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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA

UNIVERSIDAD MILITAR BOLIVARIANA

ACADEMIA MILITAR DE LA ARMADA BOLIVARIANA

“ALM. SEBASTIAN FRANCISCO DE MIRANDA RODRÍGUEZ”

Presentado por: CDT1. Bastidas Toro Ramces Osiris.

C. I. V: 29.832.498.

Jugada redonda para el control continental

“América para los americanos” frase que caracteriza la doctrina Monroe, elaborada
por John Quincy Adams y atribuida al presidente James Monroe en 1823. Establecía que
cualquier intervención de los europeos en América sería vista como un acto de agresión que
requeriría la intervención de los Estados Unidos de América. La doctrina fue presentada por
el presidente Monroe durante su sexto discurso al Congreso sobre el Estado de la Unión.

Fue tomado con dudas, al principio, y luego con entusiasmo. Fue un momento
decisivo en la política exterior de los Estados Unidos. Esta fue concebida por sus autores,
en especial John Quincy Adams, como una proclamación de los Estados Unidos de su
oposición al colonialismo en respuesta a la amenaza que suponía la restauración
monárquica en Europa y la Santa Alianza tras las guerras napoleónicas.

En la época, la Doctrina Monroe representaba una seria advertencia no sólo a la


Santa Alianza, sino también a la propia Gran Bretaña, aunque su efecto inmediato, en
cuanto a la defensa de los nuevos estados americanos, era puramente moral, dado que los
intereses económicos y la capacidad política y militar de Estados Unidos en la época no
sobrepasaban la región del Caribe. Cabe resaltar que Estados Unidos en esta época aún
estaba lejos de ser considerado siquiera una potencia regional. 

En la época, la reacción en América Latina a la Doctrina Monroe fue generalmente


favorable, pero en algunas ocasiones sospechosa. John Crow, afirma: "El propio Simón
Bolívar, aún en medio de su última campaña contra los
españoles, Santander en Colombia, Rivadavia en Argentina, Victoria en México -líderes de
los movimientos de emancipación en todos los lugares- recibieron las palabras de Monroe
con la más sincera gratitud". 

Crow argumenta que los líderes de América Latina eran realistas. En su contexto


histórico, ellos sabían que el Presidente de los Estados Unidos ejercía muy poco poder en la
época, particularmente sin el apoyo de las fuerzas británicas, y descubrieron que la
Doctrina Monroe era inaplicable si los Estados Unidos estuvieran solos contra la Santa
Alianza. Mientras ellos apreciaban y alababan su apoyo en el norte, ellos sabían que el
futuro de su independencia estaba en manos de los británicos y de su poderosa marina.

En 1826, Bolívar apeló a su Congreso de Panamá para albergar la primera reunión


"Panamericana". En los ojos de Bolívar y sus hombres, la Doctrina Monroe debía
convertirse en nada más que una simple herramienta de política nacional de los
estadounidenses. De acuerdo con Crow, "no debería ser, y nunca fue destinado a ser una
carta de acción hemisférica concertada".

Su apotegma característico toma su sentido dentro del proceso


de imperialismo y colonialismo en el que se habían embarcado las potencias europeas de
esos años. En un inicio se presentó como defensa de los procesos de independencia de los
países americanos, aunque el pronunciamiento del presidente Monroe no pasó de ser una
simple declaración altisonante hecha por un Estado sin recursos militares suficientes para
sostenerla. Esa circunstancia determinó que durante largo tiempo no fuera invocada ni
calificada como doctrina.

En consecuencia de todas las razones establecidas anteriormente, la doctrina


Monroe buscaba principalmente el dominio del continente Americano que incluía a los
países de la parte sur del continente que se encontraban en el proceso independentista en
contra del imperio español y a su vez estaban en la construcción de una potencia que se
conocería como la Gran Colombia, proyecto que presentó mucho tiempo atrás antes de
estos acontecimientos históricos por el prócer independentista Sebastián Francisco de
Miranda.

El General Miranda, participó en muchas guerras independentistas de varias


naciones mientras al mismo tiempo presentó y pidió apoyo a dichas naciones para la
liberación de Venezuela. Sin embargo, no recibió apoyo alguno debido a que susodichas
naciones tenían interés propio en la expansión del poder para convertirse en una potencia
mundial.

En este orden de ideas, Norteamérica que recibía apoyo de Gran Bretaña con su
poderosa flota, actuó e intervino de manera “neutral” en el conflicto que libraba Venezuela
en contra del imperio español, no obstante, la acción de apoyo fue a favor de la flota
española que tenía intenciones de introducir su fuerza militar al territorio venezolano, por el
contrario, el Libertador Simón Bolívar diplomáticamente representó a Venezuela y
defendió la posición del país que estaba en proceso de independencia ante éste hecho, a su
vez, la marina de guerra venezolana enfrentó a la flota española.

De no haber ocurrido esto, España al recibir ese apoyo por parte de Estados Unidos
el orden de hechos históricos hubiese sido otro. Quizás el desarrollo de la guerra terminaría
con la reconquista del Imperio español y las intenciones que tenía Norteamérica hubiesen
hecho realidad su misión.

La cual consistía de acuerdo con el autor de este ensayo, lo siguiente: Estados


Unidos no poseía la firmeza suficiente para emprender su propia colonización hacia
América del Sur, por consecuencia, el cumplimiento de “América para los americanos”
dependía del apoyo de Gran Bretaña, debido a que al ejecutar la invasión de España a
Venezuela y esta acción se expandiese al resto de los demás países que conformarían la
Gran Colombia, Norteamérica ganaba de cierto modo dominio del continente. Por
consiguiente, se sabe que depender así sea moralmente de un ente, algo o alguien muchas
veces es nefasto. El humano se presenta al mundo solo y de esta manera la mayoría del
tiempo es en que cuenta consigo mismo. Estados Unidos concurrió un ejemplo que le dio la
vida guerrillera y fue que, la forma de aprender las cosas en algunos casos no son por las
buenas, varia veces se llevan golpes en el camino, qué hacen de su vez una óptima
enseñanza para el transcurso de la historia y para el aprendizaje individual.

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