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La Primigenia Ciudad de Tiwanaku y Ruta
La Primigenia Ciudad de Tiwanaku y Ruta
Título de ponencia
LA PRIMIGENIA CIUDAD DE TIWANAKU Y RUTA DEL QHAPAC ÑAN EN EL MARCO
DEL ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y CONCEPCIÓN SIMBÓLICA ESPACIAL ANDINA.
Autor: Alfredo Lozano Castro
Doctor Arquitecto
Domicilio: Calle Oriente OE 4-25 y Venezuela. Quito – Ecuador
Teléfonos: 5932 3150849 / 3152704. Celular: 0992278362
E-mail: alozan54@yahoo.es
Area de investigación: Ciencias del Hábitat y Concepción cultural del espacio andino
Resumen - Abstract.
La antigüedad u origen del proceso civilizatorio andino, y en particular del asiento primigenio
de Tiwanaku, ha constituido un problema de mucha controversia, por la prevalencia de una
concepción falseada de las fuentes de origen que han permitido soslayar la significación
teogónica, cosmogónica y cosmológica de los principios fundantes de las naciones
originarias dando lugar a una historia regional que demuestra la triunfante imposición del
pensamiento colonizador que ha distorsionado los hechos a partir de enfoques
metodológicos parcelarios y aplicación de teorías que nada tienen que ver con las nociones
propiamente andinas expresadas en sus corpus mítico – simbólico, tradiciones sobre la
destrucción del mundo y sucesión de varias humanidades, eras cósmicas, cataclismos
debido al movimiento precesional de la tierra, alineaciones arqueo astronómicas con el
ángulo inter solsticial, ordenación territorial y trazado de centros poblados, concepción
simbólica del espacio, por citar las más relevantes.
Precisamente el cúmulo de evidencias presentes en la ciudad de Tiwanaku, demuestran que
fue un centro de conocimientos astronómicos, arquitectónicos, simbólico culturales,
espirituales, etc.; amén de las singulares manifestaciones artísticas y técnicas expresadas
en la escultura lítica, cerámica, textilería y metalurgía, que inducen a pensar en una
organización socio política de un avanzado grado civilizatorio, sin embargo los estudios
desde distintos ámbitos y enfoques, que han dado lugar a otras tantas elucubraciones
teóricas e interpretaciones de distinta guisa, pocas de ellas registran coincidencias dignas
de destacar, y más bien persisten diversas interrogantes: ¿Cuál fue su origen y quienes la
edificaron?; ¿Cuál fue el objeto de sus edificaciones?; ¿Existió un Ordenamiento Territorial y
concepción cultural del espacio?; ¿A qué responde su simbología?; etc., que todavía
esperan respuestas acordes a las formas de ver el mundo, de las naciones originarias.
Resulta curioso pensar como un centro de conocimientos que en su época de esplendor
logro conjuntar cúmulos de sabiduría en los órdenes perceptivo y racional, en la actualidad,
quizás debido a algún evento o cataclismo de la naturaleza difícil de precisar y de la infame
acción destructiva humana, a partir de la imposición de una matriz civilizatoria (organización
político-administrativa; productiva; socio-cultural; religiosa, espiritual y simbólica;
cosmovisión, ciencias y tecnologías), ajena a las naciones originarias, este reducido a un
conjunto de ruinas que, en poco o nada se parecen a lo que fueron, y estemos sumidos en
un mar de incertitudes y confusión, que dificultan en gran medida la comprensión de su gran
legado cultural.
Introducción.
Hasta ahora ninguna razón científica ha podido sostener o dirimir la vieja disputa sobre la
antigüedad del llamado asiento, centro sagrado, santuario, ciudad o metrópoli, de Tiwanaku,
todavía no hay hechos ni pruebas contundentes capaces de inclinar totalmente la balanza
en favor de los que proponen una antigüedad prediluvial o aquellos que sostienen una
antigüedad modesta (principalmente arqueólogos), aunque estos últimos han sido
aceptados como más veraces, tal vez por su adecuación a las diferentes teorías exógenas
que han ejercido e impuesto vasallaje cultural e intelectual en tierras americanas. En este
contexto, las cuestiones que se han planteado e intentan poner en tela de juicio la remota
antigüedad milenaria de Tiwanaku, al no tener en cuenta las versiones de su origen mítico-
simbólico, ni el desorden que presentan sus restos cubiertos por sedimentos lacustres que
evidencian un evento catastrófico de grandes proporciones, fundamentalmente aluden a que
no hay razones suficientes para comprobar los cambios geológicos de la región del altiplano;
en materia arqueo astronómica, la posible arbitrariedad en la orientación de las edificaciones
con respecto a los solsticios y equinoccios, antes que una acción premeditada; así como, la
propuesta de fases culturales anteriores a su emergencia como centro político religioso,
para ensamblarlo a un proceso evolutivo de menor data, relativizando la originalidad de su
proceso civilizatorio cuyas representaciones iconográficas aparecerían como meras
coincidencias en el entorno regional.
1
No hay que confundir la inclinación de la eclíptica con el fenómeno de la precesión. Este último cambia el
fondo estelar (las constelaciones de estrellas) contra el cual el Sol asciende y actúa en un momento determinado,
como el del equinoccio de primavera; el cambio, aunque pequeño, supone un grado cada 72 años, y 30° (todo un
signo zodiacal, si el zodiaco es de 12 figuras) cada 2.160 años. La abertura del angulo de la oblicuidad de la
eclíptica varia muy lentamente de 21° 58’ 36’’ a un máximo de 24° 35’ 58’’ cumpliendo todo el ciclo en un
periodo de 25.920 años. Actualmente el valor del angulo es de 23° 35’ 42’’ y desde tiempo inmemorial los
valores están en disminución progresiva.
De acuerdo con las fórmulas determinadas por los astrónomos de la Conferencia
Internacional de Efemérides en París (1911), que tiene en cuenta la posición geográfica y la
elevación del lugar, significaba que el descubrimiento realizado en el Kalasasaya 2
determinaba que este complejo se había construido aproximadamente hace 10.000-14000
años a.C. Este descubrimiento no ha sido aceptado por la comunidad científica americanista
que basándose en otras teorías (M. Uhle. 1892; y otros) sostiene que Tiwanaku fue
construida, como máximo 500 años a.C., fecha sobre la cual edifican una moderna
cronología que no se compadece con los relatos mítico-simbólicos.
La cuestión a dilucidar en estos supuestos es: ¿Cuándo ocurrió el cataclismo que destruyo
la ciudad y porque causas?, ¿Este cataclismo aconteció antes o después del diluvio de la
tradición judeo-cristiana?; las respuestas a estas grandes incógnitas, alumbrarían muchas
cuestiones relativas a su edad y proceso civilizatorio, sin embargo, hay que tener en cuenta
que las grandes catástrofes que han ocurrido en el planeta, al parecer, están relacionadas
con el cambio de giro del eje de polaridad de la tierra, fenómeno ligado al ciclo precesional,
que es una importante pista, incluso para avalar la cronología presentada por el cronista
2
Actualmente la diferencia en la orientación que existe entre las paredes del Kalasasaya y el trayecto del sol en
los equinoccios es de 65’ 30’’.Tomando como base las observaciones anotadas anteriormente el avance de la
oblicuidad de la eclíptica de 27’22’’ en 4.609 años y el cambio de la posición del sol hacia la pared principal de
Tihuanacu del 65’30’’ tendríamos la edad aproximada de Tihuanacu de 10.600 años.
indígena F. Guamán Poma, quién, consignaría la sucesión de las 5 generaciones de indios a
partir del cataclismo ocasionado por este acontecimiento que ocurre cada 12.960 años.
Algunos geólogos, plantean que en la tierra se produjeron grandes catástrofes
aproximadamente hacia el décimo o undécimo milenios antes de Cristo que quizás coincide
con el fenómeno del cambio de dirección del eje de polaridad de la tierra, cambio de
dirección que causo grandes movimientos sísmicos que hicieron que se desbordarán las
aguas de la laguna de Chuquiuitu, y provocaron erupciones volcánicas. Precisamente, el
estudio reinterpretativo de la Portada de Illa Titi Viracocha, presentaría las evidencias del
cambio de dirección a la mitad del ciclo precesional, en su iconografía.
Respecto, a las fases culturales, para ensamblar los complejos arquitectónicos de Tiwanaku
a un proceso evolutivo de menor data, destacan las posiciones de los arqueólogos
ortodoxos que no aceptan la antigüedad de Tiwanaku antes del 1500 a.C., y por tanto
desconocen los datos provenientes de fuentes como la tradición mítico-simbólica y la
arqueo astronomía3. Carlos Ponce Sanginés, considerado el pionero de la arqueología
científica en Bolivia, quién desde 1960 llevó a cabo excavaciones sistemáticas y tuvo como
responsabilidad la restauración del denominado templete hundido, al Este del Kalasasaya,
en donde se habían encontrado cierto número de estatuas de piedra en un patio semi
subterráneo, rodeado por muros de piedra, donde sobresalen cabezas de piedra clavadas a
la manera de las edificaciones de Chavín de Huantar, afirmó que las muestras de materia
orgánica encontradas en este lugar daban lecturas de radiocarbono cercanas a 1.580 años
a.C; como consecuencia de esto, consideró esta fecha como la del comienzo de la Fase
Antigua de Tiwanaku4. En el marco de estos fechados planteo que Tiwanaku tuvo 5 fases
de configuración (aunque los indicadores del tiempo son difusos y poco se sabe de las
primeras fases), llegando a su esplendor alrededor del año 500 d.C.; también se menciona
que al final de la fase II, se construyeron los llamados templos semi subterráneos, y
durante la fase III, ocurrió la construcción de los observatorios, plataformas y pirámides.
Las excavaciones que se han practicado en distintos lugares de Tiwanaku, cuyo nombre
original era: Chucaua o Chuquiua, que tiene cierta analogía con el nombre originario de la
laguna Chuquiuitu, u otros centros poblados del altiplano como Chuquito o Chucuito,
Chuquiapu, Chuquisaca, etc; luego adopta otros nombres como: Taypicala, la piedra del
centro o Wiñay marca, ciudad eterna, entre los más conocidos, revelan que los primeros
3
Durante cada ciclo de 41.000 años la oblicuidad varía entre 22,1° y 24,5° y la secuencia de los angulos pueden
calcularse mediante sencillas ecuaciones que han sido expresadas como una curva sobre un gráfico, donde es
posible constrastar angulos y datos históricos con fiabiliadad y precisión. Conferencia Internacional de
Efemérides. Paris 1911.
4
Descripción sumaria del templete semisubterráneo de Tiwanaku. Instituto Arqueológico Nacional de Bolivia.
Informe oficial 1981.
habitantes ocupaban un suelo inferior al actual; el espesor de la capa sedimentaria que ha
venido acumulándose en siglos es más de 1 metro, comparado este espesor dentro de las
condiciones topográficas del lugar con el detritus depositado en otras antiguas ciudades
cuya época de destrucción es conocida, resulta que siglo más siglo menos, las ruinas de
Tiwanaku cuentan cerca de 4000 años, esto es que se remontaría a las primeras ciudades
postdiluvianas, en orden a la cronología bíblica.
Es innegable que antes de la confederación del Tawantinsuyu gobernada por los inkakuna
hubieron en la región andina, otras naciones organizadas como Estados que señorearon
este territorio, sin embargo dada la estrecha relación entre Tiwanaku y Cusco, como lo
testifican las tradiciones mitico-simbólicas, es necesario partir del esclarecimiento de dicha
relación que es el fundamento de la continuidad del proceso civilizatorio andino. Al efecto
hay suficientes indicios mentales (tradición mitico-simbólica), y materiales o hechos
comprobados (vestigios arqueológicos, astronómicos, etnohistóricos, artísticos e
iconográficos –cerámica, textiles, metalurgía, estatuaria lítica, etc.-, planificación de centros
poblados, tipologías y sistemas constructivos, entre otros), que avalan la continuidad
civilizatoria andina y exoneran abundar en este importante tema.
Las tradiciones andinas más antiguas, sobre el origen de sus primeros pobladores y nacio-
nes, evidencian la estrecha relación histórico-cultural, que existe entre la isla Titikaka, y los
asientos de Tiwanaku y del Cusco; en efecto, los primeros cronistas, de la región del
altiplano y de la cultura primigenia de Tiwanaku, registran los acontecimientos que dan
cuenta de la génesis de su proceso de configuración, en la que se involucra al resto de
regiones; en el caso de la región centro sur, donde surge la ciudad del Cusco, que durante
el gobierno de los inkakuna y posterior configuración del Tawantinsuyu, se convertirá en su
capital y ciudad principal (sucediendo a Tiwanaku). La indagación del proceso de consolida-
ción de las naciones andinas en la confederación del Tawantin suyu, que supuso la estruc-
turación sociopolítica, económica, administrativa, y cultural, de un vasto territorio en el que
convivieron diversos pueblos y nacionalidades bajo el gobierno común de los Inkakuna, que
tienen como centro y sede del gobierno a la ciudad del Cusco, cuyos aspectos más destaca-
bles trataremos de reseñar, a continuación.
En segundo lugar, existen numerosos testimonios sobre la grandeza de los caminos inkai-
cos, sus aposentos, depósitos y postas, donde se constata la admiración de los cronistas
quienes manifiestan que son: “lo más soberbio e inigualable que hay en el mundo, y desde
que hay memoria de gente no se ha leído de tanta grandeza como tuvieron estos caminos
reales que atravesaban a lo largo y ancho del Tawantin suyu, desde la provincia de Quito
hasta Chile”. La implementación de la red vial también contemplaba la construcción de una
serie de infraestructuras de apoyo, referidas al equipamiento tanto para el descanso, como
para el avituallamiento de las personas; algunos relatos cuentan que en los caminos de la
sierra y los llanos (costa), de jornada en jornada, apartados 8 o 10, y en parte 15 y 20 le-
guas, habían grandes palacios con aposentos muy anchos para el descanso de la gente.
También se hace referencia que habían casas de hospedería a 3 y 4leguas. Estos aposen-
tos se llamaban Tambos donde los indios en cuya jurisdicción caían, tenían hecha provisión
y depósito de todas las cosas que en ellos había menester, (alimentos, vestidos, armas,
etc.), y todas las cosas necesarias para proveimiento de su gente; tanto que si en cada uno
de estos tambos querían renovar armas o vestidos a veinte o treinta mil hombres en su
campo, lo podían hacer sin salir de casa. (Zárate Agustín de. 1947).
Por otra parte, la forma y trazado de las ciudades o “cabezas de provincia” fueron recogidas
de la ciudad de Tiwanaku por orden del inka Pachakutik, quien habiendo advertido su
magnificencia ordeno a sus planificadores tomar nota de todo ello para replicarlo en el
Cusco y otras cabeceras provinciales, tal como se consigna en el relato siguiente: “Llegó
Pachacútic a ver los soberbios edificios de Tiaguanaco, de cuya fábrica de piedra
labrada quedo muy admirado por no haber visto jamás tal modo de edificios, y mando
a los suyos que advirtiesen y notasen aquella manera de edificar, porque quería que
las obras que se labrasen en el Cuzco fuesen de aquel género de labor…. Habiendo
este rey acrecentado su imperio, con tantas y tan dilatadas provincias, se dio en lo que le
quedo de vida a ilustrarlas con edificar en los principales pueblos dellas magnificos
templos y palacios y algunos fuertes castillos al modelo de los edificios que había
visto en Tiaguanaco, como son los edificios de Vilcas, del Huarco, de Limatambo y la
gran fortaleza del Cuzco; en suma, las más suntuosas fábricas que hubo en este reino,
cuyas ruinas duran todavía, hay tradición entre los indios que fueron edificadas por el rey
Pachacútic”….. (B. Cobo. Pag. 82)
La remoción del cíngulo climatérico que ha ocurrido varias veces y mudaron las condiciones
geográficas y trasformaron la tierra y la vida de los hombres, en una sucesión de cambios
geológicos y de evolución humana haciendo imposible cronometrar todo el pasado, son
ignoradas. De los primeros habitantes del Ande tan remotos que habitaron en el tiempo de la
oscuridad, no se puede decir nada, fueron tal vez siglos o milenios de formas de vida para
nosotros desconocida porque no hay memoria, apenas podemos hacer referencia de las
posteriores generaciones de antis que reinaron varios milenios, sabían muchas cosas que
se han perdido y de lo cual la memoria recuerda que fueron fuertes y duros para el trabajo,
vivieron probablemente en la última edad glacial, en la edad oscura o de la Chamak Pacha,
más intuidos que conocidos serían los precursores de Tiwanaku y de todas las culturas
anteriores a la ciudad sagrada. Señorearon el mundo andino por espacio de milenios,
fundaron reinos que desaparecieron con ellos.
Con estos precedentes, nuestra tarea se realiza al margen de las aparentes verdades
arqueológicas establecidas, con un enfoque metodológico diferente que apunta a responder
a cuestiones o ámbitos inexplorados; en las creencias aborígenes el asiento de Tiwanaku
era el centro de la capital del mundo, centro sagrado o santuario cubría alrededor de 6 Km2;
el núcleo central de las estructuras monumentales que hoy vemos en ruinas y han
prevalecido entre las cenizas de la antigua capital, está rodeado por una extensa zona
residencial con considerable densidad poblacional5, al menos durante el gobierno inka, a
juzgar por la presencia del Suyuyoc, que respondía a una determinada organización social,
compuesta de cuatro gobernantes que tenían bajo su mando cada uno: 10.000 jefes de
familias (Santillán Fernando 1563). Existen edificaciones subterráneas que tendrían
determinados usos acordes con las costumbres y conocimientos de sus habitantes de
manera que podrían encontrar confort climático si existían variaciones significativas de
temperatura. Evidentemente, las obras de Tiwanaku, no pudieron surgir de la noche a la
mañana; en realidad, muchos grupos gentilicios que se constituían, o se reconstituían, en
dicho lugar debieron dejar sus huellas en esos inmensos monolitos, a lo largo de centenas
o, quizá, miles de años. Grupos que, con el correr del tiempo, se irían desplazando hacia
lugares diferentes, en esta parte del continente, pero con una orientación determinada.
Tiwanaku está localizado en el centro jerárquico del espacio geográfico del altiplano,
irradiando su configuración monumental (complejos arquitectónicos), en otros centros
poblados o ciudades secundarias situadas alrededor de 10 a 25 Kmts., de distancia.
Constituyéndose el núcleo central como una entidad planificada, que espacialmente
representa algunas funciones; la zona monumental, cumple funciones de culto ritual según
las creencias imperantes y la utilización lúdica, educativa y espiritual del espacio sirve para
fortalecer la identidad cultural. Las excavaciones arqueológicas han demostrado que en
Kallamarca, aproximadamente a 11 Kms., al sur de Tiwanaku, había un templo menor
similar al Kalasasaya; en Chiripa, al noroeste, a orillas del Lago Titikaka, había un centro
ceremonial con un templo semi-subterráneo; en Lukurmata (12 Kms., al norte), un asiento
de más de 150 Has., de extensión, sobre el cerro Huila Kollo, en el valle de Katari, al otro
lado de la serranía de Llocolloco, presenta algunas estelas del estilo de Tiwanaku (igual que
en un islote próximo a la orilla), que enfatizan la reproducción del arte de la metropóli andina
con todas sus peculiaridades; en Pajchiri (23 Kmts.), de igual manera; en Wankani (28
Kmts., al sur de Lukurmata), había una plataforma como la de Kalasasaya. Otros sitios,
como: Ojje, Simillake, y Palermo, presentan recintos semi subterraneos y, estructuras
piramidales al lado de cerámica del estilo Tiwanaku. En el extremo oriental del lago Umayo
situado en Hatuncolla a una distancia aproximada de 25 Kmts., del Titikaka, se encuentra un
promontorio rocalloso en partes abrupto que tiene el nombre de península de Sillustani,
lugar donde se hallan las Kalasasayas circulares y famosas chullpas.
Todos estos lugares pueden ser reconfigurados en una red local de asentamientos que
responden a algunos puntos de partida; la primera trama de asentamientos se originó a
partir de la Isla de Titikaka, asiento de Tiwanaku y el nevado Illampu, pues como dice la
tradición mítica, el nevado Illampu es la sede de la divinidad principal del altiplano que
ocasiona determinados fenómenos atmosféricos; dicha divinidad se habría proyectado sobre
la isla de Titikaka luego del diluvio y desde ahí se dirigió al asiento de Tiwanaku, alegoría
que guarda una relación astronómica pues a partir del eje Este – Oeste, que irradia desde la
5
Alan Kolata, arqueólogo norteamericano, estima una población de 20.000 a 40.000 personas; y plantea que el
surgimiento de la ciudad como centro ceremonial ocurrió entre el año 100 y 300 DC. Fecha esta última, donde
había logrado indiscutible superioridad en la región, llegando a dominar un extenso territorio que se extendía
desde el altiplano boliviano hasta la costa peruana.
Isla de Titikaka se registra la salidad del sol y de la principal constelación que precede la
salida del sol, por el nevado Illampu, durante el equinoccio de septiembre o inicio del
período de lluvias. Trazados los ejes del espacio de aplicación de estos fenómenos
complementados con el registro de los solsticios, se genera con sus paralelas y
perpendicualres una primera red de asentamientos, al coincidir una serie de lugares con
estas orientaciones. Una segunda trama de asentamientos que posiblemente se originó en
una nueva era cósmica, debido al cambio de la figura celeste que precede la salida del sol
en los equinocciones y solsticios, parte del eje Noroeste - Sureste que divide el lago y tiene
como sitios claves de referencia, viniendo de norte a sur: Cajamarca, Cusco, Pucara,
Tiwanaku, Oruro y Potosí; y una tercera trama que considera la presencia de la ciudad inka
ligeramente recostada hacia la parte noroeste de la ciudad, arriba del complejo de
Pumapunku, en el cruce los caminos de ingreso en dirección norte – noroeste, posiblemente
el lugar donde estaba emplazado el Ushno. El eje de referencia Este - Oeste, que señalaría
los equinoccios atraviesa el centro del complejo de Kalasasaya; de este lugar, proyectados
hacia el horizonte los ejes direccionales de los solsticios permiten reconstruir con sus
respectivas paralelas y perpendiculares, una trama de asentamientos estableciéndose la
coincidencia en el trazado de los ejes con algunos hitos geográficos y pueblos actuales.
Entre la orientación Este – Oeste del observatorio del Kalasasaya y eje central de la
pirámide de Pumapunku, existe una diferencia de 4° a 5°, lo cual apuntaría que este
complejo de edificaciones estaba orientado para el registro del movimiento de la luna y
posiblemente de los ciclos de saros o eclipses.
Fotografías. Salida y ocaso del Sol equinoccio Septiembre 2013. Fuente: A. Lozano 2013.
De la misma manera si prolongamos los ejes solsticiales hacia su orto y ocaso partiendo de
las respectivas paredes del Kalasasaya encontramos hacia el noreste, solsticio de junio, al
cerro Chacaltaya; y al noroeste el cerro Khapia; en el eje sureste, solsticio de diciembre
cerro Gigante, y al suroeste, el cerro San Francisco de Orcorara. En los ejes diagonales
noroeste – sureste, se alinean pueblos como Santa Rosa, Taraco, Yanarico, Tiwanaku; y en
el eje noreste – suroeste, teniendo a Chuquiapu como centro se alinean pueblos como
Viacha, Jesús Machaca y otros. Debemos anotar que el Sol pasa por la latitud de Tiwanaku,
irradiando sus rayos de forma perpendicular: el 7 de noviembre y 4 de febrero, esta última
fecha está relacionada a la festividad de la virgen de la Calendaria en varios lugares del
altiplano. (Ver, Mapa N°2)
En cuanto a los antiguos ayllus originarios que poblaban el valle de Tiwanaku, las fuentes
coloniales (Padrón realizado en 1658), hacen referencia a 8 ayllus, a saber: Achaka, Achuta,
Aparo, Chambi, Kasa, Kollir, Wankollu, Waraya, que a lo largo de su proyección histórica
han sufrido diversas transformaciones administrativas y territoriales que han afectado su
integridad territorial, fraccionándose en una serie de estancias, las cuales concentraron
dentro de sus límites población forastera, conocida con el nombre genérico de yanakona. La
tradicional distribución espacial y política andina enmarcada en la Marka, aglutinaba al
parecer un número de 9 ayllus, incluído el Taypi, lugar de encuentro y celebración de todos
los ayllus, mismos que estaban distribuidos en dos Sayas: Manqha o Urinsaya y Alajj o
Anansaya, que se encontraban divididas por el eje direccional Este - Oeste. De los ocho
ayllus originales actualmente se conservan los nombres de 6 de ellos: Chambi (Chambi
Chico y Grande), Khasa Achuta, Kausaya, Corpa, Wankollu, Achaka, Waraya, Achuta
(Grande); los 2 ayllus antiguos restantes: Aparo y Kollir, han sido sustituidos por los ayllus
actuales de Corpa y Kausaya, según hemos podido deducir en orden a su emplazamiento,
alrededor del pueblo de Tiwanaku, que venio a ocupar el antiguo Taypi o lugar central de
concentración para las actividades festivo rituales; el esquema situacional y de organización
espacial están dibujados en el Mapa N° 3.
Por otra parte, en cuanto a la red de caminos, desde Tiwanaku irradiaban grandes vías que
a escala local, coincidían con los ejes de orientación astronómica: noreste-suroeste y
noroeste-sureste; en dirección suroeste, sale el camino que conduce hacia Guaqui; en
dirección sureste, sale el camino que se dirige a Kaluyo y Chuñuchununi, de este camino
salen ramales para Wankani y Viacha. En dirección noreste, desde Kasachuta se
enderezaba una vía al norte hacia Wankullani; mientras en dirección noroeste sale el camino
que se dirige al desembarcadero de Iwawe. Estos caminos a mayor escala conectaban con
las cabeceras provinciales e importantes centros de producción agrícola situados tanto en la
cordillera andina, los pisos yungueños y en la costa del Pacífico. En los vestigios que se han
rastreado sobresalen 11 tramos con una longitud aproximada de 4.030 kilómetros, los más
importantes caminos que actualmente incluso han sido reutilizados para el turismo, son: el
Choro, Takesi, Yunga Cruz y Pasto Grande que datan de tiempos milenarios. A estos
tramos se suman otros que arribaban al valle de Cochabamba, a los valles lejanos de
Moquegua, e Ilo en el Perú. Así como, a Arica y a San Pedro de Atacama en Chile. (Ver
Mapa N° 4).
Mapa N° 4. Red Vial Inkaika en Collasuyu. Fuente: Red del Khapac Ñan en Bolivia
En el gobierno de los inkakuna como registran los datos de las crónicas tempranas se
preciaban de ser descendientes de Illa Titi Viracocha, para ellos, Tiwanaku significaba la
cuna de origen y lugar sagrado de gran significación mítico simbólica, lo que, al parecer, fue
una de las razones que les llevó a considerar reedificar aquí la capital del gobierno, aunque
finalmente optaron por hacerla en el Cusco, teniendo a Tiwanaku como modelo para su
planificación y diseño según sus parámetros arquitectónicos y concepción simbólica del
espacio (Cieza de León 1549). Sin embargo, la antigua ciudad, conservó su carácter
sagrado, e importancia política, quedando como sede de uno de los dos Suyoyoc Apu,
principales gobernantes del Tawantinsuyu, después del Inka. Estas autoridades estaban por
encima de los cuatro Apukuna, funcionarios residentes en el Cusco, encargados de la
administración de cada una de las cuatros regiones o suyu, y los gobernadores
denominados Tocricuc (veedor), que tenían debajo de su gobierno los hunus
(gobernaciones de 10.000 tributarios), de su distrito, que solían ser tres, cuatro, o más,
según la extensión del territorio y por ello se construyeron una serie de edificaciones en
orden a su importancia político administrativa, al respecto, B. Cobo manifiesta:
“En cada gobernación había un pueblo principal ennoblecido por los reyes con número de
vecinos y suntuosidad de edificios, el cual era cabeza y metrópoli de la provincia y hunus
que caían en sus términos. Había en él palacios reales de rica fábrica, fortaleza, templo
magnífico del sol, que era como la iglesia metropolitana del distrito; monasterio de
mamaconas; los mayores depósitos del partido bien proveidos de vituallas para sustento
de los ministros y criados del Inca y de la gente de guerra que por allí pasase; tambo real y
gran número de indios de servicio, que por sus mitas enviaban los pueblos comarcanos; sin
los muchos mitimaes que allí moraban. Tales eran los pueblos de Quito, La Tacunga,
Tumibamba, Cajamarca, Jauja, Pachacama, Chincha y Vilcas, con los demás que había
en los cuatro suyus o partidos del reino”. (B. Cobo. Pág. 114. BAE 1965).
En este contexto, la intervención inka, a nivel territorial, debió estar enmarcada en la nueva
concepción espacial que se hizo en todo el Tawantinsuyu; la división territorial horizontal, es
decir, la bi y cuatripartición del espacio: Hanan Saya (barrio de arriba –derecha-) y
Hurinsaya (barrio de abajo –izquierda-), que en este caso coincidía con las antiguas
divisiones de Alajjsaya y Manqasaya; y la cuatripartición orientada a señalizar las
direcciones cardinales: Antisuyu; Cuntisuyu; Chinchaysuyu (Umasuyu); y Collasuyu
(Urqusuyu); así como, la división espacial vertical de los tres mundos: Alaj (Hanan) Pacha,
mundo de arriba, Aka (Kay) Pacha, mundo de aquí, ahora; y Manqha (Uku) Pacha, mundo
de las profundidades. Gracias a la estratégica ubicación, con el paisaje sagrado de la región,
la ciudad adquiere importancia como un axis mundi que conectaba los tres mundos:
Alajpacha, donde moran las figuras celestes, el Akapacha, mundo de aquí definido como
Taypi, lugar donde se representa la figura estelar o principal constelación del sistema
astronómico andino, que no sólo esta dibujado en el trazado de la ciudad, sino que se
construyen espejos de agua, en las cimas de las pirámides para atrapar su figura, cuando
está en el cenith del lugar, acontecimiento que ocurre en el solsticio de diciembre; y el
mankapacha, el mundo de abajo, lugar donde estaría reposando la figura celeste en el
anticenith.
“La causa principal de tener los indios la veneración que tenían a este adoratorio, debió ser
su gran antigüedad. Adorábanlo los naturales desde tiempo inmemorial antes que fuesen
conquistados por los reyes del Cuzco, y lo mismo hicieron los dichos reyes después que
fueron señores desta provincia, que tuvieron por templo célebre el sobredicho edificio de
Pumapuncu, y lo ilustraron y enriquecieron, acrecentando su ornato y el número de ministros
y sacrificios; y edificaron junto a él palacios reales en que dicen nació Manco-Cápac, hijo
de Guayna- Capac, cuyas ruinas se ven hoy; y era edificio muy grande y de muchas
piezas y apartamientos”. (B. Cobo. Pág. 169. BAE 1965).
Las prospecciones arqueológicas (Smith, 2002), han determinado que la intervención Inka
abarca un área que cubre alrededor de 1,7 Km2., que se extiende desde Pumapunku hasta
las proximidades del pueblo actual, donde se han encontrado estructuras de forma
rectangular, de aproximadamente 4 x 10 metros, conteniendo gran cantidad de aríbalos y
tinajas, platos, y otras vasijas para almacenamiento, y consumo de alimentos, asociados a
restos óseos de camélidos, aves, pescados, y abundante carbón. En los corredores que
articulan los cuatro edificios se hallaron depósitos semejantes, cuyos contenidos parecen
provenir de la preparación de alimentos. Al este de las mencionadas estructuras se halla
una plaza amplia, y la puerta que daba acceso del recinto donde se preparaba la comida a
la plaza se encuentra demarcada por una puerta de doble jamba, revelando la entrada a un
espacio importante. Finalmente, se evidencia la existencia de una serie de cámaras
pequeñas (2 mts.), de particulares características arquitectónicas orientadas hacia el este,
construidas en las terrazas de Pumapunku.
Plano N° 1. Posible Asentamiento Inka; ejes de trazado
Está clara la referencia al pueblo o ciudad inka, por la notoria distinción que el cronista hace
de las antiguallas o ruinas ubicadas hacia el sur como aproximadamente a 400 metros, lo
cual quiere decir que posteriormente los españoles ocupan dicha ciudad; además, es
curioso comprobar que el trazado de la ruta del Khapac Ñan, es similar a lo que acontece en
la ciudad inka de Tumipampa (hoy Cuenca, andes ecuatoriales), intervenida igualmente en
el gobierno inka, donde el recorrido del camino también pasa por el sitio denominado
Pumapunku, lugar donde se encontraba un tambo de la ciudad y además era, como su
nombre lo indica, la entrada al centro sagrado de la ciudad representado por la figura de la
constelación del felino o puma, exactamente a lo que acontece con Pumapunku en
Tiwanaku.
Durante los tres siglos de gobierno colonial y hasta bien entrada la república Tiwanaku se
transformó en un triste pueblo del altiplano y convirtió en inagotable cantera sin dueño, que
proveía de abundante material pétreo para todo tipo de construcción, que se hacían en los
pueblos y haciendas del entorno. Piedras extraordinarias de todos los tamaños y calidades y
todas cortadas a escuadra y artísticamente labradas y pulidas, pasaron a formar parte de
cimientos, mamposterías, dinteles, y pisos de un sin número de construcciones privadas y
públicas. En suma, si bien los eventos de la naturaleza, difícil de predecir, truncaron la
prosperidad de Tiwanaku; en tiempos relativamente recientes, manos impías, infames,
irreverentes y destructoras de numerosos iconoclastas7 de la santa religión católica, so
pretexto de la extirpación de idolatrías, o los fanáticos modernos, del desarrollismo
depredador de la naturaleza y las culturas, han profanado con motivos viles la majestad del
primigenio centro sagrado, a pesar de ello, aún quedan ciertas pistas y evidencias para la
reconstrucción de su trazado.
7
Iconoclastas, individuos que se oponían al culto de las imágenes, no respetan las tradiciones; sus orígenes se
remontan a un movimiento religioso del siglo VIII, promovido por los emperadores bizantinos.
primeros cronistas que estuvieron en el lugar y contados estudios dedicados a aspectos
como son las matemáticas, la astronomía o los intentos de desciframiento del código
iconográfico plasmado en su singular estatuaría lítica. En efecto, una revisión de los
estudios realizados hasta la fecha, revela que la ciudad de Tiwanaku, ha sido estudiada bajo
un enfoque parcelario y de forma sectorial, es decir, la mayoría de investigadores,
principalmente arqueólogos, se han ocupado del lugar donde están los vestigios de
edificaciones que no pueden pasar desapercibidas, dejando de lado los extremos Este y
Oeste (actual pueblo, cuya iglesia fue construida, al parecer, sobre un antiguo templete semi
subterráneo), pues el perímetro de la antigua ciudad comprende una mayor extensión
territorial como vamos a demostrar en este apartado.
La extensión del centro sagrado de esta colosal creación de las comunidades andinas
primigenias, es aproximadamente 2,8 Km., de largo en sentido Este – Oeste por 1,6 Km., de
ancho en sentido Norte – Sur, abarcando alrededor de 420 Has., sin contar con la periferia
donde estarían asentadas las zonas administrativas y del común de la población con lo que
alcanzaría un área cuadrada de al menos 4 Kmts. La parte más estudiada, comprende
apenas el 10% de la superficie total (40 Has.), que corresponde al centro sagrado o zona
donde se encuentran los vestigios de los complejos de edificaciones arquitectónicas. El
perímetro rectangular de la ciudad que configura la imagen mítica del centro sagrado, al
parecer podría haber estado rodeado por un inmenso foso artificial o simplemente terrazas,
que restringían su acceso, ya que moverse de afuera hacia adentro era como entrar a un
espacio sagrado. A. Posnansky al descubrir las terrazas (muros de contención) que
posiblemente configurarían la forma o imagen de la ciudad plantea la posibilidad de que son
parte de muelles o diques, por lo tanto, deduce que el nivel del lago llegaba hasta Tiwanaku
y por ello elucubra su teoría de que la ciudad en tiempos remotos fue un puerto, lo cual fue
impugnado radicalmente, por otros estudiosos de la época.
Los primeros testimonios escritos sobre Tiwanaku son de los cronistas españoles,
particularmente Pedro Cieza de León (Capítulo CV. Del pueblo de Tiaguanaco y de los
edificios tan grandes y antiguos que en él se ven. Págs. 264-265-266), quién visito el pueblo
hacia 1549 describiendo los grandes e increíbles edificios que pudo observar las pirámides,
muros, estatuas, portadas de piedra labradas en bloques de una sola pieza muy grandes,
mencionando según las versiones de los nativos del lugar que fueron construidos muchos
años antes del gobierno de los inkas y que además estos sirvieron de modelo para que los
construyeran en el Cusco a su semejanza
A partir de estos valiosos datos podemos ensayar la reconstrucción del trazado de la ciudad,
para lo cual es de gran utilidad, los estudios hechos en el observatorio de Kalasasaya
referentes a sus ejes astronómicos direccionados para registrar los movimientos del sol
durante el año, es decir los solsticios y equinoccios, sirviendo para reconstruir la trama de
asentamientos a nivel local, comarcal y regional, como lo hemos graficado en los apartados
correspondientes. En efecto, el eje Este-Oeste y la cosmología jugaron un importante papel
en el trazado de la ciudad, precisamente la ubicación del observatorio solar de Kalasasaya
en este eje, permitía registrar en el horizonte la salida del sol y de otras figuras celestes, así
constatamos que en dirección del eje equinoccial las montañas (Illampu, Ancohuma,
Chacaltaya, Wayna Potosi, Mururata, Illimani) de la cordillera de la Paz sirvieron de
gnomones para el registro de diversos fenómenos atmosféricos.
En el caso del diseño geométrico de la ciudad a partir del observatorio de Kalasasaya donde
irradian los ejes de orientación: Este – Oeste, compartido por los complejos de:
Chunchukala, Templete semi-subterráneo y Putuni; y ejes diagonales Noreste-Suroeste y
Sureste-Noroeste, se genera una trama cuyos ejes de orientación cardinal configuran la
característica división espacial en la que se van articulando los complejos arquitectónicos
(observatorios diurnos y nocturnos) cuyas puertas de acceso tienen el frente hacia el Este.
En este esquema, las estructuras de las principales edificaciones del culto estelar estaban
orientadas hacia los puntos geográficos sagrados como la pirámide conocida como
Akapana, para nosotros un observatorio estelar, que posiblemente registraba el paso por el
cenith de determinadas figuras estelares; a 2.1 Kmts., en línea recta al sur de la pirámide
yace la plataforma denominada Wilapukara punto de acceso a la ciudad algo similar se ha
localizado al oriente de la misma; el denominado templete semi subterráneo, para nosotros
un observatorio estelar nocturno, al igual que Putuni, mal llamado palacio de los sarcófagos;
Khantataita, templo de Venus, Qhirikala, y y Lukaqulli, pirámide de las dimensiones.
Indudablemente hay algunas incógnitas que surgen con relación a la localización del
complejo de Pumapunku, literalmente la Puerta del puma (similar al trazado de la ciudad de
Tumipampa, en Cuenca Ecuador), aunque creemos servía para el registro de los
movimientos de la luna; y la ubicación del río Wakira (Jawira), en la parte superior del
trazado, siguiendo la dirección noroeste – sureste, al contrario de lo que sucede en otras
ciudades, donde el río discurre en la parte inferior, que por ahora no vamos a discutir, sino
indicar que podría ser un indicio de su antigüedad.
Gráfico N° 2. Constelación de Puma Yunta; Chuquichinchay por separado
El centro sagrado y los monumentos a pesar de su forma orgánica que parte de un plan
preconcebido con todas sus particularidades especificadas; en su larga historia, han sufrido
transformaciones que se han sucedido en diferentes localidades, ritmos y tiempos, por tanto
sus estructuras no han permanecido estáticas; en esto, Tiwanaku se parece a otras
ciudades, tanto las modernas como las antiguas, donde ciertos sectores permanecen sin
cambiar, mientras que otros se les reciclaba, reaprovechaba, y reconstruía, es decir, ha sido
escenario de un proceso constante de modificación y desde esa perspectiva también debe
ser analizada la organización espacial y arquitectónica.
Plano N° 3. Trazado de la ciudad de Tiwanaku
Sin embargo, los rasgos estilísticos de las construcciones líticas de Tiwanaku únicos en su
género han sido analizados bajo parámetros entre ciertas formas y la cronología, lo que
resulta bastante limitado para entender los complejos arquitectónicos donde la diferencia en
la mampostería puede relacionarse con diversos aspectos (función, forma, estética), o con
las transformaciones culturales, que tienen su corolario en las representaciones
arquitectónicas, que varían desde mantener o remodelar tipologías antiguas, hasta un
desmantelamiento total a fin de aprovechar de nuevo los materiales de construcción. Igual
que sucede en las transformaciones territoriales que involucran a los centros poblados o
centros ceremoniales enfocados hasta ahora de forma estática, desconociendo que la
dinámica espacial, en el micro (espacio arquitectónico) y macro espacio (urbanística,
ordenación territorial), es cambiante a lo largo del tiempo.
La cíclica inestabilidad climática registrada por los amawtakuna durante largos períodos de
tiempo de paciente observación trasmitida de generación en generación de forma oral o
mediante códigos, les llevo a idear representaciones simbólicas e iconográficas para
perennizar estos conocimientos y poder trasmitirlos a las nuevas generaciones de manera
que puedan prevenir los azotes de la naturaleza. Quizás esta preocupación les condujo a
planificar cuidadosamente su principal centro poblado al que le revisten de un carácter
sagrado, poniendo los arquitectos todo su ingenio para diseñar estructuras colosales
constituidas con materiales imperecederos donde son tallados los códigos de su sabiduría
para la posteridad. Los astrónomos establecen la orientación de los observatorios para el
registro de las figuras celestes; los artistas cincelan la piedra y transmiten mensajes en
bajorrelieves para la humanidad del futuro; los orfebres funden metales preciosos, para
recubrir las piedras esculpidas y entonces la ciudad refulge conforme su analogía cósmica,
pues su trazado representa la principal constelación que rige estos destinos, iluminando el
camino de la humanidad.
La construcción de los complejos arquitectónicos y expresiones artísticas se caracterizan
por su monumentalidad; la técnica del tallado de los bloques de piedra es de tal forma que
las líneas de su contorno son casi siempre paralelas, así como la forma de sus puertas,
ventanas y nichos, teniendo alrededor de la parte superior como ornamento o arquitrabe el
signo escalonado: en cuanto a las expresiones artísticas, lo más característico son los
monolitos con un nivel muy alto de abstracción, y retratos realistas de la figura humana; la
ornamentación simbólica en líneas rígidas cuyos motivos siempre son el puma, cóndor, y
pez; así como, el signo escalonado y sus múltiples variantes y significados.
Conclusiones.
De las informaciones que consignan las crónicas referentes al Tawantin suyu, se deduce
que los Inkas fueron los artífices de la creación del Estado geopolítico, vigente a la llegada
de los españoles, y que según la tradición andina, desde épocas muy remotas se constata
la existencia de grandes asentamientos de población, e incluso de configuraciones territoria-
les a gran escala como: Tiwanaku, que sería el antecedente para el surgimiento de los cen-
tros político religiosos; desde el punto de vista de la concepción cultural del espacio, estos
centros son de uso ceremonial, sirviendo para las celebraciones festivo rituales ligadas al
calendario agrícola. La construcción de estos complejos arquitectónicos, requerían en pri-
mer lugar, una meticulosa planificación, diseño y construcción; y en segundo lugar, la con-
centración de abundante mano de obra, todo lo cual sólo es posible a través de una eficaz
organización estatal.
Los datos proporcionados por los cronistas, permiten deducir, que la planificación y cons-
trucción de la ciudad del Cusco, no sólo fue hecha a imagen de Tiwanaku, (se debe recordar
la versión de Cieza de León quien menciono que los Inkas hicieron los edificios grandes del
Cuzco por la forma que vieron en Tiwanaku, e incluso pensaron hacer su sede en dicha
ciudad); sino que fue ideada para representar a menor escala, la ordenación territorial del
Tawantin suyu, la cual comprendía, en total, cinco regiones, contando al Cusco como centro;
desde esta ciudad, en dirección, a los puntos cardinales (Anti, Chinchay, Cunti, y Colla su-
yu), salían los caminos, que señalizaban las cuatro regiones del reino. A su vez, la configu-
ración de dicha ciudad, contenía el núcleo central, donde estaban los principales edificios
para uso político religioso; alrededor del centro, separada por andenes y plazas, estaba la
zona administrativa y los barrios de la ciudad, ocupados por las principales naciones del Ta-
wantinsuyu; finalmente alrededor de estos barrios, separados mediante andenes y terrazas,
se localizaban los ayllukuna o barrios del común de la población.
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