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1. (1-2) La viña improductiva.

Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una
ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en
medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas
silvestres.

El dueño de la viña hizo un trabajo excelente al poner la viña en marcha. Escogió un lugar alto con
tierra fértil donde el sol brillara. Era el lugar ideal.

“Había cercado y despedregádola y plantándola  de vides escogidas: había edificado en medio de


ella una torre y también asentado un lagar en ella. Dios esperaba que fuesen un pueblo obediente,
santo y dispuesto a dar testimonio de su fe.

Una vez escogió el lugar para la viña, el dueño hizo todo lo necesario para elaborarla y convertirla
en una viña exitosa. Quitó las piedras de la tierra – un trabajo difícil en una tierra llena de piedras.
Después usó esas piedras de la tierra para construir una cerca alrededor de la viña, y las piedras
que sobraron las usó para construir una torre desde donde el guardia pudiera advertir peligro.

El dueño plantó las mejores uvas y construyó la tina donde procesarlas durante la cosecha. Una
tina típica tenía dos fosas conectadas. En la fosa de arriba se aplastaban las uvas, y entonces el
jugo caía a la segunda fosa un trabajo difícil que llevaba mucho tiempo. Está claro que el dueño
considera esta viña una inversión permanente.

Al construir una viña, muchas personas iban haciendo el trabajo según se trabajaba la uva y se
acercaba la primera cosecha. Este dueño, en cambio, hizo un trabajo de primera y terminó la viña
entera antes de que llegara la primera cosecha. Hizo todo lo posible para asegurar una buena viña.

El dueño anticipaba una buena cosecha después de haber trabajado tanto para asegurar un buen
resultado. La cosecha no llegaría hasta el segundo año de plantar y había que esperar con mucha
paciencia. El dueño esperó con anticipación, pero cuando llegó el momento de cosechar, las uvas
salieron silvestres.

ISAÍAS 5:3-4. 3Ahora pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá,


juzgad ahora entre mí y mi viña.4¿Qué más se había de hacer á mi viña,
que yo no haya hecho en ella?¿Cómo, esperando yo que llevase uvas,
ha llevado uvas silvestres?

“ahora pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña” El dueño
invita a los oyentes a juzgar quién tiene la culpa el dueño o la viña. Muchos de los que estaban
escuchando conocían bien el trabajo de una viña y podrían dar una opinión experta. Lo más
experimentados que fueran, más podrían simpatizar con el dueño. Ellos también se habían visto
frustrados con uvas malas en algún momento de su vida.

“¿Qué más se había de hacer á mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que
llevase uvas, ha llevado uvas silvestres?”  A lo largo de la canción del profeta, el dueño pregunta
qué podría haber hecho de otra manera – qué no ha hecho. Hizo todo lo que cualquiera podría
esperar. La culpa no es del dueño, sino de la viña.
ISAÍAS 5:5-6. 5 Os mostraré pues ahora lo que haré yo á mi viña:
Quitarle su vallado, y será para ser consumida;
aportillaré su cerca, y será para ser hollada;6-Haré que quede desierta;
no será podada ni cavada, y crecerá el cardo y las espinas:
y aun á las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.

“Os mostraré pues ahora lo que haré yo á mi viña: Quitaréle su vallado, y será para ser consumida;
aportillaré su cerca, y será para ser hollada” Al quitar el vallado y aportillar la cerca, el dueño
abrirá paso a cualquiera que quiera entrar. Animales entrarán y comerán de las viñas. Niños
jugarán al escondite, pisoteando las viñas con entusiasmo juvenil. La viña quedará totalmente
indefensa.

“Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerá el cardo y las espinas”  El dueño no
se contenta con destruir las defensas de la viña. Actúa con decisión para convertirla en desierto. La
deja sin atender para que los cardos y las espinas la cubran.

“y aun á las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella” Aquí llega lo interesante ya que el
dueño de la viña suena con un tono de poder al decir que mandara lluvia sobre ella algo que da
mucho de que pensar.

ISAÍAS 5:7. 7-Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel,


y los hombres de Judá planta suya deleitosa.

“Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta
suya deleitosa”  El dueño de la viña no es cualquier mortal, sino “el Señor de toda la tierra.” La
viña no es una tierra cualquiera, sino “el pueblo de Judá. “La ha escogido como su pueblo le ha
dado toda oportunidad para entender lo que viene la ha nutrido y alimentado durante su travesía
en el desierto la ha llevado a la Tierra Prometida, le ha dado leyes para guiarles mandado profetas
para guiarla cuando se desviaba y este no a cumplido las expectativas de su creador dado esto que
por eso dice que ha dado uvas silvestre dando a decir que lo han decepcionado. Esperaba que el
pueblo de Israel fuese un pueblo obediente que todo lo que su creador a producido tantas cosas
buenas estas fuesen regresadas con actos buenos que alegren a nuestro creador.

La ley de Dios tiene instrucciones muy detalladas en cuanto a comportamiento justo Aunque Israel
siempre estaba dispuesto a pensar de su servicio a Dios.

La conclusión es fácil. Nuestro creador hizo todo lo posible por Judá y esperaba una cosecha justa.
En vez, recibió sangre derramada y llantos de aflicción. La culpa no es de Yahvé sino de Judá.
Yahvé ha hecho todo lo que podía haber hecho y más, pero Judá le rindió uvas silvestres y amargas
que no sirven para nada. La gente de Jerusalén persistía en su rebelión y alabanza a dioses falsos.
Había tolerado y hasta cometido injusticias. Había pisoteado viudas y huérfanos. Había hecho lo
que no debía hacer y no había hecho lo que sí debía hacer.

ISAÍAS 5:8-30

Constituye una serie de acusaciones hacia aquéllos que actuaban de manera injusta. Por ejemplo,
versículo 8 habla de “los que juntan casa con casa, y allegan heredad á heredad hasta acabar el
término.” Versículo 9 relata el juicio de Yahvé sobre los avariciosos. Aunque hayan sumado
muchas casas a su inventario, “muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y
hermosas.” Aunque siguen aumentando sus tierras, “diez huebras de viña producirán un zaque
(como seis galones), y treinta modios de simiente (58 galones) darán tres modios” (como seis
galones) El pasaje continúa en este tono amenazador.

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