Está en la página 1de 1

Un virus que nos ha puesto en jaque.

Estados, gobiernos lo suficientemente poderosos


están asustados, por una simple partícula casi imposible de observar. Un virus lo
suficientemente infeccioso capaz de cruzar fronteras sin pedir permisos o alguna visa. Un
virus capaz de encerrarnos en nuestra casa, con la suficiente capacidad para transmitir un
miedo gigante. Un virus que ha retado frente a frente a los sistemas políticos de casi todos
los países del mundo, en donde se ha mostrado la verdadera capacidad para dirigir una
nación por parte de los presidentes y gobernantes. Un virus, que ha sido capaz de sacar a
la luz los tantos errores que comete el ser humano, y que ha logrado mostrar lo poco
preparados que estábamos.
Nos convirtió en seres incapaces de contacto, incapaces de ver el rostro de tu compañero,
incapaces de vivir en plenitud. Nos convirtió en seres que se sostienen por una simple tela
que cubre nariz y boca. Nos convirtió en seres pequeños ante la naturaleza. Tal vez, nos
puso en el lugar que merecíamos. Un virus capaz de transmitirse y propagarse junto al
miedo, junto al pánico. Un virus, que nos ha hecho mas responsables, un virus que ha
logrado separar y unir masas al mismo tiempo. Un virus que ha priorizado lo que de
verdad importa, un virus que ha puesto a los ultimo de primeros, ha puesto a los
médicos(as), enfermeros(as), los virólogos(as), epidemiólogos(as), cajeros(as),
aseadores(as), y muchos mas en la cima de la sociedad.
Un mundo inhumano, en donde los abrazos y besos han quedado prohibidos, quien sabe,
tal vez dentro de este distanciamiento social, nos hagamos mas unidos. Pero, dentro de
un año, esto será una de las tantas anécdotas que les contaremos a nuestros hijos y nietos
en un futuro. Después de que el miedo pase, sencillamente olvidaremos, como si se
tratara tan solo de un capitulo negro en la larga historia de la humanidad. Un mundo
incapaz de recordar, y que retomará, lamentablemente el mismo rumbo que nos llevará al
abismo. Y No se trata de perder la esperanza o perder la fe.
Todos esperamos un cambio, pero ¿era necesario esperar una pandemia para lograrlo?
Las epidemias no las combaten solo los virólogos y epidemiólogos, las combatimos todos,
y no solamente el covid, también las epidemias de antipatía, el hambre y la injusticia
social. Es mas que claro que saldremos de esta, pero verdaderamente, si la idea de volver
a salir de nuestras casas es con la intención de volver a ser seres incapaces, prefiero
quedarme encerrado un largo rato más.

También podría gustarte