Está en la página 1de 40

1

Código Penal y Leyes Penales Especiales

Grecia Abigail Bonilla González

Cunsuroc- Usac, Universidad de San Carlos de Guatemala

216 B: Derecho Penal

Lic. Marcelo Antonio Orozco Orozco

21 de Septiembre de 2020.
2

Estructura del Código Penal Vigente Decreto Número 17-73

Libro Primero

Parte General

Título I De la Ley Penal

Título II Del Delito

Título III De las Causas Que Eximen de Responsabilidad Penal.

Capítulo I Causas de Imputabilidad

Capítulo II Causas de Justificación

Capítulo III Causas de Inculpabilidad

Título IV De las Circunstancias que Modifican La Responsabilidad Penal

Capítulo I Circunstancias Atenuantes

Capítulo II Circunstancias Agravantes

Capítulo III De las Disposiciones Comunes

Título V

Capítulo I De la Participación en el Delito

Título VI De las Penas

Capítulo I Penas Principales

Capítulo II De la Aplicación de las Penas

Capítulo III Del Concurso de Delitos

Capítulo IV De la Suspensión Condicional de la Pena

Capítulo V De la Libertad Condicional

Capítulo VI Del Perdón Judicial

Título VII De las Medidas de Seguridad


3

Capítulo I De la Aplicación de las Medidas de Seguridad

Título VIII De la Extinción De la Responsabilidad Penal y de la Pena

Título IX De la Responsabilidad Civil

Libro Segundo

Parte Especial

Título I De los Delitos Contra La Vida y La Integridad de La Persona

Capítulo I Del Homicidio Simple

Capítulo II De los Homicidios Calificados

Capítulo III Del Aborto

Capítulo IV De la Agresión y Disparo de Arma de Fuego

Capítulo V De las Lesiones

Capítulo VI Del Delito Deportivo

Capítulo VII De la Exposición de Personas a Peligro

Capítulo VIII De los Delitos Contra la Seguridad del Tránsito

Título II De los Delitos Contra el Honor

Capítulo I De la Calumnia, de la Injuria y de la Difamación

Capítulo II De las Disposiciones Comunes

Título III De los Delitos contra la Libertad e Indemnidad Sexual de las Personas

Capítulo I De la Violencia Sexual

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V De los Delitos Contra la Indemnidad Sexual de las Personas


4

Capítulo VI De los Delitos de Explotación Sexual

Capítulo VII De las Disposiciones Comunes

Título IV De los Delitos Contra la Libertad y La Seguridad de la Persona

Capítulo I De los Delitos Contra la Libertad Individual

Capítulo II Del allanamiento de Morada

Capítulo III De la Sustracción de Menores

Capítulo IV De las Coacciones y Amenazas

Capítulo V De la Violación y Revelación de Secretos

Capítulo VI De los Delitos Contra la Libertad de Cultos y El Sentimiento Religioso

Capítulo VII De los Delitos de Inseminación

Título V De los Delitos Contra el Orden Jurídico Familiar y Contra el Estado Civil

Capítulo I De la Celebración de Matrimonios Ilegales

Capítulo II Del Adulterio y Concubinato

Capítulo III Del Incesto

Capítulo IV De los Delitos Contra el Estado Civil

Capítulo V Del Incumplimiento de Deberes

Título VI De los Delitos Contra el Patrimonio

Capítulo I Del Hurto

Capítulo II Del Robo

Capítulo III De las Usurpaciones

Capítulo IV De la Extorción y del Chantaje

Capítulo V De la Estafa

Capítulo VI De las Apropiaciones Indebidas y de la Defraudación Tributaria


5

Capítulo VII De los Delitos Contra el Derecho de Autor, La Propiedad Industrial y Delitos

Informáticos

Capítulo VIII De la Usura

Capítulo IX De los Daños

Capítulo X De las Disposiciones Comunes de la Exención de la Pena

Título VII De los Delitos contra la Seguridad Colectiva

Capítulo I Del Incendio y de los Estragos

Capítulo II De los Delitos contra los Medios de Comunicación, Transporte y Otros Servicios

Públicos

Capítulo III De la Piratería

Capítulo IV De los Delitos contra la Salud

Título VIII De los Delitos Contra la Fe Pública y El Patrimonio Nacional

Capítulo I De la Falsificación de Monedas

Capítulo II De la Falsificación de Documentos

Capítulo III De la Falsificación de Sellos, Papel Sellado, Sellos de Correo, Timbres y Otras

Especies Fiscales

Capítulo IV De la Depredación del Patrimonio Nacional

Capítulo V De las Disposiciones Comunes

Título IX De los Delitos de Falsedad Personal

Título X De los Delitos Contra la Economía Nacional, El Comercio, La Industria y el Régimen

Tributario

Capítulo I De los Delitos Contra la Economía Nacional y El Ambiente

Capítulo II De la Quiebra e Insolvencia Punibles


6

Capítulo III De los Delitos Contra la Industria y El Comercio

Capítulo IV De los Delitos Contra el Régimen Tributario

Título XI De los Delitos Contra La Seguridad del Estado

Capítulo I De la Traición

Capítulo II Del Espionaje

Capítulo III De los Delitos que Comprometen Las Relaciones Exteriores del Estado

Capítulo IV De los Delitos de Trascendencia Internacional

Título XII De los Delitos Contra el Orden Institucional

Capítulo I De los Delitos Contra la Constitución

Capítulo II De los Delitos Contra los Presidentes de los Organismos del Estado

Capítulo III De los Delitos Contra El Orden Político Interno del Estado

Capítulo IV De los Delitos Contra El Orden Público

Capítulo V De los Delitos Contra la Tranquilidad Social

Capítulo VI De los Delitos Electorales

Título XIII De los Delitos Contra la Administración Pública

Capítulo I De los Delitos Contra La Administración Pública Cometidos Por Particulares

Capítulo II De los Delitos Cometidos Por Funcionarios o Por Empleado Públicos

Capítulo III De los Delitos De Cohecho

Capítulo IV De los Delitos de Peculado y Malversación

Capítulo V De las Negociaciones Ilícitas

Título XIV De los Delitos Contra la Administración de Justicia

Capítulo I De los Delitos Contra La Actividad Judicial

Capítulo II Del Perjuicio y Falso Testimonio


7

Capítulo III De la Prevaricación

Capítulo IV De la Denegación Y Retardo de Justicia

Capítulo V Del Quebrantamiento de Condena y Evasión de Presos

Capítulo VI Del Encubrimiento

Título XV De los Juegos Ilícitos

Capítulo Único

Libro Tercero De las Faltas

Título Único

Capítulo I De las Disposiciones Generales

Capítulo II De las Faltas Contra Las Personas

Capítulo III De las Faltas Contra La Propiedad

Capítulo IV De las Faltas Contra Las Buenas Costumbres

Capítulo V De las Faltas Contra Los Intereses Generales y Régimen de las Poblaciones

Capítulo VI De las Faltas Contra El Orden Público

Capítulo VII De las Faltas Contra El Orden Jurídico Tributario

Capítulo VIII De las Faltas Electorales

Disposiciones Generales

Disposiciones Finales
8

Delitos que han sido Derogados

Artículo 175. Derogado. Modificado por el artículo 6 Decreto 20-96. Derogado por el

artículo 69 Decreto 9-2009

Artículo 176.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 177.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 178.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 179.- Derogado. Derogado por el artículo 7 Decreto 20-96 y por Artículo 1

Decreto 38-2000. Derogado por Artículo 69- Decreto 9-2009.

Artículo 180.- Derogado. Reformado por el artículo 8 Decreto 20-96. Derogado por el

artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 181.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 182.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 183.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 184.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 185.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 186.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 187.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 194.- Derogado. Reformado por artículo 1 Decreto 14-2005 y por artículo 40

Decreto 9-2009. Derogado por artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 196. Derogado y declarado inconstitucional. Reformado por el artículo 1

Decreto 27-2002. Derogado y declarado inconstitucional por la Corte de Constitucionalidad de

conformidad con el expediente 1021-2002 del 29/06/2003.

Artículo 229.- Derogado. Derogado por el artículo 6 Decreto 27-2010.


9

Artículo 236.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 237.- Derogado. Derogado por el artículo 69 Decreto 9-2009.

Artículo 273 “A”.- Derogado. Adicionado por el artículo 1 Decreto 68-94 y derogado

por el artículo 16 Decreto 103-96.

Artículo 273 “B”.- Derogado. Adicionado por el artículo 2 Decreto 68-94 y derogado

por el artículo 16 Decreto 103-96.

Artículo 273 “C”.- Derogado. Adicionado por el artículo 3 Decreto 68-94 y derogado

por el artículo 16 Decreto 103-96.

Artículo 273 “D”.- Derogado. Adicionado por el artículo 4 Decreto 68-94 y derogado

por artículo 16 Decreto 103-96.

Artículo 273 “E”.- Derogado. Adicionado por el artículo 5 Decreto 68-94 y derogado

por el artículo 16 Decreto 103-96.

Artículo 273 “F”.- Derogado. Adicionado por el artículo 6 Decreto 68-94 y derogado

por el artículo 16 Decreto 103-96.

Artículo 273 “G”.- Derogado. Adicionado por el artículo 7 Decreto 68-94 y derogado

por el artículo 16 Decreto 103-96.

Artículo 275 Bis. Derogado. Adicionado por el artículo 5 Decreto 48-95 y derogado por

el artículo 116 Decreto 11-2006. Adicionado nuevamente por artículo 4 Decreto 09-2007.

Derogado por Artículo 36 Decreto 8-20013.

Artículo 347.- Derogado. Derogado por el inciso r) del artículo 116 Decreto 101-96.

Artículo 347 “D”.- Derogado. Adicionado por artículo 31 Decreto 33-96 y Derogado

por el artículo 116 inciso s), Decreto 101-96.

Artículo 355. Derogado. Derogado por artículo 220 Decreto 57-2000.


10

Artículo 356.- Derogado. Derogado por artículo 220 Decreto 57-2000.

Artículo 396.- Derogado. Derogado por artículo 111 Decreto 21-2006.

Artículo 400.- Derogado. Derogado por artículo 113 Decreto 39-89.

Artículo 401.- Derogado. Derogado por artículo 113 Decreto 39-89.

Artículo 403.- Derogado. Derogado por artículo 113 Decreto 39-89.

Artículo 404.- Derogado. Derogado por artículo 113 Decreto 39-89.

Artículo 405.- Derogado. Derogado por artículo 113 Decreto 39-89.

Artículo 406.- Derogado. Derogado por artículo 113 Decreto 39-89.


11

Los Bienes Jurídicos Tutelados y Los Delitos que Regula cada Uno de Ellos

El Bien Jurídico Tutelado

El bien jurídico tutelado según Rony Eulalio prescribe lo siguiente:

Es el primer elemento a tomar en cuenta, puesto que todo tipo de injusto considerado por

el legislador como conducta relevantemente prohibida, se necesita que tienda a proteger

un bien jurídicamente protegido (la vida, la libertad, la seguridad, la justicia, el

patrimonio, etc. (P.184)

Título I. De los Delitos contra la Vida y la Integridad de la persona

Capítulo 1.- Del Homicidio Simple.

Artículo 123.- Homicidio.

El tipo penal de homicidio, protege el bien jurídico de la vida.

La vida es uno de los dones más preciados otorgados por el universo. Podemos especular

sobre el eterno debate de: primero pienso y luego existo, o primero existo y luego pienso;

o, también sobre los órdenes de ideas metafísicos respecto al origen de la vida. La

realidad y los datos de la experiencia, nos demuestran: sin vida, no tiene razón los demás,

al menos en nuestro mundo físico. Podrán normativamente establecerse jerarquías y

considerar algunos otros bienes jurídicos en mayor dimensión, sin embargo, “lo cierto y

obvio es que la vida es la condición necesaria para el goce de cualquier otro bien”. Para

las religiones “el homicidio es un pecado respecto del cual se clama venganza divina.

Con él se violan no sólo normas comunes con otros delitos y normas morales comunes o

no comunes con otros delitos, sino que también se violan sentimientos instintivos de

benevolencia y piedad”. El legislador representando a cualquier comunidad, desde

siempre, ha estimado el homicidio como uno de los más graves delitos, entendiendo por
12

él, la muerte del hombre causada injustamente por otro hombre. (González Quintanilla,

1991, p. 691)

El delito de homicidio en el Derecho moderno consiste en la privación antijurídica de la

vida de un ser humanos, cualquiera que sea su edad, sexo, raza o condiciones sociales. Se

le considera como la infracción más grande porque como afirma Manzini, “la vida

humana es un bien de interés eminentemente social, público, y porque la esencia, la

fuerza y la actividad del Estado residen primordialmente en la población, formada por la

unión de todos; la muerte violente infligida injustamente a una unidad de esta suma,

produce daño público que debe ser prevenido y reprimido, aparte del mal individual en sí

mismo, como hecho social dañoso”. La tutela penal radica en la protección por interés

social de la vida de los individuos que componen la población. Pero si actualmente se

protege la existencia de todos los individuos, no siempre el delito ha tenido el mismo

alcance: recuérdese la impunidad de que gozaban en épocas pretéritas lo padres de

familia, los amos y los ciudadanos que mataban a sus hijos, a sus esclavos o a los

extranjeros enemigos del Estado, en sus respectivos casos. (González de la Vega, 2006,

pp.30-31)

Se ha dicho que el homicidio es tan antiguo como la humanidad. Algunos autores han

considerado que desde que el hombre empezó a vivir en conjunto, surgió el crimen,

porque el ser humano, en sí mismo es una fusión y sentimientos positivos y negativos,

como ejemplo, la generosidad y el egoísmo. El delito de homicidio en el transcurso de la

historia, ha sido severamente castigado ya que atenta contra la vida, siendo este el valor,

o bien más preciado, que tiene el hombre. En el Antiguo Oriente a la persona que

efectuaba un homicidio, se le imponía la Ley del Talión “Vida por vida, ojo por ojo,
13

diente por diente”, esta práctica se realizaba principalmente entre los hebreos y

babilonios, así como en Grecia. En el Derecho Romano primitivo, se estimó al homicidio

como un sacrilegio, castigándolo con la expiación religiosa. La ley Numa, que hacía

referencia al homicidio, castigándolo con la pena de muerte, pero esta sanción solo era

para el homicida de un hombre libre o ciudadano porque, el homicidio del siervo a manos

de su amo, o la del hijo realizada por el pater familias, durante largo tiempo no

constituyeron hechos punibles, hasta que en los periodos de Justiniano y Constantino

perdieron su impunidad. Ya en tiempo de la Ley de las XII Tablas, existieron jueces

especiales para los procesos de homicidio a quienes se les denominaba “queaestiones

parricidi” La Ley Cornelia delegó a un jurado presidido por los magistrados denominado

“queaestiones”, el conocimiento y el castigo de este delito, cuya pena era para el

ciudadano romano, la interdictio aqun el igni, y para los esclavos de la muerte.

(Betancourt, 2008, pp. 60-61)

Capítulo IV. De la Agresión y Disparo de Arma de Fuego.

Artículo 141.- Agresión. El tipo penal de la agresión, protege el bien jurídico tutelado de

la integridad física.

“Por agresión se entiende un ataque o acontecimiento con arma contra una persona con el

propósito de alcanzarla. No basta, pues, con exhibir un arma, aunque esto pueda llevar implícita

una amenaza o coacción” (Fontán, 2002, pp. 125-126).


14

La mayoría de legislaciones modernas, dentro del campo del derecho penal, ha

suprimido como tipo delictivo, el denominado “agresión”, en virtud de que

plantea serios problemas en cuanto a su calificación, dado a que los actos de su

ejecución son difíciles de diferencias con la tentativa de lesiones, y además

analizado desde el punto de vista del “iter críminis” o “vida de delito” éstos no

constituyen más que manifestaciones previas al resultado previsto y querido

por el agente, que indudablemente sería el del ocasionar mal en la salud, la

mente o el cuerpo de la persona (…) consideraciones:

a) Los actos de agresión, son embestir a otra persona con armas, es decir

pretender dañarle su integridad física, o lanzarle cualquier objeto capaz de

producir ese resultado dañoso.

b) Por armas debe entenderse toda clase de instrumentos capaces de causar un

daño (cortantes, punzo cortantes, contundentes, corto contundentes) estando

excluidas las armas de fuego por constituir un tipo independiente.

c) El caso de riña entre dos personas, excluye el delito en razón que el

acontecimiento es recíproco, teniendo los contendientes la calidad de sujeto

activo y pasivo a la vez.

d) Sujeto activo puede ser cualquier persona, y sujeto pasivo la que está en

peligro de ser dañada en su integridad. (Monzón, 1980, pp. 32-33)

Capítulo VIII. De los Delitos Contra la Seguridad de Tránsito.

Artículo 157.- Responsabilidad de conductores.

Artículo 157.- Bis.

Artículo 158.- Responsabilidad de otras personas.


15

Artículo 158.- Bis. Explotación ilegal de transporte urbano o extraurbano de personas.

Estos tipos penales protegen el bien jurídico tutelado de la seguridad del tránsito.

Las figuras delictivas conocidas como “delitos contra la seguridad del tránsito” fueron

incorporadas recientemente en el Código Penal Guatemalteco, sin que tengan un solo

antecedente inmediato dentro de la doctrina penal, puesto que se trata de meras

infracciones reglamentarias, elevadas a la categoría de tipos delictuosos. Estas conductas

son conocidas en la doctrina penal como de “mera actividad”, ya que el sujeto activo del

delito, pone en peligro a la colectividad, mediante el ejercicio de actos lícitos, que pueden

eventualmente producir un resultado dañoso, y se busca con su sanción penal, como

medida preventiva, el evitar su acaecimiento, mediante la amenaza en contra de la

persona responsable. (Monzón, 1980, p. 35)

Las Drogas Tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas, o bebidas alcohólicas y

similares producen el efecto de disminuir las facultades psíquicas, reflejos, atención etc.,

en los conductores. Pero esta disminución no comienza hasta cierta cantidad y varía de un

sujeto a otro; por eso se plantea el problema de determinar cuáles son las dosis que hacen

incurrir a un conductor en este delito. La práctica tiende a fijar unos índices de

alcoholemia, que se determinan con una serie de procedimientos técnicos; por encima de

estos índices no está permitido ponerse al volante de un vehículo. (…) Escribe Muñoz

Conde: conducir con temeridad manifiesta. La temeridad equivale a la imprudencia en su

forma más grave: la temeraria. Esto significa que el conductor debe comportarse con

desprecio absoluto a las reglas del tráfico más elementales: el conducir a 10 km/h donde

sólo está permitido ir como máximo a 50 km/h, el invadir la parte izquierda de la calzada

en una curva sin visibilidad y viniendo mucho tráfico de frente etc. La temeridad ha de
16

ser además manifiesta, es decir, ha de ser patente para terceros (…) El resultado de la

conducción ha de ser puesta en peligro concreta de la vida o integridad de las personas.

No basta, por tanto, que se conduzca con temeridad manifiesta, sino que es necesario que

en el caso concreto se ponga en peligro alguno de dichos bienes jurídicos. (Muñoz

Conde, 2009, pp. 641-648)

Conducir con temeridad se refiere a hacerlo omitiendo la diligencia más elemental,

manifiesta o evidente despreciando las reglas que regulan el tráfico, se reserva al grado

superior de la imprudencia grave que equivale a la temeraria. Tal conducta ha de poner,

en relación causal, en concreto peligro la vida o integridad de las personas distintas del

conductor. (Escrihuela, 2011, p. 1399)

Título II. De los Delitos Contra el Honor.

Capítulo I. De la Calumnia, De la Injuria y De La Difamación.

Artículo 159.- Calumnia.

Artículo 161.- Injuria.

Artículo 164.- Difamación.

Estos tipos penales protegen los bienes jurídicos tutelados del honor e integridad moral

de la persona.

Sin dejar de tener presentes las dudas que el concepto jurídico de honor ha suscitado,

podemos decir que es el conjunto de cualidades morales o éticas- como alguna vez

entendió-, sino que también a cualesquiera otras que tengan vigencia en esas relaciones

(profesionales, jurídica, familiares, culturales, físicas, psíquicas y sociales en general). Se

insiste en que, dentro del concepto de honor, está comprendido el de decoro, en cuanto

sentimiento de dignidad del hombre, que debe ser respetado en las relaciones sociales,
17

mediante un mínimo de circunspección y recato que cada integrante de la sociedad debe a

los demás. Sin embrago, hay que advertir que se puede ofender el decoro sin ofender el

honor (un ruido indecoroso realizado en una reunión social que no se dirija a una persona

determinada, puede ofender el decoro de los presente, mas no su honor), por lo cual la

inclusión no sería del todo adecuada. (Creus, 1998, p. 125)

El honor es uno de los bienes jurídicos más sutiles y más difíciles de aprehender desde el

punto de vista jurídico-penal. Ello se debe, sobre todo, a su relativización. La existencia

de un ataque al honor depende de los más diversos imponderables, de la sensibilidad, del

grado de formación, de la situación tanto del sujeto pasivo como del activo, y también de

las relaciones recíprocas entre ambos, así como de las circunstancias del hecho. Aunque

son muchas las formas de aparición del honor, todas ellas pueden reconducirse a un

concepto objetivo unitario: la fama o reputación social. Esta fama o reputación social está

socialmente condicionada y se configura de un modo tanto más claro cuanto más cerrado

sea el grupo social al que la persona pertenece. La persona se integra en diversos estratos

sociales: es miembro de la Humanidad, de la cultura occidental, de una nación, de una

religión, de una clase profesional, laboral, etc. Dentro de cada esfera es portadora de

determinadas misiones, destinataria de concretas expectativas y pretensiones. En este

sentido objetivo, el honor no es otra cosa que la suma de aquellas cualidades que se

atribuyen a la persona y que son necesarias para el cumplimiento de roles específicos que

se le encomiendan. (Muñoz Conde, 2009, p. 264)

El honor ha constituido tradicionalmente un bien jurídico de gran arraigo en nuestro

ordenamiento, si bien hoy se reconoce, como veremos más adelante, que su protección

debe en cierta manera relativizarse, en especial cuando existen otros intereses


18

fundamentales en conflicto (…) De esta manera, lo que se pretende proteger en estos

tipos es el honor. Discutido y de difícil definición es el concepto del honor. Se trata del

derechos a nuestra fama, reconocimiento y respeto personal y social la noción del honor

es ciertamente difícil de definir, si bien a menudo suele ser entendido en una doble

vertiente objetiva, o sea el que se tiene en un determinado ámbito social, y subjetiva, el

propio concepto que cada cual puede tener de sí mismo. (Gómez & Maíllo, 2009, p. 302-

304)

Título III. De los Delitos contra la Libertad e Indemnidad Sexual de las Personas.

Capítulo I. De la violación.

Artículo 173.- Violación.

Artículo 173.- Bis. Agresión sexual.

Artículo 174.- Agravación de la pena.

Estos tipos penales protegen el bien jurídico tutelado de la libertad sexual de las personas.

Para estudiar la evolución de los delitos que atentan contra la libertad y el normal

desarrollo psicosexual del hombre, tenemos que remontarnos hasta la época en que el

hombre primitivo era nómada. En ese tiempo, el ser humano se agrupaba con otros

individuos, durante su interminable viaje por el mundo, reproduciéndose unos con otros,

sin desarrollar alguna valoración cultural de las relaciones sexuales. Al volverse

sedentario, la mujer es la encargada en mayor parte del hogar y de la agricultura,

convirtiéndose en la responsable de la regulación de la vida económica del grupo,

imponiendo su hegemonía familiar. Característica de la sociedad matriarcal.

Posteriormente, el hombre busca esposa fuera del clan, primero robándola del clan

enemigo y después comprándola, dando lugar al nacimiento de la sociedad patriarcal.


19

(…) Cuando una época posterior de la evolución humana, pero sin que la organización

hórdica se hubiere transformado en la totémica, desapareció la periodicidad sexual,

siendo sustituida por la libido, surgió el primer objeto de valoración, es decir, la libertad

sexual y con él, el primer delito sexual conocido, la violación, cuando el hombre en los

albores de la humanidad agrediera genésicamente a la mujer. En cuanto al delito de

incesto podemos decir que su origen más probable fue en el clan totémico, cuando un

hombre y una mujer del mismo clan se unieron sexualmente, violándose la regla de la

exogamia. Ubicándonos en América, durante la época precortesiana, encontramos que en

algunos pueblos existían mayor libertad sexual que en otros. Los mayas ejecutaban una

ceremonia denominada “Captzihil”, para señalar la iniciación a la vida sexual de los

jóvenes. Los aztecas consideraron al homosexualismo como un grave delito y sanción

consistía, si eran hombres, al pasivo le extraían las entrañas por el orificio anal y al activo

lo empalaban, si se trataba de mujeres, la muerte era por garrote. En casi todos los lugares

se tenía mucho respeto hacia las mujeres, al grado de que podían andar solas por

cualquier sitio y a cualquier hora sin que nadie se atreviera a importunarlas, por ejemplo,

entre los nahuas o tlaxcaltecas. En general, la moralidad de todos estos pueblos era

bastante severa en lo relativo a la sexualidad debido a que la consideraban como un don

otorgado por los dioses y a ello se debe la estricta vigilancia para su práctica moderada y

no abusiva. (Betancourt, 2008, pp.85-86)

El problema especial que presentan estos delitos es precisamente que no se puede hablar

ya de la <<libertad sexual>> como bien jurídico específicamente protegido en ellos, dado

que los sujetos pasivos sobre los que recaen son personas que carecen de esta libertad,

bien de forma provisional (menores), o bien de forma definitiva (incapaces). Si algo


20

caracteriza a las personas que se encuentran en esa situación (por ej., menor de trece

años, oligofrénico profundo, etc.), es carecer de autonomía para determinar su

comportamiento en el ámbito sexual. (Muñoz Conde, 2009, pp. 203-204)

La acción consiste en atentar contra la libertad sexual de otro con violencia o

intimidación. Para la realización del delito es necesario que concurran elementos

objetivos y subjetivos. Los primeros consisten en la conducta de carácter sexual realizada

en el cuerpo de otra persona sin su consentimiento. Además es necesario un elemento

subjetivo del injusto caracterizado por la finalidad lúbrica que persigue el sujeto activo, el

ánimus libinidoso. Este principio, se presume en todo caso, de lo que se desprende que es

suficiente con que el sujeto conozca que realiza un acto sexual sin el consentimiento del

sujeto pasivo. (…) Se requiere que la agresión sexual se lleve a cabo con violencia o con

intimidación. Es necesario, además, que se dé una relación de causalidad entre la

violencia o intimidación y la conducta del sujeto. Violencia es el empleo de la fuerza-vis

física- para doblegar la voluntad de la víctima con fines libidinosos. No es necesario que

el sujeto consiga la satisfacción lúbrica o deseo sexual que perseguía. (Gómez & Maíllo,

2009, pp. 217-219)

Capítulo V. De los Delitos contra la indemnidad sexual de las personas.

Artículo 188.- Exhibicionismo sexual.

Artículo 189.- Ingreso a espectáculos y distribución de material pornográfico a personas

menores de edad.

Artículo 190.- Violación a la intimidad sexual.


21

Estos tipos penales protegen el bien jurídico tutelado de la indemnidad sexual de las

personas.

El concepto de actos de exhibición obscena reclama conductas de contenido

objetivamente lúbrico, como por ejemplo la exhibición de genitales, o bien prácticas

masturbatorias, que habrán de ser cualitativamente graves para colmar la exigencia típica

relativa a la obscenidad de la conducta. Por tratarse de un delito mera actividad, la

perfección típica no exige que el acto exhibicionista logre alentar los deseos o instintos

sexuales del sujeto pasivo, bastando con que se presente con la potencial idoneidad para

avivarlos. Lo anterior comporta lógicamente que el tipo no exija contacto físico-sexual

entre el sujeto activo y el sujeto pasivo. La referencia que se efectúa en el precepto a los

incapaces como eventuales sujetos pasivos del delito debería haber quedado expresada de

forma más taxativa. Al respecto. ORTS, señala acertadamente que debería haberse

establecido la exigencia de que el exhibicionista abuse del trastorno o alteración psíquica

del incapaz. La precisión tiene sentido, al mostrarse cohoneste en términos sistemáticos

con otras previsiones que el legislador efectúa en los delitos sexuales; además, mediante

la misma, hubiera quedado resguardado el reconocimiento de un ámbito relativo de

autodeterminación sexual para los incapaces frente a las conductas de exhibicionismo.

(Quintero, 2011, p. 367)

La cuestión fundamental reside en la determinación de qué debe entenderse por

<<material pornográfico>>, acudiéndose doctrinal y jurisdiccionalmente a un doble

criterio, por un lado el carácter libinidoso, obsceno, de la obra que pretende la excitación

del receptor y de otro lado la ausencia de valor, literario, artístico, científico o

pedagógico. De ahí que el carácter porno del material debe probarse en el juicio y de
22

ordinario visionarse. En referencia al término material, parece claro que el contenido

pornográfico puede consistir en imágenes, textos o sonidos. La única exigencia del tipo

es que este contenido esté incorporado a un soporte, que puede ser de cualquier clase, no

solo los soportes tradicionales, como papel (libros, revistas) audiovisuales (películas,

cintas de video o casete, compact-disc o DVD), sino también en soportes digitales como

el disco duro de un ordenador, la memoria de un teléfono móvil o las memorias extraíbles

(por ejemplo, las llamadas pedrive, memoria USB). (Escrihuela, 2011, p.7019)

El derecho a la intimidad se configura como uno de los derechos de la personalidad más

sutiles y más difíciles de delimitar y proteger por el Derecho Penal. (…) A la vista de esta

regulación penal se hace difícil precisar con nitidez el concepto de intimidad como bien

jurídico protegido. En una primera aproximación, destaca en la intimidad un aspecto

negativo, una especie de derecho a la exclusión de los demás de determinados aspectos

de la vida privada, que pueden calificarse como secretos. Pero en una segunda acepción

se concibe a la intimidad como un derecho de control sobre la información y los datos de

la propia persona, incluso sobre os ya conocidos, para que solo puedan utilizarse

conforme a la voluntad de su titular. (Muñoz Conde, 2009, p. 242)

Título IV. De los Delitos contra la Libertad y la Seguridad de la Persona.

Capítulo I. De los delitos contra la libertad individual.

Artículo 201.- Plagio o secuestro.

Este tipo penal protege el bien jurídico tutelado de la libertad individual de la persona.

El plagio es un delito permanente. Conforme a la doctrina moderna, existen algunos

delitos dentro de la conformación de la ley penal, cuyo acto se prolonga en el tiempo

conjuntamente con su resultado formando las dos una sola unidad en razón de que no se
23

termina la relación de causalidad hasta que definitivamente se produce o consuma el

delito, es el caso de los llamados permanentes uno de los cuales precisamente es el plagio

o secuestro. Veamos: todo delito está constituido por un acto humano ya sea una acción,

u omisión, o una comisión por omisión, los cuales mediante una relación de causalidad

normalmente idónea para producirlo tienen como consecuencia un resultado de daño o

peligro. En el caso del delito permanente sucede lo siguiente: el o los sujetos activos,

ejecutan el acto constitutivo de la privación de libertad de una persona, produciéndose el

supuesto del resultado, pero resulta que tanto la acción ejercitada (sustracción del sujeto

pasivo) como la pérdida de su libertad, se prolonga en el tiempo y se consuma hasta en el

momento en que se produce la condición exigida y se libera al secuestrado; durante todo

este tiempo se mantiene una misma relación de causalidad no interrumpida. (Monzón

Paz, 1980, pp. 77-78)

El secuestro es un supuesto agravado de detención ilegal sobre la base de la exigencia de

alguna condición para la libertad. Este delito ha tenido especial relevancia en los

secuestros de personas por parte de grupos terroristas en los que se pude un rescate para

poner en libertad a la víctima, siendo excepcionales otras reivindicaciones. (Gómez &

Maíllo, 2009, p. 173)

Etimológicamente hablando la palabra secuestro tiene su origen en el vocablo latino

sequestrare, que significa “apoderarse de una persona para exigir rescate, o encerrar a una

persona ilegalmente”. Además se conoció en la antigüedad con la denominación de

“plagio”, término que se refiere a una “red de pescar”. El secuestro constituye una

violación a los derechos humanos, que atenta contra la libertad, integridad y tranquilidad

de las familias víctimas del delito. Igualmente es una violación a los artículo 1, 3, 5 y 9
24

hallados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada y proclamada

por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 217 (III) del 10 de

Diciembre de 1948 que rige actualmente. Por tanto el secuestro no solo afecta a la

víctima sino a la familia en general; ya que éstos son sometidos a lo que los psicólogos, el

duelo, conocen como el proceso de la “muerte suspendida”, que es la angustia que

caracteriza el secuestro, y que se suma a lo que los juristas llaman perdida de libertad.

Ahora bien, el enfoque del secuestro desde la perspectiva psicológica tiene un valor de

denuncia de la violación de la integridad de los afectados.

Muestra que el secuestro no se reduce a la mera pérdida arbitraria de la libertad por un

sector de la sociedad civil, o un resultado más de la lucha política que vive el país; sino

que es uno de los componentes preponderantes de la guerra. Este enfoque resalta la parte

psicológica del enfrentamiento armado, mostrando que el secuestro produce terror en los

secuestrados y en quienes lo rodean; desorienta y tiende a provocar inacción y un

sentimiento de impotencia en la población civil. (Tejeda de Luna, 2012, p. 51-52)

Capítulo II. Del allanamiento de morada.

Artículo 206.- Allanamiento.

Este tipo penal protege el bien jurídico tutelado de la libertad y seguridad de la persona.

El delito violación de domicilio es instantáneo, pero no permanente como la usurpación,

pues no requiere ocupación con expulsión de los moradores. Además, no se incluyen en

este delito otras formas de turbar la paz del hogar, como sentarse en el lumbral, arrojar

objetos al interior, mirar insistentemente desde afuera, etc. (Labatur/ Zenteno II, 35). (…)

La entrada debe ser en “morada ajena”. Por morada entendemos, al igual que en el delito

de robo con fuerza, el lugar donde se tiene cama, vestidos, hogar, muebles, domicilio y
25

habitual residencia, que, aunque pueda consistir en una simple habitación interior, debe

tener resguardos que creen el espacio de intimidad y proteger penalmente. (…). La

morada que se viola debe ser ajena, lo que significa que ésta debe estar ocupada por un

morador distinto del sujeto activo del delito; considerándose ajena aquella morada que,

siendo propiedad inscrita del sujeto activo, actualmente es ocupada legítimamente por

otro: la ley protege aquí al morador no al propietario. (Matus Acuña & Ramírez Guzmán,

como se citó en Escobar Cárdenas, 2020)

Esta palabra, en el capo del Derecho, tiene dos significaciones: una de ellas relativa al

Derecho Procesal, en el que la parte demandada se puede allanar (conformar) al reclamo

que se le formula; y la otra en el ámbito del Derecho Penal, que se define como una

forma de “invadir la intimidad de las personas” o el “menosprecio de la voluntad ajena”,

cuando se expresa al intruso el deseo de que no ingrese, o bien no permanezca en la

morada del ofendido. (Zamora Jiménez, 2002, p. 308)

En términos generales se puede decir que morada es el espacio donde se habita, sea de

modo permanente o circunstancial. A efectos penales morada será el lugar donde se

habita en forma más o menos permanente, que puede ser una vivienda, el camarote de un

barco, una caravana, la habitación de un hotel, incluso una tienda de campaña. La

jurisprudencia por morada atiende <<residencia habitual>>, <<vivienda>>, lugar donde

habita una persona o familia, cualquier espacio cerrado que sirve para realizar las

actividades domésticas, de modo permanente o accidental. (Serrano Gómez & Serrano

Maíllo, 2009, p. 293)

De los delitos contra la Libertad de Cultos y el Sentimiento Religioso.

Capítulo VI. De los delitos contra la libertad de cultos y el sentimiento religioso.


26

Artículo 224.- Turbación de actos de culto.

Artículo 225.- Profanación de sepulturas.

(…) El concepto “sentimiento religioso” se refiere a ese estado afectivo del ánimo

producido por las convicciones religiosas libremente adoptadas que impresionan de

manera positiva a la persona y la llevan a actuar conforme a ellas. Así pues, cuando la

persona es violentada u obligada a actuar en contra de sus convicciones religiosas, se

produce una alteración en su estado de ánimo, por cuanto no se le permite expresar

libremente su religiosidad, afectando de manera negativa su sentimiento religioso. Por

eso, en los delitos contra el sentimiento religioso lo que se protege no es la religión en sí

misma, sino la libertad de la persona para que pueda expresar y vivir su fe, dentro de los

límites establecidos. En consecuencia, el sentimiento religioso se convierte en el

verdadero factor aglutinante de estos delitos, que propende garantizar la autonomía de la

voluntad y proteger la libertad religiosa, como forma de alcanzar el libre desarrollo de la

personalidad. Por tal razón, se impone la penalización de las conductas atentatorias de

este tipo de libertades, que constitucionalmente están consagradas como derechos

fundamentales. (Castro Cuenca, citado en Escobar Cárdenas, 2020)

Ceremonia religiosa: actos religiosos de carácter más o menos solemne, de índole ritual,

que se realizan con sujeción a normas o preceptos litúrgicos, establecidos por la

perspectiva creencia religiosa, son también manifestaciones externas del sentimiento

religioso, como la Misa o la recepción de sacramentos. (Pabón Parra, 2013, p.280)

Interrumpir significa: “poner obstáculos para se empiece la ceremonia religiosa o culto, o

que habiéndose iniciado se impida su continuación, o determinar mediante las acciones la

cesación de éste.” Perturbar el ejercicio de las ceremonias religiosas, mediante actos de


27

actos de menosprecio con ofensa del culto o de los objetos destinados a él significa: “que

el sujeto activo ejecute actos materiales exteriores que tenga por objeto, desordenar,

trastornar, o descomponer el desarrollo normal de las ceremonias o prácticas religiosas, o

que se ofendan los objetos utilizados indispensablemente para la realización del culto”.

En este sentido y para determinar la hipótesis jurídica constitutiva de la norma y los

hechos sociales que deben incorporarse en la misma debemos entender por ceremonia

religiosa o culto, los ritos –distintos de las funciones religiosas- que se realizan en

cualquier sitio, - no necesariamente en un lugar destinado a su desarrollo-, con asistencia

de un ministro de culto, o también sin dicha asistencia, en lugar destinado al culto o

simplemente público o abierto al público. (Monzón Paz, 1980, p. 98)

Título V. De los Delitos contra el Orden Jurídico Familiar y contra el Estado Civil

Capítulo I. De la celebración de matrimonios ilegales.

Este tipo penal protege el bien jurídico del orden jurídico familiar.

“Al matrimonio ilegal se le denomina bigamia, cuando el impedimento que causa la

nulidad absoluta es un matrimonio anterior, válido y subsistente, de uno o de ambos

contrayentes” (Creus, 1998, p. 246).

(…) Se trata, como es reconocido, de un delito especial propio dado que para ser sujeto

activo del mismo es necesario haber contraído previamente matrimonio que no se encuentre

disuelto y volver a contraer, en segunda o ulteriores nupcias, uno nuevo. (Morrillas Cueva, 2016,

p.369)

(…) La clara etimología griega del doble matrimonio o de la bigamia, induce ya a pensar,

anota QUINTANO RIPOLLES, que es delito caracterizado por el hecho de contraer un


28

nuevo matrimonio antes de que desaparezca el anterior enlace válido. La conducta

lesiona diversidad de intereses, entre ellos el del estado civil de las personas, por cuanto

falsea las condiciones de soltería o de viudez; el de la familia, por el desorden que

ocasiona en los dos grupos afectados; el de la honestidad de la mujer como soltera, si ella

es mero sujeto pasivo del quebranto, o como casada si es el activo, inclusive el

sentimiento religioso cuando se trata de matrimonio canónico, teniendo en cuenta el

carácter sacramental del vínculo. (…) esta diversidad de bienes lesionados explica los

distintos tratamientos que se han dado al delito, y que, debido a su entendimiento como

crimen carnis, se lo confundiera con el adulterio en la Lex julia, y se lo colocara junto

con el estupro y el incesto en otros cuerpos jurídicos, a partir del digesto en la ley 2, cap.

XII, título V, libro 48. (Pérez, 1985, p.320)

Capítulo IV. De los delitos contra el estado civil.

Artículo 238. Suposición de parto.

Este tipo penal protege el bien jurídico tutelado del estado civil.

El delito de suposición de parto consiste en simular el alumbramiento de un niño, lo cual

hacerse inventado el hecho mismo del parto y la existencia de aquél (por ejemplo, para

obtener determinados beneficios fiscales, como la ayuda por nacimiento de hijo9, sin que,

por tanto, se pretenda modificar la filiación de menor alguno, o bien persiguiéndose ésta,

con independencia de que efectivamente se alcance dicho resultado. En el primer caso la

conducta es, desde la perspectiva de esta figura penal, atípica, pudiendo producirse un

delito de falsedad, de estafa, defraudación tributaria, etc. En el segundo caso, por el

contrario, sí existe un menor cuyos derechos, nacidos de la filiación en documento

público. (Quintero Olivares, 2011, p.572)


29

La acción consiste en simular haber dado a luz a un niño vivo. No basta para este delito la

mera ficción de dar a luz sin realidad concreta. No es necesario que se trate de un recién

nacido, también un niño que no tiene conciencia aún de sus relaciones de familia puede

ser sujeto pasivo de este delito. El delito se consuma con la simulación del parto que sea

precisa la inscripción del niño en el Registro Civil; si esto último se lleva a cabo habrá un

concurso con un delito de falsedad en documento público. (Muñoz Conde, 2009, p. 283)

Los derechos a que la ley se refiere son aquellos que, no correspondiendo al verdadero

estado civil del niño que se ha hecho pasar como hijo, corresponde al estado civil fingido

y que la agente no puede conferir por sí misma por pertenecer su titularidad a terceros (p.

ej., fingimiento de la mujer de haber quedado embarazada del cónyuge premuerto para

otorgar el supuesto hijo derechos en la herencia de los suegros); no se dará el delito si se

trata de derechos sobre los cuales la presunta madre tiene su disponibilidad. (Creus, 1998,

p. 264)

Título IV. De los Delitos Contra El Patrimonio.

Capítulo I. Del Hurto.

Artículo 246.- Hurto.

Este tipo penal protege el bien jurídico tutelado del patrimonio.

Acto de apoderamiento de una cosa mueble ajena, que se sustrae de quien la tiene, sin

ejercer violencia o intimidación en las personas ni fuerza en las cosas. Esa violencia o

fuerza, típicas del robo (v.), lo diferencian del hurto. (Osorio, citado en Escobar

Cárdenas, 2020)

En el hurto no se protege el dominio de las cosas sino su tenencia, contra los actos de

apoderamiento realizados por quienes no tienen derecho a hacerlo. El ataque al dominio


30

sin vulneración de la tenencia de la cosa no constituye hurto. El hurto requiere el actual

mantenimiento corporal de la cosa, que constituye la tenencia, por parte de alguien; si no

existe una cosa tenida por otro, el agente no puede cometer el delito. Por eso el hurto no

puede recaer sobre la cosa sin dueño (res nullius), la abandonada por su dueño (res

derelicta), las perdidas y las que tiene el mismo agente, aunque su dominio pertenezca a

otro; con referencia a esta última situación, hay que aclarar que no tiene en el sentido de

la ley quien solo es servidor de la tenencia de otro, sin tener él de modo autónomo (p. ej.,

el administrador), no puede cometer hurto sobre las cosas que están en la esfera de

tenencia a cuyo titular representa. (Creus, 1998, pp.390-391)

La mayoría de delitos patrimoniales se construyen sobre la idea de un enriquecimiento

injusto del sujeto activo a costa de un perjuicio patrimonial del sujeto pasivo. Esta idea

constituye el sustrato material de estos delitos, aunque no siempre esté presente en su

configuración legal. El ánimo de lucro se exige expresamente en algunos delitos, como el

hurto o el robo; pero en otros se da por supuesto, no se menciona expresamente. En todo

caso, el enriquecimiento debe entenderse en un sentido amplio, como beneficio

patrimonial para el autor del delito o para un tercero, consecuencia del perjuicio que se

produce en el patrimonio lesionado por la acción delictiva. Los delitos de apoderamiento

requieren normalmente un desplazamiento físico de las cosas del patrimonio del sujeto

pasivo al del sujeto activo. Eso exige por parte del sujeto activo una acción material de

<<tomar>> o <apoderarse>>. (Muñoz Conde, 2009, p. 346)

Título VII. De los Delitos Contra la Seguridad Colectiva.

Capítulo I. Del incendio y de los Estragos.

Artículo 282.- Incendio.


31

Este tipo penal protege el bien jurídico tutelado de la seguridad colectiva.

“En la forma simple la acción debe recaer sobre una cosa mueble, propia o ajena” (Pabón

Parra, 2013, p. 819).

Para la consumación del delito no es suficiente con que se haya provocado un incendio,

sino que es necesario que el mismo suponga peligro para <<la vida o integridad física de las

personas>> (Serrano Gómez & Serrano Maíllo, 2009, p. 683).

Por otra parte, el incendio siempre comporta la destrucción o deterioro de una cosa

mediante el fuego, por lo que independientemente del peligro que suponga para

determinados bienes jurídicos individuales o colectivos, hay siempre en su dinámica un

resultado de combustión de un objeto mediante el fuego que es necesario para su

consumación. Sin embargo, basta con que el fuego se haya propagado a la cosa y ésta

arda por sí misma a consecuencia de la acción. Esto quiere decir que el delito se consuma

cuando el fuego prende en la cosa con la posibilidad de propagación, aunque ésta no sea

destruida (…) El acto de prender una mecha a unos trapos impregnados en gasolina para

incendiar un edificio no se puede estimar todavía como un incendio, y mucho menos

cuando se rocía de gasolina el objeto a incendiar y no se llega a prender fuego. La

consumación, el resultado típico del delito de incendio, requiere, por tanto, que se

comunique al objeto a incendiar y que se propague el fuego o sea susceptible de arder,

una vez prendido, autónomamente. (Muñoz Conde, 2009, p. 575)

El verbo rector del tipo es incendiar, el que debe ser entendido en su sentido natural, es

decir, como la acción de prender fuego a algo que no debería quemarse, como lo define el

Diccionario. Pero, para distinguir el simple poner fuego del hecho de causar un incendio,

el fuego que se provoca debe ser de tal modo descontrolado que aun retirando o apagando
32

las llamas iniciales puede seguir ardiendo autónomamente. Luego, no consiste en quemar

de cualquier manera, sino que en un provocar un fuego que no puede ser apagado con

facilidad por cualquiera, sino recurriendo a medios extraordinarios como los cuerpos de

bomberos o esperando hasta su extinción autónoma. (Matus Acuña & Ramírez Guzmán,

citado en Escobar Cárdenas, 2020)

Título VIII. De los Delitos Contra la Fe Pública y el Patrimonio Nacional.

Capítulo I. De la falsificación de moneda.

Artículo 313.- Fabricación de moneda falsa.

Artículo 332 “A”.- Hurto y robo de tesoros nacionales.

Estos son algunos tipos penales los cuales protegen los bienes jurídicos tutelados de la fe

pública y el patrimonio nacional.

Pabón Parra (2013) describió lo siguiente acerca de la fe pública:

Confianza colectiva en la veracidad, autenticidad e integridad de los signos de valor,

efectos sociales y documentos utilizados en el tráfico económico y jurídico (…) La

moneda aceptada como auténtica y verdadera, es el objeto en el que se concreta la fe

pública respecto de los signos de valor; las estampillas y demás efectos también creados

por el Estado, los documentos públicos que adquieren tal calidad, en cuanto han sido

elaborados con base en formas y procedimientos previstos por la autoridad, son también

objeto de fe público, además de los autenticadotes (cuños, sellos, etc.) La fe pública

apunta en forma directa a la prueba de actos, relaciones o situaciones jurídicas, tanto en el

tráfico como en la controversia judicial. (p.599)

Falsificar es imitar o copiar algo, con el propósito de que pueda pasar por verdadero. Es

forzoso que se imite o copie, puesto que el autor ha de atenerse al modelo legítimo, al que
33

se propone reemplazar con el que es su obra. Esta exigencia de una creación imitativa, es

señalada por la mayoría de autores como característica de la acción de falsificar. Es

preciso, que la moneda falsificada pueda pasar por verdadera, pues la falta total de

idoneidad para ello excluye la idea que da el concepto de falsificación. La importancia de

la falsificación de moneda metálica ha pasado a segundo plano, desplazada por la papel

moneda que es comúnmente utilizado. Con respecto al billete, son muchos los aspectos a

tomar en consideración para apreciar esa “posibilidad de pasar por bueno” a que antes

nos hemos referido. La calidad de papel, el color, el tamaño, el grabado, son las

características principales que saltan a la vista de todos, y que en conjunto dan a la

moneda falsificada el aspecto que ha de ofrecer para que satisfaga la requerida idoneidad.

Sobre la medida de es idoneidad puede decirse que el valor falsificado debe presentar las

características del verdadero o a la observación común que se hace en el intercambio

diario. Esta condición, que Carrara denominó expendibilidad, supone que la imitación

alcanza un grado de perfeccionamiento suficiente como para que el público en general la

tome por verdadera, sin que se requiera que la semejanza con la moneda legitima sea tal

que haga incurrir en engaño aún a los técnicos. (Fontán Balestra, 2002, pp. 952-953)

Uno de los elementos fundamentales de la civilización y de la cultura de los pueblos, lo

constituyen sus bienes culturales, y éstos solamente adquieren su verdadero valor cuando

se conoce con precisión su origen y su historia. En tal sentido, el saqueo y posterior

tráfico de bienes culturales, produce un daño irreparable, ya que al sustraerlos de su

contexto, los mismos pierden todo valor histórico-cultural, impidiendo conocer aspectos

propios de las culturas antiguas de los pueblos. Las condiciones políticas y

socioeconómicas, que se viven actualmente en América Latina, han sido, en gran parte,
34

las responsables del elevado deterioro del patrimonio cultural; además los recursos son

insuficientes para su protección, restauración y conservación. Como consecuencia de

estos factores, podría decirse que los índices de deterioro del patrimonio, revisten

características alarmantes en muchos países de la región. (Mendoza G. & Mendoza

Orantes, citado en Escobar Cárdenas, 2020)

Título X. De los Delitos contra la Economía Nacional, El Comercio, La Industria y

El Régimen Tributario.

Capítulo I. De los Delitos Contra la Economía Nacional y el Ambiente.

Artículo 340.- Monopolio.

Artículo 357.- Desprestigio comercial.

Artículo 358 “A”.- Defraudación tributaria.

Estos tipos penales protegen los bienes jurídicos tutelados de la economía nacional y de

los particulares, de la industria y el comercio y del régimen tributario.

Una de las conductas, que más perjuicio causan a la economía nacional es la que se

define como monopolio, ya que la actividad desarrollada por el sujeto activo tiende a

desestabilizar las relaciones de producción mediante actos ilícitos, en beneficio

económico exclusivo de una persona individual o jurídica. El objeto, de esta figura

delictiva, se encuentra dirigido a la protección de la libre empresa, tratando de excluir

toda clase de actos que tiendan a limitarlo y al robustecimiento de la economía del Estado

guatemalteco, debido a que el inmoderado ánimo de lucro limita el desarrollo de la libre

competencia. (Monzón Paz, 1980, pp. 200-201)

El objeto de esta acriminación penal, se refiere fundamentalmente, a la perdida de la

confianza que se tenía a la persona encargada, de la guarda y custodia de los secreto de la


35

industria o del comercio, que pueden incidir directa o indirectamente en la modificación

de la ley económica de la oferta y la demanda. (Monzón Paz, 1980, p.209)

Otro de los grandes pilares en el que se asienta el orden socioeconómico, lo constituye sin

duda, el sistema tributario del Estado, elemental factor de ingresos para el desarrollo de la

sociedad. Pero cuando ingresan al sistema elementos extraños que tergiversan el normal

desarrollo de la recaudación, las consecuencias son palpables, donde, por un lado, los

ingresos no satisfacen los requerimientos del gasto público desequilibrando los planes en

la economía nacional, y por otro lado, se produce una grave desconfianza colectiva,

atendida como el desprestigio de la población por su sistema de recaudación tributaria.

(García Navarro, 2009, p.235)

Título XI. De los Delitos Contra la Seguridad del Estado.

Capítulo I. De la Traición.

Artículo 359.- Traición propia.

Este es un ejemplo de los tipos penales que protegen el bien jurídico tutelado de la

seguridad del Estado.

Fundamentalmente, se ha conocido, desde el punto de vista jurídico-penal, al concepto de

<<traición>> como la idea de deslealtad o quiebra de la fidelidad del ciudadano para con

su Estado; del mismo modo, se aplicaba a comportamientos que significaban la ruptura

de la fidelidad del ciudadano con respecto al Estado cuando se encontraba en guerra con

otro. Así, el sujeto activo del delito de traición solo podría ser el nacional, en este caso,

por cuanto quiebra la fidelidad debida. Por su parte el sujeto pasivo, será el Estado. (Ríos

Corbacho, citado en Alcalé Sánchez, 2011)


36

Traición y traidor vienen del latín traditio, traditor, nombres derivados del verbo trajere,

entregar. Naturalmente, pues, la traición lleva consigo la idea de una entrega, de una

deslealtad, de un quebrantamiento de fe y de confianza (Pacheco). (…) No basta, pues,

unirse al enemigo, sino que es necesario, además, que se le preste ayuda y socorro. A la

inversa, no basta esto último, sino que es menester unirse al enemigo. Formas de ayuda y

socorro, en cuanto importan una mejora para el enemigo desde el punto de vista militar,

pueden ser, por ejemplo, revelar planos o sistemas de organización militar, o planes de

combate o las calves utilizadas para las transmisiones cifradas y cosas semejantes.

También constituye ayuda la entrega de armas o del dinero para adquirirlas. En síntesis,

todo aquello que signifique cooperación directa o indirecta con la actividad bélica del

enemigo. No puede considerarse ayuda, en el sentido legal, el auxilio a un herido, civil o

militar, ni los servicios espirituales de un sacerdote, actividades tradicionalmente

excluidas. (Fontán Balestra, 2002, pp. 728 y ss)

La traición en sí, desde el punto de vista penal, lleva consigo la idea de una entrega, de

una deslealtad o quebrantamiento; el delito de traición en consecuencia es aquel acto

repugnante y gravísimo que se comete entregando al Estado a la guerra, o a sus

enemigos, olvidando y despreciando los deberes filiales y destruyendo con ello su

independencia e integridad. Para la configuración del tipo, es indispensable, que exista

como ya indiqué un estado de beligerancia y es necesario que el Estado guatemalteco, se

vea amenazado o atacado por una acción armada; queda excluida expresamente del tipo

en consecuencia, cualquier acto que se realice sin armas, puesto que el objeto esencial, de

protección penal es que se vea comprometida la Seguridad del Estado. (…) La acción

comprende los siguientes actos: 1. Que el guatemalteco tome las armas contra el Estado,
37

2.- Que el guatemalteco se una al enemigo o se pusiere a su servicio. (Monzón Paz, 1980,

p.213)

Título XII. De los Delitos Contra El Orden Institucional.

Capítulo I. De los delitos contra la Constitución.

Artículo 381.- Violación a la Constitución.

Artículo 382.- Propaganda re eleccionaria

El orden constitucional, es el que determina, en normas generales la integración política y

social de la Nación, aunque la estructura económica, es la que establece la forma de

gobierno y su proyección individual o social. En este orden de ideas, debemos aceptar,

que se hizo necesario, dentro de la teoría del derecho penal, incorporar al texto de los

ordenamientos sustantivos, una gama de conductas antisociales, que en un momento

determinado pueden poner en peligro, no solo la vigencia de la Constitución Política sino

también sus instituciones esenciales, como la limitación o supresión de organismos del

Estado, en su desarrollo, o la sucesión de cargos fundamentales para el orden político

como la sucesión de Presidente o Vicepresidente de la República. Por estas razones,

siendo el Derecho Penal eminentemente sancionador, es obvio, que cualquier atentado,

contra la máxima representación legal del orden jurídico interno e internacional de la

República debe ser objeto de una regulación delictual. (Monzón Paz, 1980, p. 219)

En un Estado de Derecho la norma fundamental que regula la actividad del mismo y sirve

de base a todas las demás normas jurídicas es la Constitución. De la existencia de una

Constitución o Ley Fundamental se derivan, por tanto, diversas consecuencias para todo

el Ordenamiento Jurídico, pero especialmente para el Derecho Penal. Por un lado, la

Constitución configura la organización y el funcionamiento de las instituciones políticas


38

fundamentales de acuerdo con el principio democrático de que el poder político emana

del pueblo, generando así la expectativa en una correcta actuación de las mismas en base

a las normas que disciplinan dicha actuación, que se contienen o se derivan directamente

de la propia Constitución. (Muñoz Conde, 2009, pp. 743-744)

Considero que tal forma en que se encuentra redactada, esta acriminación penal, que era

innecesaria incorporarla como tipo independiente, por cuanto se trata de una figura que

tiene el mismo objeto, que los delitos contra la Constitución. Es este sentido debemos

decir, que la acción se ejercita en la propaganda re eleccionaria, debe ser pública, de

conocimiento general, mediante la cual la ciudadanía se estere del objetivo de la re

elección o de modificación del régimen presidencialista. Puede hacerse por cualquier

clase de medios de comunicación social, o mediante propaganda impresa, litográfica, o

por alegoría, caricaturas u otro medio mecánico semejante. (Monzón Paz, 1980, p.221)
39

Referencias

Creus, Carlos. Derecho Penal Parte especial. Tomo I y II. 6ª. Edición actualizada y ampliada 1ª.

Reimpresión. 1998. Editorial ASTREA. Buenos Aires, Argentina.

Escrihuela Chumilla, F. Javier. TODO Penal. 1ª. Edición. Madrid, España, Marzo 2011.

Fontán Balestra, Carlos. Derecho Penal, Parte Especial, actualizado por Guillermo A.C.

Ledesma, Decimasexta Edición Actualizada. Reimpresión, LexisNexs, Abeledo-Perrot, Buenos

Aires, 2002.

García Navarro, Edward. Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial. Jurista Editores

E.I.R.L. Lima Perú. Noviembre 2009.

González de la Vega, Francisco. Derecho Penal Mexicano, los Delitos. Trigésima sexta edición.

Editorial Porrúa, México 2006.

González Quintanilla, José Arturo. Derecho Penal Mexicano. Primera edición. Editorial

Porrúa. México. 1991.

Jiménez Huerta, Mariano. Derecho Penal Mexicano, tomos I y II. Editorial Porrúa, México,

2003.

López Betancourt, Eduardo. Delitos en Particular. Tomo I. Editorial Porrúa. México,

2008.

López Betancourt, Eduardo. Delitos en Particular. Tomo II. Editorial Porrúa, México, 2008.

Monzón Paz, Guillermo Alfonso. Introducción al Derecho Penal Guatemalteco, Parte

Especial. Primera Impresión, septiembre de 1980. IMPRESIONES GARDIZA.

Morrilas Cueva, Lorenzo. SISTEMA DE DERECHO PENAL Parte Especial. 2ª. Edición.

Dykinson, S.L. Madrid, 2016.


40

Muñoz Conde, Francisco. Derecho Penal, Parte Especial, Decimoséptima edición,

revisada y puesta al día. TIRANT LO BLANCH Valencia, 2009.

Pabón Parra, Pedro Alfonso. Manual de Derecho Penal Tomo II Parte Especial. Novena edición,

Ampliada y actualizada. ECIONES DOCTRINA Y LEY LTDA. BOGOTÁ, D.C., Colombia.

2013.

Pérez, Luis Carlos. DERECHO PENAL. Partes General y Especial Tomo IV. Editorial

TEMIS Librería. Bogotá, Colombia. 1985.

Quintero Olivares, Gonzalo. Et. Al. Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal. 9ª.

Edición. ARANZADI THOMSON REUTERS. España, 2011.

Serrano Gómez, Alfonso y Serrano Maíllo, Alfonso. Derecho Penal, Parte Especial, 14ª.

Edición. DYKINSON, Madrid, 2009.

Tejeda de Luna, Ricardo. Análisis Jurídico del Secuestro. Primera Edición. Editorial SISTA.

México, 2012.

Zamora Jiménez, Arturo. Manual de Derecho Penal, parte especial, análisis de los delitos

en México, 2ª. Edición corregida y aumentada. Primera Reimpresión. ANGEL

EDITOR. MÉXICO D.F. 2002.

También podría gustarte