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Sarah Washbrook *
I NDÍGENAS , EXPORTACIÓN Y ENGANCHE
EN EL NORTE DE C HIAPAS , 1876–1911
Resumen
En los departamentos de Pichucalco, Chilón y Palenque, en el norte de Chiapas,
la producción de artículos de exportación aumentó rápidamente durante el período de
1876 a 1911. Después de 1876, los impuestos, el trabajo y la legislación agraria diseña-
da para proporcionar trabajadores al sector exportador transformaron el sistema labo-
ral del Chiapas postcolonial. En el norte de Chiapas el resultado no fue mano de obra
libre asalariada, sino una forma de servidumbre más severa y calculadora, el surgimien-
to del caciquismo empresarial en las comunidades indígenas y el reclutamiento de
trabajadores para plantaciones y campamentos madereros a través del enganche. La
reorientación de las prácticas coloniales de coerción extra económica le proporcionó a
la agricultura de exportación mano de obra barata mientras que al mismo tiempo pre-
servó la base de las relaciones étnicas y de clase en la región.
Abstract
In the departments of Pichucalco, Chilón, and Palenque in Northern Chiapas,
the production of export commodities increased rapidly during the period 1876–1911.
After 1876 tax, labour, and agrarian legislation designed to supply workers to the ex-
port sector transformed Chiapas’s post-colonial labour system. In Northern Chiapas
the result was not free wage labour but a more harsh and calculating form of servitude,
the rise of entrepreneurial caciquismo in Indian villages, and the recruitment of work-
ers to plantations and logging camps via enganche. The redeployment of colonial prac-
tices of extra-economic coercion provided export agriculture with cheap labor while
preserving the basis of class and ethnic relations in the region.
1
Los productos principales eran cacao en Pichucalco, café, hule y madera dura en
Palenque y café y madera dura en Chilón. Los departamentos también producían canti-
dades importantes de maíz, caña de azúcar y ganado. Véase Anuario estadístico del estado
de Chiapas, año 1909 (Tuxtla Gutiérrez: Tipografía del Gobierno, 1911).
2
Jan Rus, “Coffee and the Recolonization of Highland Chiapas, Mexico, 1892–
1912”, en William Clarence-Smith y Steven Topik, editores, The Global Coffee Economy
in Africa, Asia, and Latin America, 1500–1989 (Cambridge, United Kingdom: Cambridge
University Press, 2003), págs. 257–285.
3
Thomas Benjamin, A Rich Land, A Poor People (Albuquerque: University of
New Mexico Press, 1989), pág. 37.
MAPA 2
Departamentos administrativos de Chiapas a fines del siglo XIX
y principios del XX
Fuente: Thomas Benjamin, “¡Primero viva Chiapas! La Revolución Mexicana y las rebelio-
nes locales”, en Juan Pedro Viqueira y Mario Humberto Ruz, editores, Chiapas: los rumbos
de otra historia (México: IIF-UNAM, CIESAS, CEMCA y Universidad de Guadalajara,
1998), pág. 177.
4
Para más detalles, véase Rus, “Coffee and the Recolonization of Highland
Chiapas”, págs. 257–285.
5
Gloria Pedrero, “Las haciendas chiapanecas del departamento de Las Casas en el
siglo XIX” (Tesis de maestría en economía, UNAM, 1998), págs. 66–67.
6
Citado en Antonio García de León, Resistencia y utopía: memorial de agravios y
crónica de revueltas y profecías acaecidas en la provincia de Chiapas durante los últimos qui-
nientos años de su historia, 2 tomos (México: Ediciones Era, 1977), pág. 155.
7
Robert Wasserstrom, “White Fathers and Red Souls: Indian-Ladino Relations
in Highland Chiapas, 1528–1973” (Tesis de doctorado, Harvard University, Cambridge,
1977), pág. 155.
8
En el avanzado año de 1880, el jefe político de Las Casas todavía les ordenó a los
presidentes municipales de Chamula y San Andrés que enviaran indígenas a trabajar para
propietarios en San Cristóbal como peones y mozos: “Comunicaciones del Jefe Político
del Departamento” (1880) Archivo General de Poder Judicial (AGPJ), Tuxtla Gutiérrez,
Las Casas Ramo Civil.
9
Robert Wasserstrom, Class and Society in Central Chiapas (Berkeley: University
of California Press, 1983), pág. 102; y Martha Poblett, Narraciones chiapanecas: viajeros
extranjeros en los siglos XVI–XIX (Tuxtla Gutiérrez: Consejo Estatal para la Cultura y las
Artes de Chiapas, 1999), págs. 142–143.
10
García de León, Resistencia y utopía, I, pág. 104.
11
William B. Taylor, Drinking, Homicide, and Rebellion in Colonial Mexican Villages
(Stanford, California: Stanford University Press, 1995), pág. 134; y Moisés T. de la Peña,
Chiapas económico, 4 tomos (1951), I, pág. 256.
12
Manuel B. Trens, Historia de Chiapas desde los tiempos más remotos hasta la caída
del Segundo Imperio, 4 tomos (Tuxtla Gutiérrez: Consejo Estatal para la Cultura y Artes
de Chiapas, 1999), II, pág. 403.
13
García de León, Resistencia y utopía, I, pág. 155.
14
Archivo Porfirio Díaz (APD) de La Universidad Iberoamericana, Ciudad de
México, leg. XXI, exp. 13944, 15 de agosto de 1896.
15
Rus, “Coffee and the Recolonization of Highland Chiapas”, págs. 257–285.
16
Memoria del Estado de Chiapas (San Cristóbal de Las Casas: Imprenta del Go-
bierno de Chiapas, 1883).
17
APD, leg. XV, exp. 8836, 9 de julio de 1891; y de la Peña, Chiapas económico, I,
pág. 392.
18
AGPJ, Ramo Civil, documentos 1880–1910.
19
Pedrero, “Las haciendas chiapanecas del departamento de Las Casas”, pág. 68; y
“Libro de borradores, juzgado constitucional de Cimitán” (1888), Archivo Histórico de
Comitán, La Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez.
20
“Libro de contabilidad relativa a la entrada y salida de dinero en la quiebra de la
casa fallida Viuda de Ramos e hijos” (1886) AGPJ, Las Casas Ramo Civil, exp. 3742.
21
“Juicio intestamentario de Sra. Doña María del Carmen Armendáriz de Robles”
(1898), AGPJ, Las Casas Ramo Civil, exp. 448.
22
“Reglamento para el cobro del impuesto de capitación” (1892) e “Impuesto de
Instrucción Pública” (1892), INAH, Museo de Antropología, Ciudad de México, Serie
Chiapas, rollo 84.
23
APD, leg. XXVIII, exp. 15736, 15 de octubre de 1903.
24
Benjamin, A Rich Land, A Poor People, pág. 43.
[L]os jefes políticos por todo cobran arbitrariamente dinero, redoblan cada
día sus abusos y favorecen el tráfico de trabajadores, verdaderos esclavos que
se llevan para la costa, escoltados, recibiendo cantidades de los traficantes que
caigan al desgraciado indio y que éste nunca desquite con su trabajo.28
25
APD, leg. XXXVI, exp. 4825, 16 de marzo de 1911; y Archivo General de la
Nación (AGN), Fondo Madero, exp. C61: 650, noviembre de 1911.
26
AGN, Fondo Madero, exp. C61: 650, sin fecha, vecinos de San Cristóbal de Las
Casas a Francisco Madero.
27
La Voz de Chiapas (2 de abril de 1911), pág. 1; y Más Allá (27 de noviembre de
1910), pág. 3.
28
APD, leg. XXXVI, exp. 4179, 19 de marzo de 1911, Camilo Ramírez de San
Cristóbal de Las Casas a Porfirio Díaz.
29
El aumento de caciques ladinos en los municipios indígenas no fue una conse-
cuencia imprevista de las políticas de Emilio Rabasa. En su libro La evolución de la histo-
ria de México, 3ª edición (México: Editorial Porrua, 1972) criticó la política colonial
PICHUCALCO
Después de 1870, la producción del cultivo tradicional de cacao fue
revitalizada en Pichucalco, donde los agricultores comerciales establecieron
nuevas plantaciones para satisfacer el creciente deseo de México por el choco-
late. La alta demanda de mano de obra combinada con la legislación laboral
de 1880 condujo a la adaptación del sistema de servidumbre. En 1885, el
gobernador anterior, Miguel Utrilla (1879–1883), admitió que un sistema
de esclavitud había llegado a establecerse en el departamento, aunque él les
echaba la culpa a los mozos mismos por su pereza, falta de educación y natu-
raleza grosera y desobediente.30 Bajo el impulso del mercado, el aspecto pa-
ternal de la servidumbre fue sacrificado en pos de las utilidades. El Socialista
nos informa:
[L]os amos acostumbran señalar tareas diarias, cuya conclusión, hasta apare-
cer imposible que un hombre sea capaz de obtenerla. Sucede por lo común, a
pesar de que siempre trabajan bajo el mando de un pintero (capataz) que los
trata con gran severidad, que los sirvientes no concluyen y entonces se consi-
dera en sus cuentas el día perdido, cargándoles doble. Jamás, nunca, ya sea
por enfermedad o por otra causa justa se les dispensa los días de trabajo: el
libro de cuentas está abierto a toda hora y en todas circunstancias... Todo
objeto que piden, se les carga en más precio que el corriente...31
Los días de trabajo adeudados por los arrendatarios (baldíos) por acceso
a un terreno aumentaron a más de cinco a la semana y las deudas de los
mozos llegaron a ser tan elevadas (200–800 pesos) que el pago era imposible
y los trabajadores mismos adquirieron un valor monetario.32 Además de pro-
porcionar trabajo no remunerado, las esposas y los hijos eran utilizados como
medio de retener o recapturar a los trabajadores y como seguro contra la
española por haber aislado artificialmente a los indígenas con el fin de protegerlos del mal
trato a manos de los colonos blancos. Esta segregación, manifestó, había interferido con
el proceso de evolución humana, ya que: “Todo pueblo atrasado padece y se diezma al
contacto del pueblo que le es superior; y sin embargo, no es humano impedirlo, porque
no hay más medio que la vida común... para que el inferior... se fortalezca y sobrevivía”.
Para Rabasa, el “mejoramiento” de los indígenas habría de lograrse a través de la compe-
tencia y adaptación en vez de la educación.
30
El Socialista (30 de octubre de 1885).
31
El Socialista (30 de octubre de 1885).
32
Rus, “Coffee and the Recolonization of Highland Chiapas”, págs. 257–285; y
El Socialista (30 de octubre de 1885).
33
Archivo Histórico de Chiapas (AHCH), Universidad de Ciencias y Artes de
Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Sección de Gobernación, Tomo XIV, Expediente 46, 1910; y
AGN, Sección de Gobernación, exp. 1(a) 913 (11) 2 (52) 30, 7 de noviembre de 1913.
34
El Socialista (23 de octubre de 1885 y 13 de noviembre de 1885).
35
El Socialista (6 de noviembre de 1885).
36
El Socialista (30 de octubre de 1885).
37
“Correspondencia del juzgado primero local de Chamula al juez de primera
instancia de San Cristóbal” (1882), AGPJ, Las Casas Ramo Civil.
38
El Socialista (23 de octubre de 1885); y “Contrato ante Manuel Pineda juez
suplente de primera instancia” (1882), AGPJ, Las Casas Ramo Civil.
CHILÓN
El descubrimiento en 1876 de una ruta fluvial desde la Selva Lacandona
rica en caoba de Chiapas hasta la Costa del Golfo (véanse Mapas 1 y 4) hizo
posible para la lucrativa industria maderera extender sus operaciones desde
Tabasco hacia los departamentos de Palenque y Chilón.41 Las utilidades de-
pendían del suministro constante de trabajadores a los campamentos de tra-
bajo intensivo, llamados monterías, en las profundidades de la selva lluviosa,
donde las operaciones se extendían 24 horas al día durante ocho meses al
año. Al mismo tiempo, los terratenientes locales en Chilón expandieron el
cultivo de los productos tradicionales como azúcar y tabaco y empezaron a
introducir nuevos artículos de exportación. El aumento correspondiente en
la producción, la cual se lograba en gran medida utilizando baldíos que ha-
bían perdido sus parcelas a causa de la privatización de tierras, aumentó la
demanda de indígenas para transportar los productos a través de las monta-
ñas y valles inaccesibles para las carretas o mulas.42 Al igual que en Pichucalco,
los enganchadores surgieron para llenar el vacío entre el mercado y una pobla-
ción laboral atada a propiedades subdesarrolladas a través de la servidumbre
por deuda o concentrada en las posesiones comunales que quedaban en los
municipios indígenas. El proceso del enganche que se desarrolló fue garanti-
zado y coordinado cada vez más por las autoridades del estado y, para 1904,
se decía que los jefes políticos de Chilón y del vecino Palenque estaban en el
39
“La Sra. Manuela Hernández ante el juez de primera instancia” (1884), AGPJ,
Las Casas Ramo Civil.
40
AGN, Sección de Gobernación, exp. 1(a) 913 (11) 2 (52) 30, 7 de noviembre de
1913.
41
Jan De Vos, Oro verde: la conquista de la Selva Lacandona por los madereros
tabasqueños, 1822–1949 (México: Fondo de Cultura Económica, 1988).
42
Rus, “Coffee and the Recolonization of Highland Chiapas”, págs. 257–285.
MAPA 4
Regiones naturales de Chiapas
Fuente: Benjamin, “¡Primero viva Chiapas!”, pág. 179.
43
El Clavel Rojo (2 de octubre de 1904); y La Voz de Chiapas (12 de marzo de
1911).
44
Cuauhtémoc González Pacheco, Capital extranjero en la selva de Chiapas, 1863–
1982 (México: UNAM, 1983), págs. 147–150; y Prudencio Moscoso Pastrana, La tierra
lacandona: sus hombres y sus problemas (San Cristóbal de Las Casas: Corporación de Fo-
mento de Chiapas, 1966), págs. 75–104.
45
Más Allá (27 de noviembre de 1910), pág. 3; y Thomas Benjamin, “El trabajo
en las monterías de Chiapas y Tabasco, 1870–1946”, en Historia Mexicana 28 (1979),
págs. 506–529.
46
Por ejemplo, en 1915 el volumen de ventas de la compañía española Casa Bulnes
fue de aproximadamente 1,008,042 pesos. Ese año las utilidades sumaron 234,455 pesos
y los costos laborales únicamente 213 pesos (0.02% de las ventas); véase González Pacheco,
Capital extranjero en la selva de Chiapas, págs. 89–91.
trae más cuenta servirse de cargadores que pagan con una friolera y les cargan
como acémilas a tener que emplear bestias y arrieros.47
Una dolorosa experiencia tiene demostrado que las más veces, los que titulan
amos o patrones extienden papeles de desacomodo a los que son o no sus
sirvientes, por deudas que no han aceptado y tal vez ni comprendido a cuánto
asciende su monto; y que esos mismos créditos quieren hacerse efectivos por
los interesados, cuando a los que se suponen obligados están inconscientes, de
lo que pasa, de lo que se les reclama, de lo que se les pide, con o sin derecho,
porque, ignorando la lengua castellana, no conociendo nuestras leyes, ni te-
niendo a la mano personas de quien aconsejarse no encuentran los medios de
47
APD, leg. XXI, exp. 9371, 15 de junio de 1896. La carga acostumbrada era de
46 kg (de la Peña, Chiapas económico, I, pág. 161).
48
APD, leg. XVI, exp. 8835, 9 de julio de 1891; APD, leg. XXIII, exp. 17495, 20
de diciembre de 1898; y APD, leg. XXIV, exp. 5802, 2 de mayo de 1899.
49
APD, leg. XXIII, exp. 17495, 20 de diciembre de 1898.
50
“Cuadernos de los mozos de Cno. J. Antonio Muños” (1880) AGPJ, Las Casas
Ramo Civil.
El corazón del juez había sido conmovido por la historia del indígena
Mariano Santís Antun de Oxchuc, quien había sido obligado a pagar por
siete cabezas de ganado supuestamente perdidas de la propiedad de su amo,
Julián Maldonado, por el juez de primera instancia de Chilón. Para pagar la
deuda, Santís Antun tuvo que vender a sus dos hijos al servicio en el vecino
municipio de Tenejapa. Maldonado aceptó el dinero, pero después vendió a
Santís Antun por 310 pesos a un contratista para que trabajara en las monterías.
En un caso similar en 1909, el jornalero Sebastián Santís de Oxchuc se quejó
de que, en vez de pagarle los dos años de salario que le debían, su ama había
sobornado al agente municipal para obligarlo a admitir que era un sirviente
por deuda para así poder venderlo a las monterías. Para presionar a Santís, el
agente había golpeado y arrestado a su esposa. Santís informó:
Si bien muchos, tal como el juez de San Cristóbal de Las Casas en 1886,
consideraban la “ignorancia” y el alcoholismo de los indígenas la causa de
tales abusos, los casos antes mencionados sugieren que la razón radicaba en la
relación entre funcionarios oficiales, terratenientes y nuevos capitalistas.
De hecho, todo el sistema de reclutamiento de mano de obra era dirigi-
do por funcionarios estatales, utilizando una mezcla de incentivos de merca-
do y coerción extra económica como había sido en la época de los reparti-
51
“Borradores de la correspondencia oficial surgida a los jueces menores y ayunta-
mientos” (1886) AGPJ, Las Casas Ramo Civil, exp. 3909, el juez de primera instancia de
Las Casas al alcalde primero de Oxchuc, Chilón.
52
AHCH, Sección de Gobernación, Tomo XI, Expediente 45, 1909.
53
Archivo Histórico Diocesano (AHDSCLC), San Cristóbal de Las Casas, Chiapas,
Ref. Tila, IV.D.1, agosto de 1878.
54
Más Allá (13 de noviembre de 1910), pág. 3.
55
La Voz de Chiapas (7 de febrero de 1911). La imposición de multas arbitrarias,
generalmente por ebriedad o conducta revoltosa, se convirtió en la forma favorita de las
autoridades municipales ladinas de reclutar trabajadores a través del enganche. No sólo
lucraban con el pago de la multa, también producían y vendían licor a los indígenas.
Según Taylor, en el México del siglo XVIII, las multas de los criminales sentenciados a
través de las cortes con frecuencia eran pagadas por empleadores, a quienes se les permitía
reclamar el trabajo del convicto por el equivalente del valor de la multa; véase Taylor,
Drinking, Homicide, and Rebellion, pág. 121.
pañías privadas. Según se dijo, las requisiciones del jefe político alcanzaron
tales proporciones que para 1911 habían causado escasez de maíz en el depar-
tamento, de la cual lucró al vender a precios exagerados maíz producido con
mano de obra forzada en sus propias propiedades.56
Los ladinos que ocupaban cargos en los ayuntamientos de municipios
indígenas combinaron las prerrogativas tradicionales de los funcionarios in-
dígenas y los privilegios de casta de los sacerdotes y maestros de escuela con la
autoridad civil del estado moderno. En 1909, por ejemplo, los residentes de
Cancuc se quejaron de que la cantidad de granos y ganado demandado en
tributo por el maestro y el presidente municipal, Melitón Grajales, había
alcanzado niveles tales que, para pagar las multas e impuestos que cobraba, se
había hecho necesario vender sus posesiones a precios extremadamente ba-
jos.57 En 1911 los impuestos establecidos por el nuevo presidente municipal
y agente municipal de Cancuc, quien también era hermano del jefe político,
incluyeron una licencia para criar cerdos y contribuciones para la instalación
de un teléfono y lámparas de queroseno en Ocosingo. También recaudó los
impuestos de capitación y de educación a una tarifa cuatro veces más alta que
la estipulada para todos los habitantes mayores de 12 años y cobraba diez
pesos para exonerar a cada hombre seleccionado para prestar servicio en la
Guardia Nacional (impuesto que había sido abolido oficialmente en 1892).
Los que no podían pagar eran reclutados en cuadrillas de trabajo para obras
públicas o vendidos a los enganchadores.58
En Bachajón, cuyos habitantes eran buscados por los contratistas ma-
dereros por su destreza con el hacha, las autoridades reclutaron a varios cien-
tos de hombres al año para trabajar en las monterías. Muchos quedaron atra-
pados por las deudas o sucumbieron a las atroces condiciones de trabajo.59
Melitón Grajales era el agente municipal de Bachajón en 1911. Les cobraba a
los habitantes cinco pesos por casarlos, más la provisión de alcohol para todos
los miembros del ayuntamiento. Para asegurar una tarifa mínima de utilida-
des de su monopolio alcoholero, a los que no querían casarse les cobraba diez
pesos.60 También reclutaba indígenas para trabajar en una plantación estado-
unidense de hule en Palenque utilizando a los funcionarios indígenas en el
ayuntamiento:
56
La Voz de Chiapas (7 de mayo de 1911).
57
AHCH, Gobernación, Tomo XI, 1909, exp. 45, 13 de octubre de 1909.
58
APD, leg. LXX, exp. 9945, 26 de abril de 1911; y La Voz de Chiapas (28 de
mayo de 1911).
59
González Pacheco, Capital extranjero en la selva de Chiapas, pág. 76.
60
La Voz de Chiapas (28 de mayo de 1911).
[Los estadounidenses] les pagan a seis pesos semanales, por arreglo con el
agente o secretario municipal, de cuya suma esto toma cuatro pesos... y entrega
a estos dos pesos, por la... labor de constituirse a dos jornadas a pie, cargando
en su espalda sus alimentos para diez días, trabajar por una semana... para
regresar de igual manera... El sistema usado para conseguir peones es el si-
guiente: comisión al presidente municipal, regidores y alcaldes indígenas, pre-
via la amenaza de una multa o prisión, para buscar cierto número de jornale-
ros y se les entrega el jornal... en cada hogar que encuentran abierto arrojan
por la puerta las monedas que constituyen el jornal, que la comisión a su vez
ha mermado, y esto implica ya un compromiso... bajo la pena de ser sorteado
[para la guardia nacional] el dueño de la casa, sus hijos o allegados.61
PALENQUE
Después de 1890, los terrenos baldíos de Palenque fueron reclamados y
titulados por individuos con buenos contactos en el estado y vendidos con
prontitud a inversionistas extranjeros. Para 1897, 13 plantaciones de café
habían sido establecidas en el departamento.63 La German American Coffee
Company (GACC), con base en los Estados Unidos, surgió en 1905 como la
más importante empresa en Palenque.64 Su plantación más grande, El Triun-
61
La Voz de Chiapas (14 de mayo de 1911).
62
La Voz de Chiapas (5 de febrero de 1911).
63
AHCH, Fondo Documental Fernando Castañón Gamboa (FDFCG), “Secreta-
ría de Hacienda, número de cafetales en el departamento de Palenque” (1897), exp. 887;
y AHCH, FDFCG, “Lista de fincas rústicas en el departamento de Palenque” (1897),
exp. 894.
64
AHCH, FDFCG, “Actas de compra y venta de terrenos del depto. de Palenque”
(1902), exp. 932; y AHCH, FDFCG, “Cía. de Plantaciones, El Triunfo y El Porvenir”
(1905), exp. 959. Para 1909, la GACC era propietaria o copropietaria de las plantaciones
de El Triunfo, El Porvenir, Las Nubes, Paso Naranjo, La Cruzada, Iowa y Joluptá: Anua-
rio estadístico del estado de Chiapas, año 1909, 1911, págs. 218–219.
fo, abarcaba 43,000 acres y empleaba hasta 3,000 trabajadores.65 Las compa-
ñías estadounidenses también invertían importantes cantidades de dinero en
el cultivo del hule. Para 1910 había aproximadamente 18 plantaciones de
hule en Palenque, aunque la producción seguía siendo baja.66 Según el
antropólogo estadounidense Frederick Starr, quien visitó el departamento en
1901, la fuerza laboral en El Triunfo estaba evidentemente dividida entre
indígenas ch’oles locales, reducidos a la servidumbre después de la privatización
de sus tierras, y tzeltales de Chilón.67 Las compañías huleras y cafetaleras
también trajeron trabajadores de Los Altos centrales y los estadounidenses
empleaban trabajadores de Veracruz, Oaxaca e incluso de Jamaica.68
Los maestros y ladinos de las administraciones municipales llegaron a
ser un elemento importante en la estrategia del gobierno federal de asegurar
un suministro de mano de obra para la agricultura en Palenque. Los sacerdo-
tes de los municipios indígenas de Palenque se quejaban cada vez más des-
pués de 1870 de que los maestros estaban socavando su autoridad con el
objeto de suministrar indígenas a las nuevas haciendas.69 En 1892, el presi-
dente sugirió que los cafetaleros con concesiones en Palenque debían acercar-
se a las autoridades y a los maestros del estado con el fin de obtener “bra-
zos”,70 y Rabasa les dio a los empresarios cartas de presentación para garanti-
zar que serían bien tratados por el jefe político “con respecto a las instruccio-
65
Benjamin, A Rich Land, A Poor People, pág. 83.
66
National Archives and Records Administration (NARA), Commercial Report
“Rubber in Chiapas, Mexico”, Tapachula-State Department, 25 de junio de 1910, 16076/
15, rollo 943; y NARA Foreign Service Post Files, Tapachula, Vol. 7, U. S. Consul Fron-
tera-U. S. Consul Tapachula, 12 de febrero de 1911.
67
Frederick Starr, In Indian Mexico: A Narrative of Travel and Labor (Chicago:
Forbes & Company, 1908), pág. 384.
68
En 1909 indígenas de Chamula fueron contratados en San Cristóbal para traba-
jar en El Triunfo. Se les dio un anticipo de 15 a 20 pesos a cada uno y pagaban diez pesos
al mes: Archivo Municipal de San Cristóbal de Las Casas (AMSCLC), Jefatura Política de
Las Casas, “Contratos”, sin número, 1909. Respecto a los empleados de Veracruz, Oaxaca
y Jamaica, véase NARA, Commercial Report; AHCH, FDFCG, “Actas de compra y ven-
ta de terrenos”; y AHCH, FDFCG, “Levantamiento de jamaiquinos en Agua Clara”
(1904), exp. 911.
69
AHDSCLC, Ref. Palenque, IV.D.1, noviembre de 1874; y AHDSCLC, Ref.
Palenque, IV.D.1, noviembre de 1880.
70
APD, leg. XVII, exp. 17728, 20 de noviembre de 1892.
nes dadas a los maestros de escuela”.71 Sin embargo, en 1893 los hacendados
alemanes de Tumbalá se quejaron de que el maestro, quien también era el
agente municipal y el primo del jefe político, estaba obteniendo utilidades
excesivas del reclutamiento de mano de obra a expensas suyas. Cobraba 1.06
pesos por trabajador al día, de lo cual él le pagaba 6 centavos al recluta y se
quedaba con 25 centavos para él. Cuando los alemanes trataron de reclutar a
los indígenas directamente, ofreciéndoles un peso al día a cada uno, el maes-
tro, quien se estimaba estaba ganando hasta 250 o 300 pesos al mes, amenazó
con multarlos.72 Para resolver estos problemas y para asegurar que los alema-
nes obtuvieran un mejor arreglo, Rabasa contrató a Ausencio Ruiz, un miem-
bro de la élite de Los Altos de San Cristóbal.73 Poco después, un sistema de
reclutamiento de mano de obra de beneficio para ambas partes había sido
establecido en el que los funcionarios públicos ladinos ofrecían a los inver-
sionistas su experiencia en la explotación y control de la mano de obra indí-
gena a cambio de un papel revitalizado en la nueva economía.74
Los municipios indígenas de Tumbalá, Petalcingo, Palenque y Tila fue-
ron transformados rápidamente por la economía de plantación. Para 1903 la
población casi completa de Tumbalá, más de 3,000 habitantes, había sido
absorbida por las fincas de café.75 Starr observó:
Nos encontramos con que el pueblo era un lugar desdichado, con un agente
inútil y nervioso. Éste fue alguna vez el más grande de los pueblos ch’oles
71
APD, leg. XVII, exp. 19860, 20 de diciembre de 1892.
72
Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México, 8 tomos. Vol. 4: El porfiriato:
la vida social, por M. González Navarro (México: Editorial Hermes, 1957), págs. 231–232.
73
En 1894, Ausencio Ruiz le informó al presidente Díaz que, de acuerdo a las
garantías dadas por Rabasa, los alemanes de Palenque no serían molestados por los maes-
tros de indígenas y los agentes municipales continuarían durante la administración de
Fausto Moguel: APD, leg. XIX, exp. 8554, 3 de junio de 1894. Antes de servir como
secretario general del despacho en la administración de Rabasa y Moguel, Ruiz había sido
presidente del Comité Porfirista en el colegio electoral de San Cristóbal: APD, leg. LI,
exp. 5250, 11 de julio de 1892. Según Francisco León (gobernador 1895–1899), la mano
“siniestra” de Ausencio Ruiz (en ese entonces presidente del Tribunal de Justicia) estaba
detrás de un complot para desestabilizar su gobierno en 1896, después de que había creado
un distrito administrativo separado para Chamula: APD, leg. XXI, exp. 13986, 30 de julio
de 1896. En los departamentos de Simojovel y Chilón, los maestros desempeñaron un
papel clave en la conspiración: APD, leg. XXI, exp. 13944, 15 de agosto de 1896.
74
García de León, Resistencia y utopía, I, pág. 184.
75
AHDSCLC, Ref. Palenque, I.C.5, 1903 #2.723 Ing. Antonio Portillo, 1903.
76
Starr, In Indian Mexico, pág. 384.
77
Por ejemplo, en noviembre de 1904, a instancias del jefe político, el presidente
municipal de Petalcingo envió 85 hombres a la hacienda cafetalera El Triunfo: AHCH,
FDFCG, “Correspondencia entre presidencia municipal de Petalcingo y Jefatura de Pa-
lenque” (noviembre de 1904), exp. 932. El año siguiente, el agente municipal de la finca
Filadelfia llegó a un acuerdo con Guillermo Fahrholtz, administrador de El Triunfo, para
enviarle 20 hombres del municipio de La Libertad que habían sido requeridos para reali-
zar reparaciones en los caminos: AHCH, FDFCG, “Correspondencia a Jefatura de Pa-
lenque” (1905), exp. 959.
78
AHCH, FDFCG, “Jefatura de Palenque” (1904), exp. 950; AHCH, Sección de
Gobernación, Tomo I, 1909, exp. 2, 1909; y The Chiapas Rubber Plantation Company,
Shareholders Report, 1910.
79
José Alejos García y Elsa Ortega Peña, El Archivo Municipal de Tumbalá, Chiapas,
1920–1946 (México: UNAM, 1990).
80
José Alejos García, Mosojäntel: etnografía del discurso agrarista entre los ch’oles de
Chiapas (México: UNAM, 1994).
[Los tres mozos] temerosos de ser allá castigados y encarcelados como es fama
viniéronse aquí en donde les previne fueron al Triunfo sin ningún temor pues
que llevarían mi recomendación oficial haciéndolos igual promesa el apodera-
do Lic. Corzo [de El Triunfo]. Llegados los sirvientes al Triunfo fueron liqui-
dados a satisfacción del Sr. Guillermo Fahrholtz pero no les deja salir de a
finca a pesar de que tales sirvientes no quieren continuar allí y de que Sr.
Kanter ofreció pagar a la compañía el adeudo de éstos ascendiente a dos cien-
tos y pico de pesos entre los tres. Teniendo denuncia de que los sirvientes
están presos en cárcel particular del Triunfo y que la conducta de Fahrholtz ha
sido siempre igual o peor para no dejar salir a los trabajadores quise consignar
el caso a la autoridad judicial pero encontrándose fuera de esta cabecera el
personal del Juzgado de Primera Instancia juzgué más a propósito serciorarme
personalmente hasta donde era la detención arbitrariamente impuesta a los
sirvientes así como otros maltratos que se dicen victimas mas estando telegra-
fista, teléfono y alcalde bajo los ordenes de Fahrholtz creí mas conveniente
citar a los sirvientes para diligencias administrativas en esta jefatura lo que dio
81
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Archivo Histórico de
Chiapas, “Informe del C. Gobernador del Estado a la XXIII Legislatura”, 16 de septiem-
bre de 1904, rollo 11.
82
AHCH, FDFCG, “El Sr. Procurador de Justicia del Estado en nota oficial nú-
mero 35” (28 de febrero de 1912), exp. 1026.
83
El hormiguero era un castigo que también habían mencionado los antiguos tra-
bajadores de El Triunfo: Alejos García, Mosojäntel, pág. 190.
84
AHCH, Gobernación, Tomo XIV, 1910, exp. 46, 11 de agosto de 1910.
85
AHCH, Gobernación, Tomo XIV, 1910, exp. 46, 12 de agosto de 1910.
86
A los contratistas se les pagaban 50 pesos por hectárea despejada de bosque: de
la Peña, Chiapas económico, II, pág. 635.
87
NARA, U. S. Consular Reports, Tapachula, Foreign Service Post Files, Tomo
VII, 17 de julio de 1911.
88
The Chiapas Rubber Plantation Company, Shareholders Report, 1910; y
AMSCLC, Jefatura Política de Las Casas, “Contrato de The Chiapas Rubber Plantation
& Investment Co.”, sin número, 1903.
89
NARA, U. S. Consular Report, Tapachula, “Rubber in Chiapas, Mexico”, 16076/
15, rollo 943, 25 de junio de 1910.
[E]l secretario municipal de este lugar, Señor Emilio Pérez, no nos deja estar
tranquilos y en paz, no podemos ni siquiera establecernos en nuestras labran-
zas para hacer nuestras sementeras de maíz y frijoles únicos elementos de que
pudiéramos disfrutar para el alimento de nuestras familias. Envía con fre-
cuencia comisiones para que nos capturen y nos mande al Batallón según el
mismo expresa.90
Cuando el Señor Pérez quiere algo de uno de los vecinos de este lugar y
no lo consigue, pobre de aquel, porque le hace una persecución abierta hasta
que sacia su enojo… obliga las Autoridades indígenas nuestros compañeros a
que le busquen y obliguen a la gente a ir a los trabajos del Chival donde pagan
a la semana 6 pesos y el les da tres fuera del enganche que le pagan… [y] son
abundantes las multas.91
CONCLUSIÓN
El desarrollo del enganche es un ejemplo concreto del proceso de mo-
dernización conservadora promovido por el gobierno federal mexicano du-
rante el período de 1876 a 1911. En Chiapas, la legislación de impuestos y de
mano de obra buscó suministrar trabajadores al nuevo sector exportador a
través de la reorientación de las prácticas coloniales de coerción extra econó-
mica en vez de la implantación de mano de obra libre asalariada. Los resulta-
dos en el norte de Chiapas fueron una forma más severa y calculadora de
servidumbre en las plantaciones y monterías, el surgimiento del caciquismo
empresarial en las aldeas indígenas y el reclutamiento de trabajadores a través
del enganche. La adaptación de la servidumbre indígena y del trabajo forzado
a las nuevas condiciones del mercado le proporcionó al sector exportador en
el norte del estado mano de obra barata mientras que al mismo tiempo pre-
servó la base de las relaciones étnicas y de clase.
90
AHCH, Sección de Gobernación, Tomo XI, 1909, exp. 45, 21 de mayo de 1908.
91
AHCH, Sección de Gobernación, Tomo XI, 1909, exp. 45, 9 de julio de 1908.
92
AHCH, Sección de Gobernación, Tomo I, 1909, exp. 2, 4 de noviembre de
1908.