a querer retenernos, van a querer estar a tu lado, van a querer
recibir de lo que Dios puso en tu vida, pero si vivimos por nuestra manera de ver las cosas,
por nuestros sentimientos, por nuestros pensamientos, entonces seremos igual a los demás,
solamente que tendremos el título de “cristianos”, aún el título de “Iglesia”, aún el título de
“apostólicos y proféticos”, pero este no es un título, es una manera de vivir.

Lo apostólico y lo profético no es un título, es una forma de vida. Cuando entramos en la


dimensión apostólica y profética, toda nuestra vida cambia, nuestro matrimonio cambia,
nuestra familia cambia, nuestro entorno cambia, nada puede quedar igual. Porque ya no
entendemos las mismas cosas de la misma manera que antes. Ahora Dios está abriendo
nuestro entendimiento para que nuestra vida pueda ser un modelo de lo que Dios, desde el
principio de los tiempos, quiso establecer sobre la tierra.

Por eso ya no me conformo con tener un lindo matrimonio, si mi matrimonio no está en el


propósito de Dios e impactando a todos los que nos rodean, no podemos conformarnos con
llevarnos bien y darnos besitos y todo sea de color de rosa, no sirve, no alcanza porque hay
una inquietud adentro de satisfacer el deseo de Dios.

David tenía esa inquietud, él quería satisfacer el deseo de Dios, por eso se presentó ante
Goliat y le dijo “que piensas que estás haciendo, estás queriendo luchar contra el Dios vivo y
verdadero y te equivocaste, porque no lo vas a lograr y te voy a demostrar que nadie se
puede enfrentar a Dios”. Por eso, con una simple piedrita le dio en medio de la frente y lo
volteó... Eso es tener ansias y deseos de satisfacer el deseo de Dios, de querer hacer lo que
Dios está deseando.

"E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo." 1 Samuel 18:3

Cuando una relación llega a ser de esta manera, estrecha, no puede ser una relación de
acuerdo, de abrazo, de beso, de “nos vamos a tomar un café”. No, es una relación de pacto
y entrar en pacto es mucho más de lo que posiblemente hemos pensado hasta ahora, aún de
lo que estamos acostumbrados a oír de pacto, del pacto de Dios con nosotros, sin entender
que, siempre hay una parte que a mí me corresponde en el pacto.

¡Qué bueno que Dios haga pacto conmigo! Llevo todas las de ganar porque Dios se
compromete conmigo en pacto, pero... ¿Mi parte? Aquí la Biblia está diciendo “E hicieron
pacto”. La palabra “hicieron” en el original es: cortar. O sea, si uno lo quisiera traducir más
originalmente, ahí dice y “cortaron pacto Jonatán y David”.

Y Usted puede decir: ¿Qué significa cortar pacto? Cuando en ese tiempo los judíos hacían
pacto, siempre tenían que ofrecer algo en el pacto, había muchas cosas que podían ofrecer,
pero al usar esa palabra “hicieron”, que originalmente es “cortaron”, está implicando que
tuvieron que haber tomado un animalito, el cual lo sacrificaron y lo cortaron en dos, para hacer
el pacto.

Y había una manera de hacer el pacto, se ponían las dos partes cortadas del animal, una
enfrentada a la otra y cada persona de los que hacían el pacto, pasaban en forma de ocho por
entre las dos partes del animal. En ese momento, Jonatán tenía las partes enfrentadas del
animal y empezó a caminar en forma de ocho, por entre las dos partes, y al caminar Jonatán
empezó a decir: “Que Dios haga conmigo como se hizo con éste animal si yo no cumplo
con mi parte del pacto”.

Una relación de pacto no es “cuanto te quiero hermano, te tengo un cariño, ahora que te veo
después de veinticinco años siempre me acordé de ti en este tiempo”... Eso no es una
relación de pacto. Es: “Si yo no cumplo con el pacto que tengo con este hombre, que
Dios me quite la vida”...

Hubieran avisado antes que era así, porque hacer un pacto es mucho más importante que lo
que yo tenía en mente. Los cristianos nos hemos acostumbrados a hacer pacto y después ni
nos acordamos lo que dijimos, ni lo que hicimos, damos regalitos y decimos que con este
regalo estoy haciendo un pacto contigo... Pero el asunto es que definitivamente, las palabras
se las lleva el viento.

Lo que hicieron estos dos muchachitos tenía un significado delante de Dios, porque los dos
estaban diciéndole al Señor, nosotros entendemos que hay un propósito en común, sabemos
que hay un plan tuyo para nuestra vida y lo queremos desarrollar para cumplir tu voluntad,
esta relación tiene propósito en lo que tú nos estas mostrando. No es que me cayó bien o me
llevo bárbaro, con otro no hago pacto porque no me llevo tan bien, no.

Yo tengo que poder hacer pacto con aquellos que son del Espíritu porque me llevo bien
con todos los que somos del Espíritu, porque hablamos el mismo lenguaje, pensamos
lo mismo y sentimos lo mismo, nuestro corazón late por las mismas cosas, por eso
puedo hacer una relación de pacto. Una relación de pacto, no es un acuerdo verbal, no
es estrechar las manos, un acuerdo de pacto es: “Dar la vida por...”

Por eso cuando Dios dijo, estableceré y haré un Nuevo Pacto con la gente “voy a quitar el
corazón de piedra, para poner un corazón de carne”, Dios en ese momento implícitamente
estaba diciendo “voy a sacrificar a mi propio hijo, para comprometerme en pacto con la
humanidad, aunque me rechacen, se mueran y se vayan al infierno, de todas maneras
lo voy a dar todo por ellos”.

En una Iglesia apostólica, las relaciones ya no pueden ser como fueron, por eso Ananías y
Safira no pudieron quedar en pie, ellos quisieron torcer el pacto. Guardar un poquito por si no
les iba bien; hubiera sido más fácil, por el pacto decir: “Hemos decidido dar el cincuenta por
ciento, el otro lo vamos a guardar”, hubiera estado perfecto y bien delante de Dios, pero como
quisieron mentir, el Espíritu Santo, sacó las cosas a la luz. Una relación de pacto, es mucho
más de lo que podemos pensar, pero es un tipo de relación a la cual Dios quiere llevar a su
Iglesia en este tiempo.

"Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta
su espada, su arco y su talabarte." 1 Samuel 18:4

Es obvio que Jonatán era el sucesor del rey, el príncipe al que le iba a tocar el trono en algún
momento, sabía que cuando Saúl muriera a él le correspondía sentarse en el trono, pero él
pudo ver algo mucho más importante que su propia posición.

Hoy en la Iglesia, hay muchos que están para ver “su” posición; como no me dieron este lugar,
no permitieron hacer tal cosa, por lo tanto me voy de la Iglesia. Ahí no estamos viendo lo que
Dios quiere hacer, sino nuestro propio lugar. Jonatán pudo decir: “Yo veo en David al futuro
rey de este pueblo. No voy a ser yo el rey, por lo tanto depongo mi posición por el bien del
Gobierno de Dios sobre esta nación, doy un paso al costado porque lo que quiero es lo que
Dios ha planeado para esta nación, por lo tanto, que se haga tu voluntad y no la mía”.

Lo mismo tuvo que decir Jesús, con tal de que se cumpla lo que está en el corazón de Dios.
Esto es lo que luego Pablo escribió, diciendo: “considérense unos a otros como mayores a
si mismos, en cuanto a honra, prefiriéndoos unos a otros”. ¿Qué significa eso? Que si
Dios me tiene que honrar a mí, yo pueda decir: “Señor tienes que honrar al otro en vez de
a mí, no me des a mí esa honra, dásela a él”.

Por eso Jonatán, dijo a David: “aquí está mi arco, mi cinturón, mi espada, el manto...” O sea,
lo que me corresponde como futuro rey, te lo doy a ti porque sé que vas a ser el rey, porque
no quiero guardar una posición, quiero ver el bien de esta nación y si no tengo que ser el rey
por el bien de esta nación y tú serás el rey, entonces me quito todo lo que tengo.
Por eso la relación tiene que ser de pacto, porque cuando en una Iglesia apostólica hay esta
relación, cada uno puede ver al otro en el lugar que Dios lo puso, honrarlo y respetarlo en ese
lugar y querer que Dios le siga colmando con todo lo que está en su corazón, para que se
cumpla su propósito. No andamos peleando ni con Dios, ni con los hermanos por “mi lugar”,
veo el lugar que Dios le dio al otro, para que juntos cumplamos el propósito de Dios.

"Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo


puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos
de los siervos de Saúl." 1 Samuel 18:5

Aquí hay algo realmente interesante: la palabra “prudentemente”, viene del hebreo y tiene
que ver con la palabra “ser”, de ahí viene “hacer o actuar”. ¿Qué quiero decir con esto?
David era prudente, en su esencia de ser, por eso actuaba y se comportaba,
prudentemente.

A veces, nosotros somos prudentes, porque actuamos con astucia humana para ganar algo
que ya tenemos en la mente, como tenemos un objetivo en mi cabeza, nos disfrazamos de tal
o cual cosa, usamos tal o cual palabra, para conseguir lo que queremos y parecemos muy
prudentes, pero por dentro hay un lobo rapaz. David en su esencia de ser, era prudente y se
comportaba prudentemente y por eso Saúl lo pudo poner a cargo del ejército.

En una Iglesia apostólica, donde las relaciones empiezan a ser relaciones de pacto, donde
vivimos por el Espíritu, tiene que venir sobre nosotros una prudencia por el Espíritu de Dios,
para ser prudentes desde adentro, para no abrir la boca, ni actuar imprudentemente, para no
tener que decir “se me escapó, no quise pero metí la pata”. No, no es que no quisiste o se te
escapó, lo tenías adentro. En tu esencia de ser estaba eso.

En una Iglesia apostólica: Las cosas tienen que salir a la luz, nadie puede permanecer con
una careta, nadie. David no tenía caretas, por eso conseguía lo que conseguía, por eso tenía
el favor del pueblo. Por eso las mujeres cantaron Saúl mató a sus miles y David a sus diez
miles; y a Saúl le reventaban las tripas, porque David era un hombre del Espíritu y estaba
representando el gobierno divino.

"Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron
las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey
Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Y cantaban
las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles. Y
se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez
miles, y a mí miles; no le falta más que el reino." 1 Samuel 18:6-8

¿Por qué esto? Porque, tenemos que entender una verdad espiritual, que va a estar
ocurriendo en este tiempo: “Hoy sobre la Iglesia de Jesucristo, sigue habiendo gobierno
humano y Dios está implantando el gobierno divino; cuando el gobierno divino, viene y se
empieza a implantar, el gobierno humano salta como leche hervida”. Saúl dijo: a éste si ya las
mujeres le están cantando esto, lo único que le falta es el reino y efectivamente lo único que le
faltaba, a David, era el reino.

Pero el gobierno humano, nunca puede resistir el gobierno divino que Dios está implantando,
por eso, si la Iglesia de Jesucristo no accede al gobierno divino como Dios lo estableció, va a
tener serios problemas. Los pastores que no quieran aceptar el gobierno divino, el gobierno
teocrático y los cinco ministerios, como está establecido en la Palabra, son pastores que van a
tener problemas, porque directa o indirectamente, se están peleando con Dios, esa es la
situación.

No es una cuestión de decir hasta acá estamos bien, hemos crecido; las victorias pasadas de
Saúl no le sirvieron para enfrentar a Goliat, tuvo que venir alguien representando a Dios,
ungido por Dios, para poder matar a ese gigante. Aunque la Iglesia haya crecido, haya tenido
muchos logros en el pasado, hoy Dios está haciendo algo específico y la Iglesia tiene que
volver a lo que Dios está haciendo. Si la Iglesia no vuelve de todo corazón, entonces, nunca
va a poder enfrentar a Goliat, porque no está representando al verdadero gobierno. Por eso
David le puso a Saúl, los pelos de punta.

"Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David. Aconteció al otro día, que un
espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de la casa. David
tocaba con su mano como los otros días; y tenía Saúl la lanza en la mano. 11Y arrojó
Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces.
Mas Saúl estaba temeroso de David, por cuanto Jehová estaba con él, y se había
apartado de Saúl; por lo cual Saúl lo alejó de sí, y le hizo jefe de mil; y salía y entraba
delante del pueblo." 1 Samuel 18:9-12

Dense cuenta que una persona que no está dispuesta a sujetarse al gobierno divino,
inmediatamente Dios la deja libre y desprotegida, para que cualquier cosa pueda llegar a esa
vida; acá no es una cuestión de simpatizar con el gobierno de Dios, si agrada la idea bíblica
del gobierno teocrático, lo de los cinco ministerios... No es eso. O estás dentro o estás fuera, y
si estás fuera, vas a estar fuera de lo que Dios quiere.

Yo sé que es muy fuerte lo que estoy diciendo, pero no tengo la culpa yo, nosotros a veces
queremos permanecer debajo de la protección de Dios y de que Dios siga consintiéndonos
como a bebés, cuando estamos rechazando directa o indirectamente lo que Dios quiere
hacer. Hay que quitar todo lo que tiene que ver con nuestro pasado, dejarlo a un costado y
decirle al Señor “estoy dispuesto a meterme de lleno en lo que es tu plena voluntad, ya no voy
a dar más vueltas en este asunto, me voy a jugar en lo que tú quieres para mi vida”.
Por eso Saúl estuvo expuesto a un espíritu malo de parte de Dios; como Él tiene poder sobre
todo, le otorgó el permiso. Porque el diablo se le sujeta a Dios, Dios tiene el poder y autoridad
para permitirle a cualquier demonio hacer esto o aquello en una vida. Un espíritu malo de
parte de Dios vino sobre Saúl y empezó a atormentarlo y aunque David tocaba como otras
veces, ahora estaba éste bien endemoniado y sacó la lanza y lo quiso matar, porque siempre
el gobierno humano va a tirar a matar al gobierno divino; tira a matar, lo quiere destruir.

No sirve que estés en una Iglesia apostólica y profética, sino aprendes a estar bajo
“ese” gobierno.

Si estás en una Iglesia apostólica y profética, tu pastor va a ser diferente a los que conociste
hasta ahora, tienen que serlo y hay muchas cosas que no van a ser igual. Y tu pastor no te va
a consentir, te va a empujar para que cumplas el plan y el propósito de Dios, por eso puedo
llenarme la boca de estar en una Iglesia apostólica y profética, pero por dentro no estoy sujeto
a ese gobierno. Por lo tanto, mis actitudes serán querer matar a esa representación del
gobierno divino porque me molesta, porque no está de acuerdo con lo que pienso o quiero
hacer. Entonces, trato de destruir aquello que Dios quiere levantar.

"Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él. Y
viendo Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía temor de él. Mas todo Israel y
Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos." 1 Samuel 18:14-16

Lo que hoy en día está pasando es que temerosamente los que rechazan el gobierno divino,
intentan matar al gobierno divino, pero por dentro se están muriendo de miedo, porque saben
que viene de Dios y no lo pueden detener. Pero aquellos que tienen un corazón sensible y
dispuesto, son como los del pueblo, ellos amaban a David. No era rey todavía, pero lo
amaban, no estaba sentado sobre el trono todavía, pero ya lo reconocían, respetaban su
autoridad, porque la unción de Dios ya había venido sobre él.

No es cuestión tampoco de que ninguno diga: “Es que yo soy tal o cual cosa y todos me
tienen que respetar y reconocer”. Te van a respetar o reconocer, por lo que Dios ya te dio. La
prudencia de la cual hablábamos antes, hacía que Saúl, tuviera miedo y que el pueblo, amara
a David.

Qué cosas tan distintas producía la prudencia en David; nosotros tenemos que aprender a ser
gente del Espíritu que está debajo del gobierno que Dios quiere, que aprende a sujetarse a
autoridad, y esa autoridad se traslada y la puedo llevar a cabo en todo lo que hago, y los
demás, o me van a querer matar y tener temor de mí, o bien, me van a amar con todo su
corazón, como le pasó a Jonatán. Algunas cosas más acerca de la relación entre David y
Jonatán:
"Habló Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus siervos, para que matasen a David; pero
Jonatán hijo de Saúl amaba a David en gran manera, y dio aviso a David, diciendo: Saúl
mi padre procura matarte; por tanto cuídate hasta la mañana, y estate en lugar oculto y
escóndete. Y yo saldré y estaré junto a mi padre en el campo donde estés; y hablaré de
ti a mi padre, y te haré saber lo que haya. Y Jonatán habló bien de David a Saúl su
padre, y le dijo: No peque el rey contra su siervo David, porque ninguna cosa ha
cometido contra ti, y porque sus obras han sido muy buenas para contigo." 1 Samuel
19:1-4

Una relación de pacto, siempre está por encima de cualquier otra relación. Jonatán pudo
haber dicho: “Yo se lo que Dios quiere con David, se que va a ser el rey, pero Saúl es mi
papá, no me puedo enfrentar a mi papá”.

Entonces, a David le digo que lo amo, que estoy con él; pero a mi papá, le sigo obedeciendo,
porque sigue siendo el rey. No, Jonatán porque tenía una relación de pacto, se jugó por la
relación que tenía con David y fue a su papá a decirle, David no es lo que tú piensas papá. No
hagas lo que está en tu corazón, porque vas a pecar. En una relación de pacto, uno se juega
por la persona con la cual entra en pacto, cuando viene alguien a decirme algo de aquél, que es
de tal o cual manera, esas cosas no las escucho, ni presto mi oído para eso.

He tenido que pedir a ciertas personas que se retiren de la Iglesia, cuando han venido a
hablar de personas con las cuales por pacto, como pastor, debo guardar. Y les pido otro favor,
no vuelvan por este lugar. Me pueden decir que podría haberlas disciplinado, es un alma, pero
es un alma empecinada en su error y yo tengo un pacto con ese miembro del Cuerpo al que
tengo que cuidar, no puedo hacer concesiones.

Pocas veces los hijos de Dios nos jugamos por las cosas que son de Dios, las creemos, las
decimos pero cuando nos tenemos que enfrentar a los problemas, nos escondemos debajo de
la silla y no hacemos nada, a favor de lo que es de Dios. Por eso las relaciones, dentro de la
Iglesia apostólica, tienen que ser relaciones de pacto que se juegan por lo que se tienen que
jugar, aunque se le venga el mundo encima, aunque todos estén en contra, hacen y hablan, lo
que tienen que hacer y hablar.

"Y Jonatán le dijo: Nunca tal te suceda; antes bien, si yo supiere que mi padre ha
determinado maldad contra ti, ¿no te lo avisaría yo?" 1 Samuel 20:9

En una relación de pacto la lealtad es absoluta y llega a los extremos. Jonatán le dice, “si mi
papá está resuelto a matarte, acaso yo no te lo avisaría”; en una relación de pacto no hay
cosas escondidas. Porque he entendido que está mi propia vida en juego por esa relación de
pacto, comprometí mi propio ser por esa relación, por eso estoy dispuesto a ser leal hasta la
propia muerte, pase lo que pase y no voy a esconder nada, por el bien del propósito de Dios.
"En cuanto al asunto de que tú y yo hemos hablado, esté Jehová entre nosotros dos
para siempre." 1 Samuel 20:23

En una relación de pacto, Dios puede y debe ser el testigo de todos nuestros asuntos, de
todas nuestras conversaciones y de todos nuestros arreglos. Ellos dicen, en lo que nosotros
hablamos, el Señor esté entre nosotros para siempre. Por eso hay muchas cosas que Dios no
las puede hacer prosperar, porque son arreglos “de café”, Dios no está en el asunto, no es su
voluntad, pero nos ponemos de acuerdo y nos pareció buena la idea. Pero podemos decir de
eso, que de lo que hemos hablado “Dios esté entre nosotros dos”. Cada cosa que salga de tu
boca, tienes que estar dispuesto a decir “Que el Señor esté entre nosotros dos, de lo que
hemos hablado, que sea el testigo y que juzgue lo que hemos dicho”.

Una relación de pacto, nos hace cambiar la forma de ver todo, lo que hacemos, lo que
hablamos, lo arreglos a los cuales llegamos. Una relación de pacto nos hace tener temor de
Dios, nos hace saber cuál es la perfecta voluntad de Dios, porque no queremos andar fuera
de ella. En cambio, en relaciones almáticas, podemos asegurar cosas por nosotros mismos,
jugarnos por cosas que hemos sentido y pensado, aunque estén completamente fuera de la
voluntad de Dios.

"Y Jonatán dijo a David: Vete en paz, porque ambos hemos jurado por el nombre de
Jehová, diciendo: Jehová esté entre tú y yo, entre tu descendencia y mi descendencia,
para siempre. Y él se levantó y se fue; y Jonatán entró en la ciudad. 1 Samuel 20:42

Entonces se levantó Jonatán hijo de Saúl y vino a David a Hores, y fortaleció su mano
en Dios. Y le dijo: No temas, pues no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás
sobre Israel, y yo seré segundo después de ti; y aun Saúl mi padre así lo sabe. Y ambos
hicieron pacto delante de Jehová; y David se quedó en Hores, y Jonatán se volvió a su
casa.1 Samuel 23:16-18

Los filisteos, pues, pelearon contra Israel, y los de Israel huyeron delante de los
filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gilboa. Y siguiendo los filisteos a Saúl y a
sus hijos, mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl."1 Samuel 31:1-2

¿Por qué Jonatán se murió? Jonatán sabía que David iba a ser el rey, él le dijo “tú vas a ser el
rey y yo voy a ser segundo después de ti”. O sea, esta es una fórmula perfecta que Dios creó
entre nosotros, éste es un equipo apostólico y profético del pueblo de Israel, era un equipo
que Dios estaba formando, —tú rey, yo segundo y vamos a representar el gobierno divino,
sobre esta nación—. ¿Por qué Jonatán murió?

Porque tuvo dos oportunidades en las cuales tendría que haber llegado a David a decirle, se
acabó, vamos a hacer juntos lo que tenemos que hacer, allá seguirá mi padre, pero acá se
terminó. La relación fue una ligadura de alma. Pero a su vez, él hizo pacto y dijo “Que Dios
haga conmigo como con este animal si no cumplo mi parte”.

Y en la primera vez dice: entró en la ciudad y la segunda vez dice: ser volvió a su casa.Por
no entender en el Espíritu, ninguna de las dos veces pudo discernir que era tiempo de
quedarse con David y ya no volver a casa. Esto significa que uno puede estar con la persona
correcta toda la vida, pero morirse con la persona equivocada.

Tener un pacto con la persona correcta, pero por no hacer decisiones a tiempo, morirme con
la persona con la cual nunca quise hacer el pacto. Jonatán se murió con su papá, cuando el
deseo era que Jonatán junto con David, cumplieran un propósito. Por eso Ananías y Safira, no
cabían en la Iglesia primitiva, no tenían lugar en esa Iglesia, porque tenían un espíritu
contrario al espíritu que Dios había puesto.

Necesitamos entender, que en este tiempo de transición, no solamente no estamos hablando


de una nueva enseñanza, de una moda, de algo que a Dios a algunos se le ocurrió revelarle,
de algo que suena lindo, estamos hablando de Palabra de Dios escrita hace mucho tiempo
atrás, Palabra que es viva y eficaz, Palabra que es más cortante que espada de dos filos, para
penetrar hasta lo profundo de nuestro ser, llegar al alma y poder cortar y partir, aquello que
es, de nuestra alma y que viene del Espíritu de Dios, para poder discernir lo que es de Dios y
lo que es de nuestra carne.

Cuando hablamos de lo apostólico y profético, no estamos hablando de una moda, estamos


hablando de aquello que la Iglesia perdió hacer siglos y Dios nos ha concedido regresar una
vez más a lo que él siempre quiso. Estamos viviendo una vez más un tiempo de la Iglesia,
pero seguimos peleando por tonterías en medio de ella, por eso es un tiempo de transición.

Porque la Iglesia legalmente es, como lo escribió Pablo en Efesios, “la plenitud de Cristo”;
pero hay un tiempo de transición, donde esa plenitud no se está viendo en la tierra aún,
porque la Iglesia está siendo formada, para que el mundo vea, que ella es la única plenitud de
Cristo y que a Cristo solo se lo puede ver a través de la Iglesia. Por eso, acá no estamos
hablando de una cuestión de títulos, de nombres, de un lugar, de una posición, no hablamos
de que vamos a hacer en la Iglesia o qué me van a dar para hacer, si me van a reconocer...

Estamos hablando de mostrar a Cristo desde las entrañas, en todo lo que somos y por ende,
entrar en relación de pacto con aquellos que somos miembros del mismo cuerpo, una relación
que me haga dar la vida por el otro. Podremos anhelar muchas cosas, esperar en Dios mucho
y es genuino y está bien, pero Dios nunca nos va a permitir llegar a ellas, sin antes tratar
nuestra vida hasta lo más profundo, sin antes meter la mano en lo que él quiere desarraigar
de nuestro corazón, para que las cosas sean hechas conforme al plan perfecto que él tiene
para nuestra vida.
El primer pacto que debemos empezar a respetar, es el que Dios hizo con nosotros en Cristo
Jesús, un pacto eterno, Dios no se va a echar atrás, pero nosotros sí podemos. Tenemos que
aprender a respetar ese nuevo pacto y a cumplir nuestra parte que Él hizo con nosotros, para
luego poder establecer pacto con aquellos que Dios está levantando en el Espíritu.

Quiero pedirte que pienses dos cosas:

1. ¿Estás dispuesto a hacer pacto con aquellos que son hombres y mujeres del Espíritu
y que Dios está levantando en este tiempo? ¿Estás dispuesto a hacer pacto con
aquellos que Dios ha levantado para ser tu autoridad porque hay un mismo sentir?

Porque si solamente estás en un lugar para buscar tu conveniencia, pero sin respetar la
autoridad desde el fondo de tu corazón, vas a tener problemas; es mejor que te hagas a un
costado y digas “no pertenezco acá”, antes que sigas poniendo buena cara, cuando tu
corazón está sintiendo algo distinto.

2. ¿Podrías hacer un pacto con aquellos que están guiando tu vida, espiritualmente,
sabiendo que son personas que Dios ha levantado?

Porque si hay dudas en tu corazón, o si crees que esas personas no te están guiando en el
perfecto plan de Dios para tu vida, posiblemente Dios te está queriendo hablar de que no
hagas pacto con ellas, hasta no encontrar las personas correctas. ¿Qué quiere decir? Si eres
un Jonatán, que hasta ahora está debajo del gobierno de Saúl, va a tener que llegar un tiempo
donde encuentres a David y digas: Ahora encontré a la persona con la cual puedo hacer
pacto.

Pero si ahora vas a hacer pacto con Saúl, tu vida se va a morir junto con la de Saúl; si a
tiempo no te separas de lo que Dios no ha levantado y quieres seguir viendo sobre la faz de la
tierra y sobre la Iglesia... ¡Vas a tener problemas!

Esto parece que provocara a ser rebeldes con su autoridad, pero a veces estamos en un
ámbito que creemos es nuestro lugar, nuestro ambiente, pero si las cosas que allí se están
haciendo, no son conforme a la voluntad de Dios, nosotros estamos en el mismo barco que se
está hundiendo y nos hundiremos juntos.

Los hijos de Dios tienen que despertar a lo que Dios está haciendo. Si tu pastor no está
entendiendo los planes de Dios, pero por respeto te quedas allí, cuando el barco se hunda, no
pidas al Señor que te mande un bote salvavidas. Dios te está dando tiempo para salir, es muy
específico lo que digo. Hay personas que anhelan otra cosa, pero se siguen conformando a lo
que tuvieron hasta ahora y a partir de entender esto, ya las cosas no serán iguales.
Por algo estás leyendo esto, pero lo estás haciendo porque Dios quiere y tiene un plan, te
llames como te llames. Hay tiempos en nuestra vida donde hay que hacer un “parte-aguas” y
tomar decisiones, porque si no lo hacemos, nos puede pasar lo mismo que a Jonatán, aunque
queramos lo mejor no alcanzaremos a verlo, ni a vivirlo.

Sé que esta segunda pregunta que hice es muy específica para algunos, pero no puedo
olvidar que la Biblia enseña: “Que el reino de Dios es de los valientes y que los violentos
lo arrebatan”. En una posición tranquila y cómoda, el reino de Dios nunca se va a poder
manifestar, pero siendo un violento en el Espíritu que quiere arrebatar lo que Dios ha
prometido, esa persona llegara a ver lo que Dios a prometido y lo que tiene en su corazón y
su mente. Ahora tómense un tiempo personal con el Señor, para que puedan analizar cómo
han vivido la vida hasta hoy, que tipo de relaciones han desarrollado y en qué tipo de ámbito
espiritual se están moviendo.

Señor, te damos gracias, porque por tu Espíritu, Tú nos revelas tu Palabra, para
entender que aquello que a veces nos parece una historia bíblica, aquello que usamos
para enseñar a nuestros niños en la escuela dominical, como la valentía de un
adolescente que mató a un gigante y de un muchacho que estaba preparado para tener
una amistad muy íntima con otro de casi la misma edad, en el fondo esa historia nos
revela lo que está en tu corazón, para nosotros los que hoy somos tu Iglesia.

Señor, gracias porque no podemos seguir igual después de conocer estas cosas y de
ser desafiados y enfrentados a ellas, los cambios tienen que ser hechos en lo más
profundo de nuestro corazón, cediendo nuestra voluntad, para permitir que la tuya
pueda ser claramente manifestada a nuestro espíritu y a nuestra mente.

Señor, perdónanos por andar, en relaciones fuera de tu perfecto plan y propósito,


perdónanos Señor, por andar en relaciones que son acuerdos entre personas
simplemente por conveniencia, por necesidad, por apariencia, pero que no son
relaciones formadas y basadas por el Espíritu Santo, que no son relaciones que se
guían por un mismo patrón de conducta, que no tienen el mismo sentir, que no tienen la
misma visión, que no tienen el mismo objetivo, que no hay una misma fe; perdónanos,
Señor, por hacer tantas cosas humanas que no tienen nada que ver con lo que tú
deseas para la Iglesia que estás levantando en este tiempo.

Señor, queremos ser hombres y mujeres dispuestos y preparados para llevar a cabo
tus perfectos planes, pero primeramente que hemos entendido el valor del Cuerpo de
Cristo, el valor de mis hermanos, miembros del mismo Cuerpo y que la relación que
tiene que haber entre nosotros no puede ser una relación intrascendente, una relación
de domingo, una relación que simplemente nos demos un beso y un abrazo y luego ni
nos acordemos de la necesidad o la alegría del otro.
Sino una relación de pacto que esté dispuesta a buscar todo tu bien en favor de la otra
persona, a buscar que todo lo que tú deseas, todos tus planes sean desarrollados
completamente para que veamos en la vida de cada uno de los miembros del Cuerpo,
que tú estás haciendo tu perfecta voluntad. Por eso, Señor, enséñanos a tener
relaciones que sean de pacto, en las que estemos dispuestos a dar la vida por el bien
de la otra persona, que no busquemos nuestro propio bien, sino que busquemos
primeramente el bien de los demás.

En el Nombre de Jesús, Espíritu Santo revélanos tu Palabra y haznos entender los


cambios y las transformaciones que tenemos que hacer en este tiempo. Señor, revélate
a nuestros hermanos que tienen sed de buscar algo específico de tu parte y esta
Palabra está hablando concreta y absolutamente de los cambios que hay que hacer. En
el Nombre de Jesús, revélate a nuestras vidas, por el Espíritu Santo, para que
comprendamos tu perfecta voluntad, Señor, en el Nombre de Jesús.

Esto requiere de un profundo quebrantamiento y arrepentimiento, delante del Señor,


hay algunos que lo necesitan hacer con todo su corazón, no de una manera
sentimental, porque todo lo que es del alma, no prosperará en las cosas que son de
Dios. Por el Espíritu Santo, lo necesitan hacer, porque deben hacer cambios profundos,
porque tienen que cambiar actitudes, porque tienen que tomar decisiones, porque
tienen que desistir de muchos planes que no vienen de Dios.

Quiero ser sensible a voz del Espíritu Santo y decirles: “Que nadie puede esperar nada
de un hombre, pero el Espíritu de Dios representa el señorío de Jesucristo, es el mismo
Jesucristo el que pide, que te rindas y te quebrantes, es tu Señor, el que dio su vida por
ti, el que lo dio todo para transformarte el que te está diciendo, ya no quiero que vivas
fuera de mi voluntad, ya no quiero más... Porque tengo un propósito y por esta Palabra,
entendiste que hay un propósito para tu vida, pero si no te quebrantas de corazón, Yo
no puedo hacer lo que quiero en tu vida, si no estás dispuesto a sacar todo lo que no
sirve y considerarlo basura y meterlo en una bolsa, hacerle un moñito y dejarlo fuera de
tu vida, Yo no voy a poder cumplir lo que quiero”.

Al hablar de basura, el Señor no está hablando de pecados, está hablando de maneras


de pensar, de actitudes, de decisiones no tomadas, de abuso de autoridad, de falta de
sujeción a la autoridad, cosas que en definitiva se terminan transformando en pecado,
pero no en la clase de pecado que catalogamos. Por eso simplemente quiero ser un
instrumento del Señor y permitir a todo aquellos que necesitan hacer esto delante del
Señor de manera específica.

Esto no tiene que ser algo hecho con el sentimiento, es deshacer, quebrantar todas
aquellas cosas que terminan siendo un impedimento en la vida y Dios las quiere
destruir. Todos necesitamos hacer cambios que tú vienes mostrando e insistiendo
durante algún tiempo y aún así, no queremos cambiar. Necesitamos arrepentirnos por
nuestra terquedad, por estar luchando con algunas cosas que sabemos que son así,
que son verdad, pero que no estamos dispuestos a renunciar a ellas.

En el Nombre de Jesús, queremos dar por hecho esto, que el viejo hombre está
crucificado, que ya no vivimos por la carne, ni por nuestra manera de ser y de pensar,
sino que reconocemos que la vida transformadora del poder de Cristo está dentro de
nosotros para que seamos hombres y mujeres que estemos dispuestos y preparados a
dar todo por ti, a cambiar todo lo que debemos cambiar, a permitir que el Espíritu Santo
trabaje en lo más profundo de nuestro corazón.

En el Nombre de Jesús, que el Espíritu Santo pueda arrancar todo ahora. Es el tiempo,
para que la vida de Cristo pueda reflejarse y salir a la luz y mostrarse en toda su
plenitud, en su esplendor, en su victoria y en su poder y que ya no sea la vida de la
carne, sino la vida del Espíritu la que tenga la preeminencia, la autoridad total en sus
vidas.

En el Nombre de Jesús. Amén.


UNA GENERACIÓN DIFERENTE

20 abril de2003

Estoy convencido por el Señor que en este tiempo que estamos viviendo, como nunca antes
la Iglesia de Jesucristo será levantada y será puesta a la vista de todos aquellos que aún no
creen. Estoy convencido que el Señor siempre lo quiso hacer en todos los tiempos, que Él
siempre tuvo a su gente, a sus amados, a aquellos que dieron para el Señor todo su ser, que
no midieron el precio que había que pagar con tal de agradar al Señor, amarle y ponerlo en
primer lugar.

Siempre esa gente se destacó entre la gente de su generación y lo que hoy voy a compartir,
por lo menos los chicos de esta iglesia, dirán que es figurita repetida o que es tomar dos
veces de la misma sopa, pero en este año nos hemos propuesto comenzar a ser una
generación diferente, y hay una generación diferente que Dios quiere levantar. Déjeme decirle
que no solamente por ser llamados hijos de Dios somos una generación diferente, no es así,
no es así.

A veces creemos que solamente por ser cristianos y estar dentro de un templo compartiendo
la alabanza, la adoración, la oración, la Palabra, compartiendo el mensaje del Evangelio con
alguna u otra persona que nos rodea, eso nos hace una generación diferente, y déjeme
decirle que no esa así. Porque la generación diferente que Dios está levantando en este
tiempo, es una generación que será vista no solamente porque van a un templo o algún lugar
de reunión los días domingo, será vista porque es una generación que vive a Cristo todos los
días y que hay una luz que sale de cada uno de ellos, y que ilumina todo lo que le rodea.

Esto que yo estoy compartiendo no es una idea mía, voy a mostrarle por la Palabra qué
significa ser una generación diferente, y vamos a terminar hablando de tres características o
tres cualidades que una generación diferente tiene y cómo se puede percibir dónde Dios está
haciendo algo diferente en todo el mundo.

Para comenzar yo quiero que usted me acompañe al libro de Jueces y que leamos juntos a
partir del capítulo 2 versículo 7, vamos a leer desde el versículo 6 para que tengamos un poco
más de contexto:

“Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los
ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de
Jehová, que él había hecho por Israel. Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová,
siendo de ciento diez años. Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera, en el monte
de Efraín, al norte del monte de Gaas. Y toda aquella generación también fue reunida a
sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni
la obra que él había hecho por Israel.”

¿Qué es lo que ocurre en el relato que estamos leyendo? Josué siendo realmente un líder que
agradó a Dios, que hizo su voluntad, que fue la persona escogida por el Señor para hacer
pasar a todo el pueblo a la tierra prometida para tomar posesión de esa tierra, este líder
muere, parte a la presencia del Señor y luego de él mueren todos aquellos que habían visto
las grandes obras que Dios había hecho en medio de ellos. Hay algo que a mí me llama la
atención, Josué ya en su último tiempo, reúne a todo el pueblo, y usted lo recordará porque
está en Josué 24, que les dice:

“Yo y mi casa serviremos al Señor, pero ustedes elijan a quien van a servir”.

Déjeme decirle, ese versículo que es tan usado por nosotros, y que es tan bonito y hasta lo
colgamos en casa, no es del todo feliz, porque un pueblo que sabe que Dios estuvo con él, un
pueblo que recibió la bendición directa del Señor, y vio la mano de poder de Dios con él, es un
pueblo que tiene que ser puesto ante la decisión de saber si va a seguir a Dios o no lo va a
seguir.

Déjeme decirle algo, han ocurrido en la historia de la iglesia muchos avivamientos, usted
puede saber de algunos de ellos, pudo haber leído de muchos de ellos, pero hay una realidad:
ninguno de esos avivamientos nos ha afectado el día de hoy. Todos esos grandes hombres y
esas grandes mujeres, y esas generaciones que fueron parte de grandes avivamientos
murieron al igual que Josué y que los ancianos que le sobrevinieron a Josué. Pero las
generaciones continúan, y cuando nacen nuevas generaciones es donde está el problema si
el servicio a Dios y el amor a Dios va a ser genuino o no va a existir.

En este caso tenemos a un pueblo que debiendo haber sabido acerca de las grandes obras
de Dios a favor de sus antepasados, que ellos estaban poseyendo una tierra que Dios se las
había dado por su mano de poder, y que había hecho grandes cosas a su favor, este pueblo
tendría que haber sido una generación que le siguiera al Señor, le sirviera de todo corazón, y
marcara ese lugar como propiedad de Dios y propiedad del pueblo santo de Dios.

Nosotros podemos ser protagonistas de las obras más tremendas y grandiosas de la mano
del poder de Dios. Pudimos haber visto todo lo que Dios es capaz de hacer, podemos aun ser
hijos de grandes siervos de Dios, podemos tenerlo todo y haberlo visto todo, pero eso no nos
garantiza que vamos a ser una generación diferente para el Señor. Muchas naciones, muchos
pueblos, muchas iglesias vieron moverse la mano de Dios en medio de ellos, y cuando hoy
miran hacia atrás solamente lo que les queda es el recuerdo de lo que Dios hizo.

Le voy a poner un ejemplo que es algo muy significativo para toda la Iglesia de Jesucristo en
este tiempo, y algo que Dios está comenzando a cambiar... La alabanza en la iglesia es una
alabanza que siempre recuerda el pasado, ¿usted se dio cuenta? Todavía seguimos
cantando, ¿sabe de qué? de los carros del faraón, cuando eso el Señor lo hizo hace miles y
miles y miles de años. No digo que no esté bien exaltar al Señor por su mano de poder y por
su grandeza, pero nosotros tenemos que poder contar las cosas que Dios ha hecho con
nosotros.

Por eso hay muchos cristianos que sus máximas experiencias estuvieron siempre en el
pasado. Y siempre que se habla con ellos están parados en lo que Dios hizo hace años atrás,
pero ahora no hay una vivencia de ese Dios de amor, de misericordia, de poder, de gracia, de
manifestaciones, de unción, de presencia de Dios, no existe. Dios nos ha llamado a ser una
generación diferente, pero en medio de todos los tiempos, eso es lo que yo quiero remarcar.

Fíjese, vamos a seguir leyendo en este pasaje a partir del versículo 11 y fíjese qué ocurre
cuando hay una generación que se olvida de Dios y de una generación que no es diferente
porque no ha puesto al Señor en primer lugar. Dice de la siguiente manera:

“Después los hijos de Israel hicieron lo malo en ojos de Jehová, y sirvieron a los
Baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de
Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus
alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. Y dejaron a Jehová, y
adoraron á Baal y á Astarot.Y se encendió contra Israel el furor de Jehová, el cual los
entregó en manos de robadores que los despojaron, y los vendió en manos de sus
enemigos de alrededor: y no pudieron ya hacer frente a sus enemigos. Por donde
quiera que salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había
dicho, y como Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción.”

Déjeme decirle algo, muchas veces la iglesia sufre grandes aflicciones y se ve como azotada
por la mano del enemigo, y cuando esas cosas ocurren los cristianos empezamos a
preguntarnos qué pasó con Dios, y por lo general nuestro cuestionamiento está dirigido hacia
la persona de Dios como tal, y nunca, casi nunca está dirigido hacia nosotros mismos. No
somos capaces de decir, ¿por qué Dios está permitiendo que esta aflicción o este problema
esté llegando a mi vida? ¿Qué es lo que no estará bien en mí para que Dios permita que esto
me ocurra? Porque Dios les había prometido estar con ellos siempre, protegerlos, librarlos de
todos sus enemigos. Pero ahí en el medio muy chiquito dice “como había dicho Jehová”,
quiere decir que Jehová ya les había dicho: si ustedes no hacen lo que deben hacer yo no los
voy a proteger más, los enemigos los van a atacar y van a vencer.

Si usted lee todo el libro de Jueces se va a dar cuenta qué es caída y levantada, arrepentirse
y decir, Señor vuelve a estar con nosotros, perdónanos... Dios, manda a un libertador...
Cuando todo está bien y todas las cosas se calman y hay paz otra vez el pueblo se olvida de
Dios, otra vez caída, otra vez arrepentirse, pedir al Señor perdón…

Le hago una pregunta, la iglesia de Jesucristo ¿no ha estado viviendo así todo el tiempo?
Llegamos un domingo a la iglesia, tenemos el culto, comenzamos la reunión y hay una
opresión en el ambiente, hay una tristeza hay amargura, y decimos ¿pero qué nos pasa, si
venimos a alabar al Señor? ¿Sabe que pasa? que el Señor hizo algo extraordinario el
domingo pasado, pero de lunes a sábado fue como el pueblo de Israel que volvió a caer y
cuando volvió a caer, llegó el domingo nuevamente a la reunión para decirle: Señor me volví a
equivocar. Entonces cuando queremos alabar al Señor toda la congregación está en su
asiento diciéndole Señor perdóname por esta semana, Tú sabes lo que hice, lo que me pasó,
el problema, no tuve tiempo, no oré, no leí, no tuve comunión, no te pregunté...

Y la congregación está quince minutos para que Dios la restaure y la levante, le envíe un
libertador que va a ser el predicador de ese domingo, le predique un mensaje que los saque,
la iglesia sale del templo gozosa y feliz porque (se va a comer a los chicos crudos, dicen en
Argentina), se va a llevar el mundo por delante el día lunes, pero cuando llega el día domingo
de la siguiente semana vuelve a ser la misma situación de siempre. Todavía no estamos
siendo una generación diferente, por tanto Dios en este tiempo está permitiendo que nuestros
enemigos se nos acerquen cada vez más, y Dios está permitiendo que en este tiempo que
tengamos y suframos algunas aflicciones.

Mi hermano, cuando esté pasando una aflicción, no le pregunte al Señor qué es lo que Él está
haciendo mal. Mire, si yo no me equivoco, Dios es perfecto, todo lo que hace lo hace bien.
¿Sabe que quiere decir? Que los que no somos perfectos todavía somos nosotros. Cuando
estamos pasando aflicción la pregunta no es hacia Dios, es hacia mí: ¿Señor, qué estoy
haciendo mal? Porque Tú tienes el poder para librarme de mis enemigos.

Mire, yo creo que a usted le pasó, pero usted se habrá dado cuenta que cuando está bien con
el Señor, una de las cosas que ni usted piensa, es tener que estar haciendo guerra espiritual
todo el tiempo y reprendiendo al enemigo, sin embargo el enemigo no lo molesta ¿si o no? Así
es. Y a veces hay cosas puntuales por supuesto, el enemigo se presenta, y usted claramente
sabe que es el enemigo, toma la autoridad en Cristo y lo reprende. Pero cuando estamos
amando al Señor y teniendo el Reino de Dios en primer lugar ¿sabe qué ocurre? El enemigo
no se puede acercar, porque jamás el enemigo le va a poder hacer frente a Dios, y usted lleva
a Cristo en su interior. El enemigo no se le puede acercar porque no va a poder vencer a
Cristo que está en usted. Pero no depende de Dios, depende de usted y depende de mí, no
depende de Él.

Ahora bien, yo quiero mostrarle cuatro ejemplos comenzando en el libro de Génesis, de


generaciones diferentes en medio de todos los tiempos. Génesis capítulo 6. Usted se va a dar
cuenta por la Palabra que Dios siempre levantó una generación diferente, no importa el
tiempo, no importa lo que se estaba viviendo, no importa la maldad del mundo, no importa
aún, escuche bien lo que le voy a decir, no importa aún la rebeldía del propio pueblo de Israel.
Dios siempre levantó una generación diferente en medio de los tiempos.

Pero cuando estamos en la calle, o cuando estamos en el medio de las actividades de nuestra
semana normales, por lo general no llamamos la atención pasamos desapercibidos por entre
toda la gente. En medio de nuestra generación nadie podría decir esta persona es diferente,
este hombre es diferente, esta mujer es diferente. Dios pudo ver en medio de ese tiempo
donde dice la Biblia que la maldad ya había llegado al tope, imagínese si la maldad llegó al
tope en este tiempo, la maldad en este tiempo, ya Dios si no hubiera hecho el pacto luego, y
que cada vez que usted ve el arco iris es el pacto de Dios, ya hubiera enviado miles de
diluvios, y hubiera matado miles de seres humanos sobre la faz de la tierra. Supuestamente
en ese tiempo la maldad había llegado a un tope, a un límite que Dios ya no podía soportar, y
en medio de esa generación Dios miró y vio que había un hombre que era justo y recto en su
generación, un hombre que era perfecto en todos sus caminos, un hombre que caminó con
Dios.

¿Por qué Dios pudo seguir con la raza humana? Porque encontró a un hombre, a uno, a uno
que valió la pena para que Dios dijera, a partir de éste yo voy a hacer una nueva generación.
La iglesia de Cristo tenemos el poder del Espíritu Santo para que Dios pudiera tomar a uno de
nosotros, y a partir de uno de nosotros Dios empieza a levantar una generación diferente.

Usted sabe que a veces no medimos la verdadera responsabilidad que tenemos. Medimos la
bendición que recibimos, pero no medimos que la responsabilidad que tenemos es muy
grande, porque cada vez que Dios nos da una palabra y cada vez que un siervo de Dios se
para en este lugar y nos comparte algo de parte de Dios nuestra responsabilidad delante de
Dios crece. A veces medimos solamente la bendición que estamos recibiendo pero no
medimos la responsabilidad que Dios nos está dando.

Si con estos que estamos aquí, tomamos todas las palabras que Dios nos ha dado y nos
proponemos ser una generación diferente nosotros vamos a lograr dos cosas: que el mundo
cambie por entero y el evangelio llegue a cada rincón de este planeta, segundo, apresurar la
venida de nuestro Señor.

Este grupo que estamos aquí, ¿sabe por qué tantos miles de cristianos alrededor del mundo
todavía no lo hemos logrado? Porque Dios no ha visto todavía una verdadera generación
diferente que se levante en medio de todo, en medio de todo para mostrarse como una
generación justa, recta, perfecta de corazón, que ama a Dios y que camina con Dios.
Segundo ejemplo: Números 32:11
“No verán los varones que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que
prometí con juramento a Abraham, Isaac, y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en
pos de mí; excepto Caleb, hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron
perfectos en pos de Jehová.”

Le hago una pregunta, ¿los varones de 20 años arriba no eran parte del pueblo? ¿Dios no
podría haber hecho una excepción? ¿No podría haber dicho el Señor: bueno, se equivocaron,
no apreciaron bien las cosas? ¿Por un momento dejaron al Espíritu Santo y actuaron por la
carne, y por eso vieron todo tan negro en la tierra prometida, pero de todas maneras son del
pueblo, tienen que entrar porque son príncipes de mi pueblo, son varones de mi pueblo, son
gente que con el tiempo van a ser muy útiles?

Justamente Dios dijo todo lo contrario: Estos no pueden pasar, porque con el tiempo van a
echar a perder todo lo bueno que yo les quiero dar porque no son perfectos de corazón. Y
perfecto no es que no tenga ningún error, que no tenga nada que tacharle usted. Perfecto es
que el corazón se hizo uno con el corazón de Dios. Perfecto es que esa persona siente lo que
Dios siente. Perfecto es que esa persona ama lo que Dios ama. Perfecto es que esa persona
solamente se mueve por la voluntad perfecta del Señor y no quiere otra cosa en su vida.
Perfecto es que no le importa el qué dirán, que quiere agradar a Dios con todo su corazón.
Eso es perfecto.

De toda esa gente Dios dijo, solamente a dos, Caleb y Josué, simple y sencillamente, no
porque me halagaron al oído, dice Dios, y hablaron bien lo que yo quería que hablaran, no...
porque fueron perfectos, porque ellos sienten como yo siento, porque ellos piensan como yo
pienso, porque ellos quieren mi voluntad, porque ellos saben quién soy Yo para sus vidas,
porque ellos no tienen temor a nada, saben que si Yo estoy a favor de ellos, nada les va a
poder hacer frente.

Por eso les digo que aun en medio de la Iglesia de Jesucristo en todo el mundo, Dios está
comenzando a levantar una generación diferente. No se conforme con ser cristiano, ¿sabe por
qué? Porque le puede pasar que Dios diga, usted no va a tomar la tierra... Pero estos sí van a
tomar la tierra simplemente porque tuvieron un corazón perfecto y anduvieron en pos de Mí.

Dios está levantando una generación diferente, no de personas que solamente que escuchan
mensajes, no de personas que estudian la Biblia, no de personas que quedan bien con el
pastor, no de personas que solamente diezman. Es mucho más que todo eso, de personas
que viven por Dios, de personas que solamente quieren lo que Dios quiere, ninguna otra cosa.
Esas personas son las que Dios va a levantar como una generación diferente en este tiempo
para salvación de toda la humanidad.
Tercer ejemplo, y un ejemplo que a mí me gusta en particular mucho, y hay algunas cosas
que les quiero hacer notar, libro de Daniel 1:3-21:

“Y dijo el rey a Aspenaz jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del
linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen
parecer, enseñados en toda sabiduría, y sabios en ciencia, y de buen entendimiento, e
idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los
caldeos. Y les señaló el rey ración para cada día de la provisión de la comida del rey, y
del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen
delante del rey. Entre estos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de
Judá. A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; y a
Ananías, Sadrac; y a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego.

Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey,


ni en el vino que él bebía; pidió por tanto al jefe de los eunucos que no se le obligase a
contaminarse. Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los
eunucos; y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló
vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos
que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey
mi cabeza .Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos
sobre Daniel, Ananías, Misael, y Azarías: Te ruego que hagas la prueba con tus siervos
por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. Compara luego nuestros
rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey;
y haz después con tus siervos según veas. Consintió, pues, con ellos en esto, y probó
con ellos diez días. Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellosmejor y más
robusto, que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey.
Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos, y el vino que habían de
beber, y les daba legumbres.

A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas letras y
ciencias: y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. Pasados pues los días al
fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo
delante de Nabucodonosor. Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos
ellos otros como Daniel, Ananías, Misael, y Azarías: así pues estuvieron delante del rey.
En todo negocio de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó los halló diez veces
mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino. Y continuó
Daniel hasta el año primero del rey Ciro”.

Déjeme explicarle algunas cosas que son más que interesantes de este pasaje. Por lo general
cuando leemos este pasaje, nuestra atención siempre se va a que ellos no quisieron
contaminarse, y está bien, es correcto, lo dice el pasaje, pero yo quiero hacerle notar algunas
cosas previas a ésa.

Primer punto: El rey pidió que de los israelitas se eligieran muchachos especiales, especiales.
Dice, se los voy a volver a leer: “muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen
parecer enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos
para estar en el palacio del rey.”

¿La Biblia dice que estos cuatro muchachos eran con esas características? ¿Eran los únicos
cuatro que tenían esas características? Sí, estos cuatro muchachos tenían esas
características, pero no eran los únicos. No dice la Biblia cuantos, pero eligieron a muchos
muchachos. Todos los muchachos tenían las mismas características. Todos estaban
habilitados y capacitados para llegar a formar parte de la gente especial que el rey quería
tener con Él. Todos. ¿Sabe qué? Daniel no tuvo nada especial en sí mismo, ni los otros tres
muchachos. Sólo una cosa tuvo especial Daniel: Oyó a Dios e hizo su perfecta voluntad.

Usted no se compare con aquel que parece que va a ser el mejor siervo de Dios. Nunca se
compare, porque lo que Dios está viendo no son las características aparentes de una persona
para poder usarla Dios y hacer grandes cosas a través de ella. Lo que está viendo Dios es lo
que hay en el corazón. Dios vio que Daniel propuso en su corazón no contaminarse. Pero hay
algo mejor que esto y es algo que yo estoy esperando que ocurra en medio de los jóvenes
cristianos. Siempre estamos esperando que en medio de los jóvenes surjan pastores de
jóvenes, personas que lleven a los jóvenes a algo diferente, ¿sabe qué estoy esperando yo?
Que en medio de los jóvenes surjan jóvenes que cambien al resto de los jóvenes.

Le voy a decir que pasó acá: quien habló con el jefe que tenían fue Daniel, los otros tres no le
dijeron ni una palabra. Posiblemente los otros tres le hayan dicho a Daniel, ¿Daniel qué te
pasa? ¿Por qué nos estás embarcando contigo en este asunto? Si tú no te quieres
contaminar... ¡pero nos van a dar la comida del rey, nos van a dar de su vino Daniel! No,
Daniel le dijo, ¿sabes qué? Prueba con nosotros cuatro, porque acá somos fuertes y
machos…Daniel jaló a los otros tres. En Daniel había algo diferente y él pudo contagiar de
ese espíritu diferente que tenía. Si usted tiene un espíritu diferente, va a poder contagiar a
otros hijos de Dios para que hagan la voluntad perfecta de Dios.

Por eso mi deseo de todo corazón es ver que los jóvenes en si mismos son una generación
diferente que contagian a otros jóvenes con el fervor y el verdadero amor hacia el Señor. No
que están esperando tener una buena reunión de sábado y hacer algo lindo, divertido, o
entretenido. Que está bien eso, está bien, claro que está bien, pero eso no va a salvar a
nuestros jóvenes. Tiene que haber un espíritu diferente. Daniel fue quien le dijo al jefe: prueba
con nosotros cuatro, y a ver qué pasa después de diez días.
Y después de diez días obviamente sus rostros eran mejores, pero allí la cosa no terminó.
Dios, dice el pasaje que leímos, Dios les dio mayor sabiduría y mayor entendimiento, y no
fueron hallados otros como esos cuatro muchachos. Pero déjeme decirle una cosa, hay
alguien que tuvo mayor premio, y ese fue Daniel, porque él tuvo sueños, y pudo interpretar
sueños y visiones. ¿Se da cuenta? El que se juega por Dios, Dios se juega por esa persona.

Entre los cuatro muchachos Dios los bendijo a los cuatro, pero a Daniel le dio más. Y el último
versículo que leímos dice: Daniel siguió hasta el reinado de Ciro. Daniel siguió. Por eso todas
las locuras que Dios le pida, usted no se preocupe porque Dios lo va a bendecir. No esté
pensando que si la locura va ser bien vista, no va a ser bien vista, qué van a decir mis
compañeros de milicia cristiana. Si Dios le pide una locura usted hágala, porque la
recompensa la va a tener usted, y los demás lo van a ver bendecido, feliz y contento
moviendo la colita como un perro y se van a haber perdido de la bendición por no haber oído
a Dios y no haber hecho su perfecta voluntad. Fíjese, por eso vuelvo a repetirle, todos tenían
la misma capacidad y las mismas posibilidades de llegar a la presencia del rey y estar entre
los elegidos en ese reino. Todos.

Iglesia, ¿sabe qué me gustaría decirle? Que todos los que estamos aquí vamos a ser una
generación diferente, eso es lo que deseo con todo mi corazón. Pero sabe que aquí puede
haber algunos Danieles y otros que sean los elegidos porque tienen las características, pero
no van a llegar a estar en el reinado. Esto que estoy diciendo es un poco fuerte, y le digo la
verdad, no pensaba decirlo, no es que lo estoy diciendo a propósito, yo no quiero asustar a
nadie, mi intención no es asustar a nadie, pero para poder reinar hay que tener un espíritu
diferente. Dios no le va a poder dejar su Reino a personas que no tienen un corazón perfecto
para con el Señor, que no le aman por sobre todas las cosas, que no han aprendido a oír su
voz y que lo único que desean sea hacer su perfecta voluntad.

Por eso Dios está quitando las apariencias, por eso Dios está sacando las cosas a la luz,
porque hay mucho que parece ser excelente, y en el fondo las cosas están muy negras, muy
sucias, muy desordenadas, y Dios se está encargando de sacar esas cosas a la luz ¿Sabe
por qué? Por nuestro propio bien, porque Dios no quiere que ninguno se quede sin reinar y sin
ser parte del reinado de Dios. El deseo de Dios es que todos estemos con Él. Dice:

“Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de
los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió
con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que
el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio,
decía él, es el Cristo. Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y
de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. Entonces los judíos
que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y
juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban
sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las
autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han
venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de
César, diciendo que hay otro rey, Jesús.”

¿Sabe qué me gusta de esto? Pablo y Silas no eran conocidos como predicadores del
evangelio, eran conocidos como trastornadores del mundo entero. Hay una gran diferencia.
Hay cristianos que predican en todos lados, pero no trastornan a nadie, ¿estoy diciendo la
verdad o miento? Hay cristianos que predican en todos lados, le comparten el evangelio a
todos pero no trastornan a nadie.

Usted puede predicar el evangelio hasta cansarse, eso no lo hace una generación diferente.
Una generación diferente es la que tiene el poder de trastornar el medio ambiente donde se
encuentra, el lugar donde Dios lo pone, todo queda patas para arriba. O la gente se enoja, se
ofende, no le gusta que le saquen los trapitos al sol, o la gente se arrepiente y se entrega de
todo corazón al Señor pero algo tiene que pasar.

Cuando acá llegaron estos dos, pasaron ambas cosas, hubieron unos que creyeron de todo
corazón, judíos, griegos y mujeres nobles, pero hubo otros judíos que dijeron no podemos
permitir que esto nos esté pasando y que nos esté jalando a nuestra gente para esta locura
que ellos predican. Se enojaron, hicieron una turba, se llevaron a malvados que encontraron
por el camino para armar todo un alboroto en la ciudad y sacar a la rastra de la casa de Jasón
a este con otros muchos cristianos y los llevaron ante las autoridades. Y me gusta que no
solamente dice que eran trastornadores del mundo entero, sino que dice: “Todos estos
contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey: Jesús”.

Eso significa que tú estás en la empresa y viene el jefe y te dice, tú estás aquí a tiempo
completo y la empresa es la que te paga, así que si te tienes que quedar dos, tres horas más
o irte a cualquier hora será tu problema, arreglarás con tu familia, pero gracias a esta empresa
tú comes, ¿Tú qué le dices? Sí, está bien, tiene razón, gracias a esta empresa como, me dan
el sueldo cada quincena… ¡No! ¡No, no, no momentito, momentito, esta empresa no me da de
comer, este sueldo yo no lo recibo por esta empresa, mi rey no es esta empresa, mi rey se
llama Jesús, y yo lo estoy sirviendo a Él. Lo que yo estoy haciendo acá de lunes a viernes de
9 a 18, a 19, o lo que sea, lo hago para el Señor.

Eso es ser una generación diferente, una generación que se juega por el Señor, que no le
importa lo que el mundo esté diciendo, ni las consecuencias que haya que pagar. Estos tipos
se iban en contra del mismo imperio romano y del mismo César diciendo, que aunque había
un rey humano, para ellos ese rey no existía, ni gobernaba sus vidas, y ellos estaban bajo ese
reinado, ellos tenían otro reinado y otro rey, el Reino de los cielos cuyo rey es Jesús. Eso es
una verdadera generación diferente. Ahora vaya a la carta a los Efesios por favor. Efesios 5:8,
dice:

“Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como
hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y
verdad), comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras
infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun
hablar de lo que ellos hacen en secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en
evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta
todo. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te
alumbrará Cristo. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como
sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis
insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.”

Aquí hay una clara diferencia entre lo que es una generación diferente para Dios y lo que no
es una generación diferente. El pasaje está diciendo: Ustedes antes eran tinieblas, ahora
ustedes son luz. Las tinieblas y la luz no pueden permanecer en un mismo lugar, porque si
aparece la luz las tinieblas tienen que abandonar ese lugar por la llegada de la luz.

Dios está declarando de nuestras propias vidas que ya somos una generación diferente. Para
Dios ya somos luz, somos aquella luz que tiene que alumbrar todas las tinieblas que están a
nuestro alrededor, ya somos esa luz para Dios. Pero la Palabra está diciendo acá: no
participéis en las obras infructuosas de las tinieblas sino más bien reprendedlas. El problema
es que los hijos de Dios siendo luz seguimos participando de las obras de las tinieblas.
Nosotros podemos creer que estamos siendo luz, pero la luz que estamos siendo para Dios
son tinieblas, porque no estamos iluminando y sacando fuera las verdaderas tinieblas.

Cuando Efesios está marcando la diferencia entre luz y entre tinieblas, después está diciendo:
mirad con diligencia como andéis, no como necios, que pertenece a las tinieblas, sino como
sabios, que pertenece a la luz. Dice el 17, no seáis insensatos, que pertenece a las tinieblas,
sino entendidos, que pertenece a la luz.

Hay una clara y marcada diferencia entre vivir como verdadera luz y creer que tenemos
luz pero estar caminando en tinieblas.

Podemos creer que estamos siendo sabios y que estamos iluminando, pero estamos viviendo
en nuestras propias tinieblas, que nosotros mismos hemos creado, y lo único que estamos
siendo es ser necios e insensatos. Cuando no queremos andar bajo la perfecta voluntad de
Dios, y por eso fíjese que hoy estoy usando mucho la palabra perfecta cuando hablo de
voluntad, porque para una generación diferente no existe ni le pasa por la cabeza la
posibilidad de la voluntad permisiva de Dios.
A una generación diferente la única voluntad que solamente existe es la perfecta. Para la
voluntad perfecta de Dios, si yo soy luz soy verdadera luz, estoy andando como un entendido
que entiende cuál es la voluntad de Dios, que sabe conocer cuál es su tiempo, cuál es su
tarea, cuál es su propósito, cómo estoy, dónde estoy, para afectar ese lugar y transformarlo y
trastornarlo para gloria de Dios y que todo cambie a partir de mi llegada. Porque donde yo
llegué, llegó Cristo con su luz. Y donde Cristo está, las tinieblas no pueden permanecer,
porque el diablo no puede estar. No importa parecer que estamos en luz cuando Jesús nos
advirtió que lo que nosotros podemos creer que es luz es tinieblas.

¡Cuánta confusión hay en los hogares cristianos! ¡Cuántos chicos adolescentes y jóvenes
sufren! ¿Saben por qué? Porque ven a sus papás muy cristianos en el templo, pero cuando
llegan a la casa no les checa que papá y mamá no viven como cristianos, que hablan
tonterías, perdóneme el término, que dicen groserías, que ven los peores programas de
televisión, que pelean y discuten todo el tiempo, que jamás mencionan la palabra voluntad de
Dios en algún día de la semana. Esos chicos están creciendo como aquel pueblo de Israel
que se terminó apartando de Dios. ¿Sabe por qué? Se terminó apartando porque no vio un
verdadero ejemplo de amor a Dios. Quienes hemos vivido en otro tiempo en la verdadera
religión, esa dura y firme, hemos visto cuántos hijos de pastores, y era muy normal que hijos
de pastores se apartaran del Señor. ¿Saben por qué? Porque estaban, como se dice en
Argentina, podridos, absolutamente cansados, de ver a su papá que predicaba muy lindo el
domingo pero en casa a su papá nadie lo soportaba, o su papá no le daba ni la hora a su
mamá y la dejaba abandonada y con toda la casa. Esos chicos estaban cansados. Cuando
llegaron a los 18, 20 años, ¿sabe qué hicieron esos chicos? Le dijeron a su papá: Papá sigue
con tu iglesia predicando mensajes bonitos y yo voy a hacer mi vida, yo me voy a olvidar de
Dios.

Por lo tanto vivimos como necios porque no queremos hacer la voluntad de Dios, y vivimos
como insensatos porque no entendemos la voluntad de Dios. Vaya conmigo a Filipenses 2:12,
dice:

“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia
solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con
temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el
hacer, por su buena voluntad. Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que
seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación
maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”.

Dios nos ha llamado a ser luminares en medio de una generación maligna y perversa. Que
nuestra luz resplandezca en todo lugar donde estamos, no porque predicamos a Cristo,
porque vivimos a Cristo.
Yo una vez conté este ejemplo, pero para los que no lo oyeron lo vuelvo a decir. En nuestra
casa, en nuestro vecindario tenemos un vecino el cual está realmente mal el hombre. Un
hombre ya grande con su mamá muy anciana, él no hace nada, está todo el día en la casa, no
trabaja, no se le ve hacer nada, ninguna actividad, pero más de una noche desde que
llegamos a esa casa, el hombre se quedaba muchas madrugadas, hasta las 6, 7, 8 de la
madrugada, de la mañana, o a veces hasta más, y se lo oía que él estaba borracho. Varias
veces mi esposa percibió olor a droga, como que él se estaba drogando allí, y siempre
teníamos algunos problemas con este vecino.

Y el primer encuentro que tuvimos no fue de lo más agradable porque mis hijos, que además
se acuestan muy tarde, estaban jugando en casa como a las once de la noche, y él como
habitualmente hacía, empezó a golpear las paredes dándonos aviso de que quería que
bajáramos el volumen, obviamente que nosotros hacíamos que mis hijos bajaran el volumen
de sus juegos y de sus risas. Pero, al ratito vino el señor a tocar el timbre de la casa, y cuando
yo salgo, me dice, es que están haciendo mucho ruido y muchas cosas, y me explicó varias
cosas. Y le dije, bueno, si yo lo entiendo, pero sabe qué es lo que no puedo entender que
usted me está pidiendo esto cuando nosotros sufrimos muchas noches a la semana que
nuestros hijos no puedan dormir bien porque usted pone música a todo volumen con su
ventana abierta, no podemos abrir la ventana si hace calor porque el olor al cigarrillo que
usted está fumando llega hasta la casa y usted se pone a cantar con la música y pasa toda la
madrugada…

Entonces usted me viene a pedir cuando mis hijos están jugando, y yo entiendo, es un poco
tarde y le pido una disculpa, y ya me he ocupado de que mis hijos se callen, pero no lo veo
justo lo que usted está haciendo. Obviamente se enojó y se fue. Ahora usted me dirá: pero le
hubiera predicado el evangelio, le hubiera dicho que Dios lo amaba, que murió en la cruz y
que…

No, no le prediqué el evangelio, le dije las cosas como eran. ¿Sabe que pasó con ese vecino?
Alguna que otra vez sigue teniendo... Yo estoy esperando la oportunidad porque sé que Dios
me va a poner una oportunidad de esas exactas, ¿sabe qué pasó hace un mes y medio o dos
meses atrás? Las pocas veces que nos hemos cruzado, me empezó a saludar, me empezó a
sonreír. Dos veces me lo encontré en el Wall Mart de la esquina de mi casa, ¿y sabe qué hizo
el señor?

Se acercó para darme la mano y saludarme, y estrecharme su mano. Yo no necesité


predicarle el evangelio, yo solamente hice lo que tenía que hacer en ese momento, pero él
supo que había una diferencia. Dice el Salmo 128:1

“Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos.”
Temer es honrar, temer es amar, temer es obedecer, por lo tanto no es una cuestión de que
nosotros hagamos un esfuerzo por separarnos de la maldad, es que pongamos todo nuestro
empeño en acercarnos al Señor. Cuando nos acercamos al Señor, por ende, nos apartamos
de la maldad, porque no queremos estar con aquello que lastima el corazón de quien más
amamos. Eso es amar genuinamente al Señor. Amar genuinamente no es cumplir con Dios,
porque cumplir ya nos pasa al plano de religiosos, cumplir nos hace hacer lo que debemos
hacer y quedamos bien con Dios, y hacemos la lista de todo lo que hicimos bien, como si lo
fuéramos a impresionar a Dios con nuestra lista…

Pero amar verdaderamente al Señor significa todo lo contrario, significa acercarse a Él,
conocerlo profundamente y tenerlo como primera cosa en nuestra vida. Por lo tanto, la maldad
la vamos a repeler, porque no podemos compartir con aquello que lastima y ofende al Señor.

La primera cualidad: es el amor genuino hacia el Señor.

La segunda: la persona que pertenece a una generación diferente, hace lo que debe y Dios
lo prospera. Fíjese el versículo 3 del Salmo 1.

Los cristianos vivimos de cualquier manera, pero cuando llegamos al domingo queremos que
Dios nos bendiga. Me pregunto yo, ¿Por qué Dios nos tiene que bendecir? Porque le voy a
decir la verdad, si Dios nos bendice cuando nosotros no nos estamos deleitando en él, Dios
es un Dios injusto, y el Dios que yo conozco es un Dios justo. Cuando yo hago mi parte, Dios
es el que me prospera porque ve que yo estoy poniendo mi empeño y mi esfuerzo por hacer
su voluntad y agradarle a Él. El Salmo 128 que antes leí dice en el versículo 2:

“Lo que ganes con tus manos eso comerás, gozarás de dicha y prosperidad.”

No lo piense solamente por un trabajo secular, piénselo aún como ministerio en la Iglesia,
como padre de familia, como lo que quiera, piénselo...Lo que hagamos de acuerdo a la
voluntad de Dios, Dios lo va a prosperar, pero si nosotros esperamos que el pastor nos ore
para que Dios nos bendiga, Dios va a llegar un momento que ya nos va a decir, acá se cortó,
ya no te prospero ni te bendigo más porque tú no estás haciendo tu parte.

Una generación diferente hace lo que tiene que hacer para que Dios le prospere.

José se ganó la confianza de Potifar, y éste lo nombró Mayordomo de toda su casa y le confió
la administración de todos sus bienes. Por causa de José el Señor bendijo la casa del egipcio
Potifar a partir del momento en que puso a José a cargo de su casa y de todos sus bienes. La
bendición del Señor se extendió sobre todo lo que tenía el egipcio tanto en la casa como en el
campo, por esto Potifar dejó todo a cargo de José y tan solo se preocupaba por lo que tenía
que comer.
José en la peor circunstancia de su vida, estaba haciendo la voluntad de Dios, por lo tanto
Dios tenía el compromiso de prosperar a José. Dios tenía el compromiso de prosperar a José.
Dios tenía el compromiso de prosperar a José porque José estaba haciendo la voluntad de
Dios y le agradaba, y hacía lo que tenía que hacer. Todo lo que estaba en manos de José
Dios lo prosperaba.

Tercera cualidad: Amor de Dios para con los de su tiempo. Y esto a mí me llamó mucho la
atención cuando me dí cuenta de esto. Vaya conmigo a Génesis 45:1:

“José ya no pudo controlarse delante de sus servidores, así que ordenó: «¡Que salgan
todos de mi presencia!» Y ninguno de ellos quedó con él. Cuando se dio a conocer a
sus hermanos, comenzó a llorar tan fuerte que los egipcios se enteraron, y la noticia
llegó hasta la casa del faraón. —Yo soy José —les declaró a sus hermanos—. ¿Vive
todavía mi padre? Pero ellos estaban tan pasmados que no atinaban a contestarle. No
obstante, José insistió: —¡Acérquense! Cuando ellos se acercaron, él añadió: —Yo soy
José, el hermano de ustedes, a quien vendieron a Egipto. Pero ahora, por favor no se
aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me
mandó delante de ustedes para salvar vidas. Desde hace dos años la región está
sufriendo de hambre, y todavía faltan cinco años más en que no habrá siembras ni
cosechas. Por eso Dios me envió delante de ustedes: para salvarles la vida de manera
extraordinaria y de ese modo asegurarles descendencia sobre la Tierra.” Génesis 45:1-
7 (NVI)

Una generación diferente, a pesar de las injusticias sabe que Dios está en todo lo que le está
pasando y en todo lo que está viviendo. José tenía el poder y la posibilidad como nunca antes
de vengarse de todos sus hermanos. José los tuvo a sus pies, tal cual lo había soñado, José
podía haberlos encarcelado, haberlos matado, haberlos puesto como esclavos, podía haber
hecho lo que quería con sus hermanos, porque después del faraón era el máximo gobernante
del lugar. Sin embargo una generación diferente no anda viendo cuánto me lastimaron los
demás, cuánto daño me hicieron, cuánto me hirieron. Una generación diferente ve en las
heridas provocadas de otros, la mano de Dios y la voluntad perfecta de Dios para su vida y
transforma eso malo en una bendición y dice: Dios, usé esto para que yo hoy esté donde
estoy ahora, y para que yo pueda darle gloria a su Nombre y pueda cumplir con mi propósito.

Una generación diferente no se está lamentando de su pasado. Por lo general, hay


muchísimos hijos de Dios que todo el tiempo se están lamentando de su pasado, o de las
circunstancias que viven, todo el tiempo, en vez de decirle: Señor, ¿por qué esta
circunstancia? Porque si las estoy viviendo es por tu perfecta voluntad y Tú tienes algo que
hablarme y yo tengo algo que hacer en medio de este problema, Tú me tienes que mostrar
cuál es tu propósito en todo esto que está ocurriendo. Vaya al capítulo 50:15 de Génesis, y
con esto vamos a terminar. Escuche muy bien:

“Al reflexionar sobre la muerte de su padre, los hermanos de José concluyeron: «Tal
vez José nos guarde rencor, y ahora quiera vengarse de todo el mal que le hicimos.»
Por eso le mandaron a decir: «Antes de morir tu padre, dejó estas instrucciones:
"Díganle a José que perdone, por favor, la terrible maldad que sus hermanos
cometieron contra él." Así que, por favor, perdona la maldad de los siervos del Dios de
tu padre.» Cuando José escuchó estas palabras, se echó a llorar. Luego sus hermanos
se presentaron ante José, se inclinaron delante de él y le dijeron: —Aquí nos tienes;
somos tus esclavos. —No tengan miedo —les contestó José—. ¿Puedo acaso tomar el
lugar de Dios? Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese
mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente. Así
que, ¡no tengan miedo! Yo cuidaré de ustedes y de sus hijos. Y así, con el corazón en la
mano, José los reconfortó.” Génesis 50:15-22 (NVI)

Una generación diferente es una generación que ama a los de su tiempo con el amor de Dios,
que está viendo que la mano de Dios está en todas las circunstancias y en todos los
problemas. Los hermanos, fíjense el temor hasta donde llegó, dijeron, ahora que nuestro papá
murió José no va a tener excusa para aguantarse de vengarse, ahora ya… tal vez por respeto
a papá que estaba anciano y esperó a que muriera, pero ahora nos viene el hacha en la
cabeza. Y fíjense, no podríamos decir que fue una mentira lo que ellos dijeron porque no lo
dice la Biblia, pero suena casi a verso: mi padre dejó dicho que nos perdonaras. Y la primera
vez ni siquiera ellos se presentaron, mandaron a decir, mandaron a otra gente a decirle, vayan
con nuestro hermano y díganle esto, y después fueron ellos a decirle aquí estamos, somos tus
esclavos.

Ahora, no sólo son importantes las palabras de José, porque a veces nosotros sabemos que
es lo que tenemos que responder, lo que importa es la actitud. Cuando José oyó lo que
enviaron a decir los hermanos, dice la Biblia, se echó a llorar. No es que le dijo, no… no se
preocupen yo les voy a salvar las vidas, si yo soy el bueno de la película, ahí con un orgullo
muy alto decirle que él los iba a salvar, que iba a cuidar de ellos y de sus hijos. No, se puso a
llorar porque él fue el único que comprendió que la mano de Dios estuvo en el asunto.

Él fue el único que estaba tras el propósito que Dios había marcado para su vida, sus
hermanos eran pobrecitos, eran esclavos ¿saben de qué? de su mente. Estaban esclavizados
por no haber hecho la voluntad de Dios y no eran libres para poder conocer, escudriñar el
corazón y lo más profundo de Dios y encontrar su propósito y hacer algo diferente de sus
vidas.
José no tomó venganza, José les dijo ¿Saben qué? no hay ningún problema, no hay ningún
problema, yo sé que ustedes pensaron hacerme mal, eso me queda muy claro, pero Dios
transformó ese mal que me quisieron hacer, en bien. Y esto lo hizo para salvar a mucha
gente, a mucha gente que necesitaba ser salvada, y para eso Dios me usó, pero quédense
tranquilos, mi amor hacia ustedes es tan grande que yo voy a cuidar de ustedes y voy a cuidar
de sus hijos. José sabía que él tenía que preocuparse no sólo por su propia generación, sino
por las generaciones futuras para que conocieran a Dios y siguieran el camino de la voluntad
de Dios.

Tan sólo son tres cualidades de una generación diferente. ¿Dónde está el propósito de Dios
en la vida del ser humano si nosotros no hacemos lo que tenemos que hacer, porque no
sabemos cuál es nuestro propósito y solamente le exigimos a Dios que nos bendiga? ¿Dónde
está el amor absoluto de Dios hacia la humanidad si nosotros vivimos llorando por cuanto y
como nos lastimaron otras personas, o por las rencillas que tenemos dentro de la Iglesia?
Dios quiere levantar una generación diferente con estas tres cualidades:

* Un amor genuino a Dios.


* Una generación que hace todo lo que tiene que hacer para que Dios la prospere.
* Y una generación que ama con el amor de Dios a la gente de su tiempo.

¿Me dejas decirte algo que así comenzó este mes? Esa generación diferente la tienes ahí
adentro. Está ahí adentro. Por el Espíritu Santo todas esas cualidades están adentro tuyo
hermano, están adentro tuyo hermana, están adentro por el Espíritu Santo, sólo tienes que
permitir que Cristo viva en ti y que eso salga a la luz, y que todos puedan ver que Cristo es
verdad, que no es un cuento, que no es una historia de un mártir que murió en una cruz, que
es alguien que vive y vive de tal manera que tú lo tienes dentro tuyo y actúa por ti en todas las
circunstancias y en todos los momentos.

Yo quiero orar por todos y les pido que estén de pie. ¿Cuántos desean ser parte de esta
generación diferente y no quedarse afuera? Dios desea hacerlo con nosotros mi hermano,
Dios desea hacerlo con nosotros. Yo lo único que puedo hacer es, lo único que puedo hacer,
porque todo lo tiene que hacer el Espíritu Santo, pero es pedirle que no se pierda el mayor
privilegio que usted puede tener en su vida: Ser una generación que transforme al mundo
entero y que muestre que Cristo es verdadero y es real. No se pierda esa bendición, no se
enfrasque en sus problemas y en su propia vida.

Posiblemente hoy usted tenga que hacer algunas decisiones importantes, posiblemente usted
tenga que poner un punto final a su pasado para que ya no lo atormente y ya no lo esté
correteando como si usted estuviera corriendo una carrera sin final. Posiblemente tenga que
hacer algo de esto, usted lo sabe delante de Dios, lo que tenga que hacer hágalo hoy en la
presencia del Señor, hágalo hoy...

Pero póngale un punto final a una vida sin sentido que solamente se dice ser cristiana porque
está en un templo reuniéndose habitualmente. Decídase ser una generación diferente, que
Dios lo use en el tiempo que está viviendo y Dios pueda levantarlo como una verdadera luz en
medio de las tinieblas.
EL PLAN CORNELIO

18 mayo de 2003

Para comenzar en esta tarde, quisiera decir, que tenemos que tener en cuenta que la Palabra
es aquella que el Señor nos ha dejado para poder convencer a nuestro corazón del perfecto
plan de Dios en todas las cosas. El Espíritu Santo nunca podría usar algo que esté fuera de la
Palabra para hacernos conocer una verdad que está en el corazón de Dios. En realidad es la
misma Palabra la que es para nosotros revelada por la acción del Espíritu, y desde donde
conocemos los misterios que están en el corazón de Dios, aquellas cosas que muchas veces
no entendemos, pero no porque sean difíciles de entender. No entendemos porque todavía no
se nos han revelado.

Cuando uno recibe una revelación todo es muy claro frente a los ojos. Cuando uno ve algo en
la Palabra y le es revelado por el Espíritu, es absolutamente claro y de principio a fin todo eso
tiene sentido para nuestra vida. Pero hasta que algo nos es revelado no podemos entender
cabalmente todo lo que está en el corazón de Dios.

Por eso, uno de nuestros mayores anhelos y deseos delante de Dios es, que el Espíritu de
Dios nos revele la profundidad de la Palabra. No porque queramos ser personas que
intelectualmente todo lo saben, sino porque queremos ser hombres y mujeres que han
entendido lo profundo del corazón de Dios para poder aplicarlo en su vida personal, en su vida
matrimonial, en su vida familiar, en su vida de Cuerpo como Iglesia. Y en definitiva, con eso
establecer el Reino de los cielos.

Déjenme expresarles que muchas veces tengo dos sentimientos en mi corazón. Uno de ellos
es el de temor, pero no estoy hablando de temor de reverencia al Señor, estoy hablando de
temor, de miedo, no que me paraliza, sino ese miedo de darme cuenta que nos gusta a los
seres humanos recibir mayor comunicación bíblica, teológica. Pero pocas veces hay una
aplicación práctica de aquello que Dios nos esta hablando. Nos encanta escuchar algo nuevo,
pero eso, no es vivido por nuestra vida de manera práctica al minuto siguiente que el Señor
habla.

El segundo sentimiento tiene que ver con, como expresarlo, porque se asemeja mucho a este
primer temor, pero tiene que ver con dolor, tal vez por ver la quietud o la apatía que en
muchos casos tenemos, cuando el Señor nos enfrenta a situaciones extremas para que
podamos entender lo que Él ya nos quiso revelar por su Palabra. Pero nos falta transitar un
tramo para que eso se haga real en nuestra vida, y lo vivamos prácticamente. Espero estar
siendo claro con lo que estoy expresando.
Lo primero es el temor de que nos gusta escuchar mayores cosas de Dios, pero no la
ponemos en práctica. Lo segundo es el dolor de saber que Dios, cuando nos hace transitar
por circunstancias para enfrentarnos a esa verdad que nos habló, no estamos dispuestos a
que Dios nos enfrente y damos un paso para atrás.

Por eso, yo quiero mostrarles hoy dos pasajes, primeramente, que son para nosotros muy
conocidos y que dicen algunas verdades que nos gustan oír y que queremos saber, y que de
hecho las damos por ciertas en nuestras vidas. Pero, hoy necesito explicárselas con un poco
más de detenimiento. Y por último, vamos a analizar un hecho ocurrido al Apóstol Pedro, que
también conocemos muy bien, pero que necesitamos ver cómo Pedro vivió lo que vamos a
explicar en los dos primeros pasajes. Vamos a la primera carta a los Corintios, el capítulo 2,
por favor. Y vamos a leer desde el versículo 6. Primera Corintios 2, desde el versículo 6 dice:

“Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría,
no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría
de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para
nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la
hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está
escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, son las
que Dios ha preparado para los que le aman.

Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña,
aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre,
sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de
Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino
el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo
cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las
que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para
él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En
cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque
¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la
mente de Cristo.” Primera Corintios 2: 6-16

Versículo 1 del capítulo 3:“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a
espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.” Primera Corintios 3:1

Lo primero que necesito explicarles y enseñarles, por la Palabra, es que el Apóstol Pablo está
hablando acerca de una sabiduría. De una sabiduría que es la que permanece, que es la que
perdura porque viene de Dios, no es la sabiduría de este mundo. Nosotros debemos hacer
una distinción muy importante cuando hablemos de sabiduría. Porque estamos muy
acostumbrados a hablar de sabiduría y nos llaman la atención aquellas personas que hablan
con mucha elocuencia y dicen cosas que a nosotros nos parecen grandiosas. Pero esa
persona, puede estar usando, y seguramente está usando, la sabiduría del mudo. Pero no
podemos comparar esa sabiduría, de una persona X, con la sabiduría de Dios; porque nada
es comparable en esos dos tipos de sabiduría.

Y lo que quiero decirte, es que Dios no te ha llamado a tener la sabiduría humana. Dios, te ha
llamado a desarrollar la sabiduría que viene de Dios, la cual nadie puede refutar, nadie puede
contrariar, nadie puede discutir. Solamente se podrá enojar, porque no está de acuerdo. Pero
la sabiduría que Dios quiere poner en ti, es una sabiduría que no se puede comprar con nada,
que no te la da ni mucho estudio, ni muchos libros, ni las carreras universitarias. Te la da la
comunión íntima con el Espíritu Santo, mostrándote aquellas cosas que tú necesitas saber.

Ahora, dice Pablo que esta sabiduría ellos la hablaban entre los que habían alcanzado
madurez. Acá tenemos que hacer la primera salvedad, la sabiduría de Dios no puede ser
conocida por aquellos que no han alcanzado madurez. Ahora si, a diferencia de lo anterior
que dije, estoy hablando de los hijos de Dios. Antes me refería a cualquier persona en el
mundo, que habla con sabiduría humana. Ahora me estoy refiriendo a los hijos de Dios. Los
hijos de Dios que han alcanzado madurez pueden entender la sabiduría de Dios, otros no. El
Señor quiere a todos brindarnos su sabiduría, pero como lamentablemente de un tiempo a
esta parte estoy repitiendo mucho, no depende de Dios, depende de nosotros. Y cada vez me
estoy dando más cuenta, que hay muchos problemas en nuestro interior, hay muchas trabas,
muchos caminos cortados, mucha falta de entendimiento, mucha rebeldía, poco conocimiento,
poca intimidad; no por Dios, por nosotros.

La sabiduría de Dios, no puede ser entendida por un hijo suyo que no ha alcanzado la
madurez. Sigue diciendo que esta sabiduría ellos la hablaban en misterio. Uno podría decir,
bueno a ver, si ellos hablaban la sabiduría de Dios con aquellos que eran maduros para
entender esta sabiduría; ¿Por qué la hablaban en misterio? Porque si la hablaban en misterio,
entonces, por más que hubiera madurez, no la iban a poder entender. Un misterio es algo que
hay que deducir de alguna manera. Un misterio es algo que hay que encontrarle la vuelta para
llegar al fondo de la cuestión. Pero déjenme decirles que esta palabra, misterio, no está
indicando como antes dije, algo que no es posible entender. Lo que esta queriendo decir esta
palabra misterio, es que la sabiduría solamente se nos puede revelar, cuando el Espíritu de
Dios nos la revela.

Cuando la sabiduría de Dios es hablada, aún a los que son maduros espiritualmente, esos
que están escuchando la sabiduría de Dios, solo pueden entenderlo cuando el Espíritu Santo
en su espíritu les revela esa verdad. No es la acción de un buen maestro, de un buen
predicador, de un buen pastor, apóstol, profeta o lo que quieras que te sepa explicar. Mientras
yo te estoy hablando, si el Espíritu Santo no te revela en tu espíritu, lo que yo te estoy
diciendo; por más que yo sea el mejor de los maestros, jamás vas a entender la sabiduría que
Dios te quiere dar, no la vas a poder entender.

Es por esto, que a veces entiendo por qué hablo con ciertas personas, les digo ciertas cosas
que el Señor me muestra y les aconsejo y después de esa charla vuelven a los mismos
errores que antes. Porque no están buscando que el Espíritu Santo les revele la verdad de
Dios. Déjame decirte que así comenzaste tu relación con Dios y así debe permanecer porque
cuando entendiste el mensaje de salvación para tu vida, fue el Espíritu Santo quien te lo
reveló. El Espíritu Santo te hizo entender que le necesitabas, que estabas perdido, que tus
pecados te tapaban y que ya no podías más sin Jesucristo. Que en el único que podías tener
salvación era en Jesucristo.

Lo entendiste porque el Espíritu Santo te lo reveló por eso la salvación. Que si bien es como
hemos oído ya, es solamente la puerta de entrada, a una vida de privilegios que tenemos. En
realidad la salvación marca una pauta, de cómo debe ser nuestra conducta cristiana delante
de Dios, todos los días de nuestra vida; hasta que el Señor nos lleve o Él venga por nosotros.
Porque en la salvación el mensaje nos es revelado por el Espíritu. En la salvación recibimos fe
para creer, fe sobrenatural, que nos permite creer en alguien que no vemos con nuestros ojos;
sin embargo sabemos que es cierto y es seguro.

Pero cuando ya pasamos la puerta de la salvación, empezamos a decir que no entendemos a


Dios, que nos sabemos porque está haciendo lo que está haciendo con nuestras vidas. Le
decimos, hermano ora al Señor y ten fe, porque esto es una prueba pero vas a salir adelante
si tú sabes que Dios esta contigo. Y el hermano dice, es que no puedo tener fe, me cuesta
creer que Dios tenga poder para hacer esto.

Y yo me pregunto ¿Cuándo fuiste salvo, alguien te empujo, para que tu aceptaras? ¿De
dónde sacaste la fe que te hizo creer en la obra de Cristo? La sabiduría de Dios siempre es
revelada en misterio, para que no dependa de la buena elocuencia de los hombres, sino que
dependa de la revelación sobrenatural que el Espíritu Santo quiere hacer a nuestra vida. Muy
bien, seguimos. Luego dice un versículo que nos gusta oír y que lo repetimos para cada uno
de nosotros.

“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que
Dios ha preparado para los que le aman”.

Efectivamente, allí está citando al profeta Isaías, pero este versículo por supuesto que es una
verdad, yo lo creo. Y ahí, lo que nos está mostrando es que toda cosa que todavía no han
sabido los hombres, que no han visto con sus ojos, no han oído aun, ni han conocido en su
interior, son las cosa que Dios tiene reservadas y preparadas para aquellos que le aman.
Quiero decir que la primera característica necesaria para que tu puedas ser un cristiano
maduro y el Espíritu Santo te revele las cosas que están en la Palabra, amor genuino,
incondicional para el Señor. Porque la Biblia dice que estas cosas están reservadas para los
que aman al Señor. No están reservadas para aquellos que se meten muchísimas horas a
leer la Biblia y andan descifrando y compran libros y buscan en la concordancia. Que todo eso
es bueno, es bueno. O sea no quiero, por favor, que nadie me mal interprete, no. Qué buena
son las concordancias, qué bueno es un diccionario de palabras griegas y hebreas para saber
el significado más íntimo de las palabras de la Biblia, qué bueno es. Pero déjame decirte que
tú puedes tener todos los libros del mundo, pasarte las horas del mundo, pero si el Espíritu
Santo no te lo revela, poco vas a tener.

Las cosas que están ocultas en el corazón de Dios y todavía nadie a conocido, solamente,
Dios las revelará aquellos que le aman. Posiblemente si tú ves que hay muchas cosas que
aún sigues sin entender, que te cuestan mucho trabajo aplicarlas, que siempre estás como
que discutiendo con el Señor acerca de esos puntos, y cuando encuentras a un hermano
siempre le explicas las mismas situaciones, siempre estás dándole vuelta al mismo asunto,
posiblemente el problema es muy, en el fondo de tu vida, un problema de amor, porque
todavía no te has decidido amar al Señor con todo tu ser. Porque todavía estas reservando
cosas de tu vida, para ti.

No me voy a adelantar, al rato en el segundo pasaje que les dije, vamos a entender un
poquito más acerca de esto. Sigo adelante, sigue diciendo que Dios revela estas cosas por el
Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña o lo investiga en lo profundo de Dios. Y dice el
versículo 12:

“Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de
Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no
con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu.” 1
Corintios 2:12-13

Ahora bien, yo quiero que entiendas que Dios te a dado, no un espíritu como del mundo para
que desarrolles inteligencia y puedas entender cuestiones complicadas y algún otro se admire
de tu inteligencia. Eso con la sabiduría humana, lo puedes lograr. Pero lo que Dios te ha dado
es el Espíritu de Dios, el que viene de Él, la tercera persona de la trinidad. Porque esa
persona te revela lo que está en lo profundo de Dios. Las cosas que están escondidas en el
corazón de Dios sólo el Espíritu Santo te las puede revelar. Pero la buena noticia para
nosotros es que ese Espíritu nos ha sido dado. Por lo tanto, todo lo que expliqué
anteriormente no debería ser motivo, para nosotros, de frustración. Decir ¿Cuándo voy a
llegar a entender las cosas que están en el corazón de Dios? No es así. Nosotros tenemos
que tener la mayor de la expectativas, sabiendo que el Espíritu que conoce lo profundo de
Dios, esta en nosotros para revelarnos esas profundidades de su corazón.
Por lo tanto de lo que hoy estamos hablando, no es para un grupo de nosotros, no es para
unos pocos, es para todos los que estén dispuestos a hacer lo que hay que hacer delante de
Dios. Y sepan que el Señor les tiene preparado una mayor dimensión por delante, una mayor
bendición, una mayor magnitud de la presencia en la gloria y el poder de Dios, porque
precisamente antes de esto, al final del versículo 7 dice, que esta sabiduría, Dios la predestinó
antes de los siglos para nuestra gloria, para que seamos llenos de la gloria de Dios, Él
preparo esta sabiduría. Sin esa sabiduría de Dios, tú no puedes mostrar la gloria de Dios.

Y acabamos de cantar que la gloria de Dios llenará hasta el último rincón del mundo. Eso lo
dice la biblia, que su gloria llenará toda la Tierra. ¿A través de quién Dios va a llenar la Tierra
con su gloria? De nosotros, a través de la Iglesia. Por lo tanto si no somos cristianos maduros
y no entendemos la sabiduría de Dios, no podremos tener gloria para mostrar, ¿está bien? Lo
único que mostramos, esas personas, que creyeron en la obra de Jesús en la cruz. Pero no
mostramos toda la grandeza que un Dios todo poderoso tiene para la humanidad, para todos
aquellos que están dispuestos a creer en Él.

El pasaje, por lo cual leí hasta el versículo 1 del capítulo 3, nos muestra que hay tres tipos de
personas. Es lo siguiente que te quiero enseñar. Primero, quiero decirte por tener el Espíritu
Santo es que Pablo puede decir nosotros tenemos la mente de Cristo. Porque Pablo da por
sentado que el Espíritu Santo, que es el que nos revela todo, nos hace pensar exactamente
igual que Cristo y funcionamos con su mente. Porque Pablo está afirmando una verdad que
debería ser normal para todos los hijos de Dios, pero que no suele ser normal para todos lo
hijos de Dios. Por eso, te quiero mostrar tres tipos de persona que Pablo explica en este
pasaje. La primera de ellas es:

El hombre natural. Dice el 14.

“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para
él son locura, y no las puede entender”…1 Corintios 2:14

¿Quién es el hombre natural? El hombre natural es el que no nació de nuevo, que no ha sido
regenerado, salvado por el Señor, por la sangre de Cristo y para quien las cuestiones del
Espíritu no son de su agrado. Es el hombre natural. Por eso dice, el hombre natural no las
puede entender, porque no ha recibido el Espíritu que tú y yo si hemos recibido, el cual nos
revela la sabiduría de Dios. Por lo tanto, tú le puedes hablar lo más grandioso pero ni lo va a
entender, ni le va a dar ganas de escucharte, porque no le interesan esas cosas, porque no
pertenece todavía a ese Reino, ni ha deseado entrar todavía a esa dimensión. Ése es el
hombre natural. Pero después menciona al hombre espiritual, dice el 15.

“En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie”. 1
Corintios 2:15
Además de que este versículo es tremendo, porque ahora le voy a explicar qué es el hombre
espiritual, pero dice la Biblia que el hombre espiritual puede juzgar todas las cosas y él no es
juzgado de nadie. Muchas veces nos molestamos cuando alguien juzga nuestra vida y
empieza a sacar los trapitos al sol. Esas cosas no nos gustan ¿Y Por qué? y ¿Y Qué
derecho? ¿Con qué autoridad? Es que, sabes lo que pasa... Cuando eso ocurre,
seguramente, lo que eso está mostrando, manifestando, es que todavía no hemos llegado a
ser hombres espirituales. Por lo tantos podemos ser juzgados, pero además, por no ser
hombres espirituales no podemos juzgar todas las cosas. Y cuando pretendemos juzgar todas
las cosas con el criterio que Dios tiene, siempre nos equivocamos y hacemos juicios
incorrectos. Sacamos conclusiones equivocadas acerca de las situaciones y de las personas,
porque no somos espirituales y no podemos juzgar como Dios juzga todas las cosas.

El hombre espiritual.

El hombre espiritual es el que ha nacido de nuevo y además es guiado totalmente por el


Espíritu Santo. Por lo cual ha llegado a un nivel de madurez. De la madurez que antes Pablo
estaba diciendo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez. El hombre
espiritual es aquel que no solamente nació de nuevo, eso fue su primer paso. Luego ha
seguido viviendo y sigue viviendo una vida de íntima comunión con el Espíritu Santo, por lo
cual todo lo entiende porque Dios se lo revela. Entonces es una persona madura que sabe
cómo son las situaciones para el corazón de Dios. Y el tercer tipo de personas es lo que dice
en el versículo 1 del capítulo 3, dice.

“No pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales”. 1 Corintios 3:1

El hombre carnal.

El hombre carnal si es un nacido de nuevo, si ha sido salvado, si la obra de Cristo tuvo poder
en su vida, la sangre de Jesús le ha limpiado sus pecados, es salvo. Pero tiene un
comportamiento infantil, similar al hombre natural, o sea, es inmaduro. Si tú tomas a un
hombre natural y a un hombre carnal, casi, casi que vas a estar viendo una fotocopia. La
única diferencia es que uno nació de nuevo y es salvo y el otro todavía no, pero el
comportamiento que ambos tienen es muy similar.

Por eso Pablo nos dice, no pude hablarles como a espirituales, sino como a carnales, como a
niños en Cristo. Actitud infantil, todavía le gusta hacer berrinches, todavía le gusta tomar
mamila, todavía quieren que papá y mamá les expliquen todas las cosas y que lo bajen del
mueble al que se subieron y que cuando lo bajen todavía le den un dulce como para premiarlo
porque hicieron lo malo. La única diferencia con un hombre natural es que nació de nuevo,
pero el comportamiento es exactamente igual de uno y de otro.
Vamos a Romanos 12, el segundo de los pasajes que vamos a analizar. Romanos 12, los
primeros dos versículos. Desde el versículo 1, dice:

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta”. Romanos 12:1-2

Muy bien, ¿Cuál es uno de los primeros pasos que nos permite a nosotros alcanzar la
madurez en Dios? ¿Cuál les parece a ustedes que sea, de acuerdo al pasaje que leímos?
¿Qué dice Pablo? ¿Qué nos ruega? Que presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo
santo, agradable a Dios, que es nuestro culto racional.

Algunas cosas quiero explicarte de este versículo. Lo primero, es que comienza diciendo es
que comienza diciendo, así que. Si está diciendo, así que, quiere decir que es muy importante
todo lo que dijo hasta el último versículo del capítulo 11. No lo podemos leer ahora pero el "así
que", es el resultado de lo que él explicó desde el capítulo 1 hasta el capítulo 11. Te lo dejo
como tarea para tu casa. Pero algunas de las cosas que hoy le decía a mi esposa, que yo
mismo me quede frío de ver esto, déjame que ahora te lo voy a leer, mira lo que dice el
versículo 25 del capítulo 11:

“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes
en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte,
hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”…Romanos 12:1-2

Se dice mucho, creo que algún día vamos a tener que hablar de esto, que Israel marca el
tiempo de Dios, estoy poniendo en duda eso. La Iglesia de Jesucristo marca el tiempo de Dios
¿Sabes por qué? Porque Israel está endurecido hasta que nosotros, la Iglesia, no hayamos
alcanzado a todos los gentiles que tienen que estar dentro del Reino. Hasta que no hayamos
llegado a la plenitud de los gentiles. Israel seguirá sufriendo, mientras que tú y yo estamos
muy cómodos acá sentados y mañana nos da vergüenza compartir el evangelio.

Todo lo que explica Pablo, hasta el capítulo 11, son las maravilla de su gracia y de sus
misericordias para con nosotros. Que cuando estábamos lejos, Él se acercó, nos dio paz, nos
hizo salvos, nos transformó, nos cambió. Toda la maravilla de la salvación que Dios nos
regaló, es lo que Él se la pasa explicando en once capítulos. Por eso cuando empieza el 12
dice, "así que", por todo lo que ya les acabo de explicar, "les ruego, por estas misericordias
que ustedes han visto, que presenten sus cuerpos..."
Y cuando leemos "cuerpos", no estamos hablando del estuche. Esta palabra cuerpos implica
todo lo que somos, un todo completo. Todo nuestro ser, presentamos todo nuestro ser en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es nuestro culto racional.

La palabra culto tiene que ver con los sacrificios que los Israelitas hacían en el pasado, por
eso está hablando de sacrificio. Presenten todo su ser como sacrificio vivo, así como los
israelitas presentaban un animalito, como sacrificio para dárselo a Dios. Pero no te llama la
atención la palabra, racional. ¿Por qué dirá racional? ¿De dónde viene la palabra racional?
¿De dónde? De razón, de entendimiento, de mente ¿Por qué culto racional? Si nuestra
relación con Dios es espiritual, o me mintieron a mí hasta ahora...

¿Cómo yo puedo razonar, entregarme por entero al Señor, si por más sacrificio no lo voy a
lograr? Si Dios mismo, en la Palabra dice que prefiere la obediencia antes que los sacrificios
¿O estoy equivocado? ¿Se está contradiciendo la Palabra?

No, que tú te entregues por entero al Señor, sin condiciones como un sacrificio dispuesto a
ser matado, quemado y ofrecido al Señor, es mi acto de adoración. Como el resultado lógico,
que yo he entendido de la gracia de Dios a mi favor por haberme dado cuenta todo lo que
Dios hizo por mí, no es que en un momento de éxtasis y cuando la adoración estaba en su
punto máximo, vino un ángel me toco por la espalda y me dijo, éste es tu momento de
sacrificarte vivo y entero... Yo me entrego al Señor, como resultado de que determine en mi
mente, que Dios por mí hizo todo y yo ahora me tengo que dar todo por Él.

Por eso es nuestro culto racional. No te tiene que tocar el Espíritu Santo para que te
entregues por entero. Tiene que ser el resultado de tu decisión, porque has analizado, te
pusiste hacer números en una hoja y dijiste lo que hay del lado de Dios supera lo que hay en
mi haber. Así que, más vale que yo le entregue mi vida a Dios, porque Él por mí lo dio todo.
Lógicamente, como así están las cuentas Señor, acá está mi vida. Eso es, no necesitas una
inspiración sobrenatural del Espíritu Santo para darle por entero tu vida. Necesitas una
decisión de hacerlo de una vez y por todas.

Éste es el primer paso para llegar a ser maduros. ¿Saben qué nos pasa? Hablamos mucho,
decimos mucho, lloramos mucho, nos emocionamos mucho... Pero este versículo, todavía
ninguno de nosotros casi, todavía lo ha cumplido. Perdón, no estoy queriendo yo inculpar a
nadie de nada. Pero ha llegado el tiempo que seamos lo que debemos ser como Iglesia de
Jesucristo. Lo que escribimos con la mano lo borramos con el codo al ratito. Si tú te entregas
por entero ya no eres tuyo, el Espíritu Santo que Dios te ha dado te va a empezar a mostrar
las cosas que vienen de Dios. Te va a ser entender lo que está en lo oculto de su corazón y
llegarás a ser un hombre y una mujer espiritual, no un cristiano carnal que sigues con tus
berrinches, con sus ideas... no, pero esto a mí todavía no me gusta... no lo entiendo... ¿Por
qué Dios me pide eso? No, no lo entiendo... Cuando ahora veamos el ejemplo, te vas a
sorprender de que esto se sigue cumpliendo y se debe cumplir en nuestra vida. El versículo 2
dice:

…”No se conformen, no se acomoden, a este siglo, a este mundo, a la corriente de este


mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su entendimiento, para que
comprueben cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

La Versión Popular, que es la que originalmente yo me acordaba de memoria, sí... No es


porque no me acuerde este versículo, pero me costó asociar lo que yo me acordaba a este
versículo 2. Porque la Versión Popular dice que, cambie su manera de pensar, para que
cambie su manera de vivir. Porque dice, no se acomoden al mundo, transfórmense por medio
de la renovación de su mente, o sea, renueven su manera de pensar. Y después sigue
diciendo, para que comprueben...

Y esa palabra "comprueben", es como este probar para poder aprobar. O sea, es como decir
esto ya lo probé, veo que funciona, entonces lo apruebo para mi vida, lo quiero para mí.
Entonces, por cambiar la manera de pensar, ¿qué cambia? La manera de vivir. ¿Y qué es lo
que termino comprobando? Que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta.

Por no haber entregado nuestro cuerpo, nuestro todo completo al Señor, seguimos
preguntando ¿Y cuál será la voluntad de Dios? Esto está bueno para tanto seminario,
congreso. Y sobre todo para los jóvenes, que uno de los temas que siempre se predica ¿Cuál
es? La voluntad de Dios. Es una tontería que intentemos explicar la voluntad de Dios ¿Sabes
por qué? Porque la voluntad de Dios, no hay nada que Dios te lo esconda para que tú no lo
sepas. Es algo que Dios te muestra y tú mismo lo puedes comprobar, probar, poner a prueba
y darte cuenta que funciona.

Cuando te entregaste por entero al Señor y no tienes condicionamientos para Él, por ende
como resultado, lo que compruebas es que lo que Dios dice, funciona. Por eso les encanta
recibir revelación, pero al otro día no vivimos ni medio de la revelación que recibimos. Todavía
vivimos para nosotros, no estamos dando como el mayor acto de adoración nuestro propio
ser, al Señor. Simplemente, porque no hemos entendido en nuestra cabecita que Él lo dio
todo y yo le tengo que dar todo, ni más ni menos, que eso.

Por eso es necesario que nosotros no nos conformemos a este mundo. Toda vez que tú estás
luchando con Dios, en algo que Él te dice, te voy a decir que estás haciendo, te estás
acomodando a la corriente del mundo. Y tú dices no, no, momento, no mezclemos las cosas,
yo no estoy haciendo lo que el mundo hace. Es que yo no te estoy hablando de pecado, yo te
estoy hablando de una actitud. El mundo escucha de Dios y le da vuelta la cara, lo desprecia.
Cada vez que Dios te dice algo y tú empiezas, es que no lo entiendo, es que no estoy muy de
acuerdo y es que no me parece, y es que te estás acomodando al mundo. Estás haciendo lo
mismo que el mundo hace, despreciando a Dios.

Ahora, yo te quiero mostrar un ejemplo, para que veas que esto funciona y se cumple aún en
la vida del apóstol Pedro. Hechos, el capítulo 10. Mientras tú lo buscas te digo esto, toda vez
que tú haces esto y te acomodas al mundo, por no entender o por luchar con Dios, y no estás
transformando tu mente por una renovación en la cual puedas comprobar la voluntad de Dios,
estás corriendo serio riesgo en tu vida. Es peligroso y es destructivo que tú te acomodes al
mundo. Estás en riesgo de perder tu vida, o sea, no estamos hablando de cosas que son
opcionales para nosotros, como hijos de Dios, estamos hablando de cosas que tienen que
cambiar nuestras vidas, porque sino estamos exponiéndonos a que todo lo que Dios desea de
nosotros, no lo podamos alcanzar. Hechos desde el capítulo 10, desde el versículo 1. Y
vamos a leer unos cuantos versículos para que entendamos toda esta historia:

“Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la


Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al
pueblo, y oraba a Dios siempre. Este vio claramente en una visión, como a la hora
novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. El,
mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus
limosnas han subido para memoria delante de Dios. Envía, pues, ahora hombres a
Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro.

Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo
que es necesario que hagas. Ido el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a dos de
sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían; a los cuales envió a Jope,
después de haberles contado todo. Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y
se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. Y
tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un
éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que
atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los
cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo.

Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no;
porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda
vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo
volvió a ser recogido en el cielo. Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo
que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados
por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta”.
Hechos 10:1-17

La situación, creo que es fácil de entender. Un hombre, un centurión romano. Centurión es


aquél que tenía responsabilidad sobre cien soldados, sobre cien personas, por eso centurión.
Era un hombre piadoso que temía a Dios, siempre hacia sus oraciones, daba limosnas. Y un
buen día se le presenta un ángel y le dice, ¿sabes qué Cornelio? Tus oraciones, tu limosna,
han llegado delante de Dios como memoria de tu persona. Dios te está recordando por lo que
tú haces y lo que vienes haciendo, hace mucho tiempo. Por lo tanto, envía a otra ciudad,
Jope, a alguna gente tuya a buscar a un cierto Simón, que tiene por sobrenombre Pedro, al
apóstol Pedro. Él está en casa de un Simón curtidor, etcétera, etcétera, en la playa. Él te va a
decir todo lo que tú necesitas saber. Fíjense cómo Dios, está preparando, lo que yo llamé y
puse como título a este mensaje “El Plan Cornelio”.

Nosotros por lo general, nos centramos en la vida de Cornelio. Y hoy nos vamos a centrar en
la vida de Pedro, no en la de Cornelio. Que hay muchos Cornelios, de paso sea dicho, que
están esperándote a ti, no tengo la más mínima duda. Debe haber muchos Cornelios, que
Dios los está recordando y posiblemente ya le dijo, mira, no te preocupes, ya te va a venir
alguien así, así, le dio todas las características tuyas. Pero tú ni enterado estás todavía que
hay un Cornelio que te está esperando. Pero no nos vamos a centrar en Cornelio, vamos a
ver a Pedro.

Pedro estaba en una casa, en la de este Simón curtidor y se fue a la azotea como al
mediodía. La hora que allí dice, es la hora del mediodía, comenzó a orar, fue para orar. Y en
un momento comenzó a sentir hambre y mientras le preparaban algo, dice que quedó en
éxtasis. O sea, su mente logró, por la acción del Espíritu, llegar a una dimensión mayor de lo
que la mente naturalmente está.

Nuestra mente está con nosotros en lo que estamos, en lo que vivimos, en lo que vemos, en
lo que sentimos. Pero él, en ese momento, dejó de estar en esa azotea, por así decirlo, para
poder ver algo sobrenatural que Dios le quiso mostrar. Y en esta visión él vio un lienzo atado,
por las cuatro puntas, que baja lleno de animales, lleno. Y una voz, que sin duda era la del el
Señor, para decirle, Pedro mata y come. Ya que tienes hambre, para qué esperar que te
preparen algo abajo, tú tienes acá un banquete. Y Pedro dice, Señor no, porque yo jamás
comí nada inmundo.

Posiblemente lo que yo voy a decir ahora, suene irreverente, pero no lo estoy diciendo en ese
sentir. El Pedro que recibió el bautismo del Espíritu Santo, que tuvo un primer discurso y se
convirtieron miles, uno de los fundadores de la Iglesia primitiva, muy respetado, todavía no era
un hombre espiritual. Te voy a dar un secreto, cuando tú te has entregado por entero al Señor,
le has dado toda tu vida y estás permitiendo ser renovado en tu manera de pensar para que
cambie tu manera de vivir y puedas comprobar la perfecta buena y agradable voluntad de
Dios, ¿sabes qué obtienes como resultado? Obediencia perfecta.
Dios habla y tú dices, sí. Pedro recibe una tremenda visión y cuando recibe su visión, la
respuesta de Pedro al Señor, ante la indicación es, Señor no. ¿Pero este Pedro, no es el que
predicó y se convirtieron tres mil y después cinco mil? Tremendo hombre de Dios. Sí, pero
todavía no había sido renovado en su manera de pensar. Porque él todavía se veía a sí
mismo como un judío.

Yo te voy a mostrar unos poquitos ejemplos, habría más. Pedro, así como los otros apóstoles,
vio a Jesús comer y sentarse a la mesa de muchísima gente. Pecadores, publicanos, mucha
gente prostituta. Gente que los demás despreciaban y sobre todo los judíos, era lo que más le
da bronca de la actitud de Jesús. Lo vieron hablar a Jesús con una samaritana, lo cual, para
los judíos era terrible. Escucharon de Jesús que fueran por todo el mundo y que predicaran e
hicieran discípulos a todas las naciones. Lo oyeron hablar de Reino de Dios y Pedro, ¿saben
lo que pensaba? Este evangelio, es para nosotros los judíos. Pero algo más tremendo
todavía... a Pedro le habían sido dadas por el Señor las llaves para abrir el evangelio a los
judíos y a los gentiles.

Claro, abrirle la puerta a los judíos, para que conozcan la salvación, fue muy fácil para Pedro,
porque lo tenía en su mente. Pero abrirle la puerta a los gentiles, para Pedro inicialmente era
una blasfemia. Señor no, porque la ley no me permite comer todos esos animales. Por eso,
quien escribió que todo se puede comer, dándole las gracias y gloria a Dios fue Pablo, porque
él era un judío.

Que cambie tu manera de pensar, para que cambie tu manera de vivir y puedas comprobar la
buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. El 16 dice, esto se hizo tres veces y aquel
lienzo volvió a ser recogido en el cielo. Quiere decir, que tres veces el Señor le dijo Pedro,
mata y come. Y tres veces también la respuesta de Pedro fue, Señor no.

Muchas veces, queremos ser más buenos que Dios, más santos que Dios, más justos que
Dios. Pero sólo cuando nos hemos entregado por entero, nuestra obediencia es perfecta. El
17 dice:

y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que
había visto.

Aunque se repitió tres veces, aunque él oyó al Señor, el lienzo se volvió a ir para el cielo. Ya
dejó de ver la visión y él estaba en la azotea, anonadado. No entendía absolutamente nada.
Pedro todavía no era un hombre espiritual. Todavía no lograba entender la buena, perfecta y
agradable voluntad de Dios. Versículo 24, al otro día, ya después de que Pedro hizo quedarse
a estos hombres, que lo venían a buscar, en la casa. Al otro día salieron y dice:

“Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo
convocado a sus parientes y amigos más íntimos. Cuando Pedro entró, salió Cornelio a
recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate,
pues yo mismo también soy hombre. Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se
habían reunido. Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío
juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún
hombre llame común o inmundo”… Hechos 10:24-28

¿Por qué éste fue El Plan Cornelio que yo llamo para la vida de Pedro? Porque el Señor,
muchas veces nos tiene que dejar estupefactos con una situación, para que estemos
dispuestos a entender y a comprobar la buena voluntad de Dios. Eso es lo que antes dije que
es uno de mis temores, o es uno de mis dolores. Ver que el Señor prepara situaciones para
llevarnos a lo que Él ha propuesto para nuestra vida, pero cuando estamos frente a la
situación nos negamos. Pedro sí oyó, y yo no lo leí, oyó nuevamente la voz del Señor que le
dijo, te vienen a buscar tres hombres, vete con ellos porque yo los envíe. Claro, eso no le
sonó raro, ¿No?

Cómo eso no le sonó raro, no fue lo mismo que matar animales inmundos. Entonces dijo,
bueno me vienen a buscar tres hombres, el Señor me dijo que Él los manda, voy con ellos.
Pero fíjense, les dice en el 28:

“Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o
acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame
común o inmundo; por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por
qué causa me habéis hecho venir?” Hechos 10:28-29

Todavía Pedro no entendía mucho. Como escuchó una voz, que le dijo, vienen tres a
buscarte, tú ve con ellos porque yo los envío, él obedeció, ahí sí, porque le era algo normal. Y
cuando vio que eran todos extranjeros dijo, creo que por acá pasa la cuestión. Me mostró
animales que son inmundos para mí como judío. Y para mí es imposible acercarme a un
extranjero, pero estos son extranjeros y Dios me mandó a ellos. Quiere decir que yo a
cualquier hombre, no puedo llamar inmundo, hasta ahí entendió.

Pero cuando ya estuvo ahí, les dijo, ¿Para qué me mandaron a llamar? ¿Necesitan que les
arregle alguna cuestión eléctrica de la casa? No sé, ¿Qué le explique algún rito judío? ¿Para
que me mandaron a llamar? ¿Saben hasta de qué se olvido Pedro? Que Jesús le dijo,
sígueme y te haré pescador de hombres. Le pregunta él a Cornelio, que es el incrédulo, ¿Para
qué me mandaste a llamar? No si... a veces somos brutos pero hasta decir basta; porque el
Señor nos da todo el plan, lo pone delante de nuestros ojos, y nosotros seguimos sin
entender.
Yo quiero que te des cuenta que, estos son signos de inmadurez espiritual. De eso es lo que
te estoy hablando originalmente y es lo que Dios quiere cambiar en nuestra vida. No es
complicado, tan solo que no estamos dispuestos a hacerlo. Por eso, toda la base de los otros
pasajes que te di, para que puedas entender, que a veces nos seguimos dando la cabeza
contra la pared, porque somos inmaduros, somos niños, todavía somos niños y no
entendemos. Sigue el pasaje, vamos a seguir leyendo, 30:

“Entonces Cornelio dijo: hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la
hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con
vestido resplandeciente, y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han
sido recordadas delante de Dios. Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene
por sobrenombre Pedro, el cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; y
cuando llegue, él te hablará. Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir.
Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que
Dios te ha mandado”. Hechos 10:30-33

Fíjense, Pedro le pregunta a Cornelio y Cornelio le dice, yo te cuento la historia, pero Dios me
dijo que tú nos ibas a hablar. O sea, le volvió a tirar la pelota, ¿no? Como las caricaturas,
cuando tienen una bomba vieron, que se la andan pasando de mano en mano porque nadie
quiere que se le explote en la mano. Hicieron esto, Pedro le tiro la bomba a Cornelio, le dijo,
¿Para qué me hicieron venir? Y Cornelio, con la bomba en la mano antes que me explote le
digo, Dios me dijo que tú me ibas a hablar, y otra vez le dejo la bomba. Claro, Dios prepara
todo un plan, le muestra una visión sobrenatural y él todavía no puede entender a Dios.
Entonces, 34:

“Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace
acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace
justicia”. Hechos 10:34-35

Recién acá, Pedro empieza a comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta. Cuando escucha las palabras de Cornelio, todo le que a Cornelio le pasó, que
Cornelio tuvo una experiencia sobrenatural con el Señor. Y que Dios mismo le dijo, Yo he
tenido en cuenta tus oraciones, tus limosnas, envía a buscar a Pedro porque él te va a hablar
de mi parte. Entonces Pedro dijo, pero, ¡Qué tonto fui! estoy acá para usar la otra llave que
me dio Jesús, yo tengo que abrirle la puerta a esta gente para que conozca.

Entonces Pedro puede decir, ahora me doy cuenta que Dios no hace acepción de personas.
¡Gloria a Dios por esta verdad! Porque lo que te estoy predicando no es para el que está al
lado tuyo solamente, es para ti también. No hace acepción de personas, tú estás metida y
metido en este mensaje que estoy diciendo. Y Dios quiere que lo vivas de manera personal.
Dios no te está dejando a un costado, ni te quiere dejar burro para toda la vida. Quiere que
entiendas los misterios que están en el corazón de Dios, son para todos, para toda su Iglesia.
Pero necesitamos que el Espíritu Santo nos revele. Versículo 44:

“Mientras aún hablaba Pedro estas palabras (cuando ya les predicó les empezó a
predicar), el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la
circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos, (otro judío más
inmaduro que no entendían ni medio de lo que estaba pasando) de que también sobre
los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en
lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno
impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo
también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces
le rogaron que se quedase por algunos días”. Hechos 10:44-48

Ahora Pedro, ya no necesitó una visión sobrenatural. Ahora Pedro, cuando comprobó la
buena voluntad de Dios, fue obediente perfecto. Él mismo, sin esperar mas dijo, ¿algo puede
impedir que estos que recibieron el bautismo del Espíritu Santo, igual que nosotros al
principio, sean bautizados en agua? Por favor, váyanse y bautícenlos en el Nombre de Jesús.

A veces me gustaría dejar de sentir el temor que siento y el dolor que siento. Porque nuestra
alegría no debe estar en las tremendas cosas que oímos, en un mensaje o revelaciones.
Nuestra alegría debe estar cuando le decimos a nuestros esposo, a nuestra esposa, ¿sabes
qué me paso? Hoy comprobé la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Hoy me di
cuenta que el plan de Dios funciona. Hoy Dios me dijo una cosa y le dije que sí, al principio no
entendía pero después de haberle dicho que sí, pude darme cuenta que era su perfecta
voluntad y estoy feliz, como nunca en mi vida.

Ésta es la manera de vivir el Reino de Dios, no de hablar del Reino de Dios, no de decir
muchas cosas, no de leer muchos libros, no de tener mucha información. ¿Sabes por dónde
empieza? Por un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¿Sabes qué es eso? El resultado
de tu razonamiento, que se dio cuenta que Dios lo dio todo por ti y que lo único que tú puedes
hacer es darle toda tu vida. Es de la única manera que vas a comprobar cuál es la voluntad de
Dios y no te será difícil, te será claro y evidente.

Necesitamos empezar a cambiar nuestra manera de razonar todas las cosas que pasan en
nuestra vida y de tratar de entender lo que Dios nos dice. Porque con nuestra mente natural,
jamás lo vamos a entender. Pero seguimos actuando como hombres naturales, y en definitiva,
somos hombres carnales, como la Biblia dice, porque tenemos actitudes infantiles de hacer mi
berrinche y no permitir que Dios sea mi Papá, que me regañe y me ponga en mi lugar, por mi
propio bien.
¿Con cuántas cosas todavía estas luchando? ¿Cuántas cosas le estás diciendo, Señor no te
entiendo, no te entiendo? Y quiero que sepas que si yo no te entiendo no voy a hacer nada. Si
tú no me lo explicas al pie de la letra, acá, no hay negocio conmigo; porque a mí hazme
entender. ¿Con cuánto todavía estas luchando? De decir, Señor bendíceme, pero al mismo
tiempo le estás diciendo, pero Señor te pido que me bendigas y Tú no me bendices. ¿Qué
pasa conmigo? ¿Cuál es tú problema? ¿Cuántas cosas que escuchas en tu corazón,
inmediatamente después de haberlas oído, en vez de querer cambiar y tener una actitud
humilde en la presencia del Señor, lo primero que dices es, eso que dijo no me gusta?
¿Cuánto todavía estás pensando y analizando las cosas de esa manera? ¿Cuántas veces te
sientes tentado a decir, esta palabra le viene fenomenal al que tengo allá y al otro de por aquí
y al de mas allá? Pero tú te crees justo en tu propia justicia.

Dios tiene muchos planes Cornelio, que están esperándote. Y cuando tú veas semejante cosa
que Dios tiene preparada, si no empiezas desde ahora a ofrecer todo tu ser en sacrificio vivo
delante de Dios, no vas a entender ni medio y vas a estar en riesgo de perder todos los planes
de Dios para tu vida.

No quieras solamente oír mucho de Dios. Ruega delante del Señor, quiero vivir tan solo una
de las cosas que Tú me hablaste. Y cuando viva ésa, quiero vivir la segunda. Y después de
vivir esa segunda, permíteme vivir la tercera. Hasta que tú no te des en sacrificio vivo, no
esperes comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta, jamás lo vas a
comprobar. Siempre te va a ser difícil de entender. Nunca te vas a dar cuenta lo que Dios
tiene para tu vida, porque de manera natural te estás negando a lo que Dios tiene para ti.
Porque estás reservando áreas de tu vida. No te atrevas a decir, cosas que ojo no vio, ni oído
oyó, ni han subido a corazón de hombre son las que Dios preparado para mí de antemano.

Asegúrate primero, si tú le amas incondicionalmente, porque esas cosas están reservadas


para los que le aman, no para todos los cristianos, a lo que Dios te quiere llevar es a algo
mayor y más profundo en tu vida. Yo te puedo asegurar que vale la pena. Sí, te puedo decir
que siento en mi propia vida, que apenas he dado los primeros pasos de lo que Dios tiene
para mí, apenas.

Me causa tanta expectativa saber y ya de una vez enterarme de cómo Dios va a hacer las
cosas en el futuro y todo lo que tiene planeado para mí, que estoy ansioso de saber lo que
cada día va a hacer. Lo que cada mañana él quiere mostrarme; porque se que es mejor.
Porque estoy convencido de algo también, porque lo viví. Una vez que lo que Dios te dijo lo
obedeces, aunque no lo entiendas, pero es lo mejor y después ves esa buena voluntad de
Dios ¿Sabes lo que pasa? La segunda vez que Dios te pide algo, antes que te lo pida, tú ya le
dijiste que sí.

Pero por eso es el dolor de ver personas que se les dice una vez: mira, has esto, esto es lo
que Dios quiere para tu vida... hasta que no soluciones esto, esto otro no lo vas a poder
entender, de parte de Dios. Si gracias pastor, gracias, gracias. Al otro domingo, es que pastor,
no, por más que usted me dijo el domingo pasado, yo no lo entiendo y no puedo hacer lo que
usted me pide, es muy fuerte para mí, es muy fuerte.

Seguimos siendo rebeldes a la voz de Dios. Dios nos dice, has esto y nosotros como Pedro,
Señor no. Y otra vez insiste el Señor, has esto, Señor no. Y tercera vez insiste el Señor, has
esto, Señor no. Si tú no te ofreces en sacrificio vivo, no vas a entender la voluntad de Dios. Si
no entiendes la voluntad de Dios, nunca vas a tener obediencia perfecta para él. Una cosa
viene de la mano de la otra.

Yo anhelo ver una Iglesia gloriosa sobre la Tierra. Y yo voy a ver una Iglesia gloriosa sobre la
Tierra. Yo voy a ser parte de esa Iglesia gloriosa. Pero solamente eso se logrará con aquellos
que han decidido ser maduros en el Espíritu y aquellos que se juegan por el Señor, en todo.
Que están dispuestos a hacer todo lo que el Señor dice, todo lo que Dios quiere y quieren vivir
el Reino en sus propias vidas. Si como varón, tú te crees que estás muy bien y te sientes muy
justo y muy bueno y cada vez que tu esposa te dice algo, casi, casi, que la sacas a los gritos,
es que todavía eres un cristiano carnal. No has llegado a la madurez, porque tu
responsabilidad, y ya los varones que estuvieron el miércoles, oyeron de esto, no me voy a
repetir, tu responsabilidad es, tú mostrarle a tu esposa el Cristo que vive en ti.

Si tú como mujer, siempre estas juzgando a tu varón, diciendo, ¡ay! pero éste, ¿Cuándo
dejará de ser como es? ¿Y cuándo crecerá? ¿Y cuándo será maduro? ¿Y cuándo entenderá
lo que Dios quiere para su vida? Te has olvidado de ser una persona por la cual tu marido,
cambie lo que hasta ahora no ha cambiado. Porque Dios te ha llamado a ser ayuda idónea, de
tal manera que tu marido pueda entender todavía, lo que no entendió. Por tus oraciones
delante de Dios, por tu amor incondicional hacia él, por sujetarte a él y respetarlo y por decir,
Señor, aunque este varón todavía no entienda todas las cosas, yo me sujeto a él. Porque es
el que pusiste al lado mío, lo respeto, él es mi cabeza.

Si como hijo estás solamente queriendo que tus padres hagan las cosas a tu antojo, pero te
molestas cuando tus padres te dicen las cosas como tienen que ser, todavía eres un cristiano
carnal. Porque estas violando uno de los principales mandamientos de honrar al padre y a la
madre. Y déjame decirte, que para los hijos, eso es incondicional. Esto, no digo obediencia
absoluta, cuando tú sabes que tus padres te pidieron cosas o te dijeron cosas que están fuera
de la voluntad de Dios, lo que estoy diciendo es que, tus muchos días sobre la tierra, depende
de que los honres, no me importa cómo sean tus padres. Y muchas veces los hijos, creen que
los padres están más locos que una cabra, pero los que están verdaderamente locos son los
hijos. Y he visto, últimamente, muchos hijos cometiendo muchos errores. No esperes que tu
papá y tu mamá sean las personas más espirituales del mundo, para tú decidirte a hacer lo
que tienes que hacer en el Señor. Tú tienes que ser, ahora, aunque tu papá y tu mamá
renieguen de Cristo mañana. Tú tienes que llegar a ser lo que tienes que ser ahora en el
Señor, porque la posibilidad las tienes.

De lo que estoy hablando es vivir el Reino de Dios, en nuestra propia vida y en nuestra propia
casa. Por eso yo lo que creo y lo que siento, de parte del Señor, es que hay que hacer
profundas decisiones que nos lleven a cambios profundos, pero de manera familiar, ni siquiera
de manera individual. De manera familiar, tenemos que hacer cambios. Matrimonialmente
hablando, padres e hijos. Me asusta ver personas que escuchan los mensajes y los mensajes
le pasan por acá arriba, por el costado, por todos lados, y ellos siempre se ingenian de ver la
forma de esquivarle a todas las palabras. Siempre le hacen como el torero, nunca les da la
Palabra. Pero su familia se está destruyendo y no lo ven, no lo ven.

Solo les recuerdo que cuanto más Palabra de Dios tengamos en este lugar, más juicio vendrá
sobre nuestra vida, sólo se los recuerdo. No estamos jugando a los cristianos nosotros. No
estamos jugando a los hijos de Dios, buenos, bonitos, que adoran lindo, que cantan bien, que
levantan la mano. A eso, no estamos jugando. Lo que si hemos jugado, es nuestra vida por
entero, para el propósito de Dios. Y es tiempo de profundos cambios

¿Cuánto tiempo más vas a esperar? ¿Cuántas rebeldías más vas a permitir en tu corazón?
¿Cuánta negligencia? ¿Cuánta negación a lo que el Espíritu Santo te habla? Es tiempo de
cambiar, es tiempo de ser transformados. Y en lo único que yo puedo confiar, es en la acción
del Espíritu Santo. Porque definitivamente, aquello que el Espíritu Santo no nos revela,
nosotros, no lo podemos entender.

Yo sé que en medio nuestro, puede haber personas que posiblemente, es la primera vez que
están aquí, y que están escuchando una parte del mensaje que Dios tiene en su Palabra para
los seres humanos. Digo que es una parte porque, el consejo de Dios es mucho más amplio
que esto que hemos analizado. Pero déjame decirte que si tú no conoces íntimamente a
Jesucristo, ni siquiera pasaste por lo que yo antes dije que era la primera puerta, que nos
llevaba a vivir una vida diferente.

Tú necesitas encontrarte con Jesucristo, para que encontrándote con Él, puedas saber que
hay una vida diferente, para ti. Que ahora conoces a Dios y que además, puedes ser
transformado desde adentro. Que aquello que ahora te esclaviza, ya no te va a esclavizar. Si
tú confías plenamente en Dios, tienes que ser de las personas, como un día nosotros fuimos,
reconociendo que no podemos seguir viviendo sin Jesucristo.

Y lo que Dios ha hecho a nuestro favor, es que dio a Jesús para que Él pagara por todo
nuestro pecado, por toda nuestra maldad, por toda nuestra ofensa, ante Dios. Y nosotros
ahora, simplemente arrepintiéndonos, confesando nuestras faltas y pidiéndole a Jesús que
venga a nuestras vidas a cambiarnos y a hacernos de nuevo y que nos haga hijos de Dios,
tenemos la posibilidad de que todo sea diferente.

Ahora, no tienes que hacer sacrificio para llegar a ser hijo de Dios, el sacrificio ya lo hizo
Jesús. El sacrificio vendrá después, cuando tú le des tu vida, sin condiciones al Señor. Si
haces las dos cosas de una vez, ahora, bienaventurado vas a ser. Porque vale la pena darle,
no solo la vida al Señor sino también decirle, te la doy en serio, ahora cámbiame, moldéame,
transfórmame y gobiérname, para que Tú me enseñes cómo tengo que vivir.

Si hay personas en esta condición, que nunca antes le hayan entregado sus vidas a
Jesucristo, que nunca antes sepan que hayan sido limpiados de todas sus faltas y pecados, y
hoy reconocen que necesitan a Jesús con todo su corazón y con todo su ser y quiere
entregarle la vida, yo le voy a pedir, para reconocerlos y para ayudarlos, que levanten por
favor sus manos. Yo los quiero reconocer y quiero ayudarlos. ¿Alguien más que quiera
entregarle hoy su vida a Jesucristo?

Les voy a pedir, a todos los que levantaron sus manos, que me hagan un favor grande, bueno
no tan grande, vénganse para aquí, al frente. Quiero que estén de pie aquí, frente a mí,
porque lo que voy a hacer es ayudarlos a hacer una oración a Dios. Si alguien no hubiera
levantado la mano, pero quiere entregarle la vida a Jesucristo, hágalo en este momento y
pase hasta este lugar.

Simplemente lo que yo voy a hacer, ahora, es ayudarlos a hacer una oración a Dios. Lo que le
quiero explicar, y por eso los hago pasar aquí, es que Dios ha decidido ya hace mucho
tiempo, acercarse a nosotros como seres humanos. Lo que simplemente ha ocurrido es que
no nos dimos cuenta y yo hoy quiero creer que ustedes se están dando cuenta, que necesitan
a Jesús para sus vidas, que sin Él no pueden seguir viviendo.

Esto no es una decisión, solamente para tratar de, más o menos, llevarla bien el futuro que les
queda de vida, no se trata de eso. Se trata de que Dios les transforme la vida desde adentro,
todo lo que no sirve, todo lo que hasta ahora les produjo tristeza, infelicidad, miedo, todo eso,
el Señor lo puede quitar de la vida, lo va a perdonar, lo va a arrancar de sus corazones y les
va a poner una fe y una esperanza que nunca antes tuvieron.

La seguridad que el mismo Dios, creador de todas las cosas, está caminando con ustedes
todos los días. Y que ustedes pueden hablar con Él como ahora lo vamos a hacer. ¿Está
bien? Entonces la decisión tiene que ser de todo corazón, hecha en ustedes y lo que
simplemente yo voy a hacer es ayudarlos a hacer una oración. Porque orar es hablar con
Dios, no es repetir una oración ya preestablecida o ya escrita por alguien. Es que con
sinceridad se haga. Pero como posiblemente ustedes no sepan como orar, lo que voy a hacer
es ayudarlos. Y les voy a pedir que, en voz alta después de cada frase que yo estoy diciendo,
ustedes la repitan después. Por favor, en voz alta yo quiero oírlos. Si les ayuda cerrar los ojos
para que ninguna otra cosa los estorbe ni los moleste, pueden cerrar sus ojos. Y por favor
repitan, en voz alta, después de mí.

Padre, en el Nombre de Jesús, me acerco a Ti para pedirte que Tú me perdones por


todos mis pecados, que me hagas una nueva persona, me transformes desde mi
corazón. Tú sabes cuánto te necesito y no quiero seguir viviendo sin Ti. Te doy mi vida,
te pido que la transformes y como promete tu Palabra, me hagas tu hijo a partir de hoy.
Enséñame a conocerte, a amarte y entregarte todo, para que Tú seas lo primero en mi
corazón. Llena mi vida de tu presencia, en el Nombre de Jesús, Amen.

Ahora yo voy a orar por ustedes, ya no necesitan repetir. Padre, en el Nombre de Jesús,
ahora Señor, que ocurra el milagro del nuevo nacimiento en sus corazones y en sus
espíritus, en el Nombre de Jesús. Que ahora, el Espíritu Santo, venga a implantarse en
sus vidas y sean llenos de tu presencia. De esa presencia sobrenatural que Tú has
prometido sobre todos aquellos que creen y están dispuestos a confiar y a poner la
vida en Ti.

En el Nombre de Jesús sea hecho ahora sobres sus vidas. Y sean personas que vean
de manera tan rotunda el cambio que Tú puedes hacer, que sean también testigos hacia
otros de lo que Tú puedes producir en sus vidas. Ahora, en el Nombre de Jesús, yo
quiero arrancar de sus vidas, toda molestia que el diablo ha querido poner en el
transcurso de los años. Toda atadura, toda cosa perversa que ha puesto en sus
mentes, corazones y espíritus, en el Nombre de Jesús, sean libres ahora. Libres, en el
Nombre de Jesús, de toda atadura, en el Nombre poderoso de Jesús. Y tu presencia
Señor, inunde sus vidas para llenarlo todo con tu gozo y con tu plenitud.

Gracias Señor te damos por la bendición de ver que Tú sigues hoy, transformando las
vidas de aquellos que quieren creer en Ti. En el Nombre poderoso de Jesús, oramos.
Amén Señor, y amén, amén.

¡Dios lo bendiga y bienvenidos a lo que es la familia de Dios! Damos gracias a Dios, damos
gracias a Dios. Yo ahora quisiera hablar a la congregación. Creo que es tiempo de hacer
decisiones profundas, es tiempo. A veces parece que avanzamos unos cuantos pasos pero,
¿sabe qué nos ocurre después de avanzar esos pasos? Empezamos a retroceder y nos
vamos para atrás. Y posiblemente esto no es algo que lo estemos hablando entre nosotros,
pero en el Espíritu se siente, no es algo que tengamos que hablar. Uno sabe cuando las
cosas parecen que van bien, pero en el fondo de nuestros corazones, no van tan bien como
parecen.
El deseo de Dios, para nuestra vida, es que alcancemos la madurez y que el Espíritu Santo
nos revele todas las cosas que están en lo profundo del corazón de Dios. Porque
revelándonos esas cosas, entonces podremos manifestar la gloria de Dios en la Tierra. Y así
también veremos el Reino de Dios en nuestra propia vida, en la vida de nuestra familia y en la
vida de nuestro entorno.

Podemos nosotros promover panes, estrategias, decirles como pastores todo lo que tenemos
por delante para hacer. Pero posiblemente, no estemos alcanzando los objetivos, porque
estamos equivocándonos en el medio del camino. Si estuviéramos alcanzando los objetivos,
nosotros mismos, estaríamos sorprendidos de lo que Dios ya hubiera hecho, en medio de
nosotros. Pero hay mucho que Dios todavía no ha podido hacer, porque ha visto que no hay la
suficiente madurez para recibir todo lo que Él ha planeado.

La invitación que hago, obviamente, que siempre es personal. Porque si, personalmente, no
decidimos delante de Dios, de nada sirve. Nadie nos puede jalar. Pero siento, muy
profundamente, la necesidad de invitar a las familias que están en este lugar, a que como
familias, estén dispuestos a hacer decisiones profundas, en Dios, todos los integrantes de la
familia, todos, que nadie se quede afuera. Así que, como sientan hacerlo.

Pero yo quisiera ahora, dejar de ser tal vez el centro de atención, que el centro de atención
sea el Señor. Irme al teclado, comenzar a adorar a Dios. Y pedirles a las familias que están
aquí, que así lo sientan, que se reúnan para orar delante Dios y para hacer las decisiones,
que tienen que hacer. Si tú estás solo, entonces a ti te corresponde como una persona sola,
que no tiene a su familia aquí, orar delante de Dios para decidir lo que tienes que decidir. Si
parte de tu familia tendría que estar y no está, tú puedes ser un buen representante de tu
familia que no está aquí y hoy tendría que haber estado, para orar a Dios y decidir lo que hay
que decidir. Pero yo quiero pedirles que lo hagamos sinceramente, delante de Dios. Para que
el Reino de los Cielos baje a la Tierra. Pero en primer lugar a nuestra familia, antes que
ninguna otra cosa.
¿DE QUÉ LADO ESTÁS?

19 octubre de 2003

Quiero que compartamos juntos una Palabra, y este mensaje que voy a compartir con ustedes
tiene como título, "de qué lado estás". Hace algún tiempo empecé a darme cuenta que
muchas veces podemos hacer muchas cosas, decir muchas cosas, pero no siempre estamos
haciendo o diciendo aquello que Dios quiere.

Como hijos de Dios podemos estar del lado de Dios entendiendo los propósitos de Dios, o
también, como hijos de Dios, sin querer, muchas veces, podemos estar del lado de nuestro
propio pensamiento o del lado de los hombres, sin entender los planes de Dios. Y yo me he
dado cuenta y he comprobado, que cuando nosotros estamos de nuestro propio lado o del
lado de los hombres, las cosas no resultan como Dios las había planeado.

Es necesario aprender a estar del lado de Dios para hacer sus planes, para cumplir sus
propósitos, para entender su voluntad y vivirla cada día. Es necesario estar del lado de Dios
para poder utilizar la mente de Cristo, que la Biblia dice que tenemos, y que la gran mayoría
de las veces no utilizamos porque pensamos según nuestra propia manera. Pero si
pudiéramos pensar y empezar a practicar la mente de Cristo, nos daríamos cuenta que
siempre de una u otra forma, tendríamos que estar del lado de Dios, para hacer las cosas
como Dios quiere.

Quiero tomar como referencia un pasaje para que recordemos este hecho ocurrido con Jesús
y sus discípulos:

Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo:


¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el
Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y
vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo,
el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón,
hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y
las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de
los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que
desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos
que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo. (Mateo 16:13-20)

Lo que vemos aquí es un hecho muy importante, porque en este momento, en este relato
vemos que Jesús está esperando la respuesta del millón; de acuerdo a esa respuesta, él
podría hacer una declaración poderosa sobre la cual Su Iglesia iba a ser edificada, construida
y levantada. Comienza a preguntarles a sus discípulos ¿Quién dice la gente que soy yo? Y
los discípulos le dicen lo que evidentemente oían de la gente:

“Unos piensan que eres Juan el Bautista, aunque está muerto y habrá resucitado, otros
piensan que eres Elías, otros piensan que eres Jeremías o cualquier otro de los
profetas”.

Una cosa es lo que la gente pudiera decir, pero Jesús, necesitaba saber: ¿Qué decían
aquellos que compartían todo el tiempo con él, que permanentemente estaban a su lado, que
conocían sus intimidades y él conocía la de ellos? Llega un momento que, aunque seamos
hijos de Dios, Jesús utilizará algo que ocurre en tu vida para saber: ¿Qué hay en lo más
profundo de tu corazón? Un momento en el cual Jesús necesita saber: ¿Qué estás
pensando a cerca de él?

Por esta razón, muchas veces tenemos circunstancias en las que hablamos, opinamos y
decimos cómo creemos que va a ser la solución de la misma; pero lo que muchas veces
olvidamos es que Jesús está oyendo, observando, que él está analizando el corazón. Y como
nos olvidamos de eso, respondemos.

Estoy casi seguro que si tuviéramos a Jesús en frente, como los discípulos lo tenían, nos
cuidaríamos más al dar nuestra respuesta, porque diríamos que si hago algo que está mal, lo
tengo en frente y sé la cara que me va a poner. Sé lo que me va a decir Jesús, si me oye decir
lo que estoy pensando. Para Jesús era muy importante la respuesta de sus discípulos y el
único que se atrevió a responder fue Pedro, pero no lo hizo por una sabiduría personal, o
porque en ese momento tuvo un mayor grado de lucidez, Pedro respondió, porque la
revelación del Espíritu Santo vino sobre él para que pudiera responder la verdad, y en esa
revelación dio la base más importante que nosotros tenemos como Iglesia de Jesucristo:

“Que ese Jesús era el Cristo, el hijo del Dios viviente.”

A partir de eso Jesús le dice a Pedro, que iba a cambiar su nombre, de Simón ahora iba a ser
Pedro; y que le entregaría las llaves. Y le da una palabra profética que se cumpliría luego en
el Libro de los Hechos, para la vida de Pedro. Pero aunque podamos ser por momentos
guiados por el Espíritu, y que su revelación esté en nosotros, necesitamos estar “siempre del
lado de Dios”, para responder en toda ocasión de la misma manera.

Muchas veces el Señor nos utiliza y el Espíritu Santo está sobre nosotros para responder lo
que debemos responder, pero muchas otras veces nos dejamos llevar por aquello que
pensamos. Si leemos más adelante, nos vamos a dar cuenta, qué ocurrió inmediatamente
después.
Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a
Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los
escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte,
comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto
te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me
eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los
hombres. (Mateo 16:21-23)

¿Qué cosa extraña le pasó a Pedro? Un momento antes, Pedro le había dado la más grande
revelación que alguien podía decir, sin embargo un momento después, cuando Jesús por esa
misma revelación necesita empezar a darle a conocer a los discípulos que él tenía que
padecer y tenía que morir porque era necesario para que eso se cumpliera, el mismo Pedro lo
toma aparte y le dice —¡Jesús, eso a ti no te puede pasar! ¡En ninguna manera tú puedes
morir! ¡Estás loco Jesús, si estás con nosotros! ¡Si estamos pasando el mejor tiempo, no
puedes morir!—.Y la respuesta de Jesús, parece muy hiriente, pero es la respuesta que Jesús
dará cada vez que usted y yo digamos algo, o pensemos algo que no viene del Espíritu de
Dios.

Jesús dice: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo.

Pedro quería ser compasivo con Jesús y quería lograr la autocompasión de Jesús, pero en
ese momento Jesús identifica de dónde vienen esas palabras y de qué tipo de corazón vienen
esas palabras y tiene que usar una frase muy fuerte para la vida de Pedro, le tiene que decir:
¡Apártate de delante de mí, opositor!

Porque eso significa Satanás, apártate de delante de mí, tú que eres mi enemigo, “me eres
tropiezo”. Tropiezo significa en el original: “una trampa”; es una vara flexible con una
carnada que se usa para cazar animales.

Pedro, el mismo que le dijo a Jesús: “Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente”... Ahora le
dice: ¡No debes morir! Y Jesús lo tiene que calificar como un opositor, le tiene que
decir: “Eres como una vara que en la punta me pusiste una carnada y me quieres hacer
tropezar”.

Cada vez, que usted y yo respondemos almáticamente a nuestra propia vida o a la vida de los
demás, nos estamos convirtiendo en opositores de Dios; estamos poniendo una trampa en
frente de la persona a la cual estamos hablando; queremos ser compasivos con nosotros y
con los demás, pero no hablamos las palabras que debemos hablar. Es muy importante lo que
Dios quiere hacer con nuestras vidas, por eso le pido que abra su espíritu para recibirlo,
porque no podemos vivir por ratos en el Espíritu y por ratos en nuestra carne, ya que, cada
vez que actuamos así, nos transformamos en enemigos de Dios, en opositores de Dios y
estamos poniendo una trampa para la vida de la gente.

En muchas oportunidades tuve que enfrentar situaciones de hermanos con problemas, y lo


primero que uno siente es la tentación de abrazarlos, pero en el mismo instante por el Espíritu
Santo que habla en nuestro interior, sabe muy bien cuál es la opinión de Dios acerca de esa
circunstancia y se siente como tironeado para un lado y para el otro. Para un lado es el
corazón el que dice —abrázalo, cuídalo—, pero por otro lado es el Espíritu Santo el que nos
dice —si quieres que él o ella sean libres, diles lo que le tienes que decir, porque de otra
manera con tu abrazo, lo estarás atando aún más—.

He visto un serio problema en las familias y en los matrimonios, hay pocos valientes que se
ponen del lado de Dios para hablar lo que tienen que hablar, porque hay un esposo que
conoce muy bien a la esposa y sabe lo que le tendría que decir, pero como sabe cómo se va a
poner la esposa “cuando le diga lo que le tiene que decir” prefiere callar antes de hablar lo que
tiene que hablar de parte de Dios. Hay esposas, que dicen: “como mi marido se pone loco y
se enfurece si le digo lo que tengo que decir de parte de Dios, yo cierro mi boca y seguimos
viviendo en paz”.

En estos casos no nos estamos dando cuenta que Dios nos está dando la posibilidad de
ponernos de su lado y por el contrario, nos estamos poniendo del lado del hombre, si
queremos ver un esposo o una esposa, transformados, tendremos que hablar las palabras
que el Espíritu Santo tiene para ese esposo o esa esposa y decirles lo que hay que decirles
de parte de Dios. En nuestros primeros meses de casados, mi esposa se negaba en su
corazón a que fuéramos pastores; ella dijo: “Yo jamás voy a ser la esposa de un pastor”.

Y hubo otras situaciones similares en las que sabía que Dios estaba trabajando en su interior,
yo tenía dos opciones: dejarla sola para que las cosas estuvieran tranquilas, darle una palabra
de ánimo o de aliento, no meterme en el tema o decirle lo que sabía que tenía que decirle de
parte de Dios.

Tuve que elegir y más de una vez me senté con ella a decirle —vamos a hablar, porque lo que
estás pensando y hablando no viene de Dios, no es lo que Dios quiere para nuestras vidas y
yo estoy decidido a hacer lo que Dios me dijo que tengo que hacer; no estoy en este lugar
para perder mi tiempo porque sé para qué Dios me trajo hasta aquí, por lo tanto lo único que
te voy a decir es que: “busques a Dios y le preguntes para saber lo que tienes que hacer—.

Y más de una vez, ella me decía “que no nos íbamos a hablar por un buen rato”; y se iba a la
habitación y no me hablaba, se había enojado porque había sido duro con ella... Pero ¿sabe
lo glorioso? A las horas, al otro día, ella venía, se sentaba en el mismo sillón donde habíamos
hablado, y me decía: —Estuve orando a Dios y lo que me dijiste, era del Espíritu Santo, te
pido que me perdones porque ya le pedí al Señor que me perdone, estoy dispuesta a hacer lo
que Dios dijo que debemos hacer—.

Cuando tú y yo nos ponemos del lado de Dios, tenemos el mayor aval que alguien podría
tener, al Señor mismo diciendo:

“Estoy contigo, te voy a apoyar en lo que dijiste, porque fuiste inspirado por el Espíritu
Santo, por lo tanto voy a hacer que las cosas ocurran, porque hiciste lo que yo te había
pedido”.

Aquí tenemos a Pedro, que pudo haber tenido un tiempo glorioso, porque recibió la mayor
revelación por el Espíritu, pero al rato, ese mismo Pedro estaba siendo una trampa para
Jesús.

No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino
espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija
contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de
su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo
o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí,
no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de
mí, la hallará. (Mateo 10:34-39)

¿Si usted lee este pasaje por primera vez? Dice: “Esto Jesús, no lo pudo haber dicho jamás”.
Porque diría: “El Jesús que yo conozco, que murió por mí en la cruz, no podría decir una
cosa como esta...¿Él no vino a traer paz? ¿No es el mismo Jesús que dijo: La paz os
dejo, mi paz os doy?

¿Cómo Jesús me puede decir que en vez de traer paz, vino a traer pelea, disensión,
discusión, contrariedad y además entre los miembros de una misma familia? Uno no puede
entender a este Jesús.

¿Por qué Jesús está diciendo esto? Jesús está diciendo que: “Su señorío sobre las vidas
es el que marca la diferencia entre una persona y la otra”. En la medida que Jesús sea el
Señor de tu vida y no lo sea en la otra persona, empezará a marcar una diferencia. El grado
de rendición en tu corazón marcará la diferencia “aún entre los de tu casa”. Por eso los
más íntimos pueden estar divididos, porque hay uno que se ha rendido de todo corazón al
Señor y hay otro que sigue luchando con su carne, con su alma y con sus pensamientos,

Necesitamos entender que hay una sola solución para estar siempre del lado de Dios:
“Hacer morir todo lo que pertenece a la vida del yo: pensamientos, emociones y
sentimientos”.
Mientras sigamos pensando como a nosotros nos “gusta”, Jesucristo no podrá apoyar o avalar
nuestra vida; hemos mal entendido el amor de Dios, creemos que es tan grande que va por
encima de “nuestra” manera de pensar, terquedad, tozudez o de nuestra ”cabeza dura”; sin
embargo “Dios me ama y está conmigo”. ¡Ten cuidado, porque no es así!

El evangelio del reino de los cielos “nos exige todo o nada”. El evangelio de Jesucristo, es
aquél que te hace entrar de lleno, en el reino de los cielos, para empezar a vivir bajo esas
leyes y para olvidarnos del mundo que nos rodea... “Estás en el mundo, pero no eres del
mundo”, estás en el mundo pero no piensas como el mundo. Las opiniones del mundo poco
importan cuando nuestra manera de pensar, es la manera de pensar del reino de los cielos.

Por esta razón hemos visto una Iglesia que ha trascendido poco en el mundo. Porque cuando
alguien del mundo se encuentra contigo, escucha las mismas palabras que dice su vecino,
con la diferencia que tú le dices que “eres cristiano”, entonces es mayor el cortocircuito que se
produce en la cabeza de esa persona porque piensa, —si es cristiano o cristiana ¿Debería
pensar diferente, o tener una fe diferente, o una sonrisa diferente, o tener una manera de
mirar diferente?

¡No debería enojarse tanto con el gobierno, como lo hace!—. Pero como seguimos hablando
como el mundo, esas personas no pueden ser convencidas por un Espíritu mayor que nos
gobierna y que se refleja en nuestra vida. Dice el Señor:

“El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija
más que a mí, no es digno de mí”.

Cada vez que sabes que tienes que decirle algo de parte de Dios a alguien, aunque sea el
más querido sobre la tierra y no se lo dices, estás amando más a la persona que a Jesús.
Cada vez que sepas que hay algo del Espíritu que le tienes que decir a alguien y no se
lo dices, estás amando más a esa persona que a Jesús.

Pero hay algo mucho más peligroso en eso: Por amar más a esa persona que a Jesús, la estás
echando a perder, porque lo único que puede hacer libre a esa persona son las palabras que Dios
tiene para su vida. Tus palabras la van a alagar o confortar un rato, pero después se va a
empezar a hundir cada vez más.

Y dice Jesús: “y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”. ¿Por
qué tomar la cruz? Porque en la cruz, es en el único lugar donde quedó clavada nuestra
vieja naturaleza. Lo que éramos antes de conocer a Jesús, está legalmente clavado en
aquella misma cruz en la que Jesús murió por nosotros.

Hay una diferencia entre lo legal que hizo Jesús y lo real que nosotros vivimos. Está nuestra
actitud. Jesús ya nos da por muertos, porque nuestra vieja naturaleza quedó clavada en la
cruz; pero nosotros nos damos por vivos porque seguimos usando esa vieja naturaleza para
vivir cotidianamente. Tenemos la vida de Cristo en nosotros y no la usamos, en cambio,
usamos nuestra propia manera de pensar, nuestros propios sentimientos, nuestra alma y
pretendemos hacer las cosas de Dios “a nuestra manera”. ¡Es imposible! Dios jamás podrá
apoyarnos en eso.

Por eso podrás orar por alguien a quien amas por años y nunca va a cambiar, porque lo está
atando, con tus palabras, abrazos, comprensión, con tu compasión, atamos la vida de esa
persona y no podrá ser libre. Y hace años la vemos igual, les doy una mala noticia, si siguen
actuando así, por muchos años más va seguir estando igual, no va a cambiar.

Dios está esperando hijos que se atrevan “a ponerse de su lado” y no “del lado de los
hombres”.

Porque quien se pone de su lado verá los resultados espirituales que Dios con su infinito
poder puede producir en la vida de cualquier persona pero si seguimos del lado del hombre
seguiremos viendo los mismos fracasos que hemos visto hasta el día de hoy. Y dice algo más
Jesús:

“El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”.

¿Qué significa “el que halla su vida”? Es aquel que reserva y guarda para sí mismo su
propia vida. Aquél que dice: —a mi alma, a mi corazón, a mi manera de pensar” ¡Déjala en
paz!¡Yo soy así! Así viví, así nací y así me voy a morir. Además: ¡Me gusta ser así! ¡Me gusta
tener esas cosas! ¡Son parte de mis sentimientos, no me las arranques, Señor!—. ¿Qué
estamos haciendo? Guardando nuestra vida para nosotros mismos.

Lo que estas acariciando, es tu propia manera de ser, esa persona que Jesús clavó en la
cruz. La estás abrazando y acariciando, diciéndole: ¡Que bonita! ¡Qué linda! ¡Qué linda alma
y lindo corazón! Y dice también: “la perderá”. ¿Por qué? Pierde lo más valioso que tiene:
“La vida de Cristo que hay en él”.

El Señor no nos salvó solamente para ir al cielo, porque si pensamos que lo único que Dios
podía hacer a nuestro favor era llevarnos al cielo, estamos perdiendo el tiempo sobre la tierra.
El Señor nos salvó para que vivamos como él en la tierra. Para que quién nos mire diga:
“encontré a una persona que se parece a Jesucristo”. “Encontré a alguien que me habla como
me hablaría Jesús, alguien que me dice la verdad, pero veo sus ojos de amor”.

Por eso cuando vemos a Jesús que le habla al “joven rico”, Marcos se encarga de decir algo
¡Espectacular! “Mirándole, le amó” (Marcos 10:21) Y le dijo el mayor amor que alguien
puede tener por otro, que es dar su vida esperando ser criticado, vapuleado, no ser
comprendido, sin embargo poniéndose del lado de Dios, para ver que una vida pueda ser
transformada.

A veces, estamos pensando antes en el resultado y no actuamos como Dios quiere porque
nos adelantamos a Dios. Jesús conocía muy bien el corazón del joven rico, y podría haber
dicho —si yo le digo que venda todo, el joven rico no va aceptar, se va a ir, mejor, lo tengo
conmigo, lo discipulo tres meses, le muestro la grandeza del reino, la bendición de ser
discípulo mío y después en algún momento, lentamente, lo siento y le digo entonces “que
venda sus bienes” porque son su trampa, su carnada—.

¡NO! ¡Jesús no funciona así! El reino no funciona así... El reino funciona al revés, funciona
con la verdad, desde el principio, el reino te hace saber “lo que está mal en tu corazón” para
que estando en el reino “vivas como un hijo del reino”.

Lo primero que Dios va a tocar es tu lado débil. Lo primero que el Señor va a hacer es meter
la mano en aquello que te está doliendo más, porque sabe que es tu mayor problema, porque
es lo que te trae dolores de cabeza hace años, porque no entiendes que eso tiene que morir
en tu vida, para que la vida de Cristo viva, estás resucitándolo, porque lo estás tomando de la
cruz y le estás diciendo ¡Revive! ¡Despiértate, no me dejes solo! Lo están abrazando una vez
más y la vida de Cristo no puede surgir.

Por eso hay hijos de Dios, que lo conocen hace mucho tiempo y aún así, viven en depresión,
en angustia, están siempre oprimidos, les ves la cara y tienen ojos de tristeza. Porque
seguimos abrazando aquella vieja vida por la cual Jesús ya pagó.

Y después dice Jesús: “Y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”.

O sea, aquél que está dispuesto a decirle a Jesucristo: —Yo abandono mi manera de
ser, abandono a aquél que dejaste clavado en la cruz y aunque al principio no sepa ni
quién soy ni cómo moverme, no voy a tomar los “argumentos” y la “forma de ser”, para
intentar vivir la mida que me diste—.

Es imposible vivir la vida cristiana con la vieja vida, no se puede, se volverán locos y no
lo conseguirán. Es necesario perder esa vida, para hallar la vida de Cristo que está en
nosotros. Porque el amor de Cristo nos constriñe (nos convence, nos obliga),
pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió,
para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por
ellos. De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne;
y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. (2 Corintios 5:14-
16)
Lo que debería producir el amor de Cristo que está derramado en nuestro corazón, es un
convencimiento tan grande que nosotros lo primero que pensemos sea: —Si él murió,
entonces estoy muerto también, si el murió por todos, entonces todos mis hermanos tendrían
que estar muertos, ninguno de nosotros, humanamente hablando, ya vivimos, todos estamos
muertos—.Y sigue diciendo Pablo:

“y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que
murió y resucitó por ellos”.

¿Por qué murió por todos? Para que todos sus hijos no vivan para ellos mismos, sino para
aquél que dio su vida por cada uno de nosotros. Una vida que ha tomado el mensaje de Cristo
pero sigue viviendo para sí, es una vida que demuestra que lo único que quería de Jesús era
el beneficio, lo que podía hacer a su favor, pero nunca pensó: ¿Cuánto puedo darle a Dios? Y
¿Para qué me salvó? ¿Qué es lo que quiere Dios de mí?

¿Alguna vez pensante cuando Dios hizo un Nuevo Pacto, enviando a Jesús a morir por
nosotros, qué significa un pacto? ¿Y si solamente es de un lado? Porque los que nos
casamos, sabemos que hicimos un pacto con la esposa o el esposo y también sabemos ese
pacto no fue unilateral; no es que solo uno tiene que hacer todo a favor del otro y el otro no
tiene ninguna obligación, tampoco estamos pensando que estamos libres y podemos exigir
del otro que haga todo lo que tiene que hacer.

El pacto siempre tiene dos partes.

Cuando Dios hizo un pacto con el hombre no solamente estaba empeñando todo su ser en
“hacer lo que tenía que hacer con nuestra vida” “sino que él también estaba esperando
que cada uno de nosotros hagamos un pacto con él, para vivir para él; y que cumplamos
nuestra parte en el pacto”.

Por eso dice Pablo:

“y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que
murió y resucitó por ellos”. “De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie
conocemos según la carne”.

Seguimos mirando a la gente con los ojos de la carne, por eso podemos hacer una radiografía
con los defectos de los otros. Cuando Dios nos ve, tiene una lupa muy especial para mirarnos:

¡La obra redentora de Jesús! Pone la lupa y dice: —¡Qué bien se ve mi hijo!— Porque lo
que Dios está viendo, “es el producto terminado”.—¡Qué bien está representando a mi hijo
Jesús en la tierra! ¡Con qué valentía está tomando la Palabra! ¡Con que fe esta dado los
pasos que le he pedido! ¡Qué bien! ¡Me agrada su obediencia!—

Así nos ve Jesús, pero nosotros tomamos la lupa de nuestra vieja naturaleza y decimos: —Si
te hablara de... tiene tal problema, tal defecto... y esto...—Porque todas las cosas de nuestra
vida la vemos con nuestra carne, y vemos un matrimonio después de treinta años de casado
¡Y ya la viejita no soporta más, al viejito! ¡No lo aguanta más, porque son cincuenta años de
repetir las mismas cosas, de los mismos defectos, de los mismos problemas y está aburrida!

¡Porque cuando se casó, le prometió el oro y el moro y después de cincuenta años todavía
está esperando, el oro, el moro, las joyas, la casa que le prometió (pues siguen viviendo en
casa alquilada) y le sigue protestando porque sale mal la comida!...Pero cuando Cristo viene a
nuestra vida ¡Ya no vemos al viejito y a la viejita, con los mismos ojos, porque ahora lo que
tratamos de ver es al Cristo que vive en ellos.

Lo que tratamos de ver en la vida de cada uno es al Cristo que está dentro y que tiene el
poder para transformar y hacer una persona que nunca nos imaginamos ser.Dios tiene un
modelo para sus vidas que nunca lo pensaron, y aún más, no le importa a Dios si perdieron
muchos años de sus vidas, están a tiempo para salvar sus vidas, si están dispuestos a perder
esa “manera de pensar, esa manera de ser, las palabras y pensamientos”, con tal de que la
vida de Cristo viva. Dios tiene el mejor propósito y el mayor plan para sus vidas.

Por eso necesito desafiarlos, necesito decir lo que les estoy diciendo, porque de lo contrario
se morirán “sin pena y sin gloria”, sin haber afectado tu vida, ni la de tu esposo o esposa, ni la
vida de tus hijos. Si los papás no se dan cuenta de lo grandioso que son sus hijos para los
ojos de Dios, los van a echar a perder.

“Y ninguna persona sobre la Tierra tiene derecho a anular la vida de otro”.

Dios no nos ha dado el derecho de eso a nadie. Aunque seas la cabeza del hogar, como
hombre, Dios no te da derecho de echar a perder la vida de tu esposa o de tus hijos, porque
no quieras entender y eres “cabeza dura”; no tienes ese derecho. Como mamá no tienes el
derecho de tomar a tus hijos para vivirlos egoístamente para ti, sin pensar y sin orar lo que
Dios tienen para la vida de esos hijos. Nadie nos da ese derecho y Dios tampoco lo da.

“De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y
aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así”.

Ni siquiera al Cristo que vive en ti, lo podemos conocer según la carne, por eso hay muchas
cosas de Cristo que no entendemos, porque lo seguimos viendo con los ojos de la carne. Ésta
es la razón por la que el joven rico no entendió. No podemos entender lo que el Señor está
diciendo, con los ojos de la carne, y si pretenden analizar estas palabras con estos ojos, no lo
podrán entender jamás. Pero si permitimos al Espíritu Santo que hable a nuestro espíritu,
puede ser el tiempo en el que Dios desate nuestras vidas para algo mayor.

Que empecemos a vivir la vida de Cristo como nunca antes lo hicimos. Lo que siempre
anhelamos vivir que a partir de recibir esta revelación se empiece a cumplir en sus vidas.

"Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar.
Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero
después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la
circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera
que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que
no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de
todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a
los gentiles a judaizar? Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los
gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe
de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por
la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será
justificado.

Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores,


¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. Porque si las cosas que
destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. Porque yo por la ley soy
muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y
ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del
Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de
Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo." (Gálatas
2:11-21)

Este Pedro, es el mismo que había dado la poderosa declaración de “quién era Jesús”, que le
dijo a Jesús que no muriera; y es quien, “ya había abierto las puertas” (porque ya había usado
las llaves que Jesús le había dicho, para los judíos en Pentecostés y para los gentiles en casa
de Cornelio); y era un tremendo apóstol; es el mismo Pedro, no cambió.

Ese mismo Pedro es quien estando en Antioquía, comía con los gentiles y no tenía
problemas, pero de pronto, departe de Jacobo vienen unos de Jerusalén, y dijo para sí —Si
me ven, siendo yo judío, compartiendo con los gentiles: ¿Qué van a pensar de mi?—... Dice
Pablo en su simulación.

Nosotros le podemos poner una cara muy bonita a Dios, a los hermanos, pero estar
simulando todo el tiempo y la verdadera cara es la que Dios ve adentro. Nos ponemos
caretas, pero Dios nos ve la verdadera.

Pablo tuvo que resistir cara a cara a Pedro.

¡Hay que atreverse! Porque Pablo sería también un tremendo apóstol, pero ¡Ante Pedro!
¡Pedro es Pedro! ¡Estuvo con Jesús! Pablo no. Por lo menos siendo Pedro, hubiera dicho:
“Hermano Pedro, venga aquí aparte, tengo unas palabras para usted. ¿No le parece, que
podemos llegar a confundir a los de Antioquía, ellos son gentiles, ellos no entienden nuestra
forma de ser judíos?

Además si murió Cristo por su gracia. ¿Por qué no lo considera? Hoy cuando se retira,
descanse, piense un poco y mañana si quiere volvemos a hablar...” No, Pablo no hizo esto.
Porque cada vez que nosotros le damos lugar al alma, podemos hacer que otra
persona, comience a ser condenada por cosas que nosotros mismos hicimos o dijimos.

Por eso, Jesús en aquella oportunidad le tuvo que decir “apártate de mí Satanás”.
Imagínese un Jesús diciendo: “Sí Pedro, la verdad ¿Para qué morir? Si lo estoy pasando tan
bien, si puedo llegar a ser rey de los judíos, mejor no me voy a morir”. ¡No estaríamos hoy
acá! No tendría sentido nuestra vida y no sabríamos cómo agradar a Dios.

Imagínense ahora, que Pablo le hubiese dicho a Pedro: —¡Tienes razón! Mejor vamos a
cuidar nuestras leyes judías y vamos a enseñarles a los gentiles también a judaizar, para que
las cosas no sean complicadas para nosotros y a su vez ellos aprendan que Jesús vino de los
judíos; y lo que les corresponde es judaizar también a ellos.— ¿Qué nos pasaría a nosotros?
Estaríamos también, judaizando, siguiendo las mismas leyes que los judíos siguen. Pablo,
tiene que resistirlo y decirle que ahora ya vivimos por la gracia de Dios, y le dice:

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo
que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó
a sí mismo por mí”. Siempre, el verdadero motivo para que vivan la vida de Cristo y
desechen la vida del alma, es haber comprendido “el gran amor de Dios para nuestra vida”:

“...el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”

Es injusto porque no cumplimos nuestra parte del pacto, cuando seguimos viviendo
por el alma y la propia manera de pensar, cuando él lo dio todo por nosotros. El
sacrificio de Dios fue su vida, por eso nosotros nos entregamos “enteramente”. ¿No es
por igual el pacto de “un Jesús que se entrega por entero y nosotros que seguimos
viviendo para nuestra alma, deleite, forma de pensar y para nuestra manera de ser”.
Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano. Todos los que quieren
agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer
persecución a causa de la cruz de Cristo. Porque ni aun los mismos que se circuncidan
guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra
carne. Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por
quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la
circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.
(Gálatas 6:11-15)

Así hay muchos cristianos, quieren agradar en la carne. Si yo quisiera agradar en la carne, no
estaría diciendo todas estas cosas. Para mí es más fácil hablar palabras de aliento o de
ánimo. Los que quieren agradar en la carne siempre van a adular, alagar, van a decir las
cosas que quieres oír. Pero hay una salvedad: “Cuando queremos vivir la vida de Cristo, el
mundo está crucificado para nosotros y nosotros estamos crucificados para el mundo”.

Gloriarse en la cruz de Cristo, no significa gloriarse en un elemento, porque la cruz es un


objeto de maldición, la misma Biblia lo dice: “Maldito es aquél que es colgado en un
madero”. No nos gloriamos en la cruz, por eso no andamos llevando crucecitas en el cuello,
como lo más grandioso que nos pueda pasar. Nos gloriamos en que, en esa cruz “el viejo
hombre” ha quedado crucificado. Lo mejor que tengo para contarte de mi vida, es que el viejo
hombre está crucificado y colgado en una cruz. Y que ahora el que ves es el Cristo que vive
en mí, esa es mi mayor gloria, es el mayor alarde que puedo hacer de mi propia vida, otra
cosa, solamente es parte de mi historia.

Pero la verdadera gloria de mi vida es, que mi vieja naturaleza ya no vive en mí, ahora
Cristo vive en mí. Por lo tanto no vale ni la circuncisión, ni la incircuncisión, no vale nada de
lo que puedas pensar que “está bien, que son formas, que son métodos y que así vas a
agradar al Señor”... Lo que dice Pablo que lo que vale es una nueva creación. Las cosas
viejas pasaron, ahora eres una nueva creación, eres una nueva persona para Dios.

Sé que muchos están analizando muy bien todo esto, y algunos están sintiendo como que un
cuchillo le atravesara el corazón, porque saben que hay muchas cosas que no están bien
delante de Dios, que están viviendo para sí mismos y no están dispuestos a renunciar a su
propia manera de ser, con tal de agradar a Dios al ciento por ciento, para los que ya son hijos
de Dios, para aquellos que saben que necesitan una profunda transformación desde su
interior.

Han vivido más bien, bajo las circunstancias y bajo su propia manera de pensar, que por la
vida de Cristo. Éste tiene que ser un tiempo donde puedan atreverse a reconocer, que
necesitan vivir una vida transformada y cambiada delante del Señor. Si estás esperando que
Dios haga algo importante en tu vida, aún que Dios pueda usarte y que los demás te vean y
vean a Jesús en ti, tienes que hacer morir en ti todo lo que hay en tu carne, en tu manera, de
pensar, en tus sentimientos, en tu alma.

Es tiempo de hacer morir aquello que te está traicionando y que es una trampa para tu vida, si
te das cuenta que caíste una y otra vez, en las mismas situaciones y que solamente le dejaste
a tu vieja persona que viviera en ti que decidiera, y dejaste a un costado a Jesús en tu vida.
La vida de Cristo que está en ti está arrinconada esperando surgir dentro tuyo y hacerte vivir
sobrenaturalmente, pero con los pies en la tierra. Hoy es tiempo de decisión. En el Nombre de
Jesús. Gracias Señor.

Quiero pedirles, a todos, que reciban este mensaje en su espíritu y no en su mente. Porque
estamos muy acostumbrados a hacer las cosas de una manera, a vivir de una forma y que
todo nos ha parecido bien, y por eso mismo no nos atrevimos a pensar que hay cosas que el
Espíritu Santo está pidiendo en nuestra vida. Hay cosas en las cuales el Espíritu de Dios
necesita trabajar en nuestro interior.

Estoy convencido que el reino de los cielos es de los valientes, es de aquellos que están
dispuestos a rendirse delante del Señor y a reconocer que hay una vida que puede ser vivida
en otra dimensión. Lo que el Señor está proponiéndote, es que empieces a vivir en otra
dimensión por el Espíritu Santo. Hasta ahora viviste bajo tus fuerzas, quisiste agradar a Dios
con las mejores intenciones, Dios sabe que fue con las mejores intenciones, pero fue con tus
fuerzas. Ahora el Señor tiene algo diferente para tu vida, porque quiere hacerte vivir por el
poder del Cristo que vive en ti, no es por tus fuerzas, es por la vida de Cristo que está en ti.

Yo les pido que hagan esto en el Nombre de Jesús. Quiero orar, para permitir que el Espíritu
de Dios esté transformando desde adentro sus vidas, quiero decirles que la decisión está en
ustedes, porque Dios hace la obra por el Espíritu pero si vuelven a buscar a su vieja
naturaleza para aferrarse a ella nuevamente verán el fracaso la decisión. Está en ustedes,
pero no tendrán que aferrarse más a su manera de ser, a su manera de pensar, a sus
sentimientos, tendrán que abandonarse en las manos de Dios y permitir que surja en ustedes,
la vida de Cristo que está allá adentro.

En el Nombre de Jesús, Padre, yo te alabo y te bendigo, porque sé que tú estás


trayendo convicción a los corazones de las personas que desean ser transformadas,
que no quieren más vivir como hasta ahora, que quieren vivir a Cristo en sus vidas, que
no quieren luchar más con sus fuerzas.

En el nombre de Jesús, ahora Espíritu de Dios, ven sobre cada uno de ellos, para que
arranques todas esas trabas, esos impedimentos, todos los pensamientos y
sentimientos del alma que les han traicionado hasta este momento y que no les han
permitido tomar las decisiones que debían tomar. Que no les han permitido hablar lo
que debían hablar, que no les han permitido estar “de tu lado Señor” y siempre se han
puesto de “su propio lado” o del “lado de los demás”... Porque no se han atrevido.

En el Nombre poderoso de Jesús, arranca eso desde las raíces de sus vidas Espíritu
Santo, para que ahora la vida de Cristo que está en ellos, pueda empezar a surgir como
nunca antes. En el Nombre de Jesús. Gracias Señor. Amén.
EL CRISTO EN QUIEN CREEMOS

3 de Noviembre de 2003

De acuerdo al Cristo que nosotros tengamos en nuestra vida, de acuerdo al Cristo que
podamos concebir en nuestro espíritu y en nuestro corazón, así será también la vida cristiana
que nosotros vivamos. Usted sabe que si habla con una persona a la cual siempre le han
enseñado que ya no existe la sanidad porque le dijeron que eso fue para el tiempo de Jesús,
esa persona tiene a un Jesús y a un Cristo que sanó cuando estuvo en la Tierra, que le
delegó eso a sus doce, pero que es un Jesús que hoy no puede hacer lo mismo porque fue
para un tiempo. Entonces de acuerdo al Cristo que esa persona tiene, es la vida cristiana que
esa persona lleva.

Por eso, cuando realmente vivimos y empezamos a ser transformados por una unción
apostólica que abre nuestros ojos a una dimensión mayor, empezamos a entender el
verdadero Cristo que tenemos. Ya no es un Jesús de bolsillo, un Jesús que nosotros podemos
entender de acuerdo a nuestro corto entendimiento, es un Cristo lleno de toda la majestad, la
gloria y la manifestación de Dios. Un Cristo que puede hacer que nuestra vida sea lanzada a
propósitos que posiblemente nunca nos habíamos imaginado pero que Dios tiene con cada
uno de nosotros.

Por eso lo que hoy quiero que veamos por la Palabra, y de acuerdo a la carta a los
Colosenses, es que veamos al Cristo en quien hemos creído, porque de acuerdo a ese Cristo
hay una vida sobrenatural para ser vivida, por eso necesitamos conocer verdaderamente y
más íntimamente a este Cristo. Colosenses 1:15. Está hablando Pablo precisamente aquí de
Cristo y dice:

“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él


fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra,
visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;
todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las
cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el
principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud. ” Colosenses 1:15-20

Lo primero que necesitamos entender es que este Cristo es la imagen del Dios que no
podemos ver. Quien se encuentra con Cristo, se encuentra con el único y verdadero Dios, es
la imagen visible del Dios invisible, del Dios que todo ser humano está buscando desde lo
profundo de su corazón. Cuando tú ves a una persona que busca por allí, por acá, por el otro
lado y anda de un lado para otro tratando de encontrarse con la verdad, esa persona tiene,
por haber sido creada a imagen y semejanza de Dios, una necesidad profunda de encontrarse
con el verdadero Dios. Por eso esa persona podrá dar muchas vueltas, cambiar de religión,
intentar todos los caminos, pero nunca se sentirá satisfecha, porque de la única manera que
un ser humano se encuentre con el verdadero Dios es conociendo a Cristo.

El Cristo con el cual esa persona se tiene que encontrar para conocer a Dios es un Cristo que
no solamente murió, es un Cristo que también resucitó, que ahora está sentado en los lugares
celestiales. Por eso Pablo en la mayoría de las veces en sus cartas y en este tipo de
enseñanzas usa ese nombre: Cristo, porque él es el Ungido, el Mesías, pero el que está
reinando. Jesús es el que estuvo en la Tierra caminando, Jesús es el que se hizo hombre, el
que necesitó tomar forma de hombre para morir por la humanidad. Claro que en la Tierra
expresó la bondad, el poder y el amor de Dios, pero la consumación de la semejanza y la
plenitud de Dios está en Cristo, en el que está sentado a la derecha de Dios Padre.

Por eso Cristo es la imagen visible del Dios invisible, y dice después, el primogénito de toda
creación. Él es el primero antes y por sobre todas las cosas que han sido creadas. Por eso
necesitamos entender que Dios tuvo que tener a este Cristo para poder crear todas las cosas,
por medio de Él y para Él. Dice Pablo:

“En él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la
tierra, visibles e invisibles; y ahora hay algo muy importante, dice: “sean tronos, sean
dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para
él.” Colosenses 1:16

Esto que el apóstol está mencionando incluye a todo lo que se mueve en el ámbito celestial,
esto incluye a los ángeles, pero también incluye a Satanás y a sus demonios. Aún Satanás y
sus demonios fueron creados por medio de Cristo y para Cristo. Perdón que yo deba decir
esto, pero es la verdad de la Palabra. ¡Todo! No hay ninguna cosa, ni que esté en el cielo, ni
que esté en la Tierra, ni que sea visible, ni que sea invisible que no haya sido creada por
medio de Cristo y para Cristo. Cuando fue creado todo lo que fue creado, fue bueno.

Por eso Génesis dice: “Y vio Dios que era bueno”. Por eso Satanás estuvo del bando
correcto un buen tiempo. Satanás fue uno de los principales ángeles de Dios, Satanás era el
director de la orquesta y del coro en el cielo, su persona estaba llena de instrumentos dice la
Biblia, su ser fue creado con instrumentos incorporados. Todo fue creado por Cristo y para
Cristo, pero aún cuando Satanás se rebeló y cuando muchos ángeles se rebelaron con él y
formaron el bando contrario, aun así esos seres siguen estando sujetos a Cristo porque Cristo
es antes que todas las cosas y tiene todo dominio, toda autoridad y todo poder. Por eso
Satanás y sus demonios no pueden hacer nada si Cristo no se lo permite. Esto es la
introducción que necesito dar, porque cuando veamos bien a este Cristo, entonces vamos a
entender mejor la vida que se nos ha concedido. Sigue diciendo:
“Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”. Colosenses 1:17

O sea, todo lo que existe, todo, se mantiene por Cristo. Ahora si Cristo quiere hacer un
chasquido de dedos todo se viene abajo en un segundo, todo es destruido, porque Él por su
persona, por su autoridad y por su gobierno mantiene todas las cosas que han sido creadas,
aun Él mantiene a Satanás y mantiene a sus demonios. Por Él todas las cosas subsisten, pero
esto es lo más extraordinario que nosotros podemos entender:

“Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de


entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia (o sea el primer lugar)”
Colosenses 1:18

Este Cristo que es el autor de todo, que mantiene todas las cosas, es la cabeza del cuerpo.
No es cualquier Cristo el que se nos puso por cabeza, es un Cristo al cual se le sujetan todas
las cosas, es un Cristo al cual nada se le puede rebelar, es un Cristo al cual nadie lo pasa por
arriba, es un Cristo que tiene todo bajo su poder. Y Dios decidió que ese Cristo fuera cabeza
exclusivamente para un cuerpo que Él iba a formar llamado Iglesia. O sea que nosotros
colectivamente somos parte de Cristo y compartimos la autoridad, el dominio y el poder que
Dios le ha dado a ese Cristo, porque estamos unidos a ese Cristo.

Por eso si empiezas a ver a este Cristo que por el Espíritu Pablo nos está narrando, entonces
vas a empezar a entender a qué cosas Dios te llamó y cuál es la manera de vivir sobre la
Tierra. Porque el Cristo que tenemos es un Cristo sobrenatural bajo todo aspecto. A Cristo
nada se le pasa desapercibido, y ese Cristo es tu cabeza directa, es quien te dirige Iglesia,
ese Cristo es quien te pone los pies en el lugar correcto para que camines en sus pasos, ese
Cristo es el que tiene un plan con tu vida, no es cualquier persona, es un Cristo que lo
gobierna todo. Y el 19 dice:

“Por cuanto agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud” Colosenses 1:19

Todo esto que leímos anteriormente es porque a Dios el Padre le agradó una cosa: quiso, el
Padre que en Cristo habitara toda la plenitud de sí mismo, todos los atributos divinos que le
corresponden a Dios Él quiso que los tuviera Cristo en total y absoluta plenitud. El que es tu
cabeza tiene todo lo que Dios tiene, no le falta nada, porque Dios mismo le ha dado todo lo
que tiene que ver con su esencia de ser a ese Cristo, y ese Cristo lleno de Dios es el que te
gobierna y el que está sobre tu vida. Seguimos leyendo, versículo 20:

“Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra
como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a
vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente,
haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de
la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en
verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del
evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del
cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro. ” Colosenses 1:20-23

A Dios no solo le agradó que en Cristo habitara toda la plenitud de su deidad, sino que
también quiso Dios que por medio de Cristo todas las cosas creadas se reconciliaran. Por el
sacrificio de Jesús todas las cosas creadas van a ser reconciliadas con una sola excepción:
Satanás, sus huestes, y toda persona que se resista a creer en Jesucristo como su Señor.
Pero todo lo creado, todo lo que ves, aún la naturaleza, todo está siendo reconciliado, está
siendo llevado a volver a tener paz con Dios y ya no reñir con Dios.

Pero lo más extraordinario es que Dios quiso que nosotros que creemos en Cristo seamos las
primicias de esta reconciliación, porque en Cristo los primeros que fuimos reconciliados
hemos sido nosotros. Nosotros dice, que en otro tiempo éramos extraños y enemigos en
nuestra mente, ahora nos ha reconciliado. ¿Y para qué nos reconcilió? Dice: “Para
presentarnos santos y sin mancha e irreprensibles delante de Él” (Colosenses 1:22b)

Como Dios tiene una imagen correcta de Cristo también Dios tiene una imagen correcta de
nosotros sus hijos, porque cuando Dios cuando nos ve, nos ve santos, sin mancha e
irreprensibles. ¿Te das cuenta por qué necesitamos tener la imagen correcta de Cristo?
Porque de acuerdo al Cristo que tengamos, así nos miraremos a nosotros y así creeremos
que somos nosotros.

Este Cristo es un Cristo que lo dio todo por cumplir el plan de Dios, dio su propia vida, pero
ahora es un Cristo que resucitó, que ascendió, y que está reinando sentado a la diestra de Dios.
De acuerdo a todo lo que Cristo hizo, ahora Dios te ve santo, sin mancha e irreprensible. Hay
una condición para que nosotros nos veamos así de manera permanente, dice: “Si en verdad
permanecéis fundados y firmes en la fe”.

Cuando nosotros empezamos a dudar en nuestra vida por cualquier situación y nos agarra lo
que solemos llamar una crisis de fe ¿alguna vez oyeron hablar a un hermano que diga estoy
pasando por una crisis de fe? Eso que es un invento humano pasar por crisis de fe, porque la
Biblia no dice que nosotros tenemos que pasar por crisis de fe.

La Biblia no dice que los hijos de Dios tienen que pasar por crisis de fe, la Biblia enseña que
somos probados en la fe, que es muy diferente. Ser probado en la fe es que nuestra fe y toda
nuestra vida sea aprobada, es para dar un paso más, es para ser conformados más a la
imagen de Cristo, pero eso Dios no lo tiene por qué hacer con una crisis de fe. Cuando hay
crisis de fe es algo que nosotros mismos nos hemos buscado. Cuando pasamos por ese
momento de duda y no nos mantenemos firmes en la fe, entonces nos empezamos a ver
impuros, cuestionables, faltos de santidad, reprensibles, condenables, juzgables.

Porque de la única manera que nos vamos a ver como Dios nos ve, es que nos
mantengamos firmes en la fe. Por eso tu fe es el motor para que tu vida sea cada día
más conformada a la imagen de Cristo. No es por tus muchas ganas que vas a ser
como Cristo, es por la fe, y la fe viene por el oír.

Por eso hoy que estás oyendo esto, esta Palabra, si tú la crees va a traer mayor fe a tu vida
para que empieces a creer lo que Dios piensa de ti, para que te veas como Dios te ve, para
que ya no tengas que pasar por crisis de fe. Podés pasar por una prueba, pero puedes
mantenerte firme, y mientras te mantengas firme en la fe en lo que sabes que Dios piensa de
ti entonces vas a salir airoso de todas las pruebas y vas a salir aprobado y vas a crecer y
nadie te va a poder hacer frente.

Por eso cuando en la Biblia dice nadie te podrá hacer frente, es una verdad, nos hemos
acostumbrado a vivir vidas cristianas con muchos altibajos, un día estamos bien, otro día
estamos mal, un día le creemos a Dios y nos llevamos el mundo por delante, otro día nos pisa
hasta el último de los mosquitos que pasó volando y se nos puso arriba de la cabeza ¿por
qué? porque nuestra fe no está firme; estamos firmes en nuestros sentimientos, entonces
cuando queremos agradar a Dios y tenemos mucha energía y mucha fuerza de voluntad
entonces decimos hoy soy como Cristo y le voy a dar toda la gloria, pero mañana que se me
acabaron las baterías ya no sé como voy a hacer para representar a Cristo…¡perdóname
Señor porque no soy digno de ti porque yo no puedo mostrar tu gloria, porque los demás no
pueden verte a ti a través de mi vida!. No nos mantenemos firmes en la fe por lo tanto no nos
vemos como Dios nos ve. Vamos a ir al versículo 26, dice:

“El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido
manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria
de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”
Colosenses 1:26-28

El misterio al cual se refiere Pablo es el misterio del evangelio, y dice que este misterio había
estado oculto desde los siglos y edades pero que ahora Dios lo manifestó a sus santos, o sea
a nosotros y Dios quiso dar a conocer la riqueza de la gloria de este misterio a los gentiles, o
sea a todas las naciones, ¿cómo lo quiso dar a conocer? Dándonos a Cristo en nosotros. Les
voy a leer el versículo 27 en una versión que nos regalaron en Argentina salió nueva allá, de
Sociedades Bíblicas, y es muy claro este versículo 27, la Biblia se llama “Biblia en lenguaje
actual” y dice:

“Él decidió darles a conocer este plan tan grande y maravilloso para todas las naciones
y que es el siguiente: Dios envió a Cristo para que habite en ustedes y les de la
seguridad que van a compartir el poder y la gloria de Dios” Colosenses 1:27

Como el Cristo que Dios ha levantado es muy grande, Dios necesita un pueblo y un cuerpo a
la medida de este Cristo porque de la manera en que este misterio del evangelio va a ser
conocido en las naciones es porque Cristo vive en nosotros. O sea que ya no podemos seguir
diciendo: bueno estoy tratando de agradar a Dios, estoy tratando de ser como Él es. Ahora se
trata de decir: no vivo yo, vive Cristo en mí, y todo lo que Cristo es en toda su majestad y
esplendor está acá adentro, y cuando yo camino todo el esplendor de Cristo se manifiesta a
través mío, por eso soy participante porque Cristo vive en mi del poder y de la gloria de Dios.

En una persona que vive de esta manera no caben frases como: no puedo ser como Cristo,
me cuesta mucho ser como él, soy débil y flaco, soy tentado en todo tiempo y por eso caigo.
Frases como esas no existen, en el tipo de hijos que Dios tiene concebidos no existe un
cristiano de esa manera, ¡Dios no te ve así, tienes que convencerte por el Espíritu Santo, Dios
no te ve así! Dios quiere que te manifiestes usando de su poder y de su gloria que ha
derramado en ti porque dio a Cristo para vivir dentro tuyo, para que entonces todas las
naciones conozcan este misterio del evangelio y ya no sea un misterio, ya no sea refutado por
la gente.

¿Por qué los hombres siguen en mucha mayoría negando el evangelio? ¿Por qué? ¿Por qué
no lo toman como el único camino, la única verdad, la única manera de conocer a Dios? ¿Por
qué? Porque los que somos hijos de Dios no estamos manifestando a este glorioso Cristo que
habita en nosotros, les mostramos una partecita de nuestro esfuerzo de ser como Cristo. Eso
no tiene nada que ver con lo que Dios nos ha dado. Capítulo 2 versículo 9 dice:

“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis


completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” Colosenses 2:9-10

No sólo en Cristo habita toda la plenitud de Dios, como ese Cristo habita en nosotros, toda la
plenitud de Dios también habita en nosotros, por eso dice la Biblia estamos completos, no nos
hace falta nada. La palabra completo significa hacer repleto, atiborrar, rellenar, proveer,
satisfacer y terminar. Cuando Dios nos dio a Cristo nos "recontra, súper, archí, llenó"... Si Pablo
inventaba palabras, déjenme inventar alguna palabra yo también. No te falta nada. Nada.

Por eso ahora entiendo cuando Daniel le dice a los jóvenes que el soltero tiene que ser
completo, porque en Cristo todos estamos completos ¡todos! Maestra de escuela bíblica de
niños, cuando veas a un nene que dice sinceramente yo le entrego mi vida a Jesucristo, tienes
que creer que en ese momento Dios está llenando a ese nene de Cristo y le está dando todo lo
que ese nene necesita para vivir la vida sobre la Tierra, pero no dando tumbos, sino vivir
victoriosamente y no fracasar jamás.
Esto es lo que Dios nos ha delegado, esto es lo que nos dio. ¡Vive en nosotros! ¡No
hicimos ningún esfuerzo, no tuvimos que pagar nada para obtenerlo! Dios nos quiso
regalar toda su plenitud, toda su gloria, todo su poder y meterlo adentro de este cuerpo.

Por eso dice: “Vosotros estáis completos en Él que es la cabeza de todo principado y
potestad”. Estamos completos porque ese Cristo lo llena todo en nosotros, pero ese Cristo
está por encima de todo principado y toda potestad. La pregunta es ¿la cabeza sola de un
cuerpo entero va a estar por encima? ¿o estará la cabeza con el cuerpo que le corresponde?
Quiere decir que ese Cristo que es la cabeza del cuerpo está por encima de todo principado y
toda potestad no sólo sino con su cuerpo.

Nosotros también como la Iglesia estamos por encima de todo principado, autoridad y
potestad. Por eso, con base en esto que la palabra nos enseña es que podemos decir que la
Iglesia gobierna en el mundo, porque no hay poder o autoridad mayor que la que Dios le ha
dado a la Iglesia, no lo hay.

Por eso, ni siquiera nos deberíamos asustar por una ley nueva que haya en la nación, porque
esa ley no nos tiene por qué afectar, y si esas leyes son contrarias a Dios tenemos la
autoridad de determinar que esa ley no sea llevada a cabo y no se concrete, y que solamente
aquellas cosas que vienen de Dios prosperen en la nación. Tenemos que empezar a creerlo, y
tenemos que empezar a vivirlo. Seguimos leyendo desde el versículo 11, dice:

“En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de


vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él
en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder
de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en
la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos
los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los
principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la
cruz.” Colosenses 2:11-15

No sólo Dios nos dio a Cristo, él hizo algo más a nuestro favor, en Cristo él nos circuncidó, o
sea que cortó algo de nosotros. Ustedes saben que para el judío circuncidarse es cortar en los
varones la carne de su prepucio porque eso significa estar consagrado a Dios, debe ser
dolorosísimo pero es lo que Dios determinó. Dios a nosotros que no somos judíos también
nos circuncidó. Por si no te enteraste Dios cortó algo de ti, y lo que dice la Biblia que cortó de
ti es tu cuerpo pecaminoso, tu vieja naturaleza, Dios agarró un bisturí, la cortó y la quitó.

Por eso la vida de Cristo en toda su plenitud se puede manifestar a través de nosotros, porque
ya nuestra vieja naturaleza no está en nosotros, fue cortada por Dios. Es que nosotros
andamos buscando a la vieja naturaleza y la volvemos a pegar, la cosemos, vamos al cirujano
y le decimos cósame el viejo hombre, lo quiero tener conmigo, pero para Dios no existe.

Estaba leyendo esto y yo mismo me admiraba de lo que la Palabra enseña, porque si


nosotros creemos esto, que además no es por esfuerzo, si piensas que yo estoy
compartiendo esto para que te esfuerces a vivir de esta manera vamos mal, estoy
compartiendo esto para que la Palabra por el Espíritu impacte tu espíritu y creas a la Palabra
y vivas por lo que la Palabra dice, no por otra cosa porque no va a ser por tu esfuerzo, va a
ser porque creas a lo que la Biblia dice. Dios cortó a tu cuerpo de pecado, a tu vieja
naturaleza y la quitó de tu vida, es una circuncisión que hizo Cristo y esta circuncisión se hizo
manifiesta ¿sabes cuándo? Cuando nos bautizamos (cuando nos bautizamos en agua, y esto
va a ser bueno a partir de ahora que hagamos los bautismos), es decir, ahora que te meto,
Cristo te circuncida...

Ya no se van a bautizar tan fácil... Vamos a poner un cuchillo grandote al lado del agua
cuando bauticen... Ahora Cristo te va a circuncidar hermano... Pero cuando fuimos
sepultados se hizo concreta la circuncisión de Dios en nuestra vida, porque allí abajo del agua
Dios está cortando lo que Jesús ya hizo en la obra de la cruz y tú te levantas resucitado con
Cristo. Lo que Cristo cortó ya se quedó ahí abajo, ya no se vuelve a levantar contigo, ya no se
vuelve a levantar contigo. Ahora esa vieja naturaleza quedó ahí y tú te levantas para decir:
soy nueva persona en Cristo, todos los atributos de Dios están en mí, toda la plenitud de
Cristo habita en mí porque no hay nada que interfiera con la esencia de Dios en mi interior. Tu
vieja naturaleza no tiene por qué interferir porque Dios la quitó por la obra de Cristo.

Dice más, dice que a nosotros estando muertos en pecado y en la incircuncisión de nuestra
carne, o sea, cuando todavía no habíamos sido circuncidados por Dios porque estábamos en
pecado, en ese momento nos dio vida juntamente con Él perdonándonos los pecados. O sea
que en ese momento estábamos recibiendo la vida de Cristo por el nuevo nacimiento.
Vivíamos en pecado, todavía de nosotros no había sido arrancado ni cortado el hombre de
pecado, pero en ese momento Dios produce el nuevo nacimiento, trae la vida de Cristo, y
entonces nos perdona los pecados y anula un acta donde se narran todos los decretos que
estaban contra nosotros.

Yo no quiero pensar el acta de decretos que me correspondía, Padre amado debía ser un
acta, un rollo así grandote de acta y con letra chiquita para que entrara todo, todos los
decretos que decían por qué cosas yo debía morir. Eso es, es un acta que declaraba todo lo
que estaba en mi contra y decía que yo por todo eso debía ser muerto, no merecía vivir. Esa
acta, la tuya, la mía y la de todos, el Señor la llevó a la cruz y la clavó en la cruz. Pero dice
algo más todavía:

“Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando


sobre ellos en la cruz.” Colosenses 2:15

Cuando todavía vivíamos en pecado principados y potestades nos gobernaban. Cuando


Jesús toma el acta y la clava en la cruz le dice en ese momento a los principados y
potestades, a todas las huestes de maldad que estaban sobre nuestra vida: ahora vengan acá
porque ahora son presos míos, ahora yo gané la batalla.

Esto está tomado de una figura romana, porque un principal del ejército romano cuando
vencía lo que hacía era transitar por las calles mostrando su victoria a las personas que él
había conquistado y que había vencido, es una figura romana muy entendible para esa época.
Entonces lo que hizo Dios es decirle a todas las huestes y potestades de maldad que te
estaban gobernando: ahora yo los vencí, ahora yo voy a empezar a transitar y voy a
demostrar que están vencidos, son presos míos. No dice que los quitó ni que los anuló sino
que los venció y que los tiene apresados, por eso los exhibe públicamente. Pero ¿sabes qué
significa? Que ya no hay nada de parte del diablo que tenga poder sobre tu vida.

Por eso a mí me asusta oír a cristianos que dicen el diablo me está persiguiendo, me está
atormentando, no me deja dormir, se la agarró con mi familia, con mis hijos…No estamos
viviendo con la dimensión de lo que Dios hizo en nuestro favor.

Todas esas huestes de maldad que estaban sobre nuestra cabeza dominándonos, Dios se
encargó de ellas. ¿Te das cuenta que a través de Cristo Dios hizo una obra completa? No se
olvidó de ningún detalle, todo lo hizo a nuestro favor. Entonces tienes que creer que el diablo
tiene que estar debajo de tus pies y tú lo tienes que atormentar a él, porque sino siempre le
vamos a creer a sus mentiras.

Cada vez que te sientas atormentado por el diablo lo que estás creyendo es una mentira no
es real, Dios hizo algo que sí es real: Quitó a lo que te dominaba y lo exhibió, ya son presos
de Dios esos demonios. Cuando el diablo viene con demonios similares a intentar
atormentarte, es una fábula, es una fantasía y tú te la empiezas a creer, pero legalmente eso
no existe, para Dios eso no existe.

Es como que tú vas al cine, ves una película y cuando sales del cine empiezas a vivir y a
cambiar toda tu vida de acuerdo a la película que viste. Sería terrible... uno va al cine para
entretenerse un rato, para despejarse, está bien uno se mete en la historia pero no vive por lo
que vio en la película sino sería una completa locura. Cada película que veríamos de la
segunda guerra mundial estaríamos todos saliendo vestidos de guerra y viendo alemanes por
todos lados. Sería una verdadera locura… a nosotros nos pasa lo mismo con el diablo, nos
muestra la película y la creemos y empezamos a creer que el diablo nos atormenta, que nos
mandó un demonio de aquellos, un demonio de lo otro, y que se la agarró con mi hijo y le trajo
enfermedad y que ya no me suelta y que no sé que me pasa que ya no me suelta, que no
tengo autoridad y que no se va de mi casa... Le creemos toda la película y vivimos por esa
película mentirosa que el diablo nos está mostrando.

Esta palabra tiene que ser liberadora para ti porque si crees lo que dice la Palabra, vas a vivir
de acuerdo a lo que Dios estableció para tu vida. Seguimos leyendo, capítulo 3 dice:

“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Colosenses
3: 1-3

Fíjense algo, cómo Dios concibe a hijos que viven en toda la plenitud de Cristo entonces Dios por
el Espíritu a esos hijos le habla y les dice ahora si ustedes resucitaron con Cristo, busquen las
cosas de arriba no las de la Tierra. Solo esto lo puede entender alguien que vive la plenitud de la
vida de Cristo porque si no estás viviendo esta plenitud de vida, entonces va a ser terrible intentar
buscar las cosas del Reino de los cielos, no lo vas a alcanzar, y tú vas a decir quiero hacer lo que
Dios quiere, quiero ver lo que Dios ve, quiero sentir lo que él siente pero no lo vas a lograr porque
no estás viviendo en la dimensión de la vida que Dios te ha dado por la obra de Cristo. Para una
persona que vive en la plenitud de Cristo entonces el Espíritu le puede decir, ahora busca las
cosas de arriba no las de la tierra, porque dice Pablo:

“Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Colosenses
3:3

O sea, lo que éramos ya no existe, está muerto y ahora nuestra vida, la vida que tenemos en
Cristo está resguardada en Él, junto con Cristo está resguardad en Dios. Nada puede afectar
esa vida que recibimos, nada puede tocarla, nada puede amargarla, nada puede destruirla,
nada puede quitarle el gozo, nada puede hacerla vivir en fracaso y en derrota: nada. Porque
esa vida que recibiste está escondida con Cristo la única lucha que tenemos que la Biblia dice
que no es contra sangre y carne sino precisamente contra huestes espirituales de maldad, es
para quitar al enemigo el dominio que todavía tiene sobre otras personas que no tienen esta
vida de Cristo. Pero si nosotros la lucha que hacemos con el diablo es para quitárnoslo de
encima, estamos perdiendo el tiempo. Esa lucha espiritual no es para tu propia vida, es para
librar a otros de lo que a ti te atormentaba antes de conocer a Cristo, porque ahora el diablo
no tiene nada que hacer con tu vida. Y ahora el último versículo que leo es el versículo 4:

“Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis


manifestados con él en gloria.” Colosenses 3: 4

Yo sé que este versículo inicialmente se refiere a la venida de Cristo, a la segunda venida de


Cristo, cuando Él se manifieste nosotros sus hijos estaremos con Él. Pero yo sé y quiero
declarar que este versículo es para nuestro presente también. Cuando Cristo, nuestra vida,
se quiere manifestar en le Tierra entonces los hijos de Dios que vivimos esta vida nos
manifestaremos con Él en gloria. La manifestación de los hijos de Dios no será una
manifestación en derrota, no será una manifestación a los ponchazos, no será una
manifestación del esfuerzo y la mucha buena voluntad para agradar a Dios. No, cuando Cristo
quiera manifestarse en la Tierra aquí y ahora lo va a hacer a través de nosotros, y nosotros
nos vamos a manifestar con Él en gloria y los demás van a ver y van a decir lo que estoy
viendo es al Cristo que me lleva a conocer a Dios.

Por eso esta vida es la vida que Dios nos ha dado. ¿Te das cuenta que si entendemos al
Cristo en el que creemos también podemos entender la vida que hemos recibido? Es una vida
sobrenatural, real y literalmente sobrenatural, ya no vivimos más fracasos. Ya deshazte de
esos fracasos, ya no te esfuerces por agradar a Dios, créele a la Palabra y vive por la vida de
Cristo que está en ti. El Cristo rey y soberano que está puesto por encima de todas las cosas
está dentro tuyo para mostrar su gloria a través de tu vida y Él quiere una Iglesia que se
manifieste con Él y que muestre su gloria en la Tierra.

Yo quiero que en este momento cada uno en su corazón, en su lugar, pueda orar a Dios para
deshacerse de esas cosas que realmente lo único que han traído a nuestra vida es un gran y
profundo impedimento, una piedra grandota en medio del camino que nos permite avanzar,
que renunciemos a ese tipo de vida, porque esa no es la vida cristiana que Dios ha concebido
para ti ni para mí. La vida de Cristo es otra cosa. Yo te pido que en tu lugar ores a Dios para
creer y vivir por la vida de Cristo que has recibido.

Señor, creemos a tu Palabra y podemos ver en ella al verdadero Cristo que está hoy
reinando sobre todas las cosas. Él no es un Cristo débil, no es un Cristo que pueda ser
manipulado por nadie, es un Cristo que sostiene todas las cosas con su poder, es un
Cristo que gobierna sobre todo, es un Cristo al cual se le sujeta todo en el universo
entero, y ese mismo Cristo de gloria y de poder lo has dado a cada uno de tus hijos
para vivir en plenitud y así como Él tiene la plenitud de toda la deidad, nosotros en
nuestro interior tenemos la plenitud de ese Cristo que es el Rey y Soberano del
universo.

Señor, queremos vernos como santos, sin mancha, irreprensibles, no dando lugar al
viejo hombre que has cortado de nuestra vida y ya no vive en ninguno de nosotros.
Creemos a tu Palabra y queremos vivir en esa misma dimensión que Tú has preparado.
Abre nuestros ojos del espíritu para que nos veamos tal cual Tú nos ves. Trae fe por tu
Palabra para creer lo que ella dice, para no seguir viviendo bajo circunstancias, para ya
no creer a las fantasías del diablo por más verdaderas que parezcan él nada puede
hacer en nuestra contra.
Declaramos Señor, que la vida que nos has dado es una vida para vivir aquí y ahora y
nosotros queremos que cuando Tú Señor, desees manifestarte, te manifiestes a través
de nosotros y nos manifestemos contigo en gloria, en victoria, en autoridad, en poder y
al vernos a nosotros todos los hombres puedan ver al Cristo reinante que habita en
nuestro interior.

¡Gracias por tu Palabra! ¡Gracias Señor! Porque a Ti te creemos y estamos siendo


conformados a esa misma imagen de Cristo exactamente como Él es, somos cada uno
de nosotros.

Te alabamos Señor.
LO QUE IMPLICA LA MUERTE DE JESÚS

28 de marzo de 2004

Cuando pensamos en la muerte de Jesús, humanamente hablando, y lógicamente hablando,


la muerte de Jesús resulta completamente incomprensible, porque humanamente no podemos
asimilar el hecho de que un ser humano, como lo fue Jesús, completamente sin pecado, sin
culpa y sin error, pudiera morir de la forma tan cruenta que él murió. Tal vez, lo entenderíamos
más si pensáramos que la persona que está muriendo merecía morir... Hasta ahí podríamos
llegar a entender un tipo de muerte como la que Jesús tuvo.

Aún así, pensar justamente en la gravedad de ese hecho y la implicancia que tuvo para la vida
de Jesús, creo que en muchos casos diríamos que aunque alguien mereciera morir, no
merecería morir de esa manera, simple y sencillamente por ser un ser humano. Pero,
nosotros necesitamos entender que la muerte de Jesús implica algunas cosas que
espiritualmente son muy importantes para la vida de los seres humanos; muchas veces sólo
pensamos en la muerte de Jesús, o leemos acerca de la muerte de Jesús, o como ocurre en
estos días la podemos ver graficada en una película la muerte de Jesús.

La muerte de Jesús, cualquiera sea la manera en que tengamos contacto con esa parte de la
historia del Salvador del mundo, siempre es impactante, porque detrás de esa muerte hay
todo un sentido espiritual que los seres humanos necesitamos entender. Ya que si no fuera
así, nos quedaríamos con la parte sacrificial de Jesús, como de un mártir que estuvo
dispuesto a hacer lo que nadie más quiso hacer. Este pensamiento no es correcto, porque
Dios no tomó a Jesús, simplemente porque no había nadie más que pudiera morir por la
causa que Él murió y de la manera que Él murió para justificar a los seres humanos como Él
lo pudo hacer.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que, Jesús era la única persona que en todos
los tiempos y en todas las edades podía morir por la causa que Él murió. No había otro,
porque Dios estaba poniendo en juego, a partir de la muerte de Jesús, todo el futuro de la
humanidad, no era un hecho más en la historia, si fuera así, ese hecho no hubiera afectado, ni
lo haría aún el día de hoy, como lo hace en la vida de millones de personas alrededor del
mundo.

Si la muerte de Jesús afecta de una manera tan crítica y tan profunda la vida de los seres
humanos, es porque la muerte de Jesús tiene algo especial, que no se puede comparar con
nada, ni con ninguna otra muerte, ni con ningún otro sacrificio. El hecho de que Jesús haya
muerto, no era solamente para mostrar un ejemplo de sacrificio; de hecho la Biblia muestra y
narra que antes de morir, Jesús como humano, quiso dar un paso al costado. Por lo tanto lo
que estaba por enfrentar no era para dar un ejemplo y decir “aquí estoy, dispuesto a morir”.

Hubieron muchos seres humanos que murieron por diferentes causas, algunas justas otras
no, algunas válidas o algunas sin ningún sentido, pero el hecho de lo que a Jesús le iba a
ocurrir, implicaba que a partir de ese momento, el curso de la historia iba a darse vuelta por la
mano de Dios.

El día de hoy hay personas que conocen íntimamente a Dios y aman profundamente a
Jesucristo y eso no implica que la muerte de Jesús no haya cambiado la historia para
siempre. Definitivamente, la historia cambió y lo hizo para siempre. Ahora veremos por
algunos pasajes de la Biblia: ¿Qué significa a los ojos de Dios, la obra completa y total que
Jesús hizo en esa cruz? Y, ¿Por qué él murió?

"Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús nuestro Señor." Romanos 6:23 (NVI)

1) Primer punto a entender:

Había un elemento que se estaba sumando a la persona de Jesús como ser humano cuando
él moría, era algo que no le pertenecía pero se sumaba a su sacrificio para que muriera de la
manera en que murió. La Biblia dice: "la paga del pecado es muerte".

El pecado: es aquello que todos los seres humanos practicamos, pero pocos entendemos.
Usted puede preguntarle a alguien ¿Qué es pecado? Y le responderán: No sé. O dirán:
Asesinar, robar, violar. Siempre se asimila con un hecho grave a los ojos del ser humano. Sin
embargo el pecado tiene una verdadera raíz: “rebeldía y alejamiento de la persona, de
Dios”.

¿Dónde nació el pecado? En las personas de Adán y Eva. Porque ellos fueron creados por
Dios a su imagen y semejanza, por lo tanto en su creación Dios no tenía en cuenta que
llevaran consigo pecado, fueron creados sin pecado. Hasta que en un momento,
desobedecieron de manera particular una orden de Dios, una indicación precisa de Dios de
“no tomar de determinado árbol del huerto, del cual específicamente, no podían
comer”.

Simplemente el haber dado un paso de desobediencia los metió en un terreno que hasta ese
momento, para Adán y Eva, era completamente desconocido. Ellos antes de probar de ese
fruto, estaban desnudos y no tenían ni temor, ni vergüenza porque el verse desnudos no era
un signo ni de maldad, ni de pecado. Hoy vemos a una persona desnuda y nuestra mente se
va para cualquier lado, a los únicos que vemos con inocencia es a los bebes, imagínense, si
al lugar donde estamos en este momento, entra a una persona absolutamente desnuda, lo
primero que haríamos es tratar de cubrirla, con tal de que no se viera así, porque la desnudez
nos causa vergüenza. Eso le ocurrió a Adán y Eva después de tomar el fruto, porque entraron
en un terreno que ellos desconocían, empezaron a conocer lo que era el bien y el mal.

La raíz de la desobediencia estuvo en una declarada rebeldía ante Dios, porque el diablo se
ocupó en decirle a la mujer que: “Dios no les había dicho las cosas como realmente eran,
que Dios les tendría que haber dicho que si comían del fruto iban a ser como Dios y
como no le convenía esa situación...”

Ahora, cuando una persona sabe que existe Dios como ser Supremo, quien debe gobernar la
vida del ser humano y voluntariamente le dice a Dios: “yo no quiero tener una relación contigo,
ni hacer caso de lo que quieres para mi”. Es una declaración de franca rebeldía hacia
Dios, así nace el pecado.

Lo que los seres humanos denominan pecado, en realidad es la “consecuencia del pecado”,
por la maldad que lleva adentro, todo ser humano, por la rebeldía que lo domina, por estar
separado de Dios, dan lugar a las consecuencias, como por ejemplo, impulsos incontrolables
de odio y maldad que pueden llevar a matar, a robar, a codiciar la mujer del prójimo, a violar
una persona... Porque es algo incontrolable dentro del ser humano.

¿Cómo nació el pecado?

Nació por el deseo de todo ser humano, de gobernase independientemente, de ser “mi” propio
Dios y determinar el destino y el rumbo de “mi” vida. Por eso Pablo dice “la paga del pecado
es muerte”, y por eso a partir de la caída de Adán y Eva se sabía, porque Dios así lo había
determinado, que ellos debían morir; es por eso nuestros cuerpos envejecen, sufrimos de
muchas enfermedades, porque son consecuencia del pecado.

Cuando Dios creó al ser humano, no pensó en una mochila que viniera ni con enfermedades,
ni con arrugas, ni con problemas en los huesos, ni con achaques, al contrario, la única
mochila que Él quiso poner al ser humano para equiparlo era de: “Abundancia, ser un buen
administrador, reflejar Su imagen y semejanza en la tierra”. Esto era lo que Dios quería, pero
por la rebeldía del hombre entra el pecado y se llega así al punto de la muerte.

¿Por qué fue tan grave y tan cruenta la muerte de Jesús? Porque inicialmente Jesús
quiso tomar sobre sus hombros la consecuencia del pecado y su paga, diciendo: “Lo
que tendría que ocurrir con los seres humanos, que me ocurra a mí”. En la Cruz Jesús
cargó todo el pecado de toda la humanidad.
Al decir toda la humanidad, estamos hablando de todo el pecado de la raza humana desde
que el hombre es hombre y del pecado, no sólo hasta este momento, sino hasta el tiempo en
que Dios quiera que siga habiendo seres humanos sobre la tierra. Absolutamente "todo" el
pecado.

Jesús como hombre quiso renunciar, porque no era como el ladrón que merecía morir en la
cruz, el sufrimiento para Él tendría que ser más grave, porque estaba cargando con la culpa
de millones de millones de personas, de todos los tiempos y de todas las edades. Por esta
razón cuando el pecado estuvo sobre Él, tuvo que pagar con la muerte.
Y vemos en la Biblia o en el cine, que Jesús se siente desamparado, porque el mismo Dios
como no puede tener relación con el pecado, no puede ver a un Cristo pecador y tiene que
abandonarlo, dejándolo que pague por la consecuencia del pecado que está cargando sobre
su vida. Es obvio que esto no se puede entender, porque alguien que jamás cometió pecado
estaba haciéndose acreedor del pecado de la humanidad de todos los tiempos. La verdad de
Dios es que: "porque Jesús cargó con el pecado, debía morir".

2) Segundo punto a entender:

"...mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor".

Dádiva es el regalo de Dios. Aquí tenemos que aprender otra cosa que todavía es mucho más
importante y fuerte, que la muerte física de Jesús, para de esta manera ver que la muerte
física de Jesús, tuvo un resultado a nivel espiritual en nuestras vidas. La mayor muerte que el
ser humano puede experimentar, no es la muerte física, sino la muerte espiritual. Es decir,
todo ser humano está compuesto de tres partes esenciales: Espíritu, alma y cuerpo.

El cuerpo: es lo que todos vemos unos de otros.

El alma: es donde está asentadas nuestras emociones, intelecto, temperamento, todos lo que
somos emotiva e irracionalmente hablando.

El espíritu: es aquello que Dios se lo dio solamente al ser humano, no hay otra creación de
Dios que tenga espíritu y fue diseñado originalmente “para no morir jamás”, por lo tanto, al
entrar el pecado, el hombre tiene en sí mismo pecado, aún un bebé ya trae no solo el pecado
sino también la muerte espiritual, como consecuencia del pecado.

Es una de las peores noticias que el ser humano puede recibir, porque como el espíritu es
eterno, de acuerdo a su condición va a tener una consecuencia. El cuerpo puede morir en
determinado momento, pero el espíritu necesita tener un destino y ese destino puede ser, o el
infierno o el cielo. Por eso la Biblia dice:
"Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna
en Cristo Jesús nuestro Señor".

¿Qué significa vida eterna en Cristo Jesús? Jesús estaba pagando por la muerte, no sólo
física, porque la muerte física ningún ser humano la puede evitar, lo que Jesús en realidad
estaba pagando, era por la muerte espiritual de los seres humanos, para que el destino de
ese espíritu eterno con el que Dios nos creo y formó, no fuera el infierno, es decir el
alejamiento total de Dios.

En ese punto ya no hay vuelta atrás, la vida sobre la tierra es tan importante para el ser
humano, porque es en esta vida, donde tenemos la posibilidad de “decisión”. Ya que, una
vez que pasamos la muerte, aunque quisiéramos que las cosas cambiaran ya no pueden
cambiar.

El mismo Jesús, narró la historia de alguien que estuvo en el infierno y rogaba que fuera
alguien a su familia a decirles, lo que debían hacer “para que no tuvieran el mismo destino
que él tuvo”. Porque es lo peor que a un ser humano le puede ocurrir, pues a partir de la
muerte espiritual eterna ya no hay vuelta atrás, por lo tanto cuando Jesús estaba muriendo les
estaba diciendo de una manera directa al Padre, al Creador nuestro:

“Padre a todos aquellos que van a creer en mí, después de lo que estoy haciendo, por
ellos estoy pagando su muerte espiritual y ellos merecen vida eterna. Yo estoy pagando
el sacrificio, para que Tú les regales a ellos sin que les haya costado nada la vida
eterna”.
Por eso, es tan importante evaluar el sacrificio de la muerte de Jesús, porque no lo podemos
meditar como cualquier persona que haya muerto, porque detrás de su sacrificio hay toda una
lección para nuestras vidas, pero sobre todo hay un profundo mensaje de Dios de manera
directa a los seres humanos, para que mientras estén sobre la tierra puedan decidir.

"A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió
por los malvados. Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya
quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por
nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por
nosotros." Romanos 5:6-8 (NVI)

Cuando “éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los
malvados.

Una realidad que el ser humano enfrenta es su incapacidad de mejorar su vida. Alguno podría
decir “yo tengo una vida mejor a la que viví cuando era niño” y si uno le preguntara cuáles son
los parámetros para determinar donde está la mejoría, serían por ejemplo que, de niño sufrió
de pobreza, o que no pudo comer todo lo que quiso, o que nunca se vistió como quiso porque
había una falta económica en el hogar. Podría ser que sus padres lo rechazaron, pero en
cambio él o ella se han esforzado por ser un mejor papá o mamá.

Pero si nosotros enfrentamos a cualquier persona o aún a nosotros mismos, con la posibilidad
de ver un futuro que es infinito, o eterno, conforme al espíritu que Dios puso y que capacidad
tenemos de cambiar ese futuro para que nuestra vida sea mejor y ganarnos el cielo, ninguno
de nosotros tenemos la capacidad de hacerlo.

Por eso la Biblia dice: "éramos incapaces de salvarnos..."

Porque no hay ninguna posibilidad humana para intentar salvarse, podemos hacer el mejor
esfuerzo, por ser una buena persona, hasta el momento en que algo nos saca de las casillas y
dejamos de ser esa buena persona que queríamos. Podemos hacer el mejor esfuerzo por ser
el mejor padre o madre que pudieron haber sido los nuestros, pero va haber un punto donde
algo ocurra en que también mostremos injusticia para nuestros propios hijos, en ese momento
quedaremos avergonzados ante nuestra propia realidad.

Una de las primeras cosas que el ser humano necesita entender es que: “no hay capacidad
propia para salvarnos”. Todo ser humano asocia la salvación con el esfuerzo, cree que
cuando más se hace, mejor se obtiene la salvación. El problema es que la Biblia dice que: la
salvación no es por obras para que nadie se gloríe.

Esto significa que por más que haga miles y millones de obras y todas sean “buenas obras” y
que sea conocido internacionalmente por “mis buenas obras”, para Dios las buenas obras no
cuentan. Para Dios cuenta que adentro mío hay un pecado que por mí mismo no puedo
solucionar, que no le puedo poner ni freno, ni tampoco arrancarlo de mí, no tenemos esa
capacidad, por eso la Biblia explica que en el tiempo oportuno: ...Cristo murió por los
malvados. Si Cristo murió por todos, hay otra noticia que no es de las mejores: La Biblia dice
que somos: “malvados”.

Hay términos que usa la Biblia, que en ocasiones chocan con nuestra manera de pensar,
porque nos vemos a nosotros mismos y nos molesta que alguien frente a frente nos llame
“malvados”, cuánto más que la Biblia diga de nosotros que somos “malvados”.

Pero desde el momento que somos dominados por el pecado y la naturaleza que llevamos
dentro, somos “malvados”, ni más ni menos que por estar alejados de Dios y no querer
hacer lo que Él determina para nuestra vida. Por esta razón empezamos hablando de la
rebeldía y del alejamiento de Dios, porque ese es el verdadero pecado.
Es el principal pecado por el cual debemos arrepentirnos, renunciar y pedir a Dios que lo
arranque de nosotros porque una vez que como seres humanos deseamos y decidimos vivir
en comunión con Dios y permitirle que gobierne nuestra vida, es a partir de ese momento en
que también bajará el grado de nuestra inclinación hacia la maldad. Ya nuestro corazón no
deseará hacer maldad.

Ahora permítame decir que cuando simplemente decimos una mentira para salir de una
situación, Dios ya encendió la luz roja y dice: Aquí se manifestó lo que lleva adentro. Por
ejemplo: “Quedarse con un dinero que nos dieron de más en un vuelto por una compra,
podemos decir ¡Que tonto el comerciante se equivocó! Algunos han llegado a decir ¡Dios me
bendijo porque el comerciante se equivocó! Y se quedan con un dinero en la mano. Estas son
cosas cotidianas, que pudimos haber dicho o hecho, pero nos permite ver a que grado llega la
maldad que hay en el corazón, por eso solemos tomar lo malo como bueno y viceversa.

Hoy los jóvenes van a un prostíbulo para estrenarse con una mujer y es bueno, para estrenar
su hombría, pero que padres les enseñen a sus hijos que se mantengan vírgenes hasta el
matrimonio, eso para el día de hoy y para la cultura es malo. ¿Dónde está la verdad? ¿Cómo
pudimos haber engañado nuestra propia manera de pensar para que invirtamos todos los
roles? Para que aquello que está echando a perder a la raza humana, sea de lo que se pueda
decir, esto está bien y lo que puede preservar, en muchos sentidos a los seres humanos, decir
que está mal.

Por esto la Biblia dice que: "en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados". Eso
nos incluye, a todos. Luego leemos:

"Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a
morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en
que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros."

Una de las cosas sorprendentes de la muerte de Jesús es que Él murió cuando el 99.99 % de
la humanidad lo rechazaba y aún los pocos que estuvieron con Él en el momento oportuno,
también lo dejaron y no sabían ni siquiera donde estaban parados. Por eso dice: tal vez haya
quien se atreva a morir por una persona buena.

O que haya cierta amistad por la que se pueda decir vale la pena que de la vida, Jesús barrió
con todos los conceptos humanos por los que la muerte de una persona podía significar.
Cuando todos los seres humanos habían rechazado a Dios, Cristo murió, cuando todavía nos
manteníamos en nuestros pecados, Cristo murió. Y su muerte sigue siendo efectiva en el día
de hoy, cuando todavía hay millones de personas que siguen rechazando a Dios y no por eso
Dios invalida la muerte de Jesús.
Aun a pesar de los millones que lo rechazan, todavía la obra de Jesús está a
disposición de aquel que quiere creer.

Esto permítame decirlo, no lo entiendo, en mi mente no lo entiendo; lo único que sé es que lo


creo con todo mi corazón, porque hubo un día donde pude saber, siendo un niño, que Cristo
había muerto por mí y a los once años de mi vida algo ocurrió adentro mío y tuve la convicción
de que la muerte de Jesús sí era para toda la humanidad, pero en especial era por mí y supe
las cosas que Dios me estaba perdonando a mis once años y uno puede decir ¿A los once
años cuánta maldad puede tener un niño? Sin embargo cuando nos enfrentamos a la muerte
de Jesús, sabemos las cosas que nos separan de Él y sabemos que necesitamos que esa
muerte y sacrificio se aplique a nuestra vida. Por eso dice la Palabra:

"Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos
pecadores, Cristo murió por nosotros".

Una mayor muestra de amor nunca la podrías encontrar en nadie más. Constantemente, los
seres humanos se quejan y permanentemente están contra Dios, porqué lo acusan de cosas
que Dios no hace, porqué le cargan a Él cosas que los mismos seres humanos hacen y
terminan diciendo “Dios tiene la culpa”.

Dios muestra su amor y lo mostró ya, en el momento en que dijo: Mi único Hijo, mi
perfecto Hijo, va a morir por la humanidad, aún cuando la humanidad lo rechaza y me
rechaza. Dios no estaba midiendo el porcentaje de aceptación, lo único que estaba haciendo
era demostrando su amor y puedo asegurar que Jesús hubiera muerto por cinco, diez o veinte
millones, porque el tema del rechazo o no de Jesús, ya no depende de Dios, depende de cada
una de las personas. Si estamos dispuestos a aplicar esta muerta a nuestra vida, entonces
veremos la salvación, sin embargo si la rechazamos, por más que la muerte de Jesús sea
efectiva, a partir de hoy sabremos cuál es el resultado y el destino eterno que tendrán
nuestras vidas.

"Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio
de él, seremos salvados del castigo de Dios! Porque si, cuando éramos enemigos de
Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más
razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida! Y no sólo esto, sino
que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues gracias a él
ya hemos recibido la reconciliación. Romanos 5:9-11 (NVI)

Tres aspectos que nos muestran un trasfondo en la muerte de Jesús:

1) Somos justificados delante de Él.


La Biblia dice que por la muerte de Jesús y específicamente por la sangre que Él derramó,
nosotros somos justificados delante de Él. Quiere decir que, hasta el momento en que la
muerte de Jesús no tenga efecto en nuestra vida, Dios nos ve tal cual somos, nos ve con
pecado y por lo tanto estamos separados de Dios. Pero en el momento que cruzamos esa
línea y permitimos que la muerte de Jesús tenga efecto en nuestra vida, y nos arrepentimos y
entregamos nuestra vida a Jesucristo, es entonces que la sangre que Él derramó en la cruz,
nos hace limpios, justos, puros y sin ningún problema delante de Dios.

Para hacerlo fácil: Dios ya no me ve como me veía, fue tan solo cruzar una línea, fue tan
solo cambiar de condición: una es sin Cristo, expuestos ante Dios por los pecados. Pero a
partir de que pasamos por la obra de Cristo en la cruz: estamos justificados y ya no hay
condenación, significa que lo que leímos en Romanos 6: 23, se hizo efectivo. El regalo de
Dios nos fue concedido, ahora tenemos vida eterna y ahora el pecado que nos separaba de
Dios y que hacía que nuestro espíritu estuviera muerto ante Él, es cambiado: “Volvemos a
tener relación con Dios”.

Por esta razón lo primero que menciona es: Justificación: se quita el pecado y somos
hechos justos delante de Dios.

2) Seremos salvados del castigo de Dios

Una vez hechos justos vamos a ser salvados, quiere decir que cuando llegue el tiempo
donde tengamos que pasar por la muerte física o regrese Jesús como lo prometió a buscar a
aquellos que le aman, a partir de ese momento la salvación se va a hacer efectiva. Ahora
vivimos en una “esperanza de salvación”, sabemos que somos salvos y tenemos fe, en esa
salvación... Pero la salvación completa y total se va a concretar cuando estemos en el
cielo.

Allí nos daremos cuenta que realmente somos salvos, pero lo triste es que cuando no
pasamos por la obra de Cristo en la cruz, llegamos al punto de la vida eterna, sin poder recibir
el regalo de estar en el cielo. Por lo tanto, si no fuimos justificados antes, en ese momento
no podemos ser salvados. Detrás de la cruz hay: Justificación de los pecados de aquel
que cree en Cristo y Salvación eterna para aquel que cree.

3) La reconciliación

La reconciliación es volver a tener una perfecta relación de intimidad y amistad con Dios. La
Biblia, nos enseña, que cuando creemos y ponemos absolutamente toda nuestra fe y
confianza en Jesucristo, tomamos una nueva condición que es la de hijos de Dios, por lo
tanto, por esa condición, podemos relacionarnos con Dios el Padre como verdaderos hijos,
con toda confianza, sin temor delante de Él.

Pero la relación que se produce por la reconciliación, todavía es más grande, ya que además
de ser hijos, podemos estar con Dios cada día de nuestra vida y además de ser hijos y vivir
con Dios todos los días de nuestra vida. Podemos desarrollar una relación de amistad donde
él nos diga sus secretos y nosotros decirle los nuestros. ¡Eso es reconciliación!

Quiere decir que: Entre la justificación que recibimos cuando pasamos por la obra de la
muerte en la cruz y la salvación que se va a concretar a partir de que llegue la vida
eterna, en ese lapso existe lo que se llama reconciliación.

Hay una perfecta relación con Dios todo ese tiempo, esa perfecta relación con Dios nos va a
llevar a la salvación y podremos llegar al cielo y saber que hay un lugar para nosotros y que
ese es el regalo de Dios para mi vida. Por eso insisto, no podemos ver la muerte de Jesús
como un acto más en la historia de la humanidad, porque la muerte de Jesús vino a cambiar
la historia de toda la humanidad, pero si lo permites, vino a cambiar la historia de tu vida
personal.

"Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que


dan testimonio la ley y los profetas. Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en
Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción. pues todos han pecado
y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente
mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. Dios lo ofreció como un sacrificio de
expiación que se recibe por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia.
Anteriormente, en su paciencia, Dios había pasado por alto los pecados; pero en el
tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia. De este modo Dios
es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús. Romanos 3:21-26 (NVI)

Ahora la Biblia nos agrega algunos elementos que son indispensables para entender de
manera personal la muerte de Jesús en la cruz:

1) La Ley

Hubo un pueblo que había sido el pueblo elegido de Dios, Israel, a quien Dios había destinado
para que sea ejemplo entre todas las naciones de una nación gobernada y guiada por Dios
mismo; este pueblo para poder tener relación con Dios tenía que guiarse por leyes
establecidas por Dios mismo, pero la ley, remarcaba el pecado, mostrando efectivamente que
el hombre era pecador, que tenía errores y que ese pecado lo alejaba de Dios, por lo tanto
había una serie de sacrificios y de ordenanzas específicas que los sacerdotes tenían que hacer
a favor de todos para que el pueblo pudiera mantener una relación con Dios.

Lo que dice la Palabra, es que: Sin la mediación de la ley se manifestó la justicia de Dios,
esta justicia de Dios llega mediante la fe en Jesucristo. Y desde el momento en que
Jesús murió, ya Dios no necesitó la ley para el demostrar que era justo.

Por lo tanto Dios dice: —Como ya entregué a mi Hijo, demuestro mi justicia en que todo ser
humano sin la necesidad de la ley puede llegar a tener comunión conmigo, ser perdonado, ser
quitados sus pecados y tener intimidad por la fe que pongan en mi Hijo Jesucristo. De esa
manera demuestro que soy justo. Porque si habiendo entregado a Jesús para morir por la
humanidad, le agrego la ley, entonces termino siendo injusto—.

Ahora ya no es necesaria la ley, es suficiente con la fe en la persona de Jesús y agrega “la fe


en la sangre de Jesús”.

Podríamos reconocer que la muerte de Jesús es válida, que es muy importante, podríamos
sentir la necesidad de que esa muerte se aplique a nuestra vida para ser transformados, pero
requerimos de algo; sin ponerle condiciones humanas a Él, que es un ser supremo.

La fe significa que yo debo decir: “Creo absolutamente todo lo que Él hizo por mí, y se que es
suficiente para que mi vida sea cambiada y transformada y a partir de ahora, no voy a creer
en ningún otro método, ni mecanismo, ni camino de salvación, la única manera en que puedo
ser salvo es a través de lo que Jesús hizo en la cruz. Por eso tengo fe en lo que Él hizo y
tengo fe en la sangre que derramó”.

La sangre siempre fue muy importante para Dios, porque en la sangre está la vida, por lo
tanto había que derramar sangre, para que recibiéramos vida, pero la única sangre perfecta
podría ser la de Jesús, por eso no podía haber otra persona que no fuera Jesús, fue el único
que pudo dar su sangre, derramar su sangre a nuestro favor. Para poder llegar a ser
justificados, obtener salvación y estar reconciliados con Dios, requiere de nuestra fe.
Porque sin fe no podemos llegar a tener, relación con Dios.

2) La redención

"...pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo
Jesús efectuó".

Dios mostró al hacer que toda persona que cree absoluta y totalmente en la obra de Jesús, es
justificada por Dios, además recibir vida eterna, además recibir redención. ¿Qué es la
redención? La redención, es muy fácil de entender cuando tomamos como ejemplo la
relación entre un esclavo y su amo o dueño, es que el amo o dueño, deja en libertad
voluntariamente a la persona que había comprado como esclavo para siempre.

Redención, significa en su original, una liberación asegurada por el pago de un rescate, dejar
en libertad. En el Nuevo Testamento, la Palabra designa la liberación del mal y de la
condenación del pecado por medio de Cristo, el precio para la compra de esa liberación, fue la
sangre de Jesús. Dios necesita mostrarnos algo más a partir de la muerte de Jesús y es que
Él mismo:

“En el momento en que Jesús moría estaba pagando todo el precio que había que
pagar por nuestra esclavitud espiritual, porque por ese mismo pecado, nosotros
éramos esclavos del pecado y nada ni nadie nos podía sacar de esa condición de
esclavitud”. Dios pagó todo el precio de nuestra libertad, al dar a Jesús, su único Hijo.

Por lo tanto, cuando Él nos hace libres, lo hace por completo, no lo hace a medias, no nos da
la salvación y mientras tanto tenemos que sufrir el pecado todos los días, y esforzarnos por
agradarle. No, la liberación es completa, ya el pecado no nos domina, no somos esclavos de
él, por lo tanto al ser libres, tenemos la capacidad espiritual de tener, no sólo relación con
Dios, sino tener el deseo de agradar a Dios. Ahora ¡queremos amar a Dios con todo nuestro
ser! Cuando antes habíamos dicho, —Dios, tú y yo no tenemos nada que ver—, ahora por la
obra de la cruz, somos libres para decir —¡Dios, tú eres lo más importante para mí! ¡Te amo
con todo mi corazón y quiero hacer tu voluntad!—. Todo esto es lo que implica la muerte de
Jesús y la mayoría no vemos, no meditamos realmente en lo que es la muerte de Jesús.

3) Un compromiso con la voluntad de Dios.

"Para esto mismo murió Cristo, y volvió a vivir, para ser Señor tanto de los que han
muerto como de los que aún viven". Romanos 14:9 (NVI)
Hay un aspecto de la muerte de Jesús que, casi nunca nos han mencionado: Cristo murió
para ser el Señor, pero Él no es un señor tirano como lo era Satanás cuando estábamos en
pecado; ahora, Él espera nuestra sujeción voluntaria, pero cuando estamos aplicando la obra
de Jesús en la cruz, significa que estamos diciendo a Dios: —estoy dispuesto, no sólo a que
me salves, no sólo a que me des vida eterna, no sólo a que me quites los pecados, no sólo a
que me hagas libre de mis pecados y esclavitud”.

El pasar por la obra de la cruz, implica que voluntariamente le digamos a Dios: “Tú eres mi
Señor”. Por eso, el sacrificio de Jesús implicó un gran compromiso de parte de Él con la
voluntad de Dios, por eso tuvo un tiempo de decisión, por eso tuvo un tiempo de oración,
donde le pidió al Padre que si había alguna manera de que las cosas fueran diferentes que lo
hiciera, pero que lo librara, porque para Jesús morir en la cruz, implicó no solamente el
sufrimiento físico, implicó todo su ser impregnado con tu dolor, con tu problema, con tu
circunstancia, con tu pecado, con tu enfermedad para tener que cargarlos sobre Él.

El compromiso de Jesús fue total, pero los seres humanos, aceptamos el regalo de Dios y una
vez que se aplica esto que Dios hace a nuestro favor por la obra de Jesús, le decimos a Dios
—de todas maneras no quiero que seas mi Señor—. Al fin y al cabo, solo recibimos el regalo
pero volvemos a tomar la misma actitud que teníamos antes de conocer a Dios: —yo voy a
vivir para mí y hacer mí voluntad—.

Por eso tenemos que entender que para toda persona que quiera que su vida sea
transformada por Dios, no solamente requiere de esa fe, de la que hablamos que nos lleva a
creer en toda la obra de Jesús, en querer la salvación, la redención, la justificación, sino que
también implica que la persona tiene que estar dispuesta a decirle a Dios o a Jesucristo: —A
partir de ahora, de este día, de este momento, tú eres mi Señor, ya no voy a vivir como viví,
porque si viví así era por mi alejamiento de ti y fue la causa principal de todo mi pecado—.

Pasar por la muerte significa que, nos paramos de este otro lado y además que Dios tiene que
gobernar en las vidas, es sometimiento, es rendirse, es anteponer todo lo que somos para que
Dios haga todo lo que tiene que hacer con nuestras vidas, porque necesitamos que Dios nos
enseñe a caminar de nuevo. ¿Cuál era el camino que siempre tuviste para mí? Y yo lo
desconocí. Por más que tenga el regalo de la salvación, jamás podré vivir en la perfecta
voluntad. Ahora necesito que seas mi Señor. Todas estas cosas y muchas más, implica la
muerte de Jesús en la cruz...

No sé si alguna vez meditamos en cada una de estas cosas, pero en este tiempo en donde
nuestras vidas están siendo desafiadas por esta impresionante historia de la muerte y del
sacrificio de Jesús, nosotros no podemos ser ignorantes del verdadero sentir de Dios, por el
cual dio a su Hijo, no podemos pensar que solamente lo hizo porque quería que su Hijo
sufriera y punto. Tenemos que darnos cuenta que Dios lo hizo, para que nuestra vida sea
transformada, para volver a tener con el ser humano, con el hombre y la mujer, una verdadera
relación como lo había establecido desde el principio con Adán y Eva.

Dios necesita volver a las cosas que originalmente estuvieron como el deseo más profundo de
su corazón, por eso compartiendo esta verdad de la Palabra, quiero transmitirles la
importancia que el sacrificio de Jesús tiene para la vida de toda persona y que a partir de este
momento están reconociendo que ese sacrificio de Jesús no es solamente para verlo como un
mártir, sino que está en juego la propia vida en lo que Jesús hizo, está en juego el futuro, está
en juego el destino, está en juego la felicidad, está en juego la plenitud de tu vida, está en
juego la familia.
Debes saber que lo que a partir de conocer esta verdad bíblica, tienes que tomar la decisión
que será la más importante por restos de tus días, aún si lo comparas con decisiones en tu
pasado, te podrás dar cuenta que la decisión por Cristo es todavía más importante que
cualquier otra que hayas hecho. Y sé que los seres humanos tenemos decisiones muy
importantes que tomar en nuestras vidas, pero la decisión de empezar a vivir una relación
perfecta e íntima con Jesucristo, es la decisión sobre la cual podemos basar el resto de
nuestra vida.

Por eso, hoy no solamente tienes la posibilidad de comprender todo lo que Jesús sufrió, sino
que ahora decidas delante de Dios, por lo que Su Hijo sufrió por nosotros, aplicar todo lo que
Jesús sufrió en la cruz a mi vida y digas, —quiero que me justifiques, que quites de mi el
pecado, que me quites la culpa y el dolor que tengo y quiero pedirte que transforme mi vida a
tal grado que pueda tener la seguridad que ahora tengo una relación íntima contigo, quiero
vivir y despertarme cada mañana con la esperanza de que hay salvación para mí, quiero
saber que cuando llegue el día que me tenga que enfrentar a la muerte o que llegue el tiempo
de la vida eterna, sepa que la voy a tener contigo y no lejos de ti. Yo hoy aplico fe y creo con
todo mi ser lo que Jesús hizo en la cruz y por lo tanto al pedirte que hagas eso te estoy
pidiendo que Jesucristo sea mi Señor y que a partir de hoy, gobierne mi vida—.

Esta decisión es voluntaria, es tu decisión delante de Dios. Nadie te obliga. Si tomas esta
decisión sabrás que Dios te brinda esta relación íntima con Él. Y no te sorprendas si el
Espíritu Santo te está confrontando con debes tomar esta decisión, tienes que saber que si Él
habla es porque necesitas cambiar algo en tu vida.

Hay un tiempo donde el Espíritu Santo está haciendo una obra sobrenatural y no te
sorprendas. Ésta es una decisión fuerte, porque estamos hablando de una verdadera relación
con Dios, de poder entender lo que la muerte de Jesús significa.

Cuando este momento está ocurriendo en nuestras vidas, tiene que producirse un antes y un
después, porque al ser la decisión más importante de nuestra vida, esto va a marcar por un
lado un futuro diferente, de acuerdo al deseo del corazón de Dios para la vida de cada uno;
pero además, esto va a marcar un tiempo especial de sanidad en el corazón, aún por el
pasado vivido, hay muchas cosas en nuestro pasado que nos atormenta y las tenemos en la
cabeza y no dejamos de pensar en ello una y otra vez; Dios nos perdona de todas ellas, las
del pasado y lo que viene por delante.

No importa si parecía que ya conocían esta verdad, sino que tiene que haber sinceridad y
reconocimiento de que hay un profundo deseo en sus corazones de tener una relación con
Dios y ya no vivir lejos de Él, de que sea algo real, no de palabra, rito o costumbre, no se trata
de ir todos los domingos a la Iglesia para sentirme mejor o calmar mi conciencia, sino que a
partir de ahora la relación con Jesucristo sea verdadera. Eso tiene que ocurrir ahora mismo
en sus corazones. La importancia está no en las palabras, sino lo que Dios está viendo en
cada corazón.

Toda la obra de Jesús hecha en la cruz, es mucho más que un hombre dispuesto a morir; hoy
entendemos que implica el bienestar de la vida de todo ser humano. Ser perdonados,
transformados, que vivamos una vida nueva cerca de Dios, teniendo relación íntima y
estrecha con Dios. Hoy la sangre y la muerte de Jesús son efectivas en la vida de todo ser
humano y ya son liberados de esclavitud, transformados, un amor manifestado en todos
aquellos que creen en Jesucristo...

Al comprender lo que la obra de la cruz significa no hace entender que Jesús además de ser
Salvador, es Señor en nuestras vidas y las gobierna. Yo sigo estando convencido de que el
mayor milagro que todos podremos ver en el resto de nuestra vida es el nuevo nacimiento,
esto es lo más glorioso que podemos ver, porque delante de nuestros ojos a está ocurriendo
lo que nadie podría hacer.

Por eso Iglesia, tenemos que aprender a confiar en la obra sobrenatural de Dios y pedirle al
Espíritu Santo que haga esta obra, porque a veces nos desgastamos por años en la vida de
algunas personas, hablando... Pero si las remitimos al Espíritu Santo y le creemos, Él puede
transformar las cosas de un momento a otro. Tenemos que aprender a cree r en el milagro del
nuevo nacimiento.

Quiero desafiar a toda la Iglesia a creer que lo que Dios está haciendo es efectivo y es
permanente. Muchas veces creemos que lo que está ocurriendo se va a desvanecer, pero
tenemos que creer que va a permanecer, porque si hoy estoy diciendo esto es porque la vida
de Cristo permanece en mí, porque la vida de Cristo está en mí, está perfeccionando la obra y
haciéndome cada día más parecido a Jesucristo. Si tenemos esta convicción y oramos de esa
manera, veremos la multiplicación que Dios ha prometido, porque seremos parte de ella y
estaremos trabajando en pro de lo que Dios habló.

Padre, gracias porque no solamente podemos confiar en ti, sino que cuando ponemos
nuestra confianza en ti, respondes de tal manera que delante de nuestros ojos ocurre el
milagro del nuevo nacimiento. Y como Iglesia queremos declarar que cada semilla
sembrada en las personas va a dar fruto al ciento por uno.

En el Nombre de Jesús, como Iglesia nos ponemos en la brecha y somos aquellos que
queremos interceder y tener una fe segura en ti, de que aquellos que nos rodean y que
están pasando por el milagro del nuevo nacimiento son personas que Tú estás
alcanzando por tu poder y que tú agregas al Cuerpo de Cristo para formarse como un
solo hombre, llegando a la plenitud de Cristo para transformar al mundo que lo rodea.

Por esto declaramos que lo que tú estás haciendo es verdadero y que el diablo no va a
robar, en el Nombre de Jesús. Queremos decirte que te creemos, nuestra fe y
confianza están en ti y no en nuestra capacidad, habilidad u obra...

Nuestra confianza está en ti.


LA RESURRECCIÓN QUE NOS DA SALVACIÓN

11 abril de 2004

Cuando yo estaba analizando la Palabra y veía algunas cosas acerca de la resurrección del
Señor y la aplicación que la resurrección tiene para la vida de todo ser humano, volví a
comprobar que el evangelio de Jesucristo, el evangelio del Reino de los cielos, es un
evangelio simple pero es un evangelio poderoso.

Es un evangelio que se ha hecho inefectivo para la vida de los hombres porque nosotros no
hemos tenido todo el entendimiento que este evangelio nos da. Hemos como cortado algunas
partes del evangelio, y aún hemos sido enseñados en pequeñas porciones o partecitas de lo
que el evangelio significa. Porque no importa la herencia religiosa que tengamos o que
traigamos, creo que la mayoría de nosotros, de una u otra manera, hemos conocido la historia
de Jesús, hemos conocido por qué Jesús vino al mundo y alguien alguna vez nos a dicho
esto; o posiblemente nosotros, por nuestros medios, hemos tratado de investigar un poquito
más. Algunos posiblemente de niños han recibido algunas clases específicas ¿Sí? Lo que se
conoce como catecismo, y allí muchos han aprendido ciertas cosas específicas acerca de
Jesús y de lo que Él hizo y de su evangelio.

Pero mi pregunta es, si esto es así, si una gran parte de la humanidad en el mundo entero
conoce acerca de Jesús y del evangelio ¿Por qué este evangelio entonces no ha sido
efectivo? No será, que acaso nos contaron una sola parte y les faltó, a quienes nos
enseñaron, que nos contaran todo lo que Dios tiene para nuestras vidas y todo lo que
significaba que Jesús hubiera venido a la tierra.

Definitivamente el día de hoy, por ser el famoso domingo de resurrección, tiene que implicar
para nuestras vidas un entendimiento mayor de lo que la obra completa de Jesús vino a hacer
a nuestro favor. Porque sino nosotros también podemos correr el riesgo, no importa la
enseñanza que hemos recibido hasta hoy, no importa la inquietud que haya en nuestro
corazón, podremos tener una búsqueda, pero una búsqueda que nunca va a llegar a buen fin,
a buen término, porque nos faltará una parte y no conoceremos todo lo que Dios hizo a
nuestro favor.

Domingos pasados, como por tres domingos, desde aquí mismo se ha hablado
específicamente, y usando y aprovechando este tiempo donde la película "La pasión de
Cristo", está siendo expuesta en muchísimas salas de nuestro país, se ha hablado acerca de
la muerte de Jesús y yo le recomiendo que si usted no estuvo los domingos pasados, usted se
lleve estos casetes porque esto le va a hacer entender el por qué del sufrimiento completo de
Jesús. El por qué, a diferencia por ejemplo de los otros dos ladrones y malhechores que
fueron crucificados a sus costados, ¿por qué Jesús estuvo tan flagelado en su cuerpo y los
otros dos no?

Eso es algo que cuando yo vi la película me saltó a mi vista, porque uno lo lee, lee la historia,
pero cuando uno lo ve se da cuenta de la gran diferencia. Uno ve un Jesús lastimado de pies
a cabeza, pero uno ve a dos malhechores, uno de ellos burlándose de Él, sin embargo sus
cuerpos intactos...¿Por qué era necesario que Jesús fuera lastimado como lo fue?

Él mismo lo anuncio, Él sabía que los profetas de la antigüedad lo habían predicho. Porque
por esas lastimaduras, por esas heridas, por esas llagas dice la Biblia, que nosotros fuimos
curados y sanados. Si Él no hubiera sufrido, nosotros nos quedaríamos con una parte menos
de su obra a nuestro favor. Se da cuenta que necesitamos entender el por qué total y
completo de la obra de Jesús. Por eso le recomiendo llevar los casetes que se compartieron
los domingos anteriores.

Pero hoy que llegamos a la resurrección, necesitamos entender que esto, que es muy simple,
es poderoso para que nuestras vidas. No solamente puedan entender ahora, para que
nuestras vidas puedan llevar a la práctica lo que Dios nos ha regalado o nos quiere regalar,
por eso yo quiero leer algunos versículos y pasajes de la Escritura, empezando por el
evangelio de Marcos el capítulo 8. Marcos el capítulo 8, quiero decirle que yo voy a leer todos
los pasajes hoy en la versión, en la Nueva Versión Internacional de la Biblia.

Seguramente muchos de ustedes tienen la versión conocida como Reina Valera, de todas
maneras usted puede seguir la lectura en la versión que usted tenga; y sino tuviera una Biblia
en sus manos yo le pido que preste muchísima atención a todo lo que vamos a leer. Dice
Marcos el capítulo 8 versículo 31 de esta manera:

“Luego comenzó a enseñarles: El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser
rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la
ley. Es necesario que lo maten y que a los tres días resucite”. Marcos 8:31

Jesús, estaba en este momento enseñándoles a sus discípulos, a los más cercanos. Era un
de las veces donde Jesús les estaba anticipando que Él iba a morir. A partir de un cierto
momento, fue necesario para Jesús trasmitirles esta verdad. Él no le podía ocultar a los suyos
que iba a morir, porque Él debía enseñarles que simplemente, por ser el Hijo de Dios, Él tenía
que cumplir lo que la Escritura en la antigüedad ya venía diciendo acerca de Él mismo.

Por eso Él les dice, ustedes tiene que saber que voy a ser entregado a los ancianos; esto es a
los maestros de la ley, a aquellos que manejaban las cuestiones religiosas de esa época
conocidos como Fariseos o Saduceos, los que supuestamente enseñaban la ley de Dios al
pueblo de Israel. Yo voy a ser entregado en manos de ellos pero después, Jesús dice, es
necesario que ellos me maten y al tercer día yo resucite.

A mí lo que me llama la atención de estas palabras de Jesús son dos palabras, "...es
necesario". Porque si Jesús dice es necesario, está hablando de que no es simplemente un
acto de su buena voluntad. Está hablando de que no es un acto de su gran amor simplemente
por la humanidad, Él está diciendo, si esto no ocurre, nada de lo que está en el corazón del
Padre va a poder ocurrir en ningún ser humano sobre la tierra... es necesario.

Cuando tú y yo tenemos un objetivo a cumplir, cuando nos trazamos una meta, cuando
marcamos un rumbo y decimos yo quiero llegar allá, tenemos que saber y siempre sabemos,
que es necesario transitar un camino para poder llegar al objetivo que nos hemos trazado. Si
yo como padre digo, quiero que mis hijos, todos ellos, sean profesionistas, es necesario que a
partir de esta corta edad mis hijos comiencen a ir a la escuela. Yo no puedo pretender que a
los 18, yo vaya a tocar la puerta del Tec de Monterrey y les diga, mi hijo ya tiene 18 años y
tiene edad para entrar a la universidad... ¿Qué va a ser lo primero que me diga? Señor,
muéstreme todo los créditos anteriores de sus hijos. O sea, muéstreme que su hijo ha pasado
por la primaria, por la secundaria, por la preparatoria y que tiene las calificaciones suficientes
y necesarias como para que le demos ingreso a la universidad. Pero aun así, su hijo va a
tener que dar un examen para poder entrar a la universidad.

Es necesario recorrer un camino previo, para llegar al objetivo. Por eso nos hace tanto daño a
los seres humanos, tener una imagen de un Jesús clavado en una cruz, nos hace mucho
daño. Porque esa imagen no nos muestra el objetivo, esa imagen no nos muestra el por qué
Dios lo envió. Porque esa imagen nos está mostrando que hasta ahí llego la carrera de Jesús,
como de un adolescente que llegó a la "prepa" pero no pudo ingresar a la universidad y ya
nunca más lo va a poder hacer. Aunque tenía un objetivo, no pudo llegar a él.

Tenemos que quitar de nuestra mente religiosa y cristiana la imagen del Jesús muerto.
Porque la muerte era necesaria, pero no solamente la muerte, porque Jesús dice es necesario
que me maten y que resucite al tercer día. Las dos cosas son necesarias. Si yo solo muero y
no les anuncio a ustedes que tres días después voy a resucitar, ustedes me siguieron todos
estos años en vano. Ustedes creyeron en mí en vano, tuvieron con ustedes al verdadero Hijo
de Dios para nada. Pero si yo resucito, entonces ésa será la seguridad de que a partir de ese
momento empieza una verdadera aventura en la vida de todos ustedes, muchachos.

No hay ser humano sobre la tierra que no tenga fe, todas las personas tiene fe. De una u otra
manera todos tenemos fe, para una u otra cosa necesitamos aplicar fe. El día que nos
casamos, tuvimos fe que esa esposa o ese esposo iba a ser para toda la vida ¿Sí o no? Por
eso nos casamos. Si tú estás siendo empleado en una empresa, es porque tú tienes fe que
allí vas a crecer, vas a poder desplegar todo lo que tú sabes, todo lo que conoces y ahí vas a
poder manifestar todo lo que has aprendido en tu vida y toda tu capacidad y experiencia.

Para todas las cosas de la vida necesitamos fe, pero ¿Por qué de la supuesta cristiandad no
se desarrolla como es debido? Es porque estamos poniendo la fe en un Jesús incompleto,
permítame el término. Nosotros creemos en el Jesús que muere y lo seguimos viendo
martirizado por nosotros, lo seguimos viendo flagelado y lastimado y nos duele, claro que nos
duele. Verlo como ahora lo podemos ver en una película, hace que ninguna parte de nuestro
ser deje de temblar ante tal atrocidad que vivió Jesús. Pero, yo no me puedo quedar
solamente en el sacrificio, por que es necesario y fue necesario que Jesús muriera. Pero tan
necesario fue que Él muriera, como que Él resucitara.

Sin resurrección, sería una tontería creer en la muerte de Jesús. Mis palabras pueden sonar
fuertes, pero lo digo de esta manera para que empecemos a entender que no alcanza con
quedarnos con una parte de Jesús, con una parte de su obra y de su vida, con una parte de
su sacrificio. Necesitamos creer de principio a fin lo que Él tuvo que hacer a nuestro favor. El
mismo Jesús le dijo a los suyos, es necesario que esta gente a mí me mate pero también, que
esta gente vea que yo al tercer día voy a resucitar.

Vamos al libro de Romanos, el capítulo 1, por favor... vamos a leer la carta del apóstol Pablo a
los romanos, y vamos a leer el capítulo 1 también desde el versículo 1 para tener un poquito
de contexto y poder entender de que está hablando Pablo, aquí. Dice desde el versículo 1:

“Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para anunciar el
evangelio de Dios, que por medio de sus profetas ya había prometido en las sagradas
Escrituras. Este evangelio habla de su Hijo, que según la naturaleza humana era
descendiente de David, pero que según el Espíritu de santidad fue designado con poder
Hijo de Dios por la resurrección. Él es Jesucristo nuestro Señor”. Romanos 1:1-4

Cuando yo leí esto, me llamo muchísimo la atención. Dije ¿Por qué Pablo escribió esto?
¿Cómo Pablo se atrevió a decir que Jesús llegó a ser Hijo de Dios por la resurrección? ¿Por
qué? No le parece raro a usted, dígame la verdad. ¿Usted no supo siempre que Jesús es el
Hijo de Dios? Le pregunto, Jesús, para usted, ¿era Hijo de Dios antes de hacerse hombre o
solo fue hijo de Dios después de hacerse hombre?

Antes. Es más, el mismo Jesús dijo en Juan 3:16 lo que todos conocemos “Porque de tal
manera amo Dios al mundo que le a dado ¿A quién? a su hijo, a su único hijo ¿Por qué Pablo
dice que a llegado a ser hijo de Dios? Por la resurrección. Le voy a explicar por qué.

Porque el hijo de Dios que vino al mundo, antes de venir era hijo de Dios como un ser parte
de la Trinidad. Un ser santo, que no conocía la vida de pecado, ni la había visto de cerca. Era
el mismo Dios, pero cuando ese Jesús viene a la tierra ahora tiene una nueva calidad, es Dios
pero también es hombre. Ahora Él, para llegar a ser Hijo de Dios como hombre, necesitó
pasar por la muerte, pero luego resucitar. Y a partir de la resurrección, Jesús hombre, es
transformado en Hijo de Dios. Si Él como hombre, necesitó pasar por la resurrección para ser
hijo de Dios, le hago una pregunta ¿Qué tendremos que experimentar nosotros para llegar a
ser hijos de Dios? ¿Solamente creer en la muerte de Jesús? No. Si creemos en la muerte
estaremos creyendo, que Dios tiene el poder de perdonarnos nuestros pecados, de
santificarnos, de redimirnos, de limpiarnos.

Pero si no pasamos por la resurrección de Jesús, entonces no podremos llegar a ser


verdaderos hijos de Dios. Porque allí mismo Pablo dice, que el Espíritu Santo designó, que
por su poder, fuera hecho hijo de Dios. Porque el Espíritu Santo, por su poder es el que
levantó a Jesús de la muerte. Cuando Jesús resucitó, entonces el poder de Dios se manifestó
en la vida de Jesús; como también ese poder se puede manifestar en nuestra vida, pero sólo
si creemos con todo nuestro ser que no solamente Jesús murió sino que resucitó. Porque el
poder de Dios a nuestro favor se manifiesta a partir de la resurrección de Jesús, no solamente
en su muerte.

Su muerte es el sacrificio por la humanidad, su resurrección es el poder de Dios manifestado


a favor de la humanidad. Sin resurrección no hay poder. Por la muerte Dios te puede
prometer, yo te voy a hacer una nueva persona, te voy a quitar todo tu pecado, no me voy a
acordar más de él, te voy a santificar, te voy a redimir, te voy a comprar como si hubieras
estado esclavo toda tu vida del pecado. Pero si Jesús no hubiera resucitado, nunca Dios
podría hacerte efectiva su promesa. Por eso Pablo dice, que por el poder del Espíritu Santo,
Jesús, cuando resucitó fue hecho Hijo de Dios.

Te das cuenta que el evangelio que hemos oído no nos ha resultado ¿Sabes por qué?
Porque tenemos un evangelio por la mitad, no nos contaron toda la historia, se guardaron una
parte. Porque a través del Cristo muerto, quisieron ligarte a una estatuilla, a un ídolo, no al
verdadero Jesús. A través de ese Jesús clavado en una cruz, nadie tuvo la intención de que
tuvieras un verdadero encuentro con aquél que dio su vida por ti. Solo quisieron apresarte
más de lo que ya estabas, por eso ese evangelio no nos sirve a los seres humanos.

Por eso acá, no es una cuestión tampoco de estar luchando con cambios de religión. Muchas
veces la gente se pregunta, pero si creo en esto, si creo en lo que los cristianos evangélicos,
supuestamente, que aún esa palabra sería innecesaria. Somos cristianos, seguimos a Cristo,
pero está bien... Digamos, mucha gente dice, ¿si yo le creo a mi amigo, a mi compañero
cristiano evangélico voy a cambiar de religión? No, vas a encontrarte con Jesucristo de una
vez y para siempre. No es un cambio de religión, tú tienes que preguntarte hasta cuanto te
sirvió la religión o lo que creíste hasta este día de hoy.
Y ahora sí, no me importa cómo te llames y el título que tengas, aun no me importa que
también te digas evangélico; porque siendo evangélicos hay muchos que no creen en este
Cristo y siguen en sus problemas y siguen en sus dificultades y quieren creer pero nada les
resulta porque no se encontraron con el verdadero Cristo. ¿De qué nos sirvió el titulo? ¿Sabes
para qué nos sirvió? Para hacer de nosotros personas religiosas, pero alejadas de Dios.

Hay muchas cosas que los seres humanos hicieron con el paso del tiempo, que en vez de
hacernos libres nos ataron más. Piénsalo por un momento, piénsalo por un instante ¿Cuántas
cosas tú creíste que las ibas a creer ibas a ser libre? Sin embargo, te ataron más. Como no
creíste en una obra completa de Jesús, si fuiste católico o lo eres tienes que ir a confesarte
¿Por qué? Porque sino tu conciencia está sucia y tú no puedes dormir.

Cuando la Biblia nos enseña que hay un solo mediador entre Dios y los hombres y que
cuando creemos en la obra completa de Cristo nuestros pecados son quitados, borrados por
completo de nuestra vida, tú pensaste que eso te iba a hacer libre, sin embargo eso te ato
más, porque al primer error, a la primera metida de pata tu conciencia ya no aguanta, te
sientes la peor de las personas y estás esperando que llegue el día domingo para ir a
arrodillarte frente ¿A quién? ¿A Jesús? No, frente a un muñeco que esta clavado en una cruz,
pero no es el verdadero Jesús. Aún a los evangélicos, nos ataron creyendo que si en semana
santa no teníamos campaña de semana santa, no éramos buenos cristianos. Las siete
palabras... ¿No?

Y si no teníamos campaña de semana santa, seguramente, íbamos a entrar por la puerta de


costado del cielo no la principal. Esas cosas nos han atado, porque nunca nos mostraron el
verdadero Jesús. Porque aún a los evangélicos nos han enseñado que nos debemos esforzar
por ser santos. Que esto no lo hagas, aquello no lo toques, lo otro no lo mires... Cuando el
poder de la resurrección nos hace personas nuevas, eso es lo grande del evangelio, que no
está en nuestras fuerzas...

Si fuera en nuestras fuerzas, no tiene sentido estar acá ¿Para qué alabamos a Dios si somos
viejas personas, intentando hacernos nuevas? Poniendo un maquillaje un tanto espeso, para
que no se nos vean las arrugas de nuestra maldad, de nuestra frustración, de nuestra
necedad. Y así hacemos todos los religiosos nos ponemos un barniz muy grande de
religiosidad, nos vestimos con ropas especiales para fechas especiales, cuando nuestra vida
de todos los días está mal ¿De qué nos sirve?

Dios no quiere religiosos. Tuvo muchos y no supieron guiar a su pueblo, tuvo muchos que
fueron los principales causantes de que Jesús muriera. Fueron los religiosos, sino conociste la
historia pero viste la película lo pudiste ver, eran los religiosos los que le pidieron al pueblo
que vinieran a gritar que Jesús merecía ser crucificado. Fueron los religiosos, no fueron los
romanos, no fue el imperio gobernante. La religiosidad siempre te va a matar y me va a matar,
indefectiblemente, pero tenemos que creer que Cristo ha resucitado para darnos libertad,
verdadera libertad. Que si es sábado de semana santa y yo estoy paseando con mi familia,
soy libre y Dios me ve con agrado, aunque no esté en una campaña de semana santa. Porque
yo puedo vivir la vida de Cristo todos los días en todo lugar y a todo momento. Vamos a leer
primera Corintios, el capítulo 15. Primera Corintios el capítulo 15, vamos a leer desde el
versículo 12, dice:

“Ahora bien, si se predica que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, ¿cómo
dicen algunos de ustedes que no hay resurrección? Si no hay resurrección, entonces ni
siquiera Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve
para nada, como tampoco la fe de ustedes. Aún más, resultaríamos falsos testigos de
Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido, si en
verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo
ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están
en sus pecados. En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo. Si la
esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más
desdichados de todos los mortales. Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre
los muertos, como primicias de los que murieron”.1° Corintios 15:12 -20

¿De qué está hablando la escritura? ¿Qué está enseñando Pablo? La importancia de la
resurrección. Simplemente lo tenía que hacer; porque evidentemente había por allí, entre los
corintios, algunos que creían que no existía la resurrección. Que ningún ser humano iba
nunca a resucitar. Entonces Pablo, aunque ya eran cristiano, ¿está bien? ya eran cristianos,
necesita decirles, a ver, si ustedes dicen que no hay resurrección; quiere decir entonces que
Cristo tampoco resucitó. Si Cristo no resucitó ¿Para qué creen? La fe de ustedes no sirve
para nada, y nuestra predicación tampoco sirve para nada.

Eso significa que si tú, no puedes creer con todo tu corazón, que la resurrección de Jesús es
tan importante como su muerte y solo crees en su muerte porque ves el sacrificio; esa
creencia y esa fe que estas teniendo, no te sirve para nada, ni te va a salvar. Porque
solamente se puede hacer efectivo lo que Jesús nos quiere dar, o nos ha dado, cuando
creemos y sabemos que Él ha resucitado. Sino, nuestra fe estaría puesta en un punto
equivocado.

Por eso leímos al principio de la reunión, lo que Jesús le dijo a Marta la hermana de Lázaro, y
Lázaro estaba muerto y faltaban unos minutos para que lo resucitara. Le tuvo que decir,
Marta, tu hermano va a resucitar pero no en el día final, yo lo voy a levantar ahora porque yo
soy la resurrección y la vida.

Cristo en esencia, es resurrección, ¿Sabes qué significa? Que todos los seres humanos
vamos a resucitar si pasamos por la muerte, todos. Pero hay una gran diferencia, aquellos
que no creyeron en Cristo van a resucitar para saber que su futuro eterno va a ser el infierno,
ésa es la gran desesperación. Porque a los que murieron ya no tienen posibilidad de regresar
a una opción, no tiene la posibilidad de elegir, ya fue su tiempo para elegir.

Porque esta vida sobre esta tierra, cuando estás vivito y coleando, es cuando Dios te da la
posibilidad de elegir. Sino eliges ahora, en la tumba ya no hay más posibilidades, pero vas a
resucitar y luego de la resurrección habrá un destino para tu vida y para la mía.

Por eso también Jesús le dijo a Marta, aún los que crean en mí no van a morir jamás; y no
estaba hablando de que ninguno de los que creyera no iban a pasar por la muerte física.
Porque tú muéstrame alguno, de la época de Jesús, que todavía este vivo. Si me muestra
alguno, voy corriendo a verlo para que me cuente lo que se sintió vivir con Jesús. No hay
nadie, todos murieron, pero ninguno está muerto, porque su espíritu está vivo por haber
creído en la obra completa de Cristo.

Por eso, uno de los principales miedos que se va de la vida del ser humano, es el miedo a la
muerte cuando creemos en Cristo. Tú pregúntale a quien quieras o pregúntate a ti mismo y sé
sincero, por favor, si piensas en la muerte, ¿qué sientes? Temor, miedo, incertidumbre, no
saber que va a pasar... Por eso muchos creen en reencarnación y tantas tonterías como esa,
porque prefieren seguir viviendo a través de una tortuga, pero seguir viviendo.

Porque les asusta lo que viene después de la muerte, sí claro. Prefieren ser cualquier bicho
raro que camine por ahí, con tal de no pasar por la muerte. Pero lo peor, ¿sabes qué es? que
cuando toda persona está frente a la muerte, tiene miedo. Aunque haya creído en la
reencarnación, en lo que quieras, tiene miedo porque hay algo adentro que le está diciendo
que la vida no es solamente eso; que hay algo más y que, efectivamente, fuimos creados para
ser eternos. Que este cuerpo y este estuche sí se muere, pero que adentro la vida sigue, eso
es el miedo, no saber que va a pasar después.

Por eso aunque tú sigas arrodillándote frente a ese Jesús de la cruz y le pidas lo que quieras,
seguirás teniendo miedo a la muerte y a muchas cosas más. Porque todavía tu vida no está
resuelta, no sabes que pasa después. Pero tenemos que entender que la obra de Jesús ha
sido completa ¿Para qué? Para que ya nosotros no tengamos incertidumbre, no halla
inseguridad en nuestra vida y en nuestro corazón. Porque si creemos en la obra completa de
Jesús, no solo creeremos que hay salvación para nuestra vida en la tierra, sino que también
sabremos que aunque yo me muera hoy, cuando salgo de este teatro, yo ya sé cuál es mi
destino, eterno.

A mí nada me asusta, porque si además me muero yo sé que será la perfecta voluntad de


Dios que haya dicho que todo lo que yo tenía que hacer lo hice hasta el día de hoy. Porque ni
siquiera me voy a morir, hasta que Dios diga cumpliste todo lo que tenia para tu vida. Si es
hoy, lo único que quiero es darle gloria a Dios y haber sido fiel en todo lo que Él me pidió.
Pero no me da miedo la muerte, porque yo sé que el poder de la resurrección me ha dado
vida eterna y dentro mío está la misma vida de Cristo. Si Él resucito, yo voy a resucitar y si Él
está sentado a la diestra de Dios, yo voy a estar allí mismo, mirando a Jesucristo y mirando al
Padre, cara a cara y nadie me va a quitar ese privilegio.

Pero si no podemos creer en la obra completa de Jesús, entonces seguiremos viviendo una
vida aferrados a cosas materiales. Porque siempre queremos, palpar, tocar y sentir y nos
sentimos más seguros con la estampita en el bolsillo, que con una fe sincera en el corazón ¿O
no?

Por eso la mayoría de la gente tiene sus idolitos por acá y por allá, sus santos por todos lados,
porque no hay una seguridad aquí adentro. Pero Cristo no murió y no resucitó para llenarte tu
casa y tus bolsillos de santos; murió y resucitó para llenar tu vida de su vida, es muy diferente.
La vida más santa que tú puedes tener, no es la de una estampita, es la de Cristo mismo
viviendo en ti; porque viene a vivir a través del Espíritu Santo y más santo que el Espíritu
Santo no hay.

¿Te das cuenta que la religión solo te ata y te dice una mentira? Jesucristo ha resucitado y si
Él no hubiera resucitado sería en vano que tuviéramos fe. Es una tontería que yo te esté
predicando hoy, si Cristo no resucitó; porque entonces yo soy el primero que me engaño a mí
mismo y te estoy engañando a ti, con mi predicación. Pero como yo sé y la Biblia lo dice, que
hay un Cristo que ha resucitado y que nos ha dado de su poder, es que hoy quiero darte esta
buena noticia, es que hoy necesito transmitirte, que tu vida a partir de hoy puede ser diferente.

No me importa quién eres tú, tienes que saber hoy si cuando te encontraste con Cristo te
encontraste en serio con Cristo; con este Cristo. Con el que murió y resucitó, no el de una
historia, no el Cristo de una imagen en tu mente; el Cristo real y verdadero que dio su vida
pero que esperó tres días, tres días que fueron muy importantes, porque necesitaba salvar a
todos los que habían muerto antes que Él y aplicar la obra de la cruz a todos los que estaban
ya muertos.

Por eso la Biblia dice, que Él descendió a las partes mas bajas de la tierra, porque aun los
santos del pasado estaban esperando su muerte. Abraham, Noé, José, todos los que quieras,
David; todos, Elías, Eliseo, todos, todos estaban esperando que Jesús hiciera esa obra por
ellos. Porque sino, ni siquiera ellos hubieran tenido salvación. Te das cuenta lo grandioso de
Dios, es sobrenatural. Pero aun ellos, ya muertos, tenían que esperar que Jesús muriera.
Nosotros hoy todavía tenemos la posibilidad, porque estamos vivos. Hoy es el día para elegir
que vida queremos vivir.

El último versículo que yo voy a leer, está en primera Pedro. En la primera carta del apóstol
Pedro capítulo 1 y versículo 3, dice:

¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos
ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos
una esperanza viva y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e
inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes. 1 Pedro 1:3-4

Pedro dice, bendito sea Dios porque por su misericordia nos hizo nacer de nuevo. Pero, ¿A
través de qué? Léelo en tu Biblia, a través de la resurrección. Te das cuenta que si no hay
resurrección nosotros no podemos tener una nueva vida, es imposible. Porque Cristo resucitó,
ahora Él quita de nosotros la vieja vida y la vieja naturaleza que nos hacia esclavos y nos
mantenía en esclavitud, para darnos ahora su vida.

No su vida, la vida de un muerto. Su vida, la vida de un resucitado, de uno lleno de poder, de


uno además que ahora esta ascendido y tiene todo poder. Por eso Pablo afirma que estamos
sentados en lugares celestiales con Cristo Jesús, porque compartimos esa vida, gloriosa vida.

Aunque nos llamemos cristianos ¿Estamos viviendo a la altura de la vida que recibimos? No
importa si nos llamamos cristianos, tenemos que replantear que clase de vida vivimos. Si
estamos viviendo a la altura del Cristo resucitado o estamos viviendo a la altura de un
humano, que quiere agradar a Dios y que quiere parecerse a Cristo y que está haciendo todo
lo posible y se esfuerza día tras día y se aprende los versículos de memoria y trata de orar
cada vez mejor a ver si las cosas le salen bien, eso, nacer de nuevo...

Por eso, lo mejor que a ti te puede pasar en toda tu vida es que vuelvas a nacer. Necesitas
volver a nacer, si no hay un nuevo nacimiento, tu vida va a seguir siendo igual; por más
intento y esfuerzo que hagas, va a ser siempre igual, porque va a ser en tu entendimiento y en
tu criterio de cómo es agradar a Dios. Aún lo digo por nosotros, los evangélicos, porque
creemos que servir mucho a Dios, eso es sinónimo de agradar a Dios. Estamos confundidos,
porque aun muchas veces nuestro servicio es en nuestras fuerzas, cambiamos las cosas de
lugar. No es así, es por la vida de Cristo que hay en mí que todo se hizo nuevo en mi vida.

Por eso unos domingos atrás, cuando yo compartí acerca de lo que implicaba la muerte de
Jesús; vimos que una de las cosas era que no toda nuestra vieja naturaleza estaba siendo
crucificada al mismo tiempo que Jesús era crucificado y estaba muriendo. Por eso, esa vida
que has vivido hasta ahora, intentando ser buena persona o agradar a Dios, esa vida para
Dios ya no existe, ya está muerta.

Por eso, no se trata de que tú intentes hacer esto o aquello, se trata de que creas en la obra
completa de Cristo y llegue el día donde le digas, me rindo a ti. ¿Sabe qué significa rendirse?
Permitir que alguien con mayor autoridad que tú empiece a gobernarte. Cuando dos ejércitos
pelean y uno se rinde, ese ejército cayó ante la autoridad y la superioridad del otro ejército. Tú
tienes que entender que nunca en nuestras fuerzas tendremos mayor autoridad, ni más
superioridad que la vida del Cristo resucitado es imposible. En cambio, si yo me rindo, ahora
es la vida de Cristo la que viene a vivir en mí.

Y ya no me esfuerzo, ahora es Cristo viviendo en mí y a través de mí. Él siempre va a querer


agradar a Dios, Él siempre pondrá en tu corazón y en mi corazón el deseo de amar a Dios con
todas las fuerzas, Él siempre te va a librar de cometer el error unos dos centímetros antes de
caer. Porque Él no quiere equivocarse, ni pecar contra Dios, porque nunca ha pecado contra
Dios. Tenemos que entender que la resurrección de Cristo marca el poder de Dios a nuestro
favor. Sin resurrección no hay poder y si no hay poder solo viviremos vidas religiosas, pero
inefectivas.

Por eso, yo quiero en esta tarde, hacer una invitación a las personas que estén aquí. Y vuelvo
a repetir, a medida que he crecido en mi vida, cada vez me ha importado menos los años de
experiencia, la vida muy cristiana que alguien pudo haber vivido, aún en la religiosidad que yo
viví, sabes que cuando la entregué mi vida a Jesucristo, a los once años, me dio vergüenza
levantar mi mano cuando el predicador dijo, quien quiere entregarle su vida a Cristo. Porque
aún con mis once años yo dije, si ahora que tengo once levanto mi mano, que van a pensar
de mí, qué hice hasta los once años de mi vida, imagínate.

A medida que he crecido, he tratado de deshacer en mi propia mente ese criterio tan humano
y perverso. A mí no me importa quien sea, es más, no me importa si estás aquí hace años, si
te bautizaste en medio de nosotros, si eres miembro; porque si no eres salvo, de nada sirve
todo lo anterior que hiciste. Sino naciste de nuevo, ni siquiera eso te puede servir. Ser
miembro y estar en una hoja no te asegura el cielo, servir en un ministerio no te asegura el
poder de Dios en tu vida.

Por eso yo quiero hablarles a todos y a cualquiera, que en esta tarde se dé cuenta que
necesita encontrarse con el verdadero Cristo. No sólo el que murió, sino el que también
resucitó, para poder recibir el poder de la resurrección, para que la nueva vida de Cristo venga
a vivir dentro tuyo, para que ahora no sea otro nuevo intento por agradar a Dios. No se trata
de eso, sino que eso que tú puedes despojarte de todo y sacarte de encima todo ese peso de
religiosidad, de criterio, de un montón de cosas que hasta ahora solo te ataron en vez de
hacerte libre, que tú digas, hoy me quito todo esto que no me ha servido para nada y
reconozco mi verdadera necesidad de Cristo, no de una religión, no de una iglesia, no de
mantener mi conciencia tranquila... Necesito a Cristo, Él es todo lo que quiero, por eso le doy
a Él mi vida, para que lo que hizo en la cruz se haga efectivo en mí... O sea, si Él allí estaba
crucificando mi vieja naturaleza, que hoy eso se haga efectivo.
Pero además, si Él resucitó, que la vida resucitada venga a vivir dentro de mí; para ahora si yo
poder llenarme la boca, en el buen sentido, diciendo soy una nueva persona. Ya no es mi
esfuerzo por agradar a Dios, ahora es Cristo viviendo en mí que me está enseñando como
vivir una vida que honra y ama a Dios. Por eso la invitación es para toda persona que
reconozca, que posiblemente vivió en religiosidad o en intentos, en esfuerzos pero que no ha
tenido un verdadero encuentro con Cristo. Y la invitación, efectivamente es, a rendirte a
Cristo, a entregarle tu vida, a pedirle que por su autoridad y por su vida de poder Él te
gobierne.

Esto no es solamente, que tú te asegures que te vas a ir al cielo cuando te mueras, por favor,
no quisiera que mal interpretaras lo que estoy diciendo. Es para que aprendas que tu vida
natural nunca te va a permitir agradar a Dios. Para que le des esa vida a Jesucristo y Él
mismo con su vida venga a vivir en ti. Eso es lo que te estoy proponiendo, eso es lo que la
Biblia te propone, eso es por lo cual Jesús hizo toda esa obra.

Para que los seres humanos vivamos una vida diferente, no una vida religiosa, no
aprendiéndonos la Biblia o siendo muy piadosos; diferentes por dentro... Que ya no nos
domine el deseo de hacer el mal y que luego tengamos la conciencia sucia y no podamos ni
dormir. Sino que vivamos con la libertad que hay algo nuevo dentro de nosotros, eso es ser
salvos. Por eso a todos, a todos y a cualquiera que reconozca que necesita encontrarse con
Cristo, de verdad, porque nunca se encontró verdaderamente con Cristo ni nunca le entregó
su vida...

Yo, ahora, quiero pedirle a esa persona y a esas personas para poder distinguirlas; y porque
además quiero ayudarles a hacer una oración de entrega a Jesucristo que por favor, en el
lugar donde estén, se pongan de pie. Si van a entregarle la vida a Jesucristo, por primera vez,
para ser salvo y para ser verdaderamente hijo o hija de Dios. En el lugar donde estén, yo les
voy a pedir que se pongan de pie. Si hay alguna persona que no lo haya hecho antes y que
necesita hacerlo en esta tarde, yo quiero pedirle que se ponga de pie para entregarle su vida
a Jesucristo, en serio, de verdad.

Yo quisiera pensar, quiero pensar que todos los que estamos en este lugar, realmente hemos
tenido un verdadero encuentro con Jesucristo. Es lo que yo quiero pensar, sino fuera así, pero
tú por algún motivo no te atreves a ponerte de pie, yo quiero pedirte un favor muy grande, que
ahora en algunos minutos que terminemos, tú no te vayas de aquí sin acercarte alguno de
nosotros. Puedes venir conmigo, con mi esposa, con cualquiera de los pastores, de los
apóstoles, cualquier hermano que veas por allí.

No te vayas de aquí, porque cada día que pasa entendemos más el verdadero significado de
la salvación de Dios y queremos tener la convicción delante del Señor de que todos realmente
han nacido de nuevo. Que todos son nuevas personas en Cristo, no por una vida muy
religiosa, no por intentar, no por ser muy piadosos no, no, no. No hablo de eso, una verdadera
vida, que agrada, honra y ama a Dios por sobre todas las cosas. Que cuando tú te despiertas
piensas en el Señor, que cuando tú vives tu día están pensando en el Señor, que cuando te
vas a la cama, tu mayor amor es el Señor. Una verdadera vida cristiana, eso es.

Por eso yo quiero pedirle a cualquiera que no se vaya hoy de aquí, si tiene alguna duda, si
tienes algo que preguntar, es preferible que lo preguntes, pero no te vayas con la duda.
Porque posiblemente el Espíritu Santo te está haciendo pensar o reflexionar en algunas cosas
que nunca antes hiciste o nunca antes pensaste. Y es necesario que nuestra vida tenga un
verdadero sentido, porque se ha encontrado con Cristo en serio, y no porque más o menos
hemos aprendido a ser cristianos.

Pero aun así, yo quiero solamente para terminar dejarles un pensamiento, una reflexión a
todos los que sí sabemos que somos hijos de Dios. Yo quisiera pedirte que en el transcurso
de esta semana, tú puedas buscar en la Escritura pasajes que hablen de la resurrección de
Cristo. Si quieres puedes leer en los evangelios la misma resurrección de Jesús. Pero luego
vete a las diferentes cartas de Pablo o aun de Pedro y fíjate, si tienes una concordancia te va
a ayudar mucho, pero fíjate todos los pasajes que hablan de la resurrección. Y empieza a
pedirle al Espíritu Santo, que te revele que clase de vida cristiana estas viviendo.

Si tu vida cristiana está viviendo de acuerdo a la resurrección de Cristo y al poder de esa


resurrección; o si tu vida cristiana está viviendo, poniendo parches por un lado y por otro ¿No?
diciendo bueno, esta área de mi vida no está muy bien, pero la tapo un poquito con esto y
más o menos se ve normal. Y esto otro, todavía no está muy resuelto, pero también le pongo
otro parchecito por acá para que no se note...

Si somos verdaderamente hijos de Dios debemos vivir por esta vida resucitada de Cristo que
está en nosotros. Porque sino, estaremos viviendo una vida que sí nos va a llevar al cielo,
pero una vida que no va a ser efectiva sobre la tierra. Vas a vivir frustración tras frustración
¿Sabes por qué? Porque no es tu manera de ver la vida cristiana, no es mi forma de
interpretar como seguir a Dios. Es darme cuenta todo lo que implica la resurrección de Cristo
y que esa vida resucitada de Cristo vino a vivir en mí, cuando nací de nuevo. Por esa vida
resucitada, todas las cosas siempre tienen que ser hechas nuevas.

Por eso yo quería tomarme estos minutos con todos los que si somos hijos de Dios, todos los
que pertenecemos a la iglesia, todos los que somos el cuerpo de Cristo para que podamos ver
en la Palabra lo que implica la resurrección de Jesús y para ver si estamos viviendo a la altura
de esa vida. Porque si estamos viviendo a la altura de esa vida, entonces podremos estar
seguros de que nosotros vamos a cumplir el propósito de Dios para nuestra vida en la tierra.
Pero si nosotros estamos intentando vivir la vida cristiana a nuestra manera, entonces van a
pasar los años pero nunca vas a ser completamente feliz. Podrás irte al cielo pero feliz, al cien
por ciento, nunca porque sabrás que le has estado faltando a la vida que tienes adentro.

Yo me alegro por ver lo que el Espíritu Santo esta haciendo en todas nuestras vidas, en este
tiempo. Porque es necesario aun es nuestra vida cristiana, que es necesario sentarse y volver
a hacer cuentas, sentarse y volver a meditar un poquito como estamos andando... Si tú
sientes que hay alguna insatisfacción por dentro, pregúntale al Espíritu Santo de Dios, que Él
siempre te va a decir la verdad. Seguramente si hay alguna insatisfacción, si hay algo adentro
que no te deja del todo bien, no te sientes completo pregúntale al Espíritu de Dios, Él te va a
dar la respuesta. Hay algo que Dios te a querido mostrar hasta ahora y seguramente no lo has
entendido, hay algo que el Espíritu Santo esta martillando en tu corazón y por una o mil
razones, no has tenido oídos para oír.

Cuando las cosas están marchando de acuerdo a la perfecta voluntad de Dios, el Espíritu
Santo nos da el testimonio de que vamos caminando correctamente. Cuando hay algo que no
está bien, tú ya sabes que es el mismo Espíritu Santo, el que te inquieta por dentro y no te
deja tranquilo hasta que puedas reconocer que es lo que no está bien dentro tuyo.

Por eso, la resurrección de Cristo nos tiene que hacer pensar en una vida sobrenatural, porque no
la puedo definir de otra manera. No es que quiero aparentar muy, muy espiritual al hablar así. Es
que la vida de Cristo es sobrenatural, porque es la vida del Cristo que esta resucitado y reinando.
Esa vida es la que está dentro tuyo y la que está dentro mío, es sobrenatural, para que tú y yo
seamos sobrenaturales en las cosas más naturales de la vida.

Para que mañana, que vas a ir a tu trabajo, vas a ser las cosas de todos los días, vas a estar
cocinando, lavando y planchando puedas ver la manifestación sobrenatural de la vida que tienes
adentro y no vuelva a ser un día mas de frustración, de tristeza, de dolor; un día en donde te
preguntes, ¿y de qué sirve la vida de Cristo para vivir así como la estoy viviendo?

En el nombre de Jesús, yo quiero pedirte que en esta semana, busques en la Palabra y


medites en cada una de las escrituras que hablen acerca de la resurrección de Cristo y
puedas ver si esa resurrección está teniendo poder dentro tuyo; está siendo efectiva dentro
tuyo. Y la vida de Cristo es la que está operando en tu interior. Quisiera que termináramos
este tiempo adorando a Dios, y declarando lo que Él es realmente para nuestra vida.

Señor, realmente los que estamos aquí queremos postrarnos de todo corazón ante ti,
ante tu majestad, ante tu señorío, ante tu resurrección, victoria, potestad, dominio y
autoridad.

Y reconocer que hemos recibido una vida que es para ser vivida aquí, pero es
sobrenatural. Una vida que nos permite agradarte de mañana, de tarde y de noche. Que
nuestra mente, nuestro corazón, todo nuestro ser viva para ti; y que donde estemos
mostremos ese poder que habita en nosotros por tu resurrección.

Enséñanos, en esta misma semana, a vivir como hijos que participan de la vida
sobrenatural que Tú nos has regalado. Quedamos delante de ti Señor, dispuestos a que
en esta misma semana, el Espíritu Santo nos revele la Palabra y que veamos el poder
de la resurrección; pero no sólo en la letra, sino siendo eficientes en nuestros propio
espíritus, por la acción del Espíritu Santo.

Gracias por este tiempo, te honramos Rey, en el nombre de Jesús, amén, amén, amén y
amén. Que todos tengamos una semana de acuerdo al Cristo resucitado que llevamos
dentro, amén. La gracia y la paz de nuestro Señor esté sobre nosotros.
MANTENIENDO LA VICTORIA

15 mayo de 2004

A veces nosotros pensamos que la victoria que tenemos en Cristo es una victoria que
nosotros debemos ganar por nosotros mismos. A veces no entendemos y no logramos
entender que la victoria ya fue ganada y que lo que nosotros debemos hacer es aplicar esa
victoria a nuestras vidas y aplicar esa victoria a todos los ámbitos en los que nos
desenvolvemos. Una de las cosas que cambia en la manera de pensar en una Iglesia
apostólica, es que ya no pensamos individualmente, como entes aislados. En una Iglesia
apostólica ya pensamos siempre corporalmente.

Para que me entiendan gráficamente, es como un padre de familia, que cuando piensa en el
dinero que dispone, por su salario o por lo que sea, no está pensando si puede comprarse un
pantalón nuevo, un padre de familia lo primero que hace es decir: ¿Qué necesita mi familia
para vivir este mes? Tenemos que comer, pagar la renta, etc. y por lo general, luego de esto
piensa en lo que necesitan la esposa y los hijos; y si queda algo se compra él.

Una iglesia apostólica, piensa de esta manera, “corporativamente” , porque en una Iglesia
pastoral estamos acostumbrados a pensar en la necesidad propia antes que en la necesidad
de cualquiera. Por eso vemos que Pablo escribe de otra manera, porque escribe
apostólicamente, y por eso dice que nos consideremos unos a otros como superiores; si yo
considero al otro como superior a mí mismo, entonces voy a preferir la honra de mi hermano o
hermana, antes de lo que Dios pudiera darme a mí.

Entonces, cuando hablamos de victoria, tenemos que trasladar la victoria de Cristo a nuestras
vidas, pero también a la vida de la Iglesia como “Cuerpo”, pues si la Iglesia como Cuerpo, no
mantiene la victoria como Cuerpo, entonces estaremos en un problema.

En una Iglesia apostólica de nada sirve que una parte del Cuerpo o de un cuerpo local, no
sirve de nada que una fila esté viviendo en victoria, la otra esté luchando por la victoria y la
otra esté arrastrándose y no conozca la victoria. ¿De qué sirve? La victoria que unos están
alcanzando no sirve de nada para los que se están esforzando y mucho menos para los que
ni siquiera saben lo que es la victoria. Cada uno tiene que vivir la victoria y mantenerla,
para que entonces el Cuerpo se mantenga en victoria.

Una de las cosas que a mí más me han sorprendido y lo vamos a ver, es que la mayoría de lo
que veamos, es del Antiguo Testamento, y solamente un pasaje del Nuevo Testamento
vamos a ver, pero vamos a ver la mente de Dios y el pensamiento de Dios, que siempre fue el
mismo con respecto a la victoria para con su pueblo. A veces nosotros pensamos en victoria y
solemos pensar que depende de lo mucho que hacemos, de lo bien que nos portamos, del
esfuerzo, de la lucha y nos pasamos haciendo guerra espiritual a diestra y a siniestra, cuando
esa no es la idea de Dios.

Lo primero que necesitamos es entender que cuando Jesús, estaba muriendo, estaba
declarando la victoria ante el mismo Satanás, porque dice Pablo en Colosenses: “exhibió
públicamente a las potestades, a los principados y los humilló.”

¿Por qué? Porque pudo demostrar Jesús, que a través de su obra, Él había dado por
terminado todo el plan perverso del diablo para la vida de la humanidad. Para Dios, ahora, ya
no existía el pecado de separación entre el hombre y Él, porque Jesús había pagado por el
pecado. Ahora, para Dios ya no existía la enfermedad para el ser humano, porque Jesús
había pagado en su cuerpo, la enfermedad y el dolor de toda la humanidad.

Entonces el que es borracho porque le viene de herencia, porque vio a su abuelo y a su papá
emborracharse y en su niñez le empezaron a dar vino y no lo pudo evitar y llegó a ser adulto
siendo un borracho igual que su papá y su abuelo, cuando llega a Cristo, lo que ocurre es que
lo que Jesús hizo en la cruz, que es legal, ahora se aplica prácticamente a la vida de ese
hombre y ese espíritu de borrachera que estaba dominando a ese hombre, ahora no lo puede
dominar más porque se aplica la obra de Jesús. Por lo tanto, Jesús le puede decir a ese espíritu
“ya no tienes ningún derecho sobre la vida de este hombre”.

Ahora si ese hombre es liberado y sanado de eso, después tiene que mantener la victoria que
Jesús le dio, porque si ese hombre va volver cada mañana al levantarse, volver a reprender al
espíritu de borrachera, nunca creyó a lo que Jesús hizo.

A veces cuando hablamos de victoria pensamos que lo único que tenemos que hacer es
reprender, reprender y seguir reprendiendo. Mas bien, tenemos que aplicar la victoria que
Jesús ya ganó y mantener esa victoria, pues si mantenemos la victoria, la promesa de la
Palabra es que el diablo ni siquiera se nos puede acercar, y esa una dimensión mayor a la
victoria que hasta ahora nos enseñaron. Aún lo que hemos conocido hasta hoy en cuanto a
liberación y sanidad interior, tiene que ser reenseñado de acuerdo a una visión apostólica.

Hace poco estábamos en Panamá con mi esposa, ella iba a ministrar a los jóvenes en un
congreso de jóvenes, me compartió antes lo que iba a decir, y en un momento le dije —
¡cuidado! con lo que vas a decir, porque hay que ver algo que el Señor todavía no nos ha
revelado—... Y tenía que ver con cuestiones de sanidad interior. Obviamente esperamos a la
revelación del Señor, porque ahora todavía estamos con las ligaduras de nuestros
antepasados, que si tenían esto o aquello, pero ¿por qué todavía pasa esto? Porque estamos
basados en una manera de pensar, en lugar de confiar en una nueva vida en nosotros. Por
eso “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mi...”
La vida de Cristo que está en mí no trae ninguna atadura, ni problema de sanidad interior, la
vida de Cristo no está atada, maldecida, por el contrario, la vida de Cristo nos viene a traer la
herencia de bendición del Padre. Por eso, si en el Salmo 2, el Padre le dice al Hijo, a Jesús,
“Pídeme y te daré por herencia las naciones” , ahora la Iglesia tiene que estar feliz, porque
tiene la misma herencia que Jesús, las naciones son nuestra herencia, porque la vida de
Cristo que tenemos dentro, nos trajo la herencia que el Padre le dio a su hijo Jesús.

Con eso, imagínense cualquier otra cosa que está en Cristo, y está en ti y está en mí. Si
podemos comprender espiritualmente la victoria desde este aspecto, dejaremos de luchar
como estamos luchando y aprenderemos a gozar de la victoria. Nos pararemos en la posición
que ya tenemos en Cristo y el diablo no se podrá acercar.

El diablo te va atormentar mientras te mantenga en ignorancia y sigas actuando neciamente


con respecto a algún punto. ¿Qué quiero decir? Si somos necios en algo que debemos
cambiar y no lo hacemos, entonces le estamos dando la posibilidad al diablo que nos
atormente todo lo que quiera. Y eso es terrible, porque el diablo dice, —a partir de acá yo
tengo una pequeña entrada—; pero como él no pide permiso, una pequeñísima entrada es
una puerta muy grande, él entra como quiere hacerlo y hace lo que quiere hacer... Pero
nosotros le dimos la autorización.

Por eso necesitamos entender los puntos importantes que la Biblia marca, para mantenernos
en victoria y verla reflejada en nuestras vidas, no por el mucho luchar, o por la mucha guerra
espiritual, sino porque vivimos como debemos vivir a los ojos de Dios. Leamos Génesis 22 y
recordemos que en este capítulo es cuando Dios le pide a Abraham a su hijo, Isaac, y suben
al monte...

Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí
mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu
hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las
estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia
poseerá las puertas de sus enemigos. Génesis 22:15-17

Al final del versículo 17 dice la Nueva Versión Internacional: “Además, tus descendientes
conquistaran las ciudades de sus enemigos”. Cuando Abraham fue capaz de entregarle a
Dios lo más querido, el único hijo que tenía, el hijo de la promesa, fue obediente y no lo
rehúso para Dios, entonces Dios no solamente le promete bendición, le promete algo más:
“su descendencia va a poseer lo que ahora está en manos de tus enemigos”.

Cuando hablamos de victoria, no solo podemos pensar en vivir bien y seguro, por eso hablé
de quitar la mente pastoral y tener una apostólica, pues ya no pienso de que a mí me vaya
mejor económicamente, que no viva tan apretado, que a mis hijos no les falte nada, porque
eso es una mínima parte de la victoria que el Señor quiere darnos.

La verdadera victoria se traduce, en todo lo que el enemigo hoy tiene atado en el


mundo entero en el ámbito espiritual y que nosotros debemos poseer, sabiendo
además que nos corresponde, es nuestro y nos pertenece.

Entonces si estás en un trabajo o empresa, debes saber que Dios te puso allí para gobernar y
que hay gente que necesita ser desatada espiritualmente para que pueda comprender el
mensaje del evangelio para su vida; si solamente vamos al trabajo para cumplir y cobrar a fin
de mes, si esa es toda mi vida, toda mi mentalidad, entonces no estoy entendiendo que soy
descendiente de Abraham y él recibió la promesa de parte de Dios y que nosotros, sus
descendientes, íbamos a poseer todo lo que el enemigo tenía en sus manos.

Cuando entiendo la victoria de otra manera, vivo de otra manera todos los días, veo lo que me
rodea como un terreno a conquistar, y este lugar, aunque yo lo vea horriblemente mal porque
está debajo del enemigo, yo estoy para poseer lo que el enemigo cree que es suyo, pero que
no le pertenece.

¿Por qué Dios le pudo hacer semejante promesa a Abraham? Porque obedeció y no
rehusó darle aún lo más querido para él. Ésta es una de las cosas por las que el enemigo se
puede burlar de nosotros, porque cuando hay algo que Dios me habló y pidió, pero estoy en
un “tira y afloje” con Dios y un día digo si y otro no, pero cuando estamos en la reunión
emocionalmente le decimos me rindo y de rodillas le decimos al Señor que le vamos a dar
todo, el problema no es hoy acá, el problema es mañana en la mañana, si estás manteniendo
tu palabra delante de Dios.

Abraham tuvo que hacer un largo camino, para llegar al lugar del sacrificio y en ese camino,
su hijo le tuvo que haber preguntado, ¿papá, esta todo bien, pero nos falta el cordero, a quién
vamos a sacrificar para Dios? Y Abraham tuvo que decir: “Dios se va a proveer”. Pero le
tuvo que decir eso mientras lo ataba, arriba del altar y el hijo le tuvo que decir, —papá, no veo
ningún cordero, pero me estás atando a mí—...

Estas son situaciones que, en la vida personal de cada uno, se pueden repetir muy a menudo.
Sabemos lo que debemos sacrificar y entregar, pero no estamos dispuestos a seguir
caminando, llegar al lugar, poner en el altar lo que tenemos que poner y atarlo y levantar el
cuchillo...Por eso el ángel le dijo de parte del Señor:

“ por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te
bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena
que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos”.
Como Iglesia apostólica, tenemos que aprender a renunciar a todo; una Iglesia apostólica no
tiene concesiones con Dios, no anda guardando sus Isaacs y metiéndolos debajo de la cama
para que Dios no lo vea y no lo pida.

Por eso Pablo dijo “yo renuncio a todo y todo lo que está atrás de mi vida lo considero
basura, con tal de conocer a Cristo”... Con tal de recibir y vivir a plenitud la herencia que
Dios me dio. Quiero vivir esa herencia pero si me aferro a algo de lo de atrás, estaré atando la
herencia de Dios para mi vida, y muchos de nosotros no estamos pudiendo vivir en total
plenitud la victoria de Jesucristo, porque todavía no estamos dispuestos a soltar cosas que
Dios nos ha pedido.

Sé que se ha hablado mucho, pero el Espíritu Santo me lo está trayendo nuevamente a mi


mente, de vivir bajo un espíritu o una mentalidad apostólica, pero déjenme decirles que si
solo se queda en un espíritu o una mentalidad y no baja a la práctica y a la vida de
todos los días, nunca estaremos viviendo lo apostólico.

Ése fue el problema del apóstol Pedro, luchar entre lo apostólico y su manera de pensar judía;
fue siempre un problema para él, y le costó deshacerse, pero ya era apóstol. Tengamos en
cuenta que estamos hablando de una persona que tenía la llave y ya había recibido la unción,
usó la llave para abrir la puerta al evangelio donde tenía que abrirla, pero una cosa es eso y
otra cosa es que lo apostólico te corra por las venas y lo vivas a plenitud.

Llega un momento en que nosotros no podemos conformarnos con vivir lo apostólico, llega un
momento donde no podemos conformarnos con que esto es la verdad, llega un momento
donde no podemos conformarnos escuchar más de lo apostólico, ni siquiera poder decir “voy
a una iglesia que es apostólica”.

Lo apostólico, tiene que ser la sangre de mis venas, es mucho más que una manera de hablar
o una manera de pensar, tengo que ser apostólico en mi manera de comportarme y de ser, y
eso implica decisión; eso implica matar a muchos Isaac. Abraham no lo llegó a matar, pero en
nuestro caso habrá muchas cosas que sí tendremos que matar, sí tendremos que atar, sí
tendremos que bajar el cuchillo y hasta que no veamos bien muerto a ese Isaac, no dejar de
apretar y mover, para que le entre hasta lo más profundo. Mientras mantenemos cosas muy
íntimas, privadas y no queremos dar el brazo a torcer con eso, Dios no puede aplicar la
promesa de Abraham a nuestras vidas.

Guardad cuidadosamente los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y sus testimonios


y sus estatutos que te ha mandado. Y haz lo recto y bueno ante los ojos de Jehová,
para que te vaya bien, y entres y poseas la buena tierra que Jehová juró a tus padres;
para que él arroje a tus enemigos de delante de ti, como Jehová ha dicho.
Deuteronomio 6:17-19

¿Quién arroja a los enemigos? El Señor. Lo que nos han enseñado hasta ahora, es que
nosotros tenemos que luchar y luchar y... hasta que arrojemos los enemigos. Y lo que Dios
nos pide, es que vivamos como debemos vivir delante de Él y Él se va a encargar de arrojar
los enemigos. Hay una gran diferencia, entre que yo me esfuerce y luche por arrojar los
enemigos y que yo solamente viva rectamente, íntegramente y vea como los enemigos
lentamente uno a otro empiezan a desaparecer, porque Dios va delante mío y los quita de mi
camino; eso es una gran diferencia.

Por eso acordémonos que en Malaquías, cuando habla de diezmos y ofrendas, entre todas
las promesas que el Señor da, si nosotros lo probamos en eso, dice que “va a reprender al
devorador por nosotros”.

La actitud de Dios, es la misma, nada más que nosotros preferimos esforzarnos, porque como
no vivimos rectamente, queremos hacer la parte que le corresponde a Dios, y nos pasamos
haciendo guerra espiritual. Pero debe haber muchos de ustedes que hicieron mucha guerra
espiritual, reprendieron mucho, hicieron mucho esfuerzo, pero las cosas no funcionaron de
todas maneras y sigue habiendo cosas atadas en sus vidas, porque no es una cuestión del
esfuerzo humano, es una cuestión de vivir lo que Dios quiere y obedecer.

Obviamente que siempre la victoria tiene condiciones, pues fíjense que dice “guardad
cuidadosamente los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y sus testimonios y sus
estatutos que te ha mandado.

¿Qué significa eso en el día de hoy? Que lo que Dios habla, si no aprendo a atesorarlo en mi
vida y llevarlo a la práctica a partir del momento en que lo oí y lo recibí de Dios, entonces ya
dejé de guardar aquello que para Dios es lo más importante. Por eso a veces, andamos con
ciertas concesiones... —Sí, es vedad que Dios dijo esto, pero yo lo voy a pensar, lo voy a
analizar, voy a ver si está de acuerdo con mi manera de pensar, primero lo voy a digerir—... Y
acá no es cuestión de digerir, ni de pensar, ni de analizar, es cuestión de obedecer y guardar
lo que Dios me dijo, Dios me dijo “a” y es lo que voy hacer; después de que yo haya hecho
“a”, si Dios quiere mostrará la “b”, pero hasta que no haga la “a”, Dios no me va a mostrar
ninguna otra letra por delante, eso es guardar los mandamientos y obedecerlos.

Después dice: “y haz lo recto y bueno ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien, y
entres y poseas la buena tierra que Jehová juró a tus padres”. Entonces, si yo obedezco
en lo que Dios me va hablando y por otro lado, mientras obedezco, sigo viviendo rectamente
ante los ojos de Dios, Él va hacer que me vaya bien, que pueda poseer la tierra y se va a
encargar de arrojar y de echar a mis enemigos.
Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner
por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te
exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas
bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Jehová derrotará a tus
enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete
caminos huirán de delante de ti. Deuteronomio 28:1-2, 7

Si realmente escuchas al Señor tu Dios y cumples fielmente todos estos mandamientos


que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la
tierra. Si obedeces al Señor tu Dios todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te
acompañaran siempre. El Señor te concederá la victoria sobre tus enemigos, avanzarán
contra ti en perfecta formación pero huirán en desbandada. Deuteronomio 28:1-2, 7
(NVI)

Cuando podemos comprender la mente de Dios podemos empezar a disfrutar la libertad con
la que Cristo nos hizo libres, porque sino, aún el esfuerzo y la lucha que hacemos, siempre
nos hacer vivir en tensión. ¿No sé si te diste cuenta de eso? Pero mientras uno está luchando
y dice: —tengo que vencer esto... y tengo que lograr...—, uno vive siempre nervioso, hay algo
adentro, ¿cuándo lo lograré y cuándo lo haré...?

Y en eso estoy perdiendo la libertad que Cristo me dio, porque siempre estoy preocupado por
algo que tiene que ocurrir en mi vida. De la otra manera, vivo disfrutando de la libertad de
Cristo, pero siendo recto ante los ojos de Dios, obedeciendo a la primera palabra del Señor a
mi vida, haciendo todo lo que debo hacer, entonces, por más que mis enemigos vengan en
perfecta formación a atacarme con todas sus fuerzas, esos enemigos también van a huir
despavoridos.

Tenemos que hacer frente, a entender, a vivir como Dios quiere que vivamos, más que a
luchar por lo que Dios nos ha prometido. Más vale vivir como Dios quiere que vivamos,
que vivir luchando por lo que él nos prometió.

Aun una palabra profética puede ponernos en tal circunstancia que ya ni dormimos: —es que
Dios me dijo que voy a ser profeta a las naciones. ¿Y cuándo va a ser... y cómo va a ser?...—
Ustedes piensen en los que somos pastores, y vienen a decirnos —...es que, ¿cómo va a ser?
Me tienes que ayudar en esto, ¿cómo tengo que hacer?. Tienes la responsabilidad de
llevarme... ¿Por qué?

Por una palabra profética. Cuando la palabra profética viene a liberar el propósito de Dios a tu
vida, andamos todos nerviosos por lo que Dios dijo. En cambio, cuando vivimos rectamente y
con integridad, delante de Dios, llega el tiempo que cuando menos te das cuenta Dios,
primero, estás caminando en el propósito de Dios, pero cuando menos te das cuenta, donde
no había una puerta, Dios la inventó en un segundo y te la abrió, y cuando miraste por la
puerta, ahí estaba lo que Dios te había prometido.

Cuando estamos viviendo como Dios quiere que vivamos, el propósito de Dios siempre fue,
como para el pueblo de Israel, que fueran una nación modelo y ejemplo de lo que significaba
el gobierno directo de Dios sobre la vida de la gente y sobre un pueblo. Al ser modelo, Dios
podría impactar a otras naciones.

Ahora, lleva esa imagen y esa realidad a la vida de la Iglesia; Dios no va a buscarse otro
pueblo. Dios a Moisés le dijo, —esto no va para atrás ni para adelante, ¿sabes qué?, los
matamos a todos y yo te doy un pueblo nuevo, lo vamos a hacer igual y yo voy a cumplir, pero
con un pueblo nuevo, estos ya no sirven para este asunto... En ese tiempo ya Dios estaba
dispuesto a deshacerse de un pueblo para cumplir su propósito.

Ahora, Dios no se va a deshacer de la Iglesia y buscarse una nueva Iglesia para hacer su
propósito, va a usar a la Iglesia que Él está levantando, que en realidad no es una nueva
Iglesia, simplemente es una Iglesia que está entendiendo a Dios, que se está metiendo en la
mente y en el corazón de Dios para descubrir las verdades que estuvieron encerradas por
siglos en la Biblia y nos las taparon. Mancharon las páginas con pintura negra y vivimos
ciegos hasta ahora, pero ahora Dios, tiene un “borra tintas” excelente y está saliendo todo lo
que estaba negro y escondido; ahora empieza a salir a la luz y estamos viviendo de acuerdo a
esa luz que está saliendo.

El propósito de Dios es que la Iglesia sea un modelo de vida para el mundo entero, que las
naciones puedan ver a la Iglesia y digan “así se tiene que vivir, esa es la manera correcta,
así se vive, así se es feliz, así se disfruta de lo que Dios nos da”.

Eso es lo que Dios quiere hacer, y dentro de eso Dios va a cumplir todo lo que prometió, pero
nosotros mientras mantengamos una mentalidad pastoral, donde todo es para mí, a ver que
me dan, que me suplan mis necesidades, estamos más aferrados por lo que Dios me
prometió, que en ver a la Iglesia levantada, y entonces tenemos un serio problema. El
problema es que Dios ni nos cumple las promesas, ni somos plenamente felices, ni vivimos en
libertad, nos pasamos luchando espiritualmente sin conseguir nada.

Cuando nuestra manera de pensar cambia, entonces todo lo podemos empezar a conquistar,
porque donde ponemos la planta del pie eso va ser nuestro, como le dijo a Josué. Tenemos
que aprender a ver con los ojos de Dios y a pensar con la mente de Cristo que está en
nosotros, para poder comprender la manera de vida que Dios quiere para nuestra vida.

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de
nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento
de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando
prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta. 2
Corintios 10:3-6

Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las
armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para
derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a
Cristo. Y estamos dispuestos a castigar cualquier acto de desobediencia una vez que
yo pueda contar con la completa obediencia de ustedes. 2 Corintios 10:3-6 (NVI)

Hay varias cosas que hay que explicar acá, porque uno mismo va cambiando de manera de
pensar apostólicamente, pero yo me doy cuenta que Pablo está hablando con un equipo
apostólico; él estaba en la dimensión que tenía que estar, nosotros ahora estamos
empezando a entender a Pablo. Pablo, está hablando en nombre suyo y del equipo, de cómo
era su lucha y de cómo eran sus armas. Entonces, dice aunque vivimos en el mundo, no
libramos batallas como lo hace el mundo.

Nuestra manera de pensar es que, si bien mi compañero de trabajo se esfuerza y está


ahorrando porque se quiere cambiar el auto, yo lo tengo que hacer exactamente igual. Estoy
poniendo ejemplos demasiado básicos, para que entendamos lo que estoy queriendo explicar,
pues si yo me esfuerzo de la misma manera que hace mi compañero de trabajo, ¿qué armas
estoy usando? Las del mundo. Pero Pablo dice, nosotros no luchamos con las armas que
tiene el mundo, luchamos con armas espirituales: “Las armas con que luchamos no son
del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas”.

Las armas tienen el poder divino, o sea que cuando nosotros usamos esas armas, ellas hacen
que todo se venga abajo, por eso Efesios 6 habla de la armadura, porque eso es parte de las
armas con que contamos y cuando leemos esto no hay nada que refleje una cuestión de
esfuerzo personal, son armas espirituales y en ella está el poder de vencer y de derribar
fortalezas.

Por eso es que cuando, como Cuerpo alabamos a Dios, y aparentemente no estamos
haciendo guerra espiritual, sí la estamos haciendo, y el diablo no puede resistir, él nunca
podría quedarse en un ámbito donde el Señor es exaltado, porque donde el Señor es
exaltado, dice la Palabra, que habita en medio de esa exaltación como Rey... Y el diablo no es
tonto. Es decir, mete la pata pero no es idiota, se da cuenta dónde está Cristo reinando y
huye.
Si en nuestras propias vidas Cristo está reinando, el diablo no va a poder acercarse, porque
sabe que no puede luchar contra aquél que ya lo venció. Dice: —me enfrento con un Rey que
ya me venció y me humilló, ya no vuelvo, no—. Es lo mismo que hoy Argentina diga, vamos a
volver a luchar con los ingleses por las Malvinas, más vale que no, ya lo hicimos, ya fuimos
capaces de creer que los venceríamos, pero vimos los resultados y ya no nos corresponde
seguir en la misma situación.

Ahora bien, nosotros menospreciamos lo que hemos recibido de Cristo y le tenemos más
consideración y más respeto al diablo que a la investidura real que Dios nos ha dado. Le
tenemos más respeto a lo que el diablo dice, miente y nos asusta, que a la vida sobrenatural
de Cristo que recibimos. Luego sigue diciendo: “destruimos argumentos y toda altivez que
se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para
que se someta a Cristo”.

Lo que destruía este equipo apostólico eran: “argumentos, altivez y pensamientos”, no eran
potestades, porque las potestades y los espíritus demoníacos, solo tienen lugar cuando hay
argumentos que le abren la puerta; como dijera al principio, cuando hay necedades humanas
que le abren la puerta a esos espíritus demoníacos. Por eso, sí es correcto que aprendamos a
someter, aun nuestros propios pensamientos a la obediencia a Cristo, porque si yo en un
punto estoy pensando como se me antoja, pero es incorrecto delante de Dios, ya dejé de vivir
rectamente.

Vivir rectamente, no es que ya dejo de pecar en todo, que no miro las novelas, que no
me salen tantas malas palabras, vivir rectamente, es vivir como Dios quiere que yo viva,
porque la vida de Cristo se está reflejando en mí. Si sé que hay un pensamiento que se
va a oponer a la vida de Cristo que tengo, tengo que someter ese pensamiento.

Ahora veamos con detenimiento: “Y estamos dispuestos a castigar cualquier acto de


desobediencia una vez que yo pueda contar con la completa obediencia de ustedes” .

Éste es un trabajo en equipo y se lo voy a mostrar, porque el Señor me lo mostró claramente,


para que podamos entender. Está hablando Pablo con su equipo, con autoridad apostólica y
profética; ellos dicen, —nosotros, por la autoridad recibida, estamos dispuestos a castigar
cualquier acto de desobediencia—, porque la autoridad apostólica y profética, tiene la
capacidad espiritual de poder luchar contra cosas que el enemigo quiere establecer y que
solamente una autoridad que esté a la par, puede hacer que en eso se pueda vencer.

Si no hay autoridad apostólica y profética para la lucha, no se puede vencer, porque hay
cosas que son muy fuertes. Si nosotros hablamos de naciones enteras para ganar para Cristo,
tiene que haber una tarea previa de apóstoles y profetas, para luchar en el Espíritu y vencer,
para castigar toda desobediencia. Pero cualquier equipo apostólico y profético para hacer esta
tarea, va a tener siempre un inconveniente: que la Iglesia de Jesucristo, no sea obediente a la
perfección.

Nosotros vamos a hacer eso, una vez que se pueda contar con la completa obediencia de
ustedes. Por eso antes hablé de “equipo” , pues somos un equipo. Nuestras acciones y
decisiones, como equipo apostólico y profético, te van a bendecir o a afectar. Pero también al
contrario, si una Iglesia que está bajo cobertura apostólica y profética y bajo esa unción, no
está andando como Dios desea, el equipo apostólico no podrá usar su autoridad espiritual
para vencer en temas importantes para el reino de Dios.

Esto es una dimensión muchísimo mayor, es empezar a entender que todos somos parte del
Cuerpo de Cristo y que definitivamente todos los miembros somos útiles y necesarios, nos
necesitamos unos a otros, y tu obediencia al Señor me bendice a mí, mi obediencia a Dios te
abre la puerta a ti, para que puedas hacer lo que Dios te ha pedido que hagas... Somos un
equipo y tenemos que trabajar en unidad.

Cuando aprendemos a aplicar la victoria de Cristo a nuestras vidas y vivamos como Dios
quiere que vivamos, cada uno de nosotros estaremos haciendo la parte que nos corresponde
en el Señor, de la manera correcta y de la manera concreta, para llegar al cumplimiento de lo
que Dios tiene. Nuestro único objetivo y nuestro único anhelo es ver el reino de los
cielos que va creciendo y fortaleciéndose en la tierra.

No estamos queriendo ver una Iglesia contenta, porque ahora es una Iglesia apostólica y
profética, eso es muy poca cosa a los ojos de Dios. Como Iglesia apostólica y profética,
vivamos bajo la unción que hemos recibido y bajo la unción espiritual que Dios nos ha
mostrado.

Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no
sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis. Mas toda la plata y el
oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el
tesoro de Jehová. Josué 6:18-19

No vayan a tomar nada de lo que ha sido destinado al exterminio para que ni ustedes ni
el campamento de Israel se pongan en peligro de exterminio y de desgracia. El oro y la
plata y los utensilios de bronce y de hierro pertenecen al Señor: colóquenlos en su
tesoro. Josué 6:18-19 (NVI)

Cuando avanzamos en lo que Dios nos va entregando, debemos tener cuidado de no


adecuarnos a algo que parece que está bien en el mundo y que se nos puede pegar, porque
ahora ya no hacemos las cosas de acuerdo a ningún criterio humano, hacemos las cosas de
acuerdo a criterios espirituales.

Pablo también escribió que cambiemos nuestra manera de pensar para que cambie también
nuestra manera de vivir, que no nos amoldemos al mundo presente, al tiempo actual, sino que
vivamos como Dios quiere que vivamos. Si a medida que avanzamos hacemos las cosas
como creemos que al mundo le va a parecer y las va a recibir, entonces estaremos usando un
modelo de exterminio y podremos ser exterminados nosotros, eso es lo que está diciendo la
Escritura.

Eso es lo que hoy pasa, por ejemplo en la música cristiana, vemos los grupos que hacen rock
pesado, se visten de cuero y tachas por todos lados y un montón de cosas raras y se pintan...
¿Por qué? Porque amamos a la juventud y queremos ganar a la juventud... ¿Pero sabe qué
va a pasar con eso?

Esto es profético, eso está destinado al exterminio, eso Dios lo va a exterminar, porque
nosotros no podemos conformar al mundo a su forma, es decir, vamos con el poder del
evangelio pero lo ponemos en frasco chico, le metemos “marketing” al evangelio, porque así
lo vamos a vender mejor. No confiamos en el poder que tiene el evangelio, no importa en que
forma venga arrasa con cualquier forma del enemigo. Ese es el punto.

No podemos amoldar nada a la manera de ser y de pensar, a la forma del mundo, pero
llevado a tu vida personal. ¿Cuántas veces sabemos que tenemos una verdad de Dios
adentro?

Pero hablando con otros te dicen, no eso no puede ser tan así, son muy exagerados, te fuiste
al límite, eso es muy radical, hay que ser más tranquilo con las ideas, hay que contemporizar
con los demás, hay que entender a las demás personas, pero ¿qué hacer? Como es alguien
querido, apagamos la verdad de Dios que está dentro.

Ahora, a esa verdad, tratamos de disfrazarla a una forma que a esa persona que habló, le
caiga bien... No va a resultar, porque estás tomando de un modelo que Dios quiere exterminar
y lo estas haciendo tuyo, por ende eso mismo también Dios lo va a tener que exterminar.

Por eso en una Iglesia apostólica, no podemos hacer nada a escondidas ni oculto, porque
Dios saca las cosas a la luz, esto es algo que tenemos que entender aún dentro de la Iglesia
apostólica, Dios saca las cosas a la luz, de nuestra propia vida; no lo va a dejar oculto, ¡no lo
puede dejar oculto! Porque si lo deja oculto, es como si dejaras guardada una bolsa de
basura, junto a la ropa que guardas en el ropero, después va a apestar la ropa, después vas a
tener cucarachas dentro del ropero, se te van a meter las ratas, porque no estuviste dispuesto
a sacar la basura y ponerla en la puerta.
No podemos tomar modelos. Vivir en la victoria que el Señor dio, significa también vivir a la
luz de lo que el Señor nos ha dado y mantener la verdad de la libertad de Cristo en todos los
aspectos de nuestra vida, no la transformamos de acuerdo a la persona que tenemos en
frente, decimos las cosas como tienen que ser de acuerdo a lo que Dios quiere para nuestra
vida.

Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha
pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del
anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres.
Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de
sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más
con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros. Levántate,
santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice
así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta
que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros. Josué 7:10-13

Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, da gloria a Jehová el Dios de Israel, y dale
alabanza, y declárame ahora lo que has hecho; no me lo encubras. Y Acán respondió a
Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y
así he hecho. Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos
siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé;
y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de
ello. Josué 7:19-21

Vemos a un solo hombre del pueblo que tomó del modelo del mundo y se lo quedó; dijo que
estaba muy lindo, entonces lo escondió, lo puso por ahí. ¿Cuál es el pensamiento de Dios?
Nunca el pensamiento de Dios va a ser un pensamiento individualista, Dios le dice a Josué,
“todo el pueblo pecó contra mí...” Éstas son las cosas que a veces no podemos comprender,
nos dejan mal, porque decimos que si fue fulano, que le envíe un rayo y lo parta a la mitad así
seguimos todos felices; si fue él solo, ¿por qué contra todos? Porque Dios tiene un
propósito para todos y que todos representemos al Señor como uno solo, pecó uno,
pecaron todos, somos todos de “un mismo Cuerpo”.

Si la mano derecha robó, no llevan a la cárcel a la mano derecha, su mano derecha tiene que
pagar una fianza porque ha robado. Sí, la verdad se lo merece... Va todo el cuerpo. Es así,
con Dios es igual. Un solo hombre... Pero Dios le dice a Josué, entre todo lo que le dice:

“Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante
de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema”.
El problema es que la victoria de Cristo la podemos reducir a nada, por haber pecado contra
Dios y no haber disfrutado de la victoria que nos dio. Una victoria asombrosa, sobrenatural
que Dios nos regaló y nos heredó por lo que Cristo hizo, nosotros la podemos dejar reducida a
la nada, sin efecto en nuestra vida.

Por eso hay muchos cristianos que dicen: —es que el enemigo me está atacando con esto y
con lo otro y estamos todos enfermos en casa y para colmo no nos alcanza el dinero y ahora
tenemos que ir a ver al médico y tenemos que comprar un montón de medicamentos y
estamos de mal en peor—. Dios dijo ahora, —te vas a tener que arreglar, porque no estas
siendo obediente y yo no puedo encargarme de tus enemigos. Tengo que permitir que tus
enemigos te atormenten, para que recapacites y puedas vivir como te pedí que vivas—.

Por eso tenemos que entender la mente de Dios para vivir como Dios quiere que vivamos. No
es decir —acá estoy, vivo bien y si a mi hermano le va mal o está mal, es problema de él—.
No, ni tampoco puedo decir, —estoy haciendo mal pero no afecto a nadie, es mi vida—. ¡No!

Tu vida está afectando a todos los demás y si alguien ve que tu vida no está bien, esa persona
tiene la responsabilidad delante de Dios de decirte que no está bien, para que no afectes a todo el
Cuerpo. Por eso en una Iglesia apostólica, vas a ver autoridades que se acercan y te dicen las
cosas como son, no para condenarte, no para juzgarte, sino para sacar de adentro de tu
corazón, todo lo que está mal, porque eso puede echar a perder tu vida, tu familia y al Cuerpo
entero. Vamos a leer por último en Josué:

De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la
poseyeron y habitaron en ella. Y Jehová les dio reposo alrededor, conforme a todo lo
que había jurado a sus padres; y ninguno de todos sus enemigos pudo hacerles frente,
porque Jehová entregó en sus manos a todos sus enemigos. No faltó palabra de todas
las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.
Josué 21 :43-45

El pueblo vivió como debió vivir delante de Dios, puso a la luz lo que tenía que ser puesto a la
luz, quitó las cosas a la manera del mundo, que venía arrastrado y trayendo de su manera de
pensar, y entonces Dios pudo bendecir a este pueblo. Pero dice que, le dio reposo alrededor.
Lo que Dios quiere, es que vivamos en reposo aunque el mundo se caiga a pedazos. La
Iglesia apostólica que Dios está levantando será una Iglesia que viva en reposo en medio de
un mundo turbado, será una Iglesia que viva en paz, en medio de un montón de
circunstancias, será una Iglesia que viva segura en el Señor.

Sobre todo para esta nación, Argentina, me daba cuenta en estos días algo que el Señor me
permitió ver en lo espiritual: A veces vamos caminando por la calle haciendo cualquier cosa,
paseando o lo que fuera y me doy cuenta que a veces la gente en la calle se detiene a vernos
y se queda mirando, me sorprendí al principio, que la vean a mi esposa diferente puede ser,
su cara, su tez, o lo que sea, pero yo viví toda la vida acá, soy un argentino más. Claro eso es
lo que yo pensaba; pero después el Señor me hizo ver que la gente nos mira porque ve algo
que no está viendo en ninguna otra cara de ningún otro argentino, hay algo que estamos
reflejando que ni cuenta nos damos y que la gente dice, “está diferente”, su cara es diferente,
su manera de sonreír es diferente, yo no veo a la gente en la calle sonreír, los argentinos ya
no sonríen.

Dios necesita levantar una Iglesia apostólica, para mostrar un modelo del reino, pues en el
reino hay gozo, aunque estés paseando, jugando con tus hijos, yendo al supermercado a
comprar, hay gozo, todo lo que se hace se disfruta. Eso es que "Dios te da reposo”.
Alrededor, los demás dicen, —éste vive en otro mundo, está mal de la cabeza, como no está
en Argentina... Estamos en crisis en Argentina...— ¡No! Eso es estar pensando solo “en
argentino”, pero nosotros vivimos dentro del reino, y en el reino no hay crisis, jamás va haber
crisis, en el reino hay abundancia, en el reino hay prosperidad, gozo, hay alegría, hay canto,
en el reino existen todas esas cosas y mucho más.

Dios levanta una Iglesia apostólica con esta mentalidad y aplica la victoria de Cristo. Nunca la
Argentina va a tener un referente, nunca va a tener a personas en las cuales pueda ver un
modelo distinto... Dios no está viendo tu situación personal, y parece un poco raro lo que digo,
no es que está deteniéndose en tu situación, Él quiere transformar todas las situaciones en
nuestra vida, pero mientras vivamos como tenemos que vivir delante de sus ojos, porque lo
que Él está viendo, es lo que puedes representar para otra persona.

Es poder llevar la libertad de Cristo a otra gente, es poder aplicar la victoria del Señor a
otras personas y que, por lo que ellos luchan tú ya no luchas más, porque ya estás
viviendo en la victoria que el Señor te regaló, y no depende de tu lucha, depende de que
estás confiado en lo que el Señor hizo por ti, eso es completamente diferente.

Por eso tenemos que aprender a mantener la victoria que el Señor nos ha dado. Porque si
nosotros no nos mantenemos siendo rectos, siendo puros delante de los ojos de Dios,
viviendo en integridad, no escondiendo cosas, entregando como Abraham, todo lo que
debemos entregar, entonces no podremos. Hablaremos de muchas cosas pero no las
podremos vivir, podremos llenarnos la boca de que somos tal o cual cosa, pero no lo
podremos vivir.

Amén.
QUIÉNES SOMOS EN CRISTO

30 mayo de 2004

Justamente el Señor, siempre sabe aquello que nos da para que nosotros aprendamos a
tener la verdadera dimensión de lo que hemos recibido, pero por sobre todas las cosas para
que sepamos, aquello que hemos recibido, administrarlo como Dios quiere, entendiendo
“quiénes somos”, pero "en Cristo".

Y yo estoy convencido de algo, hay muchas cosas que hasta ahora, los que no conocen el
evangelio, no han recibido de nosotros, porque nosotros no solamente no hemos ocupado el
lugar que nos correspondía, sino porque lo quisimos tomar pero de mala manera. Porque no
hemos sabido que somos “algo” en Cristo, dejando nuestras propias personas a un costado,
porque cuando nosotros somos lo que debemos ser en Cristo, entonces el evangelio tiene que
producir un resultado, para bien o para mal.

¿Qué quiero decir? No siempre el evangelio va a producir un resultado positivo. Muchas


veces puede producir un resultado negativo. Pero un resultado tiene que producir. Cuando no
produce ningún resultado entonces algo no está bien, y seguramente, “algo no está bien en
nosotros”.

Y yo entiendo por el Señor, que estamos en un tiempo particular en la historia, tomando un


nuevo rumbo y un nuevo camino. Con Daniel Dardano estuvimos el año pasado, poniendo
bases, fundamentos y demás, pero de lo que vivimos y experimentamos en ese tiempo, a lo
que hoy es en este tiempo, estamos experimentando, es otra cosa completamente diferente.

Eso significa que Dios se ha encargado de hacer las cosas que tiene que hacer en ustedes y
con cada uno de ustedes, para empezar a vivir lo que significa un mismo espíritu, y poder
alcanzar los propósitos de Dios para la congregación local, para que puedan abrir los ojos a lo
que Dios les ha preparado. Pero para que eso ocurra, Dios tendrá también, hacerles ver que
ninguno de ustedes, como ninguno de nosotros, puede confiar en lo que hemos alcanzado, ni
en lo que somos humanamente para que el poder de Dios se manifieste.

Hay un gran poder y un gran tesoro que Dios está dando y queriendo dar mucho más, pero
cada uno de ustedes tiene que aprender a discernir y entender, cómo administrar ese tesoro,
porque sino podemos echar a perder lo que Dios quiere hacer. Aún cuando estamos viviendo
un tiempo de una gran expectativa hacia adelante, también, no nos podemos olvidar que Dios
está dispuesto a seguir probándonos.

Quisiera contarles una experiencia que tuvimos a principio de año con la congregación en
México, comenzamos el año con muchísimas expectativas en Dios, las cuales seguimos
teniendo y creyendo en fe al Señor, de acuerdo a lo que hemos sabido de parte de Dios, y de
acuerdo a lo que el Señor nos mostró comenzamos a caminar en los planes de Dios y
realmente estábamos seguros, convencidos de parte del Señor, para que me entiendan fácil,
que nos “íbamos a llevar el mundo por delante” en este año como congregación.

La verdad es esa para que me entiendan simple, estábamos seguros que era el tiempo exacto
de Dios para alcanzar a nuestra comunidad, para llegar a los vecindarios de cada hermano y
de cada familia de la congregación y de acuerdo al plan que el Señor nos mostró. Lo
lanzamos a la congregación y la congregación recibió con gran entusiasmo, con amor y con
mucho gozo ese plan.

Pero resulta que el plan empezó a marchar y a medida que el plan empezó a marchar,
empezaron a surgir cosas extrañas, muy extrañas en medio de la misma congregación. Mi
esposa y yo tuvimos que salir cinco o seis días a otro lugar a ministrar y regresamos. Y
cuando regresamos, nos enteramos primeramente por Daniel y Estela Dardano, pues se
habían quedado en nuestra casa cuidando a nuestros hijos, que algunas cosas no estaban
tan bien como debían estar. Y luego de eso, ya al siguiente día, nos empezamos a enterar de
una mala noticia tras otra...

¿Qué hizo el diablo tan sutilmente? Dijo —bueno, no los puedo atacar por afuera, ni por aquí,
ni de esta forma, ni con pecado... ¡No! Lo que voy a hacer es atacarlos desde adentro—.
Como aquel que pone la bomba y sale corriendo, vino puso la bomba y se fue corriendo. Y la
bomba explotó y nunca vimos que la bomba estaba a punto de explotar.

Pero cuando explotó surgieron muchas cosas que nosotros no pensábamos que estaban;
creíamos que eso ya lo habíamos vivido y ya lo habíamos pasado, que eso era parte de la
historia, sin embargo Dios nos enseñó, que nosotros debíamos estar atentos aún con nuestra
propia vida. Porque cuando está por venir lo mejor de Dios para nosotros, en ese momento
también el diablo está preparando todo su armamento, claro para que seamos confundidos y
no lleguemos a alcanzar el propósito.

¿Por qué voy a compartir esto? Porque tenemos que entender que si ustedes saben que Dios
los está llevando a cosas mayores y mejores y que están recibiendo de Dios lo que necesitan,
y que están alcanzando el tener un mismo espíritu, hay que estar alertas y preparados,
porque el diablo no va a engañarlos con pecado, porque ya con eso ustedes no van a caer; no
va a engañarlos con tonterías simples ni con niñerías, porque ustedes se van a dar cuenta
que es el diablo.

¡El diablo los puede atacar a través de ustedes mismos!

Uno de los problemas que tuvimos en la congregación, es que empezó a haber críticas de
unos hermanos hacia otros, nunca nos había pasado, nunca. Y uno podía decir, pero es otra
iglesia, me cambiaron la iglesia... Nos fuimos cinco días y todo cambió. Pero no. Había algo allí
que no supimos administrar en Dios, porque vuelvo a repetir, una cosa es estar en Cristo y otra
cosa es haber recibido mucho y no estar caminando en Cristo como dice 2º Corintios 5:17:

“...si alguno esta en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron todas son
hechas nuevas”.

Estar en Cristo no significa que yo tengo a Cristo en mi corazón, que soy salvo y que quién
sabe cuánta cosa... No. Eso es demasiado básico para entender apostólicamente la palabra y
la enseñanza. Estar en Cristo, es vivir arraigados y cimentados en Él, todos los días de mi
vida. Entonces cuando yo me despierto cada mañana y decido vivir en Cristo ese día, las
cosas que yo viví ayer en mí, ya pasaron, todas son hechas nuevas y la palabra “nuevas”
tiene que ver con algo novedoso, algo fresco y algo no usado.

Significa que lo nuevo que Dios tiene para mí, es algo que yo nunca experimenté, y cuando yo
mañana me despierte, puedo llevarme una sorpresa, porque Dios me tenga preparada alguna
sorpresa. Pero lamentablemente nos despertamos, con una mente rutinaria a enfrentar el día
como todos los días, creyendo que va a ser un día normal y por lo general no es normal.

¿Saben cuándo? Cuando tenemos problemas, y no cuando tenemos sorpresas de parte de


Dios. Llegamos a casa a la noche y decimos —hoy tuve un día— y nadie está esperando que
el otro diga ¡Ah, un día sorprendente en Dios! No, todos ya sabemos que está hablando que
tuvo un día desastroso. Cuando alguien llega y dice —hoy tuve un día— uno ya se sienta y
dice —anda despacio, ¿qué te pasó?—. —Es que me subí al colectivo y me robaron la
billetera y después se me cayó el zapato en la zanja—, y así empieza la historia.

Nunca estamos preparados para que nos digan, ¡hoy tuve un día extraordinario en Cristo! ¡Un
día sorprendente, Dios me dejó con la boca abierta! “... las casa viejas pasaron, todas son
hechas nuevas.” ...Cuando estamos en Cristo.

Ésta es la palabra del Señor que vino a Jeremías: “Baja ahora mismo a la casa del
alfarero, y allí te comunicaré mi mensaje”. Entonces bajé a la casa del alfarero y lo
encontré trabajando en el torno. Pero la vasija que estaba modelando se le deshizo en
las manos; así que volvió a hacer otra vasija, hasta que le pareció que le había quedado
bien. En ese momento la palabra del Señor vino a mí, y me dijo: “Pueblo de Israel,
¿acaso no puedo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero con el barro? -
afirma el Señor -. Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las
manos del alfarero. Jeremías 18 (NVI)
Es muy sencillo lo que Dios le muestra a Jeremías. No tiene nada de complicado, nada más
que hay una gran verdad encerrada en este ejemplo. Jeremías, lo único que hace es ir a la
casa de un alfarero y el alfarero está en el torno. Ustedes alguna vez habrán visto cómo es el
torno de un alfarero; es una pieza que gira, y por lo general el mismo alfarero hace que gire
con sus propios pies. Y sobre la rueda pone el barro el cual empieza a moldear y a darle
forma, pero en el momento que la vasija estaba tomando ya su forma, dice la Palabra: “que
esa vasija se deshizo en las manos del alfarero”. Si lo leyéramos en la RVA dice:

“ y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra
vasija, según le pareció mejor hacerla.

En la creatividad del alfarero había un diseño de vasija y empezó a trabajar. Pero con un
diseño y en el momento que el diseño no estaba quedando como él quería, hizo algo muy
sencillo: como el barro todavía está fresco, le metió la mano encima y la aplastó. Uno viendo
de afuera y posiblemente, uno no siendo alfarero y no siendo tan creativo como él, uno puede
decir —pero la vasija estaba preciosa, me la hubiera vendido a mí, yo se la hubiera
comprado—. Pero no. Porque no es como a nosotros nos parece, es de acuerdo al
diseño del alfarero.

Él ya tiene una vasija en su mente. Al no vernos como barro, humanamente hablando,


espiritualmente tenemos que vernos como Dios nos necesita ver, para que también podamos
contener lo que Dios quiere darnos. Les voy a mostrar un ejemplo en Marcos 14: 3 (NVI):

“En Betania, mientras estaba él sentado en casa de Simón llamado el leproso, llegó una
mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy costoso, hecho de nardo
puro. Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús”.

Nada más que esto voy a leer, y ustedes pueden decir ¿qué tiene que ver esto con lo de
Jeremías? Tiene mucho que ver, les voy a explicar porqué: Muchas veces lo que traemos
culturalmente por educación, por costumbre o lo que fuera, nos hace vernos a nosotros
mismos de una forma incorrecta. El alabastro, este frasco de alabastro, era un material muy
fino, muy delicado, era algo parecido al mármol, que a su vez era algo muy delgado, traslúcido
que permitía que se viera el contenido del frasco y por lo general la mayoría de estos frascos
tenían unos cuellos muy largos. Eran tan largos y tan delgaditos, que casi lo que había
adentro no podía pasar si uno lo volcaba... Cuando uno quería utilizar lo que había adentro,
tenía que romper el frasco.

Lo más valioso que tenía la mujer ¿Qué era, el frasco o el perfume? El perfume, pero para
que el perfume pudiera ser derramado en Jesús, ella tenía que romper el frasco...Si ella
hubiera dicho que este frasco era muy bonito y un frasco especial para romperlo...
Los ungüentos especiales del tipo de este perfume, solo tenían que estar en vasos o frascos
de alabastro. A nadie se le hubiera ocurrido nunca, en ese tiempo, contener un perfume tan
caro, tan costoso y tan valioso, en un frasco de barro. A nadie se le hubiera ocurrido, nadie lo
hubiera hecho, porque hubiera echado a perder el perfume. Pero esta mujer tenía un objetivo:
derramar lo que para ella era lo más valioso , y para derramarlo tuvo que decir —a mí, el
frasco no me importa. A mí, me importa lo que está adentro y a quien se lo voy a dar.
Por eso rompo el frasco para poder derramar el perfume—.

Cuando yo me veo como alabastro, veo que soy muy fino, muy delicado y que no se puede
romper. El alabastro no se consigue tan fácilmente y mucho menos en Palestina; en ese
tiempo, eran costosos los frascos de alabastro también. Romper uno, deshacerlo, —no vale la
pena, mejor lo sigo guardando.

Trato de sacar el perfume de otra manera, me va a servir de adorno...— (que era otro de los
usos que se le daba a los frascos de alabastro). La mujer dijo —lo que yo tengo que dar,
esto tan valioso y que me ha costado tanto, yo sé sobre quien lo voy a derramar y para
eso estoy dispuesta a romper el frasco—.

Si nos vemos como alabastro y no estamos dispuestos a romperlo, nunca podremos ser el
barro en manos del alfarero para que Dios forme la vasija que Él quiere. Por eso Pablo dice:

“Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz
en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el
rostro de Cristo. Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan
sublime poder viene de Dios y no de nosotros”. 2º Corintios 4:6-7 (NVI)

Si yo no alcanzo a verme como el barro que Dios quiere moldear y formar, para hacer la vasija
que Él está dispuesto a hacer, no voy a poder contener tan sublime poder que Dios ha
derramado y quiere seguir derramando sobre mi vida. Para que nosotros podamos
experimentar, no sólo lo que hemos recibido, sino que eso que hemos recibido lo podamos
trasmitir a los demás y dar a otros, tenemos que estar dispuestos a ser vasijas de barro, para
que cuando se vea el poder que hay en nosotros nunca se vea la vasija, sino que se vea el
mismo poder.

Y ante ese poder tiene que haber una respuesta por parte de quien sea la tiene que haber.
¿Por qué digo esto?

“Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio
de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios
somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos
ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida...” 2º
Corintios 2:14-16

Efectivamente, cuando nosotros estamos en un lugar, algo tiene que pasar, la gente tiene que
decir “llegó éste, éste ya nos vino a cambiar el ambiente”... Claro, viene a transformar el
ambiente. Cuando aquella mujer rompió el frasco, si leemos los pasajes paralelos, veremos
que dicen que el ambiente cambió, porque uno de los pasajes paralelos dice que “el olor del
perfume llenó toda la casa” , y muchos se irritaron y dijeron —pero se le hubiera dado a los
pobres—, y Jesús dijo — “a los pobres siempre los van a tener con ustedes”. Pero lo que
esta mujer hizo, lo hizo por mí, por su amor a mí—.

Si no entendemos que Dios nos ha dado un poder sublime que está reposando adentro de
nosotros, pero que Dios forma vasijas de barro como Él quiere, para que ese poder pueda
salir, ese poder va producir vida o va producir muerte. Pero no podrá no producir nada.

Aquellos que se mantienen en su postura y rechazan el poder que llevamos dentro, que es la
misma vida de Cristo que se nos a conferido, ellos estarán declarando su propia muerte. Es
difícil y fuerte lo que digo, pero es verdadero. Porque aquellos que reconozcan lo que
llevamos dentro, podrán decir, —yo quiero “esa misma vida” que está reposando en ti.
Porque por fuera somos iguales, pero por dentro hay algo que yo anhelo, que tú tienes y yo no
tengo... Por que por dentro, hay algo que se desborda dentro tuyo y que yo no puedo nunca
vivir, ni siquiera con una sonrisa, y yo necesito ese poder sublime que está dentro tuyo—.

Yo sé que Dios nos está preparando para cosas mucho mayores, y sé que en nuestra visita,
ha sido muy importante lo que el Señor ha ministrado a través de nosotros para con ustedes.
Sé que el Señor, aún proféticamente les ha hablado a muchos de ustedes, pero ahora lo
importante es, ¿dónde el Señor está depositando esa palabra y ese tesoro que Él está dando,
en qué tipo de vasija? ¿En vasija que barro que están dispuestas a decir —Señor, si esta
vasija no sirve, aplástala Señor y haz una nueva, no hay problema, pero que esta vasija nueva
pueda contener tu gloria y tu poder Señor? Porque si yo quiero en un vaso volcar 1000 litros
de agua, me voy a volver loco, y si yo estoy tan contento con el vaso era de mi bisabuela, y
que nadie me quite el vasito porque es tan...

Dios dice, —yo te quiero dar mil litros, ¿y te conformas con un vaso que tiene doscientos
centímetros cúbicos? ¿Te quiero dar mil litros y vos estás viendo el vasito? Para los mil litros
necesitas una vasija nueva, guarda el vasito de la bisabuela en un mueble, recuérdala y ponle
un cartelito que diga que fue de la bisabuela, pero ahora es mucho más importante lo que yo
te quiero dar—.

Debo estar dispuesto a romper con lo que para mí es valioso y decir ahora soy barro porque
quiero contener la gloria de tu poder Señor; quiero que eso que me has dado, eso que soy en
Cristo pueda salir a la luz porque soy la vasija correcta.

Que podamos ser la vasija correcta para que todo lo que Espíritu habló podamos
experimentarlo, pero que también podamos ver que es real, que no se queda en palabras,
porque todo lo que hemos visto es parte de un vocabulario apostólico. Pero no se tiene que
quedar en un vocabulario, sino que tiene que ser una realidad, tiene que ser un fuego que nos
consuma por dentro, pues si se queda en un vocabulario estamos perdidos.

Tiene que ser una realidad, el anhelo del corazón de Dios, que tengas mañana un día como
nunca lo tuviste en tu vida, que el poder y la gloria de Dios se manifiesten a partir de mañana
a la mañana, de una manera que nunca antes lo experimentaste, que abras los ojos en tu
cama y digas —hoy voy a tener un día glorioso en Cristo y la excelencia de su poder se va a
manifestar a través mío porque estoy siendo la vasija que Dios tenía pensada, que el alfarero
había diseñado en su cabeza, y para lo que hoy Dios me ha dado, esa vasija es correcta... Y
si Dios me quiere dar más, que destruya la vasija para hacer una nueva porque yo quiero más
de su gloria—.

Quiero hacer una oración por todos ustedes y quiero orar para que esta verdad que pudimos
compartirles, sea una verdad que va de la mano una de la otra y no se pueden despegar. Que
esto sea revelado a sus espíritus, para que lo que Dios tiene por delante para ustedes sea
desatado, pero además sea comprobado y experimentado por ustedes, y que cuando ya
estén a punto de llegar, no vean que en ese momento las cosas empiezan a salir mal, sino
que el diablo sea avergonzado y que nunca los avergonzados sean ustedes.

Padre, en el Nombre de Jesús te agradecemos porque reconocemos que tú nos has


dado todo lo que nos podías dar. Señor perdónanos cuando te seguimos pidiendo
cuando en realidad tú nos diste a Cristo y con él nos diste todas las cosas, nos
llamaste de una forma y nos transformaste para ser lo que nunca imaginamos que
íbamos a ser. Seguramente ninguno de nosotros imaginó que alguna vez íbamos ser
embajadores, pero hoy lo somos; ninguno de nosotros pensó que íbamos a ser reyes
porque no venimos de ninguna dinastía, pero en Cristo Jesús somos reyes, de la
misma manera que somos sacerdotes para nuestro Dios y podemos ministrar de
aquello que tú nos has dado.

Por eso Señor, en el Nombre de Jesús te quiero pedir que por el Espíritu, la revelación
tuya venga a nuestra vidas en este día y podamos comprender espiritualmente lo
mucho que tú nos has delegado, pero también que podamos entender que este poder
tan sublime y glorioso lo has querido depositar en vasijas de barro, para que se vea que
la excelencia del poder no es de nosotros sino que es tuya, y que cuando ese poder
fluya a través de nuestras vidas, todo ojo pueda verte a ti Señor, todo corazón pueda
clamar a tu persona y recibir de ti lo mismo que nosotros hemos recibido por gracia
Señor. Espíritu Santo trae tu revelación, trae claridad espiritual para poder entender
esta verdad y que pueda vivir lo que tú quieres que vivamos en este tiempo.

Señor, sabemos en el Espíritu que este es un tiempo importante, que vendrán desafíos,
toma de decisiones, cambios... Pero todas esas cosas serán en “un sólo cuerpo”, en
“un mismo espíritu”, en “unidad espiritual”, y que la iglesia va a conquistar estas
cosas, pero primeramente entendiendo quiénes somos en Cristo, y también sabiendo
que este poder ha sido depositado en vasijas de barro, vasijas que siempre estarán
dispuestas a decir, Señor hazme en una nueva vasija, para poder contener una mayor
gloria de tu persona sobre mi vida. En el nombre de Jesús, que esto sea revelado.

Y quiero orar porque hay personas que están en diferente tiempo en la relación
personal con Dios, hay personas de diferente extracción, hay personas que han venido
de otras congregaciones, y yo quiero declarar que en este tiempo, en poco tiempo,
cada uno tendrá un mismo corazón y un mismo sentir, y tendrán un mismo
entendimiento espiritual , de lo que Dios haciendo en su Iglesia, que no habrá
diferencias de opinión, que cada uno no defenderá su manera de pensar o que no
discutirá por aquellas cosas que ha recibido antes, sino que dirá que lo que pudo haber
recibido, lo deja a un lado y que ahora entiende lo que el Espíritu está hablando en este
tiempo a cada vida, que está en el lugar correcto, que es parte de este cuerpo y que por
ende, hay un propósito en común.

En el Nombre de Jesús, quiero declara en fe y en autoridad, que así será con cada
hermano y hermana; que ellos sabrán, espiritualmente sabrán, lo que Tú les has
delegado y no será como andar tirando de un carro al cual le cuesta andar, sino que al
contrario, el carro empujará a los caballos, en este caso, el carro funcionará
rápidamente, con fuerza y con potencia. Y no será una tarea solo de los pastores
tratando de llevar algo a cabo, sino que será el mismo cuerpo, que entenderá
espiritualmente tus planes y juntos caminarán en pos de la meta que tú has propuesto.

Declaramos que esta verdad se manifiesta en cada vida y en cada corazón, Señor, para
gloria de tu Nombre. Porque nadie más recibirá la gloria, solamente tú la recibirás. Y
tendrás siempre un pueblo dispuesto a darte todo y en todo, toda la gloria, Señor.

Gracias Padre, por lo que haces en este tiempo y porque tú nos convences de tu
verdad, pues no es una tarea humana, sino que reconocemos que es el Espíritu Santo,
el precioso maestro que nos has dado, que nos convence de la verdad, de la palabra
que nos es revelada en este tiempo. Gracias Señor, te glorificamos y te bendecimos
con todo nuestro ser, en el Nombre de Jesús. Amén.
JESÚS EL PAN DE VIDA

18 junio de 2004

Vamos a ir al Evangelio de Juan, capítulo 6, porque el Señor me hizo detenerme en algunas


cosas que son, creo yo, muy especiales, aunque el pasaje es conocido, el suceso, el hecho es
conocido por todos, pero yo quiero resaltar algunas cosas que el Señor me mostró, de manera
particular.

Al pensar en esto, yo pensaba también, en que el próximo domingo para los pastores de esta
congregación es un domingo especial, porque hemos estado esta semana pasada, reunidos
delante del Señor, viendo muchas cosas que ustedes conocerán el próximo domingo. Y
cuando tenemos por delante un desafío de Dios, lo que creo que ninguno de nosotros desea,
es que nos quedemos a la mitad del camino, que no podamos llegar a la meta, que
desistamos y no podamos cumplir el objetivo. Con estas cosas en mente, comencé a ver en la
palabra lo que el Señor me mostraba y me hacía ver, y yo quiero que veamos el evangelio de
Juan, capítulo 6 desde el versículo uno. Dice:

“Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. Y le seguía
gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. Entonces subió
Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la pascua, la fiesta
de los judíos. Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo
a Felipe:¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?” Juan 6:1-5

Yo me voy a detener aquí, aunque vamos a seguir leyendo la Escritura, pero yo necesito
detenerme aquí, porque cuando vemos a Jesús haciendo una pregunta como esta alguien
podría pensar: a Jesús se le salió lo humano, Él era hombre. Y sentado arriba en el monte
viendo a la multitud habrá dicho: Felipe ven ¿Cómo hacemos ahora para darle de comer a
tanta gente? Que no te oigan, pero la verdad estoy preocupado, Felipe no sé ¿tendrás algún
plan, alguna idea? ¿una panadería abierta a esta hora? ¿cómo hacemos Jesús?

Quiero decirte, que Jesús nunca hablo sin sentido o sin saber lo que iba a ocurrir, las palabras
de Jesús siempre tienen un sentido de ser. Tenemos que aprender de Jesús a hablar como
Él, porque a veces hablamos y nuestras palabras no tiene sentido. Decimos, aquellas cosas
que nos preocupan y que nos tienen agobiados y claro, cuando ya no resistimos más a
alguien se lo tenemos que decir, aunque sea al espejo a la mañana, pero a alguien, porque no
podemos soportar aquello que tenemos.

Creo que a todos nos ha pasado y nos sigue pasando, porque cuando hay algo que esta
taladrando nuestra mente y nuestro corazón allí estamos duros con esa cuestión y con esa
situación. Pero eso nos trae tal tristeza, que no podemos afrontar eso y nos la pasamos
hablando del problema, pero eso no es la manera de hablar que debemos adoptar como hijos
de Dios, nuestras palabras siempre tiene que ser como las palabras de Jesús, si hablamos es
porque sabemos lo que estamos diciendo de parte de Dios y porque esas palabras tiene
sentido. Por eso, lean ahora, el versículo 6.

"Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer." Juan 6:6

A Jesús no se le cayó encima de sus hombros toda la humanidad de repente y se preocupo


por cómo darle de comer a tanta gente, Jesús dijo: me agarre a Felipe para probarlo ¡le tocó a
Felipe, pobre! Jesús tenía dos objetivos a través de su palabra: En el mismo versículo 6, Él
está diciendo esto decía para probarle.

1. Lo que Jesús quería hacer era probar la fe de Felipe. Él sabía lo que había de hacer.

2. Lo que Jesús quería hacer era demostrar que Él mismo tenía fe.

Escúchenme muy bien lo que les digo, Jesús tenía fe y sí sabía lo que iba a ocurrir, porque Él
tenía confianza en el poder de Dios que estaba en Él y con Él. Por eso Jesús, no estaba
preocupado, al contrario, yo creo, que Jesús estaría con los ojos iluminados de emoción por
saber cómo Él iba a mostrarle una gran lección a los suyos. Quiero leerles algo que Pablo les
escribió a los Corintios en la Segunda carta en el capítulo 13 y el versículo 5. Fíjense lo que
Pablo les dice:

"Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os


conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis
reprobados?" 2 Corintios 13:5

Pablo les dice a los Corintios, examínense ustedes y pruébense a ver si están en la Fe.
Cuando la Biblia usa este verbo estar, está hablando de permanencia, de lugar, de habitación.
Estar en la fe, como estar en Cristo es permanecer y habitar en Él o en ella, hablando de la fe.
Estar en la fe, no significa ahora creo con todo mi corazón, estar en la fe es vivir a través de
ella, por la fe somos justificados.

Por eso, en Romanos leímos antes, si crees en tu corazón y luego por creer confiesas con tu
boca, porque es imposible confesar algo que no se cree y que no se cree de manera
permanente. Por eso, Jesús le estaba diciendo a Felipe, Felipe pruébate a ver si estas en la
fe. ¿Tienes fe de que le podamos dar de comer a tanta gente? Yo sí Felipe tengo fe de que le
vamos a dar de comer. Yo creo, que el poder de Dios que habita en mi se va a manifestar y
vamos a ver algo glorioso en medio nuestro. Esa era la intención de Jesús.

Por lo tanto, siempre tenemos que saber que nuestras actitudes, nuestras palabras, nuestras
acciones pueden ser de acuerdo a un criterio puramente humano o de acuerdo al Cristo que
llevamos dentro. Si yo analizo la situación de acuerdo a lo que pudo hacer, de acuerdo a mi
pensamiento, ¿qué voy a decir? Acá yo no puedo hacer nada… esto es imposible. Pero
cuando Jesús está probando a Felipe, le está diciendo: Felipe yo les di una autoridad y un
poder para que ustedes se movieran en esa autoridad y en ese poder.

Me llamaba la atención y cuando compartíamos esto con Letty, ella me hacía referencia que
en estos días, precisamente, leyó este mismo milagro, que además les quiero decir, que este
mismo milagro, el milagro de la alimentación de los cinco mil es el único milagro que se repite
en los cuatro evangelios. Así como se repite la resurrección de Jesús en los cuatro
evangelios, también se repite este único milagro, en los cuatro evangelios.

Y en otros de los evangelios, si ustedes lo vieran, en Lucas nueve, creo que es, no, previo a
eso, vienen sus discípulos después de haber sido encomendados por Jesús a ir por todo
lugar, sanar enfermos, hacer milagros, etcétera… etcétera y vienen a Jesús a decirle todo lo
que habían hecho en su nombre, o sea, que venían de palpar el poder de Dios y la autoridad
que habían recibido.

Después de eso Jesús dice: a ver si funciona también para esto, Felipe te vas a mover en
este mismo poder, ¿crees que este poder también sirve para alimentar a los cinco mil o crees
que no? Si yo me manejo por pensamientos humanos y criterios humanos, siempre le voy a
decir al Señor, Señor no se puede… es imposible.

Pero si yo me manejo como dice Pablo a los corintios, por el Cristo que llevo dentro el poder y
la autoridad recibida, cuando yo me examino y me pruebo a mi mismo puedo decir: estoy en
la fe, porque sé que no estoy reprobado y que Cristo habita en mí, no es en mí fuerzas, es en
el sobrenatural poder de Cristo que está en mí en el cual me puedo mover. Seguimos
leyendo, versículo 7:

"Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de
ellos tomase un poco." Juan 6:7

Felipe no logró ver, que estando del lado de Jesús el milagro podía ocurrir, las posibilidades
de Felipe se redujeron a su razonamiento: haber, déjame hacer cuentas Señor, ni doscientos
denarios de pan. Así hacemos nosotros, haber Señor, déjame ver. Bueno la verdad que
pensándolo bien, haciendo mis números, mis cálculos de esta no salimos, Señor, realmente
no podemos.

Y nos metemos en la barca con el mismo Jesús. O sea, lo metemos a Él en nuestra barca, le
decimos a Jesús: Tú tampoco puedes, porque si yo no puedo Tú no puedes. Y efectivamente,
Jesús no puede cuando nosotros le cortamos las alas, el Jesús que llevamos dentro, el Cristo
que llevamos dentro no puede hacer nada si nosotros no creemos que Él lo puede hacer a
través de nosotros. Felipe razonó y dijo: de acuerdo a mi razonamiento, no podemos Señor.

"Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un
muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para
tantos?…"Juan 6:8-9

¡Fíjense! Les voy a mostrar unas diferencias, presten atención. Andrés dio un paso más
adelante que Felipe, porque Andrés se atrevió a decirle Jesús: ¡mira hay cinco panes y hay
dos peces que tiene un muchacho que está en medio de nosotros! ¡Si te sirve de algo Jesús!
Por lo menos te lo informo.

Dio un paso de fe, él se atrevió a confesar lo que había y las posibilidades que Jesús podría
tomar. Inmediatamente después, él le dice: pero por las dudas me cubro, porque no sé qué va
a pasar después de esto. Pero Señor, aun así de acuerdo a mi razonamiento me uno a Felipe
¿qué es esto para tanto, Señor? ¿Cómo podremos? Pero yo quiero que veas qué ocurre
después,

"Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y
se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y
habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que
estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían." Juan 6:10-11

Jesús necesitaba y esperaba una actitud de fe como la de Andrés ya que, a partir de ese
pequeño acto de Andrés, Jesús pudo moverse en lo sobrenatural y mostrar la gloria de Dios.
Con la respuesta de Felipe no le alcanzaba a Jesús, pero con ese pequeñito paso de fe que
dio Andrés en decirle: ¡mira contamos con esto Señor! Jesús dijo: esta es la puerta de entrada
para mostrar la gloria de Dios en este lugar.

Cuando tú le estás diciendo todo el tiempo Señor: no podemos Señor… es imposible Señor…
las posibilidades son estas… Sería ridículo que nos aventemos a intentar hacerlo… no se
puede. Si esa va a ser tu respuesta para con el Señor, veras no puedo permanente en toda tu
vida…Pero si tú dices: Señor, esto es con lo que cuento y yo sé que por el poder que hay en
mí, por la vida tuya que está en mí, esto tú lo puedes usar para engrandecerte y glorificarte.
Yo quiero decirte que estoy de tu lado y por lo menos de lo que dispongo te lo doy, porque si
tú quieres te vas a glorificar a través de esto.

Si tú vas a entrarle a todo lo que el domingo próximo vamos a compartir contigo, tienes que
saber que nada de lo que hagamos será en nuestras fuerzas. Pero también tienes que saber
que Dios va a estar esperando que le digamos, tengo fe en lo que tú vas a hacer y en la vida
sobrenatural que me diste y que me regalaste, Señor… Yo sé que voy a dar el paso… yo sé
que voy a hablar… yo sé que voy a hacer lo que tengo que hacer y tú a través mío te vas a
glorificar.

Si yo no tengo esa expectativa por delante siempre veré a un Jesús que se la pasa
preguntándome: ¿Crees que podremos? ¿Crees que lo haremos? ¿Crees que será posible?
Y toda la vida te preguntará, pero nunca vas a encontrar respuestas, ni nunca vas a ver la
mano de Dios moverse a tu favor.

Hay algo especial que allí dice el versículo 11 dice: Que Jesús tomo aquellos panes y dice
después:

…habiendo dado gracias…

A mí me gusta mucho la Biblia Plenitud porque ayuda mucho en algunas cosas en particular,
si nosotros lo leemos simplemente, así decimos, bueno dio gracias y ya. Pero la Biblia
Plenitud se encarga de enseñarnos que la frase habiendo dado gracias, en el original griego
es una sola palabra. Es la palabra, algo así como eucharisteo. De esa palabra surge la
palabra eucaristía que hoy se conoce como lo que nosotros conocemos por la Cena del
Señor, se usa treinta y tantas veces en el Nuevo Testamento, la palabra eucharisteo.

Once de ellas para hacer referencia a la Cena del Señor y otras veintitantas para mostrar una
gratitud reverente y profunda al Señor. Esta palabra viene de eu que significa: bien. Y la otra
es charizomai, porque es la palabra base que significa: dar libremente. O sea, que lo que hizo
Jesús fue dar libremente gracias a Dios por esos cinco panes y dos peces. Cuando nosotros
nos encontramos en nuestra mano con cinco panes y dos peces y tenemos que alimentar a
cinco mil: ¿Qué hacemos? ¡Señor, por favor te lo ruego en el nombre de Jesús y por todos tus
ángeles, muévete a mi favor, porque sino de acá no salgo!

Ruego, intercedo, derramo lagrimas... Jesús no se escondió detrás de un árbol a decirle


¡Señor ahora que no me ven por favor glorifícate porque sino paso el ridículo! Tomo los cinco
panes y los dos peces y le dijo al Padre: Padre gracias… gracias por lo que me diste. Por eso,
dije antes, Jesús le dijo indirectamente a Felipe, tú no tienes fe yo sí tengo fe Felipe, yo sé lo
que va a ocurrir.

Por eso, cuando te muevas en tu vida natural, normal de todos los días y aún cuando te
muevas como parte de este Cuerpo en los planes que Dios tiene, tú vas a hacer todo lo que
tengas que hacer, pero le vas a decir al Señor: Señor gracias por lo que ya me diste, no
importa si lo ves o no lo ves, porque cinco panes y dos peces son la llave que Dios usa para
abrir una puerta de gloria, de dimensión sobrenatural y de toda la plenitud de Dios a nuestro
favor.
Por eso, Jesús habiendo dado gracias con libertad lo repartió y se lo dio primero a los suyos,
a los doce y los doce se lo dieron a la gente, porque los doce tenían que aprender que en sus
manos eso se iba a multiplicar, tenían que saber, que lo mismo que les había ocurrido cuando
habían sido enviados y habían orado por enfermos y habían visto el poder de Dios, lo mismo
iba a ocurrir con cinco panes y dos peces en sus propias manos.

Jesús no le dijo, yo doy gracias, pero yo también lo reparto porque ustedes no creen, Yo doy
gracias, pero ustedes van a poder usar el poder y la autoridad que les di para que vean que lo
que les he encomendado es posible hacerlo, si creen. Por eso lo repartieron y eso funcionó.

"Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que
sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de
pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido." Juan
6:12-13

Eran cinco mil hombres ¡nada más que hombres! Súmale las mujeres y los niños y ten en
cuenta, que habían estado siguiendo a Jesús, se estarían muriendo de hambre. Y que los
hombres, como buenos hombres que somos todos, nos gusta comer y no paramos hasta que
decimos ahora estoy satisfecho.

O sea que comieron, está bien, y recogieron doce cestas. ¡Escúchame muy bien lo que yo te
voy a decir! Esos doce apóstoles del Señor tenían que saber que lo que Jesús les había dado
que estaba en ellos, no alcanzaba solamente para saciar, sino que lo que Él les había dado
siempre iba a sobreabundar.

La vida de Cristo que llevas dentro no es solamente para que salgas raspando de las
situaciones y que sólo digas: ¡hay que bueno zafé de otra más y a ver si para mañana resulta!
No… No, el poder y la autoridad que tienes, por la vida de Cristo, va a sobreabundar. Por eso,
tú tienes que creer que lo que vamos a comenzar a hacer dentro de dos semanas como
Iglesia de Jesucristo, va a sobreabundar y nos va a sorprender a todos.

¿Por qué? Porque habremos creído la Palabra. Yo no estoy predicando por predicar, yo no
estoy diciendo esto para darte un mensaje y que te vayas te compres el cassettes y lo
escuches en casa, hazlo, pero porque vas a creer esta palabra y la vamos a aplicar todos
juntos, porque sino, no tiene sentido de ser.

Cuando nosotros nos probamos y examinamos y vemos que estamos en la fe porque no nos
estamos apartando de ella, podemos comprobar que la vida de Cristo es sobrenatural y
sobreabundante. Lo que Él te ha dado te alcanza para ti mismo, para tu familia, para los que
te rodean, para tu escuela, tu trabajo, tu vecindario, para las naciones del mundo entero.
Por eso, Dios le delegó a la Iglesia llevar el mensaje, porque este mensaje llevará la gloria de
Dios a todo lugar y la Tierra será llena del conocimiento de su gloria con un mensaje, porque
ese mensaje va potencializando con la vida de Cristo que está dentro tuyo, esa vida de Cristo
no tiene límites. Muy bien, seguimos vamos al versículo 15, por favor dice:

"Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a
retirarse al monte él solo. Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, y entrando
en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no
había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. Cuando
habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el
mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas él les dijo: Yo soy; no temáis. Ellos
entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra a donde
iban." Juan 6:15-21

Fíjense, que Jesús pudo entender la intención de esa multitud que lo seguía, que iban a
querer tomarlo y apoderarse de Él para hacerlo rey, pero Jesús no estaba interesado en ser
rey a la manera humana, porque eso estaba fuera de los planes de Dios. Entonces, Jesús se
aparta y se va Él solo.

Este mismo relato del barco y del mar y todo esto, es el mismo según narran los otros
evangelios dónde se comenta esto es el mismo, en cual Pedro camino sobre el mar, es
exactamente el mismo, nada más que Juan da una visión del relato, pero es lo mismo. Y
ustedes saben, que evidentemente, la tempestad se puso bastante brava.

Fíjense, que Jesús hizo algo a propósito, porque Jesús no sólo se aparto de la multitud,
también se aparto de sus discípulos. Es raro, no porque que la multitud lo quisiera hacer rey,
está bien se puede entender, pero los suyos estaban siempre con Él, ¿qué necesidad de
apartarse de los suyos? Porque tenía una segunda lección que mostrarles.

La primera lección, había sido vivir por fe para creer en lo que Él ya les había dado. Pero la
segunda lección, tenía que ver con andar en autoridad. Los dejo solos, se subieron a la barca
y dijeron bueno nos vamos para el otro lado y cuando empezaron a ir el viento empezó y el
agua y estuvo terrible y ya no sabían qué hacer y eran como que estaban detenidos.

Y en ese momento, Jesús se baja del monte termina de orar y dice, bueno voy a alcanzar a
los muchachos y no tuvo mejor idea, que cortar camino caminando sobre el agua, está bien,
esto esta bueno, no, esto esta bueno. Entonces, va caminando sobre el agua. Obviamente
que otros de los pasajes dice que se asustaron mucho porque creyeron que era un
fantasma… etcétera… etcétera. Pero por eso, Jesús les dice: soy Yo muchachos no teman,
está bien, pero inmediatamente que Él se sube en la barca se calma toda la tempestad.
Nosotros debemos entender, que por el Cristo que llevamos dentro todas las circunstancias y
las situaciones deben estar bajo nuestros pies. No es posible que tú te veas en medio del mar
de pronto y que el mar empieza hacer lo que quiere contigo, porque eso ocurre cada vez que
las circunstancias te mueven a ti a su gusto. Y que el diablo dice, bueno ahora voy a jugar un
ratito, te voy a mandar veinte circunstancias todas juntas y las circunstancias vienen como un
viento de acá, como un viento de allá, del otro lado la barca se mueve, entra agua, es
insostenible la situación.

¿Por qué? Porque no sólo tenemos que caminar en fe, tenemos que usar autoridad. Cuando
Jesús se subió, la tempestad dijo: se nos acabo el jueguito. El chiste estuvo bien hasta ahora,
pero ahora llegó quien domina la situación. Tu vida tiene que estar basada en la fe para
creerle al Señor y moverte en lo sobrenatural. Pero cuando ves que las circunstancias vienen
contra ti, tú tienes que, ahora, moverte en la autoridad que has recibido, para que las
circunstancias no puedan moverte de aquella fe que tuviste al principio. Algunos empiezan
creyendo, pero cuando viene las circunstancias desisten y empiezan a caminar para un
costado. ¿Por qué? Porque no se mantienen firmes en la fe y porque no usan la autoridad
recibida.

Por eso, no basta que tú digas yo tengo fe, porque una vez que además dijiste tengo fe, se te
viene la tempestad, es a propósito, porque Jesús te deja para enfrentarte con la tempestad,
¡claro! Y una vez que te enfrentas, Jesús dice: a ver qué pasa no dijiste que creías, ahora usa
la autoridad para creer que esas circunstancias y esa tempestad no te va a mover de lo que
comenzaste creyendo en mí, porque sino tú crees al principio pero después cualquier cosita te
mueve la barca y tú dices, ahora nos ahogamos, porque no usamos la autoridad para
reprender toda circunstancia y para que todas las situaciones estén debajo de nuestros pies.

Por eso, fe y autoridad tiene que ir de la mano, tú tienes que creer en lo que llevas dentro, que
es sobrenatural. Pero cuando estas caminando en lo sobrenatural tienes que también usar
autoridad para que las circunstancias no te dominen a ti.

Hay algo que también me lo enseño la Biblia Plenitud, dice entonces, con gusto le recibieron
en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra a donde iban. La frase, en seguida, literalmente
significa: rápidamente. Ellos se subieron de este lado y dijeron vamos a llegar del otro lado,
pero cuando estuvieron a la mitad, ya creían que no iban a llegar ni este, ni al otro, ni al otro,
ni a ningún lado, que se iban a quedar ahí y buenas noches… nos vemos en el cielo. Cuando
Jesús llega y se sube a la barca, inmediatamente, llegaron al otro lado.

Cuando tú usas la autoridad, rápidamente cumples los propósitos de Dios para tu vida porque
no eres detenido, ni frenado por nada. Por eso, Jesús, siempre marca la gran diferencia.
Cuando estuvieron solos y estaban dudando, no sólo que tardaron, no lograban llegar ¡y eran
pescadores diestros! O sea, no era gente que dijo: ¡ahí vamos a ir remando porque es tan
lino, tan romántico! No. Tú toma aquel remo y yo este y vamos y una dos. No, eran
pescadores estaban en el mar.

No todos, pero la gran mayoría eran pescadores, estaban en el mar habitualmente, sabían
como se comportaba el mar, pero no se podían mover del lugar donde estaban. Por eso, no
es porque tú conoces o no conoces, porque sabes manejar la situación, es porque usas lo que
has recibido para tomar autoridad y hacer lo que tienes que hacer en el nombre de Jesús.

Porque sino tú dices: no yo este remo lo manejo súper bien, cuántas veces fui y viene,
cuántas veces pesque, cuántas veces el mar se me puso bravo pero yo lo dominé, ¿por qué
ahora no es como antes? Ahora es por la vida de Cristo que esta en ti y no porque tú crees
que puedes, es una gran diferencia. Por eso, cuando ellos descansaron en Jesús y Jesús se
subió a la barca, rápidamente llegaron al otro lado y cumplieron el objetivo que tenían.
Seguimos leyendo,

"El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había habido allí
más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino
que éstos se habían ido solos. Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al
lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor. Cuando vio,
pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y
fueron a Capernaum, buscando a Jesús. Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron:
Rabí, ¿cuándo llegaste acá? Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo
que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os
saciasteis." Juan 6:22-26

Era necesario, para Jesús, enseñarle a sus discípulos que debían moverse en fe y en
autoridad para poder ver las cosas como Dios las veía. Quiero que me entiendan bien lo que
les voy a explicar y presten atención, cuando Felipe y Andrés vieron las circunstancias de una
multitud allí y de que había que darle de comer en algún punto, ellos se detuvieron mirando la
necesidad de la gente. Dijeron, para esta gente la necesidad seria de mínimo doscientos
denarios. Andrés dijo, cinco panes y dos peces para la necesidad de esta gente de comida, no
va a alcanzar.

Jesús no vio la necesidad de la gente, Jesús vio la necesidad de Dios. Dios necesitaba cinco
panes y dos peces para moverse y glorificarse. Ahora que están del otro lado y la multitud los
sigue, Jesús está usando de su autoridad para rebatir la verdadera intención que ellos tenían
en su corazón. Porque Jesús nunca se detiene en la necesidad de la gente, ve la necesidad
de Dios. Entonces Jesús les dice, ustedes me buscan a Mí, me están buscando a Mí, ¿saben
por qué me buscan? Porque son unos egoístas, por eso me buscan.
Fíjese, porque al principio si yo no estoy equivocado, pero creo que no... sí, el dos dice: Y le
seguía gran multitud porque veían las señales que hacía en los enfermos. Sin embargo, Jesús
le dice a ellos, cuando habla con ellos: Ustedes no me buscan porque ven las señales,
ustedes me buscan por egoísmo. Porque les di de comer y porque quedaron saciados.
Porque si por lo menos hubieran visto las señales, estarían reconociendo la grandeza de el
que tenían enfrente. Y esas señales los hubieran llevado a ellos a creer que ése que tenían
enfrente, venía de parte de Dios y podrían haber creído que era el Salvador. Pero sólo buscan
a Jesús por egoísmo.

Por eso, tú nunca te puedes detener ni en tus propias necesidades, ni en las necesidades de
la gente. Tú tienes que ver lo que Dios necesita, para hablar de parte de Dios lo que tienes
que hablar. Por eso muchas veces como hijos de Dios damos vueltas sobre un círculo que
nunca tiene fin. Es como el carrusel de los niños, da vueltas y vueltas y los niños se divierten.
Pero a la vuelta numero cuarenta y cinco le piden al papá que lo lleven a otro juego, porque el
caballo donde está montado es igual, nunca cambia, es del mismo color y siempre sube y
baja, es todo lo que hace. Cuando nosotros estamos viendo nuestras necesidades, damos
vuelta siempre sobre la misma situación. ¿Y sabes por qué no sales de tus necesidades?
Porque sigues viendo precisamente tus necesidades.

Lo que Dios quiere es que veas su necesidad, porque vas a saciar la necesidad de Dios y
Dios va a saciar tu necesidad. Esto funciona como funciona la adoración y la alabanza,
cuando tú llenas a Dios de adoración, Dios te responde. Pero tú vienes acá el domingo y
dices, éste es el día para que el Señor me hable y para que me reconforte y me consuele y
pase su manos de amor sobre mi espalda, porque estoy muy lindo. Y entonces estás todo el
tiempo diciendo, ¿y Señor, para cuándo y la palabra? Y te vas a tu casa diciendo ¿y Señor,
qué paso?

Porque estamos acá no para llenar nuestra necesidad, estamos acá para satisfacer el corazón
de Dios. Para decirle al Señor, Señor éste es un pueblo que te ama y lo único que ha venido a
hacer es darte el amor, la gloria, la honra que Tú mereces; y a postrarse ante Ti y reconocer
tu señorío. Si solamente eso hiciéramos y nos fuéramos a casa, estaríamos bien.

Creo que hasta en un momento lo vamos a hacer, porque ya hemos dado tantas vueltas. Y
como a veces yo le decía a Daniel, a Estela, a mi esposa, Dany, Marta... se los decía el
veinticuatro, a veces me siento tan mal de que predicamos tantos mensajes poderosos en
Dios y la cosa no cambia, que a veces se me antoja no predicar más. Porque sino le
seguimos dando a la Palabra y una y otra y otra y otra...

Claro, todos sabemos en el fondo que adoramos a Dios, pero al ratito va a venir la Palabra y
algo me va a decir, ¿sí o no?, Todos. Pero algún día, le vamos a dar la sorpresa. ¿Por qué?
Porque nosotros no podemos seguir viendo ni nuestras necesidades, ni nuestras
circunstancias; por eso Jesús había usado de la Fe. Pero ahora estaba usando de su
autoridad para decirle a la multitud, ustedes me buscan por egoístas y así no van a llegar a
ningún lado. Por eso, fíjense que después de eso el Señor les dice, versículo 27:

“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna
permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el
Padre. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de
Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha
enviado”. Juan 6:27-29

Fíjense, Jesús les dice, ustedes tienen un corazón necio, duro y egoísta, buscan su propio
bien y por esa necesidad que tiene trabajan y se mueven. Pero yo les enseño que ustedes
tienen que trabajar por una comida que permanece. Tú puedes esforzarte por cambiar las
situaciones que rodean y trabajar toda tu vida por ellas, pero ni se van a solucionar, ni vas a
ser saciado. Estás trabajando por algo que no tiene sentido de ser.

Pero el Señor te quiere decir que es tiempo de empezar a trabajar por la comida que viene de
arriba, que permanece eternamente. Esta comida tiene que ver con estar en los planes
perfectos de Dios todos los días de tu vida, sabiendo que en el lugar donde estás, Dios te
Eligió que seas su representante, que mostraras su gracia y su gloria en ese lugar; así es
como debemos trabajar.

Por eso dice que ellos le preguntan, ¿qué debemos hacer para poner en práctica la obra de
Dios? Y Jesús les responde: ésta es la obra de Dios, que creáis en el que Él ha enviado. Nos
podemos afanar por decir, ¿cuáles son las obras de Dios que debemos hacer? La única obra
de Dios que tenemos hacer es creer en Él en el lugar donde estás, en toda circunstancia, en
todo momento, para que Él se manifieste. Señor, acá en el trabajo, en la oficina, las cosas se
pusieron difíciles; yo creo en Ti y te vas a glorificar. No es cuestión de quedar bien con el jefe,
no es cuestión de romperte la cabeza, de irte a las once de la noche de la oficina, no pasa por
eso. Es decirle Señor creo, creo en Ti.

Cuando yo le digo al Señor, creo en Ti, estoy descansando en la vida sobrenatural que he
recibido y en lo que Él es para mí. Por eso trabajo en aquello permanece, porque cuando tú le
permites al Señor moverse a través tuyo, entonces Él es glorificado y eso va a permanecer a
la vista de los demás. Si tú lograste algo en tu trabajo por tu mucha habilidad, te van a felicitar,
te van a decir muy bien, muy bien, felicidades; realmente valoramos en esta empresa tener
personas como usted. Pero al otro día que las cosas te vayan igual, porque si te van mal, así
como te pusieron la mano en la espalda después te dan una patada ya sabes dónde, porque
ya no cumpliste las expectativas.
En cambio, cuando tú le dices: Señor, en esta dificultad Tú te vas a glorificar, creo en Ti. Y
cuando tú vas al jefe y le dices, la verdad jefe, yo no sabía cómo hacerlo pero yo creí en el
Cristo que llevo dentro y ésta es la solución, ésa persona va a ver a Cristo, no te va a ver a ti
que te rompiste la cabeza para darle una solución al problema, no va a ver tu habilidad, no te
va a halagar a ti, va a buscar a Jesús y va a decir, ese Jesús realmente resulta. Sí claro que
resulta, porque de Él podemos depender en cualquier situación. Seguimos leyendo, 30:

“Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? (se
dan cuenta que Jesús les dijo ustedes no me siguen porque ven las señales. Les había dado
de comer. De cinco panes y dos peces, les dio de comer. Y ahora vienen y dicen que señal
haces para que veamos y te creamos) ¿Qué obra haces? Nuestros padres (ahí se
empezaban a llenar la boca de orgullosos, nada más) comieron el maná en el desierto,
como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os
digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del
cielo. (Padre amado decirle eso a los judíos era ser un blasfemos)Porque el pan de Dios es
aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre
este pan”. Juan 6:30-34

Se dan cuenta que seguían sin entender... Danos siempre este pan y el pan era Él. Mira, tú
puedes moverte en lo sobrenatural como lo hizo Jesús. Y para eso debemos tener fe, confiar
en lo que hemos recibido, como hablábamos al principio, pero llegará un punto, que cuando
los demás se acerquen porque han visto lo sobrenatural, entonces es tu tiempo de hablarles
la verdad, porque sino los estarás engañando.

Hay mucha Iglesia de Jesucristo que sigue detrás, hoy en día de las señales. Y los líderes no
se atreven a decir, bueno ahora que ya vieron muchas señales, ahora les va la verdad, los
siguen entreteniendo con las señales. Jesús no pretendió entretener a la multitud, Jesús usó
los milagros para mostrar la gloria de Dios y para hablar la verdad. Por eso debemos
movernos en lo sobrenatural. Pero cuando tenemos a la gente atenta porque vio lo
sobrenatural, entonces les decimos la verdad. No engañamos nosotros a nadie, nos movemos
por la verdad y en la verdad que hay en nosotros. Ellos les dijeron: Señor, danos este pan.

“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que
en mí cree, no tendrá sed jamás. Más os he dicho, que aunque me habéis visto, no
creéis. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo
fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del
que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me
diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad
del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y
yo le resucitaré en el día postrero”. Juan 6:35-40
Nuestra verdadera comida tiene que ser hacer la voluntad de Aquél que nos envió. Jesús dijo:
Yo he venido y he descendido para hacer la voluntad de mi Padre, trabajen por la comida que
permanece. La voluntad de Dios, la perfecta voluntad de Dios en tu vida, te va a ser vivir en
plenitud y en abundancia, siempre. Pero si tú trabajas para las cosas del mundo y para
llenarte y para saciarte, para cubrir tus necesidades y para arreglar los problemas, vas a tener
más necesidades, más problemas, más circunstancias y vas a estar perdiendo el propósito de
tu vida.

Si tú eres enviado, porque eres apostólico, ¿tú estás entendiendo para qué Jesucristo te
envió? Porque tienes que poder decir, Él me ha enviado para esto y yo por esto voy a vivir,
voy a trabajar, voy a respirar, esto es el todo para mí. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el
que a Mí viene, nunca más ni va a tener hambre y nunca más va a tener sed.

Nosotros los hijos de Dios tenemos a Cristo adentro y seguimos siendo personas que
tenemos hambre y que tenemos sed. Siempre algo nos falta, siempre hay algo que todavía no
se ha cumplido, siempre hay algo en lo que nos sentimos insatisfechos... No será porque
estamos poniendo el objetivo en algo equivocado. No será porque estamos desviando
nuestros ojos del verdadero propósito de Dios, para nuestra vida. No será que estamos
trabajando por una comida que perece.

Es tiempo de trabajar por la comida que permanece y ser llenos por Dios, porque nuestras
vidas están en sus planes y no en nuestras necesidades. Fe y autoridad para movernos en los
perfectos planes de Dios, para creer la vida que hemos recibido, para entender que no
estamos en este lugar, en este mundo, no estamos en este día hoy acá, para perder el
tiempo... Que no tenemos un año casi completo por delante, para seguir en el mismo círculo
vicioso del cual hasta ahora no hemos salido. Estamos aquí para que escuchemos al Señor
decirnos, empieza a trabajar por la comida que permanece; olvídate de tus propias
necesidades y mira mis necesidades. Súpleme a Mí y yo te voy a suplir a ti, pero trabaja por lo
que a Mí verdaderamente me importa.

El próximo domingo tiene que ser un día de gloria en este lugar, porque vamos a escuchar lo
que Dios quiere para nosotros. Y no vengan con la expectativa de decir, que tremendos
planes traerán los pastores, no. No son ni tremendos, ni fastuosos, ni algo sobrenatural. Es
simplemente, que nos movamos en la dimensión que debemos movernos. Es simplemente,
que dejemos de estar en nuestro propio mundo y empezar a vivir en el mundo al cual hemos
sido trasladados.

Ese mundo se llama el Reino de Dios. Hemos sido trasladados del reino de las tinieblas, al
Reino de su amado Hijo. En ese mundo vivimos, por ese mundo comemos, por ese mundo
respiramos, por ese mundo pensamos, por ese mundo tenemos ganas de que el día de
mañana amanezca, porque hay algo mas para hacer por Dios. Ése es el plan y ése es el
deseo de Dios.

Yo quiero hacer una invitación especial en este momento. Porque posiblemente haya algunas
personas en particular que hoy están acá, que todavía no conocen a Jesucristo de una
manera íntima y personal. ¿Qué quiero decir con esto? Que nosotros podemos conocer a
Jesús por la historia. Nosotros podemos conocer a Jesús por un Jesús que se manifiesta en
una cruz. Y vemos una figura allí, de un Jesús que sabemos que murió, pero en realidad no
tenemos una verdadera e íntima relación con ese mismo Jesús.

Yo no sé si tú con toda seguridad puedes decir que eres hijo de Dios o hija de Dios, y con la
misma seguridad puedes decir que te espera el cielo. Pero aquellos que hemos creído en
Jesucristo tenemos la seguridad de que hemos nacido de nuevo. Que la vida de Cristo esta
en nosotros y que tenemos una comunión perfecta con Él. Por eso, esto primero que estoy
diciendo y esta primera invitación, yo la quiero hacer para aquellas personas que nunca antes
le hayan dicho a Jesucristo, yo te entrego mi vida, ven a vivir dentro mío y cambia todo lo que
soy.

Porque el Jesús de la cruz, aunque tengas esa cruz en tu casa y lo mires todas las mañanas,
no va a hacer nada por ti. Porque ese mismo Jesús también resucitó, y dice la Biblia que
también volvió al lugar de donde había venido, y ahora con mayor gloria, para darnos esa vida
sobrenatural y para que vivamos diferente sobre la Tierra.

Dios te ha amado y te ama tanto, que quiere tener una verdadera relación de padre e hijos.
Solamente eso se alcanza por reconocer lo que Jesús hizo, pero por entregar también la vida
y querer, sinceramente, un profundo cambio en nosotros. Por eso yo quiero invitar a aquellos
que nunca antes le hayan dicho a Jesucristo, yo te doy mi vida, cámbiame, me arrepiento por
lo que he vivido, pero quiero vivir para Ti y conocerte.

Los que nunca lo hicieron pero hoy lo quieren hacer, porque están entendiendo que necesitan
hacerlo. Yo les pido que levanten sus manos donde estén, porque yo los quiero reconocer,
quien quiera entregarle la vida a Jesucristo. Hacerlo implica ser valiente y hacerlo implica
también empezar a vivir una vida diferente, pero de verdad. Hacerlo no significa ser un
religioso más. Hacerlo significa conocer a Dios de manera personal. Alguien más que lo
quiera hacer, que nunca lo haya hecho antes, que sea la primera vez que reconoce que
necesita a Jesucristo y lo quiera hacer, pasen aquí...

Lo que yo ahora quiero decir tiene que ver sobretodo, con la iglesia Generación en Conquista.
Siempre por delante tenemos un reto departe de Dios. Dios no es alguien que se quede
estático y que no le interese que las cosas ocurran de acuerdo a sus planes. Dios no nos va a
esperar a nosotros a que nos decidamos, o no nos decidamos; a que entendamos su voluntad
o no la entendamos.

Dios va a ir avanzando, conforme a lo que Él se ha propuesto hacer. Depende de nosotros


que estemos dispuestos y comprometidos con Él, para vivir en su voluntad y para llevar a
cabo los planes. Yo estoy diciendo esto no porque quiera convencerlos a ninguno de ustedes,
de nada. Estoy diciendo esto porque yo sé que este año es un año particular, es un año
especial de parte de Dios. Yo sé que por el Espíritu además, que muchos de los que están
aquí han hecho muchas promesas a Dios.

Entre lo que terminó el año 2003 y empezó el año 2004, muchos de los que están aquí le
prometieron y le dijeron muchas cosas al Señor. Nadie me dijo esto que yo estoy diciendo, yo
lo estoy diciendo por el Espíritu. Pero lo que el Señor quiere es confirmar a los que hicieron este
tipo de cosas, es que ustedes tienen que vivir en la fe que han recibido y vivir en Cristo todos
los días. Porque sino llegará el fin del 2004 y verán que todo lo que prometieron, nuevamente,
no se cumplió. Le dijeron mucho al Señor, pero no hicieron lo que le dijeron.

¿Por qué? Porque volvieron a andar en el mismo círculo, del cual nunca antes habían salido.
Por eso estoy hablando a Generación en Conquista, para que seamos un Cuerpo local, una
Iglesia que se mueve en lo que Dios quiere y que sale de sus propias circunstancias, que va a
aceptar el desafío del Señor, a vivir por fe y a creerle, que cuando el Señor te pregunta,
¿crees que lo podremos hacer? Tú le digas, Señor, esto es lo que yo dispongo, pero sobre
todo, mi vida está puesta en tus manos. Hazlo a través mío, como quieras, porque yo te creo.
Yo sé Señor, que me voy a mover en las cosas sobrenaturales, en el poder y en la autoridad
que he recibido.

Pero que también de la misma manera, cuando comencemos a caminar en el transcurso de


este año, en todo lo que Dios habló, y cuando las circunstancias, los problemas y la
tempestad vengan, nosotros no demos ni un paso atrás ni nos atemoricemos. Sino que
digamos, de la misma manera que creí, también voy a usar de la autoridad que he recibido.
Porque esas circunstancias no me van a mover de lo que yo estoy haciendo para el Señor.

Iglesia, éste es el desafío. Y por eso yo, lo único que quiero hacer es orar al Señor, para
impartir a cada uno de ustedes la seguridad espiritual de que van a vivir y van a caminar en fe
y en autoridad y no van a echarse atrás. Éste es un tiempo de poner las manos en el arado y
no mirar para atrás. Es un año para hacer lo que Dios nos ha mandado hacer. Salir de nuestra
propia perspectiva, para meternos en la visión de Dios y de lo que Él quiere para nuestras
vidas.

Por eso va a ser un año glorioso en Cristo Jesús. Un año en donde haremos proezas en su
Nombre. Un año en donde nos moveremos en el poder sobrenatural que habita dentro de
nosotros, que la Biblia declara que es el mismo poder que levantó a Jesús de los muertos. Él
mismo habita en ti y habita en mí. Y la misma autoridad de Cristo, la hemos recibido para
pararnos en nuestra posición y que nuestros pies estén firmes en la Roca y nunca nada ni
nadie, nos pueda mover de allí.

Por eso, yo quiero pedirte que estés de pie y vamos a orar. Lo que tú tengas que orar, de
manera personal y particular al Señor, éste es el momento para que lo hagas. Lo que tú sabes
que tienes que dejar, cambiar, abandonar, que confesar, es el momento para que lo hagas.
Pero lo vas a hacer tú, en tu lugar, individual y personalmente delante de Dios; nadie más lo
puede hacer por ti. Pero es el tiempo, para que te metas de lleno en lo que Dios quiera para tu
vida y en lo que Dios quiere para esta congregación. Vamos a orar al Señor.

Padre, en el Nombre del Jesús, oramos a ti agradecidos, Señor. Porque tu Palabra trae
siempre una seguridad a nuestra vida, de que podemos caminar de acuerdo,
exactamente igual, a como camino Jesús en esta Tierra, y aún mucho mas. Señor,
cuando vemos la vida que Jesús vivió en esta Tierra, vemos que efectivamente fue una
vida no centrada en sí mismo, ni en sus posibilidades, ni en sus capacidades humanas,
ni tampoco en sus necesidades. Fue una vida que caminó sobre esta Tierra, solo y
exclusivamente, para hacer la perfecta voluntad tuya, Padre.

Por eso Señor, lo mínimo que debemos hacer, es imitar a ese Jesús, para caminar de la
misma manera que Él lo hizo sobre la Tierra. Empezando a deshacernos de nuestras
propias voluntades, de nuestras necesidades, de nuestra propia visión. Dejar de suplir
lo que a nosotros nos parece una necesidad y empezar a decirte, Señor, ¿cuál es tu
necesidad? ¿Qué es lo que Tú deseas que yo haga en esta Tierra? ¿Para qué estoy
viviendo este día en particular, que estoy viviendo? ¿Por qué estoy acá? ¿Por qué esta
circunstancia se enfrenta delante de mis ojos? Y que podamos entender la voz del
Espíritu Santo hablándonos y moviéndonos en fe y en autoridad.

Señor, no queremos ser de aquellos que nos la pasemos diciendo: Señor, no vamos a
poder, Señor, no lo vamos a lograr, Señor, haría falta tanto para que esto sea posible, ni
siquiera con esto lo podríamos hacer. No queremos ser de esos, queremos ser, Señor,
de aquellos que te creen a Ti. De aquellos que te dicen, Señor, hay cinco panes y dos
peces, pero en tus manos, estos cinco panes y dos peces son la puerta para tu poder
sobrenatural y para que Tú te glorifiques.

Señor, que seamos una Iglesia que anhela ver tu gloria manifestada, aún en los
pequeños detalles de nuestra vida, en las cosas más particulares y personales de
nuestro entorno, de nuestro matrimonio, de nuestra familia, en nuestros hijos, en
nuestros vecindario, en el trabajo, en la escuela, en donde estemos. Que veamos que
Tú puedes manifestarte a través de nosotros y llamar la atención de aquellos que
verdaderamente te necesitan y todavía no te han conocido.

En el Nombre de Jesús, yo quiero impartir esta verdad de la Palabra a cada corazón y a


cada espíritu, en esta noche, para vivir por tu palabra y para creerte a Ti, para dejar de
caminar en las propias necesidades y en las propias circunstancias, en el propio
mundo de un corazón egoísta. Sino que te busquemos para recibir la comida que
permanece para siempre. Para ser saciados por Ti y para llevar de esta misma comida a
los que realmente lo necesitan.

En el Nombre de Jesús, yo quiero impartir esto para que vivamos por esta verdad,
todos los días de nuestra vida, Señor. Y que este año, que es un año de mucha
expectativa para nuestro corazón, sea un año donde veamos tu mano a través de
nosotros de una forma gloriosa y sobrenatural. Porque hemos visto que vivir para Ti,
vale más que esperar de Ti que Tú nos sacies, en todas las cosas.

En el Nombre de Jesús quiero impartir esto a tu Iglesia Señor. Y creer que lo recibimos
por la acción del Espíritu Santo, en esta noche. Te glorificamos, te honramos, te damos
la gloria y sólo a Ti Señor, sólo a Ti, exaltamos. El deseo de nuestro corazón es hacer tu
voluntad, sólo tu voluntad. Y veremos, Señor, que Tú eres más abundante de lo que
alguna vez habíamos pensado.

Gracias Señor, por tu Palabra, gracias por tu presencia Espíritu Santo, con nosotros y
entre nosotros. Porque tú nos revelas tu Palabra y la impartes a nuestro espíritu. Yo lo
creo y lo declaramos juntos, en el Nombre de Jesús.

Amén, amén y amén. Gracias Señor.


LA VIDA DIARIA POR EL ESPÍRITU

11 julio de 2004

Lo primero que quiero decir es que, no se si ustedes lo noten, pero definitivamente, nosotros
como Iglesia, estamos todavía viviendo tiempos de transición. Si yo miro como observador, la
vida de la Iglesia, yo puedo ver que no estamos en un punto fijo al cual hemos llegado y que
podamos decir, ahora estamos aquí porque Dios nos ha traído aquí. Voy a tratar de explicar
esto un poquito mejor con la gracia del Señor, y aún todo lo que quiero compartir, lo quiero
hacer bajo la gracia del Espíritu Santo, porque no hay otra manera en que yo le pueda
explicar lo que hoy le quiero compartir.

Parece que nuestra vida cristiana y por ende, nuestra vida como Cuerpo, nuestra vida
corporativa está marcada por sucesos, por eventos, por situaciones, por emociones y por
sentimientos, pero no hemos llegado a un punto en el cual podamos decir: Aquí Dios me trajo
y más allá de las circunstancias y de los eventos yo sé dónde estoy parado. Si yo conversara
con algunos de ustedes o mejor dicho con todos ustedes de manera personal e individual,
estoy casi seguro que muy pocos podrían determinar en esa conversación a dónde han
llegado por el Espíritu de Dios y decir, yo sé dónde estoy y yo sé a dónde voy.

Si yo conversara con la mayoría de ustedes, muchos de ustedes me dirían, realmente no sé lo


que Dios está queriendo hacer con mi vida, ni mucho menos sé a dónde Dios me quiere
llevar... Eso habla de que no estamos percibiendo lo que el Espíritu Santo quiere hacer en
nuestra vida, para que ya no seamos, como dice Pablo en la Palabra, niños fluctuantes.

Cuando Pablo expresa esto, se está refiriendo a la actitud propia de un niño que no sabe lo
que quiere, uno le muestra un chocolate y se entusiasma por el chocolate pero a la primer
mordida deja el chocolate y uno le saca una paleta y ahora quiere la paleta, pero después ve
a otro niño que tiene, quién sabe que cosa en la mano, y deja el chocolate y la paleta para ir a
quitarle al otro niño lo que ese niño tiene. Ese niño no sabe lo que quiere y cualquier cosa que
se presenta delante de sus ojos lo mueve, tiene el poder y la capacidad de moverlo en sus
decisiones.

¡Claro en un niño eso es normal! Pero no sería normal que tú, como trabajador o trabajadora
de una empresa, tú llegaras en el período de contratación y estás ya en las ultimas tratativas
para ser contratado en esa empresa y se para delante de ti uno de los más altos funcionarios
de la empresa y te dice: por todos los análisis y pruebas que hemos hecho de su vida, usted
reúne todas la condiciones para ocupar el lugar que está vacante, creemos que usted es la
persona ideal pero díganos ¿cuánto usted quiere ganar? Le podemos ofrecer tres cantidades
y usted elija: La primera cantidad: son mil pesos mensuales. La segunda cantidad: son diez
mil pesos mensuales y la tercera cantidad: son cien mil pesos mensuales. Cualquiera de esas
tres cantidades nosotros le podemos pagar y depende de usted decidir cuánto usted va a
recibir por mes.

Mi hermano le pregunto, ¿usted lo pensaría mucho? ¿Sería cómo el niño que primero toma el
chocolate, después la paleta y después la otra cosa y le roba al otro niño lo que el otro niño
tiene? ¿Qué cantidad usted decidiría? ¿Cien mil no?

Pero, ¿por qué en las cosas espirituales no sabemos si vamos para la derecha, para la
izquierda, para adelante, para atrás, si avanzamos, si retrocedemos, si nos casamos o nos
quedamos solteros? ¿Por qué no existe ese mismo tipo de definición en nuestra vida para
avanzar al propósito de Dios y aún en nuestra indecisión.

¿Saben por qué tenemos a veces actitudes como niños? Porque vemos a uno de nuestros
hermanos que está avanzando en su propósito y ¿qué hacemos? Queremos robarle el
propósito al otro, como a nosotros no nos conforma ni el chocolate, ni la paleta, vemos al otro
que va caminando y de alguna manera queremos manotear y quitarle el propósito, porque lo
vemos definido y decimos ¡ojalá yo tuviera la definición que este hermano tiene! ¡Ojalá yo
supiera a dónde voy! Como él hoy ya sabe a dónde va y como niños queremos manotear el
propósito de otra persona para llegar a ser lo que supuestamente creemos que Dios quiere
para nuestra vida.

¿Sabe dónde hay un punto central en esta problemática? Si así lo quiere ver, que yo le estoy
planteando, que no hemos pasado de una vida espiritual. Déjeme decirle así, de domingo y de
servicio y de ministerio a una vida cotidiana espiritual en todos los ámbitos de nuestra vida.
Cuando nosotros estamos aquí y cuando estamos sirviendo, somos el apóstol Pablo, el
apóstol Pedro, el apóstol Juan, el Señor Jesucristo, el Espíritu Santo y todos los ángeles del
cielo, juntos reunidos en una sola persona... Entonces, Dios si quiere determinar, por eso dice:
Bueno, vamos en una línea muy buena de aquí como cohete espacial lo lanzo y ya, ¿qué más
me queda? dice Dios: Tiene todas las características para ser, todo lo que tiene que ser.

Pero llega el día de semana, llaga la preocupación, llega la vida cotidiana y en ese punto
nosotros ya no podemos vivir por el Espíritu, aquí adentro sabemos manejar muy bien los
códigos espirituales, aquí adentro estamos acostumbrados al lenguaje que debemos hablar,
pero a veces aún con el lenguaje hacemos tanto lío, que enrollamos al que nos oye y nos
enrollamos nosotros mismos con ese mismo lenguaje, porque ni siquiera estamos
entendiendo de lo que hablamos.

Tenemos un lenguaje, pero no hay una vida y un lenguaje sin una vida, me va a salir en verso,
aunque la palabra no es muy grata, un lenguaje sin una vida es hipocresía. Entiéndame mi
hermano, yo no estoy hablando esto con ustedes porque yo quiera condenar a nadie, al
contrario, yo quiero mostrarles hoy por la Palabra lo que significa vivir una vida cotidiana por el
Espíritu Santo. Es necesario llegar a vivir esa vida, porque si tu vida de todos los días no esta
impregnada de la unción del Espíritu, de la guía del Espíritu, de la Palabra de Dios vas a tener
problemas, una, mil y un millón de veces.

Déjame decirte de paso que, este libro que algunos lo tienen negro, otros lo tienen bordo,
azul, qué sé yo, este libro tiene que ser el libro más importante de tu vida pero no el más
importante porque es el único que lees, porque algunos no leen nada pero se consuelan
diciendo, leo un poquito la Biblia, no la entiendo mucho pero yo la leo. No... no... no...

Este libro tiene que ser el fundamento sobre el cual tú te puedes parar, si este libro por la
revelación del Espíritu no transforma tu vida de todos los días, estás en un peligro, peligro,
llamarían los ecologistas con respecto a esas razas de animales que hay pocas en el mundo,
peligro de extinción, porque lo poco que tengas de Dios, si no tiene el fundamento, solo corre
el riesgo de extinguirse, de desvanecerse en tu vida porque la vida cristiana no es por
emoción... no es por emoción.

La emoción es muy linda mi hermano es precioso, pero si a la hora de que tú tienes que
resolver una situación particular y en esa situación particular, no actúa la vida de Cristo por el
Espíritu Santo que esta en ti y esta palabra se hace real y tú la ves con tus ojos funcionando,
entonces, en ese momento no hay nada, lo único que va haber, también es emoción pero no
positiva, una emoción negativa, amargura, tristeza, decepción, queja, lamento...No soy, como
pastor de esta iglesia, no soy inconsciente de lo que Dios habla, ni de lo que Dios muestra,
pero quiero decirles que el domingo pasado, yo recibí un shock muy importante cuando
escuche al profeta Daniel Cipolla, ya cerca del final decir: Desde que entre a este lugar he
percibido un espíritu de tristeza.

Como pastor de esta congregación eso me shockeó, ¿sabe por qué? Porque hay un gozo
muy especial cuando uno sabe que el Espíritu Santo está haciendo algo en nuestras vidas,
hay un gozo muy especial, hay personas con las cuales yo me puedo abrazar cuando lo
saludo y yo sé que el Espíritu Santo esta haciendo algo y cuando abrazo a esa persona ¿sabe
qué me pasa? No puedo estar triste, siento el impulso del Espíritu de sonreír y a veces la
sonrisa aún me lleva a las lágrimas, a una emoción, pero que es genuina por el Espíritu,
porque yo sé que a la persona que estoy abrazando el Espíritu Santo la está transformando y
la está llevando a caminar en su propósito y eso hace que el Espíritu que está dentro mío
salte y me dé testimonio de que esa persona está siendo transformada por su poder. ¿Cómo
yo puedo detener el gozo del Espíritu, si yo sé, porque el Espíritu da testimonio de que él está
haciendo una obra en esa vida? Eso no se puede detener.

Pero aprendí algo también el fin de semana pasado, la Biblia dice: Que no contristemos al
Espíritu y creo que todos lo oyeron, si yo no estoy confundido, pero el profeta Daniel dijo, hizo
una pregunta que el Señor le había hecho ¿es posible contristar al Espíritu, pero es posible
alegrar al Espíritu? Obviamente, sí es posible contristarlo, entristecerlo, yo creo que también
es posible alegrarlo, es obvio, porque nosotros sabemos que a veces hay acciones que
hacemos con respecto a otra persona que a veces nos duelen, nos hace daño a nosotros
mismos. ¿Saben por qué? Porque hacemos algo que sabemos que hemos lastimado a la otra
persona, ¿sí o no? Somos consientes cuando nosotros con alguna palabra, con alguna acción
o de alguna manera, nosotros lastimamos a alguien.

Pero ¿cómo nos sentimos cuando a una persona amada tenemos el privilegio, la oportunidad
de alegrarlo con algo? Cuando toda nuestra vida, nuestra vida de todos los días esta
alegrando al Espíritu Santo, entonces, el Espíritu que está alegre en nosotros, se goza dentro
de nosotros y por eso recibimos el gozo del Espíritu del cual la Palabra habla. Pero cuando
nosotros contristamos al Espíritu, entonces, el Espíritu no puede producir gozo, yo no me
quedé mal, por decir, ¡ay, qué vergüenza, soy el pastor principal de esta congregación y el
profeta vio un espíritu de tristeza!

En realidad acá no se trata de una cuestión de vergüenza personal, acá se trata de que yo
estoy siendo parte de un Cuerpo que no está pudiendo gozarse en el Espíritu de Dios y si ese
Cuerpo no se puede gozar en el Espíritu de Dios, quiere decir que ese Cuerpo está
demasiado atormentado, demasiado envuelto en sus problemas, que ese Cuerpo no esta
viviendo en la dimensión que tiene que vivir del Espíritu y se lleva por impulsos y emociones,
como el muñequito de cuerda, ¿no? le damos cuerda y camina anda hasta que la cuerda se
terminó y si yo quiero que siga caminando y sea muy buenito el muñequito tengo que volver a
darle cuerda.

La vida espiritual no es por cuerda es por el Espíritu Santo que está en nosotros, por eso lo
que yo hoy quiero compartir, le decía hoy a mi esposa, que tal vez no es fácil de explicar, yo
quiero tener la capacidad de explicarlo el Espíritu Santo sabe que quiero, ¿está bien? Pero si
alguno se quedad con alguna duda, tiene toda la libertad al final de venir a preguntarme lo que
no haya entendido ¿está bien? Lo único que busco por el Espíritu de Dios es que la palabra
que vamos a compartir y los pasajes que vamos a analizar por el Espíritu, le queden tan
claros a usted que no solamente sea como un libro abierto, usted lee todo... no... no... no, a mí
no me importa que usted lea todo, a mí no me importa que ahora sea parte de su leguaje, lo
que vamos a explicar. Por favor, a mí no me interesa... ¿sabe qué quiero? que sea tan claro
que adentro suyo explote.

Tiene que haber un antes y un después, siempre en nuestra vida hay puntos de antes y
después, siempre, y yo puedo decir: bueno, el antes fue muy bueno, no me puedo quejar,
pero el después fue muchísimo mejor.

Yo he tenido muchos antes y muchos después y puedo darle fe de que mis después fueron
mucho mejores que mis antes, yo vivía bien en Argentina estaba feliz, contento, es más, ni
novia buscaba, ¡fíjese! Pero cuando vine a México en el '96, hubo un antes y un después,
¿sabe por qué? Primero, porque Dios me mostró a la mujer de mi vida, si después de eso no
hay un después y un antes...Pero el Señor no se quedó ahí, yo me volví a Argentina y cuando
estaba allá, el Señor dijo: Bueno ahora yo te digo que tu lugar ya no es éste, ahora tu país es
México, después de ahí volvió a ver otro después, si no hay antes y después en nuestras
vidas... Es tan rutinario lo que vivimos que ni ganas nos da de vivir, ¿sabe por qué? Porque
antes y después, son las victorias que nosotros vamos consiguiendo en el Señor, para
alcanzar el propósito de nuestra vida.

Por eso hay antes y después, aún los errores, fracasos y los machucones que nos damos
contra la pared por necios, marcan antes y después, ¿sí o no? Aquellos que hemos sabido lo
que es equivocarse y tener que, casi, casi empezar de nuevo, sabemos que aún en eso, el
Señor se glorificó y ahora nuestra vida no es igual, por eso, a veces podemos pedirle al Señor
aunque parezca que no tengamos corazón: Señor, destruye a este fulano o a esta mengana,
¿para qué? Para que haya un después en su vida, para que se dé cuenta que después de la
destrucción, viene la restauración y la transformación que solo tú produces y va a ser una
nueva persona.

¿Por qué no podemos decir y orar así? Por alguien que no cree, por un familiar, por un amigo,
por tantas personas que a veces pedimos, no tenemos que pedir: ¡Hay Señor, cúbrelo,
cuídalo, que nada malo le pase! No. Porque el Señor dice: ¡cada palabra que tú me oras, me
estas atando! ¡Cúbrelo! ¡Guárdalo! ¡No le hagas! ¡No le permitas! Y el Señor, así... está. ¿Por
qué? Si yo mismo lo estoy atando con esa oración.

En cambio, si yo le digo: ¡Has todo lo que tienes que hacer! El Señor viene como león sobre la
vida de esa persona para destruirlo y transformarlo. A lo que voy es, que aún esos tiempos,
esos momentos en que nosotros nos enfrentamos a algo que puede ser muy negativo, es
porque Dios quiere marcar un antes y un después, Él quiere hacer de eso, una victoria que
nos permita subir un escalón y alcanzar el propósito que Él ha marcado para nuestra vida.

Por eso, si no hay propósito, no hay ni ganas de vivir y la vida se vuelve una rutina, no hay
nada, miro hacia delante no hay nada, que hay que mañana otra vez me tengo que levantar,
otra vez el mismo jefe, otra vez la misma quincena, la misma esposa en casa, los mismo hijos,
el mismo arroz, el mole no cambió de color, es lo mismo. Pero cuando hay propósito, puedo
comer mole todos los días y siempre le voy a sentir un gusto diferente, porque no me mueve
el mole, me mueve lo que está adelante, el propósito para mi vida.

Para eso mi hermano, hay que ser hombres y mujeres del Espíritu. Yo sé que a veces
decimos estas frases y suenan a vació, ¿no? Son como esas frases que uno lanza y van
disparadas, pegan contra la pared de allá, vienen contra la de acá, contra la de allá, pero
nadie, nadie la pesca a la frase, nadie la agarra y dice: Esta frase es mía. ¿Y sabe lo que
pasa? Yo no puedo inventar una frase nueva para que usted le suene más bonito y tenga
ganas de agarrarla, no hay otra frase para ser una persona del Espíritu, que ser una persona
del Espíritu. No hay otra frase, depende de usted a que le suene a rutina la frase o usted diga:
En esa frase hay un secreto y yo voy a agarrar la frase y la voy a apropiar para mi vida. ¡Yo
quiero ser un hombre del Espíritu! ¡Yo quiero ser una mujer del Espíritu! ¡Esto lo tomo para mi
vida! A partir de hoy y no voy a cambiar.

Vamos a ir a la Palabra y pensar, que todo esto fue pura introducción, ahora voy a tener que
redimir el tiempo. Colosenses 1, aunque todo el pasaje es muy interesante y muy importante,
solamente, yo voy a sacar de aquí un versículo y no es porque pretenda yo sacar el versículo
de contexto, sino porque simplemente este versículo que vamos a leer nos da una verdad
rotunda de la Palabra, de esas verdades que son categóricas, de esas verdades que
justamente marcan los antes y los después de Dios, del cual hemos hablado. Dice el versículo
13, está hablando de Dios, ¿sí? Del Padre, que dice el versículo anterior: que nos hizo aptos
para participar de la herencia de los santos en luz...

"...el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su


amado Hijo." Colosenses 1:13

En la Nueva Versión Internacional, dice: "Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos
trasladó al reino de su amado Hijo."

Ésta es una de las verdades categóricas que no hay posibilidad, ni de razonarlas, ni de tratar
de interpretarlas, la única posibilidad que permite esta verdad es creerla y vivir en ella, no hay
dos posibilidades.

Cuando yo leo, que el Espíritu Santo dice, a través de la pluma de Pablo, hemos ido del reino
de las tinieblas al reino de su amado Hijo, entonces digo: tú Señor, me estás queriendo
enseñar que ahora yo cambié de lugar de habitación, de lugar de morada, cambié de casa,
pero ese cambio de casa y de morada implica cambio de dominio y cambio de gobierno, las
dos cosas.

Yo soy argentino de nacimiento pero un día me vine a vivir a México, vamos a hacer esta
comparación y no lo hago ni por burla, ni por mucho menos, digamos que Argentina es el
reino de las tinieblas, México es el reino de su amado Hijo, ¿está bien? Entonces, Dios por
una palabra, un día me dice: Ahora yo te saco de este reino y te llevo al reino al cual yo quiero
llevarte y doy, le doy gracias a Dios por este ejemplo, porque la verdad ni pensaba en hacerlo,
pero doy gracias a Dios y usted me va a entender, porque como argentino yo tengo todos los
derechos de ciudadano de esa nación, cuando yo voy por la calle de esa nación ningún
ciudadano, ningún habitante de esa nación se va a dar vuelta a gritarme ¡tú que estás
haciendo acá! ¡Vuélvete a México no perteneces aquí! Nadie lo va a decir, porque para
cualquiera soy un argentino más, pero cuando yo fui trasladado de la Argentina, llámese reino
de las tinieblas, a México, llámese reino de Jesucristo, a partir de ese momento yo tuve que
tener algunas consideraciones con mi propia manera de pensar, de ser y de actuar.

Primero, yo ahora no podía menospreciar a esta nación, había muchas cosas que de acuerdo
a mi cultura, para que hablemos en términos entendibles, me chocaban, pero si yo decía,
como posiblemente, además aclaro, a cualquiera de ustedes si va a Argentina le van a chocar
mil cosas de la cultura Argentina estoy seguro porque así es, pero si yo empezaba a decir:
pero... y esta nación... y este país es un desastre... y... ¡imagínese! Casi con esposa
mexicana, porque llegué y a los cuatro meses nos casamos, estar todo el tiempo... no es que
tu país es un desastre... perdón que te lo diga, pero es un desastre... y acá esto... y acá lo
otro... y la gente... ¡No!

Yo ni llegaba al casamiento, ¡claro! Porque como buena mexicana me hubiera dado una
patada y me hubiera dicho: ¡búscate una de tu nación para que tanto lió conmigo! Yo tuve que
cambiar, de manera de pensar, yo tuve que aprender a amar a esta nación, ahora yo tuve que
interiorizarme cuales eran las leyes, yo tuve que tener un documento llamado FM 3,
documento nacional del inmigrante para poder residir aquí porque yo no iba a poder ser turista
toda la vida, si ésta era mi nación yo tenía que saber cuáles eran las leyes y ajustarme a ella,
yo no podía mi hermano, ser un argentino más en México y mucho menos en mi condición de
siervo de Dios, muchísimo menos, es más... es más... por respeto a cada uno de ustedes,
salvo que alguna vez se me escape por olvido o por distracción, yo a ninguno de ustedes les
hablo de "vos", a todos ustedes les hablo de tú, la única excepción es mi propia familia,
porque hemos entendido que no somos ni de acá, ni de allá, ni de a dónde Dios nos quiera
llevar, somos de allá arriba.

Entonces, la verdad, para mayor tranquilidad y para no tener que pensar cada vez que le
hablo, le hablo a lo argentino a mi esposa, pero yo por respeto a ustedes desde que vine a
vivir a esta nación, decidí tratar a todas las personas de tú. Para mí sería muy fácil decir:
bueno soy argentino, se me sale el "vos", me cuesta hablar de tú, ¡que le voy a hacer! No...
no... no... no, porque yo amo a esta nación y yo respeto a esta nación y Dios me trajo aquí,
pero además, ahora que fui trasladado, en Argentina nadie me puede decir que yo me vaya a
otro lugar, porque yo pertenezco allá, pero acá me llegaron a decir, en la calle y mi esposa
estaba presente, ¡vuélvete a tu tierra, no queremos más extranjeros en esta nación! Yo podría
haber dicho: ahora... ahora... van a conocer lo que es un argentino, ahora sí, muy linda la
nación, muy cordiales todo, pero ahora me van a conocer, porque yo no me salí de mi lugar
como persona, porque yo estoy convencido de la nación en la cual estoy.

Si yo fui trasladado del reino de las tinieblas... al reino de su amado Hijo, yo ahora tengo que
replantear el transcurso de mi vida y mi vida entera para vivir de acuerdo a este Reino en el
cual Dios me puso, sino voy a tener una lucha permanente por intentar ser algo que no soy,
por querer lograr hacer aquello que tengo que hacer, pero que la capacidad no me da para
ser, porque no estoy entendiendo que fui trasladado, me cambiaron de gobierno.

Cuando naciste de nuevo, ya no estás más bajo el dominio de la naturaleza de pecado y por
ende, no estás más bajo el gobierno de Satanás, yo quiero explicarte esto muy bien, porque
posiblemente para algunos, aunque no es que me quiera anticipar, pero dentro de algunos
meses ustedes van a encontrarse con algo que como equipo apostólico profético hemos
escrito muy sencillo, aparentemente, pero muy profundo y algún día ustedes van a conocer
eso.

Pero déjeme decirle una verdad de la Biblia: Hay muchas personas que llegan a Cristo
pensando que solamente sus pecados fueron perdonados, que ahora son libres de pecado,
ahora tienen vida eterna, ahora todo está muy bien, no hay más que eso... Antes de conocer a
Cristo, tú tenías dueño... tenías dueño legal, pero por si no te acuerdas o no lo sabes muy
bien, yo te quiero decir, que ese dueño tiene nombre: Se llama Satanás. La Biblia dice: que
nosotros estamos sujetos a la naturaleza pecadora, pero también la Biblia dice, que Satanás
es quien maneja esa naturaleza pecadora y pertenecemos a él.

O sea, que sin Cristo, tú no puedes decir que simplemente andabas por el mundo vagando sin
saber, que hasta que te encontraste con Cristo no mentías. Antes de Cristo tú hacías lo que
Satanás quería, es muy importante saber la verdad de la Biblia porque sino sabemos esa
verdad, ¿sabes qué pensamos? Que somos mucho mejores de lo que realmente éramos, no
yo no era tan malo, pero bueno necesitaba la salvación como toda persona, no... no... no...
no... momento... momento... momento, acá no se trata de una cuestión de malo o de bueno,
acá no se trata de una cuestión de acciones, si ninguno de los que están acá asesinó a
alguien gloria a Dios, ¡qué bueno que no asesinamos a nadie! Pero la esencia es la misma, la
esencia de pecado es la que yo siempre digo, que nos da la capacidad de matar y ser el peor
de los asesinos.

La esencia de pecado nos da la capacidad de vender nuestro cuerpo por unos pesos, la
esencia de pecado nos da la capacidad de ser los más corruptos de los políticos, si fuéramos
políticos, ¿y sabe quién maneja los hilos de toda esa maldad que esta dentro de nosotros?
Satanás. Por eso Pablo está diciendo: fuimos trasladados del reino de las tinieblas al
reino de su amado Hijo.

Dios nos está dando la noticia más impactante que un persona sobre la tierra pueda escuchar,
mayor noticia que ésta, no hay mi hermano, no hay porque antes acá, tú aunque no sabías te
regías por esas leyes, te dominaba el pecado y a través del pecado te dominaba Satanás,
pero ahora acá, te domina el Espíritu Santo y a través del Espíritu Santo, te gobierna
Jesucristo.
Fuiste cambiado de Reino, ahora no hay posibilidad de volver atrás no hay avión que te lleve
al otro Reino, ya no se puede, el problema es que, esto que digo sigue siendo para muchos
de nosotros legal pero no real, es como si yo me hubiera quedado en mi nación Argentina y
hubiera dicho, bueno me caso con Lety, tenemos hijos pero cada uno en su nación, tengo mi
documento migratorio mexicano que dice que yo podría habitar en suelo mexicano sin ningún
inconveniente, pero yo me sigo quedando en Argentina, tenemos un matrimonio a la
distancia...

Yo no puedo, Dios me cambio a otro lugar, no es una cuestión de mostrar el papel cuando me
conviene y venir a México de vez en cuando y decir: acá tengo mi documento, yo podría vivir
aquí todo lo que yo quisiera porque el documento me avala, ¿de qué sirve si yo sigo con mi
corazón, mi mente, mis pensamientos, mis emociones, todo clavado en la nación en la que
estaba y no estoy ahora trasladado íntegramente a la nueva nación en donde Dios me puso?

Haber sido trasladado de Reino significa: Que todo mi ser, que todo lo que yo soy tiene que
vivir acá, en este Reino. El asunto es, cuando nosotros tenemos ese cortocircuito de una vida
que aparenta vivir bajo las leyes de acá pero que diariamente sigue viviendo acá y aunque
sea legal, mi hermano, yo no estoy disfrutando de la legalidad de aquel Reino, sigo
condenado bajo la legalidad de este Reino porque yo nunca me cambié. Dios me cambió, lo
hizo legal, hay un papel, si lo quiere entender así, hay un papel que lo declara, hay un juez
que dio sentencia y dijo: Traslado de reino.

Pero si yo no amplío eso y digo: Yo ahora voy a vivir en ese Reino, entonces, nunca estaré
viviendo en él de manera concreta. Vamos a ir a Romanos 7 y vamos a leer desde el versículo
20; de por sí, éste es un capitulo muy particular, porque es la expresión del apóstol Pablo en
cuanto a su lucha con respecto al pecado diciendo, que el bien que él quería hacer no lo
podía hacer y el mal que no quería hacer eso era lo que hacia. Pero él está narrando la
vivencia de una persona que realmente no tiene a Cristo y está atada, pero es necesario
rescatar esto para descubrir algunas verdades de la Biblia que a veces no entendemos, dice:

"Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que,
queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el
hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se
rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en
mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias
doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley
de Dios, mas con la carne a la ley del pecado." Romanos 7:20-25

"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida
en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte." Romanos 8:1-2
Quiero mostrarle una verdad de la Palabra para que usted entienda lo que Pablo esta
diciendo, fíjese que Pablo dice: Si hago lo que no quiero, entonces estoy sacando una
conclusión, voluntariamente yo no quisiera hacer ese mal pero sin embargo lo hago. Quiere
decir que hay una ley que esta gobernando mi cuerpo, cuando menciona la ley dice el
versículo 23:

"veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva
cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros."

Hay una ley, que está en mis miembros, en mi cuerpo de carne, ley del pecado pero dice
Pablo: veo que esa ley... se revela contra la ley de mi mente. Pablo, amado, uno dice: a
ver... la ley del pecado... por un lado, pero ahora habla de: la ley de la mente... y yo no voy a
mencionar la ley de Dios, que la mencionó ahí Pablo, pero la ley de Dios se refiere a lo que
los judíos tenían como ley, lo voy a dejar a un costado, lo de la ley de Dios, ¿está bien?

Voy a hablar de la ley del pecado, de la ley de la mente y luego de otra ley que menciona el
capitulo 8. Pablo dice: si es que yo no estoy queriendo hacer el mal pero lo hago, hay una ley que
me domina. Yo podría decir: a mí no me gusta tal o cual ley que hay en México y quisiera no
cumplirla, pero vivo en México, entonces, más vale que la cumpla, que me forme y diga: Sí
Señor, porque sino voy a tener un problema.

Pablo dice: aunque yo no quiero, hay una ley en mi cuerpo es la ley del pecado, porque mi
cuerpo va a pagar la consecuencia de mi pecado, por eso nos vamos a morir aunque aún en
el poder de Dios, seremos resucitados y tendremos nuevo cuerpo como promesa del Padre a
nuestras vidas, aún así, este cuerpo tiene que morir por consecuencia del pecado.

Ya no soy yo quien hace, es la ley de mi cuerpo la que me lleva a pecar, pero veo que esa ley
del pecado se revela contra otra ley, la ley de mi mente. Le pregunto: ¿la mente está dentro
de qué área del ser humano? Del alma. Por la mente dentro de lo que es, el paquete del alma,
¿está bien? Por la mente se manejan ¿qué cosas? En la vida del ser humano, la voluntad ¿y
qué más? Sentimientos, decisión, emoción, etc. muy bien.

Pablo está diciendo: Esta ley del pecado se revela contra la ley de mi mente ¿cuál ley de la
mente de Pablo? La ley de su voluntad. Pablo, humanamente como cualquier ser humano
sabe cuál es el bien, usted entreviste a un asesino en la cárcel y pregúntele ¿crees qué todo
lo que hiciste y todas las personas que mataste, estuvo bien? ¿Qué le va a decir? No. Él sabe
que no estuvo bien, él sabe internamente, como Adán de ese fruto el árbol el cual era de la
ciencia del bien y del mal, ahora ellos conocían lo que era el bien y lo que era el mal.
Todo ser humano sabe cuál es el bien y cuál es el mal, pero el problema que la ley del
pecado es más fuerte que la ley de la mente y de la voluntad, aunque yo diga no voy a
pecar, la ley del pecado se burla y dice: vas a caer en mi trampa porque yo tengo más poder,
¿por qué? Porque la ley del pecado está gobernada por un ser mucho más fuerte llamado
Satanás. Entonces, aunque yo no quiero pecar, aunque no me quiero equivocar, la ley del
pecado dice: Ahora te sujeto a mi dominio, por eso el problema como cristianos que tenemos
cuando decimos, yo voy a agradar a Dios y voy a hacer lo bueno, es que no lo podemos hacer
porque nos está gobernando la ley de la mente.

Yo espero estar siendo claro, mi hermano, espero estar siendo claro, porque no podemos vivir
la vida cristiana por el esfuerzo, ahora usted va a entender más lo que muchas veces se a
dicho desde aquí, por más que queramos agradar a Dios, no podemos, mi hermano entienda
bien, no depende de palabras proféticas que usted ha recibido... ¡escúcheme muy bien!
¡Escúcheme muy bien! no depende de que hoy se compre el casete y se lo lleve a su casa, mi
hermano no pasa por ahí, ¿sabe de qué depende? De que usted no permita que la ley de su
mente y de su voluntad digan: voy a agradar a Dios, porque usted se va a embarcar en la
palabra profética y va a tropezar a la segunda cuadra, no va a poder avanzar porque usted
determinó que con su esfuerzo lo iba a lograr. Ley del pecado... ley de la mente, pero Pablo
después dice: 8

"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Y menciona una tercera ley:

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte." Romanos 8:1-2

Hay sólo una clase de gente que puede vivir sin pecar: los que están en Cristo y andan
conforme al Espíritu de Dios.

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha...(Tiempo pasado)...librado de la


ley del pecado que está en mi cuerpo.

Ahora hay un dominio mayor que viene contra el dominio menor, para decirle: Tienes que
sujetarte a mi ley. ¿Qué quiero decir? El dominio del Espíritu. Porque fui trasladado al Reino
de su amado Hijo, el dominio del Espíritu viene al dominio del pecado a decirle: ahora tú ya no
puedes hacer lo que quieres con la vida de fulano y de mengano, porque ese fulano o
mengano me pertenece, lo traslade de reino ahora la vida de Cristo está en él, mi Espíritu
Santo está en él, entonces, ahora tú no puedes hacer lo que quieres.
¿Cuál es el problema? Cuando nosotros queremos, por la voluntad personal y el esfuerzo y la
capacidad y la sabiduría y el conocimiento y la Biblia y repetirme todo el lenguaje, quiero
agradar a Dios, no funciona... no funciona siempre tropiezo y vuelvo a tropezar... y vuelvo a
tropezar, porque Dios me está encendiendo una luz roja a través de sus tropiezos, que me
dicen: estás queriendo hacer mi voluntad, pero por a ley de tu mente, es por la ley del
Espíritu... es por el Espíritu de vida que está dentro tuyo, ahora como fuiste trasladado de
gobierno hay un nuevo dominio, ahora ya no puedes guiarte por lo que a ti te parece, ahora
tienes que ser gobernado por mi Espíritu. Dice más Romanos 8:

"Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al
pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no
andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la
carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del
Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es
vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no
se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no
pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si
es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,
no es de él." Romanos 8:3-9

"Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la
carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir
las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de
Dios, éstos son hijos de Dios." Romanos 8:12-14

Lo primero que quiero decirle es que vamos a agrandar el entendimiento del concepto hijo de
Dios, porque San Juan 1:12, dice que y todos decimos amén, pero Pablo le agrega un poquito
de sal y pimienta a esa verdad, dice: los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos
de Dios.

Quiere decir, que no me alcanza con decir: yo soy hijo de Dios, yo creo en Cristo, tengo
salvación, Él me perdonó los pecados, sí pero de acuerdo a qué reino estás viviendo, ¿quién
te está dominado? En definitiva, ¿quién te gobierna? Porque gobierno significa: guía. Si estás
en el Reino de la luz, te tiene que estar guiando el Espíritu Santo, estás siendo gobernado por
Jesucristo a través del Espíritu, por eso, si estás siendo por el Espíritu, eres hijo de Dios, pero
si tú, por la carne, quieres agradar a Dios, la mala noticia de Pablo es: vas a morir, porque
todo lo que es de la carne termina en muerte.

¡Me hubieran avisado antes que el mensaje era éste, era para quedarme en casa con dolor de
cabeza! El domingo pasado aprendimos que nosotros tenemos que poner en la misma
sintonía a la fe de nuestra propia naturaleza hecha semejanza de Dios y la fe de Dios puesta
en nosotros, para ver lo que Dios puede hacer a nuestro favor y a través nuestro.

Hoy se lo explico con esto mismo que estamos leyendo, usted por la ley de la mente, tiene
que decir: yo en mi voluntad, me rindo a la ley del Espíritu de vida que está en mí,
voluntariamente te digo Señor, ¡gobiérname! Y si tú me gobiernas, todas las cosas van a
andar bien, porque Dios no es que quiere anular la ley de la mente, de la cual habla Pablo, lo
que Pablo se daba cuenta es que la ley de su mente lo llevaba al bien, la ley de la mente y de
la voluntad le decía: eso está mal, eso es pecado, eso no se hace, sí está bien pero, por más
que la ley de mi mente me lo diga, yo vuelvo a caer, me equivoco, no tengo la capacidad, pero
ahora, por la ley del Espíritu, yo digo: Voluntariamente me rindo ante ti para que ahora estén
en sintonía, la ley de mi mente, de mi voluntad, con tu ley Señor, con la ley de Espíritu de
vida, ahora gobiérname y haz lo que tienes que hacer.

Por eso Pablo dice: los que viven según la carne... no pueden agradar a Dios... El
versículo 7 dice: Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios.

¿Sabe qué significa eso? Que todos los deseos de nuestra carne van en contra de Dios,
aunque el deseo de nuestra carne sea agradar a Dios, aunque yo diga: No, yo quiero agradar
a Dios, y yo voy a agradar a Dios, y yo me voy a poner los pantalones en esta situación, y voy
a hacer lo que Dios quiere, Dios dice: Eso está en contra de mi ley y de mi voluntad.

¡Pero Señor! Si lo único que quiero es agradarte... si quiero hacer tu voluntad... sí pero no
funciona así, tú somete tu voluntad a mi gobierno, también entonces vas a ver como no
necesitas hacer ningún esfuerzo, simplemente haces mi voluntad porque la vida de mi Hijo
Jesús esta en ti. Mi hermano, no habría posibilidad para que nosotros hagamos algo contrario
a la perfecta voluntad de Dios, no habría posibilidad, no podría ser que nosotros hagamos
cosas contrarias a la voluntad de Dios, ¿sabe por qué? Porque la vida de Cristo esta en mí y
me gobierna Cristo, nunca va a hacer algo contrario a la voluntad de Dios.

Entonces, la pregunta es: ¿Por qué, entonces, hago cosas contrarias a la voluntad de Dios?
Es lógico, no porque las hago, porque yo me quiero guiar por la ley de mi mente y de mi
voluntad, pero cuando lo hago, la ley del pecado que esta en mis miembros dice: Ésta es la
puerta de entrada, aunque yo quede crucificada, dice la naturaleza de pecado, en la cruz, él
me está abriendo la puerta, porque voluntariamente quiere agradar a Dios, pero como mi ley
de pecado es más fuerte que la ley de su mente, entonces ahora, voy a gobernar, voy a
dominar y lo voy a hacer caer.

Hermano yo sé que esto, por momentos, parece trabalenguas, pero le pido al Espíritu Santo
que le esté mostrando lo que yo le estoy explicando para que usted pueda percibir, si es
necesario llévese el casete y sí, vuelva a escucharlo pero con temor de Dios, para decir:
¡Espíritu Santo, enséñame!

Es por eso que, como congregación estamos en un periodo de transición, que pareciera que
nunca acaba... que nunca se termina, ¿por qué? Porque estamos con nuestra carne, con
nuestra mente y con nuestra voluntad diciendo: Vamos a agradar a Dios. Y Dios dice: Todavía
no aprendiste, tienes que entender que tienes que sujetar tu voluntad a mi gobierno.
Entonces, por mi Espíritu, claro que me vas a agradar y vas a hacer mi perfecta voluntad y la
congregación va a tener un giro, un cambio como siempre lo has querido, pero no te atreviste
a creerlo porque ves que las cosas no funcionan.

Dios nos quiere llevar a una mayor gloria pero es necesario permitirle al Espíritu Santo que
nos gobierne. Ahora vamos a Gálatas:

"Digo, pues (dice Pablo): Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne."
Gálatas 5:16

Este mismo versículo en la Nueva Versión Internacional es un poquito más correcto de


acuerdo al original:

"Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza
pecaminosa".

Leído en la Reina Valera parece que nos da una orden al decir: Anden por el Espíritu, pero
otra orden al decir: y no satisfagan los deseos de la carne, ¿no? El original no dice eso, el
original dice: Ustedes anden por el Espíritu y entonces no caminaran en las cosas de la carne,
eso dice, porque sino sería nuevamente un esfuerzo personal, de andar en el Espíritu y no en
la carne, no... no... Pablo, no se va a contradecir, el Espíritu Santo no se va a contradecir,
entonces, el original está diciendo: Anden por el Espíritu y no van a satisfacer los deseos de la
carne, ni les va a picar el bichito... ¿y cómo será? ¿y qué tal si pruebo? No... no... no... Anden
por el Espíritu y la carne quedó anulada, lo legal de la cruz se hace real pero ¿cómo se hace
real? Por andar por el Espíritu, no de otra manera.

"Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y


éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por
el Espíritu, no estáis bajo la ley." Gálatas 5: 17-18

¿Saben qué? A mi me llamó la atención al estudiar esto, lo que significa la primera palabra
andad en el Espíritu, porque la palabra andad, es en el original una palabra que tiene que
ver con "caminar por todas partes, andar por doquier". ¿Sabe qué significa esto? Que en la
vida cotidiana, andamos y vivimos por el Espíritu, cuando Pablo dice: andad en el Espíritu,
en realidad, Pablo en el original griego ¿sabe qué le estaba diciendo a la Iglesia? Iglesia todos
los días de su vida, en toda situación, en toda dificultad, en cualquier pensamiento, en sus
decisiones, en sus palabras, en sus intenciones, sean guiados por el Espíritu, todos los días.

Acá está la dicotomía, acá está, nosotros en la vida de todos los días, el jefe, la familia, mis
papás, la esposa, mis hijos, mi abuelita, muchos problemas, el negocio, la empresa, muchos
problemas, mi jefe, muchos problemas... muchos problemas... ¿cómo hago? No puedo... no
puedo... no puedo... llegó el domingo, a la iglesia, si hay que servir, me cargo los parlantes,
subo, bajo... no, es que... yo amo al Señor con todo mi corazón, con todo mi ser, con toda mi
alma, con todas mis fuerzas y con mis entrañas, mis tuétanos, con todo... sí... sí... está bien...
está bien... está bien...

Pero Dios, no creas que va a medir en un más alto rango tu carga del parlante del domingo,
que tu vida cotidiana viviendo por el Espíritu, porque entonces, también nosotros estamos
haciendo de la vida cristiana un legalismo, creemos que para Dios es más importante cargar
el parlante, que vivir por el Espíritu de lunes a sábado, estamos mal... estamos mal...

No, lo que Dios quiere decir es: El parlante, la bocina que vas a cargar el domingo va a dar
como resultado, va a mostrar que tú viviste por el Espíritu, de lunes a sábado y vienes con
un gozo tan grande adentro, que no lo puedes retener y la bocina te queda liviana, por el gozo
del Espíritu que está adentro tuyo, que la levantas con un dedo, pero el problema es que no
ando por el Espíritu y todo para mí es un esfuerzo y el horario para llegar y salirme de la
comida de casa es que ¿cómo les puedo decir a mis papás que me voy a la Iglesia? ¡Es que
no me entienden! ¿Y cómo? ¿y cómo les voy a decir a mis tíos, a mis familiares, justo en el
cumpleaños de menganita? ¿Que es domingo y que el domingo tengo que llegar a las tres y
media para cargar la bocina?

Son dos andariveles diferentes, estamos en dos caminos absolutamente diferentes. Por eso el
ministerio, siempre que no andes en el Espíritu, el ministerio te va a ser una dificultad,
entiéndeme muy bien, escúchame por favor muy bien, si no estás andando por el Espíritu,
siempre en el ministerio vas a tener problemas, porque Dios... Porque Dios, no cierra los ojos
cuando llegaste el domingo y te pones a servir a Dios, los tiene tan abiertos como mañana a
las diez de la mañana en el lugar donde vas a estar, sus ojos están abiertos de día y de noche
sobre toda la humanidad, observa y mira Dios, a ver quién encuentra con corazón íntegro
delante de Él, observa y mira también aquellos que van a ser verdaderos adoradores de día,
de tarde, de noche, de madrugada en todo tiempo, en todo tiempo, Dios observa.

Por eso no es que, cuando llegas el domingo acá Dios dice, bueno, no importa, no ahora, me
está sirviendo, voy a ser un poco contemplativo, voy a sentarme en mi trono a observar ¡qué
lindo me sirve! Pero nosotros a ese nivel estamos haciendo el ministerio, a ese mismo nivel
nosotros, queremos endulzar el corazón de Dios con el ministerio.
Si voy a servir va a ser por el Espíritu, si voy a caminar de lunes a sábado va a ser por el
Espíritu, todos los días de mi vida voy a andar y a ser guiado por el Espíritu, ¿por qué?
Porque he comprendido que fui sacado de un reino para ser trasladado a otro y que ahora hay
una ley mucho más poderosa que otra ley que está gobernándome, la ley del Espíritu de
vida que está en mi, esa ley puede gobernar, la ley de mi mente y de mi voluntad para que mi
voluntad, esté sincronizada con el Espíritu de Dios y siempre lo que voy a desear, lo que voy a
querer, va a ser la voluntad de Dios.

Ni voy a pensar en otra cosa, no voy a querer otras cosas, aún transformaré mis días, mis
circunstancias, mi trabajo, mi actividad, todo lo voy a trasformar en algo que honre a Dios y
muestre que la ley del Espíritu de vida me está gobernando todo lo que yo hago,
absolutamente todo. Vamos al último pasaje, Efesios 4 dice de esta manera:

"Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que
andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de
la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los
cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para
cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a
Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la
verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo
hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu
de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y
santidad de la verdad. Efesios 4:17-24

Lo primero que Pablo le dice a los Efesios es: Ahora yo les digo y requiero, reclamo de
ustedes, lo siguiente, ya no anden como los otros gentiles, o sea, como aquellos que no
conocen a Cristo, ustedes son gentiles, a la par son igualitos, nada más que ustedes ya
conocieron a Cristo, ellos no lo conocen, no anden como ellos, porque ellos andan en la
vanidad de su mente.

La Nueva Versión Internacional dice: pensamientos frívolos, cuando nosotros, por el


esfuerzo, aún queremos agradar a Dios, tenemos toda clase de pensamientos fuera de lugar
que no tienen nada que ver con la voluntad de Dios, que pueden parecer muy bonitos, pero
son solamente de nuestra carne. Los deseos de nuestra carne, vanidad de nuestra mente,
porque no hay una mente que se a sujetado al dominio de la ley del Espíritu, pero el asunto
es que no se queda la vanidad de la mente, así solita dice que esta gente, por esa vanidad,
tiene el entendimiento entenebrecido, están ajenos de la vida de Dios por la ignorancia
que hay en ellos y por la dureza de su corazón y llegan a tal punto, que pierden toda
sensibilidad y se entregan a la lascivia, o a la inmoralidad para cometer con avidez toda
clase de impurezas.
O sea, si yo insisto en que la ley de mi mente me gobierne y mi voluntad y mi deseo de decir,
yo voy a agradar a Dios, no sólo que estoy corriendo un riesgo, es aquel peligro de extinción
que dije al principio, todo lo que hay de Cristo en mí va a comenzar a apagarse, de tal
manera, que por esa mente vanidosa que yo estoy permitiendo que me gobierne, mi
entendimiento se va a entenebrecer, a oscurecer, voy a empezar a estar ajeno de la vida de
Dios, porque voy a caminar en ignorancia y mi corazón se va a endurecer de tal manera que
cuando ya mi corazón llegue a cierto punto, va haber toda clase de insensibilidad y entonces,
después no voy a tener problema de entregarme a la inmoralidad.

Yo sé que está difícil lo que digo, pero Pablo le está diciendo esto a los efesios, para
mostrarle cómo es la vida de aquellos que no tiene a Cristo. Ahora, cuando yo me gobierno
por mi propia naturaleza y por mi mente, estoy actuando como uno que no tiene a Cristo,
porque ahora, Dios me ha dado el Espíritu Santo y la vida de Cristo para que yo pueda ser
gobernado por esa vida y ya no por mi pensamiento, por eso se produce toda esta clase de
consecuencias.

Y después dice: En cuanto a la pasada manera de vivir... ¡Despójense! del viejo hombre,
que está viciado conforme a los deseos engañosos.

¿Cuál es el viejo hombre? Aquél que estaba acostumbrado a vivir en aquél reino, en el de las
tinieblas, el viejo hombre el cual Cristo ya pagó, el viejo hombre que está acostumbrado a
decidir por sus propios pantalones, el viejo hombre que se gobierna a sí mismo. Pablo dice:
ese viejo hombre, legalmente quedó en el otro reino, así que les pido Iglesia, ustedes
despójense de ese viejo hombre, ya no lo tomen en cuenta.

Y les dice después: renuévense, en el Espíritu de vuestra mente porque ahora mi mente
tiene que ser renovada para sujetarse a la ley de Dios por el Espíritu Santo y yo empezar a
funcionar con la famosa mente de Cristo, esa mente que también, Pablo dijo que la tenemos,
pero que pocas veces usamos, ahora ustedes renuévense en su mente ¿por qué? Porque la
mente de Cristo tiene que funcionar, ahora ustedes no pueden sacar determinaciones como a
ustedes les parece.

Tú ponte a pensar las veces que sacas conclusiones por tu propio entendimiento y ponte a
pensar, si esas conclusiones que sacaste estaban de acuerdo a la Palabra y al Espíritu Santo
y te vas a dar cuenta de la realidad. Sí... aquí está mi mente, mi voluntad, a mí me parece que
las cosas son así, sí que aquello... lo otro... el problema... sí, está bien, todo muy lindo pero,
¿cuáles son la conclusiones? Esas conclusiones te muestran que el Espíritu Santo no te está
gobernando, quiere decir que de poco servía que te dejaras gobernar por tu mente.

Y después dice: y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad
de la verdad. Efesios 4:17-24
¡Mire, este nuevo hombre! Es mucho más poderoso de lo que nosotros pensamos, ¿sabe
por qué? Porque si bien, es el nuevo hombre que tiene que ver con la imagen de Cristo y la
vida de Cristo que está en nosotros, cuando Pablo habla del nuevo hombre, también se está
refiriendo al Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Ahora ustedes miembros individuales, que se han
despojado del viejo hombre y que viven por la vida de Cristo y por la mente de Cristo que
han recibido y se guían por el Espíritu, ahora revístanse del nuevo hombre, que es el Cuerpo
de Cristo. O sea, ¡únanse unos a otros! Y digan: Como un Cuerpo, somos el nuevo hombre
que Cristo ha creado para mostrar en el mundo el gobierno de Dios.

¡Ahí llegamos a ser una Iglesia poderosa!

Pero mientras tanto, somos una semi-Iglesia, algo así, como una Iglesia pero no una Iglesia...
Esta Iglesia es el nuevo hombre que Cristo ha creado, dio su vida, se entregó por la Iglesia,
para que individualmente cada miembro sepa despojarse de lo que hay que despojarse y
juntos como miembros aprendamos a vivir como un solo hombre creados en Dios.

Eso significa que, quien te ve a ti y me ve a mí, va a ver a dos persona iguales, físicamente,
somos muy diferentes, pero por dentro iguales guiados por el mismo Espíritu Santo, tomando
las mismas clases de decisiones, gozándonos en el Espíritu de la misma manera, viviendo en
el poder del Espíritu de la misma forma, somos iguales porque la misma vida de Cristo está en
nosotros, no hay diferencias. Por eso, ahora entiéndame muy bien, sólo lo voy a leer, porque
no lo voy a explicar y en realidad ya voy a terminar. Vamos a leer desde el versículo 25,
ahora, entiendan porqué Pablo se mete en estas cuestiones prácticas, dice:

"Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque
somos miembros los unos de los otros." Efesios 4:25

¿Ahora entiende por qué Pablo dice esto? Porque si estás revestidos del nuevo hombre, que
es la Iglesia, y unidos en un mismo Espíritu, yo no puedo seguir hablando con mi hermano y
hablando con mentira para engañarlo, para quedar bien. Por eso, Pablo se mete en los temas
prácticos, no porque Pablo pretende que nos esforcemos en hacer esas cosas, sino porque
esas cosas van a ser el resultado de personas que se han despojado del viejo hombre y que
se han revestido del nuevo hombre creado según Dios, de la misma vida de Cristo y del
Cuerpo poderoso, de la Iglesia.

"Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al
diablo." Efesios 4:27

Quiere decir que: Aunque muy creyentes y muy bautizados por el Espíritu, le podemos dar
lugar al diablo mi hermano.
"El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno,
para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Ninguna palabra
corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación,
a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis...

Aquí aparece...

...al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo." Efesios 4:28-32

¿Se pueden tener relaciones entre hermanos de esta naturaleza? ¡Claro que se puede! Lo
que pasa es que se requiere ser despojado del viejo hombre y ser revestido de nuevo como
una sola persona. Mi hermano, como si todos los que estamos acá fuéramos uno, como
personas que no tienen diferencias en sí mismas, porque la misma vida de Cristo nos está
gobernando.

Por eso tiene que haber, mi hermano, un antes y un después, que todos puedan ver que algo
ocurrió en nuestro interior por el poder y la obra sobrenatural del Espíritu y ya no somos la
mismas personas, eso se tiene que ver en el seno de casa, en la cocina, en el comedor,
cuando estamos cenando, eso se tiene que ver, en tu trabajo, tu jefe tiene que notar que algo
diferente ocurrió en tu vida, eso lo tenemos que ver todos los que compartimos este Cuerpo
local, tiene que sernos evidente a todos y a cada uno de nosotros, que el Espíritu Santo está
haciendo algo poderoso en nuestras vidas y que ya no estamos siendo guiados por nuestra
naturaleza, ni por nuestra mente, ni por nuestros deseos, ni por nuestra voluntad, sino que
estamos siendo guiados por la ley del Espíritu de vida que está en nosotros.

Se tiene que ver que hay una Iglesia que desborda de gozo... que desborda de gozo porque
cada día que ha pasado, ha encontrado posiblemente una dificultad, pero en la cual el Señor
se glorificó, en la cual el Espíritu Santo hizo lo que tenía que hacer, dificultad que fue puesta
debajo de los pies del Señor y por ende, debajo de nuestros pies. Se tiene que ver que los
deseos que tenemos en nuestro corazón tienen que ver con los deseos del corazón de Dios,
que acá no muestro una clase de deseos pero allá, dónde nadie me ve, yo creo que nadie me
ve, tengo otra clase de deseos.

Por eso, sabe que a veces se hace infructuoso que nosotros nos reunamos, aunque tenemos
la responsabilidad siempre de hacerlo, pero como pastores, nos reunamos y hablemos con
algunos de ustedes y le digamos, por ejemplo: ¿Qué pasa que hace tanto tiempo que no vas
a tú célula? Lo quiero bajar a lo práctico, está bien, es infructuoso, ¿sabe por qué? Porque, si
la vida de Cristo estaría gobernándonos, ninguno de nosotros va a dejar de asistir a una cita
que tenemos con el Señor.

Para que haya una transformación en aquellos que están oyendo la Palabra sábado tras
sábado, no va a ser necesario un llamado telefónico, para decir: ¿qué paso que no te vi el
domingo pasado? ¿Por qué no te vi? Porque el domingo sabemos que hay una cita imperdible
con nuestro Señor como Cuerpo, porque yo vivo de cita en cita con el Señor, todos los días el
Señor está conmigo, pero el domingo es una cita como Cuerpo, nadie me lo tiene que
refrescar, mucho menos recordarme cuál es el horario en el cual yo voy a llegar para servir en
el ministerio en el cual tengo la posibilidad de servir a Dios, mucho menos, mucho menos
hermano, que no nos alcanzó el tiempo y tenemos que seguir trabajando afuera, aunque la
reunión ya empezó, pero para sacarnos el trabajo y no quedarnos más tarde.

Llega un momento que esas cosas son diálogos de niños y no podemos seguir hablando así,
tenemos que entender que Dios nos quiere llevar a otra madurez. A mí siempre me alegra que
haya personas muy nuevas en Cristo escuchando estas cosas, ¿saben por qué? A los que
son más nuevitos, por lo menos de los que conozco, identifico a dos, ¿saben por qué? Porque
si ustedes toman esto y le dicen al Señor: yo voy a vivir por esta verdad, sus vidas van a ser
transformadas a otro nivel y aquellos que los trajeron, que los invitaron, van a decir: ¡y ahora
qué paso! ¡Me lo convirtieron en el correcaminos! Porque ahora nadie lo detiene... nadie la
detiene ¡y claro porque ustedes supieron agarrar la verdad y atesorarla en sus vidas!

Hermanos no es cuestión de que, aparentemente, las cosas están bien, no es una cuestión de
fondo, si no somos guiados por el Espíritu, estas cosas prácticas que Pablo habló, no se
pueden cumplir, vamos a seguir mintiéndonos unos a otros, vamos a seguir tratando de no
trabajar mejor, ¡a ver que changuita me encuentro! ¿No? Para salir del paso, en vez de
decidirme: a trabajar... y a hacer lo que tengo que hacer. Si puedo ir a pedirle a mi vecino que
me regale un plato de frijoles ¿por qué no hacerlo? No... Eso no es hurto, pero delante de
Dios, es como si lo fuera, porque Él me dio toda la capacidad para hacerlo.

Yo sé que estoy hablando cosas fuertes, parecen muy sencillas pero son muy fuertes, es
tiempo de ser guiados por el Espíritu en todas las cosas de nuestra vida, entonces, veremos
un cambio que no lo produjo ni el pastor, ni los pastores asociados, ni el líder de la célula, ni el
líder de mi ministerio, porque ninguno de nosotros vamos a producir este cambio, lo único que
somos es instrumentos de Dios para que la Palabra y lo que Dios quiere, llegue a cada una de
sus vidas, es lo único que somos, el cambio no lo vamos a hacer nosotros.

Por eso, aún hasta ingenuamente, hasta podemos, si no estamos bien aguzados en el
Espíritu, hasta podemos ser engañados y creernos alguna cosa que usted nos diga, o nos
aparente y decir: que bien lo que Señor está haciendo. Pero, ¿sabe cuál es el asunto? Que
con el paso del tiempo, el Señor va a prender la luz roja y decir: ¡cuidado! Ahí hay algo que no
está bien, hay algo que quedó pendiente, hay algo que no está solucionado, hay algo que la
vida de Cristo no está produciendo. Mi hermano, necesitamos hacer un antes y un después.

¿Usted se da cuenta que todas estas cosas Pablo la habló a los cristianos, para que ellos las
hagan? Pablo no dijo: ¡Estoy orando por ustedes para que anden por el Espíritu! Pablo no
dijo: Estoy orando por ustedes para que el Espíritu Santo los convenza de despojarse del viejo
hombre, no... no... Pablo oraba para cosas más importantes. Oro, para que sean llenos del
conocimiento del hijo de Dios, para que sean revestidos de su amor, pero despojarse del
viejo hombre es mi responsabilidad, vivir por el Espíritu es mi responsabilidad, porque yo
tengo que estar dispuesto a decir, ya no vivo en Argentina ahora vivo en México y ahora voy a
vivir como si fuera un mexicano más. Ahora ya no vivo en el reino de las tinieblas ahora estoy
en el Reino de Jesucristo y voy a vivir con un buen representante de Jesucristo.

Lo único que quiero hacer para terminar, es que, cada uno de ustedes de manera personal e
individual pueda hacer un balance y un análisis delante de Dios y ustedes estén dispuestos a
someter su propia voluntad, sus esfuerzos, su forma de pensar, todo, al señorío de Cristo y a
la ley del Espíritu de vida que está dentro de cada uno de nosotros. Hermano es una
decisión, no es un proceso... que voy a ver... que más o menos... tal vez... que dentro de un
tiempo llego. No... no... no mi hermano... No mi hermano, es una decisión, rendición completa,
total y absoluta a la vida de Cristo que está en mí, para ser gobernado por esa vida.

A ninguno de nosotros nos conviene ser cristianos tibios, no nos conviene ¿sabe por qué?
Porque nos hacemos un daño, porque nos engañamos y porque terminamos frustrados, no
nos conviene, no nos produce ningún placer ser un cristiano tibio. Lo único que trae gozo del
Espíritu Santo, es ser un cristiano con todas las letras, como Dios quiere, porque estoy
permitiendo que el Espíritu Santo me gobierne. Eso es lo único.

Por eso, quiero permitir que nos tomemos este tiempo, para que cada uno individualmente ore
a Dios, analice, saque su evaluación y diga: Aquí está Señor mi vida, la cual conoces a la
perfección, pero yo ahora rindo lo que debo rendir a ti para empezar a vivir por, ser
guiados por el Espíritu y realmente vivir en tu Reino. Que cada uno de ustedes lo pueda
hacer delante de Dios.
VIVE POR LA PALABRA DE PODER

30 de Julio de 2006

Realmente damos gracias al Señor, porque es un privilegio reunirse con el Cuerpo de Cristo,
saber que somos partes del mismo Cuerpo y que no hay distancia que nos pueda separar, en
el Espíritu somos uno; y todos, cada uno desde su lugar, desde su posición está trabajando
para que el Reino de los Cielos se establezca en la Tierra. Ése es el deseo de nuestro
corazón porque ése es el deseo del corazón del Padre. Y queremos ser, como Iglesia, una
Iglesia que pueda transformar al mundo no por lo mucho que sabe, no por lo mucho que dice,
sino por el poder que experimenta, porque vive la vida de Cristo con toda plenitud.

Quiero compartir algo que considero muy valioso delante de Dios para que nuestra vida pueda
vivir en ese poder del cual estoy hablando; quiero pedirles que busque en el libro de Génesis
1 y recordarle que cuando Jesús fue tentado, el Espíritu Santo lo llevó al desierto y el diablo
comenzó a tentarlo. Tres tentaciones específicas: la primera de ellas fue que Jesús, después
de haber pasado por cuarenta días y cuarenta noches en los cuales no comió absolutamente
nada y como es de suponer tenía mucha hambre, el diablo le dijo, ¿ves esa piedra? ordena
que se convierta en pan para que puedas comer y para que termines con este hambre. Pero
Jesús respondió al diablo de una manera que un hombre natural no podría responder jamás.
Jesús le dijo: "No sólo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca
de Dios."

Cuando la Palabra de Dios se transforma en una realidad espiritual para cada uno de
nosotros, esa Palabra es un alimento que nos sostiene, que nos guía, que nos direcciona, y
nos sentimos satisfechos porque no hay ninguna otra cosa necesaria; pero hay muchas veces
que Dios habla y nosotros desestimamos la Palabra de Dios, nosotros no tomamos en cuenta
que toda Palabra que sale de la boca de Dios tiene poder y ha sido enviada para producir
algo.

Ninguna Palabra de Dios podría quedar igual, porque esa Palabra salida de su boca, tiene el
poder sobrenatural de producir una transformación y de que las cosas sean completamente
diferentes a partir del momento en que esa Palabra salió de la boca de Dios, pero sólo un
hombre y una mujer que viven por el Espíritu de Dios pueden saber que su vida parada sobre
la Roca de la Palabra nunca será movida, por eso Jesús respondió como respondió.

Para Jesús no era importante el hambre natural, eso no le afectaba, Él podía dominar su
cuerpo y no era el cuerpo que lo dominaba a Él, porque había algo más fuerte dentro de Él,
era que Él estaba sobre la tierra para producir transformaciones. ¡Y estaba en la tierra por
una Palabra del Padre; y esa Palabra lo hacía mantenerse firme!
Por eso yo quiero que hoy veamos la importancia y el poder que tiene la Palabra que sale de
la boca de Dios y cómo esa Palabra puede transformar nuestra vida, siempre y cuando
hagamos lo que debemos hacer y creamos a esa Palabra. Por eso lo que mi esposa decía
tiene mucho que ver con lo que yo voy a compartir porque Dios habló algo específico para
este año y cuando Dios habla específicamente, Él quiere producir cambios específicos, hay
cosas puntuales que Dios te está hablando, que Dios te está mostrando, trae recuerdos a tu
mente, trae convicción a tu espíritu y eso es para que entiendas que Él está detrás de ti
buscando un objetivo: ¡que cumplas su propósito!

Y no tu propósito bendecido por Él, nunca será así, jamás Dios podrá firmar en tus planes, en
tus objetivos y en tus propósitos. Cuando no son los que Él tiene, nunca lo hará, Él siempre va
hacer un camino inverso, al revés, Él siempre primero nos transformará a nosotros, para que
siendo transformados entendamos los planes del Señor que Él ya tiene preparados, podamos
hacerlos nuestros y caminar en ellos. Voy a leer muchos versículos seguidos detrás de otros
para que ustedes presten mucha atención y puedan notar que frases son comunes a todos
estos versículos.

"Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las
aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas
que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y
fue así.

Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y
descúbrase lo seco. Y fue así. Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba
que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él,
sobre la tierra. Y fue así.

Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la
noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras
en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.

Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la
abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser
viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada
según su especie. Y vio Dios que era bueno.

Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y
serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así." Génesis 1: 3, 6-7, 9,
11,14-15, 20-21 y 24.

Quiero hacer una pregunta: ¿Qué frases usted pudo notar que son comunes a todos
estos versículos?

I) "Dijo Dios".

II) "Y fue así".

Esas dos frases son frases que marcan una pauta en la Palabra, una señal para mostrar que
Dios cuando habla algo, debe ocurrir. Cada vez que Dios habló fue exactamente como Dios
dijo, nada fue diferente a lo que Él dijo que fuera, por eso la Palabra de Dios es una palabra
que tiene poder, porque como Dios es autoridad en esencia, la Palabra que sale de su boca
tiene el sello de su autoridad de tal manera que cuando Él habla, debe cumplirse lo que Él
dijo, no hay ninguna opción para que lo que Él haya dicho no se cumpla, si Él habló tiene que
cumplirse.

Pero alguno de ustedes se estará preguntando: ¿Muchas veces oí a Dios hablar, pero Dios no
cumplió lo que Él había dicho? Lo que yo quiero mostrarte es que eso es una mentira del
diablo para que dejemos de confiar en toda Palabra que sale de la boca de Dios, hay otras
cosas que interfieren en el medio del camino para que aquello que Dios habló no se cumpla,
pero cuando algo que Dios habló no se cumple jamás significa que lo que Él diga no tiene
poder.

¡Siempre que Él habla su Palabra tiene poder; y lo que Él ha dicho debe cumplirse! ¡Sí o sí!
¡No hay otra opción! ¡Si Él habló debe cumplirse! De la misma manera que ocurrió en la
creación, tan sólo Él habló y lo que Él dijo que se produjera se produjo.

"…y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio
sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos,
sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.» Y
Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los
creó, y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la
tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los
reptiles que se arrastran por el suelo.» Génesis 1: 26-28 NVI

Cuando Dios habló, una vez más la Biblia dice: El dijo: Hagamos al hombre…Pero esta vez
fue el Padre, junto con el Espíritu Santo y el Hijo, que decidieron crear al ser humano de tal
manera que hombre y mujer puedan ser representantes de Dios sobre la tierra, pero en el vs.
28 dice que los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la
tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los
reptiles que se arrastran por el suelo.»
Si usted lee en la versión Reina Valera dice: Y los bendijo… y les dijo… parecen dos cosas
separadas: una bendición y unas palabras finales, pero la bendición eran las palabras que
Dios iba a hablar sobre ellos, por eso la NVI lo traduce de manera correcta porque dice:…los
bendijo con estas palabras. Una vez creados a imagen y semejanza de Dios, el Padre les
dijo: "Ahora yo los habilito para que ustedes hagan todo lo que deben hacer y me representen
de manera correcta sobre la tierra y les doy autoridad para que hagan todo en mi nombre,
sabiendo que ustedes son sobre la tierra mis representantes y pueden hacer con mi
autorización todo lo que yo les dije que deben hacer. ¡Nada ni nadie se los puede impedir!

Es por esta razón que las palabras de un padre o una madre tienen mucho poder sobre sus
hijos, cuando yo tomo a mi hijo y lo único que le digo es: Tú no sirves, tú no vales, tú no
puedes, cierra tu boca no sabes nada, no tienes nada que decir... si usted quiere, vea a ese
hijo dentro de veinte años y será un hombre adulto, pero que no sepa qué hacer, no sepa
cómo conducirse, no sepa qué decir y no pueda enfrentar la vida.

Porque como Dios les dio autoridad al hombre y a la mujer, de la misma manera que la
Palabra de Dios tiene poder, la palabra de un padre o una madre también tiene poder,
porque Dios nos habilitó para que habláramos en su Nombre y le representáramos
dignamente y hagamos lo que debemos hacer sobre la tierra. Por eso quiero que veas que no
solamente Dios habló para que las cosas fueran hechas, una vez que fueron hechas le dio al ser
humano la autoridad para representarlo a Él y para hacer todo lo que debe hacer. Ahora quiero
ver un principio espiritual que la Escritura nos muestra para sustentar todo lo que sale de la
boca de Dios.

"(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a
quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si
fuesen." Romanos 4:17

Está hablando de Abraham y aquí hay una promesa para Abraham, la promesa de ser padre
de muchas gentes. Pero luego dice que Abraham creyó a Dios y que Dios es un Dios que
da vida a los muertos y llama a las cosas que no son como si fuesen. Quiere decir que
la Palabra de Dios tiene poder para crear de la nada.

Cuando algo no existe, Dios habla y a partir del momento que Él habla, eso que no existía
ahora es hecho; o sea que, no es por nuestro esfuerzo que logramos hacer las cosas para
Dios, es que Dios habla y Dios prepara un camino, lo hace donde no lo hay y abre una puerta
donde yo veo una pared para que lo que yo no veía, ahora pueda ser hecho delante de mis
ojos, es algo nuevo que yo antes no conocía pero ahora puedo conocer porque ha salido de la
boca de Dios. De la misma manera tú podías pensar que no eras nada ni nadie, pero la Biblia
dice que Dios llama a las cosas que no son como si fuesen…
En el mismo momento en el cual alguien te estaba diciendo, tú no vales, tú no sirves, tú no
puedes, Dios estaba diciendo: ¡tú vales para mí, tú sirves y tú puedes! Porque Él llama a las
cosas que no son como si fuesen. Por eso nada ni nadie puede rebajarte, porque tú has
valido, has costado la sangre de Cristo y nada puede tener mayor valor que esa sangre, si Él
estuvo dispuesto a derramar esa sangre por ti y por mí, quiere decir que valemos
demasiado… demasiado.

Cuando nosotros vemos la perspectiva de Dios con respecto a nuestras vidas, muchas cosas
empiezan a cambiar; una de las cosas que cambian es que ya no luchamos ni trabajamos
duramente para conseguir las cosas. No estoy queriendo decir que nos transformamos en
unos vagos que se sientan en una silla a estirar sus manos y esperar que Dios ponga ahí
todas esas cosas, no estoy hablando de eso, estoy hablando que yo no le quito a Él el lugar
que le corresponde, Él es el Señor y Él es el dueño de mi vida; cuando yo me esfuerzo por
hacer las cosas y quiero lograrlas por mi empeño le estoy diciendo a Dios: ¡Salte de tú lugar,
porque ese lugar es mío y yo voy a hacer las cosas a mi manera y como yo las quiero hacer!

Yo tengo que saber que Dios tiene un propósito y un plan conmigo pero necesita de mi
rendición, que yo le diga: Señor aquí estoy…y yo no lo puedo hacer…por mis fuerzas yo no lo
puedo lograr. Y aquello que viene a tu mente que el Espíritu Santo te recuerda, aquellas áreas
de tu vida que el Señor y tú conocen, ambos saben que no están bien, tienes que reconocer
delante de Él que tú has intentado hacerlo con tus fuerzas y decirle: Señor, no he podido, tú lo
tienes que hacer por mí, yo me rindo a ti para que aquello que has hablado para mi vida, lo
que tú te has propuesto para conmigo tú lo hagas...¿Y sabes algo maravilloso de Dios? A
Dios no le importa la edad.

Yo quiero que esto les quede grabado a todos los que están en este lugar, porque hay niños
pequeños, hay jóvenes, hay personas adultas y hay abuelos, pero a Dios no le importa, esto
es para todos. ¡Nunca es tarde en tu vida para descubrir lo que Dios tiene para ti!

Dios tiene algo preparado para ti, aunque tú hayas vivido setenta años sin saberlo, ahora
puede ser el tiempo de conocer los planes de Dios y de vivir en ellos aunque ya hayan pasado
setenta años y tú pienses que ya viviste la vida y qué más te falta por vivir... según Dios te
falta todo por vivir, porque si no has vivido en los planes de Dios no has vivido nada, lo
verdaderamente valioso no lo has vivido. Por eso, no importa la edad que tengas, tú tienes la
posibilidad de ver esta palabra cumplida en tu vida, que Dios llama a las cosas que no son,
como si fuesen…Y si tú crees en esta palabra, tú vas a ver hacia adelante cosas tremendas
que Dios puede hacer, sólo porque le has creído y porque le has dicho: Señor aquí estoy, te
rindo mi vida y haz lo que tengas que hacer. Algo más quiero leer:

"El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que
sostiene todas las cosas con su palabra poderosa…" Hebreos 1: 3a. NVI
Dice algo acerca de Jesucristo, dice que Jesucristo es el resplandor de la gloria de Dios...
Pero dice, que Jesucristo sostiene todas las cosas con su palabra poderosa...Quiere decir
que aquello que Dios habló para tu vida, lo que Dios ha planeado, ahora el Hijo Jesucristo lo
está sosteniendo, soportando, para que eso no se caiga y pueda cumplirse, Él está todo el
tiempo recordando la Palabra que Dios habló sobre tu vida para decir: Padre, todavía hay
oportunidad para él, todavía hay oportunidad para ella, esta Palabra está vigente, no se ha
terminado, por eso yo sostengo esta Palabra y la tengo en mis manos para que él y ella la
puedan vivir.

Dios está más interesado que tú y que yo, en que vivamos en sus planes, pero somos
demasiado tercos, somos huesos duros de pelar, diría un perro, porque Dios quiere trabajar
con nosotros y hacer las cosas prontamente, pero nosotros somos los que le ponemos frenos
a Dios... esto no, esto tampoco Señor, no te metas en esta área, en esto déjame a mí, tú no
conoces tanto como yo las cosas, yo estoy metido en el asunto y tú están en el cielo ocupado
con toda la tierra... Yo sé, algunos dicen, yo jamás le he dicho eso... Pero nuestras acciones
lo dicen.

Entonces Dios dice, lo que me hubiera llevado tres días está costando tres años, pero no es
por mí, dice el Señor, es por ti, es porque tú no estás haciendo lo que tienes que hacer,
entregarte de todo corazón y permitirme transformarte, que seas una nueva persona en Cristo
Jesús, las cosas viejas pasaron, todas son hechas nuevas…Pero para eso es necesario:
estar en Cristo. Porque ese versículo dice: Si alguno está "en Cristo", nueva criatura es...
Ése es el secreto: Si alguno está "en Cristo".

Por eso tú no puedes acercarte a Dios y tan sólo calmar tu conciencia, cumpliendo con
actividades o acciones religiosas que te mantengan en una paz que es engañosa, que
solamente la sostienes de domingo a domingo, hoy domingo estás aquí te sientes en paz y
mañana comienzas la semana pero el sábado próximo te sientes desesperado necesitas que
llegue el domingo. ¿Por qué? Porque tienes que calmar tu conciencia, necesitas volver a la
acción religiosa del próximo domingo para volver a estar en paz. ¿Sabes por qué? Porque de
lunes a sábado, no estuviste "en Cristo".

Estuviste en ti, en lo que a ti te interesa, en lo que a ti te importa, en lo que a ti te preocupa, en


lo que está dando vueltas en tu cabeza y te esforzaste y luchaste y trataste de conseguir todo
eso, pero cuando termina la semana ya no resistes más, porque con las fuerzas humanas no
se puede hacer lo que es del Espíritu de Dios. Por lo tanto, es necesario que tú vivas "en
Cristo" todos los días.

Si alguno está "en Cristo", permanece en Él, permite que su vida se vea, que su vida trabaje
dentro de uno, entonces será Cristo en ti, y eres una nueva criatura, una nueva criatura todos
los días, eso no es un versículo para los que alguna vez se convirtieron hace dieciocho años y
ahora, jamás pueden ser nuevas criaturas, fueron nuevas criaturas aquella vez, no, no…Dice:
Eres nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas...

Cada día ese versículo tiene que ser una realidad; mañana cuando te levantes, tú tienes que
poder decir: Hoy soy una nueva criatura, las cosas viejas, o sea, el día de ayer domingo, ya
pasó, fue un excelente día y la comunión con el Cuerpo fue gloriosa, nos gozamos en el
Señor, pero hoy es lunes y el Espíritu Santo es más que suficiente para que hoy sea un día
tanto o más glorioso que el día de ayer. Hoy soy una nueva criatura, las cosas viejas
pasaron, hoy me esperan cosas nuevas de parte de Dios...

Eso es lo que Dios quiere mostrarte y enseñarte, date cuenta que toda Palabra que sale de
la boca de Dios tiene poder, tiene poder para producir, para hacer cosas nuevas y
Jesucristo mismo sostiene todo lo que Dios ha prometido para tu vida. La trinidad completa
está comprometida con tu vida, para se cumpla lo que Dios tiene en mente.

La pregunta es: ¿Por qué entonces los cristianos muchas veces no alcanzamos a vivir
lo que Dios nos ha prometido? Porque yo también me lo pregunté, porque cuando yo vi
esta realidad de la Palabra que hemos visto hasta ahora, yo dije: Señor, yo creo a tu Palabra,
si tú lo dices es verdad. Pero entonces: ¿Por qué muchas veces, tu Iglesia, no estamos
viviendo lo que tú has hablado? ¿Cuál es el motivo? Muéstrame por qué. Y el Señor me
recordó un versículo:

"Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo
lo que no proviene de fe, es pecado." Romanos 14:23

"Pero el que tiene dudas en cuanto a lo que come, se condena; porque no lo hace por
convicción. Y todo lo que no se hace por convicción es pecado." Romanos 14:23 NVI

El contexto de este versículo, todo el capítulo 14, la Palabra está hablando de la comida, de
algunas cosas que los débiles en la fe muchas veces no pueden recibir o aceptar, pero este
versículo está enseñando un principio espiritual que se aplica a toda nuestra vida como hijos
de Dios y el principio espiritual es: Que todo aquello que se hace sin la convicción que da
la fe, es pecado.

No estoy hablando de pecado como nosotros entendemos el pecado; cuando pensamos en


pecado nosotros pensamos en todas las acciones malas y pecaminosas que desagradan a
Dios, pensamos en alguien que roba, pensamos en alguien que mata, pensamos en alguien
que viola, pensamos en unos muchachitos teniendo relaciones sexuales prematrimoniales,
pensamos en mentiras, pero la Palabra no está hablando de eso. Cuando la Biblia habla de
pecado aquí, dice lo siguiente, pecado es: Errar el blanco sin ser merecedores del premio.
¿Qué significa esto? Que cuando Dios habla por su Palabra, Él me muestra un camino a
seguir y en el camino que Él me muestra, está su perfecta voluntad. Cuando yo voy por ese
camino nada puede salir mal, porque es lo que Dios preparó para mí, pero si en ese camino
yo empiezo a dudar y no tengo la convicción que me da la fe entonces comienzo a pecar; es
decir, en vez de caminar hacia el objetivo, hacia el blanco que Dios me trazó al cual yo tenía
que llegar, yo empiezo a desviarme del camino. Entonces Dios me dice: Aquí tú tienes tu
objetivo, yo quiero traerte hasta aquí y tú tienes que caminar un camino para llegar hasta este
lugar.

Pero en el medio del camino aunque yo veo el objetivo, yo empiezo a dudar porque siempre
Dios permite que cuando nos dio una Palabra vengan diferentes situaciones para probar
nuestra fe, porque la fe necesita ser probada, porque cuando es probada es aprobada. Si no
se prueba la fe Dios no puede aprobarnos, así como el alumno en una escuela necesita hacer
su examen para mostrarle al maestro que realmente aprendió y el maestro cuando lo examina
pone una calificación, dice si está aprobado o si está reprobado.

De la misma manera ocurre en la vida cristiana, cuando empiezo a caminar por el camino que
Dios me trazó, pero yo empiezo a dudar y no me mantengo en la fe de lo que Él habló,
aunque yo iba caminando hacia el objetivo me empiezo a desviar y creo que estoy caminando
correctamente, pero poco a poco el objetivo va quedando a un costado, y yo llego a un nuevo
objetivo y llego a este lugar... y cuando llego a este lugar, le digo: ¡Señor, ahora dame lo que
me prometiste! Y Dios dice: ¡No puedo! Pero: ¿Por qué no puedes Señor? Porque tú no
llegaste al objetivo que yo te mandé, por lo tanto pecaste, erraste el blanco y no eres
merecedor del premio. Solamente cuando yo llego al objetivo, Dios dice: ¡Ahora aprobaste,
llegaste al objetivo y eres merecedor del premio, yo puedo darte aquello que te prometí!

Pero como vivimos en un tiempo donde todo parece ser hecho a microondas, ponemos
una comida congelada y a los diez minutos sale nuestro almuerzo, creemos que con Dios
es igual, caminamos dos pasos y le empezamos a reclamar: Pero Señor, ya caminé dos
pasos y dónde está lo que me prometiste, caminaste tan sólo dos pasos pero te falta el
resto del camino, en el resto del camino está la prueba, con tan sólo dos pasos yo no
puedo darte el premio, porque si te lo doy ahora lo vas a echar a perder.

Y si ustedes piensan por un momento, eso pasó con Adán y Eva, Dios los puso sobre la tierra
y les delegó toda autoridad y les dijo: Ustedes pueden hacer todo en mi nombre y con mí
autoridad pero ellos oyeron una voz diferente y eso los hizo dudar ya no tuvieron convicción
de que Dios había dicho: No pueden comer del árbol que está en el medio del Huerto.

Pero oyeron una voz que les dijo: No es malo que coman de ése árbol, no les va a pasar
nada, solamente serán como Dios, conocerán el bien y el mal y por dudar de la Palabra de
Dios, por no tener convicción, ellos no siguieron caminando por el camino adecuado, se
desviaron; de esa manera Dios no pudo darles el premio.

Dios tuvo que quitarlos del lugar de privilegio donde los había puesto, los echó del Huerto del
Edén, les dijo, ustedes no pueden estar ahí, porque ahora ustedes echarían a perder todo lo
que yo puse en sus manos. De la misma manera, cuando Dios te ha hablado, tú tienes que
caminar por el camino que Él trazó, confiando y creyendo en su Palabra y no dudando ni
siquiera por un momento para que puedas llegar al objetivo, y cuando llegues al objetivo, Dios
diga: ¡Ahora estás aprobado, ahora te puedo dar el premio porque te mantuviste firme en lo
que yo te hablé!

"Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: —Yo soy
el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. Así confirmaré mi pacto
contigo, y multiplicaré tu descendencia en gran manera. Al oír que Dios le hablaba,
Abram cayó rostro en tierra, y Dios continuó: —Éste es el pacto que establezco
contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. Ya no te llamarás Abram, sino
que de ahora en adelante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como
padre de una multitud de naciones. Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y
naciones." Génesis 17: 1-6 NVI

Dios estaba confirmando su pacto con este hombre, le había prometido ser una persona a
través de la cual nacería una nación detrás de ella, pero una nación que permanecería por
siempre, además no solamente era la nación de Israel, Dios ya estaba hablando de nosotros,
sus hijos, la Iglesia a partir de este hombre Abraham, y todo cambió para Abraham; por eso le
cambió el nombre, porque de ser: Abran sin la "h" que significa: Patriarca o padre supremo. Lo
cambió a: Abraham con "h" que significa: Padre de una multitud.

Quiere decir que la Palabra de poder que estaba saliendo de la boca de Dios estaba
diciendo: Yo ahora te estoy transformando en un nuevo hombre para que seas el padre de
una multitud, para que de ti salgan generaciones futuras que me honren, que me obedezcan,
que me conozcan, que me amen y que hagan mi voluntad sobre la tierra. ¡Lo hago a partir de
ti Abraham! Pero: ¿A qué clase de hombre Dios le estaba hablando? Era un hombre que
tenía algunos problemas.

"El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes,
conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe
al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la
esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de
Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que
era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe
le fue contada por justicia." Romanos 4:18-22
Cuando Dios le habló a Abraham, Abraham era un hombre anciano de casi cien años, pero
que además tenía una esposa casi tan anciana como él, que toda la vida había sido estéril y
no había podido tener hijos. ¿Cuál era la locura de Dios? Decirle a un hombre anciano, que
tiene una esposa que no era fértil, que no podía tener hijos, que él iba a ser padre de una
multitud.

¿Por qué a Dios se le ocurre hacer bromas de ese tipo? No hay ninguna broma, ¡cuando Dios
habla se cumple! Y la Palabra dice, que Abraham, no dudó, ni tuvo incredulidad y estuvo
plenamente convencido de que todo lo que Dios le había dicho era verdad y se iba a cumplir.

Ahora tú y yo sabemos que Abraham en el medio del camino empezó a desviarse porque
escuchó otra voz, la de su esposa que le dijo: ¿No será que Dios tiene planeado que el hijo
que debemos tener venga a través de mi sierva porque al ser mi sierva, es como si fuera yo?
¿Entonces acuéstate con ella y tengan un hijo y ése será nuestro heredero?...Pero ése no era
el plan de Dios, se desvió un poco del camino y podría haber perdido el premio. Sin embargo,
Dios volvió a hablarle y Dios ratificó su promesa y él comprendió y Sara se arrepintió de tal
manera que Dios hizo el milagro. Ella siendo de noventa años y estéril toda su vida quedó
embarazada.

Ahora fíjate lo que pasó: Ese otro hijo llamado Ismael, siempre estuvo en enemistad con el
hijo de Abraham y Sara y aún hoy hay dos naciones que vienen de esos hijos que se siguen
peleando y siguen teniendo conflicto. ¿Sabes por qué? Por un hombre que tan sólo por un
momento escuchó una voz diferente a la voz del Señor que le había hablado.

Por eso tú a veces dices: ¡Bueno, pero solamente fue un momento, Señor perdóname, tú
sabes que soy humano me equivoqué! Pero ese error puede costarte mucho. Por eso cuando
se toman determinaciones, hay que tomar determinaciones serias en Dios, porque un solo
error puede costarte muy caro y por mucho tiempo. Por eso escuchar la voz de Dios significa
saber que lo que Él habla se va a cumplir aunque yo no lo vea, aunque mis ojos naturales no
vean nada, aunque a cualquiera le parezca una locura. ¡Si Dios habló Él lo va a cumplir!

Pero requiere de mi fe, de mi convicción, de estar plenamente seguro de que Él va hacer lo


que me prometió. Por lo tanto, voy a caminar en su promesa, voy andar en su Palabra, no voy
a escuchar ninguna voz engañosa, no voy a permitir que el diablo me venga a mentir al oído,
para que me desvíe del camino, yo quiero llegar al objetivo y quiero que Dios me apruebe y
que me diga: Ahora eres merecedor del premio, ahora hago que lo que no habías visto con
tus ojos, lo puedas ver.

Por eso leímos: Que Dios llama a las cosas que no son como si fuesen. Porque cuando
las cosas no son, nuestros ojos naturales no las ven, pero cuando Dios lo dijo, ¿sabes qué
ocurre delante de Dios? Lo que Él dijo ya está hecho, Dios sí lo ve, tú y yo no lo vemos, pero
Dios lo ve y desde el momento que Él lo ve, eso es una realidad.

Dos realidades:

Abraham tuvo que enfrentarse a dos realidades, una era la realidad natural y otra era la
realidad espiritual.

* La realidad natural le decía: tú eres viejo, tienes una esposa estéril no tienen capacidad de
tener hijos.

* La realidad espiritual le decía: Dios te prometió que no solamente tendrías un hijo, que
de ti saldría una multitud que tendría tu misma esencia y que honraría a Dios toda su
vida.

Él estuvo enfrentado a dos realidades, pero solamente se mantuvo en fe por creer a la


realidad de Dios y no a la realidad natural. Cuando Dios te habla habrá muchas veces una
realidad natural que tengas delante de los ojos con la cual te tengas que enfrentar y que diga
todo lo contrario a lo que Dios te prometió, pero Dios lo está permitiendo para que tú puedas
mantenerte en fe, convencido de que Dios habló y que puedas llegar al objetivo y recibir el
premio: que se haga realidad lo que Él te prometió.

"Pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de
Dios y la sabiduría de Dios. Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría
humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana. Hermanos,
consideren su propio llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según criterios
meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna. Pero
Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil
del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y
despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia
nadie pueda jactarse. Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien
Dios ha hecho nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y
redención— para que, como está escrito: «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el
Señor.» 1 Corintios 1: 24-31 NVI

Piense lo que la Palabra está diciendo, para muchos lo que Dios habla es una locura y lo que
Dios dice parece debilidad, sin embargo la Biblia dice que la locura de Dios es mucho más
sabia que la sabiduría de los hombres y que la debilidad de Dios es mucho más fuerte
que la fuerza de los hombres.
Por lo tanto, cada vez que tú y yo comenzamos a dudar, es como decir: La Palabra de Dios es
locura, esto me parece una debilidad, por lo tanto yo, que soy más sabio lo voy a hacer a mi
manera, lo voy a hacer con mi fuerza, y a partir de ese momento comienzo a desviarme del
camino y en vez de llegar al objetivo y que Dios pueda darme lo que me ha prometido, poco a
poco lo veo cada vez más lejos... Éste es el motivo por el cual muchas de las cosas que Dios
ha hablado no las hemos podido ver, no es porque lo que Dios habla es mentira, ni porque no
tenga el poder para cumplirse, es porque nosotros no hemos hecho nuestra parte, creyendo a
Dios, sin movernos de la fe de su Palabra, de lo que Él nos ha prometido para ver cumplido lo
que nos prometió.

A mí no me importa que me lleve toda la vida y que lo vea antes de morirme, ni siquiera me
importa que lo vean mis hijos cuando yo ya esté muerto, me importa que yo camine en el
camino correcto creyendo en lo que Dios me prometió, para que Él pueda cumplir lo que
prometió, porque lo que Él promete no es solamente para mí como persona, es para todos
aquellos que le aman.

Aquello que Dios te ha prometido, no solamente será una bendición para ti, será una
bendición para los que te rodean, pero como nosotros tenemos una visión egoísta, queremos
que Dios lo cumpla y queremos que nos vaya bien, queremos ser felices, queremos recibir la
promesa... Pero dejamos de ver que somos parte de un Cuerpo y lo que Dios me ha
prometido a mí, es importante para el Cuerpo. Por lo tanto, cuando yo le creo a Dios, yo estoy
permitiendo que se cumpla su Palabra no sólo para mí, sino para todo el Cuerpo de Cristo.

Dependen muchas cosas de mi fe y de mi convicción, sin esas dos cosas no podremos ver lo
que Dios ha prometido, porque muchos nos podrán llamar locos y muchos nos podrán llamar
débiles, pero si le creemos al Señor y si estamos convencidos en fe de lo que Él nos prometió
veremos todo lo que Él ha dicho. Hay dos últimos versículos que quiero leer:

"Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que
andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de
la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón." Efesios
4: 17-18

¡Fíjense lo que dice la Palabra! Cuando nosotros andamos en la vanidad de la mente,


nuestro entendimiento comienza a oscurecerse, dejamos de percibir aquello que viene de
Dios y comenzamos a alejarnos de la vida de Dios porque empieza a haber ignorancia. Y lo
otro que ocurre es: Que nuestro corazón se endurece.

Toda vez que tú y yo dejamos de creer a la Palabra que Dios ha hablado y no tenemos la
convicción que da la fe, entonces comenzamos a tener nuestro entendimiento oscurecido y lo
que antes percibíamos por el Espíritu, ahora ya no lo podemos percibir igual y empieza a
haber ignorancia y no sabemos cómo andar y nuestro corazón se empieza a endurecer.

Por eso, Pablo le dijo a los efesios: Una cosa les pido, ustedes no anden como los que no
conocen a Dios porque ellos andan en la vanidad de su mente, ellos creen que tienen el poder
para que su vida sea plena porque no reconocen que necesitan a Dios, pero ustedes que
tienen a Dios, ríndanse a Él de tal manera que puedan vivir dependiendo de su fuerza,
declarando que no pueden ustedes mismos, pero Él que vive en ustedes sí puede, para que
no haya ignorancia en ustedes, para que no se oscurezca el entendimiento, para que no se
alejen de la vida de Dios y para que el corazón no se endurezca.

Cuando Dios ha hablado, cuando Dios ha prometido, todo lo que Él ha dicho es verdad.

Pero yo quiero que pienses ahora, cuántas cosas Dios te habló, de manera personal, de
manera familiar, de manera congregacional...¿Cuántas cosas Dios prometió? ¿Cuántas cosas
de ésas has visto cumplidas? ¿Pero cuántas todavía no has visto? Y quiero que también te
preguntes, aquellas cosas que no has visto cumplidas: ¿Dependieron de Dios o dependieron
de ti? ¿No se cumplieron porque Dios no hizo algo? ¿O no se cumplieron porque tú no hiciste
lo que debías hacer?

Esta tarde debemos arrepentirnos si hemos querido cumplir la voluntad de Dios pero por
nuestras fuerzas, porque por nuestras fuerzas jamás lo lograremos, que hoy podamos decirle
al Señor, me rindo a ti verdaderamente. No es esa rendición de la primera vez, no es decirle,
entra a mi vida, porque Él ya vive en mí. Es decirle: Yo no voy a vivir haciendo lo que a mí me
parece, actuando por mi fuerza, actuando por mi entendimiento, yo voy a permitirte a ti, que
actúes a través de mí. Son dos cosas completamente diferentes.

Y yo te puedo asegurar que todas las cosas que Dios te prometió, todavía están vigentes,
siguen siendo verdaderas, Dios no te mintió, Él es verdadero, pero ahora depende de que nos
rindamos a Él, que creamos a su Palabra y que nos mantengamos convencidos de que lo que
Él prometió es verdad. De esa manera las promesas que Él ha dado para tu vida, para tu
familia y para la congregación, las empezarás a ver cumplidas, ya no será seguir luchando
para que se cumplan, no será seguir llorando delante de Dios y preguntándole, ¿por qué no
se cumplen?

Tampoco será enojarse con Él para reclamarle, ¿por qué no lo cumplió? Será decirle, se tome
el tiempo que se tome, yo seguiré creyendo en ti y voy a caminar por el camino que me
mostraste y voy a llegar al objetivo, no me voy a desviar ni a derecha ni a izquierda, aunque
los demás se burlen, aunque me crean un ingenuo, aunque piensen que estoy loco, aunque
crean que soy débil por lo que estoy haciendo, yo sé Señor, que tú eres mi fuerza y que con tu
dirección podré caminar de la manera correcta.
Yo quisiera que cada uno de ustedes pueda meditar en el Señor por un momento, de aquellas
cosas que Dios ha prometido a tu vida y aquellas cosas que todavía están pendientes. Que
puedas meditar delante del Señor y decir:

Señor, yo recuerdo algunas promesas que me hiciste y que todavía no las he visto,
pero hoy me arrepiento, me arrepiento porque no las he visto porque yo caminé
incorrectamente, nunca fuiste tú, siempre fui yo, dejé de creerte, tuve dudas, caí en la
incredulidad, pensé que era una locura lo que tú me habías dicho, o tal vez, pensé que
era cierto pero se pasó tanto el tiempo que creí que nunca más lo iba a ver.

Hoy comprendo por tu Espíritu que todo lo que has hablado es verdad y todavía sigue
permanente para mí, hoy me arrepiento por haber dudado de ti. ¡Perdóname!
¡Perdóname! ¡Perdóname por tantas barreras que he puesto! ¡Perdóname por haber
sido terco! ¡Perdóname por no haberte permitido actuar! ¡Por haberme resistido al
Espíritu Santo!

Hoy me arrepiento Señor, y vengo a ti con un corazón rendido a pedirte que


transformes todo en mí, que pongas un nuevo corazón, una nueva manera de pensar y
me hagas estar firme en tu Palabra, sin dudar por un momento de que todo lo que has
hablado y lo que hablarás, va ser siempre una verdad en mi vida, y nunca, por nada ni
por nadie, me voy a mover de aquello que me has mostrado. Yo sé que no puedo
hacerlo yo, por eso me estoy rindiendo a ti, porque no es con mi fuerza, no es con mi
sabiduría, pero sí es con tú poder y es con tú sabiduría, la vida de Cristo que está en mí
es más que poderosa para hacer todo perfectamente conforme a tu voluntad y de
acuerdo a todo lo que has hablado.

Creo a tu Palabra, creo en tus promesas, me afirmo en ellas y declaro que el diablo no
podrá robarlas porque ahora yo me paro en la verdad, camino en el camino correcto y
voy hacia el objetivo para que yo pueda recibir el premio, el premio de eso que me has
hablado, verlo como una realidad en mí. ¡Gracias Señor! ¡Gracias Rey!
VIVIR EN LA LIBERTAD DEL PERDÓN

1 agosto de 2004

Hace ya algún tiempo, bastante tiempo diría yo, comencé a sentirme inquieto con respecto a
un tema, que lo compartimos luego con el Apóstol Daniel Dardano; y que coincidíamos en la
manera de pensar pero sin embargo todavía no teníamos todo el conocimiento de aquello que
estaba en nuestro espíritu. Sabíamos que el Señor nos quería llevar a algo, pero no teníamos
todo el conocimiento que necesitábamos de revelación de la Palabra para poder descifrar eso
que estaba naciendo en el Espíritu.

Yo no me había propuesto descifrarlo todavía, no es algo que yo me propuse hacer,


simplemente ocurrió, que en esta semana conversamos con una hermana de esta
congregación y cuando estábamos conversando, yo simplemente comencé a hablar y a ver
una explicación y cuando comencé a hablar me di cuenta que el Señor estaba hablando, me
di cuenta que aquello que para mí todavía era una incógnita, que era solamente una inquietud
en mi espíritu ahora empezaba a ser una verdad. Entonces lo que si hice después, es
ponerme a investigar en la Palabra y por eso digo que al investigar en la Palabra, para mí,
esto no es nada muy complicado pero sí es una verdad que tiene que llevarnos a otra
dimensión.

Ustedes estarán percibiendo, creo yo, que últimamente el Señor nos está hablando mucho de
lo que significa vivir en la nueva vida que hemos recibido en Cristo, de abandonar nuestro
esfuerzo, caminar por el Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo, siempre nos va hacer
caminar en el poder de la vida sobrenatural que hemos recibido. Por esto mismo creo, que
esto que el Señor me dio entendimiento y que yo voy a compartir con ustedes va a permitir
una mayor libertad y vivir en una libertad muy particular, que es la libertad del perdón.

El tema que siempre a mi me traía inquietud y creo que porque en la dimensión apostólica y
profética nosotros tenemos que ir creciendo en lo que Dios a revelado a través de su palabra,
no todo lo recibimos de golpe, no todo lo recibimos así, en un instante. Pero si debemos
reconocer que desde que comenzamos con esta unción y autoridad de Dios, desde diciembre
del 97, que nació esta congregación el Señor nos ha llevado pasito a paso a comprender mas
y entender mayores cosas, reveladas y escondidas en la palabra que antes a nosotros nos
estaban veladas.

No conocíamos, no entendíamos pero ahora con la unción espiritual y con la autoridad de


Dios esas cosas empiezan a ser entendibles en el Espíritu entonces así seguirá ocurriendo.
Usted tiene que saber esto, nunca ninguno de nosotros puede decir ya lo se todo, lo conozco
todo, ya lo alcance, hasta aquí llegué y mas no puedo recibir, no mi hermano, no. Porque si
alguna vez decimos esto, estaremos cerrando las puertas a la acción del Espíritu y el Espíritu
siempre nos querrá mostrar algo mayor y mejor para nuestras vidas. Por eso digo que al
entender esto para mi empieza, para mí de manera personal, empieza a abrirse una cortina
que hasta antes estaba cerrada. Y ese tema es la sanidad interior.

Creo que la mayoría de nosotros hemos hablado muchas veces de sanidad interior. Es más,
aquellos que han hecho formando conquistadores saben que en un punto determinado de
formando conquistadores se explica, algunas cuestiones particulares, con respeto a la
sanidad interior. Y es más, todos saben que se les ministra al final con respecto a la sanidad
interior. Con lo que hoy voy a explicar, no quiero decir, ni que se va a dejar de aplicar la
sanidad interior para la vida de nadie, ni que creemos que la sanidad interior ahora es pecado
o es del diablo.

Lo dejo establecido desde el principio, porque no quiero que nada de esto se confunda; nada
más que el Señor me hizo dar cuenta que había un secreto guardado, que tiene que ver con
la sanidad interior, pero nosotros los cristianos debemos comprender cual es este secreto.
Porque muchas avanzamos y aunque supuestamente, se hizo una sanidad interior sobre
nuestra vida, hay cosa que todavía siguen allí, como un poco latentes. Piense en esto, en que
acción de nuestra parte o de la vida de un ser humano, se resume la posibilidad de ser sanos
interiormente; que acción nosotros debemos hacer para ser sanos interiormente de cualquier
herida que cualquier persona nos haya hecho, perdonar, están todos de acuerdo.

Para alguno, que diga no entiendo porque, le voy a poner un ejemplo: Si tu papá o tu mamá,
desde que eras pequeño o pequeña, te insultó, te rebajó o bien tuvo acciones incorrectas,
para contigo. Seguramente tú creciste y eso te quedó como una marca, clavada en tu
corazón. Por esas cosas tú te sentiste mal o herido. De la única manera que pueda ser, que
esa herida ya no tenga efecto sobre ti, es que estés dispuesto o dispuesta a perdonar a tu
papá o a tu mamá. Por eso el perdón, es la única acción de nuestra parte, que resume el
objetivo de la sanidad interior. Yo quiero ser sano interiormente de cualquier herida emocional
y lo único que yo puedo hacer, lo único que puedo hacer, es perdonar.

Es más, la persona que me ofendió hasta puede estar muerta, ósea que ni que vaya a la
tumba y le empiece a hablar voy a lograr nada, no va poder hacer nada. Es más muchas
veces, las personas que nos han herido, aunque estén vivas, están alejadas de nosotros o ya
no tenemos contacto con esas personas; o es mas pudimos haber sido heridos por personas
que tuvieron contacto con nosotros por circunstancias, como ser un trabajo en una empresa,
y un jefe nos hirió.

Pero nunca más tuvimos contacto con ese jefe, porque ya no trabajamos allí, ya no sabemos
dónde vive y cuál es su teléfono y aunque lo consiguiéramos, posiblemente hablaríamos con
ese jefe, y ese jefe diría ¿Qué yo te hice que?, que te herí emocionalmente, cuando, yo lo
único que hice fue ser tu jefe y corregirte y regañarte cuando hiciste las cosas mal, según mi
entender. Vas a lograr algo, no, por eso cuando tu puedes perdonar a esa persona, sin
importar si esa persona te pidió o no perdón, tu entones puedes ser libre.

Y puedes empezar a recibir sanidad en el área de tus emociones, en el área de tu alma, en el


área de tu mente y aun en el área de tu voluntad. Porque siempre las heridas son a nivel
emocional y todo lo que tiene que ver con la emoción pertenece al alma y el alma incluye
también al pensamiento y de acuerdo a nuestro pensamiento, es que tenemos una voluntad y
decidimos y hacemos o no hacemos.

Si definitivamente el perdón es lo que nos hace libres, pregunto entonces, si alguna vez ya
hemos perdonado y dijimos yo perdono a mi abuelito, porque cuando yo era chiquito mi
abuelito decía que yo era el mas feito de sus nietos, vamos a poner un ejemplo, entonces
cada vez que mi abuelito me veía decía a la verdad mijito, tu eres el mas feito de todos los
nietos que tengo, pongo un ejemplo sencillo. Quiero decir aun, que hay mucha gente herida y
lastimada por este tipo de cosas, aunque parezca una tontería. Hay mucha gente que dice yo
nunca tuve un abuelo que me quiso, porque mi abuelo lo único que hacía era recordarme que
yo era el más feo de tos sus nietos, nunca ese abuelo me quiso.

Entonces un día, alguien te ministro, alguien te explicó, alguien te enseñó y tu dijiste con tu
boca el día de hoy a partir de este momento Señor yo perdono, a mi abuelito Filomeno, por
sus ofensas cuando yo era pequeño, y repetir vez tras vez que yo era el más feo de todos sus
nietos. A partir de hoy lo perdono, y esto ya no me va a importar más.

¿Por qué después de haber perdonado muchas veces viene el recuerdo de las palabras de tu
abuelito y te sigues sintiendo mal? ¿Alguna vez lo pensaste? Porque tú perdonaste y cuando
perdonaste, no es que fuiste hipócrita, lo hiciste sinceramente. Tú querías ser libre y querías
dejar libre también a tu abuelito de este asunto y con sinceridad tu dijiste yo perdono a mi
abuelo. Porque cuando vuelve el recuerdo sigue habiendo dolor ¿Sabes por que? Porque así
como recibiste la herida en lo emocional, el perdón que estás dando, también parte de lo
emocional.

Y el perdón al cual Dios nos quiere llevar, es al perdón que nace de lo espiritual, porque es el
perdón que tiene que ver con el mismo perdón de Dios. Por eso, es como si yo te dijera
perdonaste pero no perdonaste, porque si lo que yo digo que perdone, todavía hoy me
lastima, quiere decir que no lo pude olvidar. Y una de las características que tiene el
verdadero perdón ¿sabes cuál es? Olvidar.

Yo siempre digo algunas personas se lo he dicho alguna vez yo tengo en este dedo una
cicatriz. En un tiempo de mi vida con una persona, a quien he amado mucho, que alguno de
ustedes lo conocieron, Norberto teníamos una empresa. Una fábrica de ropa, fabricábamos
ropa playeras, pants y ese tipo de cosas sudaderas. Y teníamos una máquina, que le dicen
máquina circular, para cortar tela.

Es una máquina eléctrica, que tiene un círculo muy afilado, que va a gran velocidad que le
permite a uno poner muchas telas, una arriba de la otra, y no cortar de a una, con tijera, para
ganar tiempo. Entonces uno puede poner diez o doce telas, una arriba de la otra, y ya
habiendo puesto el molde sobre la que esta mas arriba uno sigue la marca, que hizo del
molde, con la máquina.

Resulta que un día, yo ya estaba acostumbrado a usar la máquina y en la mesa que teníamos
de corte, termine de hacer un corte, y deje la máquina del otro lado de la tela y tome los dos
pedazos de tela que había cortado para separarlos y acomodar una de los pedazos para
hacer los nuevos cortes; pero no me di cuente que al acomodar la tela, estiré la tela de tal
manera, que este dedo siguió de largo y esa máquina que la deje funcionando me corto el
dedo.

Y en el instante que sentí el ruidito mi dedo empezó a sangrar y a sangrar tuve que ir a una
clínica de ahí cerquita, y me cocieron por eso tengo unas marquitas, se ve donde me
cocieron. Yo tengo aquí mi herida, mi dedo, este dedo mío, no está igual que éste, están
diferentes. Este dedo quedo marcado, salvo que Dios quiera sanarme de tal manera que
alguna vez me quite la marca.

En realidad a mí la marca ya no me importa, es más, yo toco el teclado siempre, este dedo


nunca vuelve a sangrar porque yo este tocando el teclado. Un día tuve la herida, sentí el dolor
del corte, también sentí el dolor de la aguja, cociendo los dos pedazos de carne que estaban
separados, pero llegó un momento que mi dedo se uñó y ya nunca más me volvió ni a doler,
ni a sangrar. Yo puedo ver mi marca, puedo dar fe que un día me corte, con una maquina,
pero este dedo no está siendo para mí un impedimento, en el cual yo no pueda desarrollarme.

Lo mismo tiene que ocurrir con el perdón, si nosotros brindamos perdón aunque recordáramos
las palabras, la ofensa, la herida o lo que fuera. Nunca más yo tengo porque sentir dolor, por
eso mismo, eso es verdadero perdón.

Por eso, teniendo en cuenta esto, es que yo quiero establecer la base de la palabra, para que
podamos entender. Primero vamos a ir a Mateo 6, lo que vamos a leer es parte muy conocida,
archí conocida. Si hay alguna persona aquí que nunca a leído la Biblia, también va a conocer
esto que vamos a leer, porque es parte del padre nuestro. Dios tiene esos secretos, usted
tiene que saber que Dios tiene algunos secretos ¿Sabe por qué?, porque los católicos uno de
los problemas que dicen tener o que tienen, aunque no lo digan, es que no conocen la
palabra, no conocen la Biblia; nunca la leen pero el padre nuestro lo repiten ¿sí o no?.
Dios lo hizo a propósito, para que nunca le digamos, no es que yo no sabía. Ahí tienes la
base, el principio, el fundamento, en el padre nuestro, que siempre repetimos, para vivir de
acuerdo a la voluntad de Dios. Por eso, dentro del padre nuestro en el versículo 12 del
capítulo 6 dice así, todos los religiosos, le pudimos haber dicho a Dios de esta manera:

“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros


deudores.” Mateo 6:12

Este padre nuestro, este versículo, establece una verdad “Señor perdónanos a nosotros
nuestras deudas para contigo”. Pero le falta la base a esa declaración. Nadie que haya
repetido el padre nuestro, alguna vez, se olvido de decir como nosotros perdonamos a
nuestros deudores. Si yo solo le digo al Señor, Señor perdóname mi deuda para contigo y me
olvido de decirle, como yo perdono la deuda de los demás hacia mí.

Dios dice no escuche, esa frase no la escuche, no, como no escuchaste Señor, si te estoy
diciendo perdóname a mí por mis deudas. Sigo sin escuchar ¿Pero como Señor no me
escuchas? si estoy pidiéndote que me perdones. Tú eres un Dios que perdona, por favor
Señor perdóname mis ofensas ante ti, sigo sin escuchar, dice el Señor. Porque no voy a poder
escucharte, hasta que tú me digas y me asegures, que yo te debo perdonar a ti, como tú has
perdonado a los que tienen alguna deuda, para contigo.

La base para que yo pueda pedirle perdón a Dios dentro de mi vida cristiana, no estoy
hablando aquí de pedir perdón para salvación, del día que conocimos del evangelio y del plan
de salvación de Dios, del gran amor de Dios, del sacrificio de Cristo y que Él nos iba a dar
una nueva vida. No estamos hablando aquí, de aquellos que ya conocemos al Señor, a los
cuales el Señor les estaba enseñando como orar. Ustedes van a orar de esta manera, van a
saber orar con sabiduría, no pasarse tres horas orando cuando de las tres oras lo único que
valió para Dios fueron cinco minutos, posiblemente, porque el resto de los minutos no sirvió
porque eran fuera de la voluntad de Dios.

Más vale oren así, específico corto y a lo que vamos, directos con Dios. Perdónanos nuestras
deudas, como nosotros, perdonamos a nuestros deudores. El versículo 14, después que
termina el padre nuestro, Jesús dice esto y es notable, antes de leerlo, que haya terminado el
padre nuestro y que Jesús, sin que nadie le pregunte ni le diga nada, Él no se detuvo en su
explicación, Él siguió un poquito más y lo único que hizo fue refrescar una sola de las
verdades del padre nuestro, una sola. Dice:

“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros


vuestros Padre celestial; mas sino perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco
vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” Mateo 6:14-15
¿Verdad, que no hay que ser demasiado inteligente para entender lo que dijo Jesús, no hay
que ser muy astuto, muy estudioso, tener un titulo? No, es simple lo que dice Jesús. Porque
sino perdona usted a los hombres sus ofensas, el Padre no le puede perdonar a ustedes sus
ofensas, pero si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, el Padre los va a perdonar a
ustedes. Es como muchas veces hemos hecho con nuestros hijos, los que tenemos más de
un hijo, viene el hijo y nos dice, papá es que yo quisiera tal o cual cosa, si pero tú ya te
arreglaste con tu hermano, porque hace media hora le pegaste, ¿no?.

Ya le pediste perdón, no es que yo le pegué, porque se lo merecía mi hermano, porque me


estaba molestando y porque. Está bien hijo, tú no le pidas perdón a tu hermano pero tampoco
vas a tener lo que me estas pidiendo, pero papá ¿Por qué? si yo... No, tú arregla primero la
cosa con tu hermano, pídele perdón por haberle pegado y luego vamos a analizar lo que tú
me estas pidiendo. ¿Hacemos o no hacemos así con nuestros hijos, de la misma manera
hace Dios con nosotros?

Pero nosotros que pensamos, que Dios es tan bueno, es compasivo, todo amor, lleno de
misericordia. Entonces yo voy y le digo papá, le pongo carita así triste, papá perdóname por
mis pecados y yo creo que Dios me va a decir, si hijito lindo, si por eso di a Jesús. Que Dios
es bueno, no hay ninguna duda, en esencia es bueno. Pero precisamente porque es bueno, Él
no puede transgredir su misma esencia, porque no solo es bueno, es justo. Así como nosotros
queremos ser justos con nuestros hijos, cuando están haciendo una injusticia, entre ellos
como hermanos. Entonces Dios dice, tú tienes que perdonar para que puedas pedir
perdón y se te perdone.

Claro el día que llegamos a conocer al señor, por primera vez, y es la primera vez que le
pedimos perdón a Dios por todos nuestro pecados, por vivir alejado de Él, por estar fuera de
su voluntad, por no someternos a su plan para nuestra vida, cuando reconocemos que somos
pecadores, cuando reconocemos la obra de Cristo en la cruz. Obviamente que el Señor dice,
las puertas están abiertas, tu me pides perdón, hasta ahora tu eras inconciente de todo lo que
habías hecho y estabas dominado por tu naturaleza de pecado. Pero ahora me pides perdón,
te perdono, ahora eres mi hijo, pero ahora como hijo hay reglas en casa.

Yo puedo ir a cualquier lugar y decir quiero adoptar a un hijo, todo muy bien, lleno los papeles,
pido al hijo que quiero, se hace los tramites. Y algún día me llamaran para decirme señor,
aquí esta el hijo que usted pidió. Usted tiene la posibilidad hoy, de adoptar ese hijo que
quería. Pero una vez que llevo a ese niño o a esa niña a mi casa, no solamente le puedo
demostrar cuanto lo voy a amar, va a ser necesario que yo le diga, bueno ahora yo voy a ser
tu papá y ahora esta mujer, llamada mi esposa, va a ser tu mamá y estos otro niños que ves
aquí van a ser tus hermanos y vamos a hacer las cosas correctamente dentro de la casa,
porque nosotros nos conducimos de una manera. La puerta, Dios nos la abrió cuando no lo
conocíamos, porque éramos ignorantes de la voluntad de Dios. Pero ahora que le conocemos,
el perdón, para Dios toma una dimensión completamente más grande.

Ahora bien, vamos a ir a Jeremías para entender cuál es la clase de perdón, de la cual Dios
Habla. Porque existe esta barrera entre el perdón que nosotros brindamos a alguien y el
perdón que Dios nos puede brindar a nosotros. Porque primero necesitamos entender, cual es
la clase de perdón que Dios da. Jeremías el capítulo 31 y el versículo 34 nos da una muy
buena pista, en cuanto a entender, cual es la clase de perdón que Dios da. Jeremías 31:34.

Quiero aclarar, que aunque leemos solo el 34, el contexto es la profecía, que da el profeta
Jeremías, con respecto al nuevo pacto. O sea que estamos hablando de algo que nos
corresponde a nosotros hoy, que hemos recibido el nuevo pacto. No estamos hablando de
algo que era una palabra de Dios a su pueblo Israel. Estamos hablando de algo que Dios iba
a hacer para con toda persona sobre la faz de la tierra, cuando estableciera Dios el nuevo
pacto a través de la obra de Cristo. Entonces dice el 34 de esta manera:

“Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce


a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su
pecado”. Jeremías 31:34

Cuando Dios habla de perdón, el perdón que Dios nos da, es un perdón que hace nuevas
todas las cosas. Cuando Dios nos perdona, Él nos promete, está escrito en la palabra para
que a nadie se nos olvide; Él nos promete que no solo nos va a perdonar de nuestra maldad,
nunca más se va a acordar de nuestro pecado. Por eso el profeta Miqueas hace una
referencia, en cuanto al lugar, en donde Dios esconde y sepulta los pecados. Alguien se
acuerda donde, en lo profundo de la mar. Porque es bien sabido, aun el día de hoy, que hay
ciertas profundidades del mar que todavía el ser humano no ha podido conocer y no ha
podido llegar y nunca va llegar sabe por que; porque hay están sepultados todos nuestros
pecados. Más vale que no llegue no va a salir nunca, se va a enredar ahí abajo y no va a salir
jamás.

En esas profundidades Dios, sepulto tus pecados y mis pecados. Dios dice, los metí en lo
profundo del mar y nunca más me voy a acordar de tus pecados. Le pregunto, piense cuando
usted no conocía al Señor todavía, piense en la etapa más difícil de su vida, sin Cristo, piense,
de esa etapa más difícil, el error y el pecado más grande que cometió. Piénselo por un
momento, yo sé que no es muy agradable pensar en esto, pero piénselo un momento, total el
Señor no se acuerda, acordémonos nosotros un poquito, pero Él no.

Piénselo por un momento, lo peor que hizo, en el peor momento de su mundanalidad y su


pecado, ya lo tiene. Le estoy pidiendo hacer un ejercicio, de enserio no estoy jugando, ya lo
tiene, ya se acuerda; ya se acuerdan chicos, los más jóvenes, el peor momento de su vida
uno de los pecados más grandes y más feos. Cuando usted el día, glorioso y milagroso, que
usted conoció a Jesucristo y le entrego su vida. Cuando usted le estaba diciendo, Señor
perdóname mis pecados, usted le estaba pidiendo perdón por ese pecados en particular ¿Sí o
no? si. A usted le importaba, que ese pecado en particular, fuera saldado, porque usted se
equivocó pero a lo grande.

Hoy a la mañana usted, si oro a Dios, o ayer a la noche, la última vez que haya orado, hace
un mes, la última vez que usted oró. Usted le volvió, a pedir perdón al Señor, por ese mismo
pecado, no. ¿Por qué no lo hizo?, porque usted sabe que Dios lo Perdonó ¿no? Dios no se lo
recuerda ¿no?. Es más, cuando alguna vez usted, se volvió a sentir culpable, por algunos de
esos pecados y fue a alguien de autoridad, de liderazgo y le dijo, sabes hermano tengo un
problema. Yo le pedí perdón al Señor por esto y por lo otro, paso por el consultorio digamos,
yo le pedí perdón yo se, pero tengo una carga pesada no me la puedo quitar. Tengo este
problema, este otro, me vuelve al la mente aquello que yo hice.

Yo sé que el Señor perdona, pero me siento mal. Estoy casi seguro, espero no quedar mal,
estoy casi seguro que la respuesta, de cualquier líder a sido, ese es el diablo que viene a
culparte de aquello que Dios ya te perdonó, ¿sí o no?. Porque el único que puede condenar y
desea hacerlo es el diablo. Es el que viene a decirte, pero no te olvides que cuando eras
adolescente, que cuando eras jovencito, no te olvides de que antes de conocer al Señor y así
nos tiene.

Nos pudre la vida, intentando hacernos culpables de algo, que Dios ya nos hizo libres. Si ésta
es la clase de perdón que Dios da cuando Dios habla de perdón, ¿Él se estará refiriendo a
otro tipo de perdón; con respecto al perdón que nosotros debemos dar a alguien que nos
ofende? No.

¿Usted cree que Dios tiene dos tipos de perdones? No, hay uno solo. Por eso, lo primero que
debemos establecer como base, es que cuando Dios nos dice tú debes perdonar para que yo
te pueda perdonar. Es que Él indirectamente me está diciendo, de la misma manera de que
yo te perdoné y nunca más me acordé de tus pecados, así tú tienes que perdonar a quien te
ofendió o a quien te ofenda. Es más, es tan importante para Dios que un día Pedro le dijo a
Jesús, ¿Señor, hasta cuantas veces tendré que perdonar?; primero la pregunta del mismo
Pedro fue, ¿Hasta cuantas?, hasta siete.

Primero Pedro le dijo ¿Cuántas veces?, ¿Hasta 7 Señor?, y Jesús le dijo no, no te digo que
hasta siete, te digo que hasta setenta veces siete. Y en otro pasaje, paralelo, dice si siete
veces por día viene alguien y te ofende y luego te dice perdóname me arrepiento de haberte
ofendido, las siete veces tu lo tienes que perdonar, todos los días. ¿Se pone difícil, no?
porque uno en la segunda dice si yo te perdono, pero la próxima tengo el sartén acá y ni
ganas te van a quedar de pedirme perdón. Pero Dios dice, la misma clase de perdón que yo
te he dado, es la misma clase de perdón que tú tienes que dar, para con aquellos que te
ofenden. Nunca más me acordare de tus pecados, por lo tanto nunca más tú puedes volver a
recordar la herida o la ofensa que te hicieron.

Efesios 4, vamos a leer dos versículos seguidos, en dos cartas del apóstol Pablo diferentes.
Efesios 4:32 dice:

“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Efesios 4:32

“Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviera queja


contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”.
Colosenses 3:13

Pablo, entendiendo la clase de perdón de Dios, él establece un fundamento para el perdón.


Ustedes perdónense unos a otros, de la misma manera, que el Padre los perdonó en Cristo o
que Cristo mismo los perdonó. Si él o ellos lo hicieron, ustedes tienen que partir de esa clase
de perdón para poder experimentar, lo que se siente perdonar de veras.

Por eso, hablar de perdón, no es hablar de la frase que sale de nuestra boca. Yo perdono a
fulanito de tal por lo que me hizo, no. Eso tiene que ser el resultado, de una comprensión
mayor y de una seguridad interna de que yo me siento perdonado por Dios y con la misma
clase de perdón yo estoy dispuesto a perdonar. Porque sino esa frase, perdono a fulanito de
tal, se queda solo en palabras. Vamos a seguir vayan por favor a 2° corintios 5 desde el
versículo 14, dice:

“Porque el amor de Cristo nos constriñe, (o nos obliga dice en la nueva versión
internacional o bien podría decirse nos aprieta sujetadamente) pensando esto: que si uno
murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya
no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. 2° corintios 5:14-15

Nos vamos a detener, pero deje su Biblia, abierta porque tenemos que leer más versículos.
Cuando está hablando aquí Pablo, de los que viven, ¿De quienes está hablando? ¿Usted que
piensa? de los salvos, muy bien ¿Por qué de los salvos?, porque aquellas personas que
todavía no han reconocido a Jesucristo como Señor y salvador y todavía no le han entregado
su vida están muertos, dice la Biblia, en sus delitos y pecados.

Espiritualmente están muertos, aunque sigan caminando. Los que viven aquí es aquellos que
primeramente pasaron por la experiencia de la cruz, no solo por reconocer que Cristo murió,
sino porque ellos mismo se saben muertos, en esa misma cruz. Por eso Pablo dice, el amor
de Cristo nos obliga, pensando de esta manera si uno que Jesús murió por todos, luego todos
murieron. Lo que Pablo dice es, cuando Jesús murió, la humanidad entera estaba muriendo
con Jesús.

Esa muerte espiritual, a causa de los pecados, estaba siendo a su vez, clavada en la cruz,
para que ya no tenga efecto sobre aquellos, y ahora sí, que creyeran en Cristo y le entregaran
su vida. Por eso, como esta obra de Jesús fue por toda la humanidad. Cuando Él murió, todos
murieron y los que ahora vivimos, porque le hemos entregado nuestra vida al Señor y hemos
muerto en esa área de nuestro ser, llamada pecado o naturaleza de pecado, ahora sabemos
que vivimos, porque la vida de Cristo ha venido a nosotros. Pero hay una particularidad, Él
murió por todos para que nosotros que vivimos ya no vivamos ¿Para quienes? para nosotros,
¿Sino para quién? para Cristo, porque dice para aquel que murió y resucitó por ellos.

Ahora se va a poner un poquito más denso, lo que le voy a explicar, pero sígame por favor.
Cuando nosotros hemos recibido una herida, de cualquier tipo, una ofensa de cualquier tipo,
¿Qué es lo que quedo marcado de nuestro ser? ¿Qué área de nuestro ser quedo marcada por
la ofensa?, el alma. No importa que tipo de ofensa, la ofensa pudo haber sido física, hay niños
que son violados, cuando son niños, la ofensa fue física. Violado sexualmente, me estoy
refiriendo, la ofensa fue física; ¿Pero cuando esos niños son adultos, tiene algún problema en
su físico?, no. Cargan con la culpa, porque su alma se siente indigna por esa ofensa. Lo que
queda marcado por una ofensa es nuestra alma, pero ahora les va, cuando Jesús estaba
muriendo aun nuestra alma con todos sus sentimientos estaba quedando clavada en la cruz.

Porque lo que ahora recibíamos, a partir de la resurrección de Cristo, era la misma vida de
Cristo victoriosa, poderosa y resucitada que venía a morar dentro de nosotros. Para que
ahora, los que vivimos por nacer de nuevo no vivamos para nosotros, porque la vida de Cristo
esta hay. Vivir para nosotros, cuando la vida de Cristo está adentro, es el mayor de los
egoísmos de un ser humano. Cuando la vida de Cristo esta acá, yo ya no puedo vivir para
mí, ahora tengo que vivir para aquel que murió y resucitó, por mi.

Pero, ¿Por qué vivo ahora?, ¿Por qué tengo vida?, alguien que me responda. ¿Por qué
tenemos vida?, por Cristo. ¿Por qué por Cristo tenemos vida?, ¿Qué nos dio?, su misma vida.
Si él no nos hubiera dado, esa vida, seguiríamos muerto mi hermano, cantando, alabando,
adorando, leyendo la Biblia y orando, muertos acá dentro, muertos. Ahora vivimos, porque la
vida de Cristo esta en nosotros.

Para ser verdaderamente libres, dando el perdón que Dios nos a dado, lo que debo entender,
es que todo lo que yo era, quedo clavado en la cruz. Ahora si alguien quiere ofenderme, no
me ofende a mí, ofende la vida que tengo dentro, la misma vida de Cristo. Le pregunto,
¿Cristo es ofendidizo?, ¿Cristo le da vuelta la cara a alguien, porque lo miró mal y no lo
saludo al final de la reunión?, no. Él sigue amando incondicionalmente, ¿Sí o no?
Ese Cristo está dentro tuyo y está dentro mío. Cuando yo recibí la nueva vida de Cristo ahora
lo único que requiero es ser gobernado por el Espíritu Santo. Cuando soy gobernado por el
Espíritu Santo la cosa funciona de esta manera. El Espíritu Santo gobierna mi espíritu
humano, que volvió a la vida por la vida de Cristo, mi espíritu humano, que volvió a la vida y
conoce la comunión con Dios, es quien debe gobernar mi alma y el área de mis sentimiento,
mis emociones y por ende también ser dominado mi cuerpo.

Por eso tampoco, cuando vivimos gobernados por el Espíritu, ya no se nos antoja pecar. Ya
no que queremos pecar nos, nos gusta el pecado porque el pecado va en contra de nuestra
naturaleza. Y usted me dirá, ¿Cómo en contra de nuestra naturaleza, si la Biblia dice que
tenemos naturaleza de pecado? Sí, pero yo no estoy hablando de ésa, porque ésa quedo
crucificada, nosotros ahora tenemos la naturaleza de Cristo, la naturaleza divina. Entonces
pecar va en contra de nuestra naturaleza, ahora la verdadera naturaleza que tenemos es la de
Cristo en nosotros.

Es más, escúcheme muy bien, ¿La vida de que Jesús o de que Cristo hemos recibido?, esto
es algo más que el Señor me mostró en esta semana. ¿Qué vida, de que Cristo recibimos?,
del resucitado, ¿Alguno de nosotros recibió la vida del Jesús terrenal antes de morir?, no. Por
eso la Biblia nos asegura que estamos sentados en los lugares celestiales. Por eso Jesús,
después de resucitar, se le apareció a los que estaban reunidos y, ¿qué hizo? Espíritu Santo.

Pero no estaban recibiendo el bautismo con el Espíritu Santo, porque ninguno de ellos hablaba
en lenguas en ese momento, ninguno magnificó a Dios en ese momento, estaban recibiendo la
vida de Cristo porque Él había resucitado. Hasta que fue a la tumba Él no podía dar ninguna
clase de vida, aun habiendo muerto, Él tampoco podía dar vida, necesitaba resucitar.

Entonces, ¿La vida de que Cristo hemos recibido?, la del Cristo resucitado. El Cristo
resucitado ¿Venció a la muerte?, ¿Venció al pecado?. Ni siquiera Dios te ha dado la vida del
Jesús terrenal porque el Jesús terrenal, tuvo que padecer, por tu pecado y mi pecado. La vida
que Dios te dio es la del Cristo resucitado, glorificado que ahora no se duele más por el
pecado, ni por la ofensa, ni si quiera tú tienes la posibilidad de quedarte herido.

Porque recibiste la vida de un Cristo, que todo lo perdonó cuando resucitó, y que miró con
libertad a la humanidad porque ya la había rescatado. Si hubiéramos recibido la vida del
Jesús terrenal, podríamos tener derecho a ofendernos, porque Jesús podría decir ¿A mí,
cuánto me lastimaron por culpa de todos ustedes?, ¿Cuánto me hicieron?, ¿Cuánto me
insultaron?, ¿Cuánto me injuriaron?

Jesús, ese Jesús terrenal, nos podría decir, ¿tú sabes cómo me dolieron los latigazos?, ¿tú
sabes que feo fue tener una corona de espinas clavada en la cabeza? ¿Tú sabes cómo me
sentí cuando me estaban clavando las manos y los pies? Tendríamos derecho a ofendernos,
pero esa vida no es la vida que Dios nos heredó. Nos heredó la vida del Cristo resucitado, que
había vencido y que solamente quería derramar su amor, su victoria y su poder sobre todo
aquel que creyera en Él. Por eso, no es legal que yo siga estando ofendido por nada. Porque
mi vieja vida quedó ahora crucificada y yo ahora tengo una nueva vida. Sigo leyendo, vamos a
leer 16:

“De manera que nosotros de aquí en adelante no conocemos a nadie según la carne; y
aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así”. 2° corintios 5:16

Fíjese bien lo que está diciendo Pablo, de manera que ahora que vivimos por y para Cristo; a
nadie conocemos según la carne, a todos los conocemos según el Espíritu. Entonces yo no
puedo decir, es que mi papá fue un tirano conmigo; porque no es la misma opinión que Dios
tiene de tu papá. ¿Estoy siendo claro?, necesito que esto sea claro, para todos. Porque no
estoy queriendo dar un mensaje más, estoy queriendo que podamos ser libres y que el poder
de la palabra pueda cortar cualquier soga que nos mantenga atados. La ofensa que me
hicieron pudo haber sido muy grande, muy dolorosa, muy triste, sí está bien.

Aún si nosotros no corriéramos estos riesgos, Pablo no hubiera dicho, perdónense unos a
otros de la manera que Dios los perdonó, le estaba hablando a los cristianos y a las iglesias.
Quiere decir mi hermano, que tú me puedes amar mucho y yo a ti, pero posiblemente yo
cuando baje, te diga algo que no te agrado, y te ofendí y ni cuenta me di. Y tú que vas a decir,
ahora conocí el lado oscuro del pastor, no.

Es que yo también me puedo equivocar, yo también puedo salirme por un ratito del gobierno
del Espíritu Santo y estar cansado, hastiado, podrido, diríamos los argentinos. Y ya no
aguante y justo me viniste a saludar, en el momento que yo había llegado al tope, me viniste a
saludar y en ese momento me la agarré contigo. Estoy siendo real, porque esto es la vida de
la Iglesia. Por lo tanto, ni tú ni yo podemos mirar a nadie, empezando por la misma Iglesia y
siguiendo por cualquiera; yo no puedo ver a nadie de acuerdo a los ojos de la carne, porque la
carne esta crucificada.

Yo ahora tengo que ver a la gente de acuerdo a los ojos del Espíritu. Por eso Pablo dice,
ahora que sé que estoy muerto con Cristo, en mi naturaleza, en mi alma, en mis sentimientos,
estoy muerto; pero ahora vivo espiritualmente por Cristo, por su vida y para Él. Yo ahora no
conozco a nadie según la carne. Dice más, aun si a Cristo conocí según la carne, ya no lo
conozco así.

¡Sabes por qué?, porque aun yo a Cristo lo puedo juzgar según la carne. Yo puedo tomar un
pasaje de la escritura y decir no estoy de acuerdo con esto que dice, a mí se me hace que así
no puede ser, como la Biblia. Dice, es muy fuerte, muy categórico, demasiado imponente. Con
esto yo no estoy de acuerdo, que la Biblia dice. Estas conociendo a Cristo según la carne,
porque a tu carne no le gusta lo que la palabra dice. Pero la palabra es verdad, la mires al
derecho al revés, la leas como quieras. La palabra es verdad, ni tú ni yo la podemos cambiar
de acuerdo a nuestra visión.

Por eso cuando nosotros seguimos arrastrando heridas de nuestro pasado, es que no hemos
declarado, que nuestra vieja naturaleza está muerta con Cristo. Y seguimos siendo personas
ofendidizas, me sigue lastimando, me duele, me acuerdo de lo que me hicieron y es un
profundo dolor.

Y a veces, es tanto el dolor que queremos contagiar a los demás, con nuestro dolor. Lo
narramos, de tal manera, que el otro ya siente lo mismo que yo siento, porque el dolor es tan
fuerte y tan intenso. El perdón de Dios es el que dice, yo perdono y nunca más me acuerdo de
esas faltas, aunque me vuelvas a hacer la misma falta, aunque me vuelvas a ofender de la
misma manera, yo nunca más voy a tenerla en cuenta.

Dice el versículo 17: De modo que si alguno está... ¿En quién?. Esto mi hermano ya no lo
repita de memoria, porque este versículo lo sabemos de memoria, pero no lo repita de
memoria. Piénselo por un momento, permítale al Espíritu Santo, que le muestre el secreto de
este versículo y esta frase. Si alguno está en Cristo, en la nueva vida victoriosa y sobre
natural que hemos recibido de Él.

No si alguno está en sus sentimientos, en sus pensamientos, en sus emociones, en su vieja


naturaleza; porque así nada va a ocurrir. Si alguno está en Cristo, viviendo por esa vida y no
por la vida natural. Esto es bueno también para aquellos que sepan, que están medios flojitos
en su relación con el Señor, que las cosas están más o menos. Sabes que te digo, es tiempo
de ponerte a cuenta con Dios. No importa la circunstancia, no importa los motivos, Dios te
puede llegar a comprender los motivos.

Pero Él ya tiene una verdad que sobrepasa a todos tus motivos. ¿Quieres que te vaya bien?,
tienes que estar en Cristo, no es hermano cumplir, no es un ministerio. La vida de Cristo, es
mucho más que eso, no es tu mejor sonrisa, no es un abrazo amoroso, es la vida de Cristo
fluyendo a través tuyo. Si tu estás viviendo por esa vida y estás en Cristo, yo te puedo
asegurar ninguno de tus días, puede ser común, todos tus días van a tener una particularidad,
departe de Dios para ti. Si tu estás viviendo una vida rutinaria, que no pasa nada,
posiblemente no estás viviendo en Cristo.

Estás viviendo en tu manera de pensar, estás desarrollando la vida como más o menos crees
que tiene que ser, pero has dejado al gobierno del Espíritu Santo a un costado. Tienes que
permitir que el Espíritu te gobierne por entero, porque si el Espíritu no te gobierna, la vida de
Cristo no sale a luz. Y si la vida de Cristo no sale a luz, muchas cosas el diablo permitirá,
hasta que alcance destruir.
Sólo si estamos en Cristo somos invencibles, y no estoy exagerando. Cuando estamos en
Cristo, el diablo dice, yo no puedo hacer nada, no lo puedo tocar, no puedo; llegar las flechas
siempre van a ir para otro lado, aunque yo tenga buena puntería, dice el diablo, porque está
en Cristo y con Cristo yo no puedo porque ya me venció. Pero tropiezo una vez, tropiezo dos
veces, mil, cuarenta millones, es porque no estoy en Cristo.

Fíjate qué pasa cuando estamos en Cristo, si alguno está en Cristo, ¿Qué dice?, nueva
criatura es, ¿Está en pasado o presente? Este versículo no se aplica al día en que conociste a
Jesucristo como salvador. Este versículo se aplica a todos tus días, si hoy yo estoy en Cristo
hoy soy una nueva criatura, porque la vida de Cristo esta activando en mí. Tú mañana
levántate y decide vivir tu día, por tus impulsos, por tus pensamientos, entonces no vas a ser
una nueva criatura, vas a ser las mismas cosas que hacen los de afuera, se van a volver a
repetir en ti. Porque el único secreto es estar en Cristo, si estoy en Cristo todos los días soy
nueva criatura. Y ¿Qué dice después? ¿Las cosas viejas? ¿He aquí todas son hechas?

Te pregunto ¿Las cosas viejas que pasaron, incluye la ofensa de tu papá y tu mamá?
¿Incluye la herida de tu esposo y de tu esposa? Las cosas viejas, si alguien me ofendió ayer,
el día de ayer sábado, es parte de mi pasado. Hoy yo estoy en Cristo y soy una nueva
criatura, hoy, aun el día de ayer sábado, para mi paso y para Dios también. Las cosas viejas
pasaron, todas son hechas ¿Qué? Nuevas.

Mi hermano, esto no es para el que no conoce al Señor, esto es para los que ya somos hijo de
Dios, porque Pablo le está hablando a los corintios. Todas las cosas son hechas nuevas,
¿Sabe qué significa la palabra "nuevas"? Significa no usado, fresco, novedoso, nuevo en
cuanto a forma o calidad y no en cuanto al tiempo. No es que es algo nuevo, lo que Dios hace
en mí, porque lo está haciendo hoy. Es algo nuevo, porque su forma y su calidad de vida, es
nuevo para mí; porque yo no vengo arrastrando la misma carga del pasado, por eso es nuevo.

Todo puede ser hecho nuevo en nuestras vidas, absolutamente todo, cada día; hay un solo
requisito estar en Cristo, para ser una nueva criatura todos los días. Estar en Cristo, no en mi
manera de pensar, no en mi razonamiento, por eso es fácil darnos cuenta cuando las cosas
no funcionan. Cuando las cosas no funcionan, es porque nosotros nos salimos de la base y
del fundamento correcto. Es porque no estamos en Cristo, y no funciona. Tú puedes intentar
mil cosas, no te va a funcionar porque no estás en Cristo.

Si tú estás parado en Cristo, parada en Cristo, si tú permites que esa nueva vida que recibiste
tenga poder sobre ti, todo será hecho nuevo y lo que quedo de un minuto atrás, ya es viejo
para Dios no tiene el poder de esclavizarte. Sin embargo nosotros, seguimos atados y
esclavizados a recuerdos del pasado y del pasado a veces demasiado lejano, de hace
muchos años atrás.
Se da cuenta que la sanidad interior, requiere de comprender la validez que tiene la nueva
vida de Cristo que hemos recibido. Sino lo único que hacemos es repetir una frase; ahora tú
di, perdono a fulanito de tal por lo que me hizo. Nosotros lo hacemos, perdono a fulanito de
tal, pero si yo no estoy convencido y no estoy entiendo el perdón, como Dios me ha dado el
perdón, a mí; eso va a seguir siendo una herida abierta en tu alma, en tu corazón. Porque tu
tendrás a flor de piel tu vieja naturaleza y tu manera de pensar y tu manera de ser. No estarás
permitiendo que la nueva vida de Cristo pueda transformar toda tu vida. Dice después:

“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos
dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo
al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a
nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de
Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo:
Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para
que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. 2° corintios 5:18-21

Mi hermano, tú y yo, la pretensión de Dios es que seamos embajadores suyos; embajadores


que hablan de la reconciliación que se puede obtener con Dios. Cuando yo no perdono como
Dios me ha perdonado, por eso sigo teniendo atada la gente, porque esa gente queda ligada
a ese pasado. Por eso, aquellos que no reconocen a Cristo, si no lo hacen antes de morir,
irán al infierno; ¿Por qué? Porque están atados a sus pecados, el pasado los ata. Si tú y yo no
perdonamos, atamos a las personas; las atamos de tal manera, que nosotros siendo
embajadores para reconciliar a la gente con Dios, estamos condenando a la gente para que
no pueda conocer a Dios.

Escúchame muy bien, si tú y yo no somos libres y vivimos por la vida de Cristo, no podemos
ser embajadores de la reconciliación. Por eso lo más probable es, que cualquiera de esas
persona que nos haya hecho daño o nos haya herido, cualquiera de esas personas no
reconozca a Cristo, ni lo quiera reconocer; porque esa persona sigue atada por nuestra falta
de perdón.

Por eso dice, que en Cristo, Dios no estaba tomándoles en cuenta a los hombres sus
pecados. Por eso cuando Dios nos ve, siempre nos ve a través de Cristo; porque si quitara
a Cristo de en medio enseguida Dios diría, no, pero ahí está el pecado todavía. Pero como el
pecado quedo crucificado, nos ve a través de Cristo y dice limpio, puro. Por eso Dios dice al
final, Jesús que fue hecho, por nosotros lo hizo pecado. No solo cargo el pecado, el mismo
fue hecho pecado por nosotros; ¿Para qué? para que nosotros fuésemos hechos justicia de
Dios.

A mí me gusta decir soy justo y estoy justificado pero de la misma manera; ahora yo tengo
que poder decir veo a quien me ofendió, vuelvo a recordar las palabras, viene a mi mente la
ofensa y yo estoy libre, porque he perdonado con la misma clase de perdón que Dios me
perdonó a mí. Vuelvo a decir, que según yo, esto no es demasiado difícil de en tender pero es
demasiado importante de aplicar; porque sino lo aplicamos muchos de nosotros seguiremos
atados. Y habrá algunos lazos por allí, que la espada de la palabra por la acción del Espíritu
hoy quiere romper con esos lazos; pero si nosotros no lo permitimos esos lazos nos seguirán
atando y aunque somos águilas preparadas para volar y para tener una visión muy particular
seguiremos amarrados al piso, a nuestras circunstancias, a nuestra vida, a nuestro pasado.

Por eso yo creo que, una de las cosas que debemos entender, es que si Dios ha venido a
nosotros, para hacernos libres, nosotros no podemos permitir ni que el más mínimo punto, de
nuestra vida nos este atando; la libertad de Cristo es absoluta y total. La nueva vida de Cristo,
que hemos recibido, es esa vida sobrenatural, victoriosa, de poder para que nosotros no
estemos atados a la vieja vida, la cual quedo crucificada.

Yo no sé, con precisión, cuántos de ustedes puedan encontrar que aun siguen atados o están
atados por algún hecho, alguna circunstancia, alguna ofensa o alguna herida, que todavía no
pueden mirar el dedo y decir, sí, aquí está la herida, pero no me duele y no me afecta, lo
aprieto lo toco lo uso, y todo está bien. Cuando miras el dedo y dice, realmente cómo me
sigue doliendo, que feo se siente. Si todavía estás así, quiere decir que hoy es día de
perdonar, con el mismo perdón que Dios te perdonó, para que tu vida pueda caminar con la
libertad de Cristo. Pero sabes porque además, para que aquellas personas que te pudieron
haber ofendido, también puedan ser libres y el Espíritu Santo, pueda hacer lo que tiene que
hacer, en sus vidas.

La vida de Cristo que hemos recibido, de la cual estamos hablando tanto en este último
tiempo, es una vida que tiene que explotar adentro de nosotros; no puede quedar retenida.
Por eso cuando hay cosas que no están resueltas, nosotros lo que hacemos es apagar esa
vida. Porque al vivir por nuestro entendimiento y por nuestro esfuerzo esa vida ya no puede
fluir, nosotros mismos la estamos dejando apagada, contristada dentro de nuestro interior. No
importa cuánto Dios te pudo haber prometido, te pudo haber hablado de las mayores y más
grandes cosas y tú estás expectante anhelas que se cumplan; pero solo se va cumplir si estás
en Cristo, no fuera de Él. Por eso la Biblia dice que las promesas de Dios son sí y amén, ¿en
quién?, en Cristo.

Ponte algún día a analizar las veces que las cartas de Pablo y otras cartas, usan la frase "en
Cristo", apuntalas. Te vas a dar cuenta, que permanentemente, el Señor nos lleva a vivir en la
realidad de que hemos recibido una nueva vida. Y que ya no podemos vivir por la vieja vida
que ha quedado crucificada para Dios, junto con todos los pecados, por los cuales el Señor
pagó.

Por eso, yo quisiera en este momento, dar un tiempo a todos y cada uno de ustedes. Primero
para que aquellos, como mencione en un momento durante el mensaje, sepan que su vida
está más o menos tibia para con Dios. Que no están teniendo una verdadera relación con el
Señor, ni teniendo la intención de agradar a Dios en todo. Sino que más bien están buscando
a Dios cuando las cosas se ponen difíciles, pero cuando las cosas más o menos marchan
normales, hay nos la llevamos. Para este tipo de personas que esté aquí, es necesario el día
de hoy, es imperioso, que tú decidas vivir por la vida de Cristo y declares tu vieja naturaleza
muerta y clavada en la cruz esto, es lo primero.

Lo segundo, es que cualquiera de nosotros que esté aquí arrastrando culpas del pasado,
heridas, malestar, dolor por circunstancias, por ofensas, por palabras, por actos, por lo que
fuera, tú puedas entender que recibiste una vida nueva en Cristo, y que lo único que Dios
quiere es que perdones, de la misma manera que Él te perdonó a ti. Que puedas decir yo
perdono a... pero lo digas sabiendo que nunca más eso va a volver a afectarte.

Que aunque te encontraras con esa persona por la calle, vas a tener la libertad de mirarlo o
mirarla a los ojos. Que si mañana te vuelve a hablar por teléfono, no vas a sentir un
escalofríos por todo el cuerpo, y cuidándote haber que te va a decir, y haber sino te vuelve a
ofender. Sino que estarás viviendo en la libertad de Cristo, porque aun tu alma, tus
pensamientos, tus emociones, están sujetas al gobierno del Espíritu, en tu vida.

Por eso yo voy a ir al teclado, voy a comenzar a tocar; y yo voy a permitir que cada uno de
ustedes pueda meditar un tiempo en el Señor, cada uno, sin excepción. Esto que el Señor me
mostró es para todos, cualquiera de los que estamos aquí, podemos estar atados, a
situaciones del pasado. Cualquiera de los que estamos aquí puede haber declarado perdonar,
cuando en el fondo sigue sintiendo el mismo dolor, si se acuerda de la ofensa. Eso muestra
que todavía está siendo atado o atada por ese hecho y por esa circunstancia.

Permite que el Espíritu Santo te haga sentir, si así me lo permites expresar, lo mismo que
Cristo siente hoy. Cristo no está acusando a la humanidad, porque él murió por ella. Cristo
está brindándole su amor, su misericordia y su paciencia, para que todos puedan arrepentirse
y creer en Él.

Yo quiero permitir este tiempo, en el Nombre de Jesús: Que sus vidas han quedado atadas en
algunas circunstancias particulares y hechos especiales y concretos de su pasado; y que sus
vidas han quedado ancladas en ese punto, en ese momento, en esa ofensa, en esa herida.
Aquellos que entienden que, por el Espíritu Santo somos libres para poder perdonar con el
mismo perdón que Dios nos ha dado.

Y los que entendiendo esta verdad, están dispuestos a perdonar de esta manera, para no
seguir arrastrando ese peso del dolor, de la herida, de la carga, del malestar, de la
incomodidad aun de la culpa, por aquella herida. A todos ellos, yo quisiera pedirles, que se
pongan de pie delante del Señor, para estar dispuestos y decididos, a perdonar como Dios les
ha perdonado. Esto incluye también a aquellos que saben que sus vidas, están siendo tibias,
para con Dios. Aquellos que entienden que la vida de Cristo, que han recibido, es mucho más
poderosa que la realidad que ustedes están viviendo. Es el tiempo, es el momento, que
puedan creer que esa nueva vida de Cristo, que han recibido, los puede hacer personas
sobrenaturales cada día; vencer toda circunstancia, vencer aun todo temor.

Es muy notable, que cuando todavía estamos aferrados, a algún hecho de nuestro pasado, a
alguna herida; una de las cosas más particulares que nos ocurren es que tenemos miedo.
Miedo a lo que somos, porque nos sentimos culpables, y miedo al futuro, porque creemos que
no vamos a poder cumplir satisfactoriamente con la perfecta voluntad de Dios. Si tú sabes que
muchas veces viene un miedo muy particular a tu vida y a tu corazón, tienes que entender que
la Biblia declara, que no hemos recibido un espíritu de temor, sino que hemos recibido un
espíritu de amor, por el cual podemos perdonar como Dios nos perdonó.

Un espíritu de poder por el cual podemos andar en la vida de Cristo todos los días sin
excepción y sin fracasar. Y que hemos recibido también un espíritu de dominio propio, para
sujetar todos nuestros pensamientos y nuestras acciones al gobierno del Espíritu Santo.

Yo quisiera permitirles, a todos ustedes que están de pie, que pudieran orar a Dios,
específicamente cada uno. Y si es necesario perdonar, alguna o algunas personas, a las
cuales creyeron haber perdonado; pero esas personas están arraigadas a su mente, a su
corazón; porque hoy han entendido este verdadero perdón. Que ahora lo puedan decir, pero
con la convicción, que les da el Espíritu Santo. Y ahí en su lugar oren a Dios y le digan:

Señor, a partir de hoy verdaderamente perdono, a tal, a cual, por aquella ofensa que he
recibido. Y nunca más voy a pensar, de él o de ella, de acuerdo a los ojos de mi carne.
Sino que ahora voy a ver a esa persona, con los ojos de Cristo; para que aun mis
oraciones a favor de ella, puedan ser efectivas delante de ti y Tú puedas responder.

Por eso quiero pedirles que oren al Señor, como deseen hacerlo, oren allí donde están.
Perdonen a quien tengan que perdonar y hagan lo que el Espíritu Santo les esté indicando en
este momento, para hacer verdaderamente libres; y que la vida de Cristo pueda fluir en cada
uno.
LA AUTORIDAD BIEN ENTENDIDA I

12 septiembre de 2004

Hace ya algún tiempo, el Señor había puesto en mi corazón, que además de que
compartiéramos acerca de las finanzas del Reino, como lo hicimos en las últimas enseñanzas,
compartiéramos en este tiempo, acerca de la autoridad. Hablar de autoridad es hablar de un
tema demasiado vasto...Pero es importante que, como Iglesia de Jesucristo, entendamos,
qué es la autoridad y que entendamos cómo la Iglesia tiene que entender la autoridad
de Dios y estar sujeta a la autoridad de Dios.

Por eso, es imprescindible que nosotros nos quitemos cualquier casete de lo que creemos
que sabemos o de lo que entendemos por autoridad de acuerdo a criterios humanos, porque
cualquier criterio humano puede afectar en contra de lo que Dios dice acerca de la autoridad.
Y a medida que vayamos estableciendo principios bíblicos y espirituales acerca de este tema,
podremos entender cómo el Señor busca de nosotros que nos movamos y nos conduzcamos
en y bajo autoridad.

Primero vamos a establecer una base para entender: ¿Cómo empieza la autoridad? ¿De
dónde viene la autoridad esencialmente?

”El Señor reina, revestido de esplendor; el Señor se ha revestido de grandeza y ha


desplegado su poder. Ha establecido el mundo con firmeza; jamás será removido.
Desde el principio se estableció tu trono, y tú desde siempre has existido. Se levantan
las aguas, Señor; se levantan las aguas con estruendo; se levantan las aguas y sus
batientes olas. Pero el Señor, en las alturas, se muestra poderoso: más poderoso que el
estruendo de las muchas aguas, más poderoso que los embates del mar. Dignos de
confianza son, Señor, tus estatutos; ¡la santidad es para siempre el adorno de tu casa!”
Salmo 93: 1-5 (NVI)

Este Salmo es muy particular y muy significativo en todo lo que dice, pero nos vamos a
centrar en los primeros dos versículos, porque nos dan una serie de afirmaciones acerca de
Dios como persona, pues dice:

* “El Señor reina”

No importa que el mundo que nos rodea no entienda la autoridad de nuestro Dios. No importa
que el mundo no reconozca quién es Dios. No importa que los gobiernos no consideren que
sobre ellos haya una autoridad mayor.

La Biblia afirma una verdad que nadie a puede mover: El Señor reina. Por lo tanto, como
sus hijos, debemos ser los primeros en declarar esta verdad, pero tenemos que vivirla. Porque
frente a las personas y al mundo que está sin autoridad, y entienda bien, sin la autoridad de
Dios, el mundo puede estar bajo muchas autoridades diferentes, pero cuando no está la
autoridad de Dios, cualquier autoridad está en completo desorden. Frente a un mundo
que no sabe cuál es la verdadera autoridad, nuestras vidas deben manifestar que el Señor
reina. Para que por esto, quieran estar bajo una autoridad distinta y diferente, porque lo han visto en
nuestras vidas.

Si cualquiera de nosotros tuviera algún elemento o algún medicamento milagroso, algo que
ayude a las personas de manera tal que algún sufrimiento o afección desaparecieran
absolutamente por completo, además de hacernos millonarios, todas las personas nos
buscarían. Si usted dijera que “tiene el remedio para el SIDA”, se hace multimillonario, porque
será la persona más buscada en el planeta tierra. Ahora bien, nosotros, como Iglesia de
Jesucristo, somos los únicos que podemos mostrar al mundo la única y mayor solución para
un gobierno recto y correcto en este planeta, entonces, usted y yo tendríamos que ser las
personas más buscadas.

Tendríamos que ser aquellos que en toda situación, la gente buscara de lo que hemos
recibido, para ellos también tenerlo. Por eso decir que el Señor reina, es declarar que no hay
nadie, ni nada mayor que Él. Y sigue diciendo:

El Señor se ha revestido de grandeza y ha desplegado su poder. Ha establecido el


mundo con firmeza; jamás será removido.

Quiere decir que, éste Señor que reina, es el mismo creador del mundo y ese mundo no
puede ser removido, porque quien lo creó lo está sustentando, aunque haya guerras, aunque
haya desastres naturales, ¿quién tiene la última palabra? Siempre Dios. Nosotros vemos en
las noticias que muchas cosas pasan en el mundo, pero nada podrá pasar mayor a la palabra
que salga de la boca de Dios. Habrá un día donde la Biblia dice que: “habrá cielos nuevos y
tierra nueva”... No pregunte cómo va a ser, pero la Biblia así lo afirma y yo lo creo.

Será este el momento, cuando Dios, con autoridad establezca ese cielo nuevo y esa tierra
nueva. Pero lo que Él ha creado sigue firme, porque Dios es el que tiene la mayor autoridad
sobre la tierra. “Desde el principio se estableció tu trono, y tú desde siempre has
existido”. Quiere decir que aún antes de que el mundo fuera, cuando todas las cosas
“estaban desordenadas”, aún antes de eso, el trono de Dios ya existía y Él siempre había
existido.

Para entender autoridad, lo primero que necesitamos entender es que, “Dios es


autoridad en esencia y no hay mayor autoridad que la de Él”. Si no aprendemos a ver a
Dios de esta manera, difícilmente podremos entender lo que es la autoridad; y por ende, no
podremos sujetarnos a ella como debemos hacerlo. Ahora vamos a ver:

“Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del
Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. Respondió Juan y
dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.” Juan 3: 26-27
Entonces le dijo Pilatos:

”¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo
autoridad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no
te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.”
Juan 19: 10-11

Estos dos pasajes son distintos en su contexto porque están hablando de cosas diferentes. En
el primero, están los discípulos de Juan el Bautista, porque cuando salió, mucha gente
empezó a seguirlo, le dicen Rabí, porque lo consideraban su propio maestro, y van
desesperados a Juan el Bautista y le dicen: Maestro, aquel del que diste testimonio nos
está dando un problema, está atentando contra nuestro ministerio, maestro. Porque ése
ahora está del otro lado “bautizando”.

¿Qué respondió Juan? No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. La
otra situación es completamente distinta, es Jesús siendo examinado por Pilatos, por la
acusación de los judíos. Jesús ya había sido entregado y Pilatos era un hombre perverso con
autoridad humana, representaba al gobierno con autoridad humana; y como Jesús no
contestaba Pilatos le dice: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para
crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? ¿Qué responde Jesús? “Ninguna
autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba”...

Las dos situaciones son completamente diferentes, en las dos se habla de autoridad, en una
se hace referencia a una persona como Jesús, con una autoridad, que cualquiera puede
entender que es una buena autoridad. En la otra situación, alguien a sí mismo se auto titula
como una persona de autoridad, es el caso de Pilato, pero una persona perversa que ejercía
una mala autoridad.

Pero en los dos casos la respuesta es la misma: Toda autoridad viene del cielo. No importa
si es buena o si es mala, si alguien sobre la tierra tiene autoridad, se la ha dado Dios. Muchas
veces cuando no entendemos autoridad y no entendemos su esencia, desconociendo que
Dios es autoridad en esencia y que de Él mismo viene la autoridad, hay algunas autoridades
ante las que nos rebelamos. Esto es porque esas autoridades “no están de acuerdo a
nuestra manera de pensar”.
Por lo tanto, sin establecer que Dios es la máxima autoridad, jamás podríamos entender ni lo
que respondió Juan el Bautista, ni lo que dijo Jesús. Aunque lo leamos en la Biblia, seamos
hijos de Dios y conozcamos la Palabra, no entenderíamos que la autoridad siempre viene de
Dios, no importa que la persona que ha recibido la autoridad la ejerza bien o mal, toda
autoridad viene de Dios.

Es más, en la respuesta de Jesús hay algo muy chocante. Jesús le dice a Pilato: Ninguna
autoridad tendrías “contra mí”. Quiere decir, que Jesús le está diciendo Pilato: tú tienes
autoridad para condenarme, acusarme y para crucificarme, porque la autoridad para hacer
eso perverso, te la dio Dios. Tenemos que ver con claridad que: Es Dios quien estaba dando
la autoridad a un hombre para hacer uno de los actos más perversos que existieron en toda la
historia de la humanidad, pero que estaba en el perfecto plan de Dios que así fuera.

Por eso como Iglesia, si entendemos que Dios es autoridad en esencia, podremos ver a
toda autoridad como debemos verla y podremos entender cómo funciona la autoridad
dentro del reino de Dios.

Autoridad Pública:

“Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios
no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él. Por lo tanto, todo
el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido. Los que así
proceden recibirán castigo.” Romanos 13: 1-2 (NVI)

El apóstol Pablo está enseñando nuevamente lo mismo que Juan el Bautista y que Jesús:
Toda autoridad viene de Dios. La autoridad de la que está haciendo referencia el apóstol
Pablo, es la autoridad pública, esto son, los gobernantes. Nosotros podemos decir lo que
queramos de los presidentes, lo que se nos antoje, podemos estar en contra de todo lo que
hacen. Podemos, así mismo insultar al policía que está parado en la esquina, pero estamos
olvidando algo muy importante: que toda autoridad ha sido establecida por Dios.

Por eso muchas veces hay cosas que nos ponen muy mal y es correcto que nos molestemos
por la injusticia, porque nunca será correcto que estemos de acuerdo con la injusticia, porque
de lo contrario, no estaríamos manifestando a un Dios justo, que es nuestro Padre. Pero estar
en contra de la injusticia, no es estar en contra de una autoridad delegada.

Podemos pararnos frente a la autoridad y decir lo que consideramos que es injusto a los ojos
de Dios, pero con absoluto respeto, sabiendo que esa persona que tenemos en frente es una
autoridad y que esa autoridad no la recibió porque un día le colocaron una banda presidencial
o un día le pusieron un uniforme policial, esa autoridad la recibió de arriba y Dios quiso que
esa autoridad fuera establecida. Hay muchas áreas en las que no vamos a poder entrar,
aunque la Palabra las menciona, pero queremos que lleve esto al plan cotidiano, a su propia
familia, lleve esto a la empresa donde trabaja, en toda situación que tiene o vive, tiene
personas que son su autoridad y la autoridad que han recibido, Dios se las ha delegado,

Usted en este momento puede pensar en su jefe y desear ahorcarlo, ¡Es déspota! Pero a ese
jefe, Dios lo ha colocado. Hay un secreto muy grande que luego vamos a ampliar: Si usted
hace bien lo que tiene que hacer y sabe someterse a la autoridad, algún día usted podrá
ocupar el lugar de esas personas que son déspotas y que actúan con tiranía, pero mientras
usted está bajo autoridad, tiene que aprender a respetar a la autoridad que está encima suyo.
Entonces Jesús afirmó:

”Ciertamente les aseguro que el hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino
solamente lo que ve que su padre hace, porque cualquier cosa que hace el padre, la
hace también el hijo.” Juan 5: 19 (NVI)

Jesús era un hombre con autoridad, era Dios mismo. Su autoridad le permitía enfrentarse a
los religiosos de la época, su autoridad le permitía hablar de lo que era injusto y estaba mal,
su autoridad le permitía advertir al pueblo que no siguiera los ejemplos de esas autoridades
religiosas, pero Jesús mismo, siendo Dios, era un hombre bajo autoridad.

Él sabía que toda la autoridad que tenía, la había recibido del Padre, por eso Jesús dice: Yo
no hago nada que no vea hacer al padre. Si Jesús, siendo el mismo Dios y siendo
hombre, estuvo sujeto a la autoridad del Padre, es porque sabía que en ese orden había
bendición.

Cuando nosotros aprendemos a estar bajo autoridad, nuestras vidas son bendecidas,
nuestras vidas pueden alcanzar un mayor nivel porque hemos sabido sujetarnos a la
autoridad. Por lo tanto lo normal es que, los hijos de Dios seamos como Cristo en el mundo,
porque nosotros imitamos a Cristo; y como Él, cuando estuvo en la tierra se sujetó al Padre,
nosotros debemos ser iguales a Cristo en este mundo. Ahora, si nosotros no nos podemos
sujetar a la autoridad humana, estamos rompiendo ese orden establecido por el Señor en su
Palabra, por ende, aunque queramos ser como Cristo en el mundo, no podremos ser como él.
Y obraremos, hablaremos y pensaremos contrariamente a la voluntad de Dios, porque no
estamos bajo autoridad.

Jesús no hacía nada, no decía nada y no se movía sin que el Padre se lo dijera, sin ver
actuar al Padre, sin oír lo que Padre tenía para hablar... luego actuaba. Es sabio y es
prudente, saber vivir bajo autoridad, porque nos permite, volar más alto.

Mucha gente piensa que estar bajo autoridad, es estar bajo una opresión que no me deja ser,
y como yo tengo mucho adentro, si estoy bajo autoridad me van a presionar y oprimir, no me
van a dejar ser libre, no voy a ser yo...¡Efectivamente, tú estás bajo autoridad para no ser
tú, sino para ser Cristo en el mundo! ¡Solo el que sabe estar bajo autoridad deja de ser
uno mismo para permitir que Cristo gobierne!

La Iglesia y la autoridad en la Iglesia.

“Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que
el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo.” 1 Corintios 11: 3 (NVI)

De acuerdo a este pasaje el orden establecido por Dios es:

Dios > Cristo > hombre > mujer...

Esto no lo inventó Pablo, no salió de su imaginación, no es que Pablo era muy machista, esto
es voluntad de Dios. Si bien, no vamos a hablar del terreno de la familia, ya que no podríamos
abarcar todo, si usted quiere investigue en la Palabra y Dios le va hablar de la autoridad en la
familia. Por otro lado acá ya se habla un poco y surge del pasaje que Dios es la autoridad
máxima, desde el principio lo hemos establecido

“Él es autoridad en esencia” y Él es la cabeza de Cristo, quiere decir que Cristo está
sujeto a Dios y lo respeta como su cabeza, el hombre-varón tiene que estar sujeto a su
cabeza que es Cristo, respetar su autoridad y moverse por indicaciones de su cabeza,
entonces la mujer está debajo del varón y puede sujetarse y respetar a su cabeza porque ve a
un varón que se está sujetando a Cristo.

Los varones saben que cuando nosotros, como varones, rompemos esto porque dejamos de
sujetarnos a la autoridad de Cristo, nunca podremos pretender que la mujer se sujete
voluntariamente, porque la mujer se va a sujetar a aquello que ve que está siendo un ejemplo
y una realidad en la vida del varón. Si el varón no se sujeta a la cabeza que es Cristo, la mujer
entonces no tiene por qué sujetarse a la cabeza que es el varón.

Esto tampoco implica que la mujer pueda hacer lo que se le antoja, tampoco implica que la
mujer pataleé y haga lo que bien le parece, no significa esto. Pero hay muchas mujeres que
piensan que si se sujetan al varón, entonces no van a poder ser libres y no hay mayor libertad
que vivir bajo autoridad, por eso la mujer que sabe sujetarse al varón, es la mujer que tiene
mayor libertad y mayor autoridad en Cristo. Pero el varón tiene que representar la autoridad de
Cristo, para poder ver que su familia y su entorno se muevan en el orden correcto.

a) Dios es la autoridad suprema y Cristo está sujeto a Dios.

“Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la
iglesia." Efesios 1:22 “(NVI)
Si bien, Dios siendo la autoridad suprema, está sobre Cristo, aún debajo de Cristo, Él sometió
todas las cosas de tal manera que hizo que Cristo, además de ser cabeza de todo varón en el
ámbito familiar, es cabeza de la Iglesia. Y a su vez la Iglesia, es el organismo que sobre la
tierra tiene mayor autoridad, porque representa la autoridad de Cristo. Por eso la Iglesia tiene
poder y autoridad sobre la tierra, por eso puede declarar y decretar lo que es justo, lo que
Dios quiere sobre este mundo, porque la Iglesia está sujeta de manera directa a Cristo. Una
Iglesia que está sujeta directamente a Cristo como cabeza, tiene que entender cómo
funciona Cristo en el ámbito natural dentro de la Iglesia, para que pueda verlo como
cabeza.

b) La autoridad de los cinco ministerios

“El que descendió es el mismo que ascendió por encima de todos los cielos, para
llenarlo todo, él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; y a otros, pastores y maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para
la obra de servicio” Efesios 4: 10-12 (NVI)

Para que Cristo pueda ejercer su autoridad como cabeza sobre la Iglesia, Él tuvo que
establecer y constituir a cinco personas con unciones específicas y particulares que le
corresponden a él mismo. Una vez que el ascendió, las delegó a personas: Apóstol, profeta,
evangelista, pastor y maestro. Estos cinco ministerios, de los cuales usted ha oído muchas
veces, son los cinco ministerios que funcionan concretamente dentro de la Iglesia, con la
autoridad recibida de Cristo.

Son miembros del cuerpo, como lo somos todos, pero funcionan para “mostrar la autoridad
de la cabeza”. Esto significa que, la Iglesia para tener autoridad sobre la tierra, para que sus
palabras y sus declaraciones puedan ser efectivas sobre la tierra, tiene que aprender a
sujetarse a los cinco ministerios porque es la única manera, en que se puede sujetar a la
autoridad de Cristo. Esta es la razón por la que, ni usted ni yo, podremos nunca rebelarnos
contra ninguno de los cinco ministerios, porque como miembros del cuerpo vamos a tener un
serio problema.

Estos cinco ministerios tienen una unción particular, que el resto del cuerpo no tiene y no
hablamos de categoría, hablamos de “función”. Representan a “la Cabeza”, y todo el resto
del cuerpo es “del cuello para abajo”. Quien atenta contra la autoridad de los cinco
ministerios, está atentando contra Cristo. Por lo tanto, como Iglesia de Jesucristo tenemos
que saber que Dios ha establecido toda autoridad en Cristo, para que sea cabeza de la
Iglesia; y Cristo ha querido delegarles a cinco personas esta autoridad para representar su
autoridad de gobierno dentro de la Iglesia.
Sin esta autoridad de gobierno la Iglesia no puede ir ni para atrás, ni para adelante. Por
esta razón, nuestra sujeción a la autoridad de los cinco ministerios, no puede ser una sujeción
verbal, no puede ser una sujeción por obligación, no puede ser porque “así me lo impusieron”.
Porque es como si usted dijera: “Yo estoy obligado a obedecer a Cristo”... “A mi me forzaron a
sujetarme a Cristo, cuando en realidad no quiero”...Una persona, como hijo de Dios que no se
sujeta a Cristo, es como si no tuviera el Señorío de Jesucristo sobre su vida. Por eso es
importante entender cómo funciona la autoridad dentro de la Iglesia.

c) ¿Cuál es el objetivo de esta autoridad?

...a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de
Cristo.

Significa que: Cuando Jesucristo delegó autoridad tuvo “un objetivo”. ¡Malinterpretamos
la autoridad porque no vemos el objetivo que conlleva la autoridad! El objetivo que
Jesucristo tenía al delegar su autoridad de gobierno a cinco ministerios específicos era
que: “El pueblo de Dios, los miembros del cuerpo, estén total y absolutamente
capacitados para servir a Dios”.

Quiere decir que si como miembro del cuerpo no nos sujetamos a cualquiera de las cinco
autoridades, nunca estaremos dispuestos a ser capacitados para servir bien a Dios, aunque
nos muramos de ganas por servir a Dios, aunque tengamos toda la disposición, no sabremos
hacerlo porque los únicos que pueden capacitarnos para servir a Dios correctamente son los
cinco ministerios, porque tienen la autoridad de gobierno para capacitarnos.

Esto significa que ninguno de nosotros podemos decir que sabemos hacer las cosas para
Dios, porque si decimos “yo sé hacer las cosas para Dios”, nos estamos basando en nuestra
propia capacidad y Dios puso a los cinco ministerios para que nos capaciten.

Solamente podemos decir “estoy capacitado para servir a Dios” cuando estoy sujeto a la
autoridad de la cabeza representada por los cinco ministerios. ¡Si entiendo autoridad, podré
ver el fin y el objetivo! Por eso es tan importante sujetarse a la autoridad y no
necesariamente tendrá que entender lo que una autoridad le aconseje o lo dice, pero sí tendrá
que sujetarse, obedecer y hacer lo que le han dicho, porque es la única manera que su vida
va alcanzar el objetivo.

¡Recuerde a Jesús! Siendo Dios mismo se sujetó al Padre y no hacía nada si el Padre
no le decía que tenía que hacer. Muchas veces, dentro de la Iglesia chocamos contra la
visión de Dios como miembros, porque no estamos dispuestos a sujetarnos a la autoridad de
los cinco ministerios y por no sujetarnos a esa autoridad no podremos llegar al objetivo. No lo
estoy inventando, lo leímos:
Hay un fin: por el que Cristo como cabeza haya delegado su autoridad en los cinco
ministerios. Hay un objetivo, una meta: ¡Que todos estemos capacitados para servir a
Dios! ¡Para que seamos el cuerpo de Cristo que tiene que levantarse sobre la tierra con
autoridad!

Por eso no habrá nada mejor, que aprender a obedecer lo que viene de la autoridad, porque
traerá bendición a nuestra vida y muchos de nosotros hemos comprobado, por lo menos una
vez, que no obedecer lo que nos han dicho, nos ha traído serios problemas... Y no sé si a
usted le haya pasado, a mí sí.

A veces pensamos que el pastor no se dejó guiar por el Señor; y “yo también tengo el Espíritu
Santo, que Él me hable”. O peor, cuando le decimos a la autoridad: ¡“Sí, sí lo entiendo,
muchas gracias por lo que me dijiste”! Y luego hacemos todo lo que nos parece. ¡Eso es peor!
Cualquier situación en la que una autoridad haya dicho “algo que debas hacer” alguna vez; y
no la llevaste a cabo, en tu vida habrá una asignatura pendiente respecto a esa situación,
¡Esto está muy difícil! Pero es la única manera en que la Iglesia puede alcanzar la plenitud
expresada en la Palabra.

Somos la plenitud de Cristo, pero una Iglesia que es la plenitud de Cristo es una Iglesia que
está bajo autoridad, que sabe representar a Jesucristo de manera correcta y concreta; no
hace lo que bien le parece, ni se sujeta a lo que bien le parece “a sus razonamientos”, a “su
manera de pensar”, a “sus propios criterios”. Para después querer decretar que las cosas
sean en el mundo “Como Dios quiere”.

Esa Iglesia no va a poder decretar nada, porque no van a funcionar sus palabras, porque no
puede ejercer autoridad, cuando no aprendió primeramente a estar bajo autoridad.

Por eso, tenemos que analizar, ¿En qué punto nuestra vida está detenida, en qué punto no
podemos avanzar? ¡Revisa y recuerda! Si alguna vez, alguna autoridad te dijo que hicieras
algo y tú tomaste esa palabra, la dejaste a un costado y seguiste con tu vida, porque lo que
hoy estás sufriendo como consecuencia, es porque desechaste la palabra que vino de Cristo
mismo. ¡Cristo, cabeza de la Iglesia, pero Cristo delegó la autoridad en cinco
ministerios!

d) ¿Cómo ejercen su autoridad los cinco ministerios?

“Que todos nos consideren servidores de Cristo, encargados de administrar los


misterios de Dios. Ahora bien, a los que reciben un encargo se les exige que
demuestren ser dignos de confianza.” 1 Corintios 4: 1-2 (NVI)

Dignos de confianza, o sea fieles. Quienes han recibido autoridad delegada, estos cinco
ministerios, así se deben considerar siempre, servidores de Cristo y personas que
administran los misterios de Dios. En otras palabras, personas que han entrado en lo
íntimo del corazón de Dios, para conocer sus secretos y poder administrarlos para el beneficio
de la Iglesia. Los cinco ministerios nunca debieran ser personas que se crean mayores a
nadie, no debieran ser personas que golpean sobre la mesa para decir: “las cosas en la
Iglesia se hacen como yo digo”.

Ése no es el tipo de autoridad que se le ha delegado. Así mismo, se consideran servidores de


Cristo y administradores de los misterios de Dios. Pero además, Pablo agrega algo: “a los
que reciben un encargo”, se exige de ellos ser dignos de confianza, o sea, fieles. En una
autoridad delegada, cualquiera sea de los cinco, unas de las primeras cosas que se tienen
que ver es fidelidad, que son dignos de confianza.

Errores puede haber, puede haber algo que se creyó haber recibido de Dios y no era tan así,
también podría pasar, nos puede pasar a cualquiera y a cualquiera que está en los cinco
ministerios, también. Si bien, cualquiera de los que estamos en los cinco ministerios tenemos
temor de Dios para no cometer errores, ya que sabemos que por la autoridad recibida, un error
nuestro hace que sea un error para todos. ¡Imagínese que usted reciba una enseñanza
contraria a la palabra!

Se iría creyendo que una mentira es una verdad, porque alguien con autoridad se lo dijo. Es
una responsabilidad muy grande, pero aunque haya un error circunstancial, tenemos que ver
en la persona en autoridad “fidelidad”, que es digno de confianza. Esto hace que cualquiera
en la Iglesia pueda descansar en paz y moverse en el ámbito del cuerpo con absoluta libertad,
porque ha visto que quien es su autoridad es “fiel a Dios” y es digno de confianza. Puede
confiar, así como Dios confía en él o en ella, puede confiar, porque ha visto su manera de
andar.

e) Cómo se debe considerar a la autoridad en la Iglesia.

“Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre
ustedes, y los guían y amonestan en el Señor. Téngalos en alta estima, y ámenlos por el
trabajo que hacen.” 1 Tesalonicense 5:12-13 (NVI)

Pablo le está hablando a los tesalonicenses y les pide: considerar a los que trabajan
arduamente entre ustedes. Son personas de autoridad porque después dice: y los guían y
amonestan en el Señor. Los cinco ministerios tienen esta particularidad: guiar en el Señor y
amonestar.

Por lo tanto, Dios le pide a la Iglesia “considerar” de manera particular, ya que esa
consideración hacia ellos, es hacia Jesucristo como cabeza. Siempre tenemos que tener la
convicción y la seguridad que cualquiera de estas cinco autoridades que guían y amonestan,
son Cristo mismo guiándonos y amonestándonos, para que sepamos conducirnos en el Señor
y no de acuerdo a nuestros criterios.

f) Cómo debe ser la actitud de la autoridad de los cinco ministerios.

Téngalos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen.

Si queremos tener una verdadera consideración por alguien, tenemos que tener consideración
por aquellos que nos guían y amonestan en el Señor y amarlos de manera especial por el
trabajo que hacen.

Estas actitudes, son las que pocas veces se tiene como cuerpo, por no entender la autoridad,
porque a veces el cuerpo de Cristo se sujeta a la autoridad, porque “así se le impuso”, y es
aparente. Pero no hay un verdadero sentido de lo que es la autoridad. Al no haber un
verdadero sentido, entonces no puede haber por parte de los miembros del cuerpo, esta
actitud de amor y de consideración especial hacia aquellos que guían y amonestan.
Obviamente y al margen de estas circunstancias, los cinco ministerios siguen acumulando
sobre ellos mayores responsabilidades, porque dice: guían y amonestan en el Señor.

Esto quiere decir, que tampoco lo tienen que hacer “de acuerdo a sus criterios”. Tienen que
hacerlo: “de acuerdo a cómo Dios quiere”. No significa tampoco, que van a guiar siempre
con una caricia, a veces la guía y la amonestación requiere de algo muy específico y fuerte de
parte de Dios. Pero si es en el Señor, tu vida va a caminar en el Señor, por eso no solamente
tienes que escuchar y considerar, para ver si lo vas a hacer, escuchar, poner atención y poner
los pies a andar en lo que has recibido de Dios.

Otra consideración, con respecto a la actitud de los cinco ministerios:

”Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor,
especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza.” 1
Timoteo 5: 17 (NVI)

Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia...Los pastores siempre deben
saber que para manejar los asuntos de la iglesia, necesitamos hacerlo como Cristo mismo,
manejar una Iglesia y sus asuntos, siempre será mayor responsabilidad que ser el Director
General que la mayor empresa del mundo. ¡No sé si lo meditó, yo sí! Al tener la
responsabilidad, no me queda más remedio que pensar en la responsabilidad que uno
tiene.

Un Director General en una empresa se puede equivocar, pero mientras tanto, ya recibió un
salario impresionante y luego va y busca un lugar en otra empresa. Pero un pastor que hace
las cosas fuera de la voluntad de Dios, está echando a perder los propósitos eternos de Dios,
está retrasando el tiempo del cumplimiento de la Palabra de Dios para la vida de la Iglesia,
está echando a perder los planes específicos que Dios tiene para su Iglesia en el mundo, está
deteniendo la manifestación de la Iglesia con autoridad y poder sobre la tierra. No estamos
hablando que un plan de mercadotecnia no funcionó, que las ventas bajaron este mes, acá
estamos hablando de los tesoros eternos.

Por eso si usted ve que sus autoridades gobiernan bien, dice Pablo, tienen que tenidos en:
doble honor. Y en especial aquellos que se dedican a predicar y enseñar. Porque para
hacerlo tuvieron que haberse metido en el secreto de Dios, tuvieron que haber recibido del
corazón de Dios lo que Él quería decirle a su Iglesia de manera especial.

”Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como


quienes tienen que rendir cuentas. Obedézcanlos a fin de que ellos cumplan su tarea
con alegría y sin quejarse, pues el quejarse no les trae ningún provecho.” Hebreos 13:
17 (NVI).

La responsabilidad de los pastores es: cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir
cuentas. Es decir, además de que estamos en una empresa eterna, vamos a tener que
rendir cuentas algún día delante del dueño personalmente.

¡Si uno se hubiera querido dedicar a una carrera, jamás le aconsejaría opte por ésta! Es la
peor, porque cualquier carrera que usted estudie, aunque sea cinco o diez años, les va a ir
mejor, la vida les va a ser más ligera, pero en estos asuntos, es otra cosa. ¡Uno no elige una
carrera, uno recibe un llamado, es muy diferente! Dios lo pone entre la espada y la pared,
por eso si tienes palabra para pastorado, disfruten todavía mientras les queda tiempo, sean
felices, sigan danzando con alegría. ¡Llegará el día en que “quieran danzar sobre la cabeza
del hermano para que entienda y cambie”!

No voy a analizar la actitud de los miembros del cuerpo, pero definitivamente para los
pastores, lo que hacemos es una gran responsabilidad, porque tenemos que cuidar o “velar”,
cuidar de manera permanente, estar vigilando que sus vidas estén bien...No significa, cuidar
de si le atendí hoy y nos vemos el año que viene, y volvemos hablar a ver como le fue.

Aunque hablemos hoy y lo hagamos nuevamente, dentro de dos meses, el pastor siempre se
queda con su persona dentro de su corazón y de su espíritu, y sigue intercediendo y hablando
en casa con la esposa y se preguntan “¿cómo estará, estará venciendo en este punto, habrá
obedecido?”. Y aunque usted no se da cuenta, el pastor siempre está mirando su actitud y
dice: “Está dando resultado porque lo veo”.

Y en otro caso dice: “La verdad que no veo nada, cada vez esto se ve más negro”. Quiere
decir que lo que hablamos no está funcionando. Eso es cuidar, es responsabilidad del llamado
recibido, es saber ejercer la autoridad como Cristo mismo. Por eso si entendemos la autoridad,
nos podemos sujetar fácilmente como Iglesia, porque no hay nada mejor que estar bajo
autoridad, porque nuestra vida es plena cuando estamos bajo autoridad; nuestra vida solamente
alcanza toda la dimensión del plan de Dios y del propósito de Dios, cuando se está bajo
autoridad. Sujetarnos a la autoridad que Dios ha establecido, es sujetarnos a Cristo y a Dios
mismo. Y eso hace que nuestra vida pueda llegar a todo lo que Dios ha destinado para cada
uno de nosotros. Otra consideración:

“Cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por
ambición de dinero, sino con afán de servir como Dios quiere, no sean tiranos con los
que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño. 1 Pedro 5: 2-3 (NVI)

Nuevamente los pastores reciben un encargo muy fuerte de parte del apóstol Pedro: Cuiden
el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación, no por ambición de dinero,
sino con afán de servir. Los primeros que quieren servir a Dios son los que han recibido
autoridad delegada de Cristo. Ellos son los primeros en tener que ser ejemplo de servicio.

El mayor servicio que los que han recibido esta autoridad delegada pueden hacer, es cuidar
el rebaño de Dios, porque no es un servicio de ponerse a hacer las cosas prácticas. Si fuera
así, no tendría sentido Efesios 4, porque es para capacitar a los santos para que sepan servir
a Dios, de lo contrario no tendría sentido. El mayor servicio que hacen aquellos que han
recibido autoridad delegada de Jesucristo es cuidar a la Iglesia de Jesucristo, pero en ese
cuidado, no pueden tener ninguna ambición personal, ni sentirse obligados.

No pueden decir “me voy a llenar de dinero con los diezmos de los hermanos”, tienen que
tener afán, si pero de servir, de cuidar y seguir cuidando, ése es su afán.

Luego dice: no sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplo para el
rebaño. Quiere decir que nunca, ninguno de los que hemos recibido autoridad delegada
vamos a ser señores, porque en la versión Reina Valera dice: no como teniendo señorío. No
como dueños de la vida de los miembros del cuerpo, sino siendo ejemplo, pudiendo decir
“quieres que en tu vida te vaya bien, sígueme e imítame”. ¿Está tomando la dimensión de la
responsabilidad, se da cuenta lo que significa haber recibido autoridad delegada, se da cuenta
que los primeros que tenemos afán de servir, somos los que hemos recibido esta autoridad?

Somos los que tenemos que estar dispuestos siempre a servir en todo momento, en toda
situación o circunstancia, por el bien de la Iglesia de Jesucristo.

g) ¿Cuál es el espíritu con que se ejerce autoridad?

”Jesús los llamó y les dijo: como ustedes saben, los gobernante de las naciones
oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre ustedes
no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su
servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el
Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en
rescate por muchos.” Mateo 20: 25-28 (NVI)

Éste es el espíritu que gobernó en Jesús, él transmitió esta realidad del reino. ¿Tú
quieres crecer en el reino? Aprende a ser siervo de los demás. ¿Tú quieres llegar más
alto en el reino de Dios? Aprende a estar bajo otros. Muchas veces dentro de la Iglesia
hay ambición de crecimiento, hay afán por escalar niveles... Primero, malentendiendo que en
la Iglesia hay niveles, porque no son categorías, vuelvo a repetir: ”En la Iglesia no hay
categorías, hay funciones”.

Si usted quiere ocupar mi función no lo va a poder hacer, pero si yo quiero ocupar la suya
tampoco, porque usted tiene una función, es un miembro particular del cuerpo, así como yo lo
soy. Quieres crecer, quieres llegar más alto, tienes que ser el primero en estar dispuesto a
sujetarte, a servir y dice Jesús en esta versión, ser esclavo de los demás. ¡Ése es el
verdadero espíritu que tú y yo tenemos que tener! Ni siquiera el servicio más leve, más
pequeñito que te parezca que estás haciendo, lo tienes que hacer porque un día alguno de los
pastores se acercó a decirte que colabores en alguna cosa, porque la persona o el
coordinador de tu ministerio que te lo dijo, fue un instrumento usado por Dios para que tú
supieras lo que Dios quería en ese momento para tu vida.

Cuando estás sirviendo, lo estás haciendo a tus hermanos y poniéndote al servicio de ellos en
todo. Como si dijeras a través de esto que hago por ti, yo estoy dispuesto a ser tu esclavo.
¡Ah, esclavo de los demás! Sí, yo estoy a tu servicio. ¡Y mi mayor gozo es que tú puedas ser
servido por mí!

h) La actitud correcta hacia los pastores.

Cuando nosotros entendemos esto de parte del Señor, cuando el Espíritu Santo nos lo revela,
entonces, empezamos a crecer en autoridad.

”Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y
testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que
será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no
por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;
no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos
de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona
incorruptible de gloria. Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos,
sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y
da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él
os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene
cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como
león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.” 1 Pedro 5: 1-8

Hay algo muy importante que posiblemente pocas veces hemos visto. Ya hemos analizado
antes las actitudes que los pastores deben poseer, y de qué manera ellos deben ejercer su
ministerio. Aquí Pedro le habla a la gente de la Iglesia, al cuerpo de Cristo, para tener una
actitud correcta hacia los pastores.

Dice específicamente Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos,


sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios, Y da
gracia a los humildes... Un humilde, entendiendo humildad, no es quien se cree que no sirve
para nada, al contrario “es quién sabe que tiene un propósito de parte de Dios, sabe lo qué es
en Jesucristo y ocupa su lugar”. Ese humilde puede sujetarse a la autoridad de los demás y
ser sumiso a otra persona.

Pero hay algo enfático de parte de la Palabra, Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a
los humildes... Muchas veces en la Iglesia de Jesucristo nos presentamos como los
soberbios que nos tienen que dar nuestro lugar. No hemos entendido la verdadera humildad,
ni la verdadera sujeción. Tenemos que, primero entender y saber lo que somos en Dios,
cuando sabemos eso estamos dispuesto a sujetarnos.

¡Y no solamente a los pastores, a cualquier persona que nos rodee, dentro del cuerpo de
Cristo!...sumisos unos a otros, revestíos de humildad...Eso hará que de tu corazón se
vaya toda soberbia y todo orgullo que va a tentar contra tu corazón y tu propia vida.
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere
tiempo;

Una persona humilde que sabe lo que es en Dios, puede sujetarse a cualquiera dentro del
cuerpo de Cristo y de esa manera se estará sujetando a la poderosa mano de Dios. Siempre
hay tiempo en nuestra vida, siempre hay “un tiempo” en el cual debemos humillarnos bajo
la poderosa mano de Dios, siempre. Porque el mismo Jesús tuvo “un tiempo” donde se
tuvo que humillar hasta lo sumo, hasta la muerte de cruz. Y cuando llegó a esa humillación
extrema dice la Palabra:

“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo
nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los
cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;” Filipenses 2:9-10

Habrá un tiempo para tu exaltación, pero si primeramente no pasaste el tiempo de la


humillación, nunca puede venir exaltación de parte de Dios. Cuando yo como hijo de Dios
entiendo estas cosas, entonces, puedo echar toda mí ansiedad sobre el Señor, porque Él
tiene cuidado de mí; y voy a ser sobrio y voy a velar, porque mi adversario el diablo como
león rugiente está por aquí alrededor buscando a quien devorar.

Esto que conocemos muy bien, está dentro de un contexto y el contexto es: Humillarnos bajo
la poderosa mano de Dios, ser sumisos unos a otros y aprender a vivir bajo autoridad.
Cuando no estoy bajo autoridad y soy soberbio y tengo orgullo, soy un blanco perfecto para el
enemigo, la primera persona a quien el diablo puede venir a devorar. Por otra parte, cuando no
me sujeto a la autoridad en cualquier sentido aunque sea una cosa pequeñita, no me sujeto a la
autoridad, salí del gobierno de Cristo, y dejando de estar bajo el gobierno de Cristo soy un
blanco fácil para el diablo.

El diablo nunca te va a poder atacar, ni tocar cuando estás correctamente bajo el gobierno de
Dios, por eso como hijos de Dios, tenemos que estar seguros en la protección que tenemos,
porque la autoridad nos da protección. Por eso, hemos declarado en nuestra casa que las
enfermedades no van a entrar y aunque tengamos circunstancias que nos permitan,
seguiremos parados en contra de la enfermedad y no le daremos lugar, siempre nos
pararemos en contra de la falta de economía o de lo que fuera. Nos pararemos en contra de la
tristeza, o del dolor, o de la angustia. ¡Cuando estamos correctamente bajo autoridad, no
hay nada que nos pueda atacar! Si estás recibiendo ataques puede ser que haya un punto
en el cual no estás bajo autoridad.

Y como Iglesia, nos estamos perdiendo la mayor de las bendiciones. La autoridad nos da
protección, es el paraguas más amplio y más fuerte, está blindado contra los dardos del
enemigo. Por eso, no es normal que el diablo te ataque una, dos, veinte, cincuenta, no es
posible, no es normal; por eso tenemos que entender la Palabra en su contexto. Pedro dice:
sean sobrios, prudentes y velen, porque el diablo anda alrededor de ustedes buscando a
quién va a devorar, porque el diablo sabe que si alguno dice: “no estoy dispuesto a sujetarme
a la autoridad en este punto” él ganó la batalla.

Sean sobrios y velen, para no salirse de la autoridad, sean sobrios y velen para humillarse en
todo tiempo y ser sumisos unos a otros, sean sobrios y velen para que el orgullo no les gane
el corazón, entonces el diablo jamás podrá tocarte. ¡Y cuando digo jamás, es jamás! ¡Lo creo
con todo mi corazón!

¡Jamás es jamás! No tiene que haber un solo punto en el cual el diablo nos pueda tocar.
Por lo tanto, medita en todos los ámbitos de autoridad en los cuales estás viviendo, cualquiera
sea el ámbito, y si estás infringiendo un principio de autoridad y no te estás sujetando, estás
siendo blanco del diablo y él está buscando a quién devorar. ¡Y solamente puede devorar a
alguien que viere vivir fuera de la autoridad de Dios!
LA AUTORIDAD BIEN ENTENDIDA II

13 septiembre de 2004

Vamos a ir, por favor a la carta que el apóstol Pablo le escribe a Tito, para leer en el capítulo
3, y en el versículo 1.

"Recuérdales a todos que deben mostrarse obedientes y sumisos ante los gobernantes
y las autoridades. Siempre deben estar dispuestos a hacer lo bueno: a no hablar mal de
nadie, sino a buscar la paz y ser respetuosos, demostrando plena humildad en su trato
con todo el mundo." Tito 3:1-2 NVI

"Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones
de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades,
para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna. Esto es
bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y
lleguen a conocer la verdad." 1 Timoteo 2:1-4 NVI

En estos dos pasajes, es muy clara la Palabra al enseñarnos que nuestro comportamiento
como Iglesia de Jesucristo ante las autoridades humanas, ante el gobierno humano, ante las
autoridades públicas, debe ser un comportamiento que muestre y manifieste nuestra sujeción
a Dios. ¿Qué tenemos de diferente si nosotros hablamos mal, criticamos, no respetamos, nos
burlamos, nos quejamos de nuestras autoridades humanas? Absolutamente nada.

La Palabra nos enseña, que nuestras vidas no solamente pueden ser espirituales dentro del
Cuerpo, que nuestro comportamiento no debe ser adecuado, solamente entre nosotros, la
Biblia nos enseña que nuestro comportamiento debe ser un reflejo del comportamiento que
hay en el Reino de Dios, aún en las situaciones naturales y normales de la vida.

Por esto, a Tito, se le dice: Enséñales esto... que lo hagan, que sepan respetar a las
autoridades; y luego a Timoteo le dice: Yo pido que se hagan oraciones, súplicas con
acciones de gracias por todos los hombres y en especial por los que están en el
gobierno...Pero agrega algo Pablo, cuando le explica a Timoteo: Para que nosotros vivamos
una vida en paz y con tranquilidad, para que tengamos una vida que podamos seguir
honrando a Dios y desarrollar nuestra relación con Dios sin problemas, porque además en
este ámbito es donde Dios se puede manifestar para la salvación de los hombres.

Si nosotros como Iglesia, no oramos por nuestros gobernantes, puede llegar el momento en
que dejemos de disfrutar de la libertad que hoy tenemos, este es un secreto de la Palabra.
Pablo le está diciendo: ... para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida
piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que
todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad”.

Cuando leemos esto por primera vez: ...que Dios quiere que todos sean salvos y lleguen al
conocimiento de la verdad...

¿Qué tiene que ver: “... que oremos por los gobernantes para vivir una vida tranquila”?
Tiene que ver, en que: La autoridad de la Iglesia en el mundo es tal, que nuestra oración
puede hacer que nosotros vivamos siempre en el ámbito correcto dentro de nuestros países,
para que sigamos desarrollando todo lo que Dios nos ha delegado como Iglesia de Jesucristo
y los hombres sean salvos. Nosotros podemos detener cualquier argumento que tenga el
diablo en contra de la Iglesia queriendo usar a los gobiernos humanos para detenernos.

Por eso Pablo dice: “Yo ruego que se hagan oraciones, súplicas con acciones de gracias por
todos, los que gobiernan”... para que vivamos de la manera que Dios quiere y para que
sigamos predicando el evangelio con libertad. Porque Dios quiere que todos los hombres
conozcan el evangelio, y por eso hay tantos problemas en los países musulmanes o en los
países que están cerrados al evangelio, porque el gobierno ha establecido que, allí el
evangelio de Jesucristo no entra. Pero Pablo, con sabiduría de Dios, le pide a la Iglesia “orar,
para vivir en tranquilidad y tener la actitud correcta”.

¿Cómo vamos a orar si guardamos odio, rencor, mal sabor de boca contra los gobiernos
humanos? Nunca podremos orar; por eso, si no empezamos por respetar y ser sumisos a las
autoridades humanas, nunca podremos orar para que Dios se manifieste y Dios detenga
cualquier plan del enemigo para que el evangelio no siga prosperando en la tierra.

Actitud de los miembros del Cuerpo ante las autoridades espirituales:

Si bien hay una actitud con respecto a las autoridades del mundo, ahora vamos a analizar
cuál es la actitud de los miembros del Cuerpo ante las autoridades espirituales:

"Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre
ustedes, y los guían y amonestan en el Señor. téngalos en alta estima, y ámenlos por el
trabajo que hacen. Vivan en paz, unos con otros." 1 Tesalonicense 5:12-13 NVI

Nos detenemos en lo que Dios le pide a la Iglesia con respecto a sus autoridades
espirituales... Considerar a los que trabajan arduamente, tenerlos en alta estima y amarlos por
el trabajo que hacen.

"Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor,
especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza. Pues la
Escritura dice: “No le pongas bozal al buey mientras esté trillando” y “El trabajador
merece que se le pague su salario”. No admitas ninguna acusación contra un anciano,
a no ser que esté respaldada por dos o tres testigos." 1 Timoteo 5: 17-19 NVI

La actitud de la Iglesia ante sus autoridades espirituales es: Tenerlos por dignos de doble
honor, no admitir ninguna acusación contra un anciano o un pastor. ¿Qué significa esto? Que
en la cocina de casa no podemos decir: “Y el pastor... es que... me dijo... y a mí no me
parece... y es que tuviste la actitud... y que... a mí me parece... es que yo creo que se está
equivocando porque...No, no admitas ninguna acusación a no ser que haya dos o tres testigos
que les conste que esa autoridad está “metiendo la pata”.

¿Te sentarías en la cocina de casa diciendo, a mí no me parece algunas actitudes de


Cristo?... la verdad, porqué Jesús fue tan bárbaro ahí con los fariseos, qué necesidad... por
qué tanta guerra y tanta lucha, en vez de haberle buscado la vuelta para ganarlos...si Dios es
todo amor...”Tú no te cuestionas, por lo general, las actitudes de Cristo; pero si nos
cuestionamos la autoridad que Él ha delegado: “Me parece... o no me parece... estoy de
acuerdo o no estoy de acuerdo...”

Acá no es gusto personal, no es que haga las cosas como “a mí me parece”. Es que yo tengo
que saber que estoy bajo una autoridad delegada por Cristo mismo; por lo tanto, mi boca tiene
que estar absolutamente cerrada cuando se trata de una persona que está en autoridad,
porque hablar de una autoridad es hablar de Cristo mismo.

“Acuérdense de sus dirigentes, que les comunicaron la Palabra de Dios. Consideren


cuál fue el resultado de su estilo de vida, e imiten su fe.

O sea que, si bien quienes tienen autoridad delegada, tienen la responsabilidad de ser
ejemplo para la Iglesia de Cristo. La Iglesia de Cristo tiene la responsabilidad de imitar la fe de
aquellos que le han enseñado, Acuérdense de sus dirigentes... Consideren cuál fue el
resultado de su estilo de vida, e imiten su fe...

Los que han recibido autoridad delegada tienen que ser como un libro abierto para la Iglesia,
tienen que ser un modelo de vida y de conducta; y que todas las familias de la congregación
digan: “Queremos vivir como las familias de nuestros dirigentes”... “queremos ser como esas
familias”. No es solamente venir a escuchar un mensaje que “me va a dar el pastor el
domingo”. El pastor, el apóstol, el profeta dan un mensaje, me está transmitiendo palabra
especifica de Dios para mí y me está transmitiendo su propia manera de vivir, lo que “le
resultó”, “lo que Dios le ha revelado para su propia vida”. No transmite pura enseñanza,
porque sino somos fariseos nosotros también.

Nosotros hemos recibido la autoridad de Cristo y como Cristo queremos actuar. Por lo
tanto, si Cristo fue un ejemplo en todo lo que Él predicó y enseñó, sabemos que somos
ejemplos para la Iglesia de Jesucristo, por lo tanto la Iglesia tiene la responsabilidad de
considerar, de acordarse de todos los que le han enseñado la Palabra, imitar su fe y su estilo
de vida.

"Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como


quienes tienen que rendir cuentas. Obedézcanlos a fin de que ellos cumplan su tarea
con alegría y sin quejarse, pues el quejarse no les trae ningún provecho." Hebreos 13:7
y 17 NVI

¿Cuáles son las actitudes de la Iglesia? Obedecer, someterse y vuelve a repetir a fin de qué:
de que ellos cumplan su tarea con alegría y sin quejarse. Sabemos que no nos debemos
quejar, pero a veces la congregación da motivo para quejarse, o sea que, Pedro está
diciendo: “Por la actitud de ustedes, Iglesia, sus dirigentes muchas veces pueden tener ganas
de quejarse y quejarse no les trae ningún provecho, más bien obedézcanlos y hagan lo que
les dicen, para que ellos puedan hacer su trabajo con alegría, sabiendo que van a rendir
cuentas, pero con gozo...

Diciendo, ¡Señor, de lo que me tengas que acusar, acúsame pero yo me he gozado en lo que
me has dado y me he gozado con tu Iglesia! Y no decir: ¡Señor la verdad, para que me acusas
si ellos se lo merecían!

Por esto, el obedecer tiene que ser una acción práctica. No es decir: Sí, el obedecer es
caminar en lo que he recibido de parte de Dios. Eso es obediencia. Obediencia es poner pies
en acción, andar en la palabra recibida. Por eso mi hermano, aún un mensaje que usted ha
recibido, tiene que volverlo a oír una y otra vez hasta que le sea una revelación dentro suyo y
lo viva, porque sino, nos inflamos de información bíblica y tenemos mucha teoría “bonita,
apostólica y profética, muy real y verdadera”, pero pura teoría.

¡Prívense de comprar comida, pero no se prive de comprar el cassette de la predicación! Para


que la Palabra le haga efecto, ¡Permítale al Espíritu Santo que le haga efecto! Entonces va a
obedecer, porque le fue una revelación; porque cuando usted escucha la predicación se va a
recordar una parte, pero una gran parte se la va olvidar y como pocos tienen la buena
costumbre de volver a recordar lo que se dijo, anotar los pasajes y repasarlos en casa, para
esto es bueno el cassette de la predicación. ¡Y vuelva a recibir la palabra y permita que el
Espíritu Santo le hable nuevamente!

Entonces ya no será un teórico, será un práctico en las cosas del Espíritu de Dios, porque
para usted será una revelación, eso lo llevará a obedecer y además se va a aminorar los
problemas personales y la consejería, porque va a crecer la vida de Cristo en cada uno,
porque todos estamos obedeciendo.
Cuando se obedece, Dios hace que las cosas que no son buenas en nuestra vida empiecen a
desaparecer, y ahora estamos metidos en las cosas del Reino, por eso la Palabra es sabia, no
son órdenes obligatorias, no es: “que lo haces o lo haces”... No es así con Dios, nunca es así
con Dios, pero para personas nacidas del Espíritu de Dios, es una condición ser obedientes a
la Palabra de Dios, porque sin esa condición la vida de Cristo no puede crecer y ser
alimentada en cada uno de nosotros.

Ahora bien, para establecer una base espiritual para esta actitud que la Iglesia como Cuerpo
de Cristo tiene que tener, vamos a ver:
"Si alguien afirma: “Yo amo a Dios”, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el
que no ama a su hermano, a quién ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto.
Y él nos ha dado este mandamiento: El que ama a Dios, ame también a su hermano." 1
Juan 4: 20 y 21 NVI

Éste es el principio espiritual para aprender a vivir bajo autoridad: “El amor de Dios
derramado en nuestros corazones”. Dios derramó de tal manera su amor en nuestros
corazones que yo puedo ver a mi hermano y amarlo con ese amor, y estoy dispuesto a
sujetarme a su autoridad como leímos antes, ser sumisos unos a otros, no importa quién sea
mi hermano, estoy dispuesto a sujetarme.

Pero si yo considero que a mi hermano no lo amo “porque no me cae tan bien”, entonces,
nunca me podré sujetar a la máxima autoridad que es Dios; porque aunque diga: “Yo amo a
Dios”, pero odio a mi hermano, es lo mismo que odiar la misma esencia de Dios. No podemos
vivir de esa manera, por eso las cosas espirituales no pueden ser teóricas y tienen que ser
prácticas, porque podemos hablar mucho pero vivir poco de lo que hablamos.

El amor a Dios se manifiesta en el amor a los hermanos y nadie puede decir que no puede
amar, porque el amor de Dios está derramado en nosotros, no amamos con nuestro amor,
amamos con el amor de Dios; y con ese mismo amor amamos y estamos dispuestos a
sujetarnos a la persona que tiene autoridad.

"Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo." Efesios 5: 21 NVI

Ésta es la manera de movernos dentro del Reino de Dios: Sometimiento de unos a otros,
por reverencia; o por temor (dice la RV), al Señor. Porque la única forma en que yo
demuestro someterme a Dios, tenerle reverencia y todo respeto, es cuando estoy dispuesto a
someterme a los demás.

Para eso Dios estableció a la Iglesia y las relaciones dentro del Cuerpo de Cristo, para que
ninguno diga: “Yo amo a Dios”, pero “hago lo que se me antoja”. Para que ninguno diga: “Yo
se lo que Dios quiere de mí”, pero vive “teniendo problemas personales con todos los demás”.
Esos problemas me manifiestan que “mi temor a Dios” no está bien, si no estoy dispuesto a
someterme a los demás miembros del Cuerpo, estoy teniendo un problema con mi temor y mi
reverencia a Cristo.

Por eso Pablo dice: Sométanse unos a otros... Significa que, dónde tú estás sirviendo a Dios,
Dios ha puesto autoridades allí y esas autoridades son a la cuales te tienes que sujetar. Dios
te ha puesto en ese lugar para aprender a someterte a esas autoridades. Es más, dónde tú
estás sirviendo a Dios, hay otras personas sirviendo contigo en el mismo ministerio, si no
aprendes a someterte a los que están trabajando contigo tienes problemas, vas a ser una
persona de conflicto en el ministerio en dónde estés y déjame decirte: ¡Nunca habrá dentro de
la Iglesia un ministerio alejado de todos los demás!

Porque los ministerios se relacionan unos a otros, así como los miembros se relacionan unos
con otros y dependen unos de otros. No puedo sacar un miembro del Cuerpo para que siga
funcionando con normalidad, porque sólo no funciona. Quiere decir que, tenemos que
aprender a someternos y sujetarnos unos a otros para mostrar nuestro temor y reverencia a
Cristo.

"No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los
demás como superiores a ustedes mismos." Filipenses 2:3 NVI

En las relaciones entre los miembros del Cuerpo no puede haber ni egoísmo, ni vanidad. Yo
no puedo defender mi lugar diciendo: “Esto es mío”. Nada es mío, todo es de Dios y estoy
bajo su autoridad y lo único que hago es representar a Cristo en lo que él me delegó para
hacer. Por lo tanto, no está bien eso de: “esto es mío y nadie lo puede tocar”, “éste es mí
ministerio y nadie me lo puede quitar”.

No egoísmo, no; vanidad tampoco, para levantarnos la solapa y decir: “esto lo hice yo, vean
qué bueno soy”. Ni egoísmo, ni vanidad... Al contrario, dice: cuando mires a tu hermano
considéralo superior a ti mismo. Cuando yo puedo mirar al otro y considerar que es superior
a mí, entonces sé ocupar mi lugar de manera correcta y nunca voy a tener egoísmo, ni
vanidad.

Por el orgullo, del cual hablábamos antes por lo cual no nos humillábamos bajo la poderosa
mano de Dios, hace que seamos egoístas, vanidosos y que queramos alardear de lo que Dios
nos ha dado; y cuando miramos al otro decimos, ¡no, éste no sirve para nada, no sabe hacer
las cosas, yo soy muchísimo mejor que él, dénmelo a mí y van a ver! ...Siempre miramos al
otro así.
Eso rompe con la verdad de la autoridad de Dios. No estamos hablando acá que rompe con el
respeto, con la educación normal que debemos tener, no; rompe con la autoridad de Dios
sobre mi vida. Por eso estamos hablando de autoridad, para aprender a sujetarnos unos a
otros y para ver al otro como superior a mí mismo, y eso significa que yo voy a dar todo
porque mi hermano o mi hermana, puedan alcanzar todo lo que Dios preparó para ellos; voy a
ayudarlos, a empujarlos, a fortalecerlos, con tal de ver que Dios está cumpliendo su propósito
en cada uno de mis hermanos, ése es el sentido y ése es el propósito. Ahora, vamos a entrar
en dos últimos temas breves que analizaremos, pero muy importantes:

El enemigo número uno de la autoridad:

"¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que
debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto
a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a
los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo."
Isaías 14:12-14

¿De quién está hablando? De Satanás. Dice Lucero; éste fue llamado así, también Lucifer, el
mismo Satanás, ángel de Dios, con mucha autoridad y un día dijo: ¿Por qué no ser igual a
Dios? Dijo: “Yo le voy a apuntar ese objetivo”. “Me quiero sentar... quiero poner mi trono al
lado de él”. “Quiero llegar a tener la misma posición que tiene Dios”.

Lo único que hizo Satanás con esto, es ser rebelde a lo que Dios había destinado para él, por
lo tanto, el enemigo número uno de la autoridad, no es Satanás: ¡Es la rebeldía! La rebeldía
está generada e impulsada por el mismo Satanás, porque él fue el primer rebelde. Él, con esa
misma perversa astucia, es quien le dijo a Adán y Eva: “No, si comen de aquél árbol no les va
a pasar nada, van a ser igual a Dios”.

Efectivamente, lo mismo: “sean rebeldes a lo que Dios les dijo, para alcanzar el mismo lugar,
sean igual a Dios”. Él ya sabía que no se podía ser igual a Dios, porque como Dios no puede
haber otro. La rebeldía es número uno en cuanto enemistad con una buena relación de
autoridad. Vamos a ver una situación muy conocida, no vamos a ver todo el contexto pero
usted lo puede leer. El rey Saúl había desobedecido a órdenes de Dios habladas por el
profeta Samuel, hizo todo lo contrario a lo que Dios a través de Samuel le había dicho.

"Samuel respondió: “¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y


sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y
el prestar atención, más que la grasa de carneros. La rebeldía es tan grave como la
adivinación, y la arrogancia, como el pecado de la idolatría. Y como tú has rechazado la
palabra del Señor, él te ha rechazado como rey." 1 Samuel 15:22-23 NVI
Efectivamente, en su desobediencia Saúl ofreció sacrificio al Señor con los animalitos que se
habían quedado como pueblo, cuando la orden era matar todo, se quedaron con los
animalitos y se les hizo fácil, “bonito” y “muy espiritual”, ofrecer sacrificio a Dios. Pero Samuel
viene a declarar una verdad: ¿Es más importante ofrecer sacrificio que obedecer a Dios? Y
hace una comparación que uno podría decir: “No tiene sentido”. Y otro podría decir: “Me
parece muy fuerte”.

“La rebeldía es tan grave como la adivinación”. Porqué el profeta Samuel dice esto, se
podría decir: “Porque voy a consultar a alguien que no es Dios”, por “suponer algo que Dios
quiere y nunca se le preguntó”. ¿Por qué asemejar estas dos cosas? ¿Tienen el mismo valor?
Tienen el mismo valor de pecado.

Porque ambas cosas están impulsadas por Satanás. O sea que, la base espiritual para ambas
cosas es la misma, ya sea la rebeldía, porque vimos que Satanás fue el primer rebelde; como la
adivinación porque es algo que Satanás usa para confundir a la gente. Pero hay algo más: La
adivinación tiene otra cosa muy particular: es “querer tener el poder para dominar”.
Cuando se consulta a un adivino, “yo quiero tener las cosas en mi mano y dominar la
situación, saber qué va a pasar y esto está en las manos, (Originalmente de Dios), pero
cuando se consulta, está en mis manos, porque según yo, conozco el futuro”. La rebeldía es
lo mismo, implica: “Yo conozco cómo tienen que ser las cosas, no necesito sujetarme a
autoridad, voy a manejarme como a mí me parece... Tengo el poder para dominar la
situación”.

Por eso es rebelde a la autoridad, porque “ninguna autoridad me puede decir a mí lo que
tengo que hacer”. Es el mismo principio. Es lo mismo que consulte un adivino para saber el
futuro, cuando no estoy dispuesto a sujetarme a la autoridad. Y luego, ¿qué otras dos cosas
une el profeta Samuel? La arrogancia y la idolatría. En la versión Reina-Valera usa la
palabra: Obstinación o terquedad, ser testarudo.

¿Por qué ahora une estas dos cosas? Arrogancia es que: “Yo creo tener razón y soy idólatra
de mí mismo”, eso es idolatría. Cuando yo soy obstinado, arrogante y terco, yo creo que soy
Dios y Dios no tiene nada que decirme porque yo tengo la verdad. Es lo mismo que inclinarme
ante una estatua y ser idólatra. Ambas cosas tienen el mismo impulso diabólico, porque
Satanás así es en esencia, por haberse rebelado contra Dios.

Por eso nosotros debemos entender que en estas áreas de nuestra vida no importa cómo
hayamos sido antes de conocer a Cristo: En Cristo no pueden ni siquiera existir. No le puedo
dar ni un poquito de lugar a la arrogancia, al orgullo, a ser testarudo, a ser un poquito rebelde.
Hay algunos a los que he oído decir: “Esto me cuesta obedecerlo, cuando lo entienda lo voy a
obedecer”. Eso es una manifestación de rebeldía.
O lo que decíamos antes: “Yo le digo a quien me está aconsejando en el Señor. Si”. Pero
llego a casa y hago lo contrario, eso es rebeldía. Con eso ni se juega, y se suma a la
hipocresía, porque si juego con eso, estoy jugando con el diablo. Por eso, las cosas en
autoridad dentro del Reino de Dios, son como son, de una sola manera, así el Reino funciona,
así la Iglesia de Jesucristo debe funcionar, no hay dos o tres maneras, no hay “el pensar de
cada quien” para que el Reino funcione, el Reino funciona de una sola manera. Por eso, usted
tiene que ver si en algún punto ha dejado de obedecer. Porque ahí puede haber rebeldía
oculta, arrogancia oculta y usted está jugando con las mismas armas que el diablo juega.

¡Estar bajo autoridad me permite llegar a ser autoridad!

"Y se levantó Moisés con Josué su servidor, y Moisés subió al monte de Dios. Y
hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él
volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba
de en medio del tabernáculo." Éxodo 24:13 y 33:11

¿Qué dos cosas tienen en común esto versículos? Moisés y Josué, por un lado y
específicamente si hablamos de Josué, fidelidad y servidor de Moisés. ¡Déjeme darle uno de
los secretos más grandes en el Reino de los Cielos! ¡Estar bajo autoridad me permite llegar
a ser autoridad! Dios no anda menospreciando a los miembros del Cuerpo diciendo: “éste no
va a servir para más que esto... no da para más... mejor lo dejamos acá...” No, no es así, Dios
no hace acepción de personas.

El único secreto es que, cuando aprendemos a estar bajo autoridad, Dios dice: ¡Ahora estás
preparado para recibir autoridad! Cuando leemos acerca de Josué, referido al tiempo que
Moisés estuvo al frente del pueblo, siempre vamos a ver que Josué era: servidor de Moisés.
Y no dice allí para espiritualizarlo servidor de Dios. No, dice: servidor de Moisés. Por eso
aprendimos, a través de Jesús que, no había nada mejor que ser siervo de los demás, ser
esclavo de los demás.

Josué estaba puesto al lado de Moisés para servirlo en todo lo que necesitaba y esa fue la
actitud que mantuvo. Josué durante todo el tiempo en que Moisés estuvo gobernando de
parte de Dios a ese pueblo. Pero ahora vamos a ver algo más:

"Moisés le respondió al Señor: Dígnate, Señor Dios de toda la humanidad, nombrar un


jefe sobre esta comunidad, uno que los dirija en sus campañas, que los lleve a la guerra
y los traiga de vuelta a casa. Así el pueblo del Señor no se quedará como rebaño sin
pastor. El Señor le dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, que es un hombre de gran
espíritu. Pon tus manos sobre él, y has que se presente ante el sacerdote Eleazar y ante
toda la comunidad. En presencia de ellos le entregarás el mando. Lo investirás con
alguna de tus atribuciones, para que toda la comunidad israelita le obedezca. Se
presentarán ante el sacerdote Eleazar, quien mediante el urim consultará al Señor.
Cuando Josué ordene ir a la guerra, la comunidad entera saldrá con él, y cuando le
ordene volver, volverá. Moisés hizo lo que el Señor le ordenó. Tomó a Josué y lo puso
delante del sacerdote Eleazar, y de toda la comunidad. Luego le impuso las manos y le
entregó el cargo, tal como el Señor lo había mandado." Número 27:15-23 NVI

Josué supo ser un siervo de Moisés... “humíllate pues bajo la poderosa mano de Dios
para que él te exalte cuando fuere el tiempo”. Cuando ya Moisés sabía que se acababa su
tiempo, fue a consultar al Señor, a decirle: ¡Señor, pon a alguien que sea por jefe a este
pueblo, que los dirija y que los guíe, que los saque a la guerra. Alguien que sepa ir delante de
ellos!

¿Qué dijo Dios? ¿Ven mañana que lo pienso...regresa después porque no veo a nadie con las
características necesarias...? No. Inmediatamente Dios le dijo: ¡Toma a Josué. Porque él ha
sabido ser un siervo y quien ha sabido ser siervo, sabrá hacer buen uso de la autoridad!
Entonces, Dios lo levanta y lo pone a cargo de todo el pueblo...

Hermanos, cuando Dios hace que la Iglesia de Jesucristo empiece a moverse en el servicio,
en los dones espirituales, a crecer en Dios, no es porque a las autoridades de pronto se les
ocurrió, que tal o cual persona... Es porque el Espíritu Santo es quien nos habla y nos dirige; y
muchas veces han pasado dos cosas: una buena y una mala. La mala, es que Dios nos había
mostrado una persona y después esa persona no mostró hacer el trabajo con fidelidad y ya no
pudo estar donde estaba. La buena, es que personas que han empezado en lo poco, han
seguido creciendo y hoy pueden estar en lo mucho porque han sido fieles y han sabido ser
siervos de los demás.

¡Si tú lo crees para tu vida, Dios lo hará así! Porque Dios no hace diferencia con nadie, hará
que tú ocupes el lugar que tienes que ocupar, cumplas con la función que tienes que cumplir y
puedas honrar a Dios a través de lo que Dios ha establecido y a escrito, como propósito de tu
vida, como parte del propósito de tu vida. Por eso es tan importante entender la autoridad,
porque sin entender claramente la autoridad, muchas veces nosotros lo único que hacemos
es pecar contra Dios, salirnos de su gobierno, estar descubiertos de protección y no permitir
que la misma vida de Cristo, que Dios nos ha dado, pueda manifestarse a través de nosotros.

Ser como Cristo, implica ser hombres y mujeres bajo autoridad, que aman la autoridad, que
respetan la autoridad, que honran la autoridad, que se sienten a gusto bajo autoridad. Esos
hombres y mujeres, podrán ser como Cristo en el mundo y podrán manifestar la plenitud de
quien los gobierna. Quiero pedirles que tomen un momento para orar a Dios, cada uno, en lo
íntimo y en lo personal, para determinar delante de Dios aquellas áreas, aquellos factores que
están afectando a sus vidas en el sentido en que no estén sabiendo honrar o respetar a la
autoridad...

Que no estén sabiendo sujetarse a la autoridad... Para permitir que el Espíritu Santo traiga
esta verdad como una revelación a sus espíritus.
INSTRUMENTOS DE PODER

10 de Abril de 2005

Yo quiero que usted busque la segunda carta a los Corintios, capítulo 2... ¿Sabe que a mí me
llama mucho la atención, las dos cartas a los Corintios porque tienen un denominador común,
Pablo muchas veces les tiene que decir a los corintios que son inmaduros, que son como
niños, los tiene que regañar con amor pero como buen papá, porque Pablo era el papá
espiritual de la Iglesia. Pero lo que me llama la atención es que muchas de las cosas más
importantes para el desarrollo de la vida cristiana, precisamente, están dichas en estas dos
cartas a los Corintios. Pablo no se detuvo solamente en decirles ustedes están mal en esto,
en esto y en esto. Pablo les dijo no les puedo hablar como a espirituales, les tengo que
hablar como a carnales, porque son duros de entendedera, pero siempre les mostró la otra
cara de la moneda.

¿Por qué le digo esto? Porque muchas veces nosotros nos quedamos con una parte de lo que
vemos o de lo que vivimos, aún lo digo en el ámbito espiritual, aún lo digo como siervo de
Dios, porque muchas veces he visto algo que no funciona y veo eso, pero me olvido que hay
otra cara de la moneda que es lo que va a suplantar eso que está mal, es lo que le va a dar
(permítame el término) una patada a esto que no funciona por Entonces lo que viene de
Cristo desaloja lo que es de nuestra naturaleza para que, simplemente, quede aquello que
realmente vale.

Por eso, cuando lea las cartas a los Corintios tiene que darse cuenta que, Pablo como buen
padre espiritual, les decía lo que les debe decir, los regañaba y a veces fuerte, pero nunca les
dejaba de decir la verdad espiritual que iba a transformar la vida de los Corintios. Lo digo
porque en su ámbito y en la función que tiene, tiene que aprender a hablar de la misma
manera, porque siempre en toda situación se va a encontrar con algo negativo, algo que no
está bien, algo que no funciona, algo que tiene que ser transformado, pero si usted lo desaloja
a los empujones nunca eso va a ser desalojado.

Ahora, si empieza a rescatar lo que de Cristo ha recibido, eso va a empezar a salir del lugar que
ocupó, del mal lugar que ocupó porque no le corresponde y lo que realmente es de Cristo es lo
que va a prosperar. Entonces fíjese conmigo lo siguiente:

“Sin embargo, gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva triunfantes y, por medio
de nosotros, esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento. Porque para
Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se
pierden. Para éstos somos olor de muerte que los lleva a la muerte; para aquéllos, olor
de vida que los lleva a la vida. ¿Y quién es competente para semejante tarea? A
diferencia de muchos, nosotros no somos de los que trafican con la palabra de Dios.
Más bien, hablamos con sinceridad delante de él en Cristo, como enviados de Dios que
somos.” 2 Corintios 2:14-17 NVI

Esto que Pablo está diciendo es más que poderoso, porque también habla de una supuesta
situación negativa, porque en el versículo 12 dice que se le habían abierto las puertas en
Troas para predicar el evangelio.

“Aun así, me sentí intranquilo por no haber encontrado allí a mi hermano Tito, por lo
cual me despedí de ellos y me fui a Macedonia.” 2 Corintios 2:13

Quiere decir que Pablo tenía las puertas abiertas en una ciudad como Troas, para predicar el
evangelio pero al no encontrar a Tito, se sentía intranquilo, no tenía paz. Dejó ese lugar y se
fue a Macedonia! Cualquiera podría decir: ¡Pero Pablo se deprime a la vuelta de la
esquina!¡Le pasa cualquier cosa y en seguida lo toma todo a mal! No, Pablo sabía que aún en
eso, de todas maneras Dios estaba en el medio y él cuando se veía a sí mismo, a pesar de no
encontrar a Tito, dice: ¡Gracias a Dios que Él siempre nos lleva en un camino de
triunfo!¡Siempre somos triunfantes en Cristo Jesús!

¿Qué le parece cuando usted tiene una situación difícil? Que lo primero que piensa es: ¡Cómo
voy a solucionar esto! ¡Quién me va a sacar de este problema! ¡Ahora cómo vamos a hacer!
¡No me alcanzaría ni el dinero, ni el tiempo, ni el esfuerzo! Se da cuenta cómo muchas veces
en el ámbito de todos los días nos movemos naturalmente, ahora usted cámbielo y ante una
situación ahora usted diga: ¡A pesar de esto, siempre Dios nos hace triunfantes, así que le
doy gracias porque el triunfo está asegurado en esta situación!

Yo con esto no quiero trasmitirle la idea de estar siempre sobre las nubes, no es así, porque lo
que pasa es que Dios conoce la intimidad de nuestro corazón, si nosotros declaramos algo
con la boca que nuestro corazón no afirma, fueron puras palabras, ante Dios no sirve para
nada. Pero cuando nuestro corazón afirma lo que nuestra boca dice, eso tiene poder y no hay
ningún problema que usted vaya a Dios y le diga: ¡Señor! Aquí está la situación. ¡Señor tú
sabes cómo está esto! ¡Tú sabes lo que esto a mí me genera! Pero yo no quiero pecar contra
ti, mucho menos quiero estar ansioso, mucho menos quiero estar intranquilo, mucho menos
quiero ofenderte, mucho menos quiero darle lugar a mí carne. ¡Señor glorifícate, yo sé que
tengo la victoria! Por eso, no es andar caminando por las nubes, es expresarle a Dios cómo
está la situación pero desde la posición correcta. Y Pablo dice: Dios siempre nos lleva
triunfantes Y dice después:

Por medio de nosotros, esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento.


Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los
que se pierden.
Hermano, la Iglesia de Jesucristo tiene que despertar a esta realidad espiritual porque
pareciera más fácil, más sencillo trasmitir el aroma de Cristo dentro del ámbito del edificio,
porque el Cuerpo está reunido, porque estamos alabando y adorando a Dios, porque todos
tenemos el mismo corazón y el mismo sentir, porque nadie o casi nadie está aquí con una
intención diferente, aquí es más fácil percibir el aroma de Cristo.

Pero Pablo no dice eso, Pablo no dice: Cuando ustedes se reúnen, cuando todos nos
reunimos como Cuerpo, entonces ahí, esparcimos el aroma de Cristo. ¡No dice eso! Pablo
dice: ¡En todas partes donde estemos, Dios manifieste el aroma de Cristo a través de
nosotros! Somos ese aroma, y fíjese bien: Tanto para los que se salvan como para los que
se pierden.

Esto está tremendo, porque nosotros siempre pensamos que nos vamos a encontrar con
puras personas que todas se quieren salvar, y le tengo una mala noticia, triste para nosotros y
mucho más para Dios: Hay personas que por la dureza de su corazón no quieren salvarse.
Pero porque no quieran salvarse, eso no significa que no puedan percibir el aroma que tienen
que percibir. Cuando tú y yo estamos en un lugar: ¡La esencia del aroma de Cristo tiene que
olerse! Y sabes que pasa con ese aroma: Para los que se salvan es un aroma rico, delicioso,
agradable; pero para los que se pierden, es un aroma que les preanuncia su muerte espiritual.
Por eso Jesús dijo: Yo no vine a condenar al mundo sino que vine a salvar al mundo,
pero los que van a ser condenados se condenan a sí mismos por no creer.

Yo me muestro como el Hijo de Dios a todos por igual pero hay unos que deciden no
creer y desde el momento que toman esa decisión están declarando su muerte eterna.

¡Mi hermano el aroma de Cristo tiene que ser para el mundo por igual! Donde tú estás, a ti no
te tiene que importar aquellos que rechazan, ellos tienen que seguir percibiendo el aroma,
además tú nunca sabes y yo nunca sabré si alguno de ellos, en algún momento de su vida
alcance el arrepentimiento y se vuelvan a Dios. Pero si no hay aroma que percibir ¿Cómo
van a saber llegar a Cristo?

No se trata de palabras y eso es lo que quiero que veamos por la Palabra, no se trata de
mucho hablar, no se trata de mucho conocimiento, porque el conocimiento no es el que
transforma las vidas; es la misma persona de Cristo manifestada de una manera tangible,
palpable y real. Somos el aroma de Cristo para que los que no conocen a Dios puedan decir:
¡Yo sé que existe! Aunque no quiera creer se que existe, es verdadero y no es un cuento.

Eso no lo alcanzamos por muchas palabras, por eso el evangelio no es transmisión de un


mensaje, ni de palabras, el evangelio es mucho más que eso, pero hay que partir de una
base, hay que saber que como hijos de Dios, como Iglesia, estamos plantados en el mundo
para mostrar, para despedir de nosotros el aroma de Cristo, para que los que nos rodean
tengan testimonio de quién es Cristo a través de nosotros.

“Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios se refiere. Porque no
osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los
gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el
poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta
Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. Y de esta manera me esforcé a
predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar
sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue
anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán.” Romanos
15: 17-21 RV 60

¿Cómo dice Pablo que él manifestaba el aroma de Cristo? Pablo dice: Yo como enviado
de Cristo, como apóstol de Jesucristo, he llenado todo con el evangelio desde Jerusalén hasta
Ilírico, un hombre con un equipo apostólico. Mi hermano despertemos a la dimensión a la cual
Dios nos llamó, porque una Iglesia apostólica es una Iglesia que llena el mundo con el
Evangelio del Reino. ¡Que es el evangelio de poder!

Por eso cuando hablamos del mundo y de las naciones, no estamos soñando, estamos
hablando de una realidad para la Iglesia. Porque si un hombre con un equipo de poquita
gente, pudo llenar una región tan grande del mundo conocido de su época, cómo no podrá la
Iglesia de Jesucristo llenar el mundo con el mensaje verdadero del Señor. Se da cuenta que
estamos circunscriptos a un pequeño terreno de acción, nosotros decimos: Aquí estoy este es
mi ámbito. Y Dios dice: No, ése no es tú ámbito, tú ámbito son las naciones aunque estás en
una oficina, el mensaje que transmites tiene que alcanzar a todas las personas.

Por eso Pablo dice: Yo hablé de esto con palabras pero con señales, con prodigios
portentosos y con el poder del Espíritu Santo. ¡Iglesia llegó el tiempo de la manifestación del
evangelio del Reino con poder! ¡No son palabras solamente! ¡Están las palabras, pero las
palabras fluyen en el mismo poder de Dios! Porque cuando salen palabras de tú boca, son las
palabras inspiradas del Espíritu que con su poder calan en lo más profundo y rompen el alma
y el entendimiento de esa gente para destruir lo que el diablo levantó por años, romperlo
hacerlo pedazos y que se implante la verdad del evangelio. ¡No son palabras simples de la
comunicación del evangelio! ¡Por eso, no te sirve el método! El volante, el folleto, las cuatro
leyes espirituales. No tengo nada contra eso, no critico a nadie porque ¡Gloria a Dios!

Que hubo hombres que por lo menos despertaron algo en los hijos de Dios con esas cosas.
¡Gloria a Dios por ellos y los bendigo! Pero estamos en otro tiempo, estamos en el tiempo
donde además de presentar al Cristo que conocemos, pueden salir dos palabras de nuestra
boca que sean inspiradas por el Espíritu y eso hace que se derribe lo que por muchos años
estuvo en pié porque fueron palabras del Espíritu. ¡Esas palabras contienen el poder de Dios!
Por eso Pablo dice: Yo llené todo esto pero no con palabras solamente. Yo me moví en
palabras, en el poder en la potencia de Dios con señales, con prodigios, con milagros,
poder del Espíritu Santo, para que el evangelio se haga real.

Eso no significa que todas las regiones que Pablo visitó, todas hayan sido transformadas, no
significa eso. Pero lo que si significa, que cuando esa gente esté ante el trono de Dios, no
podrá decir que no conoció la verdad del evangelio del Reino, aunque digan que no supieron
la verdad de Dios para sus vidas.

Por eso mi hermano, que seamos el aroma de Cristo es mucho más que ser personas
decentes amables que sonreímos, que siempre tenemos una palabra de ánimo para los
demás, es mucho más. Ser personas que transmiten el evangelio de poder, significa que
usted y yo somos atrevidos en Dios para orar por alguien, para desatar una palabra de
autoridad.

No se piense que usted tiene que ser profeta para darle una palabra de Dios a alguien, no es
necesario, si usted está escuchando una situación y en su espíritu sabe lo que le tiene que
decir por la Palabra, lance esa palabra y sáquela de su espíritu para transformar la vida de
esa persona con autoridad y con poder. Pero muchas veces sabemos lo que tenemos que
decir y llegamos el domingo y le decimos a los pastores: ¡Pastor me pasó algo y yo sabía lo
que tenía que decir pero no me animé! ¡Es que como yo nunca soy así de andar
compartiendo, soy más bien calmadito! Y... teníamos en nuestras manos la posibilidad de
liberar una vida por el poder del Espíritu y nos guardamos la palabra...

Fíjese, preste atención, porque lo digo con la autoridad de Dios y con todo respeto: Para
nosotros es más fácil pasar y compartir una palabra que Dios nos dio porque nos sentimos
seguros en el ámbito de la Iglesia.

¡Iglesia te desafío que así como pasas aquí y das una palabra de Dios, mañana en tú
oficina, en tu escuela, mañana con la misma autoridad y con la misma libertad tú lances
una palabra que sale de la boca de Dios para transformar una vida!

Eso es mucho más poderoso, porque eso es un evangelio de Reino. Y una Iglesia que se
sabe apostólica y profética en su esencia, en sus entrañas sabe lo que es, no lleva un título,
no hace alarde de su conocimiento, no ora por la Iglesia de Jesucristo diciendo: Como
nosotros ya estamos un pasito más arriba y nos sentimos superiores, ya estamos bajo
cobertura. Eso no es, es decir: mi brazo posiblemente en Suecia, en China, en Perú, mi
pierna, mi oreja, no se olvide que somos una Iglesia universal, estamos muy cómodos como
Cuerpo local, pero somos una Iglesia universal. ¡Esa Iglesia está sufriendo y si sufre yo
sufro!
Con ese entendimiento oramos por la Iglesia de Jesucristo, si oramos así yo le puedo
asegurar que además de lo que Dios habló, Dios lo va hacer en respuesta a su Iglesia que ora
con amor por su propio Cuerpo y que no lo desprecia, ni lo rechaza, ni se cree superior. Por
eso una palabra salida con la autoridad de Dios puede transformar una vida, el aroma de
Cristo es la misma esencia de Cristo manifestada en un evangelio que transforma las vidas.

“Lo cierto es que, si Dios quiere, iré a visitarlos muy pronto, y ya veremos no sólo
cómo hablan sino cuánto poder tienen esos presumidos. Porque el reino de Dios no es
cuestión de palabras sino de poder.” 1 Corintios 4:19-20 NVI

¡Éstas son las bofetadas de guante blanco! Donde uno se siente mal porque no puede
responder, porque no puede decir nada. Fíjese la autoridad apostólica. Pablo les dice: Pronto
los voy a ir a visitar, pero yo quiero no solamente escuchar las palabras, sino que quiero ver el
poder de esos que están hablando tanto. Una cosa es transmitir un mensaje, otra cosa es
manifestar el poder de Dios, son dos cosas completamente diferentes, ahora cuando el
mensaje contiene poder, eso es glorioso. Por eso Pablo puede afirmar: el reino de Dios no
consiste en palabras sino en poder...

Usted no piense en ningún momento que hay alguien que tiene tanta sabiduría para hablar
que puede cambiar a una persona, como yo no la podría cambiar porque mis palabras no son
suficientes, eso es una mentira diabólica, porque no son palabras. Porque lo que esperamos
ver cada domingo es un terreno preparado por nosotros, como Iglesia, donde el poder de Dios
ya se está empezando a ver y a palpar; y cuando la gente esté acá no va a poder resistir a la
manifestación del poder de Dios. Son dos cosas diferentes.

Pero nos hemos acostumbrado Iglesia, a que todo lo hace alguien más. Es otro el que lo va a
hacer por mí. ¡Ya bastante con que lo invité!¡No me pidan más! Entonces ahí está: Por años
esperando y que el ministerio de teatro: ¡Preparen una obra evangelística y que sea poderosa,
tremenda y que salgan cohetes espaciales del teatro, porque tiene que ser algo sorprendente!
¡Los vamos a ganar para Cristo! Y pobre... ¿Qué culpa tiene el ministerio de teatro?

Claro porque si la Biblia dijera que el ministerio de teatro es el responsable de transmitir un


evangelio de poder, entonces yo le digo a partir de ahora deleguémosles todo, que prediquen
ellos, que hagan las obras, que se suban arriba de donde quieran, que hagan como se les de
la gana, pero que ellos transformen al mundo entero. ¡Estamos mal! ¡Es una herramienta! Que
Dios pone en nuestras manos, así como este teatro es una gloriosa herramienta que Dios
pone en nuestras manos, porque para que el teatro haga estas obras ¡Gloria a Dios! por este
teatro, porque si lo tendría que hacer en un salón de 5 por 10 mts. Estarían haciendo la obra
arriba de la cabeza de los invitados.
¡Gloria a Dios! Porque tenemos un teatro y un escenario donde mostrar. Pero eso no es toda
la tarea, hay un Cuerpo que sabe hacer la tarea previamente, que no trae invitados, porque
solamente logró con mucha astucia convencerlos, que les rogó tanto después de siglos que
no quieren saber nada pero como ya lo tenían hartos dijeron que sí por compromiso; y va a
venir, pero así como viene se va a ir, pero la Iglesia no puede traer a alguien porque logró
convencerlo y lo arrastró hasta acá.

Hay un tiempo para manifestar el poder de Dios y que los que vengan a este lugar, ya estén
convencidos que hay un solo Dios verdadero y que sientan ese cosquilleo interno de que acá
algo les va a pasar, algunos hasta van a venir diciendo: ¡Yo sé que si piso ese lugar, algo me
va a pasar, pero tengo que ir! ¡Un evangelio de poder! Esto es algo que a mí de manera
particular me impactó, por un versículo que vamos a leer más adelante y que voy a volver a
recordar, pero al ver en la Escritura, pude tener entendimiento de lo que el Espíritu de Dios
está hablando.

“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan,
esto es, a nosotros, es poder de Dios.” 1 Corintios 1:18

Uno puede confundir estos términos: Antes leímos que somos el aroma de Cristo, tanto para
los que se pierden, como para los que se salvan. Y podemos entender que cuando hablamos
tanto de los que se pierden como de los que se salvan, estamos hablando de personas ajenas
a nosotros. Pero aquí Pablo, por el Espíritu, le da un giro al evangelio, porque dice: “La
palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a
nosotros, es poder de Dios.”

Y yo pude entender por el Espíritu, porque a veces hay un cortocircuito, una separación entre
lo que sabemos pero que no podemos aplicar, Pablo podía afirmar que el evangelio antes que
para ninguna otra persona, para él había sido poder de Dios. ¡Y era poder de Dios!

Lo voy a explicar mejor: Nosotros sabemos lo que antes leímos, que el reino de Dios no
consiste en palabras sino en poder. Sabemos que el evangelio es poder, lo sabemos. Pero la
pregunta aquí es: ¿El evangelio de Cristo, para tu vida de todos los días es poder de
Dios? De lunes a domingo tú vives una vida de poder por la vida de Cristo que te habita. De
lunes a domingo tú te mueves en lo sobrenatural como algo normal porque Cristo está en ti.

Ésa es la pregunta, porque, si el evangelio del reino, este evangelio de poder, no es primero
para mí, no lo podrá ser para nadie más. Si primero a mí el evangelio no me ha llevado a una
dimensión sobrenatural de mi vida, entonces yo voy a transmitir la misma dimensión en la que
estoy viviendo. Antes de seguir explicando esto quiero leer algo que está muy unido:

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a


todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.” Romanos 1:16

El apóstol Daniel Dardano nos decía que esta palabra poder es la palabra original dunamis
que significa dinamita. Es algo que cuando se manifiesta explota todo, en definitiva, nada
puede quedar igual por la manifestación del poder de Dios, eso es poder. Pero yo me detuve;
y voy a ser sincero se detuvo mi esposa, se volteó y me dijo: Si, pero viste que Pablo dice no
me avergüenzo, y yo me quedé, claro cuando obviamente, a uno le dicen algo de eso, ya se
queda con el bichito.

Es verdad Pablo dice, el evangelio es poder de Dios, está bien es correcto el énfasis, pero
Pablo dice algo, que hasta podría animarme a decir, que es más poderoso que eso, dice: No
me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios...Pablo no dice: ...no me
avergüenzo del evangelio, punto, es poder de Dios.

Pablo dice: No tengo vergüenza del evangelio porque he comprobado que el evangelio
es poder de Dios para mí, yo vivo en el poder de Dios todos los días de mi vida, me
funciona y como me funciona, le va a funcionar a quien sea.

Parece muy simple, pero esto a mí me trajo entendimiento de porqué muchas veces no
podemos transmitir lo que sabemos que debemos transmitir: ¿Sabe por qué Iglesia? Porque
somos nosotros los que muchas veces no estamos desafiándonos y desafiando a Dios a vivir
en el poder de Dios cada día. Llegó el tiempo de que ya no esperes que la solución en la
oficina venga por tu mucho trabajo, esto lo pensaste hasta ahora, pero se acabó ese tiempo.

Tú tienes que decir: ¡Yo estoy acá Señor y si no veo tu poder en este asunto yo no me voy a
esforzar porque voy a hacer las cosas a mi manera y así el único que se lleva la gloria soy yo,
y voy a poder decir, sí se solucionó pero porque me maté y porque llegué a casa todas las
noches desesperado, preocupado y mal con la situación y me rompí la cabeza y le busqué la
vuelta hasta que solucioné este asunto!

Dios ya no quiere más esto para su Iglesia! ¡Dios dice: ahora es tiempo de poder, poder,
poder... Una dinamita a la cual tú le enciendes la mecha cada día y esperas que explote. ¡Si
te destruye una parte! ¡Gloria a Dios! Porque esa parte ya no servía. ¡Claro si explotó y algo
no quedó en pié, esa parte no servía para nada! ¡Gloria a Dios, pero que explote para algo,
porque el evangelio es poder!

Llegó el tiempo para que tú creas que tú oración va mover las montañas. Porque si no lo
leemos, la historia está linda pero no sirve. Para el siglo XXI la historia ya no sirve. Porque
dentro de algunos días; ese Papa, el Señor mostró proféticamente que se fue por un abismo;
el diablo ya preparó otro abismo más grande, para levantar a otro perverso y sentarse en ese
trono.
¿Y vamos a seguir diciendo que si oramos con fe la montaña se va a mover? ¡No! ¡Es tiempo
de que mueva la montaña! Porque los ojos del mundo hoy están puestos en el Papa; y los
mexicanos esperaron que saliera el papamóvil. ¡Una estupidez! Para ver como el papamóvil
iba por la calle hasta llegar a la Basílica. ¿A quién se le ocurre? Solo a un pueblo cegado por
el pecado.

Pero si este pueblo no deja de ver lo que está viendo y voltea, porque ve a otro pueblo que
hace mover una montaña por el poder de Dios, entonces las naciones del mundo nunca verán
el evangelio de poder. Pero empieza en casa y todos los días, ni te lamentes más, ni llores
más, ni sufras más, ni te des la cabeza contra la pared, ya no sirve.

Dile al Señor: ¡O es tu poder en esto o yo no me muevo más! Pero una vida natural, yo no la
quiero, naturalmente yo no me muevo, porque para eso no soy hijo de Dios, no me hiciste tu
hijo, no me diste la vida sobrenatural de Cristo. ¡Si la Biblia afirma que el mismo poder que
levantó a Cristo de la tumba habita en mí! ¿Por qué yo no resucito a esa vida? ¡Yo
quiero vivir una vida de poder, ya lo natural se acabó para mí, no lo quiero más, estoy
cansado de lo natural!

Por eso Iglesia: Llega un momento cuando lo que es rutinario, de todos los días te tiene que
asquear, te tiene que hartar y tu tienes que decir basta, porque Dios no me llamó para esto.
¡Esto no es la vida de Cristo que recibí! ¡Así nadie va a ser transformado! Y Dios tendrá
que esperar siglos y siglos y siglos hasta ver una Iglesia que transforme el mundo. Yo
por lo menos quiero estar dispuesto a estar preparado en lo personal, en lo matrimonial, en lo
familiar.

Como ministro de Dios preparar a la Iglesia de Jesucristo para que aunque no lo vean
nuestros ojos, nuestros hijos lo vean y lo arrebaten, que estemos caminando en pro de eso,
que les podamos mostrar a los chiquititos, que se puede vivir en el poder de Dios. ¡Que
funciona! Que no somos teológicos, espiritualoides, que somos reales. Y cuando las cosas en
casa están mal, no nos ponemos ni a desesperar, ni agarrarnos de la cabeza, ni a sufrir, ni a
llorar por los rincones. La casa es explotada por la dinamita de Dios hasta que todo se
transforma, algo va a pasar, pero confiamos en Dios.

Cuando tú vives así en lo sobrenatural dejas de depender de lo que ves y de lo que no ves,
del tiempo y del no tiempo. Y de esto si les puedo asegurar, que tanto mi esposa como yo, les
podemos dar fe, que uno puede esperar cosas durante años pero cuando uno sabe que Dios
está en el medio a uno no le importa el tiempo, uno está en paz; y a veces uno siente ese
bichito y esa ansiedad.

¿Y qué pasará, esto no cambia? Pero Dios es fiel; y cuando mi esposa y yo que no lo
esperábamos Dios decide hablarnos y usa a pastor José Luís para darnos una palabra; y yo
digo: ¡Señor gracias! Porque no te olvidas de todo lo que te hemos dicho y te hemos orado tú
no te olvidas. ¡Tú no estás haciéndote el tonto Señor mirando para arriba y diciendo que mis
hijos se las arreglen ahí, estás viendo a ver cuando comienzan a pedirte las cosas de peso
para tú Señor decir ¡Ahora les muestro mi poder! ¡No lo muestra porque nosotros no nos
movemos en eso!

Fíjese, Jesús tomó a los doce y les delegó autoridad y les dijo que vayan por los pueblos que
entraran a las aldeas, que predicaran, que sanaran enfermos, que liberaran a personas con
demonios. Después tomó a setenta e hizo lo mismo, hermano, fueron personas que “No
habían nacido de nuevo” y por la palabra de autoridad de Jesús lo hicieron. ¡No tenían la vida
de Cristo porque Jesús no había muerto ni resucitado, pero lo hicieron! Porque cuando sale
una palabra de la boca de Dios, eso es real en el ámbito espiritual. Sin la vida de Cristo
afectaron a todas las aldeas, es más hasta les dio autoridad para que si en algún lugar los
rechazaban, sacudieran el polvo de los pies y les dijo que el castigo para esas ciudades iba a
ser peor que el castigo para Sodoma y Gomorra.

¡Miren la autoridad que les dio! A ochenta y dos personas, sin nacer de nuevo.
¡Nosotros tenemos todo! ¡Sabemos todo lo que la Biblia dice! ¡Y escuchamos un mensaje
poderoso cada domingo! ¡Y todavía no recorremos las aldeas para sanar enfermos, para
liberar endemoniados, para traer la paz y la gloria de Dios a un lugar y que llegue el
Reino!

Por eso Pablo dice: no me avergüenzo del evangelio... No me avergüenza, porque para
mí ha sido poder de Dios y lo sigue siendo. Por eso, si alguna vez has dicho esta es mi
oportunidad de hablar pero te quedaste callado y te dio vergüenza y dijiste: como lo voy hacer.
¿Sabes que está pasando? El Espíritu de Dios te está enfrentando, a que estás viviendo un
evangelio que no es del todo real.

Yo sé que estoy diciendo cosas fuertes, pero es un evangelio que no es del todo real, es muy
bonito, se siente bien, pero no es real. ¡Porque el evangelio real, es el evangelio de poder!
Es el evangelio que transforma nuestra vida completamente, es el evangelio que hace las
cosas diferentes aunque nosotros creamos que nunca van a poder cambiar, ese es el
evangelio en el cual creímos.

Es un evangelio de poder y dice: para salvación a todo aquel que cree...

No pienses que Pablo está diciendo: este evangelio yo he comprobado que es de poder y va a
salvar a la gente de sus pecados y les va a dar vida eterna. Pablo jamás podría pensar así,
cuando dice para salvación, esa palabra salvación incluye salvación de todo el ser,
transformación completa y personas que del pecado y las tinieblas pasan al reino de Cristo
para insertarse al Cuerpo y en soldado del ejército. ¡Pablo no está pensando: ahora Dios te
perdonó los pecados! ¡Gloria a Dios! De qué sirve que te perdonó los pecados si no vives
como Dios quiere, así como obtuviste la salvación un día la puedes perder. Eso no es vida de
Cristo. La vida de Cristo te hace unir al Cuerpo y te hace un soldado preparado para luchar.

Por eso, Pablo podía decir: No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios. He
comprobado para nosotros, los que nos salvamos, el evangelio es poder.

Yo sé que a partir de ahora, a partir de esta palabra el Espíritu de Dios te va a enfrentar a


cada rato con esto que estás oyendo, te lo puedo asegurar por el Espíritu y yo declaro que así
va a ser. Porque vas a pensar dos veces antes de tomarte el medicamento, vas a pensar tres
veces en seguir parado en tus esfuerzos, vas a detener tus lágrimas cuando te des cuenta
que estás ofendiendo a Dios con tus lágrimas y que tus lágrimas no lo conmueven, sino que lo
enojan.

El Espíritu Santo te va a enfrentar. ¡Porque Dios habló y no hay marcha atrás! Dios está
preparando una Iglesia poderosa, una Iglesia que sabe lo que es y que muestra el poder de
Dios afuera. Qué más querríamos nosotros que cada domingo este lugar se transformara en
una tremenda fiesta porque todo esto está lleno porque hay una Iglesia que muestra este
poder afuera y por ende este lugar se llena porque hay gente que busca el poder de Dios.

Pero fíjense como somos los seres humanos, aún los hijos de Dios, esperamos fechas,
campañas, tiempos especiales, esfuerzos evangelísticos. Por eso tantas veces se dijo, tantas
veces escuchamos nosotros al apóstol Daniel decir: “Los milagros a una Iglesia apostólica lo
le tienen que sorprenderla, los milagros son el piso”. Y es verdad, porque hoy todavía a
nosotros un milagro nos enloquece, nos quita el sueño, nosotros tenemos que vivir en el
ámbito de los milagros, tiene que ser normal.

¡No crea que yo lo estoy predicando y lo estoy haciendo desde una posición más alta que
ustedes! No. Porque yo sé la responsabilidad que esto trae para mí. Para nosotros, somos
uno no les queda más remedio. Nos trae responsabilidad, pero yo siempre les he dicho algo y
se lo he dicho a mi esposa: ¡Yo prefiero morirme como una persona que le creyó a Dios hasta
el último segundo y no morirme como una persona que se vio muy buen cristiano pero que no
hizo nada!

¿Qué tendrá más gloria morirse por una enfermedad porque yo le creí a Dios que me iba
sanar o estar sano porque el médico me operó? ¿Qué tiene más gloria? ¡Dígame usted! Por
eso, hay aquí los historiadores y esta gente que hizo la Biblia que juntó todos los escritos puso
en Hebreos el capítulo 11, un título que llaman “los héroes de la fe” y dicen que fulano hizo tal
cosa porque creyó a Dios y mengano hizo tal otra... Y aquel hizo lo otros... y ya más cerca del
final dice:
Y algunos murieron sin haber visto lo prometido, pero murieron creyendo...¡Eso tiene
más gloria porque lo dice la Palabra! Yo prefiero morirme como un loco que le creyó a Dios
hasta el último segundo y no como uno que sigue en pié para molestar a los demás, pero fue
salvado por la mano humana.

¡Iglesia Dios nos está llamando a vivir una vida de poder; y no digo un tiempo de poder!
Es una vida de poder, porque un tiempo se acaba tiene principio y fin una vida es siempre,
permanente.

“De hecho, aunque tuvieran ustedes miles de tutores en Cristo, padres sí que no tienen
muchos, porque mediante el evangelio yo fui el padre que los engendró en Cristo
Jesús. Por tanto, les ruego que sigan mi ejemplo.” 1 Corintios 4: 15 y 16 NVI

Pueden preguntarse ¿Qué tiene que ver esto con el evangelio de poder? Tiene mucho que
ver, se lo voy a explicar: En todos los años que tengo de conocer el evangelio, de conocer la
Iglesia, estar en la Iglesia toda mi vida, muchas veces escuché la frase “menganito es mi
padre espiritual”; y yo cuando no entendía nada me alegraba, qué bonito, qué lindo.

Pero ya cuando empecé a entender me empecé a dar cuenta que se usaba la frase “padre
espiritual” para aquél que llevaba a otro a Cristo, le predicaba el evangelio el otro se convertía,
se entregaba al Señor y por eso ya lo denominaban “padre espiritual”. Pero ahora que leo a
Pablo me doy cuenta que eso no es un “padre espiritual”, porque un verdadero padre no es el
que procreó hijos, un verdadero padre es el que formó, preparó, corrigió, amó, estuvo con sus
hijos para que sean lo que tenían que ser.

Por eso Pablo les dice: Aunque ustedes tengan miles de tutores, padres no tienen
muchos porque yo los engendré en Cristo Jesús. Vendrán personas a este lugar que
serán tus invitados, tus invitadas, te conocen a ti, aunque les presentes a los pastores, a las
esposas de los pastores, a los hermanos los va a saludar, pero te conoce a ti. ¿Estás
dispuesto a transformarte en “padre espiritual” de aquellos que entregan la vida a Cristo? O
una vez que entregan la vida a Cristo vas a tirarle la pelota a los pastores, acá
están...formando conquistadores, bautismo, siete niveles, veinticuatro o asesoría técnica...
¡Son de ustedes porque ya los traje, se convirtieron!

Una iglesia apostólica no se conforma con eso, una iglesia apostólica sabe que si ha llevado a
alguien a Cristo, ahora se transforma en un padre que aconseja, que cuida, que corrige, que
endereza el pie, que lo ayuda a levantarse; hasta que ve un hombre o una mujer madura de
esa persona. Pero para eso tenemos que vivir en el poder de Dios, porque cuando te
transformes en “padre espiritual”. ¿Qué vas a transmitir, conocimiento, le vas a leer la Biblia?
¿Vas a hacer una oración de consuelo? Para que no se sienta mal en el momento de
dificultad.
¡Sólo podemos transmitir aquello que hemos experimentado primero! ¡Hablar podemos
hablar de muchas cosas! ¡Yo te puedo hablar de lo hermoso que es el Corbet! Es un auto que
me encanta, pero no tengo la más mínima idea de cómo lo diseñaron, no conozco nada de
ese auto, es más, si me sientas al volante lo manejo y todo. ¡Pero eso no me hace el que
diseñó el auto! Puedo hablar de muchas cosas, es más, puedo mañana comprar una revista y
podemos tomar un café en la noche y te cuento todos los detalles de cómo es, todas las
especificaciones técnicas. ¡Y eso! ¿De qué me sirve?

Si tiene un problema, no me van a llamar a mí, si la versión 2005 salió con un defecto no van
a llamar a Hernán Cipolla porque yo me compre la revista y le di todas la especificaciones
técnicas. ¡Solo podemos transmitir lo que experimentamos! ¡Si vivimos una vida de poder,
podremos ser padres espirituales de aquellos que entreguen su vida a Cristo! Y no será una
tarea pastoral, es una tarea del Cuerpo de Cristo. Tú vas a decir: ¡Yo lo voy a tener cortito a
éste! ¡Le vas a echar el ojo y decir cómo está hermano, le voy a estar encima como tábano a
caballo...y duro...y duro, hasta que lo vea derechito, firme, fuerte en Cristo!

“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de
Dios, y no de nosotros” 2 Corintios 4:7

El poder de Dios que habita en nosotros no es mayor o menor por nuestra capacidad, es
mayor o menor por ser buenos vasos de barro. ¿Qué quiere decir el Espíritu de Dios cuando
dice que la excelencia del poder está puesta en vasos de barro? Significa que los vasos de
barro son personas moldeables en las manos de Dios. Porque el barro tiene la particularidad
de que es moldeable en las manos de quién lo trabaja y nosotros debemos ser como ese
barro en las manos de Dios para que él siga moldeándonos de acuerdo a su propósito.
Podemos empezar a vivir una vida de poder, pero necesitamos ser moldeables.

Porque habrá un tiempo donde Dios diga: ¡Ya este vaso quedó chico para el poder que yo quiero
darle, ahora necesito hacer un vaso más grande. Para que la excelencia, lo sublime del poder
siga siendo de Dios. Yo soy un simple vaso, tú eres un simple vaso ¡Glorioso vaso! Porque no
cualquier vaso contiene la excelencia del poder de Dios, pero somos un vaso a través del cual se
transmite lo que Dios nos ha dado.

Por eso Iglesia: ¡Ha llegado el tiempo del evangelio de poder! ¡Ha llegado el tiempo de la
transformación de todo lo que nos rodea! Pero sigue siendo un tiempo de ser un Cuerpo
moldeable en las manos de Dios. Si decimos ya lo alcancé ese puede ser el principio de
nuestro final, si decimos hasta aquí es todo lo que Dios podía darme, estamos retirándole
nosotros las manos a Dios para que deje de moldearnos ¡Yo quiero que Dios siga moldeando
mi vida y la vida del Cuerpo como él quiera! Porque sé que la excelencia del poder de Dios ni
siquiera la hemos palpado todavía hay mucho más por vivir y por saborear del poder de Dios.
Por eso yo realmente tengo una gran expectativa, porque se que Dios habló y porque sé que
cuando Dios habla Dios ha lanzado una determinación.

Cuando Dios habla es una determinación, nada puede cambiar lo que Dios habló, solo una
cosa: ¡Que nosotros no le creamos y le cerremos la puerta a la acción del Espíritu Santo! Pero
a partir de ahora que Dios habló la transformación ha de seguir siendo poderosa en nuestras
vidas, de tal manera que no creamos que es un tiempo que estamos viviendo.

¡Es el tiempo de la Iglesia en el mundo para mostrar la gloria de Dios a través tuyo, a través
de nadie más! ¡No mires al de al lado! El de al lado tiene su responsabilidad donde Dios lo
puso. La responsabilidad es tuya en el lugar donde Dios te puso a ti, y desafiar el ámbito
natural, las cosas naturales para que sean removidas, retocadas, transformadas, deshechas
por el poder de Dios, que te plantes y te pares y digas: ¡A partir de ahora yo ya no camino
más en el poder natural! ¡A partir de ahora la solución no va a ser mi esfuerzo! ¡A partir de
ahora no es más mi capacidad! ¡A partir de ahora es el poder de Dios o yo aquí me quedo,
aquí me planto no me muevo hasta no ver el poder de Dios transformando esto! ¡No doy un
paso más porque yo quiero ver que la excelencia del poder de Dios habita en mí y se
manifiesta hacia afuera!

¡Iglesia con cuanto amor el padre siempre nos habla! ¡De qué manera tan particular Dios
siempre nos está dando una oportunidad! Pero estamos en un tiempo crucial para los planes
de Dios, un tiempo en el cual lo que hasta ahora era teórico ya va dejar de ser, lo que
permanecía por ahí escondidito sin solucionar, Dios lo saca a la luz, esas espinas clavadas a
veces en el corazón que no hemos querido arrancar por nosotros mismos el Espíritu de Dios
las va arrancar.

¡Porque Dios ha determinado que su Iglesia viva una vida de poder!

A partir de ahora ya no digas más: ¡Es que no se si pueda! ¡Es que no se cómo hacer con
esta situación! Cada vez que lo digas Dios dice: ¡Está bien tú síguele, pero mi poder yo no lo
voy a manifestar! Es preferible humillarnos delante de Dios y decir:¡Señor, cierro mi boca no
hablo más, no digo más cosas que surgen en esta mente humana y natural, todavía necesita
transformación, quiero tú poder o no quiero nada! Sé que por el Espíritu hay algunas personas
en particular que reconocen que están siendo desafiadas, saben que están siendo desafiadas,
pero a veces creen que van a pasar los días y todo va a ser igual.

Si hasta ahora fue así y si nada pasó, más adelante no va a pasar nada. Yo quiero decirles a
esas personas que a partir de ahora Dios ya no va a permitir que las cosas sigan iguales; y lo
que digo lo digo delante de Dios empezando por mí mismo, hablo para todos los que estamos
aquí sin excepción, para todos. Las cosas que sabes que Dios ya no quiere que sigan
ocurriendo te está dando la posibilidad de tomar una decisión, de poner punto final y empezar
a vivir una vida sobrenatural.
¡Dios te da la oportunidad! Si no tomas tú la oportunidad habrá un momento en el cual te vas
a enfrentar a Dios y ya no vas a tener escapatoria, aunque pienses que hasta ahora no pasó
nada, que todo sigue igual y que Dios ni se enteró del asunto. Dios está enterado de todo
hasta de los más mínimos detalles o tú decides hacerlo, o llegará el tiempo en que te
enfrentes a Dios de manera personal y Dios lo tenga que hacer de otro modo. Dios no ha
levantado a una Iglesia para llamarse apostólica y profética, para reunirse simplemente cada
domingo, para simplemente entregar las finanzas que lo hacemos muy bien, para alabar y
adorar a Dios, para escuchar un mensaje.

¡Dios no ha levantado una Iglesia para eso! ¡Dios te hizo parte de este Cuerpo para
transformar todo lo que te rodea por el poder de Dios! ¡Si Dios te dio una palabra de lo
que sea, a través de esa palabra Él estaba confiando en la manifestación de su gloria y
su poder en esa palabra que te dio!

Sea de lo que sea que Dios te habló, de trabajo de prosperidad, de empresa, de cambio de
casa, de lo que Dios te haya hablado, de ministerio de lo que sea, Dios en esa palabra te
estaba diciendo: ¡Yo te estoy delegando la manifestación de mi gloria y mi poder a través de
lo que te hablé!

Si Dios quisiera empresarios buscaría en el mundo hay muchos y buenos y muy astutos. Si
Dios quisiera profesionistas, hay demasiados en el mundo. Ni siquiera Dios te llamó para
ser el mejor, porque eso es poco para Dios. Dios te llamó para mostrar su gloria y su
poder a través de lo que te entregó. Por eso no te conformes más ya no aceptes una vida
natural cuando Dios te entregó una vida sobrenatural.

¡Desafíate a ti mismo! ¡Desafía a tu esposo o a tu esposa, a tus hijos, a tu ámbito, no tengas


temor! ¡Dios va a estar contigo en lo que tengas que hablar de parte del Espíritu de
Dios! Lo digo porque hay personas que están calladas durante mucho tiempo sin hablar de lo
que tienen que hablar, aún en lo más privado, no se atreven tienen temor. Pero por ese temor
están cerrando la posibilidad a la manifestación de Dios, si no hablas las cosas no van a
cambiar, porque Dios te dio la palabra que tienes que decir pero la guardaste.

Juégate por Dios y Dios se va a jugar por ti y Dios se va a mostrar, poderoso como Él es y vas
a ver una transformación. Pero las cosas en el ámbito natural para la Iglesia de Jesucristo
siguen siendo sobrenaturales. Si crees que tienes que orar como familia, si tú crees delante
de Dios que tienes que hacer algo particular en este tiempo. ¡Hazlo ahora! Porque es el
tiempo para hacerlo. Por el Espíritu de Dios sé que hay cosas que deben romperse en las
vidas. ¡Dios quiere una vida sobrenatural! ¡Una vida sobrenatural!
TIEMPO DE SEÑOREAR

12 junio de 2005

Todos sabemos bien que el ser humano perdió ese derecho, porque obedeció simplemente a
una voz distinta de la que debía obedecer. Escuchó una voz que nunca tendría que haber
escuchado y por obedecerla, le entregó el derecho que le poseía a quien le había hablado. Y
cuando el ser humano estaba preparado para gobernar y señorear, estaba habilitado con la
misma esencia de Dios para hacerlo, el ser humano escuchó una voz diferente, por lo cual le
dijo al diablo, “ahora el derecho que yo tengo te lo cedo a ti”.

Y a partir de ese momento el diablo se apropió de lo que no era suyo y mantuvo a la raza
humana durante yugo de esclavitud por siglos. Pero quiero que veamos por la Palabra cómo
Dios restauró esto, cómo Dios devuelve hoy ese derecho perdido de gobernar y de señorear,
porque estoy convencido, por el Espíritu de Dios: ¡Es tiempo de que la Iglesia sea el señor de
este mundo! ¡Es tiempo de que la Iglesia señoreé sobre la Tierra!

Porque el Espíritu Santo me hacía entender que todavía seguimos a las órdenes de hombres
y mujeres, que no han recuperado el derecho de ser señores, pero creen que lo son. Hombres
y mujeres que por no haber recuperado ese derecho siguen bajo el yugo de la esclavitud del
diablo, de tal manera, que lo único que representan cuando ellos quieren señorear, es lo que
está en el perverso corazón de mentira y de maldad del diablo. Y hay situaciones que las
naciones del mundo están viviendo, no por otra cosa más que, porque la Iglesia todavía no ha
entendido que es la única capacitada para ser Señor en esta Tierra.

"Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando;
pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te
acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un poco menor que
los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus
manos; todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas,
nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean
sujetas". Hebreos 2:5-8

Necesitamos entender que cuando el ser humano perdió ese derecho, solo otro ser humano
podía volver a recuperarlo, Jesús, el hijo de Dios en la gloria estaba por encima de todas las
cosas, por él todas las cosas fueron hechas, pero en la Tierra no había manifestación del
gobierno de Dios porque el ser humano ya había perdido el derecho que le correspondía de
gobernar y de ser señor. Aquí el autor de esta carta a los Hebreos, está haciendo mención de
un Salmo de David donde David le dice al Señor:
"¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le
visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles..."
Aparentemente en esplendor, pero... Le coronaste de gloria y de honra, Y todo lo sujetaste
debajo de sus pies.

Cuando Jesús vino al mundo y se hizo hombre, estuvo dispuesto a identificarse con la
naturaleza humana que había perdido el derecho de ser señor, porque él venía para que la
raza humana recuperara ese derecho perdido. Para que la raza humana pudiera representar a
Dios sobre la Tierra; a pesar de algunos atisbos que hubo en el Antiguo Testamento donde se
pudo ver algo de la restauración de Dios a través de su pueblo y a través de algunos siervos
de Dios específicos, aún así el propósito de Dios era mucho más que eso.

Para Dios, no es solamente un grupo de personas representando a Dios, no es un grupo


representándole en la Tierra, para Dios es toda la raza humana volviendo a recibir el derecho
que fue entregado en el Edén, por eso la Iglesia tiene que despertar a lo que ha recibido, pero
no solamente para aprovechar ese derecho y ser señor, sino para que a través de la Iglesia
los que todavía siguen bajo yugo de esclavitud, sean señores sobre la Tierra mostrando el
gobierno de Dios.

Aquellos que te rodean sin Cristo, son aquellos que les corresponde ese derecho y les fue
robado, son aquellos que tienen en sí mismos la imagen y semejanza de Dios, para mostrar lo
que Dios es, pero están incomunicados con Dios para conocerle y representarle. Ésta es la
razón por la cual, Jesús al hacerse hombre en la cruz, volvió a tomar como hombre ese
derecho, para poder volver a entregarle a los hombres el derecho de ser señores sobre la
Tierra.

En este contexto entendemos que el destino de la Iglesia es: señorear, es mostrar el


gobierno de Dios. Y no estar inmersa en problemas y situaciones, que nada tienen que ver
con el propósito original para el que Dios nos ha creado. Perdemos el tiempo y gastamos
nuestras energías en cosas para las cuales Dios no nos creó, no nos hizo nacer de nuevo
para solucionar problemas, nos hizo nacer de nuevo para recobrar el derecho perdido.

Dice el Salmo citado en Hebreos: "Todo lo sujetaste bajo sus pies"...Alguna vez hemos
oído a cerca de que los pies, representan la autoridad de Jesucristo implantada en la Iglesia.
Estos “pies que están en la Iglesia” tienen el derecho dado por Dios para que: “todas cosas
estén sujetas debajo de nuestros pies” y no hay una sola cosa que debiera estar fuera de
esa sujeción. Pero lo notable es que Hebreos 2:8 dice "...Pero todavía no vemos que todas
las cosas le sean sujetas". Comparando con Génesis 3 donde Dios, hablándole a la
serpiente que habló a Eva y Adán; le dice:
"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te
herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar". Génesis 3:15

Dios está maldiciendo a la serpiente, porque le dice “maldita serás”, habla proféticamente y
dice: Siempre habrá enemistad entre tú y la mujer, entre su simiente y la de ella, pero
ocurrirá algo, la simiente de ella te herirá en la cabeza y tú le herirás en el calcañar. He pedido
gracia al Señor para transmitir esto:

No podía haber un ser humano, después de Adán y Eva, que tuviera la autoridad
suficiente para pisotear al diablo y sujetarlo bajo sus pies. No lo había, porque el ser
humano le había entregado ese derecho “de ser señor al diablo”, por lo tanto al cederlo,
no podía hacer uso de ninguna autoridad para decir al diablo: “te pisoteo y estás bajo
mis pies.

Cuando proféticamente Dios hablando dice, "la simiente de la mujer", léase Jesucristo,
nacido de la virgen María, al morir en la cruz, el diablo va a estar siendo pisoteado de una vez
y para siempre. “Jesucristo provocará en el diablo una herida de muerte, una herida que
declarará que ya no tiene la autoridad que hasta ahora ha creído que tener, una herida que le
hará saber que ya no tiene el derecho que le robó al ser humano. Herida de muerte”.

"Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo
mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto
es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la
vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que
socorrió a la descendencia de Abraham." Hebreos 2:14-16

La Palabra está diciendo que: “así como los hombres participaron de esta supuesta bajeza de
estar en carne y en sangre, Jesús quiso participar de lo mismo, porque haciéndose hombre
podía librar a la raza humana, ya que era el único “hombre” capaz de hacerlo, simple y
sencillamente porque siempre fue Señor”. Aún siendo hombre no perdió su lugar, ni su
derecho de ser Señor, solo que como hombre, tendría que pagar el precio para volver a tomar
ese derecho.

Cuando una persona comete un delito tiene que pagar de una u otra manera, como lo indique
la ley, el precio por el delito cometido, si se le dice “estás condenado a diez años de prisión”,
forzosamente tiene que estar esos diez años en prisión, pero cuando termina su último día de
prisión, recobra su derecho de libertad, porque ya pagó el precio por el delito. Por esta razón
Jesús desde el cielo no podía librar a la humanidad, Jesús tenía que tomar la naturaleza
humana, hacerse como uno de nosotros para recobrar el derecho perdido, pagando el precio.
Él pagó el precio en la cruz y dice: “...a través de muerte venció al que tenía el imperio de
la muerte.”

Pero luego dice:

“Libró a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a
servidumbre.”

Quiere decir que, a pesar de que nuestros ojos puedan ver a personas aparentemente
exitosas, nunca nos dejemos engañar por lo que dicen los ojos: “No hay ser humano sin Cristo
que pueda ser señor en esta Tierra, todo ser humano sin Cristo está sujeto a servidumbre por
miedo a la muerte. De manera que toda la raza humana, estando bajo servidumbre, no puede
ejercer su derecho de ser señor, porque no ha recobrado su libertad para ejercer ese
derecho”. Luego dice:

"...socorrió a la descendencia de Abraham."

Lo que está diciendo es: “Él puede librar y volver a dar el derecho de ser señores a aquellos
que tienen fe en él.”

Solo los descendientes de Abraham, léase “los hijos de Dios”, léase “los miembros del Cuerpo
de Cristo”, son los que por la vida que han recibido de Cristo han recobrado la libertad, para
ya no tener miedo a la muerte, para no estar bajo esclavitud y ahora ser señores en esta
Tierra, de tal manera, que ahora pueden volver a usar sus pies como instrumentos de
autoridad y decirle al diablo “voy a ejercer el derecho que me corresponde, tú ya está
pisoteado por aquél que me liberó y me dio la misma autoridad, por eso todo está sujeto
debajo de mis pies”.

Esto no es algo individualista de los “hijos de Dios”, esto es algo colectivo de los “hijos de
Dios”, porque un hijo de Dios fuera del Cuerpo tampoco tiene ese derecho. Dios hizo algo
más, tomó a Cristo y lo puso por cabeza a la Iglesia.

"y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la
iglesia". Efesios 1:22

Es decir que para Dios es más importante que Cristo sea cabeza de la Iglesia, a que todas las
cosas estén sujetas debajo de sus pies, porque si Cristo es cabeza de la Iglesia y la Iglesia
cumple su función “todas las cosas están sujetas debajo de los pies de la Iglesia”. Esto no es
solamente para tu vida y la mía, individualmente como hijo de Dios y pensando que de esta
manera tenemos autoridad y podemos hacer cualquier cosa.
No estamos diciendo que individualmente no tenemos la autoridad del Señor, sino que Dios
quiere restaurar este derecho de ser Señor a la Iglesia en su conjunto, por eso, las naciones
hoy siguen sufriendo, porque hay muchos hijos de Dios, que estamos viviendo bajo el
gobierno de Dios, usando su autoridad, sin embargo el rumbo de las naciones todavía no ha
cambiado, porque si primero no cambia el rumbo de la Iglesia, jamás podrá cambiar el rumbo
de las naciones. Como dijimos anteriormente, al final de Hebreos 2: 8 dice:

"...pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas."

Eso parece extraño cuando se lee, porque si dice todas las cosas están sujetas bajo los
pies de Cristo, pero el autor de Hebreos dice:
"no vemos que todas las cosas le sean sujetas."

Ahora bien, tomando Génesis 3: 15, algo por el Espíritu me hizo click, para unir el final de
Génesis 3:15 con el final de Hebreos 2: 8, "no vemos que todas las cosas le sean
sujetas"... Génesis 3:15, expresa:

"...y tu diablo le herirás en el calcañar."

¿Qué es el calcañar? El talón. ¿Dónde está el talón? En los pies. ¿Qué representan los
pies para la Iglesia? La autoridad.

El diablo aunque esté pisoteado, está herido de muerte, pero está mordiendo los talones de la
Iglesia para que la Iglesia no pueda usar la autoridad que ha recibido. Lo único que el diablo
quiere hacer con la Iglesia es tirar mordiscones para herir, lastimar y engañar, de tal manera,
que la Iglesia esté perdida en una serie de cosas que no hacen a su verdadero propósito,
perdiendo el tiempo, perdiendo las fuerzas, las energías, en muchos casos hasta perdiendo
las finanzas. ¡Iglesia, el diablo “lo único que quiere hacer” es morder nuestro talón para
que no usemos la autoridad que hemos recibido!

"Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido
perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen".
Hebreos 5:8-9

Hay algo que a la Iglesia de Jesucristo, le tiene que ser revelado: ¡Jesús como hombre,
siendo Dios, tuvo que padecer para aprender! Nosotros lee huimos al padecimiento, lo que no
vemos es que: huir del padecimiento, es huir del aprendizaje, no hay escuela si no hay
padecimiento. Pero hay algo que el Espíritu Santo me hizo ver con claridad: Al principio
dijimos, que Adán y Eva, escucharon una voz diferente a la que tenían que oír, por lo tanto,
desoyeron la voz que sí tenían que oír, ese desoír, es sinónimo de desobediencia. ¡Jesús
como hombre, aprendió por padecer, la obediencia!

Lo que hizo Jesús al padecer, es recuperar lo que Adán y Eva perdieron, por escuchar al
diablo. Jesús se puso en el lugar de la raza humana diciéndole al Padre: “Ellos te han
desobedecido, pero yo sé que me estás haciendo padecer para que aprenda a obedecerte,
por eso, tómame en lugar de ellos y toma mi obediencia, para que a ellos les sea devuelta la
obediencia que necesitan tener a tu voz”. Por esta razón decimos, que la Iglesia esta herida
en el talón y no puede ejercer su autoridad. La Iglesia sigue siendo desobediente a la voz del
Espíritu Santo, ya que, escucha lo que Dios dice, pero hace lo que el diablo le susurra, cada
mordida que logre dar la serpiente en el talón, es el engaño de decir: “Dios dijo esto, no lo
hagan así, hazlo de esta otra manera”.

¡Iglesia! Cada vez que, sabiendo que hemos oído la voz de Dios y la desoímos, no
importa lo que ocurra, le estamos permitiendo a la serpiente, que ya está bajo los pies
de Cristo, que logre escaparse un poquito para mordernos en el talón.

Cuando Dios dice: ¡Obedéceme! Dios está probando tu fe. Él está observando cuál va a ser
tu respuesta; y muchos no obedecen porque piensan que eso les va a costar mucho, ese
costo es el padecimiento ¡Por el cual Jesús aprendió obediencia! ¡Cada vez, que uno de
nosotros, sabiendo que Dios habla y toma esa palabra y se la apropia, empieza un tiempo de
sufrimiento!

Ahora, si pensamos: “Mejor lo dejo y tomo mi camino”, permitimos lo mismo que permitieron
Adán y Eva, escucharon una voz diferente y el diablo lo que está haciendo es hiriéndonos en
el talón y quitando autoridad, y luego nos llama la atención cuando oramos pidiendo a Dios
que restaure nuestras finanzas y no son restauradas, cuando no vemos la sanidad en
nuestras vidas o la de los nuestros, permaneciendo la enfermedad en la casa, cuando
pedimos un trabajo y nos presentamos a muchas entrevistas y nada pasa. Dios pregunta
¿Dónde quedó la palabra que te di? “Por la obediencia a mi Palabra ibas a aprender
obediencia, porque a través de esa palabra estaba mostrando el camino”. ¡No estamos
permitiendo a Dios hacer nada, porque le volvimos a dar la autoridad a aquél que no la tiene!
¡Y cada vez que desobedecemos volvemos a permitir que el diablo nos hiera en el talón!

"Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis
hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo,
tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de
las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no
de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de
justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado
madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento
del bien y del mal." Hebreos 5:11-14

Otra mordida que quiere lanzar el diablo para la Iglesia: ¡Mantener una Iglesia “niña”, una
Iglesia “inexperta”, una Iglesia “inmadura”! Mientras la Iglesia permanezca “niña”, cree
que está jugando con el diablo, pero él jamás se propuso jugar, él se toma las cosas muy en
serio y cuando tiene la oportunidad, lanza esa mordida para herirnos.

Una Iglesia “niña” es una Iglesia que no puede hacer uso del derecho de señorear sobre la
Tierra. Una Iglesia niña jamás puede representar al Señor que la habita. Una Iglesia inmadura
nunca puede llegar a usar sus sentidos espirituales discerniendo entre el bien y el mal. No nos
llama la atención que el árbol del cual Adán y Eva no podían comer era el árbol del
conocimiento del bien y del mal.

El autor a los Hebreos dice para aquellos que son maduros, tengan los sentidos ejercitados
en el discernimiento del bien y del mal. Lo que fue una prohibición para ellos, es un
ejercicio para nosotros, porque por la vida de Cristo podemos distinguir, discernir entre lo
bueno y lo malo. Pero una Iglesia niña cae en el mal porque no está ejercitando sus sentidos
espirituales. Una Iglesia niña se conforma con un vaso de leche.

Una Iglesia madura está preparada para digerir el alimento pesado que Dios le quiere dar.
Soy consciente que le estoy hablando a una Iglesia que ha conocido toda la verdad de Dios, a
una Iglesia que si quiere ser inmadura es porque ha elegido serlo, no porque no conozca, la
Iglesia de Jesucristo que ya ha regresado al gobierno del Señor es una Iglesia destinada a ser
una Iglesia madura, para no permitir al enemigo morderle en el talón y que no pueda usar la
autoridad que tiene.

"Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la


perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas,
de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la
resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo
permite." Hebreos 6:1-3

Es tiempo de que la Iglesia sea perfeccionada, pero perfeccionada como Cristo. Cuando
leemos perfeccionado, alguien puede decir: ¿Pero cómo se puede perfeccionar a Jesús, si Él
no tenía defecto? La palabra perfeccionar, no está referida a una persona defectuosa que
necesita corregirse para vivir o conducirse mejor. Esta perfección indica ser una persona apta,
calificada para recibir lo que Dios le quiere dar.

!Jesús, siendo hombre, tuvo que ser apto y estar calificado para retomar el derecho que la
raza humana había perdido de ser señor sobre la Tierra! Por eso dice: ...dejando ya los
rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección...Cada vez que
nosotros volvemos atrás, diciendo: ¡Me gustaría que me acariciaran! ¡No hay quien me
comprenda! ¡Iglesia cuida tu corazón, tu mente y tus labios, de sentir, de pensar o de
decir cosas, que están completamente fuera del propósito de Dios!

Dios no nos ha hecho nacer de nuevo, ni nos ha hecho parte de la Iglesia, para acariciarnos,
entendernos. Si lo hizo al principio es porque nos estaba restaurando, pero ahora nos lleva a
la perfección, para que seamos una Iglesia apta y calificada para hacer uso del derecho que
nos corresponde de señorear sobre la Tierra y que todas las cosas estén sujetas debajo de
nuestros pies. Por eso es tiempo de que dejemos aquellas cosas de niños y que estemos
dispuestos a la perfección a la cual Dios nos quiere llevar.

"Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don
celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la
buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez
renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios
y exponiéndole a vituperio." Hebreos 6:4-6
La inmadurez nos mantiene en una peligrosa condición y es la de estar preparados para
volver a caer. Por el Espíritu quiero decir: ¡Una Iglesia que sabe toda la verdad de Dios,
cuando se mantiene en la niñez, es una Iglesia que se está quedando en una condición
por la cual puede ser atrapada por el diablo de tal manera, que no avance sino que
retroceda, vuelva a caer!

El autor de los Hebreos está hablando de aquellos que fueron iluminados, de aquellos que
gustaron el poder de Dios, que vieron las obras de Dios, que gustaron del Espíritu Santo,
diciendo, y esto me llama la atención, que la Biblia diga: es imposible, que ese tipo de
personas, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí
mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.

Por el Espíritu te quiero decir: ¡Lo que Jesús hizo, de vencer al diablo en la muerte, nunca
más lo va a volver a hacer, lo hizo una sola vez! ¡Jesucristo, sí tiene debajo de sus pies
al diablo!

Pero quiere, que la Iglesia tenga bajo de sus pies al diablo, ahora, aquellos que recaen,
quieren después volver a arrepentirse como si Cristo tuviera que ser otra vez crucificado. Lo
que la Biblia está diciendo es imposible para aquellos, porque no hay ninguna posibilidad,
porque ya sabían cuál era la verdad. Por eso hoy el Señor me permitió conocer algo: ¡El
derecho de señorear, no se nos otorga por las experiencias vividas, sino por la perfección
alcanzada!
Tú y yo pudimos haber gustado del poder de Dios, del Espíritu Santo, de la unción del Señor,
de una tremenda y poderosa palabra, de la comunión de los santos, de muchas cosas que
Dios pudo hacer a nuestro favor, pero la Biblia nos asegura, que no tenemos derecho a
señorear por haber vivido esas experiencias. Solo tenemos derecho a señorear cuando
somos una Iglesia madura, que ha alcanzado la madurez y que vive en perfección.

" Porque la Tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba
provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que
produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el
ser quemada." Hebreos 6:7-8

Puede haber dos clases de Tierra en la Iglesia. Las dos reciben lluvia y son trabajadas por los
labradores, pero dan diferente fruto, es más, la Biblia no dice en ningún momento que alguna
de las dos sea una Tierra estéril, porque las dos producen, pero una produce hierva
provechosa y la otra produce espinos y abrojos.

Iglesia, ¿qué estás produciendo como Tierra que está siendo labrada por Dios? ¡Porque
la lluvia cae sobre ti, porque estás siendo labrada por los labradores, pero lo que produces
depende de ti! Dice la palabra que: La Tierra que produce hierba provechosa es
bendecida por Dios.
¿De qué manera es bendecida? De la misma manera que Dios bendijo a Adán y Eva cuando
Génesis dice: “...y los bendijo con estas palabras, fructifiquen multiplíquense,
señoreen...”

La Iglesia que es buena Tierra y está dando hierba provechosa, recibe la misma bendición:
¡Dios dice Iglesia, fructifica, multiplícate, señorea sobre la Tierra, muestra mi gloria y
muestra mi autoridad! Pero el fruto no depende de lo que Dios haga, porque Dios hace lo
mismo, el fruto depende de qué clase de Tierra estamos siendo cada uno de nosotros.

"Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que


pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. Porque Dios no es injusto para olvidar
vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo
servido a los santos y sirviéndoles aún. Pero deseamos que cada uno de vosotros
muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, 12a fin de
que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia
heredan las promesas.." Hebreos 69-12

Como el Señor sabe, de qué manera ha dotado a la Iglesia, él espera que cada miembro del
cuerpo, se de a la tarea de estar solícito, dispuesto, empeñado en ser buena Tierra y en dar
buen fruto, que cada miembro del cuerpo haga su parte para que toda la Iglesia vuelva a
recobrar el derecho de ser señor y para que la Iglesia pueda señorear en la Tierra. Habla de
que no os hagáis perezosos y un síntoma de inmadurez espiritual es la vagancia. Un
síntoma de inmadurez espiritual, es aquel que es perezoso y sienta siempre esperando
recibir.

¡Iglesia ya no es tiempo de esperar recibir, es tiempo de empezar a dar! ¡Iglesia, no es tiempo


de venir y sentarte! ¡No es tiempo de venir a contar tus problemas! ¡No es tiempo de decir, es
que tuve muchas dificultades... o si supieran todo lo que viví en este tiempo”! ¡Ya no es ese
tiempo! ¡Es tiempo de apresurarte, de dejar la pereza espiritual!

¡Es tiempo de ponerte sobre tus pies y usar la autoridad que Dios te ha delegado!¡De volver a
recobrar el derecho que Jesús volvió a conquistar por su muerte en la cruz! Por eso dice:
“...no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia
heredan las promesas”. Necesario es: fe y paciencia.

Ahora bien, la paciencia de la que habla aquí, es una paciencia muy particular, ésta es una de
las manifestaciones del fruto del Espíritu que habla en Gálatas. Hay dos clases de paciencias,
ya que, más adelante se vuelve a hablar de la paciencia pero se refiere a otra cosa. Ésta tiene
que ver con fortaleza, firmeza, paciencia en el sufrimiento, describe la capacidad de sufrir la
persecución y el mal trato. O sea, por la fe y la paciencia, implica: “Yo creo que ya he recibido
lo que Jesús hizo por mí, creo que ya recobre el derecho de ser señor, estoy hablando en
nombre de la Iglesia, ya la Iglesia recobró ese derecho”.

Ahora, como Iglesia madura, ejercitamos la paciencia y permitimos que Dios nos pase por ese
tiempo de preparación, ese tiempo de dificultad, ese tiempo donde parece que todo está mal,
ese tiempo donde parece que todas las cosas se nos vienen encima, ese tiempo difícil lo
recibimos con gozo, porque sabemos, que es el tiempo donde Dios nos está preparando para
que, llegue el momento en que podamos, como Iglesia, mostrarnos como señor y gobernar
sobre la Tierra. Y nunca más el diablo podrá hacer ninguna burla, es más nunca el diablo
podrá volver a morder a la Iglesia en el talón de su autoridad.

Nunca más el diablo podrá burlarse de la Iglesia: por la fe y la paciencia se heredan las
promesas. Es la paciencia, que está dispuesta a esperar aún a través del sufrimiento. Ahora
bien, también vemos dos clases de sufrimiento:

* El que es por vivir en desorden y fuera de la voluntad de Dios.


* El sufrimiento venido de Dios.

Hay personas que siguen sufriendo dentro de la Iglesia, por el Espíritu estoy recibiendo esto.
Ustedes buscaron sufrir, ustedes quieren sufrir, una y otra vez han sido desobedientes a la
voz del Espíritu de Dios y con temor delante de Dios quiero decir, hay algunas personas que
están en este momento recibiendo esta palabra y esta palabra está siendo una advertencia
del Espíritu de Dios, si no corrigen su camino, su propia vida está en peligro, en el Nombre de
Jesús lo digo, se lo que estoy diciendo por el Espíritu.

Tu puedes recobrar el tiempo que has perdido, pero depende de ti, escuchar la voz de Dios y
obedecer, dejar de escuchar las voces que te han susurrado hasta ahora que en definitiva es
una sola voz, la voz del diablo que lo único que ha hecho es morderte una y otra vez, en el
talón de la autoridad. No te ha permitido ser señor, no te ha permitido gobernar, no te ha
permitido representar a Cristo en esta Tierra.

¡Iglesia, éste es el tiempo de señorear, es el tiempo de que la Iglesia se levante para


determinar el rumbo de las naciones!

Que las naciones cambien, depende de la Iglesia que recobre su autoridad, si esto no se
traduce en una realidad en la Iglesia que se para sobre sus pies de autoridad y es señor sobre
la Tierra, no se puede realizar nada en las naciones. ¿Cómo los cinco ministerios cambiarán
el rumbo de las naciones y harán que la Iglesia vuelva al gobierno teocrático, si no hay una
Iglesia que por conocer ese gobierno, esté intercediendo por el resto de la Iglesia que todavía
sigue siendo mordida en su talón y está perdiendo cada día más su autoridad?

¡Iglesia, cuando todavía estás pensando en tus problemas, en tus dificultades, en las
situaciones que estás viviendo o tan sólo en tu propio bienestar, no has entendido que no es
tiempo para regocijarte en lo mucho que Dios te ha dado! ¡Alégrate en lo que Dios ha hecho
por ti!
¡Es tiempo de señorear, es tiempo de pararte sobre tus pies y ejercer la autoridad que
tienes! ¡Es tiempo de dejar de dar vueltas como en un desierto sin saber a dónde ir! ¡Es
tiempo de decir, no me importa lo que sufra por obedecer, pero sé que la obediencia me
trae rectitud, se que la obediencia me hace recto delante de Dios, se que la obediencia
me marca el camino, me devuelve la autoridad que he perdido! ¡Iglesia, es tiempo de
señorear sobre la Tierra, es tiempo de que el enemigo sea avergonzado!

No por reprenderlo, no se trata de que reprendamos al diablo, se trata de que usemos los pies
de autoridad y le digamos al diablo. ¡Te quedas donde Cristo ya te puso! ¡Debajo de nuestros
pies! Todas las cosas están sujetas debajo de los pies, por eso pude entender porque el autor
a los Hebreos dice:

“...pero todavía no vemos que todas las cosas le estén sujetas” Y por qué, el Espíritu de
Dios dice en Génesis:“...y tú le herirás en el calcañar”.
¡Iglesia, ya no permitas más que el diablo te hiera en tu autoridad! Si sigues perdiendo tu
autoridad, un día puedes recaer, de tal manera, que ya no puedas volver a retomarla. Si te
mantienes firme en lo que has creído y si tienes como propósito de vida, establecer el Reino
de Dios, si tienes en tu espíritu y corazón, el ser un instrumento para mostrar la autoridad, el
gobierno y el señorío de Cristo, vas a alcanzar a ver, que todas las cosas se sujetan a la
palabra de la Iglesia y empezaras a hablar cosas por el bien de la nación y la nación va a
tener que cambiar. Iglesia, estás frente a un nuevo reto, vas a seguir permitiendo que te
gobiernen personas corruptas, vas a seguir permitiendo que se gasten millones de pesos en
cosas que son para beneficio personal de los gobernantes en vez de bendecir al pueblo.

¡Iglesia, es tiempo de señorear!

Dios no está jugando, es tiempo de que frente a las elecciones, te pares a determinar que
solamente va a gobernar, aquel que va hacer verdadera justicia. Es tiempo de que te pares a
decir “ya basta de las mismas cosas que venimos viendo por años y por años, y como Iglesia
lo aceptamos, porque estás más preocupada en sus situaciones, que en que el Reino de Dios
implantado sobre la Tierra. ¡Iglesia, es tiempo de señorear!

Quiero en primer lugar, pedir a aquellos que saben que lo que hablé por el Espíritu es para
ellos, que están como en una cuerda floja y que saben que, en cualquier momento la cuerda
se rompe y se caen al abismo. Aquellos que han estado jugando con la autoridad de Dios,
porque no se has sujetado a ella pero que de una vez y por todas van a ponerse firmes en
obedecer la voz del Señor para que sus propias vidas no corran riesgos, los que saben que
están en esta situación, necesito que sepan que son parte fundamental del cuerpo de Cristo.

Dios no quiere desecharte, Dios quiere que uses la autoridad que Cristo ha logrado, que
puedas tener hoy ese derecho de ser señor, ese derecho de que todas las cosas se sujeten
debajo de tus pies. Ese derecho de que todas las cosas sean de acuerdo a la voluntad de
Dios y no conforme a los perversos pensamientos del diablo.

Hoy, delante de Dios, díganle a Dios que en el Nombre de Jesús reconocen que su Palabra,
es la que nos ha enfrentado a la verdad que conocíamos, pero que no habíamos vivido,
pidamos perdón, porque sinceramente nos arrepentimos de esta actitud del corazón, por
permitir que el diablo ataque la autoridad que Cristo volvió a conquistar para cada uno de
nosotros, por su muerte en la cruz. ¡Dígale al Señor!

¡Sé que soy miembro del cuerpo de Cristo, sé que soy una pieza fundamental, pero así
como estoy no puedo bendecir a este cuerpo! Me arrepiento, te pido perdón, te ruego
que limpies mi corazón, que borres mis malas decisiones, mis actitudes rebeldes, mi
desobediencia y que restaures mi vida.
Hoy declaro delante de ti, que estoy dispuesto y preparado para obedecerte sin importar
el costo, para obedecer sin importar el precio, para hacer tu voluntad sin condiciones,
para ser parte de este cuerpo y que juntos como un solo cuerpo, mostremos que tú eres
el único Señor y que por nuestra palabra, las circunstancias cambian, se transforman y
están sujetas debajo de nuestros pies. En el Nombre de Jesús, nos volvemos a ti de
todo corazón.

Gracias por permitirnos estar en tu comunión una vez más y poder experimentar el
perdón que viene de ti. Amén.

...Oraciones como ésta no son oraciones que Dios pretende que las hagamos cada semana,
son oraciones para hacer una vez y ya nunca más. Sepa que dentro de cada uno de nosotros
está la poderosa vida de Cristo, para vivir en victoria, para ser obediente a Dios, para estar
dispuesto a hacer la voluntad del Padre y no lo que a cada uno se nos antoje.

Aquellos, que hoy han hecho esta oración, mediten y comiencen a caminar en la perfecta
voluntad de Dios, obedeciendo la Palabra sin condiciones. Pero quiero pedirle a toda la
Iglesia, que en este momento está recibiendo esta palabra, porque sé que no eres cualquier
Iglesia, y no es que esté despreciando a algunos. Es más, anhelamos ver a toda la Iglesia
restaurada, pero sabemos lo que Dios ha depositado en una Iglesia que está bajo gobierno
teocrático.

¡Iglesia, es tiempo de ser Señor en la Tierra! ¡Es tiempo de que todo esté sujeto bajo tu
autoridad Iglesia! ¡Es tiempo de que pisotees al diablo! ¡Es tiempo de que no le
permitas volver a morderte en el talón y avergonzarte! ¡Es tiempo Iglesia que veamos
cómo están las prioridades! Es tiempo que dejemos lo que era de niño para comenzar a
madurar y permitirle al Señor que nos lleve a la perfección.

Juntos vamos a orar para declarar delante del Señor, en un mismo espíritu, en un mismo
corazón, en un mismo sentir y en una misma mente, que la Iglesia lo verá, que cambiará el
rumbo de sus municipios, comunidades y de donde Dios la ha puesto, en definitiva, de la
Ciudad.

Padre, te agradecemos porque sabemos todo lo que Tú has depositado en tu Iglesia,


sabemos que esta verdad de tu Palabra es una verdad que ha transformado nuestra
vida, pero también somos conscientes que nos hemos olvidado de cuánto has
depositado en nosotros y habiéndonos restaurado una y otra vez, hemos permitido que
el diablo nos engañe de la misma manera que engaño a Adán y Eva, que vuelva a
susurrarnos una mentira, y en ese momento nos mordiera en el talón y nos robará la
autoridad que ya nos diste y el derecho a ser señores sobre la Tierra.
Por esto, en el Nombre de Jesús, oro por tu Iglesia y declaro que ella es la Iglesia que
Tú has levantado para señorear en esta Tierra.

Es la Iglesia a la cual le has provisto de todo lo que está en ti, es una Iglesia que está
preparada y que abandona lo que es de la niñez, que deja lo que es de la inmadurez
espiritual, que no se conforma con las imperfecciones, que no quiere caricias, que no
busca ser comprendida o entendida, sino que está detrás de tus propósitos, que está
detrás de tu Reino, que está detrás de tu perfecta voluntad.

Una Iglesia que se levanta para decir: Señor, nuestros pies son tus mismos pies y
debajo de ellos has sujetado todas las cosas y aunque no veamos, por la fe y la
paciencia heredaremos esta promesa y seremos señores sobre la Tierra.

Y todo lo que declaremos en el Nombre de nuestra cabeza será hecho en el cielo y en la


Tierra y cambiaremos el rumbo de nuestro vecindario, de nuestras empresas, de
nuestras ciudades, de la nación...Y por ende permitiremos que el resto de tu cuerpo se
vuelva a ti y recobre la autoridad que ha perdido...

En el Nombre de Jesús, lo declaramos y decimos que tu Iglesia está capacitada,


preparada, entrenada, está siendo conformada a tu misma imagen, para levantarse
como un "varón perfecto", conforme a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

En el Nombre de Jesús lo declaramos en el cielo, lo declaramos en la Tierra y decimos


hecho está Señor, para gloria de tu Nombre y para la manifestación de tu Reino en esta
Tierra. Amén. Declara que ya tienes esa autoridad, que estás preparada para mostrar la
gloria de Dios en este mundo, en el Nombre de Jesús, Amén.
LA MANIFESTACIÓN DE LA MÁS GRANDE CREACIÓN

28 abril de 2006

Definitivamente nos tiene que ser revelado este Espíritu de unidad. Nos tiene que ser
revelado, porque algo tiene que explotar en el ámbito Espiritual a través de nosotros para la
manifestación del Reino. Algo que es más allá de lo que alguna vez pudiéramos haber
pensado o imaginado. Cuando uno puede empezar a ver la dimensión del Reino, cada vez
más, no puede conformarse, no hay forma ni manera de conformarse. Y la Iglesia Apostólica y
Profética corre un riesgo, un serio riesgo, y es el riesgo de entrar en un estado de
conformidad, por pensar que hemos llegado a una dimensión que otros no han llegado. Y
como otros no han llegado, estamos un paso adelante. Pero esa conformidad empieza a
tragarse todo el potencial, la magnitud y la grandeza de la vida de Cristo que cada uno de
nosotros tenemos.

Por eso, este Espíritu de unidad nos tiene que ser revelados, ¿sabe por qué? Porque le quiero
decir esto con todo el amor que usted sabe que le tenemos, la próxima vez que haya una
convocatoria del Ministerio, como ocurrió para el día viernes pasado, la unidad, ¿sabe cómo
se tiene que manifestar? Porque en el lugar donde está la convocatoria hay un solo hombre
reunido en el Espíritu y poder de Dios.

El viernes pasado, esto tendría que haber explotado, como no logró explotar, ¿sabe por qué?
Porque no se nos ha revelado este Espíritu de la unidad. No hemos entendido que Dios nos
ha reunido bajo un mismo gobierno. Cuando dice, un Señor, y como Daniel expresaba, eso
implica el gobierno sobre nosotros, y cuando dice, un Dios, está implicando que bajo ese
gobierno tenemos protección y cobertura, y que hay una misma mente, un mismo objetivo,
hay una misma meta a la cual debemos alcanzar.

No es una tarea de unos pocos. La próxima vez, usted tiene que saber que el Ministerio no
está organizando un evento, no es la presentación de un libro, mucho menos es demostrar
que podemos presentar una obra de teatro... Es decir, cada uno en su lugar, en su función, en
su unción y en su gracia por la unidad del Espíritu producimos un ataque directo a la potestad
de las tinieblas; de tal manera que arrebatamos de las manos del enemigo a todos aquellos
que están cautivos, con el poder del mensaje del evangelio de Cristo que nos ha
transformado. La unidad del Espíritu nos tiene que ser revelada, porque no basta con que
tengan un ministerio de cobertura en común. Eso no nos hace uno, por ahí no viene la unidad.
La unidad es del Espíritu, la unidad no es de un ministerio, de un mismo ministerio que nos
cubre.

Y cuando nosotros permitimos esta conformidad, ¿saben qué? Caemos en la mediocridad. Y


lo que yo quiero compartir en este rato, es algo que está en mi espíritu, en mi corazón hace
varios días atrás. Y que compartí con mi esposa al ver la expectativa que en nosotros y en el
Ministerio se generaba por ésta, para nosotros, esta visita a México, y para el Ministerio esto
que íbamos a desarrollar. Yo empecé a percibir en mi espíritu que había un sentido de
conformidad y de mediocridad que estaba capturando a la Iglesia, de tal manera que no
podíamos desarrollar todo lo que Dios puede hacer a través de nosotros; porque no hemos
alcanzado la dimensión de lo que significa ser el Cuerpo de Cristo.

Si esa dimensión, no sólo la creyéramos sino la viviéramos, yo le puedo asegurar que


veríamos cosas asombrosas como Iglesia a cada paso, porque somos Cristo mismo en la
tierra. Por un momento usted piense y haga esta comparación, Jesús hombre, en la tierra hizo
grandes maravillas y milagros, ¿sí o no? Vino a mostrar el Reino y a manifestarlo en plenitud,
¿sí o no? Pero imagínese usted ahora; Cristo el que murió, resucitó y ascendió y ahora esta
sentado en los lugares celestiales por encima de todas las cosas. Imagínese un momento a
ese Cristo, mucho mayor que el Jesús hombre, de nuevo en la tierra. ¿Qué ocurriría en este
mundo? Sería impresionante, los evangelios quedarían chiquitos, comparado a lo que Cristo,
el glorificado y ascendido, haría sobre esta Tierra. ¿Sabe lo que no hemos dimensionado?
Que Cristo ya está en la tierra a través de su Iglesia. Y no lo hemos dimensionado, por eso
nos conformamos.

Así está bien, claro, como dimos uno o dos pasos más que otros, así está bien. Y en todas las
áreas de nuestra vida permitimos que algo, que es el espíritu del mundo y esa misma
mentalidad del mundo, nos opaque y nos envuelva; de tal manera que no podemos entender
que hay algo sobrenatural en nosotros, que si lo desatamos y permitimos que fluya, Cristo
haría lo que el mundo nunca ha visto, a través de nosotros.

Por eso yo quiero mostrarle algunos pasajes. Y como siempre, usted sabe que cada vez que
compartimos algo pedimos al Espíritu de Dios que nos de la gracia de impartir lo que estamos
compartiendo, porque nunca compartimos una palabra o un mensaje impartimos algo que
esta en nuestro Espíritu para que sea real en su Espíritu. Efesios 2 y el versículo 10. Dice la
Palabra de esta manera:

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Efesios 2:10

Lo primero que necesitamos entender ¿Sabe qué es? Que somos una hechura especial de
Dios. Yo sé que, seguramente, algunos de ustedes saben lo que significa la palabra hechura,
posiblemente otros no. Pero yo quiero decirle lo que esta palabra hechura significa; la palabra
original es la palabra "poiema". De donde se deriva la palabra poema, de nuestro español y de
nuestro castellano. Y esta palabra implica un producto manufacturado, un diseño producido
por un artesano ¿Sabe qué significa ser hechura de Dios? Que somos, escúcheme muy bien,
la obra maestra de Dios.

Cuando yo meditaba en esto, el Espíritu Santo me hizo comprender una verdad que por lo
menos yo, no había comprendido en esta dimensión antes. Nosotros muchas veces hacemos
referencia a todo lo creado por Dios desde el principio, la grandeza que todo lo creado por
Dios tiene. Y además vemos la grandeza de la creación de hombre y mujer como inicio de la
raza humana, pero lo que Dios me mostró es que él cuando creó esas cosas, todavía no
había creado lo mejor. Que él tenía una mejor y mayor creación ¿Y sabe cuál es esa mayor y
mejor creación de Dios? Sus hijos.

Usted vio que a todo artista se lo reconoce por toda su obra, pero a la mayoría de los artistas se
lo reconoce por alguna obra en particular. Y se dice de un pintor tal obra, es la culminación de
su arte, es el pico más alto de su destreza para manifestar su talento, ¿sí o no? Si pudiéramos
decir esto de Dios, ¿sabe que podríamos decir? Los hijos de Dios, somos la más grande y
sublime creación suya por encima de lo creado en el principio y por encima de lo creado en
Adán y Eva como inicio de la raza humana.

Cuando Dios creó a la raza humana, Él estaba por dentro diciendo, todavía no creé lo mejor,
porque lo mejor lo tengo guardado, está adentro mío y a través de Cristo, un día crearé lo más
grande que exista sobre la tierra, mis hijos. No hay mayor, ni mejor creación de Dios que tú y
yo.

¿Y sabe lo sorprendente de esta creación? Que dice, somos hechuras suyas. ¿Y qué más
dice el versículo después? Creación ¿Sabe que significa? Que esta hechura de Dios tiene
una base y un fundamento, Cristo Jesús. Somos la más grande creación, porque Dios antes,
antes no podía crearnos porque necesitaba la obra completa de Cristo para manifestar su más
grande creación. Sin la obra de Cristo, el gran artista no podía dar todo lo que estaba en Él.
Creados en Cristo Jesús.

Por eso mi hermano sino nos es rebelado todo lo que tenemos en Cristo, seguiremos viviendo
a la altura de lo que nosotros podemos lograr en Cristo. Y no es lo que yo puedo lograr, es lo
que ya tengo en Cristo. Porque ningún cuadro de un gran pintor se esfuerza por mostrar la
habilidad y el talento de su creador. Donde ese cuadro es colgado manifiesta que el artista
tiene talento. Ningún cuadro dice, yo me voy a esforzar para que los colores se vean más
brillantes, yo me voy a esforzar para que la cascada que pintó del lado derecho se vea como
que salpica agua, para que cuando se acercan sientan la brisa de la cascada; no, no. Uno se
para y dice, pero parece que esa cascada está en movimiento, parece que el agua está
cayendo de la manera que lo pintó. Nunca vi pintar algo de esa manera.
La obra manifiesta la grandeza de su creador. Mi hermano, la Iglesia ha sido puesta en la
tierra para manifestar la grandeza del más grande artista en el universo entero. Que la gente
se detenga y se pare para decir, nunca he visto un ser humano como éste. Y no porque tú ese
día fuiste mejor vestido o el perfume te quedo mejor que el día anterior, es porque hay algo
sublime dentro tuyo que se manifiesta por la vida de Cristo.

Pero, ¿sabe qué dice después? ¿Qué más dice? Creados en Cristo Jesús, para buenas
obras. ¿Sabe qué ocurre? Todo lo que Dios crea, lo crea si tiene propósito. Si no hay
propósito, no existe creación. Nada pudiera ser creado sino tiene un propósito. Una persona
que inventa algo, lo inventa con un propósito. Posiblemente para otro el propósito no sea tan
importante, pero para el creador es importante. Creó una máquina para pelar el limón solito y
para él es lo más grandioso, lo creó con ese fin.

Dios a ti y a mí, como sus hijos con la misma naturaleza de Cristo, nos creó con un fin; dice la
Escritura, para buenas obras. Esas buenas obras manifiestan el propósito de Dios en nuestras
vidas. Ahora cuando yo fui a buscar lo que significaba estas buenas obras y me metí un
poquito más en este significado, ¿sabe qué significa buenas? Que si bien se manifiestan en
su carácter o constitución como buenas, son beneficiosas en sus efectos. Claro, cuando vi,
porque yo dije, a ver, a ver Señor, ¿qué significa buenas obras? Que le abrís la puerta a una
mujer embarazada para que pasara antes que yo ¿Qué es buenas obras? Le dejé el asiento
de la combi a una persona ¿Qué son buenas obras?

Las buenas obras, de las que Dios habla, primer punto, usted recuerde esto esas buenas
obras marcan el propósito de nuestras vidas, porque la buenas obras marcan propósito, o sea
que esas buenas obras son la manifestación de lo que Dios diseño para que camináramos en
eso, primer punto. Y esas buenas obras manifiestan que en su esencia, en su carácter son
buenas, pero porque el resultado es algo beneficioso para otros.

O sea, que no son buenas obras para quedar bien, es que esas buenas obras impactan la
vida de otras personas y sellan esa vida para manifestar que quien hizo esa buena obra tiene
una esencia diferente para manifestar la grandeza de la creación. Por eso, fíjese que dice,
buenas obras las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas; por eso
ni siquiera se trata de rompernos la cabeza y decir, y la voluntad de Dios... y ahora qué hago...
y como lo hago...

Mi hermano, cuando vivimos como hechura de Dios, ¿sabe lo que ocurre? Esto, yo estoy
convencido hace mucho tiempo, cuando Dios me lo mostró y lo empecé a vivir, ¿sabe qué
ocurre? Todas nuestras acciones están dentro del plan de Dios, porque hay un Espíritu que
nos habita y nos gobierna y nos conduce por el propósito que Dios preparó de antemano.
Toda obra y acción que tú y yo hacemos como es hechura de Dios, son estas buenas obras,
son el propósito de Dios. ¿Pero sabe por qué nos preocupamos tanto de si es o no es la
voluntad de Dios? ¿Sabe por qué nos preocupamos? Porque no vivimos manifestando la
hechura de Dios que somos. No vivimos por la naturaleza de Cristo, por eso nos
preocupamos. Pero Dios preparó estas buenas obras para que manifestáramos propósito
sobre la tierra. Ahora fíjese en Tito 2:14, la carta de Pablo a Tito; el capítulo 2 y el versículo 14
dice:

“Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar
para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Tito 2:14

Cuando acá dice que Cristo se dio a si mismo para redimirnos de toda iniquidad y purificar
para sí un pueblo propio, Dios está hablando de esa unidad de la cual habló Daniel antes.
¿Por qué? Le explico por qué, porque los hijos de Dios individualmente no podríamos lograr
manifestar estas buenas obras. Si estuviéramos fuera del Cuerpo, como hijos tendríamos la
vida de Cristo en nosotros pero no podemos manifestar la misma magnitud de esa vida
porque estamos fuera de la unidad del Cuerpo. Por eso dice, purificar para sí un pueblo
propio, un pueblo propio. Y cuando Dios ve a un pueblo, entonces dice, celoso de buenas
obras.

Y acá es donde Dios me empezó a mostrar la mediocridad... ¿Sabe por qué? Porque tuve que
reconocer delante de Dios que todavía no somos un pueblo celoso de buenas obras ¿Sabe de
dónde viene esta palabra, celoso? No sé si alguien se lo imagine, viene de la palabra celote.
¿Usted se acuerda un Simón apóstol de Jesús? Simón, ¿qué? El celote ¿Sabe qué eran los
celotes? La rama más estricta de los fariseos. Celote, espere que se lo digo porque no me lo
acuerdo de memoria, celote quiere decir un partidario incondicional.

Claro ahora entiendo, Jesús es sabio y el Padre también es sabio. Cuando llamó a Simón dijo,
acá tengo a un incondicional, porque éste como fariseo, con los dientes le arrancaba los pelos
a quien sea. Ahora de mi lado, éste se lleva el mundo por delante. ¿Sabe qué está diciendo
Dios? Un pueblo celote, un pueblo partidario incondicional de mi Reino. Celoso de buenas
obras, que no quiere manifestar otra cosa que las buenas obras; para las cuales Dios lo
preparó y que Dios lo levantó para que las mostrara sobre la Tierra.

Claro pero hay estamos nosotros diciendo, Señor es que no puedo, es que no tengo la
capacidad, es que no tengo fuerzas, es que el problema, la situación... Y Dios dice, cuantos
siglos más tendrán que pasar para tener un pueblo celoso de buenas obras, cuánto tiempo
más tendrá que pasar... Tú sigues preocupado por tus situaciones en vez de ser celosos de
buenas obras como mi pueblo. Y te darías cuenta que lo que es una situación para ti, Dios
dice, para mí es una resolución a tu favor. Tú tienes una situación y para mí ya está resuelta,
resuelta.
Mire esto, yo le puedo poner la firma, usted más se preocupa en la situación menos resolución
tendrá de ella, se lo firmo si quiere. Preocúpese más, y menos solucionará esa situación.
Usted verá que se enreda más en el problema y en la situación ¿Por qué? Porque no fuimos
llamados por Dios ni como creación suya para solucionar situaciones, ni preocuparnos por
ellas; fuimos puestos en la Tierra para manifestar buenas obras. Son dos polos
completamente opuestos, celoso de buenas obras.

Hebreos 9:14. Yo quiero mostrarle que Dios hizo algo más a nuestro favor, porque Dios
realmente, Dios es tan sobreabundante que es algo impresiónate lo que Él ha hecho. Dice
Hebreos 9: 14 de esta manera:

“¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí


mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de que de obras muertas para
que sirváis al Dios vivo?” Hebreos 9:14

Mi hermano, cuando Jesús derramaba su sangre, ¿sabe una cosa? Que estaba haciendo y
que pocas veces notamos y no recordamos que lo hizo, ¿sabe qué es? Que limpió nuestras
conciencias, nuestro sentido del bien y del mal. ¿Sabe de qué? De obras que producen
muerte. Por eso dice, hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Cuando nacíamos en delitos y pecados con naturaleza pecaminosa, Dios ya estaba diciendo
aunque la naturaleza pecaminosa está allí y aunque caminará algunos años en obras que
producen muerte; cuando reconozca el señorío de mi Hijo Jesucristo, Yo le mostraré que
desde antes yo le di propósito, lo salvé y lo voy a restaurar de tal manera que nunca más hará
obras de muerte. Nunca más, porque fuimos limpiados de obras muertas y si fuimos limpiados
de obras muertas ni tu ni yo las podemos producir jamás.

Por eso me enoja la mediocridad. ¿Sabe por qué? Porque cuando usted dice bueno, como
muchas veces el apóstol dijo, esta camisa si la pongo a trasluz se ve todo, parece piel de
cebolla pero aguanta uno seis meses más; eso es una obra muerta porque eso no manifiesta
la grandeza de la hechura de Dios. Y te estoy diciendo nada más algo demasiado sencillo.
Pero sabes lo que me preocupa que en lo personal, en lo familiar, en lo comercial, en lo
laboral, en lo espiritual, en lo ministerial, pastores, permitimos la mediocridad...

Generación en Conquista, iglesia local, pongo un ejemplo, no quiere decir que esto sea así,
estas flores no están tan feas todavía aguantan, están lindas, unos cinco años más. Pero hay
alguien dentro del Cuerpo que está diciendo, yo quiero donar unos floreros mejores y unas
flores mejores, y algo que sea mejor para Dios; porque yo lo quiero manifestar por lo que Dios
puso en mí, no lo haces, eso es una obra muerta. Nos conformamos con el florero, está lindo,
se ve bien. Y ahora le agregaron una cintita que antes no la tenia... ¿Sí o no? Si no, hace
tiempo que no estoy pero me doy cuenta que tiene una cintita que antes no tenía.

Pero la hechura de Dios está para manifestar lo excelente que viene de Él. Déjeme decirle, lo
que usted vio el viernes aquí, ¿sabe por qué es? Porque los integrantes de este Ministerio
nunca nos conformamos. Esta misma obra, los pastores que están aquí la vieron en Acapulco,
ahora, ¿Cuándo la vieron el viernes, pastores, la vieron cambiada? Por favor le pido esto, no
lo digo para que usted no se enaltezca, solamente nos estamos poniendo de ejemplo; porque
terminó Acapulco y fue glorioso pero dijimos hay más, eso se puede hacer mejor.

Ahora mismo, hoy al mediodía hablé con una de las personas que nos ayudó con el video y le
dijimos, Marcos te lo digo desde acá, hay que volver a filmar a Marcos. Porque hay que
mejorarlo, lo que se ve en la pantalla central no nos gusta, puede salir mejor, puede salir
mejor y lo vamos a mejorar.

¿Sabe qué significa? Que cuando usted y yo decimos, bueno así está bien, si se ve bonito, si
está todo bien, si ya lo probamos una vez y funcionó... Esa mediocridad opaca la grandeza de
la hechura de Dios. La va matando poco a poco en nosotros a tal punto y a tal grado que no
se ve el Reino de Dios. Lo último que quiero compartir, bueno lo anteúltimo, pero es lo último
casi... Efesios 4 versículo 22 dice:

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos”. Efesios 4.22

Antes de seguir leyendo quiero decirles esto, hay una acción concreta por parte de la hechura
de Dios que no la va a hacer Dios, le corresponde a sus hijos, despojarse del viejo hombre.
¿Sabe por qué permitimos la mediocridad? Porque el viejo hombre todavía no ha sido
despojado, no le hemos dicho ésta ya no es tu casa, acá está la puerta, por favor te vas,
ahora te vas, no tienes lugar en esta casa...

Seguimos dejando al viejo hombre viviendo con nosotros, y el viejo hombre lo único que
produce es lo que dice aquí la Escritura, dice que el viejo hombre está viciado conforme a los
deseos engañosos.

Escúchame muy bien, cuando producimos una obra por la influencia del viejo hombre aunque
la intención sea buena, el viejo hombre nos engaña, porque está viciado con un deseo
perverso, parece bueno en la intención pero es perverso y nos destruye. Por eso cuando tú
quieres avanzar pero por tus esfuerzos y tus logros lo único que te ves es enredado mas en
esa situación, porque no se trata del esfuerzo se trata de la decisión.
Viejo hombre adiós, viejo hombre ya no tienes lugar, viejo hombre ya no vives en mí, viejo
hombre ésta no es tu habitación... Uno solo me habita y es el Cristo glorificado. Ése no está
viciado con deseos engañosos, ése tiene un potencial de bendición, de reproducción, de
grandeza y de magnitud que no hemos descubierto por el mentiroso del viejo hombre que
hemos dejado viviendo, aunque duerma en la sala de casa. Le dijimos no hay lugar en la
cama pero acuéstate en el sillón. Pero después dice:

“Y renovaos en el espíritu de vuestra mente”. Efesios 4:23

La palabra espíritu es una palabra, que en el original, es la palabra pneuma. Muchos de


ustedes la conocen, esa palabra, el inicio, en principio identifica a el viento. Pneuma se usa
para el viento, por eso se usa también para espíritu. ¿Por qué? Porque el espíritu, al igual que
el viento, es inmaterial, es invisible, no se puede tocar, no se puede palpar. Igual que el
viento, tú lo sientes pero no lo puedes agarrar, al espíritu tampoco.

¿Pero sabe lo que me llamó la atención la palabra espíritu, acá? Que esta palabra espíritu
tiene que ver con propósito y objetivo. Entonces si tu traduces ese versículo dice, renovaos en
el propósito y objetivo de vuestra mente.

Claro, cuando permitimos al viejo hombre, nuestra mente tiene un objetivo engañoso y
perverso. Pero cuando permitimos la vida de Cristo en nosotros manifestarse, tenemos que
nosotros, al despojar al viejo hombre permitir que el objetivo sea cambiado. Yo voy a mi
trabajo porque ahí manifiesto la gloria de Dios y ahí Dios me puso para buenas obras. El
Reino de Dios es manifestado a través mío en ese lugar.

Yo estoy en un colegio, en una universidad por la misma razón. Pero cuando no renovamos el
propósito y objetivo de la mente, jóvenes, si ustedes van a la universidad porque quieren ser
profesionales y tener un titulo, error. El titulo es resultado de hijos de Dios que saben que
tienen un objetivo. El objetivo es manifestar el Reino en esa universidad, para que después
con el titulo ustedes puedan decir, ahora yo en una empresa, en una institución de gobierno,
en donde Dios me pone, yo ahora voy a manifestar el Reino. El titulo es la excusa, el trámite
intermedio para la manifestación del Reino a través de tu vida.

Pero tenemos objetivos de mente equivocados. Venimos a Cristo porque queremos tener una
buena familia. Y yo estaba a punto de divorciarme, ahora somos un matrimonio feliz; objetivo de
mente equivocado. No, antes estabas por ser destruido; ahora tú construyes en otros, lo que
Dios primero construyó en ti. Objetivos equivocados tenemos, muy cristianos, pero
equivocados. Antes tratábamos a las patadas a nuestros hijos, ahora somos buenos padres,
objetivo equivocado; porque Dios te dio hijos para preparar hombres y mujeres de Reino que
se lleven el mundo por delante cuando sean adolescentes y jóvenes. Ser buenos padres,
objetivo de mente equivocado. Renovaos en el espíritu de vuestra mente...

Pastores, estoy bajo cobertura apostólica y profética para poder decir, mi iglesia esta bajo el
gobierno de Dios; objetivo equivocado. Pastores, ¿me están escuchando no? porque son
poquitos y les hablo a ustedes; objetivo equivocado... Están bajo cobertura apostólica y
profética para levantar una iglesia de vencedores, que puedan conquistar el lugar donde Dios
los puso. No permitan que haya des-unidad en el Cuerpo, velen por las personas que Dios
puso a su cuidado pero que la unidad de espíritu empiece en ustedes pastores, porque nunca
podrán pedir al Cuerpo lo que primero ustedes no estén viviendo.

Sé que hay cosas, proféticamente quiero hablar, sé que hay cosas que ustedes piden a Dios
en oración pero no la ven cumplidas porque Dios está diciendo, primero lo quiero ver en ti. Tú
lo sabes acá, pero no lo estás viviendo. Lo quiero ver en ti, cuando lo vea en ti lo vas a ver
como reflejo en la congregación que te encargué para pastorear, en el nombre de Jesús...Y
recordé, cuando comenzó Daniel a predicar, recordé algo que enseño Jesús. Y Jesús cuando
habló de ser la luz del mundo, al inicio de lo que se conoce como el sermón de la montaña,
dijo al final de esa partecita de que: somos la luz del mundo.

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras
y glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos”

¿Sabe cómo se manifiesta el Reino? Cuando vivimos en el propósito de las buenas obras,
que Dios preparó de antemano, y los demás tienen que caer rendidos ante Dios y decir, Dios
te glorifico porque reconozco que tú existes y eres verdadero.

Para terminar, quiero decirle que el día de ayer tuvimos un día precioso en la Expocristiana.
Pero fue un día excelente. ¿Sabe por qué? Porque los que vinieron de Generación en
Conquista, iglesia local, se encontraron con el verdadero mundo cristiano. Sí, sí es el
verdadero hasta ahora, es el que se ve, es el que se vive, es la mentirosa realidad que el
diablo impuso sobre la Iglesia. Desorden, falta de gobierno, impuntualidad, idolatría, mercado,
falta de autoridad...

Mire, no necesito decirlo yo, ¿se da cuenta? Le sirvió a los que fueron tan solo una probadita.
Claro pero nosotros nos llenamos la boca de decir, somos una Iglesia apostólica y profética.
Pero mi hermano, tú no sabes que hay una gran porción de la Iglesia que se está muriendo y
la están ahogando cada vez más. El diablo le tiene la cabeza abajo del agua y la Iglesia está
sacando burbujitas y va a llegar un momento que ya no saca más burbujitas, si seguimos así.

Esta parte del Cuerpo tiene que ir al Diablo, pegarle una patada y rescatar de abajo del agua,
a esa Iglesia que se está muriendo. Es tiempo, es tiempo... Si sólo somos una Iglesia
apostólica y profética, otra vez le digo, objetivo de mente equivocado. Está equivocado,
porque hasta que no veamos una sola Iglesia alrededor del mundo no vamos a descansar,
porque no nos conformamos con la mediocridad.

Este Ministerio no se conforma con tener una iglesia bajo cobertura, ni tampoco quiere mil
iglesias bajo cobertura; no estamos hablando de eso. Queremos ver a la Iglesia de Jesucristo
bajo el gobierno de Dios, conquistando las naciones. Eso es el objetivo, ésas son para
nosotros como Ministerio, las buenas obras que Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas. No vamos a descansar, no nos vamos a detener.

Yo quiero orar, pero quiero que tú puedas decirle al Señor: Señor, esta faceta de mi vida, esta
otra, esta área, este pensamiento, esta actitud, han sido mediocres en mí, mediocres. Tuve un
objetivo de mente equivocado, me equivoqué. Me preparaste buenas obras y estoy viviendo
en la misma obra infructuosa del viejo hombre. Obras que producen muerte... Quiero que esté
de pie, y que conmigo en una acción profética y en oración le des una patada al viejo hombre,
y a esos objetivos y metas equivocadas de mente.

Renovaos en el Espíritu, en el objetivo, en el propósito de la mente. Porque la mente de Cristo


que nos habita tiene un solo objetivo, la gloria y el Reino de Dios manifestado en la Tierra; ése
es, no es otro. Así que vamos a orar y todo lo que tengas que desalojar y darle una patada, en
el nombre de Jesús, es tiempo ahora de hacer, es tiempo de ser violentos. Iglesia, violentos
porque el Reino de los cielos es de los valientes y los violentos lo arrebatan. La mediocridad si
tú no le das una patada te va a dar una patada a ti. Vamos a orar en el nombre de Jesús.

Padre, te bendecimos y te honramos en esta tarde, porque estamos convencidos que


Tú estás perfeccionando a los santos para la obra del ministerio. Pero esto no son
palabras, ni es un versículo de la Escritura. Yo declaro que es una realidad espiritual de
tu Iglesia para que hayan santos y santas caminando sobre la Tierra y andando en las
buenas obras que Tú preparaste de antemano para que camináramos en ellas.

Por eso ahora como acción profética, en el nombre de Jesús, como Iglesia verdadera
tuya le damos una patada al viejo hombre y a los objetivos equivocados de nuestra
mente. Dejamos de perder el tiempo en tonterías que nos envuelven, dejamos de darle
lugar a la mediocridad que no nos permite avanzar. Ya no permitiremos cosas
equivocadas en la casa, en la familia. No permitiremos cosas equivocadas en el trabajo,
no permitiremos cosas equivocadas en el estudio, no permitiremos cosas equivocadas
en nuestra vida espiritual, ni en el ministerio; en el nombre de Jesús.

Ahora implantamos en nosotros la grandeza de la hechura que somos, somos tu más


grande creación Señor. No ha habido creación mayor que nosotros, como tus hijos. En
el nombre de Jesús yo declaro, como esa gloriosa creación que somos, que las buenas
obras se empezarán a revelar delante de nuestros ojos y comenzaremos a andar por
ellas y tendremos un propósito y un objetivo de vida correcto, para que los hombres
que nos rodean al ver nuestras buenas obras glorifiquen al Dios y Padre y reconozcan
que el existe y es verdadero y se rindan de todo corazón.

En el nombre de Jesús lo declaramos, Señor lo declaramos porque es la verdad de tu


Palabra y lo implantamos por tu Espíritu en ésta, tu Iglesia, para la manifestación
verdadera de tu Reino en todo lugar; en el Nombre de Jesús Amén, Amén, y Amén
Señor. Amén.
LA UNIDAD QUE CRISTO PRODUCE

28 mayo de 2006

El propósito de Dios es levantar una Iglesia que viva en un mismo pensar, en un mismo sentir,
en una misma intención de corazón, con una misma mente. Eso lo podríamos resumir como
unidad espiritual, aquella unidad espiritual de la cual el Señor nos habla en la Palabra, aquella
unidad del Espíritu que el Señor nos pide guardar. Esta unidad es lo que siempre el Espíritu
Santo quiere producir y levantar, una Iglesia con esta característica. ¿Por qué? Porque esta
característica es la que lleva a la Iglesia a ser lo que tiene que ser en el mundo y a manifestar
el Reino de los cielos y a manifestar a Cristo.

Sin esta característica, entienda muy bien esto, sin esta característica la Iglesia puede hacer
muchas cosas pero nunca estará manifestando a plenitud el Reino de los cielos, porque esta
característica no fue una ocurrencia de nadie, el mismo Jesús la anticipó en su oración al
Padre que usted tiene en Juan capítulo 17. El mismo Jesús anticipó esto por el Espíritu en su
oración diciendo: "Padre, que sean uno como tú y yo somos uno…" ¿para qué? "... Para que
el mundo crea".

Sin esta unidad espiritual no puede haber una revolución mundial, ¿estoy siendo claro? Esto
implica que, tomar la unidad espiritual sólo como tener, y escúcheme muy bien porque yo
quiero decirle cosas importantes hoy, tener la misma doctrina apostólica y profética, conocerla
bien todos, manejarla habitualmente, hablarla y expresarla, eso no indica que hay unidad
espiritual, ¿estoy siendo claro? La unidad espiritual es mucho más que saber, conocer y
experimentar la doctrina apostólica y profética, que además es parte de la esencia de la
Iglesia.

Hoy tomamos la doctrina apostólica y profética y nos maravilla verla cuando en realidad eso
es lo natural que tiene que ocurrir en la Iglesia porque es parte de su esencia. A Jeshua, que
acaba de pasar aquí, no le están dando un curso para aprender a tomar del pecho de su
madre, es parte de la esencia de Jeshua prenderse a ese pecho y no soltarlo hasta que quede
satisfecho.

Quiere decir que si usted y yo nos sorprendemos porque la doctrina apostólica y profética
cada vez la conocemos mejor y la manejamos mejor y eso es para nosotros lo máximo a lo
cual hemos llegado, estamos por un camino equivocado, porque eso es parte de nuestra
esencia, eso es algo natural. Ya nosotros, como Iglesia del Señor que hemos tenido esta
revelación, no podemos vivir fuera de eso, porque entonces vivir fuera de esa doctrina sería
vivir una vida anormal, ¿estoy siendo claro? Por eso, imagínese usted cuando realmente
como miembros del Cuerpo tenemos problemas para recibir parte de esta doctrina o cuando
hay cosas que generan conflicto en nuestro interior o cuando rechazamos verdades de la
Palabra que debieran ser naturales para la Iglesia, tenemos un serio problema porque
estamos rechazando lo que es parte de nuestra esencia.

Es tanto como decirle al Señor… le voy a poner un ejemplo, usted me va a entender mejor, es
como el varón que dice, yo he optado y he elegido ser homosexual porque esa es mi
inclinación. Ese varón fue creado para ser varón pero le está diciendo a Dios yo me
desarraigo de mi esencia, niego tu creación para tomar el camino que a mí me parece que
debo tomar.

Hablar de tener un conflicto con la doctrina apostólica y profética y que no sea parte de
nuestra vida como Iglesia de Jesucristo es tener un problema serio, porque estamos
queriendo desarraigar la esencia que Dios nos ha puesto. Ahora, para llegar a esta unidad
espiritual, obviamente el Señor necesita ver que su Iglesia pase por un proceso, entendiendo
que esta unidad espiritual tiene que ser conseguida pero cuando hay un objetivo correcto. Y
yo me sorprendí al ver en Filipenses 3 un pasaje que conocemos y que hoy vamos a analizar
juntos. La meta que Dios quiere, no sólo para sus hijos, porque si yo digo para sus hijos me
estaría equivocando, para una Iglesia apostólica y profética porque quien está hablando es
Pablo y todo el tiempo lo hace de manera personal, pero de manera personal ¿sabe para
qué? Para ponerse de ejemplo y desatar algo en la Iglesia.

Entonces yo quiero que usted me acompañe a Filipenses 3 y que juntos comencemos a ver lo
que la Palabra tiene para decirnos por el Espíritu Santo en este día. Filipenses 3 desde el
versículo 1, vamos a leer, obviamente yo me voy a ir deteniendo en algunos versículos,
vamos a ir analizando algunas cosas y luego continuar. Filipenses 3 desde el versículo 1 dice
así:

“Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las


mismas cosas, y para vosotros es seguro. Guardaos de los perros, guardaos de los
malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos la
circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no
teniendo confianza en la carne.” Filipenses 3:1-3

Nos detenemos por un momento allí, lo primero que quiero mostrarle es que una Iglesia
apostólica y profética, es una Iglesia que no tiene problemas de recibir siempre las mismas
enseñanzas, las mismas instrucciones, las mismas directivas, tantas veces como sea
necesario, ¿me está escuchando? Porque a veces, ya sea por parte de las autoridades, de los
pastores que dicen, ya se lo dije veinte veces, veintiuna ¿para qué? O ya sea que el que está
del otro lado diga, ya el pastor me lo dijo cuarenta veces, ¿cuándo me va a dejar de decir lo
mismo? Y la Palabra dice: "A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para
vosotros es seguro."

Esto indica, que si usted y yo estamos recibiendo las mismas direcciones, directivas de parte
del Espíritu, las mismas enseñanzas y el Espíritu Santo nos la repite una y otra vez, es porque
quiere que haya una base firme en nuestra vida, eso trae seguridad, eso hace que estemos
parados en la verdad y eso hace que estemos caminando en la perfecta voluntad de Dios.

Por eso, los padres cuando tienen a sus hijos pequeños en formación siempre le dicen las
mismas cosas y parece que uno… yo por lo menos a veces le digo a Letty, no sé cuándo será
el día milagroso de que nos sentemos a la mesa a comer y no le tenga que decir a alguno de
mis hijos o que cierre la boca cuando come, o que no se apoye la cabeza así, o que no se
estire así en el asiento... O sea, las mismas reglas de urbanidad se las repetimos todos los
días. ¡Algún día llegará que lo hagan solos! Espero que sea antes de los cuarenta años de
ellos, porque sino va a ser un rotundo fracaso de nuestra parte.

Pero ¿sabe qué? Esto, esta repetición constante trae seguridad a nuestra vida porque
nosotros a veces pensamos que sabemos algo y nos vamos con la finta (en México quiere
decir “amague o engaño”) y qué bueno que puedo usar esta palabra porque en otro país no
me entenderían, nos vamos con la finta de que lo conocemos, yo esto me lo sé.

Pero tenemos un serio problema con que esto me lo sé... y déjeme decirle que además usted
siempre nos ha escuchado decir esto, y esto que yo estoy predicando lo digo primeramente
por mí y gracias a Dios que habemos cuatro del equipo ministerial, porque esto primeramente
es una regla para nosotros, nosotros somos los primeros que nunca decimos, esto me lo sé y
esto aquí se acabó. ¿Por qué? Porque si un día esto nos pasara, usted despídase. ¿Sabe por
qué? Porque el rumbo si estaba bien marcado ahora se empieza a desviar, porque nosotros
como autoridad empezamos a hacer que la brújula se dispare hacia otro lado.

Esto significa mi hermano, que una Iglesia apostólica, es una Iglesia que le agrada escuchar
lo mismo tantas veces como sea necesario porque va a haber un punto, un momento, en
dónde eso que estás escuchando va a explotar en tu espíritu y eso ya no va a ser un
conocimiento intelectual, eso va a ser una manifestación interna y que no vas a poder vivir
fuera de eso.

Por eso, el problema está cuando vemos a los cristianos que siguen dando vueltas en las
mismas situaciones. Usted tómele el examen de conocimientos y se saca cien, porque no es
un problema de conocimiento, tómele un examen de vida y ya no me arriesgo a dar el puntaje,
¿me está entendiendo? No se trata de cuánto conocemos, se trata de que esa verdad explote
en nuestro espíritu para que traiga algo sobrenatural a mi vida, a mi familia, a los que me
rodean, y por ende, como soy parte de un Cuerpo, al resto del cuerpo de Cristo que está junto
conmigo. Porque esto es para todos o es para nadie.

Entonces lo que a mí me es revelado tiene que ser bendición no sólo para mí, sino para los
que me rodean. Yo necesito que el Cuerpo que está conmigo tenga lo mismo que yo, y yo
necesito tener lo mismo que Dios le está revelando al resto del Cuerpo porque sino no
podemos avanzar. Ahora, esto también hace que la Iglesia pueda guardarse, porque en el
versículo 2 Pablo le dice:
"... guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del
cuerpo."

O sea, cuando la Iglesia recibe la misma enseñanza, y es afirmada una y otra vez, la Iglesia
puede discernir lo que el enemigo está trayendo e infiltrando en medio del Cuerpo para
destruir lo que Dios está levantando. Pero una Iglesia que tiene un conocimiento intelectual,
pero que no ha recibido una verdadera revelación, es una Iglesia que en cualquier momento
se le mete algo contrario y no se da cuenta, ¿sabe cuándo se da cuenta? Cuando empieza a
llorar lágrimas de ver que todo está casi destruido... ¿entiéndame?

Por eso, es más, usted sabrá seguramente el apóstol Dardano lo haya recomendado, hay un
excelente libro, Desenmascarando el espíritu de Jezabel, extraordinario libro, Ok. Pero
déjeme decirle una cosa que yo le dije a mi esposa, y estoy seguro que tanto Daniel como
Estela estarán de acuerdo conmigo, le voy a decir esto, todo lo que ese libro dice es una
profunda verdad y es algo que abre nuestros ojos, pero yo tengo una convicción en mi
espíritu, una verdadera Iglesia apostólica que está firme nunca tendrá problemas con el
espíritu de Jezabel. Escúcheme lo que le estoy diciendo, no, porque aquí hay una
advertencia: "…guardaos de los perros, de los malos obreros, y de los mutiladores del
cuerpo."

Una Iglesia que está firme y que está madura, es una Iglesia avispada, una Iglesia despierta,
una Iglesia que lo reconoce por el Espíritu dónde se está colando lo que no corresponde,
aunque parezca muy bonito. Por eso, usted ve en ese libro tantos y tantos ejemplos que da el
autor, terribles... Uno dice, pero cómo pueden pasar estas cosas, ¿sabe por qué? Porque no
hay dimensión apostólica, hay entendimiento de lo que ocurre, pero no hay dimensión.
Cuando no hay dimensión apostólica porque falta la revelación apostólica, estas cosas nos
pasan por arriba y la Iglesia está expuesta a cualquier ataque del diablo. Por eso, cuando
hablamos estas cosas, hablamos de una verdad profunda que la Iglesia necesita entender,
¿sabe por qué Iglesia? Porque si no nos levantamos como modelo de verdad a mostrar algo
diferente el resto de Iglesia en el mundo no podrá ver que alguna vez se puede vivir de otra
manera.

Es tiempo de que lo vivamos, somos nosotros los llamados a mostrar este modelo. Por lo
tanto, una Iglesia que recibe una y otra y otra y otra y otra y otra y otra vez, la misma
enseñanza es una Iglesia segura, que sabe dónde está caminando, y adónde está andando. Y
esa Iglesia, entonces puede estar despierta espiritualmente para estar alertada cuando
vengan ataques y poder contrarrestar esos ataques en el nombre de Jesús. Ahora, el
versículo 3 dice:

"Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.” Filipenses 3:3

Fíjese, aquí Pablo habla de algo muy particular, declara a la Iglesia de Jesucristo como la
circuncisión. Y ésta es la primera cosa que a mí me saltó a los ojos espirituales, no a los ojos
naturales, a los ojos espirituales, yo vi algo ahí que sí lo había leído pero nunca había
entendido la profundidad de lo que está diciendo aquí. Ahora empezamos a entrar a terreno
un poquito más difícil, ¿está bien?

Dice la Palabra: "nosotros somos la circuncisión", quiere decir que para Dios, como la
circuncisión Él mismo la había establecido, para Dios no se trataba de anular la circuncisión
sino que ahora hubiera un entendimiento espiritual de la circuncisión y la única que puede
tener el entendimiento, pero además tener la vivencia de esta realidad, es la Iglesia. Por eso
Pablo se enojaba cuando veía que los judíos cristianos volvían otra vez al hecho de que a los
gentiles hay que circuncidarlos.

Ahora entiendo por qué Pablo se enojaba... Porque ¿eran cristianos sí o no, esos judíos?
Conocían a Cristo, tenían el Espíritu Santo, sí, pero había algo que los ataba a su tradición, a
su conocimiento intelectual y eso los tenía aferrados, no había dimensión de revelación para
contrarrestar a lo que el diablo quería levantar. Entiéndame lo que le estoy diciendo, por eso
es peligroso cuando nosotros nos confiamos en lo que sabemos, porque esa es una de las
mejores oportunidades que le damos al diablo para que él pueda atacar. Por eso Pablo lo
contrarrestaba, ¿sabe por qué? Porque él tenía que decir la verdad de Dios para que no se
infiltrara algo incorrecto en la Iglesia de Jesucristo.

Pero a mí me sorprende que Pablo diga: "nosotros somos la circuncisión". Esta declarando
una verdad, ahora cuando usted ve lo que sigue diciendo, usted va a poder entender por qué
habla de ser la circuncisión, dice:

“(…) Los que en espíritu servimos a Diosy nos gloriamos en Cristo Jesús,no teniendo
confianza en la carne.” Filipenses 3:3b

Vamos a hacer esto, yo quiero mostrarle, cuando la Palabra habla de circuncisión para
nosotros en el Nuevo Pacto, dos aspectos fundamentales de la circuncisión. El primero, antes
que éste, vaya por un momento a Colosenses 2:11 y yo lo voy a leer en la Nueva Versión
Internacional:

“Además, en él fueron circuncidados, no por mano humana sino con la circuncisión


que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó
Cristo.” Colosenses 2:11

Escúcheme muy bien por favor, por favor, le pido que abra sus oídos y le pido al Espíritu Dios
que nos dé entendimiento espiritual. Cristo en la cruz hizo una obra más que sobrenatural,
porque la palabra sobrenatural últimamente ya me está quedando chica; sí, porque esto es
más que sobrenatural, porque a medida que uno ve la obra de Cristo en la cruz uno se
sorprende de todo lo que Dios anticipó en su plan para darnos la vida de Cristo.

Claro, cuando éramos tradicionales, ¿qué pensábamos de la obra de Jesús en la cruz? Que
murió para los pecados, salvarnos, ¿y? Eso nos daba entrada al cielo. Después ya llegamos a
otra cosa, y dijimos, bueno Él murió para transmitirnos de su vida, porque Él está cargando el
pecado y se hizo como el pecado mismo.

Pero mi hermano, ¿sabe lo que hizo Cristo en la cruz? Circuncidó de la humanidad el cuerpo
pecaminoso carnal, la naturaleza de pecado. Tomó un bisturí, Cristo, y la cortó de la
humanidad para dejarla clavada. Y cuando Él resucitara, trajera una resurrección de victoria.
Es una resurrección que trae de su vida poderosa, pero ya no con el ingrediente de la
naturaleza pecaminosa, esto significa, que el nuevo nacimiento, no trae incluido dentro del
paquete el pecado, ni la tendencia al pecado, ni el cuerpo pecaminoso carnal, ni la naturaleza
de pecado, porque ha sido circuncidado.

Entonces, usted entienda que esta circuncisión es tan poderosa que cuando nosotros
volvemos a andar en las mismas cosas estamos desechando la obra de Cristo. No se trata
ahora, yo sé que estoy hablando cosas fuertes y yo sé que algunos aquí están asustándose
con algunas cosas que digo, porque en su espíritu saben en qué cosas no están andando
bien, por eso, yo sé mi hermano lo que hoy estoy compartiendo, ¿sí? Y yo le pido que lo
reciba, porque no se trata de rechazar una verdad, se trata de pisotear la obra de Cristo.

Hay una abismal diferencia entre decir, bueno a mí no me fue revelado todavía, y en decir, yo
estoy rechazando la obra de Cristo sobre mí, yo estoy haciendo que esa obra no tenga poder
porque yo me doy el lujo de vivir todavía en algunos pecadillos ocultos, en algunas
desobediencias disfrazadas, en algunas mentiritas piadosas, y Cristo estará en su trono
diciendo: "para qué Yo pagué semejante precio e hice una circuncisión para que ahora mis
hermanos menores vivan como están viviendo."
Cuando Dios habla de circuncisión en el Nuevo Pacto, lo primero que Dios está diciendo es, a
todos los hijos de Dios se les ha dado una vida sobrenatural, que no incluye el cuerpo
pecaminoso carnal, la naturaleza de pecado ha sido despojada, Cristo mismo la arrancó de
cuajo de nosotros para que ya no venga dentro del paquete de la nueva vida. Este es el
primer aspecto de la circuncisión, pero ahora volvemos a Filipenses, para que podamos
entender, el segundo aspecto de la circuncisión. Dice:

"… nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne." Filipenses 3:3

¿Sabe cuál es el segundo enfoque de la circuncisión que Dios ve en el Nuevo Pacto? Es que
esta circuncisión es el abandono de esta Iglesia de Jesucristo a toda acción, esfuerzo o logro
por medios carnales y humanos.

Este es el segundo enfoque de la circuncisión, somos la circuncisión, además, a mí me gusta


Pablo como habla, porque habla afirmando cosas pero dejando aclarado el por qué, Pablo
nunca era de los cristianos de hoy que dicen, tenemos la mente de Cristo, ¡Aleluya! Sí, pero
nadie dijo ¿qué significa tener la mente de Cristo? Entonces, todos dicen aleluya. No, Pablo
hace una declaración poderosa: somos la circuncisión. Pero después, aclara qué significa ser
la circuncisión, los que en espíritu servimos, o entiéndase, adoramos como sacerdotes a Dios,
pero no por nuestra confianza en la carne, no con medios humanos.

Esto significa Iglesia, que todo lo que tú y yo pretendamos hacer por nuestro esfuerzo
personal, nunca jamás tendrá un resultado favorable para los planes de Dios, porque podrán
verse muy bien ante los ojos de cualquiera, pero para Dios eso es parte de nuestra vieja
naturaleza, ¿estoy siendo claro? Ya no estoy hablando ahora de pecados, aunque usted sabe
muy bien que cuando hablamos de pecados tampoco nos referimos a los pecados tan visibles
que siempre decimos, hablamos de aquella cosa que nos aleja de Dios y de aquellas cosas
que nos hacen vivir fuera del propósito de Dios, ¿está bien?

Pero, ahora ya ni siquiera estamos hablando de pecado, ahora estamos hablando de servir a
Dios, ahora estamos hablando de hacer las cosas que Dios nos ha pedido, ahora estamos
hablando de ministrar, ahora estamos hablando de impartir a otros pero, ¿desde qué
perspectiva, desde qué fortaleza, desde mi carne o desde el Espíritu? Porque si lo hago
desde mi carne, entonces termina siendo una obra de la carne, eso es parte de mi vieja
naturaleza, no es parte de mi nueva vida.

Por eso, una Iglesia apostólica, es una Iglesia que puede declarar que es la circuncisión,
¿sabe por qué? Porque es una Iglesia que todo lo que hace, lo hace bajo la dirección del
Espíritu Santo y con mecanismos espirituales. Tiene que sernos revelado esto, ¿sabe por
qué? Porque tengo temor en Dios de que estemos haciendo muchas cosas, pero por la
capacidad personal... Y se ven muy bien, y parece muy bueno, pero no da resultado. ¿Sabe lo
que va a pasar con el paso del tiempo? Usted se va a dar cuenta que nada fructificó, que
nada se multiplicó, que no se llegó a ningún lado y usted va a decir, pero si yo hice lo que
Dios me dijo, pero si era algo que venía de parte de Dios, pero si Él me habló y Dios tendrá
que decirte: sí, pero lo hiciste a tu manera y con tu esfuerzo, no por el Espíritu, lo hiciste por la
carne.

Aquellos que saben que son la circuncisión de Dios, son aquellos que se han despojado de
toda acción de la carne, se han despojado, quiere decir, que nunca nada más lo hacen por la
carne. Esto es un desafío para todos nosotros, ¿sabe por qué? Porque aun yo sé, por el
Espíritu, que muchas de las cosas sencillas que hacemos dentro de la Iglesia, normales,
pequeñas, van a empezar a cobrar un mayor sentido y una mayor dimensión para nosotros,
porque nos acostumbramos a hacer las cosas para Dios porque sabemos hacerlas para Dios,
pero hemos perdido la sencillez de un corazón que sabe hacer las cosas para Dios por el
Espíritu.

Se va a empezar a revelar las cosas más pequeñas, el desarmar estos equipos cuando
termine esta reunión, el quitar los carteles, el recoger las cosas, se nos va a empezar a
revelar lo que significa hacerlo por el Espíritu.

Estamos acostumbrados a servir a Dios con el esfuerzo de la carne, ¿pero sabe qué está
pasando? No está dando fruto, todo se ve muy bien pero no hay fruto, y yo estoy convencido
que Dios está llevando a su Iglesia a un entendimiento diferente, ¿sabe por qué? Porque si
nosotros seguimos entretenidos aquí adentro, tendrán que seguir pasando los años y no sé si
los siglos, hasta que el mundo pueda empezar a ser transformado, porque si no tenemos
entendimiento de las cosas más sencillas que Dios nos ha delegado, no podremos tener
entendimiento de las cosas más importantes que tienen que ver con el mundo y las naciones.

Tenemos que recuperar la sencillez de levantar un parlante y saber que lo hago de manera
espiritual. Iglesia, yo te pido en el nombre de Jesús, que antes de hacer cualquier cosa, hoy
mismo, que la vienes haciendo hace mucho tiempo y ya sabes cómo hacerlo, que antes le
pidas al Espíritu Santo que se manifieste a través de ti por como lo vayas a hacer, pregúntale
al Espíritu de Dios cómo quiere que hoy lo hagas, aunque sea lo más sencillo y que ya lo
haces hace mucho tiempo atrás, para que entonces, podamos decir: "Nosotros somos la
circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y no confiamos en los esfuerzos de la carne."
Ahora quiero seguir leyendo, versículo 4, dice Pablo:

"Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de
qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la
tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo,
perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible."
Filipenses 3:4-7

Fíjese, si usted toma estos versículos, ¿parece algo tan tremendo lo que Pablo vivió, algo tan
desastroso y tan desagradable? Salvo el perseguidor de la Iglesia, todo lo demás... ¿Sabe lo
que haríamos los cristianos de hoy? Bueno está... no pero además diríamos bueno pobre, el
hombre no sabía ni para qué lado ir, él con lo que entendió, él lo hizo así, hasta ahí llegó su
entendimiento y sirvió a Dios de acuerdo a ese entendimiento, porque hoy nosotros
justificamos todo, pero yo no estoy hablando ahora de mí ¡eh! Estoy hablando de Pablo,
menos mal que no está presente. Porque él habla de estas cosas, y si uno las ve a simple
vista son cosas honrosas para cualquier ser humano, gratificantes y que hablan de todo lo que
he hecho, como dijo Estela, éste es mi currículum, yo no perdí el tiempo, yo estuve haciendo
cosas. Pero todas estas cosas tienen una misma base, ¿la base cuál es? El esfuerzo
humano, la carne es la base de todas esas cosas.

Entonces, por eso Pablo es tan violento, aún con su historia personal, no se deja pasar a sí
mismo su propio currículum, ni mis títulos, ni mi carrera, ni lo que hice para Dios, ni que yo era
bien celoso, en cuanto a la ley fariseo y a todos (porque en Hechos lo explica) los que estaban
conmigo, yo los sobrepasaba a todos, era el mejor. Pero fíjese a Pablo, Pablo dice, versículo
7:

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de
Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo
tengo por basura, para ganar a Cristo." Filipenses 3:7-9

Déjemelo leer en la Nueva Versión Internacional:

"Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por
causa de Cristo. Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de
conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a
fin de ganar a Cristo." Filipenses 3:7-9

Escúcheme muy bien mi hermano, escúcheme muy bien, si nosotros seguimos justificando las
acciones de la carne, tenemos un problema, ¿Sabe cuál es el problema? No queremos ganar
a Cristo.

A mí este pasaje, realmente me trituró, ¿sabe por qué? Porque yo mismo pensé, ¿cuántas
veces hacemos la obra de Dios pero tenemos un objetivo diferente? Pablo dice: todas estas
cosas que para mí eran ganancia las he estimado como pérdida, es más, todas estas cosas
las tengo por estiércol, ¿pero por qué? Porque había una finalidad. ¿Qué es lo que le
interesaba a Pablo? Usted léalo por favor, fíjese lo que dice la Palabra, no lo que invento yo,
dice: "estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor."

… del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, ¿Sabe por qué? Le voy a explicar por qué,
porque si nosotros confiamos en nuestra carne y hacemos las cosas por la carne, entonces,
¿sabe lo que significa eso? Eso es igual a querer quedarse con la gloria que sólo le pertenece
al Señor. ¿Está entendiendo? Cuando yo hago las cosas por el esfuerzo personal,
inconscientemente y escondidamente, le estoy diciendo al Señor, la gloria que es tuya me la
quedo yo, porque esto lo logré yo, ¿quién lo hizo, Tú o yo? Yo. Entonces, la gloria es mía,
pero cuando lo hago por el Espíritu, el único que se lleva la gloria, ¿quién es? El Señor. Por
eso, fíjese, yo pasé algo por alto en el versículo 1, porque quería llegar a este momento. Dice:

"Por lo demás, hermanos, gozaos… ¿qué dice?... en el Señor." Filipenses 3:1

Ahí hay un secreto. No solamente dice gozaos, gozaos en el Señor. ¿Por qué? Porque
estamos siendo una Iglesia que está haciendo las cosas por el Espíritu, y que está
glorificando al Señor en todo lo que hace. Por eso, cuando la Iglesia actúa por mecanismos
espirituales y guiada por el Espíritu Santo se goza en el Señor, el gozo viene de Él, ¿y sabe
qué ocurre? Ese gozo regresa a Él en adoración y gratitud, para darle a Él lo que merece.

Pero déjeme decirle algo iglesia de Satélite, cuando empezamos a leer me detuve, usted
posiblemente no se dio cuenta, pero yo estaba leyendo eso y me detuve, ¿sabe por qué?
Porque esto es una palabra Rhema para la iglesia local: Gozaos en el Señor… gozaos en el
Señor.

Iglesia, de manera específica esto el Señor te dice hoy, gócense en el Señor, en el Señor.
Porque yo lo estaba leyendo, yo tengo todo escrito, yo sabía que esto lo íbamos a hablar
ahora y no antes, pero cuando lo comencé a leer el Espíritu Santo me detuvo, y me dijo que
esta es una palabra para la iglesia local, ¿sabe por qué? Porque no está habiendo gozo del
Señor y no está habiendo gozo en el Señor.

¿Sabe por qué ocurre esto? Cuando el gozo se pierde, es porque estamos usando nuestras
fuerzas para hacer lo que es del Espíritu. ¿Me está escuchando iglesia? Cuando las cosas las
hacemos por el Espíritu, mire yo le puedo asegurar algo, podemos estar cansados, podremos
tener mucho trabajo, pero usted no se da idea el gozo que hay en el Señor, ¿sabe por qué
Daniel es así y por qué Estela lo afirma? Porque lo vivimos permanentemente y cuando usted
sabe o entra en la página de Internet y ve que estamos viajando, no fuimos de paseo,
trabajamos.

Mi hermano, nos tocó ir a Colombia con Letty, y todas las noches nos acostábamos a las dos
de la mañana, 2.30 AM, está bien que a mí me gusta acostarme tarde pero el problema era
que al otro día había que levantarse a las siete otra vez, y no parábamos de trabajar. Pero
algo adentro es más fuerte que uno mismo, porque no es uno, uno se da cuenta que no es
uno, es el Espíritu de Dios impulsándolo a uno a hacer lo que tiene que hacer, porque Él está
más interesado que uno en que se haga eso.

Entonces, no es que vamos a un país a decir, hay que hacer esto y qué problema, ¿cómo
vamos a hacer? Punto uno, dos, tres, saquemos la hojita. ¡No! Vamos con temor de Dios para
ser específicos para que el Espíritu Santo nos hable, pero para que haya una profunda victoria
y ¿sabe lo más precioso? Que los problemas podrán ser grandes, que las situaciones podrán
estar muy desordenadas, que habrá mucho trabajo que hacer, pero cuando nos vamos algo
quedó sembrado y algo nuevo ocurrió en el Espíritu. Gozaos en el Señor, eso es, que todo lo
que estás haciendo lo estás haciendo por la fuerza del Espíritu Santo en ti.

Tendría mucho más para decir, pero me lo voy a reservar para un ratito más creo yo. Déjeme
decirle esto, aquello que para la carne es ganancia, para la vida de Cristo y para el Espíritu es
pérdida. Aquello que para la carne huele bien, para el Espíritu huele a estiércol. ¿Me está
escuchando? Esto significa, que cada vez que hacemos cosas por la carne estamos
acumulando una mayor pérdida para el Espíritu, puede estar muy bien hecho, puede ser muy
bueno, pero para el Espíritu es una pérdida, y le voy a explicar por qué es una pérdida.

Es entendible por qué es una pérdida. Porque Dios nos encomendó a algo hacer y yo
comienzo a hacerlo pero por la fuerza de la carne, cuando yo comienzo a hacerlo avanzo en
mis planes y pasa el tiempo mientras yo estoy empeñándome en eso. Yo salí de acá cuando
era el día 0 y llegué acá cuando era el día 10, 20, 30, o 4.984, no importa, pero desde el 0
hasta acá algo recorrí. ¿Por qué es pérdida? Porque al hacerlo por la carne perdí 10, 20 o los
días que sean, porque Dios me lo había dado en el día 0 para hacerlo por el Espíritu y si lo
hubiera hecho por el Espíritu hubiera llegado aquí al final y me hubiera gozado en el Señor y
hubiera visto el fruto.

Por haberlo hecho por la carne, el Señor dice: otra vez de vuelta, al día 0, pero ya no es el día
0 ahora es el día 4.824 pero que yo lo tengo que convertir en día 0. ¿Estoy siendo claro? Por
eso, lo que para la carne es ganancia, y uno dice, lo estoy logrando, lo estoy alcanzando, ya
llegué y Dios dice: No llegaste a ningún lado, llegaste a lo que tu carne te está dictando, pero
por el Espíritu no llegaste a ningún lado, vas a tener que retroceder, cuando quieras abrir los
ojos y te despiertes de una vez y por todas, y te dejes de engañar a ti mismo, entonces te vas
a dar cuenta que no estás en ningún lado, no alcanzaste nada ni lograste nada porque todo
fue tu carne, vuelve al día 0 pero ahora hazlo por el Espíritu.

Ahora, yo le voy a mostrar algunas cosas más que dice la Palabra, fíjese vaya al versículo 9, o
sea, antes del 9 leemos la última parte del 8, dice:

"…lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no
teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la
justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la
participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en
alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos." Filipenses 3:8b-12

Perder todo lo que es valioso para la carne, es el primer paso para experimentar la vida de
Cristo cabalmente. Vuelvo a repetir, perder todo lo que es valioso para la carne, es el primer
paso para vivir la vida de Cristo cabalmente. Yo puedo decir, yo quiero vivir la vida de Cristo y
que Cristo se manifieste en mí, pero mientras yo le doy lugar a la carne, no he empezado,
todavía no he empecé. Primero, pierdo lo que es bueno para la carne, luego comienzo a
trabajar por la vida del Espíritu.

Ahora, a mí me llama la atención porque Pablo dice: ser hallado en él, no teniendo mi propia
justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;
luego dice, a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos.

¿Sabe qué pasa? Cuando yo leo esto, y escrito por Pablo y que Pablo lo está diciendo acerca
de sí mismo, a mí esto me hace un cortocircuito, el apóstol Pablo no puede estar hablando y
escribiendo lo que está escribiendo... ¿el apóstol Pablo conocer a Cristo, de qué está
hablando? Si el fue llevado al tercer cielo, ¿cómo conocer a Cristo? No, ¿sabe lo que pasa?
El apóstol Pablo tenía la meta correcta, y para una Iglesia apostólica, hay una sola meta que
es la correcta, escúcheme muy bien, conocer y experimentar la plenitud de la vida de Cristo,
eso implica, recibir y experimentar su poder y eso también implica, ser parte de sus
padecimientos.

Escúcheme muy bien, para la Iglesia de Jesucristo la meta no es cuántos vamos a alcanzar,
aunque es necesario evangelizar y Dios nos está moviendo y despertando a esto, pero
escúcheme muy bien, la meta principal es conocer a Cristo, "ser hallado en él". ¿Sabe qué
significa esto? Que cuando otro me mira, me encuentra que estoy en Cristo y ve el reflejo de
Cristo a través de mí.

Ser hallado, o sea, que otros puedan juzgar, si estoy viviendo por la carne o si estoy viviendo
por el Espíritu, a ver a quién ven, si al Hernán de la carne o al Cristo que habita en él. Ser
hallado, que otros puedan vernos y puedan distinguir a quién están viendo a través de
nosotros. Y cuando habla de conocer a Cristo, déjeme decirle, la palabra conocer y
conocimiento, no tiene que ver para nada con una cuestión intelectual, esta palabra conocer
es similar a la palabra "conocer la verdad y la verdad os hará libres", es tener una relación
íntima, de la misma manera que esposo y esposa tienen relación íntima en su vida
matrimonial, es conocer a Cristo en toda su plenitud y disfrutar de esa vida sobrenatural en mí
y ser participante de su poder y ser digno de poder padecer junto con Él.

Entonces, ¿sabe qué el Señor me empezó a mostrar? Que la Iglesia está teniendo metas
equivocadas, la Iglesia está teniendo metas que no son las correctas, porque hay una sola
meta y todo esto es para llevarnos a la unidad espiritual, usted lo va a entender dentro de un
rato. Estamos teniendo metas equivocadas, le voy a decir por qué, recibimos una palabra
profética y trabajamos en pro de ella, la conseguimos y la alcanzamos, pero la pregunta del
millón de dólares es, ¿cuál fue tu motivación detrás del cumplimiento de la palabra? ¿Ganar a
Cristo, ser hallado en Él, experimentar la plenitud de su vida, experimentar el poder de Dios
en ti? ¿O ver tu palabra cumplida?

El Espíritu Santo me alertó de una manera muy fuerte el día viernes cuando yo analizaba
esto, porque hemos tomado lo apostólico y profético y lo hemos acomodado y lo estamos
acomodando a nuestras formas, a nuestro temperamento, a lo que nos parece y he
comenzado a tener temor de Dios, pero un temor santo, ¿sabe por qué? Porque hay un
principio espiritual por el cual Dios nos habló que ninguna iglesia más podría llamarse
Generación en Conquista, porque nosotros no queríamos extender un nombre, sino un
espíritu y lo que Dios nos había dado.

Quiero decirle esto, como Ministerio Apostólico y Profético, no nos interesa que las iglesias
bajo cobertura sean conocidas ni por número, ni por grandes cosas, ni por nada que se le
parezca, que sean iglesias que muestren al Cristo que llevan dentro. Le voy a explicar por
qué, porque si experimentamos la plenitud de la vida de Cristo junto con su poder, todo lo
demás viene por añadidura.

¿Usted quiere explosión de multiplicación? Usted la va a tener, pero solamente, solamente


cuando la meta para la Iglesia sea la correcta, ganar a Cristo, ser hallado en Él, conocerle
íntimamente, todo lo que Él tiene para mí. Si Pablo lo está diciendo, ¿sabe por qué lo está
diciendo? Porque él, aun a pesar de todo lo que ya había recibido, sabía que Cristo es tan
abundante que había más, que se puede experimentar más de la plenitud de Cristo, que hay
más de su poder para ser vivido. Por eso, a mí me enoja cuando ni siquiera en las cosas
normales de la vida el poder de Dios funciona, ¡no es posible! ¡Iglesia no es posible, ya no hay
lugar para la justificación!
No te justifiques más, arrepiéntete y busca al Señor de todo corazón, métete con el Señor a
decirle a mí no me importa ni la palabra profética, ni lo que me has prometido, no me importa
el ministerio, no me importa el lugar en la iglesia, no me importa nada, ¡yo quiero conocerte,
que Tú seas mi amor más profundo, que Tú me muevas a hacer lo que hago! No que lo hago
porque los pastores están detrás una y otra vez, lo hago porque te amo por encima de todas
las cosas, y aunque el mundo se cayera a pedazos, y aunque mataras a alguno de mi familia,
yo te voy a seguir sirviendo y amando porque esa es mi vida. ¡Tú eres mi vida, te amo!
¡Quiero conocerte y que la plenitud de tu vida esté en mí!

Iglesia, ¿qué te motiva? Porque si esto no te motiva, entonces de una manera aparentemente
muy espiritual, estamos torciendo el brazo de Dios, lo estamos obligando a que cumpla su
palabra profética porque yo quiero verla cumplida.

Obviamente, que viniendo esto de un profeta no significa que no creo a la palabra profética o
que no me importa, ¿usted lo entiende no? Pero usted tiene que entender que hay algo más
profundo para la vida de la Iglesia. Cuando yo miro los hechos, la verdad no veo a una iglesia
preocupada por palabras proféticas cumplidas o no cumplidas, mire, yo le quiero abrir mi
corazón, yo no lo veo, eso no está allí, no está, no está, no está tener un mejor equipo de
sonido o grupo de alabanza, o maestro, no está, no lo veo, no lo veo eso, no lo veo como
meta y como finalidad de la Iglesia, no está allí, no está y si no está es porque no es
importante para Dios, ¡no está!

Lo que para Dios es importante, es ver a una Iglesia que se desvive por conocerle, ¡que
abandona todo y lo considera basura por conocerle! Pero nosotros, todavía hoy seguimos
alimentando relaciones del alma y aferrados a ellas y creemos que eso está bien. ¿a qué
estamos jugando? Nosotros hoy seguimos alimentando a la misma necesidad una y otra vez,
y volvemos a dar problemas con la misma historia de siempre, ¿a qué estamos jugando
Iglesia?

Si la vida de Cristo que está en nosotros es mucho más poderosa que todo ese
entretenimiento en el cual nos hemos metido, seguir dando vueltas con las mismas
situaciones tantas veces, es una deshonra al nombre de Jesucristo, es una deshonra al
nombre de Jesucristo, y a mí no me importa cómo te llames, cuantos años tengas, lo que
hayas logrado para Dios, a mi no me importa, no me importa cuántos ministerios te hayan
encargado en tu mano, no me importa, hay una sola finalidad, conocer a Cristo, experimentar
su poder y ser parte de sus padecimientos.

Mire, cuando nosotros nos esforzamos por la carne para agradar a Dios, ¿sabe qué ocurre?
Creemos una injusticia los padecimientos que Dios nos hace sufrir, viene un padecimiento y
comenzamos a quejarnos a ponernos mal, a entristecernos, a dolernos, nos ponemos muy
mal, ¿sabe por qué? Porque como nos estamos esforzando en la carne, la carne rechaza todo
lo que es del Espíritu y no nos damos cuenta que el padecimiento es parte del plan de Dios
para mí. Entonces, ¿qué hacemos inmediatamente? Lo rechazamos, no queremos
padecimiento.

Cuando vivimos por el Espíritu y Dios nos mete en un padecimiento, nos sentimos honrados
de que Dios nos haya visto dignos de padecer por su Nombre. Fíjese la diferencia abismal
que hay, Dios te está metiendo en un padecimiento, entonces mira, tú fíjate de que esté
siendo por el Espíritu, porque si está siendo por la carne vas a tener un conflicto con Dios muy
serio y te vas a pelear hasta el día del juicio final con el Señor y no vas a vencer, porque Él
tiene la razón.

Por eso, la Iglesia tiene que despertar a otra realidad, la Iglesia tiene que ver qué está
moviéndole su corazón, qué la está motivando. Iglesia, ¿por qué estás hoy acá sentada?
¿Porque llegaron Hernán y Letty? Gracias por su amor, nosotros también los amamos, pero
somos una excusa de Dios, ¿Por qué estás hoy sentado acá? A fin de conocerle.

Esto es serio, es muy serio… la vida a la que el Señor nos ha llamado es muy seria, si
nosotros seguimos siendo motivados por nuestros deseos y nuestros gustos, mire yo ahora,
ahora, ahora me doy cuenta, de cuántas cosas pensábamos equivocadamente, cuántas veces
yo mismo escuché a alguien decir, ¡ay! me da tanto gusto llegar a la iglesia, llegar temprano,
porque como tenemos ministerio de tal cosa nos gusta hacerlo, ¡y hasta yo lo veía bien! Mire
que tonto de mí, lo veía bien.

Mi hermano, si llegamos acá porque tenemos el ministerio de ¿quién sabe qué? Estamos mal,
pero peor que mal, ésa no es la motivación, la motivación es conocerle, experimentar su vida
con la más grande plenitud que yo antes no pude experimentar. Y si Pablo lo está diciendo es
porque nos queda todavía mucho camino por recorrer, porque él había experimentado mucho
de Cristo, pero él sin embargo decía que le faltaba más. Ahora siga leyendo, versículo 12,
fíjese esto termina de rematarlo:

"No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro
asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no
pretendo haberlo ya alcanzado; Pero fíjese ahora…pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la
meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." Filipenses 3:12-15

Ahora, ¿sabe lo que está diciendo Pablo? Yo mismo no pretendo que ya llegué y lo alcancé,
ni digo que ya sea perfecto, o sea, maduro en su máxima expresión espiritual. Oiga, oiga,
oiga, está hablando Pablo, Pablo está hablando. Yo no he todavía alcanzado, el máximo
grado de maduración, madurez y entendimiento espiritual de haber experimentado la vida de
Cristo en todo lo que ella tiene para mí, no llegué. Pero dice: "una cosa hago, olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta."

Ahora, fíjese algo que para mí con este entendimiento fue una sorpresa, que aún yo lo enseñé
mal. Él dice:

"No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro
asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús." Filipenses 3:12

Y le voy a explicar una cosa, cuando nosotros hemos leído este versículo, hemos entendido
dentro de este versículo la idea de propósito. O sea, el Señor me tomó a mí porque tiene un
propósito con mi vida, entonces yo prosigo para ver si logro tomar el propósito de Dios para mi
vida, porque para ese propósito Dios me tomó. Pero el Espíritu Santo me dijo, no Hernán, eso
no es, ¿cómo no es eso? No, eso no es.

El apóstol Pablo, ¿no era apóstol cuando escribió? Si, era apóstol ¿No estaba desarrollando
su apostolado? Si. ¿No lo hacía completamente todo el tiempo? Si. Entonces, ¿cómo el
apóstol Pablo se puede referir a su propósito si su propósito lo estaba cumpliendo? Hernán,
me dijo el Espíritu, lo que Pablo quería asir era todo lo que Cristo era para él, sabía que había
más de Cristo y todavía no lo había tomado y entendía que Cristo lo había tomado a él para
revelársele, para que Cristo se le revelara a Pablo; y él dice no, todavía no llegué pero sigo,
porque quiero llegar a tomar y alcanzar todo lo que Cristo es en plenitud, porque para eso Él
me tomó a mí. ¿Sabe lo que significa? Que no le importaba el apostolado, que acá no estaba
en juego su propósito, ni una palabra profética, estaba en juego conocer toda la plenitud de
Cristo, para eso el Señor lo había tomado.

Iglesia, tenemos que despertar a que el Señor nos tomó para que conociéramos su plenitud
todo lo que Él es, todo lo que Él nos ha dado, toda su manifestación completa a nuestra vida,
para eso nos tomó, y la carrera de la Iglesia tiene esa meta, esa finalidad, ese objetivo no
otro. La carrera que la Iglesia corre es para conocer a Cristo en toda su plenitud, para poder
vivir todo lo que Cristo es, para que de una vez y por todas el mundo diga, ¡Cristo volvió a
estar en la Tierra!

Por eso, ahora entiendo tantas cosas, por eso, la revelación nos hace entender tantas cosas
que antes no entendíamos... Padre que ellos sean uno como tú y yo somos uno. Porque
Jesús en la carne, lo único que quería era mostrar y alcanzar todo lo que el Padre era para Él
como humano... así como tú y yo somos uno… y estamos unidos con una unidad que nadie
puede romper, que ellos sean uno, porque tienen el objetivo y la finalidad correcta, no porque
ahora que me vaya van a querer ser los grandes apóstoles, ni levantar la Iglesia más
impresionante de la Tierra, ni que a ellos se les dio el privilegio de ser los doce. ¡No, eso no
me interesa! Que ellos sean uno para que tengan una unidad perfecta con la vida de Cristo,
para que manifiesten lo que van a llevar dentro después de mi obra completa, y así entonces,
el mundo va a creer. Ahora fíjese, el versículo 15 dice:

“Así que, todos los que somos perfectos… parece un juego, ¿no? esto mismo sintamos;
y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.” Filipenses 3:15

Primero, está diciendo a todos los que somos perfectos, parece mentira, porque primero dice,
no que ya sea perfecto, y ahora dice, a todos los que somos perfectos, claro porque la primera
perfección de la cual Pablo habla, es la perfección de vivir con mayor plenitud la vida de Cristo
que estaba en él, en esa todavía estaba en la carrera, pero en esta otra, está hablando, los
que ya somos maduros y que tenemos las ideas bien claras, todos los que somos perfectos,
ahora hay una orden apostólica y la orden es, esto mismo sintamos.

¿Qué es esto mismo? Esto mismo, es todo lo que Pablo les acaba de decir a los filipenses,
conocer a Cristo y su poder, y ser parte de sus padecimientos y ganar a Cristo como la meta
más grande de nuestra vida… esto mismo sintamos.

Pero después agrega, escúcheme muy bien, y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará
Dios. ¿Sabe qué significa? Que no hay lugar para el sentir personal, tú puedes decir, es que
yo todavía no siento que sea así, bueno el problema es tuyo, porque esto es la verdad, eso
esta está diciendo Pablo, esto es la verdad, si otra cosa sentís esto también te lo revelará
Dios, porque no hay otra posibilidad.

¿Usted quiere que haya unidad espiritual, que la Iglesia viva en unidad espiritual? ¿Sabe
cómo se logra la unidad espiritual? Teniendo todos este mismo sentir, ganar a Cristo y
conocerle por encima de todas las cosas, vivir la plenitud de Su vida, toda la grandeza de lo
que Él es y está depositado dentro nuestro, que tú y yo lo vivamos, y que su poder se
manifieste primero en nosotros.

Ahora, yo quiero decirte otra cosa, el Señor me hacía ver que el patrón de conducta para la
Iglesia, es la revelación que reciben sus autoridades espirituales. Pablo dice, todos los que
somos perfectos esto mismo sintamos, para todos ustedes es esta orden apostólica, todos
sintamos lo mismo, y si sienten otra cosa esto también se los va a revelar el Señor. O sea
que, para que la Iglesia camine como Dios quiere, tiene que vivir en la revelación que sus
autoridades han recibido, porque si vive en una revelación diferente o esa revelación no es
parte de la Iglesia, entonces, no hay el mismo sentir.

Es notable ver, que muchas veces nosotros seguimos sufriendo circunstancias, pasamos
adversidades, y más que avanzar parece que estamos retrocediendo en nuestra vida
cristiana, ¿pero sabe por qué es eso? Yo le voy a decir por qué es, porque más de una vez,
una autoridad espiritual vino a decirte esto es lo que tienes que hacer, y tú dijiste sí, sí está
bien y hasta hiciste promesas que lo ibas a hacer, si lo entiendo lo voy a hacer, después de
esa reunión con tus autoridades espirituales te olvidaste y no hiciste nada.

Y tú dices, ¿Por qué mi vida no está bien, por qué no he avanzado? ¿Sabes por qué? Simple
y sencillamente porque no obedeciste, porque estás teniendo otro sentir, si tú tienes otro
sentir, Dios no te da la posibilidad de seguir bien con otro sentir, Dios no va a hacer eso
nunca, no te lo va a conceder. Si tú tienes otro sentir, tienes dos opciones, o le pides al Señor
la revelación de ese sentir que vino a través de tus autoridades, o vas a vivir en conflicto toda
tu vida, sólo hay dos opciones, pero que tú te sientas a gusto y avances teniendo otro sentir,
Dios no te lo va a conceder, porque así las cosas en el Espíritu y en una Iglesia apostólica y
profética, así no son.

Por eso, yo sé que esto es puntual, porque aún antes de venir aquí yo sé por el Espíritu, que
hay algunos, bastantes, que aún parece que están bien, hay otros que ya se ve que no están
bien, pero otros parece que están bien, pero adentro de sus corazones tienen otro sentir, y
verdaderamente no se han sujetado a la autoridad.

Hay muchos aquí, que lo único que están haciendo una y otra vez es esforzarse en su carne,
y se sienten felices, pero se están engañando a sí mismos, porque hay una meta y una
finalidad equivocada en el corazón.

Iglesia, tengo que hablar como profeta de Dios, no puedo hablar de otra manera. Es tiempo,
porque se está acabando, el tiempo de Dios se está acabando, Iglesia de Satélite, el reloj de
Dios ya está por marcar la hora indicada, se está acabando el tiempo de Dios. Pero sabe que
hay algo más profundo que esto, es que supuestamente el haber escuchado las mismas
cosas durante años, tendría que haber sido para tu seguridad, pero al haber escuchado las
mismas cosas durante años, ha sido para que te rebelaras más.

Así el Señor no puede seguir avanzando. Es tiempo de poner un punto final a los caprichos, a
los deseos personales, aunque estén disfrazados de palabra profética. ¿Me escuchas bien?
Es tiempo. Abandona eso, porque eso está siendo la atadura que está trabando tu vida,
porque Dios ha visto que no tienes el objetivo correcto, te estás esforzando para que Dios te
bendiga y hay dos problemas, lo estás haciendo en tu carne y lo estás haciendo con una
intención equivocada. No lo puedes alcanzar aunque parezca que está ahí, y ya estás por
tomarlo, no lo puedes alcanzar, porque hay una sola meta y una sola finalidad para la Iglesia:
Vivir la vida de Cristo en plenitud.
Si yo te preguntara de manera personal a muchos de los que están aquí, ¿cómo está tu vida
personal en lo íntimo y en lo privado? Creo que muchos nos sorprenderíamos. La vida de
Cristo no está fluyendo, el poder de esa vida no está haciendo efecto en ninguno, tú estás
viviendo tu vida, perfecto, pero es tu vida, no es la de Cristo y Dios te ha tomado para que
vivas su vida no la tuya. Él te tomó para que tú llegaras a tomar y a alcanzar la plenitud de
Cristo que Él tiene para ti, eso es lo que Dios quiere, para eso te salvó y te rescató, para que
vivieras sobrenaturalmente sobre la Tierra mostrando la plenitud de Cristo, para que el poder
de Dios funcione.

Así que, no me digas más que sigues teniendo los mismos problemas, ni las mismas
tentaciones, ni los mismos problemas matrimoniales, porque esa es una mentira del diablo. La
realidad, ¿sabes cuál es? Que no está la meta correcta en el corazón, estás jugando pero no
tienes un corazón puro.

Lo que el Espíritu me mostró en el apóstol Pablo, ¿sabes que fue? Lo tengo anotado en el
papel, Pablo tenía un corazón puro, puro. Así tal cual lo anoté en el papel, un corazón puro.
Porque él ni se jactaba de lo que había logrado, ni de su esfuerzo, ni de las Iglesias, ni de lo
que hacía, ni de lo que recorría. Cuando él tenía que abrir su corazón como hombre de Dios,
lo único que decía es, no pretendo haberlo alcanzado… pero sigo corriendo porque tengo una
meta, quiero tomar todo lo que Cristo es para mí, porque sé que Cristo es mucho más que lo
que yo viví hasta ahora.

¡Y era Pablo! Porque había un corazón puro para Dios, puro, no un corazón que tiene una
doble intención. ¿Y sabe lo que percibo por el Espíritu? Hay mucho cansancio, Iglesia hay
mucho cansancio, pero no es un cansancio normal y natural, es un cansancio que está
viniendo por el esfuerzo de la carne, y me preocupa. Es tiempo, Iglesia de despertar y de ser
llevados por el Espíritu a otra realidad, pero desde hoy, ¡desde hoy! No se puede pasar más
tiempo. ¡Hoy! Esperar a mañana es tarde, esto es hoy, pero hoy con determinaciones
profundas y seguras. ¡Es hoy!

Por eso, bien la Palabra dice, "más que todas las cosas guardadas, guarda tu corazón porque
de él mana la vida." Cuando el corazón está puro para con Dios porque anhela lo que Dios
quiere, entonces de ese corazón, mana la vida de Dios que está en nosotros.

Hay mucho cansancio, pero la vida de Cristo no está fluyendo, y yo en el nombre de Jesús les
animo, les exhorto, si pudiera los pondría contra la pared y traería soldados que los
amenazaran... Es tiempo, es tiempo, es tiempo de parar una maquinaria.

Ahora le estoy hablando por el Espíritu, ¿está bien? Hay que parar una maquinaria que sin
querer y con buenas intenciones se ha comenzado a levantar en la Iglesia, es una maquinaria
del hacer y de que todo esté, y que todo esté funcionando, pero se convirtió en una máquina
que gira y gira y gira y nadie la puede detener, pero la Iglesia tiene que detener la maquinaria,
porque no está el objetivo correcto. Empezando por los pastores, en el nombre de Jesús no
hagan nada más que el Espíritu Santo no les diga que tienen que hacer, nada más. Métanse a
orar y a recibir de Dios, lo que Dios quiere hacer con esta iglesia, porque casi que la iglesia
los obligó a ustedes a entrar a la maquinaria, y Dios no los llamó para sostener ninguna
maquinaria, los llamó para tener una iglesia y mantener una iglesia pura de corazón, y que
busque siempre ganar a Cristo y no otra cosa. En el nombre de Jesús.

Iglesia, ya no es tiempo de venir a los pastores con los mismos problemas de siempre.
¿Sabes qué? Ellos, si ya te hablaron, palabras mágicas no tienen, ni la varita, ni la bola de
cristal, ni tampoco tienen al Espíritu Santo guardado en el bolsillo para darte un
"espiritusantazo" en la cabeza, ¿está bien? Si ya te dijeron algo veinte veces, no te van a
decir otra cosa, lo que no estás solucionando es un problema tuyo con Dios, y no lo estás
queriendo solucionar, te has sentado en tu comodidad, en tu propio esfuerzo y ya te gustó el
problemita, te sientes a gusto con el problema.

Entonces, lo que para el Espíritu es pérdida y es estiércol, para ti está siendo ganancia y tiene
buen olor, estás mal. Ya no es tiempo iglesia, los pastores no son el muro de los lamentos, no
lo son, ni tampoco son los que te van a justificar todas tus acciones equivocadas delante de
Dios, o te ordenas o te ordenas, pero no hay otra opción.

Detente con todo lo que estás haciendo en tu carne, encargados de ministerios, por favor, no
hagan nada más si no reciben algo del Espíritu, pero es más, yo les voy a pedir que los
encargados de ministerios detengan planes y cosas hasta que los pastores no traigan una
dirección de parte del Espíritu, porque esto no está siendo por el Espíritu de Dios. Es tiempo
de poner el freno de mano a esto y hacerlo detener, porque si no lo detenemos, adelante está
el barranco y nos vamos a estrellar y nos estrellamos todos, ¡eh! Sí, nos estrellamos, nos
estrellamos juntos completitos.

Si primero, tu vida no está viviendo en la plenitud de Cristo, no pienses en tocar nada de lo


santo para Dios, y esto se los digo a ustedes para que lo tengan en cuenta a partir de ahora.
Aquel que no muestra a Cristo con su vida, Iglesia es demasiado, te puedo asegurar, no hay
otra iglesia bajo cobertura que haya recibido lo que tú recibiste iglesia. Hoy tenemos que
hacer a la distancia un trabajo en tres o cuatro días, que con ustedes fue hecho en años…

Es tiempo, iglesia es tiempo… es tiempo, es tiempo de analizar, ¿cómo está tu corazón, qué
es lo que te mueve? ¿Qué quieres alcanzar iglesia? De acuerdo a la motivación de tu corazón
así será también la respuesta de Dios. Eso quiere decir, que si hay cosas, iglesia, que todavía
no has alcanzado, es porque la motivación de tu corazón no ha sido la correcta, pero cuando
la motivación es correcta, entonces, Dios te empieza a conceder las cosas sin ningún
esfuerzo, porque si hablamos de esfuerzo negamos al Espíritu.

Por eso, fíjese una cosa y me gusta ponernos de ejemplo, como Ministerio siempre hemos
dicho, nosotros no buscamos a ningún pastor, ni a ninguna iglesia que venga bajo cobertura,
nunca lo hacemos, ni lo haremos. ¿Pero sabe qué pasa? Siempre hay más pastores que
quieren estar bajo cobertura, ¿Sabe lo que le estoy queriendo decir? No estoy hablando de
que nosotros somos los súper hombres y súper mujeres, estoy queriendo decir, que nosotros
somos celosos con la intención de nuestro corazón.

La intención de nuestro corazón, no es tener más iglesias bajo cobertura, la intención de


nuestro corazón, es ver a una Iglesia en todo el mundo que se levante para mostrar a Cristo
de una vez y por todas. Nos vamos a morir en la raya, o si nos tienen que matar por esto nos
matarán, pero no vamos a parar, nadie nos va a detener por esto, nadie nos va a detener.
Pero cuando nosotros tenemos la motivación correcta, entonces, Dios dice: Yo te doy
autoridad, y te doy más para que hagas lo que está en tu corazón.

Yo quiero orar iglesia, y es lo último que yo voy a hacer, quiero orar con cada uno de ustedes,
pero quiero que cada uno de ustedes también ore a Dios. Y no le puedo decir, ni que ore con
su esposo, con su esposa, ni con su familia, ni con su hijito, ¿sabe por qué? Porque esto es
tan personal, que si no le es revelado a cada uno, ni vas a poder jalar a tu esposa de los
cabellos, ni obligar a tu esposo a que lo haga, ni sentarlos a tus hijos por la fuerza en esa
butaca, porque no lo vas a lograr, esto es personal.

Es personal, pero de tal manera que hoy tú puedas determinar delante de Dios cómo va a
seguir tu vida de aquí en más, qué es lo que vas a buscar a partir de ahora, qué vas a querer
alcanzar, cuál va a ser tu finalidad, ganar a Cristo o ganar las promesas que Él te ha hecho.
¿Ganar a Cristo o que Él te conceda tus deseos? Hoy es tiempo de determinación, y vuelvo a
repetir, es hoy. Mañana es tarde, es hoy iglesia.

Yo voy a orar, y quiero pedirte que en tu lugar de manera personal ores a Dios, y metas tu
corazón delante de la presencia del Señor, para que el Señor haga lo que tenga que hacer
contigo y si el corazón está torcido y tiene una meta incorrecta, el Señor por su gracia lo
vuelva a una finalidad y a una meta correcta en tu vida.

Padre, en el nombre de Jesús, yo quiero orar a Ti junto con mis hermanos y con esta
amada iglesia. Gracias Señor por lo que me has mostrado y has hablado en este día.
Señor, sé que ni es fácil para mí transmitirlo, ni es fácil para tu Iglesia recibirlo, pero lo
único que sé Señor, es que quiero ser fiel a lo que me has mostrado, porque habría
mucho más que perder si yo no hablo esto, mucho más, podría ir a la destrucción total
si yo no advierto lo que Tú me has mostrado.

Por eso en el nombre de Jesús, yo Señor, lo primero que quiero hacer es pedirte
perdón, perdón Señor, porque nuestro corazón no ha estado siempre enfocado en
amarte a Ti por encima de todas las cosas, en buscarte a Ti por encima de todas las
cosas, en ganarte a Ti Cristo, experimentar la plenitud de tu vida y la plenitud de tu
poder y de ser dignos de padecer por causa tuya.

Perdónanos Señor, hoy te pedimos que nos perdones, porque le hemos dado rienda
suelta a nuestro corazón, a sus deseos, a sus inclinaciones, pero nunca nos hemos
detenido para analizar hacia dónde estábamos llevando la dirección de nuestra vida.

Señor perdónanos, porque a través de eso y a través aún de las cosas espirituales, del
ministerio, de la realización personal, de tus palabras proféticas, a través de todo eso
que es bueno, lo único que hicimos fue satisfacer una necesidad. ¡Perdónanos Señor!
Porque si lo que estamos haciendo es queriendo satisfacer una necesidad, no hemos
despertado a quienes somos en Cristo Jesús.

Por eso, Pablo pudo hablar Señor, de su vida pasada, no como un currículum para
mostrar, sino como una vergüenza para decir, eso fue una pérdida para mí, pero aun ni
siquiera se atrevió a hablar de su apostolado como algo a alcanzar porque eso tampoco
fue su meta, el deseo más íntimo de su corazón fue conocerte plenamente a Ti Señor,
vivir la plenitud de tu potencia, de tu grandeza, de todo lo que Tú eres, vivirlo
plenamente. Señor, hoy nos arrepentimos de corazón, pero también exponemos
nuestro corazón ante Ti y lo alineamos a esta Palabra que nos has dado.

En el nombre de Jesús, traemos Señor nuestro corazón delante de Ti para que Tú nos
corrijas, nos reprendas, nos adviertas. Señor, vuelvas a enderezar lo que está torcido.
Señor, aquello que está débil, que parece cojo, que está a punto de caerse, levántalo
por tu gracia Señor, pero no nos permitas desviarnos de tal manera que después
parezca que ya no es tiempo de regresar atrás.

En el nombre de Jesús yo te pido Señor, que por el Espíritu esto les sea revelado a
cada uno de mis hermanos, como el apóstol escribió a los Filipenses, "todos los que
somos perfectos esto mismo sintamos, y si otra cosa sentís esto también os lo revelará
Dios."

Hoy te pido Señor, que si hay en mis hermanos otro sentir, que ahora se lo reveles por
el Espíritu, ahora se lo reveles por el Espíritu, de tal manera que la determinación y la
decisión no se haga esperar, que sea ahora mismo.
Señor, y que Tú vuelvas a traer el gozo de tu salvación a cada corazón, que esta iglesia
pueda decir, nos gozamos en el Señor, porque todo lo que hacemos ha venido de Él y
porque lo hemos hecho con la fuerza sobrenatural de su Espíritu, y ese gozo ahora lo
transmitimos a Él mismo para darle la gloria, la honra, el poder y la alabanza que
merece.

Señor, nos humillamos ante Ti, y recibimos tu Palabra, de tal manera, que sabemos que
Tú a partir de hoy producirás cambios profundos. Señor, lo que antes ha sido muy
difícil porque lo quisimos hacer con la fuerza de nuestra carne, declaro que a partir de
ahora será deshecho, será destruido, esa barrera que parecía que nunca íbamos a
pasar, a partir de ahora es destruido por la acción del Espíritu Santo en nosotros, por la
revelación de tu Palabra y porque nuestro corazón tiene la meta correcta dentro de él.

Señor, haz que haya algo sobrenatural que ocurra, para que podamos dar testimonio de
que tu Palabra es verdadera y que Tú hablaste a tiempo, Señor, y volviste a traer
nuestro corazón hacia tu corazón. ¡Gracias Señor! Te honramos, te bendecimos, te
alabamos Señor, a Ti te damos toda la honra, en el nombre de Jesús. Amén y Amén.
DEJA TU LUGAR DE COMODIDAD

22 octubre de 2006

Deja tu lugar de comodidad. Hay varias cosas por la Palabra que yo quiero que analicemos
juntos, yo no sé exactamente, además no escuché el mensaje del pastor, ¿está bien? No sé,
salvo poquitas referencias que mi esposa me hizo, muy poquitas, pero yo quiero compartir
algunas cosas específicas por la Palabra y por el Espíritu, para que sepamos algo que tiene
que ser básico y fundamental para nosotros como Iglesia del Señor.

Primer punto, nosotros somos una Iglesia Apostólica. Si somos una Iglesia Apostólica, ¿qué
significa? Que somos una Iglesia... ¿qué? Enviada. Eso significa que por ser enviada, en
realidad estamos en un lugar físico, pero no para acomodarnos en ese lugar, sino dentro de
ese lugar ser enviados de Dios. ¿Estoy siendo claro con esto? Ok.

Vamos a ponerlo así, imagínese que usted empieza a trabajar para una empresa, pero
empieza a trabajar en algún área que implica, como por ejemplo lo que le ocurre al pastor,
tener que viajar a otros lugares. Él está radicado en la ciudad de Miami, es empleado de esa
empresa en la cual trabaja, pero él sabe que en determinadas oportunidades es un enviado
de su empresa a diferentes lugares para dar asesoría y para llevar a cabo diferentes planes,
que tiene que ver con lo que clientes están pidiendo y solicitando de la empresa donde él
trabaja; cuando él va a esos lugares, ¿a quién representa? A la empresa, ahora cuando él
sabe que tiene que viajar, no comienza a decirle a su jefe, pero cómo jefe, no si yo estoy en
Miami, estoy tranquilo no quiero viajar, sabe que me gustó ya quedarme aquí, tengo ganas de
quedarme, ¿podría él hacer eso? No. Porque él sabe que dentro de sus responsabilidades y
sus obligaciones como empleado de esa empresa, es viajar y dar asesoría a diferentes
empresas en diferentes lugares del mundo. Ok.

A veces, en la Iglesia no tenemos esta misma idea. ¿Por qué? Porque estamos en un lugar,
en una ciudad y creemos que ser la iglesia en esa ciudad significa estar en un salón,
reunirnos periódicamente en diferentes reuniones semanales para alabar al Señor, adorarle,
dar nuestro diezmos, ofrendas, primicias, limosnas, recibir la Palabra, comer bien
espiritualmente y tener fortaleza para avanzar en nuestra vida de todos los días. Pero esto es
una pequeñísima, muy pequeñísima parte de nuestra función como Iglesia del Señor.

Lo que quiero decir es que no está mal reunirnos, al contrario, porque la misma Palabra dice,
ninguno deje de reunirse como algunos tienen por costumbre, o sea, no estoy hablando que
este mal reunirnos, al contrario, es necesario como cuerpo de Cristo reunirnos. Es bueno que
alabemos y adoremos a Dios. Es bueno que, siempre como parte de nuestra adoración, le
demos a Él, como agradecimiento lo que Él primeramente nos a ha dado. Es bueno que
recibamos la Palabra y que nos alimentemos espiritualmente, que los ojos de nuestro espíritu
se abran para ver aquello que posiblemente no hemos visto, que corrige nuestra vida, que
endereza nuestros pies, que nos marca el camino por el cual debemos andar, eso es bueno y
es necesario.

Pero todo eso forma parte de la preparación para que sepamos que somos enviados. Eso
significa que, estar en una ciudad significa que Dios nos plantó allí porque Él nos envío a ese
lugar. Geográficamente, Él determinó que hubiera un lugar, una ciudad, una nación en la cual
debíamos estar, porque Él nos enviaba.

Ahora, fíjese que visto desde el punto de vista de Dios, esto tiene mucho sentido y le voy a
explicar el por qué. Porque en realidad nosotros, se da la casualidad que en esta ciudad de
Miami, habemos personas de diferentes naciones, de muchísimas naciones, tal vez muy
poquitos de los que estemos aquí hallamos nacido en esta nación. Seguramente la gran
mayoría nacimos en otras naciones, Ok. Pero en realidad, cuando nosotros pasamos de la
potestad de las tinieblas al Reino de Jesucristo, ahora ocurre en el ámbito espiritual, pero
también en el físico, escúcheme bien, un cambio de ciudadanía en nuestras vidas, Nosotros,
¿a dónde pertenecemos? Somos ciudadanos, ¿de dónde? Del Reino de los Cielos.

Quiere decir, que es como si nosotros hubiéramos nacido en el Reino de los Cielos, porque
así es en realidad espiritualmente, nosotros al nacer de nuevo nacimos en el Reino de los
Cielos. Eso implica, que no importa en el lugar dónde estemos, aunque nosotros
regresáramos a nuestros países de nacimiento, de todas maneras somos extranjeros allí.
Estamos viviendo en ese lugar porque somos enviados del Reino a ese lugar, ¿estoy siendo
claro?

Eso significa, que cualquier lugar que pisemos tiene que ser conquistado porque Dios nos ha
enviado como embajadores de su Reino, como enviados de su Reino para transformar ese
lugar, ¿está bien? Entonces si somos enviados, hay algo que necesitamos entender, un
enviado siempre deja un lugar de comodidad, siempre. Un enviado deja un lugar de
comodidad y no estoy hablando de la comodidad física, natural, estoy hablando de la
comodidad de aquello que nos hace permanecer quietos, inmóviles, muy bien sentaditos, bien
acurrucaditos, tapaditos, que todo esté en orden a nuestro alrededor, que nada pasa, que
nada se mueve, todo está siempre en el mismo lugar.

Esa vida rutinaria que es exactamente un calco, todos los días parece el mismo día, nada más
que cambia el número pero todo parece igual. Me levanto a la misma hora, me lavo los
dientes de la misma manera, desayuno lo mismo, voy al mismo trabajo, a la misma oficina,
entro a la misma hora, como a la misma hora, me relaciono con las mismas personas, salgo a
la misma hora. Vuelvo a tomar la 836, el "Turnpike" y el "Palmetto", lo que usted quiera y le
guste. Vuelvo a llegar a casa, vuelvo a esperar que mi esposa me sirva la cena, miro mientras
un rato de tele... Todos los días parece la misma película.

Mi pregunta es, cuando todos los días vivimos la misma película, ¿qué clase de enviados
somos? Porque si usted quiere hablar con el embajador de la nación donde usted nació, pero
que está aquí en Miami, ese embajador, escúcheme bien, posiblemente viva bien, tenga una
linda casa, le va muy bien tenga ciertos lujos, pero en realidad él sabe que está en esta
nación y en esta ciudad de Miami para representar a su país y para estar al servicio de
cualquier persona, ya sea de su país o de otro país que requiera algo de él. Eso significa, que
él va a tener reuniones, que van a salir situaciones, que van a tener que solucionar
problemas, que va a tener que dar su cara cuando hay alguna situación conflictiva. Él va a
tener que hacer trabajos que lo expongan, no tiene una vida rutinaria.

Nosotros tenemos que salir de esa rutina que nos ha acomodado. Ahora, aun espiritualmente
podemos estar en una rutina que nos acomode, por eso Dios siempre nos va a mover. O sea,
usted entienda esto, en una Iglesia de Reino que tiene una mentalidad de enviada, Dios
nunca nos va a dejar igual, no es que sea una cuestión de las autoridades espirituales que
quieran mover las cosas para que algo sea diferente. Porque mire´, la Iglesia hoy del Señor,
de manera general siempre se tienen novedades, pero novedades para entretener a la gente.
El otro día escuchaba en la tele un programa cristiano, tristemente cristiano, donde estaban
entrevistando a tres jóvenes de una iglesia y le estaban preguntando qué actividades tenían
ellos de jóvenes en su iglesia.

Entonces, que todos los domingos a las 6 de la tarde, ellos tienen sus reuniones de jóvenes,
que los mismos jóvenes se encargan de la reunión y que todos los domingos hacen algo
diferente y que nunca les avisan a los jóvenes lo que van a hacer para que sean novedades
para todos. Entonces, un domingo predica un joven, otro domingo otro joven, otro domingo
hacen diferentes actividades. Y esta muy bonito, dicen que van muchos jóvenes y que todos
están muy contentos, sí, pero ¿para qué sirve? No tengo problema, pero la pregunta es,
¿para qué sirve eso? ¿A qué nos lleva? ¿A qué nos conduce? ¿Cuál es el punto final? ¿Cuál
es la meta que queremos alcanzar?

Muchas veces en lo natural nos pasa lo mismo. Una persona está siempre en el mismo lugar,
en el mismo trabajo por cuarenta y ocho años y se conforma. Y tal vez no le alcanza muy bien
para vivir y podría ganar más y dice, pero acá estoy bien, acá estoy seguro, ya son cuarenta y
ocho años, ahora perder cuarenta y ocho años de trabajo es un riesgo. Pero la vida se trata
de riesgos, que nazca una criatura es un riesgo, un médico siempre lo dice. Es un riesgo para
el bebé y es un riesgo para la mamá, pero las mamás que están aquí, ¿vale la pena correr el
riesgo? Claro que vale la pena. Aun la Palabra dice que el dolor es fuerte pero una vez que se
ve al bebé la mamá se olvida del dolor. Pero es instantáneo, es un segundo después, cuando
le ponen al bebé sobre el pecho la mamá se olvidó del mundo entero por el gozo y la alegría
de tener a ese bebé que lo llevó adentro durante nueve meses, ver su rostro.

La vida se trata de riesgos constantemente, en lo espiritual, ¿sabe lo que hace Dios? Nos
empuja hacia el riesgo. Porque Él no quiere permitirnos que estemos acomodados, que las
cosas se acostumbren a una rutina, que nos aplaste para no poder cumplir su propósito.

Ahora, yo busqué en el diccionario normal, en el diccionario regular de la lengua española, la


palabra comodidad y fíjese lo que dice: Calidad de lo que es cómodo, es decir, aquello que es
fácil, manejable, conveniente, ventajoso y acomodadizo. Todo eso tiene que ver con
comodidad. Entonces, aquel que se acomoda quiere que las cosas sean fáciles, que sean
manejables, que sean convenientes, que sean ventajosas y esa persona es acomodadiza. Es
aquel que siempre anda viendo qué le conviene más y ahí se mete. Si hace bien o hace mal,
si afecta a otro no importa, el asunto es quedar bien él, que las cosas le salgan bien a él, eso
es un acomodadizo que aprovecha la oportunidad para que todo esté a su favor.

En el Reino, es completamente diferente, nosotros hacemos todo para que el mundo que nos
rodea este bien. Como hoy el pastor repitió varias veces, para que el mundo se reconcilie con
Dios, porque esa es nuestra labor.

Por eso, realmente déjeme decirle, el domingo pasado ocurrió, hoy ocurre aquí, cada vez que
una persona entrega su vida a Cristo, es el milagro más sorprendente que podemos ver.
Usted disfrute, gócese por eso, dele gloria a Dios, si usted en ese momento quiere pararse,
aplaudir, gritar, saltar haga lo que sea, porque dice la Palabra, que en el cielo hay gozo y hay
fiesta por un pecador que se arrepiente. Nos hemos aun acostumbrado y nos hemos
acomodado aun a eso, que alguien levanta la mano pasa, ora, y bueno, uno más que se
entrego a Cristo. No mi hermano, está ocurriendo lo más sorprendente que puede ocurrir
sobre la faz de la Tierra, no hay nada más milagroso que eso.

Entonces, debemos alegrarnos porque eso es un milagro de Dios, el mayor de los milagros,
¿usted esta comprendiendo? Entonces, eso implica que tenemos que dejar todo lugar de
comodidad. Ahora, yo quiero empezar a ver algunas de las cosas, voy a empezar con lo más
básico, para darle un ejemplo dentro de la Palabra, pero para también explicarle algo que
usted necesita entender, que es muy importante. Génesis 12 versículo 1, dice:

"Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu


padre, a la tierra que te mostraré." Génesis 12:1

Yo sé que todos conocemos este versículo, conocemos bastante bien la historia, si alguno no
conociera bien la historia le pido que lea todo este capítulo completito, usted va a poder
entender un poquito más, pero básicamente, Dios le estaba pidiendo a Abram algo especifico.

Abram vivía en un lugar, en un lugar donde aun su padre se había asentado, él estaba allí con
su familia todo estaba en orden, estaba evidentemente, por lo que dice aquí, rodeado de su
parentela. Pero Dios le dice, mira Abram como Yo tengo otra cosa para ti, entonces, tú
necesitas irte de tu tierra y de tu parentela a la tierra que Yo te voy a mostrar y fíjese que hay
un lugar de comodidad, a usted le va a parecer tal vez raro lo que le voy a decir, o tal vez no,
pero un lugar de comodidad, ¿sabe qué es? Nuestra propia familia y nuestras propias
relaciones familiares.

Un enviado tiene que saber que las relaciones familiares se pueden transformar en un lugar
de comodidad, nos acostumbramos y nos gusta, nos sentimos bien dentro de ese ámbito de
las relaciones familiares, hay veces, que las cosas dentro de la familia y esas relaciones no
están muy bien, usted fíjese lo que ocurre, no están bien, pero preferimos mantenernos ahí
adentro y seguir desarrollando esas relaciones porque estamos acostumbrados, aunque estén
mal, aunque por esas relaciones tengamos que llorar muchas veces, pero preferimos estamos
acostumbrados.

A veces, parece que los seres humanos somos así, somos personas que nos gusta, ¡sí!
Masoquista un poquito.. sí, nos gusta sufrir y pasarla mal, pero cuando tenemos mentalidad
de enviado, usted lo que tiene que saber es esto, que Dios lo primero que va a hacer es
sacarnos de ese lugar de comodidad que se llama relaciones familiares.

Ahora, yo quiero explicarle algunas cosas porque no quiero que usted me malinterprete o
entienda algo que no es lo que yo quiero decir. Primer punto, quiero hacer una diferencia
entre familia y parentela, porque usted ve aquí que dice, vete de tu tierra y de tu parentela, no
dice de tu familia, si hubiera dicho de tu familia, Abram se tendría que haber ido solo y dejar a
su esposa Sara. No, le voy a explicar lo que es familia y le voy a explicar lo que es parentela.

Familia es el esposo, la esposa y los hijos, ésa es la familia, sí, siempre que los hijos no estén
casados, así es, yo tengo aquí mi apuntadora que no me deja cometer ningún error, ¿está
bien? No, no y qué bueno porque en verdad para que no se malentienda, ok. Ahora, fíjese,
todo lo que está fuera de esa familia es la parentela. Tomando en cuenta lo que mi esposa me
está diciendo, cuando uno de esos hijos de la familia llega a edad adulta, ha conocido al
hombre, la mujer que Dios tenía para su vida, se casan. ¿Qué dice la Palabra, aun desde el
principio del principio? ¿Qué dijo Dios? Dejará a su padre y a su madre. Quiere decir que,
imaginemos un muchacho, se casa con la que era su novia y ahora sale ese muchacho de la
casa de su papá y de su mamá para formar, ¿qué? otra familia. Ahora su papá, su mamá y
sus hermanos, ¿qué son? Parentela. ¿Lo está entendiendo? ¿Le queda claro?
¿Por qué le tengo que explicar esto? Porque cuando nosotros hablamos de familia, pensamos
hasta en el tatarabuelo que ya está bien, bien muerto. Claro, y más, decimos hoy nos
reunimos toda la familia a comer, decimos eso, nos reunimos toda la familia a comer, son dos
millones cuatrocientos veintiocho mil seiscientos cuarenta y dos, ¿por qué? Porque empieza
con el ancianito, el bisabuelo y sigue ahí los abuelos y el papá, la mamá, los hijos, los nietos,
los bisnietos, siguen los primos, los primos segundos, terceros, cuarto, quinto, además de las
novias de todos los sobrinos y de... es un mundo de gente y nosotros decimos, esta es la
familia, ¡que linda la familia! Y la familia eran tres.

En realidad, se reunieron ahí cuarenta familias que son parentela, ¿entiende? Por eso, usted
fíjese, que esto es muy claro en la Palabra, ¿sabe por qué? Porque si usted conoce la
historia, Abram se fue, ¿y a quién se llevó? A su sobrino, y tuvo problemas. ¿Sí o no? Era
sobrino directo, hijo de su hermano, cualquiera podría decir, a ver, a ver, a ver, pero era su
familia, no, era su pariente, y Dios le había dicho deja a tu parentela, vete con tu familia,
¿quién era la familia de Abram? Sara, la esposa, nada más porque ni siquiera hijos tenía
todavía ahí.

Justamente, tenía que irse de ahí para que la promesa se cumpliera, ¿se da cuenta? Ahora
fíjese, Dios parece injusto porque pasa como nos pasa a las familias que estamos fuera de
nuestras naciones, como viviendo aquí por ejemplo, va a nacer el hijo, ¿y uno qué quisiera?
Que los abuelos conozcan al hijo que nació y que estén juntos y que esté en el hospital la
abuelita recibiendo al bebé y es muy lindo.

¡Ojo! No hay problema con eso, si se puede disfrutar gloria a Dios. Pero lo que quiero decirle
es que mientras este el esposo, la esposa y los hermanitos juntos recibiendo a ese bebé,
como paso con la familia pastoral, está la familia completa. Si los parientes los pueden
disfrutar gracias a Dios, gloria a Dios, no tiene nada de malo, pero la familia está completa.

Ahora fíjese, Dios le está diciendo a Abram, para que se cumpla la palabra, tú tienes que irte
de tu parentela. Ahora también quiero explicarle esto, porque usted puede pensar algo que
está equivocado. Yo sé que hay muchos que tienen parentela no cristiana y yo quiero
establecer algo para que nos quede claro a todos. A veces, justamente estas relaciones de
parentela, son relaciones difíciles. Usted tiene que determinar en el Señor, entender por el
Espíritu, qué clases de relaciones usted está teniendo con su parentela, si son relaciones
saludables o si son relaciones que los están comprometiendo aun en su fe en Cristo Jesús.

Por ejemplo, en ningún momento usted puede decir, bueno yo tengo parientes no cristianos
pero como yo soy cristiano y ellos son mis parientes yo me alejo de ellos, no tengo nada más
que ver con ellos, no me relaciono con ellos. Yo no estoy diciendo eso, ¿por qué? Porque
usted ahí tiene una tarea. Pero tiene una tarea, ¿cómo qué? ¿cómo pariente o como qué?
Como enviado. Y hay una gran diferencia, una cosa es estar con los parientes pero como
enviado de Dios a establecer el Reino, a hablar lo que debo hablar, a mostrar a Cristo con mi
vida, con mis acciones, con mis palabras y pensamientos; y otra cosa es que yo como
pariente quiero hablarle de Cristo pero por el dolor que siente mi corazoncito de que se van a
ir al infierno.

Déjeme decirle esto, he visto a muchos cristianos que sufren por sus parientes no cristianos
pero no sufren igual por sus vecinos, sus compañeros de trabajo, por sus amistades, ¿eso es
correcto? En un enviado, no. Porque esto es lo mismo que un enviado de una nación que esté
aquí en Miami diga, ¡ah! Como éste es mi primo lo voy a atender, ahora acaba de llegar de
Guatemala, entonces, como es mi primo lo voy a atender de manera especial, pero todos los
demás están haciendo la fila afuera que tienen problemas, ya me dijeron que hay dos señoras
que tienen un problemón terrible y que quieren hablar conmigo pero que se esperen, que
vengan otro día, a mi primo lo voy a tender. ¿Estaría bien de parte de un embajador de una
nación hacer eso? Digo, que pueda pasar, seguramente que pasa, pero no es lo correcto. Ok.

Nosotros, a veces con los parientes actuamos de la misma manera, como es mi pariente me
desespero porque se va a ir al infierno pero no me desespero igual por aquel que no es mi
pariente, pero si yo sé que soy un enviado voy a tener el mismo amor y la misma prontitud y
urgencia por hablarles a mis parientes y hablarle también a los demás que me rodean, porque
son todos hombres y mujeres que necesitan de Cristo.

Entonces, lo que quiero decir, es que no se trata de romper las relaciones. Ahora, usted
también tiene que saber, que a veces es necesario hacer distancia porque ya sea, con
parientes cristianos y con parientes no cristianos tenemos problemas, ¿por qué? Porque
nosotros les estamos hablando de Cristo, queremos llevarlos a conocer la verdad pero ellos
se resisten abiertamente, y por nuestra insistencia o por ir a todas las fiestas o por
aguantarnos todo lo que quiere hacer no los vamos a ganar.

Porque a veces decimos, bueno es que tengo que estar en la fiesta, es el cumpleaños de
quién sabe qué primo, y yo sé que terminan todos borrachos, pero bueno, voy a estar ahí para
así los gano para el Señor, no los vas a ganar mientras están con la borrachera, no los vas a
ganar en ese momento, tú tienes que saber por el Espíritu, lo que quiero decirte es, tú no
puedes ir después del mensaje de hoy, me voy a alejar de mi familia o me voy a acercar
más... No, tienes que escuchar al Espíritu Santo decirte lo que tienes que hacer con tus
parientes, ¿me entiendes? Si tú tienes que acercarte, cómo acercarte, en qué momento, de
qué manera, cómo hablar, tú tienes que saber por el Espíritu, lo que tú debes hacer. Pero lo
importante es, que tú entiendas que un lugar de comodidad suele ser las relaciones de la
parentela y Dios necesita sacarnos de esas relaciones que son relaciones almáticas.
Ahora, ¿por qué esto tiene que ser así? Porque en realidad, lo que Dios quiere es establecer
relaciones espirituales aun con la parentela. Son relaciones espirituales, nos entendemos
porque hablamos el mismo idioma espiritual, nos entendemos porque tenemos los mismos
objetivos, los mismos propósitos, nos entendemos, porque tenemos una misma meta en
común y a demás, cuando yo estoy libre de ese amor almático y tengo un amor de Dios en mí
funcionando, aun con la parentela yo no tengo temor de hablar cuando sé que mi parentela
está, aun siendo cristiana, está dando malos pasos, está caminando equivocadamente.

Yo no tengo problema de hablar de parte de Dios y decir por el Espíritu lo que debo decir,
porque mi compromiso primero, ¿con quién es? con Dios, y porque tengo un compromiso con
Dios y estoy enamorado del Señor, puedo amar a la gente, puedo amar a mis parientes, pero
como Dios les ama para hablarles la verdad en amor, para qué, si es posible y ellos oyen
puedan cambiar de actitud, puedan cambiar de rumbo.

Por eso, tenemos que saber, que si nos mantenernos en relaciones almáticas y la parentela
es un lugar de comodidad, Dios necesita sacarnos de ese lugar de comodidad, ¿para qué?
Para que seamos efectivos como enviados, aun dentro de nuestra parentela. Ahora, quiero ir
a Lucas en el capítulo 1. Lucas, el capitulo 1, desde el versículo 59 voy a leer. Dice:

"Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el
nombre de su padre, Zacarías; pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan.
Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre. ¿Se
da cuenta?

Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar. Y pidiendo una
tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. Al momento
fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios. Y se llenaron de
temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas
cosas. Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues,
será este niño? Y la mano del Señor estaba con él." Lucas 1:59-66

Fíjese, aquí está hablando de Zacarías, de Elizabeth su esposa y del pequeño bebé en ese
momento que era Juan, Juan el Bautista, quien fuera ese tremendo profeta de Dios para
anunciar la venida del Señor. ¿Qué pasa aquí? Algo muy natural para ese tiempo, para esa
época y para esa cultura, para los judíos era normal y natural que se llamara al bebé con el
nombre de su padre, tenía que tener el nombre de su padre o por lo menos el de alguien de la
parentela, era lo normal.

Entonces, como ya el ángel del Señor se le había presentado a Zacarías, ustedes recordaran
la historia, se le había presentado le había dicho que su esposa iba a tener un hijo que iba a
llamarse Juan. Inclusive Zacarías dijo, ¿pero cómo va a ser esto? yo ya soy viejo y demás...
¿y qué le dijo el ángel? Bueno, como no creíste, ahora te vas a quedar mudo por un tiempo.
Por eso, usted ve que allí, ¿a quién le preguntan cómo se iba a llamar al niño? A su mamá, a
la primera que preguntan es a la mamá, ¿por qué? Porque el papá no podía hablar y cuando
la mamá dice, se va a llamar Juan, ¿Eh, cómo Juan? si su papá se llama Zacarías, no hay
nadie que se llame Juan en la parentela. Entonces, aunque no hablaba Zacarías, lo hicieron
hablar a través de la tablilla, le dijeron, a ver escríbenos acá porque tu mujer me parece se
volvió loca y está aprovechando que te quedaste mudo para hacer lo que se le antoja y
ponerle el nombre al bebe que ella quiere. Y no, y él escribe, su nombre es Juan.

En ese momento, ¿qué ocurrió? Empezó a hablar, ¿por qué? Porque fue una prueba de Dios
para su vida, pero eso sería otro tema. Pero, ¿cuál es el punto aquí? El punto es, que tanto
Zacarías como Elizabeth tuvieron que salir de una comodidad, la comodidad de la tradición,
ellos estaban dentro de una tradición, una tradición que decía cómo las cosas se debían
hacer, una tradición que mandaba cómo las cosas tenían que ser hechas, y siempre eran
hechas de la misma manera, a demás, se daba el hecho de que Zacarías era sumo
sacerdote, era de familia de sacerdotes, entonces, el nacimiento de este bebé era demasiado
importante porque todo el pueblo estaba esperando, en ese bebé, a un nuevo sacerdote. O
sea que, todo un carruaje de tradiciones estaba pesando sobre las espaldas de Zacarías y de
Elizabeth, ellos rompen con la tradición siendo obedientes al Señor y diciendo, su nombre es
Juan.

El cristianismo de hoy en día, ¿sabe en qué nos ha metido? En tradición. Tradición. Para
nosotros la alabanza podría ser tradición, para nosotros entregar los diezmos y ofrendas al
Señor puede ser una tradición, por eso muchas veces, aun es una tradición escuchar la
Palabra, por eso usted se va a su casa y después dice a la tarde, ¿qué hablaron hoy? No me
puedo acordar, ¿sabe por qué? Porque usted está sentado acá y como es una tradición
escuchar la Palabra, usted no presta la misma atención, ahora en el trabajo sí presta atención
a lo que dice el jefe y mucho más cuando está enojado, porque sino usted va a tener un
problema seguro, pero nosotros acá hicimos, aún de nuestros cultos una tradición, por eso a
veces, ¿sabe por qué no pasa nada más allá? No porque Dios no quiera, porque Dios nos vio
acomodados en nuestra tradición y Dios dice, si tú no quieres moverte de tu tradición y de tu
comodidad yo no puedo moverme de otra manera, no puedo tener la libertad de sorprenderte.

Nosotros tendríamos que llegar a este lugar sabiendo que podemos nosotros sorprender a
Dios, nosotros sorprender a Dios, hoy vamos a alabarte Señor de una manera que el hotel
mismo va a temblar, porque reconocemos quién eres porque te amamos, porque no nos
podemos detener de alabarte, de honrarte, de dar gloria a tu Nombre, de levantar nuestras
manos, de saltar, de postrarnos, de agradecerte, no nos vamos a detener porque te amamos.
Que algo internamente surja por el Espíritu y que sorprendamos a Dios. Ahora, fíjese, hay
algo notable en este pasaje porque una vez que dijeron que su nombre iba a ser Juan, fíjese
lo que dice el versículo 65:

"Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se
divulgaron todas estas cosas. Y todos los que las oían las guardaban en su corazón,
diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él." Lucas 1:65-
66

Fíjese lo que ocurrió, por un matrimonio que rompió con la tradición, que salió de la
comodidad, porque yo me imagino que no fueron muy bien mirados, no por nada después que
Elizabeth dijo, se va a llamar Juan, fueron con Zacarías aunque no hablara, porque los judíos
dijeron no, no, no esto no está funcionando bien, están rompiendo con la tradición y no puede
ser que rompan con la tradición.

Porque la tradición es un espíritu, un espíritu demoniaco que nos ata, ¿me está escuchando?
Es un espíritu la tradición, si tú te acostumbras a tu relación espiritual o tu relación con Dios,
tu relación cristiana como una tradición, te va a tomar ese espíritu y te va a atar porque la
tradición tiene que ver con religiosidad, así es, es un espíritu, cuando tú rompes con eso,
entonces, permites que Dios se manifieste como lo hizo aquí. En todo lugar se oyó, hasta en
las montañas de Judea llegó la noticia y todos quedaron asombrados y dice, que todos
guardaban estas cosas en su corazón.

Yo quiero declarar, que seamos una iglesia en Miami, que rompamos con esa tradición de tal
manera que la ciudad oiga de nosotros y que la ciudad diga, ¿pero qué está pasando en ese
lugar? No son tradicionales, no son de lo que hacen las cosas siempre de la misma forma, de
la misma manera algo sobrenatural ocurre en ese lugar, y que venga temor de Dios a Miami
porque hay una iglesia que rompió con la tradición, que se sacudió ese espíritu de encima, y
que se salió de la comodidad para darle lugar a la obra sobrenatural del Espíritu de Dios.

Quiero avanzar, voy a leer dos pasajes. Lucas 1:80, aquí mismo cerquita, pero luego voy a
leer Marcos 1 desde el 6 al 8. Entonces, Lucas 1:80 dice:

"Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día
de su manifestación a Israel." Lucas 1:80

Está hablando de Juan el Bautista. Vamos a Marcos 1 versículo 6 al versículo 8. Marcos 1:6
dice:

"Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus
lomos; y comía langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es
más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su
calzado.
Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo."
Marcos 1:6-8

¿Quién quisiera hoy, en Mami, ser Juan el Bautista? ¡Dígame! Espiritualmente, yo digo amén,
pero ahora vamos a llevarlo al plano natural. Dice que el niño crecía y se fortalecía, y anduvo
en lugares desiertos. Ahora, sí lo dice pegado, ¿sabe qué está diciendo la Palabra? Que
desde niño, él se acostumbro a estar en lugares desiertos.

Punto número uno, lugares desiertos desde niño hasta el momento de su manifestación, o
sea, hasta el momento en que escuchó al Señor decirle, ahora es tiempo Juan, de salir y de
preparar el camino ya llegó el tiempo, ahora una vez que salió, encima que salió del desierto,
para la gente salió un monstruo, vestido de piel de camello, comiendo miel silvestre,
langostas...

Le voy a hacer la pregunta, ahora que nos estamos metiendo más. ¿Le gustaría ser el Juan el
Bautista de este tiempo? A ver a los chicos, a los jóvenes, imagínate, tú vas al trabajo mañana
con un traje de tu abuelo que usó en la década del cincuenta, traje, chaleco, bien abrigado,
esas solapas anchas, el nudo de la corbata grandote, con sombrero, y tú llegas ahí y dices
vengo a trabajar el día de hoy, o vas a la fiesta del próximo sábado de tus compañeros de la
universidad, aquí llegue.

Fíjense, fíjense, fíjense cómo la cultura se nos mete. No chicos, no tengo ningún problema
cómo ustedes se quieran vestir, no es ese el problema, ni esa la situación no estoy hablando
de eso, ¿de qué le estoy hablando? Que sin querer nos pasa a todos, nos pasa a todos que
aun la cultura nos va encerrando, si tú no te vistes como más o menos se visten hoy los
chicos eres un bicho raro.

Claro, porque no estás igual que los demás, estás fuera de moda, fuera de onda, se te fue el
avión pero hace tiempo y tú te quedaste parado esperando, ¿por qué? Porque no estás
vestido como la cultura dice que hay que estar vestido hoy, y lo peor de nuestra cultura, es
que hoy, veintidós de octubre, hay que vestirse de una manera pero mañana lunes veintitrés,
hay que vestirse de otra, eso es lo peor. O sea, que lo que te compraste ayer sábado para
estrenar hoy domingo, mañana ya te quedo viejo.

Este hombre, Juan el Bautista, rompió con eso. Primero, porque fue medio solitario, anduvo
en lugares desiertos para escuchar a Dios. Y segundo, porque se vestía, realmente como un
loco, es así, se vestía realmente como un loco, pero ¿cuál es el hecho? Que el rompió con la
comodidad de la formalidad, de quedar bien con la sociedad, con su cultura, con su medio
ambiente y rompió con las costumbres de su época.

Ya lo rompió, ¿sabe cómo? No siendo sacerdote como su papá, ya desde ahí lo rompió, ¿por
qué? Porque Dios dijo, que él iba a ser profeta no sacerdote y todos esperaban que fuera
sacerdote, por eso, las cosas estuvieron mal desde que nació, desde que fue presentado ya
las cosas anduvieron mal, ya con el nombre y con que no iba a ser sacerdote, ya para Israel
éste era raro, pero ahora la completó, cuando ya siendo adulto sale, después de estar perdido
en el desierto que casi nadie lo conocería y sale vestido raro, más raro todavía y diciendo
cosas extrañas, pero ese hombre era un enviado de Dios para su tiempo, un enviado de Dios
que debía hacer algo sobrenatural. ¿Y sabe algo que me llamó la atención? Él rompió con
otra comodidad, la comodidad del individualismo.

Porque, ¿qué salió a anunciar? A otro. Eso es lo más sorprendente, porque aun hoy en el
cristianismo, es yo... es que yo soy el mejor edecán de la congregación, el mejor ujier, el
mejor tecladista, el mejor sonidista, la mejor que maneja la computadora, como yo no hay
otro, yo pongo las sillas a la perfección, nadie... soy yo el que lo hago. No, éste salió a
anunciar a otro que iba a venir.

O sea, él se presento negando, él se presentó negando, yo no soy el que tiene que venir, es
lo más raro, porque cuando uno se presenta dice, hola yo soy Hernán Cipolla, soy quien soy.
No, éste dijo, se presenta y dice, hola no soy José Luis Vargas, ¿dime quién eres? No quien
no eres, pero él ya traía de Dios un espíritu de trabajo en equipo y de Cuerpo, cada uno tiene
su función y él en el desierto aprendió que él tenía una función por sobre todas, anunciar a
aquel que venía detrás de él.

Y hoy la Iglesia tiene la misma función, anunciar que el Señor ha llegado, que el Reino de los
Cielos se ha acercado y que se prepare el mundo entero porque el Señor está cerca. Por
eso, ¿cuál es el formalismo aun de la Iglesia en este tiempo? Decir, yo soy la iglesia fulana de
tal del pastor mengano de tal cual, pero la Iglesia no está para eso, si se acuerdan o no se
acuerdan que nos llamamos Generación en Conquista, la verdad le digo, vale para muy poco,
es un nombre, nos identifica estamos de acuerdo con el nombre pero el nombre siempre es
para marcar propósito, si se acuerdan que somos Generación en Conquista o no, no importa,
pero que se acuerden de Jesucristo y que Jesucristo les trasforme la vida, eso es lo que
debemos hacer.

Pero hoy se ha predicado más a la iglesia y los pastores, que a Jesucristo, Juan el Bautista
rompió con esta tradición, rompió con esta formalidad, se deshizo de una idea individualista
para anunciar a aquel que venía detrás de él. Hoy la Iglesia está para lo mismo en el mundo,
para anunciar a aquel que viene detrás de los pasos que la Iglesia de... Ahora, quiero ir con
ustedes a Filipenses capítulo 4 para que leamos desde el versículo 10. Filipenses 4 desde el
versículo 10 y dice:

"En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado
de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo
porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi
situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy
enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia
como para padecer necesidad." Filipenses 4:10-12

Mire, decir las palabras que Pablo escribió aquí requieren de ser personas entendidas en el
Señor y sobre todo que el Espíritu Santo nos gobierne, ¿sabe por qué? Porque Pablo le
estaba diciendo a los filipenses, me alegro porque ustedes ya revivieron ese deseo que tenían
de ofrendarme, de eso les está hablando y lo pudieron hacer, me enviaron ofrenda para mis
necesidades, pero dice, No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme,
cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia.

Pablo los estaba halagando porque ellos eran de las pocas iglesias que siempre estaban
dispuestos y eran prontos para ofrendar y para dar. Ahora, no lo hacía porque les estuviera
pidiendo más dinero, lo hacía, ¿por qué? Porque, él sabía que en el corazón de esos
filipenses había un deseo de ofrendar. Ahora, Pablo, ¿tenía necesidad dice aquí? ¿Tenía
necesidad? No, no. No lo digo porque tenga escases pues he aprendido a contentarme,
cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por
todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre.

¿Sabe con qué comodidad había roto el apóstol Pablo? La comodidad de sus propios
estándares de vida, yo llegue a esta ciudad para salir de la pobreza que vivía en mi nación,
para tener más dinero, para vivir mejor, para darme más lujos. ¿Y quién te dijo eso? Ahora,
escúchame muy bien, yo quiero, no hay nada mejor que traer equilibrio de Dios, para entender
espiritualmente las cosas, si tú como estándar de vida pones un estándar alto o si tú pones un
estándar bajo cualquiera de las dos cosas está mal, porque si usted dice, yo quiero tener más
y más y más, vas a terminar enredado en este sistema, ahorcado económicamente,
financieramente, no vas a poder salir aunque tengas, tal vez hayas comprado tu casa, tengas
cinco autos último modelo parados en la puerta, tengas la tele, el video, todo lo último que
salió de tecnología, todo lo tienes todo pero estás ahorcadísimo por eso mismo.

Es un estándar muy alto, pero es tu propio estándar. Hay gente que dice, no, yo con poquito
me arreglo, yo no necesito más así estamos bien, ¿para qué más? Eso también está mal, así
es, nunca va a tener ni para sí mismo ni para que su familia tenga más, y ¿sabe lo peor? No
va a tener para dar a otros, porque son nuestros propios estándares de vida.
Pablo rompió con esos estándares de vida y él pudo decir, yo no tengo escases, he aprendido
a contentarme, sea que tenga mucho o sea que tenga poco, estoy enseñado para estar
saciado y estoy enseñado para tener hambre, ninguna de las cosas me mueve, ¿por qué?
Porque yo sé lo que soy en Cristo Jesús.

Nuestros estándares de vida nos pueden meter en un sistema de comodidad también, ya sea
que yo diga, yo quiero más y quiero alcanzar más y quiero tener más y quiero ganar más, y
todo el tiempo más y más y más. O ya sea, que diga bueno con este poquito por lo menos
salimos de la pobreza extrema que teníamos estando allá en nuestro país, ahora por lo menos
ya tenemos un poquito más pero, ¿para qué más? ¿no? Así estamos bien.

Tú pusiste tu propio estándar y no le estas permitiendo a Dios manifestarse a tú favor, porque


Dios te quiere enriquecer, pero si algún día te falta alimento tú no cambias ni Dios cambia
para ti, ése es el punto, aunque hoy yo no tenga un plato de comida, para mí Dios es igual, Él
no me ha fallado, Él sigue siendo fiel y no me debe nada. Pero, ¿sabe lo mejor? Es que Dios
pueda ver que yo tampoco cambié, que yo no estoy desesperado porque ahora las cosas
andan mal, porque tengo un tiempo de escases, porque ahora hay que apretarse
económicamente, pero, ¿sabe qué pasa? Nos pasa que cuando nos metemos en el sistema,
cuando nos metemos en lo que dice la sociedad y el mundo que nos rodea, nosotros somos
los primeros en romper lo que debemos establecer delante de Dios, ¿por qué? Porque hoy
estoy pasando necesidad pero me cuesta mucho no comprarme tal cosa, no comprar aquella
otra cosa, no hacer aquello, no salir a lo otro.

En vez de ajustarme, digo, no, no, uso la tarjeta y le meto a la tarjeta total después ya unos
meses más adelante la cosa se va a emparejar, voy a estar mejor y voy a poder pagar la
tarjeta; solo me metí. No soy capaz de decir no, yo ahora no tengo, ahora no compro, ahora
no hago, ahora como diferente vamos a ajustarnos en casa, sé vivir humildemente y estoy
feliz. Dios te va a probar y va a decir, ahora estás preparado para recibir más porque si en
todo tienes gozo y sabes administrarte con poco o con mucho, cuando te dé más no vas a
despilfarrarlo ni vas a hacer lo incorrecto, vas a saber que eso más hay que usarlo de manera
correcta.

Ahora, cuando nosotros tenemos establecido esta verdad que el apóstol Pablo dice aquí,
cuando tenemos más, precisamente no usamos eso más para nosotros exclusivamente,
nosotros usamos eso más para bendecir el Reino de los Cielos. El Reino de los Cielos es el
mejor lugar para invertir, y ahí queremos invertir, por eso, si Dios nos bendice con más,
siempre nuestro corazón y nuestra mentalidad es que, si necesitamos un par de zapatos,
claro que me lo compro, si mis hijos lo necesitan, claro que se los compro, porque ahora lo
puedo hacer, pero voy a apartar algo más para darle al Señor.
Por eso, aun Pablo, no tenía problema de trabajar con sus propias manos y fabricar tiendas y
con eso se mantenía. Quiere decir, que no es que estuviera dependiendo de que la iglesia le
mandara la ofrenda o no le mandara la ofrenda, él no tenía problema en ninguna de las dos
situaciones.

Lo que quiero decir es, tenemos que romper con la comodidad de nuestros propios
estándares de vida, ya sea que yo quiera tener mucho o ya sea que me conforme con poquito,
esos estándares deben romperse en el nombre de Jesús, para que yo pueda vivir como Dios
quiere y esté preparado para lo mucho o para lo poco. Mateo capitulo 5. Vamos a leer varios
versículos, yo lo voy a ir diciendo y los vamos a leer uno detrás de otro. Empezamos con el
versículo 21. Mateo 5, comenzando en el versículo 21, dice:

"Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será
culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano,
será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante
el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego."

Versículo 27:
"Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que
mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón."

Versículo 31:
"También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo
os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella
adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio. Además habéis oído que
fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero
yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni
por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del
gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo
cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal
procede. Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No
resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele
también la otra".

Versículo 43:
"Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os
digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que
os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen". Mateo 5:21-44

Aquí nos detenemos, este es un lugar de comodidad peligroso para los cristianos, ¿cómo
empieza Jesús hablando siempre? En cada una de las cosas que leímos, ¿cómo empieza
diciendo? Casi de manera: Oísteis que fue dicho, tal y tal cosa. Y después, ¿qué dice? Pero
yo os digo. Ahora, las cosas que Él estaba citando eran cosas que eran parte de la ley, ¿sí o
no? La gran mayoría era parte de la ley. O sea que, los israelitas sabían que esa era parte de
la ley que debían cumplir, ¿Jesús estaba queriendo romper con la ley? No. Porque, aun dice
la Palabra, que Él mismo dijo, que Él no venía a romper con la ley, ni a deshacerla, ni a dejar
de cumplirla, sino al contrario, a cumplirla.

Ahora, hay un lugar de comodidad peligroso, y te voy a decir cuál es, cuando nosotros nos
acostumbramos a principios bíblicos, estamos corriendo un serio riesgo porque detrás de los
principios bíblicos siempre hay principios espirituales. Escúchame muy bien lo que te voy a
decir, nosotros los cristianos, estamos acostumbrados a decir, la Biblia dice, y decimos lo que
la Biblia dice, pero pocas veces decimos el principio espiritual que el Espíritu de Dios nos
reveló donde la Biblia dice.

La Biblia dice, hay que diezmar porque sino la maldición cae, pero nos olvidamos del principio
espiritual de la importancia de diezmar. Por eso, muchos cristianos diezman por el miedo a la
maldición y no por el gozo de honrar a Dios de bendecirle y de no hacer pecador a todo el
Cuerpo de Cristo. Hay una gran diferencia en vivir por principios bíblicos y en vivir por
principios espirituales, ¿estoy siendo claro?

Los principios bíblicos son peligrosos, porque los israelitas estaban acostumbrados a los
principios bíblicos. Por eso, Jesús dijo, oísteis que fue dicho... tal y tal cosa, pero yo os digo...
cada vez que tú lees la Biblia, tú tienes que saber que estás leyendo un libro, pero detrás del
libro está la Palabra de Dios, Cristo mismo, Cristo mismo está aquí y cuando tú lees, tú tienes
que pedirle al Espíritu Santo que te revele los principios espirituales de los principios bíblicos
que estás leyendo, porque por principios bíblicos hemos querido hacer muchas cosas y no
nos funcionaron. Es que si la Biblia dice, esto, ¿por qué no funciona? Y no funciona porque tú
estás siguiendo una ley, tú quieres hacer lo que la ley dice, y que se te cumpla, no es así.

Cuando tú vives por principios espirituales, entonces, sí se cumple porque el principio


espiritual es algo que Dios, por el Espíritu te reveló y cuando se reveló en mí un principio
espiritual, ya nadie me puede mover de ahí. Por eso, aún cuando las autoridades le dan
consejo a alguien, y dicen, esto es lo que debes hacer, ¿sabe por qué muchas veces no
funciona? Porque esa persona quiere obedecer solamente porque se le dijo, pero no entendió
el principio espiritual. Y obedece, y a veces a regañadientes y aún así quiere la bendición de
Dios y que Dios haga lo que se le dijo, pero no se cumple porque no entiende el principio
espiritual.

Cuando hay revelación del principio espiritual nadie te puede mover. A mí nadie me podría
mover jamás en mi vida de lo que tiene que ver con los diezmos y ofrendas, porque aquí está
incorporado el principio espiritual, yo sé la verdad que implica, a mí me da gozo preparar la
ofrenda en casa y yo ya sé que hay determinada ofrenda que yo debo dar a Dios y que no
puedo bajar de allí, porque eso es un principio espiritual para mí, porque eso es algo que
tengo establecido delante de Dios, porque yo quiero ver la manifestación de Dios por el bien
de nuestra familia, por el bien de este Cuerpo local, y cuando estoy ofrendando lo hago con
ese sentido. Por eso, me alegra, aún en casa, separar la ofrenda, porque para mí es un
principio espiritual, yo nunca estoy diciendo, hay que ofrendar, me voy a quedar con menos
plata, pero bueno, vamos a ofrendar, hay que hacerlo, ¡jamás!

Hay un principio espiritual, hay un principio espiritual. El principio espiritual tiene que ser el
que rija nuestra vida, porque el principio espiritual siempre será lo que el Espíritu Santo te
reveló. En cambio, si usamos los principios bíblicos, siempre vamos a decir, es que la Biblia
dice... y eso no te hace ni bien a ti, ni a los que te oyen. La Biblia dice muchas cosas, pero si
no hay el principio espiritual que impulse a lo que la Biblia dice, jamás Dios podrá cumplir lo
que la Palabra dice.

Yo sé que es fuerte lo que digo, aún algún cristiano tradicional podría decir que yo estoy
diciendo herejías, porque pareciera que mis palabras están queriendo negar la Biblia, y no
estoy queriendo negar la Biblia, estoy diciendo, que los cristianos hemos seguido los
principios bíblicos pero nos hemos olvidado de los principios espirituales y, por seguir
principios bíblicos hemos mandado a la tumba a gente y hemos condenado a personas, por
los principios bíblicos, pero porque no teníamos incorporados los principios espirituales no
hemos obrado con el amor, con la gracia, con la justicia de Dios, haciendo lo que es correcto
delante de sus ojos, obedeciendo a la voz del Espíritu Santo porque algo nos fue revelado.

Un principio bíblico te puede llevar a las nubes o te puede enterrar, pero todo va a ser
pasajero y ficticio, pero un principio espiritual queda en tu espíritu para siempre y eso se
establece como una verdad en tu vida de la cual nadie te puede mover, ni a derecha ni a
izquierda. Por eso, no solamente te aprendas lo que la Biblia dice, pídele al Espíritu Santo que
te muestre los principios espirituales que están detrás de la Palabra, cuando lees la Palabra,
pídele al Señor que te muestre los principios espirituales y que esos principios espirituales
sean los que marquen el camino por el que vas a andar.

Filipenses 2, vamos a terminar con esto, porque esto marca la pauta, lo que vamos a leer aquí
de lo que es verdaderamente un enviado y obviamente, no hay mejor ejemplo para eso que
nuestro Señor Jesús. Filipenses 2, desde el versículo 5 vamos a leer, dice:

"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo
en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta
la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un
nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda
rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre." Filipenses 2:5-11

Obviamente que Jesús es el ejemplo perfecto de un enviado que dejó un lugar de comodidad,
porque Jesús lo tenía todo, estaba en la gloria siendo hijo de Dios, estaba disfrutando el
privilegio de ser quien era, pero Él tuvo que tomar una decisión y dejar un lugar de
comodidad, no por su propio bien por el bien tuyo y por el bien mío.

Fíjate, el versículo 6 dice: ... el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios. No
estimó el ser igual a Dios, Jesús no se aferró a su posición de privilegio, cuando Él vino a esta
tierra, Él vino sabiendo que era Dios pero no aferrándose a que era Dios y que por lo tanto
todo el mundo tenía que hacer lo que Él decía. Por eso lo rechazaron, por eso le hicieron
contra, por eso lo persiguieron, por eso terminaron matándolo.

Él no se aferró a que era Dios, Él estuvo dispuesto a dejar, primero su posición de privilegio
como Dios siendo enviado a la Tierra, después dice que se despojó a sí mismo, tomado forma
de siervo. Esto significa, que se deshizo de su señorío para estar dispuesto a adoptar la
postura y la función de un esclavo sirviente.

Cuando está diciendo que tomó forma de siervo, se despojó a sí mismo y tomó forma de
siervo, lo que está diciendo es que Él estuvo dispuesto a hacerse del peor de los siervos que
existía en ese tiempo. ¿Por qué digo peor? Porque esos siervos eran, primeramente esclavos
y en segundo lugar, eran los que hacían los trabajos más difíciles, más pesados que nadie
quería hacer.

Él estaba diciendo ahí, se despojó a sí mismo, o sea, se quitó de sí mismo el lugar de


privilegio siendo Señor de todo, estando por encima de todo y Él dijo, dejo ese lugar, ya no
quiero ser Señor, como hombre. Eh, escuche, no es que Él dejó de ser Señor, Él como
hombre dijo, yo dejo de ser Señor para mí mismo, no tomo ese lugar, y en cambio de ese
lugar, yo tomo ahora el lugar de un siervo esclavo dispuesto a servir a la humanidad como el
peor de los esclavos. Después dice, estando en la condición de hombre. Él sabiendo que era
enviado para servir, entonces, estuvo dispuesto a hacerse hombre.

Primero, no se aferró a que era Dios, se despojó de su Señorío, estuvo dispuesto a hacerse
hombre pero, ¿por qué? Porque Él sabía que venía a servir, no es que estuvo dispuesto a
hacerse hombre sabiendo que siendo hombre iba a ser el más honrado, no. Primero tuvo que
saber que era siervo, que iba a ser el peor y el más bajo de los siervos, para entonces decir,
estoy dispuesto, ahora sí Padre a hacerme hombre y a ser hombre para cumplir con la misión
de morir, a causa de los demás.

Por eso, después dice, se humilló a sí mismo. Cuando Él dejó ese lugar de honra y se humilló
a sí mismo, ¿sabe lo que está implicando? Que los hombres no lo rebajaron a Él, Él se rebajó
a sí mismo.

Escúcheme muy bien, una cosa es que los hombres lo hayan escupido, maltratado,
abofeteado, herido, pero antes de que eso ocurriera, Él mismo se rebajó, ¿sabe por qué?
Porque cualquier ser humano que no haya, primero, haber estado dispuesto y se haya
rebajado, jamás estaría dispuesto a que otro lo rebaje. Usted no está dispuesto a que lo
rebajen y lo maltraten. ¿No?
Porque usted dice, yo valgo, yo soy un ser humano y valgo, no me vas a tratar así, no vas a
hacer eso, eso es injusto porque yo valgo tanto como tú, ¿por qué te crees con el derecho de
tratarme de esa manera?

Jesús en ningún momento hizo eso, los hombres no lo rebajaron a Él, Él se rebajo a sí mismo.
Por eso dice, se humilló a sí mismo, Él estuvo dispuesto a decir, como soy el más bajo de los
siervos, ustedes pueden hacer conmigo lo que quieran hacer estoy preparado para eso.

Se ha visto poco a una iglesia que esté dispuesta a servir a este grado al mundo que la rodea y a
decirle al mundo estoy dispuesto, estoy dispuesta a hacer lo que tenga que hacer por el bien de
que conozcas a Cristo, aunque me rebajes, aunque me insultes, aunque me maltrates, aunque
hables mal de mí no me importa, estoy dispuesto, quiero humillarme a mí mismo con tal que
conozcas al Señor que habita dentro mío.

Por eso, a veces presentamos un cristianismo, pero demasiado orgulloso, los cristianos
somos mejores que los demás. No somos mejores que nadie, lo único que nos hace diferente
es que Cristo habita en nosotros, es lo único, nos hace llenos de gloria, pero no es por
nosotros, no hemos logrado nada. ¿Qué logramos? Nada. ¿Qué esfuerzo hicimos para ser
diferentes? Nada, lo hizo todo Él, porque se humilló a sí mismo. Por eso, nosotros tenemos la
posición que hoy tenemos.

Y después dice, haciéndose obediente hasta la muerte. Cuando se hizo hombre y siendo
siervo, quiso obedecer en todo, ya humillándose y rebajándose a sí mismo estuvo dispuesto a
ir a la muerte, estuvo dispuesto a dar su vida por los demás.

Iglesia yo desconozco, sinceramente hablando, los pormenores o los planes que los pastores
vayan a traer el próximo miércoles, de todas maneras, quiero decirle, alabo al Señor porque el
próximo miércoles vamos a escuchar planes que Dios ha dado, pero quiero decirle esto,
tenemos que aprender como iglesia a dejar nuestro lugar de comodidad en todos los sentidos,
¿sabe por qué? Porque cuando recibamos el próximo miércoles el plan que Dios trae y
cuando el Espíritu Santo nos diga esto es lo que hay que hacer, ¿sabe cuál es la tarea de un
esclavo sirviente? Sí amo, haré todo lo que usted ha dicho.

El domingo pasado le dije algo a la congregación de Satélite sin saber lo que luego el pastor
Jorge me comentó de lo que Dios les había dado. Le dije, miren muy prontamente van a venir
planes, pero cuando vengan los planes, usted sepa que ese plan a medida que se va
desarrollando, esa estrategia puede tener cambios, mejoras, el Espíritu Santo puede decir,
bueno lo hiciste así pero ahora cambia, hazlo de esta manera, muévete un poquito a la
derecha porque ahora es necesario para la estrategia y así hace todo estratega de guerra, no
es que empieza la batalla de una manera y sigue siempre de la misma forma, no, por eso es
un estratega, porque el tipo le va buscando cómo se mueve el enemigo para saber, entonces,
cómo moverse mejor y tener la victoria. Pero, ¿sabe lo que nos pasa a los cristianos? Siempre
nos creemos con el derecho de opinar, no somos esclavos sirvientes, siempre tenemos una
mejor idea para perfeccionar el plan.

Y yo le quiero pedir algo, en Nombre del Señor, cuando usted el miércoles, escuche el plan y
termine la reunión, no vaya con el pastor a decirle, pastor me gustó todo, pero eso que usted
dijo de tal, ¿no le parece que podríamos hacer de esta otra forma? No lo haga, en el Nombre
del Señor, muérdase la lengua aunque sea, pero no lo haga. No lo haga, no eche a perder.
¿Sabe por qué? Porque el Señor tuvo que enviarme el domingo pasado a ir a una iglesia en
México, ¿sabe para qué? Para levantar un pecado y una maldición que había quedado desde
hace casi dos años, por haberse resistido a una estrategia de Dios.

Es serio delante de Dios lo que estamos hablando, no lo haga, no se pierda la bendición de


ver que el plan funciona, ¿sabe por qué? No porque fue extraordinario o menos extraordinario,
porque hubo un pueblo obediente que hizo todo lo que Dios le dijo, aunque parezca una
locura, como Josué y el pueblo, una locura, caminar alrededor en silencio durante seis días y
al séptimo gritar como enloquecidos, ¡una locura! Por eso, yo digo siempre, con todo respeto,
si usted quiere ver a alguien loco mírelo a Dios, no hay nadie más loco que Él para los planes,
pero bendita locura la de Dios, porque funciona. Cuando se obedece, funciona, pero se
requiere obediencia.

Ahora fíjese, lo que Filipenses está diciendo, no se queda ahí. Por eso, después dice, por lo
cual Dios también, ¿qué hizo? Lo exaltó hasta lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo
nombre para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y
en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria
de Dios Padre.
¿Sabe qué pasa? Cuando la Iglesia deja los lugares de comodidad puede experimentar la
gloria más excelsa, lo más elevado de Dios se puede experimentar, ¿pero sabe cuándo?
cuando la Iglesia está dispuesta a dejar su lugar de comodidad... No, ahora salir, ahora hacer
esto, ahora a seguir la estrategia, no, yo no estoy para eso, yo no puedo, ya vamos mal,
empezamos mal antes de empezar, antes de empezar empezamos mal, aunque parezca una
redundancia, ¿por qué? Porque ni siquiera empezamos, pero empezamos mal en el corazón,
hay algo adentro que está mal.

Jesús tuvo todo un descenso de Dios a ser un esclavo sirviente que dio la vida injustamente,
eso es un descenso, a nadie le gusta un descenso, estar en lo más alto y caer hasta lo más
profundo. ¿A alguien le gusta eso? A nadie. Por eso, un deportista cuando empieza su carrera
a declinar, ¿qué hace? Se retira, porque quiere irse con gloria, y cuando hay un caso como el
de Maradona, que no se fue con gloria aunque la gente lo idolatre pero de todas maneras,
¿sabe qué pasa? De todas formas, no se fue con la gloria que se tendría que haber ido, es
una vergüenza para un deportista irse así. Es una vergüenza para un presidente, dejar su
mandato y que el pueblo diga, por fin nos sacamos a este presidente de encima, es una
vergüenza.

Es una vergüenza para un ser humano caer hasta lo más profundo, para los hijos de Dios
puede ser la gloria más preciosa, ¿por qué? Porque después de estar dispuesto a lo más
bajo, Dios nos puede poner en lo más alto. Pero déjeme decirle esto, no es ponernos en lo
más alto para volver a la misma tontería de antes, ah, ahora Dios nos puso en lo más alto
somos la mejor iglesia de Miami, no, no, ¡eso es basura del diablo! No es para eso. ¿Sabe
para qué es? Para que Dios se lleve toda la gloria. Por eso, Jesús estuvo dispuesto a lo más
bajo, para rescatar a la humanidad para Dios y para decirle al Señor, aquí está la humanidad,
te la entrego, hice todo lo que hice para gloria de tu Nombre, Padre, lo hice por ti y para ti.

Iglesia, hay que sacudirse de toda comodidad que nos ha atado, porque la comodidad es
como esos lazos que de pronto se van enredando en medio de nuestro cuerpo y uno cree que
está suelto, ¿y sabe cómo uno está? Está atado, completamente, cuando uno se quiere
mover no se puede mover porque la comodidad nos ató, nos enredó con sus lazos y ya no
nos podemos mover, estamos al borde de recibir, como iglesia, después de este hermoso
período de restauración, de formación, de entender muchas cosas, estamos al borde de
recibir, como iglesia, los primero pasos, las primeras estrategias para conquistar, debemos
llamarnos benditos de Dios por eso, porque Dios ha puesto sus ojos en nosotros.

Pero, ¿sabe qué? Antes de que llegue el miércoles, vamos a salirnos de la comodidad, de
toda comodidad, de cualquier clase de comodidad con tal de que Dios pueda cumplir con
nosotros los planes que Él tiene en su corazón y en su mente. ¿Amén?
Así que, ¿qué le parece si oramos juntos? Vamos a orar juntos al Señor. Y mire, no hay nadie
mejor que usted para conocer los lugares de comodidad en los que está. Usted lo sabe, usted
sabe qué cosas, qué situaciones, qué pensamientos han traído comodidad a su vida, puede
ser algunas de las cosas que yo compartí o puede ser algo que yo hoy no dije pero que usted
sabe que es un lugar de comodidad para usted.

Vamos a dejar hoy, en el nombre de Jesús, ese lugar de comodidad, pero con una premisa,
estar dispuesto a ser un esclavo sirviente para Dios, como iglesia ser la esclava sirviente del
Señor, no por nada María dijo, soy la esclava del Señor, no por nada María dijo, y qué honra
le dio el Señor, ser madre del Salvador del Mundo, la esclava del Señor, hágase conmigo
como has dicho, no hay ningún problema.

¿Estamos dispuestos iglesia, a decir, somos iglesia esclava del Señor? No para nuestra
gloria, no para levantar el nombre, no para llenar un salón más grande ni cambiarnos de hotel
pronto. No, no es para eso, es para que Miami se rinda al Señor de todo corazón y salga de
las profundas tinieblas en las cuales el diablo la ha metido y pueda empezar a ser libre, una
vez y para siempre.

Así que, mi hermano, mientras oramos usted levante su voz y dígale, Señor salgo de este
lugar de comodidad, de esta situación de comodidad, empiécele a decir al Señor, si necesita
decirlo en familia, júntese a su esposo, a su esposa y diga en familia, si usted sabe que como
familia están en un lugar de comodidad que ha traído sequedad a su vida, que ha traído pies y
manos atadas para moverse en los planes de Dios, haga lo que usted deba hacer pero hoy
vamos a dejar de una vez y por todas la comodidad para que recibamos de parte de Dios sus
planes y seamos una iglesia obediente.

Padre, en el Nombre de Jesús, te agradecemos por esta mañana y por este día. Te
agradecemos Señor por tu Palabra, te agradecemos Señor por la sencillez de tu
Palabra, pero por la profundidad que ella trae a nuestras vidas, porque Señor, cuando
vemos qué sencillamente Tú has mostrado en tu Palabra, ejemplos en los cuales,
hombres y mujeres tuyas estuvieron dispuestos a salir de un lugar de comodidad,
nosotros Señor, sabemos hoy que como iglesia tuya, somos una iglesia enviada en
este mundo y en especial como iglesia en Miami, somos enviados a esta comunidad, a
esta ciudad y a esta sociedad en Miami, para transformar las cosas por el Poder de tu
Espíritu. Pero no será desde nuestra comodidad, será Señor, desde nuestra posición
como esclavos tuyos, sirvientes tuyos, dispuestos a obedecerte en todas las cosas.

Por eso, en el nombre de Jesús, ahora te pido que reveles por tu Espíritu, todo lugar de
comodidad donde mis hermanos y hermanas se han acomodado, están tranquilos, han
hecho que las cosas fueran fáciles y manejables. Dónde se han metido de tal forma,
que nada está ocurriendo a su alrededor.

Ahora en el nombre de Jesús, rompo con esos lugares de comodidad, sacudo esos
lugares de comodidad, aun que están en la mente, en el corazón, en el nombre de Jesús
para que seamos sacudidos por el Espíritu Santo, para que sepamos que no es
cuestión de ser una bonita iglesia sino es cuestión de cumplir con tus planes y
propósitos sobre esta ciudad.

En el nombre de Jesús, deja tu lugar de comodidad.


BUSCA TU PATRIA

25 febrero de 2007

Damos gracias al Espíritu de Dios por estar en medio de nosotros con tal libertad que puede
hablarnos en esta intimidad y saber que es Él, porque uno sabe cuándo es Él, y uno también
sabe cuando hay algo que alguien más quiere provocar. Pero cuando uno sabe que es Él,
ante Él nadie puede mantenerse de la misma manera.

Así que, con esta preciosa presencia del Señor, pero con esta libertad y con sencillez en mi
corazón quiero compartir esta Palabra en esta tarde, que sé y entiendo por el Espíritu que es
el momento y Él ha preparado esta ocasión para compartir esta Palabra, y para que esta
Palabra pueda ser recibida y discernida en el Espíritu, para que entendamos que lo que la
Escritura dice, es el deseo de Dios para cada uno de nosotros, y cuando vemos el deseo de
Dios, cualquier deseo que está por debajo de ese deseo ya deja de tener valor. Nada puede
ser tan valioso como el deseo de Dios en nuestras vidas cumplido y poder conocer esa
intimidad del corazón de Dios, para saber lo que Él quiere y no lo que yo quiero para Él. Una
cosa es lo que Dios quiere de mí, y otra cosa es lo que yo pueda querer para Dios. Yo prefiero
dejar lo que yo anhele para Dios, para conocer y entender lo que Él quiere de mí. Cuando Él
lo muestra y yo lo recibo, entonces puedo caminar en su perfecta voluntad y saber que estoy
teniendo propósito sobre esta Tierra.

Hay una realidad en la Escritura, que la Palabra habla acerca de los hijos de Dios y de la
Iglesia toda, con respecto a ser peregrinos y extranjeros sobre la Tierra, pero esta realidad no
es la excusa para salirnos de la Tierra, no es la excusa para apartarnos del mundo, esta
realidad es para entender que nosotros pertenecemos a otra patria. Nosotros tenemos otra
patria, y es una patria, la cual desde nuestros antecesores que caminaron antes de nosotros
en Dios, aún sin la venida de Cristo, pero caminaron en fe, por eso caminaron antes de
nosotros; ellos buscaban esta misma patria, una patria que a nosotros nos fue entregada,
porque es la patria del Reino de los cielos.

Quiere decir que ser peregrinos y extranjeros es tener una mentalidad que excede a todo lo
que conozco como patria humana natural y nacional. La patria del Reino está por encima de la
patria que he conocido desde mi nacimiento. Por eso quiero comenzar a leer en Hebreos,
capítulo 11, versículo 8:

"Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir
como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la
tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob,
coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos,
cuyo arquitecto y constructor es Dios." Hebreos 11:8

Hay algo tan notable en Abraham, porque todos sabemos que él salió sin saber a dónde iba,
lo cual ya desde ese momento las cosas son extrañas, porque salir sin saber a dónde,
realmente es un poco difícil para salir. Creo que es bastante lejana la realidad de Abraham a
la nuestra, porque nosotros cuando hemos salido creo, posiblemente me equivoque y usted al
final me corregirá y se acerque para decírmelo, pero la mayoría de nosotros hemos salido de
algún lugar, sabiendo a dónde íbamos, pero Abraham salió sin saber a dónde.

Y realmente no es muy particular el hecho de tomar a toda tu familia como varón de la casa,
como cabeza del hogar, pedirles a todos que preparen sus maletas, salir a la puerta de tu
casa y decirles nos vamos… ¿y a dónde nos vamos? Ésa es la pregunta. O cuando tú les
dices a tus hijos, vamos a salir hoy, ¿cuál es la primera pregunta que te hacen? ¿A dónde
vamos? Porque todo el mundo quiere saber a dónde va, porque siempre toda persona quiere
saber a dónde va, pero tú tienes que entender que la vida de fe es eso, vida de fe, porque
Dios te saca y tú no sabes a dónde te está sacando, tú sabes que hay un plan, pero no sabes
a dónde te lleva.

Por eso, el Señor hoy creo que habló específicamente algo en medio de esta preciosa
adoración, porque cuando yo le busco para recibir de Él, yo en realidad soy el que determino
a dónde quiero ir: Señor dame, porque yo necesito esto para ir a este destino. En cambio,
cuando yo tengo fe, y le digo Señor: haz lo que tienes que hacer en mi vida para que me
lleves a tu propósito, a veces las cosas no son tan claras de parte de Dios, aparentemente.
Pero lo más extraordinario es que este Abraham salió y llegó a la tierra prometida, llegó al
lugar que sería la promesa de Dios para toda esa nación que descendería después de él.

Pero lo que dice la Escritura, que habitó allí, pero habitó ¿como qué? Como extranjero. Pero
no como extranjero porque dijo, bueno estoy en otra tierra... Aunque sé que es la tierra de la
promesa yo aquí no tengo derecho... No fue por eso. Él habitó como extranjero porque dice la
Palabra que esperaba la ciudad que tiene fundamentos cuyo arquitecto y constructor es Dios.

Él esperaba otra cosa, no como nosotros, o una gran mayoría de los que estamos en este
lugar, que salimos de nuestra patria y vinimos a los Estados Unidos, y estamos asentados en
Miami porque teníamos un deseo, yo quiero llegar a habitar en ese lugar porque tengo un
propósito, quiero crecer y ser prosperado, quiero cambiar el estilo de vida para mí y para mi
familia, mi patria no me puede brindar lo que yo necesito, por eso dejo mi patria y busco una
nueva patria para conseguir lo que quiero.
Abraham llegó a la tierra de su destino, pero aun ahí él sentía que no pertenecía. No había ni
una green card, ni una carta de ciudadanía que le dijera a Abraham que él pertenecía a esa
tierra, aunque la hubiera tenido, él por dentro tenía una convicción: Yo espero algo más.

Tú y yo fuimos sacados de una realidad espiritual para ser llevados a otra realidad
completamente diferente, y desde el momento que somos parte del Reino de los cielos, a
partir de ese momento en nuestro espíritu y nuestro corazón debe haber una búsqueda de
algo que va mucho más allá de una patria natural. Nosotros no estamos aquí para buscar lo
que esta patria nos puede dar, estamos aquí porque hay algo mucho más grande que Dios
quiere hacer en esta patria a partir de nosotros que buscamos otra cosa en el espíritu y
manifestada en lo natural.

No pertenecemos aquí, ni pertenecemos al lugar donde hemos nacido, pero sí pertenecemos


a un Reino que es inconmovible, que nadie lo podrá destruir, nadie lo podrá apagar, nadie lo
podrá terminar, sino que permanece para siempre. Hebreos 11:13... Y voy a leer en la Nueva
Versión Internacional, ahora permítanme ustedes hacerlo.

"Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más
bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la
tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una
patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado,
habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor,
es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les
preparó una ciudad." Hebreos 11:13-17

Toda esta gente miró la promesa, tuvo fe en haberlo recibido o en haberlo visto de lejos, pero
sabían que algo ya les pertenecía, porque eso es fe. Fe no es que lo tengo acá, fe es que no
lo toco pero yo lo veo y sé que eso es verdad de Dios para mi vida, ya está hecho delante del
Señor, eso es fe.

Pero, ¿cuál es el punto? Ellos no estaban aferrándose a esa cosa como el motivo de su fe. El
motor de su fe era el Señor. ¿Y qué pasa hoy con los hijos de Dios cuando el Señor pone
delante de nuestros ojos aquello que nos prometió? Nos aferramos a eso y decimos ya lo
alcancé, ya no tengo nada más que buscar porque aquí lo tengo, lo puedo abrazar... y desde
ese momento pareciera que no hay más promesas y pareciera que se desvaneció la fe.
Aunque busquemos los mayores y mejores logros, supuestamente en el nombre del Señor,
aunque aparentemente no buscáramos cosas para nosotros, detrás de nosotros hay un
objetivo equivocado, quiero obtenerlo, recibirlo y que sea mío.
Una vez que yo declaré que eso es mío, ya mi fe dejó de estar puesta en el lugar correcto,
porque la patria a la cual Dios me ha llamado es mucho más grande que las cosas que Dios
puede hacer por mí o para mí. Si yo me aferro a lo que Dios ya me dio, no podré ver lo que
hay detrás de eso. Detrás de eso que Dios me dio o que te está dando hoy, hay mucho más
de parte del Señor para tu vida, pero el asunto es, ¿qué patria estás buscando, la patria de la
naturaleza personal, de lo que tú quieres recibir, del anhelo que tienes en tu corazón para
Dios, o estás buscando la patria de esa naturaleza divina que te fue puesta adentro y que no
se conforma con lo natural sino que quiere ver el Reino de los cielos manifestado en la Tierra?
Si ésa es la patria que estás buscando, entonces la cosa no te va a desviar aunque la recibas
y la tengas.

Pero no sólo eso, Dios no sólo te va a dar la cosa, te va a dar muchas más cosas. Y lo vamos
a ver en la Escritura, pero estamos preparados para recibir de Dios, porque eso que recibimos
no será malgastado en nuestras manos.

Cuando las cosas tienen el objetivo para el Reino de los cielos, entonces eso es prosperado
por la misma mano de Dios. Cuando lo que Dios me ha dado tiene un objetivo de satisfacerme
a mí y buscar lo mío propio, eso empieza a destruirse por mi propia mano. Tú tienes que
saber que lo que Dios te ha dado es para prosperarlo porque tú sabes que es suyo y lo
administras para Él, de otra manera, lo que Él te ha entregado se va a echar a perder en tu
mano aunque tengas la mejor intención para Dios.

"Iban por el camino cuando alguien le dijo: Te seguiré a dondequiera que vayas. —Las
zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo
del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Otro le dijo: —Sígueme. —Señor —le
contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. —Deja que los muertos entierren a
sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le replicó Jesús. Otro
afirmó: Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedirme de mi familia. Jesús le
respondió: Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el
reino de Dios." Lucas 9:57-62 NVI

Podemos tener las mejores intenciones para Dios, pero las intenciones no alcanzan, porque
toda intención verdadera para Dios venida por el Espíritu requiere una decisión. Cuando yo
tengo una intención, y esa intención vino inspirada por el Espíritu Santo, esa intención en mí
va a requerir una decisión.

¿Sabe por qué la mayoría de cristianos vive una vida cristiana mediocre y chata? Porque han
tenido buenas intenciones, pero nunca tomaron las decisiones correctas para llevar a cabo
esas intenciones; cuando midieron y pusieron en la balanza dijeron, esto pesa demasiado…
Lo que Dios me pide me exige todo, y como me exige todo no estoy tan dispuesto a todo.
Entonces, quitaron el peso de la balanza y dijeron, mejor me lo guardo, será para otra
oportunidad, pero de todas maneras Señor, bendíceme.

Y aquí Jesús le dijo a uno, cuando le dijo: te seguiré a donde quiera que vayas ¿Sabes qué?
Las zorras tienen donde esconderse y donde resguardarse, las aves también tienen sus
nidos, pero Yo, el Hijo del hombre, no tengo donde recostar la cabeza. Naturalmente
hablando, aparentemente Jesús le mintió, porque tenía un lugar donde vivir, Él tenía una casa
pero, ¿tú piensas que Jesús pudo haberle mentido? Lo que el Señor le dijo es: Yo aquí no
tengo un lugar, porque Dios el Padre puede hacer de mí lo que Él quiera, si me vas a seguir
tienes que estar dispuesto a seguir este ritmo, esta clase de vida es para mis discípulos.

Después vino otro y el Señor le dijo sígueme, por eso ya sea que tú le hayas dicho al Señor te
quiero seguir, o que el Señor te esté diciendo sígueme, siempre hay una decisión de tu parte,
porque al que le dijo sígueme éste le contestó, déjame primero enterrar a mi padre... Deja que
los muertos entierren a sus propios muertos. Señor primero déjame ganar a los de acá, a los
de mi casa, a los de mi familia para que luego Tú me puedas enviar más allá. Señor, hasta
que yo no vea a mi familia transformada no me uses en el trabajo... Y Dios dice: deja que los
muertos entierren a sus muertos, porque una vez que ellos mismos se entierren, posiblemente
abajo de la tierra se den cuenta que necesitan una vida superior.

Yo estoy afanado por aquellos que no quieren doblegarse ante el Señor, y Dios dice: si me
vas a seguir deja que esos se entierren solitos, tú sígueme porque hay mucho más para
conquistar y hay mucho más por alcanzar, y cuando lo hagas vas a ver que lo que tú no
hiciste, yo me encargo de hacer con esa gente a la cual tú estabas dedicado solamente.

Y después, otro le dijo, te seguiré pero primero déjame despedirme de mi familia, y ahí
pareciera que Jesús no le habló de la familia, le dijo: mira, si estás acá y tú me quieres seguir,
pintaste una raya, hay una raya, por lo tanto, el que pone la mano en el arado no puede mirar
para atrás... tu familia es parte de tu pasado, Yo tengo una nueva familia por mostrarte. ¿Está
escuchando? Yo tengo una nueva familia por mostrarte, tu familia es parte de tu pasado, tu
familia será tu familia verdadera si estás en Mí cuando tu familia viva como Mi familia, o sea,
de acuerdo a la voluntad del Padre. Pero yo amo tanto a mi familia que estoy todo el tiempo
voltee y voltee, hago unos surcos maravillosos…Imagínate, uno que hace un surco en la tierra
mirando atrás todo el tiempo, esa tierra tiene que volver a ser labrada y trabajada porque no
sirve para nada.

Alguien que sabe que tiene otra patria, mira hacia delante tomado del Señor y va hacia el
lugar de su destino, pero porque la patria celestial es la que le interesa, no la humana y
natural. Tiene compromiso con el de arriba y no con ninguno de los de abajo, con los de abajo
los amamos, pero nosotros no nos detenemos por los de abajo, seguimos mirando al que está
ahí arriba que es nuestro verdadero ejemplo a seguir. Ahora, Jesús dijo algo más:

"Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no
aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también
su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de
mí, no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre,
no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?
No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo
vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no
pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y
considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si
no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide
condiciones de paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo…que no
renuncia a todo… que no renuncia a todo…lo que posee, no puede ser mi discípulo."
Lucas 14:25-33

Este Jesús me gusta mucho, porque no es ese Jesús que nos vendieron de puro amor y pura
misericordia, del abracito y del beso, no…no…no. Es el Jesús que te dice las cosas como son
porque realmente te ama, no es ningún Jesús mentiroso, ni anda escondiendo las verdades
en los bolsillos porque dice, si se lo digo lo voy a lastimar. No, justamente porque te ama Él
dice: Yo se lo necesito decir, porque cuando se lo diga, va a despertar a otra realidad, va a
entender que recibió una naturaleza para la cual Yo lo llamé a vivir una vida sobrenatural
sobre esta Tierra, que no pertenece a este mundo, que ya vive en otra dimensión, para que en
el mundo pueda ser efectivo. Si no lo entiende, y si se aferra a las cosas del mundo, jamás
podrá estar de mi lado.

Y lo más lindo es, que nosotros a este Jesús nosotros le decimos, sí Señor yo te entiendo,
pero del dicho al hecho, dice el refrán, hay mucho trecho... Porque decimos al Señor te
entiendo que yo debo renunciar a todo, pero la vida de todos los días me demuestra que yo
tengo una patria aquí en la Tierra, y a mí, a mi mamacita que nadie me la toque, y a mi
esposito que nadie lo critique, y a mi viejita (por la esposa) que nadie le ponga un dedo
encima y con mis hijos que no se metan porque los prendo fuego.

¡Claro ya empezó a caer el primer rayo! Pero, ¿por qué? Porque esas acciones de mi vida,
¿saben qué manifiestan? Que yo estoy enraizado a una patria terrenal, en el fondo me da
temor que Dios se meta con quien se tiene que meter, me da temor que se meta con mi vida y
me da temor que se meta con mi esposa, y mucho más temor me da que se meta con mi
esposo usándome a mí, porque si lo hace así, vamos a tener algunos días difíciles. Por eso
hay papás que no les dicen nada a sus hijos, por eso hay hijos que no le dicen nada a sus
papás, y así viven su vida enraizados a esta patria, porque es mi mamá y mi papá, son mis
hijos, es mi esposa… Y no ha habido decisiones, y mientras no hay decisiones no estás
ganando a nadie, estás perdiendo a todos.

La palabra que utiliza Jesús para referirse a la familia es muy fuerte, porque dice el que no
aborrece y realmente no es una palabra muy bonita. Aborrecer es realmente tener una
aversión hacia eso, o hacia esa persona. Pero, ¿sabe por dónde empieza? Por uno mismo,
porque dice, y el que no aborrece aun su propia vida...Como nos amamos tanto a nosotros y
queremos lo nuestro, no somos capaces de permitirle al Señor que meta su mano en lo que la
tiene que meter. Entonces, vamos con promesas de aparentes buenos discípulos al Señor,
pero el Señor dice: todavía no calculaste el precio.

Calcula el precio, A ver, vamos a ver... Primero, ¿tú me quieres seguir? Esto implica si tienes
todo lo que necesitas para empezar esta tarea y acabarla, porque Yo no te llamé para
quedarte en el camino. ¿Ves como la mente del Señor es completamente diferente a la
nuestra? Y mucho más la mente latinoamericana, porque todo lo hacemos a la mitad,
empezamos las cosas por entusiasmo pero después quedan a la mitad. Por eso tú viajas por
nuestros países de Latinoamérica y ves cientos y miles de casas semi construidas, y la gente
viviendo adentro, pero sin el piso de cerámica, sin el baño, sin la puerta, sin el techo, ¿por
qué? Porque estamos acostumbrados a que todo es a la mitad.

Así hacemos con el Señor, por entusiasmo decimos ¡Señor yo te seguiré! Pero nunca calculé,
como aquel que empezó su casa nunca calculó si la iba a empezar y a terminar. El Señor te
dice: ¿vas a ser mi discípulo? Entonces saca un papel y un lápiz, empieza a calcular. Esto no
es una cuestión espiritual y que las lágrimas, la presencia de Dios, el Espíritu Santo, la
adoración, no... Todo eso es parte de la manifestación de Dios a nuestra vida, pero a la hora
de decidir hay que sentarse y calcular.

Por eso, Romanos dice: ofrézcanse en sacrificio vivo que es vuestro culto racional, no
sentimental. Porque es la deducción lógica de que Dios no merece menos que mi vida.
Cuando yo saco cuentas y pongo en el papel y veo todo lo que Él hizo por mí y lo que yo
podría hacer por Él digo, si yo no le entrego nada, no le estoy entregando lo que Él quiere y lo
que Él merece. Si yo no me rindo entero, si no me pongo ahí mismo en el horno y que haga lo
que quiera conmigo pero, que Él sepa que le pertenezco y a nadie más, entonces, yo no estoy
dándole nada.

Calcular, ¿qué va a requerir de mí ser un verdadero discípulo del Señor? Yo, mi tarea de
discípulo la voy a empezar y la voy a seguir, ¿podré decir como Pablo (eso es maravilloso, yo
me uno a esas palabras y sé que muchos de nosotros nos unimos a esas palabras) he
acabado la carrera? En vida dijo eso, en vida... en vida... No, pero nosotros pensamos que se
va a completar allá en el cielo, en la patria celestial. No, no... No estoy hablando de la patria
celestial que me quiero morir para ser feliz, porque eso escapismo. No es morir para ser feliz,
es vivir aquí en la Tierra manifestando el Reino.

Pero para vivir aquí en la Tierra manifestando a la patria a la cual pertenecemos, hay muchas
decisiones por tomar, demasiadas, que están pendientes y el Espíritu Santo nos habla una y
otra vez y nos vuelve a repetir las mismas cosas y nos dice: no calculaste el precio todavía, y
me has prometido, y te estás sentando domingo a domingo y jueves tras jueves pero no
calculaste el precio todavía, tienes a muchos a tu lado empezando por tus familiares de
sangre, y no calculaste el precio. Adórame decidiendo lo que tienes que decidir. Calcula el
precio y toma una decisión, que ésa sea tu mejor adoración. Por eso dijo Jesús, cualquiera de
vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

Lo que yo poseo y a quien le pertenece, determina de qué patria soy. ¿Está escuchando? Lo
que poseo, lo que poseo y que estoy haciendo con ello determina a que patria pertenezco. Si
yo tengo cosas todavía para mí arraigadas y le sigo pidiendo al Señor cosas para mí,
demuestro que sigo siendo de la patria terrenal. Pero si yo me quité de encima todo lo que
poseo y le digo al Señor, aquí está lo tuyo, yo no busco estas cosas, yo te busco a ti, eso
estará determinando que la patria celestial se hizo patente, fui un grabado a fuego como los
animalitos que pertenecen a, yo pertenezco a, fui comprado por precio hay una marca sellada
en mi Espíritu que dice que pertenezco al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, he recibido una
patria que viene de arriba, he recibido un Reino que es mucho más grande que cualquier cosa
humana, pero yo necesito vivir por y en esa patria para manifestar lo que viene de Dios.

"Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o
hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en
este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna. Lucas 18:29 y 30

Ahora, aquí dice dejar algo por otra cosa. Aquí no está diciendo el que no haya dejado casa,
padre, hijo, etc., recibirá cien veces más... no... no... Ahí estaría incompleto. Aquí dice, el que
haya dejado casa, padres, hermanos, mujer, hijos, por ¿qué cosa? El Reino de Dios. No se
trata de una separación tonta e inútil, no se trata del fanatismo de decir yo me despojo de todo
y me desentiendo de todo y de todos, yo odio a todo el mundo y me enfrasco, porque esto se
llama religiosidad.

Y así ha vivido la Iglesia hasta hoy, ha dejado todo y ha abandonado todo por la religiosidad
porque le encanta estar metida adentro a la Iglesia, cuanto más adentro estemos, más
seguros nos sentimos. Yo dejo todo lo que no viene de Dios, pero ¿por qué? Porque tengo
algo mayor que Dios me ha dado, es el Reino de los cielos, Él me ha dado una herencia que
nadie más me podría haber dado. Por eso Jesús le dijo a los suyos: a mi Padre le ha parecido
bien, le ha placido darles el Reino, Él ha querido de su propia voluntad darles el Reino.

Hay algo ya hecho de parte del Señor hacia nuestra vida, pero nosotros no tomamos las
determinaciones para vivir por y para ese Reino... Ahí es donde viene el corto circuito. Por eso
yo no le puedo decir al Señor, dame lo que todavía no me has dado, porque ya me ha sido
dado, pero mis decisiones no me han permitido disfrutarlo, vivirlo, experimentarlo y
manifestarlo en el mundo que me rodea.

Por eso cuando se trata de dejar, es que yo sé que voy a dejar esto pero hay otra cosa que he
recibido. Nosotros estamos en esta ciudad y en esta nación, no porque hemos venido a
buscar nada de lo material, no hemos venido a instalarnos aquí para ser prosperados, no
hemos venido a instalarnos aquí para ser una iglesia más, no estamos instalados en este
lugar para buscar lo nuestro propio, yo te puedo asegurar, que cualquier intención que Dios
vea en nuestro corazón que estamos como iglesia buscando lo nuestro, Dios nos quitará todo
lo que nos tenga que quitar para que entendamos.

Si este templo le molesta al Señor, yo te puedo asegurar, algún día te verás fuera de este
templo, pero si nuestro corazón busca el Reino, prepárate porque este templo puede ser parte
de la promesa y de la gracia de Dios. ¿Ves la diferencia? Por eso Dios tuvo que permitir que
toda una generación en el desierto muriera. Porque necesitaba una generación distinta que
entendiera que había algo que poseer con una mentalidad diferente.

Yo no quiero quedarme en el camino, ni caerme muerto quiero avanzar hacia lo que Dios
tiene para nosotros, quiero ver a esta ciudad como Dios la ve, quiero ver a esta nación como
Dios la está viendo, y quiero verme a mí como Dios me ve insertado en esta ciudad y en esta
nación, insertado en esta comunidad para transformarla manifestando el Reino en todo lo que
hago y en todo lo que vivo. Que se les pegue a los demás el Reino de los cielos que llevo
adentro, y no que lo rechacen porque lo único que ven es un religioso que va todos los
domingos a su propia misa... diferente la misa de estos locos, pero al fin y al cabo, es su
propia misa.

"Porque el sumo sacerdote introduce la sangre de los animales en el Lugar Santísimo


como sacrificio por el pecado, pero los cuerpos de esos animales se queman fuera del
campamento. Por eso también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia
sangre, sufrió fuera de la puerta de la ciudad. Por lo tanto, salgamos a su encuentro
fuera del campamento, llevando la deshonra que él llevó, pues aquí no tenemos una
ciudad permanente, sino que buscamos la ciudad venidera." Hebreos 13:11-14 NVI

Este pasaje es asombroso, le voy a explicar porqué. Dice la Palabra, pone primero un
ejemplo, tomando los ritos de la antigüedad, lo que la ley decía. Los sumos sacerdotes
tomaban la sangre de los animales que se mataban porque esa sangre era la que se
introducía en el Lugar Santísimo para ofrecer sacrificios delante de Dios por el bien del
pueblo, y aun del mismo sumo sacerdote que lo ofrecía, pero sólo introducía la sangre para
purificar al pueblo, los cuerpos de los animalitos se quemaban fuera del campamento. Y dice
después: de la misma manera Jesús tuvo que ser sacado fuera de la puerta de la ciudad.

¿De qué ciudad está hablando? Jerusalén. Él tuvo que ser sacado fuera de Jerusalén, para
poder santificarnos a nosotros. Y luego dice, por eso nosotros vayamos a su encuentro fuera
del campamento para que recibamos su deshonra... ¡qué lindo privilegio! ¿No? Le voy a
explicar, Jesús lloró por esa ciudad, Jesús, internamente estaba comprometido con esa
ciudad, y llegó un día que Jesús dijo, ¿por qué matas a todos lo que te son enviados y
apedreas a todos aquellos que han hablado de parte de mi Padre hacia ti, por qué haces eso
Jerusalén? Si hubieras entendido y conocido el día de tu visitación, tú no hubieras hecho eso.

Pero, ¿sabes qué necesitó hacer el Padre con Jesús? Quitarlo fuera del entorno para que Él
pudiera mirar desde afuera la condición de esa ciudad y estuviera dispuesto a morir, porque si
no lo hubiera sacado de su entorno, Jesús, posiblemente, hubiera dicho, Padre cambiemos de
plan, déjame aquí, hazme rey de esta gente y de este pueblo y yo los voy a llevar en persona
y en carne y hueso a otro destino. Y el Padre dijo no, Tú necesitas salir de ese entorno para
que puedas dar tu vida y rescatarlos.

Por eso nos dice a nosotros, salgamos para recibir la misma deshonra. Mientras estamos
dentro del entorno que nos enreda todo está bien, nadie se enoja contigo ni por ser cristiano,
ni por predicar ni nada, mientras te mantengas en el entorno que a ellos les conviene.
Mientras tú estés ahí codo a codo, tomado de la mano, y si de pronto dices vamos a parar,
vamos a hacer una oración, sí pero sigues caminando juntos y comparte las mismas cosas,
los mismos intereses, a lo que está mal tú te tapas los oídos, pero no haces una diferencia,
sigues estando ahí, te sigues enredando con esas cosas. Y Dios dice: ahora es tiempo de
salir para ver que yo te llevé a otra realidad espiritual, porque una vez que tú salgas, yo te voy
a poder enviar nuevamente, pero con otra autoridad y desde otra perspectiva.

Te voy a poner ejemplo en lo natural. Pocas personas y aún pocos siervos de Dios pueden
discernir los espíritus que están gobernando sus naciones y países cuando todavía
permanecen allí. Piénsalo por un momento, tú habla con algún cristiano que vive en tu nación,
en la nación donde naciste, cuando tú le preguntas y le dices ¿pero no ves el espíritu de tal
cosa? ¿El espíritu de qué? pero si la iglesia está avivada en mi nación... y tú no sabes todo lo
que Dios está haciendo... ¿Por qué no lo puede ver? Porque está ahí adentro. Cuando Dios
te saca, y regresas, el día que tú regresas recibes el golpe más fuerte que podrías haber
recibido, porque es una realidad espiritual. Cuando tú te sales y ves desde afuera como Dios
lo ve, dices esto está mal.

Entonces, tú ahora comienzas a orar por tu nación, pero no porque yo soy argentino y amo la
bandera celeste y blanca, y el solcito que está en el medio, y llevo el sol en mi pecho... ¡No!
Yo no llevo ningún sol en el pecho, y el celeste y blanco si Dios lo quiere cambiar por verde y
amarillo yo no tengo problemas aunque es muy parecida a la de Brasil y Brasil muchas veces
nos ha ganado en el fútbol... No tengo problema porque con tal de que Dios haga lo que tiene
que hacer en esa preciosa y bendita nación, yo estoy dispuesto a ver las cosas como Dios las
ve. Yo no puedo bendecir a Argentina si yo la miro como argentino.

Por eso, Dios te tiene que sacar y que estés dispuesto no sólo a que veas las cosas de
afuera, porque ahora viene la parte más complicada: a ser deshonrado. Porque cuando tú
dices no, pero no te estás dando cuenta de esto, y cuando tú hablas la verdad de Dios, dicen
¡ah, claro! Porque tú estás afuera te crees mucho... Ya dejaste de amar a los tuyos. Lo mismo
te puede pasar en el seno familiar, en el seno familiar te puede pasar lo mismo, cuando tú ves
algo porque te saliste y la ves desde afuera por el Espíritu y vienes con verdad de Dios a
declararlo, con amor con autoridad y verdad de Dios, te dicen ¡ah, ahora el muy cristianito
¿no? y muy santo! Claro, nosotros somos el felpudo de la humanidad y tú vas siempre
volando por las nubes... ¿Sí o no?

Por eso, los mismos, los mismos que cantaron y gritaron Hosanna cuando Jesús iba montado
en un burro, los mismos dijeron a Pilatos crucifícale, mátalo, porque no es digno, porque es un
mentiroso, porque se está burlando de nosotros, porque nos viene diciendo hace años que Él
es el Hijo de Dios, que Él es el Rey, ¡es un mentiroso, mátenlo! ¿Estás dispuesto a recibir esa
clase de deshonra?

Cuando tú te sales de tu entorno y Dios te empieza a mostrar las cosas por el Espíritu,
entonces tú puedes ser eficaz para afectar eso. Si primero no te entienden, no te preocupes,
porque está en la Palabra. Seguramente la deshonra vendrá primero, pero luego de la
deshonra vendrá la victoria del Señor manifestada. Salte de tu entorno para ver las cosas
como Dios las ve, pero nadie se puede salir de su entorno cuando está aferrado porque cree
que ahí está su patria, ése es el problema.

Por eso, esos antiguos caminaron, recibieron, creyeron a Dios, pero ellos no se sabían parte
de esta Tierra, estaban buscando algo mayor, ellos buscaban otro tipo de ciudad que tuviera
otro fundamento, algo que los hiciera sentir y vivir plenos toda su vida. Tú ya has recibido eso,
lo has recibido, porque el Reino de Dios te pertenece, ya has sido sacado de un entorno para
ser llevado a otro, pero ahora tienes que saberte ciudadano del Reino. Como ciudadano del
Reino eres peregrino y extranjero en esta Tierra, y como tal hay decisiones que tomar, hay
muchas decisiones que tomar. Decisiones que están impidiendo todo lo que Dios tiene ya
preparado para tu vida.

No se trata de tocar de oído, porque para ser buen músico tocar de oído se queda corto, para
ser buen discípulo en las cosas espirituales tocando de oído nos quedamos cortos. He visto a
gente que conoce la Escritura, te dice la Palabra de memoria, y te dice, mira lo que dice acá, y
a veces uno se siente mal porque dice: ¡Huy! conoce más que yo éste... se sabe el pasaje, el
versículo de memoria, pero no... no... No, porque tú sabes que adentro algo no está
funcionando.

Yo prefiero tener que ir a la concordancia para acordarme dónde queda algo, pero estar
viviendo la plenitud de Cristo en mi vida, porque gracias a Dios por aquél que tardó años en
escribir y dedicó su vida a escribir la concordancia, gracias a Dios por esa persona, porque
me facilitó la tarea, porque puedo ser una Biblia caminante, pero no afecto a nadie, más que
repetir Biblia... Y los he conocido, los he visto de cerca, los he tenido a mi lado. Nada han
transformado... nada han transformado.

Por eso, fíjate Jesús, ¿qué hacía Jesús? Aun cuando citaba la ley ¿qué hacia Jesús? ...oísteis
que fue dicho, pero Yo os digo... Él no agarraba la ley para que digan, miren que Yo sé. Él traía
lo que venía del Espíritu a causa de esa ley, lo que era el corazón de Dios para que entendieran
esa ley. Pero los que estaban aferrados a esa ley vivían muertos y mataban doblemente a los
que los seguían a ellos, los hacían, decía Jesús, más merecedores del infierno, dos veces más
merecedores del infierno que ellos mismos.

Sigamos con la religiosidad en nombre de Cristo, y haremos a las personas dos veces más
merecedoras del infierno que nosotros mismos, porque la religiosidad no nos lleva a ningún
lado, pero saber a qué ciudadanía pertenecemos, eso nos puede hacer transformar nuestro
entorno. Y por eso dice el versículo:

"Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de


alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre." Hebreos 13:15

Este versículo tiene un contexto, porque lo usamos mucho para hablar de la alabanza, hay
que ofrecer hermano, sacrificio de alabanza... así que si no se siente bien o está medio
apagadito hoy, usted ofrézcale sacrificio de alabanza al Señor. No tiene nada que ver con eso,
lo que está diciendo es, si tú has salido de tu entorno para saber a quién perteneces y has
renunciado a todo lo humano porque no quieres que nada se interponga en tu amor y tu
lealtad absoluta a Señor, entonces, vas a poder ofrecer un sacrificio de alabanza que será
honroso para el nombre del Señor.
El sacrificio de alabanza es de alguien que ha dicho, rompo con esto, rompo con aquello, me
deshago, me cuesta posiblemente, posiblemente me duela un poquito, pero en el fondo siento
gozo por estar haciendo lo que Tú me has hablado, eso es sacrificio de alabanza que honra
su Nombre. Quiero leer dos cosas más:

"Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque
le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya
grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con
el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por
mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía
puesta la mirada en el galardón." Hebreos 11:23-27

Acá había uno que sí tenía de donde agarrarse, porque Moisés tenía todo para hacerlo valer:
hijo de la hija del faraón, él podía reclamar sus derechos como egipcio, él podía disfrutar de
los tesoros, pero él estuvo dispuesto a renunciar a todo ello y ser maltratado, y dice
maltratado con el vituperio de Cristo. Es que nosotros queremos las victorias de Cristo, pero al
vituperio le hacemos cara de asco, no nos gusta el vituperio, no nos gusta que nos den, no
nos gusta que nos aíslen, no nos gusta que nos critiquen, no nos gusta aparentemente tener a
todo el mundo en nuestra contra, eso no nos gusta.

Porque ese vituperio, la verdad ¿para qué?... no, es que si yo los voy a ganar, yo tengo que
hacerme a una... No, eso es una mentira. Por eso el otro día, el profeta enojado habló de la
música, por eso hoy tú mira grupos de rock cristiano... A Satanás lo representan súper bien,
pero de Cristo yo no veo nada... nada... nada... Tú mira la foto, ni siquiera escuches la
música... Sólo mira la foto de la portada del CD... Sólo mira la foto... Claro, ¿cuál fue la
excusa? vamos a hacernos a una con ellos, es que a los jóvenes les gusta el rock, ¡hagamos
rock! A los jóvenes les gusta el reggaeton, ¡hagamos reggaeton! ¿Cuál es el problema si
nosotros lo santificamos, porque lo hacemos para la gloria de Dios? No, ni el que lo hace lo
está santificado, ni lo que hace está santificado, ni lo que produce puede ser santificado, nada
puede estar santificado porque Dios allí no está.

Por eso, nos hablan mucho de las victorias, del éxito pero nos hablan poco del vituperio, pero
sin vituperio no hay victoria. Para que Jesús venciera fue necesario el maltrato primero,
después del maltrato viene la victoria. Por eso Moisés dijo, yo tengo acá para escoger y tengo
derechos... yo tengo derechos, pero yo me deshago de mis derechos como egipcio, yo no
quiero los tesoros de los egipcios, yo quiero el vituperio que viene del cielo. ¿Por qué? porque
tengo mi mirada puesta en el galardón.

¿Saben por qué? Porque el versículo 6 de Hebreos 11 habla que hay un galardón, Él es
galardonador de todos los que le buscan. Si tú le buscas el galardón será grande, y por eso
leímos recibirá cien veces más en esta Tierra. ¿Pero por qué cien veces más? Porque el
corazón no está en las cien veces más, el corazón está en el Reino, y ése es el problema que
los cristianos han tenido, han dado, han sacrificado cosas, han dispuestos a mucho, pero
porque miraron las cien veces más.

Los ojos están puestos en el lugar equivocado, las cien veces más vienen a mi vida cuando
mis ojos están puestos en el Reino, me las dé o no me las dé, mi vida no cambia, y cuando
me las da las administro para el Reino y por el Reino. Por lo tanto, me puede dar cien, mil o
un millón, nada me va a asustar, nada me cambia porque por dentro yo he tomado una
decisión, sé para quien vivo y por lo que vivo porque tengo una ciudadanía. Y lo último que
quiero leer:

"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con paciencia la
carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de
la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz menospreciando el oprobio,
y se sentó a la diestra del trono de Dios." Hebreos 12:1-2

Toda esa nube de testigos de esos hombres y mujeres que sin Cristo honraron al Señor por
su fe y conquistaron, fueron muertos y fueron criticados, juzgados, maltratados y burlados,
que murieron creyendo que lo habían recibido, pero sin jamás ver de qué se trataba, todos
ellos hoy son para nosotros, la Iglesia del Señor, nuestra más grande nube de testigos.

Así que, imagínate que ahora mismo en el cielo todos estos testigos, todos los que dice ahí, y
muchos más que no se mencionan en Hebreos 11, están sentados al borde del trono de Dios
y de los cielos mirando hacia abajo, y están diciendo, ahí en Miami se está hablando de
nosotros, así que vamos a ver a esta iglesia qué decisiones toma; nosotros, le están diciendo
al Padre, nosotros las tomamos, y qué bien nos fue, cuánto nos hemos alegrado en todo lo
que hiciste, qué gozo teníamos por sufrir por causa tuya.

Así que Padre, ábreles los ojos para que vean que hay mucho más en tu Reino que aferrados
a esta Tierra, enraízalos a las cosas del mundo, tomados de las circunstancias, tomados de
mis propios amores; hay mucho más cuando estamos en el Reino. Iglesia, ésta tiene que ser
para nosotros una tarde especial, porque Dios está poniendo delante de nosotros el camino a
seguir, pero también está poniendo delante de nosotros una pregunta: ¿Qué patria vas a
buscar a partir de hoy?

Podrías decir, y estás en tu derecho, yo no lo sabía hasta hoy, yo no sabía que tenía otra
patria, está bien, pero eso de esa manera díselo al Señor: Yo no sabía que tenía una patria
mejor que podía buscar, pero hoy decido buscar tu patria como todos aquellos que por la fe
buscaron esa patria, la patria de Tu Reino Señor, manifestada en este mundo, y yo viviendo la
plenitud de ese Reino para transformar al mundo.

Pero eso requiere decisiones, decisiones serias, decisiones de dejar los ritos y costumbres.
Sigue habiendo mucho en nosotros de eso, casi sin querer está tan arraigado, que esos ritos y
costumbres los llevamos como adheridos a la piel, tú no estás aquí por un rito y una
costumbre, no es que dieron las 2:30 hs. y a las 5:00 hs. va a terminar la reunión... No es eso,
el Reino no está atado a eso, tu vida espiritual no está atada a eso, porque tu alimento
espiritual no está aquí, tu alimento espiritual está en el Señor. Si sólo te alimentas porque
recibes hoy lo que recibes, tu vida va a correr riesgo y peligro porque no estás buscando el
Reino. Cuando tú buscas el Reino el alimento viene de arriba y siempre te sientes saciado.
Por eso, Jesús dijo: El que coma de mí nunca más va a tener hambre.

Pero andamos comiendo de tantas fuentes diferentes, la radio la encendemos en el auto para
comer otro poquito más, pero a veces la comida que comemos no sabe muy bien, y nos cae
mal. Cada vez que comemos de diferentes fuentes y no recibimos de la verdadera fuente nos
cae mal y nos indigesta y eso que nos indigestó les hace daño a los que nos rodean.

Hoy es un día para tomar decisiones, y a mí me gusta cuando esto ocurre, ver a jóvenes,
porque de manera especial yo sé que los jóvenes tienen la particularidad de una fuerza
sobrenatural, porque Juan les escribe a los jóvenes porque son fuertes... fuertes, aunque tú te
creas que estás luchando con ese pecado, con esa tentación, Juan dijo les escribo a ustedes
porque son fuertes.

Jóvenes, ustedes pueden ser esa generación que siguió a Josué para conquistar la tierra
prometida. Ustedes son esa generación, pero lo que vean hacia arriba y no está muy bien,
deséchenlo en el Nombre de Jesús, no importa de quien venga, de papá, de mamá, del tío, de
quien venga... Lo que no es del Reino es tiempo de deshacerlo en el Nombre de Jesús y
busquen la verdadera patria.

Y adultos, hagámosles la vida más fácil a estos jóvenes, seamos los primeros en decir hijo o
hija, papá y mamá somos los primeros que tomamos determinaciones y decisiones, para que
luchemos juntos en nombre del Señor para vencer, y no que luchemos entre nosotros porque
tú quieres una cosa y nosotros queremos otra.

En el Nombre de Jesús yo quiero pedirte que toda decisión que tengas que tomar en esta
tarde, todo aquello que te enreda y todo lo que te está asediando y que no te permite jugarte
por el Señor, hoy lo puedas entregar al Señor, con simpleza de corazón como un resultado
natural de que has entendido que al Señor no le puedes dar menos que toda tu vida.
EL VERDADERO PROPÓSITO DE VIDA I

8 julio 2007

(Leticia Cipolla...)

Hubo un hombre, que cuando era niño se podría haber considerado como un niño prodigio,
hablaba con tal sabiduría que la elite de sabios y conocedores de su época se maravillaban al
escucharlo, cualquiera podría haber pensado que ese niño bien dirigido, llegaría a ser alguien
con mucho poder y ser respetado por haber alcanzado grandes logros, sin embargo, ese niño
mientras crecía y se convertía en hombre, desempeñó un oficio común, tal vez, algunos se
preguntaron, ¿qué pasó, por qué los padres no tuvieron la capacidad de explotar todo lo que
tenía? Otros quizás pensaron, que como los padres eran pobres no tuvieron la posibilidad de
ofrecerle algo mejor, y posiblemente, pensaron que por no provenir de una familia de cierta
alcurnia no pudieron heredarle algo mejor.

Ese hombre dejó el oficio que tenía para ocuparse de su verdadera vocación, la sabiduría que
se manifestó siendo niño ahora hacía que todos, sin excepción, quedaran asombrados pero
no sólo por lo que hablaba, sino también por lo que hacía. Era extraordinario lo que enseñaba,
pero sobre todo lo que vivía. Siempre se destacó por servir y hacer bien a las personas. Es
notable que en su historia no se narra un interés por alguna mujer, pero sí podemos saber que
nunca se casó, que nunca tuvo hijos, por lo que no perpetuó su nombre, cosa de mucha
estima en esos tiempos.

En una ocasión, quisieron hacerle gobernante pero no aceptó. A los ojos de cualquiera
parecería que a pesar de ser tan sabio este hombre se conformó con ser un mediocre, sin
ambiciones personales, sin riqueza, sin familia. Muchos habrán pensado que, ¡qué
desperdicio de potencial! Al fin de cuentas no le ha servido de nada. Es importante decir que
murió muy joven.

Si tuviera que resumir su vida, diría, fue un hombre que nació, vivió y murió sabiendo lo que
hacía, fue un hombre que murió por amor y amando, fue un hombre que dejó una enseñanza
que permanecerá por siempre.

En el presente es honrado y respetado por muchos, ignorado y hasta despreciado por


otros tantos, pero se puede afirmar que su vida dejó huella en la historia de la humanidad.
Para ese hombre, su vida no hubiera tenido ningún sentido sólo por conseguir sus anhelos
o haber alcanzado su propósito personal. Su ejemplo de vida nos enseña que nadie que se
mira a sí mismo y vive para sí, podrá ser de bendición a otros.
(Hernán Cipolla...)

Sin duda esta historia puede ser común a muchos o extraña para muchos otros, yo no le voy a
decir de quién se trata hasta más tarde, no se lo voy a decir ahora. Posiblemente algunos
puedan intuir de quién, pero lo cierto es que la historia no es ficticia y ese hombre dejó en la
humanidad, sobre todo para aquellos que reconocen lo que él hizo, dejó una huella que es
imborrable, pero sobre todo porque no tuvo un afán personal y eso es lo más notorio de la
vida de esta persona.

No se lo puede ver en algún momento de su vida como alguien queriendo alcanzar algo
propio, como alguien que se viera intimidado por la sociedad, que otros pudieran opinar de él
que no tenia, que no podía, que no había alcanzado ciertas cosas, y eso le diera tal temor o
tal vergüenza, que él quisiera cambiar lo que sentía verdaderamente y tomar un rumbo
diferente. Nada ni nadie lo pudo desviar de lo que él creía que debía hacer y sabía que tenía
que hacer.

Yo quiero leer algo antes de comenzar a compartir otras cosas, porque mientras adorábamos
al Señor, en el último momento que estábamos adorando al Señor, el Señor me recordó unos
versículos de la Palabra, y no es necesario que lo busquen yo simplemente lo voy a leer, pero
dice Efesios 1:11 y 12, de ésta manera:

"En él… en Cristo… asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme
al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que
seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en
Cristo." Efesios 1:11 y 12

La Palabra establece que en Cristo tenemos herencia, y tenemos una herencia porque,
primeramente, Dios hizo algo a nuestro favor y lo que Él hizo es que nos predestinó. O sea,
en toda su sabiduría y en lo que Él planeó para la humanidad entera, en nosotros nos vio
como personas, hombres y mujeres, que teníamos un destino de vida, pero ese destino de
vida era conforme al propósito suyo. Y esto es lo que más me llama la atención, porque
cuando Dios nos salvó, lo que quería Él hacer es que pudiéramos comprender lo que sin la
persona de Cristo en nosotros, sin el Espíritu Santo, jamás sería posible comprender, ningún
hombre, ninguna mujer, puede comprender lo que vale, lo que tiene sin Cristo. ¿Sabe por
qué?

Le voy a explicar por qué, porque cuando nos volvemos a relacionar con Dios y cuando
volvemos a tener intimidad con Él, entonces Él pone su propósito en nosotros. Que veamos
hombres y mujeres en la Tierra, que alcanzan grandes cosas, no significa que lo han
alcanzado todo, no significa que tienen un entendimiento cabal de lo que sus vidas
representan sobre esta Tierra; simplemente descubrieron algo del potencial que todo ser
humano tiene por esencia, porque al ser, ser humano, Dios les puso su imagen y semejanza,
como a ti y a mí, aunque no haya nacido de nuevo. Por descubrir ese potencial interno que los
seres humanos tenemos, es que muchas personas alcanzan grandes cosas, buscan sus
sueños y los obtienen, pero en la mente de Dios nuestras vidas no están para eso.

Y yo voy a comenzar viendo con ustedes algunas cosas, posiblemente conocidas por todos
nosotros, pero el objetivo de Dios, es que lleguemos a una meta en esta tarde y que podamos
entender el corazón de Dios para quitar de nuestra mente y de nuestra percepción de la vida
conceptos que se han arraigado, pero que se han arraigado equivocadamente. Y es
necesario, es tiempo de desarraigar esos conceptos para que lo que viene de Dios sea
establecido, se afiance y eso de Dios eche raíces.

Lamentablemente, cuando hay algunas cosas que las tomamos pero las hacemos y las
concebimos a nuestra manera, esas cosas son las que echan raíz y después no permiten que
la buena semilla pueda implantarse. Ahora, antes de comenzar con otros pasajes, yo quiero
que usted vea que el versículo 12 de Efesios 1, dice que hay un objetivo por el cual fuimos
predestinados y tuvimos herencia según el designio de su voluntad dice, a fin de que… a fin
de que seamos para alabanza de su gloria… a fin de que seamos para alabanza de su gloria.

Permítame decirle que tiene que ser una revelación en nuestros espíritus que estamos sobre
esta Tierra con un único y exclusivo fin, ser alabanza continua a la gloria de nuestro Dios. Por
eso, déjeme decirle que lo que el Espíritu Santo estaba haciendo hoy durante la adoración,
¿sabe qué era? Haciendo que nuestros ojos se voltearan a Él. Pero si bien es algo que pude
percibir, al mismo tiempo me llama la atención que el Espíritu Santo me haga percibir eso, y le
voy a explicar por qué. Porque se supone que el Espíritu Santo no necesita un llamado de
atención, o hacernos percibir algo por el estilo, porque nosotros sabemos para qué estamos
aquí, ¿estoy siendo claro?

No estoy culpando a nadie con esto que digo, simplemente lo que quiero expresar es que si el
Espíritu de Dios está haciendo algo, es porque Él necesita volver nuestros corazones y
nuestros ojos y nuestra atención a su persona. Porque déjeme decirle algo, lo que ocurre aquí
es un pequeñísimo ejemplo de lo que ocurre todos los días, ¿estoy siendo claro? Si en este
lugar, que todos sabemos que somos el cuerpo de Cristo reunido en el nombre de Jesús para
alabar y glorificar su Nombre, Dios necesita llamar nuestra atención, ¿qué pasará de lunes a
sábado? Posiblemente, está a los gritos y no escuchamos, posiblemente mueve todas las
cosas, pone circunstancias, mete vallas adelante de nuestro camino, y aún así no lo vemos.

Si no lo vemos, es porque hay algo que se enraizó en nuestro espíritu y no proviene de Dios y
no nos permite ver lo que sí es de Dios. Cuando vemos lo que es de Dios, nuestra vida de
todos los días tiene sentido, porque sabemos para qué vivimos. Y déjeme decirle que vivir no
es solamente, ni haber nacido de nuevo, ni haber alcanzado madurez espiritual, vivir significa
que yo sé de parte de Dios para qué piso esta tierra.

Mire, la verdad es que yo no vivo para ser profeta, quiero que me escuche muy bien, yo no
vivo para ser profeta, yo soy profeta, como llamado de Cristo para cumplir una función
específica, pero yo vivo aquí por algo que es mucho mayor a ser profeta. Por lo tanto, ser
profeta, y un mejor profeta y un más reconocido profeta, no es el anhelo de mi corazón, a mí
no me interesa eso, lo cual me hace libre, ¿sabe de qué? De que Dios cambie los planes, me
hace libre de que Él dé una orden y todo, de un momento a otro, sea cambiado por Él. Yo soy
libre, no tengo nada que temer, dejar de ser profeta a los ojos humanos no me avergonzaría
porque yo estoy en esta Tierra por algo que es mucho mayor a eso.

Entonces, usted y yo necesitamos entender que somos Iglesia de Jesucristo, ¿sabe por qué?
Porque hay algo que nos tiene que ser revelado, es muy simple, es muy sencillo y tiene que ver
con Efesios 1: 11 y 12. En Cristo, usted y yo tenemos herencia, porque fuimos predestinados
según Su perfecta voluntad, con un sólo objetivo: ser para alabanza de la gloria del Señor. Es
decir, todo lo que hago es para Él y en todo lo que hago, Él es visto.

Ahora, yo quiero que vayamos juntos, ahora sí, al evangelio de Lucas, el capítulo 14, voy a
leer un versículo, que posiblemente la mayoría de ustedes recuerde muy bien, Lucas 14, voy
a leer el versículo 26:

"Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y
hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo." Lucas 14:26

Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y


hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Lo primero que necesito
explicarle, es que la palabra "aborrecer" no está usada en el sentido de odiar, de tener
aversión por las personas que Jesús menciona, padre, madre, hijos, hermanos, hermanas y la
propia vida, no se trata de eso.

La palabra tiene que ver con amar menos, ahora, yo no me voy a meter en el tema familiar o
en el tema sentimental, no es el mensaje de este día; ahora, si alguno tiene alguna cosita allí
que todavía necesita ver delante de Dios, pues véala, no necesita que yo se lo diga, ¿está
bien? Si alguno tiene que analizar delante del Espíritu Santo alguna de estas cosas que Jesús
mencionó, usted tiene libertad porque el Espíritu Santo habita dentro suyo, para que Él se lo
muestre y usted haga lo que tiene que hacer.

Pero, sí quiero pararme en el último pedacito, o mejor dicho, antes del final, porque dice, y
también a su propia vida. Jesús dice, si alguno no ama menos su propia vida, no puede ser mi
discípulo. Y ahí, aunque no lo digamos acá adentro, sí hay un corto circuito, sí lo hay, porque
amar menos mi propia vida significa tanto como, no darme importancia, y no darme
importancia sería tanto como no tener el más mínimo cuidado, pero Jesús no está diciendo
eso, lo que Jesús está diciendo es, tú necesitas entender que para vivir en calidad de
discípulo, tú tienes que ver tu vida como yo la veo y ponerla en su justo lugar.

Hoy en día estamos bombardeados por todo lugar para tener cuidado de nosotros mismos,
usted vea las publicidades en la tele, las publicidades en los periódicos, en las revistas, usted
hable con los compañeros, hable con las mujeres, todo gira de acuerdo a qué pasa conmigo,
yo necesito cuidarme, yo tengo que estar bien, yo necesito alcanzar otras metas, yo tengo que
lograr otras cosas, yo tengo que avanzar y crecer, yo tengo que darle mejor futuro y porvenir a
mi familia, yo lo tengo que lograr, el centro de atracción es el yo, todo gira en torno a mi
persona porque si no girara alrededor de mi persona, porque si no girara alrededor de mi
persona, yo no le encuentro sentido a la vida, y creo que si no gira alrededor de mi persona
tampoco voy a heredarle a mis hijos, a mi familia el verdadero sentido de la vida, porque si
ellos no ven que yo me valoro, que me cuido y que hago lo que tengo que hacer ellos no van
a tener ejemplo.

Pero en Cristo, es absolutamente contrario a todo esto, en Cristo amar menos la propia
persona es, que mis intereses personales quedaron a un costado y están absolutamente
muertos para mí, yo no tengo intereses personales delante de Dios. Alguno estará pensando,
bueno, no tener intereses personales quiere decir que, yo justo estaba pensando cambiar el
carro, eso es un interés personal, yo justo estaba meditando en el Señor cambiar de trabajo,
¿será un interés personal? No, mire, yo quiero decirle esto, usted y yo necesitamos entender
que nada de lo que hoy voy a expresar y estoy expresando, tiene que ver con ser personas
abandonadas, con ser personas que no les importan las cosas o con ser personas que no
tienen cuidado de manifestar al Señor en todas las áreas de su vida, yo no estoy hablando de
eso.

No estoy hablando del conformismo que nos lleva a la mediocridad, no estoy hablando de
eso. Por eso, lo que Letty leyó acerca de este hombre, tenía que ver con eso porque muchos
cuando vieron a este hombre, seguramente pensaron, tiene todo para hacer lo que él quiera
pero no está haciendo nada, se conformó con ser mediocre, no hizo nada y podría haberlo
hecho todo y solamente se conformó...No… no… no… no, él no se conformó, jamás fue
mediocre y cuando yo le diga, de quién se trata, menos podríamos pensar que esa persona
podría llegar a ser mediocre.

¿Sabe lo que pasaba en esa persona, en ese hombre? Él sabía muy bien cuáles eran sus
intereses y todo lo que hacía giraba de acuerdo a sus intereses, pero no eran los personales,
sus interés era ver qué pasaba con las personas que lo rodeaban, de qué manera él podía
bendecir y hacer bien a aquellos que estaban alrededor suyo, por eso, todo lo hizo de acuerdo
a esa premisa en su vida.

Por lo tanto, cuando Jesús está enseñando, que es necesario aborrecer o amar menos la
propia vida, está diciendo, que aquel que tiene sus intereses personales intactos, no le está
dando la prioridad al Señor y a su Reino, y eso es lo que viene a chocar con la mentalidad de
este mundo, y quiero decirle, aún a aquellos que posiblemente, hace relativamente poco
tiempo hayan entregado su vida a Jesucristo o a aquellos que estoy convencido y seguro, que
hoy mismo lo van a hacer o que a partir de hoy decidan hacerlo, quiero anticiparles algo,
entregar la vida a Jesucristo, ¿sabe qué significa? Significa que ahora usted es de Él y vive
para Él, por eso, Dios lo rescató.

Entre otras cosas, Dios se ha alegrado enormemente cuando usted le entregó la vida, porque
ya no está atado al pecado, porque ahora tiene otra herencia, porque ahora tiene otro objetivo
de vida, porque ahora usted sabe que tiene vida eterna, porque ahora puede vivir sano y libre
para siempre, Él está feliz por eso, pero no se conforma porque Dios no es conformista.

Dios cuando lo salvó estaba viendo más allá, porque desde antes de que usted naciera Dios
ya tenía una vida para usted, y esa vida que Dios tiene para usted va mucho más allá a que
usted pueda decir, ahora soy salvo, ahora soy hijo de Dios y ahora me congrego en la iglesia
fulana de tal... Dios tiene algo mucho más allá.

Por lo tanto, le aconsejo sacar ese CD que nos han metido y que ha opacado lo que viene de
Dios, nosotros no estamos viviendo la vida para alcanzar mayores cosas a los ojos de los
hombres, para eso Dios no nos rescató, Él nos rescató para que viviéramos para Él, y para
que en todo tiempo hagamos exactamente lo que viene de Él, de esa manera solamente, el
Reino de Dios es implantado.

Ahora, déjeme decirle que cuando esto no está en el corazón, no es que Dios no nos pueda
bendecir, ¿qué quiero decir? Dios puede bendecir a un hijo suyo y usted ve que cambia de
trabajo, que tiene un mejor salario, que cambia de auto, que compra casa, que terminó los
estudios, todo, todo, todo lo que usted piense esa persona lo logra, pero que Dios esté
permitiendo esa bendición sobre su vida no significa que esa persona está siendo un discípulo
que ama menos su propia vida, y ése es el problema, ahí está el punto de conflicto para los
hijos de Dios, que aún lo que hacemos en nombre de Dios no lo hacemos para Él, lo hacemos
para nosotros.

Hay una gran diferencia en hacer lo que yo quiero en nombre de Dios pero porque yo quiero
alcanzar esa meta, en hacer lo que viene de Dios para Él tal cual me lo dijo, y disfrutar de las
bendiciones que Él permite, son dos cosas completamente diferentes. Por eso, fíjese lo que
dice el versículo 33 del mismo capítulo, dice:

"Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser
mi discípulo." Lucas 14:33

¿Sabe qué significa esto? Que aquel que ama a Dios con todo su ser, no se aferra a nada de
lo que podemos llamar posesión, llámese familia, llámese trabajo, llámese salario, llámese
una empresa, llámese hijos, llámese estudios, llámese una carrera, llámese un título
profesional, llámese un ministerio, llámese un llamado de Jesucristo lo que usted quiera que
pueda llamarse posesión, o sea, esto es mío, ninguna de esas cosas va a ser estimada jamás
por un verdadero discípulo del Señor.

El verdadero discípulo, ha renunciado a todo lo que posee, es decir, internamente dice, Señor
Tú me diste una casa y yo la disfruto, pero la tenga o no la tenga no cambia lo que hay en mí.
Señor, yo sé que en el trabajo me están por promover a algo mayor, yo sé que me van a
cambiar el salario, yo sé que le voy a poder dar mejores cosas a mi familia, pero Señor, eso
no cambia la perspectiva que yo tengo de vida, aunque mañana a punto de estar en un nuevo
sillón y en una nueva oficina, me dijeran va todo para atrás, Tú eres el mismo y mi propósito
de vida sigue siendo igual, yo renuncio a todo lo que poseo.

Déjeme decirle algo que está siendo grave dentro del cristianismo, y es que como la maldad y
el pecado han aumentado, la gente cuando se encuentra con el Señor, encuentra su tabla de
salvación, se agarra al Señor y no lo suelta por un instante, y no digo que esté mal el tema es,
¿por qué se agarra y por qué no lo suelta? Ese es el asunto, porque es necesario que todo
aquél que ama a Dios se aferre a Él y no quiera soltarse jamás, pero con un corazón puro.

Una cosa es que yo me tome de Dios para decir, Señor necesito solución de esto, Señor
cambia aquello, Señor soluciona esto otro, Señor haz esto que yo no puedo, Señor ahora que
yo te conozco Tú me has prometido que vas a hacer todas las cosas a mí favor, Señor tu
Palabra dice que para Ti no hay nada imposible, haz esto que a mí me parece imposible...
Todo lo aferro, pero porque quiero para mí, y no hay nada más terrible para Dios, un hijo que
lo único que esté buscando sea todo para él. ¿Sabe por qué? Porque Dios no se ve reflejado.

Mire, si usted es padre y usted en la vida de sus hijos inculcó algo que usted sabe que es
bueno, usted quiere que con el paso del tiempo eso que inculcó lo pueda ver reflejado, porque
en definitiva cuando los hijos actúan de acuerdo a lo que les hemos enseñado están
reflejando a sus padres.

Es por eso que los padres, a veces, cuando los hijos meten la pata nos sentimos, ah... ¿por
qué? Porque, no sólo porque el nene hizo algo malo, porque el nene tiene papás y los demás
van a decir los papás de este nene cómo serán si el nene hizo lo que hizo. Claro, imagínese
usted que el hijo crece, pero en realidad todo lo que usted inculcó cada vez se desvirtúa más,
va a llegar un momento que usted, como padre o como madre, va a sentir una frustración tal
que va a decir, yo quise darle lo mejor, quise inculcarle los mejores valores y principios en su
vida pero nada de lo que hace me refleja, y cuando viene a tocarme o me llama o me busca
es porque algo necesita, todo el tiempo es porque algo necesita. ¿Cómo se sentiría usted
como padre? Avergonzado y fracasado.

Ahora, imagínese usted a Dios teniendo hijos que todo el tiempo… papá líbrame, ayúdame,
solucióname, hazme esto, cámbiame esto otro, yo no puedo, Tú si puedes... todo el tiempo
así, Dios dice, mira yo no tengo problema para hacerlo, es más, algunas cosas las voy a
hacer porque Dios es bueno, Dios es bueno, nadie le puede torcer su esencia ni se la puede
arrancar, Él es bueno, las va hacer, pero Dios no se verá reflejado y mientras Dios no se vea
reflejado, ¿sabe lo que no tiene Dios? Un espejo en el mundo, ¿me está entendiendo? Iglesia
juntos, individuo por individuo conformamos la Iglesia, el Señor no puede ser visto si estos
individuos en un solo espíritu y en una misma mente, no sabemos para qué vivimos sobre la
Tierra.

Permítame decírselo de esa manera, yo no puedo decir, bueno, los de esta fila no cumplen
con el requisito pero los demás somos muchos, no sirve.. Permítame, pero no sirve; si no
sirve en una empresa mucho menos para el Reino de Dios, porque cuando una empresa se
ha trazado un plan de acción necesita que todos los departamentos vayan a la perfección de
acuerdo a ese plan, porque tienen un objetivo, si los de venta están luchando por el objetivo
pero los de contabilidad lo echan abajo, como suele pasar en las empresas, ¿no? hay
problemas, hay problemas y alguien tiene que poner las cosas en orden, pasa en una
empresa.

Mi hermano, en el Reino de Dios es imposible que el Reino se establezca, sea visto y se


engrandezca sobre la Tierra cuando hay parte del equipo que está viviendo para otro objetivo,
¿estoy siendo claro? El que no renuncia a todo lo que posee no puede ser mi discípulo, no es
que intente, las palabras de Jesús son claras, no puede.

Ahora, ¿sabes qué diferente se siente disfrutar la bendición de Dios? Totalmente diferente.
Mira, déjame leerte Lucas 18, yo te voy a mostrar la diferencia, Lucas 18:29 y 30, dice:

"Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o
hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en
este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna." Lucas 18:29-30
Hay una abismal diferencia para aquél que realmente ha abandonado los intereses
personales, y es claro Jesús, por el Reino de Dios. No es por asuntos supuestamente
espirituales, en el nombre de Jesús, pero que están de acuerdo a mi corazón, no es eso, no,
no, no... no tiene nada que ver con eso.

Podemos aún hacer cosas para Dios, servir a Dios, pero desde el objetivo personal, desde la
realización propia y estamos perdidos, pero la diferencia es que cuando yo he renunciado a
todos esos intereses y a la realización personal, si no está en juego lo que los demás puedan
pensar u opinar de mí, yo sé para qué vivo en la Tierra y para quién lo hago. Entonces, Dios
está libre de sobreabundarme con muchas más cosas de las que yo me hubiera imaginado,
pero ninguna de esas cosas me mueve.

Quiere decir, que hoy Dios me lo da y mañana me lo puede quitar, hoy me lo da, mañana me
lo puede pedir, yo disfruto el haberlo tenido como disfruto el haberlo entregado, para mí es
exactamente igual. Por eso, en lo que yo estoy diciendo, y bien dijo algo mi esposa al
principio, mire, si usted intenta darle vuelta a esto y analizarlo y ponerlo bonito, que acá en la
mente todo encaje bien, posiblemente se pierda de lo que el Espíritu Santo le quiere
transmitir.

Para recibir esto, usted necesita decirle al Espíritu de Dios, yo quito todo lo que he pensado
hasta ahora, me deshago de todo eso. Por favor, hágalo, dígale al Señor, quito todo esto, yo
renuncio a todo lo que ha cautivado mi mente hasta ahora, porque por haberla cautivado yo
no he entendido la esencia de tu Palabra y de tu Reino, no he entendido lo que Tú me estás
hablando desde hace mucho tiempo y encuentro que no soy efectivo, pero es que no soy
efectivo porque me falta algo, porque lo tengo todo en Cristo Jesús, no soy efectivo porque
desvié el propósito original.

Déjeme decirlo, usted sabe y aún lo ha escuchado muchas veces de boca de nosotros, y
hablo en nombre del Ministerio Generación en Conquista, acerca de lo que tiene que ver con
el propósito en la vida, pero como suele pasar algunas veces, cuando se habla mucho sobre
algo porque se quiere enfatizar y quiere que eso se avive en el corazón de la Iglesia del
Señor, muchas veces eso luego se empieza a desvirtuar, se toma lo verdadero para pasarlo
por el filtro de lo que a mí me parece y se termina cambiando lo que realmente es de Dios.

Lo que le quiero decir es esto, estamos convencidos que Dios tiene un propósito con cada
uno, pero yo lo voy a decir de esta manera, Dios no me ha dado ni le ha dado a usted un
propósito para satisfacernos a nosotros mismos, quiero que me escuche muy bien. Por eso,
Efesios lo dice con toda claridad, recibimos herencia de acuerdo al propósito suyo, porque
sino, ¿sabe lo que hago yo? Yo digo, este es mi propósito y voy a vivir por mi propósito, y voy
a hacer todo lo que tenga que hacer para cumplir mi propósito, y el propósito de Dios a la
basura... Y luchamos y queremos alcanzar las cosas, pero es lo mío.

Por eso, Jesús dijo, el que no renuncia a todo lo que posee... Porque si yo estoy desvirtuando
el propósito de Dios para hacer lo mío por interés personal, a partir de ese momento, eso es
mi posesión y yo no estoy renunciando a ello, como tengo posesión yo digo, Señor esto es
mío, es más, Tú me lo hablaste, Tú me lo diste, Tú me lo dijiste, es mío... ¡cúmplelo! Porque
es tu Palabra. No. Los intereses están cambiados

Por eso, fíjese que pasa en las dos puntas lo mismo; una punta es aquellos que quieren lograr
más, alcanzar más, crecer y recibir más, y pasa en la punta extrema del otro lado de aquellos
que están metidos en problemas, en situaciones que siempre le dan vueltas a los mismos
asuntos y nunca pueden salir. A los dos les pasa lo mismo, como están inmersos en sus
intereses, ya sea que tengan mucho o ya sea que están metidos en problemas y no lo puedan
solucionar, de todas maneras, el problema principal no es que alcancen mucho o que tengan
muchos problemas y situaciones, ¿sabe cuál es el problema? Claro, que no tienen el
propósito de Dios arraigado en sus corazones.

Por eso, no hay nada peor que cuando tú tienes una situación difícil, seguirle dando vuelta a
la situación y dándole vueltas, ¿sabes por qué? Porque por darle vuelta, lo único que estás
haciendo es revolviéndote en el asunto y Dios quedó, ¿quién sabe dónde? Lo único que
manifiesta una persona que siempre pide, que siempre quiere, que siempre quiere alcanzar
más, que quiere solucionar cosas, lo único que manifiesta esa persona, es que tiene un solo
interés, él mismo, ¿estoy siendo claro iglesia?

¿Qué es lo que te mueve para relacionarte con Dios cada día? ¿Qué te mueve para acercarte
a tus autoridades espirituales? ¿Qué te mueve para estar gozoso en el culto del domingo y
alabar al Señor con todo el corazón? ¿Qué te mueve Iglesia? ¿Qué te mueve? Tú puedes
hacer todo eso pero porque necesitas algo o quieres algo, lo que te mueve no es Dios, lo que
te mueve eres tú mismo y usas a Dios para que Él lo pueda conceder.

A veces, como que necesito recordarme a mí mismo que hemos sido llamados profetas al
arrepentimiento, ¿sabe por qué? Porque agradable, no es, ¿sabe por qué? Porque uno
quisiera decirle otra cosa, humanamente, aprovechar este tiempo... están la gran mayoría de
los miembros de las iglesias bajo cobertura de esta área, uno quisiera poder decir otra cosa y
que usted en este momento estuviera saltando hasta el techo aplaudiendo y gritando, ¡qué
emoción! Pero déjeme decirle, que aún si yo lo haría, ¿sabe a quién estaría mirando? A mí
mismo.

Iglesia, si hay algo que puedo vislumbrar por el Espíritu, es una iglesia en esta área, como
nunca se ha visto y le voy a decir el por qué. Hay iglesias en México que son conocidas por
ser iglesias crecientes, iglesias numerosas, iglesias, permítame el término, afamadas, y no
estoy con esto menospreciando a nadie, a ninguna iglesia, Dios me libre de hacer una cosa
como esa. Lo que estoy queriendo decir es esto, hay iglesias muy conocidas y se sabe que el
evangelio de Jesucristo ha crecido en esta nación, pero desde que estábamos allí sentados y
cuando estábamos adorando a Dios, varias cosas ocurren dentro de uno porque el Espíritu
Santo muestra, habla y manifiesta cosas, y una de las cosas que podía vislumbrar, era que
Dios está expectante de levantar una Iglesia como jamás se vio.

Una Iglesia que llama la atención pero, ¿sabe por qué? Porque muestra una esencia
diferente, no va a ser la clásica iglesia que llama la atención porque de pronto tiene mucha
gente, porque de pronto el edificio, porque de pronto es conocida, porque de pronto sale en
los periódicos, porque de pronto los pastores de esa iglesia tienen un programa de televisión o
de radio, no, y no digo que nada de eso pueda ocurrir, por favor entiéndame en el espíritu,
todo eso tiene que ocurrir y va a ocurrir pero, ¿sabe cuándo? Cuando la Iglesia tenga pureza
de espíritu y corazón, para tener intacto dentro de ella para qué vive sobre la Tierra.

Por el Espíritu, puedo vislumbrar una Iglesia con estas características, una Iglesia que aunque
una se llame Éxito familiar, otra se llame Generación Satélite, otra se llame Tiempos de
Gloria, Manantial de vida, Naciones por Herencia, Hijos del Reino... y espero no olvidarme de
ninguna, eso es una circunstancia porque eso describe algo particular que Dios le mostró a
los pastores de esa congregación, que tiene que ver con el área dónde están y tiene que ver
con la misión que hay que cumplir en ese lugar geográfico, pero son una Iglesia que
comparten el mismo Espíritu, la misma mentalidad, la misma visión y sobre todo, son puros de
espíritu, puros de espíritu, puros de espíritu, no hay mezclas, no hay intereses personales allí,
ni desde las autoridades locales, llámese pastores hasta el hermano que haya ingresado el
domingo pasado porque entregó su vida a Cristo, ni del más grande al más pequeño tienen
intereses personales que desvirtúan el propósito del Señor.

Eso es lo que yo puedo vislumbrar por el Espíritu, pero iglesia, es necesario despertar a que,
hasta ahora hemos puesto muchas trabas a Dios, le hemos expresado muchas cosas y
hemos puesto nuestros intereses a Dios y le hemos dicho, son buenos nuestros intereses,
queremos que Tú los cumplas. Y hemos luchado, hemos trabajado y nos hemos esforzado
por los intereses, pero no hay trabajo, lucha y esfuerzo por el Reino de Dios.

No estoy diciendo, iglesia, que no han estado haciendo la tarea que se les ha encomendado,
escúcheme por favor, no tiene que ver con una tarea práctica, no tiene que ver con un ministerio,
no tiene que ver con que usted esté predicando el evangelio en una célula, no tiene que ver que
esté usando o no esté usando La historia de Nikhos, no tiene que ver con eso, es una cuestión de
espíritu y corazón, es que yo he abandonado todo lo que me enreda porque es mío y le he dicho
al Señor, no tengo nada mío todo lo que tengo es tuyo, Tú eres el motivo y tu Reino es lo que me
mueve, tus intereses son mis intereses, no estoy aquí para hacer, Señor, lo que a mí me parece o
lo que yo quiero, estoy aquí para que se cumpla tu voluntad.

Quiero mostrarle un ejemplo en Génesis, voy a leer pocos versículos en la historia de José, es
un muy buen ejemplo, creo que muchos de nosotros conocemos bien la historia de José y si
no es así le invito a leer en su casa si tiene una Biblia. Génesis, para que usted pueda
conocer la historia de José, en los capítulos finales, déjeme decirle, desde el capítulo 37 en
adelante, usted puede conocer la historia de José si es que no la conoce muy bien, yo no me
voy a detener hoy en la historia de José pero quiero mostrarle algo de José. Génesis capítulo
45, voy a leer y los versículos 3 al 8, lo voy a leer en la Nueva Versión Internacional, dice:

"—Yo soy José —les declaró a sus hermanos—. ¿Vive todavía mi padre? Pero ellos
estaban tan pasmados que no atinaban a contestarle. No obstante, José insistió: —
¡Acérquense! Cuando ellos se acercaron, él añadió: —Yo soy José, el hermano de
ustedes, a quien vendieron a Egipto. Pero ahora, por favor no se aflijan más ni se
reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de
ustedes para salvar vidas.

Desde hace dos años la región está sufriendo de hambre, y todavía faltan cinco años
más en que no habrá siembras ni cosechas. Por eso Dios me envió delante de ustedes:
para salvarles la vida de manera extraordinaria y de ese modo asegurarles
descendencia sobre la tierra. Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes. Él me ha
puesto como asesor del faraón y administrador de su casa, y como gobernador de todo
Egipto." Génesis 45: 3-8

¿Usted nota algo en las palabras de José? ¿José hace alusión primero a quién era y a lo que
había logrado? No. José, ¿sabe de qué se ocupa? De que sus hermanos, de que sus
hermanos ni siquiera se afligieran o tuvieran temor, pone un manto de misericordia y de amor
sobre la vida de aquellos que lo vendieron cínicamente y con todo odio porque no lo
soportaban.

Mire, déjenme decirles, que hay que ser muy espiritual para tener la actitud de José, la
verdad... porque algunos de nosotros o la mayoría o todos posiblemente, en los zapatos de
José, siendo segundo de Faraón y teniendo en frente a esos diez buenecitos hermanos que
me vendieron y que me hicieron y que me defraudaron, y que pasé las mil y una por causa de
esos, ahora me la van a pagar... y alguno puede decir, bueno pero alguno dirá, pero se las
hizo pagar antes cuando les hizo toda la historia y los culpó y los acusó y que le trajeran al
más pequeño y que mandó con la copa... y que... No, no. No tiene nada que ver con
venganza, tiene que ver con una estrategia de Dios para que cuando llegara el momento
ocurriera lo que él les había dicho que había soñado cuando apenas tenía diecisiete, ¿saben
qué hermanos? Soñé unas espigas y la mía yo la ponía ahí y todas las de ustedes se
inclinaban. Pero este mocoso, diecisiete años, el más chiquito y que nos vamos a poner a...

¿Pero sabe lo que pasa? Fíjese la diferencia de corazón, yo quiero que usted lo vea muy bien.
José, ¿sabe por qué lo dijo con libertad? Porque él no tenía una ambición personal, quiero
que perciba las cosas que son del Espíritu en la Palabra. ¿Pero sabe por qué sus hermanos lo
odiaron? Porque ellos, sí tenían una ambición personal. Ahí está la diferencia. Esa diferencia,
¿sabe qué trae? Rivalidad entre el Cuerpo de Cristo, ¡ah! pero aquél, pero Dios lo bendice,
pero Dios le da, pero Dios derrama sobre él, cada vez tiene más, parece que nunca nadie lo
detiene a este...

¿Nunca te preguntaste que posiblemente, ese nada de lo que Dios le está dando jamás se lo
pidió? ¿Nunca se te cruzó por la mente, que Dios se está manifestando de esa manera en la
vida de ese que no te está gustando tanto y que te está costando tanto saludar cuando
termina la reunión, porque ese tiene su corazón en Dios y no en eso que tú ves? La diferencia
está en que tú ves esas cosas porque te interesan, y ese las tiene y las disfruta porque no le
interesan. ¡Claro, esa es la gran diferencia! Esa es la diferencia, no hay otra diferencia.

Los hermanos miraron a José y dijeron, éste se nos quiere subir encima pero no nos respeta,
nosotros somos los mayores, vivimos trabajando, encima éste va y le cuenta a nuestro papá
lo que hacemos. Pero ahora se encontraron con su hermano y pensaron, éste nos las hace
pagar de principio a fin, olvidémonos de la vida, esclavos para siempre.

No, un espíritu y un corazón correcto lo único que hizo fue traer un manto de misericordia y de
amor sobre la vida de sus hermanos. No tengan ningún miedo, en realidad yo estoy aquí
hablándole a ustedes como su hermano, ¿saben por qué? Porque Dios me trajo antes que a
ustedes para preservarles la vida, para que no se mueran por falta de alimento, Dios me trajo
a mí, porque después, si a través de esto ustedes son salvados, estamos salvando a una
generación, pero estamos salvando al pueblo de Dios.

Dios me trajo a mí porque a partir de nosotros Dios tiene una nación y hay una promesa de
Dios, por eso Dios me trajo a mí, ni se preocupen lo hicieron un poco tontamente y la verdad
es que sufrí algunas cositas pero no se preocupen, no les guardo rencor, fue todo idea de
Dios. ¿Me está entendiendo?

Por eso, cuando ni siquiera entendemos que las circunstancias o los problemas que estamos
viviendo, es porque Dios está en el medio y lo único que buscando es la solución pero no
encontramos a Dios en esas circunstancias o en ese problema, realmente estamos en un
conflicto, porque José en todo lo que le pasó, siempre vio a Dios. Porque cuando alguien tiene
algo claro en su corazón, sabe hacia dónde camina. José sabía que su vida era para honrar a
Dios, que su vida era para hacer todo lo que Dios quisiera que él hiciera, nada más.

Como no tenía nada desvirtuado en su corazón no tenía ambición de poder, no estaba


buscando a ver cómo yo puedo ser más... Lugar que José pisaba, en el momento de pisarlo
era parejo a todo el resto que estaba alrededor suyo, desde el momento que pisaba un lugar
José era llevado a otra cosa, cuando llegó a la casa de Potifar, ¿qué diferencia tenía con otros
esclavos? Ninguna, llegó como un esclavo más, pero José llegó a ese lugar y José fue el
único que levantó. Llegó a la cárcel, ¿y qué diferencia tenía con los otros presos? Ninguna,
era un preso más, pero José llegó a la cárcel y a partir de ese momento todo cambió, ¿sabe
por qué? Porque lo único que le interesaba a José era mostrar a Dios, lo único que José tenía
en su corazón eran los intereses de Dios, no estaba pensando en sí mismo.

Así que, iglesia es importante que nosotros al ver estos ejemplos y de un hombre en el
Antiguo Testamento que ni siquiera tiene las ventajas que hoy nosotros tenemos, los
beneficios por la vida de Cristo que nosotros tenemos, el avance con respecto a ese hombre
que tenemos porque el Espíritu está en nosotros, cuándo nosotros veamos esa vida, nosotros
veamos que si este hombre tuvo eso en su corazón, cuanto más nosotros debemos tener en
el nuestro cuando ya hemos gustado el sacrificio de Cristo, y hemos visto el poder de su
resurrección en nuestra vida.

Quiero leer algo más, Hechos 26, voy a leer desde el versículo 16, aquí está hablando Pablo y
está relatando la conversión que él tuvo cuando iba camino a Damasco en busca de cristianos
que era el objetivo principal de su vida antes de conocer a Cristo, y él narra su conversión, y lo
dice de esta manera, yo quiero que preste atención a las palabras de Pablo:

"Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, (le está
hablando, obviamente el Señor)…para ponerte por ministro y testigo de las cosas que
has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los
gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de
las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que
es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados." Hechos 26:16-18

Fíjese una cosa, el centro de atención del llamado del Señor a Pablo y del entendimiento que
Pablo tenía de su ministerio, nunca fue la realización personal, escúcheme muy bien, Pablo
está narrando su conversión y dice las textuales palabras que el Señor le habló, y cuando dice
lo que Dios le habló dice, el Señor me dijo que se apareció a mí para librarme de mi pueblo y
aun de los gentiles a quiénes a partir de ese momento me enviaba para que esos gentiles
fueran quitados de las tinieblas y traspasados a la luz para que tuvieran salvación y para que
sus vidas fueran transformadas.
Usted no ve a Pablo diciendo, el Señor se me apareció para llamarme como apóstol de
Jesucristo porque tengo una misión muy grande que hacer y soy alguien muy importante para
Dios. Usted no ve a Pablo diciendo esas palabras, las podría haber dicho, ¿sí o no? Tenía
una misión importante, ¿no? Era un apóstol importante, ¿no? Pero, ¿sabe cuál es la
diferencia? ¿cuál era el centro de atención? Pablo jamás fue el centro de atención, Cristo, sí
era el centro de atención.

Por eso, él aún narrando lo que había ocurrido, y usted después en el capítulo 28 lo puede
volver a leer porque él vuelve a compartir por tercera vez su conversión, pero lo hace ante
autoridades civiles, ¿está bien? Que estaba ahí para ser acusado, él vuelve a decir las
mismas palabras, ¿sabe por qué? Porque él en su corazón estaba limpio delante de Dios, no
estaba defendiéndose por la posición que tenía, estaba hablando cuál era el propósito de Dios
en su vida, porque de ser aquel que perseguía a los cristianos y de ser ferviente fariseo, ahora
era uno que estaba a favor del mensaje del evangelio y de Jesucristo.

¿Cuál es el centro de atención que te motiva? ¿Dónde estás parado tú, en la escena de Dios?
Porque Dios tiene una escena para tu vida y para la mía, pero, ¿dónde estamos parados
nosotros, en el medio de la escena siendo nosotros los protagonistas, o nosotros estamos
dentro de la escena viendo cómo Jesús se manifiesta a través de nuestra vida? Filipenses
capítulo 1, por favor, voy a comenzar a leer versículo 15, dice:

"Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena
voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando
añadir aflicción a mis prisiones; pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto
para la defensa del evangelio. ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por
pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.
Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto
resultará en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré
avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será
magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es
Cristo, y el morir es ganancia.

Más si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué


escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y
estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario
por causa de vosotros. Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con
todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, para que abunde vuestra gloria
de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros." Filipenses 1:15-27

Fíjese, hay dos partes aquí en este pasaje muy notorias, la primera, Pablo está hablando de
aquellos que predicaban el evangelio, y al decir, aquellos que predicaban, marca dos grandes
rubros o dos grandes grupos. Unos por vanagloria, por rivalidad; otros por verdadero amor.
Pero dice en un momento, los unos, en el 16 dice, anuncian a Cristo por contención, no
sinceramente. Y yo quiero mostrarle lo que significa, por contención, porque me llamó mucho
la atención. Fíjese, si bien para nosotros son dos palabras, en el griego original es una sola
palabra y esta palabra fue cambiando en su significado, ya que originalmente designaba a un
segador o labrador y después a cualquiera que trabajaba por remuneración o salario.
Más adelante, esta palabra describiría a una persona interesada únicamente en su propio
bienestar, susceptible de ser sobornada, siendo ambiciosa en busca tan sólo de
oportunidades de promoción. De ahí, su significado evolucionó hasta designar a un elector en
política, un espíritu partidista que recurre a cualquier método con tal de ganar seguidores.

Cuando Pablo dice, algunos anuncian por contención, está diciendo, esos anuncian a Cristo
sólo por ambición personal. Parece que, en la época de Pablo pasaba lo mismo, así que, por
lo menos eso nos tranquiliza un poquito, es un alivio, no sólo ahora, ayer también pasaba,
¿Sabe por qué? Porque el corazón del hombre es igual en todos los tiempos, aun el hacer
algo para Dios que está disfrazado de espiritual, que viene de parte de Él, lo puedo hacer
porque yo quiero lo mío, yo necesito ser reconocido aquí, yo quiero ser visto, yo tengo
ambición de poder, yo quiero tener adeptos y seguidores, yo quiero que esto crezca, yo quiero
que mi nombre prevalezca.

Mi hermano, fíjese algo particular, Pablo, por tratarse de algo espiritual, supuestamente, fíjese
que no los reprocha, porque no los reprocha, no dice, pero esta gente... No, al contrario, dice,
ya sea por una cosa o por la otra, Cristo es anunciado. Pero, ¿sabe lo que sí hace Pablo?
Marcar la diferencia.

Esto quiere decir, que posiblemente usted no entienda algunas cosas, no perciba muchas
otras, o le parezca que esto no es para usted y siga haciendo las cosas como usted piensa
que deben ser hechas, lo único que les digo, es que Dios siempre va a marcar la diferencia y
aquellos que realmente hacen las cosas para Dios y por Dios, son aquellos que Dios toma en
cuenta para verdaderas promociones, pero promociones que vienen del Espíritu, promociones
que hacen a los fines del Reino de Dios sobre la Tierra.

Usted no piense que haber sido encargado de un ministerio y que ahora lo pongan un pasito
más adelante, y que después reciba una palabra de pastorado y que después llegue a ser
pastor, es una promoción porque usted es muy lindo, muy bonito o tiene mucha capacidad o
porque está hablando algo bueno de usted, no tiene nada que ver con eso. ¿Sabe lo que Dios
está haciendo? Impulsándolo a que piense como Él, a que sienta como Él, a que anhele como
Él, a que tenga en su corazón sus intereses, a que usted diga, yo ahora estaba acá y tenía un
grupito de dos, ahora me puso acá tengo a cinco, y ahora me traspasó para acá y ahora tengo a
veinte, pero Padre yo quiero transmitirles un espíritu correcto y un corazón adecuado, yo quiero
que esta gente se revolucione por tu Persona y por tu unción en mí, no por lo que yo pueda
transmitirles desde mi capacidad o sabiduría, no soy yo Señor, me hablaste de pastorado
cuando yo llegue, y cuando esté ese día y cuando haya un cuerpo local que sea testigo de que
hay hombres y mujeres tuyos que impongan las manos sobre mí y me lanzan a esa tarea, que
yo pueda estar puro al cien por cien, que no desvirtúe el camino de tu amada por mi objetivo
tergiversado.

Por eso, si hoy usted es edecán tiene este enorme privilegio, limpiarse de estas cosas desde
ese lugar y desde esa función, para que cuando Dios lo promueva a más no haya nada que lo
vaya a desvirtuar.

Por eso, aquel que a veces es confrontado con algo en su vida y que tiene un cierto lugar de
privilegio o de autoridad, cuando las cosas están mal en su corazón, ¿sabe que hace esa
persona? Salta, pega patadas como el caballo que está sin domar, ¿sabe por qué? Porque
dice, ¡cómo, si yo soy el encargado y tú me vienes a decir...! No pero... Entonces, ¿todo lo
que hice hasta ahora no sirve de nada? ¿Sabe lo que indica eso? Que el corazón no está
puro. ¿Me está escuchando? Cuando el corazón está puro, cuando el único anhelo que hay
es hacer la voluntad de Dios, vivir por y para Dios, entonces, cualquier cosa que venga del
Espíritu es bienvenida y no me importa si a los ojos de los hombres tengo una función
pequeña o tengo una función muy grande, lo que venga del Espíritu es bienvenido porque es
Dios hablando a mi vida.

Pero luego de decir esto que leímos y que analizamos un momento, fíjese que Pablo sigue
hablando, y lo resume claramente y sencillamente, para mí el vivir es Cristo, y el morir es
ganancia. Pablo no hace alusión de su historial, de sus logros, y los tenía. Pero Pablo estaba
marcando una pauta espiritual para esa iglesia de Filipenses, que le puedo asegurar era una
iglesia especial en el corazón de Pablo, por eso, usted lee esa carta como la lee y con las
palabras que Pablo escribió, usted lea toda la carta a los Filipenses y se va a dar cuenta que
había algo particular que Pablo sentía hacia esa iglesia, cuando Pablo dice cuál es el motivo
de su vida, nunca hace alusión a lo que hace, nunca Pablo hace alusión a su ministerio,
cuando Pablo habla de su corazón, habla de la verdadera motivación que tiene, para mí el
vivir es Cristo. Punto.

Eso significa, que para Pablo ser apóstol de Jesucristo era una función a la cual había sido
llamado pero con un solo objetivo, que Cristo fuera manifestado a través de esa función, pero
su vida no estaba dada por su apostolado, su objetivo, su pasión no era ser conocido, lo que
le motivaba era Cristo, sola y exclusivamente. Por eso fíjese lo que dice después, porque dice,

Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger.
Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo,
lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.
Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro
provecho y gozo de la fe…

¿Sabe lo que está diciendo Pablo? La verdad, si yo me muriera ahora estaría feliz de la vida,
porque anhelo tanto a Cristo, que saber que eternamente le estaré viendo y que ya llega ese
momento, es lo mejor que me puede pasar. Pero la verdad, que aunque Él es lo primero para
mí, cuando los veo a ustedes ya no sé qué escoger. ¿Por qué no se que escoger? Porque en
realidad, sé que si yo permanezco en este envase de carne, voy a ser útil para seguir
mostrando a Cristo a la vida de ustedes. Amén.

EL VERDADERO PROPÓSITO DE VIDA II

08 de Julio de 2007

Sólo una aclaración le hago, cuando dice en carne, no está hablando de que Pablo era carnal,
¿eh? Habla del envase físico, ¿está bien? Del cuerpo, ¿sí? Pero lo que Pablo dice es, si yo,
ahora me dieran a escoger, el Señor sabe cuánto le amo, pero en realidad yo los amo a
ustedes con todo mi corazón y porque amo a Cristo, yo quiero y deseo quedarme un tiempo
más, y estoy seguro que así será para provecho y beneficio de ustedes.

Mi hermano, tú puedes decir que en el lugar donde Dios te puso, que donde Él te colocó, y no
me estoy refiriendo exclusivamente a la iglesia, ¡eh! ministerio, eso no, no, no... me estoy
refiriendo a tu persona en todas las áreas... dónde Dios te puso, ¿tú puedes decir, que estás
siendo de provecho y estás mostrando a Cristo a todos los que te rodean? ¿Sabes por qué
Dios te ha dado una promoción en el trabajo? ¿Sabes por qué? Para que tengas una mayor
autoridad para mostrar a Cristo. ¿Sabes por qué te dio una casa que antes no tenías? Para
que llegando a ese vecindario puedas mostrar a tus vecinos que se puedes vivir diferente, le
puedas contar a partir del milagro de Dios que te dio esa casa, le puedas contar lo que
significa Cristo para tu vida, ése es tu objetivo, ése es el mío, no hay otro anhelo.

Si cambiar de casa o comprar una, cambiar de carro, tener una promoción en el trabajo o
tener una responsabilidad mayor en el ministerio, tiene como objetivo que yo pueda sentirme
satisfecho, eso jamás bendecirá a nadie. Yo quiero que me entiendas, nunca va a bendecir a
los demás que eso sea para ti mismo. Por eso, fíjate lo que dice un poquito más adelante,
"Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna
comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi
gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma
cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando
cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo
propio, sino cada cual también por lo de los otros." Filipenses 2:2-4

¿Sabe cómo se percibe la unidad espiritual? Cuando hay un mismo interés, cuando hay un
mismo objetivo y cuando los hermanos se desviven porque el otro alcance más, eso
manifiesta la unidad, no, no podemos hablar de unidad solamente porque estamos reunidos,
porque cantamos las mismas canciones, porque somos apostólicos, porque el mensaje,
porque... Mi hermano, eso es una plataforma pero eso no establece unidad espiritual. La
unidad espiritual viene por la pureza de espíritu y corazón, cuando los miembros del Cuerpo
saben para qué están sobre la Tierra, aman a Dios con todo su ser, abandonan sus intereses
y cuando ven al hermano le dicen, Señor, dales lo que Tú deseas, Señor, llévalos a dónde has
establecido, en el Nombre de Jesús.

Y permítanme decirles, Joaquín y Nury, que ése es el anhelo de nuestro corazón como equipo
y ha sido nuestra oración...

Y sé que se acerca el tiempo, pero no es por el lugar, no es por el cambio, no es por


otra cosa, es pura y exclusivamente por Cristo y para Cristo. Así que, por el Espíritu
Santo de Dios les digo: Sepan que si la pureza de corazón y de espíritu permanece
intacta y ustedes no permiten que nada ni nadie desvirtúe la pureza del corazón y del
espíritu, el tiempo se acelerará. Y no harán nada por acelerarlo, será Dios quien lo
acelere y todos tendrán testimonio de que ha llegado el tiempo, todos tendrán
testimonio. No será imposición, no será hablarlo a grandes voces, será el testimonio
del Espíritu a todo el cuerpo de Cristo, de que ha llegado el tiempo.

Y de acuerdo a la pureza de corazón y de espíritu, ustedes impactaran la tierra a la cual


Dios los envía. Porque sin pureza de corazón y de espíritu esa tierra no puede recibir
nada. Sólo ha recibido religión, pero necesita recibir pureza y corazón de espíritu, por
eso Dios los envía.

En el nombre de Jesús, lo establezco como una verdad en sus vidas. Y digo, que es
hecho por la gloria del nombre de nuestro Señor. Y digo, que en ustedes a partir de
ahora hay un entendimiento cabal de lo que esto significa. No será el esfuerzo, ni será
el quedar bien, no será esforzarse, será permitir que fluya porque ustedes saben la
pureza de espíritu y corazón que los habita, que si Dios cambiara los planes para
ustedes está bien, que si Dios los adelanta o los o atrasa para ustedes está bien, que lo
que Dios dice, está bien, porque están bien con Él. Y lo único que quieren es lo que
viene de su boca. En el nombre de Jesús declaro que así es, para gloria de su Nombre.
Amén, amén, amén.

Un mismo Espíritu, Iglesia, está dado por un mismo sentir, por tener la misma meta, por todos
querer alcanzar lo mismo. ¿Sabe por qué Pablo amaba a esa iglesia de los Filipenses? Usted
lea desde el principio del capítulo 1, y ahí está el famoso versículo, que el Señor completará la
buena obra que ha comenzado a hacer en ustedes hasta el día de Jesucristo. Pero, ¿sabe
qué dice después? Porque es justo que yo sienta así de ustedes, ¿me escuchó? Es justo.
Mire, yo no se lo quiero inventar ni decirlo más o menos, se lo voy a leer. Versículo 6, capitulo
1, dice:

"estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la


perfeccionará hasta el día de Jesucristo; como me es justo sentir esto de todos
vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y
confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia."
Filipenses 1: 6-7

O sea, cuando yo estaba preso, cuando sufría, cuando padecía por causa del nombre de
Cristo, todos ustedes estaban en esas prisiones conmigo padeciendo lo mismo y sintiendo lo
mismo que yo, me es justo declarar sobre ustedes, que el Señor completará la buena obra
que ha comenzado a hacer. Y quiero llegar al final, y ahora sí, voy a decirles quién es el
personaje de la historia que Letty leyó resumidamente, pero para decirle quién es, yo no se lo
voy a decir, yo lo voy a leer.

Dice: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino
que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le
dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble
toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda
lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre." Filipenses 2: 5-
11

Hay uno, hay uno, Iglesia, que es ejemplo perfecto; era Dios, pero no se aferró a eso, se hizo
hombre y tuvo poder como hombre, pero se humilló a sí mismo, se despojó de todo lo que era
en esencia siendo Dios, para tomar el lugar tuyo y mío, y aunque humanamente podría haber
alcanzado mucho y haber hecho cosas por su mano de poder, por su autoridad y por la
atracción que había en su persona hacia la gente, nunca nada lo utilizó para sí mismo. Por
eso, se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Por eso, la Palabra tiene
consonancia, ¿sabe por qué? Porque cuando Pablo declara lo que declara sobre los
filipenses, les dice, me es justo sentir esto de vosotros. Y ahora cuando la Palabra habla de
Cristo dice, por los cual Dios lo exaltó hasta lo sumo.

Es justo que Cristo tenga un Nombre sobre todo Nombre, porque en el corazón de Jesús
nunca hubo nada torcido, no hubo intereses personales, no buscó su gloria, aunque la tenía y
mucha, lo único que quiso fue que el Reino de Dios sea visto por su mano de poder.

Iglesia, es tiempo de abandonar los intereses personales, es tiempo Iglesia, ni mi vida ni tu


vida sirven para nada con los intereses personales intactos. Déjame decirte, yo te cambio mil
casas, cuarenta mil autos, veinte mil trabajos, doscientos millones de trabajos cambiados y
mejores salarios, te cambio todo eso, por estar seguro de que estoy en la voluntad de Dios y
que estoy haciendo el propósito suyo, lo que quieras, te cambio lo que quieras, nada de eso
me importa y si lo disfruto hoy, lo disfruto por y para Dios, de tal manera que el Señor sabe
que eso no es mi posesión, eso es suyo y le pertenece, Él tiene toda autoridad, lo único que
busco es que Cristo sea reflejado a través de mí.

Yo quiero tomar un tiempo, porque sé que hay personas que nos visitan hoy aquí por primera
vez, y yo antes de seguir hablándole a la Iglesia del Señor, yo quiero hablarles a estas
personas que hoy nos visitan, que fueron invitados por otras gentes de las que aquí están, y
decirles, que es un privilegio que el Señor me da poder conocerles y poder compartir este
mensaje, ¿sabe por qué? Porque no hay un mensaje más poderoso que el mensaje de
Jesucristo.

Yo en mi vida no he encontrado nada que tenga más efecto, que creer a Jesucristo y todo lo
que Él hizo a mi favor, nada ha sido más poderoso y que hoy usted esté aquí por haber sido
invitado, y esté escuchando estas cosas, ¿sabe qué significa? que Dios le está dando una
oportunidad. Significa que Dios, que sabe todas las cosas y lo conoce a usted de los pies a la
cabeza desde antes de nacer, Dios quiere que ahora usted sea participante de su propósito,
que usted encuentre el sentido de la vida, pero a partir de Jesucristo.

Ahora, déjeme decirle, que cuando estamos lejos de Dios y desde el nacimiento hay algo que
afecta la vida de todo ser humano, yo no se lo puedo negar, se llama pecado, hay una
naturaleza dentro de todo hombre y toda mujer, desde que nacemos que es una naturaleza
que, instantáneamente, todo lo que hace, es ofensivo a Dios, aunque usted la quiera detener,
la quiera reducir y quiera hacer esfuerzos para ser más bondadoso y por actuar mejor, eso
está ahí, es como un bichito que no se sale y no hay nada que lo mate, pero yo hoy quiero
darle una excelente noticia.

Hay alguien, que sí pudo contra esa naturaleza, y es ese mismo Jesús que acabamos de leer,
que si bien era Dios, estuvo dispuesto a hacerse hombre, obedeció a Dios Padre para venir a
esta Tierra y hacer un sacrificio por cada uno de nosotros.
Quiero explicarle, que el sacrificio de Jesús no fue porque Él fue muy bueno, no fue ni siquiera
porque lo acusaron injustamente, ¿sabe por qué murió Jesús? Murió para que esa naturaleza
de pecado que nos ata y nos hace esclavos fuera quitada literalmente, de nosotros. Lo que yo
le puedo asegurar, no porque a mí me parezca, sino porque lo dice la Palabra de Dios, y
porque lo he comprobado en mi vida, yo le puedo asegurar que cuando usted cree en
Jesucristo y le entrega su vida esa naturaleza es arrancada de raíz y en lugar de esa
naturaleza, Dios le da a usted Su naturaleza. Ahora usted puede ser llamado hijo de Dios con
todas las letras, no es que somos hijos de Dios, simplemente por ser seres humanos, eso es
mentira, somos hijos de Dios, cuando Dios nos da el derecho de serlo, porque hemos creído
en Él, nos hemos rendido, le hemos pedido perdón y le decimos ahora yo quiero vivir para ti y
ser tuyo.

Por eso, entregarse a Cristo no es solamente mirar los beneficios que Él me dará, porque le
puedo asegurar que Dios, si usted hoy se entrega a Cristo, le va a dar los beneficios que
usted jamás imaginó, Dios lo llenará de beneficios, pero yo no le puedo aconsejar que usted
busque a Dios sólo por los beneficios, porque posiblemente, cuando a usted le parezca que
se acabaron los beneficios o que las cosas no son como tendrían que ser y que Dios no
pareciera ser tan bueno con usted, usted puede darse media vuelta y alejarse de Dios.

Por eso, yo tengo que decirle la verdad y la verdad es, que si usted decide entregarse a Cristo
en esta noche, usted lo va a hacer, primero, porque reconoce que le necesita, porque
reconoce que esa naturaleza de pecado está allí aunque usted haya intentado hacer las cosas
bien, pero está allí; y que usted por vivir lejos de Dios no sabe para dónde va, ni cuál es el
rumbo de la vida. Y que por estas mismas cosas, la primera acción es una acción de
arrepentimiento, o sea, de un profundo dolor por vivir alejado de Dios, de saber que sin Dios,
a partir de ahora, no está más dispuesto a vivir, y que por arrepentirse usted le dice, Señor yo
te pido perdón, pero además te entrego mi vida, toda mi vida es tuya y te la doy, a partir de
ahora puedes hacer lo que tengas que hacer y lo que Tú sabes qué quieres hacer conmigo.

Por lo tanto, yo quiero invitar a toda persona que nos visite o bien que ya esté visitando
cualquiera de las congregaciones que hoy están reunidas aquí, pero que nunca haya hecho
esta decisión, no haya comprendido lo que hoy, por el Espíritu Santo, está comprendiendo y
que hoy al hacer esta decisión usted tenga una convicción total y absoluta de lo que hace
delante de Dios. Quiero invitarlo a que, si nunca antes lo ha hecho y usted decide hacerlo, por
favor, levante su mano para que yo lo pueda ver y pueda reconocer que usted está decidiendo
entregarse a Jesucristo, esto muy lejos de causarle, tal vez, alguna vergüenza de levantar su
mano, al contrario, le tiene que causar el profundo privilegio porque todos los que estamos
aquí algún día hicimos lo mismo y pasamos por lo mismo que usted.

¿Y sabe lo que todos estamos esperando y orando a Dios? Es que usted levante su mano
ahora... Al contrario, usted tiene que tener un privilegio si va a levantar su mano, porque usted
a partir de ahora encontró lo más grande que existe en el universo entero, la persona de
Jesucristo. Así que, si usted está decidido a entregarle su vida le pido, por favor, bien en alto
levante su mano para que yo lo pueda ver. Dios les bendiga...

Les voy a pedir otro favor, porque si ya se animaron a levantar la mano, no van a tener
problema de venir hasta acá. Así que, todos los que levantaron la mano háganme el favor de
venir hasta aquí, por favor. Y párense frente a mí, mirando hacia mí, hacia mí, mírenme a mí...
Por favor, todos los que levantaron su mano, todos los que lo hayan hecho, porque además,
es la mejor manera que yo pueda verles realmente, porque a veces con las luces y con la
distancia no alcanzo a ver todas las manos, y efectivamente, creo que no alcancé a ver todas
las manos, gracias a Dios, gracias al Señor.

Muy bien, si hay alguien más que está haciendo esta decisión, por favor, pase, no se detenga,
no se quede en el asiento, no esté con la duda, y paso, y no paso... es que ya otros
levantaron la mano y yo no lo hice. No, no quítese todo eso de la mente, si usted sabe que
tiene que decidir por entregarle la vida a Jesucristo, pase ahora por favor, no se detenga
porque es la oportunidad que el Señor le está brindando el día de hoy.

Y ahora si me voy a tomar unos momentitos para hablarle a ustedes, y hablarles desde mi
corazón, decirles, que para una persona como yo o como cualquiera de los que están
sentados aquí, no puede haber un mayor privilegio que ver que otros hombres y mujeres,
reconocen que necesitan a Cristo. Yo no le puedo expresar con palabras lo que sentimos,
pero lo que sí le puedo asegurar, es que algún día estuvimos en la misma situación. Y
estando de ese lado, nos sentíamos tan mal como muchos de ustedes se sienten ahora, mal
por saber que la vida ha tomado cualquier rumbo, mal por saber que nadie nos dijo antes,
posiblemente, que necesitábamos a Dios para que la vida se encausara.

Pero yo quiero decirles algo para que ustedes, a partir de ahora, sean libres, sepan que
vamos ahora, a orar a Dios, que es ni más ni menos que hablar con Él, ¿está bien? No es
nada extraño lo que vamos a hacer, simplemente vamos a hablar con Dios, como yo estoy
hablando con ustedes ahora, pero a partir de esta oración y de la entrega a Cristo que
ustedes están decidiendo en sus corazones, algo sobrenatural va a pasar en ustedes.

Todo el peso que ustedes han sentido hasta ahora, de culpa, de pesar, de dolor, de
infelicidad, de insatisfacción, todo eso, Dios lo va a arrancar por completo, algunos serán
libres de algunas cosas que realmente los han atado y fuertemente, algunos hasta
inconscientemente se han metido casi como juego en algunas cosas, yo puedo ver algunas
cosas que Dios me muestra, pero yo quiero decirles esto, lo que Dios va hacer depende de la
fe de ustedes, si ustedes se están entregando hoy a Jesucristo con todo su ser, cualquier
cosa que hasta ahora los pudiera haber atado, van a ser absolutamente libre de todo eso, se
los puedo asegurar porque conozco y confío en el poder de Dios. No hay nada más
extraordinario que el poder de Dios, Él hace lo que nadie jamás podría hacer.

Entonces, quiero que sepan que a partir de ahora y de entregar la vida a Jesucristo, va a
cambiar algo dentro de ustedes, pero también en la vida de todos los días y en la práctica de
todos los días, también la vida tiene que cambiar, porque si ahora ustedes van a pasar a ser
hijos de Dios, ahora tienen que relacionarse con su Papá, esto no es una cuestión mágica,
¡eh! no es que van a orar y ahora todo se acabó y ahora tengo algo nuevo, y ahora me puedo
olvidar de Dios porque total ya me salvó. No, no, no es así, ¿está bien? Quiero ser muy claro.

A partir de ahora, entregar la vida significa, que le pertenecen a Él, porque la Biblia dice, que
fuimos comprados por precio. ¿Sabe qué significa eso? Que cuándo Jesús moría en la cruz
estaba pagando un precio, porque literalmente, el pecado que nos habitaba nos condenaba,
ese pecado decía, Hernán merece la muerte, no sólo física, la muerte espiritual y eterna, eso
es lo que merece Hernán, lo que Jesucristo hacía cuando moría en la cruz, es que arrancó
esa acta que nos esclavizaba y dijo, ahora esta acta ya no tiene poder sobre la vida de todo
aquel que cree en mí, porque yo estoy pagando el precio que esa gente tendría que pagar.
Por eso dice la Biblia, que fuimos comprados por precio.

Jesucristo te compró cuando murió en la cruz. Ahora que le entregas tu vida le perteneces,
ahora ámalo por encima de todas las cosas, aunque tú no entiendas muy bien lo que significa
amarlo y cómo hacerlo, aunque tú no sepas muy bien cómo es la manera de relacionarse con
Dios, sabes que no hay nada mejor que aprender a relacionarse haciéndolo, porque cuando
un bebé nace, nadie le enseña cómo hacer las cosa con su mamá o su papá, pero el bebé
reconoce a su mamá y a su papá, aprendan a relacionarse con Dios y aprendan también a
relacionarse con una iglesia local. ¿Saben por qué? Porque hay otra verdad que dice la
Palabra de Dios, y es que a partir de este momento ustedes pasan a ser miembros del cuerpo
de Cristo, el cuerpo de Cristo es la Iglesia, es una de las maneras en que la Biblia llama a la
Iglesia de Jesucristo, el cuerpo de Cristo, porque dice que Jesucristo es la cabeza, si ustedes
son miembros, un miembro fuera del cuerpo no puede hacer nada ni puede ser útil para nada.

El consejo a partir de ahora es, tengan relación con Dios, ámenlo con todas sus fuerzas y
relaciónense con una iglesia local para que ustedes sean dirigidos, direccionados, para que
haya alguien que pueda guiarles en este primer tiempo, pero para que sus vidas, el día que
nos volvamos a encontrar, podamos ver que hayan sido crecidas, aumentadas por Dios,
cambiadas, transformadas, que sean hombres y mujeres maduros que saben para que están
sobre la Tierra, ¿está bien?

Así que, con esa convicción que sé que tienen vamos a orar, ¿sí? Lo vamos a hacer
prácticamente, yo voy a hacer una oración que los va a guiar, ustedes repitan después de mí
la oración, ¿está bien? No es la repetición lo que los salva, es más bien, la sinceridad del
corazón de que ustedes saben que se lo están diciendo a Dios, ¿está bien? Si quieren
pueden cerrar las ojos, pueden tenerlos abiertos como quieran, lo único importante es que
ustedes sepan que están orando a Dios, repitan después de mí por favor, en voz alta para que
yo pueda oír lo que ustedes están diciendo.

Padre celestial, hoy te agradezco por traerme a este lugar, porque yo no sabía lo que Tú
tenías preparado para mí, pero te agradezco porque hoy lo entiendo y puedo ver lo que
nunca antes alcancé a ver, Tú me diste vida y me conoces, porque quieres que tenga
una relación verdadera contigo, y que pueda funcionar con un hijo tuyo que te ama y
que vive para ti.

Hoy reconozco que he fallado, que he vivido lejos de ti, que el pecado me ha dominado.
Pero por reconocerlo, me arrepiento, reconozco que todo eso es verdad, pero cambio
de actitud al entender que Cristo ha dado su vida por mí, y sé que a partir de ahora soy
libre porque la obra de Jesús me hace libre del pecado.

Declaro que soy una nueva persona, y que la sangre de Cristo transforma todo mi
interior, hoy recibo una nueva vida que es tu misma vida viviendo a través de mí, sé que
hay muchas cosas que necesito aprender a partir de ahora, pero con toda seguridad y
desde mi corazón hoy declaro que te amaré y que te rindo mi vida para que Tú hagas lo
que quieras, para que me gobiernes, para que me uses y para que tu propósito sea
cumplido en mí.

Te doy gracias por recibirme, por cambiarme y transformarme, por hacerme tu hijo y
porque a partir de ahora soy una nueva persona. Recibo tu vida, recibo tu salvación,
recibo tu libertad, recibo tu sanidad y sé que soy un hijo al cual Tú aceptas y lo has
amado desde antes de crear el mundo. Te agradezco y te honro con todo mi corazón,
en el nombre de Jesús, amén.

Ahora yo quiero orar por ustedes, ya no es necesario que ustedes repitan pero yo quiero orar
por ustedes.

Padre, en el nombre de Jesús, queremos orar por cada una de estas mujeres y
hombres, algunos de ellos realmente jóvenes, Señor, a los cuales, Tú hoy les has dado
una convicción especial y particular de lo que significa volver a tener una relación
contigo, y yo declaro que a partir de este día toda cadena se deshace en el nombre de
Jesús, toda cadena se deshace. Aquellos vicios que han atado, en los cuales algunos
de ellos se han metido casi sin querer, aquellas prácticas que realmente les han
esclavizado, a partir de ahora, por el poder del Espíritu Santo, yo declaro que todo eso
se rompe y se deshace, que ahora hay una libertad espiritual específica que viene a sus
vidas, algo sobrenatural que Tú haces para darles una libertad y arrancar todo aquello
que les ha tomado hasta este día.
Pero declaro, que a partir de hoy son tuyos por entero, resguardo en el nombre de
Jesús sus vidas, espíritu, alma y cuerpo de cualquier ataque del enemigo, apago toda
voz de mentiras que venga a ellos para hacerle pensar cosas que no son tuyas; y por el
contrario, pongo en ellos la convicción y la seguridad de que éste ha sido el día más
importante de su vida y que a partir de ahora todo ha cambiado, todo es hecho nuevo y
su vida tiene sentido. Que a partir de ahora, saben que podrán amarte y que son
amados por ti, en el nombre de Jesús.

Yo declaro que algo nuevo viene sobre ellos, y declaro que el Espíritu Santo también
viene a habitar dentro de ellos, que el Espíritu de Dios les toma por completo, que el
Espíritu de Dios hace lo que tiene que hacer y que el Espíritu de Dios, a partir de ahora,
trabaja y les habla puntualmente, que ellos aprenderán a conocerte y amarte, y que no
tendrán otro anhelo más que hacer tu voluntad, en el nombre de Jesús.

Lo declaramos hecho, para la gloria de tu Nombre, para bendición de estas vidas y para
que tu Iglesia se vea bendecida, porque ahora estos hombres y mujeres son miembros
del Cuerpo, que saben para qué viven, y saben a quién sirven con todo su ser, en el
nombre de Jesús. Amén y amén. Amén.

Les amamos grandemente, aún sin conocerles mucho, pero les amamos porque sabemos que
Dios les ama... Así que van a ser guiados ahora, posiblemente después reciban alguna otra
cosa y alguna otra palabra de algún otro hermano, pero sepan que realmente estamos felices
y hay un gozo especial en los corazones, por la decisión que han hecho...

Iglesia, yo quiero que tomemos un tiempo, ahora, para meditar en el Señor, porque Dios sabe,
que nada de lo que hemos compartido pretende traer a nadie de ustedes un peso, una carga,
un sentido de culpa, sino por el contrario, que el entendimiento del Espíritu que nos habita
haga que ustedes sean libres como nunca antes, que sepan porqué están dónde están y para
qué están allí.

Me gustaría pedirle al grupo de alabanza que pase y quiero que comencemos a adorar al
Señor en este tiempo y quiero permitir también, que cada uno de ustedes pueda tomar un
tiempo especial delante del Señor. Me gustaría que cada uno de ustedes pueda tomarse un
tiempo de intimidad con el Señor y yo quiero pedirle que oren a Dios de manera específica,
porque Dios hoy ha sido especifico.

Nadie más que ustedes y el Señor, conocen aquello que se ha interpuesto entre su perfecta
voluntad y el cumplimiento de ella a través de ustedes, y si hay una decisión por hacer en esta
noche, es que todos los intereses personales de una vez y por todas, toda ambición personal,
toda búsqueda de realización quede a un costado.
Vuelvo a repetir, no digo que dejes de hacer lo que estás haciendo, no digo que dejes de
estudiar, no digo que no te importe tanto tu trabajo, no digo que tú puedas anhelar algunas
cosas lo que estoy diciendo, es que las intenciones del corazón estén de acuerdo al Espíritu
de Dios, para que haya una pureza que es la que viene de Él, que nos cautive a todos y que
nos habite a todos para que no hayan mezclas, para que no intentemos espiritualizar aquello
que viene de nuestro propio corazón, para que no intentemos darle un manto de piedad y
estemos insistiendo a Dios con una serie de cosas que, en realidad, Dios ya ni siquiera quiere
escuchar, sino que, en realidad, Él quiere ver que en tu corazón y mi corazón están a la par
con lo que Él siente, piensa y quiere.

Y cuando digo esto, lo digo para todos los que estamos aquí, porque a veces puede haber
pequeños detalles como esas pequeñas zorras que se meten y uno cree que el camino está
bien, está todo allanado, y de pronto, hay algo ahí que se mete y que trae un sentir que ya no
es tan puro, pero no lo percibimos, pero ese sentir desvirtúa todo lo que el Espíritu Santo
estaba trabajando y formando en nuestras vidas.

Yo estoy convencido que lo que hoy, por el Espíritu pude vislumbrar, es una realidad de Dios,
yo no hablo de eso como lo que será, hablo de eso como lo que es. Esta es una iglesia que
marcará un modelo diferente para toda esa región, pero necesitamos empezar siendo una
iglesia con motivaciones e intereses puros, no mezclados por lo que a nosotros nos parece.

Así que, yo quiero que tú te tomes este tiempo, yo sé que ya lo estás haciendo, pero quiero
que permitas que el Espíritu Santo te hable, porque estoy seguro que el Espíritu Santo, hay
cosas puntuales que te quiere decir. Hay algo que el Señor quiere decir hoy que lo dijo hace
mucho tiempo atrás. Jesús dijo, en una oportunidad, venid a mí todos los que están cargados
y trabajados que yo los voy hacer descansar.

Percibo por el Espíritu mucho trabajo y mucha carga, pero que no es la que viene de Dios, es
un trabajo y una carga que viene por el esfuerzo y que vine por la lucha de querer alcanzar
algo. Es el trabajo y el esfuerzo que viene por intentar llegar a tomar aquello que Dios me ha
hablado, pero hacerlo por la desesperación de alcanzar mi propósito. Por eso, el Espíritu de
Dios me recordó estas palabras de Jesús y yo quiero ser fiel al Espíritu Santo, pidiendo a
todos aquellos que saben que están trabajados, cargados, cansados, angustiados, aquellos
que inclusive están luchando con situaciones y problemas y no ven la solución por ningún
rincón, a venir a Jesús. Porque, por algo Jesús dijo, si alguno viene a mí y no aborrece su
propia vida...

Cuando Él habla de venir a Él, está implicando que la acción de ir a su persona, también
significa, que yo he desestimado mis intereses. Y yo sé que hay algo puntual y especial que el
Espíritu Santo quiere hacer con aquellos que están en esta condición y sé que no son pocos,
porque además, puedo percibir que algunos se resisten a entender, algunos puedo ver, que
todavía creen que no se han desviado y en el amor del Señor, yo quiero decirte que no es mi
palabra, no es la palabra de mi esposa, no es una autoridad espiritual simplemente, lo que
hoy estas recibiendo, es el Señor hablando a tu vida.

En el nombre de Jesús, estás haciendo esfuerzos que no vienen de Él, estas queriendo
alcanzar las cosas por tus propias fuerzas, pero tus intereses están intactos y hoy es tiempo
de hacerlos morir, para que los intereses de Dios puedan llenar tu corazón.

Todos aquellos que por Espíritu sepan que es así y que les estoy hablando a ustedes, yo les
voy a pedir que se pongan de pie, por favor. Cualquiera pensaría que con la cantidad de
hermanos y hermanas que están puestos de pie, es más que suficiente, pero yo sé, que hay
algunos que están resistiéndose a ponerse de pie, y yo no quisiera orar sin tener la convicción
en mi espíritu que todos los que tiene que estar en pie se han puesto de pie, ¿sabe por qué?
Porque estoy convencido de lo que el Espíritu Santo quiere hacer, y si tú no estás de pie y
necesitas estarlo, vas a volver a tropezar con la misma piedra, y Dios hoy te quiere librar, es
como poder ver que hay una sombra arriba de la vida de algunos, que aunque intentan, está
ahí, y la sombra nunca se va, nunca se aparta, la sombra está ahí, no pueden disfrutar ni
siquiera del gozo de ser nacidos de nuevo.

Miren, podríamos decir que el noventa por ciento, o tal vez más, están puestos de pie, y yo
quiero decirte algo iglesia, es tiempo de volver a amar a Dios con todas nuestras fuerzas,
porque cuando las cosas se desvirtúan, ¿sabe lo qué se desvirtuó? El amor a Dios. Y yo te
aconsejo volver a escuchar la Palabra profética que Dios dio para este año 2007, te lo
aconsejo en el nombre de Jesús, porque es necesario volver a amar a Dios con todas
nuestras fuerzas.

Estamos tan afanados por tantas cosas y las hemos cambiado con un tinte o con un matiz
espiritual, pero te estás perdiendo los mejores años, las mejores experiencias, los mejores
sucesos que Dios tiene preparado para ti porque has cambiado cosas, te los estás perdiendo,
si yo pudiera transmitirte el descanso que se siente decirle al Señor, esto no es mío, esto te
pertenece, esta situación, esto que yo estoy luchando, aún este anhelo, esto no es mío, te
pertenece, ahí lo dejo, yo vivo para ti, tú no sabes, a partir de ese momento lo que pasa, hay
una paz, la que dice la Biblia, que sobrepasa todo entendimiento, no es un versículo para
repetir es una realidad espiritual que ocurre en nuestra vida, hay una paz que sobrepasa todo
entendimiento, porque parece que todo se te viene encima y tú estás calmo y sereno, porque
tienes una confianza plena y absoluta en el Señor.

A partir de este día, yo te aconsejo con todo amor, abandonar aquellas cosas con las que has
insistido hasta este día, literalmente te digo, sé lo que estoy diciendo, alguno pensará, es que
ese asunto, ese problema... eso, no lo puedo abandonar, profeta, si usted supiera yo no
puedo abandonar. No, yo sé lo que te estoy diciendo, en el nombre de Jesús te aconsejo, a
partir de ahora abandona eso en el Señor, pero abandono es abandono, es dejarlo atrás y ya
nunca más volver a acordarte de eso, porque de ti depende que aquello que dejaste,
retrocedas y lo vuelvas a tomar. Yo te anticipo, que a partir de que lo hagas va a venir un
tiempo de prueba a tu vida, quiero decir, que no es, que porque estas de pie por lo que te
estoy diciendo o por la oración que podamos hacer, a partir de este momento todo eso
desaparece.

No, a partir de este momento tu vida va a ser puesta a prueba, porque cuando estamos
sostenidos en la fe, entonces, sabemos para qué vivimos, y aquello que tanto te afanó, que
tanto te produjo nerviosismo, que tanto te alteró, que tanto te hizo sentirte desvelado y que no
podías conciliar el sueño y que pensabas por arriba y por abajo, y que gastaste tiempo en
oración por esas cosas, todo eso ahora se quita de tu vida.

Quiero decir, ni siquiera vuelvas a gastar minutos de tu oración a Dios para volver sobre los
mismos puntos, porque eso es volver a poner los ojos en la cosa, en el punto, en la situación
equivocada, una sola cosa el Señor requiere de ti y de mí, y por eso, hoy llamó nuestra
atención, y así comencé... Que nuestros ojos vuelvan a estar sobre Él. Por eso, la Palabra
dice, puesto los ojos en Jesús autor y consumador de nuestra fe.

Realmente, queremos alegrarnos contigo el día que escuchemos las mejores noticias sobre ti,
el día que sepamos que acabaste tu carrera, el día que sepamos que te promovieron en el
trabajo, el día que sepamos que compraste una casa, el día que sepamos que la empresa que
Dios te prometió comenzó a funcionar, el día que sepamos que el ministerio al cual es Señor
te llamó, comenzó a ser activado en tu vida, queremos alegrarnos contigo, pero para que eso
ocurra, tú tienes que abandonar tus intereses. Por eso hoy estas de pie, para abandonar tus
intereses personales, tu realización personal, y decirle al Señor, Señor, si tengo algo es tuyo,
y mis intereses son los tuyos, y si vivo, vivo para ti no hay más, ¿Amén?

Así que, yo quiero ahora sí orar, sabiendo que todo lo que he dicho ha caído en buena tierra y
que ustedes se ocuparán de que la semilla germine, eche raíces, fructifique, crezca y se haga
un árbol frondoso, árbol sinónimo al Reino de los Cielos, en el cual las aves vienen y hacen
nidos. Que tú puedes ser bendición para muchos, para muchos y que lo que más anhelas es
que aquellos que te rodean se encuentren con este precioso Señor al cual amamos, servimos
y honramos con todo nuestro ser, así que vamos a orar al Señor.

Padre, en el nombre de Jesús, yo quiero darte gracias por esta tarde, yo quiero darte
gracias, Señor, por esta noche compartida juntos en tu presencia, quiero darte gracias
por la comunión de tu Espíritu Santo, quiero darte gracias por la voz de tu Espíritu
hablándonos, quiero darte gracias, aún por la sencillez que viene de ti. Señor,
queremos renunciar a todo acartonamiento, a toda estructura, a toda cosa que a veces
hacemos torpemente, creyendo que de esa manera te encontramos mejor.
Señor, en el nombre de Jesús queremos recibir la sencillez que viene de ti, esa
sencillez que caracterizó a Jesús sentándose con los suyos, compartiendo un pedazo
de pescado o de pan, la sencillez de Jesús parándose arriba de una montaña y
hablando en voz alta para miles que le oían, pero siempre dirigiendo su mirada a sus
discípulos, porque en especial les declarabas todas las cosas.

En el nombre de Jesús, todos los que hoy estamos de pie, es para decirte que
renunciamos a nuestros intereses personales, en el nombre de Jesús, perdónanos
porque hemos sido necios, porque no es la primera vez que nos hablas, no es la
primera vez que nos dices cosas como estas, pero hemos neceado una vez más, y
hemos seguido haciendo las cosas a nuestra manera, hoy te pedimos perdón. Y hoy
Señor, confiando en tu perdón, tomamos una convicción, una decisión segura, y es la
decisión de renunciar a ese deseo de alcanzar mi propósito, de ser lo que tengo que
ser, de que se cumpla todo lo que me has prometido, Señor, todo eso puede ser verdad
y seguramente, es verdad, pero hoy en el nombre de Jesús, quiero poner en los
corazones de mis hermanos y hermanas, el secreto que está en tu corazón, el secreto
por el cual Tú, siendo Dios, te hiciste hombre y te despojaste de todo para dar tu vida
por nosotros, y ese secreto fue amar la voluntad del Padre, y que si Tú decidías
cambiar algo era bienvenido el cambio, en el nombre de Jesús.

Señor, hoy al renunciar, todos los que están puestos de pie, también ellos, están
convencidos de amar y abrazar tu propósito en ellos, de amar y abrazar tus intereses en
ellos, de vivir por y para ti, de no hacer mil cosas pero no lograr ni siquiera una, de
sufrir por muchas otras pero ni siquiera gozarse por una... Perdónanos aún Señor, por
haber perdido el gozo, en el nombre de Jesús te pedimos que nos perdones... vuelve a
nosotros el gozo de la salvación, Señor, vuelve a nosotros el gozo de la salvación...
Que el mirarnos a la cara nos pueda dar la alegría de saber que un redimido por tu
sangre está frente a mí, que alguien que ha sido transformado por entero y ha sido
dado vuelta y es una nueva persona, está frente a mí y que juntos compartimos tu
sangre, que juntos compartimos tu herencia, que juntos compartimos tus planes, que
juntos compartimos tu corazón, que juntos compartimos tus anhelos... vuelve a
nosotros el gozo de tu salvación, para que nos alegremos todo el tiempo en ti, para que
todos los días sean días de fiestas no importa la circunstancia, no importa los
momentos, no importa los cambios, no importa los aparentes fracasos, que cada día
podamos gozarnos en ti porque Tú eres nuestra fortaleza y el gozo de nuestro corazón.

En el nombre de Jesús, renunciamos Señor, a seguir siendo tercos, a darnos la cabeza


contra la pared todas las veces y en el mismo lugar, en el nombre de Jesús. Señor,
renueva tu Espíritu en nosotros, y avívalo tan poderosamente, que seamos
desconocidos aún para nosotros mismos, queremos ser desconocidos, Señor, para
nosotros, pero que seamos bien conocidos para ti y que nosotros te conocemos muy
bien a ti, Señor, porque ese es el mayor anhelo que podemos tener, conocerte con todo
nuestro ser, por eso, hoy volvemos a nuestro amor a ti, Señor, a ese amor que se ha
desvirtuado, a ese amor que siendo el primero, ha dejado de ser el primero, a ese amor
que debería llenar nuestra vida y darnos motivo para vivir, volvemos a ese amor, en el
nombre de Jesús.

Y declaramos, que lo que Tú has anticipado, proféticamente, a inicios de este año se


cumple en nuestras vidas, en el nombre de Jesús, lo que tú has declarado, se cumple
en nuestras vidas para gloria de tu Nombre.

Y yo declaró, que esta iglesia se levanta con nuevos bríos, con nuevas fuerzas, con
nuevo gozo, con nueva expectativa, con nuevos intereses, porque ahora son los tuyos,
con una meta definida y comparten todos un mismo sentir, un mismo pensar, un mismo
corazón, una misma visión, una misma mente, un mismo objetivo y un mismo amor,
que es el amor a ti por encima de todas las cosas, en el nombre de Jesús, lo declaro
hecho, Señor, para libertad de tu amada y preciosa Iglesia, por la cual te has entregado,
con la cual tienes un propósito sublime, la cual usaras grandemente y salvarás, no sólo
a esta nación sino a otras naciones de esta Tierra, en el nombre de Jesús, lo
declaramos hecho, amén y amén, Señor...

Amén... amén... amén... amén... amén... amén, Señor... Gracias Señor, gracias Señor, te
bendecimos, te bendecimos...

Pueden tomar asiento mis hermanos, hay algo más que quiero decir, y en especial a los
pastores que aquí están. El Señor me mostraba que necesitamos juntos, y quiero incluirme
como equipo, necesitamos, juntos empezar a transitar un nuevo tiempo, viene un nuevo
tiempo de parte del Señor, y es un nuevo tiempo que no hemos conocido hasta ahora, por eso
es nuevo, no tenemos idea, ni noción de cómo es, no lo podemos manejar, no lo podemos
estructurar, no le podemos dar una forma, es un tiempo de Dios que vamos a comenzar,
nuevo.

Pero para eso, el Espíritu Santo me mostraba que ustedes, que están aquí como pastores de
estas congregaciones, tienen que poder ir al Señor con cero bagaje, con cero situación, con
cero problema de la iglesia, sin ningún otra cosa, necesitan como pastores, ir al Señor con
una agenda vacía, con un temario de oración vacío y decirle, Señor, haznos entender cómo
introducir a tu Iglesia en este nuevo tiempo, porque será un tiempo tan poderoso y tan
particular del Espíritu, que habrá una revolución.

O sea, yo puedo ver a la Iglesia empezando a funcionar a otra dimensión y a otro nivel, y lo
que el Señor me muestra es, que hasta ahora, posiblemente ustedes con buen corazón y con
el mejor ánimo y con las mejores y mayores intenciones, han visto las situaciones, los
problemas, los aciertos, los desaciertos, se han metido en las cosas, han hablado con los
hermanos, han luchado, han orado, le han dicho al Señor, han clamado, han llorado, pero
ahora hay algo que el Espíritu de Dios quiere hacer, y lo quiere hacer el de una forma
sobrenatural, pero va a fluir a través de ustedes. Y para fluir a través de ustedes, son ustedes
los que tienen que estar libres, despojados, de cualquier otra cosa.

Por eso, yo quiero, con toda humildad pero con todo amor en el Señor, porque saben que los
amamos, y no diría esto si yo no estoy seguro del Espíritu de Dios, lo que Él me ha mostrado
ahora: Viene un nuevo tiempo para estas iglesias que están aquí representadas, viene un
nuevo tiempo, pero ese nuevo tiempo fluirá a través de ustedes y para fluir a través de
ustedes hay que quitarse muchas cosas que todavía están allí.

¿Vieron como cuándo uno, todavía, va al closet y se pone ropa? Que uno dice, bueno, todavía
está bien ésta y todos los demás lo miran a uno y le dicen, ya la verdad, como que no te
queda bien esa ropa es tiempo de cambiarla, pero uno cree que todavía está bien. Es algo
como eso, a veces, todavía seguimos usando y haciendo y... son las mismas cosas, y el
Espíritu dice, ya no te queda esto, tengo algo nuevo para ti y quiero manifestarlo pero tienes
que agarrar lo que está en el closet y tirarlo, aunque aparentemente, por un rato quedaste
desnudo porque no tienes que ponerte, sí es verdad, en el Espíritu es así, espiritualmente, es
así como lo estoy diciendo, por un momento parece que uno se quedó desnudo porque uno
sabe hacer ciertas cosas, y en el momento que Dios quiere hacer esto, uno dice, ¿y ahora
cómo lo hago, por dónde lo agarro?

Porque como es algo espiritual uno no sabe, por dónde agarrarlo y por dónde manejar el
asunto, pero Dios quiere dejarte desnudo, para que Él te sorprenda a ti, para que Él, pastor y
pastora, te pueda demostrar que Él tiene tanto bagaje de poder, de autoridad, de dimensión,
de amor, tiene tanto que no lo hemos visto todavía, y estamos repitiendo las mismas cosas y
seguimos experimentando las mismas cosas, porque cuando uno repite lo mismo experimenta
lo mismo siempre, Dios nos quiere dejar desnudos para que haya un fluir del Espíritu
totalmente diferente.

Pastores, esto empieza por ustedes... por ustedes, y eso implica abandonar todo... todo...
pero todo es todo. O sea, no van a abandonar a la iglesia, no, eso no, porque para esa
función ustedes están allí, lo que le digo es, abandonar las preocupaciones, el temario, los
asuntos, abandonar... posiblemente el Espíritu después les muestre cómo reencauzar esas
cosas, y estoy seguro que así será, pero abandonar significa, Señor, ni siquiera esto es
nuestro interés, porque a veces hacemos de eso nuestro interés, como siervo del Señor. No,
este no es nuestro interés, nuestro interés es ver a tu Iglesia, fluyendo con libertad en el
Espíritu y transformando todos los lugares en dónde pisa y dónde actúa.

Así que, tómense, en el nombre de Jesús, este tiempo como pastores a partir de ahora, si se
van a reunir a orar pero oren por estas cosas, ¿amén? ¿Está bien? Desestimen por un ratito
todas las demás y despójese de cualquier cosa que ustedes digan, esto ya me suena a
camisa demasiado usada, ya está un poquito vieja, ya está demasiado usada, ésta ya no me
sirve. Y sepan, que sobre todo aquellos que forman un equipo, tienen un enorme privilegio,
porque cuando somos equipo nos afilamos unos a otros, ¿sí? ¿Y sabe qué pasa a veces?

Alguien del equipo ve lo que yo no veo, y alguien del equipo percibe lo que yo no estoy
mirando y, aún a veces pasa, entre el esposo y la esposa, a medida que estén orando, yo
estoy seguro que el Espíritu va a mostrar cosas puntuales, y entre ustedes van a afilarse. Ya
no tengan miedo de decirle al compañero de equipo, no tengan temor de decirle al esposo, a
la esposa, esa camisa ya te queda vieja es tiempo de tirar la camisa y comprar una nueva,
espiritualmente, hablando, ¿estoy siendo claro?

Es algo puntual, y yo quiero hoy derramar esto sobre ustedes, transferir lo que el Señor me ha
mostrado, porque sé que esto viene, viene un nuevo tiempo, y este nuevo tiempo será para
todos. Nosotros lo disfrutaremos a la distancia física, pero en la cercanía espiritual que nos
une a ustedes, porque sabremos de parte de ustedes lo que Dios está haciendo, pero yo les
pido que tomen muy en cuenta lo que el Señor les está hablando, ¿saben por qué? Porque a
veces las cosas nos ahogan y cuando Dios nos habla puntual, a veces, queremos y tenemos
la intención y pasa el tiempo, y otra vez volvemos a lo que estábamos antes, y con todo mi
amor les digo, no vuelvan a lo mismo... no vuelvan a lo mismo.

Si empezaron a obedecer al Señor en esto, y a hacerlo no vuelvan a lo mismo dentro de un


mes, porque dijeron, bueno ya se acabó y no pasó mucho, y bueno, volvamos a las mismas
cosas y a los mismos temas y a las mismas situaciones, no vuelvan a lo mismo, permítanle al
Espíritu de Dios que les hable, aunque aparentemente, haya pasado tiempo, pero que
ustedes puedan saber que Dios está limpiando y está trayendo un fluir nuevo a sus vidas. En
el nombre de Jesús.
ACABA LA OBRA QUE EL SEÑOR TE ENCOMENDÓ

14 octubre 2007

Juan, capítulo 4, versículo 31. Para aquél que no recuerde el contexto de este pasaje, es
cuando Jesús está con la mujer samaritana, comparte un tiempo con ella, le habla de quién es
Él. La mujer, obviamente recibe una palabra profética, Jesús le describe su vida, queda
asombrada, se va, va a llamar a toda la gente del pueblo a decirle lo que este hombre le había
dicho. Y ahora vamos a leer lo que ocurre cuando Jesús, aparentemente se queda solo,
cuando la mujer lo deja. Dice, versículo 31:

"Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. El les dijo: Yo tengo una
comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a
otros:
¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad
del que me envió, y que acabe su obra." Juan 4: 31-34

Es notable, que Jesús está marcando para la vida de sus discípulos una manera de vivir; no
solamente les está diciendo algo que a Él le pasa, Jesús les está marcando la forma de vida
de aquellos que pertenecemos al Reino, porque Jesús, si bien sabe que para cualquier ser
humano normal la comida es importante, ocupa un lugar, es necesaria en un momento
determinado, nunca la comida ni ninguna otra cosa puede estar por encima de lo que es
prioritario para los que pertenecemos al Reino.

En realidad, no es que Jesús estaba rechazando la comida, estaba priorizando la voluntad de


Dios, que es totalmente diferente, una cosa es rechazar algo y no aceptarlo y otra cosa es
priorizar lo que realmente es importante y Jesús les estaba diciendo, muchachos yo tengo una
comida que comer y esa comida es hacer la voluntad de mi Padre, pero además dijo, y que
acabe su obra.

Alguien podría decir, bueno... pero, ¿qué clase de obra? Y seguramente usted pensará,
bueno, sí, yo entiendo, su obra es que necesitaba morir, dar su vida en rescate de la
humanidad, cuando Él muriera y resucitara, entonces su obra estaría completa... Pero yo
quiero que usted vea, que Él mismo Jesús responde a qué clase de obra se refiere. Vaya a
Juan 17. Juan capítulo 17, desde el versículo 1. Juan 17, desde el versículo 1, dice así:

"Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado;
glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad
sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has
enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese."
Juan 17: 1-4

A ver, le hago una pregunta, ¿Jesús ya había muerto? No había resucitado tampoco, ¿y por
qué Jesús afirma, he acabado la obra que me diste que hiciese? Es notable, ¿no? Porque en
realidad uno pensaría, bueno, a ver, todavía no terminó, ¿cómo la obra podía estar acabada,
si en realidad, es necesaria su muerte y su resurrección para que los seres humanos tengan
vida eterna? Pero fíjense, yo le estoy hablando, cómo nosotros pensamos para Jesús, ni
siquiera la vida eterna es lo que nosotros le llamamos vida eterna, porque Él dice aquí... Y
esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien
has enviado.

Claro, uno dice, la vida eterna, cuando me muera voy a estar en el cielo eternamente con el
Señor, eso es la vida eterna. No, la vida eterna no empieza allá, la vida eterna empieza aquí y
la vida eterna tiene una característica.

Yo le quiero hablar esto, inclusive a personas que hoy nos están visitando, usted tiene que
saber una primera verdad si está aquí, hay una vida eterna que Dios le quiere dar, pero que
empieza aquí y ahora, usted no puede esperar a ver qué va a pasar cuando llegue al cielo,
cuando sea ancianito y tal vez se muera. Primero, porque no tenemos los días contados,
ninguno de nosotros puede decir, yo voy a vivir, aunque lo deseamos, todos deseamos vivir
hasta ancianitos, ¿sí o no? Todos soñamos ver a los nietos, pero eso no significa que
determinamos hasta qué edad vamos a vivir, aunque hay una promesa para aquellos que
vivimos conforme a la voluntad de Dios, que seremos de larga vida.

Pero déjeme decirle, que Dios es el que determina, porque Él es el dueño de la vida, de tal
manera que para saber qué va a pasar con la vida eterna, las decisiones son tomadas ahora y
la verdadera vida eterna para Dios consiste en conocer a Dios el Padre y a Jesucristo, a quién
Dios envió.

Por eso, Jesús dice: he acabado la obra que me diste que hiciese, porque la obra, ¿en qué
consistía? Dígame usted, yo no se lo voy a decir, dígame usted, ¿en qué consistía la obra?
Así es, lo dice ahí, en dar a conocer al Padre y al Hijo. O sea, Jesús le estaba diciendo:
Padre, los que me diste te conocen, Yo no he perdido ninguno de los que me diste.

Ahora, entienda esto, ¿por qué Jesús valoró tanto su encuentro con la mujer samaritana?
¿Sabe por qué? Porque esa mujer era una de las que el Padre le había dado, y cuándo Jesús
veía a alguien que el Padre le había dado, Jesús decía, ésta es la voluntad de mi Padre y acá
tengo una obra que hacer hasta que esta obra no sea terminada y esta persona no te
conozca, Yo no he acabado mi obra, mi obra es que éste que me diste te conozca y conozca
al que has enviado.

Ahora, esto, ¿sabe qué significa también? Que si la Iglesia está sobre la Tierra, y es la que
representa, manifiesta a Jesucristo, la Iglesia tiene una obra que hacer, pero la Iglesia no se
puede conformar con decirle al Padre, estamos intentando hacer la obra, estamos echando
todo el esfuerzo, las ganas y la energía para que esta obra funcione, la Iglesia tiene que poder
decirle al Padre, estamos cumpliendo tu obra acabadamente.

¿Cuál será la obra de la Iglesia? Mostrar la gloria del Padre, ¿y qué significa mostrar la gloria
del Padre? Darlo a conocer, dar a conocer al Padre y dar a conocer al Hijo, porque aquél que
conoce al Padre y al Hijo, encuentra la única verdad que existe y tiene un verdadero
encuentro con el Reino de los cielos, ésa es la manera que el Reino de los cielos se hace
efectivo y visible sobre la Tierra.

Nosotros podemos implantar el Reino de los cielos haciendo declaraciones, orando,


intercediendo... pero siempre nos quedaremos a mitad de camino, porque el Reino de los
cielos se hace visible cuando la gente ve al Padre, ve al Hijo, le reconoce, y entonces sabe a
dónde pertenece.

Ahora, con esta base, yo quiero llevarlo al libro de Nehemías, porque es verdad que hace ya
mucho tiempo el pastor me dijo, ¿vas a predicar éste domingo?... mmm... no, este domingo
no, para... yo te aviso para cuándo... ¿y este domingo? No... es que tampoco, porque no
vamos a poder, usted sabe, hemos estado trabajando bastante, pero damos gracias al Señor
por lo que hemos podido hacer, pero desde aquél tiempo el Señor me inquietó con Nehemías
y me inquietó de manera especial y particular, para esta congregación local.

Es una verdad aplicable a todos los hijos de Dios y a toda la Iglesia del Señor, pero de
manera especial y particular, lo que hoy vamos a ver en Nehemías, se aplica a Generación en
Conquista Miami. Y por eso, con esa base, quiero que leamos algunas cosas y comencemos
a ver en el ejemplo de Nehemías, lo que el Señor nos quiere enseñar a nosotros.

Vamos a ver Nehemías 1, desde el versículo 1, sólo le digo esto para aquellos que no
conocen la historia de Nehemías, sólo muy poquitas referencias. Nehemías era judío, era
copero de un rey llamado Artajerjes, en Persia, esto era parte del tiempo cuando Israel no
estaba en su lugar, sino que habían sido llevados esclavos y estaban siendo dominados por
otros reinos y otros imperios.

Artajerjes era el rey de Persia en ese momento, y Nehemías era su copero, y entienda esto,
uno dice hoy, era su copero; bueno, le llevaba la copa con el vino... no, en realidad un copero
en ese tiempo, era mucho más que eso, porque en principio un copero de un rey era un
consejero del rey, primero y principal, y segundo, tenía una labor muy importante, ¿sabe por
qué el copero le servía la copa al rey? Porque primero tenía que probar esa copa, porque una
de las maneras que se utilizaban para envenenar a los reyes era a través del vino que se le
servía, quiere decir, que el copero se tenía que poner en lugar del rey para cuidar su vida con
tal de que el rey no muriera, o sea, que no es solamente un copero que limpiaba la copa,
ponía el vino y se la servía al rey, era mucho más que eso. Ok, entonces ahora sí, vamos a
leer Nehemías 1, desde el versículo 1, dice:

"Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año


veinte, estando yo en Susa, capital del reino, que vino Hanani, uno de mis hermanos,
con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que
habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. Y me dijeron: El remanente, los que
quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de
Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Cuando oí estas palabras me
senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los
cielos." Nehemías 1: 1-4

Este hombre podríamos llamar que a pesar de la cautividad, tenía un lugar de privilegio
porque estaba pegado al rey, al lado de él, y eso significaba que vivía en el palacio, quiere
decir, que no estaba al lado por allí olvidado, no estaba siendo como cualquier esclavo, tenía
un lugar de privilegio, pero sabe lo notable de Nehemías, su corazón no estaba determinado
por su comodidad, su corazón estaba determinado por el corazón de Dios.

¿Qué quiero decir? Ese hombre estaba al lado del rey y sabía que tenía una función, pero su
corazón, el latir de su corazón no estaba en Persia, su corazón estaba en Jerusalén, su
corazón estaba en aquel lugar que le pertenecía a Dios porque él sabía que Dios quería
reconstruir algo y volver a hacer algo que con el paso del tiempo y con el paso de los
enemigos del pueblo de Dios había sido derribado, había sido echado a menos. El corazón de
Nehemías se dolió por lo que a Dios le dolía, déjeme decirle esto, no le voy a decir nada
nuevo ahora, pero usted tiene que entender una cosa, nosotros podemos estar en un lugar y
por diferentes circunstancias o situaciones estar acomodados a ese lugar, y acomodados de
tal manera que nuestro corazón ya no late por lo que el corazón de Dios late, nuestro corazón
no siente lo que el corazón de Dios siente, sentimos de acuerdo a la comodidad que tenemos.

Si yo voy a comparar humanamente y materialmente, yo vivo mejor aquí en Miami que lo que
vivía en Argentina, cuando el Señor me sacó de mi país de origen, pero yo podría estar
acomodado de tal manera, que a mí sólo me importara el bienestar que me rodea, sólo me
importara mantener la comodidad que tengo a mi alrededor, y le voy a poner un ejemplo para
que usted entienda parte del espíritu que lo habita, porque usted sabe bien que lo que
siempre se transmite es un espíritu. Ok.

Le voy a decir el espíritu que habita en este Ministerio Apostólico y Profético, ¿sabe cuál es el
espíritu que nos habita? Que nosotros latimos por las naciones de la tierra, cuando nosotros
cantamos como hoy, tu gloria llenará hasta el último rincón del mundo... para nosotros esa
letra ejerce un poder interior que el Señor sabe, que no vamos a descansar hasta ver el último
rincón del mundo transformado por la gloria del Señor. Posiblemente, nuestra presencia física
no llegue hasta el último rincón del mundo, pero nuestras oraciones están afectando.

Nosotros vamos a una gira, como vamos ahora, y estar en cada lugar representa un lugar
dónde Dios está estableciendo su Reino, cuando vemos que la Iglesia está perdiendo el
tiempo en sus asuntos y está acomodada, como podría haberlo estado Nehemías al lado del
rey a gusto diciendo, bueno yo por lo menos no pasé la suerte de mis compatriotas, los demás
están desperdigados por todo este reino pero yo por lo menos estoy acomodadito al lado del
rey, sirviendo la copa, todo está bien para mí... No, cuando nosotros vemos que la Iglesia del
Señor está así, en nuestro corazón empieza a arder por dentro, y cuando nos sentamos a
conversar con los pastores, con la iglesia misma, le transmitimos que están en ese lugar
porque hay un propósito de Dios.

Generación en Conquista Miami, Dios te ha puesto en esta ciudad porque hay un propósito de
Dios aquí, si tu corazón está acomodado a lo que te quedó bien, pero no late como late el
corazón de Dios por esta ciudad, entonces, algo hay que revertir en el ámbito espiritual.

Pero yo estoy predicando esto desde el conocimiento interior de que Dios está haciendo una
obra transformadora en esta iglesia local, de tal manera que ustedes verán con sus ojos y
palpitaran por lo que el corazón de Dios palpita, van a ver con sus ojos lo que el Espíritu
Santo va a comenzar a hacer en ésta ciudad.

Por eso, sé lo que estoy compartiendo en esta tarde, pero si sirve, yo quiero que el Espíritu de
Dios con estas palabras les despierte, los quite de cualquier clase de comodidad, le saque la
silla, ¿vio? Como en los juegos, cuando se juegan esos juegos que siempre se saca una silla,
pero que se la saque en el momento que usted se va a sentar, pensó que está en el momento
que usted se va a sentar, que Dios se la quite para que el golpe le acomode las ideas, porque
no estamos acá para pasarla bien, no estamos aquí solamente para favorecernos de un
sistema, aunque por la gracia de Dios, Dios nos da favor y usted ahora va a ver de qué se
trata el favor de Dios, pero lo que quiero que entienda es que usted es parte, verdaderamente,
de una Generación en Conquista, y hay una ciudad que está esperando por la manifestación
de los hijos de Dios, este pequeño grupo que parece muy pequeño pero que en ámbito
espiritual es absolutamente poderoso cuando siente lo que siente el corazón de Dios.
Entonces Nehemías, cuando oyó las noticias de Jerusalén, comenzó a llorar, a dolerse, pero
no se quedó con la tristeza y con el dolor, ¡eh! Fíjese que dice, se sentó, lloró, hizo duelo por
algunos días, pero también, ayunó y oró delante del Dios de los cielos. Ahora seguimos
leyendo el versículo 5, dice:

"Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el
pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora
atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora
delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de
los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos
pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los
mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo." Nehemías 1:5-7

Cuando hay identificación con el dolor y cuando se siente lo que el corazón de Dios siente,
¿sabe qué ocurre? No tiene que venir alguien a decirle, vamos a identificarnos con el pecado
del pueblo, vamos a orar por lo que el pueblo hace. No, hay algo que surge del Espíritu y
cuando usted va por la calle o está en la universidad, y en la escuela o en el trabajo y ve la
maldad delante de sus ojos, usted comienza a orar y no cesa de orar de día y de noche, y
decirle, Señor yo me identifico porque yo he pecado y la casa de mi padre hemos pecado
contra ti, ¿por qué? Porque nos hemos alejado de ti y de tu voluntad, de los deseos de tu
corazón.

Se puede ver la maldad pero desde muchos aspectos diferentes, y a veces, ¿sabe cómo
vemos la Iglesia la maldad? Sólo para levantar el dedo y juzgar, y ahí es cuando pareciera
que nos hubiéramos olvidado de dónde nos sacó el Señor. Cuando recordamos de dónde el
Señor nos sacó, es mucho más difícil poder levantar el dedo para juzgar la maldad que nos
rodea, pero es mucho más directo poder identificarnos con esa maldad porque saber que
nosotros fuimos parte de ella, y de la misma manera hoy nos identificamos y podemos decir,
Señor oramos por Miami, declarándote que hemos pecado contra ti, ¡hemos pecado! No han
pecado, ellos están en error... No, nosotros hemos pecado porque nos hemos alejado de ti y
de tu perfecta voluntad. Ahora, versículo 8, dice:

"Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros


pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a mí, y guardareis mis
mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el
extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer
habitar allí mi nombre. Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con
tu gran poder, y con tu mano poderosa. Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído
a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu
nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón.
Porque yo servía de copero al rey." Nehemías 1: 8: 11

Fíjese, Nehemías sabía algo, él estaba en el lugar indicado, en el momento preciso y con la
persona adecuada. Quiero que usted entienda esto, Nehemías sabía que había sido puesto
por copero del rey porque detrás de eso había un plan de Dios, y como él sentía lo que Dios
sentía, cuando escuchó las noticias supo que Dios algo quería hacer, y que él estaba con ese
rey para ver a Dios obrar a su favor.

Iglesia, quiero decirte esto, el lugar dónde estás, el momento en el que estás y la persona o
las personas con las que estás, son lo perfecto de Dios para ti hoy.

A veces, nosotros menospreciamos el lugar dónde estamos, siempre anhelamos un momento


mejor y despreciamos la gente que nos rodea, porque decimos, no yo... Dios debe tener algo
mejor, quiero algo más. Iglesia, yo estoy convencido que Dios siempre tiene cosas mejores
para los suyos, para aquellos que le aman, pero, ¿sabe cuándo viene lo mejor? Cuando
hemos aprendido a disfrutar lo que hoy tenemos y vivimos.

¿Sabe qué a veces pecamos de ansiedad? De una perversa ansiedad que siempre estamos
adelantados al tiempo, es cómo a veces le decimos a Ariel, y a mí me gustaría ser grande y
tener dieciocho... y ¿para qué quieres tener dieciocho ahora, si tienes nueve? Disfruta los
nueve, juega, diviértete, aprende, se responsable en la escuela porque si hoy tendrías que
hacer lo que te va tocar hacer a los dieciocho, te volverías loco y a los dos días dirías, por
favor regrésenme los nueve...

Iglesia, en el lugar dónde estás, en el momento en que estás y la persona o las personas con
las que estás, son lo perfecto de Dios, pero, ¿sabes para qué? Para orar como Nehemías y
decirle, ahora Señor, como él tenía algo claro en su corazón, le dijo, ahora Señor, dame éxito
y gracia ante el rey.

¿Sabe por qué a veces no tenemos éxito? Porque como el corazón está torcido y desviado sin
ver lo que Dios ve, no tenemos nada. ¿Ahí sabe qué se aplica? Lo que escribió Santiago,
ustedes piden y no reciben porque piden mal para gastar en sus deleites. Entonces, yo estoy
en este trabajo, y le digo, no Señor, dame otro trabajo, yo quiero que mi salario sea más
grande y en vez de aprovechar la gracia de Dios en ese lugar mientras Dios me concede el
otro trabajo, estoy siempre pensando en el otro trabajo y no tengo éxito en el que estoy,
porque pido mal.

¿Dónde estás? ¿En qué empresa Dios te puso? Antes de que te vayas de ahí tú tienes que
pedirle al Señor, tener éxito y favor de Dios con toda la gente que está en ese lugar, no le
permitas a Dios quitarte de allí hasta que tú no puedas decir, aquí he acabado la obra que me
diste que hiciese. Cuando puedas decir, acabé la obra, entonces, dile, Señor, ya estoy listo,
cuando quieras, y cuando menos usted se lo espere va a llegar, pero, no sólo va llegar para
aumentarle salario, para un mejor trabajo, una mejor empresa, no, ¿sabe por qué va a llegar?
Porque ahora hay un nuevo lugar dónde Dios lo quiere meter para volver a darle gracia y darle
éxito, y mostrar al Padre y al Hijo y que el Reino se haga manifiesto a través de su vida.
Miremos como Dios ve, porque si vemos como Dios ve tendremos éxito. Ahora, fíjese si
Nehemías tuvo éxito o no tuvo éxito, capítulo 2, dice:

"Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino
delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su
presencia, me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es
esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera." Nehemías 2: 1- 2

Me detengo para darle un dato, la historia cuenta que un copero siempre tenía que estar de
buen ánimo ante el rey y tenía que esconder sus emociones, sus sentimientos con tal de
agradar al rey, ¿sabe por qué? Porque si no lo hacía podía ser castigado, pero no de
cualquier manera, castigado con la muerte, simplemente por estar angustiado ante del rey.
Por eso, ahí dice, temí en gran manera, porque nunca antes había yo estado triste en la
presencia del rey... Claro, ¿se da cuenta, no? Ahora, pero fíjese esto... fíjese esto, siga
leyendo, versículo 3:

"Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la
ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas
por el fuego? Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije
al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la
ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. Entonces el rey me dijo (y la
reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó
al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo." Nehemías 2: 3-6

Ahora yo le quiero mostrar algo, yo le quiero mostrar algo, cualquiera podría haber dicho, sí,
es verdad estoy tiste y, ¿dónde está el gozo del Señor, no? No. Fíjese, Nehemías hizo lo
mismo que hizo Jesús, priorizó a la persona correcta, priorizó a Dios porque Nehemías podría
haber dicho, no señor, no me pasa nada, me levanté resfriado, no, no...no esto me puede
costar la vida... estar triste, no.

Él dijo lo que realmente estaba en su corazón y no ocultó su tristeza, ¿sabe por qué? Porque
dijo, yo voy a declararle porqué realmente está triste mi corazón, yo voy a declararle que hay
algo que me está consumiendo por dentro, hay algo que me está comiendo vivo y yo no
puedo resistirlo, es saber, que ese lugar dónde Dios tendría que glorificarse está destruido y
está deshecho y que hay un propósito de Dios para reedificar, para reconstruir y para levantar
esa ciudad, por eso estoy triste. Él le pudo decir al rey, sí rey, estoy triste y, ¡cómo no voy a
estar triste si ese lugar donde Dios debería estar, ese lugar, está destruido! Por eso, mi
corazón está dolido.

Pero, ¿sabe qué? Fíjese la gracia de Dios, cómo Nehemías se puso del lado de Dios, no del
lado del rey, agradó a Dios diciendo lo que estaba en su corazón, ¿qué hizo el rey? Le dijo,
¿qué pides? ¿Y notó usted algo? Dijo, entonces, oré al Señor y le dije... La sensibilidad
espiritual de Nehemías a mí me sorprende, porque aún para dar una respuesta él se tomó dos
segundos para orar al Señor, porque no creo que haya estado ahí una hora para decir,
espéreme ya le contesto, ¡eh! Usted sabe, ¿sabe qué significa? Que es un clamor interno de
dos segundos, pero que Dios oye, Señor ahora voy en tu Nombre, pon en mi boca las
palabras adecuadas que yo tengo que decir... oré al Señor y le dije, si le parece bien envíeme
a ese lugar para que yo pueda reedificarlo y reconstruirlo, y la única pregunta del rey fue,
dime, ¿cuánto tiempo va ser? A ver, vamos a poner un plazo, cuando le dijo el tiempo, delante
de la reina el rey le dijo, aquí está.

Además dice, también la historia, que siempre las reinas tenían una función, y era que su
marido el rey quedara bien ante situaciones como éstas, porque no por nada dice ahí, estando
la reina presente, ¿sabe por qué? Porque Dios preparó el momento ideal, tenía que estar la
reina ahí porque estando la reina el rey necesitaba quedar bien, no podía hacerse el loco y
dar un golpe en la mesa y decir, no ahora te quedas y agarren este hombre... y no sé...
mándelo matar... o lo que sea. No, él tenía que quedar bien. Dios aprovechó el momento
exacto y oportuno, teniendo a la reina a su lado, entonces, el rey fue condescendiente,
diríamos humanamente, pero Dios estaba detrás, Dios preparó el momento oportuno.

Iglesia aprendamos a escuchar a Dios en cada circunstancia que Él nos presenta, la gracia de
Dios está sobre nosotros pero aprovechémosla para que el Reino de los cielos sea manifiesto, no
pienses en ti, piensa primero en Dios, no pienses en ti, piensa primero en el Reino, y la gracia de
Dios va a estar contigo.

Cuándo tú escuchas la pregunta, esa del millón, la que estabas esperando escuchar, tómate
un segundo para decir, ahora voy a hablar, Padre, pero en tu Nombre, ponme las palabras
adecuadas y dame la gracia que sólo de ti puede venir para que yo hable. Hay muchas
oportunidades que nos perdemos, ¿sabe por qué? Porque no sabemos escuchar al Espíritu
Santo cuando nos está poniendo las situaciones en el momento oportuno, cuando nos está
abriendo la puerta para que digamos lo que debemos decir," en el Nombre del Señor", y quién
está escuchando diga, es así, lo haré o te lo concedo o lo doy, o lo que tenga que decir de
acuerdo a la voluntad de Dios.
Tenemos muchas veces mucho temor, tratamos muchas veces de esconder lo que realmente
está en nuestro corazón porque pensamos antes en quedar bien con el otro. Nehemías no le
importó lo que el rey pudiera hacer, el rey lo podía haber matar, pero Nehemías dijo, esta es
la verdad yo estoy del lado de Dios porque siento lo que el corazón de Dios siente. Ahora,
quiero que sigamos leyendo, dice el siete, versículo siete del capítulo dos:

"Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al
otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; y carta para
Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del
palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo
concedió el rey, según la benéfica mano de Jehová sobre mí." Nehemías 2: 7-8

Mire, cualquiera de nosotros en lugar de Nehemías hubiera dicho, ¡ya párale ahí! O sea, ¡ya te
dejó salir! Porque además no salía como cualquier persona, ¡eh! Porque estaba hablando con
el rey, ¿sabe cómo salió? Como gobernador de Judá, no salió como alguien que iba a hacer
lo que podía hacer, no. Es más, la historia cuenta, que por dos veces fue gobernador,
Nehemías, salió como gobernador, o sea, salió con autoridad real para llegar a Jerusalén y
hacer lo que tenía que hacer, pero de todas maneras, cualquiera le hubiera dicho, haber
párale ahí. O sea, ya te concedió salida, no te mató, está todo a tu favor, ya después
consigues la madera por otro lado y ya, no, no, no... Él dijo, ahora que me dijo que sí, ahora
está todo a mi favor, ahora es la mía, claro, ahora es la mía.

Por eso le digo que a veces no aprendemos a ver a Dios, Dios nos abre la puerta y dice, sigue
avanzando, y yo me quedé a mitad de camino. Entonces Dios dice, lo que te quería dar
estaba al final del camino, pero como te paraste no te lo puedo dar te quedaste a mitad de
camino, no desistas aprende a escuchar a Dios y sigue hasta el final porque si Dios te abrió la
puerta, entonces, Dios está contigo, y la gracia de Dios está sobre tu vida y vas a llegar al final
con buen éxito.

¿Tú te piensas que Dios te abre la puerta para después cerrártela en la nariz y que te des un
golpe? No, no si nuestro corazón es recto delante de Él y queremos lo que Dios quiere, Dios
nos abre la puerta de principio a fin y permanece abierta hasta que conseguimos y logramos,
en el Nombre del Señor, todo lo que Dios quería darnos.

Ahora, seguimos en el capítulo 3, no lo vamos a leer, pero se narra cómo sale de noche ya
estando en Jerusalén, sale de noche para observar los muros, Nehemías, que estaban
derribados, obviamente, las puertas estaban quemadas y demás. Pero a nadie le decía lo que
estaba en su corazón, pero lo que sí vamos a leer es lo que está en el versículo 17, iba
acompañado de algunos, obviamente, allí había judíos, ¿no? y... Fíjese, dice, no perdón,
tengo que leer el capítulo 2, perdón:
"Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus
puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no
estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido
buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron:
Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien." Nehemías 2: 17-18

Fíjese, Nehemías, recién ahí, después de haber observado, a nadie le decía lo que estaba en
su corazón, pero después que observó todo, convocó a sus compatriotas y les dijo, ustedes
ven cómo están los muros, ustedes ven cómo están las puertas, pero también quiero decirles,
cómo la mano del Señor ha estado sobre mí. Ahora, ¡unámonos para hacer lo que debemos
hacer!

Quiero decirle esto Iglesia, cuando hay un mismo objetivo en el corazón de la Iglesia del
Señor, entonces, la unidad espiritual empieza a ser cada vez más fuerte.

A veces, todos sabemos que la unidad es del Espíritu, sí pero, ¿sabe cuál es el problema? El
Espíritu está haciendo a misma obra en todos, pero el asunto es que nuestro corazón,
nuestros corazones tienen intereses diferentes, entonces, como hay diferentes intereses, a mí
me importa una cosa, a Dany le importa otra, a José Luis otra, a Daniel otra, a mi esposa otra,
cada uno tiene sus intereses, pero todos recibimos lo mismo de parte del Señor, sin embargo,
como cada uno tiene sus intereses, entonces, no hay unidad. ¿Sabe lo que ocurrió con
Nehemías? Cuando vino y empezó a plantearles a sus compatriotas, esto es lo que hay que
hacer, únanse a mí y vamos a reconstruir, todos se respondieron y dijeron, vamos a hacerlo
contigo.

Iglesia, déjeme darle un consejo, cuando usted sabe que hay una dirección de Dios y hay un
plan de Dios, entonces avance en lo que Dios ha hablado, empezando por los pastores en ser
fieles a lo que Dios mostró, siguiendo por cada uno de la iglesia local, ¿sabe por qué? Porque
si el corazón nuestro, luego de que hay un plan de Dios, comienza a andar en sus propios
intereses, entonces, nuevamente hay des-unidad en el Cuerpo.

Y quiero decir algo de manera especial y puntual, en este caso a los pastores, algo que yo
podía percibir mientras meditaba en la Palabra, y es que, yo sé que a partir de este año, sé
que el próximo domingo aquí habrá una celebración, no tengo ni idea qué harán o lo que el
Señor puso en el corazón y en el espíritu de ustedes, pero lo que sí sé es esto:

Que en este nuevo año en el Espíritu, que comienza, hay algo definido de parte de Dios, un
plan definido para realizar con la iglesia local, pero ustedes son los primeros en discernirlo y
los primeros en llevarlo a cabo para que toda esta congregación vaya detrás de lo que Dios
les va a mostrar, y no van a cesar ni de día ni de noche en hacer lo que Dios les habló que
hay que hacer.

Posiblemente, hay cosas que antes parecieron importantes y que ahora no lo son tanto, hay
que desestimar cualquier otra cosa, como Nehemías desestimó en ser copero del rey y la
comodidad del palacio porque tenía un objetivo que venían de Dios, habrá cosas que tienen
que desestimar, aunque parezcan muy cómodas y muy buenas para que llevar a cabo el plan
de Dios. Por eso, yo quiero dejar esto en ustedes como autoridad directa sobre la
congregación, porque estoy convencido por el Espíritu que habrá un plan, pero un plan venido
del Señor para este próximo el año, de tal manera que todo este pueblo cuando escuche el
plan se unirán y dirán, haremos lo que el Señor ha hablado.

"Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe,
hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis
vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey? Y en respuesta les dije:El Dios de los cielos, él
nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque
vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén. Nehemías 2: 19-20

¿Sabe qué produce el plan de Dios, también? Que los enemigos se empiecen a levantar,
siempre es así, siempre es así, así que si usted ha visto enemigos levantándose hace un
tiempo, usted tiene que saber que los enemigos se van a levantar y cada vez con más furia.

¿Me está escuchando iglesia? Mire que el enemigo, ¿ya sabemos quién es el enemigo? Y
que nuestra lucha no es contra carne y sangre, pero usa carne, sangre, cemento, paredes, el
enemigo puede usar lo que quiera, con tal de hacernos desistir de la obra, ¿me está
escuchando? Entonces, usted sepa, que el enemigo puede usar a cualquiera y que a medida
que hay un plan y que se está caminando firme en ese plan, entonces, los enemigos
empiezan a burlarse, a decir, ¿y ustedes cómo van a poder hacerlo? Pero además, que se
quieren... quieren ir en contra de...

Fíjese, que Nehemías no peleó, ni discutió, ni... Dijo, miren, nosotros sabemos quién está de
nuestro lado y porqué estamos haciendo esto, así que, nos levantaremos, vamos a edificar
porque ustedes no tienen parte ni suerte, ni derecho, ni memoria en Jerusalén, a ustedes no
les corresponde nada.

Así que, el enemigo tiene que saber que no le corresponde ni un centímetro cuadrado de esta
ciudad, le corresponde al Señor, así que él no tiene parte ni suerte, ni derecho, ni memoria en
Miami, en el Nombre de Jesús lo declaramos diciendo, que no tiene nada que hacer, ni que
ver en esta ciudad aunque ha creído que lo tiene, aunque ha usado aún a una gran parte y
fracción de la misma Iglesia para llevar a cabo su cometido.
Aún así, declaramos que la Iglesia del Señor se volverá al Señor y reconocerá que Dios es un
Dios verdadero, se volverá a Él de todo corazón y se arrepentirá de andar en sus malos
caminos. Así que, iglesia sepa que los enemigos se están levantando.

Ahora, sí en el capítulo 3, usted va a ver que todo el pueblo unido a Nehemías empieza a
reconstruir y empiezan a hacer la tarea, pero vamos a ir al capítulo 4, lo primero que ustedes
verían, no lo vamos a leer, pero es que en el capítulo 4 la burla de esos enemigos se
aumenta, y ahora sí, se transforma en enojo y en furia, porque es lo que dice allí. Pero fíjese,
leemos desde el versículo 6, dice:

"Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura,
porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar. Pero aconteció que oyendo Sanbalat y
Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran
reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho;
y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño." Nehemías 4:
6-8

Fíjese, todavía la obra no estaba terminada, llegaron a la mitad, pero cuando el enemigo
empezó a ver que estaban avanzando se puso loco, se puso loco, porque el enemigo tiene un
solo objetivo, cuándo hay un plan de Dios y cuándo hay autoridad de Dios y las cosas se
están haciendo de parte de Dios, el enemigo tiene un solo plan, entienda esto: detenernos en
la obra que viene de Dios. Eso es lo que el diablo quiso hacer con Jesús, pero Jesús pudo
decir, aún antes de morir, Padre he acabado tu obra, porque siempre el diablo lo que va a
querer hacer es detener la obra que viene de Dios.

Iglesia sepa que el diablo lo va a querer detener de una o de mil maneras, porque si usted
está haciendo la obra que viene de Dios, entonces, usted está afectando al diablo y a lo que él
creía que le pertenecía. Por eso, esa burla empieza a crecer, y crece de tal manera que el
enemigo se encoleriza, se vuelve loco porque quiere detener lo que venido de Dios. Seguimos
leyendo, versículo 9, dice:

"Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de
día y de noche. Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el
escombro es mucho, y no podemos edificar el muro. Y nuestros enemigos dijeron: No
sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar
la obra. Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos
decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre
vosotros." Nehemías 4: 9-12
Fíjese, que el enemigo se enoje no significa tampoco que nosotros nos la vamos a pasar
diciendo la victoria es nuestra, no, entiéndame una cosa, nosotros nos tenemos que levantar
para cuidar y proteger la obra que el Señor puso en nuestras manos.

Escúcheme iglesia, tenemos que de día y de noche proteger la obra que Dios puso en
nuestras manos, estar preparados a pelear si fuera necesario, pero sabe lo más sorprendente,
que oraron a Dios y en ese momento los enemigos dijeron, cuando nos vean vamos a entrar
en medio de ellos sin que se den cuenta y los vamos a matar para que no puedan seguir
avanzando con la obra, y ¿sabe qué pasó? Los judíos que vivían en la zona dónde estaban
los enemigos vinieron hasta diez veces para decirles, por los lugares de dónde ustedes van a
estar ellos piensan atacarlos.

Cuándo hay un pueblo que está despierto y alerta, Dios siempre descubre las maquinaciones
del enemigo, no llegaron a luchar, no llegaron a pelear porque Dios les reveló por anticipado
lo que el enemigo quería hacer. Ahora, no significa que nos vamos a sentar, y a esperar y a
decir la victoria es nuestra y acá no pasa nada porque estamos nosotros, no, vamos a estar
alertas y atentos, pero el Señor nos va a revelar las maquinaciones del diablo y va a ponernos
sus planes arriba la mesa y nos va a decir, esto es lo que el diablo quiere hacer, en ese
mismo momento se va a desbaratar todo lo que venía del diablo. Sigo, versículo 13, dice:

"Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse
al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos. Después miré,
y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante
de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por
vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas. Y
cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había
desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea."
Nehemías 4: 13-15

Hay un tiempo dónde hay que levantarnos y demostrarle al enemigo que estamos listos para
pelear y listos para luchar, pero cuándo el enemigo sabe que se va a enfrentar contra el
ejército de Dios, dice, no ¿para qué? Ni la intentamos siquiera. ¿Usted se da cuenta? ¿Sabe
de dónde surge todo esto? De un corazón que está decidido a hacer la voluntad de Dios, de un
corazón que está determinado a no mirar por lo suyo propio sino ver por lo que viene Dios.

Iglesia, en el nombre de Jesús, yo quiero despertarte a una realidad, a mí no me importa si


tienes poco tiempo o mucho tiempo, a mí ni siquiera me importa cuánto puedas creer
entender, lo que yo sé es que, el Espíritu de Dios te está preparando iglesia, para hacer la
obra de Dios en esta ciudad, de tal manera que puedas entender por el Espíritu los planes del
Señor, y que puedas ser levantada, avivada, fortificada por el Señor, pero desde lo interior,
porque tu corazón está en los planes de Dios, no está en tus asuntos, está en los planes de
Dios, de tal manera, que veas que algo sobrenatural va ocurrir en esta ciudad, y vas a ver, así
como vas a ver la gracia y el favor de Dios, y vas a ver que más se suman para trabajar en la
obra, también vas a ver, que el enemigo se quiere levantar pero también el enemigo va ver
una iglesia que está parada por familias.

O sea, no es que la esposa quiera y el marido no, ¿no? Y que los hijos son rebeldes pero el
matrimonio está bien firme, no, no, no, no... por familias, lo que determina la cabeza, lo que
sigue por la mujer y baja hasta los hijos todos determinados a hacer la obra de Dios y a estar
dispuestos a luchar y a guerrear.

Papás, ¡qué responsabilidad tenemos para transmitir un espíritu y un corazón correcto a


nuestros hijos! Porque puedo percibir algunos papás y mamás, que están transmitiendo cosas
que nada tienen que ver con la obra verdadera de Dios, hijos que a veces se sienten
confundidos, porque en vez de recibir un mismo mensaje, escuchan una cosa aquí y luego
escuchan otra cosa en casa.

Papás, en el nombre de Jesús, que podamos ser sensibles al Espíritu en este día y transmitir
en casa, el porqué estamos en esta ciudad, porqué Dios nos hizo parte de esta congregación
local, porqué hay una obra de Dios que tenemos que hacer, y porque no nos importa otra
cosa, las demás cosas que el Señor las va a añadir y nuestros hijos verán la gracia de Dios
sobre nosotros, pero hay un solo objetivo, establecer el Reino del Señor en esta ciudad y
reconstruir lo que el diablo viene destruyendo hace mucho tiempo en este pueblo.

Así que, papás, en el nombre de Jesús, les animo a tener un espíritu recto y a volver sus
corazones a Dios para transmitir un mismo mensaje a sus hijos y a hablar para qué estamos
en esta ciudad. Dice, versículo 16:

"Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía
lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de
Judá. Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una
mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada. Porque los que edificaban,
cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la
trompeta estaba junto a mí.

Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y
nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros. En el lugar donde oyereis
el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros.
Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la
subida del alba hasta que salían las estrellas.
También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado permanezca dentro de
Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la obra. Y ni yo ni mis hermanos,
ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido;
cada uno se desnudaba solamente para bañarse." Nehemías 4: 16- 23

Todo el día, mi hermano (saludo...) Pero sepa esto, cuando el corazón vibra por lo que a Dios
le importa, todo el tiempo estamos vigilantes, alertas y atentos, todo el tiempo, es muy fácil
darse cuenta, mire, usted obsérvese a sí mismo o a sí misma si usted ve que una gran parte
del día está ocupado en sus cosas y de lo que a Dios le importa se acuerda muy poco, quiere
decir que hay que rever algo que en el corazón hay que resolver, porque cuándo no es así,
nuestro corazón todo el tiempo está en los planes de Dios, claro hacemos lo que tenemos que
hacer, estamos trabajando, estamos estudiando, nos estamos relacionando con las personas
que están a nuestro alrededor, pero adentro nos mueve algo diferente, ese trabajo, ese
estudio, esa gente están determinados por la obra que Dios me encomendó que yo debía
hacer.

Entonces, todo el tiempo de día y de noche estoy vigilante, en ningún momento, el enemigo
me va a encontrar ni desarmado, ni desatento; fíjese que Nehemías los reunió, los puso y les
dijo, de noche como centinela, de día a trabajar, pero acá no hay descanso para ninguno, ¡eh!
Y ni yo, ni los que estaban conmigo, dice, Nehemías, ni mi siervos ninguno se quitaba su ropa
todo el tiempo estábamos haciendo lo que debíamos hacer, sólo cuando nos teníamos que
bañar.

Iglesia, ¿de qué clase de ropa estás vestido? ¿De qué clase de armas estás armada? ¿De
qué clase de pensamiento está lleno tu corazón? ¿De qué clase de deseos está lleno tu
corazón? De día y de noche en todo tiempo, jóvenes que están aquí, tienen y están, ustedes
están teniendo una oportunidad como pocos, ¿saben por qué? Porque les está siendo
sembrada una semilla que no tiene precio, es como esa perla de gran precio, ¿no? que dijo
Jesús que el que la encontró vendió todo lo que tenía con tal de tener esa perla, con tal de
comprar ese campo dónde estaba escondida, ustedes están recibiendo lo más valioso,
aprendan desde ahora a poner las cosas en su lugar, a tener las prioridades correctas,
desestimen cualquier otra cosa, no estoy hablando de que Dios los quiere mediocres, no
estoy hablando de que se van a olvidar de sus responsabilidades, no estoy hablando que van
a ser espiritualoides todo el día, no estoy hablando de eso, chicos, estoy hablando de que
ustedes tienen la oportunidad de estar en los planes de Dios de día y de noche, dónde Dios te
puso vas a ver la gracia y la mano de Dios a tu favor.

Por eso, lo que me llama la atención de Nehemías, que él cuando tiene que hablar de lo que
le ocurrió, siempre habla de la mano del Señor sobre él. Ni siquiera la respuesta del rey fue
porque Nehemías era muy buen negociante, ¿eh? Era porque la mano del Señor estaba
sobre él, cuando convocó a los compatriotas les dijo, ¿ven cómo está todo esto? Hay que
ponernos a trabajar, pero quiero decirles, la mano del Señor ha hecho esto, esto y esto, eso
hizo que los compatriotas dijeran, estamos contigo, eso es, la mano del Señor está con
ustedes, la gracia de Dios está sobre sus vidas, eso va hacer que otros se sientan atraídos,
que otros se les quieran pegar como moscas cuando vamos por la carretera. Entiendan,
porque es la gracia y el favor de Dios no es la habilidad de ninguno de nosotros.

Así que chicos, en especial a ustedes, aprendan a crecer y a formar su vida teniendo el
corazón y la mente en la obra de Dios, pero en la verdadera obra no estoy hablando obra
como la que hacemos aquí adentro, sino en la obra de la que habló Jesús y que pusimos la
base en principio, en hacer la obra que Dios nos entregó que hiciéramos. Y leemos por último,
Nehemías 6, vamos a leer desde el versículo 1, Nehemías 6, fíjense dice:

"Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y los demás de nuestros


enemigos, que yo había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque
hasta aquel tiempo no había puesto las hojas en las puertas), Sanbalat y Gesem
enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de Ono.
Mas ellos habían pensado hacerme mal. Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una
gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.

Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma
manera. Entonces Sanbalat envió a mí su criado para decir lo mismo por quinta vez,
con una carta abierta en su mano, en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las
naciones, y Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso edificas
tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey; y que has puesto
profetas que proclamen acerca de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y ahora
serán oídas del rey las tales palabras; ven, por tanto, y consultemos juntos.

Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo
inventas. Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de
ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos. Vine
luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado;
el cual me dijo:

Y escúcheme, preste atención ahora, lea muy bien...

Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo,
porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte. Entonces dije: ¿Un
hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para
salvarse la vida? No entraré. Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba
aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado.

Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que pecase, y les sirviera de mal
nombre con que fuera yo infamado. Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat,
conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de Noadías profetisa, y de los
otros profetas que procuraban infundirme miedo.

Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días. Y
cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban
alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios
había sido hecha esta obra. Nehemías 6: 1-16

Mi hermano mire, cuando estamos haciendo lo que hay que hacer, el enemigo, como ya no
puede luchar, viene por otro lado, a ver vamos a conversar, vamos a sentarnos a analizar
esto, cuatro veces, ya por quinta vino con una carta, la carta ya era amenazante porque la
carta decía, tú te estás levantando por rey y estás en contra del verdadero rey, que es
Artajerjes y... Nehemías no peleó, no discutió, mi hermano, lo único que dijo, que eso se lo
estaba inventando, que eso no era verdad porque el sabía lo que era verdad y que Dios
estaba con él, pero sabe lo peor, que aún los profetas fueron sobornados para mentir, por eso
le dije, el enemigo va a usar a quién quiera que se deje usar.

Escúchenme muy bien, porque por eso, a veces nosotros estamos sentados, y está todo muy
lindo acá, ¿no? De pronto pasa tiempo y decimos, pero éste que estaba sentado al lado mío y
ahora ¿qué bicho le picó? Está en contra de todo, nada le parece, no le gusta la autoridad de
los pastores, no le gusta cómo son las cosas, ¿qué le pasó? Le pasó una sola cosa, se dejó
sobornar, se dejó sobornar, el enemigo lo engañó, yo no quiero ser engañado, ¡eh!

Así que, si usted ve alguien, que pareciera como que se empieza a deslizar, codéelo, péguele,
jálele los cabellos, córtele la cabeza, quítele las piernas haga lo que tenga que hacer, con tal
de que acabe la obra junto con cada uno de nosotros porque somos un Cuerpo.

Así que, déjeme decirle Iglesia, ¿sabe qué? Llegará el día, y vendrá el momento cuando los
enemigos se sientan humillados, pero ¿sabe qué, también? Llegará el momento cuando los
demás verán y podrán dar testimonio de una sola cosa, que la mano del Señor ha estado con
nosotros y su mano ha hecho esta obra. No fue nuestra habilidad, no fue nuestra capacidad,
no fue nuestra inventiva, no fue nuestros excelentes planes de evangelismo, fue la mano del
Señor que hizo esta obra.

Así que iglesia, yo quiero, que como Iglesia del Señor le podamos decir un día al Señor,
estamos cumpliendo con la obra, tal vez, no podamos decirle hemos acabado, porque cuando
creamos que hemos acabado Dios nos va a poner otra, otra obra, pero sí hay una obra que
hacer, que podamos decir, ésta la hemos acabado, la próxima también la quiero acabar.

Vienen tiempos dónde ustedes se verán a sí mismos, moviéndose de un lado para otro,
estando en diferentes lugares de esta ciudad, dándole Dios gracia sobre este pueblo de ésta
ciudad, entrando en lugares que nunca se imaginaron que iban a entrar, hablando con gente
que nunca pensaron que iban a hablar, pero la mano del Señor estará con ustedes y podrán
decir, Señor los que me diste, no los perdí, acabé la obra Señor. Tú me los entregaste y aquí
están, no sólo son tuyos, ahora son parte de este ejército, ahora juntos acabaremos esta obra.

Así que yo quiero, que oremos al Señor, vamos a declarar una verdad sobre nuestras vidas y
vamos a cantarlo después, por eso, quiero pedirle a Jairo que pase, porque vamos a cantar
que somos una Generación en Conquista, no vamos a cantar espiritualoidemente la canción
porque ya la sabemos, porque es el lema, el nombre de la iglesia, no, no, no vamos a cantarla
con entendimiento.

Así que, iglesia si usted quiere ponerse de pié, adelante, tiene toda la libertad de hacerlo, pero
yo quiero que juntos declaremos esta verdad, ni siquiera le estoy diciendo, mire convénzase,
pídale perdón al Señor, ¿sabe por qué? Porque yo estoy convencido de la obra que Dios va
hacer y que la va hacer con el primero al último, porque Dios no desestima a nadie que está
dispuesto a hacer la obra de Dios, yo sé también, que el Espíritu Santo está sacudiendo a
algunos aquí y que sin yo haber dicho muchas cosas demasiado puntuales algunos se sienten
incómodos aquí adentro, porque saben que el corazón no está del todo en la obra de Dios,
pero yo declaro, que el Espíritu Santo hace volver esos corazones al Señor en este día.

Padre, en el nombre de Jesús, te bendecimos en esta tarde, te honramos a ti, te


agradecemos Señor, porque Tú tienes un precioso plan y hay una obra que realizar en
medio de este pueblo.

Señor, estamos en Miami porque es tu propósito y nos has llamado de las naciones, de
diferentes naciones aún cuando no lo sabíamos, cuando no lo entendíamos, cuando
teníamos otros objetivos en nuestro corazón, cuando buscábamos una mejor
economía, cuando buscábamos salir de la pobreza de nuestros países, Tú eras el que
estabas moviendo nuestras vidas para traernos a este lugar y nos tienes aquí y nos has
convocado y hemos pasado por momentos difíciles y hemos visto cómo muchos se
han alejado y hemos visto, Señor, como nos has pasado por el fuego, pero estamos
aquí con una determinación en nuestros corazones, de hacer tu obra y acabarla, no
perder a ninguno de los que vienen por ti, en el nombre de Jesús.
Yo ahora declaro, Padre, que tu Iglesia lo comprende en el Espíritu, los pensamientos
que tengan que ser derribados, ahora declaro, que son rotos, en el nombre de Jesús,
cualquier argumento que aún insistimos con hacerlo prevalecer, yo ahora declaro que
esos argumentos se rompen, en el nombre de Jesús, y que Tú traes tus pensamientos y
que nuestro corazón late y arde por aquello que a ti te duele, que nos identificamos con
esta ciudad porque la amamos, porque nos duele ver que el diablo se ha estado
burlando de esta ciudad una y otra vez haciéndola sufrir y destruyéndola. Pero
declaramos, que nos has enviado para reconstruirla, levantar sus muros, volver a
construir sus puertas, de tal manera que no entre nada ni nadie que no venga de ti a
esta ciudad.

En el nombre de Jesús, declaramos en el ámbito espiritual, que todo lo que no es tuyo


sale ahora de esta ciudad, en el nombre de Jesús. Declaramos, que tus ángeles ya
están haciendo muros sobre esta ciudad, porque Tú estás viendo a este remanente que
tiene temor de ti, que arde por lo que arde tu corazón, que le duele lo que a ti te duele
Padre, en el nombre de Jesús.

Declaramos Señor, que Tú nos usarás como nunca lo hemos imaginado, ni pensado,
que tu gracia y tu mano será tan sobreabundante sobre nosotros, que abriremos
nuestra boca para hablar, en el nombre de Jesús palabra venida del Espíritu. Que
abrirás puertas y esas puertas no se cerrarán hasta que lleguemos al final y
obtengamos todo lo que Tú nos has prometido, en el nombre de Jesús.

Y yo declaro, ahora también, que sobre los pastores, Señor, viene entendimiento,
discernimiento y claridad para distinguir el plan que está en tu corazón para este
próximo año, en el nombre de Jesús, plan con el cuál esta iglesia se alegrará y hará
fiesta delante de ti, porque sabrá que eso es parte de reconstruir los muros de esta
ciudad, en el nombre de Jesús. En el nombre de Jesús, yo declaro, que viene sobre
ellos, aún en sueños de mañana, de tarde y de noche no podrán pensar en otra cosa,
serán efectivos en sus quehaceres de todos los días y los sobreabundarás, pero Señor,
sus mentes y corazones estarán ligados a tu Espíritu cada minuto hasta ver una
realidad en sus espíritus el plan que está en tu corazón.

Yo declaro también, una iglesia sujeta a tu autoridad, sujeta a tu voluntad, que discierne
por el Espíritu lo que viene de ti, de tal manera, que cuando escuche este Cuerpo local,
todos dirán a una, amén ¡haremos lo que nos has dicho, haremos lo que nos has dicho
y trabajaremos de día y de noche, porque hay una obra que el Señor nos ha
encomendado y no pararemos hasta verla acabada! En el nombre de Jesús.
LA HERENCIA DE LOS HIJOS ADULTOS

9 diciembre de 2007

Yo en esta tarde quiero compartirle algunas cosas en la Palabra con ustedes, y quiero
comenzar en el evangelio de Lucas capítulo 12, porque allí no me importa tanto el contexto,
aunque yo se lo voy a mencionar, pero me importa uno de los versículos que vamos a leer
para entender una declaración de Jesús. Lucas el capítulo 12, y vamos a leer versículos 31 y
32, y solamente para que usted tenga una idea, el Señor les estaba hablando a los suyos
acerca de no estar ansiosos, no estar afanados, que no se preocuparan por qué iban a comer
o a vestirse, que en realidad el Padre siempre tiene cuidado de nosotros y de todas esas
cosas, y por eso el 31 dice:

“Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas... Y luego agrega:
No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.”
Lucas 12:31 y 32

Esta declaración es una declaración poderosísima de parte de Jesús para nosotros, aquellos
que somos verdaderamente sus discípulos. Y cuando digo los que somos verdaderamente
sus discípulos, es exactamente así, o sea, no me estoy refiriendo a aquellos que son
nominalmente cristianos, me estoy refiriendo a los que son discípulos de corazón, aquellos
que hacen la voluntad del Padre, aquellos que se han entregado por completo al señorío y al
gobierno del Espíritu de Dios. Esos que somos discípulos tenemos un privilegio como nadie
más puede tener si no conoce a Jesucristo y si no le ha entregado la vida, y es el hecho que a
Dios le pareció bien y fue parte de su buena voluntad perfecta para nosotros, darnos,
entregarnos el Reino.

Yo quiero que piense por un momento, porque a veces nosotros nos ocupamos y luchamos
por cosas, y yo no digo que a veces esté mal luchar, porque no es bueno cuando uno se
esfuerza y lucha por algo, porque hay muchas cosas, usted lo sabe, que pueden estar a
nuestra disposición de parte de Dios pero tenemos que arrebatarlas, si no hacemos nada,
entonces, el Señor no podrá darnos aquello que nos ha prometido. Pero yo quiero que usted
entienda que para cualquier cosa material o física o visible que Dios pudiera darnos, Él puso
un fundamento y puso una base, sobre esa base vienen todas las demás cosas. La base es el
mismo Reino que le pertenece.

Por lo tanto, cualquier cosa que nosotros podamos tener como objetivo en la vida, queda
pequeño al lado de la entrega que Dios nos ha hecho. Si usted quisiera comparar cualquier
cosa en este mundo por la cual nos pudiéramos esforzar, lograr y obtener, usted se va a dar
cuenta que nada es comparable a lo que Dios el Padre nos dio, absolutamente nada, ni
siquiera un esposo, una esposa, los hijos, una familia... Aunque estamos hablando de
personas, y estamos hablando de amor de por medio, pero ninguna de esas cosas puede
llegar a tener el valor que tiene la entrega que Dios nos hizo del Reino de los cielos.

En principio aunque había muchas otras razones más, por una razón que es fundamental y es
básica, es porque el Reino permanece para siempre. Todo lo demás se va a acabar, aun un
extraordinario matrimonio, una preciosa familia se acabará, pero el Reino permanece para
siempre.

Ahora, ¿Qué implica para nosotros que el Padre haya querido darnos el Reino? Porque uno
puede decir, bueno, Jesús aquí lo declara... yo lo creo, yo lo oro, lo proclamo, lo declaro, sí,
¿pero qué significa? Si yo le quiero poner pies a este asunto, ¿qué significa que el Padre me
haya querido dar el Reino? ¿Será solamente beneficios, será solamente cosas que Dios
quiere darme para que yo me sienta feliz?

Vamos a ver por la carta de Pablo a los Gálatas, algunas cosas muy interesantes que nos van
a permitir llegar a la conclusión de lo que significa que Dios nos haya dado el Reino. Gálatas,
el capítulo 3, vamos a leer desde el versículo 10, y sólo le digo que yo voy a leer, todo lo que
leamos hoy en Gálatas, aunque vamos a leer otros pasajes, pero usted abra Gálatas no lo
vaya a cerrar hasta el final porque esa va a ser nuestra base durante el resto del mensaje,
pero todo lo que yo voy a leer lo voy a leer en la Nueva Versión Internacional, ¿está bien?
Usted lo puede seguir en la versión que tenga en su mano, pero yo lo voy a leer en la Nueva
Versión Internacional. Vamos a leer Gálatas 3 desde el versículo 10, dice:

“Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues
escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el
libro de la ley, para hacerlas. Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es
evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que
hiciere estas cosas vivirá por ellas. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho
por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un
madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a
fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu." Gálatas 3:10-15

Nos detenemos por un momento aquí, luego vamos a continuar leyendo pero obviamente... y
yo le aconsejo leer en casa toda la carta a los Gálatas y leer todo el contexto que va a ser
para usted muy interesante, porque Pablo está, podríamos decir, reprendiendo a los gálatas
porque se habían dejado engañar y habiendo sido libres de las obras de la ley por haber
escuchado el poderoso evangelio de Jesucristo, el único evangelio verdadero por el cual
Pablo siempre lucha y se peleaba, porque decía, aun si cualquiera de nosotros o un ángel del
cielo les predica un evangelio diferente sea anatema.
Quiere decir, que hay un solo evangelio, por eso usted tiene que entender además que si
usted está siendo parte de una iglesia apostólica, no es para que Dios acomode las cosas a
nuestro antojo, es para que usted arrebate la verdad del evangelio del Reino, con esa verdad
usted sea libre y haga libres a otros. Mi hermano, si la dinamita de Dios que es el evangelio no
hace explotar adentro de nosotros la vida de Jesucristo, no hay ninguna otra razón por la cual
estar aquí, ¿usted entiende?

Es más, yo sé que los días de la semana corren y tenemos mil cosas que hacer siempre y
muchas responsabilidades, y hay más responsabilidades y tenemos más la mente en esas
responsabilidades que en lo que puede ser este tiempo que tengamos aquí juntos, yo lo sé y
lo entiendo pero, ¿sabe cuál es la diferencia? Que el evangelio tiene que hacerse notorio y
visible para nosotros en nuestra propia vida. Usted tiene que pelearse con cualquier aspecto
de su vida que no está viviendo conforme al evangelio de Jesucristo. Si hay algo en su vida
que no es conforme al evangelio, usted no se quede en paz, luche hasta que lo que no es de
Dios en usted sea desecho y lo que viene como resultado del evangelio en su vida pueda
funcionar, sino no se quede en paz. Para eso sí vale la pena luchar, para eso sí vale la pena
enojarse, porque hay que vivir el verdadero evangelio de Jesucristo en nuestras vidas, en
todas las áreas de nuestra vida.

Ahora, Pablo le estaba diciendo a los gálatas, quién los fascinó, quién los embrujó, quién los
engañó para que habiendo sido libres ya, ahora otra vez se estén desviando hacia las obras
de la ley. Ahora, cuando nosotros estamos leyendo estos versículos nos damos cuenta que,
claramente, que Pablo está explicando la diferencia entre las obras de la ley con respecto a
cómo el justo puede vivir para Dios, dice que, las obras de la ley no tienen el poder ni la
capacidad de hacernos libres, no tienen la capacidad de justificar.

Para aquellos que no conozcan demasiado lo que es el Antiguo Testamento y lo que es la ley,
es muy sencillo de explicar para tener una idea, por lo menos una noción de lo que estamos
hablando. En principio, Dios a partir de cierto momento y a través de Moisés estableció una
ley para que todo su pueblo escogido, o sea Israel, viva por esa ley. Esa ley determinaba lo
que para Dios estaba bien y lo que para Dios estaba mal, simple y sencillamente. Por eso, la
ley por lo general decía: esto harás y esto no harás, esto sí y esto no. La ley determinaba lo
que para Dios podía ser factible que el hombre viviera si quería agradarlo a Él, si
supuestamente iba a vivir para Dios.

Ahora, que los hombres y las mujeres intentaran cumplir la ley, no lograba hacer que nadie
fuera justificado, nadie se justificaba ante Dios por hacer las obras de la ley. Por eso, Dios
tuvo que inventar, permítame decirlo así, un sistema de justificación ante Él y el sistema era
ofreciendo animales que estuvieran limpios, sin mancha, y esos animales al estar limpios y sin
mancha era un simbolismo para ser ofrecidos por los pecados del pueblo, y para que
entonces, alguien se presentara ante Dios y le dijera a Dios: este pueblo ha pecado pero yo te
presento este animal, lo mato y esa sangre está representando que tú puedes perdonar a este
pueblo por esos pecados concretos.

Pero ¿sabe cuál era el problema? Que el hombre una y otra vez volvía a las mismas
cuestiones, el animalito servía por un rato, pero una y otra vez tenían que ser ofrecidos
animales para la gente pudiera ser justificada ante Dios. Ahora, si alguien pretendía decir, yo
voy a ser justo delante de Dios porque voy a seguir al pie de la letra todo lo que dice la ley de
Dios, esa persona estaba frita, no había manera de que alguien pudiera agradar a Dios
cumpliendo las obras de la ley, no había capacidad humana para seguir todo lo que la ley
decía. Por eso dice:

“Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición, porque
está escrito: «Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el
libro de la ley.» Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de
Dios, porque «el justo vivirá por la fe»" Gálatas 3:10-12

Fíjese, por un lado ya era notorio y evidente que por las obras de la ley nadie se podía
justificar con Dios, pero por otro lado, la misma Palabra había establecido que había una sola
manera de ser justo delante de Dios y esa manera era a través de la fe, no había otra forma.
Por eso, cuando nosotros... le estoy explicando todo esto para que usted entienda, para
ponerle una base y que usted pueda entender cómo hoy se cumple, porque yo sé que ni usted
ni yo estamos todas las mañanas leyendo los diez mandamientos para ver qué cumplimos y
qué no cumplimos. ¿Creo que ninguno lo hacemos? Ok.

Pero quiero que usted entienda que a veces no es necesario leer los diez mandamientos para
intentar agradar a Dios haciendo obras que estén de acuerdo a la ley, porque a veces
nosotros creemos que vamos a estar bien delante de Dios por lo que hicimos o lo que no
hicimos, por lo recto que somos ante nuestros ojos o porque caímos y ya no fuimos tan rectos.
Hay una sola manera de ser justos ante Dios y una sola manera de agradarlo, y es por la fe,
todo lo otro corresponde a nuestro esfuerzo por intentar agradar a Dios.

Por eso, cuando intentamos agradar a Dios con el esfuerzo nuestro, personal, lo llamaríamos
de la carne, o sea, de nuestro yo, todas las veces vamos a fracasar, y usted se va a dar
cuenta que por un ratito la cosa funciona bien y usted avanza uno o dos días, tres, cinco, diez
días si quiere, pero al rato algo va a ocurrir que usted va a volver a fracasar porque las obras
de la ley, como son del esfuerzo personal, siempre están en contraposición de la fe, porque la
fe me lleva a mí a saber declarar y vivir lo que Dios ya hizo por mí.
Es muy diferente, que yo me presente ante Dios para decirle: Señor, quiero que veas que
estoy siendo recto y estoy haciendo las cosas como a ti te agrada... a decirle: me presento
ante Ti basado en lo que Jesucristo ya hizo en mi favor. Es totalmente diferente, ¿se da
cuenta? A veces, inconscientemente lo que nosotros hacemos es decirle, Señor mira, esto es
lo que estoy haciendo y me estoy esforzando por agradarte, estoy llevando una lista de las
cosas buenas que he hecho, aquí están para que veas que yo estoy haciendo mi parte para
agradarte; y Dios dice, lo lamento, porque has perdido el tiempo, llegará el día cuando te
darás cuenta que volverás a fracasar porque tu base no es la fe, tu base son las obras.

Y aun podemos tener, y por lo general nos suele pasar cuando tenemos años de conocer al
Señor, no tanto cuando tenemos poco tiempo, porque cuando tenemos poco tiempo como
todo es nuevo para nosotros, si no hay fe no tendríamos nada, no conocemos tanto, no
sabemos la Biblia, no estamos tan acostumbrados a hacer una oración de esas de academia,
las de universidad, no sabemos esas cosas, entonces, si no vivimos por fe no sabemos cómo
vivir... entonces, nos acercamos a Dios y cuando nos acercamos a Dios, por lo general ¿qué
le dice una persona nueva cuando se acerca a Dios y ora? Señor, gracias por lo que hiciste
por mí...

Ya desde ese momento está poniendo el fundamento, me acerco a Ti porque sé que Tú ya


me has librado, me cambiaste y me transformaste la vida, por eso, ahora yo quiero disfrutar
de tu presencia. ¿Se da cuenta? Pero cuando pasa el tiempo y nos hacemos más
profesionales del evangelio, cuando nos sabemos un poco más la Biblia, cuando ya nuestra
oración fue cambiando porque ya fuimos aprendiendo, fuimos escuchando a los otros como
oran y las palabras que hay que decir, y de pronto, encontramos un pasaje y decimos, hay
que orar como dice este pasaje, entonces, ya vamos armando nuestra vida cristiana, ya la
tenemos bien armadita, ¿sabe cuál es nuestra justificación ante Dios? Todas esas obras que
hacemos. Y Dios dice: todas esas obras no te sirven para nada, está muy bien,
aparentemente, religiosamente está extraordinario pero no te sirve, porque lo único que te
hace justo delante de Mí es la fe en mi Persona y en mi Nombre.
Por eso sigue diciendo después:

“La ley no se basa en la fe; por el contrario, «quien practique estas cosas vivirá por
ellas» Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros,
pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado de un madero.» Gálatas 3:12-14

¿Vio lo que dice el versículo? Cristo nos rescató de la maldición de la ley, ¿pero la ley quién
la dio? Dios ¿y cómo, la ley tiene maldición, si la dio Dios? ¿Si Dios no maldice a nadie?
¿Cómo me explica usted este asunto? ¿O nos maldice o no nos maldice? ¿Sabe por qué?
Porque la ley, lo único que hace es mostrarme cuán pecador soy, cuando yo veo la ley y me
miro a mi mismo, digo, soy una porquería, no tengo forma, no tengo manera de agradar a
Dios, todo lo que hay en mí está mal, todo.

Entonces claro, ¿qué pasa? La misma ley establecía que el que no cumplía todo lo que decía
la ley era maldito, pero ¿por qué? ¿Por qué Dios lo maldecía? No, porque no cumplir la ley lo
hacía maldito, por eso cuando Jesús vino lo que hizo fue tomar la maldición, y escuche bien lo
que voy a decir porque es fuertísimo, Él se hizo maldito por nosotros. Es muy fuerte, pero es
verdad, Jesús se hizo maldito por nosotros, por eso, murió en una cruz, porque en la Palabra
establece que es maldito todo aquel que es colgado de un madero de una cruz. Por lo tanto,
la maldición de la ley que tenía que caer sobre mí cayó sobre Jesús y Él dijo: Yo ahora estoy
dispuesto a ser maldecido con toda la maldición que viene como resultado de no poder
cumplir la ley, porque yo quiero librar a la humanidad de esa maldición.

Por eso, usted tiene que entender que Jesús le dijo los suyos, "a mi Padre le ha placido daros
el Reino". Y suena muy bonito...Y nosotros nos agarramos de esa Palabra y decimos ¡qué
tremendo, Dios me dio el Reino! Sí, pero usted tiene que entender también lo que significa
que el Padre nos haya dado el Reino, porque no podríamos tener el Reino sin un Jesús que
se hubiera hecho maldito por nosotros.

Si Jesús no se hacía maldito por nosotros, Dios el Padre no nos podría haber dado nada. Por
eso, usted tiene que entender que cuando nos acercamos a Dios es porque tenemos una
base y esa base es la fe en la obra que Jesucristo ha hecho por nosotros, no me justifico a mi
mismo por ninguna obra por más bonita que sea, por más linda que esté a los ojos de los
hombres, por más que esa obra pueda ser alabada por muchos, no me puedo justificar, no
tiene esa obra el poder de justificarme, porque lo único que me justifica es mi fe en la obra de
Jesús que se hizo maldito por mí para hacerme libre de la maldición que me tocaba a mí. Por
eso, después dice:

“Así sucedió, para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham
llegara a las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa.”
Gálatas 3:14

Ahora, yo quiero que usted entienda, voy a leer ahora y no se aparte de Gálatas, si usted
quiere leer ahora deje una marquita en Gálatas para regresar, pero vamos a ir a Génesis el
capítulo 12, es algo bastante conocido seguramente por la gran mayoría, pero yo necesito leer
Génesis capítulo 12, voy a leer desde el versículo 1 para que usted entienda de qué estamos
hablando que pudiera llegar a las naciones la promesa hecha a Abram. Dice:

“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu


padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y
engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los
que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Génesis 12:1-4

En Abram Dios hizo una promesa, Dios a Abram hombre le hizo una promesa, le dijo, mira: En
ti, en tu persona, Yo voy a bendecir a todas las familias de la Tierra, en todo lugar y en todo
tiempo todas las familias de la Tierra van a ser bendecidas en ti. Por eso, en Gálatas leímos
que esa promesa de Abram a través de Cristo y a través de nuestra fe en Cristo se hace real y
se hace evidente en todas las naciones. ¿Por qué? Porque ¿qué caracterizó a Abram, cuál
fue la característica que tuvo Abram ante Dios? Fe.

Justamente, Abram fue justificado ante Dios por la fe, Abram no tenía ley, la ley llegó,
después lo vamos a leer, 430 años después, quiere decir, que él no conocía la ley, pero él le
creyó a Dios en todas las áreas de su vida y en todo lo que Dios le dijo y le prometió de tal
manera, que Dios pudo ver esa fe y decir, tú has sembrado algo Abram, por tu actitud ante mí
y esa siembra va a ser cosechada por todas las familias de la Tierra, Yo voy a bendecir a
todos por tu acción, por tu actitud de fe ante Mí.

Por eso, usted tiene que entender que cuando Gálatas está hablando de Cristo y de la obra
de Cristo y que por la fe nosotros creemos en Cristo, usted tiene que entender entonces, que
esa promesa hecha a Abram se puede cumplir sólo a través de Cristo, porque si usted piensa
en Abram en sí mismo, todas las familias de la Tierra en ese tiempo, en Abram no fueron
bendecidas, apenas comenzó la historia con Abram, es más, cuando recibió esta promesa ni
siquiera el hijo todavía tenía, quiere decir, que tenía que pasar mucho rato y recorrer mucho
camino para que fuera una realidad de que en Abram serían benditas todas las familias de la
Tierra. Pero ¿sabe qué? Aunque Abram se hubiera llenado de hijos y hubiera llenado la Tierra
con sus hijos, aún así la promesa no podría haber cumplido.

Para que se cumpliera la promesa era necesaria la intervención de Jesucristo, sin Jesucristo
la promesa no se podía cumplir. Ahora, ¿sabe lo que significa para nosotros esto hoy? Que
nosotros no siendo pueblo escogido, pueblo elegido de Dios según la ley, según lo que Dios
había establecido en un principio, como Abraham estaba sin ley, Dios pudo hacerle una
promesa por su actitud y por su fe. Pero esa promesa abarcaría todas las naciones y haría
que la familia escogida de Dios, que el pueblo escogido de Dios no sólo fuera Israel, por la
actitud de Abraham. Por la actitud de Abram Dios dijo: todos los que tengan fe en Mí van a
poder ser mi pueblo escogido.

Quiere decir, que nosotros somos parte de ese pueblo escogido por la actitud que tuvo
Abraham y porque Dios dio una Palabra. Dios dio una Palabra que trasciende, absolutamente,
cualquier edad, porque esa Palabra hoy nos llega a nosotros y va recayendo sobre todo aquél
hombre y aquella mujer que crea en Jesucristo con todo su ser.

Por eso, usted tiene que entender que, cuando Dios dice algo y da una Palabra, esa Palabra
trasciende tiempos y edades. Usted no puede escuchar una Palabra y decir bueno, una
Palabra de Dios, qué bonita y qué linda... No, usted tiene que saber que Dios está
comprometiéndose a sí mismo cuando da una Palabra; y esa Palabra, podrán pasar muchas
cosas, pero Dios la ha enviado para que se cumpla conforme a su voluntad, posiblemente, no
con las personas adecuadas, no con las personas interesadas en un principio, sino con otros
porque unos creyeron y otros no, pero la Palabra, por ser de Dios, siempre se cumple.

Hoy nosotros, después de miles de años estamos disfrutando de la promesa que Dios le hizo
a Abraham, ¿por qué? porque nosotros creímos a la manera que creyó Abraham. Ahora,
quiero regresar a Gálatas y avanzamos con el versículo 15 de Gálatas 3, dice el versículo 15,
vuelvo a leerlo en Nueva Versión Internacional:

“Hermanos, voy a ponerles un ejemplo: aun en el caso de un pacto humano, nadie


puede anularlo ni añadirle nada una vez que ha sido ratificado. Ahora bien, las
promesas se le hicieron a Abraham y a su descendencia. La Escritura no dice: «y a los
descendientes», como refiriéndose a muchos, sino: «y a tu descendencia», dando a
entender uno solo, que es Cristo. Lo que quiero decir es esto: La ley, que vino
cuatrocientos treinta años después, no anula el pacto que Dios había ratificado
previamente; de haber sido así, quedaría sin efecto la promesa. Si la herencia se basa
en la ley, ya no se basa en la promesa; pero Dios se la concedió gratuitamente a
Abraham mediante una promesa.” Gálatas 3:15-19

A ver, me detengo, vamos a pensar esto por un ratito, lo que está diciendo la Palabra es que
cuando Dios le estaba dando una promesa a Abraham le estaba hablando de su
descendencia, y lo que dice Pablo, por inspiración del Espíritu Santo, es que no estaba
hablando de muchos, que estaba hablando de uno. Esa promesa se iba a cumplir en uno,
¿quién es ese uno? Cristo. Solamente en Cristo se podía cumplir la promesa, al cumplirse la
promesa en Cristo, entonces, la herencia que venía de Dios prometida a Abraham iba a tener
efecto.

Ahora bien, no podía tener efecto esa promesa ni esa herencia si se interponía la ley, por eso,
Dios le hizo la promesa a Abraham antes de la ley y luego puso la ley para que el hombre
supiera lo que a Dios le agradaba y lo que a Dios no le agradaba y lo que el hombre tenía
adentro de maldad. Pero la ley no era base para obtener la promesa, por eso, era ridículo que
los judíos intentaran obtener la promesa de Dios diciendo que ellos descendían de Abraham y
que venían de ahí, pero agarrados a la ley, era imposible, porque la ley no les permitía tomar
la herencia.
Esto es lo mismo que si hubiera una herencia humana, hay una herencia, hay un papel que
marca cual es la herencia, quién es la persona que está heredando y quién es la persona que
recibe la herencia. Usted es el hijo o la hija que recibe la herencia, imaginemos, y de pronto
aparece otro hijo u otra hija que dice, no, pero yo también soy hijo acá tengo mi acta de
nacimiento, así que yo soy hijo de fulano de tal y por ser hijo, a mí me corresponde la
herencia. Sí, pero ¿sabe cuál es el problema? Que la herencia ya fue establecida y ya hay un
escrito que dice, fulano de tal deja esta herencia a mengano, por más que aparezca otro, ya
está determinado a quien le corresponde la herencia.

Israel no podía obtener la herencia a través de la ley porque ya estaba escrito de parte de
Dios, esta promesa hecha a Abraham que implica una herencia, tiene a alguien, un nombre
que va a poder recibir la herencia, ese nombre es Cristo, se interponga quien se interponga,
quieran los demás argumentar y decir que a ellos les corresponde porque siguen la ley, ya
está establecido, esa herencia tiene nombre, es para una sola persona, se llama Cristo.

Por eso, ni usted ni yo podemos tomar la herencia si queremos agradar a Dios por las obras
de la carne, siendo muy buenos para con Dios, sólo a través de Cristo podemos tomar esa
herencia.

“Entonces, ¿cuál era el propósito de la ley? Fue añadida por causa de las
transgresiones hasta que viniera la descendencia a la cual se hizo la promesa. La ley se
promulgó por medio de ángeles, por conducto de un mediador. O sea, Moisés...Ahora
bien, no hace falta mediador si hay una sola parte, y sin embargo Dios es uno solo. Si
esto es así, ¿estará la ley en contra de las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Si
se hubiera promulgado una ley capaz de dar vida, entonces sí que la justicia se basaría
en la ley. Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para
que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen.” Gálatas
3:19-23

¿Por qué Dios le hizo la promesa a Abraham? No, porque Abraham fue diferente a otro ser
humano en sí mismo, no porque Abraham era menos pecador, ¿por qué se la hizo a Abraham y
no se la hizo a otro ser humano? ¿Por qué le hizo la promesa a él? Porque Abraham tuvo la
actitud que Dios estaba esperando en un hombre para poder soltar una Palabra, prometer algo
que cambiaría las naciones y establecer, ésta es mi herencia, Dios necesitó ver la actitud de un
hombre como Abraham y cuando la encontró, dijo: tú eres ese hombre, a ti ahora te puedo
hacer la promesa, ahora tú eres capaz de que yo te diga cuál es mi plan, en ti, en tu actitud, en
tu fe serán benditas todas las familias de la Tierra. Pero eso, será cuando yo envíe a Aquél que
puede recibir esta herencia, pero necesito a alguien a quien yo le pueda prometer.
Por eso mi hermano, la vida en el Señor es por fe y para fe, por más que yo me mate tratando
de agradar a Dios, de hacer las cosas bien, de honrarlo en todos los aspectos, de tener mi
vida armadita y decir, yo ya sé cuál es el paso uno, dos y tres para honrar a Dios, no funciona,
porque para que Dios pueda hacerte una promesa tiene que ver tu actitud de fe. Cuando tu fe
está en el piso y todo lo que haces está basado en tu percepción, en tu pensamiento, en tus
ideas, en tus habilidades y en tus fuerzas, Dios no te puede prometer nada... nada.

Por eso, a veces tenemos conflictos con Dios, ¿sabe por qué? Porque nosotros queremos
hacer las cosas a nuestro antojo y le decimos a Dios, yo ya tengo el plan... es así... así yo
creo que está bien delante de ti y creo que Tú lo vas a bendecir de esta manera. Y Dios dice:
Yo jamás podría bendecirlo de esa manera, porque aparentemente está bien pero no es de
acuerdo a la fe, te estás moviendo de acuerdo a tus fuerzas, y como te estás moviendo de
acuerdo a tus fuerzas, no esperes que yo te prometa nada, no hay nada que puedas recibir.

Dios necesitó a una persona como Abraham para hacerle una promesa, y luego necesitó a
una persona como Cristo para cumplir la promesa y para que exista una herencia. Déjeme
leer un poquito más, quiero leer desde el versículo 23, que dice:

“Antes de venir esta fe, la ley nos tenía presos, encerrados hasta que la fe se revelara.
Así que la ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo, para que
fuéramos justificados por la fe. Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos sujetos
al guía.” Gálatas 3:23-25

Quiere decir que lo que la ley decía, ¿sabe para que lo usó Dios? Para ponerlo de guía. La
ley era la que iba delante de nosotros diciendo por acá, éste es el camino, fíjate, ¿hiciste
esto? Está mal delante de Dios, ¿hiciste aquello? Está mal delante de Dios, ¿hiciste lo otro?
Eres pecador, recuérdalo, de bueno no tienes nada. Y la ley estaba todo el tiempo así
guiándonos, ¿ves esto? Está mal, en esto te equivocaste también, esto lo quisiste hacerlo
bien pero te salió mal otra vez, entonces nos iba conduciendo, ¿para qué? ¿Para llevarnos a
dónde? Para llevarnos a Cristo.

La ley nos mostró quién era Cristo, para que cuando llegáramos a Cristo pudiéramos decir yo
lo necesito, yo tengo que entregarle mi vida a Él, yo no puedo vivir como he vivido hasta
ahora, para eso sirvió la ley, como un guía que nos condujo a Cristo. Por eso, toda vez que yo
quiera tomar una guía para, —que esto se hace... esto no se hace... esto está bien... esto está
mal... así es mi vida... así la armé.... así agrado a Dios—, no voy a poder. ¿Sabe dónde voy a
tener que terminar siempre? En Cristo.

Por eso, muchas veces cuando armamos cosas en nuestra vida y hacemos y planeamos, nos
damos la cabeza contra la pared, y Dios lo permite ¿Sabe por qué? Porque es la única
manera que nos volvamos a encontrar con Cristo. ¿O nunca le pasó a usted que después de
haber hecho todo y haber planeado todo, tiene que volver a arrepentirse? y decirle, Señor
perdón porque yo hice todo y armé todo, pero como a mí me pareció, y Tú no estuviste en
medio de este asunto jamás, así que te entrego esto, vuelvo otra vez a Ti, donde tendría que
haber empezado.

Por eso, a mí me preocupa cuando en nuestra vida en vez de haber un gozo, una alegría que
es natural en los hijos de Dios siempre hay preocupación, siempre hay una cara un poco
triste, siempre hay un pesar. ¿Sabe por qué? Porque eso habla de que no estamos yendo a
Cristo, no hay fe, lo acaba de decir el hermano (bajito lo dijo) pero es así ¡no hay fe! No
estamos viviendo la vida en el Señor a través de la fe, parece que la vivimos en el Señor, pero
con nuestra fuerza, entonces, en vez de estar aquí explotando por Dios, felices en el Señor,
pisando nuestras circunstancias, las circunstancias nos aplastan a nosotros, y si cantamos las
circunstancias no me mueven a mí. No, no me mueven ¡me aplastan! La canción está bien, no
me mueven, me aplastan porque no hay una vida de fe, cuando hay una vida de fe, mi
hermano, ¿sabe lo que se siente? lo que usted sintió el domingo pasado cuando usted salió a
predicar, hay un gozo sobrenatural.

¿Alguien puede frenar ese gozo? Cuando uno está compartiendo, ¿usted se acordó de los
problemas? ¿Tuvieron algún valor los problemas? ¿Pesaron mucho en su corazón? Cuando
usted veía que la gente recibía la Palabra, y usted compartía y que podían conversar ¿usted
se acordó de los problemas? ¿Sabe por qué? Porque eso es un acto de fe. Que yo me
acerque a alguien que no conozco y que esa persona no conoce al Señor, que yo le diga:
Dios te ama y tu vida puede ser completamente transformada pero requiere de una sola cosa:
conocer a Jesucristo. Que yo lo haga es un acto de fe, yo creo en la obra sobrenatural del
Espíritu de Dios que lo va a convencer a él de que tiene que escucharme lo que tengo para
decirle y nadie lo va a mover de ahí. ¡Eso es un acto de fe! Por eso funciona, porque usamos
fe para predicar el evangelio.

Por eso, mi hermano, cuando la cosa está más o menos y la cara está más larga que la túnica
que nos ponemos para presentar el corderito al Señor, es porque no estamos viviendo una
vida de fe, estamos viviendo una vida natural... natural. Y a veces la fe nos hace estar como
parados arriba de un hilito, ¿y ahora como haré y cómo será? Pero, pero uno sabe que el
Señor está allí y el gozo no se pierde, al contrario, en vez de haber ansiedad y nerviosismo
hay expectativa. Aunque uno no sepa lo que va a venir, tiene expectativa ¿sí o no? ¿Nunca le
pasó que usted no sabe como Dios va a hacer algo, pero usted está orando y confía en el
Señor? Usted no tiene ni idea, y si lo mira humanamente parece una locura, ¿pero usted está
triste o tiene expectativa? Siempre uno tiene expectativa cuando camina por fe.
Cuando uno no camina por fe, siempre va a haber tristeza, porque no fuiste creado en Cristo
Jesús para andar por la fuerza de tu voluntad ni de tu carne, fuiste creado en Cristo Jesús
para andar por fe. Por eso, es lo que estamos leyendo en la Palabra dice, que la ley vino a ser
nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo para que fuéramos justificados por la fe, y
dice:

“Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos sujetos al guía.” Gálatas 3:25

Cuando llegó la fe a nuestra vida, nunca más, nunca más podemos agarrarnos de un guía, ya
no habrá guía que nos conduzca porque ahora ya sabemos cuál es el conductor: la fe. La fe
es la que nos conduce a Cristo, todo el tiempo de nuestra vida. Ahora, quiero leer un poquito
más, sigo leyendo desde el versículo 26, fíjense lo que dice:

“Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que
han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego,
esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús.
Y si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según
la promesa.” Gálatas 3:26-29

Hay algo muy interesante que usted tiene que entender aquí, porque dice: Todos ustedes
son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, pero esta palabra hijo no habla de un
hijo niño. Hay por lo menos dos palabras en griego en el Nuevo Testamento para referirse a
hijo, ésta es una de ellas, la otra se encuentra abundantemente, en el evangelio de Juan, pero
la otra tiene que ver con un hijo niño.

Esta palabra hijo, en el original, tiene que ver con un hijo adulto, con un hijo maduro, con un
hijo que conoce a su padre, pero que tiene la capacidad de responder a lo que su padre le ha
delegado. Dice: “Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque
todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.” Gálatas 3:26.

Quiere decir, que cuando nos bautizamos, una de las cosas más sorprendentes y
sobrenaturales que nos ocurren, es que a partir de ese momento la Palabra dice que estamos
revestidos de Cristo. O sea, es como que se nos pone un traje que nos cubre por completo y
ese traje es Cristo mismo, estamos revestidos de Él.

Quiere decir, que todas nuestras acciones, nuestros pensamientos, nuestras palabras,
nuestros caminos, nuestras decisiones, todo tiene que ver con la voluntad de Cristo, porque
es Cristo no sólo el que está en nosotros, el que nos ha revestido para que andemos
conforme a la voluntad de Dios. Y por eso, después agrega no hay ni varón, ni mujer, ni
esclavo, ni libre, ni griego, ni gentil... ¿sabe por qué? Porque en Cristo no hay distinción ni
categoría. En Cristo no hay distinción ni categoría.
Muchas veces usted posiblemente dijo o escuchó: yo no puedo esto en el Señor porque mi
marido aquello... es que yo no puedo porque mi esposa... es que yo no puedo porque mis
hijos, estoy siempre... Pareciera que siempre hay algo o alguien que me impide hacer la
voluntad de Dios porque se mete en el camino, y siempre me pone un piecito para que yo me
vaya de boca al piso.

En Cristo, no hay ni varón, ni mujer, ni esclavo, ni libre, ni griego, ni judío, a ti nadie te puede
detener para honrar a Dios con todo tu ser. Cuando tú dices, es que no puedo por esto o por
aquel, es un síntoma más de que no estamos caminando en fe. Eso es todo, no tiene más
misterio el asunto, ni otra explicación. La fe que yo debía desarrollar la dejé muerta, apagada
y le echo la culpa a alguien más, porque no me voy a atrever a decir que no tengo fe.

Entonces, para justificar mi falta de fe, digo no puedo por... y le pongo nombre y apellido a la
persona que me está entorpeciendo. ¿Pero sabes cuál es la realidad? Que en Cristo, como tú
estás revestido de Cristo, nada ni nadie te puede apartar de Él y de hacer su perfecta
voluntad. Quiere decir que todo a tu alrededor se puede venir abajo, pero Dios va a buscar
una actitud tuya. Por eso, le pudo hacer la promesa a Abraham, fue uno, hasta lo sacó de su
tierra y de su parentela, fue uno, uno solo. Uno solo que le creyó a Dios, que actuó con fe, y
que Dios le pudo hacer la promesa.

Ahora, ni hablar cuando tú como varón, como mujer, esposo, esposa, padre, madre, tú tienes
una actitud de fe para con Dios, tú estás sentando un precedente y abriendo un camino para
los que vienen detrás tuyo y estás marcando la pauta de cuál es tu prioridad. Si los demás no
quieren ya es un problema de los demás, pero tú ya estás marcando la pauta, tú estás
diciendo quien es el más importante en tu vida, a quién amas por encima de todas las cosas,
estás marcando una pauta. Y dice después, al final del 28:

“(...) Sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. Y si ustedes pertenecen a
Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa.” Gálatas
3:28b-29

Fíjense, primero dice, ustedes son uno solo en Cristo. Cuando dice: uno solo en Cristo, ¿de
quién está hablando? De la Iglesia, del Cuerpo, ustedes son uno solo, Dios no está hablando
de individuos solamente aquí, que mi actitud de fe es personal ante Dios, eso es verdad, pero
ahora Dios está diciendo:

Todos ustedes que viven por la fe, todos ustedes son uno solo en Cristo y si son uno en
Cristo, entonces son descendientes de Abraham y son herederos de la promesa. Porque,
¿quién era verdaderamente el heredero? ¿Quién era el que iba a recibir la herencia? Cristo. Y
si estamos revestidos de Cristo y somos su Cuerpo, somos Cristo.
Así es, aunque suene muy asustadizo el asunto, somos Cristo sobre la Tierra. La promesa de
Dios, la herencia de Dios se la ha prometido a Cristo, por lo tanto, su Iglesia la puede disfrutar.
Por eso, cuando Jesús estaba diciendo: a mi Padre le ha parecido bien, ha sido su perfecta
voluntad darles el Reino, Jesús no le estaba hablando a un grupito de doce, Jesús estaba
hablándole a la Iglesia.

¡A ustedes Iglesia mi Padre le ha parecido bien darles el Reino porque ustedes después de
toda mi obra completa, ustedes serán uno conmigo y serán la manifestación mía sobre la
Tierra! Quiere decir, que el Cristo que yo seré glorificado, sentado a la diestra de Dios, lo seré
en la Tierra manifestado en medio de las naciones a través de ustedes. Ustedes van a poder
poseer lo que mi Padre le prometió a Abraham.

¿Se da cuenta Iglesia? Quiere decir, que lo que hay para nosotros es mucho más que las
circunstancias y problemas que tenemos, es tonto seguir dándole vuelta a los asuntos, es
tonto negarse a la transformación del Espíritu Santo en nuestra vida, es tonto no permitir el
gobierno del Espíritu de Dios, es tonto de pronto deprimirnos porque estamos mal, tuve una
mala semana... Eso no existe para los que andamos en fe, para los que honramos a Dios con
todo nuestro ser, para los que sabemos que somos uno, porque ahí mi unidad espiritual con
usted me afecta, o lo afecta si alguno de los dos andamos mal. Por eso, usted entienda esto,
mire yo le voy a leer algunas cosas en Génesis, otra vez, no se vaya de Gálatas pero vamos a
Génesis 13:15 que dice... le sigue hablando Dios a Abraham:

“Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia...para un ratito ¿No? para
siempre...toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre" Génesis
13:15

Por eso, usted puede ahora entender por qué Jesucristo todavía no regresó por segunda vez,
porque hasta que la Iglesia no sea una, camine en fe, honre a Dios y pueda tomar la herencia,
Jesucristo no puede venir. ¿Usted se da cuenta? Por eso estamos sentados aquí pero
estamos siendo entrenados aquí para ser esta Iglesia y para rescatar a quien Dios ha decidido
rescatar para que sean parte de la Iglesia de Jesucristo, no de “Generación en Conquista
Miami”, estamos hablando de la Iglesia de Jesucristo, la que está en todo el mundo, la
verdadera, la que honra a Dios con su vida, la que vive y camina por fe, ¡esa Iglesia!

Por eso usted tiene que entender que mi vida de fe es absolutamente importante para Dios,
porque como miembro del Cuerpo Dios está viendo mi vida y mi actitud de fe para que todo el
Cuerpo como uno pueda arrebatar la promesa que Dios le hizo a Abraham y que se cumplió
en Cristo. Por eso quiero volver a Gálatas para terminar, con el capítulo 4, dónde nos
quedamos, versículo 1 y lo sigo leyendo en la Nueva Versión Internacional, que dice:
“En otras palabras, mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un
esclavo, a pesar de ser dueño de todo. Al contrario, está bajo el cuidado de tutores y
administradores hasta la fecha fijada por su padre. Así también nosotros, cuando
éramos menores, estábamos esclavizados por los principios de este mundo. Pero
cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la
ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como
hijos. Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su
Hijo, que clama: «¡Abba! ¡Padre!» Así que ya no eres esclavo sino hijo; y como eres
hijo, Dios te ha hecho también heredero.” Gálatas 4:1-8

Entienda esto, la Palabra está diciendo, cuando el heredero es niño todavía no puede tomar lo
que le corresponde. ¿Por qué? Porque todavía no está capacitado, el padre establece un
tiempo, cuando dice, ya ahora es adulto, es mayor de edad, ahora está capacitado a tomar la
herencia; por tanto, hasta tal edad no va a poder tomar la herencia porque todavía es niño y
mientras es niño tiene personas que lo guían, esos tutores que lo educan, lo enseñan, tienen
administradores que son mayordomos que el padre ha puesto para el cuidado de la vida de
ese niño. Pero fíjese, cuando habla de nosotros como esos niños, ¿dice que estábamos en
Cristo? Fíjese en el pasaje:

“Así también nosotros, cuando éramos menores, estábamos esclavizados por los
principios de este mundo. Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido
de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que
fuéramos adoptados como hijos. Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros
corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba! ¡Padre!» Así que ya no eres
esclavo sino hijo; y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero.” Gálatas 4:3-8

¿Sabe lo que le quiero mostrar? Que a veces nos justificamos que somos hijos pero que
todavía somos inmaduros, pero no es la idea de Dios, porque lo que está diciendo la Palabra
es que éramos esos hijos que ya estábamos en la mente de Dios como hijos pero menores y
no nos diferenciábamos en nada del esclavo. ¿Por qué? Porque no teníamos capacidad para
tomar ninguna herencia. O sea que el esclavo y yo, hijo menor incapaz, no podemos ninguno
de los dos tomar, él porque es esclavo porque no le corresponde y yo porque no tengo
capacidad de tomar la herencia.

Pero dice, que fuimos esos niños menores cuando seguíamos los principios de este mundo,
los rudimentos de este mundo, pero cuando vino Cristo, ahora por la fe en Él fuimos
adoptados como hijos, directamente como hijos adultos, hijos mayores, hijos capacitados para
tomar la herencia. Por eso, antes dijo que cuando fuimos bautizados fuimos revestidos de
Cristo.
Mi hermano, yo te quiero sacar una idea de la cabeza: es que yo todavía no puedo... no sé...
es que soy muy incapaz... Eso sería tanto como decir, estamos hablando de herencia, no
vamos a mezclar los contextos, eso sería tanto como decir, que Dios todavía no me hizo
completo, que todavía me falta y como me falta yo no puedo heredar nada y no puedo recibir
nada de Dios, y la Palabra no establece eso.

La Palabra establece que cuando fuimos adoptados como hijos, para Dios somos hijos
adultos capaces de heredar lo que Él nos ha dado porque con Cristo nos dio todo, nos revistió
de Cristo para que ya no tenga poder nuestra naturaleza humana, nuestro viejo hombre ni el
pecado que nos habitaba porque eso aun fue arrancado.

Quiere decir, que ahora como hijos somos hijos adultos, todo lo demás se llama excusas.
Excusas... no puedo... no sé... no soy capaz... apenas estoy empezando... es que tengo
muchos problemas, todo se llama excusas, para Dios somos hijos adultos capaces de
heredar. Fuimos niños menores, cuando todavía seguíamos los principios de este mundo pero
cuando por la fe en Cristo nos entregamos a Él y creímos en Él somos hijos adultos que pueden
conquistar, que pueden tomar.

Ahora, yo quiero que piense usted en una cosa, cuando recibimos algo como una herencia no
sólo hay privilegios también hay responsabilidades. Imagínese que un padre o madre le deja
como herencia una empresa, una empresa muy buena que está funcionando muy bien que
genera mucho dinero y usted es el heredero de esa empresa. Cuando la recibe, la empresa
está marchando perfectamente bien, todo funciona bien y sigue generando mucho dinero.
Usted ha recibido un privilegio, ¿no? Porque usted no trabajó para esa empresa, su papá
posiblemente trabajó y levantó esa empresa, pero usted recibe el beneficio del trabajo de su
papá.

Ahora, ¿usted sólo recibió un beneficio? ¿Recibió sólo un beneficio? ¿Qué recibió además del
beneficio? Responsabilidad. ¿Por qué? Usted va a tener que hacer algo, ¿o no va a tener que
hacer nada con la empresa que recibió? Si usted no se ocupa de esa empresa, lo que a su
papá posiblemente le costó toda la vida levantar y que fuera una empresa próspera, usted en
dos meses lo derriba y lo echa abajo.

Lo mismo ocurre con la herencia que Dios nos ha dejado. Jesús dijo: a mi Padre le pareció
bien darles el Reino, el Reino es de ustedes, es un enorme privilegio, pero el privilegio implica
una enorme responsabilidad, yo tengo que ocuparme del Reino, tengo que trabajar por y para
él, tengo que hacer que el Reino sea productivo en esta Tierra, tengo que generar más
ingresos para este Reino y no me estoy refiriendo a economía, me estoy refiriendo a hombres
y mujeres que se sumen a este Reino. Lo recibí gratis, no me costó nada, otro trabajó, otro fue
hecho maldito para que yo recibiera este privilegio pero recibir el privilegio implica una
responsabilidad.

Por eso, a veces decimos es que el Señor me está dando duro y está trabajando conmigo y
se está metiendo en esas áreas, si usted supiera pastor como me duele... Es una tontería,
estamos comparando el maní, cacahuate o como le llame usted en su país, que tengo en el
piso y que se me cayó, y es tan importante comparado a todo el Reino que Dios me ha dado,
no tiene comparación.

Mi hermano, claro que Dios le va a seguir dando hasta por abajo de la lengua y a mí también,
y le tengo una noticia, eso va a ser hasta el día que veamos a Cristo, hasta el día en que nos
encontremos con Él, el Señor seguirá trabajando con nuestras vidas, entiéndalo. Cuanto más
le conocemos más el Señor sigue haciendo en nosotros para que sea más Él y menos
nosotros, para que la gloria se haga manifiesta de su parte y no de nuestra habilidad. Siempre
será así ¿sabe por qué? Porque el privilegio de haber recibido el Reino implica la
responsabilidad de que el Reino funcione en nuestras vidas.

Iglesia, estamos en un tiempo, lo dijo el pastor, muy crucial en esta humanidad las cosas, la
verdad que están cabeza para abajo y patas para arriba, está todo dado vuelta, está todo al
revés. Yo a veces pienso, por ejemplo, en una mujer como María Angélica, cuando ella
recordará sus años de juventud, las cosas que hoy ella escucha en la televisión jamás se
imaginó cuando era joven o niña en escucharlas alguna vez, y hoy son normales.
Seguramente cuando lleguemos a su edad nos va a pasar lo mismo.

Y hoy estamos hablando de cosas serias y cuando lleguemos a la edad de ella digamos, pero
nunca me imaginé que iban a estar pasando estas cosas en el mundo. Pero mientras el
mundo está así nosotros seguimos ocupados en nuestros problemas, en rehusarnos a que
Dios toque aquello que todavía nos duele, en que Dios quiera cambiar y transformar ese
asunto, en rehusarnos a depositar fe en lo que Él dice aunque me parezca una locura y Dios
me lo dice... y pero esto no puede ser... jamás podría ser así... y me paro ahí y soy más fuerte
que quien sea, porque para mí no puede ser aunque lo diga Dios...

Iglesia, si recibiste un Reino, Dios te va a dar, y te va a dar, y te va a cambiar, y te va a


transformar, y te va a arrancar cosas para ponerte lo que viene de Él porque hay una
responsabilidad en nuestras manos. Que el Reino se haga manifiesto en medio de nosotros y
en nuestras vidas.

Si el Reino no está en casa no sirve, tendrá que haber alguien en casa que salte y que diga,
aquí en esta área no se está viendo el Reino de Dios, pero nuestra herencia es el Reino, no lo
que estamos viendo y lo que estamos haciendo. Estamos actuando de acuerdo a nuestra
cultura, de acuerdo a nuestro pensamiento, pero ése no es el Reino y nuestra herencia es el
Reino. Alguien se tiene que poner violento con esas cosas en casa, alguien lo tiene que
hacer, porque ese Reino que yo viva en casa es el mismo Reino que voy a transmitir cuando
voy a predicar.

El concierto del garaje seguramente estuvo extraordinario y lo seguirá estando en los lugares
donde se presente, pero ahora se hizo una invitación para el próximo martes, ¿no? Pero
ahora a esa gente hay que mostrarle el Reino. Ahora el encargado de mostrarle el Reino
tendrá que vivir el Reino, porque ahora no es solo sentarse con la persona y leerle La historia
de Nikhos. Mi hermano, eso es sólo una herramienta. Que yo sepa manejar un destornillador
no me hace electricista, que usted sepa manejar La historia de Nikhos no lo hace alguien que
muestra el Reino en la vida diaria, ¿me está entendiendo?

Por eso, al Señor le ha parecido bien darnos el Reino, no lo ha negado, en realidad Dios no
nos ha negado nada de lo que tiene, ¿usted se da cuenta? Nada, no se quedó con nada,
empezó dándonos a Cristo y terminó dándonos el Reino. ¿Qué más le podemos pedir a Dios?
No hay nada más que le podamos pedir a Dios, nos entregó todo, absolutamente todo, no hay
nada más que nos pueda dar.

Pero ahora Él también determinó que éramos hijos adultos, hijos que estábamos capacitados
para tomar la herencia y para hacerla producir, que no sólo íbamos a gozarnos con el
privilegio de recibir la herencia sino que íbamos a asumir la responsabilidad de esa herencia,
íbamos a mostrarla, íbamos a manifestarla, íbamos a hacer todo lo que fuera necesario para
que ese Reino se haga manifiesto, porque somos Cristo en la Tierra, sin nosotros no existe
Cristo en la Tierra, es así.

Yo sé que siempre en el Señor hay nuevos desafíos y vienen nuevos tiempos pero yo sé que
el 2008 tiene que traer de parte de Dios muchas cosas para nuestras vidas como iglesia local,
muchas cosas y muchos desafíos, pero cada uno de nosotros tiene que aprender a ser un hijo
maduro en el Reino, que sabe hacer lo que tiene que hacer para Dios, que deja a un lado lo
que no sirve para tomarse de lo que sirve para vivir y caminar por fe la vida que Él nos ha
dado.

Mi hermano, Dios ha dado apenas algunas muestras de lo que esta iglesia puede hacer en
medio de esta comunidad, apenas algunas muestras. Y a nuestro entendimiento podríamos
decir, es que en Miami es muy difícil, tú no le puedes decir a nadie acerca de Cristo, en Miami
porque son terribles, no te quieren escuchar... Y el domingo pasado Dios, creo que con
guante blanco y una bofetada de esas, nos dijo: ¿no te van a escuchar? Si Yo te envío ¡claro
que te van a escuchar! Si Yo estoy contigo ¿quién puede estar en contra tuya? Claro que te
van a escuchar, no sólo te van a escuchar, van a abrir su corazón, no sólo van a abrir su
corazón, te van a pedir que por favor les muestres a Cristo, necesitan cambiar.

Dios nos está considerando hijos maduros, hijos adultos que saben la herencia que han
recibido y la saben administrar. Así que, iglesia ya no luches, desenreda tus pies de esos
asuntos que no valen la pena, más bien, en los asuntos que hay que obedecer, es muy
sencillo, obedece y haz lo que tengas que hacer, no le des más vueltas, no le sigas
explicando a Dios que por esto, y por aquello y por el otro, y que no puedes, y que te ha
costado mucho, y que tu manera de ser y de pensar, y que la esposa, y que los hijos... Ya no
le expliques más nada a Dios. Obedece, haz lo que tienes que hacer y toma tu parte en esta
herencia para vivirla primero y para manifestarla después.

Así que, yo quiero orar pero con todos y por todos, porque esto es parte de todo, hoy no
podría decirle a usted que alguno se ponga de pie, el que lo decida. Mire, si usted no va a
decidir vivir para el Reino ya empezamos mal, vuelvo... vuelvo le pido al pastor que me vuelva
a presentar y vuelvo a empezar porque no tendría sentido, si estamos acá, es porque somos
parte de esto, todos los que estamos aquí somos parte, los nenitos que están allí adentro son
parte, para eso están siendo entrenados, allá no se está entreteniendo a nuestros hijos, allá
se los está entrenando.

Hay un Reino que manifestar y hay un mundo que salvar. Por eso fíjese, cuando Dios le habló
a Abraham le dijo: en ti serán benditas todas las familias de la Tierra. Y le dijo: ¿ves toda esta
tierra? Te la daré a ti y a tu descendencia. Quiere decir, que hay algo para conquistar pero
hay familias para bendecir. ¿Cómo van a ser bendecidas las familias de la Tierra hoy? A
través de la Iglesia.

Hermanos, somos nosotros los que bendecimos las familias de la Tierra, si no somos nosotros
nadie más las puede bendecir ¿se da cuenta? Quiere decir que el mundo está esperando ser
bendecido por Dios a través de la Iglesia. Así que imagínese lo que nos espera.
Vamos a orar:

Padre, te agradecemos en esta tarde por tu Palabra y por tu Espíritu Santo. Gracias
porque tu Palabra siempre es muy clara y es eficaz para mostrarnos tu voluntad
perfecta, para mostrarnos tus planes desde el principio Señor. Y nos asombra ver como
planeaste las cosas con tanta delicadeza, con tantos detalles que cuando Tú, Padre,
estabas prometiéndole a Abraham que en él serían bendecidas todas las familias de la
Tierra, al mismo tiempo, Tú estabas viendo a Cristo morir en la cruz, al mismo tiempo lo
estabas viendo glorificado, y al mismo tiempo estabas viendo a la Iglesia
manifestándose en esta Tierra.
Te alabamos Señor, porque pensaste en nosotros cuando ni siquiera estábamos en la
mente de Abraham, ni él se podía imaginar que íbamos a existir. Señor te honramos
porque eres perfecto en todos tus caminos Señor, eres perfecto en todos tus caminos. Y
hoy Señor sin esforzarnos, sin hacer nada de nuestra parte, sin haberte nosotros hecho
promesas, a Ti hoy estamos recibiendo una herencia que jamás podíamos imaginarnos
recibir.

Por eso, Señor, volvemos a confirmar y a decir delante de Ti que no nos podrías haber
dado más porque en realidad lo diste todo. ¿Qué más te podríamos pedir Señor?
Absolutamente, todo lo que era tuyo, todo lo que Tú tenías no lo negaste, no lo
retuviste, sino que lo diste por entero para cada uno de nosotros.

Te honramos Señor porque aun la fe que hemos depositado en Cristo Jesús es tu fe en


nosotros, aun eso Señor viene de Ti. Por eso, definitivamente al estar reunidos hoy
como iglesia lo primero que queremos hacer es rendirnos a Ti y es reconocer tu
grandeza y tu señorío sobre nuestras vidas.

Todo lo que somos y tenemos te pertenece y lo volvemos a decir con todas las letras y
lo volvemos a gritar porque todo lo que somos y todo lo que tenemos te pertenece
Señor, es tuyo todo lo hemos recibido de Ti.

Definitivamente, por eso podemos entender a David, de lo recibido de tu mano te


damos, Señor aun cuando compartimos el Evangelio no es nuestro, es tu Evangelio, es
tu verdad, es tu dinamita que la has puesto dentro de nosotros y hoy podemos
brindarla a otros. Por eso, Señor de lo tuyo es que podemos dar.

Señor, lo segundo que queremos hacer es humillarnos delante de Ti y pedirte que nos
perdones por seguir enredados en tantos asuntos tontos y banales que no tienen
ningún sentido, que no nos ayudan para poder percibir y tener la verdadera dimensión
del Reino que Tú tienes.

Señor, perdónanos porque damos muchas vueltas sobre las mismas cosas una y otra
vez. Perdónanos, Señor por argumentar tanto delante de Ti. Perdónanos, por exponer
nuestra causa a ti. Señor, a veces confundimos tu bondad porque decimos Dios es
bueno y por considerarte bueno creemos que Tú tienes la obligación de escuchar todos
nuestros argumentos, todas las tonterías de nuestra mente para decirte por cuántas
razones y por cuántas graves razones no podemos hacer tu voluntad.

Perdónanos Señor, no podemos hacer más que pedirte perdón. No hay ningún
argumento válido delante de Ti, cuando vemos tu Palabra y podemos ver todo lo que
nos has dado todo se derrumba, cualquier argumento, pensamiento, cualquier idea,
cualquier circunstancia, cualquier problema que le dimos una dimensión mayor, todo
se cae delante de Ti. Definitivamente lo único que podemos hacer es pedirte que nos
perdones por esas cosas.

Pero lo tercero que queremos hacer es pararnos como estamos, pero en el Espíritu
pararnos sobre la obra de Cristo y sobre la fe que has depositado en nosotros.
Queremos, Señor, tener una relación contigo verdaderamente de fe, por fe y para fe.
Señor, porque todas estas promesas son para los que caminan por fe en Cristo Jesús.
LA IGLESIA QUE VENCE EN LA LUCHA

25 mayo de 2008

Antes que yo pudiera decir ninguna otra cosa, yo quiero glorificar al Señor en esta tarde,
porque definitivamente el Espíritu Santo es maravilloso, es extraordinario el Espíritu del Señor.
¿Y por qué les digo esto? Porque cuando Daniel pasó a dar la Palabra que el Señor le
manifestó, cuando Ruth habló lo que el Señor le mostró, no podría haber habido palabras más
concordantes y exactas con lo que el Señor puso en mi espíritu para compartir en esta tarde
con ustedes. Y mire, yo me voy a atrever a hacer algo. ¿Cuántos de ustedes aquí están
acostumbrados a escribir mientras escuchan el mensaje? Ok. Les voy a pedir un favor, no
escriban... no escriban, si usted quiere recordar el mensaje luego compre el CD y lléveselo a
casa. Le voy a explicar por qué. Porque a veces pensamos que escribimos, y por escribir lo
vamos a recordar más, pero por escribir muchas veces nos perdemos las cosas que en el
momento el Espíritu Santo nos quiere decir a nuestro espíritu.

Entonces, si usted, si permite esa comunión íntima con el Espíritu Santo, el Espíritu Santo en
este momento le va a hablar cosas que quiere mostrarle a usted, y el resto de cosas, usted
tiene la gran bendición en este tiempo de tecnología de llevarse un CD a casa, y de
escucharlo tantas veces como sea necesario para que el Señor le revele el resto que usted no
llegó a entender o a captar durante la exposición del mensaje, ¿estoy siendo claro?

Pero lo digo, no porque... a ver, déjeme decirle esto, no le estoy diciendo porque ahora me dio
la locura de que usted no escriba, ¿está bien? No. Lo estoy diciendo por algo del Señor que
entendí, ¿usted lo recibe de esta manera? Porque el Espíritu Santo me indicó antes de subir,
que ninguno escribiera, que es necesario estar atentos, escuchar y percibir al Espíritu Santo lo
que nos quiere decir.

El primer pasaje que quiero que leamos está en Mateo el capítulo 16, y el título de este
mensaje es La Iglesia que vence en la lucha. Mateo capítulo 16, y vamos a leer desde el
versículo 16 también, Mateo 16, versículo 16. Dice de esta manera:

"Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces
le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló
carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres
Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella." Mateo 16:16-18

Lo primero que le quiero decir, es que cuando uno mira a la Iglesia, tiene que primero poder
ver por el Espíritu todo lo que Jesucristo logró y conquistó por ella, porque si no vemos
primeramente, todo lo que el Señor es y ha hecho a favor de ella, seguramente tendremos
una perspectiva equivocada de la Iglesia. Esta es la razón por la cual hay dos cosas que
están ocurriendo en este tiempo para la Iglesia del Señor.

La primera, una gran parte de la Iglesia de Jesucristo, que quiero aclarar, es Iglesia de
Jesucristo porque todos aquellos que han nacido de nuevo son parte de la Iglesia del Señor,
¿está bien? ¿Por qué digo esto? Porque muchas veces, se mal interpreta cuando un siervo
del Señor, como nosotros, decimos este tipo de expresiones, y hablamos de una parte del
Cuerpo, algunos interpreta como que hacemos separación, y decimos, estos son los buenos y
estos son los malos, los que nos escuchan a nosotros son los buenos y los que no nos
escuchan son los malos.

Le quiero decir esto, en el Nombre de Jesús, eso jamás podrá estar en nuestro espíritu, si
alguna vez estuviera, usted verá derrumbarse todo lo que el Señor ha puesto en nuestras
manos, y aún nuestras propias vidas hundirse, le voy a explicar por qué. Porque Dios no hace
acepción de personas.

Entonces, todos los que han nacido de nuevo por el Espíritu Santo, todos ellos son parte de la
Iglesia de Jesucristo, pero bien, la Iglesia de Jesucristo está divida en cuerpos locales cada
uno funcionando en un área determinada, en una región determinada, en una ciudad
determinada, y esas iglesias locales se rigen por autoridades que están allí, muchas veces
puestas por Dios, otras veces no puestas por Dios, pero aún así hay autoridades.

Entonces, una de las cosa que está ocurriendo hoy en la Iglesia es, que la Iglesia vive
pobremente, que la Iglesia se ve a sí misma pero de manera equivocada, y por ende, hace
cosas equivocadas, porque no tiene una correcta percepción de Cristo y de lo que Cristo ha
hecho.

Esto es lo primero que usted tiene que entender: Que no importando las aparentes cosas,
cómo decirle, extraordinarias, asombrosas, grandes y maravillosas que usted pueda ver de
cualquier iglesia, muchas de ellas, de esas cosas, no son cosas que Dios habló, no son cosas
que están de acuerdo a la voluntad de Dios, son idea de hombre llevadas a cabo por la
fortaleza humana para glorificar algo que es humano.

Por eso, hoy el pastor hablaba con tanta claridad, y a mí me alegra cuando se habla con tanta
claridad, ¿sabe por qué? Porque usted, por lo menos nunca va a tener dudas de que la cosa
se las dijeron a medias, y hoy él pudo decir, da asco ver que un siervo del Señor llore por un
templo, porque ningún templo puede contener la grandeza de la Iglesia de Jesucristo.
Entonces, un templo podrá ser más bonito o más feo, más grande o más chico, esté en una
zona privilegiada o en una zona pobre, pero la grandeza de la Iglesia está en sus miembros.
Efectivamente, nos debe dar asco que se esté pervirtiendo el propósito de la Iglesia, porque
se están persiguiendo planes personales.

Ahora bien, no podemos culpar, muchas veces a la Iglesia, y muchas veces ni siquiera a los
siervos de Dios que gobiernan esas iglesias, ¿por qué? Porque nunca se les ha mostrado, ni
revelado verdad. Ahora, para aquellos que gobiernan hay una doble y mayor responsabilidad,
porque tienen la responsabilidad de buscar a Dios y de permitir que el Espíritu Santo hable, y
si hay algo de que estoy convencido, es que no hay ninguna persona que busque a Dios que
Dios no se le revele, no importa donde esté, en qué circunstancias, en qué momento de su
vida, lo que esté atravesando, por más que esté sola en un desierto, si busca a Dios, Dios le
habla.

Por eso, déjeme decirle, que cualquier persona que se levante, aún si es usted mismo, para
decir que está con muchos problemas, que no entiende a Dios, que no ve a Dios por ningún
lado, hay una sola respuesta para ese problema, y es que la Iglesia no busca a Dios, ese es el
único problema, no hay otro, porque todo aquel que busca Dios le halla y todo aquel que llama
se le abre.

Entonces, déjeme decir que aún una iglesia que esté sumida en la dirección humana, en los
planes humanos, que obviamente terminan siendo perversos, porque están infundidos por el
alma y el alma está siendo manejada por el diablo, aún esas personas, tienen esperanzas si
buscan a Dios de todo corazón. Una de las cosas que está ocurriendo en este tiempo, es que
la Iglesia no tiene la verdadera dimensión de Cristo y de lo que Cristo ha hecho.

Segunda cosa que Dios está haciendo este tiempo. Ya hace años lo viene haciendo, pero
cada vez se levanta más, y por eso cada vez hay más oposición, es que está restaurando el
gobierno teocrático, los cinco ministerios, y sobretodo apóstoles y profetas. Le voy a dar una
sola respuesta, que usted la sabe pero tiene que dimensionarla, es porque apóstoles y
profetas revelan a Cristo a la Iglesia, por eso, ponen fundamento. Cuando apóstoles y
profetas, Iglesia, te hablan de quién es Cristo, tú ya no tienes dudas, ni de quién es Él, ni de lo
que ha hecho por ti, y eso te hace vivir en otra dimensión, pero no es por un mensaje, es por
una realidad espiritual.

Por eso, ahora quiero decirte otra cosa, por más que tú escuches la verdad toda tu vida, si
tu voluntad no la rindes al gobierno del Espíritu Santo, estarás toda tu vida escuchando la
verdad pero viviendo pobremente una vida miserable en Cristo, porque no permitirás que
ese Cristo transforme tu interior. Por eso, no puede haber otra respuesta por la cual haya
iglesias que no reaccionen aunque escuchan la verdad por años. Porque hay corazones,
como los de Israel, endurecidos, sumidos en su propia terquedad buscando siempre lo
suyo propio.
Por eso, déjame decirte, que si tú tienes el privilegio que Dios te habla la verdad, atesórala en
tu corazón, quita de tu corazón, de tu mente, de tu espíritu y de tu alma toda cosa que no
plantó el Padre, para que solamente pueda permanecer lo que plantó Dios, el Padre por la
acción del Espíritu Santo; y eso que está allí haga raíces y se tome fuertemente a tu espíritu y
crezca dentro de ti el Reino de los cielos, para que sea como esa pequeña semilla que nadie
le da ni valor, es pequeñita y parece que no vale nada, y de un soplido se te va de la mano, y
no... ya la perdiste, pero cuando esta plantada y cuando permite que crezca, es un árbol que
todos los pájaros buscan la sombra y busca hacer nido en ese árbol.

Por eso déjame decirte, que cuando Pedro estaba diciéndole a Jesús, quién era Él, lo que
estaba haciendo, era marcar un sello de fuego para que Jesús, ahora pueda manifestar la
perfecta voluntad del Padre con respecto a su Iglesia, y decir, Pedro, como eso no te lo reveló
carne ni sangre, por eso, esa verdad ahora se transforma en el fundamento no sólo de tu vida,
es el fundamento de mi Iglesia, y te digo, que sobre esa verdad ni el reino de la muerte, ni el
poder de las tinieblas podrán contra ella, Pedro.

Primera verdad que te quiero decir: Tú tienes que saber quién es Cristo para ti, y que te lo
haya revelado Dios, el Padre, porque por más que lo repitas, si no es una verdad para ti,
tú no tienes fundamento, y el reino de la muerte puede tener poder sobre ti.

¡Qué fuerte suena eso, ¿no?! No pero si acá estamos todos juntitos, y todos cubiertos, nos
agarramos de la mano en mano y vamos todos juntos, si algo pasa o nos matan a todos o nos
salvan a todos pero estamos de la manito. No, yo te puedo asegurar que el diablo tiene una
puntería extraordinaria, sí tiene puntería, tú puedes estar de la mano agarrado, abrazado
cachete con cachete y yo te puedo asegurar que te la va a dar acá, como David al gigante,
porque tú no sabes dónde estás parado, y si tú no sabes dónde estás parado, el diablo va a
usar cualquier cosa para derribarte. Primera verdad que la Iglesia tiene que saber es: quién es
Cristo y lo que Cristo ha logrado para ella.

¿Dónde estás parada Iglesia? ¿Sobre tu propia verdad, sobre tu razonamiento de quién es
Cristo? ¿Sobre tu experiencia personal con el Señor? ¿Sobre los milagros que el Señor ha
hecho en tu vida? ¿O sobre la revelación de quién es Cristo para ti?

Revisa los evangelios, porque te vas a encontrar con mucha gente que experimentó el poder
de Dios, que vio los milagros, que vio la multiplicación de los panes y los peces, que comió
hasta cansarse, que solamente iban detrás de Jesús y no una sola mujer, varios le tocaron el
manto, para que saliera poder de Él, y salieron sanos.

Claro, a la hora de la hora, a la hora de la verdad no estaban allí, porque nunca supieron
quién era Cristo. La Iglesia tiene que tener una revelación personal e individual de quién es
Cristo para ella y lo que Cristo ha logrado por ella. Segundo pasaje, y quiero leer con ustedes,
Mateo capítulo 28 y versículo 18. Mateo 28, versículo 18, todos lo conocemos pero dice así:

"Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra." Mateo 28:18

Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra...

¿Cuándo Jesús pudo decir eso? ¿Dígame? Cuando había resucitado, ¿por qué cuando había
resucitado? Porque había vencido a la cruz, porque había acabado su obra, aunque todavía le
queda un paso más que era la ascensión, una parte, también, muy importante de la obra
completa, pero sin embargo había acabado la obra. Y Jesús les dijo a los suyos, toda
potestad me es dada de mi cielo y en la tierra.

Ahora bien, esta potestad, es una clase de autoridad que involucra un poder de regir o
gobernar, de aquella persona cuya voluntad y mandatos deben ser obedecidos por los demás.
Cuando Jesús dijo, toda potestad me es dada, no estaba diciendo, ahora tengo autoridad para
decir lo que quiera decir y que se cumpla, no, estaba diciendo, ahora tengo una clase de
poder que Dios el Padre me ha dado para regir y gobernar, de tal manera que mis mandatos y
mi voluntad deben ser obedecidos por todos, ¿usted está escuchando?

Esto demuestra que nadie tiene mayor autoridad que Jesucristo, ¿por qué dijo, en el cielo y en
la tierra? ¿Por qué dijo, en el cielo y en la tierra? Y no dijo solamente, en la tierra, ¿por qué le
parece que dijo, en el cielo y en la tierra? No es tan difícil, ¡eh! ¿Por qué le parece que dijo, en
el cielo y en la tierra? ¡Ah! Ok, bien, eso es parte para que Él pudiera identificarse con la
humanidad y para poder hacer su obra, de dar su vida y entregarla para rescatar a la
humanidad.

Pero cuando está hablando de que el Padre dio toda potestad, toda autoridad en el cielo y en
la tierra, ¿por qué en el cielo y en la tierra? Sí, pero ¿qué implica en el cielo y en la tierra? Va
a gobernar el cielo y la tierra, efectivamente, quiere decir que si gobierna el cielo y la tierra,
¿qué cosas o qué personas se sujetan al Señor? En el cielo, los ángeles y todo... y en la
tierra, cualquier autoridad humana. Ok. Ahora, quiero decirle, también que en cielo, en las
regiones celestes, también Satanás y sus huestes se le sujetan.

Ahora vamos a ver algunos pasajes de la Escritura, lo que dicen con respecto a esto, pero yo
quiero decirle simple y sencillamente que: Cuando la Iglesia tiene la verdadera dimensión de
quien es Cristo para ella y lo que Cristo ha hecho, la Iglesia también vive en una realidad
espiritual inamovible. Ni Satanás, ni sus huestes pueden tocarla.
Porque si fuera de otra manera, las primeras palabras de Jesús a Pedro fueron mentirosas, al
decirle, ni las puertas del Hades van a prevalecer contra mi Iglesia. Jesús hubiera sido
mentiroso, ¿por qué? Porque la Iglesia estaría desprotegida, en medio de un mundo de
tinieblas, donde en esta tierra se mueve el príncipe de este mundo, y haría lo que se le antoja
con la Iglesia. Claro, por lo que hoy en general se ve la Iglesia, parecía que el cuadro es ése,
la Iglesia anda escondiéndose en todos los rincones, abajo de todos los asientos, siempre
teniendo miedo, y si no tiene miedo, siempre culpando al diablo de todas las cosas, pero
porque no vive la realidad espiritual que tiene que vivir.

Por eso, déjeme decirle algo, tal vez le suene un poquito extraño lo que yo le voy a decir, hoy
creo que Ruth mencionaba, fuiste tú que mencionaste el caso de Daniel, sí fuiste tú, de los
ángeles que estaban luchando para qué, para poder llegar con Daniel... Pero déjeme decirle,
que aún en el tiempo de Daniel, la obra de Cristo no había sido consumada. Claro, pero esto
que yo estoy hablando se requiere dar un pasito más de dimensión espiritual, ¿por qué?
Porque hoy, todo se sujeta a Cristo, de tal manera que si Cristo dice, aquí se detienen todos, y
mis ángeles pasen, lleguen en un segundo a donde yo los he enviado, ¿quién le podrá hacer
frente? ¿Estoy siendo claro Iglesia? Le estoy mostrando apenas un poquito de la dimensión a
la cual el Señor nos quiere llevar como su Iglesia. Sigo leyendo, vamos a Colosenses el
capítulo 2, por favor, Colosenses el capítulo 2, desde el versículo 13. Dice así:

"Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os


dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los
decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y
clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz." Colosenses 2:13-15

A ver Iglesia, vamos a ver, a analizar un poquito este pasaje. Primero, dice la Escritura que el
Señor cuando estaba muriendo nos perdonó a nosotros los pecados, estaba ya en ese
momento perdonando los pecados, porque déjeme decirle que siempre, las acciones de Dios
son acciones hechas de una vez y para siempre y en un momento, que hoy parte de la
humanidad no esté perdonada, es porque esa parte de la humanidad necesita apropiarse del
perdón, pero no porque Dios le deba el perdón a nadie, ¿estoy siendo claro?

Eso significa, que en ese momento, Jesús estaba perdonándonos de todos nuestros pecados,
pero estaba haciendo algo poderosísimo, estaba anulando un acta que tenía una declaración
sobre nuestra vida. El acta manifestaba todos los pecados que declaraban que merecíamos la
muerte, éramos dignos de muerte. Entonces, en la cruz, Jesús tomó el acta y la clavó en la
Cruz, declarando con ello que esa acta que nos acusaba y nos condenaba ahora ya no tenía
poder sobre nosotros.
Ahora, lo que declaraba el acta, era lo que las huestes espirituales de maldad usaban para
esclavizarnos, ¿qué quiero decir? Los pecados declarados allí, nuestro alejamiento de Dios
declarado en esa acta, era lo que los demonios y las huestes del diablo podían usar para
dominarnos. Mientras el acta estuviera allí, las huestes del diablo podían decir, tengo derecho
sobre la vida de Hernán, porque el acta dice que está lejos de Dios, que está fuera de Él, y
estos pecados me dan a mí la autoridad.

Entonces las huestes decían, el acta es verdadera y yo tengo derecho para dominar la vida de
Hernán porque lo que dice el acta es verdad. Pero una vez que Jesús clavó el acta en la cruz,
entonces tomó a las huestes y les dijo, eso que ustedes tomaban para esclavizar a aquellos
que se conviertan a mí, ahora no tienen ningún derecho, por lo tanto, esa fue la victoria de
Jesucristo, tomó a las huestes y a las potestades y los exhibió públicamente triunfando sobre
ellos en la cruz.

Iglesia, no hay demonio, no hay diablo, no hay huestes, no hay potestad que puedan hacerte
absolutamente nada, porque en la cruz, Jesús hizo todo lo que tenía que hacer por ti y por mí,
de tal manera, que seamos libres del último dedo de allá abajo hasta el último pelo de nuestra
cabeza, libres, nada ni nadie nos puede dominar, solamente nos puede gobernar el Señor por
medio de su Espíritu Santo.

Las huestes y las potestades, ya están vencidas, Jesús las venció. Pero al mismo tiempo, las
exhibió, ¿sabe por qué las exhibió en la regiones celestes? Para demostrar a las potestades
de las tinieblas y para demostrar aún a sus propios ángeles, que esas huestes ya no tienen
autoridad, eso es lo que hacía el ejército romano cada vez vencía.

El ejército romano tomaba a su oponente, los ponían en carrozas atados, iban por la calle de
toda la ciudad y exhibían al ejército oponente, y lo mostraban, iban paseándose por todas las
calles sin decir nada estaban declarando, aquí ahora hemos venido a gobernar, esta ciudad
está bajo nuestro dominio ahora ya no tienen ejército que los defienda, no tienen nadie que
los pueda salvar, ¿está escuchando?

Por eso la Palabra usa este ejemplo, porque Jesús hizo exactamente lo mismo en las
regiones celestiales, tomó a las potestades y a las huestes del infierno, y atadas las llevó
exhibiéndola públicamente a la misma potestad de las tinieblas y a los ángeles de Dios, para
declarar la victoria sobre ellos y que ahora había libertad, en su Nombre y en su poder. Ahora,
quiero ir a Efesios 1, Efesios el capítulo 1, y voy a leer el versículo 19. Efesios 1:19 dice así:

"y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos,
según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los
muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y
autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo,
sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por
cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que
todo lo llena en todo." Efesios 1:19-23

Déjeme decir que la grandeza del poder de Dios es la que resucitó a Cristo, y ese mismo
poder lo hizo sentar en los lugares celestiales. Por eso, ya resucitado dijo, toda potestad me
es dada en el cielo y en la tierra, pero había una obra más que el poder de Dios iba hacer con
Cristo, era ascenderlo y sentarlo en un lugar de autoridad, para declarar que ahora era puesto
por encima de todo principado, todo poder, toda autoridad y todo señorío.

Quiere decir, que Dios hizo una obra absolutamente completa, no dejó ningún cabo suelto, lo
que Dios hizo es, que además de que Jesús entregara su vida y muriera para que en la cruz,
venciera a las potestades y a las huestes, porque les quitaba el derecho de dominio que
tenían sobre la humanidad. Ahora, el Padre lo exaltaba hasta lo sumo y lo ponía en un lugar
de autoridad sobre su trono, por encima de todas las cosas para llenarlo todo y para que
debajo de tus pies, ahora quedaran sometidas toda potestad, toda hueste, toda autoridad,
todo poder y todo señorío, todo está debajo de Cristo.

Ahora bien, siendo así con toda esa gloria y ese poder, ¿sabe cuál es el broche de oro que
puso el Padre? ¿Sabe cuál es el broche de oro? El broche de oro no es haberlo sentado ahí,
es haberlo dado por sobre todas las cosas como cabeza de la Iglesia. El Cristo que es nuestra
cabeza, es el Cristo ascendido, lleno de gloria, honra, poder y señorío y majestad. El Cristo
que está por encima de todo, el Cristo que debajo de sus pies está toda hueste, toda
potestad, toda autoridad, todo poder y señorío, ese Cristo es nuestra cabeza.

¿Sabe qué significa? Que el cuerpo, salvo que esté enfermo y éste deforme, goza de la
misma autoridad y privilegio que su cabeza, ¿lo está entendiendo? Por eso, usted nos
escuchó decir muchas veces, que por esa razón, como los pies están en el cuerpo, no están
pegados a la cabeza. Cuando dice, que todo está debajo de sus pies, está hablando de la
Iglesia levantada en autoridad y sometiendo todas las cosas debajo de sus pies.

Ahora, le quiero mostrar algunas cosas más, hay varios pasajes demasiado interesantes que
no podemos dejar de leer. Romanos 8, versículo 38, Romanos 8, versículo 38. Dice:

"Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni


potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."
Romanos 8:38-39
Iglesia, no hay potestad demoníaca, por más fuerte que parezca, por más que se encendió en
furor y en ira contra su Iglesia, que puedan separarnos del amor Dios, ¿por qué del amor de
Dios? Porque el amor de Dios, es el que dice Corintios, que nos sujeta apretadamente, nos
constriñe, pensando esto, que si uno murió, todos murieron, para que aquellos que murieron
ya no vivan para sí... perdón, aquellos que viven ya no vivan para sí, sino para aquel murió y
resucitó para ellos.

¿Qué quiere decir? El amor de Dios es el que nos mantiene, muertos para nuestra naturaleza
pecaminosa pero vivos para Cristo Jesús, el amor del Señor es el que siempre nos sujeta
apretadamente y no nos suelta, ¿para qué? Para que como parte de su Iglesia cumplamos el
propósito de Dios en nuestras vidas.

¿Usted está entendiendo? Quiere decir que por más que le atribuimos al diablo un montón de
cosas a veces ciertas, a veces tonterías, pero siempre le atribuimos algo, no hay nada que
pueda hacer el diablo, ni sus huestes en nuestra contra, porque jamás nos podrá separar del
amor de Dios. Yo sé lo que usted está pensando en el fondo... Bueno, pero, ¿si la persona no
camina bien? ¿Y si no anda bien? Déjeme llegar, porque si yo me anticipo no le declaro la
verdad y yo primero tengo que declararle la verdad de la Palabra, eso es la verdad, todo lo
otro es lo que acarreamos los hombre y mujeres por nuestra necedad.

Pero hay una verdad, siempre en Cristo hay una verdad; por eso Jesús dijo que conoceríamos
la verdad y la verdad nos haría el libres, porque si primero le digo el problema antes de decirle
la verdad, usted se va a apantallar por el problema, se va asustar por el problema y nunca se
va a tomar de la verdad y lo único que lo va hacer libre, no es ver el problema, es reconocer la
verdad y aferrarse a ella, esa verdad lo va hacer libre. ¿Estoy siendo claro? Ok, pero sigo.
Vaya Efesios, una vez más, capítulo 3, Efesios capítulo 3 versículo 10, y preste mucha
atención, Efesios capítulo 3, versículo 10, dice:

"para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la
iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito
eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, en quien tenemos seguridad y acceso
con confianza por medio de la fe en él." Efesios 3:10-12

A ver, ¿qué está diciendo la Palabra aquí? La Iglesia gobierna, está bien, pero, ¿qué hace de
manera concreta la Iglesia? Ok, me gustó cómo empezaros, confirmarle a las potestades y a
las huestes, que nosotros tenemos una verdad que declararles y que recordarles una y otra
vez, pero, ¿por qué habla de la multiforme sabiduría de Dios? Le voy a decir porqué, porque
en todo el tiempo la Palabra habla de un misterio, y ese misterio no es ni más ni menos, que
el Evangelio de Cristo revelado a la humanidad.
Entonces, présteme atención, la Iglesia, cuando sabe quién es en Cristo, y dónde está
parada, la Iglesia es la encargada de recordarle a las huestes y potestades, una y otra vez,
que a través de la obra de Jesucristo en la cruz del Calvario, ellos están vencidos, y que toda
vez que un hombre y una mujer se rinden al señorío de Jesucristo, una vez más se aplica la
verdad de la obra de la cruz, en la cual, el acta quedó clavada, y en la cual también,
potestades y huestes fueron exhibidas ya vencidas por el Señor.

Por eso, cada vez que la Iglesia predica el evangelio, ahí se levanta algo en el ámbito
espiritual que usted no se imagina, pero tiene que ser el verdadero evangelio. Por eso, las
huestes y potestades están tranquilas, porque no hubo una Iglesia que le recordara la verdad,
una Iglesia que predicó un evangelio a la medida humana, un evangelio a la necesidad
humana, acomodado a lo que el cliente quiere oír, ¿qué necesita el cliente? Que se solucione
el divorcio, le predicamos un evangelio para que se solucionen el asunto del divorcio, necesita
oír el cliente que Dios va a sacar a tus hijos de la rebeldía y de la droga, te vamos a predicar
un evangelio que te hable de eso.

Pero ese no es el Evangelio que conmueve las regiones celestes, y que le recuerda a las
huestes y a las potestad que ya están vencidas, el evangelio del Reino es aquel que cimbra la
potestad de las tinieblas, porque le vuelve a recordar que ya están vencidos, y que cuando
ese evangelio es creído, es aceptado y una persona se entrega a Cristo de todo corazón,
entonces se vuelve a manifestar que la obra de la cruz es verdadera y que nadie puede contra
ella. Por eso, la Iglesia que sabe dónde está parada es la única que puede manifestar a las
huestes y a las potestades, la multiforme sabiduría de Dios.

¡Iglesia aunque Cristo hizo una tarea, nos dejó a propósito sobre la Tierra para demostrarle y
declararle a la potestad de las tinieblas que están vencidos! Para eso estamos acá, estamos
para guerrear, estamos para guerrear, no sé cuánto le guste la idea, no sé si alguna vez usted
pensó que iba a ser una persona belicosa, pero yo le anuncio que lo es, en el Nombre de
Cristo.

Estamos para luchar, estamos para luchar... Pero a veces podemos hacer la lucha y a veces
no podemos hacerla, a veces, aunque queremos luchar, no tenemos el arma para luchar, y a
veces aunque proclamamos sobre nosotros, como un lavado de cerebro, la victoria de Cristo,
la victoria de Cristo no es real, y a veces, ¿usted sabe lo que hacemos los cristianos?

Lo cantamos, lo decimos, lo declaramos, lo gritamos como si eso fuera la fórmula mágica para
que la victoria se haga real en nuestra vida, eso no es ninguna fórmula mágica, la única
fórmula para que la victoria sea real, es que tú y yo caminemos en victoria todos los días de
nuestra vida, que honremos a Dios todos los días de nuestra vida, que sepamos para qué
estamos sobre la Tierra y vivamos para el Señor con todo nuestro corazón. Ahora, quiero
avanzar un poquito más, quiero ir a Efesios 6 y versículo 10, Efesios 6 versículo 10. Dice:

"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.


Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las
asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la
armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo,
estar firmes." Efesios 6:10-13

¿Cuál es el consejo apostólico aquí? Fortalecernos en el Señor y en el poder de su fuerza.


Pero después nos dice, que nos visitamos con toda la armadura de Dios, ¿para qué? Para
poder resistir las acechanzas del diablo. Ahora bien, dice aquí, que no tenemos lucha contra
sangre y carne. Alguien podría pensar, bueno, si Jesús dejó todo en la cruz, si ya venció, si
exhibió a las huestes y a las potestades públicamente, ¿por qué se le ocurrió que sigamos
luchando? ¿No sería más fácil sentarnos a disfrutar la victoria? Más fácil ¿no?

Pero como somos su Cuerpo, la manifestación suya sobre la Tierra, no podemos sentarnos a
disfrutar la victoria solamente, tenemos que, desde la victoria y conociendo la victoria, seguir
luchando para que la victoria se haga real en la vida de hombres y mujeres. Porque para
usted y para mí, la victoria ya está hecha, pero para su vecino todavía no, esa es la realidad,
para la humanidad todavía la victoria no está, la humanidad todavía sigue en sus pecados.

Por lo tanto, legalmente hablando, potestades y huestes pueden seguir diciendo, ¡yo tengo el
acta! Aunque la clavó, sí pero... ahí está la vida de éste, mira cómo vive, mira lo que quiere,
mira su corazón lo tengo agarrado de la pestañas, no se va poder soltar, es la Iglesia la que le
recuerda a esas huestes y potestades, lo que Jesucristo hizo por ella, de tal manera que
cuando anuncia el evangelio liberta la vida de hombres y mujeres, para que se apropien de la
victoria. Por eso dice, no tenemos lucha contra sangre y carne, tenemos lucha contra
principados, contra huestes, contra gobernadores, contra potestades.

Ahora bien, si nosotros confundimos la lucha, y nosotros nos enojamos cuando vemos que el
diablo usa a personas para llevar a cabo su propósito, ¿sabe lo único que vamos a hacer? Es
jugar el mismo juego que el diablo. Quiero que me escuche bien, no tenemos lucha contra
personas, aunque el diablo use a las personas, no tenemos lucha contra personas, aunque el
diablo use a las personas, si nosotros al luchar nos enfocamos en las personas que el diablo
está usando, perderemos la batalla, si nosotros nos enfocamos en los espíritus, en las
huestes, en los gobernadores, y en lo que ande en las regiones celeste dando vueltas para...
seguirá aprisionando a esas personas. Entonces, nosotros estamos dando dando en el
blanco, y seguimos proclamando la victoria del Señor.
¿Por qué le digo esto Iglesia? Porque como nunca antes se está levantando una guerra. Y yo
quiero alertarle, en el Nombre de Jesús, no por nada yo estoy predicando esto... No es, está
bien que yo le enseñe una verdad, siempre va a estar bien, siempre la verdad de la Palabra a
usted va a edificar su vida, lo va a levantar, le va a mostrar el camino, todo eso está bien.
Pero yo quiero decirle, que yo le estoy hablando algo que la Iglesia aquí en Miami tiene que
saber y conocer.

Se está levantando una guerra como nunca antes en las regiones celestes, tal vez usted no la
vea, tal vez usted no ve nada, pero se está levantando; y el diablo está lanzando dardos...
creo que sacó los que tenía guardados y dijo, los tengo preparados en un cajón aparte,
porque está lanzando dardos como usted no se imagina, porque va a buscar todo lo que él
pueda encontrar para poder destruirnos. ¿Me está escuchando? Por eso, déjeme decirle, que
cuando uno está en guerra, nunca tiene una actitud pasiva, usted dígame, ¿qué soldado
estando en guerra tiene una actitud pasiva? Si tiene una actitud pasiva, muere, escúcheme
muy bien, soldado con actitud pasiva muere.

Por eso, Iglesia, aún nuestra alabanza y la adoración que le damos al Señor, tiene que subir
un escalón más, yo sé lo que está en el corazón de estos chicos, empezando por Jairo, no
necesito hablar con él para saber lo que está en su corazón y su espíritu, ¿sabe por qué?
Porque no estamos solamente teniendo un tiempo de alabanza y adoración, estamos en una
lucha, pero los soldados cuando alaban y adoran al Señor, están proclamado la victoria,
victoria que hace que le rechinen los dientes al diablo y a todas sus huestes.

Por eso, si usted no entiende la dimensión de lo que en el ámbito espiritual está ocurriendo,
usted no, no sabrá nunca lo que verdaderamente el diablo quiere hacer y a qué nos llamo el
Señor. Yo puedo decir, bueno pero... las circunstancias, el problema, en la situación que estoy
viviendo, estoy sumido en eso, el diablo te va a tener sumido toda la vida en eso, eso es lo
que él quiere, te va a tener sumido toda la vida.

Por eso, hay muchos aquí que le dan vuelta a la misma situación veinte veces, porque el
diablo los tiene sumidos en eso, ya supo dónde darle e hizo que usted esté pasivo y dejara de
luchar, como usted es parte de un ejército, el ejército se debilita. Pero además usted abre una
puerta, por su pasividad y por darle vuelta las circunstancias, y vivir en sus propios
pensamientos, usted abrió una puerta, puerta por la cual, los demonios se empezaron a
infiltrar. ¡Qué crudo es esto que estoy diciendo! ¿No?

Parece que todo lo que dije desde el principio, ahora lo estoy borrando. No, yo no estoy
borrando nada, yo le estoy hablando proféticamente de una realidad a la cual usted tiene que
despertar, porque si usted, al predicar el evangelio, no sabe que está peleando una batalla se
va a conformar con decir, es que me escucharon, me escucharon con agrado, recibieron el
mensaje. Sí, pero no afectaste a las huestes y a las potestades, y como no afectaste ni a las
huestes y a las potestades, entonces escucharon el mensaje, ponle la firma se volvieron a
olvidar del mensaje que les hablaste.

Pero si tú sabes dónde está parado y dónde está parada y quién es Cristo para ti, tú sabes
que al mismo tiempo que le estás hablando a uno, las huestes están ahí arriba
enloqueciéndose, porque estás trastocando todos sus perversos planes que el diablo ha
tenido desde el principio que es diablo. Ahora, si la Iglesia realmente esta para luchar contra
todo esto que viene de parte Satanás, es necesario saber cuándo Satanás puede provocar
nuestra caída. Yo le quiero mostrar algunos pasajes. Romano 16, Romanos capítulo 16 desde
el versículo 17 voy a leer. Romanos 16 desde el versículo 17:

"Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en
contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque
tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con
suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos. Porque vuestra
obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero
que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal. Y el Dios de paz aplastará en
breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con
vosotros." Romanos 16:17-20

Mire mi hermano, la Palabra es muy clara y nos dice lo siguiente, hay personas, hombres y
mujeres, que van a hablar en contra de la doctrina que usted ha escuchado hasta el presente,
esa es una de las maneras, tácticas y artimañas del diablo para hacer caer a su Iglesia.

No estoy hablando de que somos exclusivos, como dije al principio, no es el pensamiento que
a veces la gente tiene que sólo nosotros tenemos la verdad, no es así, le estoy diciendo, que
el Espíritu Santo le ha hablado a usted la verdad y ustedes la conocen; y hay enviados del
diablo que le susurran al oído, ¡suavemente, eh! Con lisonjas, eso no es verdad, esa doctrina
no es así, no es verdadero todo lo que te han dicho y enseñado.

Y aunque no tenemos lucha contra sangre y carne, sí hay una acción que tomar, hay que
separarse de esa gente. Por lo tanto, ahora le digo esto en el Nombre de Jesús, y tengo a mi
esposa de testigo, ¿sabe por qué la tomo de testigo? Porque ella lo ha dicho antes de que yo
lo diga hoy aquí, y me lo viene diciendo hace ya algún tiempo atrás; y cómo yo sé que es de
Dios, por eso, se lo voy a decir:

Como nunca antes, veremos una potestad levantarse fuertemente, hasta ahora sólo
vimos un pedacito, un poquito de su manifestación, pero a partir de ahora, cada vez
más, la veremos tal cual es, y esa potestad se llama religiosidad.
¿Me está escuchando? La religiosidad es una potestad demoníaca. Escúcheme muy bien, la
religiosidad, no es personas que tienen buen corazón para Dios y quieren agradarlo. La
religiosidad es un espíritu del infierno que viene a infundir a la Iglesia una mentira, para
apartarla de la verdadera doctrina de Cristo sobre la cual la Iglesia tiene que estar
fundamentada.

Esa gente vendrá a decirle al oído, que lo que usted ha escuchado no es tan así, y le sacará
la Escritura y la Palabra, y le dirá, no... pero ves lo que dice aquí la Escritura, y con la misma
Palabra tratará de refutar todo lo que usted ha recibido. Hay un consejo, uno sólo, y como la
Palabra siempre tiene la verdad y tiene la razón, si obedecemos el consejo nos va a ir bien,
¡apártese... apártese! No lo escuche ni por teléfono, ni tomando un café, ni encontrándose en
la calle, ni que de pronto se encontró con el hermanito en el Mall. ¡Apártese!

Aunque lo critiquen, aunque le digan que usted no tiene amor, aunque le digan que usted está
infundido por un espíritu del demonio, que digan lo que quieran, usted obedezca la Palabra.
¡Apártese! Si no se aparta, eso que susurran al oído penetrará en su corazón, y penetrará en
su espíritu; y luego, usted se convertirá en un religioso más, y cuando usted se convierta en
un religioso más, pasó de ejército, se cambio de ejército, de ser del ejército del Señor a ser
del ejército del diablo, ¿me está escuchando?

Es muy fuerte, pero es la verdad de la Palabra, por eso, usted tiene que saber que la guerra
se está levantando cada vez más fuerte, y cada vez más en contra de lo que es de Dios para
derribarlo, una y otra vez, porque si se levanta lo que es de Dios, y si se levanta una Iglesia
pura que conoce al Señor, que le a amar con todo su ser y que vive para hacer su voluntad,
entonces, se aplica en la potestad de las tinieblas, que todos están vencidos.

Mientras que la Iglesia siga jugando a la Iglesia, las huestes todavía siguen haciendo de las
suyas, porque aquella que es el Cuerpo de ese que venció, sigue tonteando en sus propios
planes.

Pero estamos hablando al espíritu de una Iglesia que se levanta con fortaleza y poder de lo
alto para hacer frente al enemigo y a todas sus huestes porque sabe lo que es en Cristo
Jesús, y va luchar y va ver la victoria delante de sus ojos. ¡A esa Iglesia le estamos hablando
por el Espíritu! Usted será parte de ella, porque por eso está aquí, y está escuchando la voz
del Espíritu que habla. Por eso, dice el versículo 20, no primero, el 19, dice:

"Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de
vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal." Romanos
16:19
Porque los que confunden, confunden decía antes, a los ingenuos, pero no es... hay que ser
ingenuos para el mal no ingenuos para luchar la batalla, ingenuos para la maldad, porque
somos persona puras para Dios y que ni siquiera hay intención de caer en la maldad, por eso,
somos ingenuos para la maldad; pero no somos ingenuos para las estrategias del diablo nos
levantamos en contra de eso, y por eso, dice:

"Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies." Romanos 16:20

Y ese en breve, no es dentro de poco tiempo, ¿sebe lo que significa en breve? Rápidamente,
el Dios de paz aplastará rápidamente a Satanás bajo vuestros pies.

Porque cuando uno lee en breve, lo que entiende el español es, dentro de poquito tiempo,
Dios aplastará a Satanás bajo vuestros pies, no está diciendo eso, lo que está diciendo es,
rápidamente, cuando tengan esta actitud y vivan de esta manera, Dios aplastará a Satanás
debajo de sus pies, y aplastar es eso, ¡eh! es desmenuzar, es hacer polvo, es hacer trizas al
mismo Satanás y a todas sus huestes. Ahora bien, quiero ir a Santiago 4, Santiago el capítulo
4, y voy a leer desde el versículo 1, dice:

"¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras
pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y
ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que
deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en
vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es
enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que
él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por
esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a
Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros." Santiago 4:1-7

Aquí hay otra manera en la cual el diablo nos puede hacer caer, ¿sabe cuál es? Que
caigamos bajo nuestras pasiones y deseos. Cuando nosotros nos desenfocamos, entonces
damos lugar a nuestra alma para ir detrás de aquellas cosas que no provienen de Dios, por
eso el pastor nos hablaba antes de la importancia que tiene reconocer y arrepentirse que
pudimos haber llegado alguno de nosotros a esta nación con objetivos equivocados, poniendo
la confianza en dónde no hay que ponerla y en quién no hay que ponerla, ¿por qué? Porque
eso es darle lugar a nuestras pasiones, codiciamos y no tenemos, queremos más y no
alcanzamos, pedimos y no recibimos porque pedimos mal, pedimos para nuestros deleites,
este es uno de los problemas clásicos que ha ocurrido en la Iglesia, cada uno está en lo suyo
propio, cada uno mira lo que mejor le parece.
Por eso, la Palabra también dice, que en los últimos tiempos se levantarán, cada vez más, los
amadores de sí mismos, ¿está escuchando? Aquellos que sólo buscan lo suyo, que Dios me
bendiga, que me prospere, que lleve adelante mi ministerio, que nos haga crecer como
Iglesia, sus propios deseos carnales; y no obtienen nada, aunque aparentemente obtienen,
porque no están obteniendo nada que venga de Dios, porque eso no viene de Dios. Por eso,
dice la Palabra, que Dios resiste a los soberbios pero da gracia, ¿a quiénes? A los humildes.

Por eso, si conocemos esta verdad, ¿sabe cuál debe ser la actitud de los hijos de Dios? De
verdadera humildad. Todo el tiempo delante del Señor, humíllense delante del Señor, una y
otra vez, porque si nos humillamos delante de Él y resistimos al diablo, el diablo huirá de
nosotros. Pero cuando damos lugar a nuestras pasiones terminamos siendo, dice la Palabra,
almas adúlteras, ¿sabe por qué almas adúlteras? Porque flaqueamos en nuestra prioridad por
el Señor, porque cambiamos el amor a Dios por el amor a nuestros ídolos, por eso, somos
adúlteros, adúlteros espirituales, que dicen que aman a Dios, pero lo único que tienen son
ídolos en su corazón y buscan lo suyo, todo lo que yo anhelo eso lo que quiero, y ése es mi
Dios, ése es mi ídolo, por eso estoy adulterado con Dios.

Por eso también dice a la Palabra, ustedes no saben que el Espíritu nos anhela celosamente.
Claro, pero después cantamos, que tenemos la victoria, y que el Señor la ganó por nosotros,
pero nunca se va a hacer real, y no es que yo quiero maldecirte, es que quiero abrirte los ojos,
que si hay pasiones en tu corazón que no vienen de Dios, nunca verás la victoria del Señor en
ninguna área de tu vida, porque estás adulterando con Dios, tienes un primer amor y te fuiste
detrás de otros amores, siempre quieres algo más pero nunca quieres a Dios.

Sólo aquel que se humilla verdaderamente delante del Señor, Dios le da gracia y con esa
gracia el humilde de corazón, resiste al diablo y el diablo huye. Un arma del enemigo es sacar
a luz toda las pasiones que puedan haber escondidas en tu corazón, si tú no las has matado.
Por eso, usted aprendió en Eres o te haces, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo
que posee no puede ser mi discípulo, y cualquiera de vosotros que no aborrezca aún su
propia vida, no puede ser mi discípulo.

Si tú quieres ser discípulo de Jesucristo tienes una sola manera, quitar de tu corazón todo lo
que es tuyo, que no viene de Dios, de esa manera Dios va a poder depositar dentro de ti lo
que tiene Él y serás pleno, pero tendrás propósito, porque tú podrías ser pleno porque Dios te
daría todas las cosas pero te sentirías un infeliz porque no estás cumpliendo propósito.
Dios podría darte todo, es como el padre que le da a sus hijos toda las cosas pero nunca lo
guía, nunca le enseña, nunca lo corrige, lo llena de cosas y ese niño tiene de todo, y
aparentemente recibió todo el amor de su padre, pero lo único que hizo su padre, es
pervertirlo.
Lo mismo muchos cristianos pretenden de Dios, que Dios le bendiga y le llene de todo, su
aparente amor, lo que entendemos nosotros como amor, dame Señor, bríndame, levántame,
prospérame, dame aquel novio que quiero y la novia que quiero, dame el trabajo que anhelo,
dame el título por el cual me estoy esforzando, son todas cosas mías, y Dios no tiene
problema con ninguna de ellas, eso es lo peor de nuestra ignorancia, que Dios no tiene
problema ni con un novio, ni con una novia, ni con la prosperidad, ni con un trabajo, ni con una
carrera, ni con un título profesional. Con lo único que tiene problema Dios, es cuando nuestro
corazón busca lo suyo propio, porque todas esas cosas te las dará Dios en su orden, porque
Él tiene propósito, verás su bendición pero mientras caminas en el propósito.

Entonces te vas a sentir pleno, ¿sabes por qué? No porque tienes lo que quieres, es porque
estás caminando sabiendo para qué vives sobre la Tierra, no hay nada peor que estar sobre
la Tierra, llamarnos cristianos, adorar a Dios y darle nuestros diezmos, y no saber para qué
estamos sobre la Tierra, es frustrante eso. Por eso, la Iglesia se tiene que levantar porque hay
un propósito, mi hermano, sobre la Tierra.

Por eso tantas veces te decimos, Dios te puso en un trabajo, hay un propósito de Dios allí, no
estás sólo porque te quiere prosperar, el resultado de Dios será tu prosperidad, si eres fiel,
pero estás con un propósito, mueve todos los cimientos de esa empresa por el poder de
Cristo que te habita para que veas el Reino de los cielo aparecer como una luz brillante sobre
ese lugar, para eso estás ahí, no es solamente para que Dios use eso para bendecirte, ése es
el resultado que viene después, y si tienes corazón como Abraham, te hará multimillonario, si
tú no tienes un problema con el dinero. Si Dios no tiene problema con eso, es el dueño de
todas las costas, ¿cómo Dios podrá tener un problema en darnos abundantemente? ¿Cómo
Dios podrá tener un problema en que vivamos un matrimonio pleno y feliz? Jamás podrá tener
problema con eso, tiene problema cuando no estamos cumpliendo propósito y sólo queremos
para nuestras pasiones.

Esta es una artimaña del diablo, sacar a luz las pasiones escondidas que tú no has aprendido
a matar en Cristo, si no las matas saldrán a luz, esas pasiones te van a ahogar y aunque
quieras resistir al diablo, no va a huir, te va atormentar cada vez más, te vuelvo a repetir, no te
estoy maldiciendo, te estoy advirtiendo para que abras tus ojos, que hay una lucha espiritual y
que el Señor ya hizo todo lo que tenía que hacer para darnos victoria, pero ahora, nosotros
deberemos vencer. Y un pasaje más que leo, 1 Pedro 5; 1 Pedro capítulo 5, desde el
versículo 5, también. 1 Pedro 5:5 dice:

"Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros,
revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere
tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los
mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo." 1
Pedro 5:5

La sumisión, es la demostración práctica de nuestra humildad. Escúcheme muy bien, yo


puedo parecer muy humilde y hacer muchas cosas que parecen muy humildes pero, ¿saben
dónde empieza la sumisión... perdón, la humildad? Cuando hay sumisión, por eso la Palabra
advierte a los jóvenes, y no por nada advierte a los jóvenes, no es que el resto va a dejar
escuchar, ¡eh! Pero, ¿por qué habla a los jóvenes? Porque los jóvenes, cuando son jóvenes
tienen aires de grandeza, el joven cree que puede, que tiene la fortaleza, que lo va a lograr, y
como diría la psicología, como se está descubriendo a sí mismo y su propia personalidad,
¿no? Entonces busca la manera de demostrarles a todos que pudo, pero eso no viene de
Dios.

El joven que ama Dios, ¿sabe qué hace, jóvenes? Se somete a sus autoridades espirituales,
pero no porque se someten... porque ¡bah! Hay que someternos, ¿no? Se somete, porque de
todo corazón se somete, por eso, vean la diferencia de una persona que ama a Dios, miren a
David, el rey, jovencito ungido como rey, pero siempre sujeto a autoridad, siempre sujeto a
autoridad, ¿qué era? ¿un muchacho anormal? ¿No tuvo un psicólogo al lado que le dijera que
tenía que descubrir su personalidad? No, tenía algo a dentro, era humilde de corazón, y
cuando se es humilde de corazón, uno se somete y se sujeta, aprende a escuchar de la
autoridad espiritual y a decir, lo que me dice, viene de Dios.

Y te voy a decir más, si lo que me dice no es de Dios pero yo lo hago por venir de una
autoridad, Dios me honrará a mí, pero le pedirá cuenta a él porque me haya hablado algo que
no era de Dios, pero a mí me va a honrar por haberme sujetado a la autoridad. Por eso David
cuando se sujetó a Saúl, cuando hacía cualquier tontería, pero Dios a quién honró, ¿a Saúl o
a David?

Pero luego dice, y todos sumisos unos a otros; y hay una grandeza que tenemos que
aprender en la Iglesia del Señor, sujetarnos los unos a los otros en el cuerpo de Cristo. Por
eso la Palabra dice, considerando los demás como superiores a mí mismo.

Yo repudio, en el Nombre de Jesús, cuando los hijos de Dios empiezan a decir, no, es que yo
sé que la Palabra dice... que mira lo que dijo aquél que se equivocó, siempre están
buscándole el pelo al huevo, siempre buscan la mosca en la leche, siempre... Todo tiempo,
hay poca humildad de corazón, hay poca humildad de corazón para aprender a sujetarse y
saber que el Espíritu Santo también está allí, y me puede bendecir a través de mi hermano y
de mi hermana, me puede hablar, me puede mostrar a algo que yo no he visto, y puede
enriquecer mi vida por la grandeza de Cristo que está dentro tuyo, si yo me olvido de eso
afrento a Cristo, porque no es el asunto con el hermano, la hermana, si yo hago esto con
Ruth, no es un problema de Hernán con Ruth, es con el Cristo que está en Ruth, me vengo
contra ése, no contra la mujer que contiene la grandeza de Cristo.
Por eso dice, humíllense bajo la poderosa mano de Dios, porque donde está el poder de
Dios y la presencia del Señor, y yo aprendo a humillarme, entonces Dios me exalta. Pero,
¿para qué me exalta? Para que se me vea, no, para ser efectivo sobre la Tierra para que el
diablo huya, para que no tenga nada que hacer, por eso dice después echando toda vuestra
ansiedad sobre él porque él tiene cuidado vosotros, ¿sabe por qué? Porque la ansiedad
es sinónimo de una mente dividida, eso es lo que significa la palabra ansiedad originalmente,
mente dividida. ¿Sabe por qué? Porque la ansiedad en vez de permitirme meditar en el Señor,
me hace siempre estar pensando en aquello, en lo otro, y esto, y hay que solucionarlo, y
necesito, y no meditó en el Señor.

Miren cuando veníamos para acá, veníamos hablando con nuestros hijos, por lo general como
papás somos bastante molestos con nuestros hijos, le estoy hablando de Lety y de mí, ¿sabe
por qué? Porque, no, no estoy hablando de todos los papás, no, estoy hablando de estos
papás con los hijos que Dios nos dio. ¿Sabe por qué? Porque una y otra vez repetimos, les
decimos, les insistimos, ¿para qué venimos? ¿Y para qué estamos acá? Y hoy les venía
preguntando varias cosas, pero entre otras cosas les dije, y si hay muchos pensamientos en
nuestra mente, ¿cómo podemos hacer para poder adorar al Señor verdaderamente cuando
estamos en la reunión? Y... intentaron varias cosas, hasta que Ariel se le encendió el foco, y
dice, pensando en Él. Ésa es la respuesta, le dije, si yo cuando llego acá pienso en el Señor,
nunca voy a tener un problema de distracción.
EL PODER DEL NUEVO PACTO

1 de marzo de 2009

Si el Señor nos dice, que el camino que vamos a comenzar a andar nunca antes lo
anduvimos, nunca antes lo caminamos, no lo conocemos, ¿de qué manera nosotros vamos a
poder caminar ese camino? ¿Cómo? Dígame, dígame... Sólo por el Espíritu. ¿Por qué sólo
por el Espíritu? No hay otra fórmula, digo, sería bueno que hubiera otra, ¿no? Tal vez, una
ayudita o algo quisiéramos, pero ¿por qué sólo por el Espíritu? Nosotros sabemos que es por
el Espíritu, pero ¿cómo? Porque Él es el único que conoce el camino, para mí puede ser
nuevo, pero para el Espíritu Santo no es nuevo porque Él lo conoce anticipadamente.

Por eso, yo quiero que analicemos algunas cosas muy concretas y muy sencillas, digamos
entre comillas, porque son cosas que conocemos de la Palabra, pero vamos a comprender lo
que el Señor nos está llevando a partir de este año, y qué es lo que Él quiere producir de
nosotros, su Iglesia. Vamos a comenzar en el evangelio de Juan el capítulo 3, es lo primero
que vamos a leer, en un pedacito muy breve que vamos a a leer sobre el relato del encuentro
que Jesús tuvo con Nicodemo cuando le habló acerca del nuevo nacimiento.

Pero hay unas palabras muy trascendentes y necesitamos aprender a ver cómo el Señor ve
estas cosas; y aprender a rescatar las cosas más importantes que traen una lección a nuestra
vida, y sobre todo ponen una base y un fundamento a nuestra vida. Juan el capítulo 3 a partir
del versículo 6, dice:

"Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No
te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde
quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel
que es nacido del Espíritu." Juan 3:6-8

Deténgase. Acá la Palabra establece una verdad muy importante que a veces perdemos de
vista. Estoy convencido que a medida que van pasando los años, a veces, lo que debiera ser
para nuestro bien, resulta ser para nuestro mal, porque cuando conocemos al Señor, cuando
le entregamos nuestra vida, las cosas de Dios no suelen ser más sencillas de lo que son
pasados los años. Fíjese lo que Jesús declaró. Primero dijo, lo que nace de la carne, es
carne, porque del mismo género va producir. Lo que nazca del Espíritu, va ser algo que
continúe siendo del Espíritu.

Ahora bien, le dice a Nicodemo, tú conoces el viento, todos conocemos el viento y el viento no
sabemos ni de dónde viene, ni a dónde va pero oímos su sonido. Quiere decir, que es algo
que si lo tuviéramos que explicar nos costaría hacerlo, si nosotros tendríamos que dar una
razón para el viento no podríamos darla; hoy cuando salimos de casa, no sé en la zona dónde
usted vivía, pero cuando salimos de casa, había un montón de viento, muchísimo viento y a
veces el viento, uno cree que sabe de dónde viene, en esa viene de allá, sí pero al rato le
pega por acá, y dice, ¿pero qué pasó? Porque uno no puede controlarlo, no es algo que uno
pueda decir, ¡ah! Surgió, nació acá y se va a morir a allá. Sabemos que es viento, oímos su
sonido, percibimos su influencia pero no sabemos, ni de dónde viene, ni a dónde va.

Pero lo importante para Jesús, ¿era hablar del viento? ¿Qué era lo que Él quería enseñar al
hablar acerca del viento? Dígamelo usted, porque está ahí en el versículo y es muy sencillo.
¿Qué quería enseñar Jesús? ¡Ah! ¿Cómo? Nacer en el Espíritu, pero ¿qué quería enseñar
acerca de eso? Nacer de nuevo, pero algo más dice ahí ese mismo versículo, ¡ah! ¡ah!¡ah!
¡ah! Así se manejan, así se comportan, dijiste, los que viven por el Espíritu, pero quiero que
me digas si la palabra viven está en el versículo, ¡ah! Yo quiero que usted vea algo, es muy
sencillo, ¿no? Cuántas veces leímos el pasaje de Nicodemo. Ok, pero fíjese lo que Jesús
estableció.

Jesús dijo, todo el que es nacido del Espíritu, es igual que el viento, uno no sabe ni de dónde
viene ni a dónde va, pero su influencia se va sentir, ¿por qué le hice la aclaración a Pamela?
Con respecto a vivir el Espíritu, y con respecto a nacer en el Espíritu, porque vivir en el
Espíritu es una verdad que la Palabra también nos enseña a través de las cartas de Pablo, y
esa es una verdad.

Pero yo quiero que vea el fundamento de la verdad, que luego enseñó Pablo. El fundamento
para Jesús es, que todo aquél que nace del Espíritu, entonces, es un ser, ¿cómo? Un ser
espiritual. Por eso Jesús dijo: Primero, lo que nace de la carne, es carne, lo que nace del
Espíritu, es espíritu.

Por eso, a veces pasan dos cosas, uno, para aquél que nace del Espíritu las cosas del Señor
son sencillas. Escuchen, porque no está pensando en lo que puede hacer o en lo que puede
lograr, cree en el Señor, sabe lo que ha recibido y camina. Y lo segundo que pasa es, que
nosotros nos volvemos viejos en la doctrina y en el conocimiento, y mañosos, como a veces
pasa con muchos viejos, que llegan a la vejez y se vuelven mañosos, ¿por qué? Porque hay
uno nuevo, y en vez de permitir que vuele con las alas que el Señor le está dando, las alas del
Espíritu, y que así como comenzó a caminar siga caminando, empezamos... no pero ten
cuidado por... mira que tú no sabes todavía y necesitas aprender, y fíjate que eres muy nuevo
no sea que vayas tropezarte y vayas a caer...

Entonces, anticipadamente, le estamos diciendo, tú depositaste toda tu confianza en el Señor,


creíste que te daba una vida nueva, pero ahora yo te digo, ten cuidado con esa vida nueva
porque te puede ir mal, ¿me está entendiendo? Siempre nosotros ponemos un freno a aquello
que nació del Espíritu.

Ahora dígame, si algo nace del Espíritu, ¿por qué razón yo tengo que suponer que no podrá
continuar siendo del Espíritu? Si aquello que nace con una simiente, con algo que le es
propio, tiene que mantener aquello con lo cual nació. Yo jamás pienso de una planta que de
pronto, una vez que la planté que comenzó a crecer se va convertir en otra planta, yo no salgo
al jardín para decirle a la planta que planté hace seis meses, ten cuidado no te vayas a
convertir en la otra planta que está al lado tuyo porque están tan cerca, ¿me está
entendiendo?

Pero a veces hacemos eso con los que han nacido del Espíritu. Pero lo peor es que nosotros
perdemos esa sensibilidad espiritual, no podemos vernos a nosotros mismos como aquellos
que hemos sido transformados y nacimos del Espíritu, por lo tanto, Dios nos considera
hombres y mujeres espirituales; y como hombres y mujeres espirituales, todo lo que hagamos
será del Espíritu, así piensa Dios.

Ese es el punto, y eso lo que quiero mostrar de las sencillas palabras de Jesús que muchas
veces hemos leído, Jesús no habló de alguien que vive en el Espíritu, que nos de la impresión
que tiene años de conocer a Dios, no, Él dijo, cuando alguien nace del Espíritu es como el
viento, no sabe ni de dónde viene ni a dónde va, pero es guiado por el Espíritu, porque algo
adentro ocurrió, recibió algo nuevo que no tenía y eso nuevo es ahora su propia persona.

¿Qué quiero decir? Lo que ha recibido la vida de Cristo, la naturaleza de Cristo, es su


persona, para Dios, ya la vieja naturaleza no existe, es lo que Pablo luego por el Espíritu, se
dedicó a escribir y el Señor nos lo dejó como parte de esta preciosa Palabra, pero unas
sencillas palabras de Jesús dicen mucho más de lo que nosotros alguna vez hemos pensado.

Por lo tanto, lo primero que yo tengo que saber, como base y fundamento de mi vida, ¿sabe
qué es? Que a partir de que nací de nuevo soy una nueva persona y soy un hombre o una
mujer espiritual, ya lo soy, y solamente que aprenda a escuchar como lo escuché desde el
primer día la voz del Espíritu Santo, seguiré siendo una persona que no sabré, ni de dónde
vengo ni a dónde voy, pero sabré que estoy siendo dirigido y guiado.

Fíjese, que cuando ya nos volvimos mañosos, Dios habla algo como lo que habló en la
Palabra Profética, y dice, es un camino nuevo jamás hemos andado por acá, ¿y qué le pasa a
usted por adentro? Empieza a sentirse incómodo, y... ¿cómo será? Habrá señales en el cielo
y en la Tierra, ¿Huy, cómo será? Entonces, estoy todos los días... a ver las señales en el
cielo...
Espere, espere, espere. Dios le dijo, Dios le anticipó algo que iba a empezar a ocurrir a partir
de este año, ¿pero Dios le dijo que junto con eso se preocupara? ¿Dios le dijo, que ahora
todas las mañanas se levante más temprano para escuchar el noticiero a ver si anuncian la
señal del cielo y de la Tierra? ¿Se da cuenta? ¿Dios le dijo, que tuviera mucho cuidado, que
por favor no se equivocara, no sea cosa que en este nuevo camino usted se quedará atrás
porque no lo vio y no lo llegó a discernir? No, porque Dios le está hablando a su Iglesia, y
cuando Dios le habla a su Iglesia, Él le habla a una Iglesia espiritual, porque para Dios lo que
ha nacido del Espíritu es espiritual, viene del Espíritu.

Ahora bien, mire por favor 1 Corintios, capítulo 2, mientras usted lo busca lo único que quiero
decir, para enfatizar lo que venimos viendo en la Palabra, es que por lo tanto, por todo lo que
hemos dicho, un nacido del Espíritu, es alguien que siempre estará listo y preparado para todo
los cambios que vengan de Dios, porque el viento no sabe ni de dónde viene usted, ni a
dónde va, sin embargo, usted dice, si hay viento algo va a pasar; posiblemente, o se limpie el
cielo o al contrario, posiblemente traiga lluvias y va a llover, pero usted sabe que algo va a
pasar.

Lo que le quiero decir es esto, alguien que nace desde el Espíritu y es guiado, por lo tanto, por
el Espíritu, es alguien que está preparado a los cambios, no le asustan los cambios, escucha
la voz del Espíritu y sigue lo que el Espíritu le dice, no tiene ningún conflicto con eso. Ok.
Ahora sí, 1 Corintios, capítulo 2, vamos a leer el versículo 9, y es algo que también la Palabra
Profética anunció y se estableció este primer versículo 9, como una de las bases para
expresar lo que Dios hablaba a partir de este año. Dice:

"Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en
corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos
las reveló a nosotros por...¿Quién?... por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del
hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las
cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del
mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha
concedido". 1 Corintios 2:9-12

Deténgase, primero hay una promesa que es poderosa, absolutamente poderosa, porque
además usted sabe que toda palabra que sale de la boca de Dios es para ser cumplida. De la
misma manera que Dios dijo al principio sea la luz, y fue la luz y nada se interpuso a que fuera
la luz, de la misma manera si Dios dice, cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en
corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. A usted ¿qué le
parece que va a ocurrir? Que aquellos que le amamos, todo lo que está en el secreto del
corazón y la mente de Dios, va a ser algo que Él nos lo haga saber.
Ahora, al principio pregunté, ¿por qué solamente el nuevo camino que Dios nos está hablando
lo podemos vivir por el Espíritu? Aquí usted tiene la respuesta, porque dice, Dios nos la reveló
a nosotros, a partir del versículo 10 por el Espíritu porque, ¿qué pasa con el Espíritu? El
Espíritu todo lo escudriña aún lo profundo de Dios, quien tiene acceso a lo más íntimo del
corazón de Dios es el Espíritu, y el Espíritu es quien nos revela a nosotros aquello que está en
esa intimidad de la mente y el corazón de Dios.

Por eso, siempre es un error pensar que Dios le va a hablar a algunos, pero a mí no porque
yo todavía no llegué, eso es un error, yo estoy haciendo a Dios discriminatorio, yo estoy
presuponiendo que Dios hace diferencia de personas, cuando la Palabra establece que Dios
jamás hace acepción de personas. Lo único que Dios dijo, es que esas las va a revelar, ¿a
quiénes? A los que le aman, es lo único que dijo.

Porque, ¿sabe lo que pasa inconscientemente? Volvemos a poner la fuerza, aún de las palabras
que leemos, en lo que vemos de nosotros mismos o en lo que creemos que podemos o no
podemos hacer, y lograr. Entonces digo, claro al profeta, ¿cómo Dios no le va decir? Si
conocemos el profeta, por supuesto que le va decir todo lo que quiere, pero a mí me falta
tanto, solamente hágase una pregunta, si Dios le revela el profeta, ¿usted qué entiende por el
versículo 9? ¿Qué pasa con el profeta? Que ama Dios, ok.

¿Usted ama Dios? Dios le va a revelar todo lo que le quiera revelar, ¿me está escuchando?
Porque sino nosotros le trasladamos a Dios la culpa que nosotros sentimos por creernos así
de chiquitos, porque seguimos mirando lo que Dios, desde que nacimos de nuevo ya no mira
más, ese es el problema. Por eso, Jesús dijo a Nicodemo tan fácilmente, quien nació del
Espíritu es como el viento, es guiado por el Espíritu, no sabrá ni de a dónde viene ni a dónde
va, pero que va a saber que tiene una dirección lo va saber, en el momento oportuno lo va a
saber y no va a tener miedo, va a ser guiado e irá a dónde el Espíritu lo guie.

Por eso, Pablo, ahora también por el Espíritu nos dice, recuerdan lo que prometió el Padre,
hay una sola condición, a los que le aman, a los que le aman el Padre va a revelarle por
medio del Espíritu todo lo que está en su mente y en su corazón, todo. Ahora bien, fíjese lo
que dice, versículo 12, y esto me llamó mucho la atención, dice:

"Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de
Dios, ¿Para qué? ... para que sepamos lo que Dios nos ha concedido." 1 Corintios 2:12

Si usted lee la Nueva Versión dice, lo que Dios nos ha concedido en su gracia, otras versiones
dicen, gratuitamente. ¿Sabe lo que está diciendo aquí la Palabra? El Espíritu que hemos
recibido no es como el espíritu del mundo, es un espíritu que te hace saber todo lo que ya
recibiste, no lo que te falta, lo que ya recibiste, y ¿por qué lo compara con el espíritu del
mundo? Porque el espíritu del mundo hace exactamente lo contrario, el espíritu del mundo no
te dice, yo te veo con la capacidad para hacer tal o cual cosa, el espíritu del mundo te dice,
demuéstrame lo que tú sabes, y yo voy a ver si puedo confiar en ti. Vaya usted, preséntese en
un trabajo, preséntese en un trabajo, usted asegúrele a la persona que lo está entrevistando
que tiene la capacidad de hacer todo lo que le pide, aunque usted jamás lo hizo, y no estudió
para eso pero usted se considera que tiene la capacidad. ¿A usted lo toman? No.

Usted necesita demostrarle, al empleador, que lo sabe hacer, que tiene experiencia, que
estudió, que tiene título, además si el título tiene honores y calificaciones altas mejor para
usted, porque le da un poquito más de seguridad al empleador, de que usted va a ser bueno
con lo que le está diciendo que va a ser bueno. Pero aún así, si es algo importante y que a la
empresa le importa de verdad, lo va seguir examinando tantas veces como sea necesario
para saber si puede confiar en usted.

Sino pregúntele a Jairo. Claro, ¿te pasó eso sí o no? Para que te tomaran en la empresa.
Ahora, yo le hago una pregunta, aprovechando que tomo de ejemplo a Jairo, ¿usted
considera que antes de hacer su carrera de economía, Jairo tenía la capacidad que hoy tiene
para hacer lo que está haciendo? ¿Eh? Espéreme, espéreme, porque lo agarré, lo agarré con
esta pregunta lo agarré, ¿usted cree que Jairo antes de estudiar la carrera de economía tenía
la capacidad de hacer lo que hoy está haciendo? ¿Cómo? Sí la tenía, pero uno cree que no la
tenía, no tenía la práctica.

Fíjese como el mundo nos hace ver las cosas, esto es lo que quiero que usted vea, Jairo es el
mismo, antes de haber estudiado economía y después de que terminó la carrera economía,
es la misma persona, la capacidad la tenía estaba ahí, pero él necesitaba hacer todo eso para
cumplir los requisitos que en este mundo se establecen para darle el empleo a una persona,
pero nosotros estamos condicionados por lo que el mundo dice.

Entonces, vemos a alguien y decimos no, no acaba de salir del High School, no, no tiene la
capacidad pobrecito, le falta, no, es tan chiquilín, siempre está jugando y siempre se está
riendo... éste entrar a una cosa de economía, no. ¿Sí o no pensamos así? Aún de nuestros
hijos pensamos pensamos así, pensamos así, pero Dios no piensa así, eso es lo que yo
quiero hacerle ver.

El Señor le está diciendo por el Espíritu, usted ya sabe todo lo que Dios le concedió, y usted
puede decirle, no, a ver Señor, pero yo nunca hice lo que tú estás pidiendo que haga. Sí, pero
tú lo tienes, pero nunca anduve por ahí; sí, pero tú lo tienes, pero Señor a ver, dame un
tiempo de experiencia, permíteme practicar primero y después lo voy a poder... No, tú ya lo
tienes, comiénzalo a hacer y vas a ver que lo vas a hacer bien, solamente escucha y sigue la
dirección del Espíritu Santo y lo vas a hacer, ¿se da cuenta cuál es la diferencia?
Por eso la Palabra establece, que por el Espíritu nosotros sabemos lo que Dios nos ha
concedido, porque no es el espíritu del mundo, el Espíritu de Dios es completamente diferente
y contrario porque el del mundo está gobernado por, usted ya sabe quién, ¿no? El Espíritu de
Dios es un Espíritu dador, junto con Cristo, nos dio todas las cosas. Por eso, Jesús aún
cuando nadie entendía nada del nuevo nacimiento ni de su propia persona ni de su sacrificio
en la Cruz, dijo, el que es nacido del Espíritu es como el viento, sabe que irá a algún lado
guiado por el Espíritu y no tendrá temor, aunque no sepa ni por dónde ni a dónde.

Ahora, quiero que vaya a Hebreos 8 por favor, Hebreos el capítulo 8, Hebreos capítulo 8 y
vamos a leer desde el primer versículo. Hebreos el capítulo 8 desde el versículo 1, dice así:

"Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo
sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro
del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.
Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por
lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer. Así que, si estuviese
sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las
ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas
celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole:
Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte. Pero
ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto,
establecido sobre mejores promesas." Hebreos 8: 1-6

Deténgase, ahora no cierre porque vamos a continuar con este capítulo, pero quiero que
veamos algunas cosas aquí antes de avanzar. La Palabra está estableciendo que Cristo fue
levantado como un sumo sacerdote como nunca hubo otro. Este sumo sacerdote tenía una
diferencia notable con respecto a los demás, porque este sumo sacerdote venía a mostrar, a
establecer y a representar, un mejor pacto. Todos los sumo sacerdotes eran constituidos para
entregar sacrificios y ofrendas a Dios, ¿con qué base? Con la base del Antiguo Pacto.

Entonces, véalo de esta manera, usted siendo parte del pueblo de Dios en el Antiguo Pacto,
usted quería presentar algo a Dios o quería pedir perdón a Dios, ¿que tenía que hacer? Tenía
que ir con el sumo sacerdote, él entraba una vez al año al lugar Santísimo y él llevaba
sacrificio por el pueblo, por lo que usted le había pedido y aún por sí mismo, pero claro, el
problema es que ese sacrificio servía para un rato, por eso, entraba una vez al año, porque
cada año otra vez tenía que volver a repetir los mismos sacrificios.

Jesús también ofreció un sacrificio, ¿cuál es la diferencia de su sacrificio? Que su sacrificio


fue una vez y para siempre, grábese esto por favor: La obra de Cristo partió la historia y partió
todo concepto que el ser humano puede tener acerca de Dios.
Por eso, cuando la Palabra Profética habló este año, habló de esa señal como una de esas, o
mejor dicho, como la señal más importante que ha ocurrido en la historia de la humanidad:
Jesús como señal de Dios... Porque a partir de allí la concepción fue absolutamente diferente,
porque el sumo sacerdote que tenía que ir una vez al año y presentar los sacrificios, ahora no
tiene nada que hacer, perdió el trabajo, perdió su función porque este sumo sacerdote se
presentó una vez y para siempre y ofreció el mejor de los sacrificios, ¿por qué es mejor?
Porque es perfecto, y porque además no se va a necesitar ninguno más, nunca más, sirve
eternamente y para siempre.

Por eso, ese sumo sacerdote se presentó, pero él traía consigo la señal de un mejor pacto, y
esto es lo que ahora vamos a seguir leyendo, pero es lo que usted tiene que tener en cuenta,
le voy a explicar, ¿por qué? Porque en el Antiguo Pacto, todo está basado en el cumplimiento
de una ley y el cumplimiento requería el esfuerzo de cada uno de los que se sujetaban a esa
ley, por eso, aún la Palabra dice, que era maldito todo aquel que no cumplía la ley cuando
estaba sujeto a ella, fíjese si era fuerte. Pero aún así, Dios sabía que la ley no podía liberar al
ser humano, por eso necesitó establecer un mejor pacto.

¿Por qué le estoy diciendo esto? Porque muchas veces nosotros pretendemos que nuestra
comunión con Dios, que comenzó siendo por el Espíritu y para Dios es espiritual, se
transforme en una comunión por ritos, por costumbres y por ley. Por eso vamos a una
autoridad espiritual y le decimos, a ver ¿qué tengo que hacer? Ah mira, ve para la derecha,
¡ah! Ok. ¿Por qué la derecha?

Ahora pregúntele a esa persona, ¿si antes de ir a una autoridad espiritual alguna vez le
preguntó al Espíritu Santo si era a la derecha? No, es más fácil ir a la autoridad para que me
diga a la derecha, si sale mal, ¿quién va a tener la culpa? La autoridad. Porque yo quiero que
me digan lo que tengo que hacer, porque quiero una comunión con Dios que sea por ley, ¿es
esto? Yo hago eso, es el diezmo, te lo traje, ahí está el diez por ciento, no le saqué ni un
centavo, eh, está todo. ¿Acá? Bueno, acá no me dijiste Señor, ¿cuánto era? Así que acá, lo
que me sobra o esta vez no me sobró, acá me manejo por ley, si yo entiendo espiritualmente,
acá la ley me quedó corta y no sé que hace, y acá, acá es una incomodidad.

Entonces, cuando a alguien viene a hablarme sobre este canasto y no sobre aquel, me
empiezo a sentir incomodo, porque me dice algo, que como no tiene ley, nadie me está
diciendo has esto o has esto, y eso a mí me incomoda. ¿Sabe cuál es la incomodidad? Que
yo sé que necesito escuchar al Espíritu Santo y no quiero escucharlo.

Por eso, para Jesús, el que nace del Espíritu es espiritual, ¿sabe cuándo deja de serlo?
Cuando dejo de oír la voz que lo guió desde el primer momento, porque es la misma voz que
guió a esa persona, sin nacer de nuevo para reconocer a Jesucristo, rendirse a Él y pedirle
perdón por sus pecados, es el mismo Espíritu Santo, el Espíritu Santo no está limitado para
hablarle sólo aquellos que nacieron de nuevo ¡eh! Porque entonces, no nacieron de nuevo.

El Espíritu Santo le habla a quién Él le quiere hablar, y el único que puede lograr que alguien
nazca de nuevo y que comprenda cuál es su situación espiritual y que comprenda su realidad,
que reconozca a Cristo y que sepa que ese sacrificio lo va a hacer una nueva persona, el
único que lo puede hacer es el Espíritu Santo, así que aún tú tienes que desechar cualquier
otra cosa. Mira, el mensaje pudo haber sido extraordinario el día que tú te entregaste, el
predicador fenomenal, pudo haber sido algo sublime, pero el único que lo hizo fue el Espíritu
Santo, es el único, el único que produjo algo aquí adentro, que tú tenías una convicción que
no te explicabas ni por qué, ése es el Espíritu Santo.

Por eso, Jesús dice, como nació del Espíritu sin saber nada y estando en oscuridad pudo
apreciar la voz, la supo escuchar, ahora, habiendo nacido de nuevo, esa misma voz lo va a
guiar el resto de sus días. Pero nosotros con el paso del tiempo, preferimos la ley en vez de
seguir en este mejor pacto. Fíjese de qué se trata este mejor pacto, lea partir del versículo 7,
dice:

"Porque si aquel primero...Hablando del Antiguo Pacto... hubiera sido sin defecto,
ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos
dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la
casa de Judá un nuevo pacto; No como el pacto que hice con sus padres El día que los
tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en
mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que
haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en
la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me
serán a mí por pueblo; Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano,
diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el
mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus
pecados y de sus iniquidades. Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo
que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer." Hebreos 8: 7-13

Dios habló que a partir de este año comienza un nuevo tiempo, el anterior está viejo, lo que es
viejo va a desaparecer, si usted intenta ir para atrás y dice, ¿a ver cómo lo hacíamos? Por
eso, la Palabra fue muy clara, no va a servir ni cómo lo hacíamos, ni la experiencia, ni el
conocimiento, no va a servir. Porque eso Dios dijo, está viejo y lo que es viejo va a
desaparecer.

Ahora fíjese, el Nuevo Pacto tiene otra base, el Antiguo decía, ahí están los levitas, ahí están
los sacerdotes, el sumo sacerdote, ellos van a oficiar todo delante de Dios y el pueblo irá y
presentará las cosas que ellos llevarán y entregaran al Señor. Ahora, este Nuevo Pacto dice,
hay un sumo sacerdote que es para siempre, su sacrificio ya no se volverá a repetir porque
sirve eternamente; ahora cada uno me conocerá íntimamente.

Ahora no es una ley externa que se escucha y hay que obedecer, ahora hay una ley interna
que se ha recibido y por esa ley vive. Por eso el Nuevo Pacto dice, estableceré mis leyes en
su mente y las pondré en su corazón; y lo más tremendo es que diga, nadie le dirá a su
prójimo ni a su hermano conoce al Señor.

Ahora, usted puede preguntarse y decir, bueno pero si ahí dice que en el Nuevo Pacto nadie
le tendrá que enseñar a otro, entonces, ¿por qué hay tanta enseñanza siempre en la Iglesia?
Espéreme, ahora vamos, y vamos, sí yo me adelanto, por lo menos si se hizo la pregunta, si
no se la hizo no importa, pero si se la hizo, entonces mejor la respondemos, si usted se la
hizo, fíjese lo que dice, porque dice, ninguno le enseñara o le dirá, ¿qué cosa? Conoce al
Señor.

Escuche, los cinco ministerios han sido constituidos por Jesucristo, ¿no? Ok. Ellos trabajan
para edificar, para perfeccionar y para hacer que la Iglesia esté preparada para lo que tiene
que hacer, ¿no es así? Ok. Aún la Palabra habla de los hermanos entre el Cuerpo que son
aptos para enseñar, Ok, cualquiera de ellos que enseña, lo que enseña es lo que viene de
Dios para que usted pueda ver hacia dónde Dios lo quiere llevar, pero le voy a decir algo que
usted tiene que comprender, ninguno le va a poder decir a usted, conoce al Señor.

Yo hoy puedo estar transmitiendo esto que el Señor puso en mi espíritu y en mi corazón, pero
para mí es imposible decirle, a cualquiera de ustedes, conoce al Señor. Mira Daniel, conoce al
Señor, es así, mira que te lo voy a dibujar, te lo voy a escribir en un papel para que sepas que
así Dios, es imposible, es imposible.

Pero saben cuál es el punto, que nosotros intentamos hacer eso aún con la gente nueva,
nosotros le queremos decir, mira es así y así y así Dios ¡eh! Es de esta forma, de esta
manera, y ¿sabe lo que hacemos sin darnos cuenta? le trajimos al Nuevo Pacto el espíritu de
la ley y de la letra, si haces A, B y C... Dios va hacer E y F... porque no estoy comprendiendo,
que si simplemente le digo lo que yo he recibido, el Espíritu Santo hace la obra y cuando
nació de nuevo nació del Espíritu y el Espíritu será quien lo guie todos los días de su vida.

Pero claro, como a mí me cuesta creerlo, aún para mí, entonces, prefiero para éste que no se
me escape, ya que es nuevo, que no se me escape, le voy a decir todo el abecedario, le voy a
leer la cartilla de lo que significa ser un buen cristiano para tenerlo agarradito y seguro; y si me
da mucho miedo leerle toda la cartilla, hago el paso contrario le hablo del amor de Dios y que
Dios le va a solucionar todo esto después cuando ya entró, le digo todo lo que me falto
decirle. Minimizamos la obra del Espíritu, pretendiendo hacer nosotros, lo que solamente el
Espíritu de Dios puede hacer.

El Nuevo Pacto tiene una particularidad, todo lo que es de Dios, la verdad de Dios ha sido
grabada en nuestros corazones, en nuestras mentes y en nuestros espíritus, allí está, nadie
necesita decirte, conoce al Señor, es por aquí o es por allá, porque eso es tarea, solamente,
del Espíritu de Dios.

Si nosotros entendemos esto, vamos a comprender el poder del Nuevo Pacto, porque el
Nuevo Pacto es poderoso mientras que nosotros vemos el poder que encierra. Mientras yo sé
que Dios, a través del Nuevo Pacto, lo que hizo fue ponerme en una plataforma sobre la cual
puedo estar firme y seguro, si yo intento tomar las cosas a mi manera y agradar a Dios a mi
forma y por mi esfuerzo, yo estoy diciéndole a Dios, voy a quitar la plataforma que me pusiste
por el Nuevo Pacto para establecer la mía, yo no creo que te pueda conocer, si yo no hago
esto y esto y esto... Entonces le digo, sí Tú dices que tus leyes están dentro de mi mente y en
mi corazón pero yo creo que tengo que hacer esto, si no no te voy a agradar.

Entonces, quito la plataforma que me puso Dios y pongo la mía, así me gusta más agradarte.
No funciona. El que nace del Espíritu es espiritual, escucha la voz del Espíritu y sigue sus
indicaciones; y no tiene ningún problema si pareciera que el Espíritu no está hablando, ¡eh!
Hasta que el Espíritu hable yo no me muevo, hasta que el Espíritu Santo no me hable yo voy
a quedarme en este mismo lugar y en ésta misma posición y en lo que Dios me dijo hasta que
llegué aquí, hasta aquí yo llegué por voz del Espíritu, lo próximo tendrá que ser por voz del
Espíritu. Porque a veces, también intentamos apurar a Dios, ¿y cómo, y qué paso con esto? Y
te estoy apoyando en oración en aquello que me dijiste, y no te parece... ¿y no estarás
escuchando? Espere, espere, si usted conoce al Señor y discierne la voz del Espíritu, usted
sabrá cuándo el Espíritu Santo le está hablando, ésa tiene que ser su convicción y su
seguridad.

Ahora, no estoy queriendo decir que no oremos los unos por los otros, no estoy queriendo
decir que no podamos recibir un consejo espiritual de alguien que nos hablará una Palabra de
Dios, por favor entiéndame, lo que le quiero explicar es que yo no puedo reemplazar por mi
esfuerzo y a mi manera, lo que Dios ya estableció para mí.

Sí Él dijo que hay una verdad en mi vida a partir del Nuevo Pacto, ésa es mi base, ése es mi
fundamento, y a partir de ahí puedo caminar. Ahora fíjese lo que dice 2 Corintios 3, y yo
quiero terminar con este pasaje que vamos a leer ahora, 2 Corintios el capítulo 3; 2 Corintios
el capítulo 3 y vamos a leer desde el versículo 4, dice:

"Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes
por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra
competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes... ¿de
qué?...de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra, ¿qué hace?...
mata, mas el espíritu vivifica." 2 Corintios 3:4-6

Iglesia, usted sabe que si Dios habló que vamos a caminar un nuevo camino y que la Iglesia
es la señal de Dios sobre la Tierra, es evidente que lo que Dios está pretendiendo no es para
nosotros, es para el mundo, es lo primero que usted tiene que recordar; porque sino usted se
va a entretener en los espejitos de colores que se ven muy lindos pero no sirven para nada,
es sólo eso, un entretenimiento. Sí, todo eso Dios lo dijo a través de la Palabra Profética que
va a ocurrir a partir de este año, si yo lo tomo sólo como para mí, para nosotros aquí dentro,
entonces estamos viendo espejitos de colores, lo que Dios habló, es qué clase de señal va a
ser la Iglesia para el mundo. ¡Ok!

Para ser esa señal que Dios habló, entonces la Iglesia tiene que ser una Iglesia que ministre a
los demás de acuerdo a cómo Cristo nos ha ministrado a nosotros como sumo sacerdote. Si
yo sigo pensando como miembro del Cuerpo, que yo lo sé hacer, lo puedo hacer, que yo le
voy a esforzar por hacerlo y por lograrlo, déjeme decirle, voy a terminar en fracaso, porque yo
lo que estoy haciendo es poner mi confianza en lo que creo que es mi competencia, yo me
creo competente para hacer esto, yo me creo competente para mostrar al mundo que soy una
señal de Dios.

No, Dios dijo que va hacer de nosotros una señal, y Él lo va hacer no porque seamos
competente por nosotros mismos, porque Él nos hace competentes, porque hemos nacidos
del Espíritu y somos guiados así como el viento, por el Espíritu, sin que nadie se de cuenta,
pero somos efectivos y cumplimos el propósito que tenemos que cumplir, porque estamos
escuchando al Espíritu de Dios y estamos siendo guiados por el Espíritu de Dios. Si yo a esto
trato de sumarle mi propio esfuerzo para lograrlo, yo una vez más vuelvo a traer a lo que
viene del Espíritu de Cristo el espíritu del mundo, porque digo, la letra dice, es que la Palabra
Profética dijo, me ato a la letra y no entiendo al Espíritu que hay detrás de la letra y lo quiero
hacer a mi manera.

Mire, usted tiene un enorme privilegio, y es que cada jueves usted viene aquí, y hay hermanos
y hermanas que con la gracia y la unción del Espíritu, lo están llevando de la mano para
comprender la Palabra; y eso está bien, déjame decirle que fue una instrucción nuestra como
Ministerio, pero sabe que, aunque a usted nadie le dijera nada ningún jueves, esa Palabra se
va cumplir y usted tiene que poder discernirla por el Espíritu.

Escúcheme lo que le estoy diciendo, yo no puedo confiar que, ¡ah, no! y esto, ¿cómo se
come esto? ¿Cómo lo voy a entender? ¡Ah! Qué bueno que el jueves me lo van a enseñar...
No, no es así, porque usted cree que le están enseñando a conocer a Dios, y a Dios lo conoce
usted porque Dios ya le mostró cómo era conocerle, por medio del Espíritu.

Lo que le están enseñando el jueves, es a discernir lo que viene de Dios, pero la tarea no es
de quien esté el jueves aquí enseñando, la tarea es de la Iglesia que conoce al Señor. Una
Iglesia que conoce al Señor no tiene problemas de que tome lo que viene de Dios y comience
a orar para discernirlo, y cuando se presentan las oportunidades que vienen de Dios, todos los
días en el lugar dónde estoy, yo sé que Dios allí me estará dirigiendo, y tendrá que ver lo que
me está pasando hoy con lo que la Palabra Profética dijo, porque yo aprendí a discernir la voz
del Espíritu Santo.

Cuando empiezo a ver a todos desesperados, yo tengo la oportunidad de que me vean como
esa señal de Dios, pero no porque yo me hago el fuerte cuando tengo un problema económico
impresionante, digo, no. pero no, no puedo llorar, no, tengo que ser fuerte para mostrarle que
lo económico a mí no, porque tengo claro el testimonio antes que otra cosa.

No, no es así, yo puedo pasar por cualquier circunstancia como cualquier otro, pero hay una
absoluta diferencia, que a mí no me guía lo que a los demás los guía, que yo he roto con
espíritu el mundo porque he recibido otro espíritu desde que nací de nuevo, el Espíritu de Dios
me está guiando, y el Espíritu de Dios es el que dará testimonio de lo que está dentro mío, y
que no viene de mí, visiblemente me van a ver igual que los demás, pero internamente podrán
darse cuenta que hay algo mucho más poderoso y más fuerte que lo que ellos imaginaban.

Iglesia, esto tan sencillo de la Palabra, tan práctico es para que nosotros aprendamos a
despojar aquellas cosas que reconocemos que no son de Dios. Hay verdades que vienen de
Dios y están establecidas en la Palabra, ¿sabe para qué? Para que nosotros así como están
dichas las creamos.

Por lo menos para mí, volver a creer el relato de Jesús y Nicodemo y darme cuenta la
importancia que tenía que Jesús diga, el que es nacido del Espíritu es como el viento, para mí
fue algo que marcó mi vida y me pone una base que yo antes no estaba tan seguro que la
tenía, ¿entiende? Porque yo ya sé que yo puedo decirle a otro, aunque tenga un día de
nacido de nuevo, que será como el viento siempre que distinga la voz del Espíritu Santo, y
serás siempre una señal para este mundo, como Jesús fue una señal para el mundo, porque
el mismo espíritu que lo habitó a Él sobre la Tierra, nos habita a nosotros; el mismo Espíritu
que lo levantó de la muerte nos habita a nosotros, el mismo Espíritu nos ha dado una nueva
vida en Cristo... Y somos nuevas personas, no hay nada en nosotros, por lo cual lo podamos
lograr, pero por el Espíritu Dios nos ha dicho, tienes la capacidad y vas a llegar a todo lo que
Yo hablé. Sólo ámame y discierne la voz de mi Espíritu.
Pero quiero que usted ore al Señor, porque lo que puedo percibir por el Espíritu, es que usted
puede discernir que el Señor está hablando, diciendo algo que es muy práctico y muy directo,
pero Dios está hablándole de manera personal. Pero hay cosas que luchan dentro de usted, y
esas cosas que están luchando son las que lo llevan al plano equivocado, lo están metiendo
en el terreno que Dios jamás lo quiere meter, cuando algo viene de Dios usted siempre
permanecerá en el terreno adecuado, si usted se deja llevar por aquellas cosas que usted
siente o piensa, usted tiene que tener cuidado que eso no lo esté llevando al terreno
equivocado.

Lo único que Dios te dice es, cree en lo que Yo ya he hablado de ti. Créelo, créelo, deja de
pelearte contigo mismo, deja de decirme, te dice el Señor, tantas veces lo que me dices y
repetirme que no puedes, y repetirme que no sabes, y repetirme que no tienes fuerza, y
repetirme que no sabes cuál es el camino a tomar, ya no me lo digas más, porque Yo he
hablado otra cosa de ti, y mi Palabra es la verdad, lo que está fuera de ella no es la verdad, de
la misma manera que escuchaste la voz de mi Espíritu Santo aquel día que tu vida fue
transformada por mi poder, vuelve a escuchar esa voz, de la misma forma, simple, de manera
sencilla con la convicción de sólo el Espíritu Santo puede dar.

Y verás que muchas cosas que están esperando, parecieran detenidas, parecieran frenadas,
comienzan a fluir con libertad, porque el Padre jamás va a retener aquello que están en su
corazón, sus planes y propósitos, para aquellos que le aman, por el contrario, Él quiere
mostraste por el Espíritu, las cosas que están en su mente y en su corazón.
Vamos a orar.

Espíritu de Dios, te damos gracias, gracias Señor, gracias por tu Palabra, porque tu
Palabra es la que abre los ojos de nuestro entendimiento para que podamos ver, y hoy
podemos entender por qué el apóstol Pablo oraba así, que se abrieran los ojos del
entendimiento. Porque a veces el espíritu y la manera de pensar en el mundo, vuelven a
infiltrarse en nuestro corazón y nuestra mente, de tal manera que lo que es una verdad
rotunda de tu parte, nosotros comenzamos a cuestionarla y a preguntarnos y no
podemos creer.

Pero hoy queremos volver a la sencillez de esa comunión íntima de hombres y mujeres
que hemos nacido del Espíritu, y por lo tanto, somos como el viento, no sabemos
exactamente de dónde vinimos y no sabemos tampoco, hacia dónde vamos, pero sí
sabemos, que la dirección vendrá de tu Espíritu a cada momento en todas las áreas de
nuestra vida, vendrá dirección en todas las áreas de nuestra vida, escucharemos tu voz
y sabremos lo que nos está diciendo.
Padre, renunciamos a esos temores y esas dudas que se han puesto en nuestro
corazón, que vienen a contaminar lo que es puro y que es tuyo. Perdónanos Señor, por
darle lugar a esas cosas, hoy queremos descansar en ti, cuando Tú hablas, tu voz es
una dirección clara y segura, en tu voz jamás puede haber inseguridad de nuestra
parte, si hay inseguridad es porque hemos, poco a poco, hecho a un lado y a un
costado tu voz, de tal manera que ya no estamos tan seguros de poder discernirla, pero
Señor, eso no es lo que has hablado para tu Iglesia y para todos los nacidos de nuevo.

Por eso hoy, en Cristo Jesús, volvemos a declarar lo que tu Palabra es lo que por boca
del mismo Jesús fue dicho, todo el que es nacido del Espíritu, todo el que es nacido del
Espíritu, ha sido dotado de una capacidad sobrenatural para discernir la voz del
Espíritu Santo, nadie más que no sea nacido del Espíritu podría discernir esa voz,
porque sólo el nacido del Espíritu ha aprendido a conocer esa voz.

Sabemos, Señor que nos has llamado a crecer, a madurar, que estás formando a Cristo
en cada uno de nosotros, pero eso no significa que no sepamos o no podamos
escuchar y discernir, la voz del Espíritu.

Por eso en el Nombre de Jesús, hoy volvemos a rendirnos como niños que confían
plenamente, y que te dicen, Señor, Tú has hablado algo muy especial y sobrenatural
que comenzará a partir de este año, y has declarado algo, que en nuestro espíritu
siempre supimos, la Iglesia es tu señal para este mundo, pero ahora lo has hablado de
manera directa y puntual; y a partir de que Tú hablas, las cosas en el ámbito espiritual y
también en el natural, comienzan a ocurrir.

Señor, queremos ir de mano de lo que Tú has hablado y de la mano de la guía y


dirección de tu Espíritu Santo a nuestras vidas. Veremos los mayores desastres, los
mayores problemas, las mayores desesperaciones de la gente, pero en medio de eso,
también veremos los mayores milagros, la mayor manifestación de tu poder, la mayor
manifestación de tu gracia y de tu gloria, porque Señor, aunque el diablo cree que
puede estar haciendo una y otra cosa para engañar a este mundo, está presente sobre
la Tierra tu Iglesia para volver a establecer que ella ha vencido porque la victoria de
Cristo le pertenece, que ni siquiera las puertas del Hades pueden prevalecer contra ella,
que nadie puede doblegar el poder que la Iglesia tiene y que Tú le has conferido.

Por eso Señor, declaramos nuestro amor a ti, somos de los que amamos de verdad, te
amamos sinceramente, genuinamente, no por compromiso ni tampoco por un egoísmo
personal, te amamos con todo nuestro ser. Por eso, las cosas que están en tu corazón
y en tu mente serán reveladas a nuestros corazones y a nuestros espíritus por la voz
del Espíritu Santo.

Estamos dispuestos Señor, así como lo estuvimos desde el primer día que entregamos
nuestra vida y pudimos comprender la dimensión tan impresionante que tenía la obra
de Cristo, de la misma manera, hoy te creemos a ti Señor, volvemos a decirte, haznos
dóciles si nos hemos vuelto un poco necios, un poco duros para entender.
Queremos ser sensibles y sencillos Señor, ya no levantamos más argumentos delante
de ti, no ponemos excusa, no te explicamos tampoco lo que pensamos, como si de esa
manera pudiéramos convencerte de algo, te creemos a ti, Señor, y creemos que nos
has habilitado y nos has capacitado con todo tu poder y con la misma persona de
Cristo y has establecido un Nuevo Pacto con nosotros, ya tus leyes están escritas en
nuestro corazón y en nuestra mente, y te conocemos, te conocemos y por la voz de tu
Espíritu Santo te conoceremos cada día más.

Gracias Señor, te honramos, gracias por tu Palabra y gracias por el Espíritu Santo, te
honramos.
CRISTO EN NOSOTROS

23 junio de 2011

No sé si a usted le pasa, pero estamos tan acostumbrados a ciertas cosas, que le perdemos
el sabor. La primera vez que nuestra esposa hace un platillo nuevo que no conocíamos y que
le quedó muy bien, decimos, ¡extraordinario platillo! Después de quince años que lo viene
haciendo... ¡otra vez el mismo platillo! Sí, te queda bien y todo, pero... ¡pasaron quince años!
¿No? Pero claro, ¿qué ocurre? En vez de darnos cuenta que en ese platillo está la bendición
y la prosperidad de Dios, vemos que es el mismo platillo de hace quince años.

Y lo mismo nos pasa, a veces como Cuerpo, nos reunimos y tenemos la oportunidad de
adorar a Dios, y lo más extraordinario que perdemos de vista, es que Él se manifiesta en
medio de la alabanza de su pueblo. Quiere decir, que mientras le estamos adorando Él se
alegra de una manera especial, que no quita nuestros momentos personales e íntimos con el
Señor, pero usted entienda cómo valora Dios a la Iglesia, porque Cristo se entregó por ella.
Entonces, cuando un grupo de su Iglesia, porque no somos toda su Iglesia, ¿usted lo sabe,
no? Cuando un grupo de su Iglesia, que estamos reunidos en su Nombre adorándole, el
Señor se manifiesta en una manera especial.

Y yo hoy pude percibir eso, los chicos son los mismos, las canciones las conocemos, pero la
presencia del Señor nunca es igual, nunca es igual y creo que necesitamos aprender a valorar
lo que significa el Señor en medio nuestro, porque además, donde el Señor está, uno nunca
sabe lo que puede pasar, jamás.

Quiero comenzar a compartir la Palabra en este día, y quiero comenzar leyendo el evangelio
de Juan, el capítulo 17 y el versículo 23, usted seguramente tendrá alguna versión de la Biblia
en su mano, si alguno no tuviera una Biblia, alguien por favor se acerca a quien no tenga una
Biblia, sé que también a veces hay a disposición allí atrás algunas Biblias por si alguno
necesita una Biblia, sepa que allí atrás hay algunas Biblias para que usted puede utilizar.

Ahora, independientemente, de la versión que usted tenga yo lo voy a leer en una versión
particular que la tengo aquí anotada, se llama Nueva Biblia de los Hispanos o Nueva Biblia
Latinoamericana de Hoy, no sé porqué, pero le pusieron doble nombre a esta Biblia y uno no
sabe cómo llamarla, entonces, tiene que estar obligado a mencionar los dos nombres, ¿no?
Pero dice así. Juan 17 le voy a leer el versículo 23 dice de esta manera:

"Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo
sepa que Tú Me enviaste, y que los amaste tal como Me has amado a Mí." Juan 17: 23
NBLH
Quiero volver a leérselo y déjeme decirle, porque posiblemente alguno a no sepa el contexto,
Jesús está orando al Padre, esto lo está diciendo el Señor Jesucristo y está orando al Padre,
está orando por sus discípulos los que en ese momento estaban con Él, pero también ya en
esta instancia, en estas palabras Jesús está orando también por nosotros, por todos los que
creerían después por la palabra de ellos. Entonces, vuelvo a leer dice:

Yo en ellos... dice Jesús... y Tú... diciéndole al Padre... en Mí, para que sean
perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que Tú Me enviaste, y que los
amaste tal como Me has amado a Mí.

Lo primero que quiero decirle, es que Jesús cuando vino a la Tierra supo claramente por qué
estaba viniendo, Él no vino sólo por un acto de obediencia, aunque obviamente en su
corazón, en su mente y en su espíritu siempre hubo una actitud de obediencia. De hecho la
Palabra dice que Él fue perfeccionado en obediencia pero Él sabía para qué venia, Él sabía
cuál era su propósito y su propósito era manifestar al Padre en la Tierra. De hecho hubieron,
usted lo puede encontrar en varios de los evangelios, hubieron varios incidentes en algunos
momentos en que Jesús estaba hablando con los suyos, los más cercanos, los que todos los
días compartían con Él, y los suyos, que ya lo conocían le llegaron a decir, Señor —por
ejemplo— muéstranos al Padre y Jesús les tuvo que decir, ¿tanto tiempo hace que estoy con
ustedes y todavía no vieron al Padre?

O sea, si ustedes me ven a mí, a quien están viendo es al Padre, porque yo lo vengo a
representar Es decir, no tengo ningún interés en que me vean a mí si no van a poder ver al
Padre, por lo tanto mi propósito es manifestarlo a Él para que cuando me vean le conozcan y
sepan que Él es Dios. Esto que suena muy sencillo, son palabras superiores, porque hay que
tener una claridad de propósito para hacerse a un costado, aún siendo Dios mismo, porque
uno sabe que en la Tierra tiene un propósito mayor, que es manifestar al Padre.

Ahora, así como el Padre estaba en Jesús para manifestarse al mundo a través de Jesús,
ocurre otra cosa, Jesús dijo, yo en ellos... Quiere decir, de la misma manera Jesús está en
nosotros, los hijos de Dios, para manifestarse al mundo. Entienda esto, en el tiempo en que
Jesús estuvo la Tierra, quien debía manifestarse era Dios el Padre, a través de Jesús. Ahora
es el tiempo en que debe manifestarse el Hijo en toda su gloria y potencia y sólo lo va hace a
través de la Iglesia.

¿Sabe por qué? Porque cuando Él vino al mundo, Él vino a mostrar el plan perfecto de Dios el
Padre, pero cuando Él culminó su tarea en el mundo, ahora recibió un lugar de privilegio y una
posición de autoridad, que ahora Él necesita ser visto y reconocido para que todo ser humano
pueda ver que Dios, es Dios, que tiene un plan con la vida del ser humano y que quien cree
en Cristo tiene salvación.

Por lo tanto, a partir de que Jesús ascendió, como su obra estaba completa, ahora la Iglesia
tiene el privilegio de manifestar a Cristo. No por nada, la Palabra nos enseña que Cristo es
cabeza de la Iglesia, ¿por qué? Porque Él está representado, camina, anda, toca, hace, ve y
actúa en la Tierra a través de su Cuerpo, la Iglesia. Si no fuera así, jamás Dios hubiera dejado
esa figura para que la comprendiéramos, no existiría en la Palabra la figura de Cristo como
cabeza, y de la Iglesia como Cuerpo. Pero existe porque éste es el tiempo, hasta que
Jesucristo regrese, para manifestar al Hijo de Dios sobre la Tierra porque sólo en Él hay
salvación. Esto también demuestra otra cosa, demuestra que aunque muchos hablan de Dios
y dicen conocer a Dios, nadie puede conocer a Dios ni acercarse a Él si no reconoce a
Jesucristo, es imposible.

Por eso, en realidad cuando nosotros, como Iglesia proclamamos algo o a alguien, es a Cristo
y su obra, porque sin Cristo nadie puede ver a Dios. Ahora, fíjese por lo que dice el pasaje,
por lo que dice el versículo, que hay una realidad, el hecho de que Cristo viva en nosotros
produce, por un lado, un resultado específico y concreto para que al mismo tiempo se cumpla
un doble propósito. Primero, el resultado, ¿cuál es? Dice, para que sean perfeccionados en
unidad.

El resultado de que Cristo habite en nosotros, como Iglesia, es para que nosotros seamos
perfeccionados en unidad. No es posible que haya unidad si la persona de Cristo no nos
habita y no nos gobierna. La unidad nunca se va a dar por tener los mismos criterios, la unida
jamás se va a dar por establecer un acuerdo mutuo que estamos dispuestos a cumplir, ése es
el problema que hoy tiene la sociedad con los matrimonios y las familias, por eso se
destruyen, ¿sabe por qué? Porque como no hay verdadera unidad no hay una base para que
un hombre y una mujer pueden estar verdaderamente unidos, al primer problema se terminan
separando, y por ende destruyen la familia que ya habían formado, porque la unidad es una
cuestión espiritual así como el amor es una cuestión espiritual.

Yo siempre digo, que la gente dice, que se ama pero, ¿sabe cuál es la realidad? y no quiero
ofender a nadie que esté aquí presente con lo que voy a decir, pero nadie sabe amar si no
conoce a Dios, porque Dios es amor, el que conoce a Dios aprende a amar, mientras que no
se conoce a Dios no se puede amar, cuando conocemos a Dios nos damos cuenta que el
amor no es un sentimiento simplemente, o unas lágrimas que caen de mis ojos, el amor es
una decisión, es una actitud, el amor es algo que permanece, perdura, crece y aumenta, el
amor es lo que siempre nos provoca a buscar lo mejor de la otra persona, nunca el amor está
requiriendo algo personal a manera de una persona egocéntrica, que dice, por el amor que tú
me tienes, ¡dame!
Entonces, el amor es espiritual, la unidad es espiritual, quiere decir, que el primer resultado
que obtenemos porque Cristo viva en nosotros, es que seamos perfeccionados en unidad. Por
eso hay una tarea sobrenatural que el Espíritu Santo está haciendo en este tiempo de revelar
a Cristo a su Iglesia. Por eso Dios ha levantado nuevamente, después de siglos, los apóstoles
y profetas, no para que ahora todo el mundo se ponga el título y la etiqueta sino para que
Cristo, por la acción del Espíritu, sea revelado a la Iglesia, porque cuando Cristo se revela a la
Iglesia estamos a la puerta de una verdadera unidad y cuando hay verdadera unidad, ahora,
usted va a ver lo que ocurre.

No por nada el apóstol Juan, con sencillez pero con mucha profundidad del Espíritu escribió,
que nadie puede amar a Dios a quien no ve, si no es capaz de amar a su hermano a quien sí
lo ve. Si yo lo veo y por adentro no lo trago, no puedo amar a Dios, por más amoroso que yo
me muestre, esto es un serio problema en la Iglesia de Cristo hoy, ¿o no? Nuestros saludos
son saludos comprometidos, nuestro interés es un interés forzado, nuestras promesas de
oración son una hipocresía mentirosa porque después no terminamos haciendo nada, ¿no?

Sin embargo, Jesús oró, yo le puedo asegurar mire, no sé cuánto tiempo vaya a pasar ni lo
que tenga que ocurrir, pero si hay algo que le puedo asegurar es que, lo que Jesús oró se va
a cumplir. Mire no sé si todos nosotros pasaremos de aquí o no tengo idea ni me preocupa,
¡eh! No piense que estoy muy preocupado por eso, no quiero ser yo el que vaya adelante, no
me importa, porque algunos pensamos que si yo no estoy en el medio del asunto, Dios no la va
hacer, no. Dios me puede dar una patada, ponerme a mí a un costado, y Dios lo va hacer igual,
si yo molesto me va a correr pero Él lo va hacer. Entonces, le puedo asegurar que la Iglesia de
Jesucristo será perfeccionada en la unidad porque Jesús le oró al Padre y el Padre lo hace,
tiene el poder para hacerlo.

Entonces, el resultado específico de que Cristo viva en nosotros, es ser perfeccionados en


unidad, por una sencilla razón: Cristo es el mismo, Cristo no está dividido, por lo tanto el
Cristo que nos habita a cada uno es el mismo en todos los sentidos, tienen las mismas
intensiones, tiene los mismos deseos, tiene los mismos pensamientos, siempre está de
acuerdo con el Padre y siempre quiere hacer lo que al Padre le agrada. Por lo tanto, no puede
haber falta de unidad cuando los hijos de Dios somos gobernados por el Cristo que nos
habita, porque surgirán de nosotros los mismos pensamientos, los mismos intereses, los
mismos deseos. Ahora, ése es el resultado.

Pero le dije también, que había un doble propósito, y doble propósito es, primero, que el
mundo sepa que el Padre envió al Hijo. El resultado de que Cristo viva en nosotros es ser
perfeccionados en unidad. Pero ese ser perfeccionados en unidad no es para alegrarnos
porque realmente estamos unidos, el tener unidad tiene un propósito en Dios, y el propósito
que tiene, ¿sabe cuál es?
En primer lugar, que el mundo sepa y conozca que el Padre envió al Hijo, por eso le dije al
principio, que en este tiempo quien es visto es Jesucristo a través de la Iglesia. Por eso Jesús
sabiendo eso se estaba anticipando en esta oración, antes de su muerte, porque sabía el
tiempo que vendría después su resurrección y su ascensión. Entonces, cuando la Iglesia es
perfectamente una, el mundo tiene un testimonio verdadero de que Dios, el único Dios
verdadero envió a Jesucristo.

No estoy queriendo decir con esto que el mundo crea o no crea, lo que estoy diciendo, es que
el mundo lo sabrá, tenga testimonio de que esto es así, ¿está bien? Y lo digo a propósito por
algo que más adelante le voy a decir, ¿está bien? Entonces, recuerde el mundo tiene
testimonio cuando la Iglesia es una, de que el Padre mundial envió al Hijo, eso es el primer
propósito concreto.

Y el segundo, es que también el mundo sepa que el Padre nos ha amado a nosotros de la
misma manera que amo a Jesús. Mire, yo sé y usted lo sabe si ha leído la Biblia un poco, que
Dios no hace acepción de personas, ¿sí o no? ¿Usted sabe eso? Y si no lo sabía se lo estoy
dando a conocer ahora, el Padre no hace acepción de personas, eso dice, la Biblia.

Ahora, estamos hablando de Jesús, que es el Hijo de Dios, Dios mismo, que si bien fue
enviado a la Tierra y se hizo hombre, es Dios, ahora está lleno de gloria, de honor, de poder,
está sentado a la derecha de Dios, humanamente yo no puedo entender cómo diga que nos
ama a nosotros igual que a Él, porque lo que Él dice, nosotros no lo hicimos, ¿o sí? Por eso,
la Palabra dice, tal vez alguno, es raro que alguno quiera morir por otro, tal vez alguno podría
llegar a morir por un amigo... No, Jesús murió por nosotros cuando éramos enemigos, eso no
lo hemos hecho ninguno, ¿no? Sin embargo le tengo una noticia que en la mente no cabe,
pero es una realidad de Dios, Dios nos ama de la misma manera que amó a Jesús.

Por lo tanto, cuando usted y yo nos comunicamos con Dios, Dios presta tanta atención como
la prestó a su Hijo Jesús cuando estuvo en la Tierra, no hace ninguna diferencia. Dios no está
diciendo, no Hernán, ¡uf! Tengo tantos hijos y todos están al mismo tiempo diciéndome algo.
Está bien... Yo estoy en todo lugar... y puedo escuchar al mismo tiempo, pero ya estoy
apabullado con tanto pedido y tanta lágrima y tanta cosa, pero ¡qué lindo cuando me oraba mi
Hijo! Qué lindas eran las oraciones de Jesús.

No, el Padre está atento a tu oración de la misma manera que lo estuvo cada vez que Jesús
oró, como en esta oportunidad, ¿sabes por qué? Porque te ama del mismo modo, de tal
manera, que aunque a veces tú y yo no entendamos lo que Dios está haciendo en nuestra
vida, así como Jesús en un momento dijo, esto es muy fuerte y quisiera que pasara, Dios
siempre está viendo el final.
Por lo tanto, aunque no entendemos, aunque se nos vuelen los pájaros, aunque parecemos
muy rebeldes ante Dios, Dios está trabajando en nuestras vidas porque tiene un propósito. Si
sabemos escuchar, si nos humillamos ante Él, y si le amamos de todo corazón, veremos ese
propósito cumplido así como Jesús vio, para su vida el propósito cumplido.

Pero te tengo una noticia, el propósito cumplido en Jesús nunca fue una cuestión personal o
egoísta, no había un propósito que se circunscribiera al mismo Jesús, que lo afectara sólo a Él
y no afectara a nadie más. En realidad, el propósito que Dios tenía con Jesús era bendecir a
todos los seres humanos, volver a tener comunión con los seres humanos, lo cual significa
también, que necesitamos entender tú y yo que los propósitos que Dios tiene con nuestras
vidas y que quiere cumplir y llevar a buen término, no es para que te sientas bien y yo me
sienta bien, no es para vivir mejor; y después vamos a hablar un ratito más de esto, es para
bendición de muchos.

Así que, como base de todo lo que el Señor quiere compartirnos en este día necesitamos
reconocer estas tres verdades. Primero... bueno más de tres, las voy a mencionar desde el
principio. El Padre estaba en Jesús para manifestarse en la Tierra, de la misma manera,
Jesucristo habita en nosotros para manifestarse al mundo en el presente. Ahora, que Cristo
viva en nosotros da un resultado, que es ser perfeccionados en unidad. Y por otra parte, ese
perfeccionamiento en la unidad va a producir un propósito doble: el primero, es que el mundo
conozca que el Padre envió a Jesús; y el segundo es que el mundo sepa que Dios nos ha
amado de la misma manera que amó a Jesús.

Antes de pasar al próximo pasaje, sólo quiero decirle esto para que usted reflexione. Si la
Iglesia en el presente, tienen anhelos o deseos diferentes a los de Jesús, no podrían
cumplirse las palabras que comienzan este versículo, Yo en ellos, ¿está entiendo lo que
quiero decir? Jesús, lo primero que le dijo en este versículo es, Padre, Yo en ellos... ese yo
en ellos, significa, todo lo que está en mi corazón, en mi mente, mi anhelo de agradarte,
también estará en ellos, de tal manera que entonces, no es posible que la Iglesia tenga
anhelos, pensamientos o deseos diferentes que los que tiene Jesús, porque eso está
demostrando entonces, que Jesús no está en nosotros.

Sí yo sé, suena medio fuerte lo que acabo de decir, pero eso es real. Ahora, quiero pasar a
otro pasaje, también en el evangelio de Juan el capítulo 4, Juan 4, voy a leer el versículo 34, y
luego voy a leer Juan 6:38. Voy a leer los dos versículos seguidos el uno del otro, comienzo
con Juan 4:34, que dice de esta manera:

"Jesús les dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que Me envió y llevar a cabo Su
obra." Juan 4:34 ... "Mi comida es que haga la voluntad del que Me envió y que acabe su
obra." Juan 4:34 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
Y 6:38 del evangelio de Juan dice de esta manera:

"Porque he descendido del cielo, no para hacer Mi voluntad, sino la voluntad del que
Me envió." Juan 6:38 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

¿Por qué estamos leyendo estos versículos? Para que usted vea de manera práctica, cómo
manifestó Jesús estando en la Tierra la unidad que tenía con el Padre, porque Él oró, Yo en
ellos y Tú en Mí, Tú estás en Mí, Yo te estoy representando y te estoy manifestando...

Pero prácticamente hablando, ¿qué significaba eso? Significaba que lo único que Jesús
quería hacer en la Tierra era la voluntad del Padre, porque si Él hacía la voluntad del Padre,
iba a acabar la obra para la cual Dios lo había enviado, si Él se descuidaba en hacer la
voluntad del Padre o permitía en su corazón otros intereses o darle lugar a sus propios
intereses, o sea a su propia voluntad, jamás podría acabar la obra para la cual había venido.

Entonces, la manera en que Jesús manifiesto prácticamente la unidad con el Padre, fue que
siempre deseó con todo su ser hacer la voluntad de Dios, porque haciéndola acababa la obra.
Esto es como cuando a nosotros nos entregan algo, o nos ponen una responsabilidad en la
mano, si yo le esquivo a la responsabilidad, le doy vueltas al asunto, me tardo, no me gusta
hacerlo, me fastidia, ¿voy a poder algún día acabar eso que me entregaron? Jamás. Mientras
yo no esté concentrado en lo que tengo en mi mano y no esté haciendo lo que tengo que
hacer, jamás voy a poder acabarlo y nunca voy a poder entregarlo y decir, aquí está, me
entregaste esto, me encargaste esto, aquí está, lo terminé porque me metí y me concentré en
eso que me habías entregado.

Ahora, con respecto a Jesús, estamos hablando del destino de toda la humanidad. Imagínese
usted, aún Jesús, que en la mitad del camino desistiera de hacer la voluntad del Padre o se
desviara por otro camino queriendo hacer su propia voluntad... no hubiera acabado su obra,
¿estamos de acuerdo en eso? Pero no acabar su obra, significaría que nosotros no
estaríamos aquí, no podríamos haberle honrado hoy, alabando su Nombre y bendiciéndolo,
no tendríamos la libertad de llamarlo Padre, no podríamos decirle a Jesucristo, Señor, no
tendríamos salvación, nuestra separación de Dios seguiría presente, no tendríamos destino
eterno.

El no acabar su obra hubiera implicado, que toda la humanidad se hubiera perdido porque
Jesús no se hubiera enfocado en la voluntad del Padre. Ahora, quiero ir a Mateo 9:35, voy a
leer este pasaje en la Nueva Versión Internacional, Mateo 9:35; y luego voy a leer también
Juan 4:35, usted no se preocupe, yo lo tengo aquí para unirlo al pasaje de Mateo, comienzo
leyendo Mateo 9 desde el versículo 35, que dice así:
"Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando
las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las
multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como
ovejas sin pastor. «La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo a
sus discípulos—. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su
campo."
Mateo 9: 35-38 (NVI)

Y Juan 4:35 que es el versículo siguiente, y anterior al que habíamos leído con respecto a la
voluntad de Dios, dice de esta manera:

"¿No dicen ustedes: “Todavía faltan cuatro meses para la cosecha”? Yo les digo:
¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura." Juan 4:35
(NVI)

¿Sabe por qué Jesús, vino a la Tierra para hacer la voluntad del Padre? Porque tenía el
mismo enfoque que tenía el Padre, el enfoque de Jesús siempre fueron las personas, las
personas, nunca el enfoque de Jesús estuvo en sí mismo, nunca el enfoque de Jesús estuvo
en lo bien que haría su tarea, nunca el enfoque de Jesús estuvo si el método para sanar a tal
o cual persona fue el adecuado.

El enfoque de Jesús jamás estuvo en sí mismo, el enfoque Jesús, jamás estuvo en suplir de
alguna necesidad propia, el enfoque jamás estuvo en ser atendido por quienes le rodeaban,
ser servido, el enfoque de Jesús no estuvo en ser superior a los demás, el enfoque de Jesús
estuvo en las personas y lo más extraordinario es que la misión de Jesús siempre fue clara.
¿Por qué? Porque Él veía a la gente como que no tuviera pastor, como ovejas sin pastor, eso
es lo que dice, Él las veía desamparadas; y la veía como ovejas sin pastor, pero al mismo
tiempo, veía que la cosecha ya estaba lista para ser recogida.

A ver, lo que le quiero decir es lo siguiente, nosotros, como Iglesia, muchas veces miramos a
las personas, vemos lo que les pasa, pero eso es el impedimento para ver que puede haber
una obra sobrenatural de Dios sobre sus vidas. Por lo tanto, nos empezamos a preocupar,
nos empezamos a amargar, cuando oramos a Dios oramos desde la desesperación, oramos
desde la impotencia y nunca Dios puede ver una actitud de fe que diga, yo sé que la cosecha
está lista. Jesús veía la realidad de las personas, eran como ovejas sin pastor pero al mismo
tiempo veía, que la cosecha ya estaba lista para ser recogida.

Iglesia, ese mismo Cristo es el que nos habita, por eso estoy yendo paso a paso en lo que el
Señor nos quiere hablar en este día, para que entendamos que nosotros tenemos una vida
sobrenatural adentro para que los propósitos del Reino sean llevados a cabo. El Cristo que
nos habita sigue viendo a las personas como ovejas sin pastor, pero al mismo tiempo, sigue
proclamando la cosecha está lista.

Solamente, pidan al Padre, al dueño, que envíe más obreros, porque lamentablemente
tenemos un problema de obras, parece que nadie quiere trabajar en este campo, son poco los
que quieren trabajar en este campo, pero que haya pocos obreros no significa que la cosecha
no esté lista, ¿me está entendiendo?

Que las personas sean como ovejas sin pastor, no significa, que la cosecha no esté lista, la
cosecha está lista. Una cosecha lista, ¿qué requiere? ¿De mucho trabajo? ¿Es mucho el
esfuerzo en una cosecha que está lista? ¿Qué hay que hacer en una cosecha que está lista?
Recoger el fruto, solamente, recoger el fruto.

El Cristo que te habita hoy te está diciendo, como parte de su Iglesia, las personas son como
ovejas sin pastor. Pero tienes que entender que están preparados para que puedan recoger el
fruto, porque Jesús siempre habla desde una perspectiva de fe y de confianza en la obra
sobrenatural del Padre. Jamás Jesús va hablar desde la perspectiva humana, de qué duro es
mi vecino y no quiere entender, eso jamás para Dios puede ser una realidad, la realidad para
Dios es que la cosecha está lista.

Ahora, vamos a ir a otro pasaje, vaya a la carta a los Filipenses el capítulo 3, Filipenses el
capítulo 3, y vamos a leer desde el versículo 17, Filipenses 3 desde el versículo 17, yo lo voy
a leer en la Nueva Versión Internacional, dice:

"Hermanos, sigan todos mi ejemplo, y fíjense en los que se comportan conforme al


modelo que les hemos dado. Como les he dicho a menudo, y ahora lo repito hasta con
lágrimas, muchos se comportan como enemigos de la cruz de Cristo. Su destino es la
destrucción, adoran al dios de sus propios deseos y se enorgullecen de lo que es su
vergüenza. Sólo piensan en lo terrenal. En cambio, nosotros somos ciudadanos del
cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo." Filipenses 3:17-20

Permítame leerle otra vez este pasaje, y vuelva a prestar atención lo que dice la Palabra:

"Hermanos, sigan todos mi ejemplo, y fíjense en los que se comportan conforme al


modelo que les hemos dado. Como les he dicho a menudo, y ahora lo repito hasta con
lágrimas, muchos se comportan como enemigos de la cruz de Cristo. Su destino es la
destrucción, adoran al dios de sus propios deseos y se enorgullecen de lo que es su
vergüenza. Sólo piensan en lo terrenal. En cambio, nosotros somos ciudadanos del
cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo."
¿Sabe cuál es la gran falla de la cristiandad de este presente? Es que se mira a sí misma.
Todo su enfoque es su propia persona, pero la advertencia de la Palabra es mucho más fuerte
y más seria de lo que podríamos pensar, porque la Palabra dice que esta clase de personas
se muestran como, y se comportan como, enemigos de la cruz de Cristo, y su destino es la
destrucción, se enorgullecen de lo que en realidad debiera darles vergüenza, y realmente
están en contra de los planes de Dios, porque sólo se ocupan en lo terrenal.

Recuerde que cuando vimos a Jesús y su deseo de hacer la voluntad de Dios, Él dijo, Yo he
venido para hacer la voluntad de Dios y para acabar su obra. El hacer la voluntad de Dios le
permitía terminar la obra que el Padre le había enviado a hacer. Una persona que se dice ser
de Cristo, pero que está en sus propios asuntos; nunca puede terminar ninguna obra porque
ni siquiera está manifestando al Cristo que le habita, porque el mayor de los problemas es
saber si Cristo le habita, porque quiero decirle esto, si Cristo nos habita se tiene que
manifestar.

Iglesia, todo lo que le mostré en un principio, es para que usted pueda entender ahora una
realidad, le voy a dar sólo algunos ejemplos. Mire, estudiamos para tener un título, trabajamos
para ser reconocidos en la empresa que nos aumenten el salario y que nos den una mejor
posición, queremos adquirir cosas para tener un mejor vivir y un mayor bienestar, asistimos a
una congregación porque queremos que nos aconsejen, que nos ayuden, que oren por
nosotros, y que Dios nos bendiga.

Yo quiero preguntarle a usted, no se lo quiero decir, yo le quiero preguntar, si una persona


con estas características que dice ser cristiana, ¿está buscando las cosas del cielo?
Respóndase por favor, ¿y sabe lo más triste? Que no sólo la Iglesia tiene torcido los intereses
sino que muchos de los que dicen servir a la Iglesia, alimentan estos malos intereses.

Por eso, no hay una manifestación cabal de Cristo hoy, y no estoy negando la oración de
Jesús ni mucho menos su cumplimiento, pero por eso, no hay una manifestación cabal, ¿sabe
por qué? Porque hoy en la Iglesia hay muchos sentados que se dicen ser, pero Dios ya los ha
catalogado desde el inicio y está escrito, enemigos de la cruz de Cristo, porque buscan sus
propios intereses, quieren lo propio aún cuando los creyentes están dentro de la Iglesia y
miran un ministerio y anhelan servir a Dios, lo hacen de la perspectiva de lo que a ellos les
gusta y que quisieran estar ahí porque eso les agrada o porque otros los van a ver, es lo más
terrible que pueda existir.

Ahora la pregunta es, ¿cómo esta gente puede manifestar a Cristo si Cristo no le habita? Por
otra parte, ¿cómo esta clase de personas pueden estar viendo al resto de la gente como
ovejas sin pastor? Y lo más triste, es ¿cómo van a tener la visión de Jesús de que la cosecha
esta lista?
Ellos están trabajando para otro Señor, y están en otro campo, el campo del cual Dios es el
dueño no les importa, no tienen interés en ese campo, sí quieren que el Señor de ese campo
llamado Dios los bendiga, eso sí quieren, porque han visto que ese Dios bendice y bendice
bien, entonces, quieren la bendición del Señor de ese campo... pero están trabajando en otro
campo y para otro dios.

Iglesia, necesitamos entender, que en la medida que nosotros nos enfrasquemos en nuestros
propios asuntos empezamos a caminar en un camino sutil pero altamente peligroso, que si no
despertamos a esa realidad, nos va a llevar a servir a otro dios. No por nada usted ve a Jesús
diciendo, que llegará un día que le diga a muchos, no los conozco, nunca los conocí y hasta le
van a reclamar hicimos milagros, echamos fuera demonios, sanamos en tu Nombre... Sí,
habrán hecho todo eso pero Yo jamás los he visto porque aunque hicieron todo lo que
aparentaba ser de Dios su interés no estuvo en el de Dios; y el interés de Dios son las
personas.

Quiere decir que estás en una escuela, ¿sabes para qué? Para manifestar a Cristo en ese
lugar, estás en una empresa para que el Reino de los cielos se haga visible en ese lugar,
estás en una congregación para bendecir a quienes te rodean y para ser un testimonio, junto
con ese Cuerpo, a la sociedad de que Dios es real y que envió a Jesucristo; y que Dios nos
ama y los ama.

Mientras nosotros nos ocupamos de nuestras propias cosas e intereses, nunca vemos la
manifestación plena y verdadera de la bendición de Dios, eso es lo más chistoso del asunto,
porque ocurre que nos ocupamos de nuestras cosas pensando que Dios nos va a bendecir
más, ¿y sabe qué pasa? Dios no puede manifestar su bendición plena a nuestro favor porque
que hay otro interés en el corazón.

A veces uno tiene que aprender a golpes, ésa es la verdad, porque a todos nos ha pasado,
¡eh! Yo no estoy hablando desde una posición más alta o mayor, o porque ya pasé todo y ya
estoy del el otro lado del charco, no, no, no... todos hemos vivido esto, y todos, en algún
momento, nos debemos cuidar.

Sabe qué bueno es ver cuando uno es joven, que el matrimonio es para Dios y no para uno,
yo lo aprendí a los golpes, equivocándome, insistiendo con algo que no era de Dios para mí,
hasta que Dios me dijo, es que eso es el resultado de que estás buscando lo tuyo, estás
queriendo que yo bendiga eso, aunque no es mí voluntad, no son mis planes, no son mis
intereses; y eso no va a bendecir a mi Reino ni a otras personas, mientras insistas te va a ir
peor, y fue peor.

Yo siempre digo, que después de esa experiencia yo pude decir, con todas las letras, porque
sabía lo que decía y esa era una convicción en mi vida, que nunca más a partir ese momento,
ni por nada ni por nadie yo iba a permitir que se desvirtuara el propósito de Dios para mi vida.
Esa frase, posiblemente, alguna vez me la escuchó o nunca me la escuchó, pero lo que le
puedo asegurar es esto, fue una convicción en mi espíritu después que pasé ese tiempo y que
me humillé delante del Señor a pedirle perdón por mi necedad y por mi rebeldía.

Yo sé lo que significa alejarse de Dios, aunque uno esté adentro sentado tocando un
instrumento adorando a Dios, es muy bonito, es lindo, lo demás... lo demás uno se calla,
porque uno es hijo de pastor y a uno lo conocen... uno se calla.

Dios no tiene problema que uno se calle, porque total... Dios trabaja con uno de manera
personal, así que, si uno se calla o si uno lo anuncia a los cuatro vientos de todas... Dios va
trabajar con nuestra vida porque nos ama, así que Dios lo hizo aunque yo me callé. Quería
mostrarme que todo estaba bien, pero adentro yo sabía que todo estaba mal, hasta que no
llegué al día... mire qué terco tiene que ser un ser humano, hasta que no llegué a lo más bajo
de saber que yo no tenía nada, no sabía para dónde iba, tenía veinte y pico de años y parecía
un pollito mojado, hasta que no llegué a ese punto, no pude reconocer a Dios en mi vida como
Él quería ser reconocido.

Quiere decir, que ni siquiera el matrimonio, yo puedo decir que es para mí, el matrimonio es
para el Reino, para el Señor y para que Cristo sea visto, mientras que honremos a Dios como
matrimonio y le manifestemos y seamos de bendición para muchos, que Dios nos mantenga
en la Tierra, si alguna vez nos desviamos que nos dé una patada donde Él sabe que está bien
dada para despertarnos, se los digo de verdad porque estamos convencidos como
matrimonio, para qué Dios nos llamó.

Por eso, a veces los jóvenes se vuelven locos, porque ven otros jóvenes que las cosas le
salen, y a ellos no le salen, claro porque tú no sabes todo lo que ese otro joven vivió en Dios,
y las cosas que tuvo que pasar y lo que Dios trató en su vida, y ahora lo que estás viendo no
es el resultado de que tuvo buen ojo para elegir y que por fin encontró al príncipe azul o a la
cenicienta esperando que alguien le pusiera el zapato y que le quedara. No, no fue eso, y le
quedó, es que le va a quedar siempre cuando es de Dios, siempre le va a quedar el zapato,
pero no es eso, es que ese joven o esa chica permitieron que Dios los tratara, ¿estoy siendo
claro?

Entonces, aquellos que buscan lo terrenal jamás podrán estar manifestando a Cristo ni mucho
menos podrán ver a las personas como ovejas sin pastor, para decir, ésa es la cosecha que
tengo que recoger, seguiré ocupado en mis cosas, en mis asuntos y en mis propios intereses.

Ahora, quiero ir a Lucas capítulo 18, por favor, Lucas 18 desde el versículo 24 voy a leer, lo
voy a leer nuevamente en la Nueva Versión Internacional, Lucas 18 desde el versículo 24 y
sólo para darle un poco de contexto, que usted pueda entender lo que vamos a leer, esto es
inmediatamente después de que Jesús habla con una persona rica, de dinero, de mucho
dinero, y que esa persona tenía aparentemente, un genuino interés de seguir a Jesús y le dijo,
¿qué tengo que hacer? Y Jesús le repitió las cosas básicas, primero, y esa persona las había
cumplido todas... pero cuando ya lo básico se estableció, Jesús dijo, bueno vamos a pasar el
próximo nivel.

Ahora en el próximo nivel, lo que necesitas es vender todas las posesiones y las riquezas que
tienes y una vez que las vendas y te deshagas de todo, ven y sígueme. Y dice el mismo
pasaje, usted si no lo leyó nunca, vaya y léalo en casa, después ahí mismo los versículos
anteriores dice, que esa persona ni siquiera le pudo contestar a Jesús, más bien, bajó la
cabeza se dio media vuelta y se fue triste porque tenía muchas posesiones, ¿está bien?
Entonces, en Lucas 18 desde el versículo 24 dice así:

"Al verlo tan afligido, Jesús comentó: — ¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino
de Dios! En realidad, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que
a un rico entrar en el reino de Dios."

Sólo déjeme aclararle para alguno que no sepa, Jesús no está hablando de una aguja de
coser, vio que aguja también tiene un ojito dónde se pasa el hilo, ahí sí sería imposible que un
camello pase por ese ojito... No, el ojo de la aguja era una especie de abertura que había para
entrar a las ciudades, eran muy pequeñas. Entonces, realmente era bastante difícil, muy difícil
para un camello entrar por allí, ¿está bien? Para que usted entienda la comparación y el
ejemplo que Jesús está poniendo. Entonces, luego dice, los que lo oyeron decir lo que dijo,
preguntaron:

Entonces ¿quién podrá salvarse?

¡Parece el Chapulín Colorado! ¿No? ¿O no? Y ahora, ¿quién podrá ayudarnos? Y sigue
diciendo, el versículo 27:

—Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios —aclaró Jesús. —Mira —
le dijo Pedro—, nosotros hemos dejado todo lo que teníamos para seguirte. —Les
aseguro —respondió Jesús— que todo el que por causa del reino de Dios haya dejado
casa, esposa, hermanos, padres o hijos, recibirá mucho más en este tiempo; y en la
edad venidera, la vida eterna." Lucas 18: 24-30 NVI

¡Este pasaje es impresionante! Le explico, porque mire, primero, después de la situación de


ese hombre muy rico que se va triste, Jesús lo vio irse afligido y vio que estaban los suyos ahí
con Él, y Jesús comentó como cualquiera de nosotros podría comentar, qué difícil es para un
rico entrar en el Reino las cielos... Yo sé lo que usted piensa, ¡qué declaración de poca fe
venida de Jesús!

Él, todo el tiempo diciendo a los discípulos, hombres de poca fe, y ahora está diciendo, ¡qué
difícil es! Pero acaso no es el mismo Jesús que dijo, la cosecha está lista... y sí, es el mismo
Jesús. Es el mismo Jesús que en su sabiduría, estaba viendo la reacción de los suyos porque
sólo hizo ese comentario, ¡qué difícil es! Y los demás saltaron así, diríamos en Argentina,
como leche hervida, ¿por qué? Porque dijeron, entonces, sí y Él que es el maestro, el que nos
enseña acerca de la fe y siempre nos tapa la boca demostrándonos la fe de manera práctica,
si Él está diciendo eso, entonces, ¿quién se va a poder salvar?

Porque los seres humanos siempre miramos circunstancias, entonces, Jesús a propósito se
puso del lado humano por un ratito para ver cuál era la reacción de los suyos. Claro, Él
hubiera esperado que después de tanta enseñanza, de tanto ejemplo visto hubieran dicho, ¡no
Señor, para el Padre no hay nada imposible! Qué van a decir, es como nosotros acá decimos
todos las canciones las cantamos, las queremos... somos el ejército de Dios... todo está bien,
pero cuando el problema se presenta allá, decimos. ¡Oh! Y ahora, ¿quién podrá ayudarnos?
Ahora, sí que... ¡eh! Claro, clamamos por el Chapulín, por Superman, por la abuelita, por
quién sea, pero alguien que muestre un poder un poquito superior al mío, porque yo estoy por
el piso, ¿sí o no?

Entonces, un poquito se puso Jesús del lado de los humanos y vio la reacción, si entonces tú
dices qué es difícil para un rico entrar, ¿quién se va a poder salvar? Entonces, nuevamente
Jesús, les da una breve y poderosísima lección de fe, para los hombres imposible pero para
Dios no hay nada imposible, por eso, les dije, la cosecha está lista.

A ver, usted se imaginan a un campesino acostumbrado a las labores del campo en el tiempo
de cosechar, obviamente, los campos que trabajan suelen ser relativamente grandes y la
cosecha abundante, se sembró mucho para que haya una buena cosecha, se imagina a un
campesino encontrándose que una de las plantitas no dio el fruto esperado, una sola, ¡eh! De
un campo enorme, una, y echándose en tierra a llorar, a gritar, a desesperarse porque esa
plantita no dio fruto cuando en realidad todas están llenas, ¿así hace un campesino? No,
bueno ésta no dio tanto, pero qué bien que todo este campo rindió, hemos tenido una buena
cosecha.

¿Qué le quiero decir? Siempre habrá personas como ese hombre rico que dirán, no, yo así no
juego, si jugamos con mi regla juego y sigo a Dios y sigo Jesús, pero con las reglas de Dios
yo no juego, siempre habrán personas que digan eso, ¿pero eso significa que la cosecha no
está lista? No, la cosecha está lista, hay muchos esperando ser recogidos.
Sepa también que el fruto no se sube solo al camión, a la de la carreta o lo que usen, no ¡eh!
No se sube solo, lo que puede pasar es también, ¡ah! Es mi turno ahí voy, necesita que lo
recojan. ¿Sabe qué significa Iglesia? Que es nuestra labor recoger el fruto, porque a veces
oramos, ¡Señor mándalos! Es tanto como decir, Señor que se echen solitos al camión así yo
lo veo desde la punta del campo y digo, qué obediente fruto que tengo, ¡eh! Claro, tan sólo
pasa el camión y ellos se echan un clavado ahí.

No, estamos equivocados, porque además el destino de ese fruto no es quedarse en el


camión. Cuando nosotros le decimos al Padre, Señor que vengan, pensamos que el destino
son estas cuatro paredes, estamos perdidos, el destino del fruto es alimentar a muchos,
enriquecer al patrón y hacer lo que tiene que hacer.

Quiere decir, que los que hoy esperan ser recogidos, las personas que esperan ser recogidas
por la Iglesia tienen un destino mucho mayor que ocupar estos asientos, estos asientos los
podrán ocupar para ser entrenados como estamos siendo entrenados tú y yo, pero nuestro
destino no está acá, nuestro destino está en el mundo entero afectando a las naciones
aunque Dios jamás nos lleve de Miami.

Por eso, Iglesia a ustedes les hablo local, a la iglesia local, los que vienen los miércoles,
asisten regularmente, tienen un privilegio que espero en Dios, lo hayan percibido y lo hayan
notado, ¿ya han afectado a toda América? Y ahora están afectando al África, están
recogiendo el fruto, porque yo oro desde acá pero el Padre se mueve desde allá y su poder no
puede ser detenido por nada ni por nadie. Mire, había muchos pasajes por leer, mientras yo
meditaba en todo esto fui a Efesios 6, ¿se acuerda usted de la armadura? Cuando habla de la
armadura, dice, justamente que no tenemos lucha contra sangre y carne, ¿no? Nuestra lucha
es contra principados y poderes que dominan, etc. etc., Ok.

Y luego dice, que nos vistamos con la armadura; y la describe, y una de esas es el escudo y
el escudo es, ¿de qué? De la fe. Muy bien, mire, ¿sabe lo que nos pasa a nosotros? Que
cuando estamos luchando estamos mirando el enemigo equivocado, a ver, usted imagínense
al campesino que ve que en su terreno además de tener las plantas con los frutos que él
sembró, tiene algunas otras plantas que se le metieron por allí pero son dañinas y las tiene
que arrancar de algún modo, ¿usted ve al campesino arrancando todas las plantas porque
está enojado porque esas plantitas se le metieron en el medio y le está arruinando su
cosecha? ¿Hace eso?

Cuida el fruto y tiene muchísimo cuidado de cómo va a eliminar las plantas dañinas, en
algunos casos ni siquiera las puede destruir, porque si las destruye o las arranca, arranca
también la planta buena. Entonces, la tiene que cortar a ras del suelo, porque tiene que
quedarse, porque abajo las raíces ya se entremezclaron, si arranca se lleva la planta buena
también.

Cuando nosotros estamos luchando, nos estamos equivocando de enemigo, pensamos que
las personas son los enemigos, no quieren creer, son tercos... y acá en Miami se saben el
evangelio de memoria, si ellos van a un montón de iglesias... qué tanta Iglesia, y se predica
por la radio y por la televisión, la gente prefiere quedarse en casa y mandar su cheque con los
diezmos por correo, ¿y quién dijo que los enemigos eran las personas? Jamás Dios dijo eso.
Dios dijo que las personas eran la cosecha que estaba lista, la Palabra es clara, que el
enemigo es todo un escuadrón que armó el diablo para hacer que esas personas no puedan
ver, no puedan reconocer su necesidad de Dios, contra ellos luchamos, pero luchamos con el
escudo de la fe, eso significa que el escudo de la fe va a retener los dardos, ¿de quién? del
enemigo, no de la personas.

Yo pienso que cuando la persona me dice, no, no quiero, no estoy dispuesto, no me gusta, no
estoy de acuerdo, no acepto, me echó un dardo que lo tengo que retener, no, no me hizo
nada la persona, ahora el diablo sí está queriendo echarme un dardo encendido que yo tengo
que cuidarme de ese, y recordarle que está vencido. Porque además tenemos un segundo
problema, además que nos equivocamos de enemigo cuando enfrentamos al supuesto
verdadero enemigo, lo enfrentamos con la cola entre las patas como hacen los perros cuando
tienen miedo, y nos olvidamos que ese enemigo está vencido. Es como que me está
mostrando una película en tercera dimensión que se ve muy real, pero no me hace nada. Yo
puedo ir al cine y ver una película en 3D, y casi, casi que me pasan las bombas por arriba la
cabeza, pero usted sale ileso del cine, no le pasó nada; sí, ve la bomba acá ¡Uh! Casi me
explota, pero es irreal lo que está viendo.

Entonces, nosotros luchando con el enemigo pensando que tiene alguna clase de poder para
salirse con la suya, ¡el enemigo está vencido! Claro, prepara unas películas en 3D mejores
que las de Hollywood, ¡eh! Alguna veces, sí hay que reconocerlo porque es astuto pero no
deja de ser una película de 3D, es ficción. ¡El diablo está vencido y nadie le puede quitar a
Dios su poder!

Por eso, Jesús dijo, la cosecha está lista, porque está preparada porque el poder de Dios
actúa y porque el Espíritu Santo está sobre la Tierra convenciendo al mundo de pecado, de
justicia y de Juicio. Entonces, yo voy a rebajar la obra del Dios Todopoderoso, creador del
cielo y de la Tierra porque le creo al diablo, y porque la película en 3D se vio muy real. ¡Se da
cuenta que no puede ser!

Entonces, Iglesia entienda esto, nosotros tenemos a Cristo adentro para manifestarlo a Él y
para ver sus intereses, sus intereses son las personas; una vez que yo he sido salvado y
rescatado por el Señor ya he recibido todo en Cristo, no tengo necesidad, el problema es
cuando creo que lo sigo teniendo, pero si yo aprendo a tomar de Cristo me doy cuenta que no
tengo necesidad, ninguna necesidad porque Él ya suplió todo en mi vida.

Ahora, lo más extraordinario es que en este pasaje usted se da cuenta, que después de eso,
Pedro siempre atrevido pero bien, atrevido pero bien, atrevido bien, le dice, Señor te recuerdo
una cosita, un pequeño detalle, ¡eh! Nosotros dejamos todo por seguirte, ¡eh! A ver, éste se
fue muy triste y todo... pero date la vuelta para acá, ¿qué pasa con nosotros, nosotros sí lo
dejamos todo?
Y ¿qué le dice Jesús? ¡Ah Pedro! Siempre egoísta tú ¡eh! ¿Le dice eso? No. Le dice, les dice,
les aseguro que todo el que, a causa del Reino de Dios, haya dejado casa, esposa,
hermanos, padres o hijos recibirá mucho más en este tiempo.

Eso es la demostración de que cuando una persona vive para sus intereses jamás podrá ver
la plena manifestación de la bendición de Dios, no la puede ver, porque Dios no prometió
manifestar su bendición plena a aquellos que buscan sus propios intereses, pero sí Jesús
prometió, que aquellos que dejan todo porque el Reino sería su prioridad, les prometió tener
mucho más en esta Tierra de lo que dejaron.

Ahora, también entienda, que Jesús no está hablando de abandonar a su esposa esta tarde,
¿queda claro no? Y dejar a sus hijos sin padre o sin madre, no, lo que Jesús está diciendo es
que las cosas están puestas en su lugar, eso es, cuando hay prioridades, hay prioridades.
Por eso, les digo, que yo tuve que aprender a los golpes, que ni por nada ni por nadie dejaría
echar a perder el propósito de Dios con mi vida. Así como yo sé que no tengo el derecho de
echar a perder el propósito de Dios en la vida de nadie más, ¿está entendiendo?

Cuando los amores están desenchufados de Dios, cuando las prioridades están
desenganchadas de los propósitos del Reino, todo eso sale mal, no funciona y es cuando
Jesús dice, tú no has dejado nada en tu corazón, tienes todo ahí agarradito y quieres con toda
la "maletota" cargada en la espalda venir y seguirme... No, primero haz lo que tienes que
hacer y luego sígueme, y luego vas a ver la recompensa que tendrás, porque la recompensa
es sobre la Tierra, pero es en la eternidad, porque dice, esa clase de personas recibirán la
vida eterna.

Por eso, no nos engañemos, Iglesia, ninguno de nosotros tiene la salvación comprada, ¡eh!
Ninguno de nosotros recibió como nos enseñaban cuando éramos chiquitos la canción El
boleto a la salvación:

Oh, entrad pronto al tren de la salvación, que al cielo nos llevará, su boleto sacad que Jesús
os quiere dar, Aleluya no hay nada que pagar, pi... pi... pi suena el pito, perdón para lo que se
sientan ofendidos, chu... chu... chu responde el tren, aún hay lugar, clama el guarda, en este
tren de la salvación.

¿No sabías esa? Te la voy a enseñar, ok. Entonces, ¿cuál era la idea que teníamos los
chiquitos de la escuela dominical? Me van a dar un boleto y con el boleto ya la hice... Con el
boleto me voy de cabeza al cielo, ya estoy del otro lado, no importa... me bajo en alguna
estación hago lo que quiero y después me subo pero yo voy a llegar al cielo porque el boleto
lo tengo ya me lo dieron, no, no, no... la Biblia no enseña eso, la Biblia enseña que no hay un
boleto que te asegure el cielo, mientras que estés viviendo para tus propios intereses, esa es
la realidad, yo no puedo negar por hacerme más bonito y más bueno y que ustedes me
quieran más, negar lo que la Palabra dice, la Palabra dice lo que dice, Jesús afirmó lo que
afirmó y lo venimos demostrando con varios pasajes.

Quien busca sus propias cosas y busca lo terrenal es enemigo de la cruz de Cristo, quién no
tiene el Reino en primer lugar y no ha dejado todo, no crea que en el futuro, en la edad
venidera, recibirá la vida eterna. Quiere decir, que ni tengo un boleto para salvación, ni mi
presencia en este lugar me asegura de que yo soy salvo, de que me voy a ir al cielo, eso no
es ninguna garantía de acuerdo a Jesucristo.

Ahora, vaya a Juan el capítulo 14, por favor, Juan 14, voy a leer desde el versículo 12,
nuevamente voy a leer en la Nueva Versión Internacional. Juan 14 desde el versículo 12, dice:

"Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las
hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. Cualquier cosa que ustedes
pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en
mi nombre, yo lo haré." Juan 14:12-14 NVI

Quiero que usted vea una realidad, cuando miramos lo terrenal siempre esa mirada en lo
terrenal anula la fe de Cristo en nosotros. Le vuelvo a repetir, cuando yo miro lo terrenal, esa
mirada puesta en lo terrenal siempre va a anular la fe de Cristo en nosotros, en cambio,
cuando para mí la prioridad es el Señor y su Reino hay algo poderosísimo que Jesús está
diciendo aquí, porque Él dice, les aseguro que el que cree en mí, o sea, el que tiene una fe
segura en mi persona porque busca lo que yo busco, esa persona, quien cree en mí, las obras
que yo hago las hará y aún hará mayores obras porque voy al Padre.

Lo que tú ves relatado en la Palabra, los hechos de Jesús, las obras que Jesús hizo son
nuestro piso, nuestra plataforma, porque Jesús mismo dijo, a partir de ese piso ustedes harán
las mismas obras, y a partir de ahí, mayores. Ahora, déjeme decirle, éste es un desafío para
todos los que estamos aquí, incluyéndome. Porque estamos tan acostumbrado a manejar las
cosas en un ámbito demasiado terrenal, demasiado humano, que no nos hemos movido a
esta clase de fe que cree que, porque Cristo vive en mí y porque su Reino es mi prioridad, yo
voy a hacer las mismas obras que Jesús hizo y aún mayores, pero no por mí, porque Cristo
me habita. Es el Cristo que vive en mí el que la hará a través mío.

Cuando tengo un problema me desespero rápido, corro enseguida a buscar la solución más
instantánea que pueda encontrar, eso es lo que no suele pasar a los seres humanos y a los
hijos de Dios, pero Dios nos está llamando a creerle de tal manera, que sus obras sean
nuestra plataforma y a partir de esa plataforma nosotros vayamos a más en el Nombre de
Jesús.

Por eso, luego agrega... Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así
será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.

Dos veces lo repite, por eso, le dije antes iglesia, ustedes oran los miércoles, lo que están
pidiendo, Jesús dijo, lo piden en mi Nombre, Yo lo voy a hacer. Pero nosotros oramos,
reprendemos, clamamos, lloramos o gritamos, pero en el fondo nos queda eso de decir,
¡bueno! Estoy orando por una nación en África con tantísimo problema, con los gobiernos que
tiene, con la miseria que hay, y con la pobreza, sí yo sé, Dios puede obrar y lo acabamos de
decir, pero, ¿realmente lo hará?

Ya empezamos mal desde antes de empezar, ¿por qué? Porque yo creo que veré obras
mayores, se me hace difícil en mi mente humana creer que una nación se rinda por completo
el Señor, pero los hombres de la antigüedad no tenía problema con eso y no tenían a la
persona de Cristo resucitado y ascendido viviendo en ellos, pero no tenían problema sabían
que podían afectar a toda una nación, por años, conocían el poder de Dios.

Iglesia, estamos ante un tiempo que cada vez será más crítico en este mundo, y lo que hoy
decimos, proclamamos, anunciamos, cantamos y oramos en palabras suena bien pero
estamos ahí a un pasito de que eso tiene que empezar a ser real, porque si no es real nos
quedamos hablando, cantando, orando y proclamando pero no pasa nada.

Dice, el evangelio es poder de Dios, ¿sí? Claro, pero Pablo está hablando desde una
perspectiva de haber comprobado el poder de Dios en su propia vida, porque para mí el
evangelio, es poder de Dios, yo no puedo decir, el evangelio en poder de Dios cuando no he
comprobado ese poder primero en mi vida. Por lo tanto, nunca voy a poder manifestar ese
poder a favor de la vida de otro cuando no es real para mí, porque siempre adentro voy a
estar con la duda, que si yo oro por él no va pasar nada, porque todavía no lo vi acá, ¿cómo
hago para orar por él? Y que sé, Dios me mandó y me dijo, que pondría la mano sobre los
enfermos y sanarían, por poner un ejemplo, sí pero, cuando yo tengo los problemas en casa y
no pasa nada, y yo le quiero dar testimonio y quiero que vea que Dios es real, pero al mismo
tiempo que le estoy poniendo la mano tengo miedo porque no estoy seguro de lo que a pasar.
El que cree en mí, las obras que yo hago las hará también y aún hará mayores porque yo voy
al Padre, por lo tanto, todo lo que pidan en mi Nombre, yo lo haré, y ni siquiera hay que tener
miedo de lo que uno pide, ¿sabe por qué? Porque cuando el Reino es la prioridad uno
siempre va a pedir guiado por el Espíritu Santo. Por eso, Jesús dijo todo lo que pidan en mi
Nombre, no necesitó hacer aclaraciones, dijo, todo lo que pidan en mi Nombre, porque
cuando la prioridad es el Reino en la mente, el corazón y el espíritu de una persona, todo lo
que esa persona pide está conectado a los propósitos de Dios.

Jesús no tiene miedo a nuestras peticiones cuando el Reino está en primer lugar, no anda con
dudas, ¿qué me irá a pedir este loco? Y como yo le prometí que todo lo que pida lo tengo que
cumplir ahora me ponen en un aprieto, no, porque además, si pedimos una locura ponle la
firma que no va a cumplir nada, porque Dios no se dedica a cumplir locuras personales, Él se
dedica a cumplir lo que está de acuerdo con su Reino, así que todo lo que pidamos en
Nombre de Jesús, Él lo hará.

Ahora, quiero leer un último pasaje, Colosenses el capítulo 1, Colosenses el capítulo 1, desde
el versículo 24, vuelvo a leer en la Nueva Versión Internacional, Colosenses 1 desde versículo
24, preste mucha atención porque realmente es un pasaje extraordinario, dice:

"Ahora me alegro en medio de mis sufrimientos por ustedes, y voy completando en mí


mismo lo que falta de las aflicciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la iglesia.
De ésta llegué a ser servidor según el plan que Dios me encomendó para ustedes: el
dar cumplimiento a la palabra de Dios, anunciando el misterio que se ha mantenido
oculto por siglos y generaciones, pero que ahora se ha manifestado a sus santos. A
éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre
las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria. A este Cristo
proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres
humanos, para presentarlos a todos perfectos en él. Con este fin trabajo y lucho
fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí." Colosenses 1:24-29 NVI

No sé si usted llega a ver la profundidad de estas palabras, le explico por qué, Pablo, primero
habla del privilegio que él tiene que le sigue completando los sufrimientos de Cristo por su
Cuerpo que la Iglesia, pero luego habla de un misterio y dice, que él está anunciando ese
misterio que se ha mantenido oculto por siglos y generaciones pero que ahora se manifestó a
los santos, ¿y cuál es? Dice, el 27 a éstos, Dios se propuso dar a conocer cuál en la
gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones. La riqueza de este misterio entre
las naciones, no entre la Iglesia y entre los santos entre las naciones, ¿y cuál es? Cristo en
nosotros, Cristo en ustedes la esperanza de gloria.

Hay un misterio que se mantuvo oculto por siglos y a partir de Jesucristo fue dado a conocer,
ese misterio es Cristo en nosotros. Es lo más extraordinario que tú te puedas imaginar, algo
mayor que esto no existe, es la mayor riqueza que alguien pueda tener pero este misterio ha
sido dado conocer a favor de las naciones. Quiere decir que la Iglesia no está para ser
entretenida a sí misma con sus propios programas o acciones, la Iglesia no está para reunirse
cada tanto para tener bonitas reuniones porque ése es el todo de la Iglesia.

La Iglesia está puesta en la Tierra, para que las naciones vean que Cristo está en nosotros.
Lo que empezamos diciendo, lo que oró Jesús, ahora Pablo lo reafirma por el poder del
Espíritu, este misterio es a favor de las naciones y se llama Cristo en nosotros. Y por eso,
fíjese lo que dice Pablo después, a este Cristo proclamamos, aconsejando y enseñando con
toda sabiduría a todos los seres humanos para presentarlos a todos perfectos en Él. No está
diciendo esto es a favor de la Iglesia, estamos entrenando a la Iglesia, perfeccionando a los
santos para que hagan lo que tienen que hacer, a este Cristo proclamamos para que todos los
seres humanos, conozcan quién es; y para poder presentar a esos seres humanos perfectos
ante Dios.

Toda persona que se nos ponga enfrente va a conocer esta verdad y cuál es este misterio
para que tenga testimonio, y todo aquel que quiera creer trabajaremos para presentarlo
perfecto en Dios. Iglesia, ¿por qué estamos hoy compartiendo esto de parte del Espíritu?
Porque el tiempo viene y se acerca, de que tenemos que salir de la comodidad que
disfrazamos de muchas maneras y de muchas formas pero lo único que está demostrando
esa comodidad, es que estamos mirando por nuestros propios intereses.

Tenemos que salir del engaño, es el engaño en este tiempo, es el engaño que nos muestra
espejitos de colores, cosas que relucen, cosas que son llamativas, cosas muy interesantes
pero en nada tienen que ver con el propósito de Dios con su Iglesia sobre la Tierra; y mientras
nosotros no abramos los ojos a la realidad de Dios, entendiendo para qué fuimos rescatados,
no podemos ser parte de la transformación que Dios quiere hacer sobre el mundo.

Es tiempo de dejar nuestros propios intereses, es tiempo de dejar lo que a mí me importa, es


tiempo de buscar a Dios porque necesito que me bendiga, es tiempo de acercarme a Dios
porque quiero que Él me solucione un problema. Mientras esto esté en mi mente yo no he
conocido a Dios porque si le conozco sé que Él ya ha hecho todo por mí, me da todas las
cosas, todo está en mí por la persona de Cristo, en realidad, me ha salvado porque tiene un
propósito conmigo al unirme a un Cuerpo, que manifestemos a Cristo sobre la Tierra, ese es
el propósito de Dios.

Dios jamás te salvó pensando solamente en que vivas feliz, no es así, ¡eh! Así como Dios no
permitió que Jesús muera, solamente, para que ahora esté sentado en un trono, no, el
propósito de Dios fue mandar a Cristo para que el mundo sea salvo y para que tenga
propósito de vida. Dios te salva a ti y me salvó a mí, para que entendamos que estamos en
esta Tierra para manifestar al Cristo que nos habita.

Pero antes de terminar yo quiero hacer algo, porque desde que estábamos en la alabanza, y
por eso digo que fue muy particular hoy la presencia de Dios, y si bien yo estaba ocupado
ayudando a los chicos un poquito con el sonido, pude percibir algo y lo que pude recibir es
que hay personas aquí que necesitan nacer de nuevo, fue algo muy claro y concreto en mi
espíritu en esta mañana.
Yo pude ver por el Espíritu, que hay personas aquí que no tienen la vida de Cristo, porque
cuando la vida de Cristo está, esa vida se manifiesta.

Mire yo no puedo quedar inmóvil ante la presencia del Señor, no puedo no involucrarme en la
exaltación, la honra y la adoración a su persona. Cuando yo estoy inmóvil, cuando yo estoy
metido en mis propio asunto, es porque no se me ha revelado la persona de Cristo. Y hoy
Germán comenzó leyendo un pasaje extraordinario en la Palabra, somos hechura suya,
hechura de Dios creados en Cristo Jesús para buenas obras, y yo quiero volver a mencionar
porque ese pasaje fue leído porque el Espíritu Santo así lo quiso, porque era para este día
para estas personas a quienes Dios me mostró que necesitaban nacer de nuevo.

Quiero explicar algunas cosas de ese pasaje dice. Lo primero, es que como bien expresó
Germán, la obra de creación más extraordinaria de Dios se llama, los hijos de Dios. Porque
esa palabra, somos hechura suya, en el original, para hacérselo gráfico es como si dijera, ésta
es la obra de arte más extraordinaria que Dios ha hecho, es como eso, se lo quiero hacer
gráfico. No es, somos hechura suya porque Dios dijo, bueno a ver cómo hago esto porque lo
hago rapidito porque me lo quiero sacar de encima, no, cuando Él está diciendo, voy a hacer a
mis hijos, está diciendo, voy a expresar todo, toda mi potencia y toda mi grandeza en estos
hijos creándolo.

Pero no los creó sólo por crear, dice, creados en Cristo Jesús, ¿sabe por qué somos la obra
más extraordinaria de Dios, los hijos de Dios? ¿Sabe por qué? Porque estamos creados con
base en la obra completa de Cristo, lo que sostiene nuestra vida es que Cristo murió, que
resucitó y que ascendió, que en Cristo lo tenemos todo y que Él nos ha transformado desde
adentro, que ha quitado en nosotros los hijos, esa naturaleza de pecado que nos esclavizaba
para darnos su propia vida.

No hay nada mayor que el ser humano pueda recibir que esto y además esto no se compra y
no se vende en ningún lugar y ningún ser humano se lo puede prometer a otro, sólo Dios lo
puede hacer a tu favor, que Dios te cree en Cristo, significa que primero tú entiendas que le
necesitas, que primero tú reconozcas que si Dios no interviene en tu vida nadie más lo puede
hacer, que te arrepientas y estés cansando de vivir como viviste hasta hoy para que por fin
puedas reconocer a Dios y decirle, perdóname, pero no por pecados que hice, aunque los
hice, perdóname por vivir independiente, por estar lejos, por no escucharte por estar lejos, por
no tenerte en cuenta y aunque yo haya asistido a una iglesia durante mucho tiempo.

Cuando eso ocurre en la vida, entonces, Dios puede hacer este milagro de crearnos como
nuevas personas en Cristo Jesús. Pero además, ese pasaje dice, que esos creados en Cristo
Jesús tienen propósito, porque dice, para buenas obras, no dice solamente lo voy a crear en
Cristo para que tengan todo lo extraordinario que yo les puedo dar... no, les voy a dar lo más
extraordinario que les puedo dar, porque tengo preparado para esos hijos, a los que cree en
Cristo Jesús, buenas obras para que caminen por ellas todos los días de su vida mientras
estén en la Tierra. Hay propósito, la vida tiene sentido por fin, cuando Cristo está en nosotros.

Por eso, yo quiero ser fiel al Señor y al espíritu de Dios hablando lo que estoy hablando, y
dando a entender a todo aquel que quiera oír en este día y en este lugar, que ese milagro de
una nueva creación que Dios puede hacer en la vida del ser humano, la quiere hacer hoy en
la vida de muchas personas que hoy están aquí.
LA PALABRA EN NOSOTROS

24 noviembre de 2013

Esta semana escuché una noticia muy reciente: Un pastor, en California, fue a un
supermercado mayorista a hacer sus compras y se acercó a la sección donde venden los
libros, y vio que entre los libros había Biblias, y cuando miró la etiqueta donde estaba el precio
de la Biblia se dio cuenta que también en la etiqueta habían puesto la categoría, como se
hace en los libros, la categoría de la Biblia decía: ficción. El pastor sacó una foto
inmediatamente, y con lo que hoy se hace en las redes sociales, inmediatamente lo subió. En
poquitas horas hubo una revolución acerca de esta foto de la palabra ficción.

Obviamente, este gran supermercado tuvo que disculparse y prometió cambiar la etiqueta lo
más rápido posible. Pero, esa etiqueta, ¿no estará diciendo la manera en que hoy el mundo
ve a la Palabra de Dios? ¿No será que la gente hoy se ha acostumbrado que la Biblia es un
libro de historias muy apasionantes? ¿Que cada uno de los escritores de la Biblia tuvieron
muchísima creatividad? ¿Y que muchas de esas historias, por eso, merecen ser películas de
Hollywood? Porque se pueden hacer películas con grandes efectos, se puede gastar millones
en esas historias, y recuperar y sobrepasar esos millones con esas ganancias.

Pero vamos a ver el día de hoy, qué dice la Palabra acerca de ella misma. Vamos a comenzar
con el Salmo 19, voy a leer en la Nueva Versión Internacional, leemos el Salmo 19 y vamos a
leer el versículo 7, dice de esta manera:

"La ley del SEÑOR es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del SEÑOR es digno de
confianza: da sabiduría al sencillo." Salmo 19:7 (NVI)

Aquí encontramos dos sinónimos de la Palabra, la ley del Señor y el mandato del Señor. Pero
lo primero que necesitamos analizar en este día, es que la Palabra del Señor tiene una
característica única. Dice, que es perfecta. ¿Por qué la Palabra del Señor es perfecta?
Simple y sencillamente, porque viene de Dios, nada que no nazca en Dios o que provenga de
Dios puede ser perfecto. El hombre puede crear cosas extraordinarias, pero no llegan a ser
perfectas, lo perfecto sólo le corresponde a Dios, y acabamos de leer que esta Palabra de
Dios es perfecta. Nosotros jamás podríamos leer la Palabra pensando que en algún sentido
tuvo un error, esa sería una ofensa a la misma persona de Dios, pensando que esta Palabra
es ficción.

Ahora, tiene otra característica la Palabra, dice, que es digna de confianza. ¿Qué pasa
cuando algo o alguien es digno de confianza? Yo puedo descansar, porque esa persona o esa
cosa, no me van a defraudar, nunca me van a engañar diciendo una cosa pero haciendo otra
cosa.

La Palabra es digna de confianza porque todo lo que dice es algo seguro para mí, nunca Dios
me va a engañar ni me va a defraudar, todo lo que Él me ha prometido se va a cumplir, no hay
nada más que me pueda dar esta confianza, ni siquiera la persona más allegada a mí puede
asegurarme esto, porque en algún momento de dificultad o de debilidad, esa persona puede
cometer un error y puede llegar a defraudarme, pero Dios jamás me va a defraudar. Por lo
tanto, su Palabra es digna de confiar.

Quiero que vayamos juntos a Proverbios, el capítulo 30, Proverbios el capítulo 30, vuelvo a
leer en la Nueva Versión Internacional, leemos Proverbios 30, versículos 5 y 6... Quiero
recordarles los resultados que produce la Palabra, esta Palabra perfecta y digna de confianza,
resultados que leímos en el versículo anterior, la Palabra me da nuevo aliento y sabiduría.
Cuando yo entiendo que la Palabra es perfecta, y que la Palabra es digna de confianza,
inmediatamente se produce algo en mi interior, recibo nuevo aliento cada vez que la leo y hay
sabiduría en ella. Leemos Proverbios 30:5 y 6.

"Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan
refugio." Proverbios 30:5 (NVI)

Me detengo aquí. ¿Qué significa que, toda palabra de Dios es digna de crédito? Simple y
sencillamente, que es creíble. Cuando yo le doy crédito a alguien por algo que ha hecho, es
porque reconozco que es verdadero, que puedo creer en él. La Palabra tiene que recibir de
nosotros, los hijos de Dios, el crédito que se merece. Estamos viviendo en un tiempo en que
se está poniendo en descrédito la Palabra de Dios y hoy se discute acerca de la Palabra, aún
en los salones de estudio, los maestros muchas veces son los primeros en infectar el corazón
de los muchachos, porque se están encargando de hacerles ver que la Palabra no es creíble,
que es un libro de ficción, sin embargo, los hijos de Dios somos los únicos que podemos darle
crédito a la Palabra, y que otros puedan ver que esa Palabra es creíble.

Ahora, cuando yo reconozco que la Palabra es creíble recibo un beneficio para mi vida, Dios
me protege y me da refugio. La Palabra para mí es un lugar de refugio, y la Palabra me
muestra lo que nadie más me puede mostrar. ¿Cuántas veces necesitamos aislarnos y
protegernos a nosotros mismos? Hay una situación difícil que estamos viviendo, necesitamos
meditar en eso; y cuando nos sentimos expuestos, nos sentimos desprotegidos, entonces
buscamos un lugar de refugio.

El mejor lugar de refugio es el Señor, y cuando yo busco en el Señor refugio, leo la Palabra y
le creo, entonces la Palabra comienza a traer protección a mi vida, la Palabra pone una
burbuja a mí alrededor, la Palabra hace que nada pueda penetrar esa burbuja y llegar a mí, en
los momentos de dificultad, quien quiere penetrar la burbuja es el diablo, y él una y otra vez,
lanza sus dardos contra nosotros. El problema es cuando buscamos refugio fuera del Señor,
los seres humanos tenemos la costumbre de buscar refugio en otras personas, seguro que mi
esposa o mi esposo me van a ayudar, mi amigo me va ayudar, mi hermano me va a ayudar,
ellos me van a entender, van a ser mi refugio... no hay refugio fuera del Señor.

En los momentos donde tienes incertidumbres, cuando tú no sabes qué hacer, cuando sabes
que tienes que ser protegido, el único que va a ser tu refugio es el Señor. Y cuando tú lo
busques como refugio no te va a quedar otro camino que ir a la Palabra, y sólo cuando vayas
a la Palabra vas a encontrar la protección que Dios da. Te puedo asegurar que con esa
protección nunca más te vas a sentir desprotegido, nunca más sentirás miedo por nada que el
diablo quiera hacer, sabrás que los dardos seguirán viniendo hacia ti, pero ni uno de ellos va a
llegar a tocarte. Dice el versículo 6:

"No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un
mentiroso." Proverbios 30:6 (NVI)

La Palabra es exacta. Tal cual está, es exacta, no necesita reformas, no necesita adaptarla al
tiempo que estamos viviendo. Iglesia, necesitamos entender una verdad, la Palabra es como
es, y nunca va a cambiar. Pero estamos viviendo un tiempo en el cual se quieren quitar las
verdades de la Palabra, para adaptar el amor de Dios a las situaciones pecaminosas que el
mundo vive.

Quitemos de la Palabra los primeros dos capítulos de Romanos, para que ningún homosexual
se sienta agredido, quitemos de la Palabra donde el Señor dice que hay que dejarlo todo por
seguirlo, no sea que nuestros templos dejen de estar llenos, quitemos todos los requisitos de
Dios para nosotros, para que la gente se sienta a gusto sentada en nuestras reuniones, para
que no se vea amenazada por la Palabra...

¿Sabes lo que hace la Palabra? Sacudir nuestras vidas para que vengamos a la verdad.
Porque si nadie te muestra la verdad, nunca vas a tener acceso a ella, si te tapan los ojos
pero quieres ser guiado, te vas a dar la cabeza contra la pared. Cada vez que arrancamos
una verdad de la Palabra estamos cegando el entendimiento de la gente y en vez de que se
acerquen a Dios se acercan más a una eternidad en el infierno.

En el Nombre de Jesús los estamos mandando al infierno usando la misma Palabra de Dios,
les estamos diciendo que están condenados, y para hablarles de su condenación les
hablamos del amor de Dios, es como decirles por debajo, en lo subconsciente, Dios te ama
tanto, que te vas a ir al infierno porque yo no te estoy diciendo la verdad, porque te estoy
ocultando lo que Dios tiene para ti, porque estoy tapando los ojos de tu entendimiento para
que no veas, porque no me interesa que veas el propósito de Dios para tu vida porque no
quiero que te sientas incómodo con la verdad de Dios, sigue viviendo la vida a tu manera, haz
lo que te parezca, gobiérnate a ti mismo, nunca abandones nada, haz lo que se te antoje,
sigue en pecado, de todas maneras, Dios te ama.

¡Eso es mentira! Por eso, dice la Biblia, no añadas nada a sus palabras, no sea que te
reprenda y te exponga como a un mentiroso. Para personas como yo, que Dios nos ha dado
el privilegio y la responsabilidad de compartir la Palabra de Dios, esto debiera hacer que
nuestras piernas tiemblen cada vez que nos paramos a compartir la verdad de Dios, porque
yo soy consciente de que todo lo que les digo a ustedes será siempre probado en mi vida,
seré el primero en ser juzgado por el Señor, porque no tengo el derecho a predicar algo que
yo no esté viviendo. Porque la Biblia no son palabras bonitas, la Palabra no es un mensaje
bien dicho, la Palabra es nuestra vida, si la Palabra no es real en mí, les puedo asegurar que
jamás tendrá ningún efecto en ustedes.

Quiero ir a la segunda carta de Pablo a Timoteo, 2° Timoteo, el capítulo 3, por favor. Voy a
leer el versículo 16 y 17, vuelvo a leer en la Nueva Versión Internacional, dice el versículo 16:

"Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para
corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente
capacitado para toda buena obra." 2 Timoteo 3:16-17 (NVI)

La Palabra en su totalidad, es inspirada por Dios; y es útil para producir un efecto


transformador en nuestra vida. La vida del creyente sólo puede ser transformada por la acción
de la Palabra, y no me voy a adelantar, porque después vamos a analizar algo con respecto a
la acción de la Palabra. La Palabra tiene un asociado poderoso para que haga efecto en
nosotros, pero lo que quiero decir es, que solamente la Palabra puede transformar nuestra
vida, es útil, por esa misma razón, dice, que es útil para varias cosas.

Dice, para enseñar. En este caso la enseñanza se refiere a doctrina, quiere decir que cuando
yo leo la Palabra, me está enseñando acerca de la doctrina de Cristo. Dice, que es útil para
reprender. Creo que todos entendemos lo que significa la palabra reprender, pero ésta es una
reprensión para convencer, no es una reprensión para que la persona se sienta mal, no es
para que la persona se quede amargada por su culpa, es una reprensión para que se
convenza que hay otro camino.

Dice, que es útil para corregir. Y esto significa restaurar a un estado recto y correcto. Dice,
que también es útil para instruir. Y esto es como la formación que se le da a un niño. Y esa
palabra instruir, da la idea también de disciplina.
Es muy importante que entendamos que Dios se comporta como padre en relación a
nosotros, por eso, cuando nos instruye, lo hace como un padre lo hace con su hijo, no hay
padre que ame a su hijo que quiera dejarlo como está, se va a ocupar en darle la mejor
instrucción, quiere formarlo de la mejor manera y si de verdad es un padre amoroso, aunque
haya recibido una mala formación, buscará dirección de Dios para formar adecuadamente a
su hijo.

Ahora, imagínense al Padre que es perfecto, Dios no tiene errores como Padre, Él sabe
exactamente como formarnos, pero saben lo más extraordinario, que Dios lo hace en la
manera que cada uno de nosotros necesitamos. La mayoría de ustedes saben que mi esposa
y yo tenemos tres hijos, y sólo con tres hijos hay muy diferentes maneras de comportamiento
en ellos, aunque quisiéramos no podemos actuar de la misma manera con los tres en asuntos
serios.

Ahora, imagínense millones de hijos de Dios, cada uno particular en sí mismo, cada uno
siendo como es, cada uno pensando como habitualmente piensa, cada uno teniendo un
temperamento particular, y Dios se encarga de instruirnos a la perfección para que recibamos
su disciplina y seamos formados. Ése es el cuidado que Dios tiene con tu vida y la mía.

Ahora, de nuevo la Palabra nos da un resultado acerca de lo que ella hace, y el resultado lo
dice el versículo 17, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda
buena obra. Tú y yo tenemos que estar seguros de que somos siervos de Dios, muchos
cristianos dicen, no, usted es el siervo de Dios porque usted se encarga de ministrar a la
iglesia, yo simplemente, vengo y me siento. ¡No, error! El primer error es venir y sentarte, si no
estás haciendo nada, tienes que saber que tú eres útil para Dios y el Señor quiere ponerte en
movimiento, por lo tanto, eres su siervo estés donde estés.

Ahora, como siervo no puedes hacer las cosas a tu antojo, el Señor quiere que como su
siervo estés totalmente capacitado y equipado para toda obra que sea buena, toda obra
buena. Quiere decir que si el resultado de tus acciones es una obra no tan buena, esa obra no
vino de Dios, quiere decir que no estás siendo totalmente equipado o capacitado por el Señor
para vivir en esas buenas obras. La Palabra nos dice, que Él ya preparó obras para nosotros y
ésas son las que debiéramos experimentar cada día de nuestra vida.

Ahora, en este punto quiero meditar algo que considero muy importante, ¿por qué la Palabra
es tan importante? ¿Por qué un libro ha permanecido durante siglos? ¿Por qué es el libro más
vendido de toda la historia? ¿Qué es lo especial que tiene este libro? Yo quiero leer Juan el
capítulo 1; y voy a leer el versículo 1 y 14; y lo voy a leer en la Versión Dios Habla Hoy. Dice
el versículo 1:
"En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era
Dios.

"Aquel que es la Palabra...Dice, el versículo 14...se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y
hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante
en amor y verdad." Juan 1: 1 y 14 (DHH)

¿Saben por qué éste es el más extraordinario de los libros? Precisamente, porque no es
ficción, precisamente porque no cuenta buenas historias, porque es Cristo mismo expresado a
la humanidad. Desde la eternidad más antigua, la Palabra ya existía, y esa Palabra estaba
con Dios y era Dios. En un momento de la historia la Palabra necesitó ser usada por el Padre,
porque el Génesis nos dice, que Dios creó todas las cosas por su Palabra, quiere decir que
todo lo creado fue por medio de la Palabra. Y para que no tengamos ninguna duda, el apóstol
Juan, por el Espíritu Santo, nos dice quién es la Palabra, el versículo 14 dice, Aquel que es la
Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. La Palabra es Cristo mismo.

¡Cómo cambiaría nuestra visión de la Palabra si cada vez que la leyéramos, no pensáramos
que estamos leyendo un libro, sino que estamos leyendo la mente y el corazón de Jesucristo!
¡Cómo cambiaría nuestra visión de la Palabra si en vez de pensar que leemos un libro,
pensáramos que nos sentamos en una mesa con Jesucristo y Él nos está hablando de
manera personal!

Tan sólo pensarlo, cambia nuestra idea de la Palabra. ¿No sentirías emoción por tenerlo a
Cristo en frente, por poder verlo, por poder escuchar su voz audible y que te está hablando
todo lo que quiere para ti? Lo hace cada vez que lees la Palabra, lo hace cada vez que lees la
Palabra, no necesitas esperar a llegar al cielo. Jesucristo no está esperando a que llegues allá
para hablarte, Él te está hablando aquí y ahora, cada vez que lees la Palabra Él abre su boca,
Él te dice todo lo perfecto que está en su corazón y que planeó para tu vida, para que tengas
una vida con propósito, para que hagas su voluntad, para evitar cualquier error en medio del
camino.

La Palabra es perfecta, el propósito del Señor es perfecto, cada vez que Él te habla a través
de la Palabra, Él te está mostrando la perfección de tu propósito, si lo escuchas con atención
evitarás errores en el camino. ¿Por qué tenemos la idea de que es normal que nos
equivoquemos? Yo no estoy hablando de equivocarse en las cosas prácticas de la vida, yo estoy
hablando de equivocarse en las cosas que tienen resultado y futuro eterno, me estoy refiriendo a
los asuntos espirituales, ¿por qué pensamos que es normal equivocarse? Si Jesucristo es
perfecto y su Palabra es perfecta porque es Él mismo, ¿piensas que Él te va a llevar a la
imperfección en algún sentido? ¿Él puede tener el objetivo de hacerte tropezar?
Es más, el apóstol Pedro escribió algo muy atrevido, después de hablar y de escribir acerca
de las cualidades que tenemos en Cristo Jesús, y que somos algo así como socios de Dios; y
que esas cualidades debemos practicarlas y hacerlas aumentar en nuestra vida, dice que si lo
hacemos así, no caeremos jamás, no caeremos jamás. La idea de que es normal equivocarse
es una idea mundana, es una idea humana, es una idea diabólica y que no está de acuerdo a
la Palabra de Dios.

La Palabra es perfecta, Cristo es perfecto, todo lo que Él te hable será perfecto. Por lo tanto,
tu camino puede estar limpio para caminar en la voluntad de Dios, así que hablar de la
Palabra es hablar de Dios mismo, es la expresión de Dios hecha persona. Quiero que
vayamos a Hebreos, el capítulo 8, Hebreos 8, desde el versículo 7 voy a leer; también leo en
la Nueva Versión Internacional, dice:

"Efectivamente, si ese primer pacto hubiera sido perfecto, no habría lugar para un
segundo pacto. Pero Dios, reprochándoles sus defectos, dijo: «Vienen días —dice el
Señor—, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No
será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano
y los saqué de Egipto, ya que ellos no permanecieron fieles a mi pacto, y yo los
abandoné —dice el Señor—. Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con la
casa de Israel —dice el Señor—: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su
corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrá nadie que enseñar a su
prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más
pequeño hasta el más grande, me conocerán." Hebreos 8: 7-11 (NVI)

Si ustedes notaron con atención, hubo un Antiguo Pacto, pero el mismo Señor dice, que no
fue perfecto, porque si hubiera sido perfecto no se hubiera necesitado otro pacto. Como ese
pacto no fue perfecto, Dios estableció un nuevo pacto con la humanidad, un pacto de gracia.
La pregunta es, si el Antiguo Pacto no fue perfecto y Dios quiso establecer un Nuevo Pacto,
¿cómo debe ser este Nuevo Pacto? ¿También imperfecto? No puede ser, este Nuevo Pacto
es perfecto. Quiere decir que una vez más comprobamos que todo lo que Dios hace es
perfecto.

Quiero hacer una aclaración también, ¿sabe por qué el Antiguo Pacto no fue perfecto? No por
Dios, sino por el pueblo de Israel; no tenían la capacidad de agradar a Dios, no podían hacer
lo que el pacto decía, no tenían la fuerza interior de cumplir con la ley. Por eso, ese pacto no
podía continuar, porque si sólo con una nación el pacto no funcionó, imagínense cuando Dios
quisiera extenderlo a todas las naciones de la Tierra, sería un caos que la humanidad
intentara agradar a Dios por el Antiguo Pacto. Por eso Dios estableció un Nuevo Pacto, dónde
la fuerza, la capacidad para lograrlo, vendría de Él mismo, no del ser humano.
Este Nuevo Pacto, prometía que toda persona sobre la Tierra, que se arrepintiera y creyera en
Jesucristo, nacería de nuevo del Espíritu, y Cristo vendría a vivir en él, por lo tanto, tendría la
fuerza y el poder sobrenatural para cumplir hasta la última coma de ese pacto, no necesita un
esfuerzo personal, no necesita agarrarse la cabeza para ver cómo lo va a lograr, no necesita
deprimirse todas las mañanas por no saber cómo va a vivir ese día, puede honrar a Dios
todos los días de su vida; y se siente pleno al hacerlo porque sabe que no es él, es Cristo en
él.

Estas son las características del Nuevo Pacto, por eso es perfecto, pero este Nuevo Pacto
viene con una promesa muy especial para nosotros, dice, versículo 10: Este es el pacto que
después de aquel tiempo haré con la casa de Israel —dice el Señor—: Pondré mis leyes en su
mente y las escribiré en su corazón.

¿Sabe qué significa esto? Que ahora la Palabra ya no es una influencia externa. Para Israel,
la Palabra, era algo externo. ¿Sabes por qué a veces cometemos infracciones de tránsito?
Porque la ley no está en nuestro corazón gravada a fuego, es externa, y cuando estamos
apurados en la calle y apretamos el acelerador un poquito más de lo debido, tenemos que
obligarnos a nosotros mismos a recordar que existe una ley, y que dice que no puedo
sobrepasar tal velocidad.

Y ahora entro en una encrucijada o llego tarde o hago caso a la ley, como a veces no puedo
llegar tarde tengo que evitar la ley, y cuando viene la ley, entonces, me viene la infracción
porque la ley no va a cambiar, la ley se mantiene firme, la ley es la que me condiciona mí, yo
no condiciono a la ley, no le puedo explicar al señor policía que estoy retrasado en mi horario
y que tengo una cita muy importante, y que se justifica que yo vaya a más de la velocidad, el
policía no está para entenderme, el policía está para cumplir la ley.

Tal vez, por dentro el hombre llegue a decir, pobre tipo este, le arruiné el día, y de verdad que
está sufriendo, necesita llegar a tiempo, si fuera por mí lo escoltaría le abriría el camino para
que llegue temprano, pobre tipo este, pero aunque lo piense, él tiene que hacer cumplir la ley.
Ahora bien, las leyes de las cuales habla en Nuevo Pacto ya no son externas para nosotros,
estas leyes están puestas en nuestra mente y están escritas en nuestro corazón.

Entonces, ahora vamos a analizar esta situación, cuando nos levantamos cada mañana con la
firme decisión de honrar a Dios ese día, las leyes que están en nuestra mente y que están
escritas en nuestro corazón empiezan a dictarnos de qué manera vivir ese día. Por sí sola, la
ley del Nuevo Pacto me muestra el camino a seguir, y aunque yo no me esté dando cuenta,
en el transcurso de mi día, veo cumplida la Palabra de Dios en mí; y tal vez esa mañana no leí
la Biblia antes de salir, y alguno diría, ¿pero, cómo es que se cumplió? ¿qué pasó? Es muy
sencillo, tú decidiste honrar a Dios ese día, la ley que está dentro de ti grabada a fuego, sin
que te dieras cuenta, te guió por el camino a seguir y no te permitió equivocarte.

La Palabra nos hace una promesa en el Antiguo Testamento, por más torpes que fuéramos no
nos vamos a equivocar. Quiere decir, que no depende de lo inteligente que seamos, no
depende de cuántos capítulos leí antes de ir al trabajo esa mañana, la ley está escrita en el
corazón, está grabada en la mente y sólo necesita algo de ti, una disposición absoluta a morir
a ti mismo y a vivir para Dios.

Por eso, esa idea humana y diabólica de que solemos equivocarnos, es una justificación de
que no estamos decidiendo vivir para Dios, y que queremos vivir ciertas cosas a nuestra
manera. Todavía guardamos el gobierno de ciertos aspectos de nuestra vida, hay áreas que
no queremos entregar al Señor, no hemos renunciado a nosotros mismos ni tampoco hemos
decidido cargar con nuestra cruz. Entonces, en medio del camino, la Palabra está a mi
disposición, sigue grabada en mi mente, sigue escrita en mi corazón, pero no puede fluir
porque necesitó una decisión primero, la decisión en ese día de vivir para Dios.

Avanza el día, y los errores comienzan a ocurrir y yo digo, pero si el Señor me prometió estar
conmigo, si el Señor me prometió protegerme, si me dijo que aunque fuera torpe no me
desviaría del camino, ¿de dónde salió este error? ¿dónde nació? ¡Ah! Seguro es el diablo que
se metió, sí, el diablo siempre pone la cola.

¿No leímos que el Señor es nuestro refugio y cuando creemos a la Palabra trae protección?
Entonces, no le eches la culpa al diablo, déjalo tranquilo por un rato, ya bastante tiene con
todas las personas a las que está llevando al infierno para que tú y yo además, siendo hijos
de Dios, le echemos la culpa porque no hemos tomado decisiones sabias.

Él ya está condenado, no lo condenemos más, los errores son por no haber tomado una
decisión, hoy voy a vivir para Dios, hoy voy a hacer Su voluntad, hoy me voy a negar a mí
mismo, hoy no quiero darle el gusto a mi carne, hoy no quiero hacer nada que se me antoje,
hoy sólo quiero honrar a mi Señor. La ley escrita en tu corazón empezará a fluir dentro de ti y
va a limpiar tus caminos de cualquier impedimento, y vas a llegar al final del día pudiendo
darle la gloria a Dios porque viste su presencia manifiesta a tu favor.

Ahora, obviamente, cada vez que nosotros nos exponemos a la Palabra, sale a luz toda esta
ley del Nuevo Pacto. Quiero que entiendan una cosa, que la Palabra diga que las leyes están
en nuestra mente y en nuestro corazón, no significa que yo voy a dejar de leer la Palabra, total
como ya están escritas. La lectura de la Palabra es la que me trae una consciencia de la
verdad de Dios; cuándo yo medito y estudio la Palabra, todo mi ser se empieza a alinear a lo
que Dios piensa.
Como personas, nosotros traemos como una carga, diría yo, muchas formas y costumbres de
vida que nunca estuvieron de acuerdo a Dios, y aunque queremos hacer la voluntad de Dios,
esas costumbres nos regulan porque estamos acostumbrados a ellas. Yo te puedo asegurar,
que cada mañana tú haces las cosas básicas de la misma manera, cuando te despiertas y te
paras de la cama, lo haces siempre de la misma manera, cuando vas al baño lo haces de la
misma manera, ya sigues una rutina y una costumbre, ¿sí o no? Terminamos siendo, un
poquito, como animalitos de costumbre.

Ahora, imagínense las formas de vida y de pensamiento que teníamos antes de conocer a
Cristo, se hicieron una costumbre y una rutina en nosotros, sólo cuando nos exponemos a la
Palabra el Señor empieza a romper esa costumbres, y empieza a mostrarnos que lo que
traíamos no es de acuerdo a Su voluntad, entonces, Él empieza a cambiar las cosas, nos da
un nuevo pensamiento, una nueva forma de ver la vida, una nueva manera de vivir, un
objetivo diferente, sentimientos distintos, objetivos diferentes, queremos vivir la vida de otra
forma y empezamos a aborrecer lo de la vieja vida.

Por eso, a partir de ese momento, es que lo que está grabado en nuestra mente y escrito en
nuestro corazón puede fluir, porque yo ya me expuse a la Palabra y la Palabra me mostró la
verdad. Ahora, quiero ir a Primera Juan, capítulo 2 versículo 27, 1 Juan 2: 27 vuelvo a leer en
la Nueva Versión Internacional, dice:

"En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes, y no


necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica —no es falsa— y les enseña
todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó." 1 Juan 2:27 (NVI)

Hay algo que no mencioné cuando leímos Hebreos me lo reservé para unirlo a este versículo,
decía que nadie necesitaría decirle a su hermano, conoce al Señor, porque todos le
conoceríamos. Ésta es otra de las particularidades de este Nuevo Pacto, quiero desterrar de
la mente la idea equivocada de que otra persona me tiene que enseñar, no hay ser humano
que le pueda enseñar a otro a cerca del Nuevo Pacto, ésa no es una tarea humana,
solamente puede enseñar Dios mismo.

Dice, este versículo de primera de Juan, la unción que de él recibieron permanece en ustedes,
y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica —no es falsa— y les enseña
todas las cosas.

La unción de Dios es auténtica y nos enseña todo, no esperes que alguien más te enseñe, lo
que alguien puede hacer es transmitirte la verdad de Dios, y de hecho la gracia y la unción de
Dios sobre la vida de los creyentes puede hacer que sea más sencillo expresar la verdad de
Dios a otras personas, y por eso, para otras personas puede ser más sencillo entenderlo
cuando alguien lo explica, pero eso no significa que esa persona me está enseñando; y yo sé
lo que muchos están pensando, pero la misma Palabra dice, que nos enseñemos unos a
otros. Sí, pero es una enseñanza de transmisión de lo que Dios ya me ha dado a mí.

Lo que Dios me mostró y estoy viviendo, es lo que puedo transmitirte como una verdad de
Dios. De esa manera enseñamos a otros, pero para que se haga una verdad en tu interior, y
para que vivas por ella a partir de ese momento; uno sólo te puede enseñar y tiene nombre,
se llama, Espíritu Santo, Él es la unción de Dios, Él es la unción que ha sido derramada sobre
nosotros. Por el Espíritu Santo, toda la verdad de Dios nos es revelada, con el Espíritu Santo
nada más queda oculto, todo lo podemos conocer, porque Él no se quiere reservar nada para
sí mismo. Lee Juan 14: 26 conmigo por favor, Juan 14:26 en la Nueva Versión Internacional,
dice:

"Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les


enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho." Juan 14:26 (NVI)

El mismo Juan es el que escribió ambas cosas, ¿qué leímos en la Primera carta del apóstol
Juan? Que la unción nos enseñaría, ¿qué cosa? Todas las cosas. ¿Qué dice ahora con
respecto al Espíritu Santo? Que iba a ser enviado por el Padre para algo muy particular, para
enseñarnos todas las cosas.

Tú tienes que entender una preciosa verdad, cuando dice todas las cosas, es todas las cosas,
no es solamente los asuntos espirituales, te va a enseñar cómo vivir la vida, el Espíritu Santo
te va a revelar la Palabra para que sepas como ser un varón, como ser una mujer, como ser
un esposo, como ser una esposa, como ser un hijo, como ser un padre, como ser un
empresario, como ser un empleado, como ser un pastor, como ser un apóstol, como ser un
miembro del cuerpo de Cristo, como ser un ciudadano del Reino... todas las cosas.

Todas las cosas de la vida te las enseña el Espíritu Santo, por eso, entiendes que no hay
posibilidad para el error, no hay lugar para meter el pié en la piedrita, no es necesario. Yo sé
que tenemos una idea o una teoría, a veces es necesario equivocarse para aprender, hay un
refrán en español que dice, que echando a perder se aprende. Pero eso no es verdad en
Cristo Jesús, en el Espíritu Santo existe la posibilidad, de ser enseñados en todas las cosas
sin que haya errores, esta es la bendición de la Palabra en nuestra vida.

Es necesario que como Iglesia, en este tiempo tan particular que estamos viviendo, la gente
empiece a comprender que la Biblia no es ficción, que la Biblia es Cristo mismo expresado en
palabras, que la Biblia muestra la esencia de Dios, que la Biblia es la expresión de la voluntad
de Dios para el ser humano, que la Biblia no sólo es para leer, es para vivir, es para ser
transformado por ella y es para tener una vida extraordinaria sobre la Tierra. Si la Biblia es
eso para nosotros, podremos ser una expresión de Cristo y una manifestación de la verdad de
Dios sobre esta Tierra.

No tengas en poco lo que la Palabra significa para nosotros, no dejes la Palabra a un costado
ni tu vida de comunión con Dios, no pienses que conocer la Palabra es cuestión de unos
privilegiados, tampoco pienses que es la ocupación de los dirigentes espirituales, la Palabra
es para ti y para mí, no importa la función que ocupemos en el Cuerpo, la Palabra es para que
transforme nuestros ser para que estemos conformados a la misma imagen de Cristo, para
que todo lo que Él es, lo seamos nosotros en esta Tierra, sin ninguna diferencia. Por eso, el
mismo apóstol Juan escribió, nosotros hemos sido como Jesús en esta tierra...

Yo no sé qué quisieras decir al final de tus días, no sé qué te gustaría declarar cuando estés
cercano a morir pero yo quisiera poder decir, he vivido como vivió Jesús en este mundo y
quisiera que otros que me han conocido pudieran decir de mí, él vivió de la misma manera
que vivió Jesús, era un reflejo de la persona de Cristo, ¿es porque quiero enorgullecerme? Tal
vez sí, pero en Cristo Jesús, porque si logro decir eso, o si alguien lo dice de mí, sabré que
jamás fue porque yo lo logré, sabré que jamás fue porque le puse todo mi esfuerzo, jamás
pudo haber sido porque yo fui perfecto sino porque Cristo es perfecto, porque su Palabra es
perfecta, y porque Él como Palabra, se manifestó en mí y a través de mí; y los que me vieron,
no vieron a Hernán, vieron a Cristo en mí, ese es el objetivo que tiene la Iglesia sobre la
Tierra.

Necesitamos estar llenos de la Palabra de Dios, llenos de Cristo, saber que la Palabra es
perfecta, saber que es confiable, saber que es creíble, saber que es útil para todas las cosas
de nuestra vida, saber que el mismo Dios la inspiró, ¿para qué? Para que la Palabra sea viva
en mí.

Amada Iglesia, muchas veces, tenemos problemas con creer a la Palabra, y yo no sólo quiero
decir que lo quiero declarar en este día, dejaremos de razonar lo que la Biblia dice, dejaremos
de tratar de meter la Biblia dentro de nuestra cabeza humana, porque cada vez que lo
hacemos, dejamos de creerle a la Palabra. Tenemos, muchas veces, conflictos con creer a lo
que Dios dice, y creer plenamente tal cual lo dice, siempre ponemos de excusa, que hasta
que el Señor no me lo revele no lo podré entender, pero sigue siendo una justificación más, si
yo le creo a la Palabra tal cual es, veré las mismas cosas gloriosas que leo allí, pero en mi
propia vida.

¿Tú piensas que Dios no ha decidido que vivas prósperamente? Lee la Palabra, te quiere
hacer próspero y con un corazón generoso que ya te ha dado para sembrar de acuerdo a esa
prosperidad en el Reino de los cielos. ¿Tú piensas que Dios quiere permitir esa enfermedad?
Lee la Palabra, cargó Jesucristo con toda enfermedad en la cruz, con todo dolor nada de eso
debiera estar ni en ti ni en mí, no es normal tenerlo, es anormal de acuerdo a la Palabra.
¿Cuál pensamiento voy a permitir? ¿el que me dice, que es normal porque toda la gente se
enferma? ¿O el que me dice es mentira porque Dios dice otra cosa? ¿Voy a confiar en su
sanidad o voy a seguir recurriendo a los métodos tradicionales para alcanzar la sanidad?
Métodos, también mentirosos, porque jamás van a producir la sanidad que sólo Cristo pudo
producir.

¿Tú piensas que es normal tener dificultades en el matrimonio? ¿piensas que Dios te unió con
una mujer o con un hombre, para que te vaya mal? ¿No has leído la Palabra que dice, que
hombre y mujer se hacen uno en Él y que esa unidad en el matrimonio es para vivir para
Dios? ¿No has leído que Él quiere que tengas hijos que le honren y qué Él te ha prometido
que se mantengan firmes esos hijos, si tú les transmites la verdad de la Palabra? ¿Vas a
aceptar la rebeldía porque es un muchachito que anda mal en esta época porque se le
metieron muchas ideas en la escuela y con los compañeros? ¿Por qué permitimos tantas
mentiras diarias y cotidianas en nuestra vida? Son mentiras.

Hay una sola verdad, es Cristo mismo y está expresado en la Palabra. Cada cosa que Él dice
en su Palabra, es verdad, por más loco que suene en este tiempo, ¿quiénes van a vivir esta
verdad? ¿quiénes no le conocen? ¿quiénes no han nacido de nuevo? ¿a quiénes no se les ha
grabado la ley en su corazón y en su mente? Imposible, la gente sin Cristo no puede vivir la
Palabra, aunque quiera creerla y experimentarla, es como Israel, no tiene la fuerza interna
para cumplir la Palabra de Dios. Pero tú y yo sí lo tenemos, porque Cristo mismo vive en
nosotros. Así que somos desafiados en este día, por Cristo que vive en nosotros y por la
unción, el Espíritu Santo, que vive en nosotros, a vivir toda la verdad de la Palabra, a caminar
por ella, y a ser un reflejo de esa verdad en este mundo.

Voy a pedirles que estén de pié, y quiero que oremos juntos al Señor, y al orar al Padre en
este día, no solamente vamos a orar por nuestras vidas, sería egoísta hacerlo de esa forma,
tenemos que reconocer que si bien somos un Cuerpo local, somos también, parte del cuerpo
de Cristo en el mundo y que hay millones de personas llamadas cristianas, pero que no tienen
ningún contacto con la Palabra en su vida de todos los días, no buscan a Dios, no quieren
saber lo que piensa, no están dispuestos a vivir como Él dice, quieren escuchar cuántas
bendiciones van a recibir pero no cuántos requisitos estableció Dios para nuestras vidas.
También hoy, vamos a orar por ellos porque una de las cosas que nos enseña la Palabra es a
no juzgar a los demás para no ser juzgados, el juzgar sólo trae condenación, el orar
creyéndole al Señor puede traer la liberación de esas vidas para que puedan comprender la
verdad y puedan vivir a Cristo con toda plenitud. Vamos a orar y levante su voz junto conmigo.

Te damos muchas gracias Padre, en este día te honramos y te agradecemos por tu


verdad, tu verdad aparece eternamente, ni una palabrita de tu Palabra va a quedar en el
olvido, se cumplirá desde lo primero hasta lo último, y todas tus promesas son verdad
en Cristo Jesús.

La Palabra dice, que esas promesas son sí y son amén, por eso hoy, nosotros como
parte de tu Cuerpo en esta Tierra, nos rendimos ante ti, porque eso significa rendirse
también ante tu Palabra, que tu Palabra nos gobierne Señor, que tu Palabra determine
nuestras acciones, que tu Palabra marque nuestra mente, que tu Palabra haga fluir tu
ley, que tu Palabra surja de nuestro interior para que no haya un esfuerzo por agradarte
sino un resultado lógico de que somos tuyos.

Señor, gracias te damos porque sin tu Palabra no podríamos haberte conocido como te
conocemos, aún así, tus leyes estarían grabadas en nuestra mente y corazón, porque el
haber nacido de nuevo indica, que todo es nuevo en nuestro interior, por eso la ley está
allí, por eso el Nuevo Pacto está allí, por eso la vida de Cristo está allí, por eso la unción
del Espíritu Santo está allí, pero como si esto fuera poco, quisiste dejarnos tu Palabra
por escrito y esa Palabra nos revela quién eres, cómo eres, cómo piensas, qué es lo
que quieres de nosotros, cómo quieres que vivamos, cómo debe ser cada una de las
áreas de la vida.

Señor, no hay nada que podamos pensar que no esté en la Palabra, todo está escrito
allí. Por eso, te damos gracias porque tenemos esta verdad pura que es perfecta, que
es digna de confianza, que es creíble, que nunca falla, que no nos defrauda, que no nos
engaña, que es inspirada por ti, que es útil para enseñarnos, que es útil para
reprendernos, que es útil para corregirnos es útil para que vivamos en tu justicia.
¡Gracias por tu Palabra!

Hoy oramos, no solamente por nosotros, oramos por toda tu iglesia en cada país de
este mundo para que Tú derrames en ellos lo que significa buscarte de todo corazón,
que ya no pretendan seguir viviendo sin buscarte en la Palabra, sin ir a ella para saber
cómo piensas.

Señor, hoy oramos por hambre y sed de tu Palabra en tu Iglesia, hoy oramos Señor,
porque la Iglesia se arrepiente de vivir lejos de tu Palabra, vivir lejos de tu Palabra es
vivir lejos de ti porque Tú eres la Palabra. Por eso, Señor, no importa cuánto adoremos
los domingos, no importa cuánto cantemos, no importa cuánto entreguemos de
diezmos u ofrendas, vivir lejos de la Palabra es vivir lejos de ti.

Hoy oramos para que la Iglesia se acerque a ti a través de tu Palabra, y anhele


conocerte y estudiarla, pero no estudiarla como en un curso bíblico, no estudiarla como
en una clase en la escuela, meterse con el Espíritu Santo para conocer el Espíritu que
está detrás de las letras, porque tu Palabra no son palabras escritas sobre una hoja, tu
Palabra es lo que está detrás, lo que Tú le imprimiste con tu sello, lo que muestra tu
esencia, a eso le podemos llamar tu Palabra.

Por eso, Señor volvemos a ti y volvemos a tu Palabra, para que ella nos enseñe y para
que todo lo que está grabado en nuestro corazón y en nuestra mente empiece a surgir
de nuestro interior, que sea natural que vivamos en tu Palabra y que cada mañana al
despertarnos tomemos una determinación firme, hoy voy a vivir para mi Señor, hoy
quiero hacer Su voluntad, hoy renuncio a mi voluntad, hoy me niego a mí mismo, hoy
tomo mi cruz niego todos mis intereses personales porque quiero hacer lo que Dios
quiere. Entonces, la Palabra surgirá hará efecto en nuestro interior y veremos su
evidencia en nuestro caminar.

Y te pedimos a ti, Espíritu de Dios, la unción que pudre el yugo, que sigas llenando
nuestro ser Señor, para que podamos ver tu Palabra como Tú solamente la ves, no
verla con ojos humanos, no pensar cuando la leemos que eso es imposible de vivir,
sino que haya por tu unción Espíritu Santo, un anhelo de vivir cada cosa que leemos.
Una convicción de que eso es real, de que está allí para mí, que ha sido preparado para
que yo lo experimente y que cuando tenga esa experiencia, otros van a ser
influenciados por tu Palabra y dejarán de pensar en tu Palabra como una ficción,
pensarán que es verdadera, que Dios mismo expresado y anhelarán vivir por esa
verdad.

Si hay algo que este Mundo busca es la verdad, y miles de millones de personas
levantan la bandera de su propia verdad, ellos dicen que tienen la verdad, pero esa
verdad se contrapone con otras verdades que otros dicen, y otra gente entonces se
siente confundida porque cuando intentan encontrar la verdad se les escapa como
agua entre los dedos. Solamente, Tú eres la verdad Señor y tu Palabra dice, esa verdad.
Tu Palabra declara la verdad, y sólo esa verdad hará libre al ser humano.

Hoy declaramos, que corre tu verdad en medio de las naciones, hoy acallamos las
voces mentirosas que usan la Palabra pero para decir mentiras, para decir lo que los
oídos humanos quieren oír. Hoy acallamos las voces que levantan la Palabra para
disfrazar la verdad, para disminuir tu Persona, para hacerte quedar en ridículo, hoy
ordenamos que se callen esas voces.

Y levantamos en las naciones la voz del Espíritu de Dios hablando a todo ser humano
sobre la Tierra y hablando a través de la Iglesia, tu amada, aquella que vive para ti,
aquella que se ha entregado como Tú te entregaste, aquella que quiere mostrar el Reino
en las naciones. Levantamos a tu Iglesia, y declaramos, que ella declara tu verdad, que
ella la pronuncia, la levanta, ella es la única que vive y la manifiesta, y se convierte en
un imán que atraiga a las naciones, a los pueblos, a aquellos que te necesitan los atrae
hacia ti.

En el Nombre de Jesús, levantamos a tu Iglesia en las naciones para que con nuevas
fuerzas reciba la unción del Espíritu Santo en esta hora, y sean aclarados los ojos del
entendimiento, sean limpiados para que puedan ver lo que nunca antes han visto.
Oramos por nuestros amados en las naciones, nuestros hermanos y hermanas en
Cristo, para que ellos vuelvan a ti y para que conozcan la profundidad de tu Palabra.

Oramos para que sus ojos sean abiertos, para que no dejen a nadie que los engañe,
para que solamente sean guiados por la voz de tu Espíritu. En el Nombre de Jesús, lo
oramos rogándote a ti, pero declarándolo con autoridad, sabiendo que Tú lo haces
porque es el deseo de tu corazón y has establecido que a través de tu Nuevo Pacto tus
leyes estén en la mente y estén escritas en el corazón de todos lo que te pertenecen.

En el Nombre de Jesús, es hecho para gloria de tu Nombre y para la manifestación de


tu Reino en las naciones, en el Nombre de Jesús, amén y amén. Gracias Señor, gracias
rey, gracias rey.

Sólo quisiera decir por último, que aprendamos a disfrutar de la Palabra, busquemos la
oportunidad para leer la Palabra en casa como familia, y démosle tiempo al Señor para que se
revele a nosotros.

Cada vez que en casa, como familia buscamos y tenemos ese tiempo, nos damos cuenta
como el Señor nos enseña con pequeñas cosas, hay detalles de la Palabra que saltan a la
vista y que nos hacen ver algo que nunca antes habíamos visto, y muchas veces leemos algo
en el Antiguo Testamento y luego vamos al Nuevo Testamento y quiero decirle que leemos en
orden, si estamos leyendo un libro y quedamos en el capítulo 10 la siguiente vez seguimos en
el mismo libro en el capítulo once, y lo mismo hacemos con un libro del Nuevo Testamento,
pero es impresionante ver que algo que leemos en el Antiguo Testamento, Dios lo ratifica en
el Nuevo, con una comprensión mayor porque pertenece al Nuevo Pacto.

Disfrutemos la Palabra de Dios, démosle tiempo para que nos hable, meditemos en ella,
quedémonos pensando en aquello que nos dijo, y siempre diré que no se trata de cuántos
capítulos o versículos leímos, tú ya sabes quién es tu maestro, pídele al maestro, al Espíritu
Santo, que te enseñe todas las cosas como prometió Jesús. ¿Piensas que no lo hará? Si es
una promesa de Jesús, lo hará, lo verás claro como el agua y podrás ver todo lo que Dios
tiene para ti.
LA AUTORIDAD EN NOSOTROS

29 diciembre de 2013

Hace poquitos días celebramos la Navidad, y cuando uno vuelve a releer toda la historia del
nacimiento de Jesús, encuentra muchas cosas demasiado importantes. Hoy volvimos a leer
una pequeña porción de ella, pero yo estaba leyendo en Lucas, estos días pasados, y hubo
algo que me llamó la atención de manera especial. Les pido que lo busquen... es Lucas 1,
desde el versículo 39, yo lo voy a leer en la Nueva Traducción Viviente, Lucas 1, desde el
versículo 39.

Para que tengan un poquito de contexto, por si alguno no conoce muy bien la historia, el ángel
del Señor se le había presentado a María y le había anunciado que ella sería la madre del
salvador del mundo. Ella era una mujer muy joven y estaba comprometida para casarse con
un hombre llamado José, pero era virgen. Y el ángel le estaba hablando de que quedaría
embarazada. La pregunta obvia que ella hizo fue, ¿cómo va a ocurrir eso si yo no conozco
ningún varón ni he tenido ninguna relación sexual? Y entonces el ángel le explicó, que el
Espíritu del Señor vendría sobre ella y la gloria del Señor la cubriría, y de esa manera ella
quedaría embarazada del hijo de Dios.

Piensen ustedes, las mujeres, qué cosa más impresionante, imagínense por un momento
estar en el lugar de María, que hubieran tenido tal gracia delante de los ojos de Dios, que Él
las hubiera elegido para ser la madre del salvador del mundo, y además, quedar
embarazadas cuando son vírgenes, ante la murmuración de toda una sociedad. Sin embargo
ella dijo que, el Señor haga conmigo como quiera.

Una vez que ocurrió eso, ella viajó a otro lugar, porque el ángel le había dicho también, que
una parienta llamada Elisabet, también estaba embarazada desde un tiempo antes, y que
daría a luz un hijo, y ese hijo resultaría ser a quien conocemos como Juan el Bautista, él iba a
ser el profeta que iba anunciar al Señor. Eso es precisamente lo que vamos a leer, dice así:

"Pocos días después, María fue de prisa a la zona montañosa de Judea, al pueblo
donde vivía Zacarías. Entró en la casa y saludó a Elisabet. Al escuchar el saludo de
María, el bebé de Elisabet saltó en su vientre y Elisabet se llenó del Espíritu Santo.
Elisabet dio un grito de alegría y le exclamó a María: —Dios te ha bendecido más que
todas las mujeres, y tu hijo es bendito." Lucas 1: 39-42 (NTV)

Si ustedes notan, ocurre algo demasiado particular y especial en este relato. María,
simplemente fue a visitar a su parienta, me imagino que quería compartir la alegría del
embarazo de ambas. Llegó a la casa y lo único que hizo fue saludar a Elisabet. En el
momento que Elisabet escuchó el saludo, el bebé Juan, que estaba en el vientre de Elisabet,
saltó dentro del vientre, y dice que Elisabet se llenó del Espíritu Santo.

La pregunta sería, ¿María era muy especial para que ocurriera eso? ¿Su saludo fue muy
ungido? No fue nada de eso, lo sobrenatural fue que el Hijo de Dios estaba dentro de ella, y la
presencia del Hijo de Dios, dentro de María, produjo que el bebé Juan saltara, pero que
además, Elisabet fuera llena del Espíritu Santo. Y en el original se aclara, que esta llenura era
para profetizar, porque ustedes saben, que antes de la obra completa de Cristo, sólo unos
pocos eran llenos del Espíritu y por momentos particulares, cuando eran llenos, en la mayoría
de los casos era para cumplir una misión específica. En este caso, Elisabet fue llena del
Espíritu para profetizar.

Ahora, cuando yo leía esto, pude comprender algo que nunca antes había visto, que el Señor
nos dejó este ejemplo en la Escritura para que veamos lo que puede ocurrir con toda persona
en la que Cristo vive adentro. Cuando Cristo está dentro de una persona, todo lo que está a
su alrededor tiene que ser transformado, algo sobrenatural debe ocurrir. Ahora, si nos
basamos en el relato, María era una mujer normal, no tenía nada en especial, sí tendría un
corazón muy especial para Dios, por eso el ángel le dijo que Dios había hallado gracia en ella,
pero como ser humano, no tenía nada especial. Pero una vez que tuvo a Cristo adentro, algo
sobrenatural empezó a pasar.

¿No sería esto lo que tiene que ocurrir con la Iglesia? ¿No sería esto lo que tiene que ocurrir
con cada uno de los hijos de Dios? Cristo vive en nosotros y no tenemos en nosotros mismos
nada especial, somos gente común y corriente, no es que podemos jactarnos de que somos
especiales, no hay algo en lo natural que sobresalga. Algunos tienen unas actitudes y otros
otras, pero ninguna de ellas puede hacer que alguien sea lleno del Espíritu Santo, ninguna de
ellas puede hacer que un bebé salte en el vientre de una madre, ninguna actitud humana
puede hacer que el entorno sea transformado, ¿qué es lo único que sí lo puede lograr? ¿Qué
es lo único que trae lo sobrenatural a lo natural? La presencia de Cristo en nosotros.

Quiero ir a Hechos, el capítulo 3, y voy a leer en la Nueva Versión Internacional, vamos a leer
Hechos, el capítulo 3, desde el versículo 1:

"Un día subían Pedro y Juan al templo a las tres de la tarde, que es la hora de la
oración. Junto a la puerta llamada Hermosa había un hombre lisiado de nacimiento, al
que todos los días dejaban allí para que pidiera limosna a los que entraban en el
templo. Cuando éste vio que Pedro y Juan estaban por entrar, les pidió limosna. Pedro,
con Juan, mirándolo fijamente, le dijo: —¡Míranos! El hombre fijó en ellos la mirada,
esperando recibir algo. —No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te
doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda! Y tomándolo por la
mano derecha, lo levantó. Al instante los pies y los tobillos del hombre cobraron fuerza.
De un salto se puso en pie y comenzó a caminar. Luego entró con ellos en el templo
con sus propios pies, saltando y alabando a Dios. Cuando todo el pueblo lo vio caminar
y alabar a Dios, lo reconocieron como el mismo hombre que acostumbraba pedir
limosna sentado junto a la puerta llamada Hermosa, y se llenaron de admiración y
asombro por lo que le había ocurrido." Hechos 3: 1-10 (NVI)

Éste es otro suceso notable narrado en las Escrituras, Pedro y Juan estaban yendo al templo
en una hora determinada, la de la oración. Imagino que acostumbraban a hacerlo, pero
también había otras personas que tenían otras costumbres, dejar a un hombre lisiado de
nacimiento en una puerta, todos los días lo dejaban en la puerta y el hombre lo único que
hacía era pedir limosna a quien quería entrar.

Obviamente, el pedir limosna era algo natural para el hombre, eso era a lo que estaba
acostumbrado a hacer, además la limosna era lo que estaba acostumbrado a recibir. Cuando
vio a Pedro y a Juan, estiró la mano, obviamente, esperó que ellos le darían algo de dinero,
pero es evidente que el Espíritu Santo inquietó a Pedro y a Juan para hacer algo que
naturalmente no harían.

Si nosotros viéramos a un lisiado pedir limosna, lo que haríamos de manera natural, es darle
dinero, pero Pedro y Juan no hicieron eso, Pedro lo miró y le dijo, mírame atentamente, no
tengo ni plata ni oro, humanamente no tengo nada que darte, pero lo que sí tengo eso te doy,
en el Nombre de Jesucristo, ¡levántate y camina!

Creo que nosotros hubiéramos esperado, o nos hubiéramos escapado por si el hombre no se
levantaba, porque una cosa es decirlo y otra cosa es ver que de verdad se levante. Otra vez,
la pregunta vuelve a ser, ¿qué tenían de especial Pedro y Juan? Evidentemente, dinero no,
porque se lo dijo al lisiado, no tengo ni plata ni oro, pero eso no significa que soy pobre, ni
tampoco significa que no tengo nada para darte... Tenemos algo demasiado importante para
dar y lo que tenemos para dar, es lo que hemos recibido primero, en nosotros vive aquél que
es el único que te puede dar todo lo que necesitas.

Tú no conoces lo que significa caminar, y eso es lo que necesitas para que compruebes que
tu vida puede ser diferente, así que, ¡levántate y camina! Y como para corroborar que iba a
funcionar, Pedro estiró la mano, lo agarró, lo ayudó a levantarse, y cuando el hombre se paró,
los pies y los tobillos cobraron fuerza. ¿Se imaginan a ese hombre? Por eso dice que empezó
a gritar y a alabar a Dios.

Estamos hablando de alguien que jamás caminó en su vida, y de pronto está haciendo lo que
nunca antes pudo hacer, un hombre condenado a estar sentado el resto de sus días, implorar
por la misericordia de la gente a ver cuánto dinero le lograban dar. Ahora ese hombre podría
valerse por sí mismo, recobró no sólo las piernas, sino el valor como persona, pudo darse
cuenta que tenía valor. Posiblemente, para los parientes no, por eso lo dejaban en la puerta
todos los días, mucho menos para los que pasaban por ahí, ellos lo veían y estaban
acostumbrados a que estuviera tirado por el piso.

¿Cuánto valor tiene un lisiado para la sociedad? Sin embargo, Dios le demostró, a través de
Pedro y Juan, cuánto valor tenía ese hombre. No hay duda que Pedro usó de fe y autoridad.
Ahora, muchas veces la fe necesita la base de la autoridad para funcionar. Pedro sabía que
había autoridad en él, por eso no dudó en decir lo que tenía que decir. Por eso, abrió su boca
no dudando de que Dios contestaría, tenía la seguridad de que Dios haría lo que él estaba
declarando, esa fe vino porque había una autoridad adentro de él.

Y lo que yo quiero que veamos hoy es, que la vida de Cristo que tenemos adentro puede
producir cosas sobrenaturales a nuestro alrededor, pero necesitamos tener fe, y una fe que
esté basada en la autoridad de Cristo que está en nosotros; si no creemos en la autoridad que
hemos recibido, no podrá salir lo sobrenatural que Dios ha puesto en nosotros. Por eso,
quiero leer Gálatas 2:20, un versículo que conocemos demasiado bien, lo voy a leer en la
Reina Valera 1960, Gálatas 2:20, dice de esta manera:

"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo
que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó
a sí mismo por mí." Gálatas 2:20 (RV60)

Hay muchas cosas demasiado importantes aquí. La primera, es entender que estamos
crucificados con Cristo. Vuelvo a pensar en María, tuvo que renunciar a todo para aceptar la
voluntad del Señor, ésa es una manera de morir, ella no pudo experimentar en ese momento,
la muerte de Cristo porque Jesús apenas iba a ser concebido, sin embargo, ella estuvo
dispuesta a morir.

Pedro sabía que no había ninguna autoridad en él porque era un hombre normal, pero había
decidido morir a sí mismo, y sabía que estaba muerto con Cristo, y por esa razón, no sólo
Cristo vivía en él sino que había sido lleno de la autoridad del Señor. Así que, lo primero que
necesitamos recordar cada día, es que estamos crucificados con Cristo. Mi amado, somos
personas muertas... muertas... muertas... muertas... muertas. Es difícil reconocer esta
realidad, porque aún las cosas más sencillas nos recuerdan que estamos un poco vivos.

Si yo le diera una ropa a alguno de ustedes que no les gustara en lo más mínimo, y le dijera
que se la pusiera, tal vez de una manera muy atenta y amable, me diría que no se la va a
poner porque no le gusta, ¿sí o no? Eso nos hace recordar, que todavía estamos un poco
vivos; y usted va a decir, bueno pero a ver, no vamos a confundir los asuntos, estamos
hablando de un asunto espiritual aquí, sí es verdad, pero lo espiritual siempre afecta lo
natural, porque si lo espiritual no afectara lo natural seríamos angelitos volando por las nubes,
pero somos seres humanos de carne y hueso, nos resistimos a hacer cosas que no nos
gustan, no tenemos disposición a decir que sí cuando adentro queremos decir que no, y sin
querer, ese tipo de actitudes y acciones, se nos cuelan como el bichito que se nos escapó en
el líquido, en el agua; y de pronto, cuando el Señor nos pide algo, creemos que como dijimos
que no a la ropa que no nos gustaba, le podemos decir que no al Señor, porque tampoco nos
parece su idea; y eso nos vuelve a recordar que estamos vivos.

Todos tenemos el deseo permanente de agradar a Dios, pero la Palabra dice que somos
tentados, ¿y qué pasa cuando cruzamos el umbral de la tentación? Cuando la tentación logró
ganarnos y se convirtió en pecado, eso nos vuelve a demostrar, que en algo, todavía estamos
vivos. Porque si tuvimos la posibilidad de decidir y decidimos en contra de Dios, ésa fue una
decisión humana, nunca pudo haber sido una decisión divina.

Hay cosas pequeñas y naturales que nos recuerdan, que todavía estamos vivos, no hay mejor
receta que despertar cada mañana y recordarnos a nosotros mismos, que estamos muertos,
crucificados, ¿por qué crucificados? Porque es una muerte más dolorosa, y definir, y decidir
para ese día, que vamos a vivir muertos todo el día, de tal manera que cuando se presenten
las cosas pequeñas y naturales, no tengamos la tentación de actuar por nosotros mismos,
sino que permitamos a la vida de Cristo que está en nosotros, que responda en primer lugar.
Cuando conocemos la voluntad del Señor podemos responder como Él responde y su
voluntad se transforma en nuestra voluntad.

Dice en segundo lugar, que como no vivimos nosotros, hay alguien más que vive, y ese es
Cristo. Quiere decir, que Dios no nos ha dejado muertos para que no haya vida en nosotros,
nos ha dejado muertos para que haya una sola vida en nosotros, la vida de Cristo. Dos clases
de vidas distintas no pueden convivir, dentro de nosotros no puede haber dos naturalezas
diferentes, por lo tanto, si estamos muertos, Cristo tiene que estar vivo, pero si nosotros
reaccionamos como vivos, voy a decir esto con todo respeto, es como si Cristo estuviera
muerto, porque no puede hacer absolutamente nada.

Pero dice más el apóstol, por el Espíritu, lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo
de Dios. Déjenme decirles que tuve que decidir por esta versión, porque no hay muchas
versiones que expresen acerca de la fe de esta manera. La Nueva Versión, por ejemplo dice,
lo vivo por la fe en el hijo de Dios, pero lo que dice la Reina Valera es, lo vivo en la fe del hijo
de Dios.

Cuando fui al original, me di cuenta que así es como se debe traducir, es más, hay unos
versículos anteriores donde también se está hablando de la fe, y la mayoría de las versiones
lo traducen, como la fe en Cristo, pero esos versículos anteriores en el original, también dicen,
la fe del hijo de Dios.

Quiere decir, que la fe que está en nosotros no es nuestra, la fe que habita en nosotros es la
misma fe que tiene Cristo. Ahora puedo entender con mayor razón, por qué Pedro le dijo al
lisiado lo que le dijo, porque su declaración de fe no fue cuánto creía Pedro, fue cuánto creía
Cristo que iba a ocurrir, era Cristo declarándole al lisiado, ¡levántate y camina!

La fe de Cristo jamás puede fallar, si Cristo tiene fe va a ocurrir lo que Él cree, por lo tanto, si
la fe de Cristo está activa en nosotros, todo lo que creamos será algo que funcione, va a
ocurrir cada una de las cosas que creamos, porque no es nuestra fe, es su fe; y su fe está
basada en lo que Él mismo ya habló.

Es verdad que la fe se acrecienta en nosotros, pero la que tiene que crecer es la de Cristo, no
una fe natural tratando de creer en Cristo. Así que, lo que ahora vivimos en este cuerpecito,
que algún día va a desaparecer, lo vivimos en la fe de Cristo que está en nosotros. Es muy
diferente vivir la vida de todos los días basados en la fe de Cristo, que basados en nuestra
propia fe, porque nuestra propia fe está basada muchas veces, en lo que pensamos, la fe de
Cristo está basada en la verdad de la Palabra.

Por eso, todo lo que Él cree funciona, así no hay nada que temer, así no hay nada que dudar,
así no hay nada que vivir a medias la vida, así no hay cristianos de primera categoría y otros
de segunda categoría. Todos somos hijos de la misma categoría para Dios, porque el Padre
nos ha dado a todos lo mismo, la misma fe por la cual Pedro habló, es la misma fe que está
en ti y en mí.

Quiere decir, que si él le dijo al lisiado que se parara y caminara, nosotros le podemos decir a
un lisiado que se levante y que camine, ¿va a ocurrir? ¿va a ocurrir? ... "No... con esa fe
vamos a mover cualquier montaña"... ¿va a ocurrir o no va a ocurrir? ¡En Cristo claro! A ver,
¿acaso la fe no es creer aquello que no vemos? No puede haber otra respuesta más que sí a
esa pregunta, no la puede haber, porque si Cristo lo dice y si su fe está en juego, tiene que
ocurrir.

Ahora bien, yo les dije que la fe necesita muchas veces, la base de la autoridad. Por eso
quiero ir a otro pasaje, en Colosenses el capítulo 2, voy a leer desde el versículo 13; y lo voy a
leer en la Nueva Traducción Viviente. Colosenses 2 desde el versículo 13, por favor, dice de
esta manera:

"Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y porque aún no les habían quitado
la naturaleza pecaminosa. Entonces Dios les dio vida con Cristo al perdonar todos
nuestros pecados. Él anuló el acta con los cargos que había contra nosotros y la
eliminó clavándola en la cruz. De esa manera, desarmó a los gobernantes y a las
autoridades espirituales. Los avergonzó públicamente con su victoria sobre ellos en la
cruz." Colosenses 2: 13-15 (NTV)

Esto es una breve descripción de lo sobrenatural que ocurrió en nuestras vidas, nosotros
estábamos muertos a causa de los pecados porque, todavía además, no había sido quitada
de nosotros la naturaleza de pecado, en ese mismo momento, cuando estábamos en esa
situación, Dios nos dio vida cuando nos perdonó todos los pecados, quiere decir, que el
perdón de Dios produce nueva vida en el ser humano.

Pero hay algo más, muy importante, había un acta con decretos, algo así como un escrito
legal con nuestras deudas, ese escrito legal decía por lo cual debíamos morir, declaraba todas
nuestras faltas delante de Dios. Y obviamente, de forma natural, ese escrito tenía que
cumplirse, porque todo ser humano lleno de pecado no puede convivir con Dios. Por lo tanto,
lo único que debe ocurrir es la separación absoluta de Dios. Pero, ¿qué hizo Jesús cuando
fue a la cruz? Tomó el acta y la clavó en la cruz donde estaba muriendo. ¿Qué significaba ese
acto hecho por Jesús? Simple y sencillamente, que el acta quedaba anulada, era un acto
espiritual pero legal, esta sería la legalidad del Reino de los Cielos.

En el Reino hay legalidad y las cosas se cumplen de acuerdo a la ley de Dios. Así como por
esa ley debíamos morir y estar separados de Dios, por la muerte de Jesús en la cruz, el acta
quedó anulada y quedamos unidos eternamente con Dios. Pero dice algo más, de esta
manera, por haber hecho Jesús lo que hizo, desarmó a los gobernantes y a las autoridades
espirituales.

Lo que estaba haciendo Jesús en ese momento, era quitarle todas las armas a los que
estaban en nuestra contra, pero no estoy hablando de seres humanos, estoy hablando de
todos los enviados del diablo para hacernos infeliz la vida. A todos ellos los desarmó les quitó
todas las armas que tenían contra nosotros, de tal manera que el dominio que ellos ejercían
sobre nuestras vidas se rompió de una vez y para siempre, porque a partir de la muerte en la
cruz, Cristo tomó el lugar de dominio y ahora es Él quien nos domina, Él es quien gobierna
nuestras vidas. Esto es como si fuera una guerra entre países, los dos están luchando para
ser quien gane, alguno quiere prevalecer y el que prevalezca, no sólo se va a quedar con la
victoria, va a tener posesión de todo lo que está debajo.

Por eso, las naciones en guerra quedan bajo otros gobiernos cuando otros gobiernos las
dominan, porque ganaron una guerra y ese pueblo tiene que vivir bajo ese otro dominio. Esto
es exactamente igual, pero en el ámbito espiritual, todos los demonios, todas las fuerzas
espirituales de maldad, todos los que gobiernan en los aires, quedaron desarmados contra
nosotros, no tuvieron con qué pelear, y por eso Jesús los venció; y por eso tomó el dominio
que antes ellos tenían sobre nuestras vidas, ¿y saben qué hizo? Públicamente los avergonzó
cuando estaba muriendo en la cruz.

Ésta es una figura que los romanos conocían muy bien, porque cuando ganaban una batalla,
traían a los soldados perdedores y los paseaban por las calles de la ciudad para exponerlos
ante el pueblo y que todos vieran que ellos habían perdido y que los romanos habían ganado,
y por eso tenían derecho ahora, sobre esa ciudad. De la misma manera, en el ámbito
espiritual, Jesús paseó a todos los demonios para que se vea que ellos están vencidos y que
no tienen ninguna autoridad sobre los hijos de Dios.

¿Por qué la tienen sobre los no creyentes? Porque por el pecado, siguen esclavos bajo ese
dominio, y no pueden salir mientras no reconozcan que el único que los libera es Jesucristo.
Por eso, cuántas gracias y cuánta gloria le debemos dar al Señor, porque no hay un solo
demonio que nos pueda tocar, no hay un solo demonio que nos pueda mentir, no hay un solo
demonio que nos pueda engañar, no hay un solo demonio que nos pueda susurrar al oído. El
diablo está vencido. ¡Y el único victorioso se llama Jesucristo!

Por lo tanto, todo lo que venía del dominio del diablo sobre los hijos de Dios, ha quedado
destruido, ponle el nombre que tú quieras: enfermedad, dolor, amargura, tristeza, separación,
falta de prosperidad... lo que quieras, todo eso, ya fue vencido por Jesucristo, ya fue vencido
por Jesucristo sobre tu vida, ninguna de esas cosas tiene más dominio sobre ti porque
Jesucristo ya ganó la victoria.

¡Imagínate qué clase de autoridad tiene el Señor! Porque esta victoria no está en juego, no
hay un riesgo de que la potestad del diablo se vuelva a levantar, quiera volver a luchar y
pretenda ganarle a Jesucristo. La victoria fue eterna, el diablo está vencido eternamente, y
Jesucristo venció eternamente. Así que quiero que empieces a ver que la fe de Cristo que
está en ti, tiene una base en la autoridad de Cristo, que también está en ti.

Si tú no conoces la clase de autoridad que tienes en Cristo, la fe de Cristo va a tambalear,


pero si conoces la clase de autoridad que tienes en Cristo, la fe de Cristo se va a hacer cada
vez más fuerte, y posiblemente tengas que luchar dos, o hasta tres veces, por una misma
cosa porque estás creciendo en la fe, pero estás seguro de que vas a ver la victoria porque
primero, Cristo la ganó por ti.

Yo soy consciente que todos luchamos, todos peleamos con ciertas cosas específicas en
nuestra vida, pero, ¿desde qué perspectiva estamos luchando? ¿desde nuestra propia fe?
¿desde lo que sentimos? ¿de cómo se presentaron las circunstancias? ¿de cuántas cosas
nos están diciendo que no vamos a vencer? ¿de la frustración de que ya venimos luchando
hace tiempo y no vemos resultados? ¿podremos luchar con esa base? ¡Imposible!

Hay una sola base para luchar, la victoria de Cristo. Cuando lucho parado en su victoria, y sé
lo que Él declaró sobre mi vida, sé que ni siquiera los pecados me pueden condenar, porque
el acta que me condenaba fue clavada, entonces sé también, que todos los demonios han
sido vencidos, ¿quién se puede levantar en mi contra?

Por eso, con mucha sabiduría una vez Jesús dijo, más bien teman de aquel que puede
quitarles la vida, porque si estamos parados en Cristo Jesús y en su autoridad, no hay nada
de qué temer, del único que podemos temer es del que nos dio la vida, porque Él tiene el
poder, la autoridad y el derecho, para hacer lo que quiera con nosotros; y contra Él jamás
podremos luchar. Así que fuera de Dios, no hay ninguna otra cosa por la cual temer, más bien
hay mucho de que regocijarse para disfrutar la victoria que tenemos. Quiero ir a Efesios el
capítulo 1, voy a leer desde el versículo 22, y lo voy a hacer en la Nueva Versión
Internacional, dice así:

"Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la
iglesia. Ésta, que es su cuerpo, es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo."
Efesios 1: 22-23 (NVI)

Si me aceptan un consejo, lean todo este capítulo en casa por favor, porque apenas estamos
leyendo los últimos dos versículos, pero necesitamos leer todo el contexto, pero sólo me voy a
fijar en lo que hemos leído.

Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, desde el momento en que Cristo venció y
cuando el Padre lo ascendió, lo puso en un lugar de privilegio, lo sentó a su derecha y lo puso
en el trono, porque lo merecía, no le correspondía ningún otro lugar. Él es el Rey de reyes.
Desde ese momento, el Padre está sujetando todo a Cristo, no hay ninguna cosa ni en el cielo
ni en la Tierra, que no esté sujeta a Cristo, todo está bajo su dominio.

Yo sé lo que pensamos en estos casos, ¿pero qué pasa con tantos países y con tanta gente
tan corrompida? Si todo está sometido a Cristo, las cosas tendrían que funcionar mejor. Sí, lo
que pasa es que Dios necesita dejar librado al ser humano a su propia suerte, porque sino
tendría que obligar al ser humano a honrarlo, y Dios jamás va a hacer eso con ningún ser
humano, pero que nosotros veamos cosas "patas para arriba" en el mundo, no significa que
las cosas no estén bajo el dominio de Cristo, todo está bajo su dominio.

Pero dice, lo dio como cabeza de todo a la iglesia. Cada vez que leo esta frase hay una
inquietud y una expectativa muy grande en mi interior. Usted sabe que cuando uno quiere
escribir, no es tan fácil escribir. Y siento que el apóstol Pablo, aunque estaba inspirado por el
Espíritu Santo, más de una vez, no tuvo todas las palabras que hubiera querido, para decir y
escribir todo lo que quería.

Lo que yo pueda ver en la expresión de Pablo aquí, es que a Dios le agradó que por encima
de que todas las cosas estuvieran sujetas a Cristo, más importante que eso, Cristo fuera la
cabeza de la Iglesia, en esa calidad de dominador absoluto, en esa calidad de Rey de todos
los reyes, en esa calidad de gobernador del Universo, el Padre lo puso como cabeza de la
Iglesia.

Quiere decir que nuestra cabeza, es una cabeza que tiene plena autoridad, nuestra cabeza
está llena de autoridad y todo está sujeto a la cabeza que nos dirige. Ahora, ningún cuerpo
puede funcionar separado de su cabeza, esto significa algo que creo que usted está
entendiendo, si hay toda autoridad en nuestra cabeza y si todas las cosas le están sujetas,
¿qué tipo de autoridad habrá en nosotros, la Iglesia? ¿Cuántas cosas estarán sujetas debajo
de nuestros pies? ¿Usted es capaz de responder eso? Sí, ¿no? Es muy sencillo, todas las
cosas nos están sujetas y tenemos la misma autoridad que tiene Cristo.

¿Se dan cuenta que solemos vivir por debajo de lo que hemos recibido? Porque hemos tomado
cosas de esta vida, cosas naturales, las que son cotidianas que vivimos todos los días, como si
así tuvieran que ser y no pueden ser de otra manera, no nos atrevemos a creer que todo puede
ser sobrenatural, aún lo natural. Entonces, tenemos un tesoro a nuestro favor, pero andamos
buscando por el piso a ver si encontramos alguna moneda perdida, porque esa moneda nos
va a salvar para comer el día de hoy, y el tesoro está ahí al lado, y ni siquiera está cerrado,
está abierto y puedes tomar de él, pero seguimos buscando la monedita para comer algo el
día de hoy.

Dios nos llamó a tener autoridad y a que veamos que las cosas se nos sujetan, que todas las
cosas pueden estar debajo de nuestros pies, aún las situaciones más naturales de nuestra
vida. Quiero leer otro pasaje, 2 Corintios, capítulo 2, voy a leer desde el versículo 14, en la
Nueva Versión Internacional, dice:

"Sin embargo, gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva triunfantes y, por medio
de nosotros, esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento. Porque para
Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se
pierden. Para éstos somos olor de muerte que los lleva a la muerte; para aquéllos, olor
de vida que los lleva a la vida. ¿Y quién es competente para semejante tarea?" 2
Corintios 2: 14-16 (NVI)

¿Cómo nos lleva Cristo por la vida? Con la cabeza baja, medio entristecidos, con una bolsa
llena de problemas en la espalda, pesándonos el día que tenemos por delante, amargados
por anticipado por los problemas que vamos a tener el día de hoy. ¿Así nos lleva Dios por la
vida? Bueno, puede ser que a nosotros. Pero aparentemente, a Pablo no, porque dice acá,
gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva triunfantes. Quiere decir que la vida para el hijo
de Dios, es una vida de triunfo y de victoria permanente.

Ahora, entienda muy bien, cuando hablamos de triunfo o de victoria no estamos hablando de
falta de problemas, no estamos hablando de vivir sobre las nubes, no estamos hablando que
todo sale a pedir de boca, vamos a tener siempre muchos problemas. Pero necesitamos los
problemas, porque sin problemas no se ve la victoria. Si todo está normal y todo funciona
bien, ¿para qué queremos ser triunfantes? No necesitamos ningún triunfo, todo sale bien en la
vida, todo funciona como lo soñé, entonces, ¿para qué esperar en Cristo su victoria? Dios me
mete en los problemas para que ahí se desarrolle la fe de Cristo, yo tome la autoridad que Él
me ha delegado y vea su victoria funcionar en esa situación.

Así que, usted imagínese que esto es una cadena que requiere de eslabones, sin los
eslabones no voy a poder darle vuelta a la cadena. Un eslabón no hace a toda una cadena
necesito unir todos los eslabones para tener una cadena, los hijos de Dios necesitamos
situaciones difíciles, necesitamos la fe de Cristo, necesitamos la autoridad de Cristo,
necesitamos apropiarnos de esas dos cosas, ponerlas en funcionamiento, declarar lo que
Dios va a hacer y ver la victoria del Señor, todo esos eslabones forman la cadena de triunfo
de Dios. Así que más bien, cuando te veas en una situación difícil, dale muchas gracias al
Señor, porque es una nueva oportunidad de ver que la cadena funciona y comprobar que la
victoria del Señor sigue siendo real hoy.

Pero a mí me llamó la atención, por qué se alegraba Pablo del triunfo. Porque no solamente
lo aplicaba a su propia vida, lo aplicaba para el beneficio de otras personas, porque dice, por
medio de nosotros esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento.

Hijos de Dios que viven con la victoria de Cristo son la fragancia de Cristo para todas las
personas que lo rodean, sin hijos de Dios triunfantes no habría olor a Cristo en el mundo, por
eso dice, que somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden. Y
siempre me gusta que Dios pone equilibrio en todas las cosas, no suena muy bien ser aroma
de Cristo para los que se pierden, es desagradable, pero el aroma que despedimos a aquellos
que han decidido no creer, les vuelve a anunciar que están condenados por no creer, y que
están destinados a la muerte eterna.

Ahora, ¡qué bueno es cuando somos el aroma de Cristo para los que salvan! Escúchame muy
bien, tú tienes que ser el aroma de Cristo para estos que te rodean, cuando te sientan el
perfume los demás creyentes, tienen que volver a recordar lo hermoso que es ser salvo, la
bendición que significa haber recibido la salvación del Señor. Así que, entre los que se salvan,
también debemos ser aroma.

Ahora, ningún perfume se propone dar olor, yo no veo a frasco de perfume, cuando me voy a
echar por la mañana, haciendo fuerza para que salga el olor, simplemente, yo le aprieto y sale
el aroma. Acá no está diciendo que nosotros tenemos que esforzarnos por oler a Cristo, el
aroma se despide de manera natural, ¿cuánto nos gusta, a veces la cebolla y el ajo, no? Pero
para alguno de nosotros, cuando lo comemos, es evidente que lo comimos, hasta sudamos a
cebolla, es horrible pero es verdad y aunque uno quiera retenerlo no puede, las personas que
nos rodean podrían describir lo que comimos.

No es por el esfuerzo, sale, el aroma sale; quédate sin bañar algunos días y vas a ver el
aroma, haz la prueba, sale el aroma, en todos los rincones del cuerpo sale el aroma. Por eso,
nos preocupamos en bañarnos, salvo los franceses que dicen que no les preocupa mucho, y
dicen los que han estado en Francia, que también se nota que no se bañan y que subirse al
metro en París significa llevar un gancho para la nariz porque sino te caes desmayado en
medio del metro. El aroma se percibe, sale por sí mismo.

Ahora, piensa en la vida triunfante de Cristo que te habita, ¿qué clase de olor va despedir tu
vida si está llena de esa victoria? ¿Qué clase de olor va a salir de tu vida si tienes la fe de
Cristo? ¿Cómo vas a oler si la autoridad de Cristo la hiciste tuya? ¡Tienes que oler a Cristo!
¡Tienes que oler a Él! Y los demás tienen que percibir el aroma. Qué bien se siente cuando
nos encontramos con otro creyente que está lleno del Señor, ¿no te da ganas de estar con
esa persona? ¿No te gusta conversar con él o con ella? ¿No quieres pasar tiempo porque hay
algo que te atrae? Es el Cristo que llevamos adentro, tiene que manifestarse. El último pasaje
que quiero leer, Mateo capítulo 28, desde el versículo 18, otro pasaje que conocemos muy
bien, voy a leer Mateo 28, desde el versículo 18 en la Nueva Versión Internacional:

"Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo
y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo
que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el
fin del mundo." Mateo 28: 18-20 (NVI)

Cuando el Señor nos pide algo, nos lo pide con base en la autoridad que nos dio. Él le iba a
decir a los suyos, vayan a hacer discípulos de todas las naciones, les dio la tarea más
importante que tiene la Iglesia desde ese momento hasta el presente y hasta que Cristo
venga, hacer discípulos de todas las naciones, para eso estamos sobre la Tierra amados.
Pero ¿con qué base podemos hacer discípulos? Él dijo primero, toda autoridad me es dada en
el cielo y en la tierra, Él sabía lo que había producido su muerte en la cruz, Él conocía
perfectamente bien que cuando resucitó, la victoria se había hecho real sobre la Tierra. Por lo
tanto, no dudaba de la autoridad que el Padre le había dado, y aunque todavía no había
ascendido y no había sido puesto en su trono, Él conocía su autoridad; y con base en esa
autoridad envió a los suyos para hacer discípulos de todas las naciones, hombres y mujeres
que amen a Dios con todo su ser.

Amados, no estamos hablando aquí solamente para beneficio personal, podríamos inclinar la
balanza en este mensaje, para que solamente te quedes con la parte que te toca a ti y te
vayas hoy muy feliz por todo lo que el Señor ha hecho. Pero yo quiero traer el equilibrio del
Espíritu de Dios, es el mismo equilibrio que verás siempre, una y otra vez, en las Escrituras.
Dios, no solamente, nos ha querido bendecir a nosotros, a través de nosotros quiere bendecir
a millones de personas.

Así lo hizo aún con Abraham, lo llenó de todo, lo multiplicó en bendiciones, pero le dijo, que en
él serían benditas todas las familias de la tierra. La bendición de Abraham, tenía un objetivo
mucho mayor que disfrutarlo, ser hijo de Dios es una bendición mayor a sólo disfrutarlo, ser la
Iglesia de Cristo es un privilegio mucho mayor que estar reunidos cantando canciones, ser la
Iglesia de Cristo significa mostrar a Jesús en el mundo, ser la manifestación de Dios sobre la
Tierra.

En Efesios leímos acerca de la Iglesia, que es la plenitud de aquél que todo lo llena en todo.
La Iglesia es la plenitud de Cristo, y ustedes saben bien que no está diciendo que Cristo es la
plenitud de la Iglesia, porque de hecho sabemos que Cristo es nuestra plenitud, más allá de
Cristo, no necesitamos nada, con Cristo lo tenemos todo.

Pero dice, que la Iglesia es la plenitud de Cristo, es la que completa a Cristo sobre esta Tierra,
porque Jesús descendió en forma humana una vez, pero hoy se quiere seguir mostrando y
manifestando al mundo, solamente lo hará a través de la Iglesia. La Iglesia muestra que Cristo
camina hoy, la Iglesia muestra que Cristo habla hoy, la Iglesia muestra que Cristo escucha
hoy, la Iglesia muestra que Cristo abraza hoy, la Iglesia muestra que Cristo ama hoy, la Iglesia
muestra que Cristo tiene misericordia hoy, así que, sin la Iglesia Cristo no podría
manifestarse.

Con base en la autoridad de Cristo, hemos recibido todo lo que necesitábamos, para que
entonces podamos hacer discípulos de todas las naciones. Así que, si tenemos una vida
triunfante, si vivimos de acuerdo a la victoria de Cristo veremos esa victoria sobre nuestras
vidas todos los días, pero habrá algo más grande aún, veremos a personas convertirse en
discípulos por la predicación del evangelio, porque el aroma de Cristo hará que muchos se
acerquen y quieran recibir lo que ya hemos recibido nosotros.

¿Crees en la autoridad que tienes? ¿Confías en la fe de Cristo que está en ti? ¿Puedes
pararte sobre la realidad de la obra completa de Jesús? ¿Puedes ver como si fuera una
pintura, que todo lo que está dentro de ese marco, es lo que Cristo conquistó a tú favor? Dios
quiere que vivamos dentro de esa pintura, todo lo que está fuera de ese marco no viene de
Dios, pero lo que está dentro de ese marco es lo que Dios preparó para sus hijos. Vive de
acuerdo a Cristo, vive de acuerdo a su fe, vive de acuerdo a su victoria, vive de acuerdo a su
autoridad y verás que las cosas funcionan porque estás dentro del marco que Dios estableció,
pero si te quieres salir de ese marco nunca verás la victoria de Cristo.

Tenemos autoridad para experimentar y tenemos autoridad para expresar, para que puedas
decirles a muchas personas, en mí no tengo nada para darte, pero sí tengo algo que es lo
más valioso que te puedo dar, en el nombre de Jesús, levántate de esa vida miserable que
estás viviendo y párate sobre la realidad de la obra de Cristo, para que veas tu vida
transformada y un futuro en el propósito de Dios, todas las cosas serán nuevas, y lo vas a
experimentar como yo lo experimento, y tomarás la mano, ayudarás a que se pare, y verás
que todo su ser toma fuerza en Cristo. Es mucho más que una sanidad física, es una sanidad
del ser entero, para eso, Dios nos ha llamado y nos ha puesto sobre la Tierra, para ser sus
representantes.

... Estén de pie, por favor.

Padre, hoy queremos agradecerte porque cuando repasamos en la Escritura todo lo


que has hecho a nuestro favor, nos volvemos a quedar admirados de la grandeza y la
dimensión de tu obra completa a nuestro favor.

Gracias Señor, porque no solamente perdonaste nuestros pecados, por supuesto, te


agradecemos porque lo hiciste, pero además, el acta que declaraba que estábamos
condenados quedó clavada en la cruz cuando Tú moriste. Entonces ya nada nos puede
condenar, ésa fue la manera práctica en que Tú le demostraste a los demonios que les
quitabas todo dominio sobre nuestras vidas para que el único dominio que tuviéramos
fuera el que venía de ti. Por eso, ahora vivimos bajo tu gobierno y nadie más que Tú
nos puedes gobernar.

Señor, Tú puedes hacer lo que quieras con nuestras vidas, tienes toda la autoridad y el
derecho para hacerlo, nos has comprado y te pertenecemos. Por eso nos declaramos
una vez más, muertos a nosotros mismos, crucificados con Jesús, el único que vive en
nosotros se llama Jesucristo, entonces, sólo Él puede vivir, no queremos vivir
nosotros, no queremos opinar nosotros, no queremos decidir nosotros, no queremos
pensar nosotros, no queremos vivir en la victoria nuestra, porque esa victoria resulta
ser un fracaso frente a tu victoria.

Queremos vivir sólo en tu victoria Señor, y alegrarnos por lo que has hecho en nuestras
vidas, saber que hemos sido llenos de tu fe y que esa fe está fundamentada en tu
autoridad. Te ha sido dada toda autoridad, en el cielo y en la Tierra, y Tú venciste por
encima de todas las cosas, por eso has recibido el derecho para que el Padre someta
todo debajo de tus pies.

Por eso hoy declaramos como tu Iglesia, que todas las cosas están bajo nuestros pies,
que no hay situación que se levante en nuestra contra que pueda ganar ninguna batalla,
por el contrario, cada lucha que tenemos, cada situación que enfrentamos, cada
problema en el cual Tú nos metes, es para experimentar tu victoria; y para saber que
aunque luchemos, dos, tres, cuatro o cinco veces, terminaremos venciendo con base
en tu victoria.

Lo único que puede haber en nosotros es un triunfo absoluto, jamás podemos fracasar,
nunca podemos, ni siquiera pensar en el fracaso, el fracaso no es parte de tu mente, no
es parte de tu propósito, no parte de tu designio, no es parte de tu voluntad.

Por eso Señor, sólo queremos vivir en tu victoria, pero Señor, queremos extendernos
más allá de nosotros mismos, así como María, que con toda su sencillez lo único que
hizo fue darle un saludo a Elisabet, pero estaba llena de la persona de Cristo y eso
marcó la vida de Elisabet, de tal manera, que el bebé saltó, pero ella fue llena del
Espíritu Santo, queremos Señor, pedirte que por tu presencia en nosotros y por la
llenura del Espíritu en nuestras vidas, una sola palabra que salga de nuestra boca
pueda tocar la vida de aquellos que nos rodean, de tal manera, que salte algo dentro de
ellos, que los mueva a acercarse a Ti, que los haga verse como en un espejo, lejos de Ti
viviendo vidas independientes, ahogados en el pecado pero con la posibilidad de ser
transformados, con la esperanza delante de sus ojos para saber que si creen en Cristo,
ellos podrán ser personas nuevas.

Señor, que una sola palabra de nuestra boca produzca una explosión sobrenatural a
nuestro alrededor, y que podamos tener la habilidad, esa habilidad espiritual, de saber
que cuando hablamos no son nuestras palabras, son las palabras de Cristo en nuestra
boca, de tal manera, que todo lo que digamos será hecho, porque Cristo es el que está
hablando, y podamos decirles a muchos, ahora lo que tengo te doy, en el Nombre de
Jesucristo, levántate y camina.

En el Nombre de Jesucristo, ve una vida diferente, nota que hay algo que va a ser
transformado en ti, que recibirás una fuerza interior que nunca antes tuviste y podrás
vivir una vida sobrenatural que nunca conociste. En el Nombre de Jesús, camina en la
vida de Cristo a partir de hoy, y que esa persona comience a ser un verdadero discípulo
del Señor.

Señor, gracias porque todo lo que nos has dado, está basado en tu victoria y en tu
autoridad, aun nos has enviado a hacer discípulos llenos de tu autoridad. Ahora
declaro, en el nombre de Jesús, que tu Iglesia está llena de Ti, que rebosa de tu
presencia llena de la plenitud del Espíritu Santo, conocedora de la fe de Cristo, que
experimenta esa fe todos los días, y que tiene una autoridad firme para hablar con
autoridad, para declarar y decretar, y para que todas las cosas comiencen a ocurrir de
acuerdo a tu Palabra.

Declaro que, en el nombre de Jesús, en las cosas más naturales de la vida, tu Iglesia
vive lo sobrenatural que viene de Ti, y nunca más admite las naturalidades como cosas
que tienen que ocurrir, que nadie nos puede liberar de ellas, que así tienen que ser...
Derribo esa mentira, en el nombre de Jesús, la quito de cualquier mente ahora, en el
nombre de Cristo, para declarar, que solamente, pensaremos de acuerdo a tu victoria.

Señor, y que por eso, todas las cosas naturales se sujetan a Ti, y se ponen ahora bajo
tus pies, debajo de tu autoridad y que por la fe de Cristo todo comienza a ser
transformado. En el Nombre de Jesús, así vive tu Iglesia a partir de ahora, y nunca más
debajo de esta realidad espiritual. Gracias Señor, porque hemos sido llenos de tu
presencia, llenos de tu fe, llenos de tu autoridad, llenos de tu triunfo, llenos de tu
victoria, llenos de tu persona.

Gracias Señor, gracias Señor, adoramos y alabamos tu Nombre y nos rendimos una vez
más a Ti, muertos a nosotros mismos pero vivos en Cristo Jesús, la vida de Cristo
fluyendo por nuestros poros, desparramando el aroma de Cristo en todo lugar; y
anunciando, que hay salvación para todo aquél que cree. En el Nombre de Jesús, lo
declaramos hecho, amén y amén. Gracias Señor.

Esta es la manera que Dios quiere que vivamos todos los días, y no podemos vivir debajo de
esta realidad, es un desafío para nosotros mismos. Si vemos que estamos empezando a vivir
debajo de la medida es tiempo de volvernos al Señor, una vez más, de buscar su Palabra, de
buscar su voluntad, de conocer su mente, saber lo que está en su corazón; y superar la
medida para vivir en el triunfo de Cristo.

Así declaro que será cada día de nuestra vida, amén.


MUERTOS PARA VIVIR

16 marzo de 2014

En este día vamos a compartir algunos principios espirituales basados en la Carta a los
Romanos. No sé si alguna vez hayan pensado ustedes que nosotros fuimos muertos para
vivir. Por lo general, Cuando una persona muere ningún otro puede pensar que esa persona
tenga alguna clase de futuro. Hay un refrán que dice, muerto el perro se acabó la rabia. Para
el ser humano la muerte significa el final, pero para Dios la muerte suele significar el principio,
quiere decir, que en realidad cuando nosotros morimos, cuando morimos en Cristo, ahí
comienza una nueva clase de vida.

Quiero que busque en el capítulo 5 de Romanos, y yo voy a comenzar leyendo desde el


versículo 20. Todos los versículos que hoy vamos a leer, los voy a leer en la Nueva Versión
Internacional. Solamente para que tengamos un poquito de contexto, quiero decir lo que la
segunda mitad del capítulo 5 está enseñando, nos muestra la relación entre Adán y el pecado,
y entre Jesucristo y la justificación.

Nos enseña cosas como éstas, el pecado entró en el mundo por Adán, y por haber entrado el
pecado entró la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres; y eso nos muestra algo muy
especial y particular: todos somos pecadores. Desde Adán viene esta cadena de depravación
y de pecado. También enseña este capítulo, que por la transgresión de Adán vino la
condenación a todos los hombres, pero muestra que por la justicia de Cristo vino la
justificación a todos. Nos dice que por la desobediencia de Adán muchos fueron constituidos
pecadores, pero por la obediencia de Cristo muchos serán hechos justos. De acuerdo a este
contexto, vamos a empezar a leer, versículos 20 y 21 de Romanos 5:

"En lo que atañe a la ley, ésta intervino para que aumentara la transgresión. Pero allí
donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, a fin de que, así como reinó el pecado
en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio
de Jesucristo nuestro Señor." Romanos 5: 20-21

Yo sé que la mayoría de nosotros conocemos acerca de la ley de Dios, cuando la Palabra


hace referencia a la ley, está hablando de aquello que Dios le habló a Israel a través de
Moisés. La ley tenía la particularidad de mostrarle al ser humano aquellas cosas en las que
estaba mal, ¿saben lo que provocó la ley? Que aumentara el pecado y la transgresión, porque
antes de la ley, aunque existía el pecado, no había nada que lo pudiera identificar, no había
nada escrito que dijera, eso es pecado. Por eso, el ser humano pecaba sin preocuparse por el
pecado, y sentía que nadie podía juzgarlo por ese pecado, solamente, aquellos que tenían
temor de Dios tenían una conciencia clara acerca del pecado, pero toda persona gobernada
por el pecado, como cualquier ser humano, sentía libertad de pecar porque no había nada
escrito que le dijera que estaba pecando.

Lo que hizo la ley, fue poner en evidencia el pecado, sacó a la luz lo que estaba oculto en el
ser humano, pero dice lo que acabamos de leer, que por esta razón el pecado empezó a
abundar, pero cuando eso ocurrió sobreabundó la gracia de Dios. No es que Dios se hizo el
ciego ante el pecado de la humanidad, Dios era consciente del pecado y quiso hacer
consciente a Israel, a través de la ley, de que estaba pecando; pero lo único que estaba
ocurriendo era que el pecado aumentara. A medida que el pecado aumentó Dios tuvo un plan
por su gracia. Ese plan iba a mostrar que la gracia de Dios era sobreabundante, porque lo que
venía por la gracia de Dios era muchísimo mayor y mejor a lo que el hombre conocía por la
ley.

¿Cuál era el objetivo del Señor? Así como el pecado estaba reinando en la muerte, porque
recuerden que la paga del pecado es muerte, a través de su gracia el ser humano hallara la
justificación de sus pecados y una vez justificado tuviera vida eterna; eso solamente iba a ser
por medio de Jesucristo. Ahora, quiero avanzar en la lectura e ir al capítulo 6 en el Versículo
1, dice:

¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado, para que la gracia abunde? ¡De
ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir
viviendo en él? ¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para
unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte?
Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así
como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida
nueva. En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también
estaremos unidos con él en su resurrección." Romanos 6: 1- 5

El apóstol sigue escribiendo, y hace una reflexión a manera de pregunta, ¿cuál debe ser
nuestra conclusión por ver lo que ocurrió en la antigüedad a través de la ley? ¿Cuál debe ser
nuestra conclusión, por saber que cuando aumentó el pecado, Dios hizo sobreabundar su
gracia?

La conclusión de algunos podría ser entonces, pequemos porque ahora estamos en la gracia,
continuemos pecando porque ahora la ley ya no nos puede condenar, ahora la gracia de Dios
ha traído un plan nuevo para nuestras vidas y podremos obtener perdón a través de la obra
de Cristo.

Pero el apóstol dice, ¡De ninguna manera! Eso puede ocurrir, ¿por qué? Porque dice,
nosotros hemos muerto al pecado, si morimos al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en
él? Y a partir de ese momento, incluye la enseñanza del bautismo en agua. Pero yo quiero
que veamos la importancia de lo que el apóstol, por el Espíritu, estaba enseñando.

Lo primero que dice en el versículo 3 es que: todos los que fuimos bautizados para unirnos
con Cristo Jesús, fuimos bautizados para participar en su muerte. Yo sé, que por lo general,
cuando pensamos en bautismo, pensamos en vida, pero en realidad, por ahí no empieza la
manera de ver de Dios acerca del bautismo, lo primero que Dios ve en el bautismo es muerte.
Cada creyente en Cristo Jesús, cuando se bautiza, lo primero que hace es identificarse con
Cristo en su muerte.

Ahora fíjense, que dice el versículo 4, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su
muerte. ¿No les llama la atención de que primero hable de la sepultura y después la muerte?
Cuando alguien muere tiene que, perdón la redundancia, primero morir porque si yo sepulto a
uno vivo estoy matándolo en vida. Es más, alguna vez habrán escuchado algún que otro caso,
de alguna persona que enterraron viva, y que al tiempo cuando sacaron el cajón se dieron
cuenta que murieron por estar encerrados ahí adentro, y tapados por la tierra...

Pero vamos a imaginarnos esta realidad, por favor, síganme en el ejemplo: Primero, a
nosotros se nos sepulta, pero todavía no hemos muerto; se nos sepulta vivos, pero no para
desesperarnos y tratar de rascar, a ver cómo salimos de ahí, porque el lugar de nuestra
sepultura es un lugar muy particular, ¿dónde dice el versículo que somos sepultados? Con Él.
Pero lo más importante es lo otro que dijiste, en su muerte, la muerte de Jesús es nuestro
sepulcro, la muerte de Jesús es donde debemos quedar sepultados, porque cuando somos
sepultados en su muerte, realmente morimos.

Pero, ¿a qué morimos? Morimos al pecado, morimos a nuestra vieja naturaleza, morimos a
nuestro yo, morimos a todo lo que es humano en nosotros, pero ¿por qué necesitamos ser
sepultados en la muerte de Jesús? Porque la muerte del creyente no puede ser como a cada
uno le parezca, tú no puedes decir, yo voy a morir a mi manera en Cristo, y yo entonces digo,
bueno a mí esa manera no me gusta, yo voy a morir de otra manera en Cristo. Hay una sola
manera de morir en Cristo para los creyente, y es teniendo la misma muerte que tuvo Cristo
Jesús; porque esa muerte fue una muerte que nos llevó a la victoria, esa muerte nos abrió el
camino a una vida nueva; pero no puede haber vida nueva si primero no experimentamos la
muerte.

Tenemos que recordar cada día de nuestra vida, que estamos sepultados en la muerte de
Jesús, si yo no me acostumbro a estar muerto en su muerte, no voy a poder ver la
manifestación de la nueva vida que recibí. Por eso, el bautismo no es un acto religioso, el
bautismo es una acción espiritual trascendente que transforma toda mi vida de acuerdo al
plan de Dios, cuando yo me bautizo, veo esa sobreabundancia de la gracia de Dios sobre mi
vida.

Hay muchos creyentes, que después de muchos años de haberse bautizado dicen, cuando yo
me bauticé no entendí nada del bautismo, no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo en ese
momento, yo estaba acostumbrado que en la iglesia había bautismos y consideré que en
algún momento me tenía que tocar a mí, y sí… me enseñaron más o menos, lo que la Biblia
dice, pero nunca tuve una revelación de lo que significaba el bautismo. Muchos de ellos
quieren volver a bautizarse después. Pero aunque no te vuelvas a bautizar, quiero que
comprendas una verdad de Dios, cuando hiciste ese acto delante del Señor para Dios, fue
una acción trascendente en tu vida que cambió el futuro para ti. A partir de ese momento, en
Cristo algo estaba siendo transformado, y tú te estabas identificando con la muerte de Jesús,
para declarar que de la misma manera que Él murió tú estabas muriendo, y eras sepultado en
esa misma muerte, de tal manera que en tu vida natural ya no había posibilidad de
resurrección.

La vida natural quedaba sepultada en esa muerte de Jesús. Por eso, cada vez que ves en tu
vida una reacción de tu vida natural no significa que el bautismo no tuvo efecto sobre ti,
significa que has decidido correr la piedra de esa sepultura y salir de ese lugar escondido en
la muerte de Cristo para volver a tomar el control de tus acciones, y permitir que la vida
natural tome el lugar que para Dios ya no tiene.

En el Nombre de Jesús, necesitas que el Espíritu de Dios te revele esta verdad, porque la
revelación de esta verdad te hace libre, no hay otra manera de ser libre, la única manera de
ser libre es cuando entendemos que estamos sepultados en la muerte de Jesús. No
entiendas esto como una mala noticia, es la mejor noticia que alguien pudiera darte, porque
Jesucristo hizo por ti lo que tú no tenías el poder de hacer.

Cuántas veces decimos, ya no quiero ser así, ya no quiero hacer esto, ya no quiero reaccionar
de esta forma, ya no quiero que mi temperamento tome el control, no me gusta hablar de esta
manera, no quiero sentir esto por esta otra persona, todo eso se resume en una realidad
espiritual, estamos muertos con Cristo Jesús, y fuimos sepultados en su muerte.

Para Dios tu vida natural no sigue viva, si siguiera viva Él te hubiera restaurado aquello que ya
eras, pero quiero que entiendas una cosa, Dios restaura todo, pero lo único que no restaura
es tu vida natural, Dios no restaura tu vida natural te da una vida nueva. Por eso, la vida
natural queda sepultada en la muerte de Jesús. Toda reacción natural que veas en tu vida, es
que has decidido salirte del sepulcro.

Fíjense que el versículo 5, nos abre la puerta a la esperanza más extraordinaria que podemos
tener, y las palabras escritas por el Espíritu aquí, hacen que nuestra fe pueda crecer para
confiar plenamente en lo que Dios hizo a nuestro favor, porque dice de esta manera, En
efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con
él en su resurrección.

¿Cómo tú y yo podemos resucitar junto con Cristo? ¿Cómo podemos experimentar la vida
nueva que el Señor nos dio? De una sola manera, cuando hemos primero experimentado la
muerte de Jesús.

Me gusta que la Palabra lo dice en pasado, si hemos estado unidos con él en su muerte… si
hemos estado unidos con él en su muerte... Porque cuando creíste empezó a manifestarse en
tu vida la muerte, pero cuando te bautizaste, hiciste una acción espiritual que ratificó que
estabas muerto, y esa acción te mantuvo sepultado en la muerte de Jesús. Por lo tanto, tú no
puedes pretender volver a morirte cada día, porque ya moriste cuando decidiste que
Jesucristo fuera tu Señor, lo único que puedes hacer cada día, es recordar que estás muerto y
que tu vida natural está sepultada en la muerte de Jesús. Sigo leyendo el versículo 6:

"Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo
pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del
pecado; porque el que muere queda liberado del pecado." Romanos 6: 6- 7

Fíjense bien la secuencia que el Espíritu nos está mostrando, empieza hablando de la vieja
naturaleza, pero qué dice acerca de la vieja naturaleza. Por favor, fíjense y díganme, ¿qué
dice? Fue crucificada con él. La vieja naturaleza quedó en la cruz, eso ratifica que una vez
crucificada se le dio sepultura, y ya no tiene posibilidad a volver a vivir. Ahora dice, que una
vez crucificada se produjo algo sobrenatural en nuestra vida, que nuestro cuerpo pecaminoso
perdiera su poder… que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder.

No está hablando de cuerpo físico, está hablando del ser gobernado por el pecado, una vez
que la naturaleza de pecado quedó crucificada, ese ser que se movía como títere bajo el
gobierno del pecado, quedó muerto definitivamente, y entonces ahora ya no tenía ningún hilo
que mover, ese cuerpo de pecado perdió el poder sobre nuestro ser.

Yo no puedo traer al presente, aparentes realidades de mi vida como si yo estuviera atado por
esas realidades, porque eso termina siendo una mentira diabólica; todo lo que corresponde a
la vieja naturaleza y al cuerpo de pecado, quedó anulado definitivamente en mi vida, y eso ya
no tiene poder sobre mí, porque si tuviera poder, entonces estaría anulando el poder de la
obra de Cristo y nada ni nadie puede anular el poder de la obra de Cristo. Por eso dice, que
una vez que el cuerpo de pecado perdió su poder, ya no seguimos siendo esclavos del
pecado.
La realidad anterior al nuevo nacimiento se puede resumir en una frase, esclavo del pecado.
No importa que tu vida fuera un poquito mejor que la de otros, no importa que fuera un poquito
más decente de los otros ejemplos que viste, hay una frase que describe tu vida y la mía
antes de Cristo, esclavos del pecado. ¿Un esclavo tiene derecho propio? ¿Un esclavo toma
decisiones por sí mismo? ¿Un esclavo puede determinar lo que va ser de su vida? ¿Un
esclavo tiene derecho a opinión?

¿Saben cuál es la mentira más grande que el diablo le ha hecho creer al ser humano? Que
puede decidir y hacer con su vida lo que quiera. Y por eso vivimos en esta sociedad que
estamos viviendo, por eso el pecado ha aumentado como aumentó hasta ahora y seguirá
aumentando, porque el ser humano sigue argumentando que puede vivir su vida a su manera,
y el diablo anima al ser humano a pensar así, porque mientras que el ser humano piense así
nunca se dará cuenta que es esclavo del pecado.

No es el ser humano el que está decidiendo, es el diablo a través del pecado, el que decide
por él. Mientras que los homosexuales defiendan sus derechos, mientras que se siga
defendiendo los derechos humanos de los asesinos, y podríamos dar muchos otros ejemplos,
el ser humano seguirá siendo esclavo del pecado, lo único que le está ocurriendo es ser
dominado por el diablo.

Ahora quiero que me entiendas muy bien, el Señor te libró a ti y me libró a mí de esa
esclavitud, no teníamos el poder para ser libres por nosotros mismos, no podíamos tomar ni
un decisión que nos llevara a la libertad, no podíamos hacer una acción que nos hiciera
respirar fuera del agua, estábamos hundidos en el pecado. Por eso, éramos esclavos del
diablo, y lo que hizo el Espíritu de Dios, fue traer arrepentimiento a nuestra vida y un
reconocimiento de la necesidad del Señor, para que pudiéramos ver que uno solo podía
sacarnos de esa situación.

Cuando reconocimos a Jesucristo, en ese momento, fuimos libres del pecado. Pero ¿cómo
nació la libertad? ¿Cuál fue el punto de partida de esa libertad? La muerte. Sin muerte no
puedo experimentar la vida nueva. Por eso, el versículo 7 dice, porque el que muere queda
liberado del pecado. Sólo la muerte te hace libre del pecado, si tú quieres seguir defendiendo
tus derechos como ser humano, vas a ver que el pecado vuelve a tener dominio sobre ti, si tú
quieres gobernar o manejar las cosas a tu manera, en cualquier sentido, vas a ver que el
pecado, otra vez vuelve a tomar el control.

Y entiendan bien, no estoy hablando de cualquier clase de pecado, no necesitamos cometer


esos pecados enormes que la gente ve, hay pecados horribles a los ojos de Dios y que
parecen muy pequeños a nuestros ojos, formas de hablar que no podemos ocultar, un
temperamento que siempre termina dominando, resentimiento hacia otras personas, falta de
perdón hacia esas mismas personas, cada vez que eso surge y sale de nuestro interior le
hemos dicho a la muerte de Jesús, no quiero que sigas teniendo autoridad sobre mí, quiero
volver a vivir a mí manera y a mí gusto, entonces, el pecado vuelve a tener dominio sobre ti.
Quiero seguir leyendo, versículo 8:

"Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos con él.
Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede
volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él. En cuanto a su muerte, murió al
pecado una vez y para siempre; en cuanto a su vida, vive para Dios. De la misma
manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en
Cristo Jesús." Romanos 6: 8- 11

¿Cuál es nuestra confianza? Que si hemos muerto con Cristo, también vamos a vivir con él.
¿Cuál es el fundamento o la base de sustentación de esta verdad? Es que Cristo, por haber
resucitado, ya no puede volver a morir. La muerte ya no tiene dominio sobre Jesucristo, su
muerte fue una sola vez y para siempre, no hay ningún motivo por el cual Jesucristo
necesitara volver a morir. Por eso la Palabra, en cierto lugar hace alguna referencia, dice que
aquellos que han rechazado al Señor ya habiéndole conocido, es como si pisotearan la
sangre de Jesús y para ellos ya no hay manera de alcanzar la salvación, porque Cristo no va
a volver a morir por ellos.

Cristo murió una sola vez, porque esa única muerte, fue más que suficiente para hacernos
libres del pecado. Así que a partir de su muerte, nosotros encontramos salvación y liberación,
su muerte indica que murió al pecado para hacernos libres del pecado, todo lo que te
condenaba y me condenaba, todo lo que te esclavizaba y me esclavizaba, fue llevado por
Jesús a la cruz. Y la Biblia dice, que Jesús se hizo como el mismo pecado, para que cuando
estuviera muriendo, el pecado quedara clavado de una vez y para siempre. Ahora, en cuanto
a la muerte, murió una sola vez; pero en cuanto a su vida, vive para Dios. Lo que eso
muestra, es que el acto de muerte fue necesario una sola vez, pero la vida es eterna, y tiene
un objetivo, vivir para Dios.

Luego dice, que esta misma realidad debe ser aplicada a nuestras vidas, ¿por qué? Porque
nosotros debemos tomar este mismo ejemplo de Jesús, y traerlo a nuestra propia vida,
nosotros hemos muerto una sola vez al pecado y esa muerte se hizo efectiva cuando fuimos
bautizados, ya no es necesario volver a morir, no tienes que decirle al Señor, hoy decido
volver a morir otra vez; ésa no es una oración que esté de acuerdo a la voluntad y a la
Palabra de Dios, porque la Palabra y la voluntad de Dios han determinado, que la muerte ha
ocurrido una sola vez, una sola vez moriste al pecado, y ahora Dios te considera muerto, pero
cuando Dios te mira, Él te ve vivo, ¿en qué sentido? En la nueva vida que recibiste de Cristo,
y esa nueva vida es para experimentarla todos los días y por la eternidad.
Por lo tanto, ahora solamente vives para Dios. Por favor, entiende muy bien, no vives para tu
esposo, no vives para tu esposa, no vives para tus padres, no vives para tus hijos, no vives para
el trabajo, no vives para el estudio, no vives para una carrera, no vives para una casa, no vives
por el dinero... Vives para Dios. Hay un solo sentido de esta nueva vida que hemos recibido y
el sentido se llama Cristo Jesús.

No podemos vivir para nada más, y para nadie más; cuando entendemos esta verdad te
puedo asegurar, cambia toda nuestra manera de vivir, te explico por qué, porque cuando eres
un esposo sabes amar y cuidar a tu esposa por amor a Cristo, cuando eres esposa sabes ser
la ayuda idónea que tu marido necesita por amor a Cristo, cuando eres padre te ocupas en
educar a tus hijos en el amor de Dios porque tienes una deuda con Él de entregar esos hijos
para Él, cuando eres hijo obedeces a tus padres porque amas al Señor y a través de ellos
estás obedeciendo al Señor, cuando trabajas eres un extraordinario empleado porque todo lo
que haces lo haces como para el Señor, cuando estudias estás desarrollando el potencial que
Dios puso adentro tuyo y estudias con pasión porque sabes que Dios va usar eso para su
gloria y para su propósito porque vives para Él.

Toda la vida cambia cuando entiendes que vives para Dios, se reduce toda nuestra presión de
vida como un globo al cual le dejaron salir el aire... es que esto lo tengo que hacer bien, es
que tengo que cumplir con esta otra parte, es que ya no puedo más con esto, no sé cómo voy
a hacer con mis hijos, tengo una presión económica impresionante, ya no soporto al jefe, este
maestro es insoportable... ¿Esa es manera de vivir para un hijo de Dios? No, esa no es la
manera de vivir.

Vives para Dios, y cuando vives para Dios, todo está lleno de la manera de ver de Dios, en
cada detalle de la vida encuentras el propósito de Dios, aunque sea muy pequeño, lo que te
está ocurriendo, tú ves a Dios en eso, todo cambia, hemos muerto una vez pero ahora vivimos
todos los días para Dios. Ahora, fíjense que en algún momento de lo que hemos leído, dice
así el versículo 11, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en
Cristo Jesús.

Estamos vivos para Dios, ¿en quién? En Cristo Jesús. No vivimos para Dios en nuestra
fuerza natural, no vivimos para Dios en nuestras habilidades, no vivimos para Dios en nuestra
inteligencia, vivimos para Dios en Cristo Jesús, porque en Cristo ha estado nuestra muerte y
está nuestra vida, Él es nuestra muerte y Él es nuestra vida, sólo en Cristo podemos vivir para
Dios. Así que, de esta fórmula tú nunca podrías quitar a Jesucristo, porque una vez que quitas
a Cristo se acabó la vida, una vez que quitas a Jesucristo se acabó la muerte, todo se
deshace sin Cristo pero nosotros estamos en Cristo. Sigo leyendo, versículo 12:
"Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni
obedezcan a sus malos deseos. No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado
como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como
quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo
como instrumentos de justicia. Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque
ya no están bajo la ley sino bajo la gracia." Romanos 6: 12- 14

Con la base de todo lo que analizamos en los versículos anteriores, el apóstol Pablo, por el
Espíritu, nos exhorta a que no permitamos que el pecado reine sobre nuestro cuerpo, ni que
obedezcamos sus malos deseos.

Alguien podría preguntar, ¿pero no acaba de enseñarnos que hemos muerto una sola vez?
¿Y que el poder del pecado quedó anulado? Sí, es verdad, en Cristo Jesús así es, pero
seguimos viviendo en este mundo y en este cuerpo; por eso se van a seguir presentando
situaciones en las cuales tú puedes ser tentado y es en esas situaciones cuando tienes que
recordar quién eres en Cristo Jesús, en esas situaciones debes recordar tu muerte y tu vida
nueva. Por eso, debe haber una determinación de cada uno de nosotros ante el pecado, no
permitir que el pecado vuelva a reinar en nuestro cuerpo, ni obedecer sus malos deseos.

Ustedes recordarán que la Biblia dice que el diablo está como un león rugiente alrededor de
nosotros buscando devorarnos. ¿Tú cómo piensas que lo hace? ¿Con la capa roja, el
tridente? No, a través del pecado; porque es la manera en que él estaba acostumbrado a
dominarte antes. Él, antes tenía un dominio absoluto sobre ti a través del pecado, y tú ni
siquiera lo sabías, por eso, volverá para hacerte caer a través del pecado; y los malos deseos
del pecado volverán a susurrarte al oído diciéndote que no es tan malo lo que te está
sugiriendo, en ese momento tienes que rechazar esas sugerencias, recordar que estás
muerto, que el pecado no tiene poder sobre ti, y que ahora lo único que está en ti es la nueva
vida de Cristo que te sostiene; de esa manera jamás caeremos en pecado, jamás caeremos
en pecado.

El apóstol Pedro escribió, por el Espíritu, que recibimos la naturaleza divina y que esa
naturaleza se va desarrollando en nosotros, y que cuando nos mantenemos fieles el Padre
nos promete no caer jamás. No te hagas a la idea que existe la posibilidad de caer porque eso
es restarle poder a la vida que has recibido en Cristo, no hay ninguna posibilidad de caer
cuando vivimos para Dios todos los días de nuestra vida.

Ahora, fíjense que aquí habla de la justicia de Dios. Por un lado, hablar de la justicia de Dios
es hablar del carácter o la cualidad de ser recto como Dios quiere, pero sobre todo alcanzar la
justicia de Dios, es llegar a ser, por medio de Cristo, todo lo que Dios demanda que un ser
humano sea.
Cuando Dios nos salvó tenía un proyecto para nosotros, Él sabía cómo quería que fuéramos,
de eso se trata su justicia, de que podamos ser lo que Él planeó que fuéramos; y cuando
nosotros a través de la vida de Cristo, alcanzamos la vida de Dios, llegamos a ser todo lo que
Dios ha planeado para nosotros.

Así que, esto nos da una nueva noticia mayor, no hay posibilidad de agradar de una manera
mejor a Dios. Siempre estamos pensando, ¿qué podré hacer para que Dios se agrade de mí?
¿Cómo podré hacer para alegrar el corazón de Dios? Ya agradas a Dios, en Cristo, ya eres
todo lo que Él planeó para ti, eres exactamente lo que Él tenía en mente, nada quedó afuera,
no hay ningún defecto que corregir, no hay una manchita que limpiar, estás como Dios quiere
que estés, eres lo que Dios ha decidido que fueras. Eso es alcanzar la justicia de Dios. Sigo
leyendo, versículo 15:

"Entonces, ¿qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la ley sino bajo la
gracia? ¡De ninguna manera! ¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a
alguien para obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya
sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia."
Romanos 6: 15- 16

Otra vez el apóstol vuelve a reflexionar sobre lo mismo, ¿vamos a volver a pecar porque ya no
estamos bajo la ley? ¿Vamos a hacer lo que se nos dé la gana, total Él nos perdona? Por
supuesto que no, porque eso no está de acuerdo con la vida que recibimos. Estar bajo la
gracia no es una licencia para pecar deliberadamente, necesitamos entender que si en algún
sentido caemos bajo el dominio del pecado, lo estamos obedeciendo y aquello a lo que
obedecemos se transforma en nuestro dueño.

Por eso Pablo dijo antes, no vuelvan a caer en el pecado, no sigan sus malos deseos porque
si lo haces, lo obedeces y una vez que lo obedeces te hiciste esclavo de él, más bien,
obedezcan a la justicia de Dios. Ahora aparece la figura de esclavitud nuevamente, pero
tenemos la posibilidad de ser esclavos para Dios, lo que Dios quiere, es que a través de
nuestra obediencia Él pueda dominar nuestra vida como se le da la gana, que Él determine
sobre nosotros y no nosotros sobre lo que vamos a hacer.

Por eso, hay muchos razonamientos que hacemos delante de Dios que no tienen ningún
sentido, a veces Dios nos pide algo de manera concreta, y empezamos a razonar con Dios,
pero Señor si yo hago eso que me estás pidiendo... ¿cuánto me va a costar hacerlo? ¿Cómo
va a cambiar mi vida si yo lo hago? ¿Qué va a pasar en mi futuro si yo te obedezco?

A mí me gusta, porque creemos que es lógico razonarle a Dios, pero es totalmente ilógico
hacerlo, no tenemos derecho a razonar porque somos esclavos del Señor y vivimos para
Dios, de tal manera, que cuando Dios nos dice una palabra concreta, cuando Dios nos da una
orden, cuando Dios nos muestra claramente un camino, lo único que me queda es obedecer,
al obedecer voy a encontrar la plenitud de la vida de Cristo en mí, no hay otra manera de ser
pleno en Cristo Jesús más que obedeciendo.

Cuando obedezco, veo la plenitud de Dios sobre mí, cuando razono me empiezo a amargar
cada vez más en los razonamientos. Tenemos la posibilidad de ser esclavos de Dios, y Dios
nos ha llamado a serlo para vivir para Él. Lo último que voy a leer, versículo 17:

"Pero gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han sometido
de corazón a la enseñanza que les fue transmitida. En efecto, habiendo sido liberados
del pecado, ahora son ustedes esclavos de la justicia." Romanos 6: 17- 18

Quiere decir, que Dios nos quitó de la esclavitud del pecado una vez que estuvimos
dispuestos a obedecer la Palabra que Él nos habló, y entonces ahora nos transformamos en
esclavos, pero de la justicia. Recuerden lo que les expliqué antes acerca de la justicia, es ser
todo lo que Dios quiso que fuéramos, ser esclavos de la justicia significa, soy esclavo de lo
que Dios planeó para mí y del propósito que tiene para mi vida, soy esclavo del proyecto de
Dios para mí, y no me puedo mover hacia ningún lado de ese proyecto.

Por eso, la obediencia juega un papel fundamental, en la nueva vida de Cristo, necesitamos
obedecer, según lo que obedezcas verás los resultados. Si obedeces tus pensamientos,
seguirás la corriente de tu vida natural, pero no verás el proyecto de Dios cumplido, pero la
Palabra dice que fuimos liberados de la esclavitud del pecado porque estuvimos dispuestos a
obedecer a la Palabra, y cuando obedecemos la Palabra vemos cumplido el proyecto de Dios
para nuestra vida. Todo lo que Dios ha determinado para ti y para mí, se cumple cuando
obedecemos al Señor plenamente.

Amados, la vida de Cristo es una vida para disfrutar y para vivirla plenamente, no es para
pensar que ya no tenemos derechos, porque de hecho, no los tenemos, pero podemos tomar
esa realidad como la peor de las desgracias. No, en realidad es la mejor noticia, ya no tengo
derecho sobre mí mismo, porque ya no me domino a mí mismo, porque todo lo que yo era
quedó sepultado en la muerte de Jesús; y la resurrección de Cristo manifestó su nueva vida
en mí. A través de Cristo puedo cumplir con todo lo que Dios ha determinado para mí, soy
exactamente lo que Él planeó que yo fuera, vivo exclusivamente para Él, el único sentido de
mi vida se llama Jesucristo.

Así que, con esta verdad yo quiero que oremos al Señor, y quiero que al orar tú puedas
entender por el Espíritu, lo que significa haber nacido de nuevo, y que puedas agradecerle al
Señor por esa vida nueva que te dio. Puedas entender que todo lo que te condenaba ya no
tiene ningún poder sobre ti, y que ahora eres absolutamente libre para vivir para Dios, ya no
hay dentro tuyo otros deseos que compitan con el deseo de agradarle a Dios, no hay en ti otra
voluntad que compita con la voluntad de Dios porque la vida de Cristo que está en ti, tiene una
sola voluntad y es la voluntad de Dios. Estén de pie por favor, para orar...

Padre, te damos gracias en este día, gracias porque tu Palabra nos muestra la realidad
de la nueva vida, gracias porque en esa realidad sabemos que fuimos hechos nuevos
por completo, no hay absolutamente nada de la vieja vida que tenga algún poder sobre
nosotros.

Señor, te agrademos porque has transformado todas las cosas, y te damos muchas
gracias porque no quisiste restaurar nuestra vieja vida, porque esa vida no podía ser
restaurada, esa vieja vida no podía dar nada bueno. Por eso, comprendemos por el
Espíritu en este día, que esa vieja vida está sepultada en la muerte de Jesús, y sabemos
que allí quedará por el resto de nuestros días sobre la Tierra, esa vieja naturaleza, esa
vieja forma de pensar, ese dominio del pecado, ya no tiene ningún poder sobre
nosotros.

Gracias por la libertad que nos has dado, gracias porque no hay nada de lo cual
tengamos que temer, somos libres en Cristo Jesús y esa libertad es para vivir para ti,
no hay nada más para lo cual podríamos vivir, tú eres el motivo de nuestra vida y todo
lo que hacemos desde la mañana hasta la noche, día tras día de nuestra vida, todo lo
hacemos por ti y para ti.

Por eso te damos gracias, porque al darnos la vida nueva, manifestaste todo lo que
Cristo es en esencia en nuestro interior. El poder de la resurrección habita en nosotros
y la vida de Cristo se hace manifiesta gracias al Espíritu Santo que nos habita.

Por eso, te honramos Padre, te damos gracias porque hiciste lo que no podíamos
hacer, te damos gracias porque quitaste el dominio del diablo sobre nosotros, gracias
porque declaraste sobre él que estaba condenado eternamente, y gracias porque le
recuerdas día tras día, que no le pertenecemos nunca más. Esa esclavitud ya quedó
fuera, es parte del pasado, ahora hay una sola esclavitud que marca nuestras vidas,
somos esclavos de tu justicia. Padre, somos esclavos para vivir para ti, somos
esclavos para ser todo lo que has determinado que fuéramos, y por supuesto que
estamos de acuerdo contigo, porque tu voluntad es nuestra voluntad.

Gracias Señor, por la vida que nos has dado en Cristo Jesús. Declaramos que el
pecado no tiene poder sobre nosotros, que recordamos cada día que estamos
sepultados en la muerte de Jesús, y que hemos resucitado a una nueva clase de vida.
Que el pecado ya no se enseñorea sobre nosotros, y que por más que recibamos una
sugerencia de esos malos deseos, nunca caeremos ante su tentación, solamente
viviremos para ti, te honraremos a ti y cumpliremos tus deseos.

Gracias Señor, porque esto será una muestra evidente en nuestras vidas de que Cristo
nos gobierna. Señor, que esta realidad pueda ser vista externamente, para que sea el
testimonio más poderoso de que Tú eres real, para que aquellos que nos rodean
puedan ver que hay una clase de vida diferente y puedan entender que no fue por
nuestro esfuerzo que lo logramos, no fue por nuestra habilidad, fue porque Cristo lo
hizo todo por nosotros.

Señor, yo declaro que la vida de tu Iglesia, es una vida que Tú levantas para exponerla
en medio de una sociedad. Señor, es una vida que Tú expones para que todos la
puedan ver con claridad, y que es un testimonio de que Tú eres poderoso hoy como lo
fuiste siempre; y que hay sobre la Tierra hombres y mujeres que te aman, que ha
decidido vivir para ti, que tu voluntad es la voluntad de ellos, y que solamente anhelan
cumplir con todos tus deseos.

En el nombre de Jesús, lo declaramos hecho sobre nuestras vidas, y que la revelación


de la muerte, de la resurrección y de la nueva vida, viene a nosotros por el Espíritu
Santo.

Señor, gracias te damos, Señor. En el nombre de Cristo Jesús oramos, amén. Gracias
Señor.

Amados, ahora al saludarse, recuérdense lo que son en Cristo Jesús, hay veces cuando
escuchamos la Palabra, y pareciera que ella trae un peso sobre nuestras vidas, pero
necesitamos entender que la Palabra viene a nosotros para hacernos libres, cuando la
sentimos como un peso, es porque no llegamos a dimensionar todo lo que Él nos ha dado, y
sentimos el peso porque tomamos en nuestras manos la responsabilidad. Pero hoy abandona
esa responsabilidad en las manos del Señor, Él lo hace todo en ti.

Así que eres libre, eres libre, eres libre... El pecado no tiene dominio sobre ti, estás en esta
Tierra para vivir para Él, sólo el Señor es el motivo de tu vida. Así que disfruta esta vida, y
alégrate en el Espíritu, llénate de gozo en el Espíritu Santo, porque eres una nueva persona
que vive para el Señor.
POR QUÉ ESPERAR QUE ALGUIEN MÁS LO HAGA

20 abril de 2014

Quiero pedirles que vayamos juntos a la Palabra, en Isaías, el capítulo 6. Vamos a leer Isaías
6, desde el versículo 1, y yo lo voy a hacer en la Nueva Versión Internacional, dice así la
Palabra:

"El año de la muerte del rey Uzías, vi al Señor excelso y sublime, sentado en un trono;
las orlas de su manto llenaban el templo. Por encima de él había serafines, cada uno de
los cuales tenía seis alas: con dos de ellas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los
pies, y con dos volaban. Y se decían el uno al otro: «Santo, santo, santo es el SEÑOR
Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.»

Al sonido de sus voces, se estremecieron los umbrales de las puertas y el templo se


llenó de humo. Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios
impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han
visto al Rey, al SEÑOR Todopoderoso!» Traía en la mano una brasa que, con unas
tenazas, había tomado del altar. Con ella me tocó los labios y me dijo: «Mira, esto ha
tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada, y tu pecado, perdonado.» Entonces oí la
voz del Señor que decía: —¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: —
Aquí estoy. ¡Envíame a mí!" Isaías 6:1-8 / NVI

Sin duda este pasaje es muy particular en la Escritura, Isaías tuvo una visión gloriosa del
Señor, pero es muy importante notar el tiempo en que Isaías tuvo esa visión; dice el versículo
1 que fue el año de la muerte del rey Uzías. Uzías fue un buen rey de Judá, ¿por qué digo
buen rey? Porque él agradó al Señor con sus acciones; pero su muerte ocurrió cuando el
gobierno estaba a cargo de su hijo Jotán.

Le voy a explicar por qué Uzías no estaba gobernando. En realidad, lo que había pasado es
que después de un tiempo, él se había enorgullecido por su poder, y en esa arrogancia, él
decidió entrar al templo para ofrecer incienso y una ofrenda al Señor. ¿Saben que detrás de
él fue el sacerdote Azaría y ochenta sacerdotes más? Cuando lo vieron entrar al templo,
corrieron detrás de él y se pararon en frente para frenar lo que iba a hacer el rey, y Azarías le
dijo, usted sabe que esto solamente lo podemos hacer los sacerdotes de Dios.

¿Y saben cuál fue la respuesta de Uzías? Se llenó de furia, se enojó que lo estuvieran
deteniendo y no le permitieran ofrecer ese sacrificio al Señor, pero el Señor que está presente
en todas las cosas y es testigo de todo, permitió que sobre la frente de Uziás viniera lepra. A
partir de ese momento y hasta que murió, la lepra no lo dejó. Ustedes saben que en Israel una
persona con lepra debía ser apartada del pueblo, por lo tanto tuvieron que hacer que su hijo
Jotán tomara el gobierno; en medio de esa situación el rey Uzías muere, y en ese mismo año
que él muere, Isaías tiene esta visión del Señor.

¿Por qué hago notar todas las circunstancias? Porque en cualquier tiempo que vivamos,
siempre vamos a vivir momentos difíciles y situaciones complicadas, cuando posiblemente
estamos buscando al Señor, pero vemos que todo en la nación está en contra de Dios. Un
problema muy habitual de Israel y de los reyes, era que aunque los reyes hicieran lo bueno, el
pueblo seguía ofreciendo sacrificios a dioses paganos, y los altares a esos dioses paganos no
se destruían nunca, y casi ningún rey se atrevía a tirar abajo toda esa adoración pagana que
hacía el pueblo. Por un lado, hacían lo recto delante del Señor, pero por otro lado, había un
pueblo que no quería honrar a Dios.

¿Qué pasa cuando vivimos momentos y circunstancias demasiado difíciles? ¿Cuando todo lo
que nos rodea parece ponerse negro? Lo único que podemos hacer es mirar al Señor. Quiero
que preste atención a esto, en medio de esas circunstancias particulares de toda una nación,
fue cuando Isaías tuvo esta visión gloriosa del Señor.

No podemos, nosotros, en las circunstancias difíciles, nublar nuestra mirada y dejar de mirar
al único que es digno de ser mirado. Por eso, la Palabra en el Nuevo Testamento nos dice,
que fijemos la mirada ¿en quién? En Jesús, el autor y consumador de la fe. Porque cuando
nuestra mirada está en Él, entonces dentro de nuestro interior se renueva un espíritu de fe, un
espíritu de confianza plena, para saber que en medio de las circunstancias Dios tiene el
control de todas las cosas.

Ahora fíjense, ¿qué clase de visión tuvo Isaías del Señor? Lo vio sentado en el trono. A ver...
yo puedo mirar aún al Señor, de muchas maneras, lo puedo mirar como el consolador, lo
puedo mirar como el amigo, lo puedo mirar como el confidente, lo puedo mirar como el que
escucha todas mis oraciones; y no hay ningún problema con eso, pero solamente cuando veo
al Rey de reyes y Señor de señores coronado de toda la gloria, de toda la majestad, de todo el
honor, que está por encima de todas las circunstancias, entonces puedo tener la convicción
de que aunque todo lo que me rodee esté mal, el Señor tiene un propósito y lo va a llevar a
cabo. Así que, amada Iglesia, cuando mires al Señor, tienes que mirar al Señor coronado de
gloria.

Yo me atrevería a decir, y es un atrevimiento personal, que Isaías estaba viendo al Señor ya


resucitado y ascendido del cual nos habla la Palabra en el Nuevo Testamento. Isaías tuvo una
particularidad en su ministerio, el Señor le dio muchas palabras acerca de Cristo, muchas
cosas acerca del Señor, usted las va a ver reflejadas y anticipadas por boca de Isaías, esta
clase de gloria y de esplendor es la que muestra al Señor cómo hoy está en los cielos, un
Señor que fue puesto por encima de todo, y que el Padre le dio ese honor de estar por encima
de todo, porque Cristo pagó el precio y merecía ser exaltado por encima de todo.

Ahora, es evidente, que cuando cualquier persona se encuentra con el Señor de esta manera,
sienta lo mismo que sintió Isaías, ¿qué le pasó? Él dijo así, ¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy
un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no
obstante mis ojos han visto al Rey, al SEÑOR Todopoderoso!

Miren, la condición humana se enfrenta ante la condición de todo poder del Señor, y cuando
estamos ante esa presencia llena de gloria y de poder, lo único que logramos ver de nosotros
mismos, es la clase de bajeza que hay en nuestra persona. Así que no hay nada para
criticarle a Isaías, no es que no tuviera fe, no es que no supiera que Dios lo amaba, es que la
grandeza de la gloria de Dios, lo único que pudo hacer, es que él se viera como era tal cual.
Pero ahí viene el toque especial de Dios. Uno de los serafines de los cuales leímos, tomó un
carbón encendido con una tenaza, y de manera figurada en su visión, tocó los labios de Isaías
y le dijo, esto ha tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada, y tu pecado, perdonado.

Amados, cuando nosotros nos encontramos con la grandeza de Dios, con la misma gloria del
Señor, la reacción natural será ver nuestra condición, pero lo que el Señor volverá hacer hacia
nosotros, es mostrarnos que podemos vivir libres en su presencia, Él nos va a recordar una
vez más, que nuestra maldad ha sido borrada, que todo nuestro pecado ha sido perdonado.
Por eso, nuestros labios están puros para hablarle a Él, pero nuestros labios también, están
puros para hablar de Él, porque el Señor estaba haciendo algo particular en la vida de Isaías.

Ahora, les conté todo esto para llegar al punto al que quiero llegar. ¿Quién tuvo la visión?
Isaías. Muy bien, todos estamos de acuerdo. ¿El pasaje muestra que alguien más, junto con
Isaías, hubiera tenido la visión en el mismo momento? Aparentemente Isaías está solo, ¿está
bien? Ahora vamos a notar qué dijo el Señor: Entonces oí la voz del Señor que decía: — ¿A
quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?

A ver, pareciera como que el Señor hubiera tenido una audiencia de más de uno. ¿Por qué?
Porque si estamos nosotros aquí, y somos varios, podríamos entender que Dios nos diga, —
¿a quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Pero si Dios te está mostrando algo a ti de
manera personal, no podría decirte más bien, quiero enviarte a ti, y tú irás en nuestro nombre.
¿Por qué el Señor no lo dijo así? ¿Por qué hizo estas preguntas? ¿Por qué habló como al
aire, como si Isaías no pudiera comprender el mensaje del Señor?

¿Qué le parece? ¿Por qué? Por voluntad, ¿en qué sentido? Que Isaías tenía que querer.
Amados, Dios muchas veces nos habla de manera personal, muchas veces nos dice de forma
directa lo que quiere de nosotros, pero muchas veces el Señor puede hablarnos como le
habló a Isaías, lanzando una pregunta al aire como si muchos pudieran escuchar, pero la
respuesta a cualquiera de las dos maneras de hablar de Dios, va a depender de la actitud de
nuestro corazón.

Isaías no le dijo al Señor, no hay nadie más aquí, Padre, ¿a quién otro podrías enviar si estoy
yo solo? ¿Me estás hablando de manera indirecta? ¿Hay algo que me quieres decir y no
estoy entendiendo? ¿Cuál fue la respuesta inmediata de Isaías al Señor? —Aquí estoy... —
Aquí estoy... —Aquí estoy. ¡Envíame a mí!

Se supone que la Iglesia está llena de hombres y mujeres que se entregaron


incondicionalmente al Señor, pero muchas veces, el Señor nos está hablando de manera
general y no de manera individual, y a veces sólo estamos esperando la voz directa del Señor
a nuestras vidas, porque si me habla directo le voy a responder directo, pero si habla general,
tengo la duda si fue para mí. La respuesta al Señor nunca depende de la manera en que Dios
habla, la respuesta al Señor depende de mi corazón.

¿Sabe cuántas veces, personas que no estaban recibiendo una palabra profética, y estaban
escuchando lo que el Señor le decía a otra persona, recibieron de Dios algo personal, porque
en ese momento supieron que el Espíritu Santo estaba hablándoles? Y el Señor no le estaba
diciendo personalmente, eres tú; pero en su lugar, la persona estaba diciendo, yo sí... yo lo
recibo... yo lo quiero... yo lo voy a hacer, y arrebataron lo que aún, posiblemente la misma
persona que recibió la palabra no pudo arrebatar.

Iglesia, el Señor hoy sigue diciendo a los cuatro vientos, ¿a quién enviaré? ¿Quién irá por
nosotros? ¿Sabes lo que Dios está esperando? La respuesta, personal e incondicional de
cada uno de nosotros.

En los tiempos de Isaías, pocas personas podían responder como él lo hizo. En el presente,
todos los nacidos de Dios podemos responder como él lo hizo. Nosotros hemos recorrido un
camino que Isaías no había podido recorrer, pero él, porque conocía y amaba al Señor, pudo
recorrer; pero si Dios se lo hubiera dicho a toda la nación, la nación no tenía la vida de Cristo,
la nación no estaba renovada interiormente, la nación seguía blasfemando en contra del
Señor, la nación seguía dándole la espalda al Señor, y no podría haber dicho, —aquí estoy.
Pero hoy, toda la Iglesia puede decirle al Señor, —aquí estoy. ¡Envíame a mí!

Ahora quiero que vayamos al evangelio de Lucas, el capítulo 9; vamos a leer Lucas 9, desde
el versículo 57; y vuelvo a leer en la Nueva Versión Internacional. Conocemos muy bien estas
palabras pero ahora las vamos a leer con detenimiento:

"Iban por el camino cuando alguien le dijo: —Te seguiré a dondequiera que vayas. —
Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el
Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. A otro le dijo: —Sígueme. —Señor —
le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. —Deja que los muertos entierren
a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le replicó Jesús. Otro
afirmó: —Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedirme de mi familia. Jesús le
respondió: Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el
reino de Dios." Lucas 9: 57-62 / NVI

Quiero empezar diciendo, que cada uno de nosotros es consciente de que al entregarnos al
Señor, nos hicimos sus discípulos, y como discípulos, no tenemos derecho sobre nosotros
mismos, el discípulo está al servicio del Señor.

Ahora, vamos a releer por parte los versículos, el 57 y 58 dicen; Iban por el camino cuando
alguien le dijo: —Te seguiré a dondequiera que vayas. —Las zorras tienen madrigueras y las
aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la
cabeza.

El tiempo y la sociedad en la que vivimos, nos obligan a ser demandantes de cosas


materiales, dándole a lo material una importancia desmedida. Cuando Jesús le dijo lo que le
dijo a esta persona, no le estaba queriendo decir, todo discípulo mío tiene que ser pobre,
porque cuando uno lo lee, simplemente uno podría decir, Jesús dormía abajo de los árboles.
No, aún la Palabra confirma, que Jesús tenía dónde dormir. ¿Qué es lo que le estaba
queriendo decir a esta persona? Si en tu corazón sigues buscando otras cosas que no sea
Yo, tienes que medir el precio que hay que pagar porque sino no vas a poder continuar, va
haber algo dentro tuyo que te eche para atrás en la decisión, porque no vas a estar dispuesto
a lo que sea por mi Nombre.

¿Hasta dónde los discípulos del Señor estamos dispuestos a pasar cualquier clase de
situación y necesidad por obediencia a la voz del Señor? Tenemos la tendencia amados, de
estar ocupados y preocupados en hacernos un bienestar, y el Señor no tiene ningún problema
de que vivamos bien, por el contrario, su bendición sobrepasa lo que podríamos imaginar.
Pero la pregunta es, ¿hasta dónde yo estoy dispuesto por escuchar la voz del Señor a mi
vida? ¿Qué podría yo dejar si el Señor cambia todas mis circunstancias? ¿Qué pasa si el
Señor transforma el ámbito donde me desenvuelvo habitualmente?

¿Qué pasa si por obediencia a su voz, cuando Él había dicho, — ¿a quién enviaré? y yo
entusiasmado le dije, —aquí estoy. ¡Envíame a mí!?, entonces el Señor viene con las
especificaciones del envío: este envío implica para tu vida, dejar todo lo que hasta ahora
conoces, abandonar todo lo que te trae comodidad, dejar aquello en lo cual te sientes seguro,
empezar a caminar un camino que nunca antes te mostré y que a medida que lo camines,
recién te mostraré el siguiente paso a dar. La pregunta es, ¿Cómo discípulos del Señor, hasta
dónde estamos dispuestos nosotros, a obedecer esa clase de indicaciones del Señor?

Les dije antes, que todos los nacidos de nuevo somos discípulos del Señor, y ustedes ahora
lo saben bien, porque les hemos enseñado, que nos hacemos a nosotros mismos discípulos
cuando entregamos nuestra vida al Señor, desde ese momento hemos renunciado a todo por
amarlo y por seguirlo, pero tú nunca puedes pensar que seguir al Señor es algo lírico, no es
algo que simplemente ocurrió en un tiempo de emoción y ahí se quedó todo el llamado del
Señor, yo casi me atrevería a decir, que de manera constante, la voz del Espíritu Santo está
resonando en todo lugar para decir a sus discípulos, ¿a quién enviaré? ¿Quién irá por
nosotros?

Yo, hasta le podría dar ejemplos de personas que rechazaron el llamado de Dios por no estar
dispuestos, que se quedaron a mitad de camino en el propósito de Dios. El profeta Joe Rivera,
cada vez que nos ve y no lo hace apropósito, nos recuerda que en esta ciudad hay una
persona que debería estar con nosotros y no está, y el Señor sabe cuánto amábamos a esa
persona, y el Señor sabe que esa persona lo amaba a Él, pero cuando llegó un momento de
decisión para obedecer la voz del Espíritu, ese amado hermano no estuvo dispuesto a decir
que sí. Quiero decir, que no sólo perdió el propósito, perdió su vida física, falleció antes de
tiempo, un cáncer no lo abandonó.

Amados, cuando el Señor hace resonar su voz en medio de la Iglesia, y en medio de su gloria,
Él dice, ¿a quién enviaré? Está esperando la respuesta voluntaria de sus discípulos, Él está
esperando quién de nosotros está diciendo en su interior, aquí estoy... Yo sé que no somos
muchos pero para que no te confundas, aquí estoy, el que está sentado en la cuarta fila, en el
tercer asiento, ése soy yo, ¿te recuerdo cómo me llamo? Mi nombre es Hernán, —aquí estoy.
¡Envíame a mí!

Cada vez, que adoramos y alabamos al Señor, su gloria se manifiesta, si ustedes estuvieron
aquí y no en otro lugar, desde que inició esta reunión, habrán podido comprobar que su gloria
está aquí, porque Él prometió estar en medio nuestro cuando lo adoramos y la presencia que
se manifiesta es la del Señor resucitado, ascendido y glorioso. Es el que reina y gobierna por
encima de todo, ese Señor es el que está en medio nuestro, y Él es el que dice una vez más,
¿a quién enviaré? y ¿quién irá por nosotros? ¿Quién irá por el Padre? ¿Quién irá por el Hijo?
¿Y quién irá por el Espíritu Santo?

¿Quién creerá que tiene labios puros para hablar de mí? ¿Quién tendrá la convicción que ha
sido lavado por mi sangre, y que Yo le he dado autoridad para hablar en mi Nombre, y que no
tiene nada que temer en mi presencia? Por el contrario, Yo te amo tal manera, que me agrada
que estemos en la misma presencia juntos, lo único que quiero saber es, ¿a quién puedo
enviar?

Por eso, y recién ahora puedo entender, que el Nuevo Testamento dice, aquel que anhela
obispado, desea una buena obra; y todos hemos sido enseñados de que el llamado a los
cinco ministerios viene directo de Jesucristo, y es una delegación que Él hace a nuestras
vidas, pero ahora puedo entender, que hay muchos que le han dicho al Señor en la intimidad,
cada vez que escucharon la voz del Espíritu hablar y cuando el Señor preguntó, ¿a quién
enviaré? esos le dijeron, aquí estoy. ¡Envíame a mí!

Cuando oraban, Padre, yo quisiera poder ministrar en uno de esos cinco ministerios, no lo
estaban haciendo por egoísmo, no lo anhelaban por orgullo, no querían ser más que los
demás, anhelaban servir al Señor el resto de sus días; y el Señor escuchó ese clamor y les
dio la unción que Él decidió darles.

¿De qué sirve que el Espíritu de Dios nos hable de manera directa y te diga, por nombre, lo
que quiere de ti, si Él nunca puede escuchar, detrás de lo que te dijo, aquí estoy. ¡Envíame a
mí!? ¿Cuántas veces, por esa influencia humana que tenemos sobre nuestra mente,
empezamos a poner escusas delante del Señor? Nuestra reacción ante la gloria del Señor es,
mis labios están impuros, estoy en medio de un pueblo blasfemo, y estoy viendo la gloria del
Señor; y quisiéramos decir como Israel le dijo a Moisés, que Dios te hable a ti; si nos volviera
a hablar una vez más de manera directa como lo hizo vamos a caer muertos; no queremos
volver a escuchar a Dios de manera directa, que te hable a ti, tú dinos lo que Él quiere.

Volvemos a pensar de la misma manera, y cuando el Señor nos habla, y la única respuesta
que está esperando es, ¿a quién enviaré? y ¿Quién irá por nosotros? Empezamos a decir, no
puedo, Tú sabes que no puedo, soy impuro, no estoy preparado. A ver, no alcanzo a la
dimensión de lo que me estás hablando, no puedo responder con fidelidad a tu llamado,
espérame un tiempo volvamos a hablar de este asunto cuando pasen meses... Tal vez, si yo
arreglo algunos asuntos de mi vida voy a estar listo para lo que Tú quieres, y cuando esté listo
te prometo que te voy a decir, aquí estoy y que estoy listo para que me envíes.

Pero, ¿cuándo fue que el Señor te habló? Lo hizo ahora? ¿Él te preguntó ahora? ¿Tú le vas a
responder dentro de meses? ¿Tú no sabes que la preparación viene después que le
respondemos al Señor? Antes de responderle nunca vas a estar preparado. Mientras no
respondas, nunca te vas a sentir listo; y ésa será la estrategia diabólica más perversa y sutil,
para que nunca le puedas decir al Señor, —aquí estoy. ¡Envíame a mí!

Vamos al segundo ejemplo de lo que ocurrió con Jesús, versículos 59 y 60 dicen así; A otro le
dijo: —Sígueme. —Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. —Deja que
los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le
replicó Jesús.

¿Fue directo Jesús con esta persona, sí o no? Se lo dijo mirándolo, —Sígueme... —
Sígueme... Pero qué tremendo es que la mente humana siempre tiene un argumento en un
segundo. Yo no sé a veces cómo hacemos para razonar tan rápido y siempre tener una
respuesta. —Sígueme... Ok Señor, Ok. Déjame primero que vaya a enterrar a mi papá y luego
te sigo. ¿Tiene algo de ilógico? Alguien podría pensar que el papá ya se estaba muriendo, yo
lo dudo; lo que él estaba queriendo decir, a mi entender, déjame que primero se muera mi
papá, pero mientras no se muera quiero estar al lado de mi papá.

Hay una palabra muy engañosa, primero déjame ir... Cuando yo soy capaz de decirle al Señor
ante su demanda, primero déjame... tal cosa... ¿sabe qué le estoy diciendo indirectamente?
Tú ahora no eres primero, primero hay algo o alguien más, entonces, eso que es primero
capta mi atención. Entonces es mi prioridad, cuando yo ya no tenga esta prioridad, Tú
entonces Señor, te convertirás en mi prioridad. No hay nada más engañoso, porque cuando
yo crea que me deshice de esa prioridad, va aparecer otra prioridad, y vamos a seguir
pateando la bola más adelante.

A ver, el asunto aquí es, casi diría yo, es un asunto de lealtad, ¿a quién vamos a ser leales, al
Señor que nos ha llamado o a los sentimientos que están en nuestro corazón? Aunque
después voy a hacer hincapié en esto, fíjense que Jesús le dijo, que fuera a proclamar el
Reino de Dios. Parece una contradicción que no pudiéramos primero proclamar el Reino a los
más cercanos.

Vamos a espiritualizar lo que dijo esta persona: si yo estoy con mi papá, yo puedo proclamarle
primero a él el Reino, ¿no sería triste Señor, que yo le proclame a todo el mundo el Reino, y
que por no habérselo proclamado a mi papá se vaya al infierno? Yo quiero que analice la
respuesta de Jesús. Por favor mire, ¿qué le dijo? En el versículo 60 está, —Deja que los
muertos entierren a sus propios muertos. Con el permiso del Señor, voy a editar el versículo,
con todo respeto Señor, deja que los muertos, espirituales, entierren a sus propios muertos.

Hay un secreto que necesitamos aprender, cuando yo me ocupo de lo que es del Señor, Él
siempre se va a ocupar de cualquier cosa que me corresponda a mí o esté a mi alrededor.
Pero hay algo inexcusable para esta persona, que Jesús fue claro con él, porque Él le dijo, —
Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios.
¿Jesús fue confuso con lo que le dijo? No, fue específico con lo que le dijo, —Deja que los
muertos entierren a sus propios muertos, Yo no te estoy llamando a ocuparte de eso, tú ve y
proclama el reino de Dios.

¿Acaso yo puedo tener dudas de que si Dios me está diciendo ve y proclama el Reino de
Dios, Él no se va ocupar de los muertos espirituales que me rodeen? ¿Acaso el nuevo
nacimiento depende de que yo esté ahí al lado, acaso no es una acción sobrenatural del
Espíritu de Dios? Si el Señor me dijo, tú ve y proclama el Reino, Él va hacer que el Reino se
les revele a los que a mi alrededor están muertos espiritualmente.

Leemos los últimos dos versículos, Otro afirmó: dice el versículo 61, —Te seguiré, Señor; pero
primero... otra vez... déjame despedirme de mi familia. Jesús le respondió: —Nadie que mire
atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios.

Esto suena todavía más complicado de entender, ¿qué es lo errado en querer despedirse de
la familia? ¿Cuánto nos puede llevar? A ver, si es una familia muy fervorosa, primero van a
querer una cena, después de la cena, todos los parientes van a decir una palabra, y después
van a venir los abrazos y los besos, y cuando llegue con la abuela Petrona, la abuela me va a
tener media hora abrazado, ¿pero cómo me voy a ir sin despedirme de la abuela Petrona? ¡Es
inhumano! A ver, es una despedida Señor, hagámoslo fácil, dime dónde vas a estar mañana
en la mañana y yo te alcanzo, es como la última cena tuya con los discípulos; yo con mis
parientes, ¿no? No puede ser tan complicado.

Pero para el Señor lo es, porque detrás de mis palabras hay algo que está revelando la
intención de mi corazón, la famosa persona ésta, volvió a usar la palabra que el anterior había
usado, pero primero... déjame ir a despedirme de mi familia. Parece que el Señor tiene un
problema con la palabra primero, la acepta en un solo sentido el Señor, para Él mismo. Pero,
¿saben que está justificado en la Palabra? ¿Acaso no dice la Palabra que el Señor es el
primero y el último? Él nos anticipó.

Él es el primero y el último. Cuando yo me convertí en su discípulo, ¿qué es para mí, el


Señor? Le agradezco al Espíritu Santo, porque a veces eso lo vemos tan grande, vemos
primero y último para cuestiones universales, Él existía antes de que el mundo fuera creado y
va a existir por la eternidad futura. Seamos un poquito más personales con el asunto, yo
decidí hacerme discípulo de Cristo, ahora, Jesucristo es mi primero y mi último.

Así que, el Señor tiene un asunto ahí con lo primero, y aún diría, que con lo último, ¿por qué
somos suyos todo el tiempo o por ratitos? Yo te voy a servir desde las ocho hasta las cuatro,
de las cuatro y un minuto hasta las diez de la noche es mi tiempo libre. Toda la gente tenemos
derecho a recreación, a pasarla bien, a descansar, a mirar un ratito la tele.

No, déjame decirte que sigues siendo el mismo discípulo cuando estás proclamando el Reino
que cuando decidiste sentarte a ver una película, porque el Señor es el mismo. Usted piensa
que el Señor, cuando te sentaste a ver una película, se sienta al lado tuyo y te codea, te dice,
olvídate que soy el Señor vamos a pasar un buen rato juntos, no importa lo que veamos o lo
que escuchemos.

¿El Señor deja de ser el Señor? No, es ese mismo Señor de gloria que se le presentó a Isaías, y
que su gloria en forma de humo llenó el templo, y dijo en todo ese lugar, —¿a quién enviaré?
¿Quién irá por nosotros? ¿No es el mismo Señor? Quiere decir, que yo tengo que ser el mismo
discípulo, no puedo ser distinto. Miren, muchas veces llamamos a las distracciones, algo así
como ¡asuntos importantes! Esta persona tenía una distracción, la distracción era su propia
familia de sangre, y creyó que eso que para el Señor era una distracción, para él era un
asunto importante.

El Señor conoce el corazón humano, por eso puede responder como lo hizo con esta persona,
sabe que hay muchas cosas en las cuales estamos perdiendo nuestro tiempo. Para nosotros,
le hemos dicho al Señor, son asuntos importantes, y el Señor nos está diciendo, son
distracciones, te están desenfocando de mi llamado a tu vida.

Amados, déjenme ser lo más práctico que yo pudiera ser, ¿cuántas veces no le hemos dicho
al Señor, déjame primero terminar mi carrera? ¿déjame primero conseguir un nuevo empleo?
¿déjame primero que me pueda casar? ¿déjame primero educar a mis hijos? Pero mientras
yo le sigo diciendo al Señor, déjame primero... tal cosa, se me fue la vida... se me fue la vida,
y cuando intento recuperar los años perdidos tenemos una enorme diferencia con el Señor,
para nosotros, los años sí son muy importantes y cuestan, para el Señor no tanto, porque Él
es eterno, pero para nosotros no hay forma de recuperar los años perdidos.

¿Qué más voy a esperar? ¿cuántos proyectos más están en mi lista? ¿cuántos objetivos a
alcanzar que me he trazado para poder decirle al Señor, ahora sí —aquí estoy. ¡Envíame a
mí!?

Por eso, el Señor muchas veces habla de forma general, porque está esperando que alguien,
voluntariamente responda instantáneamente, porque cuando respondo instantáneamente,
hice una acción espiritual muy poderosa, deshice toda mi lista porque ahora recibí la voz del
Señor, y le dije, —aquí estoy. ¡Envíame a mí! ¿Qué va a significar eso? No lo sé. Pero estoy
dispuesto, posiblemente sea algo parecido al primer caso que tuvo Jesús, necesitas dejar
esto, esto y aquello, ¿por qué? Porque simplemente eso te va a quitar el sueño y no vas a
poder seguirme, no voy a poder usarte como he propuesto hacerlo.

Hay algo demasiado importante que dijo Jesús al final; Nadie que mire atrás después de
poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios.

Una vez que yo me embarqué en este asunto y puse las manos en el arado, solamente puedo
mirar para adelante, porque el arado depende de que mi vista esté fija en el surco que estoy
haciendo; un surco torcido va a generar una cosecha defectuosa. ¿Ustedes se piensan que la
gente de campo no sabe lo que está haciendo? Si fuera lo mismo, dejaría el surco atado a sus
animales y que empiecen a caminar, total, si está un poco más a la derecha o un poco más a
la izquierda eso no influye; para el campesino influye y mucho, él lo toma con su mano y
aunque el animal hace la fuerza, la dirección se la da él al surco, porque él está interesado en
tener una extraordinaria cosecha y tiene que hacerlo bien desde el principio.

Amados, una vez que pusimos la mano en el arado, me volteo a mirar atrás y ya la cosecha
no va a ser igual. Ésas palabras me demuestran, que lo que para la persona era importante,
para Jesús era una distracción, porque lo único importante para el Señor era, ahora mira
hacia adelante... mira hacia delante... estás aquí conmigo, mira hacia delante. Parece lógico
despedirte, pero mira hacia delante, si te despides es mirar para atrás y si miras para atrás no
eres apto para el Reino.

Cualquiera de estas actitudes que vemos reflejadas en este relato nos puede hacer pensar,
que estar involucrados al cien por ciento en los asuntos del Reino, no es un asunto para
nosotros y que hay otros que nacieron para esto. Amados, eso no es así, para todos los que
estamos aquí, el llamado del Señor es el mismo, —¿a quién enviaré? ¿Quién irá por
nosotros? No es que tengo un grupito, Yo a ese grupito les di algo especial desde que
nacieron, Yo se los puse adentro, y por eso me pueden servir como me sirven; esto no viene
por herencia, esto no vino de fábrica por nacimiento natural, esto vino de fábrica por
nacimiento espiritual; y en eso, todos somos iguales, todos hemos recibido la misma vida de
Cristo, todos estamos capacitados para responder, —aquí estoy, yo quiero Señor que me
envíes a mí.

Así que, ¿vamos a seguir esperando que alguien más lo haga? ¿Vamos a esperar que
alguien más responda o vamos a estar preparados para ser nosotros los que respondamos de
forma directa? Hoy, en esta presencia del Señor, el Espíritu de Dios vuelve a decir, —¿a
quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Estoy en medio de un pueblo perverso, la ciudad de
Miami no es nada fácil Señor... Te purifiqué, tienes la autoridad para hablar de mí, para Mí no
hay pueblo que pueda resistirse cuando mi pueblo me cree; pero sólo quiero saber una cosa,
¿a quién voy a enviar? ¿Quién va ir por nosotros?

Me gustaría que cada uno, en el lugar donde estamos, tengamos un tiempo de oración
personal al Señor.... Jairo quiero pedirte que pases por favor. La respuesta individual va a
traer la victoria corporativa, porque somos un cuerpo en Cristo y así nos ve el Señor cuando
nos ve como Iglesia; pero esta Iglesia está compuesta de individuos que tienen que responder
a este llamado del Señor de manera personal y voluntaria.

Así que, yo quisiera que oráramos al Señor en lo privado, personalmente, y le respondamos a


Él. Vienen tiempos, Iglesia, donde hay mucho para conquistar. Recordarán que les dije en un
momento, que les iba a hablar acerca de una de las respuestas de Jesús, a uno de ellos le
dijo, tú ve y proclama el reino de Dios...

No quiero que piensen en un llamado específico, en una función concreta dentro del cuerpo,
quiero que piensen en el llamado que todos los discípulos del Señor tenemos, tú ve y
proclama el reino de Dios... tú ve y proclama el reino de Dios. Posiblemente, las
circunstancias naturales no cambien en nada, ¿pero sabes lo que va a cambiar? Que cuando
te deshiciste de todas esas cosas que te molestaban, y cuando le dijiste al Señor, aquí estoy.
¡Envíame a mí! Entonces, en medio de ese lugar donde estás siempre, comiences a
proclamar con autoridad que el Reino de los cielos se ha acercado, y eso es lo que la Iglesia
tiene que hacer y lo que el mundo necesita escuchar.

Si mientras estoy en el trabajo sigo ocupado de mis asuntos, ¿cómo voy a tener tiempo,
mente y capacidad para proclamar el Reino de Dios? Si cuando en la escuela solamente
hablo de cualquier cosa con los compañeros y no tengo presente que le pertenezco al Señor,
¿cómo puedo yo proclamarle a ellos el Reino de Dios? Soy del Señor las veinticuatro horas
del día, y en todo lugar donde yo esté, y ahí el Señor me ha enviado a proclamar su Reino.
Quiero dejarte un tiempo para que ores...

Señor, aquello que oramos de manera individual, Tú lo tomas como la acción de tu


cuerpo en la Tierra, necesitas una respuesta personal y voluntaria a tu llamado, pero
cuando cada uno de esos miembros del cuerpo te responde a ti favorablemente,
entonces Tú tienes un cuerpo que te representa en la Tierra.

Señor, nuestra vida no tendría sentido sin ti, es más, aquellas cosas personales que
pudiéramos lograr no serían nada si Tú no estuvieras en nosotros, porque no hay nada
que nos pueda satisfacer sino solamente Tú, nada puede llenarnos ni darnos identidad
como Tú lo haces. Un día decidimos entregarnos por completo a ti, y hoy somos
conscientes que nos estábamos convirtiendo en discípulos, a partir de ese momento,
perdimos todo derecho a nosotros mismos, pero aun así, la lucha de la voluntad es una
que permanece durante toda la vida, y queremos, de acuerdo a la imagen de Cristo que
está en nosotros, queremos responder como lo hizo Jesús antes de tener que ir a la
cruz, quisiera Padre que pasaras este momento de mí, pero jamás se haga mi voluntad,
solamente que se haga tu voluntad.

Así como Isaías en medio de unas circunstancias muy complicadas en la nación, pudo
ver la gloria de tu presencia y de tu persona y escuchar tu voz que decía a los cuatro
vientos, —¿a quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Hoy nosotros, discernimos esa
misma voz en medio nuestro y queremos responder de la misma manera que lo hizo el
profeta Isaías, —aquí estoy... yo, ¡envíame a mí! porque quiero que así lo hagas.

Padre, en cada lugar físico donde has establecido a tu Iglesia, hay un pueblo que está
alejado de ti, hay un pueblo que blasfema de tu persona, hay un pueblo que sigue
adorando a dioses paganos, hay pueblo que sigue hundido en sus propios pecados y
solamente la voz de tu Iglesia se puede levantar, esa voz que está pura, que es limpia,
porque Tú la has santificado con tu sangre, esa voz tiene autoridad para proclamar y
para decir a ese pueblo perdido, hay esperanza porque el Reino de los cielos está aquí
cerca, y todo aquél que cree en Cristo será llevado de esa miseria en la que vive, a una
vida de victoria en el Señor.

Así que hoy, en la fe de Cristo Jesús, declaramos y proclamamos que cada miembro de
tu Iglesia está diciéndote a ti, con toda su conciencia clara y con su voluntad
involucrada en esto, —aquí estoy. ¡Envíame a mí!

Y que Tú levantas la voz de tu Iglesia en medio de las naciones, para que entonces el
Reino sea proclamado y sea visto a través de la vida de la Iglesia, y muchos corran
hacia ti porque vean que eres el único que puede cambiar las cosas. Nada más puede
ser la satisfacción de nuestro corazón, nada más puede darnos tranquilidad en nuestro
espíritu, nada más puede hacernos dormir en la noche en paz; sino solamente saber
que estamos llevando a cabo tus propósitos.

¡Señor, inquieta a tu Iglesia en todos los lugares de la Tierra! ¡Señor, arráncala de su


comodidad! ¡Señor, que despierte a sus distracciones! Que pueda ver esos
sentimientos más íntimos que la apartan de ti, para que no diga de labios para afuera,
aquí estoy, pero luego viva para sí misma, sino que tu Iglesia en todo lugar de este
mundo viva solamente para ti.

Gracias Señor, porque sabemos que Tú lo haces, porque Tú eres el dueño de la Iglesia,
porque Tú la perfeccionas, porque Tú haces que el Espíritu Santo cambie la intención
del corazón. Por eso, te honramos y nos rendimos a ti, aquí estamos cada uno de
nosotros, Señor, envíanos... envíanos... envíanos a proclamar tu Reino. En el nombre
de Jesús. Amén.

Sólo a ti Señor, ¿a quién más podríamos entregar nuestro ser? Sólo a ti Señor, sólo a ti,
somos tuyos, siempre lo hemos sido aunque no lo sabíamos, y cuando ya lo supimos,
ahora somos conscientes de que te pertenecemos, y Tú eres lo primero y lo último en
nuestras vidas, lo llenas todo y lo eres todo.

Gracia Señor, gracias por tu Espíritu, gracias por volver a repetir, Señor, la pregunta
una vez más, —¿a quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?

Aquí está tu Iglesia Señor, la única que puede ir en nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, a proclamar al Rey de reyes, al Señor de señores, al que vive
eternamente y para siempre, al que dio su vida en rescate de la humanidad, aquél que
cambia las cosas en un instante por su poder, aquél, solamente aquél que hace
milagros, aquél que transforma los corazones, aquél que trae convicción de pecado,
aquél que produce arrepentimiento, aquél que merece la gloria, la honra, el honor, la
alabanza, la adoración, y el poder.

A ti Señor, estamos rendidos incondicionalmente, en el nombre de Jesús, amén.


LA EVIDENCIA DEL AMOR

22 marzo de 2015

Siempre es un privilegio muy grande el hecho de que podamos reunirnos y poder declarar el
nombre del Señor con absoluta libertad, recuerden que la libertad nunca viene desde afuera,
la libertad viene desde adentro. El Señor es el único que nos hizo libres, y esa libertad,
aunque estuviéramos con cadenas, aunque estuviéramos en una cárcel, aunque
estuviéramos siendo maltratados, aunque injustamente alguien estuviera haciendo algo en
contra de nosotros, no hay ninguna persona en este mundo que podría robarnos la libertad
que Cristo nos dio.

Así que, cuando adoramos y alabamos al Señor, lo hacemos con base en esa libertad interior,
nada ni nadie puede juzgarnos por adorar a Dios, porque lo hacemos sabiendo que Él nos
hizo libres y porque Él nos hizo libres podemos adorarlo y rendirle toda la gloria y toda la
honra que merece.

En este día quiero compartir algunas cosas realmente trascendentes que podemos notar en la
Palabra, y para empezar yo quiero pedirles que busquen el evangelio escrito por el apóstol
Mateo, el capítulo 16, comenzando en el versículo 21... Mateo 16 desde el versículo 21, yo lo
voy a leer en la Nueva Versión Internacional, y mientras lo terminan de buscar quiero
recordarles a todos el antecedente de lo que vamos a leer, ¿qué quiero decir? muy poquito
antes, un momento antes de que ocurriera lo que vamos leer, Jesús les había preguntado a
sus discípulos, ¿quién decía la gente que era Él? Y comenzaron a decir, lo que evidentemente
habían escuchado por allí.

Pero luego, les hizo una pregunta más íntima, ¿y quién dicen ustedes, que soy Yo? Ante eso
Pedro, inspirado por el Señor, habiéndole sido revelado por el Padre cuál era la respuesta
adecuada le dijo, tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente. Así que con ese antecedente,
apenas había terminado de ocurrir esto, ocurre lo que ahora vamos a leer, dice Mateo 16 el
versículo 21:

"Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a
Jerusalén y sufrir muchas cosas a manos de los ancianos, de los jefes de los
sacerdotes y de los maestros de la ley, y que era necesario que lo mataran y que al
tercer día resucitara. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo: —¡De ninguna
manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás! Jesús se volvió y le dijo a Pedro: —¡Aléjate
de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios sino en las
de los hombres". Mateo 16:21-23
Hasta aquí leemos la Palabra. Por el momento si ustedes se fijan, para que Jesús, en ese
momento y a partir de ese momento, comenzara a decirle a los discípulos que era necesario
que Él sufriera mucho, que luego Él iba a morir y que iba a resucitar; para que Él pudiera
hacerlo con libertad y anunciarlo, necesitó primero que hubiera una declaración de quién era.

Usted puede buscar en la Palabra, antes de este suceso y se va a dar cuenta que Jesús no
les había revelado todavía esto, lo hizo a partir de ese momento, ¿y por qué lo hizo en ese
momento? Porque sobre la base de que Él era el Cristo, el hijo del Dios viviente, entonces
podía ser revelado el propósito por el cual el Padre lo había enviado al mundo. Ahora, es
demasiado notable que el mismo que recibió la revelación del Padre, acerca de quién era
Jesús, fuera el mismo que lo tomara aparte para decirle, bueno más bien para reprenderlo,
según lo que acabamos de leer y decirle, eso no te va a suceder jamás.

¿Cómo una persona puede cambiar tan rotundamente de un momento al otro? Y la razón es
muy sencilla, según por qué o por quién se deje guiar. Cuando Pedro dijo quién era Jesús,
entonces el Señor lo miro y le dijo, eres bienaventurado porque eso no te lo reveló ni carne ni
sangre, te lo reveló mi Padre. Quiere decir, que para dar la respuesta, él estuvo bajo la
influencia y la guía del Padre, y pudo responder. Su respuesta no nació de lo que a él le
parecía, su respuesta no nació de una idea que había venido formando con el paso del tiempo
por estar y convivir con Jesús, y decir... a mí me parece que tiene que ser el Cristo, ya vengo
viendo hace tiempo y por sus características, si éste no fuera el Cristo, otro no podría ser.

No fue eso, y no estoy diciendo tampoco que Pedro no creyera que Jesús era el hijo de Dios,
simplemente que de manera natural, cuando él se dejó guiar por el Padre, pudo hablar
naturalmente lo que era la verdad de Dios. Pero un momento después ya no estaba hablando
bajo la guía o la revelación del Padre, ahora sus palabras eran el resultado de sus
sentimientos, de sus emociones, es decir, de sus pensamientos.

Hay algo que muestra la gran diferencia de lo que Pedro hizo al principio, cuando declaró
quién era Jesús, a lo que hizo después, y la diferencia está dada por el trato de Jesús. La
primera vez le dijo, te lo reveló mi Padre; pero esta vez ¿cuáles fueron las palabras de Jesús
a Pedro? ¿Cuáles fueron? Aléjate de mí Satanás... El mismo que recibió la revelación del
Padre, un ratito después estaba siendo un instrumento del mismo diablo.

Ustedes saben bien que Jesús no iba a decir palabras por decirlas. Miren, para que nadie se
confunda, no es que Jesús se embroncó, se puso nervioso por lo que Pedro dijo ahora, y
entonces se desquitó con él haciéndolo sentir mal, eso lo hacemos nosotros muchas veces
cuando nos embroncamos con alguien, tratamos de buscar qué cosa hiriente le podemos
decir para lastimarlo. No, no, no, Jesús no se llevaba de esa manera con los suyos, Jesús
siempre actuó de una manera espiritual y guiado por el Padre.
Quiere decir, que las palabras de Jesús tenían absoluto sentido para lo que estaba
ocurriendo. Pedro se estaba convirtiendo en un instrumento de Satanás para poner un
tropiezo en el camino de Jesús. Piensen por un momento, ¿qué hubiera ocurrido si Jesús
hubiera hecho caso de las palabras de Pedro? ¿cuál hubiera sido el final de esta historia?
Muy sencillo, no hubiera habido muerte, ni resurrección. Por ende, no hubiera habido
salvación.

Jesús amaba al Padre, y sabía que había venido con un propósito, y su respuesta de amor al
Padre era detener cualquier cosa que se pusiera en frente de su camino para hacerlo tropezar
de cumplir ése propósito. Él no lo podía permitir, no importa de quién se tratara, por el
contrario, Pedro no pudo dominar ni manejar sus sentimientos y emociones.

Quiero decir una cosa, ninguno de nosotros podría juzgar que Pedro no estaba amando al
Señor y por eso le habló así. Al contrario, lo más lógico sería pensar que por amor al Señor le
dijo no vayas a la muerte, que eso nunca te ocurra. Quiere decir que Jesús, por amor al
Padre, estaba actuando como lo estaba haciendo, y Pedro por amor a Jesús, también estaba
actuando de esa manera, pero lo que esto muestra es la gran diferencia en el amor de uno y
de otro. ¿Qué es lo que demuestra en dónde estaba el corazón de Pedro? Las palabras
siguientes de Jesús, porque Jesús le dijo, quieres hacerme tropezar, no piensas en las cosas de
Dios sino en las de los hombres.

Amados, así muchas veces vive la cristiandad de la actualidad, no podemos decir que no
aman a Dios, pero aman a Dios a su manera y con sus criterios, por lo tanto, de acuerdo a la
clase de amor que ejercitan para con el Señor; o son un instrumento de Dios sobre este
mundo o pueden llegar a ser un instrumento del diablo para poner un tropiezo en los planes
de Dios.

La mente de Pedro estaba enfocada en que humanamente, no podía ser posible que ese
extraordinario hombre muriera; la mente de Pedro estaba enfocada en lo que humanamente,
él estaba viendo en ese momento, lo que había experimentado hasta ese momento, los
milagros que había visto, todo el bien que Jesús le había hecho a la gente mientras
anduvieron por el mundo; pero no pudo entender que desde el momento que Jesús estaba
declarando para qué había venido, estaba mostrando el plan supremo de Dios, y que
cualquier otra cosa en esta Tierra iba a quedar pequeña en comparación a ese propósito
divino.

Por más que Jesús se hubiera mantenido hasta los ochenta, noventa, cien años o ciento
veinte sobre el mundo, y siguiera haciéndole bien a la humanidad, nada de eso hubiera sido
comparable al extraordinario propósito de morir en una cruz, resucitar y traer la salvación para
todos aquellos que tienen fe en Él. Por eso, cuando vemos las cosas desde el plano humano
y dejamos que nuestros pensamientos avancen en cuanto a lo que estamos mirando, lo que
estamos razonando, lo que la lógica nos dice, a partir de ese momento podemos ser un
tropiezo para los planes del Señor.

Y amados, quiero decirles que esto no es solamente en la práctica de la comunión del cuerpo,
no es solamente cuando estamos sirviendo al Señor en el ministerio, esto nos puede ocurrir
todos los días en todo lugar y en todas las situaciones, ¿cuántas veces, yo como esposo,
puedo llegar a ser el tropiezo para el propósito que Dios tiene en la vida de mi esposa y que
por eso no pueda seguir avanzando ese propósito, porque mis palabras nacieron de mi mente
y de mi corazón, pero no de Dios?

¿Cuántas veces como padre yo puedo poner un tropiezo en la vida de mis hijos, de manera
que en vez de llevarlos a que puedan amar y querer y que se cumpla en sus vidas el propósito
divino, ellos se puedan ver frenados por palabras mías que no nacieron de Dios? ¿Cuántas
veces como compañero de trabajo puedo ser una piedra de tropiezo para alguien que logre
ver a Jesucristo para comprender y entender cuánto lo necesita? Tan sólo una queja del jefe...
¿es normal no? Cuando a veces ya el jefe nos tiene hasta "por acá", yo puedo llegar a ser una
piedra de tropiezo en los planes del Señor, pero lo más tremendo es, que la motivación de
Pedro fue el amor a Jesús.

Ahora vayan, por favor, al mismo capítulo 16 unos versículos más adelante, voy a leer los
versículos 24 y 25, en este caso yo lo voy a hacer en la Reina Valera Contemporánea:

"A sus discípulos Jesús les dijo: «Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo,
tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el
que pierda su vida por causa de mí, la hallará". Mateo 16:24-25

Amados, estas palabras de Jesús vinieron inmediatamente después de que Pedro lo


reprendiera para que Él no muriera. A mí me llama mucho la atención, porque si somos
perspicaces y notamos los detalles en el relato, nos vamos a dar cuenta que cuando Pedro
quiso reprender a Jesús lo llevó aparte, lo llevó aparte, pero luego que Jesús escuchó todo lo
que Pedro tenía para decir y lo reprendió a él por ser instrumento de Satanás, se abrió
nuevamente de esa intimidad con Pedro para referirse a todos sus discípulos, y les dijo lo que
estamos leyendo, si alguno quiere seguirme niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

Parte de los requisitos que conocemos muy bien, para llegar a ser un discípulo de Jesús,
estuvieron dichos aquí, dentro de este contexto. ¿Por qué? Porque cualquiera de nosotros
puede tener actitudes, pensamientos o sentimientos que estén enfrascados en resguardar
nuestras vidas. Yo quiero hacer esto de esta manera porque siento que es lo mejor para mí,
esto es lo que considero que me conviene, ésta es la estrategia para poder llegar a este fin
que quiero lograr, pero cuando pienso así el Señor me dice, si quieres seguirme, debes
negarte a ti mismo.

Eso significa, ya no puedes tener ningún deseo personal, ya no lo debes tener, para ser mí
discípulo debe haber una negación absoluta de cualquier cosa que puedas querer o anhelar.
Si quieres guardar tu vida para ti mismo y conservarla como te la imaginaste en tu mente, la
vas a terminar perdiendo.

Y aquellos que ya pasaron por el "Nivel 1" recordarán ¿qué? Que podemos perder la vida de
doble manera, por un lado perderla sobre la Tierra, en el sentido de no llevar a cabo el
propósito de Dios con mi vida, y segundo perderla eternamente. Sin embargo, puedo ser un
cristiano que está aquí en este lugar o en cualquier otro lugar donde la Iglesia se reúne
adorando al Señor, y diciéndole con su boca, te amo Dios, te amo, de verdad tengo un
sentimiento sincero por ti y nadie puede negar que eso sea así... el problema está en cómo se
está manifestando ese amor, porque a la hora de actuar, a la hora pensar, a la hora de
decidir, yo lo hago de acuerdo a mi propio criterio y armo las cosas de acuerdo a mi objetivo
de vida, y el Señor me dice, puede ser sincero tu amor pero ese amor no te está llevando a
nada bueno conmigo, ese amor te está haciendo desviar lo que yo quiero hacer en ti.

Vamos a ir a Mateo el capítulo 26 por favor, y voy a leer el versículo 31, nuevamente voy a
leer en la Nueva Versión Internacional:

"—Esta misma noche —les dijo Jesús— todos ustedes me abandonarán, porque está
escrito: »“Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.” Pero después de
que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea. —Aunque todos te abandonen —
declaró Pedro—, yo jamás lo haré. —Te aseguro —le contestó Jesús— que esta misma
noche, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces. —Aunque tenga que morir
contigo —insistió Pedro—, jamás te negaré. Y los demás discípulos dijeron lo mismo".
Mateo 26: 31-35

Miren si el Señor es bueno, le voy a explicar un poco. Se ocupó en anticiparles lo que ya iba a
pasar porque ya estaba profetizado, ¿acaso eso no es mostrar bondad? Los papás no les
decimos a los hijos cuando son chiquitos, si sigues acercándote al fuego te vas a quemar,
¿qué lo hacemos, para incentivarlos a que lo hagan? ¿Lo hacemos porque queremos verlo
con el dedo encendido en llamas? No, lo hacemos porque queremos lo mejor para nuestro
hijo.

Jesús les anticipó, miren, fue profetizado que todos me van a abandonar, a partir de hoy, de
esta misma noche me van a abandonar; pero no se preocupen, miren hasta dónde llegó
Jesús, cuando yo resucite me voy a adelantar a ustedes y nos vamos a encontrar en
Jerusalén, quédense tranquilos todo está en orden. ¿Qué hubiera sido lo más sabio? De
parte de los discípulos, ¿qué hubiera sido lo mejor para hacer en ese momento si Jesús nos
está diciendo algo como eso? ¿Qué harían ustedes, dígame? ¿qué harían? Callarse.

Si Jesús me está diciendo, se va a cumplir esta profecía, me van a negar, pero tranquilos
porque nos vamos a rencontrar y porque a partir de ahí viene lo mejor en realidad... No, el
amor de nuestro corazón siempre pareciera que tiene que reaccionar, y no sabe controlarse
para callar lo que debiera callar. Pedro vuelve a saltar, y otra vez va al frente de todos para
decir, Señor yo te puedo asegurar que nunca te voy a negar, ni te voy a abandonar, yo voy a
estar contigo hasta el final.

Miren, diríamos cuando se juega al futbol, que dejó la pelota picando en el área, era tan sólo
para pegarle y meter el gol, claro se la dejó servida a Jesús, porque después de esas palabras
Jesús le dijo, ah ¡Ok! Pedro, te aseguro una cosa, esta misma noche me vas a negar tres veces
antes de que el gallo cante.

A ver, si ya recibiste una advertencia y ahora estás recibiendo una segunda advertencia, ¿no
sería buen tiempo para cerrar la boca? No, es que somos tercos, pero tercos de verdad, y
creemos que nuestras buenas intenciones le van a ganar a la bondad y a los planes del
Señor; entonces después de que Jesús le está afirmando de lo que le iba a pasar, Pedro le
dice, yo nunca te voy a negar y si es necesario voy a morir contigo. Muy bien, vayan al
versículo 69 del mismo capítulo 26, versículo 69, ya se habían llevado a Jesús, lo habían
apresado y ocurre esto:

"Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera, en el patio, y una criada se le acercó. —
Tú también estabas con Jesús de Galilea —le dijo. Pero él lo negó delante de todos,
diciendo: —No sé de qué estás hablando. Luego salió a la puerta, donde otra criada lo
vio y dijo a los que estaban allí: —Éste estaba con Jesús de Nazaret. Él lo volvió a
negar, jurándoles: —¡A ese hombre ni lo conozco! Poco después se acercaron a Pedro
los que estaban allí y le dijeron: —Seguro que eres uno de ellos; se te nota por tu
acento. Y comenzó a echarse maldiciones, y les juró: —¡A ese hombre ni lo conozco!
En ese instante cantó un gallo. Entonces Pedro se acordó de lo que Jesús había dicho:
«Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y saliendo de allí, lloró
amargamente". Mateo 26: 69-74

Amados, en realidad quiero decirles que no importa mucho las declaraciones que hagamos de
amor, lo que prometamos por amor al Señor, las palabras o las promesas pueden sonar
impresionantes, si yo me pongo del lado de Pedro, es muy valiente decir no te voy a
abandonar, Señor no te voy a negar y estoy dispuesto a morir contigo, es muy valiente, no sé
si yo me hubiera atrevido a decirlo siquiera, pero el problema es que lo que decimos, para el
Señor nunca se queda en palabras, lo que decimos tiene que ser probado.

Piense por un momento en esto, Jesús vino con el propósito supremo de morir para darnos
salvación y luego resucitaría, sólo piense que el Señor estando en la Tierra, le hubiera dicho
al Padre cuánto lo amaba, le hubiera dicho al Padre cuánto lo honraba, le hubiera dicho al
Padre cuánto deseaba hacer su voluntad, pero cuando hubiera llegado el momento de la
muerte, hubiera dicho, no Padre, no, no, no, no, no puedo, no puedo, no lo voy a hacer, no lo
voy a hacer; pero te sigo amando... A ver Padre, no te confundas, que yo no lo haga ahora,
que no te obedezca ahora no significa que no te amo, yo te sigo amando, pero no puedo
hacer, ni pienso hacer lo que me estás pidiendo que haga...

¿Eso tendría lógica? El amor que Jesús mostró en la Tierra al Padre, debía ser probado, ¿y
cuándo iba a ser probado? Cuando lo llevaran a crucificar. Él pudo haber dicho lo mismo que
dijo hasta el momento que lo apresaron, yo no vine para hacer mi voluntad sino la voluntad del
Padre, todo lo que hago es lo que veo hacer al Padre, lo que escucho de Él es lo que digo,
todo suena extraordinario, un ejemplo a seguir. Pero imagínense, que antes de que lo vengan
a apresar Él diga, muchachos ayúdenme a esconderme, llévenme a otro lugar, yo no voy a
morir, yo no puedo morir, yo no puedo obedecer en esto al Padre, tengo otro plan, mi vida así
no, no, no le veo el sentido, ahora que ya estoy acá que soy de carne y hueso como ustedes,
ahora me doy cuenta que esto no puede continuar...

Por eso, toda palabra que le decimos al Señor, el Señor debe probarla. Pedro demostró que
sus declaraciones de amor estuvieron basadas en sus sentimientos y en su fuerza de
voluntad pero que en realidad, ¿saben lo que quiso? Lo que Jesús había dicho en los
requisitos, quiso cuidarse a sí mismo, se salvó a sí mismo, porque cuando vino la hora de la
prueba y ante la mirada y las palabras de personas, testigos que daban fe que lo habían visto
con Jesús, él lo negó rotundamente y hasta llegó a maldecir por eso que estaba escuchando.

Amados, el momento de nuestras palabras hacia Dios puede ser extraordinario, pero así
como escribió Santiago, ¿puede de una misma fuente, salir agua dulce y agua salada? De
aquí pueden salir dos cosas, podemos declarar amor a Dios, pero cuando estamos en medio
de la prueba podemos llegar a maldecir si es necesario.

Ahora, todo esto podríamos ponerlo desde la perspectiva de que hasta ese momento, Pedro
no había nacido de nuevo, ¿está bien? Entonces cuando llegó el momento de que Jesús no
sólo murió sino que al tercer día resucitó, lo que les había dicho lo cumplió, Él se encontró con
los suyos, y en un momento en particular que se encontró con ellos, dice la Palabra que sopló
sobre ellos para impartirles la nueva vida espiritual, pasado ese tiempo ocurre algo que está
íntimamente relacionado con lo que acabamos de leer. Vayan a Juan el capítulo 21, y voy a
leer desde el versículo 15, nuevamente en la Nueva Versión Internacional, dice:
"Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de
Juan, ¿me amas más que éstos? —Sí, Señor, tú sabes que te quiero —contestó Pedro.
—Apacienta mis corderos —le dijo Jesús. Y volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan,
¿me amas? —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. —Cuida de mis ovejas. Por tercera vez
Jesús le preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por
tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?» Así que le dijo: —Señor, tú lo
sabes todo; tú sabes que te quiero. —Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—. De veras
te aseguro que cuando eras más joven te vestías tú mismo e ibas adonde querías; pero
cuando seas viejo, extenderás las manos y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras
ir. Esto dijo Jesús para dar a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a
Dios. Después de eso añadió: — ¡Sígueme! Juan 21: 15-19

Necesito hacer una aclaración y una explicación antes de continuar, lo leí en esta versión y a
propósito, por lo menos en español, pareciera haber una diferencia de lo que ocurre con otras
versiones, aunque no es la única versión que usa estas palabras.

Si ustedes se fijan, las dos primeras veces que Jesús le pregunta a Pedro, le dice, ¿me
amas? Pero, según esta versión la respuesta de Pedro, en español es otra palabra que
solemos usar para decirle a alguien que lo amamos, y es tú sabes que te quiero. La tercera
vez que Jesús le pregunta, la Nueva Versión Internacional dice, Pedro, realmente me
quieres... y usa la misma palabra que usó Pedro, y Pedro le responde la tercera vez y le dice,
tú sabes todas las cosas, sabes que te quiero.

Ahora, sin discutir si está bien o mal usado el querer en este caso, porque ese no es mi
asunto, le voy a decir por qué los traductores decidieron hacer eso, porque en el original esas
dos palabras relacionadas con amor son dos palabras distintas. En las dos primeras
preguntas, Jesús usó la palabra griega agapao, que viene del sustantivo ágape, que creo que
muchos conocemos, aun en español existe esa palabra. ¿Qué significa agapao? Amar de
manera incondicional, consciente y sacrificial buscando el bien de la otra persona sin importar
lo que esta haga, depende de la voluntad más que de la emoción.

Cuando Jesús le preguntó las dos primeras veces, le estaba diciendo, ¿tú me amas Pedro, de
manera incondicional, conscientemente y sacrificialmente? ¿Estás buscando mi bien y el bien
de otros sin importar lo que los otros hagan? Pedro, ese amor ¿está dependiendo de tu
voluntad o de tus emociones? ¿Y cuál fue la respuesta de Pedro? Pedro usó otra palabra
griega que aparece mucho en el Nuevo Testamento y es la palabra griega, phileo, ¿qué
significa phileo? Es un afecto entrañable, estimar y darle un valor especial a alguien. Si se dan
cuenta, tiene un extraordinario significado, no es que es una palabra equivocada, pero tiene
una fuente distinta.
Lo que Jesús le estaba haciendo ver a Pedro es que mientras lo observó durante todo el
tiempo que estuvieron juntos, fue que Pedro tenía un amor por Él, por el Señor, basado en
sus sentimientos, un afecto especial y particular por el Señor y que había puesto al Señor en
alta estima, pero que ese amor que Pedro mostraba y manifestaba, dependía de sus
sentimientos, si las circunstancias cambiaban ese amor iba a cambiar o podía cambiar.

El amor phileo, es el que por ejemplo, los esposos se tienen mutuamente, pero hay una clase
de amor que es más elevada, que es el amor que Dios demostró cuando envió a Jesús para
que muriera y nos diera salvación. Es un amor que se sacrifica, es un amor incondicional, es
un amor que depende de la voluntad de amar no de la emoción de amar. Lo que nos
demuestra este cambio de palabras entre ellos, es que Jesús requería un amor incondicional
de Pedro que no dependiera ya más, ni de las circunstancias ni de las emociones, sino que
fuera firme por la decisión del mismo Pedro, un amor en el que Pedro dijera, nada ni nadie me
vuelve a mover a mí de donde yo estoy parado y de lo que soy en Cristo Jesús.

Amados, hay a veces situaciones como éstas, que pueden manifestarse con una pregunta de
Jesús, o muchas veces no, pero que son situaciones para nosotros hirientes, Jesús usa
muchas veces situaciones y palabras porque necesita herirnos, y esa herida va a hacerte
reflexionar y a hacerme reflexionar dónde estamos parados, si hemos determinado amar a
Dios, voluntariamente, pase lo que pase, y si amamos al Señor porque sabemos lo especial
que Él es.

Analicen la cristiandad en general y analicen aun sus propias vidas, ¿cuántas veces una
bendición del Señor hace que nos relajemos en nuestro amor por Él? Porque tanto
esperábamos esa bendición, que cuando la bendición llegó, de qué otra manera puedo seguir
amando a Dios, le dije que lo amaba y de verdad Él es especial y es tan especial que me dio
lo que yo quería, ahora qué más puedo pedir.

Ese amor está dependiendo de la circunstancias, por eso, mucha cristiandad está buscando
solamente las bendiciones de Dios; el verdadero amor es ese que ustedes ya han conocido, y
que se les ha hablado muchas veces, que está relacionado con buscar y amar al Señor por
encima de todas las cosas para conocerlo a Él. Ese es el amor que nos hace plantarnos en
una voluntad firme, que nada ni nadie puede movernos. Yo les puedo asegurar, y no tengo
ningún temor de que me pudiera equivocar de lo que voy a decir, que en un momento u otro
de nuestra vida tiene que llegar una circunstancia como ésta, si no llega, no podremos estar
firmes en el amor agapeo, en el amor incondicional, en el amor de la voluntad, en estar
dispuestos a todo por el Señor.

Un día llegó ese momento a mi vida, y yo le doy muchas gracias de que llegó ese momento.
El Señor usó la circunstancia que Él quiso usar, o que evidentemente Él supo que era la mejor
circunstancia para que yo despertara a la realidad que no había querido ver.

¿Alguien podría haberme juzgado a mí, hasta ese momento, que yo no amaba al Señor?
Realmente no, y no lo digo con orgullo, lo digo sabiendo que para mí el Señor, desde que yo
era muy pequeño, siempre fue alguien demasiado especial, pero el amor al Señor estuvo
basado en las circunstancias, estuvo basado en mis emociones, y cuando el Señor dijo, llegó
el momento de que Yo te mueva el piso y que te cambie todas esas circunstancias para que
despiertes a que tienes que elevar la clase de amor a mí, y empezar a manifestar el verdadero
amor que Yo estoy requiriendo de ti, ese momento me obligó a darme cuenta, que algo
adentro mío tenía que cambiar.

Y yo recuerdo, que en el plano sentimental de mi vida, yo estaba bastante triste, abatido pero,
espiritualmente, renació algo que yo no les puedo explicar, ése fue el momento donde yo le
pude decir al Señor, nunca más ni por nada ni por nadie yo voy a apartarme de ti, yo voy a
seguirte y voy a hacer tu voluntad el resto de mi vida.

Aquellos que ya les ocurrió, saben de qué les estoy hablando, tiene que llegar a nosotros ese
momento y esa circunstancia, porque si no llega seguiremos haciendo promesas de amor
basadas en nuestro afecto por el Señor, ¿acaso piensan ustedes que el Señor está ahora
desde el cielo, de su trono mirando a la Iglesia diciendo, como hacen en los cuentos, cuando
la mujer agarra la flor y empieza a desojar, y le saca los pétalos, me quiere, no me quiere, me
quiere…? ¿Pero ustedes piensan que el Señor está allá arriba diciendo, me quiere, no me
quiere, me quiere, no me quiere…? No, no, no, el Señor nos mira y dice, me quieren, por eso
están ahí, por eso están sentados escuchando la Palabra, por eso fueron a alabarme, por eso
me quieren... Pero si Yo les muevo el piso quiero ver qué pasa con ese amor, ¿cuál es el
sustento del amor que me dicen que me tienen?

Y el Señor nos tiene que llevar a esa circunstancia para que haya una determinación interna.
Sólo el Espíritu Santo lo puede producir, y por eso Pedro fue muy sincero, aunque él todavía
no podía responder con la otra palabra, sí fue sincero delante del Señor y le dijo, Señor, tú lo
sabes todo, yo no te puedo engañar a ti, ¿tú sabes quién eres para mí?

¿Qué hizo Jesús? ¿Cuál es la respuesta o la solución para que haya internamente un cambio
de amor? Por decirlo de alguna manera, no porque vamos a dejar de tener ese amor phileo, lo
vamos a seguir teniendo, está bien, es normal, también el Señor lo pone en nuestro corazón,
pero ese amor que Romanos 5:5 dice que fue derramado por el Espíritu Santo en nuestros
corazones, es el amor ágape no es el amor phileo, ¿cuál es la solución que le trajo Jesús a
Pedro para amar de la manera que estaba requiriendo? ¿Cuál les parece que fue? Está ahí
en el pasaje, ¿qué le dijo? Apacienta mis ovejas, cuida mis ovejas.
Amados, les quiero decir cuál es la evidencia del amor, un desbordamiento interior por las
demás personas, de tal manera que yo quiero que Dios haga todo lo que tiene que hacer con
ellas. Ésa es la evidencia más grande del amor, por eso le doy gracias al Espíritu de Dios, por
hacerme ver este pasaje como otras veces no lo había podido ver, porque no es una
recomendación de Jesús, apacienta mis ovejas, ocúpate, mira, te anticipo, porque como
además de apóstol también vas a ser pastor y vas a tener un corazón de pastor, entonces,
recuerda Pedro por favor, cuida las ovejitas, no te vayas a olvidar.

No está haciendo eso, lo que está haciendo es que con el poder de su Palabra está
despertando algo en su espíritu, que ahora ya vivía porque ya había recibido la nueva vida, el
soplo de Jesús ya había ocurrido, y cuando ese soplo de Jesús ocurrió, entonces con el
paquete de la nueva naturaleza, también fue derramado el amor ágape sobre la vida de
Pedro, ahora por el poder de la Palabra de Jesús, el Señor estaba diciendo, que se despierte
dentro de ti, que lo único que vale para tu vida es que ames a los míos como Yo los amo; si
los amas más abajo que Yo, no sirve, no es ese amor, no puede haber otra demostración más
grande que ese amor.

La evidencia más sublime de qué amor de Dios está en nosotros, no son las palabras que
decimos, no son las muestras aparentes de obediencia, no es lo lindo que nos comportamos,
es cuánto amamos a aquellos a quienes Dios ama, y que estamos dispuestos a entregar
nuestra vida completa para que el propósito de Dios se cumpla en sus vidas, fuera de eso no
queremos más. Eso es todo lo que queremos.

Cuando eso te ocurre por dentro, amado, ya te dejan de importar las bendiciones de Dios,
cuando lo pones en una balanza, las bendiciones de Dios no pesan nada; y no estoy
menospreciando las bendiciones de Dios, por favor, sería estúpido de mi parte menospreciar
las bendiciones de Dios porque día a día compruebo que sus bendiciones son
extremadamente abundantes, es demasiado lo que el Señor nos ha bendecido. Por eso,
decirle gracias, es como soltar una palabra al aire que se queda rebotando en las paredes y
en el techo, y no sirve para demostrarle a Señor, que de verdad valoramos quién es Él y
valoramos todo lo que nos ha dado.

Pero también, Él podría quitárnoslo todo, que esa determinación interna jamás se iría. Él
podría hacer desaparecer todo en un instante, ¿nos va a doler? Por supuesto, por supuesto,
es obvio, ¿pero va a cambiar mi determinación por el Señor? No, y cuando yo hable con los
demás no voy a hablar desde el dolor de todo lo que aparentemente no tengo, no voy a hablar
desde el sufrimiento de cuánto todavía no he visto que ha ocurrido en mi vida, no voy hablar
de que yo esperaba que Dios hiciera esto e hizo esto otro, no me va a importar. Cuando voy a
hablar con otros, quiero transmitirle lo que el Espíritu Santo tiene para decirle, porque lo que
estoy buscando es el bien de mi hermano.
Por eso, Jesús estaba despertando en el espíritu renacido de Pedro, la verdad de que el amor
ágape es incondicional y se brinda por entero a los demás, ése es verdadero amor. Hoy en
día, muchos creyentes expresan su amor al Señor, pero en muchos casos no tienen la
evidencia del amor, la evidencia del amor es, atender, cuidar, ocuparse, preocuparse, por
aquellos a quienes Dios ama, llámese Iglesia del Señor o llámese aquellos que todavía no le
conocen y no lo tienen. Quiero leer Juan 20: 21, simplemente porque quiero que recordemos
aquello que mencioné varias veces, lo vuelvo a leer en la Nueva Versión Internacional:

"—¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los
envío a ustedes. Y fíjense el 22; "Acto seguido, sopló sobre ellos y les dijo: —Reciban el
Espíritu Santo". Juan 20: 21-22

Ustedes saben que el Señor es perfecto ¿no? En su perfección, el Señor puso las cosas en el
orden que Él quería ponerlas porque eso era lo perfecto. Tal vez, humanamente hubiéramos
hecho al revés, ¿qué quiero decir? Si hubiéramos sido Jesús, hubiéramos llegado,
hubiéramos soplado que reciban la nueva vida, y una vez que recibieran a nueva vida, les
decimos, miren, como el Padre me envió, Yo los envío. Jesús no hizo eso, ¿saben por qué?
Porque Él tenía que anticiparles que la nueva vida que estaban a punto de recibir tenía un
objetivo y un propósito por encima de cualquier otra cosa, y era hacer la voluntad del Padre y
bendecir a toda persona sobre esta Tierra.

Como el Padre me envió, Yo los envío de la misma manera a ustedes, Yo vine acá con un
propósito, y por el amor incondicional que le tuve al Padre, estuve dispuesto a morir en la
cruz, porque ésa era la voluntad de Padre, de tal manera, que de la misma manera Yo los
estoy enviando a ustedes, para que sepan que tienen que darse por entero, hasta la muerte,
por amor a las personas a quien mi Padre ama.

Por eso Jesús, cuando estaba hablando con Pedro, al final después de la tercera pregunta y
la tercera respuesta le dijo, mira, tú cuando eras joven te vestías, ibas a donde querías, pero
ahora que seas viejo otros te van a llevar, no vas a hacer las cosas que quieras hacer, y le
estaba anticipando con qué clase de muerte iba a morir.

Ahora, si me permiten ponerlo en un plano espiritual, esas palabras también están dando a
entender, que mientras no se despierta ese amor a Dios que tiene que despertarse, vamos a
seguir siendo personas que nos vamos a vestir como queremos, y vamos a ir a donde
queramos. O sea, vamos a hacer lo que queremos hacer, eso es lo que pasa cuando sólo hay
amor fraternal, cuando hay un sentimiento valioso de amor por el Señor, yo termino
decidiendo lo que quiero hacer y cómo lo voy a hacer; pero cuando despierta en nosotros el
amor incondicional del Señor, ahora estamos dispuestos a que el Señor haga lo que quiera
con nosotros y como quiera hacerlo; no hay ni una palabra, ni un condicionamiento, ni un
"pero" de por medio. Ahora, sí hay boca cerrada, lo que nunca Pedro pudo hacer, cerrar su
boca; ahora iba a llegar el momento que iba a cerrar su boca. Es pasar de la inmadurez
espiritual a la madurez por causa del amor.

El último pasaje que quiero leer con ustedes, está en Hechos el capítulo 20, voy a leer desde
el versículo 22 al versículo 24, nuevamente en la Nueva Versión Internacional. Hechos 20
desde el 22 al 24, el apóstol Pablo se había reunido con varios pastores y ancianos de Éfeso,
y porque él estaba seguro de que ya no lo iban a volver a ver, y dentro de lo que estaba
diciendo, dice estas palabras:

"»Y ahora tengan en cuenta que voy a Jerusalén obligado por el Espíritu, sin saber lo
que allí me espera. Lo único que sé es que en todas las ciudades el Espíritu Santo me
asegura que me esperan prisiones y sufrimientos. Sin embargo, considero que mi vida
carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el
servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del
evangelio de la gracia de Dios". Hechos 20: 22-24

Esto es la evidencia del amor, el amor en Pablo le hizo decir, miren, primero yo voy a
Jerusalén obligado por el Espíritu, pero no es esa obligación que hace que yo a regañadientes
diga, ¡ay! No lo soporto, pero lo tengo que hacer porque me está obligando... No, es la
obligación de saber, que ésa es la voluntad de Dios y lo tengo que hacer, lo hace
voluntariamente. Pero, en segundo lugar les dice, yo sé que me esperan prisiones, me
esperan sufrimientos, pero ¿saben qué? Considero que mi vida carece de valor para mí
mismo. Si alguno quiere ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

¿Consideras todavía que tu vida es importante? Dedícate a ella. Jesús es claro, no atiendas
dos negocios al mismo tiempo. Consideras que tu vida es importante, que es muy valiosa, que
la tienes que conservar para ti mismo, dedícate a tu vida; sólo te anticipo, la vas a perder
eternamente, pero dedícate, sé definido, defínete. Ahora, si realmente me vas a seguir, tienes
que menospreciar hasta lo máximo tu vida y no valorarla para nada.

Pablo dijo, mi vida carece de valor para mí mismo, pero ¿por qué? Porque había un objetivo,
con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor
Jesús que es, el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. El único sentido para
Pablo de amar a Dios, y seguir viviendo sobre esta Tierra, era poder seguir haciendo bien a
todas las personas, y la mejor manera de hacerlo era anunciando el evangelio.

Amados, es tiempo de que en la Iglesia se muestre esta evidencia del amor, nosotros
podríamos hacer todos los planes, todos los proyectos, todas las actividades, intentar lograr
un objetivo de que muchos sean salvos, de que muchos vengan al conocimiento de la verdad,
pero saben que no depende de nada de eso, aunque está bien que se haga, y el Señor
siempre inspira por su Espíritu, para que hagamos lo que debemos hacer, el Señor no está
peleado con los planes, no está peleado con las metas, lo que el Señor puede estar peleado
es con la clase de amor que yo le manifiesto a Él.

Peleado en el buen sentido, en el sentido de darse cuenta, que con el amor que le decimos
que le tenemos no vamos a llegar a ningún lado, porque cuando viene la primer circunstancia
difícil vamos a dar un paso atrás, y solamente, vamos a resguardar nuestra vida a nuestra
manera, para que siga siendo lo que quiero que sea, para que se cumpla lo que yo anhelo
que se cumpla, para llegar al objetivo que me he propuesto hace mucho tiempo.

Entonces, si algo se mueve de ese esquema que yo me planteé, siento que las cosas no van
a salir bien. Con esa clase de amor, nunca veremos un derramamiento del Espíritu como
nunca antes sobre toda carne; pero con una Iglesia que tenga la evidencia del amor, que es
entregarse por entero hasta el punto de morir por el bien de los demás, yo te puedo asegurar
que si eso está en la Iglesia, entonces, todo lo que Dios quiere hacer en este mundo, lo hará,
lo hará, no depende de cuánto hagamos nosotros, aunque tenemos que hacer lo que hay que
hacer, depende de qué clase de amor tenemos para con Dios.

Así que, yo al terminar en este día, quisiera que oráramos juntos al Señor y quisiera que con
absoluta franqueza y sinceridad, cada uno en lo privado pueda orar al Señor, creo que caben
las palabras de Pedro en este momento, Señor, tú lo sabes todo... Yo le podría decir en
oración, mil cosas y muchas sonarían muy bien, pero lo que el Señor conoce es lo que está
adentro.

Así que, mientras estamos orando, ora tú también al Señor y dile, tú lo sabes todo, tú sabes
cuál es la realidad de mi corazón, tú sabes qué es lo que está en mi mente, tú sabes cuales
son mis objetivos, y qué es lo que he venido anhelando. Tú sabes hacia dónde quiero ir y a
dónde quiero llegar, pero lo único que comprendo hoy por el Espíritu, es que necesito
abandonar todas esas cosas para amarte a ti, incondicionalmente. Vamos a orar al Señor.

Padre, te damos gracias por el Espíritu Santo que siempre nos habla la verdad. Gracias
Señor, por hacernos ver aquellas cosas que tantas veces leemos y conocemos, pero
que en las oportunidades que el Espíritu abre nuestro entendimiento, podemos
descubrir la profundidad de lo que Tú haces y a dónde nos quieres llevar.

Hoy yo te agradezco Señor, por habernos llevado a la profundidad de aprender a amarte


como Tú estás esperando ser amado, y tener en nosotros la evidencia más grande que
esta clase de amor puede tener, el brindarnos por entero, como tu Iglesia, a aquellos
que te necesitan, hacia nosotros mismos como miembros del cuerpo, pero en especial
a aquellos que aún no te conocen.

Hoy Señor, oramos con sinceridad en nuestro corazón, te decimos como Pedro, Señor,
tú lo sabes todo, no queremos decirte palabras que suenen muy bien, mucho menos
quisiéramos hacerte promesas de las que muchas veces nos hemos acostumbrado a
repetir y hacerte, pero que se quedan a mitad de camino cuando se presentan las
circunstancias difíciles, o bien, cuando las cosas no salen como habíamos planeado.

Señor, queremos dejar esa manera de comportarnos delante de ti, Señor queremos que
por tu Palabra y la acción de tu Espíritu, avives este amor que has depositado dentro de
nosotros, no estamos hablando de un amor externo, estamos hablando de un amor que
es parte de la naturaleza divina que hemos recibido.

Señor, cuando pensamos en ti pensamos en amor, porque Tú eres amor, no tienes


amor, no nos diste de lo que tienes, nos transmitiste lo que eres. Por eso, dentro de
nosotros, en esta naturaleza divina que nos has dado, habita esa misma clase de amor,
queremos responder a ella y queremos para eso negarnos a nosotros mismos, a
cualquier anhelo personal, a cualquier pensamiento personal, a cualquier heroísmo
personal por más lindo que suene.

Señor, queremos abandonarnos en ti, queremos que lleves a cabo tus planes por
entero, de principio a fin, porque tenemos una meta, no queremos satisfacernos a
nosotros mismos, queremos que tu voluntad y tu propósito se cumplan plenamente a
través de nuestras vidas. Por eso Señor, despierta por tu Espíritu, este amor que has
depositado dentro nuestro, de tal manera que empecemos a ver a nuestros hermanos y
empecemos a ver a aquellos que nos rodean todos los días en todo lo que hacemos,
como Tú los amas y lo que Tú quieres producir en sus vidas. Que seamos instrumentos
para bendecir a otros, que dejemos a un costado y a un lado la preocupación por
nosotros mismos, que abandonemos los planes y las metas que estamos queriendo
alcanzar; de nada sirve, vamos a terminar perdiendo la vida, porque de eso te has
encargado de decirlo para que estemos claros.

Señor, no queremos confundirnos ya más, queremos brindarnos por entero. Y yo te


pido, Señor, que uses la circunstancias que Tú sabes que necesitas usar, el momento
que Tú necesitas usar, la persona aun, que Tú necesites usar, para que despiertes esto
en la vida de tu Iglesia alrededor del mundo.

Señor, en cada miembro de tu Iglesia, en cada hijo e hija tuya, Señor tu Iglesia no puede
seguir amándote con un amor de emoción, no es que esté mal ese amor, no es que esté
mal que te valoremos como el Señor, pero el punto es, que ese amor se puede
desvanecerse en cualquier momento. Despierta tú Señor, por cualquier circunstancia
que sea perfecta para ti, para que tus hijos te amemos con un amor incondicional y que
empecemos a brindarnos enteramente, por el bien de otros.

Ahí veremos a una Iglesia llena de gracia, una Iglesia llena de poder, una Iglesia llena
de autoridad, una Iglesia que se levanta en esta Tierra para mostrar a Cristo, y todo lo
que sale de ella es lo mismo que está en ti, de tal manera que nada ni nadie, ni el mismo
diablo ni los demonios ni el infierno, pueden detener la manifestación de tu Iglesia en
medio de este mundo, ni tampoco pueden detener el derramamiento del Espíritu como
ha sido prometido.

En el nombre de Jesús, nosotros oramos confiando en la obra sobrenatural del Espíritu


Santo, y sabiendo Señor, que Tú nos estás llevando a esta realidad. Gracias, porque
ese amor está en nosotros, gracias porque lo hemos recibido, gracias porque no
necesitamos recibir nada más de lo que ya hemos recibido, está ahí adentro, solamente
nos negamos a nosotros mismos para vivir para ti, y para amar a los demás como Tú
los amas.

Te honramos y te damos a ti toda la gloria y toda la alabanza que mereces porque


somos tu Iglesia y porque solamente podemos vivir para ti, en el nombre de Jesús.
Amén y amén.
AUTORIDAD PARA VENCER

17 mayo de 2015

¡Cuánto gozamos nosotros de todo lo que el Señor nos ha dado! No sé si se alguna vez se ha
puesto a pensar realmente, cuánto el Señor nos dio, y cuánto está a nuestro favor para poder
vivir la vida de todos los días; pero también para poder vivir momentos, circunstancias,
situaciones, que no son como las de todos los días, porque es verdad que hay situaciones
que son normales, comunes, posiblemente pasa mucho tiempo y no ocurre nada en particular,
todo es más o menos normal, pero también momentos de la vida donde ocurren situaciones
fuera de lo normal, y ya sea para los momentos cotidianos como para aquellos momentos
particulares que el Señor nos permite vivir, todo lo que hemos recibido de Cristo y estamos
capacitados para poder enfrentar cualquier situación.

Y hay algo que en este día, vamos a compartir y tiene que ver con la lucha espiritual que,
como Iglesia del Señor, siempre tenemos. Somos conscientes de que vivimos constantemente
una lucha espiritual. Muchas veces la lucha espiritual se acrecienta precisamente en esos
momentos donde las cosas no son como todos los días, donde uno percibe que hay algo más
allá que está ocurriendo, pero para poner un antecedente, y para poner una base a lo que
vamos a compartir, quiero que veamos como ejemplo, algunas situaciones que vivió Jesús
cuando estuvo en la Tierra, y voy a leer algunas de ellas de corrido, todas en el evangelio de
Mateo. Voy a empezar en el capítulo 8, versículo 28, yo voy a leer todos los pasajes en la
Nueva Versión Internacional. Dice así Mateo 8 desde el versículo 28:

"Cuando Jesús llegó al otro lado, a la región de los gadarenos, dos endemoniados le
salieron al encuentro de entre los sepulcros. Eran tan violentos que nadie se atrevía a
pasar por aquel camino. De pronto le gritaron: —¿Por qué te entrometes, Hijo de Dios?
¿Has venido aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado? A cierta distancia de
ellos estaba paciendo una gran manada de cerdos. Los demonios le rogaron a Jesús:
—Si nos expulsas, mándanos a la manada de cerdos. —Vayan —les dijo. Así que
salieron de los hombres y entraron en los cerdos, y toda la manada se precipitó al lago
por el despeñadero y murió en el agua." Mateo 8: 28-32 / NVI

Vayan al capítulo 9, versículo 32; 9: 32 dice así:

"Mientras ellos salían, le llevaron un mudo endemoniado. Así que Jesús expulsó al
demonio, y el que había estado mudo habló. La multitud se maravillaba y decía: «Jamás
se ha visto nada igual en Israel.»" Mateo 9:32- 33 / NVI

Vayan al capítulo 12 por favor, versículo 22, capítulo 12 de Mateo, versículo 22:
"Un día le llevaron un endemoniado que estaba ciego y mudo, y Jesús lo sanó, de modo
que pudo ver y hablar. Toda la gente se quedó asombrada y decía: «¿No será éste el
Hijo de David?»" Mateo 12:22-23 / NVI

Antes de leer una nueva situación con Jesús, quiero que nos detengamos para realmente
pensar cómo Jesús enfrentó estas situaciones. Todos podríamos decir claramente, que es una
situación de lucha espiritual, porque había personas tomadas por demonios, que además tenían
consecuencias, como es obvio, Satanás cuando se mete con alguien no lo deja igual, lo echa a
perder todo lo que pueda.

Entonces vemos la consecuencia de personas endemoniadas. Pero lo que a mí me llamó la


atención y siempre me ha llamado la atención, es ver a Jesús que nunca, ni se puso nervioso,
que nunca se atemorizó por semejante situación, ni mucho menos comenzó a rogar con
insistencia a los demonios para ordenarles que salieran, hasta que lograra que ellos
obedecieran. Muchas veces, tenemos una idea de lo que puede ser la lucha y la guerra
espiritual, y enfrentarnos a los demonios, que significa luchar y luchar y luchar y luchar... y
luchar hasta ver cuándo el diablo va a ceder, pero yo no puedo ver ese reflejo en Jesús;
jamás veo a un Jesús por horas teniendo que luchar con los demonios hasta que los
demonios salieran.

Es más, en el primer caso que vimos y que leímos hoy, nos dimos cuenta que ni siquiera
Jesús se dirigió a esos demonios, los demonios salieron, obviamente en las personas en la
que estaban, salieron de medio de los sepulcros donde siempre vivían y se le enfrentaron al
Señor, oye, ¿por qué nos vienes a molestar? Antes de la hora señalada ya vienes a
entrometerte con nosotros, e inmediatamente después, le dijeron, si nos expulsas mándanos
a los cerdos. A ver, por anticipado, los demonios sabían cuál iba a ser el destino.

Muchas veces nosotros al luchar, en nuestra mente, estamos luchando porque no estamos
seguros de cuál es el destino del diablo; y luchamos hasta ver si él va a ceder para poder salir
de esa situación o de esa circunstancia, pero ésa no es la realidad espiritual en la cual el Señor
nos puso a cada uno de nosotros. Ahora, vamos a ver un ejemplo más de Jesús, también en
Mateo, el capítulo 17, por favor, Mateo 17, voy a leer desde el versículo 14, dice así:

"Cuando llegaron a la multitud, un hombre se acercó a Jesús y se arrodilló delante de


él. —Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. Muchas
veces cae en el fuego o en el agua. Se lo traje a tus discípulos, pero no pudieron
sanarlo. —¡Ah, generación incrédula y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo
tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme acá
al muchacho. Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó
sano desde aquel momento.
Después los discípulos se acercaron a Jesús y, en privado, le preguntaron: —¿Por qué
nosotros no pudimos expulsarlo? —Porque ustedes tienen tan poca fe —les
respondió—. Les aseguro que si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza,
podrán decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladará. Para
ustedes nada será imposible." Mateo: 17: 14-20 / NVI

Aquí la situación para Jesús, no cambió de cómo había sido. ¿Qué quiero decir? Cuando
Jesús se enfrentó al demonio actuó de la misma manera que siempre había actuado, nada fue
distinto, pero lo que sí cambió fue la situación para los discípulos. ¿Por qué? Porque los
discípulos también se enfrentaron a este demonio y no pudieron expulsarlo. Entonces el papá
del muchacho, obviamente se acercó a Jesús y le dijo, Jesús ten compasión... ¿Por qué?
Porque mi hijo sufre terriblemente, pero se lo traje a los discípulos y los discípulos no pudieron
hacer nada.

Y uno nota un enojo de parte de Jesús, ¿sí o no? Las palabras de Jesús no son normales,
porque Él dice, generación incrédula y perversa, ¿Hasta cuándo tendré que estar con
ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? ¿Se enojó o no se enojó Jesús? Sí, se
enojó, por si alguno tiene dudas de que Jesús, alguna vez, se hubiera enojado, aquí se ve que
Jesús sí se enojó alguna vez, aún la Palabra nos dice a nosotros, enójense pero no pequen.
Quiere decir, que hay muchas veces que nos podemos enojar porque hay algo que
espiritualmente está mal.

Así que, si alguna vez notas que el Señor se enoja contigo, no es porque no te ama, es
porque se da cuenta que hace mucho tiempo hay una situación que está mal, espiritualmente
está mal; y tiene que cambiar de una vez por todas. Eso es parte del amor de Dios, aunque
no es mi tema hoy, pero lo que vemos, es a un Jesús enojándose con los discípulos, ¿por
qué? Porque no pudieron hacer lo que les correspondía hacer.

Ahora, cuando ya todo pasó se acercaron, obviamente, y le dijeron en privado por supuesto,
para no exponerse ante los demás, ¿Señor, por qué no pudimos nosotros sacarlo afuera a
este demonio? Y Jesús les respondió muy sencillo, por falta de fe, por su poca fe; si ustedes
tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza le dirían a esta montaña que se echan al mar
y la montaña lo haría, para ustedes nada será imposible, si tienen ésa fe.

Hace un mes, aproximadamente, escuchamos una Palabra del Señor por boca de Daniel
Cipolla, donde nos hablaba precisamente, de la unidad que existe entre la fe y la autoridad.
Cuando nosotros, como Iglesia del Señor, desconocemos quién es el Señor y la autoridad que
Él tiene, entonces carecemos de fe, y ante la falta de fe no podemos ser un canal de la
autoridad de Dios para que ocurra lo que Dios tiene determinado.
Ahora, imagínense que en la guerra espiritual para la Iglesia, lo que la Iglesia hace es ser el
canal del Señor para que lo que está en el corazón de Dios que debe ocurrir en la Tierra,
ocurra, porque la Iglesia sabe que Dios tiene autoridad y ha determinado que las cosas fueran
de una manera. Entonces, cuando la Iglesia está luchando espiritualmente, tiene entendimiento
de que el Señor, tiene completa, absoluta y total autoridad, y eso genera una fe sin límites en el
corazón de la Iglesia, de tal manera que puede hacer aguerridamente lo que tiene que hacer, y
ya sabe por anticipado que el final, es un final de victoria.

Ahora quiero que vayamos Efesios 1, y vamos a leer algo que Pablo les escribió a los
cristianos en esa ciudad de Éfeso, y que está muy relacionado con esto que estamos
compartiendo. Conocemos muy bien este pasaje porque muchas veces, seguramente lo
hemos leído, pero hoy vamos a mirar algunas cosas muy importantes. Vamos a ver Efesios 1
desde el versículo 15 hasta el versículo 23, yo lo voy a leer en este caso, en la Reina Valera
Contemporánea, dice:

"Por esta causa también yo, desde que supe de la fe de ustedes en el Señor Jesús y
del amor que ustedes tienen para con todos los santos, no ceso de dar gracias por
ustedes al recordarlos en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo,
el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él.
Pido también que Dios les dé la luz necesaria para que sepan cuál es la esperanza a la
cual los ha llamado, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y
cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros, los que creemos,
según la acción de su fuerza poderosa, la cual operó en Cristo, y lo resucitó de entre
los muertos y lo sentó a su derecha en los lugares celestiales, muy por encima de todo
principado, autoridad, poder y señorío, y por encima de todo nombre que se nombra, no
sólo en este tiempo, sino también en el venidero. Dios sometió todas las cosas bajo sus
pies, y lo dio a la iglesia, como cabeza de todo, pues la iglesia es su cuerpo, la plenitud
de Aquel que todo lo llena a plenitud." Efesios 1:15-23 / RVC

¿Qué era lo que oraba Pablo por los creyentes en Éfeso? Para que tuvieran espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él. Amados, tener revelación no es llenarnos
de mayor información y conocimiento intelectual, porque estamos aquí, por ejemplo, y
escuchamos la Palabra, y obviamente esa palabra que escuchamos trae a nuestra mente
información que, posiblemente antes no teníamos.

No es estar en casa leyendo la Palabra o buscando algún libro de ayuda para poder
comprender la profundidad de cierto pasaje, el contexto histórico, etc. etc. Eso es muy bueno,
pero lo que Pablo estaba declarando y orando para los Efesios era, que recibieran espíritu de
sabiduría y revelación en el conocimiento de aquél que es Dios y Señor. Alguien que está más
allá de las palabras, alguien que está más allá de un libro, alguien que está más allá del
conocimiento intelectual de todo lo que Él puede ser.

¿De qué depende de que la autoridad en la Iglesia se haga manifiesta? De la revelación que
la autoridad tenga del Señor Jesucristo. A mayor revelación de Cristo mayor autoridad
manifestada, a menor revelación de Cristo, cuando nos enfrentemos a situaciones de lucha,
vamos a temer, ¿por qué? Porque no habrá una fe segura sabiendo por anticipado el
resultado. Y eso es lo que muchas veces, tristemente debo decir, nos ocurre como Iglesia del
Señor. Sí, luchamos, somos conscientes que hay una situación determinada que requiere de
una lucha y de una guerra espiritual, pero al luchar nos falta esa revelación del conocimiento
del Señor, de su grandeza y de su poder, que excede cualquier cosa que pudiéramos
imaginar, y al desconocer esa realidad de Él, no podemos luchar con convicción.

Es más, muchas veces ésa es la razón por la cual seguimos luchando constantemente y
parece que nunca nos detenemos. Y yo digo, pero a ver, ningún ejército puede luchar sin fin,
en algún momento la lucha tiene que acabar, alguien tiene que vencer, pero parece que
nosotros luchamos, y luchamos, y luchamos y pasan los años, y seguimos luchando
espiritualmente, por las mismas cosas... ¿y cuándo se va a ver la victoria del Señor?

No es posible, estamos equivocados de la manera en la que estamos viendo la lucha


espiritual, no estamos actuando como ese Jesús que caminó en la Tierra, y que ante cualquier
demonio, simplemente dijo la Palabra que tenía que decir, sabiendo que ocurría en ese
momento lo que debía ocurrir; y la lucha terminó. Habrá una nueva lucha, pero ésa lucha ya
terminó.

La revelación en el conocimiento de Cristo, nos hace comprender todo lo que Él es, todo lo
que tiene, y todo lo que hemos recibido, porque por eso Pablo después les dice, pido también
que Dios les dé la luz necesaria para que sepan cuál es la esperanza a la cual los ha llamado,
cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente
grandeza de su poder para con nosotros, los que creemos, según la acción de su fuerza
poderosa, la cual operó en Cristo, y lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha
en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado, autoridad, poder y señorío, y
por encima de todo nombre que se nombra, no sólo en este tiempo, sino también en el
venidero.

¿Cuál es la fuerza poderosa que nos habita? La misma que levantó a Cristo, lo resucitó, lo
sentó a la derecha de Dios, e hizo que estuviera por encima de todo lo que se llame demonio,
protestad, ángeles, poderes, lo que sea. Aunque hubiera algo que tú no conozcas, sobre eso,
también está sentado Cristo. Quiere decir, que hoy puedo saber con lo que estoy luchando,
pero dentro de una semana no sé con qué me voy a enfrentar, pero aún sobre eso, Cristo
también está por encima.
Cuando tengo esa dimensión del Cristo que me habita, y que además, como también lo está
diciendo Pablo aquí, somos como cuerpo aquellos que reflejamos el poder de la cabeza,
somos la plenitud de aquél que lo llena todo en todo. Quiere decir, que no puede haber ningún
impedimento para que el ejercicio del poder, se manifieste la autoridad del Señor tiene que
pasar por nosotros y hacer que las cosas ocurran de acuerdo a la voluntad de Dios, no puede
haber un impedimento, no puede haber una traba, porque la traba nunca será de parte del
Señor. La traba es que no hemos conocido al Señor en la dimensión necesaria y entonces
nuestra fe empieza a decaer. Ahora, en Efesios también vamos a leer el capítulo 2 y versículo
6, lo leo en la Nueva Versión Internacional, dice así:

"Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las
regiones celestiales". Efesios 2:6

A ver, hace un momento leímos que Pablo le decía a los efesios, entiendan que este poder,
esta fuerza sobrenatural, operó en Cristo, lo resucitó y luego lo sentó en los lugares
celestiales al lado del Padre. Ahora Pablo por el Espíritu, está escribiendo en unión con Cristo
Jesús, Dios nos resucitó a nosotros y ¿dónde nos hizo sentar? Con Él en las regiones
celestiales. Quiere decir que la posición de Cristo y la posición de la Iglesia, no son dos
posiciones distintas.

A ver, no es que Cristo en este momento está sentado allí arriba y nosotros, hasta que nos
encontremos por la eternidad con Él, estaremos sentados allí arriba. Entonces, ¿ahora dónde
estamos? Acá abajo, no, no, no es así, físicamente estamos acá abajo, porque necesitamos
tocar este suelo para tener contacto con aquellos que necesitan a Cristo, por eso estamos acá
abajo, pero espiritualmente no estamos acá abajo, espiritualmente estamos allá arriba.

Y déjame decirte algo, aquellos que saben de guerra, sobre todo aquellos que arman las
estrategias de guerra, saben que si el Ejército está en una mayor altura que el enemigo y lo
puede ver desde otra posición, puede adelantarse y pueden prever cómo va a actuar para
vencer más rápidamente.

¿Saben lo que está diciendo con esto el Señor? Yo te puse en esa posición para que veas por
arriba del enemigo, dónde está él. Jamás te va a poder sorprender, aunque no sepas lo que
vaya a hacer, no te puede sorprender porque estás en una posición más arriba de tu enemigo;
y estás viendo, tienes la habilidad porque Yo te la di, de ver todo lo que él va a hacer. Desde
esa posición, es que luchamos, no desde la Tierra, desde los lugares celestiales con Cristo.
Quiero leer Efesios 3:10, dice:

"El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad, se dé a conocer
ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones celestiales."
Efesios 3:10

Iglesia, no sé no si alguna vez te pusiste a pensar alguna de las funciones que el Señor mismo
nos delega por la Palabra, ¿qué hace la Iglesia? Es muy sencillo, que la sabiduría de Dios en
toda su diversidad sea conocida a través de nosotros, ¿por quienes? Por poderes y autoridades
en las regiones celestiales. Hay cosas, y lo dice la Palabra, que ni los ángeles conocen, pero
nosotros conocemos, de la sabiduría de Dios, pero sobre todo, nosotros sabemos quién es el
Señor y cómo va a actuar y conocemos su poder ilimitado, y eso se lo damos a conocer a
cualquier poder del enemigo que se no enfrente.

Quiere decir, que venimos como algo así, como con carta de presentación para decir, no te
olvides diablo que venimos en Nombre de aquel que ya hizo todas las cosas, que tiene un
poder ilimitado, y su sabiduría se va a manifestar para demostrarte que estás vencido, en ese
Nombre y en esa autoridad, es que nosotros nos presentamos. Ahora vayan por favor a
Hebreos el capítulo 2 y el versículo 14, dice:

"Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza
humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es
decir, al diablo—." Hebreos 2:14

A ver, la Palabra aquí está afirmando algo que tiene que ser el punto número uno en mi lista
de seguridad. Claro, si yo quiero estar seguro de lo que soy y lo que tengo en Cristo, el punto
número uno debiera ser ése, ¿por qué? Porque dice que Jesús compartió la misma carne y
hueso que nosotros tenemos, ¿para qué? Para anular mediante la muerte, cuando Él murió, al
que tiene el dominio de la muerte, es decir, al diablo.

La muerte de Jesús, no sólo era para rescatarnos a nosotros. A ver, claro obviamente, que es
demasiado importante poder seguir entendiendo y proclamando que la muerte de Jesús salva
al ser humano, claro que sí, pero hay algo todavía que fue más allá en el poder y la sabiduría
de Dios, para prever la clase de vida que nosotros, como Iglesia de Cristo, teníamos que vivir
en la Tierra, el previó que viviéramos una vida de victoria, y para eso, en la muerte anuló
cualquier cosa que le perteneciera al diablo. Lo dejó sin efecto al diablo mismo.

En otras versiones dicen, destruyó al diablo, pero es lo mismo, el punto es, ustedes se pueden
preguntar, ¿bueno, pero no los destruyó porque yo muchas veces me doy cuenta que todavía
sigue molestando? No, no... está bien, pero es totalmente diferente. ¿Sabes por qué molesta?
Porque sabe que está anulado y destruido, molesta como aquel que dice, mientras todavía no
tenga mi destino eterno, que va a ser el lago de fuego, mientras no llegue ahí, yo quiero ver a
cuántos puedo arrastrar conmigo a esta destrucción. Sencillo, yo ya estoy destruido, pero voy
a ver a cuántos puedo también llevar conmigo.
¿Con quién sí lo puede hacer? Primero, con aquellos que están desprotegidos porque no
tienen la cubierta del poder y de la gracia del Señor. Por eso a nosotros debiera pesarnos
saber que la gente que nos rodea está absolutamente desprotegida de cualquier clase de
poder de Dios, y el diablo la puede arrastrar como se le dé la gana.

¿Dónde está la diferencia? Que cuando tú y yo, como Iglesia de Cristo, llegamos a un lugar y
estamos con gente que vive desprotegida, pero se hace presente a través de nosotros la
protección sobrenatural de Dios, el diablo ya no puede permanecer, porque lo que estamos
haciendo con nuestra presencia y con la autoridad de Cristo que está en nosotros, es
recordarle al diablo lo que Jesús ya hizo en la cruz, y muchas veces, ni una palabra tenemos
que decir para eso, una vez que estamos allí, como pasó con el primer ejemplo de leímos de
Jesús, ¿no? Jesús no dijo nada, pero los endemoniados salieron de los sepulcros a gritarle, y
a decirle a Él, ¿por qué nos molestas? Porque la presencia del Señor estaba manifestando
que se había acabado el tiempo para ellos.

A ver amados, cuando estás en el trabajo, en la escuela, en el vecindario, en el súper, te


rodean muchísimas personas absolutamente desprotegidas a quienes el diablo las zamarrea y
hace con ellos lo que quiere, pero cuando tú estás ahí, llegó la presencia del Señor, la
protección de Dios, y en ti mismo está la declaración de anulación para el diablo, la presencia
de Cristo en ti, en mí, le vuelve a recordar que él no puede hacer nada.

Por eso, una de las cosas que debiéramos sacar de nuestro vocabulario es, esta persona
¡qué difícil es para el evangelio! ¡qué duro es! Porque esas expresiones no están hablando
sobre la persona, están hablando sobre la influencia que el diablo tiene sobre ellas, ¿y sabe lo
que hacemos sin darnos cuenta? Estamos poniendo en un nivel más alto al diablo, que ya no
tiene ningún poder.

A ver, no sé si logro darme a entender, pero necesitamos ver que cuando hacemos eso, es lo
mismo que les pasó a los discípulos cuando no pudieron expulsar al demonio, es la misma
cosa, porque al decir, ¡qué duro es, qué difícil para el evangelio! Estoy yo mismo diciendo, ni
siquiera el poder que levantó a Cristo de la muerte y que lo hizo sentar a la derecha de Dios,
puede cambiar a esta persona, cómo se me podía ocurrir a mí que el poder sobrenatural de
Dios, que no tiene límites, no puede cambiar al ser humano, claro que lo puede cambiar, en
realidad yo debía ver, que cuando ahí está la presencia del Señor, algo empezó a ocurrir; y lo
primero que ocurre, es que el diablo tiene que salir, el diablo ya está advertido que Jesucristo
ya se hizo presente en ese lugar a través de nosotros como Iglesia, no puede permanecer, su
actividad opresora sobre la gente no puede continuar.

Pero ¿sabes de qué depende? De que nos sea revelado quién es Cristo para nosotros, si se
abre nuestro entendimiento espiritual para ver toda la magnitud del Cristo que nos habita,
vamos a caminar aún de otra manera sobre este mundo, va haber una seguridad y una
firmeza en nuestro paso, una determinación en nuestras acciones, palabras de fe y de
autoridad cuando hablamos, no va haber temor al enfrentar ninguna situación, ¿por qué?
Porque sabemos de parte de quién estamos en ese lugar. Ahora, quiero ir por favor a
Colosenses el capítulo 2, voy a leer desde el versículo 8, también en la Nueva Versión
Internacional:

"Cuídense de que nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue
tradiciones humanas, la que va de acuerdo con los principios de este mundo y no
conforme a Cristo. Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y
en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud.
Además, en él fueron circuncidados, no por mano humana sino con la circuncisión que
consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó Cristo.
Ustedes la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo. En él también fueron
resucitados mediante la fe en el poder de Dios, quien lo resucitó de entre los muertos.
Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin
embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y
anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda
que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y
por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal."
Colosenses 2:8-15

Amados, esto ya fue hecho a nuestro favor, por eso hoy empecé diciendo, cuánto tenemos de
parte de Cristo. Tenemos mucho más de lo que meditamos a diario, pensamos más o en lo
que no tenemos, o en la dificultad, o en la circunstancia, más que meditar en lo que ya hemos
recibido, porque si tan sólo leyéramos este pasaje que acabo de leer, cada mañana, nuestro
día cambiaría.

¿Qué es una de las cosas tradicionales en la tarea del diablo? Acusarnos, ¿sí o no? Ésa es
una de las estrategias más clásicas del diablo, viene a acusarnos, estás mal en esto, hiciste
mal aquello, recuerda que tú tienes este problema hace años, no te olvides que tú eres así,
hace años que vienes luchando con lo mismo, ¿sí o no? ¿nos acusa o no? Que fácil sería leer
Colosenses 2 y decir, Dios nos dio vida en unión con Cristo al perdonarnos todos los pecados
y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley, Él anuló esa deuda que
nos era adversa, clavándola en la cruz.

A ver, si te detienes un minuto en recordar esta Palabra y la declaras con fe, ¿el diablo puede
seguir acusándote? De la única manera que lo podría seguir haciendo es que tú, a propósito,
estés pecando contra Dios. Ahí sí, claro, porque cada vez que pecamos contra Dios, estamos
abriendo legalmente una puerta para que él tenga influencia, para que el diablo, quiero decir,
tenga influencia sobre nosotros, pero si es una acusación para recordarnos aquello por lo cual
ya fuimos perdonados, y aquello que sabemos que el Espíritu del Señor está haciendo una
tarea en nuestro interior, no hay ninguna acusación que pueda ser válida en nuestra contra.

Y déjame decirte, eso también es lucha espiritual, porque cuando el diablo viene con esa
clase de ideas a nuestra mente, es cuando nosotros tenemos que simplemente estar parados
allí para declarar lo que viene de Dios, ni siquiera cómo me siento, es muy poco importante
cómo me siento, lo que es muy importante es lo que Dios ya hizo a través de Cristo en mí,
cuando yo lo declaro, el diablo no va a poder seguir enfrentándose a ti ni a mí, no lo puede
hacer.

Ahora, fíjese que más decía al final el versículo 15, al final de la parte que leímos, desarmó a
los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo, los humilló en público al exhibirlos en su
desfile triunfal. Esto alguna vez creo que lo dije, pero esta figura era muy gráfica para ese
tiempo, por eso Pablo lo usó, porque cuando un ejército vencía iba por las calles de la ciudad
teniendo, digamos, tomados a los soldados del otro ejército y los exhibía por las calles, para
declarar con esa exhibición pública que habían triunfado y que los otros estaban vencidos.

¿Qué está haciendo Pablo usando este ejemplo? Mostrando lo que ocurrió a nivel espiritual. A
nivel espiritual desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo, Dios los
humilló en público e hizo un desfile triunfal, y dijo aquí están, ¿ven todos esos poderes
diabólicos? Al mismo diablo, aquí está, ya está vencido, ya la guerra se determinó, no hay que
esperar para ver quién es el victorioso, la victoria ya está dada, el victorioso es uno solo y lo
seguirá siendo por eternidad.

Así que no hay nada más que preguntarse, solamente mirar que los demás han quedado
desarmados, y ahora están tomados por el que es más fuerte. Vayamos a Efesios 6, por
favor, y vamos a leer algo que es muy específico para hablar de lucha o de guerra espiritual.
Efesios 6, no lo voy a leer completo, pero voy a leer desde el versículo 10 al versículo 13, que
es en donde me quiero detener, para que observemos algunas cosas:

"Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de
Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no
es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades
que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las
regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando
llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza." Efesios 6:10-13

Claro que hay una lucha, y la Palabra lo dice, pero el punto es que la lucha nunca es contra
personas, el diablo muchas veces va a usar a personas para enfrentarse a nosotros, ¿por
qué? Porque sabe que la primera reacción que tenemos los seres humanos, es enojarnos con
la persona, entonces, de esa manera logra desviar nuestra atención, para que en vez de que
estemos enfocados en que la lucha la tenemos contra él, contra el diablo y contra sus
huestes, ahora nosotros tenemos una lucha con la persona que nos hizo algo, nos desenfoca.

¿Qué tenemos que hacer nosotros? Volver a recordar que la Palabra afirma una realidad, nuestra
lucha no es contra personas, jamás, y te pueden hacer lo peor, ¿eh? A ver, te pueden hacer lo
peor, pero nunca culpes a la persona por lo que te está haciendo, porque detrás de esas acciones
de la persona está el diablo, están sus huestes, están los demonios moviendo a la persona para
usar una manera práctica de agredirte.

Entonces, nuestra lucha está, es evidente, pero no es contra personas, pero aunque la lucha
sea contra los poderes, contra la huestes de maldad, contra las potestades, yo no me puedo
olvidar lo que acabamos de leer en Colosenses, ya fueron desarmados, ya fueron mostrados
públicamente como derrotados, están dando los últimos coletazos mientras les quede tiempo
para ver a quién más arrastran; y si te pueden echar la vida a perder lo van a hacer, claro, lo
van hacer, pero ya están derrotados.

Al enfrentarme, me enfrento desde la posición de victoria que Cristo ya ganó y desde esa
posición, dice que tengo que resistir. Mire les voy a leer los últimos dos versículos y pasajes,
uno en Santiago 4:7, relacionado con esto para que veamos una unidad con lo que acabamos
de leer:

"Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes." Santiago 4:7

Vayan ahora a 1 Pedro 5, por favor, versículos 8 y 9, dice:

"Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como


león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe,
sabiendo que sus hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase de
sufrimientos." 1 Pedro 5:8-9

Si ustedes notan con atención, tanto en Efesios, como en Santiago, como en Pedro, la
Palabra nos insta a resistir al diablo. La figura de resistir, es algo así como estar parado
enfrente, firme oponiéndose a cualquier cosa que va hacer contra mí, pero no en la figura de
salir al ataque. Es más, hoy no leí toda la armadura de Dios, les pido que en casa la lean,
sigan leyendo Efesios 6 y para que lean toda la armadura de Dios.

Ahora, se van a dar cuenta de algo en la armadura, ninguno de los elementos mencionados
allí, salvo uno son de ataque, todos son de defensa, de protección, la espada del Espíritu, que
es la Palabra, es el único elemento mencionado como elemento de ataque, ¿qué quiere
decir? Que no es que nosotros nos despertamos cada mañana a decir, a ver, ¿dónde está el
diablo? Y a ver le voy a cortar la cabeza el día de hoy. No, ¿sabe por qué no? Porque eso es
perder el tiempo, porque Dios no nos puso en la Tierra para cortarle la cabeza al diablo,
porque Él ya se la cortó, nos puso en la Tierra para conquistar los corazones por el evangelio,
la gracia y el poder de Dios, de aquellos que no tienen a Cristo. Cuando hacemos esa tarea,
es cuando el diablo se nos viene contra nosotros, por eso ¿qué hacemos nosotros? Resistir,
estamos firmes, no nos va a poder bajar.

Déjeme decirlo así, no nos va a poder bajar, que golpee, que ataque, que haga lo que se le dé
la gana, vamos a permanecer firmes, ¿porque somos muy valientes? No, porque estamos
parados en la verdad de Cristo, porque sabemos que el que nos habita es el que triunfó, es el
que ya lo decapitó, es el que declaró la sentencia de que está completamente anulado y no
puede hacer nada.

Así que, cualquier cosa que el diablo quiera hacer, nunca va a prosperar en mi contra, no
puede prosperar. Es más, yo quiero que ustedes vean esto, en muchas oportunidades
confundimos una situación o una circunstancia particular que estamos viviendo, y sobre todo
si la circunstancia permanece, o sea, no se acaba pronto, la confundimos con que ahí está el
diablo todavía, casi a punto de vencer. Es un error pensar así, el diablo está vencido, el único
que está permitiendo que la situación se estire, ¿quién es? Es el Señor, sino vean, al leer Job,
el diablo se presentó ante el Señor y el Señor es el que lo autorizó a ir a molestar a Job, y a
hacer todo lo que hizo, fue con el permiso de Dios.

Quiere decir que, no mires ni siquiera una circunstancia que estás viviendo, aunque te
parezca que ya se alargó, como que el diablo todavía está ahí, a ver si me logra vencer o si
todavía me mantengo hasta el final. No, ya está vencido, es el Señor el que la está estirando
porque quiere ver cuál va a ser mi reacción, quiere ver si yo estoy igual el día quince como el
día uno, claro, porque cuando todo empieza tengo toda la armadura bien puesta, pero el
quince ya, ya paren los golpes, ya, ya... ¿no? Como cantaba Alberto Cortés, ¿no? "Paren el
mundo me quiero bajar..."

Y muchas veces uno se siente así, no quiero más, no quiero más, deténganse un ratito. A ver,
físicamente me puedo sentir cansado, ¿está bien? Aún emocionalmente, me puedo sentir
cansado, pero por favor, nunca mezclen ni lo humano ni lo físico, ni emocional, con lo
espiritual. Lo espiritual tiene una fortaleza que no viene de nosotros, depende de la fortaleza del
Señor de la que leímos antes, el mismo poder que levantó a Cristo, por la fuerza poderosa y
sobrenatural, es el que nos habita. Quiere decir, que como también escribió Pablo, por fuera
podemos parecer que estamos destruidos pero por dentro, estamos llenos del poder de Dios,
y estamos tan capacitados para resistir el día quince, el treinta o el mil como el día uno.
El llamado del Señor a su Iglesia es, cuando ves que el diablo está ahí y quiere molestar,
resiste, ponte la madura. Pero una cosa no te olvides, sométanse siempre a Dios, porque el
estar sometidos, en humildad, bajo la poderosa mano de Dios, cosa que no leí, es lo que nos
permite mantenernos intactos espiritualmente para que nada pueda penetrar.

Si yo me levanto en mis fuerzas o me siento orgulloso de que ya vencí cuatro, y ahora viene la
quinta y también la voy a vencer, porque ya vencí cuatro, entonces, me salgo de la realidad
espiritual en la que Dios me puso, la realidad espiritual, es que yo soy fuerte por Él, solamente
por Él, que vencí cuatro porque simplemente se aplicó la victoria de Cristo en esas cuatro
situaciones de mi vida, y no tengo nada que temer, vuelvo a estar sujeto al poder, a la gracia,
a la autoridad de Señor; y ésa es la manera en como el Señor me hace vencer día, tras día,
tras día, día tras día.

Amados, estamos seguros que tenemos guerra espiritual, diariamente la tenemos, pero
estamos fortalecidos en el poder de su fuerza. Quiere decir, que la tarea que tenemos sobre
esta Tierra como Iglesia, depende de la mayor revelación de Cristo, porque a mayor revelación
de Cristo, mayor seguridad de lo que soy y lo que tengo en Él. A mayor revelación de Cristo,
una mayor fe que me hace estar bien parado en mis cabales sabiendo lo que tengo y sabiendo
que siempre la victoria está de mi lado.

Así que, quisiera que estuviéramos de pie en este día y que juntos oráramos al Señor, pero
oráramos desde este lado, del lado de la victoria, sí, pidiendo al Señor, que el espíritu de
sabiduría y revelación venga a nosotros y que se manifieste día tras día sobre nosotros, pero
¿dónde estamos parados? En la victoria del Señor.

Padre, te agradecemos, honramos tu Nombre, honramos, Señor todo lo que Tú eres, y


todo lo que has hecho a nuestro favor. Señor, es mucho más de lo que a veces nos
dedicamos a pensar y a meditar, es mucho más lo que has hecho por nosotros, de lo
que vino a nuestra mente diariamente, simplemente, porque estamos viviendo la vida
de todos los días, y porque las circunstancias pareciera que nos tapan.

Señor, lo primero que queremos hacer hoy, es unirnos a la oración del apóstol Pablo,
oramos Señor, para que derrames sobre nosotros un espíritu de sabiduría y de
revelación en el conocimiento de Cristo, revélalo sobre toda tu Iglesia alrededor del
mundo.

No importa, Señor, lo que tu Iglesia haya escuchado antes, de dónde viene, cuáles son
sus doctrinas, lo que le han enseñado, cuál es su tradición, cuáles son los rudimentos,
no me importa, Tú eres el Señor y Tú sabes quiénes son los tuyos, tú conoces a los
tuyos perfectamente, así que a tu Iglesia, revélale la grandeza de quién eres y de todo lo
que has hecho a nuestro favor. Que el espíritu de sabiduría y de revelación, haga que
explote en nuestro interior, el conocimiento de tu persona.

Señor, cuando esto empieza a ocurrir, entonces, cada día más, estamos firmemente
parados en la realidad en la que Tú nos pusiste. No es la realidad que estamos
buscando, porque fuimos muy inteligentes para saber dónde buscar la mejor posición,
no fue tampoco la realidad que conseguimos con nuestro esfuerzo, esa realidad, la
obtuvimos en medio de nuestra bajeza, cuando estábamos muertos en nuestros
pecados, separados de ti y éramos tus enemigos. Tú nos hiciste cercanos y nos pusiste
en esta posición de privilegio, Tú lo hiciste a nuestro favor, Señor.

Por eso, te alabamos, y cada día de nuestra vida te daremos toda la gloria por lo que
has hecho, Tú lo mereces todo, nosotros no hicimos nada para conseguirlo, pero Tú
hiciste todo y hoy podemos disfrutarlo, hoy estamos llenos de ti, hoy has dado tu
Espíritu Santo, aún cuando nos hemos bautizado en agua, ocurrió algo a nivel espiritual
y sobrenatural en nuestras vidas, fue sepultado todo aquello por lo cual antes
pecábamos sin parar, aún hoy leímos en la Palabra que fuimos circuncidados de
nuestro cuerpo pecaminoso. Señor cortaste con bisturí, exacta y perfectamente,
aquello que nos inclinada al mal todo el tiempo, eso ya no está en nosotros, lo
arrancaste de nuestra vida Señor.

Por lo tanto, queremos estar parados en la realidad del Cristo que nos habita, pero
además de eso, queremos volver a recordar que pisamos la Tierra pero nuestra
posición espiritual no es este mundo, nuestra posición espiritual es estar sentado
contigo allí arriba, dominando, gobernando, viendo las circunstancias y las cosas como
Tú las ves, observando la mejor estrategia para que tu victoria, aquella que alcanzaste
en la cruz, se haga manifiesta otra vez, recibiendo de ti Señor, esa sabiduría que nos
hace dar pasos seguros, de tal manera, que vamos directo a la manifestación de la
victoria; ni siquiera puede haber en nosotros un pequeño temor, una pequeña clase de
duda que nos haga rebajarnos de la posición que nos has dado.

Señor, sabemos lo que somos y tenemos en Cristo; y hoy oramos Señor, para que tu
Iglesia no se entretenga más de la cuenta con el diablo. Señor, que esté enfocada en
manifestarte a ti y manifestar el Reino, y cuando esté haciendo eso, por supuesto que el
diablo no va a estar a gusto y va a venir a atacar una y otra vez; y va a venir con
acusaciones, va venir con mentiras, va a venir con historias inventadas.

Pero Señor, tu Iglesia se mantiene firme, resiste bien vestida con toda la armadura que
nos han dado para resistir cuando el día es malo, sabiendo que estamos parados frente
al enemigo con la victoria de nuestro lado; y cuando estamos parados y el enemigo ve a
Cristo en nosotros, vuelve a recordar que quedó exhibido públicamente y que ya fue
desarmado, y que no tiene ningún poder, ninguna autoridad, ni nada que pueda venir en
contra de la Iglesia. Por eso dijiste Señor, ni las puertas del Hades van a prevalecer
contra ella.

Te alabamos Señor, por lo que somos y tenemos en Cristo Jesús, porque podemos
luchar en fe y en autoridad, porque la autoridad que viene de ti, es una autoridad
segura, depende de lo que ya hiciste y depende de tu poder, no depende de lo que
nosotros podamos decir con nuestros labios, ni siquiera tu autoridad se rebaja cuando
empezamos a tambalear, sigue firme.

Señor, lo único que queremos, es que tu autoridad pueda fluir a través de nosotros sin
ningún estorbo, que sea un canal limpio cada una de nuestras vidas, y todos como
Iglesia, un canal limpio donde fluya la autoridad tuya, y el diablo vuelva a recordar, que
aunque está en este mundo y fue llamado príncipe de este mundo, el mundo no le
pertenece, las vidas no le pertenecen, ninguna situación puede hacer que él tome el
dominio y el control, cuando tu Iglesia está puesta en pie frente al diablo para volver a
manifestar la victoria de Cristo.

Gracias Señor te damos, hoy te alabamos, te honramos, te agradecemos por lo mucho


que nos has dado. Y a ti Señor, te damos como siempre la honra, la gloria, la alabanza,
la adoración y el reconocimiento que mereces, vivimos día a día postrados en nuestros
corazones, reconociendo que estamos sometidos a tu voluntad, que estamos bajo tu
poderosa mano. Señor, ante ti siempre viviremos humillados, pero ante el enemigo,
viviremos siempre en pie demostrando la victoria que Cristo alcanzó en la cruz.

Te alabamos y te honramos Señor, gracias por ser nuestra cabeza, gracias por
dirigirnos siempre a la victoria; y gracias porque la misión que nos ha dado en esta
Tierra se está cumpliendo; y Tú lo estás haciendo, porque tu Iglesia te cree solamente a
ti.

En el nombre de Cristo Jesús, lo declaramos y lo creemos, amén y amén. Amén.


LIBRES DE LA RELIGIOSIDAD

4 octubre 2015

Hace apenas una semana estábamos en Maracay, Venezuela, disfrutando de un precioso


tiempo en el Señor, en su presencia y en la comunión con la Iglesia en aquel lugar. Y mientras
ministraba la Palabra, el Señor me dio algunas cosas para compartir, entre lo que estaba
diciendo, las cuales luego me llevó a profundizar un poco más, y hoy vamos a analizarlas y a
verlas juntos por la Palabra, pero quiero comenzar diciendo lo siguiente: Los seres humanos
tenemos una tendencia, la tendencia es buscar siempre una forma para hacer las cosas.

Tratamos de buscar un camino, una manera, para actuar de acuerdo a las circunstancias y
para desarrollar nuestra vida; obviamente eso hace, en muchas oportunidades, que nos
volvamos rutinarios, ¿por qué? Porque una vez que adoptamos una forma, una manera de
hacer algo, lo seguimos haciendo siempre de la misma manera. Es muy raro que las cosas de
todos los días las cambiemos, busquemos la manera de cambiar lo que estamos haciendo, o
la forma en lo que estamos haciendo, pero en los asuntos espirituales, las formas dan lugar a
la religiosidad.

Cuando en las cosas espirituales comenzamos a adoptar formas en nuestra vida, para llevar a
cabo lo que es del Señor, esas formas traen religiosidad, porque en definitiva están
escondiendo algo que es más profundo, y obviamente que para los hijos de Dios, no hay
ninguna forma que nos permita hacer las cosas espirituales como Dios quiere, porque lo único
que nos permite llevar a cabo la voluntad del Señor en todos los asuntos espirituales, es la
guía del Espíritu Santo.

Pero yo quiero que veamos esto juntos por la Palabra, por favor busquen Mateo, el capítulo
6desde el versículo 5. Mateo 6, desde el versículo 5, yo voy a leer en la Nueva Versión
Internacional; Mateo 6, desde el versículo 5, dice así:

"»Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en
las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro
que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu
cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo
que se hace en secreto, te recompensará. Y al orar, no hablen sólo por hablar como
hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas
palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de
que se lo pidan." Mateo 6:5-8

Hasta aquí por el momento, pero no cierren su Biblia. Si ustedes se dan cuenta, Jesús
comienza a hablar con sus discípulos sobre la oración, pero dice cosas muy concretas y muy
determinantes, pero Él para hablar y para enseñar, trae el ejemplo de personas que rodeaban
al pueblo, que eran conocidas por la gente de ese tiempo, y que la gente los veía actuar de
una determinada manera, eran los gentiles, eran los maestros de la ley, eran los fariseos.

Y Jesús los cataloga con una palabra, y dice en el versículo 5, no sean como los hipócritas. Lo
primero que hay que notar aquí, es que cuando adoptamos una forma para hacer las cosas
espirituales, esa forma denota que en nuestro corazón hay algo de hipocresía.

¿Qué es la hipocresía? Es ponerme una careta para mostrar algo que realmente no lo soy, de
hecho de allí viene la palabra, y si ustedes buscaran esta palabra en el original en que fue
escrito, se darían cuenta que era una palabra usada para que se llevara a cabo alguna obra
teatral. Así lo hacían los griegos, y un hipócrita era ese actor que adoptaba un personaje y
necesitaba ponerse una careta, en ese tiempo ni siquiera podía interpretar el personaje con su
cara normal, tenía que ponerse una máscara para interpretar el personaje. Quiere decir, que
eso indicaba que estaba dando a entender, que no era él a quien estaba interpretando, no
estaba representando su propia vida, estaba representando a alguien más, la manera de
actuar de alguien más.

Pero lo segundo que nos demuestran las palabras de Jesús, es que a esos hipócritas les
gustaba tomar una forma, ¿cuál era la forma en este caso? Orar de pie en las sinagogas y en
las esquinas de las plazas, y dice después, para que la gente los vea. Lo segundo que
demuestra, es que cuando adoptamos formas para llevar a cabo los asuntos espirituales, esa
hipocresía está alimentando una cierta necesidad de reconocimiento, de ser visto, de que
alguien más pueda ver cuánto valgo.

Por eso, Jesús sigue hablando de la oración y para enseñarle a sus discípulos, se va al polo
opuesto del ejemplo que Él mismo puso, porque dice después, pero tú cuando te pongas a
orar, entra en tu cuarto cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto, así tu Padre
que ve lo que hace en secreto te recompensará.

Es decir, cuando tú ejercites una acción espiritual para honrar a Dios y para estar en
comunión con Él, que esa acción nazca de tu interior, pero que no sea una acción para que
los demás, necesariamente te vean lo bien que lo haces, hazlo en secreto donde nadie te ve,
porque donde nadie te ve, vas a terminar siendo tú mismo delante del Señor, y no vas a estar
interpretando un personaje para intentar cautivar el corazón de Dios, buscar una respuesta de
Dios, o bien que otras personas digan qué bien que lo hace.

Fíjate la diferencia, entre adoptar una forma y hacer las cosas desde la intimidad para con el
Señor, porque dice con respecto a estos hipócritas al final del versículo 5: les aseguro que ya
han obtenido toda su recompensa.

¿Sabe lo que nos demuestra esto? Que cada vez que intentamos tener acciones espirituales
adoptando una forma, y como dije antes, esa forma está impulsada por la hipocresía que
estamos guardando en el corazón, está buscando un reconocimiento, y en definitiva, es aliada
a la forma de la religiosidad. Al hacerlo de esa manera Dios no puede ni va a intervenir, la
misma forma trae consigo su propia recompensa, no puedo esperar nada del Señor, la
recompensa está en la misma forma en que he intentado hacer lo que es de Dios.

¿Cuál es la diferencia cuando hacemos las cosas desde la intimidad de nuestro ser para con
el Señor? Dice, al final del 6: así tu Padre que ve lo que se hace en secreto, te
recompensará. ¿Quién recompensa en este caso? el Padre. Es el Padre el que actúa porque
ha visto en la intimidad de tu corazón.

Por eso amado, cuando leemos esta Palabra, tenemos que ir mucho más allá de la imagen
que nos hacemos en nuestra mente, con respecto a lo que significa tener un cuarto en la casa
y cerrar la puerta del cuarto en la casa, es mucho más, porque sino, ¿sabes qué va a pasar?
Vamos a hacer del cuarto una forma, otra vez. Cuando Jesús está diciendo, entra a tu cuarto
y cierra la puerta, está diciendo mucho más allá de un lugar físico donde me voy a encerrar
para orar al Padre; está diciendo, no permitas que nada entre a esa intimidad que perturbe lo
que tienes que nacer desde tu espíritu para con Dios.

No permitas que nada ni nadie pueda venir a molestar lo que el Padre quiere recibir y
escuchar de ti que salga de tu corazón, que sea sincero para con Él, que Él pueda saber que
lo que estás diciendo, es algo que realmente lo que quieres decir. Por eso, sigue diciendo el 7,
y al orar no hablen sólo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que
serán escuchados por sus muchas palabras.

¿Tú quieres distinguir cómo sobre todo los adultos, aún sin querer adoptamos formas?
Escúchate orar cuando estamos en medio de la congregación y escucha a un niño orar
cuando está en medio de la congregación. El niño dijo en una frase lo que nosotros
necesitamos quince minutos para decir, porque el niño no da vueltas, el niño va a lo que va y
así lo hace en todas las áreas de su vida, cuando quiere algo se lo dice a los padres mientras
que es niño, pero en la medida aún que los padres los vamos guiando, los vamos enseñando
o los vamos estructurando, el niño entonces empieza a tomar la forma que nosotros le damos
y muchas veces pierde la legitimidad de su sinceridad ¿Por qué? Porque nosotros mismos lo
empezamos a encerrar en una forma.

Por eso dijo Jesús, cuando oren, no usen un montón de palabras, no hablen por hablar,
porque ellos, los gentiles, piensan que por esas muchas palabras Dios los está escuchando.
Pero fíjense lo que dice después, versículo 8, no sean como ellos porque su Padre sabe lo
que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.

Amados, ¿ven qué es mucho más que encerrarse en un cuarto? Es que la intimidad de
nuestro corazón esté en comunión con el Señor permanentemente, de tal manera que Él sabe
por anticipado lo que necesitamos sin siquiera abrir nuestra boca.

Para aquellos que tenemos una responsabilidad espiritual, porque el Señor nos ha delegado
autoridad, esto todavía es mayor, porque así como puse el ejemplo recién de los padres con los
hijos, nos ocurre a todos aquellos que tenemos autoridad espiritual, no importa en qué grado o a
qué nivel, pero si tenemos autoridad espiritual, dentro del cuerpo de Cristo, tenemos que saber
que hay personas que nos están viendo y están recibiendo de nosotros lo que nosotros
impartimos; cuando yo transmito una forma desde la autoridad espiritual que el Señor me ha
dado, estoy provocando que aquellos que me ven y necesitan tomar un modelo, adquieran la
forma y seguido a la forma empiecen a tomar el camino de la religiosidad.

Es una línea delgada, porque el no adoptar formas, en las cosas espirituales, no significa ser
indisciplinados, en las cosas del Espíritu tenemos que ser disciplinados, en los asuntos del
Señor tenemos que ser firmes en lo que hacemos, en lo que decimos y en lo que
determinamos, pero no podemos seguir una forma, tenemos que solamente seguir la guía del
Espíritu Santo. Ahora vamos a seguir leyendo, ¿qué dice a partir del versículo 9 de este
capítulo 6?

"»Ustedes deben orar así: »“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu
nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy
nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos
perdonado a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del
maligno.” »Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes
su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les
perdonará a ustedes las suyas." Mateo 6: 9-15

Jesús les estaba enseñando a los suyos con respecto a cómo orar, ¿pero no les parece
notable que este modelo de oración que Jesús estaba enseñando, se haya transformado en
una forma que hace siglos millones de personas repiten? ¿ven cómo es el humano? Hay
millones de personas que creen que para hablar con Dios, necesitan rezar unos cuantos
padrenuestros, es más, la religiosidad a impuesto esa forma para decirle a alguien,
¿cometiste un pecado? ¿hiciste algo incorrecto? Regresa a tu casa y reza tantos
padrenuestros y así vas a ser perdonado. La tendencia del humano es, me pongo una careta
en vez de ser sincero con Dios.
A ver, el Señor, desde el momento que pequé ya lo supo, desde antes que pecara sabía que
iba a caer porque ya vio Él cuando pasé la línea. Y después alguien pretende decirme que
Dios me va a perdonar porque yo repita quién sabe cuántas veces esta oración, ese no es el
objetivo del Señor. El objetivo del Señor, es que este modelo de oración encierra un
fundamento espiritual para saber cómo orar a Dios y cómo interceder cada vez que nos
acercamos a su trono.

De hecho, una de las cosas más notables es que de todo el contenido de este modelo de
oración, al final Jesús se detiene en algo particular, de todo lo que mencionó en la oración,
una sola de todas cosas, esa sola cosa es acerca del perdón a otros, dice en el 14, porque si
perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no
perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.

Quiere decir, que Jesús estaba remarcando por encima de todo este modelo de oración, la
realidad espiritual de vivir en el perdón, constante y permanentemente, para saber que vamos
a recibir el perdón de Dios cuando nosotros perdonamos.

¿Y saben una de las cosas más difíciles de vencer en el corazón humano? Es la falta de
perdón, ¿de qué le sirve a alguien ir a su casa y repetir cien veces el padrenuestro, si adentro
no puede perdonar? Cómo Dios lo podrá perdonar.

Las formas son el inicio de un camino en los asuntos espirituales, que nos lleva a la
religiosidad, a tapar lo que verdaderamente hay en nuestro corazón, a esconder de alguna
manera, lo que realmente somos en lo íntimo, en lo privado y mostrar otra cara.

Por ende, porque quiero que los demás vean algo de mí que realmente no es tan así; date
cuenta que lo leímos antes y ahora, lo volvemos a leer, cuando yo sigo una forma para
comunicarme con Dios para hacer los asuntos espirituales, nunca voy a recibir respuesta de
Dios. Yo puedo repetir el padrenuestro, pero si no perdono cualquier ofensa que me hayan
hecho, el Padre no me perdona, no hay respuesta de Dios por más que le diga veinte veces,
perdónanos nuestras deudas como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.

Se lo puedo repetir hasta el cansancio, no es la repetición, no es la forma, es la sinceridad de


mi corazón que una vez que he recibido una ofensa, inmediatamente mi corazón perdona.
Cuando hay perdón en mi corazón, entonces Dios, también inmediatamente, me perdona a
mí. Vamos a ver la contrapartida, Juan, el capítulo 3 y el versículo 8, dice este versículo de
esta manera:

"El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a
dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu." Juan 3: 8
Amados, ni tú ni yo tenemos una manera para darle forma al viento, encerrarlo y poder
describirlo, no hay, no hay una manera, no hay una manera, no tenemos la capacidad de
poder meter el viento en una cajita, ponerlo en una tabla de medición para decir es así o de la
otra manera, este viento va a continuar así o va a provocar lo otro. Sí es verdad, los
meteorólogos dicen, hoy hay viento del sudeste, sí está bien, pero así como lo dicen, al rato
dejó de haber viento del sudeste y nadie supo qué pasó. No podemos controlar al viento.

¿Qué pasa con los nacidos del Espíritu? Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.
Amados, fuimos diseñados por Dios para vivir por el Espíritu y sin formas, las formas no nos
pueden controlar a los nacidos de arriba. Quiere decir que Dios no te diseñó espiritualmente,
ni me diseñó a mí espiritualmente, para que nosotros cumplamos formas para agradarlo, ahí
es donde surge el gran conflicto con los judíos intentando interpretar la ley de Dios, poniendo
esa ley en un formato específico.

Así como con el padrenuestro, la gente hoy repite el padrenuestro, repite las palabras, pero no
entiende la profundidad espiritual de esas palabras. Lo mismo pasó con Israel y la ley de
Dios, podían captar las palabras pero nunca vio la dimensión espiritual de esas palabras.
¿Qué hizo con las palabras? Darles una forma, seguir al pie de la letra, querer cumplir con las
palabras, seguir un formato para agradar a Dios. Jamás lo lograron, porque no se dieron
cuenta que eso que Dios les estaba diciendo dependía de una sola cosa, ama al Señor tu
Dios con todo tu corazón, con toda tu alma con toda tu mente y con todas sus fuerzas.

Ésa es la intimidad que Dios está esperando de ti y de mí; no está esperando una forma. Tú y
yo podemos adquirir veinte, cincuenta, cien o mil formas distintas para hacer las cosas del
Espíritu, pero no vamos a agradar a Dios por las formas, podemos tener aún una forma para
hacer nuestra vida de comunión con Dios cada día, pero Dios no va a responderte, no va
actuar ni se va a manifestar a nuestro favor porque esté mirando la forma, Dios responderá
porque está viendo la intención más íntima de nuestro corazón.

Por eso tenemos el privilegio de ver a Dios moverse como el viento, que de pronto no
sabemos de dónde vino ni sabemos a dónde va, pero así el Espíritu Santo se puede mover en
medio nuestro cuando estamos en casa o cuando estamos en el trabajo, cuando estamos en
medio de la calle, cuando estamos haciendo compras, porque no sabemos cuándo Dios se
quiere manifestar, porque no es una forma.

Nos reunimos en el culto al Señor un día domingo y tenemos en la mente la forma, hoy Dios
se va a manifestar, ¿por qué? Porque es domingo y llegó el horario de la reunión, es el tiempo
del culto al Señor, error no se va a manifestar por eso, se va a manifestar porque nuestro
corazón se desborde en amor a Él, por eso se va a manifestar.
Cuando haya sinceridad en nuestro corazón, posiblemente ese día llegaste sin voz y no
puedes cantar, no te sale ni siquiera una palabra de tu boca, porque no se escucha ¿y tú
piensas que eso va a cambiar en algo la manifestación del Señor? Porque Dios no está
diciendo, llegó la hora del culto me voy a manifestar... y porque están reunidos en mi Nombre,
es la hora del culto, están esperando que me manifieste! Tengo qué... Es lo que mis hijos
quieren de mí...

Ya viste que no es por las muchas palabras, no es por estar parados en un lugar, no es por
ser vistos, es por la intimidad de nuestro corazón con el Señor. Por eso, podemos hoy salir de
este culto al Señor y ver la más grande manifestación de Dios donde vayamos, ¿por qué?
Porque Él, como el viento, decidió aparecer y sorprendernos, ¿pero dónde nació? De un
corazón que le está buscando constantemente.

Ésta es una de las cosas más es difíciles, diría yo, para los hijos de Dios de tratar de
interpretar, asimilar, explicar e impartir, esto es lo más difícil. Nosotros, como padres, todo el
tiempo hablamos con nuestros hijos acerca del amor a Dios, de la intimidad con Dios, pero
¿cómo le decimos esto más que con las palabras que yo estoy usando ahora? Porque eso
tiene que nacer de tu corazón para con Dios, y de mi corazón para con Dios.

Cuando hay una determinación interna de agradar a Dios todo el tiempo, de vivir para Dios
todo el tiempo, de hacer la voluntad del Señor todo el tiempo, de estar expectante de que
aparezca el viento, sin siquiera cuando nadie me había dicho que iba a haber viento, pero que
aparezca el viento del Espíritu para manifestarse, cuando ese anhelo esté en mí, las más
grandes manifestaciones del Señor puedo llegar a ver.

Vamos a Romanos, capítulo 8 y el versículo 14, un versículo, que así como el que acabamos
de leer, seguramente conocemos y recordamos todos nosotros. Romanos 8 versículo 14,
dice:

"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios."
Romanos 8:14

Amados, hay un sello que distingue a los hijos de Dios, y por esto sí, otros pueden llegar a ver
que realmente somos hijos, no seguimos las formas de los fariseos y de los hipócritas como
decía Jesús, no es lo bien que alabamos al Señor aquí adentro, cómo nos paramos, cómo
levantamos las manos, lo que le indique a los demás y mucho menos al Señor, de que
verdaderamente somos hijos de Dios. Hay un sello que cualquiera puede distinguir, pero el
primero que lo va a notar, es el mismo Señor: la guía del Espíritu Santo sobre nuestras vidas.

Los hijos de Dios son guiados por el Espíritu, más bien lo voy a decir como lo dice, los que
son guiados por el Espíritu, son hijos de Dios, es más correcto aunque parezca lo mismo,
porque donde no hay guía del Espíritu, se escapó la esencia de lo que fuimos hechos.
Recuerda que Jesús dijo que somos como el viento todos los que hemos nacido del Espíritu,
no se sabe de dónde venimos ni a dónde vamos, pero se siente su presencia, se siente su
influencia, lo mismo ocurre cuando somos guiados por el Espíritu de Dios, cuando está la guía
eso ratifica que somos verdaderos hijos, porque el verdadero hijo de Dios, solamente se
puede mover con la guía del Espíritu, no hay otra manera para moverse.

Por eso, sé que a veces suena más radical cuando escuchan desde aquí enfrente decir,
amados, si tú no tienes seguridad en lo que vas hacer, no lo hagas hasta que sepas de parte
del Espíritu lo que tiene que hacer, ¿es muy radical, no? ¿Por qué? Porque estamos
acostumbrados a las formas, piénsalo, estamos acostumbrados a las formas, sentimos que
las forma nos sacan de apuros y nos empezamos a poner inquietos y ansiosos cuando pasa
el tiempo y no tenemos claridad en lo que hay que hacer, entonces, preferimos tomar las
formas, hacer la forma en vez de esperar que el Espíritu nos guie.

No quiero poner ejemplos, tú mismo piensa en ejemplos de tu propia vida, pero te vas a dar
cuenta que en muchas áreas de nuestra vida, hacemos las cosas por formas, pero rara vez en
esos asuntos, hemos escuchado primeramente la voz del Espíritu Santo; no estuvo la guía del
Espíritu, estuvo la forma.

Aún la forma puede ser lo que dicta el sentido común, el sentido común me dice ante esta
situación, ante este cuadro, esto es lo que hay que hacer. Sí, pero lamentablemente, muchas
veces el sentido común está muy en contra de lo que el Espíritu Santo quería indicarme, como
no me tomé el tiempo para esperar la guía del Espíritu, no veo la manifestación del Señor.

Pero después, los pastores tienen su agenda llena de citas pedidas por los hermanos para
decir, esto no me está funcionando, lo otro no me está funcionando, aquello otro no me
funciona, esta área no va bien... y cuando los pastores preguntan, ¿qué pasa? En cada una
de esas situaciones, no estuvo la voz del Espíritu.

Aprovecho para decir algo, ¿quién nos dijo a los cristianos "evangélicos", así por lo menos
nos diferenciamos de los que repiten el padrenuestro, ¿no? porque nosotros no lo repetimos;
¿quién nos dijo a los cristianos evangélicos, que tenemos que estar todo el tiempo pidiendo
una cita o esperando una cita de las autoridades espirituales para que no digan lo que
tenemos que hacer, o para que nos solucionen ese problema de aquello que no nos funciona?

Una cosa es, que el Señor los haya puesto para la guía y la dirección de la Iglesia; y otra
cosa, es que ellos se transformen, cualquier autoridad espiritual, se transforme en la voz de
Dios para mí, son dos cosas completamente diferentes. Hemos nacido del Espíritu, por lo
tanto, el Espíritu es el que nos indica lo que debemos hacer, y te puedo asegurar si fue el
Espíritu, cuando hables con tus autoridades espirituales, van a rectificar que eso viene del
Espíritu, pero no habrá formas en el medio. Si yo sigo el camino de las formas no veo la
manifestación de Dios, sin embargo, la Palabra establece y declara, que si somos guiados por
el Espíritu somos verdaderos hijos de Dios.

1ra. Corintios, el capítulo 2, por favor, y voy a leer desde el versículo 12, dice así la Palabra:

"Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de
Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido. Esto es
precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana
sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en
términos espirituales. El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu
de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo
espiritualmente. En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está
sujeto al juicio de nadie." 1 Corintios 2:12-15

Amados, nosotros no hemos recibido el Espíritu que domina al mundo completo, desde que
nacimos de Dios y del Espíritu, hemos recibido ese mismo Espíritu Santo, pero ¿para qué dice
que hemos recibido el Espíritu? Entre muchas otras cosas que la Palabra nos enseña, dice
aquí que hemos recibido el Espíritu para que entendamos lo que por su gracia… por la gracia
de Dios… él nos ha concedido.

El Espíritu Santo siempre va a traerte a la realidad de lo que eres en Cristo. A ver, yo quiero
que veas esto, es verdad que muchas veces el Espíritu de Dios necesita corregirnos y
muchas veces su voz viene a nosotros para indicarnos que estamos caminando mal, para
mostrarnos que estamos siguiendo un camino equivocado, pero no es porque necesariamente
ésa sea la acción prioritaria del Espíritu sobre nosotros, no es así.

Cuando vemos lo que la Palabra dice con respecto a la acción del Espíritu hacia los hijos de
Dios, siempre vemos, tanto cuando Jesús habló del Espíritu como ahora que Pablo está
refiriendo acerca de la acción del Espíritu, notamos que el Espíritu está en nosotros para
hacernos recordar todas las cosas, para enseñarnos todas las cosas, en este caso, para
recordarnos todo lo que el Padre nos ha concedido.

Quiere decir, que el Espíritu está sobre nosotros, para afirmarnos en Cristo, para que
recordemos que no dependemos de la carne, que no dependemos del esfuerzo, que no
dependemos de la sabiduría humana, que dependemos de Él, que fuimos nacidos de Dios en
lo íntimo, en lo interno, desde adentro, hemos recibido su esencia para que en todas las cosas
se muestre de que somos hombres y mujeres guiados por el Espíritu.
A veces siento que inclinamos la balanza de la acción del Espíritu hacia lo que tiene que ver
con la corrección o la disciplina, pero ¿saben por qué es eso? Por nuestra terquedad de
corazón. Como insistimos en seguir a Dios a nuestra manera y hacerlo con nuestras formas,
el Espíritu tiene que venir a hablarnos para corregirnos, pero si todo el tiempo el Espíritu te
está corrigiendo, tú tienes que frenarte y decir, quiere decir que hay algo que no está bien en
mi vida, porque el Espíritu está sobre mí para recordarme lo que ya soy en Cristo y darme la
seguridad de que si lo escucho, voy a caminar por un camino que es seguro de acuerdo a su
voluntad.

Siempre el Espíritu, amados, nos está llevando a cumplir la voluntad del Padre, que sepamos
y entendamos, lo que por su gracia hemos recibido de Dios. Así que, el tener al Espíritu, el
escuchar su voz, el recibir su guía, implica que nosotros no necesitamos vivir atados a una
forma para tratar de agradar o de honrar a Dios. Y por otro lado, no necesitamos todo el
tiempo estar siendo corregidos, porque la guía del Espíritu nos da la seguridad de caminar en
la voluntad de Dios, no hay otro camino para los hijos de Dios, hay uno solo, que es la
voluntad del Señor.

Si yo estoy escuchando la voz del Espíritu y el Espíritu me guía, todo lo que yo vea cumplido
en mi vida, será de acuerdo a la voluntad de Dios, no habrá otra cosa, cuando hay otras cosas
que se están manifestando, la guía del Espíritu se escapó, por algún lado se fue, me tomé por
la desviación de las formas y la forma me lleva a la religiosidad, voy a ponerme la careta y voy
a aparentar ser lo que no soy, pero el Espíritu, siempre me guía para afirmarme en lo que soy
en Cristo.

Por eso, sigue diciendo después, esto es precisamente de lo que hablamos, no con las
palabras que enseña la sabiduría humana sino con las que enseña... ¿quién? ... el Espíritu, de
modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales.

Aún cuando hablamos, lo que hablamos, ha venido por la enseñanza del Espíritu porque no
ha sido una enseñanza intelectual, ha sido una enseñanza de vida. Yo sé lo que soy en Cristo
porque lo experimento, y entonces hablo en términos espirituales porque el Espíritu me lo
transmitió.

Por eso amados, cada vez que yo tengo la oportunidad y el privilegio de compartir la Palabra,
soy muy consciente de algo, mis palabras pueden llegar hasta acá, si el Espíritu no hace su
obra, no son palabras que salen de mi boca las que le dan entendimiento a ustedes, es
Espíritu de Dios el que les da entendimiento, es el Espíritu Santo el que los hace salir de su
letargo, de su comodidad, de sus formas para entender lo que es del Espíritu y comenzar a
actuar por el Espíritu.
El Espíritu nos enseña toda la cosas, tú podría repetir este mensaje, una vez que termine, de
memoria porque lo captaste en tu mente, pero eso sería aplicar la enseñanza del Espíritu a la
sabiduría humana y con la sabiduría humana tratar de explicarlo. Pero las cosas del Espíritu
sólo se pueden hablar en términos espirituales.

Así que, tú tienes que estar seguro de poder ver la aplicación de la verdad de Dios siempre a
tu vida, porque el Espíritu te está enseñando de manera directa, ¿qué es lo que el Espíritu te
está hablando? ¿qué te ha hablado estos días? ¿qué has visto en la Palabra que Él te quiso
enseñar en estos días? Eso es la voz del Espíritu sobre tu vida, eso es lo que el Espíritu está
sellando a fuego en tu vida. ¿Para qué? Para que vivas por el Espíritu.

Y dice después, el que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues
para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente. Por
supuesto amados, cualquiera que no tenga el Espíritu, va a pensar que hablamos en otro
idioma cuando expresamos las verdades venidas del Señor. No alcanza a comprender,
porque sólo se puede comprender por el discernimiento espiritual.

¿Sabes dónde veo el problema? Cuando hemos tomado un camino de formas para agradar a
Dios, esas formas empiezan a bloquear, a cerrar la capacidad de discernir espiritualmente lo
que viene del Señor, por lo tanto, aunque el Espíritu esté hablando, yo ya no lo puedo percibir,
aunque el Espíritu esté diciendo lo que quiere decir, yo ya no entiendo, ¿por qué no entiendo?
Porque no estoy viviendo en la práctica de la guía del Espíritu.

La guía del Espíritu impone, en el buen sentido, sobre mí, una realidad de vida, cuando soy
guiado por el Espíritu Santo, todos los días me guía el Espíritu para todo lo que hago, busco la
guía del Espíritu, hay un anhelo que surge de mi corazón de hacer su voluntad, no quiero ni
siquiera inconscientemente, estar haciendo algo en este día que esté deshonrando su
Nombre, que esté tomando el camino contrario a lo que Él planeó para mí para ese día;
mañana será un nuevo día, pero estoy viviendo el hoy, y para hoy necesito la guía del
Espíritu.

Por eso, dice el versículo 15, en cambio, el que es espiritual lo juzga todo… en el sentido de
que discierne todo y dice… aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie. Amados, el que
es espiritual no puede ser metido en una cajita, como no podemos nosotros meter en una
cajita al viento para tratar de describirlo, el que es espiritual no va a ser juzgado por los demás
por sus acciones, no va ser tan fácilmente interpretado, porque se deja guiar por el Espíritu.

¿Qué es lo que está requiriendo el Espíritu de nosotros? Ser hombres y mujeres espirituales.
Piensa por un momento, ocurre una situación en nuestra vida, lo primero que hacemos,
porque así estamos acostumbrados, lo analizamos, ¿sí o no? Lo que sea que ocurra, ¿eh?
Piensa en algo que te ha ocurrido esta semana, lo primero que hacemos es analizar, y
empezamos a tomar el camino de las formas, porque una vez que analizamos, sacamos
nuestras propias conclusiones de acuerdo a lo que dice nuestro razonamiento sobre la
situación.

Pero rara vez nos detenemos a discernir esa situación por el Espíritu, de tal manera que sea
el Espíritu el que nos haga distinguir lo que está ocurriendo y cuál va a ser el camino de
salida, cómo debo interpretar la situación que está ocurriendo en mi vida, si yo me dejo guiar
por el Espíritu. Entonces el Espíritu me va a indicar, aún hasta los detalles más pequeños de
cada situación, las podré entender por el Espíritu, y por ende voy a poder discernir por el
Espíritu cómo dedo actuar.

El que es espiritual lo juzga, lo discierne todo, todo, todo... No hay nada que Dios esconda al
entendimiento espiritual, al discernimiento espiritual de aquél que lo ama y anhela siempre
hacer su voluntad. Quiero leer por último, 2 Corintios, el capítulo 3, versículos 17 y 18, dice
así:

"Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la
gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la
acción del Señor, que es el Espíritu." 2 Corintios 3:17-18

Hay varias cosas muy interesantes, primero dice el 17, el Señor es el Espíritu. Amados, nunca
rebajemos al Espíritu del lugar que le corresponde, el Espíritu es el Señor, el Espíritu es el
gobernador de nuestras vidas, el Espíritu es el que tiene la última palabra, el Espíritu es el que
decide, el Espíritu es el que indica, el Espíritu es el que corrige mis pasos, el Espíritu es el que
debe hacer todas las cosas en mí, el Espíritu es el Señor.

Podemos tener en la mente la idea, Jesucristo es el Señor, y por ende ¿qué hace nuestra
mente? Poner al Espíritu un escaloncito más abajo. No, el Espíritu es el Señor. Porque tú no
puedes separar o dividir a Dios, Dios es uno, yo no puedo determinar que Dios ahora está
dividido de acuerdo a mi concepto y a mi entendimiento, Dios es uno, ¿que ejerce diferentes
funciones? Sí, pero cuando el Espíritu está guiando mi vida, es el Señor el que está guiando
mi vida, Él es el dominador de todo.

Y dice después, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Donde está el Espíritu se
acabaron las formas, la libertad del Espíritu hace que su fluir pueda hacerse evidente, se
acabaron las formas, no hay una manera preestablecida de hacerlo, es sólo como el Espíritu
dice que se debe hacer y eso trae libertad. Las formas me hacen preso de la religiosidad, el
Espíritu me hace libre para caminar en la voluntad de Dios y para que Él se pueda manifestar,
Él y a través de mí.

Y después dice, Así, todos nosotros… y fíjense ahora… que con el rostro descubierto
reflejamos como en un espejo la gloria del Señor.

¿Se acuerdan al principio? Hablamos de la hipocresía. La hipocresía era ponerse una careta,
una máscara para interpretar un personaje que no somos, aquí dice, cuando está el Espíritu,
cuando es el Señor, cuando hay libertad, así, así solamente, así de esa manera, todos
nosotros con el rostro descubierto, sin caretas, sin aparentar nada, siendo lo que somos en
Cristo, manifestando la esencia que tenemos, no teniendo que aparentar con nadie, no
teniendo que quedar bien con nadie, hablando genuinamente, siendo francos.

¿Por qué piensas que la Palabra dice, que lloremos con el que llora y nos alegremos y nos
gocemos con el que se alegra? Porque hay tiempos para llorar, y eso no me hace menos
espiritual. Pero si estoy llorando de acuerdo a la voluntad de Dios, porque si estoy llorando por
mi necedad, entonces, eso es para lamentar, pero si el Señor permitió una circunstancia en mi
vida que provoca que esté en un momento de dolor, yo puedo presentarme ante el cuerpo con
lágrimas, porque eso es sincero, eso es verdadero, y todo el Cuerpo puede compartir conmigo
esas lágrimas, interceder a Dios de acuerdo a la voluntad del Padre y conforme al Espíritu.
Así que, con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor…

Y dice después… somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción
del Señor, que es… ¿quién?... el Espíritu. Quiere decir que donde está el Espíritu y hay
libertad, donde sin caretas estamos manifestando la sinceridad de nuestro corazón, donde
podemos movernos conforme a la dirección del Espíritu, entonces la gloria del Señor se
derrama, se manifiesta ¿y sabes qué ocurre por la acción del Espíritu? Seguimos siendo
transformados a la semejanza del Señor, con más, y más, y más, y más, y más gloria.

Amados, ¿tú piensas que Dios quiere que nos quedemos igual que como estamos hoy, el
mismo día de hoy pero el próximo año? Pero ¿cómo estábamos el día de hoy hace un año
atrás? ¿Había más gloria de Dios en nuestro rostro? ¿menos gloria de Dios en nuestro rostro?
¿cómo estábamos? De hace un año a esta parte, la gloria del Señor tuvo que haber
aumentado, porque dice acá, no lo estoy inventando yo, ¿eh? Dice acá, somos transformados
a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor que es el Espíritu.

¿Qué me espera para mañana? Una gloria mayor a la de hoy, ¿lo estoy inventando yo? No,
pero nos cuesta pensar como Dios, por eso te dije antes, el Espíritu siempre te va a mostrar lo
que eres en Cristo, todo lo que el Padre te concedió, te diseñó, para que día tras día haya una
mayor manifestación de gloria de Dios en tu vida, así te diseñó el Señor, no para que mañana
estés peor que hoy, no para que el problema se aumente, se haga gigante y tú ya no sepas
cómo hacer con él. Ése no es el diseño de Dios, el diseño de Dios es vencer las
circunstancias de hoy por el poder del Señor con la victoria de Cristo y permitir la acción del
Espíritu que me lleva a una mayor gloria en mi vida.

Mañana me espera una gloria mayor y yo quiero ir en busca de ella. ¿Por qué? Para que me
vean los demás, no, porque estoy esperando la manifestación del Señor cada día de mi vida,
aún en lo más sencillo, en lo más íntimo, en lo más privado, quiero ver la manifestación del
Señor en mi vida.

Amados, creo que es una buena oportunidad para quitarnos caretas, para quitarnos antifaces,
para sacarnos máscaras que están aparentando algo que no somos, abandonarlas,
destruirlas hoy en el Nombre de Jesús. Romper con toda forma en que hayamos establecido
en el ámbito que sea, en el área que sea, romper hoy con las formas para que la guía del
Espíritu se haga algo evidente y notable en mí.

Así que, yo quiero pedirles que estén de pie, para que juntos oremos al Señor y que esto
surja, como hablamos desde el principio, de la sinceridad de nuestro corazón, no en las
muchas palabras en nuestra oración, es clamor venido de un corazón que ama y honra al
Señor.

Padre, en Nombre de Jesús, te agradecemos una vez más por tu presencia, por tu
Palabra y por tu Espíritu. Señor, gracias porque fuimos diseñados desde que nacimos
de nuevo espiritualmente, fuimos diseñados para ser guiados por el Espíritu, no hay
otra manera de vivir la vida espiritual si no es por la guía del Espíritu Santo, y como
leímos a lo último, el Espíritu es el Señor. Él puede gobernar y dominar nuestra vida
como quiere hacerlo, porque lo que está haciendo, es ejercer la voluntad del Padre en
cada uno de nosotros.

Por eso, Señor, hoy siendo genuinos y sinceros desde nuestro corazón hacia ti,
queremos abandonar y romper con toda forma, con toda careta, con toda máscara, con
toda hipocresía en nuestra vida, con cualquier reflejo o necesidad de ser visto o vistos
por los demás y que alguien más nos apruebe, cuando la mejor aprobación que
tenemos es la tuya, y simplemente nos apruebas porque hemos nacido de ti. Tú nos
has justificado a través de Cristo vivimos aprobados, pero solamente requieres que
nuestra vida sea guiada por el Espíritu.

Por eso hoy Señor, venimos a ti, no para decirte muchísimas palabras, solamente para
decirte Señor, que nuevamente nos rendimos de corazón, si hemos estado intentando
agradarte a través de formas, si hemos intentado interpretar tu voluntad a través de
nuestro razonamiento, aún si inconscientemente hemos seguido un camino de formas
y hemos influenciado a otros con esa formas, quitándoles la posibilidad de que vean la
acción del Espíritu.

Por eso Señor, en el Nombre de Jesús, hoy oro por cada uno de nosotros, y por toda tu
Iglesia, para que tu Iglesia viva solamente como fue diseñada para vivir, por la guía y
por la acción del Espíritu Santo.

Señor, sólo el Espíritu Santo nos puede llevar a comprender las cosas por el Espíritu, a
discernir tus asuntos espiritualmente, a ser hombres y mujeres del Espíritu que pueden
comprender lo que nace en tu mente y en tu corazón, y no transformarlo en algo que
nuestra mente lo puede razonar y trata de explicarlo con la sabiduría humana. Señor,
eso no nos sirve de nada, eso no nos hace bien, ni a nosotros ni a los que nos rodean.
Señor, queremos ver tu manifestación en nuestras vidas y a través de nosotros cada
día, Y fuimos diseñados para que día a día, reflejemos una mayor dimensión de tu
gloria.

Señor, por eso en este día, nosotros queremos rendirnos a ti de corazón para que el
Espíritu haga una obra sobrenatural en nuestras vidas, para que destruya todo lo que
hemos levantado por nuestro esfuerzo, para que eso sea derribado y para que
solamente la acción del Espíritu pueda provocar y producir hombres y mujeres, que de
verdad somos espirituales, no de boca para afuera, no por mucha Biblia que sepamos,
no por las formas que seguimos, no por lo que los demás han aprendido a ver en
nosotros. No, porque desde nuestro espíritu surge en sinceridad, lo que realmente
expresa nuestro amor hacia ti.

Señor, queremos guiarnos siempre por las palabras, por la voz, por la dirección de tu
Espíritu en todo lo que hagamos. Por eso Señor, una vez más nos rendimos a ti.
Gracias Señor, porque siempre nos recuerdas lo que somos y lo que tenemos en
Cristo.

Gracias porque siempre traes a nuestra mente, a nuestro corazón, y a nuestro espíritu,
lo que nos has concedido, lo que nos has concedido, todo lo que somos y tenemos en
ti es para vivirlo y es para expresarlo; y la manifestación de tu gloria, no es solamente
para disfrutarla nosotros, es para que muchos otros puedan verte a ti a través de
nuestras vidas, es para que muchos otros puedan encontrarse contigo, es para que
como Iglesia, podamos ser esa luz que has declarado que somos en medio de estos
tiempo tan difícil que el mundo está viviendo, para que la gente sin Cristo pueda ver
que hay una luz, que hay una salida, que hay un camino y solamente ese camino es
Jesucristo.
Por eso, anhelamos la manifestación de tu gloria en nosotros y a través de nosotros,
para que Tú Señor, llegues y alcances a aquellos que aún no te conocen.

Gracias Señor, por este día, por tu Palabra y por tu Espíritu, el cual nos guía en toda las
cosas. Te honramos, te alabamos te damos la gloria que solamente tú mereces y te
agradecemos por ser nuestro Señor, por gobernar nuestras vidas, en el Nombre de
Cristo Jesús, amén y amén. Amén.
OÍR HOY

21 febrero de 2016

Damos muchas gracias al Señor por una nueva oportunidad de reunirnos en su Nombre y
saber que tenemos la oportunidad de consagrarle a Él lo que Él merece. Con esto no me
refiero solamente a lo consagrado, me refiero empezando por nuestras vidas, la alabanza, la
adoración, el reconocimiento, el agradecimiento, todo lo que el Señor es, nosotros hoy lo
podemos reconocer juntos como Iglesia, como cuerpo del Señor y siempre será un privilegio.

No cantamos por cantar, mucha gente canta por cantar porque le gusta cantar y es lindo
cantar, pero nosotros tenemos un motivo por el cual cantar y una persona a quien cantarle, y
a Él reconocemos. Yo quiero pedirles que abran sus Biblias en Hebreos, el capítulo 3, y
vamos a leer desde el versículo 7, Hebreos capítulo 3 desde el versículo 7, yo voy a leer en la
Nueva Versión Internacional, Hebreos 3 desde el versículo 7, dice así la Palabra:

"Por eso, como dice el Espíritu Santo: «Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el
corazón como sucedió en la rebelión, en aquel día de prueba en el desierto. Allí sus
antepasados me tentaron y me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis obras
cuarenta años. Por eso me enojé con aquella generación, y dije: “Siempre se descarría
su corazón, y no han reconocido mis caminos.” Así que, en mi enojo, hice este
juramento: “Jamás entrarán en mi reposo.” »" Hebreos 3: 7-11

Lo primero que quiero destacar, es las palabras con las que empieza el versículo 7 que
acabamos de leer, porque dice, como dice el Espíritu Santo. Quiere decir que el autor de esta
carta los Hebreos no estaba diciendo que esto que él iba a transcribir era la opinión de
alguien, el autor de esta carta a los Hebreos no estaba imaginando que alguna persona, por
saber la historia del pueblo de Israel, dio su parecer de la actitud que el pueblo tuvo, está
citando algo escrito en un Salmo, el Salmo 95 del versículo 7 al 11. No lo vamos a leer ahora,
pero usted lo puede leer en casa, y para citarlo él empieza diciendo: como dice el Espíritu
Santo... Eso significa que estas palabras que acabamos de leer, es lo que el Espíritu dijo con
respecto a lo que pasó.

Ahora, ¿qué había pasado con el pueblo de Israel en esta circunstancia particular? Porque es
posible que alguno de ustedes o no lo sepa o no lo recuerde, entonces lo vamos a buscar
juntos. Vamos a ir a Éxodo, el capítulo 17, por favor, Éxodo capítulo 17, voy a comenzar
leyendo desde el versículo 1, también lo voy a leer en la Nueva Versión Internacional. Éxodo
17 desde el versículo 1 dice:

"Toda la comunidad israelita partió del desierto de Sin por etapas, según lo había
ordenado el SEÑOR. Acamparon en Refidín, pero no había allí agua para que bebieran,
así que altercaron con Moisés. —Danos agua para beber —le exigieron.—¿Por qué
pelean conmigo? —se defendió Moisés—. ¿Por qué provocan al SEÑOR? Pero los
israelitas estaban sedientos, y murmuraron contra Moisés. —¿Para qué nos sacaste de
Egipto? —reclamaban—. ¿Sólo para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a
nuestro ganado? Clamó entonces Moisés al SEÑOR, y le dijo: —¿Qué voy a hacer con
este pueblo? ¡Sólo falta que me maten a pedradas! —Adelántate al pueblo —le aconsejó
el SEÑOR — y llévate contigo a algunos ancianos de Israel, pero lleva también la vara
con que golpeaste el Nilo. Ponte en marcha, que yo estaré esperándote junto a la roca
que está en Horeb. Aséstale un golpe a la roca, y de ella brotará agua para que beba el
pueblo. Así lo hizo Moisés, a la vista de los ancianos de Israel. Además, a ese lugar lo
llamó Masá, y también Meribá, porque los israelitas habían altercado con él y
provocado al SEÑOR al decir: «¿Está o no está el SEÑOR entre nosotros?»" Éxodo 17:
1-7

Hasta aquí, todo el enojo de un pueblo se debió a una sola cosa, tenían sed... Sed. A ver,
cuántas veces a usted le dio sed, mucha sed, pero en ese momento no podía tomar agua por
alguna circunstancia, o no tenía, o estaba en su trabajo y no se podía levantar, o estaba en
una junta, en una reunión. Esta gente por no tener qué beber, por sentir sed, se enojó de esta
manera. Aunque parezca increíble, el asunto más sencillo, lo que hizo fue poner en evidencia la
intención del corazón.

Mire, a veces nosotros pensamos que se nos notan más los problemas en los asunto grandes,
pero aquello que no está resuelto en el corazón se va a notar aún en la cosa más pequeñas
de la vida, en lo más sutil, en lo que es insignificante, en lo que cualquier otro podría
solucionar de una manera práctica y rápida, aún en esas cosas, se va a notar que algo en
nuestro corazón no está bien, como pasó con los israelitas.

En principio, ¿qué hicieron? Comenzaron a pelear con Moisés, le reclamaron el hecho de


haberlos sacado de Egipto. Fíjense, Egipto había sido el lugar de su esclavitud, Dios los estaba
guiando a través de Moisés, para llegar a una tierra que el mismo Señor les había prometido
que iban a tomar. Sin embargo, una sola circunstancia tan sencilla como falta de agua, provocó
querer volver al lugar de esclavitud; prefiero volver a ser esclavo que sentir sed por un día o dos
días, tal vez, mientras esto se soluciona.

Ahora, el hecho de enojarse con Moisés, no fue solamente el hecho de enojarse con Moisés,
porque el enojarse con Moisés, para Dios significó otra cosa, provocaron y tentaron al mismo
Señor. ¿Por qué? Porque ¿a quién representaba Moisés? La autoridad de Dios para ese
pueblo. Dios había elegido a Moisés para guiar al pueblo y llevarlos a la tierra prometida.
Quiere decir, que una de las cosas que nosotros tenemos que percibir cuando leemos estas
cosas, es que cada vez que nosotros, aún por algo sencillo, nos enojamos con quien
representa la autoridad de Dios, estamos cruzando una línea que Dios no quiere que
crucemos, una línea que de manera invisible está diciendo "peligro", estás a punto de
provocarme, dice el Señor, estás a punto de tentarme.

Ahora, ¿eso qué significa? ¿Que yo no puedo ver jamás un error de una autoridad? No, claro
que lo puedo ver, uno y veinte, puedo ver. Lo que significa es que nunca habrá nada en una
autoridad espiritual que justifique que yo pase esa línea, jamás, porque Dios está
representado en la autoridad, cuando yo traspaso la línea, lo que estoy haciendo es
provocando al mismo Señor. Por el problema, por el enojo, por el fastidio que yo tengo con
respecto a una situación, tal vez no voy a decírselo enojado al Señor, pero sí me enojo con su
autoridad; me es más fácil ver a alguien de carne y huesos para enojarme y gritarle en la cara
mi molestia y luego voy al Señor a llorarle y a decirle, qué mal me siento por todo lo que está
pasando, cuando el Señor dice, en el momento que te enojaste y le gritaste, me estabas
gritando a mí, pasaste la línea, me estabas provocando y me estabas tentando.

Ahora, ¿cuál es una de las básicas lecciones que necesitamos aprender acá? Porque yo
quiero regresar luego a Hebreos, ¿está bien? Vinimos acá para saber la historia pero una de
las lecciones básicas que podamos aprender, es que el Señor nunca es un elemento de uso
para satisfacer mis necesidades.

Israel tenía un concepto de Dios, absolutamente equivocado, más allá de todos los intentos
del Señor por hacerle comprender a ese pueblo que Él tenía un objetivo superior al que ellos
imaginaban, no era solamente entregarles una tierra y que ellos se sintieran esclavos, era el
hecho de que Dios los gobernara de manera directa y ellos pudieran mostrar al resto de las
naciones, que Dios podía gobernar al ser humano y a una nación; y que el ser humano podía
tener comunión con Dios tal cual Dios lo planeó desde el día cero.

El objetivo y propósito del Señor, era mucho mayor que una tierra prometida, sin embargo
esta gente no puedo comprender nunca ese propósito. Por eso, tomaron al Señor y la
experiencia de cuarenta años de milagros hechos por Dios, para decir, Dios siempre me tiene
que sacar del problema, yo uso a Dios cuando lo necesito, ahora necesito agua porque tengo
sed, ¿dónde está? Dios hiciste muchos milagros, yo quiero el agua, tengo sed y Tú eres aquél
que satisface mi necesidad, yo te uso cuando te necesito y ahora te necesito.

El Señor en algún momento, ¿no satisface nuestras necesidades? Lo hace siempre, ¿no?
Pero si en algún momento no lo hiciera, si en algún momento cerrara la llave del agua, ¿qué
sería de nosotros? Cuando realmente estoy frente a un problema, a una situación difícil, a
algo que realmente me afecta y no voy a juzgar la calidad o cantidad del problema, porque
para uno tener sed es un problemón, para otro no lo es que está a punto de perder su casa,
son dos dimensiones diferentes.

Pero ahora no estamos para juzgar si un problema es menor u otro es mayor, el punto es,
¿cuál es la actitud de uno y de otro cuando está en medio del problema? ¿Cuál nuestra
actitud cuando el Señor nos permite estar en un momento y en una situación donde parece
que Él no suple como siempre, donde parece que Él está negando, aunque nunca es así, lo
que nosotros necesitamos? En realidad, Él tiene el derecho, por ser Dios, de hacer lo que
quiera, pero nosotros tenemos el privilegio de honrarlo, de amarlo, de adorarle y de
agradecerle cuando Él hace lo que quiere.

Eso es un privilegio para los hijos de Dios, porque la gente que no conoce a Dios no puede.
Por eso, usted tiene que entender que siempre va a haber dos carriles con respecto a Dios,
mínimo, mínimo hay dos carriles. En un carril van a todos aquellos que dicen que quieren
respetar a Dios y que lo están buscando, pero en realidad lo que están haciendo, los que van
en ese carril, es ver cómo Dios les va a solucionar sus problemas, ¿está bien? El Señor su
misericordia y en su amor que es gigantesco y no lo podemos llegar a comprender, lo hace
muchas veces, lean los evangelios y van a comprobar cuántas veces el Señor dio a alguien o
le... no sé, permitió un milagro en alguien porque esa persona tenía una necesidad particular.

Sin embargo seguimos leyendo y no vemos más a esa persona en la historia, es más, los
evangelios también cuentan que lo seguían multitudes y lo seguían porque querían comer y
sabían que Jesús les iba a dar de comer. Relata que eran cinco mil o cuatro mil y estamos
hablando solamente de hombres, quiere decir, que si sumamos a mujeres y niños tenemos
mucho miles. ¿Jesús tuvo un problema de satisfacer la necesidad? Al contrario, el mismo
Jesús viéndolos en un momento y dijo, yo no puedo mandarlos a casa, dijo a sus discípulos,
yo no puedo, tienen hambre, esta gente estuvo siguiéndome todo el día, tienen hambre hay
que darle de comer.

Si yo comprendiera que el Señor va mil pasos más adelante que yo, me daría cuenta que
cuando yo llegué al punto donde le estoy diciendo, ahora tengo necesidad, Dios ya vio la
necesidad, ya la suplió y ya vio cuatro necesidades más y también ya las suplió, porque Él
está mucho más adelante que nosotros, pero nosotros estamos mirando esa necesidad, por
algo que luego vamos a enfatizar cuando volvamos a Hebreos.

Pero el punto es el siguiente, si Dios siempre está pensando por nosotros cómo hacernos bien,
¿por qué en el momento crítico, cuando está la necesidad, yo reacciono como reacciono? Por
una razón, porque estoy buscando al Señor para sentirme seguro de que Él no me va a dejar de
hace lo que necesito que haga.
Éste es un carril, permítanme llamarlo así, de la religión. Hay millones de personas en el
mundo entero que buscan a Dios en este carril; tal vez no tienen en cuenta al Señor para
nada en su vida, pero esperen a que aparezca el problema, ¿qué hace esa gente? Recurre a
Dios. ¿Ustedes porque piensan que ahora se juntaron miles y miles y miles y miles y miles de
personas en México para escuchar al Papa? ¿por qué piensan que es? Sencillo, creen que
están un poquito más cerca de Dios y que Dios va a hacer lo ellos están necesitando, éste es
un carril, pero hoy quiero que por el Espíritu lo veas, reflejado en Israel.

En este carril las cosas no funcionan como Dios quiere, éste no es el carril que Dios marcó
para el ser humano, mucho menos para la Iglesia; y por eso vamos a volver a Hebreos en un
retito. El otro carril ¿cuál es? El carril donde van aquellos que cuando buscan al Señor, lo
buscan porque quieren conocerlo a Él, porque quieren enamorarse de Él, en el buen sentido
quieren cada día más al conocerlo, que crezca el amor hacia Dios porque saben que Dios es
el ser supremo que ha dado todo por su vida, y entonces esa persona lo único que quiere es
saber todo lo que Dios ha preparado para él y conocer la intención más profunda del corazón
de Dios.

Estas personas que van en este carril, también comprueban todo lo que Dios hace a su favor,
porque a estas personas, Dios también les responde, Dios también mira la necesidad, Dios
también hace milagros, con ellos también los hace, pero estas personas no se van a mover de
carril porque Dios un día parezca que no está haciendo lo que ellos creen necesitar. Ésa es la
diferencia, van a seguir firmes en ese carril.

La pregunta para nosotros es, ¿conocemos lo que nos interesa conocer del Señor, porque
queremos estar seguros de que no nos falte nada? ¿O conocemos al Señor, porque
realmente queremos amarlo cada día más?

Los versículos 9 y 10 de Hebreos, si quieren pueden regresar a Hebreos capítulo 3, los


versículos 9 y 10, muestran que los israelitas tentaron y pusieron a prueba al Señor a pesar
de que muchas veces vieron sus obras; yo los voy a volver a leer a los versículos 9 y 10 de
Hebreos 3, dicen:

"Allí sus antepasados me tentaron y me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis
obras cuarenta años. Por eso me enojé con aquella generación, y dije: “Siempre se
descarría su corazón, y no han reconocido mis caminos.”" Hebreos 3: 9-10

A ver, por cuarenta años vieron las obras de Dios, pero a ver, no estamos hablando de
cualquier obra, milagros poderosísimos que hoy los vemos en el cine cuando alguien se le
ocurre hacer una película, ¿eh? Cuando ves en el cine a Moisés con una vara, dándole al
agua y que se abren las aguas en dos y todo el pueblo con muchísima gente pasa por tierra
seca, uno dice wow, que efectos especiales tan impresionantes, ¿cómo los habrán logrado?
Pero la pregunta en realidad no es ésa, la pregunta debiera ser ¿cómo logró Dios separar las
aguas, dejar seco ese espacio y que pasarán y después que pasaron los miles, volvió a juntar
las aguas? Porque Él es dueño de la creación, Él hace lo que quiere cómo quiere y cuándo
quiere.

Entonces, yo no te estoy diciendo que Dios hizo un milagrito, les hizo un favor a los israelitas,
les dio un poquito de comida... ¡No! Hizo "milagrotes" de un tamaño de sobrenaturalidad que
no entra en nuestra cabeza. Después de cuarenta de ver sus obras, dice aquí, ¿qué pasó con
ellos? Siempre se descarría su corazón, y no han reconocido mis caminos.

Ahí están los dos carriles, el carril en el cual yo lo único que quiero son las obras de Dios, yo
quiero Señor, que Tú hagas esto, y hagas esto, y hagas esto y hagas esto y hagas esto y
hagas esto... Pero el otro carril es, Señor yo veo que Tú haces todo esto y te honro y te alabo
y te agradezco por tus oras, pero Señor, quiero conocer tus caminos.

Hablar de los caminos del Señor, si lo tuviéramos que definir de alguna manera, podríamos
decir que es conocer sus propósitos, sus planes, la intención de su corazón, su voluntad, esos
son sus caminos, los caminos del Señor, por eso la Palabra dice que son más altos que los
nuestros porque nuestros caminos siempre son cortitos, son caminos casi como un callejón
sin salida, casi como un atajo, ¿está bien? Porque queremos llegar a algo pronto y rápido, y
más en estos tiempos, los caminos del Señor tienen una trascendencia eterna, van a afectar
para mi vida, eternamente, más allá del tiempo que estés sobre esta Tierra.

Fíjense, Dios dice, por esa razón yo me enojé con esa generación, y dije, siempre se
descarría su corazón. Cuando parece que esta gente se arrepintió y dice, sí, sí, Señor, mira
es verdad, es verdad... te hemos fallado, no, ahora ya sí, ahora ya la vimos, ya la vimos, ya la
vimos, nunca más, nunca más, y Dios dice, ah, ya se pasaron al otro carril, al rato, basta una
situación como tener sed, para que otra vez demuestren en qué carril están. Nosotros
queremos tus obras Señor, tus caminos no nos importan porque ahora tenemos esto, ¿qué va
a pasar después? Ahora tenemos esto.

Ahora, quiero seguir leyendo en Hebreos, pero a partir del versículo 12, donde nos quedamos,
habíamos leído hasta el 11, ahora vamos a leer desde el versículo 12 de Hebreos 3, y dice
así:

"Cuídense, hermanos, de que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e


incrédulo que los haga apartarse del Dios vivo. Más bien, mientras dure ese «hoy»,
anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el
engaño del pecado. Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos
firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio. Como se acaba de decir: «Si
ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón como sucedió en la rebelión.»
Ahora bien, ¿quiénes fueron los que oyeron y se rebelaron? ¿No fueron acaso todos
los que salieron de Egipto guiados por Moisés? ¿Y con quiénes se enojó Dios durante
cuarenta años? ¿No fue acaso con los que pecaron, los cuales cayeron muertos en el
desierto? ¿Y a quiénes juró Dios que jamás entrarían en su reposo, sino a los que
desobedecieron? Como podemos ver, no pudieron entrar por causa de su
incredulidad." Hebreos 3: 12-19

A ver, lo primero que quiero remarcar, no creo que alguno tenga dudas pero yo necesito
decirlo, es que estas palabras están dirigidas a la Iglesia. La Iglesia somos aquellos que
decimos que estamos en el carril adecuado, en el correcto, en que buscamos a Dios porque lo
amamos y queremos amarlo cada día más, los que queremos conocer sus caminos, sus
planes, sus propósitos y su voluntad; a estos el Señor nos está hablando y dice, que ningún
miembro del cuerpo debe tener un corazón pecaminoso e incrédulo que nos haga apartar del
Dios vivo; ninguno de nosotros debe dar lugar a un corazón que por estar infectado con
incredulidad, se aparte del Señor.

Déjenme mostrarles esto, la incredulidad siempre que toma acción, va a provocar un cambio
de actitud en el ser humano y como la incredulidad es lo opuesto a la fe, de la que vamos a
hablar en un ratito más, afecta nuestra área espiritual de una manera muy concreta. Nosotros
tenemos comunión con Dios a través del Espíritu, por lo tanto si hay incredulidad, este
apartarse, no es que dejó de asistir a las reuniones, este apartarse es que su corazón
determinó ya no seguir al Señor, no amarlo y no conocer sus caminos.

Por eso, una persona puede de corazón, estar apartándose a causa de la incredulidad, pero
visible y físicamente, está aquí presente, no cambia en nada; Dios no está mirando cuánto
asistimos, Dios está mirando la condición del corazón, porque lo que determinamos en lo
íntimo hace que Dios pueda ver en cuál de los carriles estamos. Fíjense que me llama la
atención algo, en el 12 comienza a hablarle a los hermanos, y luego en el 13 dice: más bien
mientras una dure ese hoy anímense unos a otros cada día para que ninguno de ustedes se
endurezca por el engaño del pecado... ¿de cuál pecado? De la incredulidad.

Ahora, muchas veces, nosotros hemos leído en la Palabra, la acción o las acciones de unos
hacia otros, ¿está bien? Y todas son acciones que pareciera que nos llevan y nos guían hacia
cuestiones, lo voy a llamar así, positivas, cosas que nos edifican, y obviamente el animarnos,
como dice aquí, también nos edifica, pero lo extraño de darnos ánimo aquí es que, es darnos
ánimo para que el corazón de ninguno se endurezca.

No a ver le doy ánimo a Daniel porque yo ya sé que Daniel tiene su corazón recto delante del
Señor, que ama al Señor y lo estoy animando para continuar en ese camino. No, aquí me
dicen lo contrario, ¡anímalo! no sea cosa que algo pase con Daniel, de tal manera que algo
penetre en su interior y caiga en el pecado de incredulidad que lo lleve a apartarse del Señor.

Amados, esto nos lleva a nosotros como Iglesia, a un pasito más allá de lo que significa la
comunión en el Cuerpo, porque muchas veces miro a alguien y yo ya veo que va camino al
desastre, ¿sí o no? Lo escucho hablar, percibo su mirada, percibo que hay algo en su corazón
que no está bien, y muchas veces sí, voy al Señor y oro; pero acá me dice otra cosa, anímalo
para que su corazón no se endurezca a causa de la incredulidad, ves que está así, ve con ese
hermano y con esa hermana y anímalo a continuar en el carril adecuado, porque ese carril lo
va a llevar a la vida eterna.

Déjenme decirles, que si alguien dio paso, dio lugar a la incredulidad y se aparta del Señor, no
pensemos, no seamos tan ingenuos de pensar alguno de nosotros, que esa persona tendrá
vida eterna, la salvación no fue el boleto que nos aseguraba el cielo, eh... haga yo lo que haga
sobre la Tierra. ¿Por qué? Porque aquí lo leímos, miren, déjenme volver, déjenme primero
encontrarlo pero después se los leo, en realidad es lo que sigue... hemos llegado (aunque
ahora me voy a detener en esto) a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta
el fin la confianza que tuvimos al principio.

¿Por qué en las cartas del Señor que Juan escribió por el Espíritu a las siete iglesias una de
las cosas que dice es, ten cuidado con tu primer amor? Es por esto, porque cuando estamos
en el primer amor somos personas firmes que nos hemos parado en el carril correcto,
sabemos a dónde vamos y aunque se nos venga el mundo encima, vamos a seguir al Señor.

Pero en medio del camino, es cuando el Señor nos dice, yo lo que quiero es que esa actitud
del principio sea la que mantengas firme el resto de tus días, porque ya tenemos parte con
Cristo, pero la seguiremos teniendo, si mantenemos hasta el fin esa misma confianza que
depositamos en Cristo Jesús. ¿O acaso cuando te entregaste al Señor no le dijiste es por vida
o por muerte? Te doy todo, si Tú Señor me dices abandonarlo todo, aún abandona, en sentido
de amor, tu propia vida, con tal de que Yo sea lo primero, ¿y yo qué le dije? Sí Señor, yo
estoy dispuesto. Eso es confianza, eso es seguridad de a quién yo estoy siguiendo, en quién
he creído, yo sé que ése es el Señor, el que me pidió eso, y yo le dije, voluntariamente y con
mis cinco sentidos puestos en su lugar, sí Señor.

Ahora, ¿qué significa tener parte con Cristo? Hay otros pasajes en la Escritura que son
similares y viene de una palabra en el griego, que una de las maneras en que se podría traducir
y de hecho hay alguna que otra versión que usa esta palabra que yo les voy a decir, es
sinónimo de ser "socio" con Dios.
Ser socio, tener todos los intereses en común, compartir las mismas cosas porque queremos
lograr el mismo objetivo. A ver, sí tú te pones en sociedad con alguien, primero, no vas a
dudar de esa persona, le vas a confiar porque tú sabes que están metidos juntos en el asunto;
pero al mismo tiempo tú vas a dar todo de ti para que el negocio prospere.

Mira, en esta sociedad el porcentaje mayoritario ¿sabe quién lo puso? Lo único que puse yo
fue mi vida entregada a Dios. El resto mira, Dios dio a su hijo para que Él muriera para
librarnos de nuestro pecado, nadie más lo podía hacer, resucitó para asegurarnos de que lo
que Él había prometido se iba a cumplir, nos dio el Espíritu Santo, tenemos su naturaleza
dentro de nosotros, quitó la naturaleza que nos llevaba siempre hacia el pecado, justamente
para ser guiados y conducidos por esta nueva naturaleza que hemos recibido, todo lo que
tenía Dios cuando estuvo dispuesto a hacer esta sociedad con la Iglesia dijo, Yo pongo todo
porque Yo sé que este negocio va a funcionar y va a funcionar eternamente, así que Yo
pongo todo de mi parte. Eso es la sociedad que hizo el Señor.

Ahora, parecería raro que el autor de esta carta tenga que hablar en estos términos si también
es consciente que tenemos parte en esta sociedad. A ver, ¿qué quiero decir? Si él sabe que
todo lo que es de Dios nos lo ha dado y lo tenemos, ¿no sería mejor haber animado a los
hebreos, a los que les escribió, a decirles ustedes tienen todo en Cristo? Ustedes pueden
lograrlo hermanos hebreos, ustedes van a llegar al final, van a vencer, ustedes tienen la
victoria de su lado, griten juntos aleluya, gloria a Dios, lo tienen, está asegurado vamos
adelante.

No sería más fácil, no te impulsa más, ¿sí, no? Te da ganas de saltar, cantar, debería pasar
nuevamente el grupo de alabanza otra vez, empezamos, pero no está haciendo eso. Lo que
dice es, a ver, tengan cuidado de no permitir que se infiltre algo en su corazón, es un pecado
bien terrible, se llama incredulidad, porque si se mete los aparta, los saca de la jugada y lo
quita del carril en el que vienen andando.

Ahora, yo quiero destacar, hasta ahora no lo hice, pero quiero destacar una palabra de todas
las palabras que hemos leído, y sobre todo de lo que este escritor trajo a la memoria de los
hebreos en ese momento, pero que ya estaba escrito en los Salmos, de todas esas palabras,
lo que hemos leído del 7 al 11, al principio, yo quiero destacar una, es una de las cortitas, es
la palabra: hoy, porque dice, si ustedes oyen hoy su voz.

¿Por qué hoy? Porque para los hijos de Dios, ese hoy es permanente, lo único con lo que yo
cuento para hacer la voluntad del Señor es el hoy. Yo puedo decir, mañana Señor, mañana va
a ser un día glorioso porque a partir de mañana va empezar mi vida a florecer en ti, sólo
mañana, faltan unas horas, espera hasta mañana... salgo de acá, me pisó un auto y el
mañana nunca llegó. Perdón que sea tan drástico, sí, extremista, pero que puede pasar puede
pasar, lo único que tenemos es el hoy.

Fíjense esto, Israel tampoco descubrió que tenía el hoy, tal vez tuvieron un ratito de decir,
hoy, ahora sí te damos todo, pero no se mantuvieron en esa actitud de ese hoy, por eso
pasaron cuarenta años y Dios término enojándose con ellos y diciendo, toda esta generación
no va a entra en esa tierra que yo les prometí. Me cansaron, cuarenta años que Dios está
diciendo día tras día, hoy, hoy, hoy... y un pueblo que está diciendo, mañana veremos a ver si
lo haces, a ver si... ¿y dónde está el Señor? ¿y por qué te fuiste, y porque no hay comida? ¿y
por qué? Y ahora el mar, y ahora... Y Dios diciendo, a ver, a ver, es hoy, hoy quiero que lo
vivas, si me crees es hoy, ahora vas ver todo lo que puedo hacer, pero Yo además de verte
que tú confías en mí para la obra, quiero que en medio de esto que te estoy haciendo vivir
conozcas mis caminos, sí.

Voy hacer una pregunta que no se la podría hacer a todos los que ya forman parte de la
iglesia, pero a algunos están aquí que, regularmente no forman parte de la iglesia, ¿qué
decisión tomarían ustedes si yo les ofreciera que a partir de ahora mismo Dios quiere
hablarles de manera directa y decirles de manera directa todo lo que quiere de ustedes, cuál
es la voluntad que tiene para sus vidas, lo que ha planeado para su futuro, quiere guiarlos?
¿Qué dirían? ¿Aceptarían la posibilidad, la tomarían? ¿O la rechazaría? ¿Suena atractivo,
no?

A ver, a ver, a ver, no hay intermediario, nadie me tiene que traducir, Dios de manera directa
me va a empezar a decir, Yo quiero esto de ti, esto es lo que planeé, Yo te conozco desde
antes de que nacieras, te hice como eres, te voy a mostrar todo mi plan, ¿no sería fabuloso?
Bueno a mí se me hace emocionante.

La primera vez que Dios quiso hacer eso con los israelitas fue sólo un intento de Dios, eh, ¿y
saben qué hicieron? Fueron con Moisés, le dijeron ¿sabes qué? Si otra vez vuelve a pasar lo
que acaba de pasar vamos a caer todos muertos, solucionemos este asunto Moisés, ve y
habla tú y habla con Dios, y luego ven y nos dices lo que Dios nos quería decir.

Por eso, las personas cuando buscan a Dios y lo buscan por los carriles equivocados, nunca
lo encuentran, porque Dios no te va a hablar a través de otra persona, entiéndeme, va a usar
tal vez a una o muchas personas para hablarte, pero Dios es personal, Dios te va a hablar a ti,
te puede estar hablando una voz conocida, un pariente, un familiar, un amigo, un vecino, un
compañero de trabajo, un compañero de escuela, tú reconoces esa voz y sabes quién es,
pero hay algo acá adentro que te está diciendo, es Dios hablándome a mí.

Pero si tú tomas el camino de decir, no, mejor que Dios le hable a otro y otro me diga a ver
qué va a pasar, nunca lo vas a encontrar de esa manera, porque Dios quiere tener comunión
contigo, ya tuvo un intermediario y sigue siendo el mismo, se llama Jesucristo, es el único no
hay más intermediarios, el único. Por eso, con el respeto que me merecen los católicos, ese
asunto de que la virgencita María puede ser la intermediaria, eso no existe porque Dios no lo
dice.

Pero esa gente cree que va llegar a Dios, y eso a mí me asusta, ¿sabes por qué? Porque
después de este mundo y de esta Tierra, claro que hay una eternidad, pero es, o con Dios o
sin Dios; y qué terrible puede ser para una persona que vivió toda la vida en la Tierra
creyendo que cuando muriera iba a conocer a Dios, iba a vivir una eternidad con Dios pero
como siempre estuvo en una mentira, jamás se encuentra con Dios y ahora, ya no hay vuelta
atrás. Por eso, aún la Palabra dice, busquen al Señor mientras pueda ser hallado, porque el
que lo busca lo va a encontrar, el que lo busca lo va a encontrar, pero hay que tener la
intención de buscarlo para encontrarlo.

Ese hoy, tenía que ser la clave para los israelitas, y es la clave para nosotros hoy, el hoy es la
clave de nuestro hoy, ¿por qué? Porque yo no puedo pensar que hoy las cosas no están muy
bien, pero seguro mañana cambia, hoy no estoy todavía preparado, tengo que acomodar
algunas cosas, pero el próximo mes ya voy a sentirme más ligero, más tranquilo, más liviano y
las cosas van a empezar a funcionar con Dios. No, es hoy.

Es más, hay personas, quiero ser muy claro en esto, hay personas, hay creyentes, hijos de
Dios que nunca cambian, nunca cambian y pareciera que con ellas el Señor perdió su poder,
¿por qué? Porque uno dice, si Dios tiene poder, tiene que cambiar a esta persona, no puede
ser que nunca cambia, eh, abrió el mar en dos, ¿no va a cambiar a esta persona? ¿A qué
estamos jugando? ¿la tiene que cambiar? Pero parece que nunca cambia y que a Dios se le
acabó el poder, se lo gastó todo con los israelitas, ¿sabes por qué no cambia? Porque para
esa persona nunca llegó el hoy, ¿sabes cuándo vas a cambiar? Cuando hoy decidas hacerlo,
porque el cambio no depende de Dios, Dios siempre está dispuesto, Dios siempre quieren
formar a Cristo en ti y verte como Él ya te planeó. ¿Tú piensas, estás esperando que en este
asunto las cosas dependen de Dios?

Dependen de ti y dependen de mí, cuando no cambian en mi vida soy yo el que estoy


reteniendo decisiones, el que me estoy acomodando a cosas que no vienen Dios, el que estoy
de acuerdo con cosas, en las cuales Dios ya me ha dicho muchas veces, no las quiero más y
yo sigo insistiendo con la misma tontería. Pero lo peor es que voy al Señor a decirle, Señor no
puedo, cámbiame, tu poder, tu gracia, tu amor... y Dios dice, ya te lo di, somos socios, ya te lo
di, lo tienes todo a tu favor, ¿qué más quieres? Decídete, hoy, mientras dure el hoy haz lo que
tengas que hacer.

Por eso, es tan sabia la Palabra y estas palabras estuvieron inspiradas por el Espíritu, claro
que sí, ¿por qué? Porque hoy, ahora que les estoy hablando yo estoy vivo y puedo tomar una
decisión, dentro de media hora no sé, pero si dentro de media hora sigo vivo, sigue siendo mi
hoy. Quiere decir que el Señor está extendiendo mi hoy, por eso dice, mientras dure ese hoy,
hagan lo que tengan que hacer y tomen la decisión que tengan que tomar. Algunos dan
vueltas y vueltas sobre los mismos asuntos y por momentos recapacitan, lloran parece que
van a cambiar, sin embargo, todo sigue igual.

Ahora yo quiero que vean este asunto un poquito más profundo. ¿Por qué no cambian
además de que no están tomando la decisión en el hoy? Tiene que tomar la decisión en el hoy
que tiene, pero ¿por qué no cambia? Después de lo leído, ¿qué les parece a ustedes? ¿por
qué no cambia? Porque el corazón se endureció. Porque fíjate bien, si para cierto asunto en
nuestra vida, Dios determinó que el hoy fuera hace cuatro años atrás, y yo en ese hoy no lo
hice y me traje el asunto cuatro años después, ¿sabe qué pasó cuatro años después con ese
asunto que vengo arrastrando de hace cuatro años? Mi corazón se endureció.

¿Y por qué se endurece el corazón? Ustedes ya están en condiciones de responderlo, ¿por


qué se endurece? ¿cuál es el verdadero motivo? Por la incredulidad. La incredulidad va
haciendo que el corazón se ponga como un garrote, cada vez más difícil, en realidad,
debiéramos ser como aquella visión que tuvo Isaías una vez que vio a un alfarero trabajando
el barro, no, ¿se acuerdan? Vio que lo moldeaba y que no le había quedado, lo aplastó, lo
volvió a formar, y después vio la aplicación de lo Dios quería hacer con Israel.

Pero a ver, Dios no está viendo una piedra que no se puede moldear, eh, cuando Dios está
diciendo hoy, ¿sabes qué está viendo Dios? Barro moldeable, barro moldeable, si yo digo, sí
Señor, Él empieza a formar lo que quiere formar, hace lo que tienen que hacer y le da la forma
que Él había planeado, tú deja el barro que hoy es moldeable en su lugar quieto, y dale, no
sé, un día como mucho, ¿lo puedes trabajar? No, ya no, es más, muchos de los artesanos
que trabajan con barro al rato que están trabajando mucho con el barro y cuando no lograron
hacer lo que querían, tienen que tirar ese barro porque ya no les sirve, de tanto que lo trataron
de manejar y la cosa no funcionó, y lo estaban trabajando. Por eso dice, si ustedes oyen hoy
su voz, una palabra importante es el hoy.

La otra palabra importante es oyen, porque no es solamente, el hoy para tomar decisiones de
acuerdo a mí parecer de lo que Dios quiere de mí, no, cuando yo voy a tomar una decisión
hoy, es porque primero oí, pero no es el oír de que me entra acá y me sale por acá, no es el
oír de considerar si está bien o si es lógico lo que acabo de oír, no, es el oír que reconoce que
en esas palabras está la voz de Dios, que ahí está la voluntad del Señor; y entonces mi oír
significa, presto atención porque voy a hacer lo que Dios me está diciendo que haga.
Entonces, cuando decido hacerlo, decido sobre aquello que primero oí.
Muchos cristianos deciden muchas cosas, pero primero Dios nunca les habló y después
dicen, ¿pero y por qué nunca funcionó? Si yo decidí por el Señor, sí, pero decidiste con base
en qué. Es que yo sentí que eso era lo que Dios quería. No, ¿Dios te habló? ¿el Espíritu
Santo te habló? Bueno tanto como que me habló no te lo puedo asegurar, pero yo estaba
entusiasmado y quería... no funciona. Dios habla todo el tiempo, cada día a cada momento,
oigo y aprovecho mi hoy para hacer lo que oí, porque no oí para tomarlo en cuenta y ver que
iba a pasar con eso, oí para ponerlo en acción, si oyen hoy su voz. Fíjense los versículos 18 y
19:

"¿Y a quiénes juró Dios que jamás entrarían en su reposo, sino a los que
desobedecieron? Como podemos ver, no pudieron entrar por causa de su
incredulidad." Hebreos 3: 18-19

¿Saben lo que nos está mostrando el Espíritu Santo aquí? Que hay una estrecha relación
entre la incredulidad y la desobediencia, ¿a quiénes juró Dios que jamás entrarían? A los que
desobedecieron, y luego sigue diciendo, como podemos ver no pudieron entrar, el tema es el
mismo, por causa de su incredulidad. La cosa empieza con la desobediencia. ¡Hey! Muchas
veces decimos, y los papás lo decimos con los hijos, ¡cómo desobedece! ¡cómo desobedece!
Y siempre le damos duro a la desobediencia, y en la Iglesia del Señor, muchas veces
decimos, este hermano, esta hermana ¡cómo desobedece! Le digo esto y hace lo contrario,
¡cómo desobedece, qué barbaridad!

No es que la barbaridad es mayor porque el problema no es lo que está mostrando de


desobediencia, esa desobediencia está mostrando que en su corazón se anidó la
incredulidad.

Entonces está escuchando, pero no puede creer que eso sea así y como no puede creer,
¿qué va hacer? Desobedecer, no está de acuerdo, nadie va a obedecer cuando no está de
acuerdo, nadie va a hacer algo que no le parece, por eso el que ama a Dios siempre obedece
aún cuando no entiende.

¿Ves que cuando les esto todo está más claro? ¿sabes por qué? Porque el corazón del que
ama Dios, le cree al Señor, no necesita que Dios le explique porque sabe que oyó la voz de
Dios y lo que Dios dice, es como es. Esa voz está representando una parte de sus caminos,
de esa voluntad reflejada. El que ama Dios dice, Señor no tienes nada que explicarme, Tú me
dices que lo haga, yo lo hago, ¿es muy obediente, fue muy obediente desde que era chiquito
ese hermano? No, cree, cree porque conoce al Señor, quién no conoce al Señor íntimamente,
jamás le va a creer, no le va a creer.

Si yo le digo una cosa a mis hijos que les parezca un disparate, de la única manera que me
van a obedecer es porque me conocen y porque me conocen me aman, sino no lo van a
hacer, por más que yo sea el papá, no lo van a hacer. Esto nos enseña muchos principios
espirituales, todos juntos en un solo relato. Cuando no hago lo que Dios me habla es porque
el corazón se ha endurecido, ¿y por qué se endureció? Por incredulidad, ¿y a qué me lleva la
incredulidad? A desobedecer todo el tiempo.

Ahora, quiero leer por último, Romanos 10:17 un versículo muy conocido, yo lo voy a leer en
la Reina Valera Actualiza, porque obviamente tenemos que ver la contrapartida, el antídoto de
la incredulidad. Dice Romano 10:17 así:

"Por esto la fe es por el oír y el oír, por la palabra de Cristo." Romanos 10:17

Lo vuelvo a repetir, es bien cortito, es bien cortito:

"Por esto la fe es por el oír y el oír, por la palabra de Cristo."

Quiere decir, que yo les voy a mostrar el camino inverso a el orden que está dando aquí el
versículo. Si hay palabra de Cristo, alguien que ama a Dios, lo que va a hacer siempre es oír
porque sabe que eso es palabra de Cristo, y cuando oye, ¿qué va a ocurrir? Aumenta la fe, la
fe se desarrolla, ¿de dónde viene la fe? Dice acá, del oír, ¿y de dónde viene el oír? De la
palabra de Cristo. Si no empieza habiendo palabra de Cristo, voz de Dios, voz del Espíritu
Santo, no hay nada que oír.

Por eso, aún cuando tú hablas con un hermano o con alguien más, cuando pides consejo,
cuando le cuentas tu situación, puedes hacerlo para que oren por ti, pero ten cuidado de lo
que escuchas, porque si algo que te están diciendo no es palabra de Cristo no hay nada que
oír, porque eso que estás escuchando no va hacer que la fe de Cristo que está en ti se ponga
en acción, no va ocurrir porque ¿por dónde empieza? No empieza por la fe en sí misma, ni
empieza por el oír, empieza por la Palabra.

Por eso, el Espíritu dijo y lo remarcó el autor de esta carta, si oyen hoy su voz. Empieza
porque escucho sabiendo que hay voz de Dios, la voz de Dios me garantiza que todo lo que
sigue va a ser exitoso, todo va llegar a buen término, y toda la voluntad de Dios se va a
cumplir, lo entienda o no lo entienda, ése no es asunto mío, lo entenderé en el momento que
necesite entenderlo, pero yo sé que las cosas serán como Dios quiere que sean.

Nunca puedo oír lo que dicta el corazón, a los israelitas les pasó demasiado, el corazón,
cuando estás en un momento crítico, el corazón te empieza a decir un montón de tonterías y
todo lo que el corazón habla nace de la desesperación, no escuches al corazón. Cuando
estás, cuando estoy en un momento crítico es cuando más necesito escuchar al Espíritu
Santo de Dios.

Por eso, es más sabio no tomar una decisión si yo no puedo asegurar que escuche la voz del
Espíritu, a tomar una decisión porque me pareció que lo que sentía o lo que me vino a la
mente era la voz de Dios, pero nunca fue la voz del Espíritu, eso es muy peligroso. Es mejor
esperar, total para Dios el hoy permanece, el hoy continúa para Dios nunca cambia. Amados,
Dios quiere llevar nuestra sociedad con Él a toda la dimensión que Él planeó, lo quiso hacer
desde Israel, aún cuando por Israel no había muerto Cristo aún, no tenían el Espíritu Santo
sobre ellos ni en ellos, pero aún así Dios lo quiso hacer.

Hoy contamos con todo lo que Dios ha preparado para nosotros, no nos falta nada, Dios
quiere llevar esta sociedad a tener éxito, pero éxito, ¿para qué? No para que tú y yo digamos
cuánto me bendijo Dios, no, esta sociedad es para que en la voluntad, los planes del Señor,
su Reino se hagan reales y manifiestos para bendecir la vida de otros. Quiere decir, que si
estoy en el camino adecuado en el camino correcto, yo voy a saber que ese camino me lleva
al éxito en todos los planes de Dios. ¿Por qué? Porque Él me dio todo para que las cosas
funcionen.

Pero hay una advertencia de parte del Espíritu de Dios, si hoy oyen la voz del Señor no
endurezcan su corazón, no permitan que porque algo no les parezca, algo no le suene lógico,
no esté acorde con lo que ustedes pensaron que iba a ser, entonces se abra una pequeña
puerta a la incredulidad. Una sola advertencia contra toda una gama interminable de todo lo
que Dios nos ha dado, que podemos disfrutar y que podemos manifestar.

Así que, yo quiero terminar orando, quiero pedirle que estemos de pie y quiero también que al
orar cada uno de ustedes, en lo personal, en lo privado, puedan llevar esta Palabra a una
realidad espiritual en Cristo y por el Espíritu Santo.

¿Qué quiero decir? Solamente yo sé en lo íntimo cuántas veces hubo una palabra del Señor a
mi vida, una advertencia del Señor, hubo una llamada de atención, y que posiblemente, yo no
hice caso, fue mí hoy en ese momento pero dejé pasar el hoy, sin embargo como dijimos
antes, el hoy de Dios es permanente, yo puedo retomar hoy porque Dios me ha dado vida
hasta ahora, puedo retomar hoy todo eso que quedó pendiente.

Si yo sé que ha sido el Espíritu de Dios hablando a mi vida, hoy puedo decirle delante de Él,
yo sé que esto vino de ti, y hoy tomó la decisión de acuerdo a lo que oí de tu voz. Ahora sí te
oigo, pero para hacer, como realmente se oye, no te oigo para dejar a un costado, hoy te
estoy oyendo, Señor, porque hago lo que me has hablado.

Así que con esta convicción y seguridad, yo quiero que oremos juntos y que cada uno en
lo que tenga que orar al Señor lo haga con absoluta libertad, porque tiene la capacidad de
escuchar muchas voces hablándole al mismo tiempo y entender cada una de las cosas
que sale de nuestro corazón, vamos a orar.

Padre, en el Nombre de Jesús, te agradecemos por tu Palabra el día de hoy, y te


agradecemos, Señor, por haber inspirado por el Espíritu al escritor de esta carta a los
Hebreos en traer a la memoria de los cristianos hebreos en ese primer tiempo del
cristianismo y ahora a nosotros, después de muchos años y muchos siglos después,
traernos este hecho, esta circunstancia particular con el pueblo de Israel. Sabemos que
lo que pasó con Israel está puesto allí para que nosotros nos veamos reflejados y
tengamos una advertencia, Señor, de tu parte, y sepamos que el corazón humano, por
lo general tiende a caminar siempre los mismos caminos, pero hoy nosotros estamos
en una condición absolutamente distinta a como estaban los israelitas en aquél tiempo.

Hoy, Tú nos estás declarando por la Palabra, que somos socios tuyos porque nos has
dado todo lo que tenías para nosotros. Desde que diste a Cristo, junto con Cristo, aún
la Palabra lo afirma nos diste todas las cosas, no hay nada que tenga que depender de
un esfuerzo personal para lograr hacer lo que nos está pidiendo, jamás será así, porque
cuando estamos en Cristo, tenemos tu naturaleza, reaccionamos a lo que viene del
Espíritu, el mismo Espíritu Santo nos habita y tu poder, Señor, nos impulsa a hacer lo
que viene de ti.

Por eso, hoy que tenemos esta oportunidad, hoy queremos responder a lo que nos
estás hablando en este momento, y decirte Señor, no queremos permitir nunca que
haya algo de incredulidad que pueda permear nuestro corazón, pueda permear nuestra
mente, pueda llegar aún hasta nuestro inconsciente, sin darnos cuenta de que allí se
instaló la incredulidad y que por eso, nuestro corazón empiece a endurecerse más y
más cada día.

Señor, en el Nombre de Jesús, oramos por todos aquellos que en algún punto de su
vida, al seguirte permitieron que la incredulidad les ganara y hoy su corazón se ha
endurecido. Señor, nosotros no nos levantamos para juzgar, porque es lo último que
podríamos hacer, nos levantamos a interceder, Señor, Tú conoces a tus hijos, aquellos
a quienes amas y conoce los motivos por los cuales su corazón se endureció.

Y en el Nombre de Jesús, a través de esta oración llegamos con los brazos del Espíritu
Santo hasta donde están cada uno de ellos, alrededor de todo este mundo, en el rincón
más lejano de este planeta, oramos e intercedemos por ellos, y en el Nombre de Jesús,
también tomamos autoridad para romper ese corazón duro, porque aún cuando Tú
estableciste que harías un Nuevo Pacto con la humanidad dijiste, que cambiarias el
corazón de piedra y pondrías un corazón de carne.

Ahora, en el Nombre de Jesús, haz este milagro, quita el corazón de piedra para que
vuelva a haber un corazón de carne que te crea a ti, que volteé de todo corazón a ti y te
diga perdóname Señor, perdóname porque lo que vivo hoy es la consecuencia de que
he dado lugar a la incredulidad; y por eso tanto te desobedecí.

Señor, Tú eres el único que tienes el poder para hacerlo, y Señor, si hiciste milagros
portentosos con los israelitas, cómo no vas a poder cambiar un corazón de piedra en
uno de carne, nosotros confiamos en ti y te creemos.

Señor, si algunos anduvieron por el carril adecuado pero ahora se movieron de carril,
tráelos Tú, Señor, por tu gracia, tráelos, tráelos nuevamente para que no te estén
buscando ya más solamente por tus obras, que te busquen porque quieren conocer tus
caminos, quieren conocerte a ti, quieren amarte a ti cada día más, quieren poder
comprender desde el Espíritu los planes por los cuales los has salvado.

Señor, disfrutamos mucho el ser salvados por ti, pero sabemos que el propósito final
tuyo no era solamente que disfrutamos la salvación, tu propósito era formar con cada
uno de nosotros, una Iglesia poderosa sobre esta Tierra, que te pudiera representar y
que pudiera mostrar que es posible en el Siglo XXI, en medio del pecado, en medio de
las dificultades, vivir con las leyes y los principio de tu Reino.

Por eso, en el Nombre de Jesús, hoy oramos Señor, levantando esta Iglesia y
declarando que tu Iglesia tiene corazón para ti Señor, que está en el camino adecuado,
en el carril correcto, que te sigue porque te ama, que no te pregunta porque quiere
entender, sino que escucha tu voz y obedece, y hace lo que Tú has dicho, porque te
conoce, porque sabe que todo lo que sale de tu boca es perfecto.

En el nombre de Jesús, oramos por tu Iglesia y la levantamos Señor, en todo lugar de este
planeta porque solo Tú puedes cambiar a tu Iglesia, de tal manera que sea la Iglesia que
han determinado que fuera.

Señor, sabemos realmente que hay una parte que se dice Iglesia y que realmente no lo es,
pero hoy no nos queremos parar ahí Señor, hoy queremos pararnos en aquellos que de
verdad, como lo leímos también, al principio pusieron su confianza en ti verdaderamente,
al principio supieron quién eras y experimentaron tu amor, pero por mil situaciones
diferentes hoy se han desviado, por muchas personas se han desviado. Hoy oramos por
todos y cada uno de ellos, Señor, declarando que Tú los regresas a tu carril, Tú eres aquél
que los atrae hacia ti y que le vuelves a mostrar que no has dejado de amarlos, que tu
propósito no se ha terminado, que mientras hay vida sobre la Tierra, mientras Tú estás
extendiendo el hoy, hay posibilidad de vivir en tu voluntad.

Hoy declaramos esto sobre toda tu Iglesia en todo el mundo, Señor, empezando por
nosotros, no podríamos orarlo por los demás si nosotros no tuviéramos un corazón
dispuesto para ti. Hoy nuestro corazón vuelve a estar dispuesto para ti como el primer
día, te amamos porque eres todo para nosotros, te amamos porque eres lo más
importante en nuestra vida, te amamos porque hemos conocido y hemos comprobado
tu amor, te amamos porque hemos comprendido espiritualmente lo que significó el
sacrificio de Jesús a nuestro favor, te amamos Señor, porque nos has dado todo en
Cristo y transformaste nuestra vida, de tal manera que hoy no somos ni por el más
mínimo atisbo lo que alguna vez fuimos, porque todo lo que hoy somos ha sido hecho
nuevo por tu gracia por tu poder.

Por eso, Señor hoy te agradecemos lo que somos y tenemos en Cristo Jesús, y como el
primer día te seguimos, te honramos, te amamos y queremos seguir conociéndote para
conocer tus caminos.

Te agradecemos, Señor, por tu Palabra y mucho más te agradecemos por el Espíritu


Santo que siempre nos habla, tu Palabra podría estar allí, pero si el Espíritu no nos la
revela, y no nos habla íntimamente la verdad de tu Palabra, la Palabra sería un
jeroglífico para nosotros y seríamos incapaces de comprenderla. Pero te agradecemos
por tu Espíritu que hoy sigue hablando, y por eso mientras dure ese hoy no
permitiremos que se endurezca nuestro corazón, sino que levantamos en nosotros la fe
de Cristo, porque sabemos que cuando Tú hablas, eres Tú mismo expresando lo que
está en tu corazón, y cuando oímos, entonces la fe de Cristo en nosotros se activa
inmediatamente para hacer tu voluntad.

Gracias Señor, a ti te damos toda la honra, la gloria, el poder, la alabanza, el honor, Tú


mereces todo, mereces nuestra vida, la Iglesia te pertenece, somos tuyos Señor y
tienes el derecho de cumplir todo lo que has establecido para nosotros.

En el nombre de Cristo Jesús, amén y amén. Amén, gracias Señor. Gracias Señor.
IDENTIDAD VERDADERA

29 de Mayo de 2016

Damos muchas gracias al Señor porque todo lo que somos y tenemos es por Él y para Él, y
realmente saber que le pertenecemos, implica entender que toda nuestra vida está
relacionada con sus planes y sus propósitos. Nosotros no podríamos jamás planear o pensar
algo, una vez que conocemos al Señor, que esté fuera de su voluntad, por una sola razón,
nada jamás va a poder funcionar sin su voluntad.

Por eso a veces, cuando insistimos posiblemente, en llevar a cabo algo que está en nuestro
corazón pero que no vino de Dios, nos damos la cabeza contra la pared, chocamos contra un
muro que no lo podemos pasar y hacemos un intento, dos intentos, tres intentos y creemos
que Dios va a estar con nosotros, hasta oramos pidiéndole al Señor, que por favor derribe ese
muro, si lo pudo hacer con Jericó como no lo va a poder hacer con ese muro que estamos
enfrentando, sin embargo, el muro es que la voluntad de Dios no está allí; y siempre que
estemos en la voluntad de Dios vamos a ver la plenitud de Dios sobre nuestras vidas y va a
haber una paz que llene todo nuestro ser, para darnos la convicción de que eso es lo que Dios
quiere.

En lo que hoy vamos a compartir quiero empezar diciendo, que muchas veces puedo notar en
nosotros los creyentes, los que creemos en Cristo Jesús, que tenemos problemas con la
identidad, y éste es un tema que, en lo personal, muchas veces me ha preocupado porque
puedo darme cuenta que tenemos todo de parte del Señor, el Padre a través de Cristo nos ha
dado todas las cosas, pero estamos luchando con un asunto que es personal, que es privado,
que es humano y que no tiene que ver con la naturaleza divina que hemos recibido.

Obviamente, cuando vemos a cualquier persona que no tiene a Cristo, inmediatamente


podemos comprobar que las personas tienen falta de identidad, es muy rápido verlo, pero es
notable cuando eso mismo lo podemos notar en los cristianos, en los creyentes en Cristo
Jesús, porque la Palabra nos muestra que cuando estamos en Cristo, es suplido todo lo que
normalmente se llama identidad.

Ahora, ¿cuál es la manera más sencilla de definir la identidad? Identidad, es simplemente


saber quiénes somos, eso es identidad. No es nada muy difícil de entender, pero sí a veces
bastante difícil de vivir en su plenitud. Ahora, el verbo "ser", entre otras cosas significa:
esencia o naturaleza. Si estamos hablando que identidad es saber quiénes somos, ocurre
algo, necesitamos identificar ese "somos", ese "ser", con una cuestión de esencia o de
naturaleza.
Por eso déjeme decirle algo, la identidad es un asunto espiritual. Y esto es lo primero que
quiero dejar establecido en este día muy claramente, porque lamentablemente, como la
identidad está mezclada con todo lo que la psicología enseña, muestra y manifiesta de los
problemas de los seres humanos, de los conflictos que van marcando la vida de una persona
y que cuando llega esa persona a la adultez, entonces tiene falta de identidad, y hay que
trabajar en aquellos sucesos que vivió en su vida pasada, en la niñez y en todo el resto de su
vida, para entonces que él pueda recuperar un sentido de identidad.

El asunto es que ese tratamiento es desde lo mental y psicológico, pero déjeme ponérselo del
lado de Dios. Del lado de Dios, la identidad es un asunto espiritual. Ahora, si es un asunto
espiritual siempre se va a manifestar en la manera de pensar y en la conducta. Lo espiritual,
recuerde esto, no es algo simplemente intangible que está por las nubes y que nunca nadie
puede ver. De hecho, creo que no hay nada más espiritual que el Reino de los cielos, porque
es un Reino que en este mundo no existe, pero Jesús dijo, que había llegado para mostrar, y
para que la gente viera el Reino de los cielos.

Lo espiritual, nunca yo puedo pensar, que está tan lejano que no se puede ver, por lo tanto la
identidad, como es un asunto espiritual, se ve. ¿Y dónde se ve? Se ve en la manera de
pensar y se ve en nuestro comportamiento. Fíjese esto, el ser humano fue creado a imagen y
semejanza de Dios, eso le dio al ser humano, estoy hablando del ser humano en su totalidad,
le dio una esencia específica; no hay otro ser creado que tenga la esencia de Dios porque
ningún otro ser creado fue creado a imagen y semejanza de Dios.

Ahora, esa esencia que el ser humano recibió es fundamental para su vida, y esa esencia
depende de Dios. Por eso, la identidad es un asunto espiritual, porque ¿qué ocurrió? Cuando
el ser humano pecó perdió su identidad porque se desprendió de la fuente y de la esencia que
había recibido. Piense un momento, ¿usted se imagina, antes del pecado a Adán y Eva con
conflictos de identidad? Pero yo les puedo asegurar que un psicólogo los hubiera tratado, y
muy fuerte y seriamente, porque entre otras cosas, esos dos pobrecitos no tuvieron mamá.

Claro, no tuvieron mamá y se supone que uno de los problemas que marcan la identidad de
un ser humano, es no tener una buena relación con su mamá, ¡imagínense! Pero, ni usted ni
yo podemos imaginar a Adán y Eva con un conflicto de identidad, reuniéndose con Dios ahí
en el jardín diciéndole, Señor, realmente no, no sé quién soy, si Tú no me explicas bien la
ecuación de como hiciste las cosas, porque a ver, me uniste a esta mujer y una vez unidos
vamos a tener hijos, nuestros hijos van a tener mamá, pero yo, ¿cómo le explico a mis hijos lo
que significa tener una mamá si yo nunca viví esa experiencia? Señor, me tienes que sanar
ese problema.

El problema nunca estuvo porque la identidad, como es espiritual, estaba suplida por la
imagen y semejanza de Dios que estaba intacta, esa imagen y semejanza de Dios les permitió
recibir la misma esencia divina que es fundamental en todo ser humano y que depende de
Dios. ¿Dónde empezó el conflicto con el ser humano? Cuando pecó, porque el pecado hizo
que hubiera un desprendimiento de la esencia, se desligó el ser humano de esa dependencia
absoluta hacia el Señor y eso empezó a generar los problemas de identidad. Ahora, para ir
desde la base, yo quiero que veamos un ejemplo de identidad, algo así como un fundamento
de identidad en el mismo Dios.

Por favor, vayan a Éxodo capítulo 3, versículos 13 y 14, yo voy a leerlo en la Nueva Versión
Internacional, sólo le recuerdo el contexto. Aquí Dios se le apareció a Moisés, le dijo que lo
había elegido para que fuera a Egipto a sacar de esa tierra de esclavitud a Israel y se tenía
que presentar frente a Israel, Moisés, en Nombre del Señor; y Moisés empezó a tener muchos
conflictos personales, en principio digamos que se atacó a sí mismo, porque se anuló en la
tarea pensando que no iba a ser útil y que no iba a poder realizar lo que Dios le pedía. Pero
luego, inmediatamente viene esto que vamos a leer, dice el versículo 13:

"Pero Moisés insistió: —Supongamos que me presento ante los israelitas y les digo: “El
Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes.” ¿Qué les respondo si me
preguntan: “¿Y cómo se llama?” — YO SOY EL QUE SOY —respondió Dios a Moisés—. Y
esto es lo que tienes que decirles a los israelitas: YO SOY me ha enviado a ustedes.”"
Éxodo 3:13-14 / NVI

A ver, ¿no hubiera sido más fácil un nombre que pegara más? ¿no? Porque hoy que estamos
en la época del marketing y que todo tiene que ser atractivo, un nombre un poquito más
atractivo para que los israelitas se animaran a creerle a Moisés, que Dios los estaba enviando.
La manera en que Dios se identificó marca la pauta de la identidad, porque para nuestro
español, lo que Dios le dijo a Moisés es, YO SOY EL QUE SOY; y luego lo definió, lo resumió
como YO SOY te envía.

Ahora, les quiero decir, que esto que vemos como frase, está íntimamente relacionado al
nombre Jehová, que muchas veces hemos leído o al nombre YAHWEH. Ahora, déjenme
decirles un poquito nada más, de lo que esto significa. ¿Sabe lo que significa YO SOY EL QUE
SOY?

Yo soy, el inefable o que no se puede explicar con palabras. Yo soy, el que existe por sí
mismo, el que tiene en sí la razón y fuente de su propio ser y no depende de ningún otro ser
en ninguna manera. Yo soy, eterno e inmutable, como no puede cambiar se puede confiar en
Él plenamente, Él existe desde siempre y para siempre.

¿Sabe por qué estoy leyendo esto? Porque lo primero que tenemos que entender, es que
Dios cuando nos dio su esencia, nos puso parte de esto que estamos leyendo, aunque a
usted le parezca demasiado grande. Y sólo estoy hablando de un asunto de creación, entre
otras cosas, sólo me voy a quedar con lo último, Él es eterno.

El ser humano, ¿acaso no tiene la característica de la eternidad? ¿Cómo recibió esa


eternidad? Porque Dios le transfirió de su esencia. El único ser que es eterno como Dios, es el
ser humano.Piénselo por favor, el único ser creado que es eterno como Dios es eterno, es el
ser humano, no hay otro. Pero déjeme decirle algo, por esta misma razón, la identidad de una
persona mientras está en la Tierra, ¿sabe qué define? Define su futuro eterno. Piense lo que
le estoy diciendo, y en un momento lo vamos a corroborar con la Palabra.

De acuerdo a nuestra identificación con la identidad que viene de Dios, es que nosotros
podemos mirar con claridad, sin nada en medio, la eternidad que nos espera; pero si nuestra
identidad no está definida según Dios, también podremos tener eternidad pero será una
eternidad sin Dios. Por eso, aquellos que no tienen a Cristo no es que han perdido eternidad,
lo que han perdido o lo que están perdiendo mientras no se arrepientan, es la posibilidad de
una eternidad con Dios pero la eternidad la tendrán, de sufrimiento y de dolor, pero aquellos
que conocemos a Cristo, por la identidad que tenemos en Él, vamos a disfrutar de una
eternidad con Dios que será perfecta.

Ahora, quiero leer Isaías 53, versículo 6, lo voy a leer en la Reina Valera Actualizada, para
que nos demos cuenta lo que Dios hizo. En realidad, primero lo que pasó con nosotros, y
obviamente, luego lo que Dios hizo; Isaías 53, el versículo 6, dice así:

"Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino.
Pero el SEÑOR cargó en él…es decir, en Cristo… el pecado de todos nosotros." Isaías
53:6 / RVA

A ver, la decisión humana de apartarse de Dios generó la pérdida más grande que el ser
humano podía sufrir, y esa pérdida era su identidad, porque el ser humano requiere una
identidad que esté sólida, que esté sana, que esté firme para poder hacer lo que Dios ha
planeado que haga. Sin esa identidad el ser humano siempre está en un terreno como
cenagoso, en cualquier momento se va, en cualquier momento se hunde; sin Dios, y esto es
lo que nos pasó a nosotros, cada uno tomamos nuestro propio camino, ése es el sentido de
descarriarse; es decir, nos sacaron o nos salimos, mejor dicho, del entorno natural en el que
debíamos estar y empezamos a correr sin rumbo fijo y ninguno de los caminos que tomamos
estaba relacionado con el camino que Dios había preparado.

Por eso, la identidad no está relacionada con lo que te pasó con tu mamá o tu papá, o con tu
abuelo o con tu tío, la identidad está relacionada con lo que nos ha pasado con Dios. Cuando
nosotros nos descarriamos, cada uno de nosotros, y ahora dejemos a un lado en paz a Adán
y Eva para no echarles la culpa, cada uno de nosotros dice aquí, tomamos nuestro propio
camino, ésa fue una decisión personal y lo sigue siendo hasta el día de hoy en mucha gente
que sigue negando a Jesucristo como la única posibilidad de salvación.

Esto me hace pensar que cuando nosotros los creyentes, sufrimos en algún sentido
problemas con nuestra identidad, tendría que haber alguna área que está tomando nuestro
propio camino, por estar tomando el camino que nos parece, empezamos a sentirnos
inseguros de quiénes somos, porque sólo podemos estar seguros de quiénes somos cuando
estamos en el camino del Señor, y el camino del Señor es uno, no hay más caminos que uno
con el Señor, no los puede haber.

Ahora, la segunda parte del versículo dice, pero el SEÑOR cargó en él… en Cristo… el
pecado de todos nosotros. Quiere decir que Dios, viendo el problema del ser humano
tomando su propio camino y perdiendo su identidad, entonces lo que hizo Dios fue cargar la
raíz del problema sobre su Hijo Jesucristo.

A ver, ¿cuál es la raíz del problema? Dice aquí, el pecado. Pero todos sabemos cuál es ese
pecado, la separación, la independencia de Dios, ésa es la raíz del problema, olvídese usted
de todo lo que con lujo de detalles le ha pedido perdón a Dios, porque está muy bien que le
haya pedido perdón y que yo le haya pedido perdón, pero todas esas acciones pecaminosas
que hicimos tenían una raíz, cuando la raíz es quitada, entonces ya no hay ramas que puedan
seguir creciendo.

Pregúntenos a mi esposa y a mí, que tenemos un vecino con bambús atrás, y que ya no
sabemos qué hacer con los bambús, ¿sabe por qué? porque el vecino corta de su lado un
poquito, según me dijo él, y nosotros cortamos un "muchito", y sabe que al siguiente día
seguimos teniendo hojas, las ramas de bambú se siguen torciendo hacia nuestro lado y es
interminable, ¿sabe por qué? Porque los bambús siguen ahí, porque no fueron quitados de
raíz.

El problema cuando no se quita de raíz, no se quitó. Por eso, cuidado cuando nosotros
transmitimos la verdad del evangelio y vemos personas que están compungidas, que se
sienten mal por las acciones pecaminosas pero no logran ver la raíz del problema, ¿sabe por
qué? Porque le van a estar pidiendo a Dios perdón por el vestido pero no por la esencia, no
por la raíz de la situación y la raíz de la situación es nuestra separación y la independencia de
Dios, y esa independencia provocó la falta de identidad que tú y yo tenemos y que muchas
veces manifestamos; no hay otra razón para la falta de identidad, ésa es la razón para la falta
de identidad.
Quiero leer Juan, el evangelio de Juan el capítulo 8, desde el versículo 21, lo vuelvo a leer en
la Nueva Versión Internacional, dice así:

"De nuevo Jesús les dijo:—Yo me voy, y ustedes me buscarán, pero en su pecado
morirán. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir. Comentaban, por tanto, los judíos:
«¿Acaso piensa suicidarse? ¿Será por eso que dice: “Adonde yo voy, ustedes no
pueden ir”?» —Ustedes son de aquí abajo —continuó Jesús—; yo soy de allá arriba.
Ustedes son de este mundo; yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho que
morirán en sus pecados, pues si no creen que yo soy el que afirmo ser, en sus pecados
morirán. —¿Quién eres tú? —le preguntaron. —En primer lugar, ¿qué tengo que
explicarles? —contestó Jesús—.

Son muchas las cosas que tengo que decir y juzgar de ustedes. Pero el que me envió
es veraz, y lo que le he oído decir es lo mismo que le repito al mundo. Ellos no
entendieron que les hablaba de su Padre. Por eso Jesús añadió: —Cuando hayan
levantado al Hijo del hombre, sabrán ustedes que yo soy, y que no hago nada por mi
propia cuenta, sino que hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado. El que me
envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada.
Mientras aún hablaba, muchos creyeron en él." Juan 8:21-30 / NVI

Este ejemplo de Jesús es extraordinario para darnos cuenta que el Señor estaba buscando de
estas personas, israelitas, que todo el tiempo estaban buscando a ver cómo lo hacían caer,
que negaban todo el tiempo que Jesús era quien era, estaba buscando una cosa de ellos,
reconozcan que Yo soy el que soy.

¿Saben con qué se identificó Jesús al hablarles de esta manera? Con las mismas palabras
que Dios le dijo a Moisés que debía transmitirle a Israel, parece que Israel estuvo marcado por
el mismo mensaje de Dios todo el tiempo, porque Jesús después de muchísimos años, les
vuelve a recordar a los israelitas lo mismo que para ellos era una base de sustento; Jesús les
estaba diciendo en la cara, Yo soy el que soy, el mismo que Dios le anunció a Moisés, ése
mismo soy Yo, y hay una sola cosa si ustedes no reconocen que Yo soy el que soy, van a
morir en sus pecados.

Ahora, dígame una cosa, ¿de qué le sirve a un ser humano ir con los psicólogos para tratar de
solucionar un problema de identidad, supuestamente causado por la mala manera de vivir, por
la mala educación, por los maltratos o por lo que usted quiera, y que ese ser humano crea o
se sienta que está libre ya, que se siente más seguro de sí mismo pero que sigue negando a
Cristo? ¿de qué le sirve esa supuesta identidad?

Yo recibo identidad cuando reconozco su identidad, mi identidad viene de su identidad y no


hay nadie más que me pueda dar la identidad que yo reconozco haber perdido alguna vez. De
ahí es, muchas veces, mi preocupación de escuchar a los creyentes, y aún les digo, de
haberme visto a mí mismo en ciertas situaciones específicas de mi vida, donde yo no sé
dónde estoy parado o me siento inseguro; y esa inquietud nunca me ha dejado hasta ahora,
hasta ahora que el Señor me metió a ver en la Palabra lo que Él nos quiere mostrar acerca de
la identidad.

Cuanto más reconozcamos la identidad del YO SOY, más estaremos firmes en nuestra
identidad, porque reconoceremos que todo depende de Él. ¿Quiere usted algunas pocas, no
son muchas, pero son muy contundentes, algunas pocas señales de una persona que tiene
una identidad firme? Vamos a volver a Jesús casi al final de lo que leímos.

En el 28 dice: Por eso Jesús añadió: —Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, sabrán
ustedes que yo soy, y fíjese ahora, y que no hago nada por mi propia cuenta. Primera señal
de una persona que tiene identidad. Estoy hablando de cualquier persona que quiere tener
una verdadera identidad y que sólo reconoce que la identidad viene de Dios, no hace nada
por su propia cuenta.

Amados, en el momento en que yo tomo una decisión por mi propia cuenta, repito la escena
que escribió proféticamente Isaías, me vuelvo a descarriar por mi propio camino aunque me
llame cristiano, aunque sea hijo de Dios, porque los principios no se anulan porque yo me
llame cristiano, los principios de Dios siguen siendo los principios de Dios y cada vez que yo
tomo una determinación fuera de Dios tomé mi propio camino, ¿sabe la consecuencia? Voy a
empezar a sentirme inseguro de quién soy.

Alguien que tiene la identidad firme no hace nada por su propia cuenta. Segunda señal, sino
que hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado. Y doy gloria a Dios por estas
palabras, le voy a decir por qué; porque reconozco que nos cuesta mucho pasar de lo que
sabemos que Dios dice, a declararlo con absoluta fe y confianza como nuestra realidad diaria.
Mire, aunque yo quiera a esto ponerle la manito y hacerlo más leve no puedo, amados no
puedo, esto es así, el Señor nos habla de salud y al primer síntoma de dolor yo vuelvo a
recordar cómo me siento y anulo lo que tengo en mi cabeza, de conocimiento.

¿Por qué no puedo yo mantenerme en la verdad del Señor aunque me sienta que me estoy
muriendo? Porque aún si me muero, entonces, tendrá que ser para gloria de Dios, porque hay
una realidad en Cristo Jesús que me dijo, que yo estaba sano en Cristo y que viviría sano en
Cristo el resto de mi vida. Porque yo no seguí leyendo Isaías 53, pero si usted no lo recuerda
léalo en casa y fíjese en la verdad que está declarada allí, Él pagó por nuestras enfermedades
y por nuestros dolores. Me importa tres cacahuates lo que yo sienta o lo que deje de sentir,
porque hay una realidad en Cristo Jesús, estamos sanos, la Iglesia de Cristo está sana en
Cristo Jesús, no puede haber otra realidad.

Por eso Jesús dijo, hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado, ¿usted piensa que la
muerte en la cruz no le hizo sentir dolor? ¿pero cómo... si mi Padre es un Dios sanador? Israel
creía en ese Dios sanador, ¿cómo es posible que Yo, su propio Hijo, con su misma esencia,
esté sufriendo este dolor? Para la gloria de Dios y para la salvación nuestra, pero Él se
mantuvo en todo lo que el Padre le enseñaba.

Amados, a veces siento que no hemos visto que el paso de fe que nos hace falta, el desarrollo
de la fe de Cristo en nosotros, es que de aquello que sabemos, lo declaremos como una
realidad sin importar las circunstancias; tú decláralo y vas a ver como la fe de Cristo empieza
a activarse dentro tuyo y te vas a olvidar de la situación puntual que estás viviendo.

Tercera señal, El que me envió está conmigo. A ver amados, ¿quién puede sentirse inseguro
de quién es, si Dios está con nosotros? Se da cuenta que la identidad viene de reconocer al
gran YO SOY. Por eso la Palabra dice, si Dios es con nosotros quién contra nosotros. Amados,
tenemos a Dios de nuestro lado, eso es un síntoma, es una señal de que sabemos quiénes
somos en Cristo, Dios está con nosotros.

Siguiente, no me ha dejado solo, pero hay un por qué, porque siempre hago lo que le agrada.
Claro, porque es muy lindo decir, Dios no me deja solo nunca, a ver, a ver, a ver, a ver... un
solo ejemplo te voy a dar, todos lo conocemos, para demostrar que Dios nos puede dejar
solos. Cuando estaba llegando el momento culminante del sacrificio de Jesús y ese momento
culminante significaba, que es lo que leímos en Isaías, todo el pecado de la humanidad ya
estaba cargado sobre Él, todas las enfermedades, los dolores, toda la opresión demoníaca,
todo eso estaba sobre Jesús y estaba a punto de morir, de entregar su espíritu, el Padre lo
dejó solo. ¿No dijo Jesús, por qué me has abandonado?

Cuidado con lo que decimos, el Padre nos puede dejar solos si nosotros estamos
absolutamente fuera de su voluntad, Él no tiene ninguna obligación de permanecer con
nosotros si nosotros estamos fuera, usará su Espíritu porque siempre lo hace para llamar
nuestra atención una y un millón de veces si es necesario, pero el Padre no puede estar con
nosotros avalando aquellas cosas que hacemos fuera de su voluntad.

Ahora, quiero ir a Filipenses el capítulo 2 por favor, voy a leer desde el versículo 1 y vuelvo a
leer en la Nueva Versión Internacional, por favor. Filipenses 2 desde el versículo 1, dice de
esta manera:

"Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su
amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, llénenme de alegría
teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. No hagan
nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como
superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses
sino también por los intereses de los demás." Filipenses 2:1-4 / NVI

Hasta aquí, tal vez alguno se pregunte, ¿por qué estamos leyendo este pasaje? Pero tal vez
muchos otros ya empiecen a entender por qué estamos leyendo este pasaje, le voy a explicar.
Muchas veces, ¿saben cómo los creyentes mostramos nuestra falta de identidad? En nuestra
relación con los miembros del cuerpo de Cristo, y ésta es una de las cosas tal vez, de las
mayores cosas que yo me he dado cuenta, por lo cual me ha preocupado la falta de identidad
en la cristiandad. Porque puedo darme cuenta que muchas veces hay una falta casi total de
entendimiento de lo que significa, que somos uno en Cristo, parte del mismo cuerpo. Cuando
llega el momento de las relaciones entre nosotros, en vez de tener relaciones según Dios,
tenemos relaciones conflictivas, y ¿sabe lo que está chocando? Nuestras formas de ser.

Recuerde que yo le dije algo al principio, y si no lo recuerda ahora se lo repito, la identidad es


un asunto espiritual. ¿Y cómo se manifiesta? En la manera de pensar, y en el
comportamiento. Si una persona está callada todo el tiempo y sentada en el mismo lugar, va a
ser muy difícil que usted y yo sepamos si tiene o no tiene un problema de identidad, pero
espere a que esa persona empiece a actuar y empiece a hablar, y en seguida, al aire vamos a
agarrar todos los problemas de falta de identidad que tiene, ¿es así?

Dice aquí la Palabra, primero anima a la Iglesia, Pablo por el Espíritu diciendo, que si sienten
algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el
Espíritu, algún afecto entrañable, se le llene a él de alegría, teniendo… fíjese… un mismo
parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento.

Amados, ése es el fundamento, ésa es la base de una relación sana en el cuerpo de Cristo,
no puede haber más, es tan sencillo como comprender que si el mismo Espíritu Santo nos
habita, vamos a tener estímulo por estar unido a Cristo, vamos a tener consuelo en el amor de
Dios sobre nuestras vidas, vamos a tener compañerismo en el Espíritu, va haber afecto
entrañable, entonces practicaremos y viviremos esto. ¿Qué es? Un mismo parecer, un mismo
amor unidos en alma y pensamiento.

Pero como Pablo, parece que conocía lo que a veces nos pasa a los seres humanos, no se
quedó ahí, no se quedó con, aparentemente la parte positiva, le agregó algo y dijo, No hagan
nada por egoísmo o vanidad. Dos síntomas de personas que tienen, o de una persona que
tiene, falta de identidad, egoísmo y vanidad. Egoísmo y vanidad, ninguna de esas dos cosas
pertenecen a la naturaleza de Cristo que hemos recibido. Egoísmo y vanidad.
Y dice después, más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes
mismos. Ahora muestra el sentido contrario, es decir, muestra a aquellos que tienen una
identidad firme en Cristo. ¿Por qué? Porque quien sabe quién es en Cristo, disfruta de una
humildad sincera, franca, real, una humildad que justamente está relacionada con saber quién
soy.

El ejemplo de humildad más grande lo demostró Jesús cuando les lavó los pies a sus
discípulos y les terminó diciendo, si Yo el Señor y el maestro les lavé los pies, hagan ustedes
lo mismo. ¿Qué está diciendo? Como Yo sé quién soy, sé que soy Señor y maestro, no tengo
un problema de identidad, Yo puedo hacer esta tarea aunque a muchos otros les parezca que
me estoy rebajando.

Por eso, hay hermanos en Cristo que ciertas tareas no las quieren hacer y le escapan, porque
sienten que se rebajan; no hay identidad, no hay una verdadera humildad. Pero la humildad
no es solamente, como en el caso de Jesús, hacer lo que aparenta ser más bajo que alguien
podría hacer, ¿sabe cómo se manifiesta la humildad? Dice aquí, consideren a los demás
como superiores a ustedes mismos. Alguien que tiene intacto su sentido de identidad porque
sabe quién es en Cristo, mira a otro y siempre lo va a poder ver como superior, no va a tener
un conflicto.

Otro grave problema en la cristiandad, pero grave, este sí que es grave, eh, y en los ministros
ni le cuento, ni le cuento; porque parece que porque somos ministros porque Dios nos ha
llamado, porque nos paramos aquí, porque enseñamos, entonces los demás, los que están
sentados del otro lado son nuestros súbditos y no van a llegar a ser superiores jamás; porque
yo ya recorrí un camino que ellos no van a llegar recorrer, como si el camino se tratara de
años de experiencia, de conocimiento intelectual, de materias aprobadas.

El recorrido lo hace el Espíritu, y cuidado, no sea cosa que lo que a ti y a mí nos llevó años
alcanzar, viene otro corriendo y en seis meses, por el Espíritu, nos pasó como poste caído,
¿está bien? Cuidado amados, cuidado, con humildad, consideren a los demás como
superiores a ustedes mismos. Les voy a dar un secreto en esto y alabo al Señor; la falta de
identidad no nos permite tener un correcto entendimiento de autoridad espiritual, porque la
autoridad espiritual tiene como fundamento este principio, humildad para poder considerar a
los demás como superiores.

Entonces, cuando cualquiera de ustedes es puesto por el Señor en una función de autoridad,
sea la que fuera aún la más sencilla, yo me sujeto porque lo que veo en esa superioridad es a
Cristo, ya está. ¿Qué voy a sacar ahora mis papeles de ministro del Señor, profeta, apóstol,
ministerio profético, empezamos el 21 de diciembre de 1997, vaya a la página vea todos los
eventos, mire que ya hemos recorrimos, ah? ¿Hemos sufrido con Cristo todos los sufrimientos
que le faltaban a Cristo, creo que nosotros ya los superamos al doscientos por ciento?
Entonces, saco todas esas credenciales y a la hora que usted me dice, Hernán por favor,
podría poner la silla del otro lado, no, la silla del otro lado, eso… a ver Matías, pídele a mi hijo,
¿yo, la silla del otro lado? No...

¿Me está entendiendo usted? Cuando no hay una sana identidad en Cristo, tenemos
problemas con reconocimiento de autoridad espiritual. Por eso, cuando uno empieza a
entender esto, se le abre el entendimiento para darse cuenta que muchos creyentes con
problemas de autoridad, son creyentes que seguramente tienen problema de identidad.

Rebúsquele un poquito aunque duela, yo sé que a veces cuando empieza a enfrentarse a


estas cosas a uno le duele, porque uno dice, ay si esto es así y esto fue por esto y aquello me
pasó por lo otro... pero rebúsquelo un poquito y se va a dar cuenta que todas estas cosas,
seguramente o posiblemente, nos están ocurriendo; y hay una sola cosa que hacer, rendirnos
plenamente al Señor y depender de Él, reconocer que nuestra identidad viene de el YO SOY,
ya está, y lo que ahora soy, lo soy por Él y para Él, nada más.

Ahora, la otra característica de alguien que tiene identidad, según el pasaje, es que cada uno
debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás. Lo
natural en alguien que tiene una sana identidad, ¿sabe qué es? Que no está mirando a ver
cómo lo van a bendecir, está mirando cómo puede bendecir, no está esperando el final de la
reunión para acercarse a las autoridades, a los pastores a pedir oración, está viendo por quién
puede orar, ¿y por qué tiene deseos de orar por otros? ¿Por qué no tiene ningún problema?
No, tal vez tiene varios problemas, pero su sentido de identidad en Cristo lo mueve a ver
dónde hay una necesidad y suplirla con la naturaleza de Cristo que lleva adentro; dos más
dos, cuatro amados. Ya está, no hay mucho más explicación que hacer a esto, todo empieza
con un sentido claro de identidad.

Ahora, como no sé cuánto tiempo tenga porque me olvidé de mirar el reloj, pero necesito mirar
dos pasajes más, e irnos a 1 de Corintios 3, los dos están de corrido pero vamos a leer
bastantes versículos aquí, deteniéndonos en algunos lugares. 1 Corintios 3, yo voy a leer todo
esto en la Nueva Versión Internacional.

Pero cuando el Señor me mostró estos pasajes, que los conocemos, pero a la luz de esta
verdad con respecto a la identidad, pude darme cuenta la estrecha relación que tiene el poder
comprender, que si no dependemos del Señor y no caminamos en sus caminos para disfrutar
de su identidad plena, siempre caeremos en una cosa o en otra. 1 Corintios 3, comienzo
desde el versículo 1, dice así:

Yo, hermanos, no pude dirigirme a ustedes como a espirituales sino como a inmaduros,
apenas niños en Cristo. Les di leche porque no podían asimilar alimento sólido, ni
pueden todavía, pues aún son inmaduros. Mientras haya entre ustedes… fíjese ahora…
celos y contiendas, ¿no serán inmaduros? ¿Acaso no se están comportando según
criterios meramente humanos? Cuando uno afirma: «Yo sigo a Pablo», y otro: «Yo sigo
a Apolos», ¿no es porque están actuando con criterios humanos?" 1 Corintios 3:1-4 /
NVI

Me detengo. Cuando hay una identidad segura, la actitud de los creyentes jamás puede ser
de inmadurez, porque un creyente con una identidad firme es porque está conociendo al
Señor día tras día, porque está dependiendo del Señor día tras día, porque ha aprendido a
escuchar al Espíritu Santo día tras día, y no toma decisiones, no hace cosas que no hayan
venido por dirección directa del Señor de la manera que el Señor le haya querido hablar,
entonces, está seguro.

Pero fíjese lo que pasa con aquellos que no tienen una identidad firme: se comportan como
inmaduros, estos inmaduros, para que usted lo comprenda, son creyentes, pero que tienen un
comportamiento exactamente igual al de un no creyente. Para que nos quede claro a todos,
es creyente, pero tiene un comportamiento igualito al de un no creyente. Entonces, Pablo les
dice, yo no los pude tratar como a espirituales, como personas seguras en su identidad en
Cristo, sino como inmaduros, como personas que todavía no saben quiénes son. ¿Por qué?
Porque entre ustedes hay celos y hay contiendas.

Ahora, si hay estas cosas, ¿no es un síntoma de inmadurez? No es que yo los estoy
acusando, dice Pablo, quiero que ustedes piensen, si ustedes están viviendo este tipo de
situaciones. Eso es un síntoma de inmadurez, yo no lo provoqué, ustedes mismos lo están
manifestando. Pero dice después, ¿… no se están comportando según criterios meramente
humanos? Cuando cambiamos, fíjese yo les dije, la identidad se manifiesta en la manera de
pensar.

Cuando actuamos con criterios humanos nuestra mente está pensando conforme a lo
humano, ¿ve? El humano razona la cosa y dice, tiene que ser así, a mí me parece así, no,
esto es injusto, no, esto no se vale; y entonces, saca sus propias conclusiones y así actúa,
criterios humanos. Dios no tiene nada que ver, en ninguno de esos pensamientos estuvo el
Señor, pero ahí va el creyente duro y parejo con esos mismos criterios.

Pero después dice, Cuando uno afirma: «Yo sigo a Pablo», y otro: «Yo sigo a Apolos», ¿no es
porque están actuando con criterios humanos? Obvio, no falta el creyente que dice, ay, yo con
el apóstol Daniel me siento tan bien, es tan cariñoso, es tan amoroso, pero cuando llega el
otro apóstol, Daniel Cipolla, también, pero es como que intentara ser cariñoso pero a veces
habla, y ay, me tengo que levantar el escudo porque siento que me va a cortar la cabeza...
Aprovecho a poner con la confianza que tengo con mis compañeros de equipo los pongo de
ejemplo, ¿no? No me puse yo de ejemplo, se imagina usted, ok, claro yo me quedé afuera;
esos criterios amados, son humanos. Mire disculpe, yo le puedo buscar por acá por allá,
puedo buscar explicación a lo que yo estoy razonando de la cosa, pero son humanos y tan
humanos son, que si yo fuera verdaderamente espiritual y notara en alguna autoridad
espiritual algo incorrecto, cerraría mi boca y oraría por él o por ella. ¿Qué hacen los creyentes
con criterios puramente humanos? Van corriendo a otro creyente a decirle lo que están viendo
de la autoridad espiritual. Inmadurez, no saben quiénes son en Cristo y como no saben
quiénes son, empiezan a tirar basura por todos lados.

Sigo leyendo, porque sino nos vamos a quedar aquí el resto del día, versículo 5:

"Después de todo, Fíjese qué extraordinario esto, ¿qué es Apolos? ¿Y qué es Pablo?
Nada más que servidores por medio de los cuales ustedes llegaron a creer, según lo
que el Señor le asignó a cada uno. Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el
crecimiento. Y lea ahora con mucha atención, Así que no cuenta… no cuenta… ni el que
siembra ni el que riega, sino sólo Dios, quien es el que hace crecer. El que siembra y el
que riega están al mismo nivel, aunque cada uno será recompensado según su propio
trabajo. En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios; y ustedes son el
campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios." 1 Corintios 3:5-9 / NVI

Amados, si no hay identidad, yo le puedo asegurar, pongo mis manos en el fuego, no hay un
ministro del Señor que hable así, ningún ministro del Señor puede hablar como habló Pablo, ni
el que siembra ni el que riega cuentan acá, sólo somos servidores y a cada uno Dios nos dio
una parte, y de acuerdo a lo que nos dio hicimos lo que Él nos pidió, pero no importa, el que
importa es Dios.

Revise usted, revise por ahí, fíjese en autoridades espirituales, fíjese en creyentes dentro de
la Iglesia, están dando de codazos, poniendo el pie a los demás porque quieren ser los
primeros y estar por arriba y ser vistos... Abominación a los ojos de Dios, porque está fuera de
la Escritura, no es porque uno está enojado con la gente, ¿a usted le parece que Dios va a
aprobar esa actitud en sus hijos? No puede, por más buena voluntad que tuviera, no puede
porque Jesús fue el primer humilde y el que se humilló hasta lo sumo, haciéndose obediente
hasta la muerte y muerte de cruz. Y nosotros los ministros nos levantamos por encima de los
demás, queremos que nos reconozcan, que nos aplaudan, que nos lleven el maletín y que
digan qué bien predica, qué bien lo hace...

Con ese espíritu que viene del diablo, tenemos iglesias al mismo nivel. Amados, es un espíritu
diabólico, eh, por favor no confunda las cosas, es un espíritu diabólico. Por eso, no sólo, yo
quiero declarar que nosotros como Iglesia de Cristo abrazamos este espíritu del apóstol Pablo
porque éste es el espíritu de Cristo, lo abrazamos y no lo soltamos; y declaramos que lo
viviremos hasta el último céntimo, hasta la última gota viviremos este espíritu, porque es de la
única manera de vivir la Iglesia de Cristo. Sigo leyendo, versículo 10:

"Según la gracia que Dios me ha dado, yo, como maestro constructor, eché los
cimientos, y otro construye sobre ellos. Pero cada uno tenga cuidado de cómo
construye, O esto sería cómo construye encima, porque nadie puede poner un
fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo. Si alguien construye
sobre este fundamento, ya sea con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y
paja, su obra se mostrará tal cual es, pues el día del juicio la dejará al descubierto. El
fuego la dará a conocer, y pondrá a prueba la calidad del trabajo de cada uno. Si lo que
alguien ha construido permanece, recibirá su recompensa, pero si su obra es
consumida por las llamas, él sufrirá pérdida. Será salvo, pero como quien pasa por el
fuego." 1 Corintios 3:10-15 / NVI

Amados, no sólo los ministros tenemos una responsabilidad delante del Señor, hay ministros
como los apóstoles, que el Señor les ha encargado poner el fundamento, pero toda la Iglesia
construimos encima con cada cosa que hacemos en el Cuerpo, con cada ministración que
hacemos, en cada ministerio al que servimos al Señor, en cada palabra que dirigimos a un
hermano, en cada conversación nosotros estamos construyendo algo encima, ¿está bien?

Y por eso, Pablo dice, pero cada uno tenga cuidado de cómo construye encima, porque yo
puse el fundamento, pero otro vino y edificó, pero todos deben velar y deben cuidar de lo que
empiezan a montar, a poner arriba del fundamento que se puso.

Pero después, llama la atención de que si ya había puesto el fundamento, diga: si alguien
construye sobre este fundamento... no perdón, no quiero leer eso, déjeme encontrarlo, viene
después...Cada uno vea cómo construye, porque nadie puede poner un fundamento diferente
del que ya está puesto, ¿Por qué dice eso si ya habló del fundamento? Porque si no miramos
cómo construimos encima, podemos terminar poniendo un fundamento distinto.

Por eso, hay que tener cuidado, muchísimo cuidado, por eso la Palabra es clara en cómo
funciona la autoridad espiritual en la Iglesia de Cristo, por eso, existen apóstoles y profetas,
¿sabe por qué? Porque el Señor les ha delegado poner el fundamento, no se lo delegó a
pastores, a evangelistas y a maestros. Pastores, evangelista y maestros deben construir
encima del fundamento que ya está puesto; y luego la Iglesia, en cada cosa que hace para el
Señor, debe construir encima de lo que ya fue colocado para que nadie esté construyendo un
fundamento paralelo.

Ahora, lo que me gusta a mí aquí es que Pablo es muy claro para decir, que según cómo uno
construye, con qué elementos construye, algún día esa obra se pondrá a prueba y va a ser
pasada por fuego, si alguno construyó con elementos que pasan la prueba del fuego, esa obra
va a permanecer, si alguno construyó con elementos que llega el fuego y deshace los
elementos, no va a quedar nada de lo que haya hecho; y dice, que aunque el mismo será
salvo pero como por fuego, como escapándose de un incendio, pero de su obra no quedará
nada.

Amados, para el Señor la obra que hacemos cuenta, ¿eh? Cuenta y mucho, eh, ¿sabe qué?
Yo no sé, imagínese que sea una máquina que tiene el Señor, ah dice, ah, ésta Hernán, ésta
es una de las obras que hiciste, vamos a poner la máquina; adentro de la máquina hay fuego,
entonces, yo estoy esperando que salga más bonita del otro lado, ¿no? En medio, donde está
el fuego yo no veo nada, la pone de una punta, el Señor, entonces, va pasando y cuando llega
a la otra punta, una montañita de cenizas, ¿se imagina? Horrible.

Cuenta nuestra obra, eh, para el Señor, ¿por qué? Porque en nuestra obra estamos tocando a
la amada, por eso, cuenta. Ahora sigo leyendo, vaya conmigo al 18:

"Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio según las normas de esta
época, hágase ignorante para así llegar a ser sabio. Porque a los ojos de Dios la
sabiduría de este mundo es locura. Como está escrito: «Él atrapa a los sabios en su
propia astucia»; y también dice: «El Señor conoce los pensamientos de los sabios y
sabe que son absurdos.» Por lo tanto, ¡que nadie base su orgullo en el hombre! Al fin y
al cabo, todo es de ustedes, ya sea Pablo, o Apolos, o Cefas, o el universo, o la vida, o
la muerte, o lo presente o lo por venir; todo es de ustedes, y ustedes son de Cristo, y
Cristo es de Dios." 1 Corintios 3:18-23 / NVI

¿Sabe lo que está diciendo? Amados tengan cuidado de no basar su identidad en el orgullo
personal y en el esfuerzo propio, ¡cuidado! Creerse que son sabios por lo que han logrado por
sus propias fuerzas, porque Dios es el que está mirando eso, y eso no vale para nada, ¿para
qué se preocupan y se matan pensando a ver qué pertenece, qué les toca, qué nos les toca?
Miren, se lo voy a hacer clarito, dice Pablo, ¿sabe qué? Dejen a un costado el orgullo, ¿por
qué? Porque al fin y al cabo todo es de ustedes, Pablo, Apolos, Cefas, el universo, la vida, la
muerte, lo presente, lo porvenir todo es de ustedes, porque ustedes son de Cristo y Cristo es
de Dios.

¡En Cristo los tenemos todo! ¿Ustedes piensan que Dios nos ha negado algo? Parece que
Dios no nos niega ni el universo, no nos niega ni a los apóstoles ni a los profetas, somos de la
Iglesia, ah, somos de la Iglesia. Amados, ¿por qué usted en la sabiduría de Dios, no
aprovecha todo lo que Dios le ha dado? Pero ¿sabe por qué podemos decir que todo es
nuestro? Porque nosotros no nos pertenecemos a nosotros mismos, ahí está el secreto.
El que sabe que tiene su identidad en Cristo sabe que le pertenece al Señor y es uno con el
Señor. Por lo tanto, no está buscando tener para sí mismo, tiene lo que Dios le ha concedido,
porque todo termina siendo de Dios, nosotros no somos dueños de nada. Leo, aguánteme un
poquito más, capítulo 4 versículo 1:

"Que todos nos consideren servidores de Cristo, encargados de administrar los


misterios de Dios. Ahora bien, a los que reciben un encargo se les exige que
demuestren ser dignos de confianza. Por mi parte, muy poco me preocupa que me
juzguen ustedes o cualquier tribunal humano; es más, ni siquiera me juzgo a mí mismo.
Porque aunque la conciencia no me remuerde, no por eso quedo absuelto; el que me
juzga es el Señor. Por lo tanto, no juzguen nada antes de tiempo; esperen hasta que
venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al
descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la
alabanza que le corresponda." 1 Corintios 4:1-5 / NVI

¿Qué significa esto? Primero, quienes tienen su identidad en Cristo saben que son
administradores de lo que el Señor les dio, y esos administradores saben también, que tienen
que ser dignos de confianza. Cuando yo estoy bien parado en el Señor siempre Dios me va a
encargar algo; póngale usted la firma, cuando yo estoy bien parado en el Señor, sé quién soy
en Cristo y estoy dependiendo del Señor, Dios no se va a tardar en encargarme algo y
hacerme administrador, pero el administrador tiene que ser digno de confianza.

Ahora, fíjese una característica de estas personas que saben quiénes son en Cristo como
administradores, los tiene sin cuidado el juicio de los demás. Cuánta gente hay que todo el
tiempo está diciendo, y pero me miró mal, no le gustó lo que hice, me parece que le cayó mal lo
que opiné, creo que lo herí, lo lastimé... Todo el tiempo está preocupado por el otro, lo que el otro
dice, lo que el otro... ¿sabe por qué? Porque todavía no estoy seguro de mí mismo.

No estoy diciendo con esto que yo puedo hacer cualquier barbaridad con cualquiera con la
excusa de que sé quién soy en Cristo, ¿no? Es obvio que no estoy hablando de eso, lo que
estoy hablando es que no vivo bajo el temor del juicio de los demás porque el que juzga es el
Señor, y esto es una de las cosas donde muchas veces, creo que la mayoría de nosotros, nos
sentimos identificados, porque hay áreas que aunque lo queramos evitar, terminamos
pensando, ¿y qué dirá aquél de lo que hice? ¿Y qué pensará el otro de lo que opiné? ¿Y
cómo lo verá el otro de lo que actué?

Eso demuestra que ahí hay alguna cosita que no está bien agarrada a Cristo. Es más, nos
enseña a todos a aprender a no juzgar, porque dice, que no hagamos juicio, no juzguemos
antes de tiempo, porque habrá un momento en que viene el Señor y Él sacará a luz lo que
está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón,
entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponde, ¿está bien? Ahora, leo
de corrido como último desde el versículo 6 hasta el 17:

"Hermanos, todo esto lo he aplicado a Apolos y a mí mismo para beneficio de ustedes,


con el fin de que aprendan de nosotros aquello de «no ir más allá de lo que está
escrito». Así ninguno de ustedes podrá engreírse de haber favorecido al uno en
perjuicio del otro. ¿Quién te distingue de los demás? ¿Qué tienes que no hayas
recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué presumes como si no te lo hubieran dado? ¡Ya
tienen todo lo que desean! ¡Ya se han enriquecido! ¡Han llegado a ser reyes, y eso sin
nosotros! ¡Ojalá fueran de veras reyes para que también nosotros reináramos con
ustedes! Por lo que veo, a nosotros los apóstoles Dios nos ha hecho desfilar en el
último lugar, como a los sentenciados a muerte.

Hemos llegado a ser un espectáculo para todo el universo, tanto para los ángeles como
para los hombres. ¡Por causa de Cristo, nosotros somos los ignorantes; ustedes, en
Cristo, son los inteligentes! ¡Los débiles somos nosotros; los fuertes son ustedes! ¡A
ustedes se les estima; a nosotros se nos desprecia! Hasta el momento pasamos
hambre, tenemos sed, nos falta ropa, se nos maltrata, no tenemos dónde vivir. Con
estas manos nos matamos trabajando. Si nos maldicen, bendecimos; si nos persiguen,
lo soportamos; si nos calumnian, los tratamos con gentileza. Se nos considera la
escoria de la tierra, la basura del mundo, y así hasta el día de hoy.

No les escribo esto para avergonzarlos sino para amonestarlos, como a hijos míos
amados. De hecho, aunque tuvieran ustedes miles de tutores en Cristo, padres sí que
no tienen muchos, porque mediante el evangelio yo fui el padre que los engendró en
Cristo Jesús. Por tanto, les ruego que sigan mi ejemplo. Con este propósito les envié a
Timoteo, mi amado y fiel hijo en el Señor. Él les recordará mi manera de comportarme
en Cristo Jesús, como enseño por todas partes y en todas las iglesias." 1 Corintios 4:6-
17 / NVI

Amados, yo llamaría a esto la carta de una persona que sabe quién es en Cristo. No sé
cuánto pasaría ahí en Corinto, pero lo que sí le puedo decir, es que los apóstoles se vieron
amenazados muchas veces, heridos de palabra con críticas, obviamente por las mismas
circunstancia y por el ministerio, maltratados muchas veces con falta de muchas cosas, pero
jamás a Pablo le preocupó lo que podía sufrir, porque él no era quien era por lo que tenía, era
quien era por lo que era en Cristo, valga la redundancia. Todo lo que era, era por Cristo y para
Cristo; y a pesar de todo les dice a los corintios, ¿saben qué? Ustedes lo reconozcan o no, no
tienen muchos padres, en realidad yo los engendré por el evangelio, no importa si piensan
bien de mí o si piensan mal de mí, yo sé quién soy en Cristo, también para ustedes.
Amados, el Señor nos llama a recuperar su identidad, el Señor nos llama a identificarnos con
Él sabiendo que Él es ese YO SOY que nos dio de su misma esencia para que nosotros
estuviéramos sanos en sentido de identidad. Yo no quiero que esto se transforme en una
cuestión sentimental, mucho menos, que simplemente, nos pongamos a llorar porque
reconocemos que hay áreas en las cuales no nos sentimos tan seguros de nosotros mismos,
lo único que entiendo en el Espíritu, es que el Señor quiere erradicar la falta de identidad en
su Iglesia; porque si nosotros no sabemos quiénes somos, no vamos a poder transmitir esa
identidad a aquellos que ni siquiera tienen a Cristo.

Ellos tienen una falta absoluta de identidad porque no lo conocen al Señor, pero nosotros que
sí lo conocemos tenemos que mostrarles el evangelio, primero, por saber quiénes somos,
porque cuando nos vean, vean a personas que son de una pieza porque han reconocido al
Señor como el generador, como la fuente de su identidad.

Así que, yo quiero pedirles que se pongan de pie, y que juntos oremos al Señor en este día y
que juntos, también, podamos decirle al Señor lo que cada uno en su corazón entiende que
debe expresarle al Señor con libertad. Siempre tenemos la libertad de expresarle al Señor
aquellas cosas que sabemos que Él conoce anticipadamente, pero en aquellas cosas donde
también, entendemos que el Espíritu Santo nos está hablado puntual y personalmente. Así
que vamos a orar juntos al Señor.

Padre, te agradecemos por tu Palabra y te damos muchas gracias por tu Espíritu que
nos muestra todas las cosas. Señor, no queremos ser como cualquier otra persona que
va caminando en esta vida tratando de identificarse con alguien más, con algo más,
logrando ser fuerte en una identidad que está temblando porque no tiene una base
firme.

Señor, hoy entendemos que no deberíamos sufrir ninguna falta de identidad en nuestro
ser, no tendría por qué haber ningún área en nuestra vida que estuviera limitada porque
hay cosas de nuestro pasado, hay circunstancias, hay dolencias en nuestro corazón,
hay tristezas o cualquier otra cosa que han marcado nuestra vida según nosotros, y
que nos siguen hasta el día de hoy y eso nos impiden saber quiénes somos y estar
parados en una identidad firme.

Hoy Señor, renunciamos a todo eso, y al mismo tiempo declaramos que ninguna de
esas cosas siguen teniendo nada que ver con nuestras vidas, porque desde el
momento que nosotros nos rendimos a ti y reconocimos que Tú eras el único Señor, el
único salvador, confesamos nuestra independencia y te entregamos nuestra vida,
desde ese momento nos hiciste nuevas personas.
Una nueva persona tiene una nueva identidad. Yo no puedo pensar que un bebé nace y
que entonces, sólo por haber nacido ahora tiene cargando la falta de identidad de todos
los demás que lo antecedieron. Señor, en lo espiritual no es posible que sigamos al día
de hoy pensando que arrastramos cosas de nuestro pasado, cuando ese pasado ya no
existe en Cristo Jesús.

Por eso, en el Nombre de Jesús, renunciamos a ese pasado que nos ha traído hasta el
día de hoy con una falta de identidad puntual en ciertas áreas de nuestra vida. Hoy, en
el Nombre de Jesús, declaramos que Tú nos haces libres a cada uno de nosotros en
esas áreas y en ese falso entendimiento de que nos faltaba identidad.

Hoy declaramos que tenemos identidad en Cristo, que nos rendimos total y plenamente
al gran YO SOY, YO SOY EL QUE SOY, el que es el principio y el fin, aquél que no necesita de
nadie más para ser quién es, y aquél que en su soberanía y en su sabiduría nos dio de
su esencia.

Por eso, Señor no solamente nos diste de tu esencia cuando nos creaste, multiplicaste
eso cuando nos diste a Cristo y cuando ahora nos permitiste tener la misma naturaleza
de Cristo en nosotros actuando cada día. Te agradecemos Señor, porque lo que hoy
somos lo somos en Cristo, sin Cristo no seríamos nada Señor, lo que hoy somos lo
somos en Cristo.

Por eso, como Iglesia tuya, nos paramos diciendo, hoy sé quién soy en Cristo Jesús
con todas las características de Jesucristo en mí y sobre mí, no hay nada que me haga
temblar, no hay nada que me haga caer, no hay nada que me haga dudar, yo sé lo que
soy y quién soy en Cristo Jesús.

Con esa identidad te pedimos, Señor, que nos puedas usar para todo lo que quieres
hacer a través de nuestras vidas en bendición a otros, y esto significa a los amados
hermanos que forman parte de tu Iglesia, como también, a aquellos que nos rodean día
a día afuera, que no te conocen pero desesperadamente necesitan identificarse contigo
Señor, queremos que Tú hagas a través de nosotros lo que quieras.

Por eso, al igual que Jesús, no queremos hacer nada por nuestra propia cuenta, no
queremos hablar nada que Tú no nos hayas enseñado, queremos estar seguros de que
Tú estás con nosotros, porque siempre, nosotros dependemos de ti y hacemos lo que
tú mandas.

Gracias Señor, porque todo es nuestro en Cristo Jesús, no nos has negado nada, todo
es nuestro en Cristo Jesús, en Él vivimos, en Él respiramos, en Él pensamos, en Él
andamos, en Él nos relacionamos, en Él somos lo que somos, sólo gracias a Él.

Por eso, lo que nos queda hacer es alabarte, honrarte, reconocer tu grandeza, bendecir
tu Nombre y levantarlo en alto, reconociendo que no hay nombre como el Nombre de
Jesucristo, en quien recibimos todo lo que hoy somos y tenemos; te adoramos, y te
bendecimos con todo nuestro ser.

Gracias Padre por tu Palabra y por tu Espíritu que nos la seguirá revelando con el paso
de los días. En el Nombre de Jesucristo oramos. Amén y amén.
SUMISIÓN GENUINA

11 de Septiembre de 2016

2 Timoteo, capítulo 3, desde el versículo 1, yo lo voy a leer en la Nueva Versión Internacional.


Dice así la Palabra:

"Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente
estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores,
libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos,
vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su
conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente ni te metas!" 2 Timoteo 3:1-5
/ NVI

Esta descripción del Apóstol Pablo, por el espíritu de los últimos tiempos, se darán cuenta que
es muy actual, parece que Pablo se hubiera remontado en el espíritu al Siglo XXI, y viendo lo
que estaba pasando hubiera escrito lo que escribió, porque es como si estuviera describiendo
estos días, los momentos, los días que hoy estamos viviendo. Ahora, ¿cuál es la
característica principal que uno nota de esta descripción, lo que en realidad puede englobar
todo lo que sigue diciendo todo ese listado que Pablo habla?

Y yo lo resumiría con las primeras palabras que él dice en el versículo 2, dice; La gente estará
llena de egoísmo y avaricia... en otras versiones por ejemplo dice, que habrá hombres
amadores de sí mismos, o amantes de sí mismos. La característica primordial en estos
tiempos, en el mundo en el que vivimos, es que la gente es egoísta, que la gente busca todo
para sí misma.

Ahora, cuando un lee cuidadosamente el pasaje de lo que acabamos de leer, se da cuenta


que en realidad, Pablo no estaba hablando del mundo exterior. Miren, en el versículo 5 dice,
Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente
ni te metas!

Pablo no está hablando del mundo que nos rodea, Pablo está hablando de gente que está
dentro de la Iglesia con una apariencia de amar, de honrar, de vivir para Dios, de servir al
Señor, pero que en realidad, es una fachada que está tratando de esconder lo más íntimo y la
intención más profunda. Por eso, si usted sigue leyendo el pasaje, se va a dar cuenta lo que
sigue diciendo, no lo vamos a hacer ahora, pero usted lo puede hacer en casa.

Ahora, lo que esto nos muestra a nosotros, es que cuando nosotros hablamos de egoísmo,
hablamos de ser amantes de uno mismo, no podemos solamente pensar en el mundo que se
pierde sin Cristo, tenemos que pensar que ésa es una característica humana, y que
tristemente, también el diablo aprovecha toda oportunidad para meterla dentro de la Iglesia y
cautivar el corazón y la mente de algunos, y en vez de vivir para Dios, a pesar de escuchar la
verdad, a pesar de saber lo que Dios quiere de ellos, comienzan a vivir para sí mismos, y por
vivir para sí mismos, no sólo acarrean muchos problemas personales, sino que traen
problema y problemas a los que lo rodean.

Ahora, esta apariencia de piedad lo que esconde es, acciones que niegan el poder de la
piedad, sus acciones verdaderas, las intenciones más profundas, hablan más fuerte que la
apariencia, las acciones y las intenciones profundas que están ocultas ante una apariencia,
están demostrando que pareciera que no hay poder en vivir para Dios, pareciera que es inútil
entregarse a Cristo y vivir para Él, pareciera que no sirve de nada tener una vida dedicada a
Dios.

Ahora, ¿por qué estamos leyendo esto? Porque cuando uno se da cuenta de esta realidad, lo
que se da cuenta también, es que una persona con esta característica, siempre será una
persona, déjenme decirlo así, ingobernable. Una persona que es egoísta y que se ama a sí
misma, es una persona que jamás nadie la puede gobernar, por una sola razón, porque el
egoísta ha declarado quién es ya su dios, y es él mismo, o ella misma. Quiere decir, que
aunque tengo una apariencia de piedad, lo más importante que está demostrando con sus
acciones, es que ya ha declarado que él o ella son su dios, y que entonces Dios no lo puede
gobernar ni lo va a gobernar.

Cuando traemos esto a la realidad de lo que hoy vivimos, tristemente nos damos cuenta que
muchas veces dentro de la Iglesia tenemos acciones, actitudes, palabras, pensamientos, que
hablan más fuerte que lo que aparentamos ser. Es decir, podemos aparentar amar a Dios con
todo nuestro ser, pero siempre va haber algo que es más fuerte, que va a terminar
determinando y dictando lo que realmente mueve nuestro corazón. Si hay egoísmo, déjeme
decirle que va a ser imposible que más tarde o más temprano no se manifieste, el egoísmo
siempre, de una manera o de la otra, se manifiesta.

Ahora, vayamos por favor a Filipenses, el capítulo 2, y hoy precisamente comenzábamos la


reunión aquí en Miami haciendo referencia a este pasaje. Filipenses capítulo 2, yo voy a leer
desde el versículo 5 hasta el versículo 8; y lo voy a leer en la Versión Reina Valera
Actualizada, dice así:

"Haya en ustedes esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús: Existiendo
en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse; sino
que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los
hombres; y, hallándose en condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz." Filipenses 2:5-8 / RVA

El apóstol Pablo, por el Espíritu, nos está animando, nos está instando a tener algo particular.
Y la palabra literal... y ésta es una de las razones por la cual elegí esta versión, aquí dice, esta
manera de pensar, literalmente, debiera decir: esta mentalidad... Haya en ustedes esta
mentalidad que hubo también en Cristo Jesús. Es decir, Dios sabe de qué estamos hechos, Dios
sabe el proceso que hemos vivido y pasado, Dios sabe lo que Él ha hecho por nosotros con una
transformación absoluta a través de la vida de Cristo, pero también, Dios conoce que hay algunas
cosas en particular que dependen de nosotros.

Dios sabe que nos ha dado todo lo que necesitamos para honrarlo y para vivir para Él, pero
también, Él sabe que hay algunas cosas que siempre van a depender del ser humano y no
pueden depender de Él. Se lo voy a poner de esta manera, si Dios nos hubiera dado esta
manera de pensar, Pablo jamás, por el Espíritu hubiera escrito estas palabras.

Présteme atención a lo que le estoy diciendo, parece que lo que digo es bastante raro y yo le
voy a decir por qué. Porque me parece que estoy leyendo algunas mentes... ¿pero cómo, no
dice la Palabra que tenemos la mente de Cristo? Sí, dice la Palabra que tenemos la mente de
Cristo, es verdad, pero dice también que llevemos cautivo todo pensamiento a la obediencia
de Cristo, porque sin ese ejercicio de nuestra parte, la mente de Cristo nunca se puede
activar.

Con ese mismo parámetro, el Espíritu Santo nos dice hoy, y le dice a la Iglesia en todos los
tiempos, tengan ustedes, haya en ustedes esta misma mentalidad que hubo en Cristo Jesús.
Ahora bien, antes de meternos a cuál es esa mentalidad, yo solamente quiero hacerle
referencia, y vuelvo a decir como dije antes, no lo vamos a leer, pero usted lo puede leer en
casa, si usted lee desde el versículo 1 se va a dar cuenta que el contexto de lo que estamos
leyendo, está referido a lo que ocurre dentro de la Iglesia, en la comunión de unos con otros,
el poder mirar a los demás como superiores, el considerarlos de una manera especial.

Ahora bien dentro de ese contexto, entonces, el Espíritu nos dice, tengan esta misma manera
de pensar, esta misma mentalidad que hubo, que tuvo, nuestro Señor Jesucristo. ¿Cuál fue?
Existiendo en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse.
Primero, Jesús tenía todo el derecho a considerar su condición divina para aferrarse a ella y
evitar unos cuantos malos momentos, sobre todo diría yo, el peor de los momentos, que era el
de la muerte, porque Él podría haber hecho uso de su derecho de ser Dios.

Le voy a decir una característica del egoísmo humano, hacemos uso de derechos que ya no
nos corresponden, hacemos uso de derechos que creemos que tenemos pero en Cristo ya no
los tenemos. Cada vez que tú y que yo, nos aferramos a algo que yo digo, yo puedo tomar
esto, yo puedo hacerlo valer, entonces empieza a haber un cortocircuito en la mentalidad. Ahí
está la mentalidad de Cristo queriendo funcionar pero, por mi derecho, yo estoy obligando a
mi mente a tomar otra mentalidad.

Por lo general, eso nos suele pasar no con las cosas malas, obviamente con las cosas
buenas, claro, porque las malas son muy evidentes, aunque déjeme decirle, cuando ya
llegamos a cierto nivel de egoísmo, aún nos aferramos a las malas y las terminamos viendo
buenas, ¿está bien? Pero la mayoría de las veces nos aferramos a cosas que consideramos
buenas. Esto en mí no tiene nada de malo, entonces, yo voy a hacer uso de mi derecho a
aprovechar esto que tengo, la mentalidad de Cristo fue no considerar que era igual a Dios
como aprovecharlo para aferrarse a eso. Lo desechó. Sigo, sino que se despojó a sí mismo.

Esto es algo así, que si lo quisiéramos explicar, cómo vaciarse de todo, vaciarse de todo, casi
me atrevería a decir como desnudarse, es como si yo dijera, me molesta la ropa que tengo
puesta para lo que Dios quiere de mí y me la empiezo a quitar, y me quedo sin nada. No hay
nada que me cubra, no hay nada que me proteja, según mi entendimiento, no hay nada a lo
cual yo me pueda aferrar o yo pueda tomar para mi provecho o mi beneficio, no tengo nada
porque me quité todo de encima, me despojé de todo.

Sigo, tomando forma de siervo, literalmente, esclavo. Es decir, que una vez que desechó la
posibilidad de aferrarse a su condición de Dios, una vez que se vació de todo, Él decidió
tomar forma de esclavo. A ver, entienda esto, no está hablando tomar forma de hombre, eso
ahora va a llegar de otra manera, no, no, no. Antes de hablar de ser hombre, está diciendo
que tomó forma de esclavo.

Si usted comprende, cuando en casa lea los versículos anteriores y cuando usted lea por el
Espíritu y bajo este entendimiento, considerando a los demás como superiores a ustedes
mismos, usted va a comprender. Si yo no tomo forma de esclavo, no puedo considerarlo a
usted, considerarte a ti como superior, jamás lo lograré.

Déjeme decirle, yo sé que estamos leyendo un pasaje por todos conocidos, podríamos casi
decirlo de memoria, pero una cosa es lo que tenemos acá en la cabeza, y otra cosa es
meterse por el Espíritu a la realidad de lo que Cristo tuvo que vivir como Dios, para que esto
entonces, ahora sea un modelo, lo digo así, de mentalidad para la Iglesia. Hay un modelo de
mentalidad para la Iglesia y éste es el modelo de mentalidad para la Iglesia.

Ahora, no estoy quitando con eso que la Iglesia está en la Tierra para conquistar, que la
Iglesia está en la Tierra para heredar todo lo que el Señor le ha dado en cuanto a personas
que necesitan a Cristo; pero déjeme decirle esto, la mentalidad que la Iglesia necesita es ésta,
no puede haber una mentalidad de conquista si no está esta mentalidad que hubo en Cristo
Jesús, es imposible. Cristo no hubiera podido conquistar nada si no hubiera tenido esta
mentalidad, ¿está entendiendo? No se puede conquistar si no tenemos esta mentalidad.

Sigue diciendo, haciéndose semejante a los hombres. ¿Ve? Primero se consideró esclavo,
para entonces entender que ahora iba a tomar la misma forma que tú y yo tenemos, se iba
hacer como cualquiera de nosotros.

Y sigue diciendo: y, hallándose en condición de hombre, en esta condición, se humilló a sí


mismo. Es decir, pareciera que ya había llegado a lo más bajo, ¿qué más se puede bajar si ya
te consideraste esclavo, y siendo Dios y no aferrándote a esa condición de Dios, te hiciste
hombre? ¿A dónde más se puede llegar? ¿a dónde más? A tomar una determinación que va
a regir tu propósito en la Tierra. Yo me voy a humillar a mí mismo delante de mi Dios. Se
humilló a sí mismo; pero ahora vea la manera de humillarse, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz.

¿Cómo demostró la humillación? Porque si aquí dijera se humilló a sí mismo, punto, nos
faltaría algo, nos faltaría esencia, nos faltaría la motivación de esa humillación, nos faltaría
aquello que impulsó al Señor a estar dispuesto a humillarse hasta lo más bajo.

Se humilló y lo demostró en una obediencia absoluta al Padre que lo llevó a la muerte en la


cruz. Quiere decir, que cuando ustedes ahora lean nuevamente los evangelios, cada vez que
ustedes lean las palabras de Jesús diciendo por ejemplo, yo no he venido a hacer nada por mí
mismo, lo que veo hacer al Padre eso hago, yo no he venido a hacer mi voluntad, he venido a
hacer la voluntad del que me envió, yo no hablo por mi propia cuenta, todo lo que oigo decir al
Padre es lo que digo... cada vez que usted lea esas palabras, vaya a Filipenses y recuerde la
mentalidad que hubo en Jesús, porque si no recordamos la mentalidad, parece que es Dios
diciendo, yo vengo a hacer la voluntad del Padre.

¡Qué vivo! Diríamos en Argentina, ¡qué piola, eso es fácil! es fácil, si es Dios cómo no va a
hacer la voluntad del Padre, es Dios. No, Él desechó su condición de Dios, para que como
hombre, hiciera la perfecta voluntad del Padre. ¿Se da cuenta que es diferente? Para eso se
tuvo que armar de una mentalidad.

Ahora, esa dependencia de Jesús al Padre, como se da cuenta no fueron sólo las palabras
que leemos en los evangelios, fueron acciones concretas que están descritas por el Espíritu, a
través de la pluma de Pablo en esta carta a los filipenses. Vaya por favor, a Hebreos, el
capítulo 5, voy a volver a leer en la Nueva Versión Internacional, y vamos a leer desde el
versículo 7, dice así:
"En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y
lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente sumisión.
Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer." Hebreos 5:7-8 / NVI

Deténgase ahí, primero quiero hacer una aclaración muy simple, cuando dice, en los días de
su vida mortal, no me gusta mucho la palabra mortal que decidieron usar, estoy usando esta
versión porque luego les voy a explicar, pero entienda, en su vida terrenal, cuando estuvo en
la Tierra, ¿está bien? en los días de su vida como hombre en la Tierra, dice aquí que Jesús
ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte.

¿De qué está hablando? Está hablando de aquellas oraciones que también vemos reflejadas
en los evangelios, cuando Jesús sabía que le faltaba poco para que lo vinieran apresar y que
de verdad lo iban a condenar, iba además a ser crucificado para morir.

En ese momento, creo que todos lo sabemos, ora al Padre por tres veces, dicen los
evangelios, pidiéndole que si era posible para el Padre hiciera pasar ese trago amargo que
Jesús tenía que vivir, que hubiera alguna otra opción, por tres veces. A ver, según lo que
nosotros estamos entendiendo, Jesús actuó como cualquiera de nosotros hubiéramos
actuado, ¿qué quiero decir? Ante el dolor más profundo, ante la circunstancia más adversa,
ante una necesidad de nuestro corazón de pasar por ese rato tan difícil que sabemos que
vamos a pasar, ¿qué hacemos? Empezamos a clamar al Padre.

Padre, no quiero vivir esto, líbrame de esta situación, si hay alguna manera sácame de este
asunto porque me doy cuenta que lo voy a atravesar, y no quiero, no sé si voy a ser capaz de
aguantar lo que viene por delante, ya no quiero más, líbrame. Cualquiera podría entender que
ésta es una oración egoísta. Volvemos al principio, Jesús tuvo un ratito de egoísmo, un ratito
nada más y se pareció, en ese ratito, a cualquiera de nosotros.

Mire, yo no se lo voy a responder, pero el Espíritu ya lo respondió en la Palabra, porque dice


acá, y fue escuchado por su reverente sumisión, Déjeme decirle que esa palabra sumisión es
correcta, en la Versión Reina Valera usted va a leer temor revente, en algunas otras versiones
usan la palabra piedad, pero en el original la palabra sumisión, es una palabra correcta.

Quiere decir, que el Padre en ese momento no dijo, ay Jesús, voy a esperar acá un rato hasta
que se te pase, hasta que dejes de protestar, hasta que te dejes de quejar conmigo, hasta que
dejes de llorar por el asunto, Tú antes de ir a la Tierra sabías para qué te mandaba, entonces
terminemos con esto lo más rápido posible, ah, voy a aguantar. Primera oración, Ok, ¿qué te
voy a responder Jesús? No te puedo responder, así pensaríamos nosotros que Dios hubiera
hecho.
Segunda vez que ora, ay Jesús, otra vez, otra vez vienes con la misma cantinela, ya olvídate
del asunto, hay que morir. Tercera vez, ¡otra vez más! ¿Qué le voy a decir? ¿Sabe qué dice la
Palabra? Que Jesús fue escuchado por el Padre, ¿qué fue lo que escuchó el Padre? ¿Que Él no
quería morir? No. Escuchó la determinación del corazón del Señor que estaba firme, intacta en su
interior a pesar de que había llegado el momento, y ¿cuál era esa condición? Una reverente
sumisión.

Entonces, ahora déjeme decirle, cuando vemos las características del egoísmo de amarse a uno
mismo pero tratamos de meter esas características a nuestra vida en Cristo, no sólo que
empiezan los choques, lo peor es que empiezan conflictos internos que nos hacen desviar de las
decisiones más profundas que hemos tomado en nuestras vidas para con Dios.

Cuando nosotros damos lugar a ese tipo de cosas, lo que nos pasa es que olvidamos, y nos
convencemos a nosotros mismos que habíamos decidido honrar a Dios y vivir para Dios el resto
del tiempo. Ahora sí quiero decirles algo, esta clase de sumisión que vemos en Jesús, ésa
está dentro nuestro, ésa vino con el paquete cuando recibimos la vida de Cristo, esa clase de
sumisión nos fue otorgada por el Padre, porque sería imposible que no tuviéramos esa
sumisión y llamarnos Iglesia o llamarnos hijos de Dios, es imposible, no se puede ser hijo de
Dios y no se puede ser miembro del cuerpo de Cristo si no existe tal sumisión, porque la
Iglesia si no está sumisa y sujeta a Cristo no es Iglesia. La sumisión es parte del paquete.

Entonces, si en Cristo estuvo esa sumisión, en nosotros debiera estar, ¿dónde está el
problema? Lo mismo que en la mentalidad, es en aquellas cosas que empezamos a pensar y
nos desvían de nuestras determinaciones más profundas para con Dios.

Cuando nosotros olvidamos lo que hemos decidido en nuestro corazón de pertenecer al


Señor, de ya no ser más nuestros, de que Él tuviera todo el derecho en nuestras vidas, de que
Él siempre tendría la primera y la última palabra; y entonces por las circunstancias,
empezamos a pensar egoístamente y a defender derechos, que en realidad ya no tenemos,
entonces nos desviamos de esas decisiones más profundas y ahí es cuando viene nuestro
conflicto, ahí es cuando hacemos oraciones que, en realidad, Dios no puede responder.

Es decir, no es que Dios no puede escucharnos y no nos puede responder cuando estamos
atravesando un problema y vamos al Señor con el dolor que conlleva ese problema, claro que
Él nos escucha, pero lo que tiene que escuchar, primero el Señor, es en nuestro corazón la
decisión de seguir siendo personas sumisas, reverentemente sumisas, no voy a decir una
palabra, no voy a expresar nada, no voy a dar lugar en mi mente a algo que esté fuera de esa
sumisión. Y lo que expreso dentro de la circunstancia que estoy viviendo, lo expreso al Señor,
sabiendo que estoy sujeto a Él y que el Señor puede decidir lo que Él quiera en esa situación.
Por eso dice después, aunque era Hijo, con mayúscula, porque está hablando del Hijo de
Dios, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer. Y uno dice, a ver, a ver, si era Hijo,
estamos hablando de Jesús, yo pensaría que Jesús traía la obediencia incorporada, cuánto
no daríamos los padres para que nuestros hijos nacieran con la obediencia incorporada, ¿no?
Tipo, no sé, un aparato electrónico, ¿no? Que uno dice, quiero más agudos y le mueve la
perillita nada más, ¿no? Entonces, quiero a mi hijo súper obediente, le moeves la perillita, ah
me dice todo que sí, ¡qué lindo!

Uno pensaría que Jesús era así, la obediencia está incorporada, ¡es Jesús! ¿Cómo Jesús va
a tener que aprender a obedecer al Padre? En mi cabeza no cabe, pero en la cabeza de
Jesús y del Padre sí cabía. Pero además, hay algo que todavía para nosotros es peor, tuvo
que aprender a obedecer a través del sufrimiento, ahí está dónde tenemos el problema, claro,
porque tú dime que yo necesito aprender pero hazme el camino fácil para que yo aprenda,
entonces, estoy dispuesto a aprender, pero dime que tengo que aprender y ponme el camino
más difícil que yo ya me la veo venir y sé cuánto voy a sufrir, y te voy a decir, tú estás siendo
malo conmigo, tú estás siendo injusto conmigo, a ti se te está pasando la mano, tú no tienes
corazón.

Pero lo más lindo de este asunto es que sin decírselo, se lo estamos diciendo con nuestra
actitud al Señor, ése es el problema. Ahí está la diferencia de orar como oró Jesús, con dolor,
pero con una reverente sumisión y orar al Señor con dolor, pero bajo el criterio del egoísmo,
¿se da cuenta? Ahí está la diferencia. Bajo el criterio del egoísmo sabe que voy a terminar
diciéndole al Señor, aunque no se lo digan mis palabras, se lo va a decir mi actitud, Tú eres
injusto, esto a mí no me puede estar pasando, no tienes derecho a hacérmelo.

Le voy a decir por qué estamos tratando todo esto, porque hay una preocupación que, no sólo
yo tengo, la compartimos con el equipo ministerial, cada vez más los creyentes, los hermanos
en Cristo se rebelan más contra la autoridad, cada vez más consideran la injusticia de la
autoridad, y cada vez menos percibimos una obediencia, lo voy a decir así, a ciegas, y no me
voy a meter tanto con la obediencia, porque en un ratito nos vamos a meter un poquito más
con la obediencia.

Hay una gran falta de entendimiento de autoridad, y creo que eso sí le venía de fábrica a
Jesús, como Jesús había estado en ese lugar de autoridad, Él tenía toda la dimensión de lo
que Dios como autoridad es, toda la dimensión.

Entonces, como hombre tomó la determinación de ir hasta lo más bajo con tal de no perder
nunca su reverente sumisión a la autoridad de su Padre, jamás, pase lo que pase, pase lo que
pase, aunque no lo entienda, aunque lo tenga que sufrir, aunque veo que se acerca, de todas
maneras, acá adentro hay algo que está intacto y ni el diablo lo puede robar. Yo me humillé a
mí mismo, dijo Jesús, para mantener una reverente sumisión a mi Padre.

Sólo quiero decirle, que es imprescindible el sufrimiento que nos lleva a aprender la
obediencia, y obediencia como la señal más poderosa de que estamos sujetos a la autoridad.
¿Usted quiere tener una señal verdadera de que somos hombres y mujeres sujetos a
autoridad? La señal más poderosa, y nos lo demuestra la vida de Jesús, es la obediencia.

Yo le doy gracias al Señor, al Espíritu Santo, por mostrarme esto que muchas veces leí, de
verdad muchas veces leí, pero una cosa es cuando uno lo lee y uno tiene el conocimiento y el
entendimiento, pero otra cosa es cuando creo que el mismo Espíritu nos lleva a sufrir ciertas
cosas, y entonces luego te trae otra vez a la memoria la Palabra. Cuando te la trae a la
Palabra, tú la ves con otros ojos porque ya estás pasando por el sufrimiento, entonces ahora
descubres algo que nunca antes te habías dado cuenta.

Mira, tú puedes decir que estás sujeto a autoridad, tú le puedes hablar bonito a tu autoridad,
tú puedes decirle, dime o dígame todo lo que quieres que yo haga, yo lo voy a hacer, tú
puedes inclinarte, tú puedes lustrarle los zapatos, pero la señal más poderosa de que hay
sumisión en nuestros corazones es la obediencia. Obediencia.

Tráelo otra vez a la realidad natural, práctica de todos los días, papá y mamá, cuando tu hijo
te dice que está sujeto a ti pero no te obedece, ¿tú confías que está sujeto a ti? Dime la
verdad, cuantas veces, y mis hijos no me pueden dejar mentir, yo me he sentado con ellos a
decir, tú me contestas bien y me dices lo correcto y todo pero viste esto que hiciste, esto me
demuestra que no estás sujeto a mi autoridad, que a la hora de la hora, estás haciendo lo que
te parece a pesar de que ya hablamos del asunto y yo te dije algo concreto. Cuando llegó el
momento hiciste algo diferente, ¿de qué me sirvió que me dijeras, no, no, no papi, yo lo voy a
hacer, lo que me estás diciendo yo lo voy a hacer? De verdad lo voy a hacer.

No lo vamos a leer pero, ¿sabe qué me traía el Señor anoche a la memoria? La parábola que
Jesús habló del padre con los dos hijos, que le dijo a uno que hiciera algo y ese le dijo, no, no
lo voy a hacer y al otro le dijo que lo hiciera y le dijo sí lo voy a hacer, pero el que dijo no lo
voy a hacer, la Palabra es extraordinaria, el Espíritu es extraordinario, dice, que luego
arrepentido fue y lo hizo.

¿Se da cuenta? Se arrepintió, ¿de qué, de las palabras que dijo? De la actitud. Porque la
sumisión no son palabras, es una actitud que está aquí adentro, yo con las palabras puedo
decir mil cosas pero siempre habrá una actitud que va a hablar más fuerte que mis palabras, y
luego mis acciones van a estar de acuerdo con mi actitud, no con mis palabras.
Ese hijo empezó diciendo, no lo voy a hacer y luego, evidentemente estando solo, se
arrepintió fue y lo hizo; el otro hijo, sí papá lo voy a hacer y jamás hizo lo que el padre le había
pedido, ¿se da cuenta? Es mucho más profundo de lo que nosotros pensamos, porque es una
cuestión interna. Y por eso, yo antes le dije, hay cosas que no dependen de Dios, hay
determinaciones que nos corresponden a nosotros.

Vaya a Colosenses, el capítulo 3 y el versículo 3, quiero aclararle que estamos leyendo


pasajes de la Palabra, que creo que conocemos bastante bien la mayoría de nosotros.
Colosenses 3, versículo 3, yo vuelvo a leer en la Nueva Versión Internacional, dice de esta
manera:

"Pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios." Colosenses
3:3 / NVI

Otra vez, pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. A ver, en
este caso, si usted se da cuenta, el Espíritu no nos está instando a hacer algo, ¿usted se está
dando cuenta? Cuando leemos Filipenses nos instaba a tener la misma mentalidad que hubo
en Cristo, ahora no nos está instando, ahora está declarando algo sobre nosotros y lo único
que puedo decir es lo que dice la Palabra, que todo lo que Dios dice, es sí y es amén. Está
diciendo aquí, ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios.

Entonces yo debo decir que, legalmente hablando, espiritualmente hablando, conforme a toda
la obra que el Espíritu Santo ha hecho gracias a lo que Cristo logró por nosotros, nosotros
estamos muertos y hemos vuelto a la vida porque hemos resucitado espiritualmente con
Cristo y con Cristo estamos escondidos en Dios. ¡Esa es una realidad!

Ahora fíjese esto, ¿por qué ésta tiene que ser, debe ser, una realidad? Porque no podría
haber nada en nosotros que nos pudiera dar la fuerza para vivir la vida espiritual como Dios
quiere, no podría haber nada, usted búsquele algo suyo personal, algo privado, algo íntimo,
una característica, deme alguna referencia, no sé, de su temperamento, de su carácter, de lo
que usted quiera, usted búsquele pero hasta por debajo de la cama, no va a encontrar, ni una
sola característica en ninguno de nosotros que tenga la capacidad de vivir la vida espiritual
que el Señor nos ha dado, no se puede, es imposible, es imposible.

Por eso, el Espíritu tiene que hacer la declaración, no lo puede dejar a nuestro criterio, tiene
que declarar lo que ocurrió, para que entonces, esta Palabra traiga fe a nuestro espíritu y
vivamos por ella y nos sepamos cada día, muertos y escondidos con Cristo en Dios. Ahora,
definitivamente, sólo por la muerte pudimos experimentar la nueva clase de vida espiritual, si
no morimos es imposible recibir la vida espiritual que el Señor nos otorga.
Se lo vuelvo a repetir, yo sé que la mayoría que están aquí o están escuchando, ya han
pasado de muerte a vida como dice la Palabra, es decir, esa muerte espiritual marcada por
una naturaleza de pecado ahora fue transformada para recibir la vida del Señor, si no hay
muerte no se puede recibir la vida de Dios, no puede convivir la vida humana en las fuerzas
naturales, no estoy hablando de la vida física, ¿está bien? La vida humana, espiritualmente
hablando, no puede convivir con la vida espiritual y llevarse bien y lograr el objetivo espiritual
que Dios quiere, sería imposible. Entonces, se necesita morir para poder vivir la vida del
Señor.

Ahora, esa vida del Señor que recibimos, es la misma vida resucitada de Cristo llena de
poder, y es la vida que nos gobierna por medio del Espíritu Santo. Pero yo aquí quiero
mostrarle por lo menos, dos aspectos trascendentes que el Espíritu traía a mi corazón, a mi
mente y a mi espíritu. El primero, es que por estas palabras, se puede ver que las palabras
de Jesucristo cuando Él le hablaba a la gente caminando por la calle, son una gran verdad y
son el fundamento de esto que ahora estamos leyendo, ¿a qué palabras me refiero? Jesús
dijo, si alguno quiere ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.

Lo que está diciendo es, perdón eh, muérase cada día, manténgase en la decisión de estar
muerto y en esa condición de muerto, síganme; porque en esa condición de muerto se va a
expresar la vida que Yo dentro de poco les voy a dar por mi sacrificio por ustedes, ésa es la
primera verdad. Por eso, yo alabo al Señor de que nosotros como Iglesia, o iglesias bajo la
autoridad del Ministerio, no seamos ignorantes de los principios fundamentales del evangelio
del Señor, ¿sabe por qué? Porque ninguno de nosotros podrá decirle al Señor, cuando lo
veamos cara a cara, que no lo sabíamos.

Amados, el evangelio es el evangelio, el amor de Dios por la humanidad es el amor de Dios


por la humanidad, el sacrificio de Cristo es el sacrificio, su muerte es su muerte, su
resurrección es su resurrección, que Él está sentado a la diestra del trono de Dios, está
sentado a la diestra del trono de Dios. Pero a todo eso, usted y yo, no le podemos quitar que
para ser discípulo de Cristo, nos debemos negar a nosotros mismos, si se lo quito, todo lo
demás no hace ninguna diferencia, no tiene efecto en nuestras vidas.

Por eso volvamos al principio, déjeme traerlo por momentos, cuando vamos por el camino del
legalismo, del egoísmo, perdón, de amarnos a nosotros mismos, ¿sabe qué estamos
haciendo? Dándole vida otra vez a todo lo demás que estaba muerto, y cuando le damos vida
a lo que estaba muerto, ahora lo que no tiene efecto es la vida de Cristo que habíamos
recibido, ¿se da cuenta? Sólo por mantenernos muertos la vida de Cristo tiene poder todos los
días, sólo por eso.

La segunda cosa, el segundo aspecto que muestran estas palabras, es que estas decisiones,
lo vuelvo a repetir, dependen de nosotros y no del Señor. El Señor ya hizo lo que tenía que
hacer, para el Señor estamos muertos y nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Mire,
como Dios es el gerenciador de la fe, cuando Él nos ve, nos ve a través de la fe, Él conoce las
penurias más escondidas de nuestro corazón, las conoce, pero en realidad siempre nos ve
escondidos con Cristo en Él. Ésta es la realidad de Dios, a Dios no lo vamos a poder engañar,
porque Él así nos ve, porque Él nos ve a través de la fe.

Ahora, el asunto no pasa por Dios, el asunto pasa por mí, cuando yo me olvido de esta
realidad, cuando vuelvo a aferrarme a algo que hace mucho tiempo atrás yo dije, no me aferro
a nada más, nada mío, nada más, yo ya no me aferro vivo para Dios, me desnudo de todo lo
que me arropaba, me quito de encima todo lo que me enredaba, todo lo que me cubría, todo
lo que me tapaba, ahora estoy desnudo, ahora decido ser esclavo del Señor, ahora voy a vivir
para Él y ahora me voy a humillar cada día para hacer su voluntad.

Cuando yo, por un momento, le doy lugar al egoísmo y me olvido de esa realidad, Dios no
tiene el problema, el problema lo tengo yo. ¿Cuál es mi problema? Que empiezo a ver en el
transcurso de mi vida de todos los días que algo de lo espiritual no está funcionando. No
funciona. Y sigo leyendo la Palabra y sigo orando, sigo asistiendo, sigo activo, si me dejan
decirlo de esa manera, sigo activo, espiritualmente, pero yo sé dentro mío que algo no
funciona, no funciona.

Lo que no funciona, es que hace un ratito yo decidí darle lugar al egoísmo, y anulé con mis
acciones y determinaciones más profundas todas las decisiones que hace tiempo, mucho
tiempo, había tomado delante del Señor. Quiero seguir leyendo, Hebreos 13: 17, lo voy a leer
en la Reina Valera Actualizada, otro versículo demasiado conocido, Hebreos 13:17 dice:

"Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos porque ellos velan por la vida de
ustedes como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría y sin quejarse
pues esto no les sería provechoso." Hebreos 13:17 / RVA

Y en realidad, no es que no les sería provechoso a los dirigentes, no nos sería provechoso a
nosotros, déjeme hacerle la aclaración. Ahora, ¿cómo empieza el versículo? Obedezcan a sus
dirigentes.

Otra vez permítame traer a Jesús a la escena, empezamos leyendo prácticamente que Jesús
fue obediente hasta la muerte, y yo le dije, que la obediencia es la señal más poderosa de
nuestra sumisión a la autoridad de Dios. Se lo voy a decir, obedecer, es hacer lo que me
piden, de la manera que me lo piden. Se lo vuelvo a repetir: Obedecer es hacer lo que me
piden de la manera que me lo piden.
La obediencia no conlleva, ni opinión, ni razonamiento, ni alternativa, ni segundo camino, ni
segundas vueltas, ni un voto postergado, no, no, no. La obediencia es, escuché lo que se me
dijo y lo hago exactamente de la manera que se me dijo. Y ahí usted se va a dar cuenta,
realmente, cuánto entendemos de la autoridad espiritual.

Ése es el grave problema de este tiempo, por eso digo, Pablo lo escribió hace dos mil años,
aproximadamente, parece que se hubiera sentado en la oficina con nosotros a hablar de estas
cosas y que recién ahí hubiera dicho, muchachos, el Espíritu Santo me está diciendo que
escriba una carta, ¿sabe por qué? Porque el diablo se está encargando de minar los
corazones de los hijos de Dios para vivir en egoísmo y desconocer la autoridad.

Cuando yo escuché, de la autoridad, una palabra lo único que me corresponde es hacerlo, no


hay más opción. Toda vez que yo escucho esa dirección y luego me voy para empezar a
razonarla, para empezar a discutir conmigo mismo, para presentársela al Señor y decirle,
Señor me parece que la autoridad aquí se equivocó. ¿Ve? Yo sé que malos ejemplos hay a
montones, yo sé que las autoridades nos equivocamos tremendamente, pero déjele el error a
la autoridad y a Dios, atrévase a obedecer aunque esté mal lo que le digan, mantenga su
reverente sumisión al Padre a través de la obediencia a ciegas a su autoridad.

Ése es el problema de hoy, nadie está dispuesto a obedecer a ciegas, casi nadie está
dispuesto a decir, esto es, esto es lo que hago, no digo más, no opino más, no razono más,
esto es, esto es lo que hago porque mi autoridad representa a Dios. Y yo sé que está
hablando de los dirigentes, pero déjeme decirle algo, tenemos autoridad espiritual en varios
ámbitos.

Así que, llevémoslo a la casa dentro de la familia, llevémoslo a la Iglesia, al cuerpo de Cristo,
llevémoslo a un ministerio en particular en el cual estamos sirviendo al Señor, llevémoslo a
diferentes ámbitos, estoy hablando de autoridad espiritual que representa de manera directa a
Dios, no estoy hablando del policía, aunque también hay que respetarlo, ¿está bien? Porque a
veces una autoridad de ese tipo me quiera hacer obedecer algo que, obedeciéndolo a él,
desobedezco a Dios, yo estoy hablando de una autoridad espiritual.

Hoy tenemos un grave problema, y es que la Iglesia se siente con el derecho a opinar toda
dirección que viene por boca de sus autoridades espirituales, y así le está yendo a la Iglesia.
¿Es una decisión de Dios? No, claro que no. Todo lo que Dios ha preparado para nosotros
está ahí, está ahí, está dispuesto, lo podemos aprovechar y lo podemos tomar, pero ¿qué
decisiones estamos tomando hoy? ¿Las mismas que tomamos desde el principio, o nuestro
egoísmo está tomando un lugar y estamos desconociendo la autoridad espiritual, y estamos
anulando la sumisión al Padre?
Los últimos versículos que quiero leer están el 1 Pedro, y el capítulo 5. 1 Pedro, capítulo 5,
voy a leer en la Nueva Versión Internacional, y leo los versículos 5 y 6, otros versículos muy
conocidos, dicen así:

"Así mismo, jóvenes, sométanse a los ancianos. Revístanse todos de humildad en su


trato mutuo, porque «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes».
Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido
tiempo." 1 Pedro 5: 5-6 / NVI

Primero, aquí se ratifica el sometimiento a las autoridades, en especial le habla a los jóvenes,
no sé será porque en la edad de la juventud tenemos mucha energía, muchas ideas, nos
llevamos el mundo por delante y a veces estuchamos algo que dijo el viejo éste y… está fuera
de época; no pero si lo hacemos de esta otra manera va a salir mejor el asunto, ¿no? Digo,
que le hable a los jóvenes no significa que para nosotros, los más grandecitos, esto no es una
realidad, ¿está bien? No le echemos la carga a los jóvenes solamente.

Pero luego dice, revístanse todos de humildad en su trato mutuo, porque en el trato mutuo si
no hay humildad, jamás puedo ver la autoridad de Dios en la Iglesia. Mire, nos encanta ver la
autoridad de la Iglesia cuando se trata de luchar contra las huestes de maldad, cuando se
trata de tomar terreno, de conquistar, de predicar el evangelio, nos encanta declarar la
autoridad de la Iglesia, pero no nos gusta tanto declarar la autoridad de la Iglesia, cuando el
que se me sienta al lado me dice tres verdades de parte del Espíritu, y yo digo, y a éste qué
bicho le picó y con qué derecho se cree a decirme eso.

Ah, ahí la iglesia perdió su autoridad, ya dejó de ser iglesia este fulano, porque se atrevió a mí
a decirme lo que me está diciendo, es más, hasta lo catalogo de un juez injusto porque
considero que me está juzgando equivocadamente, y por eso me dice lo que me está
diciendo.

¿Ve? Para eso nos olvidamos de que la Iglesia es autoridad, no se olvide nunca, Iglesia es
igual a Cristo, eh. No se olvide nunca, Iglesia es igual Cristo, Cristo no podría ser Cristo si no
hay Iglesia, eh, usted ya lo estudió, ya lo revisó, vaya otra vez a Equipamiento, y repase
tantas veces como sea necesario, pero Iglesia es igual a Cristo, somos el cuerpo de Cristo,
somos Cristo en este mundo.

Quiere decir, que cuando estamos sentados en medio de la iglesia estamos bajo la autoridad
de la Iglesia. Por eso, la iglesia puede ministrar lo que el Espíritu Santo le dé y puede hablar lo
que el Espíritu Santo le dé; y claro que un hermano puede acercarse conmigo a decirme que
estuvo orando y que el Espíritu Santo le mostró algo, o puede escucharme decir algo
equivocado y puede corregirme, si yo hubiera o estuviera diciendo algo mal, mañana voy a
tener a dos personas que se sientan en una oficina conmigo a decirme, Hernán, ayer te
equivocaste, porque corresponde, corresponde, esto no es un asunto personal, ¿por qué se la
agarraron conmigo? No, corresponde que yo no diga una barbaridad, ¿se da cuenta?

La autoridad de Cristo está en la Iglesia, así que, cuando la iglesia habla, habla desde la
autoridad del Señor. Ahora, ¿cuál es el problema? Cuando la iglesia se pone en el plan de
egoísta, mira por lo suyo propio, ve lo que le interesa, hace uso de sus derechos personales,
entonces, ya no hay sumisión reverente a la autoridad del Señor, ¿qué pierde la iglesia? La
autoridad que el Señor le concedió. Por eso dice, vuelvo a leer, Revístanse todos de humildad
en su trato mutuo.

¿Y por qué? Porque «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes». Ahí está
la diferencia mi amado. Es más, tú puedes tener una extraordinaria Palabra del Señor para un
hermano en Cristo, pero si no estás revestido de humildad no va a tener efecto y le vas a
hacer un daño a tu hermano; y lo peor, es que Dios se va a oponer a ti porque lo estás
hablando desde un escalón más arriba.

Es más, esto es tan delicado, fíjese, es tan delicado que aún a aquellos que el Señor nos ha
concedido autoridad espiritual sobre la Iglesia, no podemos olvidarnos de esta verdad. Si yo
por ser autoridad, digo, ah como yo soy autoridad de la Iglesia y soy parte del ministerio, yo te
voy a decir ahora hasta de lo que te vas a morir, y me tienes que escuchar y a hacer caso,
¿por qué? Porque soy tu autoridad, Dios dice, eso que viene desde el orgullo voy a hacer que
ese hermano no lo tome en cuenta, y a ti te resisto, me opongo a lo que estás hablando y a lo
que estás diciendo, ¿por qué es mentira? No, porque lo estás haciendo desde un espíritu
incorrecto, ése no es mi Espíritu, esto es muy delicado porque todos estamos metidos en la
misma bolsa.

Pero luego dice, Humíllense. Ya no está hablando de humildad, está hablando de humillarnos,
así como leímos en Filipenses que nos decía cómo se humilló el Señor, humíllense pues, bajo
la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo.

Pero, a ver, ¿qué significa que él nos exalte? Que nos ponga por encima y todos nos miren y
nos aplauden y dicen, wow, ¡qué tremendo! A cuánto llegó, y pensar que yo lo vi nacer en
Cristo a éste, ¿usted piensa que eso es que Dios nos exalte a su debido tiempo? No, esta
exaltación siempre estará relacionada a que seamos lo que tenemos que ser en Cristo, y
ocupemos el lugar que está destinado para nosotros.

Con eso quiero decir lo siguiente, si tú tienes una palabra profética, por ejemplo, para
cualquiera de los cinco ministerios, estás en este camino. Dios te está viendo allá
desarrollando ese ministerio, pero al mismo tiempo te está viendo acá, ¿y cómo te está viendo
acá? Que seas una persona que cada día se humilla bajo la poderosa mano de Dios.
Entonces, ¿qué dice el Padre? Va por buen camino, va llegar a lo que Yo estoy viendo allá,
pero desde el orgullo se empieza a alejar la meta, hay más distancia, ¿por qué? Porque el
espíritu no es el adecuado, no es el mismo Espíritu que habitó en Cristo.

Mire, la Palabra por el Espíritu, es un extraordinario rompecabezas, extraordinario, porque


cuando usted encuentra la ficha, usted dice, wow, cuánto me costó encontrar, pero ahora,
perfecto. Jesús le dijo a los suyos, que el que quería ser el más grande, el primero, tenía que
aprender a servir; éstas son transmisiones de espíritu que Jesús nos hizo, nos transmitió su
mismo Espíritu. Por eso, el Espíritu de Cristo es un Espíritu que se humilla delante de la
autoridad del Padre, y ése es el Espíritu que debe estar en cada uno de nosotros.

Amados, creo que nosotros sabiamente, y por el Espíritu, tenemos que hacerle frente a lo que
el diablo está queriendo levantar en medio de la Iglesia. ¿Qué quiero decir con esto? Que
nosotros no podemos darle lugar a nuestro egoísmo, no podemos darle lugar a nuestros
pareceres, no podemos darle lugar a nuestro dolor humano, no podemos darle lugar a nuestro
orgullo, no podemos darle lugar a nada de eso porque seguiremos diciendo mucho acerca de
la Iglesia, pero seguiremos dando vueltas, estaremos dando vuelta en las mismas cosas.

Pero estoy convencido, que todo lo que el Señor quiere para nosotros, está casi para tocarlo
con la punta de los dedos, está ahí, todo lo que Él ha prometido, todo lo que Él nos ha
encargado conquistar, está para tocarlo con la punta de los dedos, ahí nomás. Pero el Padre
hoy nos está alertando, y al mismo tiempo nos está instando, a que no tengamos el espíritu
del mundo pero sí tengamos el Espíritu de Cristo.

Que nos rija la misma mentalidad que rigió a nuestro Señor, y que de ahí no nos apartemos,
sin apartarnos de ahí veremos que lo que está casi por agarrarse lo tomaremos, y no lo
tomaremos para nosotros, lo tomaremos para el Señor, porque todo lo que tomemos es de Él
y para Él; y seguiremos a la próxima meta y a tomar lo próximo que el Señor tenga por
delante.

Así que lo único que quiero que hagamos es que oremos al Señor, cada uno en lo personal,
en lo privado, en la manera que quiera hacerlo, en la posición que quiera hacerlo, como usted
quiera, pero oremos cada uno al Señor para reconocer delante de Él todo indicio de egoísmo
que está nublando nuestra visión espiritual, está opacando el Espíritu de Cristo en nosotros,
que nos está haciendo desconocer la autoridad espiritual, la autoridad de Dios, de Dios
mismo, en las autoridades espirituales sobre la Tierra, y aún en la misma Iglesia; y que
entonces volvamos a la esencia, a la base, al fundamento, a movernos en el mismo Espíritu
que Cristo tuvo y que nos marque la misma mentalidad de Jesús.
Señor, queremos darte muchas gracias en este día por tu Palabra y sobre todo por tu
Espíritu, porque tu Espíritu siempre nos habla en una profundidad que nos permite
entender aquello que tal vez, o por lo menos lo digo en mi caso, por tiempo estuvo
escondido.

No estuvieron escondidas las palabras, no estuvieron escondidos los principios, lo que


estuvo escondido es la esencia de lo que Tú me querías mostrar. Y hoy te alabamos por
tu Espíritu, porque lo único que puede revelarnos esto a nuestro espíritu es tu Espíritu,
yo no tengo la capacidad de hacerlo, mis palabras o mi manera de exponer el mensaje,
Padre, de eso no depende; por eso, yo oro para que el Espíritu Santo le revele a tu
Iglesia en este día, de lo que Tú estás hablando, que sea tu Espíritu Señor, que va más
allá de estas palabras o de esta grabación de este video.

Tu Espíritu no tiene ni tiempos, nadie lo detiene, nadie lo frena, tu Espíritu hace las
cosas aunque nadie vea este video, porque es tu Espíritu. Y hoy nos sujetamos todos
bajo la unción del Espíritu, bajo la gracia de tu Espíritu, bajo la autoridad de tu Espíritu
para que podamos ver en nuestra vida, la misma esencia y la misma mentalidad que
marcó a Jesús, nuestro Señor.

Padre, no queremos desconocer aquello que nos has dado, sabemos que la mente de
Cristo está en nosotros, sabemos que hemos muerto y así nos ves, sabemos que
hemos resucitado con Cristo, Padre, y estamos escondidos en ti, lo sabemos, es una
realidad para ti, pero en el transcurso de nuestra vida vamos permitiendo cosas, vamos
cambiando las fichas de lugar, vamos dando lugar a pensamientos, vamos permitiendo
que el egoísmo, que la inseguridad, que la falta de identidad, que cualquier otro factor,
vengan a minar nuestra mente, y entonces dejamos de pensar y de tener la misma
determinación que tuvo Cristo Jesús de tal manera que Él no se aferró a nada, se
despojó de todo, quedó desnudo delante de ti, Padre, ¿para qué? Para hacer tu perfecta
voluntad, para cumplir aquello para lo cual lo habías mandado, y no solo eso, permitiste
el sufrimiento en su vida, Padre, para que aprendiera a obedecer.

Por eso, en ese mismo sentido y bajo ese mismo Espíritu, nosotros te decimos que no
queremos escaparnos del sufrimiento que viene de tu mano cuando Tú nos estás
enseñando a obedecer, aunque pueda ser muy doloroso no queremos hacerlo a un
costado, queremos recibirlo porque sabemos que cuando pasemos por él y
aprendamos la obediencia, entonces habrá una mayor perfección de la sumisión en
nuestro espíritu a tu autoridad.
Señor, no podríamos jamás como Iglesia tuya, desplegar toda la autoridad que nos has
delegado si no viviéramos total y absolutamente, sujetos y sumisos a ti, es imposible.
La sujeción es la base de toda autoridad.

Por eso, Señor, hoy una vez más, renunciamos a lo humano, renunciamos a lo
vergonzoso de nosotros, renunciamos a aquellos a lo cual le hemos dado lugar, lo
hacemos a un lado, te pedimos que nos perdones como a aquel hijo, aunque nos hayas
escuchado más de una vez decirte, no Señor, no lo vamos a hacer.

Hoy delante de ti nos arrepentimos y hacemos lo que nos estás pidiendo hacer, ¿y qué
nos estás pidiendo hacer hoy? Tener la misma mentalidad que hubo en Cristo Jesús.
Nos humillamos delante de ti, y nos apropiamos de esa mentalidad porque sabemos
que es nuestra, que nos pertenece por herencia, por esencia, por naturaleza. Ésa es
nuestra verdadera naturaleza, ya no hay lugar para nuestra naturaleza, verdaderamente
ésa es la naturaleza que Tú nos has heredado, te bendecimos, te alabamos te damos
toda la gloria.

Y yo declaro Señor, una Iglesia que cada día se levanta con mayor poder y autoridad
sobre la Tierra, porque es una Iglesia sumisa, total y absolutamente a tu autoridad; y
entonces no habrá enemigo que le pueda hacer frente, y el enemigo recordará que está
vencido, simplemente por ver una una Iglesia que está puesta de pié asumiendo la
autoridad que le has delegado, pero en el fondo está absolutamente rendida y humillada
delante de su Dios y Padre.

Ésta es la Iglesia que se levanta en estos tiempos para hacer la tarea que nos has
mandado a hacer, y para conquistar aquello que está al alcance de nuestra mano.

Gracias Padre te damos, tus palabras siempre nos vuelven al foco, al centro de tu
perfecta voluntad, para que entonces, llevemos a cabo lo que Tú habías planeado, y
haya resultado venido de ti. Si Jesús no hubiera pasado por esto, jamás hubiera
muerto, hoy no estaríamos aquí, no existiría la Iglesia.

Señor, gracias por Jesús, gracias por su mentalidad, gracias por sus decisiones más
íntimas, gracias por nunca ofenderte queriendo algo contrario a lo que era tu voluntad,
gracias, porque por tener ese Espíritu y esa determinación en la intimidad, hoy
existimos, hoy tenemos nueva vida y hoy somos tu Iglesia.

Te alabamos Señor, te bendecimos y te damos toda la Gloria y la honra que solamente


a ti te podemos dar y a nadie más, en el Nombre de Jesús, amén, amén y amén.
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL, CRECIMIENTO COLECTIVO

05 Febrero de 2017

Definitivamente, siempre es un privilegio que tenemos todos los hijos de Dios y la Iglesia de
Jesucristo, en habitar en la presencia del Señor. Pero mayor privilegio es que, como dice la
Palabra, nos podemos acercar confiadamente al trono de su gracia. Es como el niño pequeño
que siempre está cerca de su mamá o de su papá y tiene la noción de que allí está la
presencia de su padre o de su madre, pero cuando tiene algo en particular, cuando hay una
necesidad o simplemente cuando quiere estar más cerca, el niño sabe que tiene la confianza
de acercarse. Y yo pensaba que nosotros tenemos esa confianza, pero sin dejar de recordar
que Él es el Rey de reyes y Señor de señores, Él es el soberano del universo, Él gobierna por
encima de todas las cosas, y no hay nada que esté fuera de su vista, de su poder, no hay
nada que se escape de debajo de su mano, Él tiene todo bajo su dominio.

Así que, con mayor confianza podemos habitar en su presencia, no importa las circunstancias
complicadas que podamos vivir, porque aún esas circunstancias están bajo la poderosa mano
de Dios, cada momento, cada lugar, cada situación, siempre está bajo el cuidado y bajo la
soberanía del Señor. Así que lo alabamos, lo exaltamos, le damos la gloria y la honra que Él
merece.

Les voy a pedir que busquen en sus Biblias Proverbios, el capítulo 4 y el versículo 23, vamos
a empezar en este día leyendo este versículo, que es un versículo creo que demasiado
conocido tal vez, uno de los consejos de la Palabra más conocidos. Proverbios el capítulo 4 y
el versículo 23, voy a leer en la Nueva Versión Internacional, dice así:

"Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida." Proverbios
4:23 / NVI

Lo leo nuevamente, por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida. No
hay duda que seguramente, casi de memoria sabemos este versículo, pero lo que no estoy
tan seguro, es que sea uno de los versículos que más practiquemos. Que lo conocemos,
estoy seguro, pero no estoy tan seguro que lo practiquemos.

Lo primero que quiero decir, es que necesitamos entender la palabra "corazón"


adecuadamente. Cuando en toda la Palabra, no solamente en el Antiguo Testamento, en toda
Palabra, usted lea corazón, tiene que pensar entre otras cosas, en intelecto, en consciencia,
en mente, en sentimientos, en pensamientos más profundos, en lo más íntimo de la persona,
y aún se podría entender como el yo.
De nuestro corazón, que es precisamente lo que le acabo de decir, dice la Palabra, dice el
Señor, que brota, que mana o que emana, la vida.

Y usted podría decir, bueno, a ver, ¿acaso no es que la vida la recibí del Señor? ¿Y de Él
viene la vida? Sí, es verdad, Jesús dijo además, que para todo aquel que creyera en Él, de su
interior correrían ríos de agua viva, y esto lo dijo refiriéndose al Espíritu Santo.

Quiere decir, que cuando nacemos de nuevo y cuando el Espíritu Santo viene a vivir en
nosotros y somos bautizados con el Espíritu Santo, hay un río interior de vida, de vida
sobrenatural que está prevista y provista para nosotros, y que puede fluir con absoluta
libertad. Pero imagínalo de esta manera, es como que ese río necesita pasar por un canal
específico, y ese canal es nuestro corazón.

A veces, puede ser que olvidemos que aunque el Señor ha hecho todo a nuestro favor y nos
ha dado todo lo que podía darnos, lo cual además es sobrenatural, los hijos del Señor
tenemos una responsabilidad, porque tenemos participación en todo lo que el Señor ha hecho
a nuestro favor.

Y lo que en este día vamos a hablar, es acerca de la responsabilidad individual que cada uno
de nosotros tenemos, pero con un objetivo mayor, para que haya un crecimiento colectivo.
Mi vida tiene que dar el fruto que el Señor está esperando, porque de mí depende el
crecimiento de la Iglesia de Cristo.

Y usted puede pensar, pero eso es demasiado complicado, si depende de mí, entonces quién
sabe como la Iglesia va a hacer para crecer, cuánto tiempo se va a tardar. Porque en la
medida que yo pueda avanzar, la Iglesia entonces, me va a tener que esperar a mí... No, en
realidad lo que la Palabra nos enseña, es a tener la actitud correcta y a cuidar lo que debemos
cuidar.

Cuando nosotros tenemos la actitud correcta y cuidamos lo que nos corresponde cuidar, del
resto se encarga el Señor. El Espíritu de Dios actúa y trabaja constantemente en nuestras
vidas para que todo lo que hay de Cristo en nosotros pueda fluir, pero nos pide una cosa,
cuida tu corazón, porque en la condición que esté el corazón, de esa manera va a fluir la vida
que ha puesto dentro de ti.

Vayan por favor a la primera carta del apóstol Pablo a Timoteo, 1 Timoteo; allí vamos a leer
en varios pasajes, vamos a empezar con el capítulo 1. 1Timoteo, capítulo 1, voy a continuar
leyendo en la Nueva Versión Internacional, y voy a leer desde el versículo 3, dice así:

"Al partir para Macedonia, te encargué que permanecieras en Éfeso y les ordenaras a
algunos supuestos maestros que dejen de enseñar doctrinas falsas y de prestar
atención a leyendas y genealogías interminables. Esas cosas provocan controversias
en vez de llevar adelante la obra de Dios que es por la fe. Debes hacerlo así para que el
amor brote de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera. Algunos
se han desviado de esa línea de conducta y se han enredado en discusiones inútiles."
1 Timoteo 1:3-6 / NVI

Si usted se da cuenta, ahora ya no estamos leyendo el Antiguo Testamento, estamos leyendo


palabras inspiradas por el Espíritu, escritas por el apóstol Pablo a alguien que era parte de su
equipo, alguien que tenía una unción apostólica y que había recibido de parte de Pablo un
encargo particular. Y dentro de ese encargo, le dice Pablo a Timoteo, cuando partí de
Macedonia te encargué que te quedaras o que permanecieras en Éfeso, y les ordenaras a
algunos supuestos maestros que dejen de enseñar doctrinas falsas, y de prestar atención a
leyendas y genealogías interminables, esas cosas provocan controversias en vez de llevar
adelante la obra de Dios que es por la fe. Debes hacerlo así para que el amor brote de un
corazón limpio, de una buena conciencia y de una de sincera.

Si nosotros queremos ver la obra de Dios que es por la fe, avanzar, crecer, ir hacia adelante,
aquí se suman tres elementos, si es que lo puedo llamar elementos, porque no encuentro otra
palabra, lamentablemente.

El primero dice: un corazón limpio; segundo: una buena conciencia; tercero; una fe sincera.

Cuando los hijos de Dios se mantienen con un corazón limpio, con una buena conciencia y
con una fe sincera, pueden estar seguros que la obra del Señor, que es por fe y a través de lo
que hace el Espíritu Santo, siempre avanzará, crecerá, e irá para adelante. Quiere decir, que
aunque el Señor es el Señor, no porque Él sea el Señor, su obra va a avanzar sin nuestra
participación.

Lo que necesitamos entender es lo siguiente, el Espíritu de Dios siempre quiere actuar,


siempre está dispuesto para ir hacia adelante en lo que Dios le ha mandado a hacer, en
nosotros y a través de nosotros, pero requiere de algo interno en cada uno, si no hay una
conducta que lo podemos resumir, con el corazón, con la conciencia y con la fe, una
conducta como Dios quiere, la obra de Dios no puede avanzar.

Ahora, cuando Pablo le encargó esto a Timoteo, le dijo que debía decirle a esos supuestos
maestros que dejaran de enseñar doctrinas falsas, que ya no se metieran con asuntos de
leyendas y genealogías, pero le dijo después, en el versículo 6, algunos se han desviado de
esa línea de conducta, es decir, del corazón limpio, de la buena conciencia y de la fe sincera,
y se hay enredado en discusiones inútiles.
Cuando nuestro corazón no se mantiene en la línea que Dios ha establecido para nosotros
como creyentes, cada uno en lo individual y en lo personal, podemos desviar nuestro camino
y empezar a ocuparnos o a preocuparnos por cosas que nada tienen que ver con la fe, y darle
lugar a cosas que no vienen del Espíritu de Dios.

Hoy en día, y cada vez más, estamos corriendo un severo riesgo, y es el que escuchemos
cosas que suenan como venidas de Dios pero nada tienen que ver con el Espíritu Santo,
cosas que aparentemente parecen que fueron inspiradas en Dios, pero no salieron de la boca
del Espíritu de Dios.

¿Cómo puede un creyente distinguir y separar lo que es de Dios de lo que no es de Dios?


Alguno me dirá, bueno, tengo que conocer más la Palabra... yo le puedo decir, sí, en parte
hay que conocer la Palabra, porque si no conocemos lo que Dios dice, posiblemente por
desconocimiento en alguna cosa nos podríamos desviar, pero en realidad ésa no es la base.

Alguno podría decir, bueno, lo voy a distinguir en la medida que pase el tiempo, considero que
el crecimiento es una cuestión de tiempo... y yo te podría decir, que el tiempo te puede ayudar
a crecer, pero ésa no es la base. La manera en que tú y yo podemos distinguir lo que es del
Espíritu de lo que no es del Espíritu, es cuando tenemos un corazón limpio, cuando tenemos
una buena conciencia y cuando nos mantenemos en una fe sincera.

Vamos unos versículos más adelante en el mismo capítulo 1 de 1Timoteo, versículos 18 y 19,
dice así:

"Timoteo, hijo mío, te doy este encargo porque tengo en cuenta las profecías que antes
se hicieron acerca de ti. Deseo que, apoyado en ellas, pelees la buena batalla y
mantengas la fe y una buena conciencia. Por no hacerle caso a su conciencia, algunos
han naufragado en la fe." 1 Timoteo 3:18-19 / NVI

Si se tratara de tiempo, si se tratara de conocimiento, yo no podría dudar jamás que Timoteo


cumplía seguramente con esos requisitos. Ya tenían tiempo de estar sirviendo junto a Pablo y
había sido enseñado directamente por el apóstol, era parte de un equipo apostólico. Yo podría
pensar, este consejo de Pablo, ¿no está de más para Timoteo?

Una cosa es que se lo diga con respecto a falsos maestros, para que entonces deteniendo a
esos falsos maestros la Iglesia se mantenga pura y la Iglesia toda, los creyentes, recuerden
que necesitan un corazón limpio, una buena conciencia y una fe sincera, ¿pero a Timoteo?
Timoteo ya está del otro lado, Timoteo ya pasó ese tiempo, esa época, a Timoteo nadie lo va
a mover así porque sí, si además, lo dejó encargado en un lugar para que se hiciera cargo de
una iglesia, cómo a Pablo se le puede ocurrir darle semejante consejo, porque ese consejo
tiene que ver con todos y cada uno de nosotros para toda nuestra vida: sobre todas las cosas
que guardes, cuida tu corazón.

Timoteo, te encargo, que en cuanto a las profecías y teniéndolas en cuenta, tú pelees la


buena batalla, ¿recuerdas que el Espíritu de Dios te habló proféticamente? Tú ya sabes lo que
el Señor quiere de ti. Conforme a esas profecías pelea, lucha la buena batalla, pero ten en
cuenta esto, debes mantener la fe y una buena conciencia, ¿sabes por qué Timoteo? Porque
algunas personas por no hacerle caso a su conciencia, naufragaron en la fe. Y usted sabe lo
que significa naufragar ¿no? Es cuando un barco se viene a pique, cuando ya no puede
sostenerse sobre el agua y se hunde.

Pablo le está diciendo, ten en cuenta algo muy valioso y muy íntimo Timoteo, hay algunos que
no hicieron caso a lo que la conciencia les decía, y por no escuchar lo que la conciencia les
estaba dictando cayeron. Quiere decir, que cualquiera de nosotros está en la misma situación
que Timoteo, cualquiera de nosotros podría, por la razón que fuera, por cierto momento o por
las circunstancias, empezar a desoír la voz de nuestra conciencia, es que el Espíritu de Dios
también se mueve a través de nuestra conciencia, porque eso es algo que Dios mismo puso
en nuestro interior para dictar a nuestra vida lo que está bien y lo está mal.

Lo que hace la conciencia es marcar aquello que procede de Dios y aquello que no procede
de Dios, y cuando oímos atentamente, podemos notar la diferencia, pero cuando habla una
vez, dos veces, tres veces y yo decidido cerrar mis oídos a esa conciencia, entonces llega un
momento que ya no puedo distinguir. ¿Cuál es la consecuencia de dejar de oír? Naufragar,
caer en mi fe hasta lo más profundo y hundirme.

Vaya al capítulo 3, versículos 8 y 9. Capítulo 3, seguimos en 1Timoteo, versículos 8 y 9, dice


así:

"Los diáconos, igualmente, deben ser honorables, sinceros, no amigos del mucho vino
ni codiciosos de las ganancias mal habidas. Deben guardar, con una conciencia limpia,
las grandes verdades de la fe." 1 Timoteo 3:8-9 / NVI

Como diría la Versión Reina Valera, el misterio de la fe. Ahora está hablando de diáconos, si
usted no recuerda este pasaje léalo en casa, se va a dar cuenta que está hablando muy
específicamente acerca de los diáconos. Y alguno podría preguntar qué es un diácono, simple
y sencillamente, un servidor.

Quiere decir, déjenme decirlo así, que todos estamos adentro de la misma bolsa. ¿O acaso no
servimos al Señor, usted y yo? De diferentes maneras, en diferentes funciones, pero todos
servimos al Señor.
Ahora, lea bien, lea muy bien, porque si empiezan leyendo desde el principio el capítulo 3, se
va a dar cuenta que habla de algunos requisitos para obispos, es decir, para alguien que está
por desarrollar alguno de los cinco ministerios, pero cuando usted lee los requisitos de los
diáconos dice casi lo mismo. ¿Cuál es la diferencia? La diferencia está en la función, pero no
en lo que tiene que haber adentro, adentro tiene que estar lo mismo, y acá está diciendo de
los diáconos que deben guardar con una conciencia limpia, las grandes verdades de la fe o el
misterio de la fe.

Quiere decir, que no puede haber en nosotros un servicio puro al Señor si no existe una
conciencia limpia que nos permita guardar las grandes verdades de la fe. No importa lo bien
que sepamos las verdades, no importa que conozcamos el misterio de la fe y que lo podamos
explicar a otros, no se trata de cuánto lo sabemos o de lo bien que lo podemos predicar, se
trata de lo bien que esté guardado en nuestro interior, porque tenemos una conciencia limpia.

Imagínate que en nuestro interior, nuestro corazón, nuestra conciencia, es como un cofre que
tiene que estar siempre bien cerrado, ese cofre tiene que estar reguardado para que no entre
nada que toque o que dañe lo que está adentro, ahí adentro tú y yo guardamos el tesoro más
valioso que tenemos, la vida de Dios.

Y si dejamos de escuchar a nuestra conciencia y empezamos a irnos por un camino diferente


a lo que la conciencia, guiada por el Espíritu, nos está diciendo, dejaremos el cofre abierto y
vamos a echar a perder las verdades más grandes y profundas del evangelio de Cristo. Por
eso, podemos predicar el evangelio pero llevar al infierno a la gente cuando hay una
conciencia que está sucia, permítame decirlo así, que está dañada. Cuando hemos dejado
que en nuestra conciencia se siembren cosas que no vienen de Dios, podemos decir con
todas las palabras y muy bien explicadas, las verdades del Señor, pero a través de esas
verdades estar llevando gente al infierno, porque no depende de lo que decimos o de lo bien
que lo decimos, depende de lo seguras que están esas verdades porque las mantenemos con
una conciencia limpia.

Vaya al capítulo 4 de la misma carta, versículos 1y 2 dice así:

"El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe
para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas. Tales enseñanzas
provienen de embusteros hipócritas, que tienen la conciencia encallecida." 1 Timoteo 4:
1-2 / NVI

¿Usted sabe lo que es un callo, no? ¿Vio cómo se pone de duro? Así puede llegar a estar la
conciencia, donde ya es casi imposible, y sólo puede ser posible por el arrepentimiento, de
que el Espíritu de Dios pueda sacarnos de la ceguera en la que estamos.
Amado, si usted pensaba que nosotros no teníamos ninguna responsabilidad, déjenme
decirles que no es así, somos absolutamente responsables de nuestra vida delante del Señor.
Claro, no es que honramos al Señor, lo seguimos y desarrollamos nuestra fe, por nuestro
esfuerzo, eso sería imposible, no hay manera, no hay fortaleza humana que logre agradar a
Dios. Pero no se trata de eso, se trata de cuidar y de resguardar los más íntimo de nuestro
ser, porque en eso íntimo del ser está depositada la vida, y puede fluir la vida cuando ese
interior está como Dios quiere que esté, pero se puede detener la vida cuando el interior no
está como Dios quiere.

¿Quién se encarga de ese interior, el Señor? No, yo. Quiere decir que en los últimos tiempos,
es decir, ahora, ahora, el Espíritu nos dice claramente, que algunos abandonarán la fe para
seguir inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas.

¡Ojo, no se confunda! No es que ahora van a empezar a predicar en el nombre del diablo, no,
no van a usar el nombre de Satanás, van a seguir usando el Nombre de Jesús, pero sus
doctrinas, sus enseñanzas, serán falsas y vendrán del mismo infierno.

Ahora, ¿quiénes serán los promotores o quiénes son los promotores de esta clase de
enseñanzas? Dice, tales enseñanzas provienen de embusteros hipócritas, es decir,
mentirosos hipócritas que tienen la conciencia encallecida. Eso significa, que alguien que ya
tiene dura su conciencia y que no puede penetrar la acción del Espíritu Santo, puede dañarte
a ti, si tú no estás cuidando tu propio corazón, ése es el punto.

Miren, a veces podemos preguntarnos cuáles pueden ser las razones o cuales realmente
deben ser las razones para que nuestro corazón, que incluye la conciencia como le dije al
principio, pueda llegar a endurecerse a este grado? Y la razón primordial es una muy sencilla,
es un corazón que quiere lo suyo y no quiere lo de Dios, es un corazón que ha tenido muchas
oportunidades de que el Espíritu Santo lo convenza, un corazón que ha tenido muchas
oportunidades de arrepentirse, un corazón que ha tenido muchas oportunidades de conocer la
verdad y que la verdad lo haga libre, pero que ha decidido seguir en sus propios intereses.

Ese corazón es el que va empeorando poco a poco, hasta llegar a endurecerse a tal grado,
que ya no puede distinguir, y cree que está en lo cierto cuando está predicando lo que viene
del diablo. Pero el problema mayor es que no se hace daño a sí mismo, el problema mayor es
que una persona con un corazón de estas características, siempre que está cerca tuyo te va a
dañar.

Ahora, ¿tú piensas que nunca vamos a tener a alguien así a nuestro lado? Sí, déjame decirte
que sí, una y mil veces podemos tener alguien así a nuestro lado, una y mil veces. ¿Qué
significa? Significa simple y sencillamente, que yo tengo que aprender a discernir lo que viene
del Espíritu de Dios y lo que no viene del Espíritu de Dios, porque lo que no viene del Espíritu,
no importa que me lo diga alguien vestido de angelito y parezca muy santo, yo debo darle a
ese angelito una soberana patada y alejarlo de mí vida.

Si tú piensas que puedes ser contemplativo con aquellos que tienen la conciencia encallecida,
endurecida, déjame decirte que no puedes actuar de esa manera, porque si fuera así,
entonces estos consejos del Espíritu por la pluma de Pablo, no estarían escritos aquí, al
contrario, el consejo del Espíritu sería, ten paciencia con los que tienen la conciencia
endurecida, dale la oportunidad de que cambien, sigue orando, intercede por ellos, porque,
¿quién sabe? ¡El Señor es soberano y tiene todo poder, en algún momento pueden cambiar!
Déjaselo eso al Espíritu de Dios, tú baja la cortina porque vas a terminar saliendo mal herido
de la situación.

Te hago una pregunta, no para que me la respondas a viva voz, para que te la respondas a ti
mismo, ¿nunca te ocurrió que alguien, alguna persona, quien sea, te dijo algo que por un
momento te hizo dudar de tu fe en el Señor? Y cuando pasaron los días empezaste a
reflexionar y dijiste, ay Señor, perdóname vengo hace tantos días dándole vuelta a esa idea, y
vuelta y vuelta en la cabeza a esa idea, y ahora que tengo un poco de lucidez me doy cuenta
que es una barbaridad, y que hace días que vengo ofendiéndote, sólo por dejar esa idea en
mi cabeza... ¿Nunca te pasó?

Exactamente así es como funciona. Nunca te olvides que hay un Dios todopoderoso que está
a nuestro favor, pero al mismo tiempo, hay un diablo vencido que hasta que le toque estar
donde debe estar, está tratando de destruirnos a como dé lugar.

No está preocupado por los que no tienen a Cristo, eh, está preocupado por ti, por mí; a ti y a
mí nos quiere destruir, a los que no tienen al Señor no, están bajo su dominio, pero tú y yo no,
fuimos rescatados por el Señor, fuimos quitados de su dominio y ahora vivimos en el Reino de
Jesucristo. Con nosotros sí que está ensañado y va usar todas las herramientas posibles para
destruirnos, todas. Se va a vestir de todos los colores que te gusten, se va a pintar el cabello
de los colores que te gusten, va hacer todo lo posible para atraerte y con una sola mentira
derribarte y dejarte en la lona tirado un buen rato.

Por eso la Palabra nos dice, sobre todo lo que guardes, cuida el corazón. Este ejercicio de
cuidar el corazón es un asunto constante y permanente. Es constante, porque tú tienes que
saber aquello que tiene la capacidad de doblegarte. Las personas no somos iguales, lo que
para ti no significa nada y a ti no te afecta, posiblemente a mí me hace mucho daño y
viceversa.
Quiere decir, que para ti eso, aunque lo escuchen y te lo repitan un millón de veces, a ti ni te
afecta, pero a mí me lo dicen una vez y estoy toda la semana dándole vuelta a esa idea, porque
a mí sí me afecta.

Quiere decir, que tú y yo debemos tener cuidado hasta en lo más mínimo, lo más íntimo y en
lo más pequeño, ¿por qué? Porque nuestro corazón y nuestra conciencia jamás se pueden
endurecer, nunca se les puede hacer un callo que ya no penetre el Espíritu Santo para seguir
hablándome. Por el contrario, si tengo un corazón limpio, una fe segura y una conciencia que
está clara, y que está pura delante del Señor, siempre el Espíritu de Dios me va a librar,
siempre, no habrá oportunidad de no sea así.

Vayamos a 1 Corintios, el capítulo 11, por favor, 1 Corintios, capítulo 11, voy a leer desde el
versículo 27, seguramente recordarán este pasaje porque el contexto, y muchas veces lo
hemos leído y lo leemos en nuestros cultos al Señor, cuando vamos a celebrar la cena del
Señor, lo que llamamos la cena del Señor, pero es muy importante lo que aquí está diciendo.
1 Corintios 11 desde el 27, dice así:

"Por lo tanto, cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera
indigna será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor. Así que cada uno
debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa. Porque el que
come y bebe sin discernir el cuerpo come y bebe su propia condena. Por eso hay entre
ustedes muchos débiles y enfermos, e incluso varios han muerto. Si nos examináramos
a nosotros mismos, no se nos juzgaría; pero, sí nos juzga el Señor, nos disciplina para
que no seamos condenados con el mundo." 1 Corintios 11: 27-32 / NVI

Un tremendo pasaje, que a la luz de lo que venimos analizando toma otra dimensión, ¿por
qué? Porque, como dije antes de comenzarlo a leer, es claro que está hablando de la cena del
Señor, pero muchas veces lo leemos, precisamente cuando estamos a punto de celebrar la
cena del Señor, y es como que cuando lo escuchamos decimos, ay caray, a ver, ¿qué habré
hecho en la semana? ¿habré pecado en algo? Bueno Señor, sí perdóname, el miércoles
pasado si le di una patada a mi perro, ya me tenía... ¿no? Perdóname, pero ahí voy, como el
pan y tomo de la copa, ¿no? Y ya me siento tranquilo...

No, no, no, no, no, pero es, tiene una dimensión muchísimo mayor que esto. Primero dice:
que cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera indigna será culpable
de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor.

Quiere decir, que nosotros para participar de ese pan y de esa copa, tenemos que estar
dignos, en una condición digna. A ver, no se trata de la dignidad que el Señor nos ha dado
porque somos hijos de Dios y porque hemos nacido de nuevo, se trata de la dignidad con la
cual vivo día a día, ¿por qué? Porque vivo con una conciencia limpia, con un corazón puro,
con una fe genuina y sincera delante del Señor todos los días.

Es decir, no importa cuándo los pastores decidan celebrar la cena del Señor, yo la podría
celebrar ahora, hoy a la noche, mañana en la mañana, la podría haber celebrado el jueves
pasado o la podría celebrar el próximo viernes, porque día a día vivo de una manera digna del
Señor. ¿Cómo vivo de una manera digna del Señor? Dice aquí, así que cada uno debe
examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa. Es decir, necesito ponerme
a prueba. Ahora, déjame explicarte lo que significa realmente, examinarse.

Tenemos la costumbre, los seres humanos, de examinarnos para ver en qué reprobamos y
darnos latigazos, estoy mal en esto, estoy mal en aquello, soy indigno, no soy puro, soy una
porquería, que el Señor mande un rayo y me castigue, más vale estar en el cielo que seguir
sobre la Tierra, ¿no? Tenemos esa costumbre.

La palabra examinar aquí, ¿sabes qué significa? "Ponerse a prueba para salir aprobado". A
ver, es exactamente igual cuando somos estudiantes y hemos estudiado para el examen, el
maestro nos pone a prueba y nosotros estamos dispuestos, porque hemos ido preparados y
sabemos que vamos al salir aprobados.

¿Qué pasa con el estudiante cuando dice, no, para este examen yo no voy a estudiar? La
verdad no me importa, no voy a estudiar, ¿para qué? No hace falta. Así me pasó a mí una vez
en la secundaria, ¿ven? La profesora de geografía todos los días que entraba al salón
llamaba a alguien por nombre de la lista, ¿para qué? Para que le dijera lo último que
habíamos visto, quiere decir que tú tenías que ir a la clase siempre preparado, habiendo
repasado lo que habías visto. Y yo un día dije, no, no creo que me vaya a llamar a mí, sonó el
timbre, todos nos sentamos, entró la profesora y el primer nombre que dijo, saben cuál fue, el
mío. Cuando me paré dije, y ahora qué le digo. Porque había que pararse en frente de todo el
salón en el lugar donde uno se sentaba, todos sentados, la profesora en frente y uno parado...
a ver Cipolla, cuéntenos a todos lo que vimos en la última clase, ¿ustedes saben lo que se
siente, no?

Sí, sí, uno no sabe dónde meterse, y obviamente mi "caradurés" no llegaba a tanto para
ponerme a inventar, dije, no profesora, lo lamento, no, no estudié, no recuerdo. Ok. Siéntese.
¿Sabe qué significó eso en el tipo de calificaciones de ese tiempo? Me puso un cero, ¿sabe
qué paso el resto del año donde yo estudié? Jamás pude levantar ese cero, y como se
acostumbraba en nuestros países, me llevé la materia y tuve que dar exámenes, pero varias
veces, porque siempre en la mesa que examinaba estaba la misma profesora, y no me quería
aprobar. Ok.
Si le quedó clara la idea, el examinar de aquí es, que yo me pongo a prueba a mí mismo para
salir aprobado, no para reprobar. Recordemos esto, si alguno de nosotros hemos pecado
circunstancialmente, no que estamos practicando el pecado, abogado tenemos para con Dios.
Quiere decir, que esto que venimos leyendo desde el principio, se aplica permanentemente,
porque parte de un corazón limpio y de una conciencia limpia.

¿Saben qué significa? Que yo pueda decir, Señor, reconozco que en esto no estoy bien,
perdóname. ¿Ustedes piensan que el Señor va a decir, no? No, no, tengo que seguir
tomándote examen porque no me convence, no, no, no me convence que me pidas perdón,
no, no, no, voy a deja pasar una semanita y voy a seguir examinándote...

El Señor no es así, el Señor perdona cuando ve la sinceridad de un corazón limpio, un


corazón limpio no significa que nunca se equivoca, significa que siempre quiere agradar al
Señor; y como siempre lo quiere agradar se puede examinar, y cuando ve que hay algo que
no está bien delante del Señor, va al Señor a decirle, Señor, esto no está bien, eso es lo que
está diciendo la Palabra, antes de participar examínense a ustedes mismos.

Pero ahora, el 29 dice, Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su
propia condena. Déjeme decirle algunas cosas aquí. Primero, en otras versiones usted podrá
leer, el cuerpo del Señor, ¿está bien? Pero según el original dice, el cuerpo solamente;
obviamente que está hablando del Señor, pero si bien está hablando del cuerpo físico de
Jesús, también hay una implicación en este cuerpo referida a la Iglesia de Cristo. Ahora
llegamos, es decir, hasta ahora hemos hablado de la responsabilidad individual, pero la
responsabilidad individual, yo les dije al principio, que es para un crecimiento colectivo.

Yo hago individualmente lo que a mí me corresponde porque tengo cuidado y discierno la


importancia del cuerpo de Cristo que se llama Iglesia, porque yo sé, que si hay algo en lo cual
yo no estoy bien delante del Señor, no sólo me afecto en lo individual y personal, también
afecto al cuerpo, y ahí es donde viene el más grave problema de aquellos que se apartan de
la fe o aquellos que no hacen caso a su conciencia y empiezan a endurecerse.

¿Saben a los primeros que empiezan a dañar? A la Iglesia. No es que se dañan a sí mismos,
todo lo que piensan, todo lo que hacen, y todo lo que dicen, es con el fin de dañar a la Iglesia.
Quiere decir, que cuando tú y yo nos examinamos para salir aprobados delante del Señor, es
porque estamos discerniendo, estamos comprendiendo por el Espíritu, la importancia del
cuerpo de Cristo.

Es decir, yo soy consciente que el Señor murió por mí, pero tengo una conciencia aún mayor,
de que se entregó por todo el cuerpo; y que el cuerpo es lo más preciado, lo más valioso que
Él tiene sobre la Tierra. Así que, que Dios me libre de hacer algo que vaya a dañar al cuerpo.
Por eso, antes de participar del pan y de la copa me tomo un tiempo para examinarme, pero
no necesito esperar a tener un pan y una copa frente a mis ojos, yo cada día estoy en la
presencia del Señor, tú cada día estas en la presencia del Señor, allí en su presencia,
acercándonos confiadamente al trono de su gracia, podemos decirle, Señor, esto no ha
estado tan bien en mi vida.

Cuando yo hago eso, estoy produciendo dos cosas. Primero, me estoy librando a mí mismo
de tener una conciencia endurecida. Segundo, estoy permitiendo que la Iglesia de Cristo
camine en libertad, en poder y en autoridad; el diablo no va a poder levantarse contra una
Iglesia que tiene un corazón puro, una conciencia limpia y una fe segura, el diablo jamás va
poder enfrentarse a una Iglesia con esas características, nunca, no habrá nada que pueda
hacer para vencerla porque en realidad ella es la vencedora.

Ahora, sigue diciendo el 29 al final, porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo come y
bebe su propia condena. En esto también necesito que usted entienda la palabra condena. No
es una palabra equivocada, está correcta la palabra, pero condena, es veredicto o sentencia
de Dios como juez, no es la condena de que ahora ya estoy condenado y ya no tengo
posibilidad. No, es que cuando yo participo del pan y participo de la copa sin darme cuenta la
importancia que el cuerpo de Cristo tiene para el Señor, lo que Dios dice es, Yo ahora estoy
dictando una sentencia, un veredicto en tu vida, tú necesitas despertar a la realidad del
cuerpo, porque no eres consciente que mi Hijo se entregó por esa Iglesia, y hasta que no
despiertes a esa realidad, Yo he dictado una sentencia.

Por eso, sigue diciendo después, por eso hay entre ustedes muchos débiles y enfermos, e
incluso varios han muerto. Mi pregunta es, ¿por qué el Señor permite que creyentes estén
débiles, estén enfermos y aún algunos mueran? ¿Porque fueron muy malos? No, porque no
hubo discernimiento de la importancia y la magnitud del cuerpo de Cristo llamado Iglesia.

Amado, quien está a tu lado, sea o no tu familiar, sea o no tu amigo, te desvivas o no te


desvivas por él o por ella, es Iglesia. Cristo se entregó por la Iglesia, si tú tienes la dimensión
de aquellos que están sentados a tu lado, y que juntos somos el cuerpo de Cristo para hacer
la voluntad de Dios sobre la Tierra, vas a despertar que a la Iglesia nadie la puede tocar, ni yo.
No puedo permitir un corazón que se dé gustos, que haga lo que se le de la gana, un corazón
caprichoso, una conciencia inconsciente, porque no sólo estoy en juego yo, estoy poniendo en
juego a la amada del Señor; y cuando hago eso, el Señor dicta una sentencia.

Mire, dice el 31... Si nos examináramos a nosotros mismos, no se nos juzgaría; pero sigue
diciendo... pero, si nos juzga el Señor, nos disciplina para que no seamos condenados con el
mundo.
Ahora, si es la condenación de muerte eterna, ¡cómo el Señor nos ama! Está marcando una
sentencia sobre nuestra vida para decir, ten cuidado y despierta. Despierta a lo que significa
el cuerpo de Cristo, ámalo como Yo lo amo, ten la disposición de entregarte como Yo
entregué a mi Hijo por ese cuerpo.

Necesitas tener esa dimensión y no hacer nada, ni consciente ni inconsciente, para dañar al
cuerpo de Cristo, nada, porque desde el momento que yo me atrevo a hacer algo y aunque
sea inconsciente, Dios dictamina una sentencia; y dice, no voy a levantar esta sentencia hasta
que tú te arrepientas, porque no quiero que seas condenado con el mundo, quiero que seas
salvado porque eres parte de los míos, pero para ser parte de los míos necesitas ver a la
Iglesia como Yo la veo.

Efesios, capítulo 2 por favor, voy a leer desde el versículo 19, y ahora van a comprender más
todavía, la importancia colectiva de todo esto. Efesios 2, desde el 19, sigo leyendo en la
Nueva Versión Internacional, dice así:

"Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los


santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los
apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular. En él todo el
edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor.
En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su
Espíritu." Efesios 2:19-22 / NVI

¿Te das cuenta que no somos entes o individuos aislados los unos de los otros? Ésa nunca
fue la idea de Dios, jamás Dios pensó solamente en ti cuando Cristo estaba muriendo. Que
hubiera muerto solo por ti y sólo por mí, sí lo hubiera hecho, pero no estaba pensando solo en
ti o en mí, tenía en su mente a la Iglesia.

Por lo tanto, cuando te salvó y cuando me salvó, Él ya tenía todo el plan armado y vio al
cuerpo moviéndose sobre la Tierra con la misma clase de poder y autoridad que su mismo
Hijo, porque determinó que Jesucristo fuera la cabeza de ese cuerpo. Pero ni siquiera iba a
ser la cabeza el Jesús que había caminado sobre la Tierra, no, sería el Cristo ascendido,
glorioso sentado a su diestra lleno de gloria, de poder y de majestad, puesto por encima de
todo.

Por eso dice, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y
miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los
profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular. En él todo el edificio, bien armado, se
va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor. En él también ustedes son
edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu.
No hay cuerpo que pueda crecer bien si crece separado, un cuerpo cuyos miembros crecen
por separado, siempre va a ser un cuerpo anormal, ¿estás comprendiendo? Esto no se trata
de tiempos, de edades, de años, se trata de corazones, se trata de corazones.

El plan de Dios prevé corazones que están cuidados todo el tiempo, de hijos que comprenden
y han discernido el valor de la Iglesia; y por eso, se cuidan a sí mismos, porque si tienes una
semana de haber nacido de nuevo o si tienes cincuenta años de haber nacido de nuevo, de
todas maneras crecerán juntos, parejos, para ser morada de Dios por el Espíritu Santo.

Ahora, vea Efesios 4, desde el versículo 11, otro pasaje que conocemos muy bien. Efesios 4
desde el versículo 11, yo lo voy a leer en este caso en la Reina Valera Actualiza, dice así:

"Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y a


otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio,
para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos alcancemos la unidad de la fe
y del conocimiento del Hijo de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo, Esto, para que ya no seamos niños,
sacudidos a la deriva y llevados a dondequiera por todo viento de doctrina por
estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia las artimañas del
error sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacía aquel que es la
cabeza: Cristo. De parte de él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la
cohesión que aportan todos los ligamentos, recibe su crecimiento de acuerdo con la
actividad proporcionada a cada uno de los miembros para ir edificándose en amor."
Efesios 4: 11-16 / RVA

Creo que a veces es bueno volver a leer este pasaje, porque me parece que nos hemos
olvidado de la esencia de lo que significa ser una Iglesia apostólica y profética, a veces me
parece que se nos quedó el nombrecito, pero nos olvidamos de la trascendencia.

Antes, en Efesios 2, habíamos leído sobre el fundamento de apóstoles y profetas, ¿no? Ahora
estamos leyendo acerca de los cinco ministerios, y tú necesitas entender algo, es verdad que
los cinco ministerios son autoridad de Cristo para la Iglesia, eso es una verdad, pero no están
puestos allí sólo para que los veneremos como autoridad, están puestos para trabajar y que la
Iglesia sea lo que Dios ha determinado que sea.

Cuando estos ministerios trabajan, ¿para qué lo hacen? Dice el versículo 12 de Efesios 4... a
fin, con el objetivo de capacitar a los santos, para que los santos hagan la obra del ministerio
o del servicio, y esto da como resultado la edificación del cuerpo de Cristo.

A ver mi amado, los cinco ministerios capacitan, perfeccionan, entrenan a la Iglesia, ¿pero
sabes para qué? Para que la Iglesia haga la tarea que le corresponde hacer, quítate la idea de
que las autoridades tienen que hacerlo, porque ésa no es la idea de Dios.

No estoy diciendo que las autoridades no dirijan, no estoy diciendo que las autoridades no
guíen, no estoy diciendo que las autoridades no entrenen, porque estamos puestos para eso,
lo que estoy diciendo es, tú no puedes esperar como Iglesia, a que las autoridades hagan lo
que Dios determinó que ibas a hacer tú.

Eres entrenado, eres entrenada cada vez, por lo menos cada vez que estamos reunidos en el
Nombre del Señor, ahí recibes un entrenamiento especial, ¿sabes para qué? Para que tú,
conjuntamente con el resto del cuerpo, hagas la obra del servicio al Señor, y cuando cada uno
hace la obra del servicio, ¿sabes qué pasa? Se edifica el cuerpo de Cristo.

Ahora, me parece que a unos cuantos los estoy metiendo en un problema, y sí, sí porque
cuando yo sólo me dedico a llegar a la reunión, al culto, y me voy a casa, y vengo a la próxima
reunión, y me voy a casa y vuelvo a la próxima reunión y me vuelvo a casa, como miembro,
no estoy haciendo ninguna tarea de servicio, cero, cero; y si la Iglesia no hace la tarea del
servicio, te tengo una segunda novedad, dice aquí, que la tarea del servicio es para que el
cuerpo sea edificado, pero no sólo termina ahí, porque el que sea edificado no es para que
todos miremos y digamos, ay, qué lindo edificio, que bonito quedó, que linda estructura, que
bien diseñando, no... dice acá, hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios.

Es decir, que somos edificados y trabajamos juntos, para que tú y yo, cada uno de nosotros,
entre nosotros, seamos uno en la fe y uno en el conocimiento del Hijo de Dios.

Quiere decir, que lo que experimentamos de Dios, no puede ser diferente entre nosotros,
porque no estamos hablando de conocimiento intelectual, estamos hablando de un
conocimiento de experiencia, porque de hecho la fe, bien diría Santiago, que sin obras es
muerta. La unidad de la fe... ay, porque todos creemos en la misma doctrina, qué linda unidad
de la fe... no sirve esa fe, la unidad de la fe es una fe en acción; una fe que, porque le cree al
Señor, actúa.

Es una fe que la Iglesia dice, Jesús, creo que dijo alguna vez que si pusiéramos las manos
sobre los enfermos estos sanarían, voy a poner las manos sobre los enfermos... ¿Ves? Ves
que cambió de color, cambió de color, antes veías la película en blanco y negro y ahora está
"full color", ¿cambió no?

Eso es unidad de la fe, ¿de qué nos sirve a ti y a mí de que nos sentemos a hablar sobre
todas las enseñanzas que el ministerio ha dado, los niveles, que nos sepamos todos los
libros, que podamos responder, si esa fe no tiene pies y no actúa? ¿de qué nos sirve?
Cabezas demasiado grandes y cuerpos pequeñitos a punto de morirse, no sirve para nada.

Cuando está hablando de la unidad de la fe, quiere decir que tú estás siendo entrenado aquí
para que pase la semana y cuando te vuelvas a encontrar con el cuerpo, puedas decidirle a tu
hermano, no sabes lo extraordinario que pasó esta semana, me pasó esto, esto y aquello, y
ese hermano o hermana te diga, no, no espérame, primero, me alegro muchísimo, pero yo
tengo otra para contarte, no sabes lo que ocurrido esta semana también, en mi trabajo, en mi
casa, en el vecindario, no sabes lo que pasó, fue algo extraordinario el poder de Dios
moviéndose de una forma impresionante...

Eso es la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, es una experiencia real, una
vida en Cristo que funciona, no es un montón de conocimiento. Pero sigue el pasaje, dice:
hasta ser un hombre... Está hablando de la Iglesia, de plena madurez, hasta la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo.

Quiere decir, que cuando hay unidad de fe, una fe que actúa, que le pone pies a las cosas y
del conocimiento, de experiencia, de Jesucristo como nuestro Señor, entonces juntos nos
transformamos en un hombre plenamente maduro. A un hombre maduro tú no lo vas a
engañar fácilmente, tú no le vas a vender gato por liebre, porque sabe dónde está parado.
Pero este hombre maduro tiene todavía un objetivo, no es que dice, ah, ya llegué a la
madurez, me puedo sentar a descansar, no, sigue este hombre llamado la Iglesia, avanzando
hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, porque Dios dice, Yo no te pongo un
límite, en la medida de todo lo que es Cristo y de su plenitud, ahí te quiero llevar, pero en qué,
¿en conocimiento, en seminarios, en congresos, en enseñanzas? No, en vida y en
transmisión de vida.

Dime, ¿a qué Iglesia viviendo de esta manera se le puede hacer un callo en la conciencia? A
ninguna. ¿Ves, ves de qué se trata, y la responsabilidad individual para el crecimiento
colectivo? Tú y yo somos parte para que este cuerpo crezca como Dios lo estableció, no es
idea de ninguno de nosotros ni de los buenos deseos, es como Dios lo dijo.

Pero dice más, desde el 14... Esto, todo lo anterior, para que ya no seamos niños, sacudidos
a la deriva y llevados a dondequiera por todo viento de doctrina por estratagema de hombres
que, para engañar, emplean con astucia las artimañas del error.

Quiere decir, que ahora no es una cuestión de conocimiento, es una cuestión de vida, es una
cuestión de experiencia, es una de cuestión de ver a Jesucristo funcionando en nuestra vida
como Iglesia, y cuando Jesucristo está funcionando, sabes qué pasa, dejamos la niñez. Por
más que se me acerque un perverso a decirme una sarta de mentiras para llenarme la cabeza
y desviarme de la fe a Jesucristo, jamás lo podrá lograr; porque yo en lo individual estoy
cuidando mi corazón y en lo colectivo, estamos creciendo juntos a la medida de la plenitud de
Cristo.

Y por eso dice, que contrario a esto... sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en
todo hacía aquel que es la cabeza: Cristo. De parte de él todo el cuerpo... todo el cuerpo, bien
concertado y entrelazado por la cohesión que aportan todos los ligamentos, recibe su
crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros para ir
edificándose en amor.

Quiere decir, que hay una actividad para hacer. Parte del crecimiento es gracias a la actividad,
sin actividad no puede haber crecimiento. Te lo vuelvo a repetir, sin actividad de los miembros
no puede haber crecimiento, no estoy hablando de activismo, ¡ah vamos a hacer ahora más
reuniones a la semana! Vamos a ver qué le inventamos porque hay que hacer algo, no, no, n.
Es la actividad propia que el Señor te ha encargado, porque eres un miembro del cuerpo y
como miembro tienes una función. ¿Qué te encargó el Señor? Haz esa actividad, haz esa
tarea, desarrolla tu función, en la medida que lo vas haciendo, tú y todo el cuerpo hace lo
mismo, juntos crecemos y nos edificamos, ¿con qué base? Con la base del amor.

Para terminar, leo 1 Tesalonicenses, capítulo 3, versículos 12 y 13; y en este caso lo voy a
leer en la Biblia Dios Habla Hoy, en la Versión Dios Habla Hoy, dice así:

"Y que el Señor los haga crecer y tener todavía más amor los unos para con los otros y
para con todos, como nosotros los amamos a ustedes. Que los haga firmes en sus
corazones, santos e irreprochables delante de Dios nuestro Padre cuando regrese
nuestro Señor Jesús con todo su pueblo santo." 1 Tesalonicenses 3:12-13 / DHH

Esto tómalo como una promesa de Dios para nosotros como Iglesia, ¿quieres saber el deseo
del corazón de Dios? El deseo el corazón de Dios es hacernos crecer y que haya todavía más
amor, los unos por los otros y para con todos.

No importa de quién se trate, como vemos el ejemplo del amor de la autoridad, éste es
demasiado importante, tú ves que tu autoridad espiritual te ama, entonces, ya te puso un
parámetro, ¿ves que a tu autoridad espiritual no le importa nada de ti? ¿No tiene cuidado de
tu vida, ni se preocupa de lo que estás viviendo? Si es una autoridad de Dios como
corresponde, jamás va a ver eso, siempre verás una autoridad que se desborda de amor por
ti, porque es la representación de Cristo y el amor por la Iglesia. De la misma manera que ves
que la autoridad ama, entonces dice, que el Señor quiere hacernos crecer todavía más en ese
amor los unos para con los otros y para con todo; y además, el Señor desea hacernos firmes,
¿en dónde? En nuestros corazones y volvemos al principio.
Cuida tu corazón porque si lo cuidas, el Señor te hará firme en tu corazón, Iglesia, serás firme
en tu corazón, quédate tranquila nunca se te va a hacer un callo en tu conciencia, tu fe
permanecerá segura y firme, quédate tranquila que tendrás una conciencia limpia, quédate
tranquila que la voz del Espíritu estará siempre a tu disposición, descansa en el Señor porque
escucharás al Espíritu Santo guiarte cuando todo resplandezca o cuando todo este oscuro,
pero su voz nunca va a fallar. Siempre verás que el Señor te guía porque ha establecido un
corazón firme para aquellos que lo aman.

Y dice, que los haga firmes, y además; santos e irreprochables delante de Dios nuestro Padre.
Quiere decir, que por supuesto, que podamos ser hombres y mujeres de los cuales no hay
nada que reprochar. No, pero yo vi que una vez le contestó mal al otro y se le volaron los
pájaros... no se trata de eso, irreprochable en el corazón.

Un error lo podemos cometer todos, pero hay un corazón que es irreprochable porque ha
puesto a Jesucristo en primer lugar, y nada ni nadie podrá levantar un dedo acusador contra
un corazón con esas características. Por eso, el diablo no puede contra una Iglesia con estas
características, jamás podrá, porque el Señor se encarga de hacerla firme en lo más íntimo.

Amada Iglesia, cuida tu corazón, porque amas al Señor por encima de todas las cosas, y Él te
promete darte un corazón firme, hacerte crecer en conjunto con todo el cuerpo para
experimentar toda la plenitud de Cristo sobre la Tierra, y bendecir a miles y millones de
personas que necesitan a Cristo. Vamos a estar de pie para orar al Señor juntos.

Padre, te agradecemos profundamente por tu Palabra, y te agradecemos Señor, porque


como siempre lo sabemos y lo decimos, si el Espíritu Santo no nos enseña no
podríamos comprender todo lo que Tú nos quieres decir. Pero te agradecemos porque
el Espíritu nos traduce en términos espirituales, pero comprensibles, lo que la Palabra
nos está enseñando.

Gracias Señor, porque esta Palabra es vida, porque esta Palabra representa tu esencia
Señor y cada vez que leemos la Palabra estamos conociéndote más, distinguiendo algo
más de tu esencia; y Señor, cuando Tú te abres en frente de nosotros para mostrarnos
la intimidad de tu corazón, es que nosotros podemos ver todo lo que has hecho y todo
lo que has prometido, y todo lo que quieres hacia adelante con nuestras vidas, no sólo
en lo individual, sino sobre todo, como Iglesia.

Por eso, te damos las gracias, por resguardar siempre nuestras vidas. Pero Señor,
delante de ti queremos orar con sinceridad, queremos ser genuinos, queremos ser
íntegros delante de ti y decirte que perdones cualquier cosa en la cual hayamos
desoído a nuestra consciencia en algún sentido.
Señor, queremos siempre mantener un corazón limpio, una consciencia transparente, y
que nuestra fe esté firme y segura en ti, de tal manera Señor, que Tú te encargues de
mantenernos seguros porque has visto la intimidad de nuestro corazón.

Señor, no se trata de cuánto hacemos, no se trata Señor, de cuánto conocemos, se


trata de que te amamos por encima de todas las cosas. Y yo quiero declarar Señor, una
Iglesia pura, una Iglesia limpia por dentro, una Iglesia genuina, hombres y mujeres que
conforman a tu Iglesia que te aman de todo corazón, que no buscan lo suyo propio, y
que por esa razón, no están desoyendo su conciencia.

Yo declaro en este día, una Iglesia que conoce la voz del Espíritu Santo porque examina
su vida delante de ti para salir aprobada una y otra vez. Una Iglesia que no esconde
nada, porque no tiene nada que esconder, una Iglesia que delante de tus ojos es un
libro abierto, en principio, porque no podríamos esconder nada delante de ti, Tú lo
sabes todo y lo ves todo.

Pero en segundo lugar, porque con disposición de corazón, la Iglesia quiere exponer
todo lo que está en su interior para que Tú hagas tu obra, y para que por el Espíritu,
saques hasta lo que está más profundo, que ni nosotros podemos distinguir; por
alguna razón el salmista oraba, líbrame de los pecados que me son ocultos.

A veces, puede haber cosas que están por allí escondidas que ni siquiera hemos
descubierto o no nos hemos dado cuenta, pero hay una confianza en nuestro interior,
Tú por el Espíritu Santo, vas a hacer la tarea cuando nosotros te amamos por encima
de todas las cosas. Por eso, Señor, queremos llevar adelante esta buena
responsabilidad de cuidar nuestro corazón porque además amamos a tu Iglesia como
Tú la amas, tenemos cuidado de ella.

Y yo te pido por el Espíritu, que traigas día a día, un mayor discernimiento de la


magnitud que tiene la Iglesia delante de tus ojos, para que no pase desapercibido lo
que somos como cuerpo, para que no nos acostumbremos simplemente a vernos en
una reunión, y en otra reunión, y en otra reunión, como si fuera lo más normal.

Que podamos comprender que somos Tú mismo caminando sobre la Tierra para
ejecutar tus acciones en este mundo, para llevar la libertad del Espíritu a aquellos que
están atados y que son esclavos del pecado y del diablo; y para que realmente, veamos
a una sociedad cimbrada por el poder de una Iglesia que se mantiene firme, pura, limpia
y con una fe sincera delante de ti.
En el Nombre de Jesús, Señor declaramos que ésa es tu Iglesia y ninguna otra. Señor,
libra a cada uno de los tuyos, a tus amados, empezando por el más pequeño, siguiendo
por cualquier autoridad, líbralos de cualquier engaño del enemigo.

Estamos en tiempos peligrosos, pero declaramos que todo lo que Tú has prometido, lo
que acabamos de leer en último lugar, eso es lo Tú harás con una Iglesia que te busca,
que te ama, y que quiere agradarte en todo tiempo. Tú guardarás nuestro corazón, Tú
nos harás firmes, tu Señor, nos harás irreprochables hasta el momento en que
Jesucristo regrese a buscarnos.

Señor, no habrá nada que el diablo se pueda burlar de nosotros, no habrá rendija por
donde el diablo se pueda meter, no habrá ninguna astucia diabólica que pueda
quebrantar nuestro corazón, por el contrario, la actitud de nuestro corazón quebrantará
una vez más la perversidad del diablo y de todos aquellos que caminan detrás de sus
maquinaciones, en el Nombre de Jesús.

Declaramos, una Iglesia poderosa que vive en una victoria genuina, que se levanta en
una fe segura, que tiene la unidad de la fe para actuar sobre esta Tierra, y que te conoce
por experiencia, que ha aprendido a ver lo que está en lo más profundo de tu corazón,
porque se sienta a tus pies para que Tú le reveles todo lo que le quieres revelar.

Gracias Señor, declaramos una Iglesia que también, cada miembro hace su actividad,
desarrolla lo que le has encargado, sabe lo que tiene que hacer y actúa día tras día para
llevar a cabo tu voluntad y tus planes, más allá de los planes personales, porque esos
siempre quedarán a segundo plano cuando vivimos para ti y por ti.

Te honramos Señor, te bendecimos, te damos toda la gloria que mereces, y te


agrademos por resguardar nuestras vidas y hacernos vivir seguros y confiados en ti.
Gracias Señor en el Nombre de Jesucristo. Amén y amén.
EL MOTOR DE LA IGLESIA

23 Abril de 2017

El tema que hoy vamos a compartir por la Palabra y por medio del Espíritu, es un tema que yo
diría básico, es un tema fundamental para la Iglesia de Cristo, pero además es un tema que
mientras uno lo analiza, se da cuenta la profundidad que tiene para la mente del Señor y
también para el plan del Señor con su Iglesia.

A veces tocamos los bordes del tema, y a veces lo interpretamos a nuestra manera, como
muchas veces solemos interpretar muchas cosas que las pasamos por el filtro de nuestra
mente humana, pero cuando uno va a la Palabra, a ver un asunto con respecto al
pensamiento de Dios, se da cuenta que es mucho más profundo de lo que uno había
pensado, y quiero decirles que vamos a recorrer bastantes pasajes y versículos de la Palabra
el día de hoy.

Vamos a comenzar con Mateo 22, desde el versículo 36, Mateo 22, desde el versículo 36, en
este relato se acerca un fariseo a Jesús y le hace una pregunta, y dice a partir del 36 de esta
manera:

“―Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?―“Ama al Señor tu Dios


con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Este
es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a este:
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Mateo 22:36-39

Obviamente que al leer estos versículos, ustedes se darán cuenta del tema que vamos a tocar
hoy tiene que ver con el amor. Pero lo primero que quiero decir, es que si ustedes se fijan
cuando los fariseos vinieron y le hacían este tipo de preguntas a Jesús, por lo general, nunca
era con buenas intenciones, más bien era con las intenciones de ver en qué momento y a
través de qué pregunta o a través de qué análisis, ellos pudieran demostrar de alguna forma,
que Jesús no era quien decía ser, simple y sencillamente. Pero cuando le hacen la pregunta
relacionada con la ley, Jesús responde y establece cuál es el primer y más grande
mandamiento, el más importante de la ley, ¿cuál es? “Ama al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con todo tu ser y con toda tu mente”. Y le agrega el segundo más importante, porque
Jesús dice, El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Quiere decir, que aún para cuando Dios había establecido la ley para su pueblo Israel, Dios
había dejado una base, un fundamento sobre el cuál iba a reposar, iba apoyarse, toda la
verdad de la ley. Y el cumplimiento de la ley iba a ser posible, mientras ninguno de los
israelitas olvidara este mandamiento.

Por eso, bien la Palabra dice que Jesús no vino a echar por tierra los mandamientos, al
contrario, Él vino a confirmar que los mandamientos y la ley venían de Dios, pero en la misma
boca de Jesús queda establecido lo que es importante para Dios, amar al Señor con todo el
ser por encima de todas las cosas, y un segundo mandamiento que está muy unido al primero
y que es parecido, semejante al primero, amar al prójimo como a uno mismo.

Vamos a Lucas el capítulo 11, por favor, Lucas capítulo 11 y voy a leer el versículo 42, Lucas
11:42, dice de esta manera:

“»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda
clase de legumbres, pero descuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber
practicado esto, sin dejar de hacer aquello.” Lucas 11:42

Creo que todos nosotros conocemos muy bien este versículo, además este versículo es una
de las bases que utilizamos para hablar precisamente de los diezmos. Por eso lo conocemos,
pero cuando el Señor me volvió a traer este versículo, me di cuenta que Jesús estaba
sacando a luz a través de sus palabras, lo que Él mismo había respondido a aquel fariseo. Es
decir, Él había dicho que según la ley, para Dios había un primer mandamiento, el más
importante, que era amar al Señor con todo el corazón, el ser, la mente; y el segundo, amar al
prójimo como a uno mismo.

Ahora, cuando viene a hablarles a ellos, a los fariseos, les recrimina lo que estaban haciendo
mal. ¿Qué era lo que estaban haciendo mal? ¿no dar el diezmo? No, justamente eso era lo
que estaban haciendo bien, pero qué importancia tenía el diezmo para Dios si no cumplían
con el fundamento sobre el cual se apoyaban todos los mandamientos de la ley, el
fundamento era, ustedes descuidan la justicia y el amor de Dios. De qué les sirve entregar los
diezmos y se olvidan que ése y cualquier otro de los mandamientos que ustedes cumplan a la
perfección, no sirven, son basura para Dios, si ustedes se olvidan del fundamento de todos
ellos, porque si hay base en el amor de Dios y en el amor a Dios, todo lo demás funciona,
pero si tú le quitas el fundamento, todo se viene abajo.

Ahora voy a leer Juan 5:42, este versículo lo voy a leer en otra versión, en la Reina Valera
Actualizada, y esto se lo dijo Jesús, ahora a los judíos en general, ya no a los fariseos, pero sí a
los judíos, les dijo así:

“Al contrario, yo los conozco que no tienen el amor de Dios en ustedes.” Juan 5:42
(RVA-2015)
Yo los conozco que no tienen el amor de Dios en ustedes. Es decir, Jesús no solamente
estaba poniendo el dedo en la llaga de los fariseos, por ser los responsables de enseñar la ley
y los principios de Dios al pueblo, también Jesús estaba marcando el problema, la deficiencia,
de todo un pueblo, de toda una nación que querían escuchar a Jesús, pero estaban teniendo
un problema de base y de fundamento, ¿cuál era? que el amor de Dios no estaba en ellos, no
había una práctica, un ejercicio del amor de Dios.

Ahora, vayan a Juan el capítulo 13 y el versículo 34 por favor, estamos poniendo todo un
inicio, una introducción para entender la profundidad de lo que la Palabra nos enseña por el
Espíritu. Juan 13:34 dice:

“»Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los
he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros.” Juan 13:34

Si ustedes se fijan a simple vista, este mandamiento es muy similar al segundo mandamiento
que mencionó Jesús cuando le respondió a aquel fariseo, ama a tu prójimo como a ti mismo, y
acá les está diciendo, ámense los unos a los otros.

Ahora bien, quiero mostrarles algunas diferencias: En el primer caso que leímos, la respuesta
era a un fariseo, como ya dijimos. En el segundo caso, en el caso de Juan 5:42, Jesús les
estaba hablando del amor de Dios a los judíos en general. En este caso, ¿a quiénes les está
hablando? Les está hablando a sus discípulos.

Ahora cambió el ámbito y ahora cambiaron las personas a quiénes Jesús está dirigiendo sus
palabras y sus mensajes. Y si se dan cuenta, muy diferente a como le habló al fariseo o a los
fariseos y a los judíos, Jesús les está enseñando y les está diciendo, que tengan en cuenta
algo que siempre deberían practicar como discípulos suyos, amarse los unos a los otros.

Ahora, si esto es muy similar al segundo mandamiento, ¿por qué Jesús dice, este
mandamiento nuevo les doy? ¿por qué es nuevo? No era nuevo, técnicamente hablando no
es que los discípulos escucharon esto por primera vez en su vida, pero en realidad, sí era
nuevo por la dimensión que iban a tomar estas palabras a partir de que existiera la Iglesia de
Cristo en el mundo.

Ustedes saben que Jesús no iba a decir palabras por decir, no iba a agregar algo si no tuviera
que decirlo por el Espíritu, quiere decir, que si Jesús les estaba diciendo, les doy este
mandamiento nuevo, les estaba anticipando que lo que iban a vivir como Iglesia suya, no
tenía comparación con lo que su pueblo Israel, había vivido en la antigüedad.

El mandamiento era similar porque viene del mismo Dios, pero la dimensión iba a cambiar, iba
a tomar otro carisma, otro tamaño, otra magnitud, porque ahora habría algo nuevo que vivir
por parte de los discípulos como Iglesia de Cristo.

¿Qué significa esto para nosotros? Que por supuesto que si nosotros miramos al que
tenemos al lado, la primer palabra que se le aplica es, que es nuestro prójimo, eso se aplica al
que tienes sentado al lado y a cualquier persona que te rodee en cualquier lugar. Pero,
¿dónde iba a ser la prueba de fuego para los creyentes que realmente amaran a Dios y
cumplieran el segundo mandamiento? Amándose los unos a los otros, dentro del cuerpo de
Cristo que se llama Iglesia.

La prueba de fuego del amor, de nuestro amor está en este ámbito, porque si en este ámbito
el amor no se hace real, si en este ámbito el amor de Dios en nosotros no es palpable, si en
este ámbito el amor de Dios no nos lleva a la acción, con mucha menor razón podremos salir
de la puerta para afuera y amar al prójimo como a nosotros mismos. Por eso, Jesús tuvo que
decir, un mandamiento nuevo les doy, cuando ustedes comiencen a vivir y experimentar lo
que significa mi Iglesia, van a ver que esto toma una dimensión que nunca antes imaginaron,
ni nunca antes pensaron, ni nunca antes experimentaron.

Ahora, vayamos a Romanos 5, el versículo 5 por favor, es un versículo muy conocido y que
muchas veces mencionamos, dice de esta manera:

“Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro


corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.” Romanos 5:5

A ver, si Jesús les estaba dejando a los discípulos un mandamiento nuevo relacionado con el
amor, ahora, como ocurre siempre con Dios a partir del Nuevo Pacto de Gracia, no sólo la
dimensión es diferente, también la provisión de Dios es diferente.

Es decir, para los israelitas, el concepto del amor a Dios estaba claro, ellos sabían que debían
amar a Dios por encima de todas las cosas y que debían amar al prójimo como a ellos
mismos, pero tenían la deficiencia de no haber sido provistos interiormente con un
derramamiento del amor de Dios. Pero cuando Jesús les dijo a sus discípulos, les doy un
mandamiento nuevo, no se lo dijo, pero Él sabía que a cada uno de ellos y cada creyente en
su Nombre y en su obra, el Espíritu derramaría el amor de Dios en sus corazones.

Quiere decir, que nosotros no estamos desprovistos de lo que necesitamos para llevar a cabo
este mandamiento o estos mandamientos, muy por el contrario, estamos más que provistos,
más que llenos de todo lo que Dios nos ha dado, y por eso estamos capacitados para amar de
la misma manera que Dios ama. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones.
Ahora, vaya a 1 Pedro el capítulo 4 y el versículo 8, por favor, dice así:

“Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre
multitud de pecados.” 1 Pedro 4:8

Quiero volver a leerlo, Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el
amor cubre multitud de pecados. Amados, aquí estamos viendo uno de los beneficios del
amor para el cuerpo de Cristo, vamos a ver algunos más, no vamos a verlos todos, porque me
di cuenta que la Palabra está llena de referencias al amor de Dios y al amor entre los
miembros del cuerpo, más de lo que muchas veces nosotros analizamos.

Por eso dije al principio, a veces siento que tocamos el borde del amor de Dios, pero no nos
estamos dando cuenta de la dimensión que tiene para el Señor. ¿Por qué la dimensión era
diferente? ¿por qué Jesús les dijo, les doy un mandamiento nuevo? Eso no lo podía decir bajo
la ley porque para los israelitas, aunque amaran al prójimo como a ellos mismos, siempre
debían cumplir con los requisitos de la ley para que los pecados fueran perdonados. Pero la
Palabra aquí establece, que nos amemos los unos a los otros porque el amor cubre multitud
de pecados.

Es verdad que Dios es quien perdona, pero qué pasa cuando en las relaciones las cosas no
funcionan tan bien como esperábamos, hay una sola cosa que puede estrechar los lazos de
unión entre nosotros, hay una sola característica de Dios, hay algo que Él ya nos ha dado que
es lo único que aún en medio de dificultades entre nosotros puede producir una mayor unidad,
y eso se llama el amor de Dios. Porque cuando yo miro a mi hermano o miro a mi hermana
bajo el lente del amor de Dios, el amor de Dios hace que yo pueda cubrir multitud de pecados,
porque sé que Dios es fiel para perdonar cualquier clase de pecado, para quitar ese problema
y esa carga de ofensa ante Dios, como lo hace conmigo, con cualquiera.

Fíjense cómo somos los seres humanos cuando analizamos el asunto de las ofensas. Por
ejemplo, solemos siempre ser, creo que inconscientemente lo hacemos, pero siempre somos
más blandos con las ofensas que nosotros generamos hacia los demás, que con las ofensas
que los demás nos generan a nosotros. ¿Estoy siendo claro?

Cuando yo ofendo a alguien, inmediatamente que alguien me lo hace ver o que la persona
ofendida me lo hace ver, yo empiezo a justificar y digo no, no es tan así, no fue tan así, tú lo
sentiste así pero yo no quería, esa no fue mi intención... ¿sí o no? Somos blandos para cubrir
nuestras propias ofensas.

¿Sabe lo que eso significa? Que hay una partecita del mandamiento que sí la estamos
cumpliendo, que es amarnos a nosotros mismos, claro, porque nos dice ama a tu prójimo
como a ti mismo... a nosotros mismos nos amamos y eso está bien, porque nosotros una
partecita ya la cumplimos, es más fácil que podamos amar al prójimo si nos amamos de tal
manera a nosotros mismos. Pero cuando alguien nos ofende, la primera reacción es poner
sobre la mesa los argumentos por los cuales ha sido demasiado grave lo que esa persona me
hizo.

¿Sabe lo que me está mostrando el Espíritu cuando yo leo este versículo? No es la primera
vez que leemos este versículo escrito por el Espíritu a través de la pluma del apóstol Pedro,
no es la primera vez, pero lo que puedo ver, es que ante cualquier situación en medio del
cuerpo, lo primero que va a haber, lo primero que se va a anteponer, el cristal que se va a
poner delante de mis ojos, los lentes que me voy a calzar, tienen que ver con el amor de Dios.
El amor de Dios siempre está pronto y dispuesto a perdonar, el amor de Dios siempre está
preparado para cubrir las faltas, no para sacarlas a luz y tratar de que la persona pague caro
el mal que me hizo.

Quiere decir, que cuando reaccionamos conforme a nuestra propia naturaleza, y en esto
quiero decir, no me estoy refiriendo necesariamente a darle lugar a la naturaleza pecaminosa,
me refiero a darle lugar a la propia manera de pensar, eso es parte de nuestra propia
naturaleza, porque nuestra mente también va cambiando y se va renovando en el Espíritu del
Señor, cuando yo le doy lugar a mi propia manera de pensar, yo estoy eliminando todo lo que
Dios me proveyó. ¿Estoy siendo claro?

La Palabra establece, que el Espíritu derramó el amor de Dios en nuestro corazón, pero
cuando yo antepongo ante una situación cómo yo veo la cosa, yo me hago a un lado, aparto
de mí la provisión de Dios y no permito que esa provisión me capacite para actuar
sobrenaturalmente, porque para perdonar a otro tengo que actuar sobrenaturalmente, y sólo
puedo hacerlo bajo el Espíritu de Dios, bajo el amor de Dios que está en mi corazón, siendo
ungido por el Espíritu Santo, permítame decirlo así.

Naturalmente nunca voy a poder reaccionar, pero por el Espíritu, siempre voy a poder
reaccionar porque eso está en mí, me ha sido dado por el Espíritu de Dios. Miren, póngalo de
esta manera, déjenme darle un ejemplo práctico que no tiene nada que ver con el amor.
Ustedes saben muy bien, que cuando nosotros le robamos el diezmo al Señor, o la ofrenda al
Señor, acarreamos sobre nosotros maldición, pero también por ser parte del cuerpo,
extendemos esa maldición al resto de los miembros, ¿usted lo sabe bien? Perfecto.

Entonces, vamos a ponerlo así, yo sé que el Señor me provee de todo lo necesario, Él me


prospera, quiere decir que si Él me ha dado, Él también sabe que yo voy a poder dar diezmo y
ofrenda y que no me va a faltar, ¿está bien? Si yo lo tomo de esa manera y lo practico, yo
mismo de lo que el Señor me ha dado saco de esa provisión y veo la mano de Dios a mi favor
cuando administro el resto de dinero que está en mi mano. ¿Qué pasa en el momento que yo
digo, si yo este mes doy el diezmo y doy la ofrenda no me va a alcanzar? Yo mismo me cerré
a la provisión de Dios.

Claro que no va alcanzar, porque habiendo sido provisto por Dios, creí que esa provisión no
era suficiente o que yo la tenía que administrar a mi manera, antepuse mi razonamiento a lo
que el Señor me dice, y a lo que el Señor me proveyó; y yo cierro las puertas de los cielos, y
el Señor no puede derramar bendición hasta que sobreabunde.

Por eso, la Palabra dice, pruébenme, denme diezmos y ofrendas y van a ver como abro las
compuertas de los cielos y derramo bendición; porque cada vez que actuamos conforme a la
provisión que el Señor nos ha dado, vemos al Señor actuar, pero cuando actuamos conforme
a nuestra forma de pensar, le cerramos la puerta al Señor para actuar sobrenaturalmente, y
ya no vemos lo sobrenatural, ya lo poderoso de Dios no está a nuestro alcance.

Si el ejemplo le sirvió vuelva ahora a trasladarlo al amor. Cuando yo aprovecho la provisión de


amor que el Señor me ha dado, eso me va a hacer reaccionar espiritualmente, poniendo un
manto que cubre las faltas de cualquiera de mis hermanos y siempre estoy dispuesto a
perdonar. Pero cuando lo paso por el filtro de mi razonamiento, lo que voy a anteponer
siempre, es cómo yo creo que deben ser las cosas y cuál debe ser la solución para esto; es
tanto como decirle al Señor, no intervengas de esto me hago cargo yo.

Vaya a 1 Corintios, capítulo 8 versículo 1 por favor, lo voy a leer todo, aunque nos vamos a
quedar con la segunda parte del versículo, lo voy a leer completo, dice así:

“En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, es cierto que todos tenemos conocimiento. El
conocimiento envanece, mientras que el amor edifica.” 1 Corintios 8:1

Le vuelvo a leer esa segunda parte, El conocimiento envanece, mientras que el amor edifica.
Ésta es otra provisión de Dios a través del amor que Él ha derramado en nuestros corazones.
Cuando yo veo algo a través del conocimiento que tengo, ese conocimiento lo que va a
terminar produciendo en mí, es que yo voy a subirme arriba de un pedestal para decir, yo
tengo la capacidad intelectual de analizar lo que es esta situación, y yo sé cómo Dios quiere
que se hagan las cosas aquí. Pero sólo voy a terminar envaneciéndome, trayendo orgullo
para mi propia vida; pero cuando yo veo cualquier clase de situación con el cristal y con la
vara del amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones, ¿sabe lo que termina
produciendo el amor de Dios en nosotros? Nos edifica.

Miren, piénsalo de esta manera, tú puedes saber la respuesta que le tienes que dar a alguien
que te está planteando un asunto, de parte del Señor estoy hablando, tú puedes saber la
respuesta, tú puedes saber lo que la Biblia dice; pero si le das la respuesta para demostrarle
que tú sabes lo que Dios dice, esa respuesta tuya, no va a producir nada en esa persona que
te pregunta. Pero si cuando la persona te está preguntando, lo que se empieza a mover
dentro tuyo es el amor por ver que esa persona encuentre la salida, la solución, la palabra
específica de Dios que lo va a hacer libre y le va abrir un panorama diferente frente al
problema o la situación que está viviendo, cuando lo que te impulsa es el amor, ¿sabes lo que
estás produciendo? edificación, en ese que te escucha.

La respuesta, posiblemente fue la misma, la diferencia fue la fuente de dónde surgió la


respuesta, anteponer el conocimiento o anteponer el amor a esa persona para que encuentre
la Palabra del Señor y vea que en sus promesas siempre hay una salida para toda situación.

Quiere decir, cuando el amor nos mueve, esa edificación, ¿saben qué va a terminar
produciendo entre nosotros? Que haya mayor unidad y crezcamos juntos en armonía.
Amados, cuando el amor nos motiva a relacionarnos, siempre el amor produce la unidad del
Espíritu y empieza a haber cada vez más armonía del Espíritu entre nosotros, empezamos a
hablar todos el mismo idioma espiritual.

Ahora, vayan a Efesios, el capítulo 5 y el versículo 2, dice de esta manera:

“y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como
ofrenda y sacrificio fragante para Dios.” Efesios 5:2

Lleven una vida de amor... en otras versiones dice: anden en amor. Ahora, ¿qué significa
llevar una vida de amor o andar en amor? Es muy sencillo, porque lo sigue diciendo después:
así como Cristo nos amó.

Es decir, cuando el Espíritu de Dios me está diciendo, lleva una vida de amor, anda en amor,
me está poniendo el parámetro de lo que significa caminar, andar y vivir en amor: como Cristo
me amó, como Cristo nos amó como Iglesia, y qué significó para Cristo amarnos. Dice
después, y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.

Vivir en amor, para los hijos de Dios, para la Iglesia de Cristo, ¿sabe qué implica? Vivir una
vida entregada. Vivir una vida entregada. Ojo, no solamente una vida entregada al Señor, una
vida entregada al Señor y una vida entregada al cuerpo de Cristo, porque Cristo, no
solamente se entregó en obediencia al Padre para agradar al Padre, Cristo se entregó para
que fuéramos salvos, lo hizo por nosotros. La única manera posible para los hijos de Dios,
para la Iglesia de Cristo, de vivir en este mundo, es vivir en amor, andar en amor, y eso es
sinónimo de vivir entregados en todo lo que Dios nos ha llamado a hacer.
Es muy sencillo amados, ¿tú quieres saber realmente cómo está tu vida con relación a los
mandamientos y a los principios que vimos desde el inicio de este mensaje? Es decir, el amor
a Dios, el amor al prójimo, el amarse unos a otros, ok, analiza y evalúa tu nivel de entrega.

Amados, no debiera ser alguien más el que nos tenga que decir, noto que estás un poco
apagado, noto que te falta algo, que te falta entrega; mira, la otra vez te pedí que hicieras
esto, por ejemplo, que alguna autoridad nos diga, la otra vez te pedí que hicieras esto y no
pasó nada, nunca lo hiciste; y hace dos meses habíamos hablado de este asunto y tú me
dijiste que tenías, sentías en el Señor, que tú debías hacerlo, pero ya pasaron dos meses y no
hiciste nada al respecto. ¿Por qué necesito que alguien me venga a decir que no estoy
viviendo una vida tan entregada? Evaluémonos a nosotros mismos, bien dice la Palabra,
examinémonos a nosotros mismos.

Tu nivel de entrega es tu nivel de amor. Sí, yo sé es fácil decirlo, pero suena un poquito duro,
¿no? Como que incomoda un poco, pero lo vuelvo a decir para que nos incomode un poquito
más, el nivel de entrega es el nivel de amor, no le des más vueltas porque no hay otra
explicación.

El nivel de entrega de Jesús demostró el nivel de su amor por nosotros, nos amó al punto de
darse por entero y dejarle las consecuencias al Padre. Todos tenemos testimonio por la
Palabra y por el relato de los evangelios, que Jesús, humanamente no lo quería hacer, pero
estuvo dispuesto, porque le dijo al Padre que se haga tu voluntad, porque sé que en eso está
envuelto tu amor por toda la humanidad y Yo quiero estar involucrado en esos planes.

Quiere decir, que en la medida que tú ves que tu vida va evolucionando y creciendo en tu
entrega al Señor y en tu entrega al cuerpo de Cristo, eso está significando que el amor a Dios
está siendo cada vez más claro y evidente en tu vida, que tú no solamente estás entendiendo
lo que significa amar a Dios, prácticamente estás experimentando el amor al Señor; y ese
amor al Señor lo estás manifestando a través de una entrega sin condiciones a Él y al cuerpo
de Cristo.

Gálatas 5, el versículo 6, dice la Palabra:

“En Cristo Jesús de nada vale estar o no estar circuncidados; lo que vale es la fe que
actúa mediante el amor.” Gálatas 5:6

Les leo otra vez la segunda parte: lo que vale es la fe que actúa mediante el amor. Esto para
mí fue, podría decir de alguna manera, una sorpresa, porque seguramente lo leí muchas
veces, pero nunca reparé en esta verdad. La fe necesita un canal de expresión, la fe necesita
un medio por el cual expresarse, ese canal y ese medio es el amor.
Me gustó mucho como lo dice el Nuevo Testamento Interlineal Griego Español del doctor
Francisco La Cueva, porque dice así: la fe que mediante el amor se hace activa. Quiere
decir, que yo puedo decir que tengo fe, yo puedo proclamar a los cuatro vientos que yo tengo
fe, pero ¿cómo voy a ver esa fe en acción? cuando se manifiesta el amor de Dios en mi vida,
cuando hay amor de por medio la fe, se activa. El amor es el motor que enciende, pone en
marcha la fe y le permite actuar para que se lleve a cabo lo que mis ojos naturales no ven,
pero yo creo en mi espíritu que es una realidad.

Déjame ponerle otra vez un ejemplo práctico a este principio espiritual: Nosotros podemos
orar por una ciudad, por una región o por una nación, toda nuestra vida, y tener fe de que Dios
tiene el poder de traer masivamente, si Él quiere, un genuino arrepentimiento. Pero si esa fe
no está activada por el amor de Dios hacia esa ciudad, hacia esa región y hacia esa nación,
nunca voy a ver mi fe puesta en acción, es decir, una fe que se activa, para ver sobre la Tierra
lo que ya creo que está hecho en el cielo.

Eso es lo que removió todo en mi interior, aunque parezca muy pequeño, el amor de Dios en
nosotros es el motor para la Iglesia, ni siquiera lo es la fe. Y es verdad que la Palabra dice
que, sin fe es imposible agradar a Dios, y todos estamos de acuerdo con lo que dice el Señor,
pero si tengo fe, y también Pablo lo escribió por el Espíritu, pero no tengo amor de nada me
sirve, porque el amor encarrila, encamina la fe hacia el cumplimiento perfecto de los planes de
Dios.

Cuando yo quiero activar la fe, pero hago a un lado el amor, esa fe va a terminar creyendo en
cosas que están equivocadas y que no están relacionadas con el plan de Dios, porque voy a
empezar a inventar de mi propia cabeza lo que yo creo que Dios tiene que hacer.

Y esto que digo, lo hemos comprobado más de una vez, mis amados, tristemente, creyentes
que parecía que estaban bien, que estaban firmes, que estaban entregados, y se terminan
desviando de la verdad, desconociendo los principios fundamentales de la Palabra. Y uno
dice, pero qué le pasó, se está desviando de la fe genuina y verdadera, lo que le estoy
escuchando decir no es lo que realmente el Espíritu Santo quiere... y yo puedo pensar que es
un problema de fe. ¿Saben cuál es el problema verdaderamente? El amor. El amor de Dios se
empezó a desvirtuar en la vida de ese hermano o de esa hermana, y como resultado la fe
empezó a tomar un camino equivocado, y se empezó a torcer.

Por eso, cuando uno va a la Palabra, uno empieza a entender por el Espíritu, porqué el Señor
se mete en este tipo de asuntos. Y yo siempre le doy gloria al Señor, porque mire, yo
reconozco que hay algunas cosas de la Palabra que se necesita meterse con el Señor,
porque tienen un cierto grado de dificultad para nuestra mente natural comprenderla, pero yo
le puedo asegurar que el gran porcentaje de todo lo que el Señor nos dice, realmente se
puede entender por el Espíritu fácilmente, porque cuando hay amor a Dios todo nos es
revelado, porque además dice la Palabra, que el Señor por el Espíritu le revela las cosas a
quienes lo aman.

Quiere decir, que cuando yo voy a al Señor y me meto en la Palabra, descubro cosas tan
pequeñitas como ésta, muy chiquito el versículo, muy fácil de entender, pero es
revolucionario. Este tipo de verdades y de principios, cuando nos son revelados por el
Espíritu, nunca se apartan de nuestro corazón, ni de nuestra mente, marcan nuestra vida en el
sentido espiritual; y recuerden esto amados, eso realmente es la revelación.

La revelación es, no entender jeroglíficos espirituales, eso no es revelación. Revelación,


¿sabe qué es? Que algo marcó mi vida, una verdad de Dios se grabó a fuego en mi interior y
ahora no me puedo mover ni a derecha ni a izquierda de esa verdad, porque ahora esa
verdad regula mi manera de vivir, cambia mi panorama, esa verdad renueva mi forma de
pensar; y entonces empiezo a ver que la mente de Cristo empieza a activarse.

Por eso siempre, si esto no ocurre en nuestro interior vas a encontrar que dos creyentes están
hablando de lo mismo y no se entienden, y hablan y el otro le responde y el otro le argumenta
y el otro lo vuelve a responder; y después de cinco horas tienen que decir, sabes qué,
dejémoslo acá, no, no sirve de nada, no sigamos hablando, no te preocupes, ve a tu casa y
ora... y optamos por eso, ora, ora, métete con el Señor a ver que Él te lo revele, porque
después de cinco horas no logró entender. Mi amado, estas son señales para nuestra vida, en
el amor, precisamente del Señor, yo quiero advertir a la Iglesia de Cristo, tenemos señales
que el Señor nos deja.

Si a ti se te acerca un hermano, porque cualquiera puede ser, ¿está bien? Pero para que no
te sientas tan mal, se acerca una autoridad espiritual, para que no te sientas tan mal que fue
un hermano, porque al hermano a veces lo sentimos como un soldado raso igual que yo, ¿no?
entonces, que sea una autoridad; y la autoridad te dice algo y tú no le entiendes ni al derecho
ni al revés, y la autoridad, tú ves que se desgasta, y te explica una, dos, tres, cinco, diez
veces, y tú no la entiendes, no pienses necesariamente que el problema está en la autoridad,
piensa cómo está tu corazón con respecto al amor, al amor. Porque el amor te va a mover
primero a sujetarte a la autoridad con gusto, ¿y sabes qué bien se siente obedecer a la
autoridad? Aún cuando la autoridad te está diciendo algo que después compruebas que no
estaba tan acertado, pero sabes qué bien se siente. No te estoy diciendo que la autoridad te
diga hacer una locura o una barbaridad o que cometas una ofensa o un pecado contra Dios,
es obvio que no me estoy refiriendo a eso, me estoy refiriendo, a que el amor a Dios nos
encuadra, nos hace entender quiénes somos dentro de este precioso plan, llamado Iglesia de
Cristo.
Primero, me puedo sujetar a gusto. Dos, me agrada la sujeción. Tres, no argumento, no
pongo explicaciones, simplemente digo, ok, yo lo recibo, no lo estoy entendiendo muy bien,
pero yo sé que el Señor me lo va a mostrar. Y te vas, ahora sí, a meterte con el Señor, pero
con un corazón de amor. Cuando amas al Señor, amas la autoridad y amas toda Palabra que
viene del Señor a través de quien sea, y te sujetas, lo que pasa es que tu vida empieza a ser
edificada como lo vimos antes.

Quiere decir mis amados, que nosotros necesitamos entender que aún en asuntos de la fe, la
fe por sí misma no basta, la fe por sí misma no se va a activar si no está de por medio el
amor, el amor es el motor que impulsa a nuestra fe a creer que Dios va a hacer, lo que yo
estoy seguro que Dios va a hacer.

Ahora, quiero ir a Efesios, el capítulo 3, aquí nos vamos a detener un poquito más porque
vamos a leer bastante más versículos, Efesios 3 por favor, voy a empezar desde el versículo
5, dice:

“Ese misterio, que en otras generaciones no se les dio a conocer a los seres humanos,
ahora se les ha revelado por el Espíritu a los santos apóstoles y profetas de Dios; es
decir, que los gentiles son, junto con Israel, beneficiarios de la misma herencia,
miembros de un mismo cuerpo y participantes igualmente de la promesa en Cristo
Jesús mediante el evangelio. De este evangelio llegué a ser servidor. Como el regalo
que Dios me dio por su gracia, conforme a su poder eficaz. Aunque soy el más
insignificante de todos los santos, recibí esta gracia de predicar a las naciones las
incalculables riquezas de Cristo, y de hacer entender a todos la realización del plan de
Dios, el misterio que desde los tiempos eternos se mantuvo oculto en Dios, creador de
todas las cosas. El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad,
se dé a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las
regiones celestiales, conforme a su eterno propósito realizado en Cristo Jesús nuestro
Señor. En él, mediante la fe, disfrutamos de libertad y confianza para acercarnos a Dios.
Así que les pido que no se desanimen a causa de lo que sufro por ustedes, ya que
estos sufrimientos míos son para ustedes un honor.” Efesios 3:5-13

Me detengo aquí, pero no cierren su Biblia porque ahora vamos a continuar con este pasaje,
me detengo porque quiero volver a traer lo que leímos, pero ponerlo como un anticipo a lo que
vamos a leer posteriormente.

El apóstol Pablo estaba explicando acerca de este misterio, el misterio había estado oculto
para los hombres de la antigüedad, no habían entendido, nadie había visto que lo que Dios ya
había planeado y tenía en su mente era a la Iglesia, pero que la Iglesia no era algo exclusivo
del llamado pueblo escogido de Dios, o sea, Israel, sino que la Iglesia iba a estar compuesta
por judíos y por no judíos, todos por igual, creyendo en la obra de Cristo y haciéndose uno por
el sacrificio del Señor, de tal manera entonces, que todos ellos en unidad conformaran la
Iglesia.

Lo que Pablo estaba enseñando, es lo que estuvo oculto durante mucho tiempo ahora a los
santos profetas y apóstoles del Señor, el Señor se los está revelando, pero agrega, yo aunque
me puedo considerar el más insignificante de todos los santos, tengo el regalo y el privilegio
de la gracia de Dios, que me llamó para predicar el evangelio y para dar a conocer esta
verdad y para exponer la realidad de lo que verdaderamente significa la Iglesia.

Es decir, sacar a luz este misterio y que la Iglesia lo comprenda, ahora uno podría decir, para
nosotros creo que es bastante claro hoy en día, pero uno podría decir, ¿por qué Pablo habla
en estos términos? porque para ese tiempo era totalmente diferente, es decir, todavía había
una mentalidad judía en muchos aspectos, para los judíos obviamente, que estaban
circunscribiendo aún la obra de Cristo, exclusivamente para ellos, y no les cabía en la cabeza
que ese evangelio y esa salvación también fuera para los gentiles.

Por eso, Pablo fue llamado como apóstol a los gentiles, a los no judíos, pero exponía a todos
esta verdad, sacaba a luz el misterio para que la Iglesia fuera lo que tenía que ser según el
plan de Dios. Ahora, algo que me llama mucho a mí la atención, es lo que dice a partir del
versículo 10, porque dice:

“El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad, se dé a conocer ahora,
por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones celestiales, conforme a su
eterno propósito realizado en Cristo Jesús nuestro Señor.”

A ver, Pablo era el encargado, de parte del Señor, de exponer el misterio y que la Iglesia lo
comprendiera espiritualmente, pero la Iglesia era la encargada de vivir la realidad de ese
misterio para que con su ejemplo de vida, quede expuesta la verdad de Dios ante las
autoridades y ante los poderes que dominan allá arriba, no en el ámbito terrenal. Por eso dice,
por medio de la iglesia; se dé a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y
autoridades en las regiones celestiales.

Esto significa, tanto seres angelicales como seres demoníacos, y no está diciendo con esto
que nosotros nos vamos a poner a predicarles a los ángeles o a los demonios, lo que está
queriendo decir es, la Iglesia cuando vive la realidad del misterio y cuando la Iglesia es una
por el sacrificio de Cristo, y entiende la autoridad que el Señor le ha dado, esa Iglesia, con su
manera de vivir, está exponiendo ante las autoridades y poderes celestiales, el poder, la
fuerza y la autoridad que Dios le ha dado a su Iglesia.
Los ángeles, que estaban ajenos a esto, que son servidores de Dios, pero no conocían esta
verdad, se alegran por ver el plan de Dios, y los demonios, que también lo desconocían,
huyen porque ven la autoridad de la Iglesia; eso es lo que está diciendo.

Entonces, en este ámbito, bajo este contexto, ahora vamos a leer desde el versículo 14, dice:

“Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en
el cielo y en la tierra.” Efesios 3:14-15

Me detengo aquí un momentito para aclarar esto, es muy poderoso lo que está diciendo, pero
ven que dice: de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra... Esa palabra
familia, es una palabra interesante; en el griego es la palabra patria. Como nosotros decimos
patria, exactamente igual, patria. Pero esa palabra tiene que ver también con paternidad. En
la profundidad de esa palabra lo que se está exponiendo aquí es, cómo Dios ha establecido
una relación espiritual, Dios como Padre, con todos aquellos que deben vivir bajo su gobierno
y autoridad y que están relacionados con Él por amor, porque son su descendencia, llámese
hombres y mujeres sobre la Tierra, como seres angelicales, incluye a ambos. Esto es algo
que nuestra cabeza no puede entender, pero es una realidad espiritual, del Padre recibimos
nosotros nombre, porque hemos sido salvados y vivimos en pacto con el Señor y estamos
bajo su gobierno, al igual que los seres angelicales fueron creados por Dios y viven bajo el
gobierno de Dios para hacer la voluntad de Dios en todo tiempo, eso es lo que está diciendo
este versículo.
Sigo, 16:

“Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas
riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite
en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender,
junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en
fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos
de la plenitud de Dios.” Efesios 3:16-19

Es decir, se lo voy a poner de esta manera, a partir del versículo 14 Pablo ya no se dedicó a
enseñarles a los creyentes en Éfeso, a través del Espíritu. ¿Saben lo que hizo? Empezó a
orar al Padre, y en su oración empezó a decir: Le pido al Padre que por medio el Espíritu y
con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de
su ser.

Es decir, le pido al Padre, Iglesia, que ustedes estén fortalecidos en lo interior, porque
necesitan una fortaleza espiritual para llevar a cabo los planes de Dios y para ser el
instrumento del Señor que lleva a cabo esos planes, la fuerza del alma o la fuerza natural para
nada sirve, pero la fuerza del Espíritu es indispensable para vivir como Dios quiere y para
llevar a cabo sus planes. Pero luego agrega:

“para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados
en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y
profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro
conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios.” Efesios 3: 17-19

Amados, una cosa es que el amor de Dios haya sido derramado en nuestros corazones, pero
otra cosa es que pensemos que por eso ya conocemos todo del amor de Dios. Recuerden
esto, cuando hablamos del amor de Dios hablamos de Dios mismo, porque la Palabra
establece, que Dios es amor, hablar de Dios es hablar de amor, hablar de amor es hablar de
Dios.

¿Tú y yo podemos decir, que ya conocemos suficientemente al Señor y no necesito conocer


más de Él? Por supuesto que no, vivimos día tras día conociéndolo más, y experimentando
más de su gracia sobre nosotros. Unámonos a la oración de Pablo por la Iglesia para decir,
Señor que conozcamos toda la dimensión de tu amor, porque esa dimensión de tu amor nos
va a llevar a ser la Iglesia que Tú tienes en mente y la que está destinada y propuesta a que
actúe y se manifieste sobre la Tierra, porque es la única que puede hacer que este mundo se
vuelva a ti.

Es verdad que la obra es del Espíritu de Dios convenciendo a los corazones, pero se necesita
a la Iglesia para que ese conocimiento venga, lo que como Iglesia necesitamos conocer a
mayor profundidad, es el amor del Señor, ese que fue derramado en nuestros corazones,
tenemos que meternos más en lo profundo, porque de ese amor dependen todos los planes y
cumplimiento del Señor para nuestra vida como Iglesia.

Ahora, fíjense que termina diciendo en el 19: en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa
nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios. Y a mí me gusta, porque a
veces la Palabra pareciera decir cosas que, técnicamente según nuestra manera de ver, se
contradice, pero no tiene ninguna contradicción. Porque la Palabra dice que la Iglesia es la
plenitud de Cristo, ¿está bien? Pero aquí la Palabra, por el Espíritu está estableciendo que
cuando conocemos a mayor profundidad y en una mayor dimensión el amor de Cristo, lo que
va a venir como resultado por ese conocimiento es que seamos llenos de la plenitud de Dios.

Quiere decir, que no es que Dios no ha derramado de su plenitud en nosotros, pero es tan
basta, es tan grande, que hay más de la plenitud de Dios para nuestras vidas, y el Señor
quiere que descubramos esa plenitud, solamente el conocimiento de su amor derrama sobre
nosotros una mayor plenitud de Dios. Tú no pienses que es conocimiento intelectual, es el
conocimiento de experiencia, es el conocimiento de amor al Señor y de saber quién es Él para
tu vida; si Él realmente lo es todo, si Él está por encima de todas las cosas, si Él es tu
gobierno, si Él es tu rey, si Él es el autor de todos los actos de tu vida, si Él es el que diseña
todos los pensamientos en tu mente, si es el que toma las decisiones que tú tienes que llevar
a cabo en tu vida, si Él lo es todo para ti, si Él es todo para mí, nos vamos a meter más
profundamente en el conocimiento de su amor.

¿Qué va a producir el conocimiento de ese amor? Una mayor plenitud de Dios para nosotros,
la Iglesia. Quiero leer dos versículos más, el primero es Juan 13:35, habíamos leído el
versículo 34, ahora vamos a leer el 35. Juan 13:35, recuerden que el 34 hablaba de que el
Señor les daba un mandamiento nuevo, que se amaran los unos a los otros, y el 35 entonces
ahora dice:

“De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros».”
Juan 13:25

De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.

El segundo versículo que leo es, 1 Juan 4:12, que yo lo voy a leer nuevamente en la Reina
Valera Actualizada, que dice de esta manera:

“Nadie ha visto a Dios jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros
y su amor se ha perfeccionado en nosotros.” 1 Juan 4:12, Reina Valera Actualizada

Lo que nos está diciendo el Espíritu de Dios es, con estos dos versículos, el amor entre
ustedes va a ser la evidencia más grande para toda persona, de que ustedes son mis
discípulos, y de que Dios, aunque nadie lo haya visto jamás, es verdadero y existe.

No es el conocimiento intelectual, no son nuestras buenas obras, no es la buena letra que


hacemos, es el amor, el amor pone en evidencia la esencia de Dios porque Dios es amor,
cuando hay amor y ese amor se manifiesta y surge de nosotros de forma espontánea y
natural, ¿sabes qué empieza a pasar? Toda la gente empieza a reconocer a Dios a través del
amor que ve en nosotros.

Estoy seguro, estoy convencido de que precisamente este problema es el que ha detenido un
mayor despertar espiritual en el mundo que nos rodea, porque esa manifestación de amor que
el mundo vio cuando había un Jesús siendo crucificado, hoy no la está pudiendo ver a través
de la Iglesia, pero Jesús no va a volver para ser crucificado, de la única manera que la gente
puede comprobar que Dios es amor y que existe, es por ver el amor de los unos a los otros.
Amados, les dije al principio que éste es un tema básico, es un tema fundamental, pero que
es mucho más profundo de lo que muchas veces hemos visto. Le damos siempre gracias a
Dios por su amor, por cuánto nos ama, ¿qué bueno sería que el Señor, alguna vez nos dijera
gracias por cuánto tú me amas? Me deleito en tu amor, me agrada verte que me ames de esa
manera, porque el amor es la base de sustento de todo lo que Dios quiere para su Iglesia,
pero al mismo tiempo, es el motor que mueve a la Iglesia para cumplir y para vivir en la
perfecta voluntad del Padre.

Por eso, con esto en mente, yo quiero pedirle que estén de pie y que juntos oremos al Señor,
y que de alguna manera nos unamos a la oración del apóstol Pablo, ¿no? Que el amor de
Cristo nos sea revelado, y que conozcamos toda la dimensión, lo ancho, lo profundo, lo largo,
porque este amor es mucho más de lo que nosotros hemos dimensionado hasta hoy, pero
este amor va a desatar sobre nuestras vidas un conocimiento de quién es el Señor, de tal
manera que el mundo va a llegar a arrepentirse y a reconocer a Jesucristo por ver el amor de
la Iglesia.

Padre te agradecemos, te honramos, y a ti te damos Señor, toda la gloria por la obra


que el Espíritu Santo hizo y sigue haciendo en nuestras vidas.

Señor, Tú eres un Dios de perfección, de eso no cabe ninguna duda, y en esa


perfección Tú nos llevas cada vez más, a que Cristo sea formado, eso es sinónimo de
decir, que nos estás llevando en un camino de perfección. Veremos esa perfección
completa cuando estemos cara a cara en el cielo, pero Señor, eso significa que en esta
Tierra hay mucho más por conocer, por discernir, por descubrir de quién eres y de lo
que Tú tienes, y de lo que nos has dado. Lo Primero que queremos hacer es
agradecerte por toda la provisión que nos has dado, y en especial por la provisión de tu
amor.

Señor, los antiguos, los israelitas tenían la ley pero no tenían esta provisión de amor,
estaban desde el interior, desde lo íntimo, incapacitados de amarte y de amar a los
demás como Tú lo pedías. Pero a nosotros, junto con Cristo, nos diste todo tu amor,
derramaste tu amor sobre nuestras vidas y lo pusiste en nuestros corazones, de tal
manera, que nosotros podamos amar exactamente como Tú amas, no tiene por qué
haber diferencias entre tu amor y ese amor a través de nosotros hacia cualquier
persona, debiera ser la misma manifestación de amor.

Señor, hoy hemos entendido por la Palabra y por el Espíritu, que amar también significa
entregarnos. Señor, no queremos cantarte que nos rendimos a ti, que nos entregamos,
cuando en realidad vivimos una vida sin entrega, en realidad preferiríamos hablar
menos o decir menos, pero que el conocerte más traiga como un resultado
naturalmente espiritual, que nos rindamos y nos entreguemos a ti y al cuerpo de Cristo
cada día más.

Señor, como Iglesia, haznos vibrar en ese amor que has derramado en nuestros
corazones. Señor, que ese amor nos sacuda por completo para entender qué clase de
amor es el tuyo, que no tiene nada que ver con el amor humano, que no se puede
comparar a lo que alguna vez nosotros dijimos que era el amor. Por eso bien dice la
Palabra, que el que no te ha conocido no conoce el amor, porque solamente conocimos
el amor cuando supimos que Cristo había entregado su vida, ésa fue la muestra más
grande que nosotros tuvimos de tu amor, y conocimos el verdadero amor, cuando
entregamos nuestra vida a ti y empezamos a experimentar tu perdón, la salvación y una
vida nueva que nos habías dado.

Por eso, Señor, en esa plenitud, en esa dimensión del amor queremos andar día tras
día, y queremos unirnos a la oración de Pablo y decirte, Señor, fortalece nuestro
hombre interior por el poder de tu Espíritu con todas las riquezas que están en tu gloria,
y que Tú no eres egoísta para retenerlas, sino que quieres derramarlas sobre nosotros,
fortalece el hombre interior en cada uno de nosotros, de tal manera que estemos
arraigados fuertemente, que estemos cimentados, bien plantados en tu amor, y que
comencemos cada día más, a conocer toda la dimensión, la profundidad, la anchura de
ese amor, del amor de Cristo que nos ha cautivado un día, y que como resultado de ese
amor, nosotros veamos que nuestra vida va a otra dimensión.

Señor, muchas veces nos hemos visto desafiados en muchas cuestiones de fe, y
muchas veces hasta te hemos preguntado en lo personal, en lo privado ¿por qué Señor
si te estoy creyendo en esto, pareciera que esto no funciona? Pero Señor, enséñanos a
vivir, a experimentar, que el amor es el canal, es el medio por el cual la fe de Cristo en
nosotros se activa y comienza a producir en la Tierra los resultados que ya están
hechos en el cielo.

Señor, empiézanos a mostrar que cuando de verdad nos movemos en tu amor,


entonces Tú mueves todas las cosas en el cielo y en la Tierra, para actuar
sobrenaturalmente, y para ver que aquello que creímos y que hemos confesado con
nuestra boca, y que hemos declarado una y muchas veces, ahora se hace realidad en
medio nuestro, no es por falta de fe, más bien es porque el amor se empieza a
perfeccionar, entonces ahora podemos ver el resultado de esa fe en nosotros.

Señor, queremos conocer la profundidad de ese amor, y en medio de ese amor


rendirnos y entregarnos a ti, y vivir como Tú quieres que vivamos en esta Tierra.
Señor, que el testimonio de nuestro amor, del amor entre nosotros, sea tan fuerte y tan
poderoso, que la gente sin necesidad de vernos que llegamos con una Biblia a un lugar
dos veces a la semana, puedan reconocer que Tú eres Dios, puedan reconocer que te
seguimos a ti, que te amamos a ti y que por eso, ellos quieran conocerte también.

Señor, si esto es así veremos un derramamiento de tu Espíritu trayendo convicción de


pecado, trayendo verdadero arrepentimiento sobre las personas y veremos a nuestra
comunidad, a nuestra ciudad, a nuestra región y a nuestra nación rendida, completa y
absolutamente a ti.

Señor, aviva el fuego de tu amor en tu Iglesia, de tal manera que el amor a ti y el amor
entre nosotros sea siempre la señal que marque la pauta de que verdaderamente
somos Iglesia.

Gracias Señor por tu Palabra, gracias Señor por tu Espíritu, lo atesoramos Señor.
Queremos vivirlo, queremos experimentarlo al ciento por ciento, porque sabemos que
detrás de la realidad que tu Palabra nos dice, hay una experiencia que nos va hacer
ratificar que todo lo que Tú dices es verdad y lo has preparado para que lo vivamos
sobre la Tierra; esto no es solamente para saberlo y conocerlo, es para que de verdad
lo vivamos.

Y esa es la Iglesia que declaramos, una Iglesia que te ama por encima de todas las
cosas, y una Iglesia que se ama entre sí, unos a otros con ese verdadero amor que Tú
has derramado y que por ende, este mundo es sacudido por el reflejo de tu amor.

Gracias, Señor, en el Nombre de Jesús lo declaramos y te bendecimos, te damos a ti


siempre toda la gloria y la honra, en el Nombre de Jesús. Amén y amén.
FUNDAMENTO DE LA VERDAD

06 Agosto de 2017

Cada día es una nueva oportunidad, no solamente cuando nos reunimos como Iglesia, sino
cada vez que abrimos los ojos cada mañana, saber que vivimos para el Rey de reyes y Señor
de señores, para aquél que dio su vida por nosotros, para aquél que nos dio un propósito de
vida, para aquél que nos rescató para darnos un sentido, una dirección, y podemos ser
agradecidos con el Él porque todo se lo debemos, porque nada es nuestro, porque todo
pertenece a Él.

Este día vamos a compartir la Palabra, pero este mensaje no pretende ser una enseñanza
profunda, sino más bien, un mensaje reflexivo para nosotros como Iglesia.

Y ¿por qué digo esto? Voy a empezar diciendo que para ninguno es ninguna sorpresa,
ninguna novedad, que los tiempos que estamos viviendo son tiempos muy difíciles y tiempos
peligrosos, para... tal vez lo que sí pudiera ser una sorpresa para nosotros, es que cuando
vamos a la Palabra, a veces leemos cosas que pareciera que estuviera describiendo
exactamente el momento que estamos viviendo, lo cual significa que aunque nosotros
pensemos que las cosas que están ocurriendo actualmente, ocurren porque estamos en el
Siglo XXI, tengo la impresión de que son las mismas cosas que han venido ocurriendo a
través de los siglos, porque hay una razón fundamental para eso y es el problema del ser
humano, el corazón humano. Tal vez la manifestación, la expresión del problema del corazón
sea diferente y pudo haber cambiado con el paso de los tiempos, pero la esencia del
problema sigue siendo la misma, y lo más triste tal vez, es darnos cuenta que en el tiempo
que vivimos, el pecado cada vez parece más bueno y la fe cada vez se pierde más, ése es el
mayor de los problemas.

Por eso este mensaje reflexivo. ¿Por qué? Porque en muchas ocasiones el panorama que
rodea parece ser desesperante, que no nos brinda ninguna esperanza, que no hay posibilidad
ni siquiera para la Iglesia. Y yo quiero que hoy, por el Espíritu Santo, quitemos esto de nuestra
mente y que por la Palabra descubramos el poder, la autoridad y el lugar, el papel que el
Señor le ha dado a la Iglesia.

Es reflexivo, para darnos cuenta lo que somos y tenemos en Cristo Jesús, que no importa el
momento particular que vivamos, no importa la situación, no importa lo que nos rodee, el
Señor dejó establecido algo para nosotros y en nosotros, que necesitamos vivirlo y debemos
vivirlo en el Nombre del Señor.

Voy a empezar con un versículo muy breve y que seguramente ustedes recordarán, no le voy
a pedir que lo busquen, es el Salmo 89, versículo 14, yo lo voy a leer en la Reina Valera
Actualizada, y dice de esta manera:
“La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono; la misericordia y la verdad van
delante de tu rostro.” Salmo 89:14 / RVA 2015

Lo vuelvo a leer, la justicia y el derecho son el fundamento de tu trono; la misericordia y la


verdad van delante de tu rostro.

Debemos recordar que el Señor es Rey, y como Rey, Él reina siempre, siempre ha reinado y
siempre lo hará, nada ni nadie le puede quitar ese lugar, ese privilegio y esa autoridad. Ahora
bien, yo voy a destacar o rescatar, sobre todo dos palabras de las que menciona el versículo.

La primera de ellas, es la palabra justicia, ¿por qué? Porque según lo que dice el versículo,
para que el Reino de este Rey se haga manifiesto, siempre tiene que mostrarse la justicia de
Dios, porque uno de los fundamentos del trono de este Rey, llamado Jesucristo, es la justicia.

Ahora, esa justicia, ¿en dónde se tiene que ver? Para nuestra manera de pensar,
posiblemente se tendría que ver en la gran injusticia de nuestra sociedad, en la gran injusticia
de las naciones, vemos en la televisión, escuchamos las noticias, y muchas veces
quisiéramos hacer justicia por mano propia porque hay cosas que realmente nos enervan, nos
desesperan, y quisiéramos nosotros que algo ocurriera, pero lamentablemente muchas veces,
eso que nosotros llamamos justicia, tiene un tinte de venganza, tiene un tinte de bronca, de
enojo personal.

¿Cómo se muestra la justicia divina? La justicia divina siempre se tiene que mostrar en la vida
de los seres humanos. A diferencia de la clase de justicia que se ejecuta en este mundo que
depende de las leyes establecidas en cada nación, depende de las personas que regulan y
manejan esas leyes, y que supuestamente las interpretan para aplicarlas, a diferencia de todo
eso, la justicia divina se tiene que ver en la vida del ser humano. Cuando Dios establece
justicia lo hace en la vida de todo aquel que lo busca de todo corazón y que lo reconoce como
Rey.

Pero, por otra parte, dice el versículo que uno de los atributos que van delante del Señor,
delante de su rostro, es la verdad. Quiere decir, que para que este Rey se presente, lo tiene
que anteceder la verdad. Si no hay verdad el Rey no se puede presentar. En un ambiente de
mentira, en un ambiente de engaño, en un ambiente de soborno, en un ambiente perturbado
por el pecado, el Rey no se puede presentar porque a este Rey lo antecede la verdad.

Habiendo dicho esto, y poniendo esto como fundamento, yo quiero que ahora sí me
acompañen al libro, a la carta mejor dicho, de Romanos capítulo 1, y vamos a leer desde el
versículo 16, yo voy a leer en la Nueva Versión Internacional, dice:

“A la verdad, no me avergüenzo del evangelio pues es poder de Dios para la salvación


de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles. De
hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de
principio a fin, tal como está escrito: «El justo vivirá por la fe».” Romanos 1: 16-17 / NVI

Me detengo, pero no cierre su Biblia porque vamos a continuar leyendo en este mismo
capítulo. Lo primero que necesitamos dejar asentado en nuestra reflexión del día de hoy, es
que el evangelio de Dios es un poder sobrenatural venido del cielo con la capacidad de
transformar absoluta y completamente la vida del ser humano.

El evangelio puede cambiar lo que para nosotros es incambiable, el evangelio puede dar
vuelta cualquier cosa, cualquier corazón, cualquier mentalidad, cualquier pensamiento que
para nosotros está arraigado y pareciera no moverse de donde está, porque el evangelio es
poder, el evangelio no es una historia, el evangelio no es un relato, el evangelio no es contar
la muerte de Jesús en la cruz del Calvario. El evangelio es Cristo mismo derramándose para
salvar a la humanidad. Y este poder sobrenatural de Dios puede cambiar la vida de cualquier
persona sin excepción, y cuando decimos cualquier persona, es cualquier persona.

Ahora bien, ¿qué dice aquí? Que el evangelio es poder de Dios para la salvación de todos los
que creen. ¿Dónde este poder ejerce toda su plenitud y toda su dimensión? En la vida de
aquellos que creen. No que simplemente creen por un entendimiento intelectual de creer, sino
aquellos que tienen una fe cierta y segura, que Cristo es el único Rey del universo y el único
que puede gobernar su propia vida. Para los que creen de esta manera, el evangelio los
cambia y los transforma por completo.

Mira, podríamos poner muchos ejemplos de los más dramáticos, ¿está bien? pero no
pongamos esos ejemplos, sino más bien pensemos en situaciones, casi cotidianas, que nos
suelen ocurrir.

Hay muchas cosas en nuestra vida que sentimos que son como un lastre que nos van
siguiendo, como si tuviéramos una pequeña soga atada a la pierna o al tobillo, y que de esa
soga hay una bolsa, y que a dónde nos movemos nos sigue la bolsa y nos sigue la soga. Son
asuntos de temperamento, son asuntos de la forma de pensar, son asuntos de la educación,
son asuntos de la cultura, no es nada grave aparentemente, no es nada que le haga mucho
daño a muchos. Sin embargo, lo que quiero decir es que necesitamos despertar como Iglesia,
a que el evangelio es poder transformador para nuestra propia vida, porque si somos de los
que creen en Cristo Jesús, no tiene por qué haber ningún lastre en nosotros. En la vida de
Cristo no hay lastre, en la vida de Cristo no hay un historial de pecado, en la vida de Cristo
solamente hay victoria, en la vida de Cristo hay una resurrección que venció a la muerte y
venció al pecado.

Quiere decir que esas cosas que muchas veces están como atadas a nuestras vidas, por más
pequeñas que sean pero nos molestan, tienen que ser desechas por el poder del evangelio,
porque el evangelio es poder para todos los que creen.
Pero sigue diciendo, el versículo 17, de hecho en el evangelio se revela la justicia que
proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: «El justo vivirá por
la fe».

Antes hablábamos de que la justicia es parte del fundamento del trono de nuestro Rey.
¿Cómo se manifiesta la justicia? Cuando la justicia de Dios se ve reflejada en la vida de un
ser humano. ¿Cómo se ve y cómo se ha visto desde que conocimos a Cristo la justicia divina
reflejada en nuestra vida? Simple y sencillamente, porque todo lo que nos ataba, todo lo que
nos condenaba, todo lo que determinaba que estábamos perdidos y estábamos destinados a
la perdición eternamente, fue cancelado a través de Cristo. El Padre determinó y declaró que
éramos justos, por eso dice, el justo por la fe vivirá.

Esa fe no es la que solamente un día tuvimos en Cristo Jesús, es la fe la que me hace ver que
aunque yo sienta que hay un lastre, ese lastre ya no estará en mi vida nunca más. Esa fe me
hace levantarme el día de mañana con una expectativa nueva y diferente, porque sé que todo
es nuevo para los que estamos en Cristo Jesús, es nuevo ese día, no fue nuevo hace
tantísimos años que me entregué a Cristo y se acabó lo nuevo en ese momento, sigue siendo
nuevo para mí hoy, porque la única forma y manera que tengo para vivir es la fe en Cristo
Jesús.

A veces siento que debiéramos enojarnos un poquito más, pero con nosotros mismos, ¿en
qué sentido? En ser demasiado condescendientes con las cosas que nos permitimos. Somos
nosotros los que autorizamos o no que ciertas cosas permanezcan en nuestras vidas.

En Cristo somos nueva criatura, pero cuando las mismas situaciones nos siguen una y otra
vez, es que nosotros no hemos aplicado la fe que recibimos del Señor para sentirnos y
sabernos justos cada día, que somos nuevas personas y que el poder del evangelio nos ha
transformado hoy.

Seguimos permitiendo los mismos asuntos y seguimos acariciando los mismos problemas, no
es la falta de poder de Dios, no es la anulación del poder de Dios, no es que Cristo se
transformó en ineficiente para nuestra vida, es que nosotros nos hemos acostumbrado a vivir
de una manera que no es la que Dios preparó para nuestras vidas.

Ahora, quiero seguir con la lectura a partir del versículo 18, porque esto nos va a dar un
panorama en lo que nos rodea, y este panorama viene desde casi el principio de la creación,
es decir, desde que Adán y Eva cayeron en pecado; pero dice el versículo 18 de esta manera:

“Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo
que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha
revelado. Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es
decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que
él creó de modo que nadie tiene excusa. A pesar de haber conocido a Dios, no lo
glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles
razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Aunque afirmaban ser sabios,
se volvieron necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran
réplicas del hombre mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles.”
Romanos 1; 18-23 / NVI

Deténgase aquí por favor. Quiere decir en principio, que así como hay un espacio y un lugar
para que se manifieste la justicia de Dios y la verdad de Dios, también hay un espacio para
que se manifieste la ira de Dios. Dice aquí, que la ira de Dios viene revelándose desde el cielo
contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la
verdad.

Es decir, el ser humano no solamente se ha dedicado a pecar y a seguir en su pecado, sino


que se ha propuesto ser un impedimento para la verdad de Dios, y siempre está buscando la
forma y la manera de poner trabas, obstáculos, para que la verdad de Dios no pueda
resplandecer como debiera hacerlo. En estas ocasiones y para estas personas, la ira de Dios,
desde todos los tiempos hacia atrás, viene revelándose para este tipo de gente.

Pero sigue diciendo algo más, dice que lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente
para esta gente, pues él mismo se los reveló. ¿Cómo se los reveló? Porque desde la creación
del mundo las cualidades invisibles de Dios, quiere decir, su eterno poder y su naturaleza
divina, se perciben claramente a través de lo que él creó de modo que nadie tiene excusa.

¿Saben lo que significa eso? Que no puede haber un ser humano sobre la Tierra que diga
que no ha tenido evidencia de que Dios es Dios y que existe.

A ver, yo sé que hay un gran grupo, en el mundo, de personas que se autodenominan ateas,
lo cual significa no creer que existe un Dios, pero es un auto engaño, es un auto
convencimiento de algo que su interior les dice que no es así, porque la Palabra está
estableciendo que todas las personas, más allá de su maldad, más allá de estar buscando
poner un impedimento a la verdad de Dios, esa gente no tiene excusa para decir que Dios no
existe o que no hay Dios, todos ellos tienen evidencia a través de toda la creación que nos
rodea de que Dios es verdadero, no hay excusa.

Sigue diciendo además, que esta gente, a pesar de haber conocido a Dios, fíjese... no lo
glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron... se perdieron, ¿en qué?
en sus inútiles razonamientos, y por lo tanto... se les oscureció su insensato corazón. Lo cual
significa que no importa en qué condición estemos aún nosotros, si nosotros somos la Iglesia
de Cristo, ¿saben para qué vivimos. por sobre todas las cosas? para darle la gloria al Señor
siempre, y para ser personas agradecidas con el Señor siempre, porque si le negamos al
Señor la gloria que le pertenece y si dejamos de ser agradecidos con Él, comenzamos a
transitar un camino que es muy peligroso, el camino que nosotros conocimos muy bien antes
de enfrentarnos a Cristo, y que conoce muy bien toda persona que sigue en su pecado. Es el
camino de los inútiles razonamientos, es el camino que nos lleva a que el corazón se
oscurezca y que no pueda discernir cuál es la verdad de Dios.

Por eso, aunque Dios existe han decidido interponerse a Dios, no sólo para sus propias vidas
sino para que otros más no puedan llegar a conocer a Dios. Dice: aunque afirmaban ser
sabios, se volvieron necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran
réplicas del hombre mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles.

Y si bien esto lo podemos entender claramente como idolatría, no piensen solamente en una
figura hecha de algún material puesta delante de los ojos a la cual se la adora, piensen en
todo a lo que se pueda llamar idolatría, todo, es decir, cuando el ser humano se pone a sí
mismo como su propio dios, hizo un ídolo de su propia persona, entonces ese ser humano
cambió la gloria de Dios por una imagen que se hizo de Dios, ¿qué imagen fue? la de sí
mismo auto gobernándose, siendo suficiente para sí mismo, un ser humano que dice, me
basta conmigo mismo, soy suficiente para llevar mi vida adelante, no necesito a un ser
superior porque yo soy ese ser superior que puede gobernar mi vida. Sigo leyendo, versículo
24:

“Por eso Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la
impureza sexual, de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros.
Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados
antes que al Creador, quien es bendito por siempre. Amén. Por tanto, Dios los entregó a
pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por
las que van contra la naturaleza. Así mismo los hombres dejaron las relaciones
naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros.
Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el
castigo que merecía su perversión.” Romanos 1: 24- 27 / NVI

¿Cuál es la consecuencia de negar a Dios y no querer reconocerlo como Rey y como Señor?
Es que el mismo Señor entregue a esas personas a los deseos pecaminosos de su corazón.
Por lo que acabamos de leer, estos deseos pecaminosos, ¿en qué desencadenan? En
impureza sexual.

En este caso es muy específico, está hablando claramente de la homosexualidad, de esta


manera y por la Palabra, ¿qué podemos comprender? Que la homosexualidad no es una
preferencia, la homosexualidad no es una elección de los seres humanos, la homosexualidad
ni siquiera es una enfermedad, la homosexualidad es la consecuencia de rechazar al Señor.

El Señor los entregó a las pasiones desordenadas e impuras de sus corazones pecaminosos
y eso desencadenó en impureza sexual. ¿Por qué la Palabra es tan evidente y habla tan
fuertemente de esto? Porque estamos viviendo, repito, en tiempos peligrosos para la Iglesia
de Cristo.

En estos tiempos, cada vez vamos a ser más perseguidos y atacados por denunciar este tipo
de cosas, la sociedad cada vez admite menos que se denuncie que esto es consecuencia del
pecado, y no me extraña, y más de una vez lo hemos dicho, que llega el punto donde los
gobiernos prohíban a las iglesias y a los ministros religiosos, a los cristianos en general, a
denunciar a la homosexualidad como cualquier otro pecado, no importa cuál sea, por ley, y
aparentemente debamos obedecerlo. ¿Cuál es la realidad? La realidad es que nosotros no
podemos negar lo que la Palabra establece, nosotros no podemos esconder la verdad de
Dios.

Me llama la atención que justamente, decía por acá, el 25: Cambiaron la verdad de Dios por la
mentira. ¿Cuál es la verdad de Dios? Que el hombre debe tener relaciones sexuales con la
mujer, con su mujer en el matrimonio. Ésa es la única verdad de Dios. ¿Qué hizo el ser
humano? Cambia la verdad de Dios por una mentira... es que yo nací con tendencia a que me
gusten los hombres y no lo puedo evitar, mi mamá se dio cuenta desde que yo era así de
chiquitito y me encantaban las muñecas en vez de los carritos o del balón de futbol...
consecuencia del pecado.

Algunos ven esto como una falta de amor a los que sufren este tipo de cuestión, y quiero
decir, quiero ser muy claro, luego vamos a leer otro versículo, no me quiero adelantar, pero
sólo quiero decir que si no hay amor, no está Dios.

Dios es amor, si por denunciar estas cosas nosotros dejamos a un costado el amor, hemos
dejado a un costado a Dios, el denunciar no significa dejar de amar, al contrario, es que el
amor nos impulsa a denunciar la verdad para que aquellos que por la acción del Espíritu
puedan oír, sean salvos y sean rescatados de esa manera de vivir, porque no quitamos el
dedo del renglón. El evangelio es poder de Dios para todos los que creen; cualquier
homosexual que cree en Jesucristo será libre de esa atadura, como tú y yo fuimos libres de
muchísimas ataduras.

Yo no voy a hacer más grande la atadura de la homosexualidad que cualquier otra atadura,
que las consecuencias de los pecados son diferentes, creo que todos lo sabemos, pero no
voy a marcar una diferencia con las personas, pero tampoco me voy a dejar llevar por la
corriente de este mundo que me está obligando a callar la verdad de Dios para decir que sí,
es muy probable que ese tipo de personas haya tenido algún tipo de problema, alguna
deficiencia, haya nacido con esa cosa adentro de que le guste su mismo sexo, y que está
bien... De tal manera empezó a estar bien, que hay iglesias llamadas cristianas, que casan a
los homosexuales.
Mis amados, el mundo en el que vivimos nos está llevando cada vez más a ese problema,
¿pero es nuevo? No, no es nuevo, ustedes van a leer acerca de las consecuencias de la
homosexualidad si van al Antiguo Testamento, Dios habló de eso. Uno de los motivos
principales por los cuales el Imperio Romano tuvo problemas era porque estaba lleno de
homosexuales. ¿Es nuevo? No, no es nuevo porque el pecado no es nuevo en la humanidad,
lo que es nuevo es la corriente que el diablo está queriendo establecer en nuestra sociedad
para que nosotros nos metamos en ella y vayamos con la onda, y vayamos con el agua y
digamos, bueno todo está bien, mientras que conozca del amor de Dios... Pero el amor de
Dios sin la verdad, no es amor. Para que el Rey se presente, tiene que antecederle la verdad.
Sigo leyendo, versículo 28:

“Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de


Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no
debían hacer. Se han llenado de toda clase de maldad, perversidad, avaricia y
depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son
chismosos, calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se
ingenian maldades; se rebelan contra sus padres; son insensatos, desleales,
insensibles, despiadados. Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes
practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no solo siguen practicándolas,
sino que incluso aprueban a quienes las practican.” Romanos 1: 28- 32 / NVI

Si ustedes se dan cuenta, el propósito del Espíritu Santo en esta Escritura, no era solamente
destacar la homosexualidad, está mostrando la homosexualidad como una consecuencia de
que Dios dejó librados a los seres humanos a la perversidad de su corazón por rechazarlo a
Él. La consecuencia, ¿cuál es? La homosexualidad. Pero hay mayor consecuencia todavía,
porque a partir del 28 dice, que estas personas estimaron, consideraron, que no valía la pena
tomar en cuenta el conocimiento de Dios.

Es decir, tomar en cuenta que Dios es Dios y que había un testimonio en toda la creación de
que existe Dios; dijeron, no, eso no vale para nada, tirémoslo a la basura, eso no sirve... Por
lo tanto Él, el Señor, los entregó a la depravación mental, no es solamente una depravación
sexual, es una depravación mental, esa depravación mental trae toda la lista que dice
después, toda clase de maldad, perversidad, avaricia y depravación... envidia, homicidios,
disensiones, engaño y malicia... chismes... calumniadores, enemigos de Dios, insolentes,
soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres; son insensatos,
desleales, insensibles, despiadados.

¿Quiere usted agregarle algo más a la lista? Es terrible la consecuencia de desconocer a


Dios, de decir yo sé que Dios existe pero no quiero reconocerlo, me niego a reconocer que
Dios es Dios y que yo lo necesito, y que debo vivir bajo su gobierno, no quiero esto. El Señor
debe entregarlos a esa clase de pensamientos y se desencadena la depravación mental.
Ahora, lo más triste es lo que dice el versículo 32, esta gente sabe que: ... según el justo
decreto de Dios... los que... practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no solo
siguen practicándolas, sino que incluso aprueban a quienes las practican.

Es decir, no solamente se deleitan en practicarlas sino que son promotores de los que las
están practicando, esconden el conocimiento de la verdad, porque aquí está declarando que
saben que los que practican estas cosas merecen la muerte, ese es un decreto justo de Dios.
Aún sabiendo esa verdad y esa realidad, la niegan, y siguen en esa misma práctica, pero
además tratan de ser entrenadores del pecado para que otros sigan practicándolo, se enreden
cada vez más y se hundan cada vez más, a tal grado que el diablo los tenga tan atrapados
que no puedan ver ni por dónde salir.

Esta es la realidad que hoy vivimos, esta es la sociedad que nos rodea, esto es lo que diablo
se ha propuesto desde que se levantó contra Dios y dijo, yo voy a ser más grande que Él, esto
es lo que el diablo siempre ha querido, que el ser humano esté en contra de Dios.

Ahora, ¿qué pasa ante esta realidad? Y por eso sigo insistiendo, este mensaje es reflexivo,
¿qué necesitamos nosotros entender como Iglesia de Cristo? ¿Cuál es nuestro papel y cuál
es nuestra función? ¿Para qué? Para estar siempre del lado de Dios y seguir proclamando el
evangelio de poder, porque cuando vemos esta realidad tendemos a decir, esto no va a
cambiar, esta situación no cambia así porque sí porque nosotros seamos un cierto grupo de
personas reunidos que alabemos, cantemos, adoremos, intercedamos... Sí, ¿pero cambiar
esto? Esto no va a cambiar así porque sí, ¿y yo qué voy a hacer, como voy a hacerlo? No,
no, no, no, a ver, a ver... Dios dejó a su Iglesia para que esta situación cambiara, Dios puso a
la Iglesia sobre la Tierra para que esto cambie y sea revertido, no por nuestra capacidad sino
por el poder de Dios. Esto es el evangelio.

Ahora, quiero leer algo muy corto, no lo busquen, pero dice 2 Corintios 13:8, también lo leo en
la Nueva Versión Internacional, así escribió el apóstol Pablo, dice:

“Pues nada podemos hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad.” 2 Corintios
13:8 / NVI

Esto no importa en qué contexto está dicho, esto representa para nosotros un principio
espiritual. ¿Qué quiero decir? Cada vez más crece el evangelio que sólo le dice a la gente lo
bueno que es Dios y que no hay espacio, en realidad, para la ira de Dios, de lo cual leímos
hace un rato; se acabó la ira de Dios, que se olviden que Dios no se enoja, Dios no se pone
mal, Dios no va a hacer nada en contra de aquellos que lo rechazan. No, Dios es amor, así
como estás ven a Él y Él te entiende, te comprende y te soporta...

Eso es estar en contra de la verdad, eso es estar en contra de la verdad, cada vez más existe
un evangelio que no quiere decirle a la gente que aquél que ame más a padre, madre,
esposa, esposo, hijos o aún su propia vida, más que a Jesucristo, no puede ser su discípulo, y
por ende no heredará el Reino de los cielos.

¿Saben lo más triste de ese tipo de evangelio? Es que con aparente autorización divina,
estamos mandando gente al infierno. Pareciera como que Dios, usamos ciertos versículos de
la Biblia para decir que Dios, está autorizando a decir esa partecita solamente ocultando todo
lo demás.

Mira, lo que Dios ha establecido, eso es la única verdad, tan fuerte es la verdad que
Jesucristo, dice la Palabra, es la Verdad. Si tú quitas la verdad estás quitando a Cristo del
evangelio y sin Cristo se acabó el evangelio, no puede haber evangelio donde Cristo no esté
presente.

Por eso, este Cristo que estuvo dispuesto a hacerse el más humilde de los hombres y el más
bajo de los siervos para servirnos a toda la humanidad y morir por nosotros, está hoy
convertido en Rey de reyes y Señor de señores por la mano del Padre. ¿Sabes para qué?
Para que lo anteceda la verdad, porque donde está la verdad ahí se presenta Cristo, y donde
se presenta Cristo todo puede cambiar, porque su poder lo puede transformar todo.

Si yo quito a Cristo del evangelio estoy quitándole la esencia, y el evangelio ya no es poder, el


evangelio es una preciosa historia de amor, pero se le fue el poder. No podemos olvidar
nunca que Jesús dijo: que la verdad nos hará libres. No dijo el amor los hará libres, la verdad
los hará libres.

Iglesia, antes de leer el último pasaje que vamos a leer, vuelvo a insistir en que éste es un
llamado de reflexión a nuestras vidas como Iglesia de Cristo. Yo sé que queremos, podemos y
anhelamos, predicar cada vez más el evangelio, pero si le quitamos la verdad, si por el amor
de Dios nosotros no le decimos a la gente cuál es el verdadero problema, para que viendo el
problema pueda ver la solución que solamente Cristo ofrece, no estaremos a favor de la
verdad, nos estaremos poniendo en contra de la verdad.

El último pasaje que vamos a leer es 1 Timoteo 3, versículos 14 y 15 y lo leo desde el 14 para
darle un poquitito de contexto, pero lo central está en el versículo 15. Primera carta de Pablo a
Timoteo, capítulo 3, versículos 14 y 15, lo leo en la Nueva Versión Internacional, dice de esta
manera:

“Aunque espero ir pronto a verte, escribo estas instrucciones para que, si me retraso,
sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente,
columna y fundamento de la verdad.” 1 Timoteo 3:14-15 / NVI

¿Sabes quién es la única que puede sustentar la verdad, que la verdad esté bien apoyada,
que la verdad no se deteriore, que la verdad permanezca, la única que lo puede hacer? Es la
Iglesia. Porque esto, que es una especie de metáfora del Espíritu Santo, es para darnos a
entender que el fundamento, es decir, aquello sobre lo cual descansa un edificio completo, y
aún la columna sobre lo cual descansa lo que se pone en los pisos superiores, fundamento y
columna, es la Iglesia.

Quita a la Iglesia de la sociedad y la verdad dejó de tener fundamento, no puede estar


apoyada en nada. Y tú podrías decir, no pero a Cristo le alcanza y le sobra con sustentar la
verdad porque Él es la verdad, discúlpame, pero eso no es lo que la Palabra dice, sí Cristo es
la verdad, eso sí lo dice, pero la Iglesia fue puesta en el mundo para sostener y sustentar la
verdad de Cristo, para que la gente vea que hay otros seres humanos que ya fueron
transformados por el poder del evangelio, que sus vidas cambiaron absolutamente y que
pueden declarar la verdad, vivir por la verdad y hacer libres a otros por el poder de Dios. Sin
Iglesia la verdad, en la sociedad que nos rodea, no tiene sustento.

Amada Iglesia, ¿cuál es el papel y cuál es la función que el Señor nos ha dejado? Es mucho
más que ser buenos trabajadores, es mucho más que ser buenos padres de familia, es mucho
más que tener preciosos hijos, todo eso está muy bien y Dios lo sabe, pero como Iglesia
necesitamos sostener y fundamentar la verdad de Cristo para que se vea, que aunque hay
muchísima gente tristemente que está en contra de la verdad y que trabaja para echar abajo
la verdad, que oculta la verdad, que se deleita en negar la verdad, que impulsa a otros a
oponerse a la verdad, hay una Iglesia que está llena del poder de Dios porque ha sido
transformada por Cristo, y esa Iglesia puede sustentar esa verdad para que el mundo, la
gente que nos rodea, la sociedad que está a nuestro alrededor, sepa que Dios nunca ha
mentido y que la verdad va a permanecer por siempre.

Ése es el papel, ésa es la función, ése es el llamado que hemos recibido todos como Iglesia, a
mostrar la verdad sin excepción, a estar del lado de Dios aunque todos a nuestro alrededor
nos griten que estamos mal, que todos a nuestro alrededor nos digan que estamos fuera de
época, que todos a nuestro alrededor nos digan que pareciera que no nos dimos cuenta que
el mundo cambió; ya cambió, hace cincuenta, sesenta, ochenta, cien años atrás, bueno, era
otra cosa, pero ahora el mundo cambió, se modernizó y se modernizó a tal grado, que todo se
puede aceptar, porque Dios ama a todos sin excepción no importa cómo vengan a Él.

Sí, Dios ama a todos, no importa cómo lleguen a Él, lo que importa es que esa gente
reconozca cuál es la verdad y reconozca su propia situación, para que sean libres por el poder
del evangelio. Sin poder del evangelio no hay libertad, sin verdad no hay libertad y si no hay
verdad no hay Cristo, y si no hay Cristo no hay poder, no hay transformación y el evangelio es
un hermoso cuento de amor. Que como Iglesia podamos decir hoy y siempre, no me
avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para todos aquellos que creen. Vamos a
estar de pie, vamos a orar juntos al Señor:

Padre, te damos muchísimas gracias, te honramos a ti, Señor, porque reconocemos


que tu Palabra es verdad y tu Palabra eres Tú mismo Cristo, revelándote a nosotros,
mostrándonos realmente cuál es tu esencia, mostrándonos lo que has venido a
establecer en esta Tierra para salvación de todos aquellos que creen en ti.

Señor, te agradecemos porque hiciste con nuestras vidas lo que era imposible para
nosotros hacer, nos acercaste a ti, abriste los ojos de nuestro entendimiento, nos
revelaste nuestra propia situación, nos mostraste nuestro pecado, nos enfrentaste con
la realidad de nuestra vida y no ocultaste la verdad, al contrario, la expusiste
abiertamente para que pudiéramos reconocer, soy pecador y te necesito Señor.

Si no hubiera sido por eso, hoy estaríamos alabándote de nombre, proclamándote de


nombre, solamente con nuestros labios, pero nuestro corazón, nuestras mentes y
nuestro espíritu, estarían alejados de ti. Pero hoy, Señor, te amamos con todo nuestro
ser y vivimos rendidos a ti, porque te hemos conocido de verdad, porque hemos
comprobado que solamente Tú podías transformar nuestra vida, Tú nos hicistes de
nuevo, Tú cambiaste lo que nadie más podía cambiar, por eso comprobamos el poder
del evangelio en nuestras propias vidas.

Y Señor, eso nos hizo comprender también, que somos tu Iglesia, nos hizo entender
que no solamente era lindo estar congregados justos en un mismo lugar, que era bueno
para nosotros tener un grupo de personas que pensaran lo mismo, que sintieran lo
mismo, que profesaran lo mismo, que pudiéramos orar unos por otros, nos hiciste
comprender que la Iglesia es mucho más que eso, abriste los ojos de nuestro
entendimiento espiritual para ver que la Iglesia es tu cuerpo Señor, manifestándote a ti
en esta Tierra.

Por eso, hoy queremos permitir la reflexión del Espíritu Santo en nuestro espíritu, en
nuestro corazón, en nuestra mente, en lo profundo de nuestro ser. Queremos Señor, no
hacer oídos sordos a tu verdad, cada uno desde la perspectiva que lo debamos ver,
cada uno Señor, desde la situación que estemos experimentado en este momento.

Señor, cada uno en de nosotros puede tener diferentes circunstancias y vivir inclusive
diferentes etapas de la vida, cada uno de nosotros inclusive se desarrolla y se
desenvuelve en diferentes áreas de la sociedad, y seguramente no es igual para unos
que para otros. Pero lo que sí estamos convencidos, es que si comprendemos que
somos tu Iglesia, aunque aparentemente en el transcurso de la semana estamos
separados físicamente, hay una profunda unidad espiritual que nos hace uno en Cristo,
que nos hace fuertes, que nos llena de poder y de autoridad para hacer lo que tenemos
que hacer en el lugar donde nos has puesto.

Pero ante esta realidad, anteponemos tu justicia, que la has manifestado a nuestras
vidas, nos hiciste justos porque hemos tenido y seguimos teniendo fe completa y
absolutamente en ti. Señor, podemos mostrar que Tú haces justo, y conviertes en justo,
a todo aquel que cree en ti absolutamente, pero además de eso podemos levantar como
bandera que tu verdad es la única verdad que va a prevalecer eternamente y para
siempre.

Cuántas verdades se han levantado en el transcurso de estos tiempos, cuánta gente ha


dicho ésta es la única verdad o ésta es la verdad, o algunos simplemente han dicho
ésta es mi verdad. Pero nosotros no podemos decir ésta es mi verdad, ésta es la verdad
de Cristo, es la verdad del único Dios verdadero, es la verdad del Rey de reyes, es la
verdad de aquél que tiene un trono que permanece para siempre, que está sustentado
por la justicia y que se le adelanta siempre, lo precede la verdad.

Señor, te alabamos y te honramos porque esa verdad es la que has depositado en


nuestro interior y no vamos en contra de ella sino que estamos a favor de esa verdad,
queremos proclamar siempre tu verdad como Iglesia de Cristo.

Hoy oramos Señor, por nosotros como Iglesia, por toda tu Iglesia alrededor del mundo,
para que no niegue tu verdad, para que no la esconda, para que no trate de ponerla
debajo de la tierra, sino para que la levante, y que tu verdad resplandezca como una luz
que brilla por encima de la oscuridad del pecado, por encima de la injusticia de esta
sociedad, por encima de aquellos que están atados por el diablo y que pareciera que no
pueden salir, pero que el poder del evangelio los puede transformar si creen en ti. La
verdad necesita ser puesta en alto para que vean que hay una verdad que los puede
hacer libres.

Gracias Señor, porque hemos sido depositarios de esa verdad, la has sembrado en
nuestros espíritus para que la proclamemos, para que la digamos a los cuatro vientos,
y para que, como Iglesia, sigamos siendo el fundamento y la columna de la verdad. Te
honramos y te alabamos, te bendecimos, exaltamos tu Nombre y te agradecemos por
habernos llamados a ser tu Iglesia. Señor, revélanos cada día más este precioso
llamado de ser los únicos que pueden sustentar y hacer permanecer sobre esta Tierra
la única verdad que permanecerá por siempre.

Gracias Padre, gracias Señor, gracias Espíritu de Dios, porque más allá de lo que nos
estés hablando ahora, seguirás hablándonos cada día, seguirás revelándonos tu verdad
y seguirás llenándonos de tu poder y de tu gracia, para proclamarla en todo lugar, para
hacerlo con el amor tuyo y para ver que el poder del evangelio sigue transformando la
vida de aquellos que reconocen que necesitan a Jesucristo.

Te alabamos y te honramos, oramos en el Nombre de Cristo Jesús, amén y amén.


Amén, amén, Señor.
CUIDADOS POR LA PAZ DE DIOS

29 de Octubre de 2017

Siempre damos gracias al Señor por la vida que Él nos ha dado, porque por esa vida
podemos amarlo, podemos conocerlo, podemos vivir en su presencia y saber que nuestra
vida aquí en la Tierra tiene propósito definido. Si no fuera realmente por el Señor, viviríamos
una vida normal como todo el mundo vive, pero esa vida normal estaría vacía, absolutamente
vacía, llena posiblemente de nuestros propósitos personales, pero para nada llena de Dios,
pero gracias a Él y a la obra que Él ha hecho, que nuestra vida está llena de su presencia.

Hoy vamos a analizar un pasaje de la Escritura, que le voy a pedir que lo busquen, es
Filipenses, el capítulo 3, y vamos a leer desde el versículo 17 hasta el capítulo 4, versículo 9.
Filipenses 3, desde el versículo 17 hasta el capítulo 4, versículo 9, lo voy a leer en la Nueva
Versión Internacional, y primero lo vamos a leer de corrido y luego vamos a ir deteniéndonos
en la mayoría de los versículos para ver lo que el Espíritu Santo nos quiere enseñar y hablar
este día. Leemos la Palabra, dice así:

“Hermanos, sigan todos mi ejemplo, y fíjense en los que se comportan conforme al


modelo que les hemos dado. Como les he dicho a menudo, y ahora lo repito hasta con
lágrimas, muchos se comportan como enemigos de la cruz de Cristo. Su destino es la
destrucción, adoran al dios de sus propios deseos y se enorgullecen de lo que es su
vergüenza. Solo piensan en lo terrenal. En cambio, nosotros somos ciudadanos del
cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará
nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder
con que somete a sí mismo todas las cosas.”

“Por lo tanto, queridos hermanos míos, a quienes amo y extraño mucho, ustedes que
son mi alegría y mi corona, manténganse así firmes en el Señor. Ruego a Evodia y
también a Síntique que se pongan de acuerdo en el Señor. Y a ti, mi fiel compañero, te
pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en la obra del evangelio,
junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro
de la vida.

Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! Que su amabilidad sea evidente a


todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con
oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo
Jesús. Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo
que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido,
recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes.”
Filipenses 3: 17-21 / Filipenses 4:1-9 / NVI

Es tremenda la Palabra en sí misma y tan sólo leyéndola uno puede darse cuenta la
profundidad que tiene, pero profundidad para vivirlo, profundidad para poder alcanzar el nivel
de vida que Dios ha preparado para nosotros.

Quiere decir en principio, que en todos los tiempos, creo yo, que el ser humano ha vivido
diferentes situaciones, y obviamente las situaciones que podemos vivir, nos llevan a pensar
de alguna u otra manera que la vida no es tan fácil como tal vez alguna vez nos habíamos
planteado o alguien más nos pudo haber dicho. Hay muchas circunstancias en la vida que nos
pueden apremiar, hay muchas circunstancias que nos pueden hacer zozobrar o estar
ansiosos, nerviosos por situaciones, pero para los hijos de Dios hay siempre una manera, una
única manera de vivir en el orden que Él ha establecido, de forma que la paz de Dios cuide
siempre nuestras vidas en todos los sentidos.

Volvemos a leer el pasaje pero vamos a ir deteniéndonos, dice el versículo 17 del capítulo 3
de Filipenses: Hermanos, sigan todos mi ejemplo, y fíjense en los que se comportan conforme
al modelo que les hemos dado. Lo primero que necesitamos entender, es que la Iglesia ha
recibido una estructura dada por el Señor para vivir como Él quiere.

¿Por qué digo esto? Porque los apóstoles siempre son un ejemplo, así como cuando vemos la
Escritura y vemos la vida de los apóstoles y vemos la enseñanza de los apóstoles y eso ha
permanecido porque se han transformado en un ejemplo para nosotros, los apóstoles en
todos los tiempos son un ejemplo, pero al mismo tiempo los apóstoles establecen un modelo
para la Iglesia de Cristo.

El ejemplo, ¿para qué es? Es para imitar la fe.

Creo que todas las personas en algún momento de nuestra vida y según lo que estemos
viviendo, necesitamos un ejemplo para imitar, un ejemplo que sea claro, es muy normal ver a
los niños pequeños tomar diferentes ejemplos para su vida, por eso, los chicos se
entusiasman con los superhéroes, ¿por qué? Porque de alguna manera en su interpretación
de niños, los ven como a un ejemplo a seguir, a alguien digno de imitar, entonces después
que ven la película del superhéroe, los chicos están haciendo en la casa lo mismo que vieron
al superhéroe hacer, el problema está cuando se suben al techo de la casa y tratan de salir
volando creyendo que van a llegar hasta abajo sin lastimarse, ¿está bien? Pero son un
ejemplo según la mentalidad y la etapa de vida que ellos viven.

Ahora bien, como creyentes en Cristo Jesús, tenemos que ver a los apóstoles como un
ejemplo para imitar su fe. Y en segundo lugar, para imitar cómo caminar en Cristo y con
Cristo.
¿Qué es el modelo? Un modelo siempre será lo que demuestra la manera de actuar, fíjense
que aquí dice, fíjense en los que se comportan conforme al modelo que les hemos dado.
Comportarse no es una cuestión de lo que se ve bien pero es irreal, es una forma de vivir.

Hay muchos creyentes que se han acostumbrado a mostrar en apariencia, una buena forma
de vida pero la muestran cuando les conviene y cuando les es necesario mostrar esa
apariencia.

El modelo que recibimos de apóstoles y profetas, no es un modelo que se ve bien pero es


irreal, no es ser una cosa en el ámbito de la iglesia y ser otra cosa completamente diferente
en la calle, en la casa o en el trabajo. Lamentablemente, lo que el mundo nos ha mostrado
como modelos, precisamente nos ha demostrado que no funciona porque se ve bien pero es
irreal. Vemos a muchos modelos que se muestran admirables de alguna manera pero luego
notamos en que la vida no funciona, el "comportarse" de aquí está hablando de una forma de
actuar, de una manera de vivir, por eso el apóstol Pablo está diciendo, sigan y fíjense en mi
ejemplo, pero además también noten a todos aquellos que siguen el modelo que hemos
marcado.

Por eso comencé hablando de estructura, porque usted y yo, más que llenarnos la boca o
tener el entendimiento de que somos una iglesia apostólica y profética, necesitamos
comprender en la vida de todos los días lo que significa tener un espíritu apostólico y
profético, porque es una forma de vivir, es una manera de actuar, es tener un camino trazado
y seguir exactamente por el mismo camino. ¿O qué pensamos nosotros que hacían los
primeros creyentes cuando dice la Palabra que se reunían por las casas y recordaban y
compartían entre sí la enseñanza de los apóstoles? ¿Ustedes se piensan que estaban
debatiendo como se hace en la política, que estaban intercambiando opiniones a cerca de un
tema? Ellos estaban trayendo, para sí mismos, a la memoria los pasos que los apóstoles
habían marcado conforme al modelo de Cristo, porque Cristo era el modelo a seguir.

Por lo tanto, los apóstoles estaban marcando ese modelo, estaban mostrando el camino y la
Iglesia día tras día reunida en la casa de cada uno de ellos volvían a recordar que hay una
sola manera de vivir si somos Iglesia.

Por eso, cuando vamos al versículo 18 dice: Como les he dicho a menudo, y ahora lo repito
hasta con lágrimas, muchos se comportan como enemigos de la cruz de Cristo.

Ahora, amados no podemos pensar que está hablando de gente externa a la Iglesia y que
obviamente, por no tener nada de Cristo son enemigos de Él, está hablando de personas que
parece que son cristianos pero no siguen el modelo.

Por eso, dice la Palabra que el Reino de los cielos no está relacionado con comida o bebida,
el Reino de los cielos siempre está relacionado con el poder manifiesto de Dios en nuestra
vida, ¿saben por qué? Porque de nada nos sirve tener un buen pasar como tanto se predica
como si fueran cosas prioritarias en el cristianismo, tener mucho dinero o tener posesiones,
eso no es el cristianismo, que el Padre por ser bueno en esencia nos bendiga
abundantemente, claro que sí, pero nuestra vida no está regida porque somos mejores
cristianos cuanto más tenemos y peores cristianos cuanto menos tenemos, porque entonces
Pablo hubiera vivido en sube y baja, los creyentes lo hubieran visto cuando estaba bien y
hubieran dicho, ¡qué buena la vida del apóstol Pablo! ¡qué ejemplo digno de imitar, porque se
ve que vive bien! ¡el hermano Pablo vive muy bien! Pero cuando se lo encontraban luego al
hermano y al apóstol Pablo, haciendo tiendas de campaña para venderlas y obtener dinero
para vivir hubieran dicho, qué mal le va al hermano Pablo, o como dirían en México, que
amolado está el hermano Pablo, qué bajo cayó, que tiene que él mismo coser tiendas de
campaña para poder vivir.

Pablo siempre siguió siendo el mismo ejemplo de fe y de conducta, cuando tenía mucho y
cuando tenía poco, porque Cristo no cambia cuando tenemos mucho o cuando tenemos poco.

Por eso, hermanos necesitamos entender que la vida en Cristo es una vida llena de su
presencia y llena de su poder para actuar y para vivir como Él vivió en este mundo, y si
solamente vamos por el camino de la apariencia, por el camino de llenar nuestro deseo
personal, vamos a terminar con las características de la gente de la cual está hablando Pablo
y se describe aquí en el versículo 18, como les he dicho a menudo, y ahora lo repito hasta con
lágrimas, muchos se comportan, es decir, tienen una manera de actuar y una forma de vivir
porque eso significa, como enemigos de la cruz de Cristo.

En el versículo anterior leímos la palabra "comportarse" para seguir un modelo, fíjense en los
que se comportan, los que tienen una manera de actuar y una forma de vivir conforme a
Cristo. Ahora está usando exactamente la misma palabra, pero para todo lo contrario, dice:
esta gente, tiene una forma de actuar, una forma de vivir, que es enemiga de Cristo mismo

Pero lo otro que me llama la atención, es que podría decir tan sólo se comportan como
enemigos de Cristo, podría haber dicho solamente eso y sería totalmente entendible para
nosotros. ¿Por qué dice se comportan como enemigos de la cruz de Cristo? ¿por qué
mencionar la cruz y no solamente a Cristo? ¿Saben por qué? Porque en la cruz es donde
muere toda nuestra carnalidad y donde nosotros morimos a nosotros mismos para vivir para el
Señor.

La cruz no es solamente el lugar donde Jesús murió, la cruz es donde Él nos llevó, y por el
bautismo donde nosotros nos identificamos con Él en su muerte, porque estamos declarando
para nuestras propias vidas que estamos muertos a nuestra carnalidad, y a una vida de
pecado, y estamos crucificados junto con Cristo porque no vivimos para nosotros, ahora
vivimos para Él. Por eso dice, se comportan como enemigos de la cruz, porque nunca han
sabido ni han experimentado lo que significa morir junto con Cristo en esa cruz.
Creo que a medida que pasa el tiempo vuelvo a comprobar, y lo enfatizo más en mi mente y
mi corazón, que uno de los principales problemas que tenemos los creyentes, es que no
estamos dispuestos a morir, es que seguimos muy vivos, y cuanto más vivos estamos, más
enemigos de la cruz de Cristo nos transformamos. Porque por algo hay un secreto espiritual
que lo repetimos de memoria, pero nos tiene que ser revelado por el Espíritu de Dios, ya no
vivo yo mas vive Cristo en mí. Como soy una nueva criatura no vivo yo, no decido yo, no
pienso yo, no tengo deseos yo, vive Cristo en mí.

Por eso, por momentos y por lo general en nuestro primer tiempo en Cristo, necesitamos un
ejemplo a imitar y un modelo a seguir, pero cuando vamos creciendo nosotros en la fe,
¿sabes en qué nos transformamos para otros creyentes? En el mismo modelo de Cristo para
ellos.

Ahora, el Señor cambia, invierte los papeles y los roles para que ya no necesitemos nosotros
tomar un ejemplo o seguir un modelo en alguien más, porque estamos suficientemente
maduros para depender absolutamente de Cristo, y ahora el Espíritu de Dios nos usa a
nosotros para que nuevos creyentes nos vean y tomen de nuestras vidas, de lo que ven de
Cristo en nosotros el ejemplo y sigan el modelo.

Pero cuando no hemos muerto a nosotros mismos, ahí es cuando tenemos las peores luchas.
Y fíjate, el versículo 19 hablando de esta gente dice así: Su destino es la destrucción, adoran
al dios de sus propios deseos y se enorgullecen de lo que es su vergüenza. Solo piensan en
lo terrenal.

Quiere decir, que los enemigos de la cruz de Cristo tienen un destino, tienen un dios, tienen
una gloria y tienen una manera de vivir. ¿Cuál es su destino? La destrucción. Por favor presta
atención, tienen un dios, ¿cuál es? En la NVI dice: sus propios deseos, pero literalmente,
¿sabes qué dice ahí? Su dios es el estómago, el estómago.

Me decía mi esposa estos días pasados y es así lo que decía, que es notable darse cuenta
que la manera práctica por la cual Eva y Adán fueron tentados y desobedecieron a Dios y
cayeron en pecado, fue a través de comida, ¿alguna vez te diste cuenta de eso? Hermano,
dice aquí literal de los enemigos de la cruz de Cristo, su dios es el estómago, porque
conforme a cómo podamos tener dominio propio sobre nuestro estómago y nuestras ganas de
comer y de lo que comemos, demostraremos el dominio propio en todo nuestro ser.

Por eso mis amados, el Espíritu de Dios en estos últimos tiempos, nos está advirtiendo a vivir
en todas las áreas como Él quiere, porque han pasado muchos años, decenas de años,
donde los creyentes no hemos vivido en nuestra área física y corporal como Dios quiere, y
hemos sido nosotros los primeros en atentar con nuestro propio cuerpo, desconociendo que el
cuerpo que Dios nos dio es suyo porque fuimos comprados completitos, servimos a Dios en el
cuerpo, y que además este cuerpo es el templo del Espíritu Santo.
Sería mucho más fácil si hiciéramos paralelismos. Por ejemplo, si el Espíritu Santo tuviera
forma humana y llegara a nuestra casa y nosotros con pre aviso supiéramos que va a llegar a
nuestra casa, les puedo asegurar que toda la semana anterior, lo único que haríamos sería
limpiar hasta el último rincón de la casa. Con sólo pensar que en nuestra casa, físicamente
estaría el Espíritu de Dios, no dormiríamos de nervios de que Él encontrara todo como es
digno de su presencia, ¿sí o no? Has el paralelismo por favor, imagínatelo un momento.

Por lo tanto, piensa ahora que el Espíritu de Dios nos fue dado para vivir en nuestro cuerpo, el
estómago no puede ser nuestro dios, porque ya tenemos un Dios. En nuestro cuerpo no
pueden dominar nuestros deseos, porque eso es transformarnos ¿en qué? En enemigos de la
cruz. Porque lo que estamos haciendo es seguir el camino de nuestros propios deseos,
satisfacción personal y propia, en vez de satisfacer al Señor con nuestra vida.

Por eso, ¿cuál es la gloria de esta gente? Enorgullecerse de lo vergonzoso, ésa es su gloria,
se enorgullecen de lo que es la vergüenza de ellos, no se dan cuenta que es vergonzoso,
para ellos es un orgullo vivir así. Y tienen una manera de vivir, porque dice: Solo piensan en
lo terrenal.

Ves que cuando comenzamos hablando que lo apostólico trae a nuestras vidas una
estructura, a la vida de la Iglesia lo apostólico le pone una estructura para vivir, para vivir
conforme al Señor, esa estructura es de acuerdo a la verdad de Dios, y dentro de esa
estructura lo único que el Espíritu Santo quiere de nosotros es vivir para el Señor y pensar en
lo que al Señor le importa, en lo que el Señor quiere, mientras hacemos las cosas de todos los
días, seguimos siendo personas normales, tenemos actividades que realizar, pero todo
nuestro corazón y nuestra mente están enfocados en lo que es del Señor.

Ahora, para nosotros, esto de este tipo de personas debe ser una advertencia. ¿De qué? De
que nada nos puede dominar. Por eso, la palabra "pensar" tiene que ver con adoptar una
actitud, lo cual significa, formar un estilo de vida, sólo piensan en lo terrenal. Es decir, adoptan
una actitud, forman un estilo de vida basado en lo terrenal.

Quiere decir, que aunque nosotros tengamos al Señor en nuestras vidas, lo recordemos,
hablemos de vez en cuando al Señor, oremos en casa, nuestra forma de vivir tiene relación
pura y exclusivamente con lo terrenal, y Cristo se transforma en algo ritual para ciertos días de
la semana, para llevar una vida aparente de cristianismo, no es esto lo que Dios planeó para
nosotros.

Versículos 20 y 21 dicen: En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde


anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo miserable
para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder con que somete a sí mismo todas
las cosas.
Cómo contrapone a estos enemigos de la cruz de Cristo hablando de aquellos que tenemos
todo nuestro ser centrado y enfocado en lo que es del Señor. Pero en este caso no dice en
qué pensamos, hace una declaración de cuál es nuestra ligadura espiritual, porque dice que
somos ciudadanos del cielo, literalmente, no pertenecemos a la Tierra, nuestros pies, este
cuerpo, está sobre la Tierra, pero no pertenecemos a ella. Por eso, no tenemos conflicto con
lo terrenal.

Para los verdaderos hijos de Dios, lo terrenal ni siquiera pasa por transformarse en una lucha,
porque cuando hemos crecido y madurado en el Señor, lo terrenal ya no está allí presente
para hacernos caer, porque lo terrenal no es parte de nosotros.

Tenemos entendido y vivimos como ciudadanos del cielo, lo que nos importa es lo que ya está
arriba donde Dios reina y gobierna, donde Él piensa, donde Él determina las cosas, donde Él
pone los planes, donde Él decide, donde Él marca el rumbo, donde Él cambia las cosas
cuando las quiere cambiar.

Nosotros estamos allí, atentos las veinticuatro horas, a lo que el Señor quiere, porque aún
mientras dormimos y nuestro cuerpo físico descansa, nuestro espíritu sigue en comunión con
el Espíritu de Dios, por esa razón algunos cuando se van a la cama tienen sueños que Dios
les da, ¿por qué Dios les da sueños? Porque el espíritu permanece en comunión con el
Espíritu Santo. Quiere decir, que las veinticuatro horas del día nosotros podemos estar
perfectamente enfocados en lo que Dios quiere.

Por eso, y antes de entrar al capítulo cuatro, quiero que veas esto: Siempre va a haber
promesas de parte de Dios para aquellos que viven conforme al modelo que el Señor
estableció.

Es decir, si no nos hemos transformado en enemigos de la cruz de Cristo, si no seguimos


nuestros deseos, si nuestro dios no es el estómago, si no estamos solamente pensando en lo
terrenal sino todo lo contrario, vivimos para Dios, nuestro Dios es el Señor Jesucristo, y
pensamos en lo celestial todo el tiempo, dice aquí: Él transformará nuestro cuerpo miserable
para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder con que somete a sí mismo todas
las cosas.

Es decir, llegará un día donde tú y yo participaremos de la absoluta presencia de Dios en el


cielo mismo y veremos que nuestro cuerpo ha sido glorificado como fue glorificado el cuerpo
del Señor. Por lo tanto, no quiero decirte, porque sale sobrando, cuál es el destino de los
enemigos de la cruz de Cristo. Leímos antes, es la destrucción.

Por más cristiano que se diga, por más asistentes a domingos en templos alrededor del
mundo, por más lectura de la Biblia, por más oración que tengan cada tanto, eso no determina
nuestro destino, lo determina, para qué y para quién vivimos.
El capítulo cuatro y el versículo uno dice: Por lo tanto... Quiere decir conforme a todo lo dicho
anteriormente, queridos hermanos míos, a quienes amo y extraño mucho, ustedes que son mi
alegría y mi corona, manténganse así firmes en el Señor.

Como tenemos un ejemplo y un modelo a seguir, podemos distinguir lo que es contrario a


Cristo y no fundamentamos nuestra vida en lo terrenal, por eso nos podemos mantener firmes
pero, ¿en quién? En el Señor, no firmes en nuestras costumbres cristianas, firmes en el Señor
y en lo que Él quiere porque escuchamos su voz.

Dice el versículo 2: Ruego a Evodia y también a Síntique que se pongan de acuerdo en el


Señor. Dice el versículo 3: Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres que
han luchado a mi lado en la obra del evangelio, junto con Clemente y los demás
colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida

A ver, voy aclarar algunas cosas

Lo primero, parece notable que Pablo se meta en algo tan privado y específico, menciona en
su carta, una carta leída a toda una iglesia, a cuatro personas en particular, Evodia, Síntique,
más adelante dice a ti mi fiel compañero, que no menciona quién es. Hay algunas
especulaciones, algunos dicen que como está escrito el original, esa palabra de fiel
compañero forma un nombre y que era un nombre propio, pero eso como no es seguro, nadie
lo puede afirmar, ¿está bien? Y luego menciona a Clemente. Menciona a cuatro personas,
pero a las dos primeras, a estas dos mujeres, Evodia y Síntique, las pone en evidencia, ¿qué
agradable, no? Yo creo que más de un creyente se iría hoy de una iglesia local si
públicamente un pastor, una autoridad espiritual, les diría, Pepito y Juanita les pido por favor
que tengan un mismo sentir, eh, dirían ¿pero no me lo podría haber dicho el pastor a solas?
¿Por qué me lo tiene que decir delante de todos los demás, no es un asunto conmigo?
¿necesitaba avergonzarme delante de todos?

No, es que hay asuntos que son prioritarios en la Iglesia de Jesucristo y quiero que lo veas
como el Señor lo ve.

Lo primero que aclaro, es que aquí en la Nueva Versión Internacional, se expresa de una
manera que no es la más adecuada, porque dice ponerse de acuerdo, que se pongan de
acuerdo en el Señor, pero ponerse de acuerdo suena a un esfuerzo natural. Es como decirle,
bueno, sabemos hermanas que ustedes dos tienen muchas diferencias, pero hablen, hablen
lo suficiente hasta que logren ponerse de acuerdo, alguna de las dos ceda un poquito o cedan
las dos una partecita y establezcan un punto intermedio en común. En realidad, el Espíritu de
Dios nunca nos pide un esfuerzo natural sino un resultado espiritual de la vida en los
creyentes.
¿Saben en realidad lo que debiera decir ahí? Les ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un
mismo sentir o que tengan el mismo pensar en el Señor. Es decir, que dejen a un lado
cualquier asunto personal, porque otra vez volvemos a lo mismo, esos asuntos personales
son asuntos naturales y humanos, y ningún creyente fue puesto en la Iglesia para sostener
asuntos naturales y humanos.

Por eso necesitamos entender tú y yo, que ninguna decisión que tomemos en nuestra vida
que no esté basada en la voz del Espíritu Santo, jamás podrá funcionar adecuadamente

Hermano, es inevitable pero ninguna decisión puede funcionar si no vino del Señor, ¿sabes
por qué no puede funcionar? Por la sencilla razón, de que el Señor tiene planes para nuestras
vidas conforme a su modelo y conforme a su propósito. Por eso, dice también en la Palabra,
que el Señor preparó obras de antemano para que anduviéramos en ellas. Quiere decir que
aún el día de mañana tú vas a vivir algo, que si sabes bien lo que el Espíritu Santo quiere,
será algo que Dios preparó de antemano para ti.

Imagínate, te estoy hablando de un día normal, lleva esto a las decisiones importantes de
nuestra vida, los jóvenes que de pronto se enamoran de una muchacha que les gusta, de un
muchacho que es el príncipe azul, pero se llevan junto con ese príncipe o con esa muchacha
todos los principios espirituales, todititos, todos se los vuelan, ninguno los respetan, porque
quieren convencer al Señor que ésa es la mejor persona para ellos.

Por eso vemos matrimonios, supuestamente en Cristo, personas que llegaron a la iglesia por
la influencia de un creyente, pero que el creyente lo quería más para casarse que para que se
entregara a Cristo y tuviera una vida transformada, casamientos que luego se transforman en
divorcios y dolor para la vida de esas personas.

Por eso vemos personas moviéndose de sitio y de lugar, aquí en Estados Unidos es lo más
normal y natural, natural, yo me mudé porque aquella casa es más bonita, es mejor, tiene
mejor precio y es más amplia, es lo que yo quería, pero ahora la iglesia donde yo me
congregaba me queda lejos, pero aquí tengo cerca cuatro, cinco, voy a ir un domingo a cada
una hasta que encuentre dónde me acomodo mejor, con cuál me identifico más. Son unos
disparates, todos esos disparates solamente los pueden pensar aquellos que se
transformaron en enemigos de la cruz de Cristo.

Viven para sí mismos, hacen las cosas a su manera, siguen sus propios deseos y apetitos,
piensan sólo en lo terrenal, no han entendido el principio fundamental de que Dios te puso en
un cuerpo, y cuando tú tomas la decisión de salirte de ese cuerpo para irte a otro lado, si el
Señor no te habló y no te está enviando a otro lugar, estás desmembrando el cuerpo por
alguna parte. Pero es tan fácil decidir que nos vamos a otro lado y a otro sitio porque me
gusta más y me acomoda mejor, pero la voz del Espíritu Santo no estuvo allí.
Por eso, Evodia y Síntique, fueron puestas en evidencia por el bien de la Iglesia, no para
hacerles pasar un mal rato a las dos, no para que se sintieran avergonzadas porque Pablo
puso sus nombres en la carta y ahora lo están leyendo en toda la Iglesia y toda la Iglesia se
está enterando, no, porque si Evodia y Síntique, que como dice Pablo aquí, fueron
colaboradoras de Pablo en los propósitos del Reino, ahora por asuntos personales, terrenales,
por pensamientos propios, producen una división en el mismo pensar de la Iglesia, podrían
transformarse en dos personas con influencia para que otro grupo de la Iglesia las siguieran y
se desmembrara el cuerpo de Cristo.

¿Cambia o no cambia el versículo que estamos leyendo? Viste que sí cambia, ¿tú piensas
que eso no ocurre? Ha ocurrido a lo largo de la historia de la Iglesia en estos últimos tiempos,
ocurre todo el tiempo, hermanos que de pronto se enojaron con la autoridad, que no les
pareció, que algo no les gustó, pero como eran hermanos de cierta influencia, no solamente
sostienen sus ideas personales y terrenales sino que se llevan a otros porque empiezan a
convencerlos de esas mismas ideas terrenales que el Espíritu Santo no plantó y que están en
contra de Cristo. Personas que en otro tiempo fueron pastores y terminaron diciendo que
muchas de las cosas que están escritas y que antes decían que eran una verdad de Dios,
ahora dicen que no es tan así porque el Espíritu de Dios les reveló algo nuevo que nada tiene
que ver con lo que la Palabra enseña, porque ahora se apoya en otros pasajes para desmentir
ciertos pasajes de la Escritura, wow, qué tremenda revelación eh.

¡Qué daño le están haciendo a la Iglesia de Cristo! Así que, Evodia y Síntique, les ruega el
Espíritu Santo, que sean de un mismo pensar y de un mismo sentir en el Señor.

Por el Espíritu de Dios, yo quiero hablar ahora a todas las Evodias y a las Síntiques en la
Iglesia de Cristo que está escuchando este mensaje, para decirles que no sigan dando lugar a
sus propias opiniones y a sus propios pensamientos y que no sigan estando en división
natural por lo que les parece y por lo que sienten, dobleguen lo humano, ríndanlo al Señor,
recuerden que en la cruz de Cristo fuimos todos y cada uno de nosotros crucificados para no
vivir más nosotros, sino para que Cristo viva en nosotros, y en el Nombre de Cristo Jesús y
por su amor sean de un mismo sentir y de un mismo pensar.

Pero hay otro ruego de Pablo, porque Pablo le dice a ese fiel compañero que no sabemos
quién es, te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en la obra del
evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el
libro de la vida.

Es decir, el Espíritu de Dios va a mover y va a levantar a más de uno en su Iglesia para que
vean que se está metiendo por allí alguna división de algún tipo, y el mismo Espíritu de Dios
les dirá, tú que tienes el mismo pensar y sentir que Cristo ayuda a tus hermanos, ayuda a tus
hermanas a tener ese pensar y ese sentir en el Señor. No permitas que se desvíen conforme
a sus pensamientos, no permitas que la Iglesia sea atacada, herida y desmembrada, porque
lo humano y terrenal cobró lugar cuando debían estar muerto dentro de la Iglesia de
Jesucristo.

Sigue diciendo el versículo 4: Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!

La instrucción es clara, ¿no? Pero es tan directa como espiritual, por eso se repite dos veces,
alegrarse y cualquiera podría decir, bueno, yo soy una persona bastante alegre eh, me gusta
siempre andar haciendo bromas, sonriendo con la gente, pasarla bien, me gusta pasarla bien,
soy un tipo divertido, ¿tú te piensas que es esa clase de alegría? Esta es una alegría que no
tiene su sustento en las circunstancias, sino que va más allá de ellas, por eso dice, Alégrense
siempre en el Señor.

Si el Señor se puede alegrar en eso, entonces tú también y yo también nos podemos alegrar
en eso, alégrense en el Señor, vivan una vida que demuestre la alegría de pertenecer a Cristo
y que Cristo los gobierna, y aunque pasen momentos difíciles la alegría y la felicidad interior
que los invade por la presencia del Espíritu de Dios nunca los va a abandonar. Ustedes,
insisto, alégrense aún cuando estén pasando tiempo de dificultad, alégrense porque será una
nota de alabanza al Señor, porque será la mejor canción que le puedan cantar, porque será la
mejor doblada de rodillas para rendirse ante el Señor, la alegría de saber que vivimos bajo su
gobierno, aunque la circunstancia no es nada fácil pero Él tiene el control de todo.

Alégrense siempre, siempre, siempre, en el Señor.

Nunca le demos lugar, amada Iglesia, a la tristeza, a la amargura, al dolor, a la queja, a la


incomodidad, bajo ningún concepto. Lamentablemente creo que todos debemos reconocerlo,
tenemos a veces tendencias naturales, a algunos nos ataca más la queja, a otros nos ataca
más el dolor, a otros nos ataca más la tristeza, a otros nos ataca más la depresión, a otros
nos ataca más la soledad, pero siempre cuando tenemos esas tendencias tenemos un motivo,
fíjense, para ir al Señor a llorarle, es que Señor, lo que estoy viviendo es terrible, es que
Señor, Tú me conoces, Tú sabes ya no aguanto, ya no soporto, ya no puedo más, Tú que
tienes misericordia y todo lo conoces, ¿por qué le vamos a llorar? Llorar no es la actitud
adecuada para con el Señor, la actitud que el Señor quiere es de alegría.

Por eso, fíjense, mira, mira, vamos a seguir leyendo para poder comprender la idea, dice el 5,
Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca.

Esta amabilidad, ¿sabes qué característica tiene? De actuar apropiadamente siendo justos,
moderados, pacientes, no insistiendo en la rigurosidad de lo que es legal, de lo que
técnicamente está bien, sino mostrando una consideración que examina desde el aspecto
humano y razonable. Dice su amabilidad sea evidente a todos, que las personas que los
rodean, no solamente los creyentes, todos los conozcan como personas amables, es decir,
como personas que actúan adecuada y apropiadamente, que son justos, que son moderados,
que son pacientes, que no insisten exclusivamente en lo que está bien, sino que muestran
una consideración porque ven el lado humano o el lado razonable.

Ahora, la motivación para que la amabilidad sea evidente a todos, ¿cuál es? Que el Señor
está cerca. Ésa es la motivación, la motivación no es quedar bien con las personas, eh, hay
mucha gente que es amable porque quiere quedar bien con otros, porque en su afán de su
falta de identidad, no sabe cómo caerle bien a la gente y que lo apruebe, entonces una
manera de encontrar aprobación es siendo amable. No, la amabilidad que viene del Señor no
es para que otros nos aprueben o para sentirnos valiosos, somos amables porque el Señor
está cerca.

Podríamos decir que está cerca en dos sentidos, el más obvio podría ser que viene pronto y
todos anhelamos su venida, pero la otra manera de entender que el Señor está cerca, es que
porque se muestra cercano a la gente a través de la amabilidad que nosotros mostramos de
Él, así como cuando Jesús dijo, arrepiéntanse porque el reino se ha acercado... estaba
diciendo, ahora Dios y su Reino vinieron a ustedes a través de mí.

Los creyentes podemos decirle a la gente, a través de la amabilidad que viene del Señor,
¿saben qué? El Señor está cerca, aprovechen este tiempo de salvación y de gracia de Dios,
porque todo el que busque al Señor lo va a encontrar, el Señor está cerca.

Pero sigo leyendo, para completar la idea anterior que dejamos pendiente en el versículo 4, el
versículo 6 dice así: No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y
ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.

Ahora, vamos a completar la idea del versículo cuatro. En la vida de los hijos de Dios no hay
lugar ni para la inquietud ni para la preocupación ni para el afán, no hay lugar, no es que está
bien tenerlo, no hay lugar, no hay lugar.

Dice, no se inquieten, no se inquieten por nada, no dice está bien que se inquieten, pero
cuando se inquieten busquen al Señor y oren, no, lo que está diciendo es, no se inquieten por
ningún motivo, no hay lugar para la inquietud, para el afán ni para la preocupación. Por eso,
vivimos alegres todo el tiempo, porque no hay ninguna circunstancia que nos mueva, no hay
ninguna circunstancia que nos pueda afectar, aunque la sintamos, es eso, circunstancia, pero
la circunstancia no mueve mi realidad en Cristo, Cristo lo es todo para mí.

Por eso dice, más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a
Dios, me quedo aquí. Es decir, que cuando veo que la cosa está difícil, en la ocasión que sea
necesario, todo el tiempo me mantengo en comunión con el Señor, no es la oración del
salvavidas, eh, no es marqué al 911 para que venga en mi auxilio, no, no, no, no, no,
presenten al Señor lo que están viviendo con toda oración y ruego, manténganse en
comunión constante con el Señor.
Por eso dije hace un rato atrás, las veinticuatro horas pensamos en lo que Dios piensa, las
veinticuatro horas, estamos todo el tiempo conectados con lo que el Señor quiere, todo el
tiempo.

Por eso, yo creo que mi esposa tiene problemas, justamente con las películas de
superhéroes, ¿saben por qué? Porque si en rara vez, mira un poquito de una película de
superhéroe, no puede evitar relacionarlo con Cristo, y todo el tiempo le dice a mis hijos, lo que
pasa que esos superhéroes que ustedes están viendo ahí, lo único que están haciendo los
que escribieron eso y los que crearon eso, es llenar su cabeza para suplantar a Cristo, y creer
que puede haber algo o alguien que pueda suplantar a Cristo. Creo que mi esposa no estaba
tan loca como posiblemente mis hijos pensaban.

Porque una persona que tiene su mente las veinticuatro horas en Cristo, no puede dejar de
relacionar todo lo que ve, lo que sabe, lo que conoce, lo que escucha con el Señor, no, no, no
aunque esté escuchando las noticias de las seis de la tarde o de las once de la noche en la
tele, escucha una noticia y no puede dejar de interceder porque escucha que mataron al
padre de familia en un accidente de carro en medio de la autopista por un loco que venía
manejando a toda velocidad y estaba borracho.

La mente del que ama al Señor enseguida se va a pensar en toda la familia que se quedó sin
ese padre de familia, no sólo escuchamos las noticias, nuestra mente está todo el tiempo
conectada con el Señor, eso es verdadera comunión. Hermano, la comunión no es solamente
tomarme un momento para orar, tomarme un momento para leer la Biblia, y no digo que no lo
hagamos, por favor, no quiero que nadie mal interprete lo que estoy diciendo, lo que quiero
que entendamos es que toda nuestra vida en Cristo, no de un rato en la mañana, en la noche,
al mediodía, es de las veinticuatro horas viviendo por y para Cristo, veinticuatro horas
conectado.

Cuando hay una ocasión dónde algo nos apremia vamos al Señor una vez más, estamos en
comunión con Él y presentamos nuestra oración con un ruego particular, pero nunca dice la
Biblia que el ruego sea en lágrimas, nunca dice la Biblia que el ruego sea llorar, y no tengo
ningún problema con que tú o yo lloremos alguna vez delante del Señor, pero creo que a
veces lloramos por cosas que el Señor jamás llora ni lloraría, lloramos simplemente porque
nos afecta lo humano y terrenal. Cuando Jesús lloró, lloró por motivos que le importaban al
Padre, lloró por una Jerusalén que Él quería juntar como la gallina a los polluelos, y no había
manera porque no querían, por eso lloró.

Quiere decir amados, que cuando estamos en comunión con el Señor por supuesto que
oramos, por supuesto que rogamos con una súplica a veces muy intensa por una situación,
pero desde una base, desde una plataforma lo hacemos, que es la alegría que hay en nuestro
ser porque Cristo nos habita, estamos siempre alegres, una alegría que está por encima de la
circunstancia, y lo hacemos también buscando un objetivo final, porque dice el final del
versículo 6 dice; y denle gracias. ¿Sabes que si oráramos y rogáramos pero no termináramos
dando gracia, esa oración y ese ruego fueron insuficientes para el Señor?

Te voy a explicar por qué. Porque no habla de lo que culturalmente es bien aceptado de que
aprendamos a ser agradecidos, está hablando aquí que el agradecimiento es una
demostración de fe, si tú acabas de rogarle al Padre por algo puntual que todavía no ves, que
todavía no sabes cómo va a ser, no lo puedes tocar, pero inmediatamente después que
rogaste le dices al Señor, y yo te doy gracias porque lo has hecho, ¿sabes lo que le estás
diciendo? Yo sé que Tú vas a actuar como solamente Tú lo puedes y lo sabes hacer, por eso
te doy gracias por anticipado por el resultado, yo tengo fe que tu poder se va a manifestar
plenamente en esta situación, porque además sé que he orado conforme a tu voluntad, así
que Tú respondes todo lo que esté de acuerdo con tu voluntad.

Por eso, el joven que ora y se la pasa orando para lograr que aquél muchacho o chica se
entreguen a Cristo porque se quiere casar con él o con ella, está orando desde la perspectiva
equivocada y Dios no puede responder, aquel que está orando para que se le abra la puerta
en otro lado, en otra ciudad o donde sea porque no le gusta el lugar donde vive y quisiera vivir
en otro lugar, está orando desde la posición equivocada. Aquel que ora diciendo mis hijos, yo
Padre te pido que sean grandes profesionales o profesionistas, como ustedes prefieran
decirlo, que lleguen a lograr cosas grandes, que valga la pena tanto esfuerzo, tanto estudio,
tanto gasto de dinero invertido en ellos, están orando desde la perspectiva equivocada.

¿Qué acaso Dios no quiere hijos que sean profesionales en lo que hacen? Por supuesto que
sí lo quiere, pero ¿saben qué quiere primero? Hijos que lo amen y que vivan para Él, si lo
aman y viven para Él todo lo que hacen lo van a hacer bien. Y dos, van a hacer todo que
hagan para el Señor y por el Señor, conforme a la voluntad del Padre.

Sigo leyendo, versículo 7, les dije antes, las promesas vienen para aquellos que viven
conforme a Cristo y conforme al modelo que el Señor estableció, Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Es decir, que nuestra comunión con el Señor nos permite disfrutar de la paz de Dios, la cual
se transforma en algo así como en un guarda, en un protector, la paz de Dios es nuestro
protector, cuida nuestros corazones y pensamientos.

¿Por qué menciona corazones y pensamientos? Porque todo inicia en el corazón, porque en
el corazón es donde se asientan nuestros pensamientos, emociones, sentimientos y
decisiones, quiere decir, que el corazón siempre va a impulsar a nuestros pensamientos, si la
paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guarda nuestros corazones, por ende, estarán
guardados nuestros pensamientos, porque un corazón guardado por la paz de Dios provocará
que los pensamientos sean conforme al Señor. Por otra parte, ¿qué dice acá? Dice: Cuidará
sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Lo voy a decir así, no hay lugar, permítanme decirlo así, no hay lugar más seguro y confiable
que el Señor Jesús, pero al mismo tiempo no hay un lugar más impenetrable para el enemigo
que Cristo Jesús, por lo tanto, cuando por la comunión con el Señor, la paz de Dios cuida
nuestros corazones y pensamientos, el enemigo de nuestras vidas no se puede meter así,
porque esos corazones y pensamientos están guardados en Cristo, y esa barrera el diablo no
la puede pasar, esa línea el diablo no la puede atravesar.

Muchas veces he escuchado a los creyentes decir, no, es que el diablo no me deja en paz,
me vuelve loco, todo el tiempo me está amenazando, me pone sus ideas y el diablo me
atormenta... Bueno, si tanto te atormenta, posiblemente el corazón y los pensamientos no
están en Cristo Jesús, y no están siendo guardados. Posiblemente hay un problema serio en
la comunión con el Señor, entonces, donde no hay comunión con el Señor no hay un cuidado
de corazones y pensamientos en Cristo, y por ende el diablo dice, acá no tengo ninguna
barrera, yo puedo pasar donde quiero y cuándo quiero, por eso atormenta tanto, pero sino el
diablo jamás nos podría atormentar. ¿Por qué nos atormentaría a aquellos que estamos
guardados en Cristo Jesús? ¿Tú piensas que Cristo Jesús le va a permitir al diablo pasar?

Dice el versículo 8: Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo
respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo
lo que sea excelente o merezca elogio.

¿Cómo empieza? Consideren bien. Considerar de manera especial y particular todo aquello
que tiene características divinas, eso consideren, en eso piensen, a eso dedíquense,
recapaciten y miren atentamente aquellas cosas que vienen de Dios. Porque, ¿qué va a
pasar? Dice el versículo 9, Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y
lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes.

Es decir, cuando yo pienso en lo puro, en lo verdadero, en lo respetable, en lo justo, en lo


amable, lo que es digno de admiración, lo que es excelente, lo que merece elogio, estoy
recordando ese modelo apostólico por el cual yo sé por dónde caminar y soy movido por el
Espíritu de Dios, no sólo a conocerlo y a saberlo, a ponerlo en práctica, experimentar en la
vida de todos los días, poner en práctica lo que hemos aprendido, ¿de quién? De aquellos
que nos mostraron el modelo.

Dice, aprender de ellos, recibir y oír de ellos y lo que vimos en ellos. Quiere decir, que no
solamente ese modelo fue por lindas palabras, por esa enseñanza, fue porque vimos que era
verdadero, porque en la manera de vivir y de actuar supimos que ése era el único modelo que
el Señor había dejado para nuestras vidas.

¿Cuál es el resultado? Otra vez una promesa, dice: y el Dios de paz estará con ustedes.
Fíjense, cambió ahora lo que leímos en otro versículo anterior, antes decía, la paz de Dios,
que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo
Jesús. La paz de Dios. Ahora dice aquí, si practicamos este modelo, el Dios de paz estará con
nosotros.

No hay promesa de Dios que se cumple solamente por repetirla, por leerla en la Biblia, por
enmarcarla y ponerla en la pared de la casa, por convencernos a nosotros mismos que la
Biblia dice esa promesa, así no se cumplen las promesas. Las promesas de Dios se cumplen
cuando ponemos en práctica la vida que Cristo marcó para nosotros, no hay mejor manera de
estar protegidos y guardados que por la paz de Dios y con la presencia de Dios mismo en
nuestras vidas.

Por eso, uno puede estar en paz siempre, no me va a pasar nada que el Dios de paz no
quiera que me pase, porque si el Dios de paz está conmigo nada malo me puede pasar, y si
algo que a mis ojos es malo ocurre, hay algo detrás que Dios sabe y conoce y que Él va
hacer. No hay mejor manera de estar cuidados por el Señor.

Amada Iglesia, yo creo que necesitamos no sólo entender estas cosas, necesitamos orarlas
conforme a la voluntad del Señor y necesitamos pedirle al Espíritu de Dios que nos la revele,
¿por qué? Porque dichas pueden resultar sencillas o fáciles de entender, pero sólo por la
revelación del Espíritu las podemos vivir

Así que, yo le pido que estemos de pie juntos y que oremos también juntos al Señor, y le
pidamos al Espíritu de Dios que nos revele su verdad, su Palabra, y vivamos conforme a lo
que Él ha establecido para nosotros.

Padre, te agradecemos en este día especial, como cada día que te pertenece a ti, todos
los días son especiales cuando los vivimos en ti y para ti, por eso, este día además, que
tenemos el privilegio de estar reunidos como Iglesia tuya, para nosotros es un
privilegio especial saber que en tu presencia y en la comunión del cuerpo de Cristo
estamos siendo ministrados por tu Espíritu, y Señor, precisamente lo que necesitamos,
es una ministración y una revelación particular del Espíritu de Dios. No podríamos
Señor, comprender las cosas espirituales y llevarlas a la práctica si el Espíritu de Dios
no nos las revelara, necesitamos de tu revelación Espíritu Santo, para vivir por esta
verdad.

Por eso, como tu Iglesia, hoy te pedimos que nos reveles todas y cada una de las cosas
que hemos analizado por tu Espíritu en este día, y que esa revelación produzca una
convicción en nuestro interior, de tal manera que si en algún sentido nos habíamos
transformado en enemigos de la cruz de Cristo, venga sobre nosotros un profundo
arrepentimiento, haya un cambio de actitud absoluta en nuestras vidas, y estemos una
vez más encarrilados en el modelo que Tú has dejado para nosotros.
Señor, queremos ser de esos hombres y mujeres que viven por ti y para ti, que Señor,
conocen tu corazón, que saben lo que está en tu mente, porque Tú se los revelas,
porque pueden tener esa comunión intima y perfecta contigo sin que nada nos separe
de ti, de tal forma, que vivamos sólo pura y exclusivamente para hacer tu voluntad y
estemos conectados a ti todos nuestros días, las veinticuatro horas del día, haciendo tu
voluntad.

Padre, te agradecemos porque eso es lo que Tú has marcado para nosotros, has dejado
un modelo a través del espíritu apostólico y profético, no es sólo un tipo de enseñanza,
no es un tipo de iglesia como puede haber muchos otros tipos de iglesias, no Señor,
hay un solo tipo de iglesia que es tu Iglesia, hay un solo modelo que es tu modelo, hay
un solo camino que es tu camino, y en eso queremos caminar, en tu verdad, en la
perfección de lo que tu Palabra establece para nosotros, y cuando lo vivimos y lo
practicamos, entonces todas tus promesas son cumplidas al ciento por ciento en
nuestras vidas, porque Tú no retienes nada que nos hayas prometido. Así que te
agradecemos por lo que viene por delante para nosotros.

Yo oro Señor, para que seamos todos de un mismo pensar y de un mismo sentir. Oro
también, eliminando de nuestra vida los pensamientos humanos, carnales y terrenales.

Declaro Señor, que no tenemos parte con aquello que nace de nuestro corazón humano
sino que hemos aprendido a morir día tras día, que nos reconocemos muertos en la
cruz de Cristo, identificados con la muerte de nuestro Señor, y vivos por la vida
sobrenatural que Tú has derramado en nuestro interior, y que por esa razón, nosotros
vivimos conforme a tu voluntad cada día de nuestra vida.

Te honramos, Señor, te alabamos, te bendecimos y te agradecemos por lo que hoy


estás haciendo, y por lo que seguirás haciendo conforme el Espíritu Santo nos siga
revelado tu Palabra y tu verdad.

Gracias Señor. Nos rendimos a ti en agradecimiento, en adoración, en reconocimiento,


y sabiendo que Tú eres el Señor, que rige y gobierna nuestra vida.

En su Nombre oramos, amén y amén. Amén.

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