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El IPRI
E
sta es la historia que me involucra a mí directamente, Sixto Paz Wells, hijo
de un conocido investigador del fenómeno OVNI en el Perú, José Carlos Paz
García Corrochano, fundador del Instituto Peruano de Relaciones
Interplanetarias (IPRI), entidad perteneciente a la Federación Mundial de
Aeronáutica.
En 1973 tenía diecisiete años y acompañé a mi padre a una conferencia que dio
sobre el fenómeno OVNI en una agrupación yoga, lo cual me vinculó a ese
ambiente y me envolvió rápidamente en el tema de la meditación.
El CONTACTO
Al año siguiente, el 22 de enero de 1974, asistí a una
disertación sobre la telepatía organizada por mi padre e
impartida por un médico del Hospital de Policía de Lima,
el doctor Víctor Yáñez Aguirre, miembro de la Sociedad
Teosófica y alto grado de la masonería.
Al enterarme de la posibilidad de comunicación con
seres del espacio, quise intentar un contacto.
En la noche, tras regresar de la conferencia, intentamos
recibir un mensaje telepático de origen extraterrestre
con mi madre y mi hermana Rose Marie en la sala de la
casa.
Estaba muy entusiasmado por las conclusiones del
doctor, que planteaba que, de existir seres de otros
mundos en el universo cuyo único mérito hubiese sido haber empezado antes que nosotros, podrían
no sólo estarnos visitando con sus naves espaciales, sino que de pronto también estarían intentando
comunicarse mental y astralmente.
Aquella noche, después de innumerables respiraciones lentas y profundas, acompañadas de una
relajación y concentración total, sentí la necesidad compulsiva de abrir los ojos y escribir lo que
captaba en mi mente.
Estaba consciente, lejos de todo trance y entonces canalicé una psicografía.
En el supuesto mensaje, un ser llamado Oxalc, que decía provenir de
Ganímedes, una de las lunas de Júpiter donde no hay vida natural sino artificial
controlada por la tecnología extraterrestre, afirmaba estar dispuesto a
establecer una comunicación.
No creí de inmediato que esto fuese real, a pesar de que después cotejé las
sensaciones captadas también por mi madre y mi hermana, quienes habían
vivido un proceso similar.
AI día siguiente repetimos el experimento con la participación de unas veinte
personas, conocidos y amigos del barrio.
Se recibió un segundo comunicado en donde se invitaba al improvisado grupo a comprobar la
realidad del contacto, mediante un avistamiento anunciado que ocurriría el 7 de febrero de ese año
a las 9 p.m. y a 60 kilómetros al sur de Lima, en un lugar llamado Chilca, en pleno desierto de la
costa peruana.
CONTINUANDO EL CONTACTO
Al mes ya éramos ocho personas, entre chicos y chicas, los que canalizábamos los mensajes de tipo
psicográfico.
Además de Oxalc, se manifestaban otros seres como: Kulba, Sampiac, Anitac, Meth, Erjabel, Oscim,
Antarel... tanto varones como mujeres.
Y, cada vez que salíamos al campo cuando nos invitaban para los avistamientos, teníamos
observaciones de uno o más objetos de día y de noche. A veces era uno solo que se dividía en varios
o que soltaba un racimo de pequeñas esferas (caneplas), que revoloteaban alrededor nuestro.
Llegó el mes de junio y el grupo había crecido mucho. Éramos cincuenta o sesenta personas y
solíamos salir todos juntos.
CONOCIENDO GANÍMEDES
A los pocos pasos a través de la luz salimos a un lugar distinto al desierto de Chilca. Al fondo de un
valle entre las montañas se veía una ciudad compuesta por gigantescos domos o cúpulas de cristal,
donde todo era redondeado y no había ángulos. Según Oxalc, los ángulos concentran más fácilmente
la tensión y la agresividad de las personas y cortan el flujo de las energías, por lo que son poco
saludables.
En el cielo se podía observar la presencia de Júpiter (el planeta más grande del Sistema Solar) unas
quince o dieciocho veces mayor en el horizonte de lo que se ve el Sol desde la Tierra.
En cuestión de segundos me encontraba a
seiscientos millones de kilómetros de nuestro
planeta.
Oxalc me dijo que ellos no son naturales de allí,
sino que vienen de planetas distantes de nuestro
sistema solar y que han llegado hace miles de
años de los nuestros a su actual ubicación en las
lunas de Júpiter, donde han adaptado la vida de
forma artificial creando un microclima y una
micro atmósfera sobre sus ciudades, que se
extienden mayormente en el subsuelo. Ellos se
han establecido allí formando colonias mineras.
Me habló de un gobierno en nuestra galaxia
conformado por un Consejo de Veinticuatro
Ancianos (el Consejo de la Confederación de los Mundos), debajo del cual existen jerarquías
intermedias, compuestas por ingenieros genéticos o Sembradores de Vida, Guardianes y Vigilantes
y, finalmente, Instructores. Este consejo recomienda, aprueba o deniega la intervención en
determinados lugares de la galaxia.
Me mostró también en una pantalla que parecía de gas, suspendida en el aire, de un color verde con
fogonazos de color naranja, una serie de imágenes de lo que según ellos podría llegar a ser el futuro
planetario, con las advertencias respectivas para que nos comprometamos a revertir el futuro.
Pude ver en aquella ciudad hombres, mujeres y niños circulando por sus calles; pude contemplar
cómo vivían, sus deportes, sus artes, su organización, sus universidades, sus grandes depósitos de
alimentos a manera de invernaderos, ya que son vegetarianos.
En fin, considero haber estado varios días con ellos, quizás cuatro o cinco; pero cuando volví a través
del Xendra habían pasado escasos quince minutos, aún era de noche y mis compañeros, que ya
habían llegado al lugar, me vieron asomar de la luz impresionados.
CONCEPCIÓN DE DIOS
Los veinticuatro tronos estaban ocupados
por seres diversos, con unos contrastes
increíbles de tamaño, raza y forma que
daban la impresión de ser ancianos, aunque
muchos de ellos no tenían apariencia
humana, pero en general inspiraban bondad
y sabiduría. Uno de los más cercanos al
asiento central, con un físico similar al
común de los humanos, pero con una
espesa barba muy blanca, se incorporó
señalando la maceta con flores diciendo:
"¿Queréis saber nuestra concepción de
Dios? Pues os diremos que es una realidad
tan compleja y maravillosa que se
representa en la sencillez y en la simpleza de la naturaleza; si no podéis comprenderlo, pues,
alégrense de poder sentirlo y de ser conscientes de la gran esperanza y del consuelo que esto
concede ".
No bien acabó de manifestarnos esto, se sentó; nos miramos entonces unos a otros porque a pesar
de haberle escuchado claramente, el Anciano no había movido los labios en ningún
momento, igualmente que los guías en sus mensajes telepáticos, donde las ideas y conceptos no
tienen idioma alguno que limite los medios de expresión.
…
MISIÓN RAMA
"El tiempo es dado de que regreséis…”- acotó otro Anciano de apariencia humana, que lucía un
pectoral en el pecho como hecho de roca y cristal; lo llevaba sobre su túnica blanca que le llegaba
hasta los pies.
No tenía cabello, pero si un delgado bigote, que le caía descubriendo su alargada boca, coronada
por una achatada nariz a manera de los orientales.
Sus ojos oscuros y penetrantes nos abarcaban completamente, siendo inolvidablemente expresivos.
Volvió a hablarnos diciéndonos: "Se hace tarde ya. . . deberéis
regresar comprometidos por la Misión que hoy se os encomienda,
esta será conocida por ustedes en su integridad dentro de poco
tiempo. Se llamará Misión Rama o Sol en la Tierra, labor de
irradiación. Consistirá en que el puente de comunicación ya
establecido se mantenga, crezca, se perfeccione y al final sea
depurado, para que sólo queden aquellos que serán los "futuros
instructores" de la Nueva Humanidad. Esa gente será
autoseleccionada por las pruebas y dificultades, porque sólo el que
es arriesgado y voluntarioso podrá soportar y culminar
perseverantemente la preparación. El mensaje será para todos, pero
no para todos la preparación… Id en paz, y que el Padre Eterno, el
Profundo Amor de la Conciencia Cósmica les ilumine y fortalezca en
el tiempo de espera, que ha sido dilatado para que lleguen aquellos que faltan, pero a la vez se va
acortando en días porque si no nadie sería salvo ni perseveraría...”
Unos a otros; tuvimos que llamarnos la atención para hacer una venia de despedida y retirarnos.
Más de uno tenía la vista fija sobre la inmensa estrella de seis puntas que coronaba la cúpula del
recinto.
Era la misma figura o la Magenda de David que este rey israelita usara como emblema, pero
resultaba ser que este símbolo y lo que significa era mucho más anterior al mismo David.
Dos Guías nos acompañaron de regreso por el Xendra; uno de ellos era una mujer y sus rangos eran
muy femeninos, sin que tuviera ningún maquillaje que los destacara.
Al volver nos encontraríamos nuevamente en la Mina.
Era ya muy avanzada la noche y las estrellas cubrían el lugar; sentíamos un gran cansancio como si
no hubiésemos dormido en varios días seguidos, además nos molestaba una fuerte presión en la
frente y en la nuca.
El cansancio desaparecería con el descanso reparador y al día siguiente la sensación de plenitud
física y anímica marcaría el contraste.
EXPERIENCIA EN MARCAHUASI
Este ser nos dijo que en nuestra próxima salida nos fuéramos a un
lugar en las montañas que se llama Marcahuasi, una meseta de los
Andes occidentales que se encuentra a más de cuatro mil metros
sobre el nivel del mar, donde continuarían las experiencias.
Allí volvieron a aparecer estos seres y nos dijeron, en una
comunicación que yo recibí, que ellos abrirían los medios de difusión
para que el mensaje llegara a todos aquellos que habían sido
preparados desde antes.
Nosotros no sabíamos a que se referían con aquello de «preparados
desde antes». Además, ¿quién le haría caso a un grupo de jóvenes
como nosotros? ¿Quién nos tomaría en serio?
Los contactos han continuado con experiencias extraordinarias como son el contacto con el Real
Tiempo del Universo, nuevos viajes en Xendras, recepciones de los cristales piramidales de Cesio
(objetos proyectados desde las naves que se reciben en un estado plasmático y se materializan en
las palmas de las manos como pequeñas pirámides de base cuadrada o triangular) y otros
encuentros físicos que han involucrado a compañeros y compañeras de los grupos en todo el mundo.