En la Biblia encontramos la veneración
¿Por qué tener a los santos como
Parroquia Sagrada Familia
Movimiento de Renovación
Espiritual Católica
Cápsulas Espirituales
¿ES BÍBLICO ORAR
A LOS SANTOS?
En los comienzos de la Iglesia, se lla-
maba «santos» a todos los creyentes en
Jesús: a los que ya estaban con Él en el
Cielo (1 Tesalonicenses 3,13), y también
a los que todavía estaban en el tierra (2
Corintios 1,1). A éstos últimos se les lla-
maba «santos» (aunque todavía no lo fue-
ran), para estimularles a luchar por la meta
común de todo creyente… La santidad:
«Seréis santos, porque santo soy yo» (1
Pedro 1,16).
Para mayor claridad, en este panfleto
utilizaremos la palabra «santo» según su
significado actual; o sea, para referirnos
solamente a aquellas personas cuyas vi-
das han sido ejemplos sobresalientes de
perfección cristiana y santidad, y que ya
están con el Señor en el Cielo.
A continuación veremos las preguntas
más comunes que se hacen actualmente
acerca de los santos y la Iglesia Católica.
P. ¿Cómo sabemos que los santos
están en el cielo, y que responden a
nuestras peticiones?
R. La Biblia en Apocalipsis 5,8 mues-
tra que los santos ponen delante de Dios
nuestras oraciones:
«…Los cuatro vivientes y los veinti-
cuatro ancianos se postraron delante
del Cordero. Tenía cada uno una cítara
y copas de oro llenas de perfumes, que
son las oraciones de los santos».
Aquí tenemos una clara imagen de la in-
tercesión de los santos: los veinticuatro An-
cianos (los santos en el Cielo) ofreciendo
las oraciones de los creyentes en la tierra.
P. ¿Cómo pueden escucharnos los
santos, si ellos ya están muertos?
P.
R. Jesús insistió que los miembros del
Pueblo de Dios que han pasado por esta
vida no están muertos. Él dijo a los Judíos
que no creían esto:
«¿No habéis leído en el libro de Moi-
sés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo
“Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de
Isaac y el Dios de Jacob?” No es un
Dios de muertos, sino de vivos» (Marcos
12,26-27).
Además, Jesús demostró a Pedro, San-
tiago y Juan que los santos de la Antigua
Alianza están vivos cuando habló con Moi-
sés y Elías en el Monte de la Transfigura-
ción (Marcos 9,4).
P. ¿Adoran los Católicos a los santos
en el Cielo?
R. No; nosotros no adoramos a los san-
tos en el Cielo, ni oramos a ellos como ora-
mos a Dios, ya que la adoración (del latín
«latria») se la damos solamente a Dios.
Nosotros veneramos (del latín «dulía») y
honramos a éstos santos como ejemplos
de virtud cristiana, procuramos imitarles en
su fe, amor y santidad, y les pedimos que
oren por nosotros ante Dios.
P. ¿Cuál es el fundamento para el cul-
to que los Católicos dan a los santos?
R. En primer lugar, está el ejemplo bíbli-
co en que se honra o venera a los amigos
de Dios:
«Los hijos de los profetas que esta-
ban en Jericó, al lado opuesto, viéronle
(a Eliseo) y, yendo a su encuentro, se
hincaron en tierra delante de él». (2 Re-
yes 2,15).
- Ver también 1 reyes 18,3.7.
En segundo lugar, existe la siguiente
base bíblica para esta práctica:
ofrecida a los ángeles (Josué 5,13-14; Da-
niel 8,17; Tobías 12,15-16). Esta venera-
ción se da a los ángeles por su dignidad
sobrenatural, que viene de su unión con
Dios (Mateo 18,10). Ya que los santos es-
tán también en unión con Dios (1 Corintios
13,12; 1 Juan 3,2), se sigue que ellos tam-
bién son dignos de veneración.
P. ¿Por qué pedir a un santo que ore
por mí? ¿No es acaso Jesús el único
mediador? (1 Timoteo 2,5).
R. Los Católicos creemos ciertamente
que Jesús es el único mediador entre Dios
y los hombres.
No obstante la Biblia también enseña
que como miembros de la Iglesia, pode-
mos pedir oración de apoyo a nuestras in-
tenciones a cualquier otro creyente: ya sea
que esté en la tierra o que esté en el Cielo
(2 Macabeos 15,11-16; Números 21,7; 1
Samuel 7,8-9; Efesios 6,18).
Si se suele pedir la oración de nuestros
hermanos en el cielo, es porque sabemos
que la oración de los santos es muy efecti-
va, ya que ellos están junto a Dios (Prover-
bios 15,29; Santiago 5,16).
Ahora, el papel de los santos no es de
mediadores, sino de intercesores, o sea,
ellos oran por nosotros al igual que usted
o yo podemos pedirle a cualquier persona
que ore por nosotros, o viceversa.
Como vemos, esta práctica es totalmen-
te bíblica y no resta el más mínimo mérito
a Jesús.
P. ¿No es señal de desconfianza para
con Dios el pedir la oración de otros en
vez de ir directamente con Él?
R. Pablo pidió a sus amigos que oraran
por él, así como él oraba por ellos; y esto
es lo mismo que hacemos hoy día los cató-
licos, sin menoscabo del honor y gloria de
Nuestro Señor:
«Pero os suplico… que luchéis jun-
tamente conmigo en vuestras oracio-
nes rogando a Dios por mí». (Romanos
15,30).
COLECCIÓNELA • Nº4
ejemplos de fe? ¿No es Jesús nuestro
único modelo?
R. Jesús es nuestro máximo modelo,
pero no el único. Su vida se refleja en las
vidas de esos que han sido y son sus se-
guidores.
Por eso, San Pablo nos dice que pode-
mos tener a otros creyentes (y por consi-
guiente a los santos), como ejemplos de
vida en la fe, para que nos estimulen a cre-
cer espiritualmente:
«Hermanos, sed imitadores míos, y
fijaos en los que viven según el mode-
lo que tenéis en nosotros» (Filipenses
3,17).
«Sed imitadores míos como yo lo soy
de Cristo». (1 Corintios 11,1).
VEAMOS EL TESTIMONIO de la Iglesia
primitiva, el cual nos comprueba cómo los
discípulos más cercanos a los Apóstoles
entendieron, al igual que nosotros, el papel
de los santos:
- San Cirilo de Jerusalén (año 315-
386): «Conmemoramos a los que han dor-
mido en el Señor, a los Patriarcas, a los
Apóstoles, a los Mártires, para que Dios,
por su intercesión, despache favorable-
mente nuestras peticiones». (Myst., V, 9).
- San Juan Crisóstomo (año 344-407):
«Cuando veas que Dios te prueba, no te
pases al enemigo… Acude más bien a los
amigos de Dios, a los mártires, a los san-
tos y a los que le agradaron, porque éstos
tienen ahora gran poder». (Orat., VIII; Adv.
Jus., 6).
Finalizando: Aunque resulta imposible
aclarar tantas interrogantes en tan poco
espacio, esperamos sinceramente que
este breve panfleto le haya sido de ayuda
para resolver sus dudas acerca de la doc-
trina católica sobre los santos.
Así como probablemente este panfleto
le ha ayudado a usted, también podría ayu-
dar a otros, compartiendo lo que ha apren-
dido aquí…