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CÉSAR CARBULLANCA N.
Muerte de Cristo en el Evangelio de Marcos.
Estudio de varias tradiciones del martirio
I. El ProblEma
1. El estado de la cuestión
La cuestión sobre el sentido de la muerte violenta de Jesús en el evangelio
de Marcos no es de fácil explicación y quizás la opinión de H. Schürmann es
sensata: «es más admisible la hipótesis que Jesús habló en términos genera-
les sobre inminente muerte como mártir»2, pero de diferente manera, muchos
investigadores no aceptan la existencia de tradiciones martiriales en el evan-
gelio de Marcos o en otro caso, ellos son de la opinión que la tradición del
destino violento del profeta, o de la tradición del justo no tiene un sentido sal-
vífico, y estos investigadores afirman que el sentido soteriológico de la muerte
de Cristo tuvo un origen post-pascual3. En nuestra opinión, la cuestión, sobre
el martirio responde a la pregunta sobre el sentido escatológico y soteriológico
de la muerte de Cristo.
La investigación neotestamentaria distingue diversas tradiciones relati-
vas al martirio en el evangelio de Marcos: a) La tradición judía o paradigma
Deuteronomista del destino violento de los profetas4. El evangelista ha visto la
muerte de Jesús como la muerte martirial de un profeta en Mc 12,1-11 y 9,11;
pero ha querido hacer notar la diferencia al ver que Jesús no sólo es el profeta
de los últimos tiempos sino además y por sobre todo es «el hijo amado», el
siervo de Yahvéh que anunciaban los textos isaianos; b) una segunda tradición
1
El artículo es producto del proyecto Fondecyt regular 1120029.
2
H. Schürmann, El destino de Jesús: su vida y su muerte, Salamanca 2003, 161.
3
J. roloff, «Das Markusevangelium als Geschichtsdarstellung», Evangelische Theologie
29/2 (1969) 73-93.
4
M. DE JongE, The servant-Messiah, New Haven 1991, 32-54; G. ThEISSEn, A Theory of
Primitive Christian Religion, London 2002, 139-160; M.L. güblEr, Die Frühesten deutungen
des Todes Jesu, Göttingen 1977, 28-33.
464 CÉSAR CARBULLANCA N.
5
A. WEIhS, Die Deutung des Todes Jesu im Markusevangelium. Eine exegetische Studie zu
den leidens-und Auferheungsansagen, Wüzburg 2003, 495; m. güblEr, Die Frühesten deutungen
(cf. nt. 4), 95-205; T. baumEISTEr, Die Anfänge der Theologie des Martyriums, Westfalen 1979,
68-76; D. DormEyEr, Die Passion Jesu als Verhaltensmodell, Aschendorf 1974; G. ThEISSEn, A
Theory (cf. nt. 4), 139-160.
6
A. WEIhS, Die Deutung (cf. nt. 5), 207-213; M. güblEr, Die Frühesten deutungen (cf.
nt. 4), 206-335; G. ThEISSEn, A Theory (cf. nt. 4), 139-160; a.y. collInS, «The Genre of the
Passion Narrative», Studia Theológica 47 (1993) 3-28; a.y. collInS, «From Noble Death to
Crucified Messiah», New Testament Studies 40 (1994) 481-503.
7
D.W. rIDDlE, «The Martyr Motif in the Gospel According to Mark», The Journal of Reli-
gion, 4/4 (1924) 397-410.
8
C. moSS, The Other Christs. Imitating Jesus in Ancient Christian Ideologies of Martyrdom,
Oxford – New York 2010, 29-33; D.W. rIDDlE, «The Martyr Motif» (cf. nt. 7), 407.
9
J. hEnTEn «Jewish Martyrdom and Jesus’ Death», in J. frEy – J. SchröTEr, ed., Deutungen
des Todes Jesu im Neuen Testament, Tübingen 2005, 146.
MUERTE DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS 465
2. Objetivo
El artículo expone y discute las diversas y fragmentarias tradiciones rela-
tivas al martirio presentes en el evangelio de Marcos, subrayando sus prin-
cipales características, y la forma cómo el evangelista las ha empleado. La
reflexión está basada en la contribución de Eduard Schweitzer y de Alexander
Weihs quienes sostienen que Marcos ha intentado una radicalización de los
antiguos esquemas martiriales de la pasión del justo13.
Así las cosas, el artículo en este contexto de opiniones tiene una aproximación
provocativa. En nuestra opinión el evangelio de Marcos ha adoptado diversas tra-
diciones sobre el martirio radicalizando estas en función de la necesidad de su co-
munidad. Esta concentración de tradiciones martiriales, las cuales poseen diversas
perspectivas, refleja a nuestro parecer una intencionalidad redaccional. Nosotros
creemos que el evangelista ha deseado presentar el significado de la muerte de
Cristo elaborando tradiciones judías y griegas sobre el martirio, radicalizando, no
obstante las tensiones, dicho imaginario en comparación al modelo presentado en
10
c. carbullanca, «Los mártires olvidados. Un estudio de los imaginarios del martirio en
la fuente de los dichos», Veritas. Revista de Filosofía y Teología 31 (2014) 138.
11
G. ThEISSEn, O Jesus Histórico. Um Manual, São Paulo 1964, 564.
12
G. ThEISSEn, O Jesus Histórico (cf. nt. 11), 562.
13
A. WEIhS, Die Deutung (cf. nt. 5), 495; E. SchWEITzEr, «Mark’s Theological Achievement»,
in W.R. TElforD, ed., The Interpretation of Mark, Edinburgh 1995, 63-87; E. SchWEITzEr, «Die
theologische Leistung des Mark», in E. SchWEITzEr, ed., Beiträge zur Theologie des Neuen Tes-
taments, Zürich 1970, 21-41; E. SchWEITzEr «Zur Frage des Messiasgeheimnisses bei Markus»,
Zeitschrift für die Neutestamentliche Wissenschaft 56/1-2 (1965) 1-8.
466 CÉSAR CARBULLANCA N.
14
D. boyarIn, Dying for God: Martyrdom and the Making of Christianity and Judaism,
Stanford 1999.
15
M. hEngEl, Gli Zeloti. Ricerche sul movimento di liberazione giudaico dai tempi di Erode
I al 70 d.C., Brescia 1996.
16
G. DEllIng, Der Kreuzestod Jesu in der urchristlicher Verkündigung, Göttigen 1971, 67.
17
R. PESch, Das Markusevangelium, II, Freiburg 1977, 43.
18
R. PESch, Das Markusevangelium (cf. nt. 17), 43.
19
R. PESch, Das Markusevangelium (cf. nt. 17), 43.
20
Cf. U. müllEr, «Die Christologische Absicht des Markusevangeliums und die Verklä-
MUERTE DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS 467
1. Tradición deuteronomista
A la tradición del destino violento del enviado se vincula con la convicción
del envío ô mártus a su pueblo responden múltiples textos neotestamenta-
rios22. En el judaísmo el tema del envío de profetas al mundo23 es bien co-
nocida al punto que la ecuación que identifica ô apostólōs con ô mártus es
evidente24. Esta tradición ya está acreditada en los textos de los Jubileos (Jub)
1,12 y Ne 9, 26-27. Y está presente en diversos textos anteriores al evangelio
de Marcos (He 7,52; 1 Tes 2,15; Mt 23, 37 par Lc 13, 34) lo cual prueba su
origen pre-marcano, en He 7,52 «¿A cuál de los profetas no persiguieron tus
antepasados? Mataron a quienes predijeron la venida del Justo» muestra una
relación entre la tradición deuteronomista del destino violento del profeta y la
tradición del justo que sufre que queremos subrayar. Primero, es interesante
notar el paralelismo entre Mc 8,31 y 12, 7 que postula esa relación entre José,
el patriarca y el destino del Hijo del hombre; en este sentido explica R. Pesch25
Mc 12, 7 deute âpokteínoomen autón es una cita de Gn 37, 20. En segundo
lugar, R. Pesch afirma una relación entre 8, 31 y 12, 10 y el destino violento
del profeta26, Mc 12,10 âpedokímasan y Mc 8,31 âpedokímasthênai expresan
esta relación en referencia al Hijo del hombre. La tradición deuteronomista
de enviar profetas y su posterior fracaso se entendió que los profetas son
enviados para testificar contra la gente; también, se ve, que en las corrientes
apocalípticas ya se asume la identificación de profetas con testigos coinci-
diendo en la misión de «exhortar contra la gente». En continuidad con la
tradición pre-marcana de He 7,52, el evangelista ha visto el envío y la muerte
de Juan el Bautista y el de Jesús como de los profetas anteriores (Mc 6, 14-
29; 9, 11-13; 11, 30- 32, 12, 1-11); sin embargo, quiso hacer una diferencia
al ver que Jesús no sólo es el último profeta, sino que, y sobre todo, es «el
hijo amado», esto se entiende como autoridad profética-escatológica. De he-
cho, la parábola adopta y refleja la tradición deuteronomista del profeta, pero
inserta la figura del último profeta (ver Dt 18, 15-18; Mal 3, 12-24; Is 61,
1-2). Esta expectativa mesiánica del profeta escatológico de Is 61, 1; 42, 1, el
último texto, citado en tres lugares del evangelio. En uno de ellos, Mc 12, 6
(Lc 11, 49) menciona el último enviado como el «hijo amado», el heredero.
Para resaltar la radicalización del imaginario del evangelista, comparamos la
versión encontrada en el Evangelio de Marcos y el Evangelio de Tomás. El
evangelista ha aumentado el número de sirvientes: primero menciona «tres
sirvientes» y luego «muchos otros» enviados a la viña (v. 2.4). El evangelista
enfatiza el maltrato sufrido por los sirvientes: el primero fue golpeado y ex-
pulsado con las manos vacías; el segundo fue apedreado herido en la cabeza
e insultado, el tercero fue asesinado, y de los «muchos», «algunos fueron gol-
peados y otros fueron asesinados». A continuación, el hijo, un tema que está
ausente en el Evangelio de Tomás, un hecho notable que constituye el detalle
de que el evangelista ha caracterizado al hijo como «amado» uion âgapêtón
en el que «estoy contento» es una caracterización, que está vinculado a la
24
N. brox, Zeuge und Märtyrer (cf. nt. 23 ), 50-52.
25
R.PESch, Das Markusevangelium (cf. nt. 17), 218.
26
R.PESch, Das Markusevangelium (cf. nt.17), 50.
MUERTE DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS 469
27
G. ThEISSEn, A Theory (cf. nt. 4), 145.
28
E. SchWEITzEr, «Zur Frage» (cf. nt. 13), 3.
29
A. WEIhS, Die Deutung (cf. nt. 5), 495.
30
L. goPPElT, Theologie des Neuen Testaments, Göttingen 1976, 222.
31
E. SchWEITzEr, «Zur Frage» (cf. nt. 13), 3.
32
l. goPPElT, Theologie (cf. nt. 30), 222.
470 CÉSAR CARBULLANCA N.
104, 2, y Qumrán: 1QHa col X, 10-12; 32-33; 1QHa col. XIII: 20-39; 1QHa
col. XX: 23-24; 1QH col. XXIII, 14-15 and Hoyadot 4Q491, c8-9.
Como sea el caso, George Nickelsburg ha demostrando la existencia de un
género que emerge en diversos relatos del judaísmo, referido a la persecución y
reivindicación del justo en el periodo del judaísmo tardío. En el capítulo octavo
de su libro, analiza el género y función de la narración de la pasión marcana,
sosteniendo: «Sb 2, 4-5 constituyen un «genérico tipo de literatura» que fue un
convencional médium para narrar historia sobre individuos que fueron consti-
tuidos en algún sentido como justos perseguidos»33. La hipótesis de Nickelsburg
sostiene que el relato de la pasión del Jesús pre-marcano «ha empleado el géne-
ro de la historia del justo»34 en este punto Dominic Crossan35 propone hacer una
diferenciación entre la inocencia rescatada y el martirio reivindicado. Para el
primero, el justo aparece rescatado antes de su muerte, como en relatos como el
de Ajicar, Gn 37-50; Sl 105,16-22; Tb 1,18-22; Dn 3, 6. El segundo, es una «co-
rrección» deliberada de la visión algo optimista de la inocencia rescatada, que
plantea que el justo es reivindicado después de su muerte y que se encuentra en
círculos de la apocalíptica judía. Por tanto, ya con esto debemos adelantar que la
tradición del justo paciente no es unitaria sino que se debe hacer notar los distin-
tos acentos que ella tiene en la LXX, en los textos apocalípticos y en Qumrán.
33
G. nIckElSburg, Resurrection, Inmortality, and Eternal Life in Intertestamental Judaism
and Early Christianity, Expanded Edition, New York 2006, 259; B.L. mack, «The Christ and
Jewish Wisdom», in J. charlESWorTh, ed., The Messiah. Developments in Earliest Judaism and
Christianity, Minneapolis 2010, 219; W. PoPkES, Christus Traditus. Eine Untersuchung zum
begriff der Dahingabe im Neuen Testament, Zurich 1967, 233.
34
G., nIckElSburg, Resurrection, Inmortality (cf. nt. 33), 278.
35
J.D. croSSan, El Jesús histórico. La vida de un campesino judío del mediterráneo, Buenos
Aires 1994, 400-407.
36
Cf. C. carbullanca N., «Soteriología y pasión del justo», Gregorianum 95/4 (2014) 801-825.
37
Cf. G. SchEIDEr, «dikaíos», in H. balz – g. SchnEIDEr, ed., Diccionario exegético del
Nuevo Testamento, I, Salamanca 2012, 984.
38
L. ruPPErT, «Der Leidende Gerechte», in J.W. hEnTEn, ed., Die Entstehung der Jüdischen
Martyrologie, Leiden – Köln 1989, 86.
MUERTE DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS 471
39
Cf. P.B. munoa, Four Powers in Heaven. The Interpretation of Daniel 7 in the Testament
of Abraham, Sheffield 1998, 47-53; P.B. munoa, «Jesus, the Merkavah, and Martyrdom in Ear-
ly Christian Tradition», Journal of Biblical Literature 1/12 (2002) 303-325.
472 CÉSAR CARBULLANCA N.
40
Cf. J. gnIlka, El evangelio de Marcos, II, Salamanca 2001, 327-328; R. PESch, Das Mar-
kusevangelium (cf. nt. 17), 1-27; R. PESch, L´evangelo della comunità primitiva, Brescia 1984,
72-76.
41
R PESch, Das Markusevangelium (cf. nt. 17), 79.
42
R. PESch, Das Markusevangelium (cf. nt. 17), 539.
MUERTE DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS 473
43
W.foESTEr, «diabolos», en G. kITTEl – g. frIEDrIch, ed., Theological Dictionary of the
New Testament, II, Grand Rapids 1964, 79.
44
W. foESTEr, «êxousia», en g. kITTEl – g. frIEDrIch, ed., Theological Dictionary of the
New Testament, II, Grand Rapids 1964, 562.
45
W. foESTEr, «êxousia» (cf. nt. 44), 566.
46
Cf. W. PoPkES, Christus Traditus (cf. nt. 33), 238.
474 CÉSAR CARBULLANCA N.
47
Cf. W. PoPkES, Christus Traditus (cf. nt. 33), 235.
48
W. PoPkES, «paradídōmi», en H. balz – g. SchnEIDEr, ed., Diccionario exegético del
Nuevo Testamento, II, Salamanca 20012, 721-730.
49
Cf. W. PoPkES, Christus Traditus (cf. nt. 33), 241.
50
Cf. N. PErrIn, «The Use of (para)dídōmi in connection with the passion of Jesu in the New
Testament », en E. lohSE, ed., Der Ruf Jesu und die Antwort der Gemeinde, Fs. J. Jeremias,
Göttingen 1970, 209.
51
A. WEIhS, Die Deutung (cf. nt. 6), 131-132.
52
J. gnIlka, El Evangelio segun san Marcos, I, Salamanca 1999, 286-287.
53
c. carbullanca, «Los signos de los tiempos. apuntes para una comprensión de la historia
en el evangelio de Marcos», Teología y Vida 49/4 (2008) 649-672.
MUERTE DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS 475
ha sido fijado y expresado en las Escrituras. Este uso del (deî) ya se encuentra
en la apocalíptica judía y es usada por el evangelista para referirse a la pasión
del Hijo del hombre. El uso paulino (1Co 1,23) y de Marcos para referirse a
la muerte del Hijo del hombre en conexión con el deî muestra el paso y apli-
cación del esquema de la escatología judía a la muerte del Hijo del hombre y
con esto el nacimiento de la cristología. Ciertamente, como lo señala Popkes
«en ellos (deî) interpreta lo que está escrito, y sirve para consolar al justo que
sufre»54 (Asc.Is 1, 11; 2, 33; Mc 8,31; 9,11; 13,7.10.14). La concentración de
los rasgos sufrientes en Mc 8,31; polla pathein Mc 9,12 polla páthêi| remite a
la tradición del justo paciente presente en los salmos (Sl 34, 10; 40,13; 71,20;
88,4) sin embargo es radicalizada en el esquema apocalíptico del martirio rei-
vindicado al añadir en Mc 8,31c «ser muerto, y resucitar después de tres días»
y en relación a Juan Bautista Mc 9,13 «hicieron todo lo que quisieron» que
alude a su muerte relatada en 6,17-29. Éste consuelo prometido al justo se
basa en la prognosis divina según la cual con posterioridad a sus sufrimientos
y martirio sigue un estado de exaltación en los cielos. El uso de deî expresa
que la participación escatológica de los sufrimientos en el misterioso designio
savífico de Dios. Esta relación mediática entre prognosis y pasión pretende
legitimar y exhortar al creyente a que comprenda la necesidad del sufrir y
morir por Dios como un momento positivo de su camino a la exaltación55. De
la misma manera que Juan el Bautista, el Hijo del hombre cumple su tiempo
asumiendo su camino a la cruz según la Escritura. Por tanto, el deî, coloca
la necesidad del martirio de la cruz como medio para la resurrección de los
muertos. A juicio de Weihs existe una radicalización del esquema de la pasión
del justo en 8,31 pues al relato premarcano pertenece el «padecer mucho»,
«ser asesinado», y «resucitar al tercer día». El redactor ha añadido «ser recha-
zado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas», pero además la insisten-
cia en el destino de muerte, muestra una impronta apocalíptica.
c) Las palabras de Jesús Mc 9, 10-11. La expresión de 9,11 deî y gégraptai
son paralelas y reflejan el mismo sentido. Tanto 8,31 como 9, 11-13 polla pá-
thêi| kaì êxouthenoothêi adquieren un carácter de una mistagogia está tomado
de Is 52, 13. A juicio de diversos autores «el Hijo del hombre debe sufrir
mucho», «ser asesinado» y «resucitar», polla pathein […]âpoktanthênai […]
ânastênai (12,5-8; 14,1)…las expresiones son significativas para el destino de
la pasión del justo. Para W. Popkes el dicho de 9,31 es probable que fuese el
punto de partida y luego se pasó a una explicación soteriológica (Rom 4,25)56,
a juicio de este autor: «se hallaba una tradición que hablaba apocalípticamente
54
W. PoPkES, «deî», en H. balz – g. SchnEIDEr, ed., Diccionario exegético (cf. nt. 48), 841;
R. PESch, Das Markusevangelium (cf. nt. 17), 49; g. ThEISSEn, A Theory (cf. nt. 4), 144.
55
Cf. AscIs 1,11; 2,33; Mc 9,11-13.
56
W. PoPkES, Christus Traditus (cf. nt. 33), 269.
476 CÉSAR CARBULLANCA N.
57
W. PoPkES, «paradídōmi» (cf. nt. 48), 726.
58
R.T. francE, The Gospel of Mark, A Commentary on the Greek Text, Michigan 2002, 413.
MUERTE DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS 477
del Hijo del hombre62. Nos parece que el evangelista ha registrado este motivo
apocalíptico, subrayando la traición, el abandono y el sueño de los discípulos
en Getsemani de acuerdo a los salmos 41,10, 42,11; 43,5.
En resumen. La perspectiva de Marcos, expresa una radicalización del imagi-
nario apocalíptico del justo como muerte martirial de Juan Bautista y del Hijo del
hombre. Esto se logra primero, mediante la concurrencia masiva de textos relati-
vos a los sufrimientos del justo paciente y segundo mediante el empleo reiterado
del paradídōmi lo cual expresa la autoridad del Hijo del hombre en la primera
parte, es dada por Dios a los pecadores. La expresión expresa que ambas muertes
están dentro y son parte de un plan salvífico de Dios. Además, muestra que la
expresión paradídōmi fue entendida en una perspectiva escatológica en vista del
arribo del eschaton. Una cuestión no suficientemente apreciada de este término
radica en que el destino trágico del mártir responde a una voluntad soteriológica
de Dios y por tanto cabe hablar de una finalidad escatológica de este término.
62
Cf. P volz, Jüdische Eschatologie (cf. nt. 61), 73. 179.
MUERTE DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS 479
aspirar a una resurrección de los muertos. El hecho que Jesús no vence, sino que
es derrotado, muestra que el evangelista ha radicalizado la fórmula de la pasión
del justo existente en los salmos. En la derrota y abandono del Hijo del hombre
hay algo nuevo: el sufrimiento y muerte por la justicia del Hijo de Dios expresa
un cambio escatológico, pues ya no es el Templo ni sus mediaciones -en cuanto
el ámbito y sistema de segregación entre lo sagrado y lo profano- donde acontece
la revelación del Dios del Reino; ni las instituciones romanas, judías o cristianas
donde Dios habita ni en sus sacramentos ni en sus instituciones del pasado; esta
inversión muestra que el mismo sufrimiento y muerte por Dios es comprendido
como una función escatológica para el arribo del eschaton, cuestión ya previsto en
algunas tradiciones apocalípticas y radicalizada por el evangelista. En este cuadro
presentado por el evangelista, el sufrimiento cambia de estatuto epistemológico:
ya no es castigo de Dios, ni una pedagogía divina, sino que posee una función
escatológica para realizar el plan de Dios en la historia. Esta teodicea apoca-
líptica diseña, mediante el esquema de humillación-exaltación es una respuesta
post-mortem al problema del sufrimiento, perspectiva ausente tanto en la tradición
deuteronomista como en la tradición de la pasión del Justo presente en el salterio.
Por tanto, la condición formal de la salvación escatológica es la misma participa-
ción en el sufrimiento, la persecución y muerte por el reino.
63
Cf. G. ThEISSEn, A Theory (cf. nt. 4), 29-33.
64
G. ThEISSEn, The Gospel in Context: Social and Political History in the Synoptic Tradition,
Minneapolis 1991, 197.
480 CÉSAR CARBULLANCA N.
65
W. PoPkES, «peirázoo», en h. balz – G. SchnEIDEr, ed., Diccionario exegético (cf. nt. 48),
862-871.
66
G. ThEISSEn, The Gospel in Context (cf. nt. 64), 145; R. PESch, Das Markusevangelium
(cf. nt 17), 61. 80.
67
K. bErgEr, Theologiegeschichte des Urchristentums, Tübingen – Basel 19952, 295.
68
M. karrEr, Jesucristo en el Nuevo Testamento, Salamanca 2002, 123.
MUERTE DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS 481
69
G. STrEckEr, Theology of the New Testament, Westminster 2000, 36; B.L. mack, «The
Christ», (cf. nt. 33), 219; P. vIElhauEr «Erwagungen zu Christologie des Markusevangelium»,
in P. vIElhauEr, Aufsätze zum Neuen Testament, München 1965, 200; J. hEnTEn, «Jewish Mar-
tyrdom», (cf. nt. 9) ,46; J. Dunn, Jesus Remembered, Grand Rapids 2003, 912.
70
R. PESch, Das Markusevangelium (cf. nt. 17), 100; J. Dunn, Jesus remembered (cf. nt.
69), 918.
71
H. Schürmann, ¿Cómo entendió y vivió Jesús su muerte?. Reflexiones exegéticas y
panorámicas, Salamanca 1982, 49.
72
K. bErgEr, Theologiegeschichte (cf. nt. 67), 295.
73
P. vIElhauEr, «Erwagungen» (cf. nt. 69), 200.
482 CÉSAR CARBULLANCA N.
claro que Mc 8, 31; 14,25 ha contado de la muerte del Hijo del hombre como
una condición de la venida del reino no en el sentido del perdón de los peca-
dos. Como Schürmann señala la idea de la muerte expiatoria y vicaria, en el
sentido de una teología del sacrificio « está más cerca del judaísmo que del
helenismo»74. Los textos de Mc 10,45 y 14,24 no hablan de muerte ejemplar,
sino de muerte expiatoria. El significado expiatorio se basa no solo en el uso
de la fórmula uper pollôn sino, como señala Lindars el uso de paradídōmi
que estaría en referencia a Is 53 mostraría el sentido de la entrega por los mu-
chos(Is 53,11-12)75. Lo mismo sucede en la relación de Marcos 8,31 âpedokí-
masthênai y de Mc 12,10 âpedokímasan, donde «demuestra que la alusión de
las escrituras ha influido en la predicción de la pasión»76. En relación con la
cita del Salmo 117, 12 (1Ped 1,7) que mantienen una relación con la teología
del sufrimiento presente en el círculo de algunos grupos judíos como Jub 34,
18-19, en Job 9,24; 16,11; 4Q372, fr.10 que se refieren a la entrega del justo
por Dios a los impíos. En este sentido, el último texto mencionado 4Q372 fr.
10 muestran dos elementos concluyentes: el uso de la pasiva divina, y el uso
de varios textos pertenecen a esta tradición expiatoria del justo (Ex 12,46; Nm
9,12; Sl 34,20; 42,10) y no solo en relación en Is 53. La aplicación de Ex 12,
46 al carácter de José es relevante porque como dice J. Jeremias, el texto del
Ex 12 fue comprendido en términos expiatorios77. A nuestra opinión, el uso
de paradídōmi en Mc 1,14; 9,31; 10,33 y 14,41 que continúa la tradición del
justo entregado por Dios y el uso de Mc 10,45 (anti pollôn) Mc 14,24 (ûper
pollôn) expresan la posibilidad del significado expiatorio de la muerte del Hijo
del hombre similar al encontrado en 1Cor 11,23-24 (ûper ûmoon)78.
Pero, hay que decir que la discusión sobre el sentido de Mc 10, 45 y 14,
24 debe ser contextualizada en el más amplio contexto de la espera del fin de
la historia o en términos de Schürmann en una «soteriología escatológica»79.
Como puede demostrarse varias tradiciones judías hablan de una expiación
vinculado al comienzo de la era escatológica80, por consiguiente, parecie-
ra que la cuestión del perdón de los pecados debería enmarcarse dentro del
más abierto horizonte de la escatología judía por ejemplo el que muestra en
Qumran 11QMelq col II, 7. Si el judaísmo enóquico había ya experimentado
una distancia con el judaísmo sacrificial jerosolomitano y el judaísmo esenio
74
H. Schürmann, El destino de Jesús (cf. nt. 2), 160.
75
B. lInDarS, Jesus son of man. A fresh examination of the Son of Man. Sayings in the Gos-
pels, Michigan 1983, 64.
76
B. lInDarS, Jesus son of man (cf. nt. 75), 65.
77
Cfr. J. JErEmIaS, La última cena. Palabras de Jesús, Madrid 1980, 247.
78
J. JErEmIaS, La última cena (cf. nt. 77) 247-254; F. hahn, The Titles of Jesus in Christolo-
gy. Their History in Early Christianity, Cambridge 1963, 60.
79
H. Schürmann, El destino de Jesús (cf. nt. 2), 132.
80
H. Schürmann, ¿Cómo entendió? (cf. nt. 71), 50.
MUERTE DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS 483
se había distinguido incluso de otros movimientos por el hecho que Dios por
su justicia purifica y hace al hombre justo como un bien presente y no sólo
referido al futuro día del juicio (1QH col. XI, 10-11.37; 1QS col III, 4-19) ,
no se puede excluir que creencias semejantes influyeron en el cristianismo
emergente. En este último texto expresa:
él no llegará a ser puro por los actos de expiación, ni será purificado por las aguas
que limpian , ni será hecho santo por el mar 5 o los ríos, ni será purificado por todas
las aguas de ablución . Profano, profano él será todos los días que rechace los de-
cretos de Dios, sin dejarse enseñar por la comunidad de su consejo. Porque es por
el espíritu del verdadero consejo de Dios que son expiados los caminos del hombre,
todas 7 sus iniquidades, para que pueda mirar la luz de la vida. Y es por el espíritu
santo de la comunidad, en su verdad, que él es limpiado de todas sus iniquidades.
Y por el espíritu de rectitud y de humildad, su pecado es expiado. Y por el cumpli-
miento de su alma con todas las leyes de Dios 9, su carne se purifica al ser rociada
con aguas purificadoras y al ser hombre de santo con las aguas del arrepentimiento
(1QS col. III, 4-9;iv, 20-22).
En opinión de Florentino García Martínez y de Jonathan Klawans «durante
mucho tiempo se ha notado que la expiación y la purificación se identificaron
de manera similar»81. Para Florentino García Martínez, la situación de impu-
reza radical «de tal situación solo Dios puede salvar al hombre justificándolo,
justificación que es una purificación»82. La justificación se identifica con una
purificación, la acción del espíritu de verdad presente en medio de la comuni-
dad y permite que el miembro de la secta habite con los ángeles. Por lo tanto,
es una purificación escatológica: «una comunidad tan pura que los propios
ángeles están en medio de ella»83. El tema radica en la creencia de una justi-
ficación escatológica sin mesías, un tema que ya se planteba en los círculos
apocalípticos judíos, entonces, ¿cómo se entendió la novedad de la muerte de
Cristo en el contexto de la escatología judía? O en otras palabras, ¿qué valor
dio el cristianismo naciente a la muerte de ese mártir? ¿Son estas dos posi-
ciones incompatibles? Las diversas tradiciones con las cuales se encontró el
evangelista en un contexto escatológico han llevado a respuestas radicales. Si
la tradición de la pasión de los justos hablaba de una entrega en un contexto
que integraba las cuestiones de la expiación y la justicia escatológica, enton-
ces la cuestión no es si el significado de la muerte de Cristo era escatológico
(apocalíptico) o expiatorio, preguntas que ya se habían asumido en Qumrán,
81
J. klaWanS, Impurity and Sin in Ancient Judaism, Oxford 2000, 86; F. garcIa marTInEz –
J. TrEbollE barrEra, Los hombres de Qumran. Literatura, estructura e concepcoes, Petropolis
1996, 194.
82
F. garcía marTínEz– J. TrEbollE barrEra, Los hombres de Qumrán (cf. nt. 81), 195.
83
A. EvErETT SEkkI, The Meaning of Ruah at Qumran, SBL Dissertation, Atlanta 1989, 92-
93. Nota a pie de página 65.
484 CÉSAR CARBULLANCA N.
III. concluSIon
Como lo hemos manifestado desde un comienzo, el evangelista ha contado
con varias tradiciones martiriales las cuales reflejan diversas perspectivas y
distintos contextos. No obstante el evangelista las ha concentrado en rela-
ción a la muerte del Hijo del hombre. Entre estas tradiciones, el evangelista
ha asumido como eje la tradición del justo que sufre ya presente en el relato
pre-marcano de la pasión radicalizando en su escrito dicha perspectiva. Dicha
radicalización se logra gracias al uso reiterado de las profecías de la pasión
del Hijo del hombre, las cuales conservan no sólo los sufrimientos del Hijo del
hombre sino también su muerte y resurrección, así como también por medio
de la agrupación masiva de los salmos del justo que sufre y de motivos apo-
calípticos. Este cuadro diseñado por el evangelista muestra radical compren-
sión antropológica y teológica del sufrimiento. Este es considerado ya no de
manera externa y accidental, como castigo, pedagogía o prueba de Dios para
el justo sino como aspecto esencial de la historia humana que debe ser trans-
figurado, pero además como radical solidaridad del amor y entrega de Dios
mismo a la humanidad. Ciertamente la Iglesia no siempre logró mantener el
carácter escatológico de la muerte del Hijo del Hombre, como llamada a la
transformación de la historia de sufrimiento de la humanidad. J. B. Metz tiene
razón al afirmar
“en el cristianismo, la pregunta por la justicia siempre inquietante para la fe de
Israel, fue transformada y reformulada demasiado apresuradamente en la pregunta
por la redención de los culpables. El problema del sufrimiento se vio envuelto en
un círculo soteriológico; la cristología atenuó el problema de la teodicea replan-
teándolo como soteriología»84.
84
J.B. mETz, Memoria passionis, Santander 2007, 65
MUERTE DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS 485
RESUMEN
ABSTRACT
The article exposes the diverse traditions related to martyrdom present in the Gos-
pel of Mark, giving its main characteristics, and the way the evangelist has used them.
We believe that the evangelist has compiled and elaborated diverse martyrial traditions,
which coexist in tension in the text of the gospel. The evangelist concentrates his story
on the death of Christ by developing these traditions of martyrdom by radicalizing the
apocalyptic tradition of the passion of the righteous. The story of the passion of the Son
of Man assumes various themes and apocalyptic schemes, the death of the righteous
radicalized by the eschatological context that produces this event of death Son of man.