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A.˙.L.˙.G.˙.D.˙.G.˙.A.˙.D.˙.U.˙.

S.˙.F.˙.U.˙.

Ven.˙. M.˙.
QQ.˙. HH.˙. Todos
Resp.˙. Log.˙. Simb.˙. “Ortodoxia” Nº 8
Gr.˙. Log.˙. de Estado “Edmundo Gámez Orozco”
A 24 de febrero del año 2005 E.˙.V.˙.
Trabajo: Mi iniciación Masónica

Fui citado en la glorieta en la que se encuentra el monumento a Benito Juárez para dar comienzo
con las pruebas previas a mi iniciación. Al estar esperando en ese lugar, me sentí observado por todas las
personas que se encontraban cerca de dicho lugar, lo cual propició que me sintiera desesperado en varias
ocasiones. Después de cierto tiempo, se me indicó que saliera de dicho sitio siguiendo las instrucciones de
manera precisa, siempre volteando al frente, para poder cruzar sin salir lesionado, lo cual me provocó
cierta inseguridad al seguir las indicaciones de un desconocido poniendo en riesgo mi integridad física.

En el momento en el que llegué al vehículo que se me señalo, colocándome boca abajo con un
pasamontañas sobre la cara, al no poder ver nada, y estar siendo presionado por los Hermanos que
fungieron como Terribles, supe que estaba del todo vulnerable ante dicha situación, lo cual me causo algo
de miedo, el cual, en vez de hacer que dudara de mi decisión de iniciarme como masón, solamente me
provocó que siguiera adelante con mas ahínco. Al momento de llegar al camposanto, y probarse mi
fuerza, sentí algo de impotencia al no haber podido superar la prueba, pero comprendí que no debía darme
por vencido. Durante la prueba en la que se me pidió que me dejara caer al vacío, únicamente me causo
cierto vértigo el no saber de que altura me estaba por aventar. Al pedírseme que sujetara una piedra
caliente, dude que realmente la misma lo estuviera. Y al indicárseme que me lastimara el dedo con un
instrumento punzante, no se la razón por la que no dude en hacerlo. En el transcurso de la prueba en la
cual me encontraba en una fosa y se prendió fuego a mi alrededor, no tuve tanto miedo como el que
hubiera supuesto, sino que me sentí tranquilo, a pesar de las llamas.

Al trasladárseme al Templo, me sentí totalmente desubicado en el transcurso en el cual se me


guió a la azotea. Al hacérseme pasar por una parte angosta, aunque sabía que los Hermanos me sujetaban
para que no cayera, sentí un pánico terrible. Cuando me dejaron solo para que reflexionara lo que había
pasado, tuve la oportunidad de tranquilizarme y pensar realmente en la decisión que iba a tomar, en quien
era yo realmente, que esperaba conseguir al entrar a la institución, y que le pensaba aportar, y cuyas
respuestas que surgieron fueron que no era nada en este universo, ya que no conocía nada, en que quería
ser Masón para alcanzar el conocimiento y poder ser alguien y aportar algo a mis semejantes, y que lo
único que podía aportar a la institución era mi voluntad. Una vez en el cuarto de reflexiones, lo único en
lo que pensaba era en esto, y en que estaba pasando a una nueva etapa en mi vida, sintiéndome tranquilo
por esta situación.

Una vez que dio comenzó la ceremonia de iniciación, en el transcurso del primer viaje, me puse
nervioso al escuchar el ruido de las espadas, en el segundo me relajé al sumergírseme en el mar de
bronce, y durante el tercero, fue una sensación algo extraña, ya que se me aceleró el corazón, pero no
sentía miedo por el fuego. Y en el momento en el que se me destapó para ver la luz, fue algo impactante
el recibirla de pronto, y ver a los Hermanos con las espadas empuñadas, y sentí por un momento cierto
flujo de energías.

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José Francisco Hernández Muñoz
Ap.˙. M.˙.

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