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El Salvador: XIX años después del fin de la guerra


Alfredo Cristiani ¿presidente de la paz?*

Oscar Martínez Peñate

La oligarquía había escogido a civiles y militares de confianza para que formaran la


comisión negociadora, ésta era el peón1 en las negociaciones del poder económico y
político de El Salvador, a la vez, que le servía de muralla, para que la oligarquía no
tratara directamente con la comisión negociadora del FMLN, y poder dar largas al
proceso de negociación para no desembocar en paz.

El presidente Alfredo Cristiani había manifestado que no se reuniría con los insurgentes
mucho menos iba a formar parte de su comisión negociadora, para él era rebajar su
status, “el gobernante reiteró públicamente… que no se reunirá con los jefes terroristas,
debido a que para ello existe ya una comisión oficial de diálogo”2.

Alfredo Cristiani en su cruzada contra la paz y contra la construcción de la democracia


en El Salvador contaba con la ayuda de los principales “medios de comunicación” que
lo hacían aparecer a él como el bueno, y a las personas que se pronunciaban contra la
violación de los derechos humanos y contra la dictadura, según estos “medios” eran
terroristas o banda de delincuentes3, y cuando se referían a la dirigencia del FMLN
utilizaban un lenguaje más violento y denigrante.

El monopolio de los medios de comunicación. Los periódicos de mayor difusión,


La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy son propiedad de la oligarquía. El primero,
de la oligarquía ligada al Departamento de Estado de los Estados Unidos y a la
política oficial de la Administración; y el segundo, de la oligarquía intransigente,
ligado a la derecha republicana estadounidense. Ha sido decisivo el control de los
principales canales de radio y televisión4.

El objetivo estratégico de Alfredo Cristiani5 para que su clase social pudiera continuar
con el usufructo del Estado en seguridad era firmar un acuerdo de paz, se estableciera el
desarme total del FMLN y que los guerrilleros se incorporaran al sistema político, sin
realizar cambios sustanciales en las instituciones del Estado, mucho menos en el sistema
económico. Este objetivo significaba, continuemos con el conflicto armado y si
hacemos la paz que nos sea más rentable económica y financieramente que la guerra.

Alfredo Cristiani en su discurso pronunciado al cierre de la cumbre de presidentes de


Centro América, en Puntarenas, Costa Rica, el 17 de diciembre de 1990, dijo: “Nosotros
somos flexibles y serenos en la búsqueda de la paz, y si bien tenemos que mantener
incólumes los fueros de la ley, la prioridad número uno de nuestro gobierno sigue y
seguirá siendo la paz, hasta el último día de nuestro mandato”6.

La ultraderecha salvadoreña personificada en las familias oligárquicas, una vez firmado


el Acuerdo de Paz, se opusieron al cumplimiento y trataron por muchas formas de
sabotearlo, retrasarlo deliberadamente7 o ejecutarlo a medias, de esa forma lo
desnaturalizaron.
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Los principales medios de “comunicación” desarrollaron una campaña permanente en


contra del Acuerdo de Paz, con el propósito de desvirtuarlo y crear una opinión pública
adversa al cumplimiento del Acuerdo, y formar una imagen negativa en la población, es
decir, intoxicaron al pueblo salvadoreño con tanta patrañas y falsedades por medio de la
radio, prensa escrita y telenoticieros.

La ejecución de los acuerdos de paz sobre seguridad pública enfrentó tremendas


resistencias dentro de la Fuerza Armada y el partido gobernante, Alianza
Republicana Nacionalista (ARENA). Influyentes medios de comunicación escrita
contribuyeron a crear un clima contrario a la ejecución de los acuerdos, en
general, y de aquellos referidos a la reforma policial, en particular. Estas
resistencias eran la respuesta de poderosos intereses vinculados al status quo –
tanto dentro como fuera de la Fuerza Armada–, para quienes el éxito de las
reformas significaba el fin de sus privilegios y su poder8.

La oligarquía financiera y otros sectores del gran capital como los industriales,
ganaderos, cafetaleros, comerciantes y algodoneros hicieron causa común para
desestabilizar el Acuerdo de Paz, a través de la Asociación Nacional de la Empresa
Privada (ANEP) y los ministerios del Poder Ejecutivo, particularmente el Ministerio de
Agricultura9.

Alfredo Cristiani no solo incumplió su firma en el Acuerdo de Paz, sino también sus
declaraciones a favor de la paz, esos hechos y palabras fueron parte del mercadeo
político, para obtener la confianza del pueblo salvadoreño y de la comunidad
internacional, pero entre lo que él expresaba y lo que hacía, no se correspondía.

Cristiani consintió que funcionarios públicos obstaculizaran y sabotearon la ejecución


de los diferentes programas que contenía el Acuerdo de Paz, “Cristiani toleró que los
funcionarios de su gobierno, del vicepresidente para abajo, desautorizaran los acuerdos
públicamente y, lo que fue peor, que no asumieran las tareas correspondientes para
darles debido cumplimiento”10. Francisco Merino vicepresidente de El Salvador,
además tuvo un constante descredito de la ejecución del Acuerdo de Paz11.

La presión de la Administración estadounidense logró alinear a Cristiani y a su clase


social para que cumplieran el Acuerdo de Paz, no obstante lo hicieron contra su
voluntad, porque no les quedaba otra opción, por esa razón minimizaron su
cumplimiento. “Además, aquellos acuerdos que en alguna medida se llevaron a la
práctica fueron deformados, como por ejemplo el acuerdo electoral, el judicial y la
formación de la PNC”12.

Alfredo Cristiani y su clase social no estaban dispuestos a permitir la democratización


de El Salvador, pero para dar la ilusión que si lo admitían convirtieron la dictadura en
autoritarismo, lo cual significó un cambio que confundió a algunos sectores de la
población, otras personas tipifican este cambio como dictadura civil. “El sentido de la
actitud que la derecha ha tenido sobre los Acuerdos de Paz ha sido el de cerrar el
camino de las transformaciones, de una manera distinta, autoritaria y hacia la instalación
de una dictadura civil”13.

CITAS Y NOTAS
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*Artículo escrito en el 2011


1
Cfr. “Sugieren simultaneidad en cita de ONU, FMLN y Cristiani”, Diario Latino, (San Salvador), 30-08-
1991, p.6.

2
“Gremiales apoyan gestión de paz de Cristiani en ONU”, El Diario de Hoy, (San Salvador), 16-0-1991,
p.11.

3
Cfr. “Si lo pide la ONU estaré en el diálogo de paz FMLN-Gobierno: Fernández Ordóñez”, Excélsior,
(México), 20-04-1991, p.2.

4
CARLO M. LOBATO, La sociedad civil en el proceso de transformación social, San Salvador, Instituto de
Estudios Jurídicos de El Salvador (IEJES), 1996, p.101.

5
Alfredo Cristiani fue evolucionando desde posiciones contrarias a la negociación hasta participar en
ellas, realmente se puede interpretar como la toma de conciencia de Cristiani de la necesidad de hacer
la paz y construir la democracia en El Salvador. Vide. SANTIAGO MONTES, Claude Levi-Strauss: Un
nuevo “Discurso del Método”, San Salvador, Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, 1971,
p.69.

6
ALFREDO CRISTIANI, Discurso pronunciado al cierre de la cumbre de Puntarenas, Puntarenas, 17-12-
1990, p.4.

7
DEBATE NACIONAL POR LA PAZ EN EL SALVADOR, Cumplimiento de los Acuerdos en el proceso de paz,
es tarea de ambas partes, San Salvador, S.f., en ECA Estudios Centroamericanos, San Salvador,
Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), No.522, abril de 1992, p.413.

8
GINO COSTA, La Policía Nacional Civil de El Salvador (1990-1997), San Salvador, UCA-Editores,
1999, p.133.

Cfr. “Para lograr la paz en El Salvador, hay que aceptar el doble poder”, El Día, (México), 07-04-1991,
p.13.

9
Cfr. JOAQUÍN ARRIOLA y DAVID MENA, “Alcance y límites de la concertación social en El Salvador”, ECA
Estudios Centroamericanos, San Salvador, Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA),
No.521, marzo de 1992, p.220.

10
RODOLFO CARDENAL y LUIS ARMANDO GONZÁLEZ, El Salvador: la transición y sus problemas, San
Salvador, UCA-Editores, 2002, p.96.

11
Cfr. “Simulan desmovilización ex combatientes: Merino”, La Prensa Gráfica, (San Salvador), 16-10-
1992, p.11.

12
SALVADOR SÁNCHEZ CERÉN, Con sueños se escribe la vida: autobiografía de un revolucionario
salvadoreño, México, Ocean Sur, 2008, p.239.

13
SCHAFIK HANDAL, Una guerra para construir la paz, Colombia, Ocean Sur, 2006, p.108.

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