El gobierno de la ciudad presenta ante un tribunal local, un juicio ejecutivo contra la provincia de Córdoba, por una deuda originada en conceptos de atención medica en la Ciudad, derivados por la provincia de Córdoba. La jueza de primera instancia intima a la provincia a saldar su deuda. Mas intereses y costas. El procurador del tesoro de Córdoba, opone excepción de incompetencia ya que su autonomía le concede el no sometimiento a tribunales locales, por lo que siguiendo esta línea, seria competente para atender este litigio un tribunal de su provincia o la Corte Suprema como competencia originaria. así mismo desconoce la deuda. La parte actora se opone a la incompetencia planteada por la provincia, fundamentando que es una cuestión de derecho publico local y por lo tanto no puede someterse a otra jurisdicción que iría contra el art. 129 CN. En tanto, la jueza declara su incompetencia y dirime la controversia a la Corte Suprema, ya que allí le darían el tratamiento adecuado para armonizar las prerrogativas jurisdiccionales que tienen ambas partes. El análisis que hace la Corte sigue principalmente la ultima reforma constitucional que le otorga a la Ciudad estatus constitucional plasmada en el art 129. “Tendrá un régimen de gobierno autónomo con facultades propias de legislación y jurisdicción”, incluyéndola en el dialogo federal. En segundo termino se basa en el precedente Nisman. Menciona que la ciudad tiene el derecho a no ser sometida ante tribunales ajenos a su jurisdicción garantizada por la constitución nacional. Al validar la autonomía porteña, se permite la continuidad del proceso que por consecuencia integra a la ciudad como sujeto pleno del federalismo. Se declara que la causa corresponde a la competencia originaria de la Corte, prevista en el art 117.
Considerando las amplias atribuciones que le dotaron a la ciudad, a mi parecer,
las equiparan a las provincias, salvaguardando su creación constitucional y no originaria como diferencia sustancial. Debe valorarse la integración de todos los estados, respetando así mismo el derecho de ambas a no ser juzgadas por tribunales ajenos a su jurisdicción, observando la autonomía que ambas gozan desde la reforma del año 1994, corresponde equiparar la competencia originaria que se le fue históricamente rechazada a la parte actora, a la situación de las provincias.