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LUGAR Y HORA DEL OTORGAMIENTO: No tiene que conllevar la nulidad, siempre que
no ofrezca duda de que es el último.
3º.- Capacidad que aprecia el notario, sin perjuicio de que pueda destruirse.
Dictámenes médicos, especialistas que lo manifiestan ellos. Jurisprudencia consolidada,
así SSTSJC 17 octubre 2011 y 7 abril 2014.
Dice la STS de 19-09-1998 que el del notario es “un juicio exclusivamente propio y
personal, pues no se apoya en la colaboración de especialistas como ocurre con el
supuesto del art. 665“, y “cuando el fedatario hace constatación de la capacidad del
testador…, no supone que dé fe de un acto que concluye, sino más bien que
expresa su apreciación subjetiva acerca de las condiciones del otorgante para poder
testar”. En la misma línea la STS de 26-06-2015, ratifica la declaración de la
Audiencia de que: “es una opinión subjetiva, emitida por un jurista más o menos
habituado a discernir sobre capacidad, pero cuyos conocimientos profesionales no
pueden en modo alguno equipararse a los que poseen los profesionales médicos;
máxime cuando estos practican ramas de la medicina relacionadas con detectar
padecimientos de este tipo”.
CIEGO, SORDO, MUDOO CON DISCAPACIDAD SENSORIAL, ART. 421-8 CCCAT – ART. 193 RNOT Y
BÁSICAMENTE ART. 421-10 CCCAT – Tiene carácter esencial y no meramente ritual STSJC
30 mayo 2016.
1
Con solución harto discutible, por la específica capacidad que exige, de lo que parece deducirse que
debe ser distinta según la complejidad del testamento, la STS 848/1998, de 19 de septiembre de 1998,
comentada por CARRIÓN OLMOS, Salvador, “Testamento abierto. Nulidad por incapacidad mental de
la testadora, heredera del pintor don Benjamín Palencia”, Cuadernos Civitas de Jurisprudencia Civil, nº
49, 1999, pp. 231-246.
Artículo 193. Los notarios darán fe de haber leído a las partes y a los testigos
instrumentales la escritura íntegra o de haberles permitido que la lean, a su elección,
antes de que la firmen, y a los de conocimiento lo que a ellos se refiera, y de haber
advertido a unos y a otros que tienen el derecho de leerla por sí.
A los efectos del artículo 25 de la Ley del Notariado, y con independencia del
procedimiento de lectura, se entenderá que ésta es íntegra cuando el notario hubiera
comunicado el contenido del instrumento con la extensión necesaria para el cabal
conocimiento de su alcance y efectos, atendidas las circunstancias de los
comparecientes.
Igualmente darán fe de que después de la lectura los comparecientes han hecho
constar haber quedado debidamente informados del contenido del instrumento y haber
prestado a éste su libre consentimiento.
Si alguno de los otorgantes fuese completamente sordo o sordomudo, deberá leerla
por sí; si no pudiere o supiere hacerlo será precisa la intervención de un intérprete
designado al efecto por el otorgante conocedor del lenguaje de signos, cuya identidad
deberá consignar el notario y que suscribirá, asimismo, el documento; si fuese ciego,
será suficiente que preste su conformidad a la lectura hecha por el notario.
STSJC 38, de 30 mayo 2016. El testamento del ciego en Cataluña. “En el derecho
histórico catalán era necesaria la intervención de 7 testigos en el testamento del ciego y que
éste explicase con claridad ante todos (testigos y escribano) el heredero al que quería
instituir con las circunstancias que manifestasen bien las personas de las que quisiese
hablar s egún refiere Vives i Cebrià en los comentarios al título I del libro VI del tomo II de la
traducción de 1861 dels Usatges i altres drets de Catalunya, citando el título quibus non est
permissum facere testamentium de las instituciones y la ley 8 cod. título 22 ley 6 (ley de
Justino).
En el mismo sentido, los textos precompilatorios, el Proyecto de Apéndice al
Código Civil de Duran i Bas (Art. CCLIV) y el Proyecto de Compilación de 1955.
En el artículo 230 de dicho texto se requería para la validez del testamento del
ciego la presencia de 7 testigos ante los cuales y el Notario, debía el testador
declarar su última voluntad exigiendo que al menos dos de ellos supieran firmar.
Dicho texto no pasó, sin embargo, a la Compilación del derecho civil de Cataluña
de 21-7-1960. La Compilación optó finalmente por la remisión al Código civil que
exigía hasta la reforma operada por la Ley 30/1991, de 20 de diciembre, para la
validez del testamento del ciego, la doble lectura del testamento, una realizada
por el Notario y la otra por uno de los testigos exigidos para el acto o por otra
persona que el testador designase.
Nótese que en aquel momento era necesaria la presencia de testigos en todo
testamento notarial abierto, con independencia, pues, de las circunstancias
personales del testador.
Si el testador presentaba determinadas discapacidades relacionadas con
aspectos sensoriales, eran necesarias mayores garantías. En concreto en el
testamento del ciego las que antes hemos expuesto.
Las diferencias entre la regulación del Código Civil y la Compilación de 1960 era
que en la legislación catalana solo eran necesarios en los testamentos notariales
abiertos la presencia de dos testigos en lugar de los tres que exigía el CC y que
no debían ser rogados. Tampoco tenían que identificar al testador ni conocerle
sino que los testigos eran elementos de solemnidad a los que solo había que
hacer saber la voluntad del testador. También variaban las causas de
inhabilitación”.
TESTAMENTO CERRADO, A RT. 421-14 CCC AT
Autor, testador o tercero: Lo escribe el propio testador, o sea autógrafo pero cabe
también que sea por otros medios técnicos, firma electrónica reconocida –tal que
máquina de escribir- o incluso un tercero por su encargo, caso de persona mayor, pero
no parece que pueda ser uno de los beneficiarios- se debe identificar al mismo, y,
además, deben firmar ambos al final del testamento.
Formalidades: Se deben firmar TODAS las hojas y al final del testamento, salvando las
enmiendas, y se admite que sea con firma electrónica reconocida.
Límites a su contenido: 10% caudal relicto, y otras atribuciones. Tiene que tenerse
presente la atribución del art. 231-20 CCCat, al tratar del parament de la casa.
ACCIÓN DE NULIDAD
Las soluciones en la legislación sucesoria del ámbito del CC, de Cataluña y de Aragón
no podían ser ya antes de las reformas operadas en estas dos últimas legislaciones, en
concreto, CCCat y CDFA, ni son ahora las mismas, por no haber en el CC un precepto
equivalente al derogado art. 132 CSC, o actual art. 422-13 CCCat, ni a los también
derogados arts. 89 y 123 LS de Aragón, o vigente art. 438 CDFA.
En el ámbito del Código civil catalán se presume la ineficacia por razón de la crisis o
ruptura matrimonial2, art. 422-13 CCCat, de los legados (como también de la institución
de heredero y de las otras disposiciones) ordenados a favor del cónyuge, cuando
después de haberse otorgado, los cónyuges se separen de hecho o judicialmente, o ser
2
Señalaba, para el derogado art. 132 CS (y sirve para el vigente CCCat), GONZÁLEZ BOU, en La
Notaria nº 6 juny 2002, págs. 117-123, que no se impone la ineficacia del testamento, ni siquiera de la
íntegra cláusula que instituye heredero o designa legatario, sino únicamente la institución de heredero o el
nombramiento de legatario, por lo que de existir sustitución vulgar será heredero o legatario el sustituto.
Era también de interés el Auto del TSJC nº 23, de 3 de junio de 2002.
divorcien, o el matrimonio sea declarado nulo, y también si al momento de fallecer hay
pendiente una demanda de separación, divorcio o nulidad matrimonial, salvo
reconciliación. Esto habrá que completarlo con el vigente art. 54 LNot, al admitir
también, en los supuestos en que lo hace, que sea notarial. Asimismo, el propio art. 422-
13.2 CCCat contempla para la pareja estable que las disposiciones que las
disposiciones que se le hagan serán ineficaces si, después de haberse otorgado, los
convivientes se separan de hecho [el gran problema será la prueba], salvo que hayan
reemprendido la convivencia, igual que también será ineficaz si se extingue la unión de
hecho por causa que no sea la defunción.
En todo caso, y como de una presunción iuris tantum de ineficacia se trata, admite el
art. 422-13.3 CCCat que tanto el legado a favor del cónyuge, como de la pareja estable,
pueda mantener su eficacia, si del contexto del testamento, del codicilo o de la memoria
testamentaria resulta que el causante lo habría ordenado el legado incluso aunque se
dieran las dichas situaciones de crisis o ruptura matrimonial.
1. Preliminar
2.1. La institución de heredero como eje vertebrador del Derecho sucesorio catalán
La regulación que el CCCat hace de la institución en usufructo, art. 423-5, parte de que
el usufructo es siempre un derecho real en cosa ajena (incluso aunque tenga la facultad
de disposición), y, por tanto, siempre debe existir el titular de la cosa ajena (o nudo
propietario); además, al usufructo le falta el carácter expansivo propio de la nuda
propiedad en la que se consolida el usufructo pero nunca al revés, unido a que el
usufructo, de ordinario, tiene carácter vitalicio, salvo en los supuestos en que se
establece con una duración temporal.
Por todo ello, debe precisarse el régimen jurídico de la institución (de heredero) en
usufructo, con o sin facultad de disposición, frente al legado de usufructo con idéntica
facultad dispositiva e incluso con carácter sucesivo entre los usufructuarios, así cabe
distinguir:
A) Institución en usufructo.- Las soluciones para acomodar la institución en usufructo
con la regla de la perdurabilidad de la institución son las siguientes:
1º.- Se le equipara con el instituido en cosa cierta, art. 423-5.1, por tanto, si concurre
con heredero universal se le tiene por puro y simple legatario.
2º.- Si falta la institución concurrente de heredero universal y dado que necesariamente
se extinguirá el usufructo (además de que parece partirse del natural carácter vitalicio
del usufructo), para este supuesto se contempla que, si se ha nombrado un heredero para
cuando se extinga el usufructo, el heredero en usufructo será heredero fiduciario (lo que
no deja de ser cambiarle su naturaleza pues pasa de ser mero usufructuario a propietario,
pues esto es el heredero fiduciario) y el nombrado para después de extinguirse el
usufructo será heredero fideicomisario condicional, con el régimen que se ha señalado
para el heredero vitalicio.
3º.- Si ni concurre con heredero universal, ni se ha contemplado un heredero posterior a
la extinción del usufructo, en este caso y con coherencia al hecho de que el
usufructuario no es propietario sino titular de un derecho real limitado en cosa ajena
(incluso aunque goce de la facultad de disposición), pues, en esta eventualidad, al
quedar él como único instituido lo que se contempla, art. 423-5.3. in fine, es que sean
sustitutos fideicomisarios –pero, ahora, sin carácter condicional (pues ni se dice ni
podría ser por la naturaleza limitada del usufructo)- quienes serían herederos intestados
del causante al extinguirse el usufructo.
Con esta previsión –de conversión en fideicomiso- no procede abrir la sucesión
intestada, sino que estaremos ante una sucesión testada en que la determinación de los
herederos es por la reglas de la sucesión intestada, pero sólo eso por las reglas, pues no
procede la declaración de heredero ab intestato, sino que bastará un acta notarial de
notoriedad (conforme a la Resolución de la Dirección General del Registros y del
Notariado de 24 octubre 2008) que acredite quienes son sucesores conforme a las reglas
de la sucesión intestada, arts. 441-1 y ss.
B) Legado de usufructo universal.- Este legado aparece como una de las
modaliades de legado más habitual en la práctica testamentaria, sobre todo suele
disponerse a favor del cónyuge, pareja estable o incluso hijos con deficiencias o más
necesitados de protección, en cuanto permite el goce (frutos, rentas, intereses,
dividendos, etc.) temporal de la cosa e incluso la facultad de disposición –art. 427-34.3-
sobre la propia cosa legada, cfr. art. 561-21. Facultad de disposición que podrá
atribuirse –Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (STSJC) de 22
septiembre 2003- sólo para caso de necesidad, con o sin asentimientos de terceros o del
nudo propietario o incluso con libre disposición del usufructuario apreciada por el
mismo; y, junto a ello, al fallecimiento del usufructuario lo legado se consolidará con la
nuda propiedad, por lo que continuará el curso previsto por el causante, no es ni se
confunde con el fideicomiso de residuo, así STSJC de 24 abril 2006, aunque puedan
tener reglas coincidentes, sobre todo, en el ámbito dispositivo y a estas es a las que se
refiere el art. 427-34.3 in fine.
El causante puede relevar de las obligaciones de hacer inventario y de prestar caución,
art. 427-34.3 priner inciso, esta relevación es cláusula de estilo habitual en los
testamentos, por lo que nunca suele tenerse que hacer inventario ni prestar caución.
En el art. 427-34 se está en presencia de un usufructo de carácter universal, no en el
título, pero sí en su contenido, así, el art. 427-34.2 precisa que se extiende –salvo que la
voluntad del causante sea otra- a todos los bienes relictos salvo los que sean objeto de
donación por causa de muerte y las legítimas; la voluntad del causante puede ser otra
pero sólo para excluir bienes mediante las vías pertinentes, es decir, haciendo
disposiciones (legados sobre bienes concretos) o atribuciones particulares, pero lo que
no puede es pretender que sea universal si se alcanza su contenido a base de
disposiciones particulares, incluso aunque agoten todo el patrimonio relicto. Es
atribuible a cualquier persona (aunque lo más frecuente sea a favor del cónyuge
supérstite) y de origen voluntario al nacer de un acto de última voluntad del causante;
no como legado sino como atribución legal particular en el art. 442-4, regulador de la
sucesión intestada, se regula un usufructo universal de origen legal previsto sólo para la
sucesión intestada y atribuido únicamente a favor del cónyuge o pareja estable que sí
puede extenderse a las legítimas a diferencia del usufructo universal voluntario; además,
este usufructo universal de origen legal presente en la sucesión intestada puede
conmutarse tal como tiene previsto el art. 442-5.2. El usufructo voluntario de la
sucesión testada no puede extenderse a las legítimas (art. 427-34.2 in fine) por la
intangibilidad cualitativa de esta, art. 451-9.1 penúltimo inciso; si bien, un efecto similar
podría lograrse a través de la denominada cautela socinii, art. 451-9.2, y, finalmente, si
siendo voluntario el usufructo universal se conmuta estará sujeto a su correspondiente
tributación fiscal.
No altera su carácter de universal, pues también se predica de las cuotas, el que se
atribuya a favor de varios legatarios, sin perjuicio de que, además, frente a la propiedad
o dominio, en los derechos reales limitados cabe la titularidad solidaria o
mancomunada. En el usufructo universal cuando son varios los legatarios antes de
consolidarse con la nuda propiedad la parte de cada uno por extinguirse (salvo que lo
sean por cuotas en que se consolidaría la cuota correspondiente) se incrementa a las de
los demás usufructuarios subsistentes.
C) Legado de usufructo sucesivo.- El art. 427-35 viene a dar solución a un problema que
se había presentado en la práctica y es, no tanto, que en el testamento se constituya un
legado de usufructo sucesivo a favor de diversas personas, sino que cabe –y es el
supuesto de hecho del artículo- que habiéndose adquirido (incluso por título mortis
causa) un bien gravado de usufructo por el nudo propietario a su vez éste constituya un
legado de usufructo sobre la misma cosa ya usufructuada por un tercero, en este caso no
hay un cousufructo, sino dos usufructos sucesivos uno al otro; así, habrá un primer
usufructo ya existente, con sus propias características y duración (generalmente
vitalicia) y un segundo usufructo (en fase de pendencia hasta que se extinga el primero)
que será eficaz al extinguirse el primero, siempre que, como señala el art. 427-35 in
fine, se extinga en vida del legatario, pues de fallecer el legatario antes de que se haya
extinguido el primer legado, ya preexistente, el segundo será ineficaz. Este legado
sucesivo no puede ir más allá de los límites del fideicomiso o sustitución fideicomisaria.
Los sujetos necesarios del legado son el disponente, el legatario y el gravado de legado
y, además, puede, a voluntad del disponente, estar presente un tercero, sea la figura del
legatario de confianza (pues como tal debe considerársele al no poder hacer suyos
definitivamente los bienes, art. 424-14.1 último inciso), arts. 424-11 a 424-15, o del
tercero -propiamente dicho- facultado para determinar el legatario, art. 427-3.1, o el
objeto legado, arts. 427-4.2, 427-9.4, 427-5.1 y 427-26.2. El disponente sólo puede serlo
el testador u otorgante de codicilo o memoria testamentaria, art. 427-1, nunca en
heredamiento o sucesión contractual en que cabrá la atribución a título particular pero
no un legado como tal, ni con su régimen revocatorio; por tanto, ahora interesan el
legatario, el gravado de legado e, incidentalmente, la figura del tercero.
En el CCCat, art. 427-7, puede ser gravado de legado cualquier persona que obtenga
algún beneficio patrimonial del causante por causa de muerte e incluso el beneficiario
en contrato inter vivos designado por el causante en previsión de su propia muerte, art.
427-7.2.
La determinación del gravado de legado basta que lo sea en el momento en que el
legado sea exigible, art. 427-7.3, lo que será relevante si se sujeta a condición o término
y, también, en los supuestos de que el beneficiario lo sea por virtud de disposición trans
mortem, al ser revocable y poderse designar tanto por acto inter vivos como de última
voluntad el beneficiario (así, art. 421-23), el caso típico –de disposición trans mortem
en que la muerte sólo actúa como momento determinante de la ejecución o exigibilidad-
es el beneficiario de un seguro de vida.
A) Sucesores o adquirentes mortis causa que pueden ser gravados con un legado.- La
relación de personas que pueden ser gravadas con un legado aparecen en el art. 427-7,
un primer grupo es el de los herederos (incluso intestados, art. 421-20.1 in fine, dado
que puede legarse por codicilo), legatarios, fideicomisarios, donatarios por donación por
causa de muerte (mortis causa), y, además, cualquier persona que por causa de muerte y
voluntad del causante obtiene algún beneficio patrimonial, en este último supuesto se
requiere que el beneficio sea por causa de muerte (destacar que la muerte debe actuar
como causa, se excluyen aquí los supuestos en que la muerte es condición, término o
momento de eficacia o de simple ejecución) y, además, por voluntad del causante. Cabe,
por tanto, distinguir:
a) Negocios dispositivos mortis causa, aquí se engloban todos los supuestos en que la
muerte actúa como causa de la atribución patrimonial, se otorgan en función y
previsión de la muerte y pueden ser o no revocables a simple voluntad del causante,
caso del testamento frente la donación mortis causa o el pacto sucesorio. Como especie
de los negocios mortis causa están: 1º.- Las disposiciones de última voluntad (cfr. art.
431-7.1 in fine); y, 2º.- Las donaciones mortis causa, art. 432-1.
b) Negocios dispositivos inter vivos con efectos post mortem, estos deben contraponerse
no a las disposiciones mortis causa, sino a las disposiciones de última voluntad, pues no
es la causa de la atribución lo que se contempla sino la muerte por ser el momento de su
eficacia. Además, el contenido de estos negocios post mortem se determina al hacer el
negocio (es decir, inter vivos) y no al momento de morir. Ejemplo típico en que la
muerte no es la cusa de la atribución, sino de la eficacia o consolidación del
desplazamiento patrimonial, serán las donaciones en vida del causante cuyo
desplazamiento patrimonial, o consolidación de la adquisición, no se produce hasta la
muerte del donante; por tanto, no serán post mortem (es decir, negocio inter vivos con
eficacia subordinada a la muerte del donante-causante), sino mortis causa, cuando la
muerte (o sobrevivencia) del donante condicione (en forma suspensiva) la adquisición
del donatario, condición que -por estar contemplando la sucesión del donante-causante o
transmisión de parte de su patrimonio- puede ser suspensiva, en el sentido de que para
adquirir definitivamente el donatario debe sobrevivir al donante, art. 432-1.2, o,
también, puede actuar como condición resolutoria en el sentido de que la premoriencia
del donatario al donante, art. 432-1.3, implica la resolución de la donación.
B) Adquirentes trans mortem que pueden ser gravados con un legado.- Conforme al art.
427-7.2 también pueden se gravados con un legado los beneficiarios de las
estipulaciones que el causante haga en previsión de su muerte con otras personas,
aunque reservándose la libre designación y el cambio de beneficiario. Cambio que
podrá ser inter vivos en el mismo contrato o por acto de última voluntad, al efecto, art.
421-23 para los beneficiarios de seguros de vida.
C) Reglas específicas para el supuesto de pluralidad de personas gravadas.- Junto al
amplio abanico de personas que pueden ser gravadas de legado el CCCat, art. 427-8,
también regula, y es compatible con los gravados del art. 427-7, la posibilidad de que
sean varias las personas gravadas por el mismo legado, así cabe precisar que:
a) Como regla general, es decir, cuando nada disponga el causante al efecto, los legados
gravan al heredero único o a todos los herederos, en la misma proporción de su cuota
hereditaria o, en su caso, si el gravado es un favorecido de los del art. 427-7, en
proporción al importe que obtenga.
b) Como regla especial, el causante puede imponer el legado a cargo de un heredero o
persona favorecida concreta o en una proporción determinada entre varios. Además, art.
427-8.2 in fine, si el legado se impone a cargo de dos o más personas alternativamente
todas responden solidariamente de su cumplimiento, sin perjuicio de poderse exigir
entre sí el reintegro de su parte.
D) La figura del sublegado.- De entre las múltiples personas favorecidas por el
causante que puede quedar gravadas por un legado, art. 427-7.1, están los propios
legatarios dando lugar a la figura del sublegado. Por ser sublegado no se alteran las
reglas por las que se rigen los legados, así resulta que:
a) El sublegado no podrá alcanzar a más valor que el del propio legado que grava, dado
que el legatario siempre tiene una responsabilidad limitada que no puede alterar el
causante, de la misma forma que sólo deberá cumplir cuando perciba el suyo, art. 427-
18.2.
b) El sublegado también puede quedar sujeto a revocación y reducción por
inoficiosidad, pero, desde luego, y aunque no de forma directa, si se ve reducido el
legado que soporta la carga del sublegado y no queda suficiente para satisfacerlo deberá
reducirse el sublegado.
c) No es muy propia la denominación de sublegado en cuanto que el sublegatario no
trae causa del legatario gravado, sino como cualquier legado del causante (o de cuius),
cfr. art. 427-10.3, incluso para cuando lo legado no formaba parte del patrimonio del
causante.
d) El sublegado tiene autonomía propia, así puede renunciar el legatario gravado pero el
legado quedará subsistente, art. 427-8.3.
e) El sublegado debe consistir también en una atribución patrimonial y puede tener
eficacia real u obligacional (aunque queda supeditado a la eficacia que tenga el legado
que resulta gravado pues si es real el sublegado puede ser también real u obligacional,
pero si es obligacional sólo este carácter podrá tener el sublegado, por la propia
naturaleza de las cosas), art. 427-15.2.
En la determinación del objeto del legado, art. 427-9, desde los presupuestos básicos de
que atribuya al legatario un beneficio patrimonial y no sea contrario a la ley, art. 427-
9.1, en lo que es en sí la determinación se requiere:
a) Que sea determinado o determinable en el momento en que se ha de cumplir el
legado (o delación, que no necesariamente tiene que coincidir con la apertura de la
sucesión, así de estar sujeto a condición, art. 427-14.2
b) Que si se trata de un legado de cosas futuras puedan llegar a existir (su posible
existencia vendrá condicionada por razón del tiempo y el lugar). Además, determina
imperativamente el art. 427-9.3 que se entiende que son legadas para el caso de que
existan al tiempo en que se ha de cumplir el legado o que razonablemente se esperaban,
vgr. cosechas de cereales; desde luego, para este último supuesto habrá que estar a las
circunstancias físicas y jurídica del momento del cumplimiento, así, si se lega una casa
sobre un futuro solar se entenderá que no existe si el planeamiento urbanístico no la
permite al tiempo de tenerse que cumplir, es decir, no queda suspendido su
cumplimiento hasta que pueda alterarse el planeamiento.
c) Que según se remita la determinación a una fuente externa o a la voluntad de un
tercero es habitual distinguir entre:
1º.- La denominada relatio (remisión o reenvío) formal que se da cuando el causante se
remite a una fuente externa para la determinación del objeto legado, vgr. “Lego a mi
sobrino X el primer potro que, tras mi fallecimiento, tenga mi yegua de raza árabe”,
aquí no hay presencia de tercero sino que son las circunstancias extrínsecas las que
concretan o determinan el objeto; y,
2º.- La que es verdadera remisión a tercero, esta remisión encaja dentro de la
denominada relatio substancial, o remisión por el causante a una voluntad externa para
la determinación del objeto legado (o de la parte de cada legatario, art. 427-4.2),
siempre dentro de lo que es el prudente arbitrio ajeno (o tercero como arbitrum boni
viri).
3.2.4. Supuestos en que el legatario está facultado para tomar por sí posesión del
legado
En la fase de adquisición de los legados, que culmina con la aceptación como elemento
determinante de la consolidación de la adquisición, art. 427-16.1, destaca la posibilidad
de que el legatario tome por sí posesión de lo legado (cuestión distinta es que ya la
tenga y se produzca una interversión de la posesión), dado que la posesión civilísima
corresponde al heredero. Para admitir dicha posibilidad de toma de posesión debe
destacarse que una cosa es ser incluso propietario por virtud de la adquisición
automática y otra distinta que se tenga la posesión; así, como regla general, art. 427-
22.3, no puede tomarla el legatario sin consentimiento de la persona gravada, o, si es el
caso, de la persona facultada para la entrega; no obstante, como excepciones, art. 427-
22.4, hay unos supuestos taxativamente señalados en que el legatario puede tomar por sí
posesión del legado, estos supuestos son: Autorización del causante; un prelegado (en
que el legatario es a la vez heredero); el legado de usufructo universal (STSJC de 25
enero 1990) y, también, en Tortosa si toda la herencia está distribuida en legados.
3.3.1. La aceptación del legado: Sus formas y reglas como mero elemento consolidador
de la adquisición
La aceptación, como la renuncia, son irrevocables, art. 427-16.3 primer inciso, y se trata
de un acto unilateral no recepticio y en la que está excluida la posibilidad de la
simulación. En materia de forma, privada o pública, o de aceptación expresa o tácita,
habrá que estar, por remisión del art. 427-16.8 y por no ser contradictorias con la
naturaleza del legado, a las reglas de aceptación de la herencia. Únicamente, y por
exigencia de la legislación registral, art. 3 LH, si se pretende la inscripción registral será
necesaria la escritura pública.
Se plantea como cuestión problemática, en la doctrina que ha estudiado los legados, la
función que cumple la aceptación; al efecto, y sobre los textos del CCCat, creo que
puede indicarse que es requisito imprescindible para la consolidación (no para la
adquisición que es automática e inscribible registralmente), art. 426-16.1. Ya sólo por
ser necesaria para consolidar lo adquirido no sería ni superflua, ni irrelevante, pero es
que, además, desde que tiene lugar decae la facultad de renunciar del legatario.
Las demás circunstancias que delimitan la aceptación son las siguientes:
a) Presupuesto esencial para aceptar –y que produzca sus efectos plenos, incluso el de
no poder ya renunciar- es que el legatario tenga conocimiento de la delación a su favor,
art. 427-16.2 primer inciso; y, como consecuencia, art. 427-16.3 último inciso, si un
mismo objeto le ha sido atribuido al legatario que lo ha repudiado por otra disposición
de última voluntad subsistente que ignoraba lo podrá aceptar posteriormente (aquí se
trata de dos títulos formales de atribución particular ignorando la existencia de uno de
ellos, frente al art. 427-16.6, en que se trata de título universal y particular).
b) Como cada legatario adquiere individualmente lo que se le lega, aunque sea una
cuota indivisa de una cosa, o la titularidad solidaria o, incluso, mancomunada de un
crédito, art. 427-16.5, cada uno podrá renunciar “amb independencia dels altres”, debe
señalarse que como no está consolidada la adquisición no procede aplicar reglas propias
de titularidades mancomunadas conjuntas (así, para los créditos, art. 427-31.1).
c) Dada la independencia de títulos sucesorios, legado y herencia, art. 427-16.6, podrá
aceptar y repudiar independientemente la herencia y legado, sin que la aceptación o
repudiación del uno implique la del otro, incluso aunque tenga conocimiento de su
doble condición de heredero y legatario (sublegado).
d) Como consecuencia de la existencia de una única delación la aceptación parcial
implica la aceptación total, art. 427-16.2 último inciso.
Los legados pueden ser ineficaces por diversas causas, así, por razón del legatario
(supuestos de capacidad sucesoria); del objeto legado (de no ser posible, lícito,
determinado o determinable); por razón del título sucesorio (supuestos de ineficacia del
mismo) o, también, y es ahora lo que nos interesa, por razón de la ineficacia en sí del
propio legado.
Sus causas singulares de ineficacia son propias de los legados y no aplicables, desde
luego al heredero (ni al heredero en cosa cierta –ex re certa- aunque devenga en
legatario, art. 423-3.1); ni tampoco, por tener las suyas propias, a otras atribuciones a
título particular, cfr. art. 431-30.2. Las contempladas para los legados, en el CCCat, son,
en esencia, la revocación (como presunción iuris tantum), su extinción y su posible
reducción o supresión por ser excesivos, sin perjuicio de haberse mantenido (aunque en
alguna fase de la elaboración de la reforma se pretendía suprimir) la denominada cuota
hereditaria mínima o derecho a la cuarta falcidia, art. 427-40, con sus posibles efectos
sobre la subsistencia del legado.
Antes de considerar cada uno de los supuestos cabe destacar que en el nuevo CCCat no
se reconocen, con carácter general, ni la regla de la accesoriedad, ni la de subrogación
real, si está reconocida, como regla general, y justo para mantener el contenido
patrimonial de la institución, en los fideicomisos de residuo, art. 426-56; sin embargo,
en el ámbito de los legados sólo hay reconocimientos singulares, así, art. 427-27.3; el no
reconocimiento como regla general, no impide el que pueda haber manifestaciones
concretas; así, de la primera, cuando se reconoce que el legado se extiende a las
pertenencias, art. 427-21.1, pero no responde ya a tal regla sino a la de superficie solo
cedit, cuando se dice que el legado se extiende incluso a las nuevas construcciones (art.
427-21.2), como tampoco responde al criterio de accesoriedad el que se extienda a las
fincas colindantes adquiridas tras disponerse el legado, sino que responde a la regla de
unicidad, así exige que formen una unidad funcional o económica por signos externos,
art. 427-21.2 último inciso; de la misma forma que la subrogación real cuando actúa no
es por ser un legado (salvo el supuesto excepcional del art. 427-38.3 in fine), sino que
cuando actúa es por establecerlo la propia regulación legal que afecta al objeto legado,
caso de la concentración parcelaria o de las actuaciones urbanísticas, art. 427-37.3.c).
Por el contrario, art. 427-37.2 primer inciso, se reconoce la regla de la voluntariedad
del causante al llegar a considerar que está revocado el legado incluso aunque sea
ineficaz la enajenación.
En la nueva regulación, art. 427-37.3, aparecen toda una serie de supuestos en que no se
considera revocado el legado, encontrado su fundamento (aunque puedan ser
jurídicamente actos dispositivos), unas veces, en no ser su estricta finalidad la
enajenación de la cosa (es decir, no aparece como voluntad del causante que lo legado
salga de su patrimonio); otras, en que puede faltar incluso la voluntad de enajenar (vgr.
expropiación o ejecución forzosa e incluso concentración parcelaria y algunas
actuaciones urbanísticas), y, aún finalmente, que ciertos negocios dispositivos no son
sino un desarrollo normal de la vida económica del bien, vgr. aportación a una Junta de
compensación (aunque aquí la titularidad es fiduciaria, es decir, la Junta no adquiere la
propiedad sino que actúa como ente instrumental) o simplemente necesarios para su
mejor explotación, por ello, parece razonable que no se consideran revocados los
legados:
a) Por faltar la voluntariedad, en los casos de expropiación o ejecución forzosa, art.
427-37.3.b). En estos casos se entenderá legado su subrogado, es decir, el justiprecio en
la expropiación o el importe obtenido en la ejecución forzosa.
b) Por previsión expresa de aplicación de la subrogación real por el CCCat, en los
supuestos de permuta, aportación a sociedad o cualquier otra operación de
reestructuración societaria, salvo que la persona gravada pruebe la voluntad del causante
de revocar lo legado y, como el bien legado ha salido del patrimonio del causante, se
entiende legado, art. 427-37.3.b) último inciso, lo que se recibe a cambio (sea un piso,
acciones, participaciones sociales, etc.).
c) Por ser un desarrollo normal de su mejor explotación económica no tanto que un
acto dispositivo, sino de transformación, además, de prever la propia legislación que
regula las operaciones jurídicas la subrogación real, e incluso no ser estrictamente actos
voluntarios, no se considera revocado el legado sino sustituido por las fincas de
resultado, cuando se hacen después de ordenado el legado, en los casos de
concentración parcelaria o de actuación urbanística, si bien, en este último caso se
impone al legatario la carga de soportar los coste de urbanización pendientes de
satisfacer (cabe entender que con indiferencia de que estuviesen devengados o no) en el
momento de morir el causante, art. art. 427-37.c).
Otras causas genéricas, art. 427-38, de revocación de los legados son, siempre que
tengan lugar antes de la delación (podrá ser incluso después de la muerte del causante si
no se ha producido todavía la delación, art. 427-14), las derivadas de quedar la cosa
fuera del comercio (de ser parcialmente y ser divisible debería entregarse lo que sea
posible); de pérdida; de devenir imposible la prestación, aquí la imposibilidad podrá ser
absoluta o relativa, temporal o espacialmente, material o legalmente, por tanto, habrá
que estar al momento de la delación y al caso concreto de cada legado. De producirse
estas circunstancias con posterioridad a la delación habrá que estar a las reglas generales
del cumplimiento de obligaciones, entrega de propiedad, responsabilidad por daños y
perjuicios, etc.
La extinción del legado, art. 427-38.2, también puede derivar, cuando se trate de cosas
muebles (para los bienes inmuebles habrá que estar, para casos asimilables, al art. 427-
21.2), del “cambio de especie o la transformación substancial del bien mueble que le
haga perder la forma o denominación”, vgr. un collar con piedras preciosas que se
habían legado individualizadas; no obstante, podría subsistir el legado si puede
deducirse que la voluntad del causante era legar el bien recibido en substitución o la
indemnización en los casos de accesión.
La adquisición de lo legado por el legatario, art. 427-38.3, exige precisar (bajo el
presupuesto de que es después de haberse ordenado el legado) que queda siempre
extinguido, lo adquiera a título oneroso o gratuito, del causante o de tercero, pero para el
caso de que sea a título oneroso y de tercero (es decir, que no sea del causante) “se
considera legado el precio que se ha pagado como contraprestación”, es decir, hay un
reconocimiento excepcional de la subrogación de la contraprestación por el objeto.
La cuarta falcidia (que no necesariamente tiene que ser una cuarta parte como se verá)
es la cuota hereditaria mínima, como bien se la denomina, art. 427-40, a que tiene
derecho el heredero (o herederos) al objeto de recibir un mínimo del activo hereditario
líquido, una vez pagadas las deudas y satisfechas las legítimas y, por tanto, antes de
hacer entrega de los legados, sin perjuicio de poderlos cumplir íntegramente –art. 427-
39.2- y siempre que el causante no prohíba su retención por el heredero, art. 427-40
primer inciso.
No es una cuarta parte del activo hereditario líquido, sino la parte necesaria (y en la
misma proporción puede hacerse la reducción) para que, junto a lo que haya podido
recibir por otro título hereditario unilateral, mortis causa y de última voluntad (cfr. art.
427-43.1).
Es requisito imprescindible, art. 427-40.4, para poderla retener el hacer inventario
“dentro de término y en la forma” prevista para el fideicomiso, art. 426-20.
Dado que lo máximo que puede detraerse es hasta una cuarta parte por cada herencia, el
CCCat contempla que si hay varios llamamientos sucesivos a la herencia únicamente
pueden detraerla los que adquieran en primer lugar, art. 427-40.2.
La retención de la cuarta falcidia es compatible con ser prelegatario (art. 427-43.1, sin
perjuicio de que pueda reducirse el legado) pero en lo que es en sí su compatibilidad con
otras cuartas debe señalarse que:
a) Es compatible con la legítima (es decir, se puede percibir la legítima y, además, la
cuarta falcidia), art. 427-43.2; y,
b) Es compatible con la cuarta trebeliánica, art. 427-43.3.
En suma, el heredero fiduciario que sea legitimario podrá percibir, calculada cada una
sobre su propia base y con la imputación correspondiente, su legítima individual (arts.
451-.5 y 451-6); lo que le corresponda por cuarta falcidia y, además, lo que resulte por
la cuarta trebeliánica; pero, en todo caso, como no se calculan sobre la misma base
(basta recordar lo ya visto para el cálculo de la cuarta falcidia y trebeliánica, art. 427-
43.3), se hacen imputaciones (en todas, aunque no coinciden los títulos y causas de
atribución) y no son cuartas partes de la total masa hereditaria no llegará a ser en ningún
caso tres cuartas partes de la total masa hereditaria.
Junto a que la cuarta falcidia puede no existir por prohibirla el causante, art. 427-40.1,
aun de existir puede extinguirse por las siguientes causas, así:
1ª.- Por renuncia expresa o tácita, se entiende esta última, art. 427-44.1, cuando
sabiendo el heredero que puede detraerla cumple los legados íntegramente, incluso los
excesivos sin reducción (cfr. art. 427-39.1 in fine, para los legados excesivos).
2ª.- Por caducidad, así, art. 427-44.2, si los legatarios porque estaban facultados para
tomar posesión la han tomado, art. 427-22.3 y 4, la reducción caduca a los cuatro años
de la muerte del causante.
La retención de la cuarta falcidia puede dar lugar a tener que reducir los legados para lo
que el CCCat ha previsto un orden para efectuar dicha reducción, art. 427-45, y,
además, ha concretado los legados que son reducibles; de forma que, y desde la regla
general de que puede evitar el legatario la reducción abonando el importe en dinero, art.
427-25.2, cabe señalar las reglas siguientes:
a) La reducción de los legados (tanto por ser excesivos -art. 427-39-, como por razón de
cuarta falcidia) en cuanto son reducibles, pues no lo son todos como se verá, art. 427-
42, responde al criterio único de que se hará respetando el orden establecido por el
causante y si no lo ha establecido (situación que es la frecuente en la práctica al no
contemplarse que vayan a tenerse que reducir) se hará “en proporción a llur valor”, art.
427-45.1.
b) Los legados que son reducibles exige distinguir que sea por razón de la cuarta
falcidia o por ser excesivos, así:
1º.- Por razón de la cuarta falcidia, hay que señalar que son reducibles, los legados a
cargo del heredero que pretende retenerla, incluidos los prelegados ordenados a su
favor. No son reducibles, los legados de deuda propia del testador; los ordenados a
favor de los legitimarios en concepto de legítima o a ella imputables, los de alimentos o
los que el testador ha ordenado que se cumplan íntegramente.
2.- Por razón de ser excesivos, son reducibles todos excepto los imputables a la
legítima y, tampoco, los que se acaban de señalar que no son reducibles por razón de la
cuarta falcidia, cfr. art. 427-39.2 último inciso.
4.1. Condiciones y motivos cuya existencia deben tenerse por no puestas por lo que no
afecta a la validez de la institución de heredero
4.2.1. Condición ilícita que produce la nulidad por ser motivo determinante de la
designación de heredero
Aunque el CCCat dispone como regla general que las condiciones ilícitas –estudias
supra- se tienen por no formuladas; no obstante, y subordinado a que resulte claramente
–cabe entender que del propio testamento- que el cumplimiento de la condición ilícita es
motivo determinante de la institución de heredero, ésta es nula.
Así, la nulidad del testamento por condición ilícita requiere, art. 423-17 in fine, un doble
requisito consistente en que del propio testamento resulte claramente la voluntad del
testador y que ésta sea que la condición ilícita es motivo determinante de haberle
instituido heredero, por tanto, al no poderse cumplir por su misma ilicitud la institución
de heredero deviene nula.
La ilicitud puede ser objetiva o subjetiva, y será relevante que lo sea en el momento en
que tenga que cumplirse, desde luego, tras la muerte del causante, cfr. art. 423-15.1,
sobre todo en la subjetiva puede darse el caso de que el testador no habría hecho la
institución de heredero de saber que no se iba a cumplir y a tenerse por no puesta, por lo
que puede parecer razonable que tenga como efecto la nulidad de la designación de
dicho heredero. Un ejemplo podría ser el supuesto de instituir heredero al cónyuge o
pareja bajo la condición de no contraer matrimonio o imponerle o prohibirle que sea con
alguna persona concreta y que ello llegue a considerarse ilícito pues parece que de saber
que ello no se podría cumplir no lo habría instituido.
Gravados con un modo únicamente pueden serlo (frente al legado, art. 427-7) las
personas que del causante traen causa como son los herederos y legatarios y sus
sustitutos. La expresión sustitutos no se utiliza en un sentido técnico de sustitución
sucesoria, cfr. art. 428-4.4, ni menos de fideicomiso (cfr. art. 428-3), sino de personas
continuadoras a falta de los gravados (herederos o legatarios), en la titularidad de lo
heredado o legado con la carga o modo, o que los sustituyen en el cumplimiento del
gravamen o incluso en la titularidad de la cosa que determina el gravado. Así, tanto
podrá ser un sustituto vulgar, como, de por refundirse el legado en la masa hereditaria,
el heredero que adquiere la cosa sobre la que recaía la limitación.
El causante puede imponer la carga, destinación o limitación sobre uno o varios
herederos o legatarios, singularizados o determinados per relationem por razón del
propio contenido del modo. Caso de no venir determinados, o ser determinables
individualmente, deberán cumplirlo conforme a las reglas generales que determinan la
responsabilidad por las deudas y cargas de la herencia.
Entre los modos que se contemplan para garantizar el cumplimiento del modo
están:
a) Facultar al albacea, sea universal o particular, cfr. art. 429-12.1, atribuyéndole como
una más entre sus facultades la de dar cumplimiento al modo. La posibilidad de este
encargo irá unida indefectiblemente a la clase de modo y a la propia naturaleza del
albaceazgo; aunque, desde luego, facilita su actuación la amplia duración que puede
tener, art. 429-13.4, incluso referida a la vida de determinadas personas, en que quedará
sujeto a los límites de los fideicomisos, art. 426-10.
b) Imponer cauciones, sanciones u otras medidas adecuadas, estas medidas serán las
que libremente determine el testador, correspondiéndole determinar las que considera
adecuadas a la finalidad que pretende alcanzar con el modo, salvo que sean irracionales,
imposibles o ilícitas que parece coherente el que puedan, al igual que el modo en sí, el
conmutarse o convertirse.
c) Imponer un fideicomiso, se trataría sujetar al heredero o legatario, gravado con el
modo, a un fideicomiso condicional o a término, art.426-4.1, de suerte que caso de
quedar incumplido el modo, por causas imputables al heredero o legatario gravados con
el modo, los bienes harían tránsito al fideicomisario con idéntica carga de cumplir el
modo.
d) Su posible acceso al Registro de la Propiedad, garantía segura de que el
modo se cumpla, aunque no lo señale el CCCat, es accediendo al Registro de la
Propiedad, desde luego, conforme a las reglas y principio configuradores de esta
institución. Pero, sin duda, el modo cuando afecte a inmuebles sea gravándolos con una
carga, imponiéndole limitaciones en su uso, goce u otras facultades dominicales, así
como cuando suponga una destinación que debe darse al inmueble, podrá acceder al
Registro de la Propiedad, dado que no es una mera obligación, sino una auténtica
alteración del régimen normal o excepción a la presunción de libertad del dominio.
5.2.2. Posible conversión o conmutación del modo imposible o ilícito para alcanzar su
eficacia
El incumplimiento del modo, aunque sea por culpa del gravado, dada su
autonomía, o mera aponibilidad, no afectará a la validez, aunque sí a la eficacia, del
legado. Las consecuencias del incumplimiento podrán ser:
a) La restitución de lo legado, art. 428-4.4, así, si el legatario incumple por su culpa con
el modo impuesto, el gravado con el legado (cfr. arts. 427-7 y 427-8) podrá solicitar la
restitución del bien, aunque esta restitución está subordinada a que se demuestre que el
cumplimiento del modo era motivo determinante del legado, de no serlo el legatario
conservará la titularidad, en otro caso procede la restitución debiendo asumir el
restituido el cumplimiento del modo, salvo que sea personalísimo.
b) La excepción del modo no cumplido, art. 428-4.5, frente a la posibilidad de la
restitución que únicamente puede afectar al legatario (pues de afectar a la institución de
heredero iría contra los principios que la configuran), la posibilidad de excepcionar el
modo no cumplido cabe tanto frente al legatario como frente al heredero, y podrá –
cuando todavía no se ha llegado al incumplimiento- oponerse al heredero o al legatario
gravados como excepción frente a cualquier acción (judicial, pues se trata de
suspenderla), no mera reclamación, que ejerciten fundadas en su carácter de herederos o
legatarios. Requiere pues que pueda haberse cumplido ya el modo y que no se haya
hecho por la culpa de los obligados que, en consecuencia, adquirirán la condición de
herederos o legatarios, e incluso tendrán derecho a que se les entregue la posesión de lo
heredado o legado, singularmente, si es presupuesto necesario para poder cumplir con el
modo impuesto.
5.4.3. Autorización judicial para disponer por razón de justa causa sobrevenida
6.1. Nombramiento de albaceas: Personas que pueden serlo y aceptación del encargo,
su renuncia o excusa a ejercerlo
6.1.2. Compatibilidad del cargo de albacea con los de heredero, legatario u otros
beneficiarios en la herencia: Su aceptación, excusa y renuncia
Cuando haya diversos albaceas universales o contadores partidores, dado que pueden
coincidir en la misma herencia, cfr. art. 429-10.f), la retribución corresponde por partes
iguales a los que hayan ejercido el cargo, es decir, a los que hayan desempeñado ya sus
funciones (su ejercicio es lo que justifica la retribución). Obsérvese que no se menciona
a los albaceas particulares aunque podrían ser contadores partidores siendo esto lo
relevante. Para el supuesto de que lo ejerzan sucesivamente, basta pensar en los
albaceas sustitutos (no son albaceas los delegados, ni los auxiliares), la retribución se
distribuirá en proporción a su actividad, es decir, a las funciones que ya hayan
desempeñado.
Supuesto singular, art. 429-5.4, es cuando no se estaba nombrado albacea sino
que el encargo u oficio resulta, por no haber previsión en contra del testador, cfr. art.
424-14.2, tras haberse revelado la confianza. En este supuesto la retribución se fija
conforme al art. 424-12.2, así tendrán derecho, según sean herederos o legatarios de
confianza al 5% del activo hereditario líquido o del legado objeto de la confianza y de
los frutos o renta líquidos, mientras dura la administración; en consecuencia, no tendrán
ya derecho a retribución como albaceas.
Distintos de la retribución (cualquiera que sea su modalidad y cuantía) y de los
honorarios profesionales aunque se imputen a aquella, cfr. art. 429-5.1 último inciso, es
el resarcimiento por los gastos, sean judiciales o extrajudiciales, originados por la
actuación de los albaceas para el cumplimiento de su oficio. Estos son deudas a
satisfacer a cargo de la masa hereditaria, frente a la retribución que es una carga,
responden a causas distintas, aunque complementarias, por lo que nada tienen que ver
entre sí. En consecuencia, el albacea que sea profesional –a salvo lo que disponga el
causante- deberá imputar sus honorarios a la retribución, pero no deberá detraer de la
misma los gastos, estos son complementarios.
Comienza el art. 429-7.1 precisando quienes son albaceas universales, que deben
contraponerse a los particulares, art. 429-12.1, aunque es en el propio art. 429-7.3 que
distingue entre los de realización dineraria, de parte o de toda la herencia, cfr. art. 429-9,
y los de entrega directa del remanente, conforme a lo dispuesto por el causante o se
infiera del testamento, una vez liquidada, cfr. art. 429-10, a ambos los unifica en el
encargo de entregar la herencia, como universalidad (patrimonio o masa hereditaria, con
activo y pasivo, frente al caudal o patrimonio relicto, cfr. art. 452-1.2), que será:
a) A las personas que determine el propio causante, aunque debe entenderse matizado
en el sentido de que la determinación puede ser indirecta, desde el momento que cabe
que los legatarios se determinen no directamente por el testador, sino conforme al art.
427-3.
b) A las finalidades expresadas en el testamento o en la confianza revelada, la mención
expresa al testamento, art. 429-7.1, no excluye el heredamiento (o cumplimiento de
finalidades “de acuerdo con lo que ordene el causante”, cfr. art. 429-7.3 y 429-8.2),
aunque ciertamente por sus modalidades y estructura escaso margen queda a la posible
actuación de los albaceas universales, singularmente si ya hay entrega de presente, cfr.
art. 431-19, unido a que no puede haber legatarios, cfr. art. 427-1; no cabrá, sin
embargo, ni en codicilo, cfr. art. 421-20.2 último párrafo, ni en las atribuciones a título
particular, cfr. art. 431-30.4, en los que sólo hay ámbito para los albaceas particulares.
En el ámbito de la confianza revelada deberá estarse a los arts. 424-11 a 424-15,
debiéndose destacar que aquí el título, como reiteradamente se señala, es
exclusivamente el testamento y, además, una vez revelada la confianza, salvo que el
testador disponga otra cosa, art. 424-14.2, devienen en albaceas universales, o incluso,
según el encargo, meramente particulares.
Junto a lo anterior también debe destacarse como obligaciones de los albaceas:
a) La formalización de inventario: Los términos imperativos del art. 429-8.3 imponen
claramente la obligación, que no puede excluirse por el causante, de formalizar
inventario en el término de un año a contar desde la aceptación del cargo. La diligencia
normal (salvo circunstancias especiales) del albacea le compele a formalizarlo en
tiempo y forma, salvo que se pida aplazamiento, para el pago del Impuesto de
Sucesiones (cfr. art. 461-15.1) y, además, nada debe impedir que se aproveche el
formalizado –notarialmente o incluso en documento privado- para la liquidación de
impuestos, art. 461-15.2, que, por otra parte, se remite –por lo que también podrían ser
suficientes a estos efectos- a los formalizados para detraer la cuarta trebeliánica o la
falcidia. Al efecto, el art. 427-40.4 (cuarta falcidia) se remite al art. 426-20 (inventario
del fiduciario), al que también se remite el art. 426-31.3 (cuarta trebeliánica), por tanto,
salvada su distinta finalidad, podrá formalizarse conforme al art. 426-20, singularmente,
para valoraciones (las correspondientes al morir el causante) y personas que
intervendrán (únicamente el albacea universal).
b) La rendición de cuentas: La obligación de rendir cuentas es igualmente
consustancial al cargo, incluso aunque sea particular, por lo que no puede dispensarse
por el causante, sería contrario a la ley y, por tanto, colisionaría con la propia previsión
del art. 429-8.4 in fine.
Los albaceas particulares por la propia especificidad de su cargo son compatibles con
los ya dichos herederos, como también con cualquiera de las modalidades de albaceazgo
universal, sustrayéndoles a estos alguna de sus facultades o, simplemente,
completándolas, basta comprobar el carácter complementario de las facultades del art.
429-12.4 con las de los arts. 429-9 y 429-10, aunque podrían ser también cualesquiera
otras. Además, por la propia singularidad de sus facultades (que puede ser más de una)
puede haber más de un albacea particular, con distintas facultades o incluso nada impide
que se nombre más de uno para ejercitar alguna o algunas facultades, supuesto en que
habrá que estar a lo dispuesto en el art. 429-2.
La singularidad y especificidad de su función hace que incluso se les pueda
atribuir todas o varias de las facultades enumeradas en los arts. 429-9 o 429-10 sin que
se altere, por ello, su carácter de particulares, dado que únicamente tendrían las
específicamente atribuidas, sin serles de aplicación la función complementadora de los
arts. 429-9.1h), ni del art. 429-10.e), pues seguirían siendo simples albaceas
particulares, incluso para concretar su retribución, art. 429-5.1.
La esencia para diferenciar entre albaceazgo universal y particular es cualitativa, no de
mayor o menor número de facultades; así, en los albaceas particulares nunca podrán ser
referidas a toda la herencia (al modo como aunque los legados comprendan el as
hereditario no son herederos) por amplias que sean sus facultades, pues, necesariamente,
siempre se requerirá que sean determinadas y específicamente atribuidas; así, art. 429-
12.3 al precisar que ejercerán todas las facultades que “les haya conferido el causante”,
no cabe pues ampliación por razón de su función, sino que, por el contrario, incluso las
atribuidas, con más o menos literalidad o especificidad, necesariamente no contrarias a
la ley (no cabría la de interpretación, frente a los universales, art. 429-8.2 in fine), se
verán limitadas y sujetas a interpretación restrictiva pues sólo las tendrán en cuanto sean
necesarias para cumplir su encargo, cfr. art. 429-12.2 in fine vs. arts. 429-9.1.h) o 429-
10.e).
6.5. Plazos máximos incluso por voluntad del causante para el cumplimiento de sus
funciones por los albaceas: Su posible prórroga por los herederos
7.1. Utilización del modo en las disposiciones a favor de sufragios, obras pías o de los
pobres
A.- Ámbito de la posible intervención del cónyuge o dos parientes fiduciarios, e incluso
de terceros herederos o legatarios de confianza.
Aquí, ya ahora, debe precisarse que tanto en las disposiciones fiduciarias, cónyuge y
dos parientes, como en el heredero o legatario de confianza se hace el nombramiento –
de los herederos (o legatarios, en su caso) que le suceden- por el testador y en su
testamento, no en vano, tanto el art. 424-1.1 como el art. 424-5 CCat, precisan que el
testador “pot instituir hereu”, es pues él el que los instituye, aunque sean el cónyuge o
los dos parientes los que los que concreten (quienes son herederos y qué bienes reciben,
facultad de elección y distribución, art. 424-1.1 y art. 424-5.1 y 424-6.1.a) CCCat); en el
caso del heredero o legatario de confianza, art. 424-11.1 CCCat, suceden al testador,
pues estos solo nominalmente son tal heredero o legatario, como resulta de que no
pueden adquirir para sí definitivamente, junto a que quedan los bienes recibidos del
causante completamente separados de sus bienes propios, hay dos masas diferenciadas
durante el plazo en que dan cumplimiento a la voluntad del testador, cfr. art. 424-14.1 in
fine CCCat.
b.- Los dos parientes, como número par únicamente están contemplados en el art. 424-5
CCCat (como disposición fiduciaria); si bien, debe precisarse que pueden ser
cualesquiera parientes si los elige el testador, y es a falta de elección que serán
exclusivamente los dos parientes más próximos, determinados conforme indica el art.
424-6.1.a) CCCat; cabe plantearse si podrían ser herederos de confianza, en efecto,
podrían serlo pues pueden serlo incluso quienes ni sean parientes, y podrían serlo
incluso de la misma línea dado que se remite a lo que disponga el testamento, art. 424-
11.3 CCCat, reservando la mayoría para cuando nada se diga, e incluso que actúe uno
solo, por lo que podrían ser dos, fijando reglas para resolver el posible empate.
c.- Los terceros, solo podrán ser herederos o legatarios de confianza, art. 424-11.1
CCCat, pues únicamente exige que sean personas físicas, junto a que estén
determinadas. Lo que expresamente excluye que puedan ser personas jurídicas, o
determinables, pues habrán tenido que recibir su última voluntad del testador.
a.- El cónyuge, art. 424-1.1 CCCat (y siempre a falta de previsión por el testador o de
regulación por la costumbre) únicamente podrá elegir entre los hijos comunes o sus
descendientes, incluso aunque viva su ascendiente (padre o madre), por lo que podría
haber un salto transgeneracional y elegir a algún o algunos nietos, que por el amplio
plazo que tiene –toda su vida, cfr. art. 424-3 CCCat- podrían incluso ser nietos todavía
no nacidos o concebidos al deferirse la herencia, aunque sí necesariamente al elegirlos,
así se infiere del art. 424-1.2.a) CCCat, y, por tanto, los no elegidos quedarían reducidos
a legatarios o legitimarios. No se contempla que se le dé ninguna instrucción por el
testador (ciertamente que tampoco se excluye), a diferencia de lo que sí se dice para los
dos parientes.
b.- Los dos parientes, subordinado siempre a las previsiones del testador o de la
costumbre (pues no ha sido costumbre arraigada en toda Cataluña), art. 424-6.1.d)
CCCat. Aquí por no ser el cónyuge o pareja estable obviamente desaparece lo de
comunes, pero sí tienen que ser hijos o descendientes del testador, pudiendo, también,
hacerlo de forma desigual, por lo que los no elegidos –como cuando es el cónyuge-
quedarían reducidos a la condición de legatarios o legitimarios, eso sí debiendo respetar
en todo caso las instrucciones del testador y las prelaciones que resulten de su voluntad.
Además, la elección o distribución, art. 424-6.2CCCCat, únicamente se puede ejercitar
si atendidas las circunstancias de la familia, no hay más de dos líneas de parientes.
c.- Los herederos o legatarios de confianza, art. 424-11.1 CCCat, no tiene libertad de
elección o distribución, sino que se tienen que limitar a cumplir con las reglas que
confidencialmente, de palabra o por escrito, les haya dado el testador, cabe entender
que con la libertad o amplitud que haya querido conferirles, o con los criterios o
prelaciones que haya podido establecer. Pero aquí no hay reglas supletorias, por lo que
necesariamente tiene que haber dicha última voluntad del testador, eso sí no queda
reflejada ya directamente en su testamento.
3º.- Bienes o masa hereditaria sobre la que pueden actuar, cónyuge, dos parientes o
herederos o legatarios de confianza. No tiene que ser sobre toda la masa hereditaria, y
aunque las tres contemplan expresamente la designación de uno o varios herederos,
cabe también que directa o indirectamente se designen o resulten los otros legatarios, así
cabe distinguir:
a.- El cónyuge, art. 424-1.2 CCCat, puede ser tanto elector (en partes iguales o
desiguales según lo estime conveniente, art. 424-1.1. in fine CCCat), como mero
distribuidor, todo ello conforme a lo previsto por el propio testador o la costumbre, y
solo a su falta, conforme a la previsión legal del art. art. 424-1.2.a) CCCat, en que cabe
la elección o distribución entre los hijos comunes o sus descendientes; si bien, en caso
de ser mero distribuidor, puede limitarla a uno o más hijos o descendientes (puede ser
un hijo y un sobrino, u otras múltiples distribuciones), y, en todo caso, los demás
tendrán la condición de legatarios o legitimarios.
b.- Los dos parientes, art. 424-6.1.d) CCCat, en términos similares al cónyuge, pueden
ser de elección o distribución, también, entre los hijos o descendientes del causante, con
la idéntica facultad de instituir en partes iguales o desiguales, según lo estimen
conveniente –aunque se contempla que el testador les pueda dar instrucciones o señalar
prelaciones- y llevando, a los no elegidos, a la condición de legatarios o legitimarios
(según se les atribuya o no algún bien concreto, pues la legítima sabido es que deriva de
la propia ley y ni el cónyuge ni los parientes la pueden excluir).
c.- Los terceros, art. 424-11.1 CCCat, no son los que eligen o distribuyen pues deben
cumplir la voluntad revelada confidencialmente de palabra o por escrito por el
testador; pero la amplitud puede ser prácticamente ilimitada, pues el propio art. 424-
13.1 último inciso CCCat precisa que si no hay instrucciones se estará a lo que advere la
mayoría; y, de haber instrucciones del testador siempre deben prevalecer, art. 424-13.1
penúltimo inciso CCCat, y es su voluntad –eso sí ejecutada por los herederos o
legatarios de confianza- la ordenante de la sucesión, pues, no en vano, el art. 424-13.2
CCCat indica que la confianza revelada forma parte del testamento, y las personas de
confianza lo único que pueden hacer es aclararla, pero no modificarla.
4º.- Forma de elección –instrumento inter vivos o mortis causa- por el cónyuge, dos
parientes, herederos o legatarios de confianza (revelándola). En todos los casos,
incluso aunque sean muy completas las instrucciones del testador (que siempre es al que
se sucede), resulta necesario como acto complementario ejercitar sus facultades
mediante su formalización, para que herederos y legatarios puedan conocer que lo son y
en qué cuota o cuantía lo son y sobre qué, así podrán hacerlo bajo las siguientes
formalidades:
a.- Cónyuge, la forma de elección está contemplada en el art. 424-2 CCCat, y requiere
que se deje constancia expresa, o así resulte claramente, que el cónyuge actúa en esta
función de fiduciario, con el fin de evitar confusiones, pues puede hacerla en su propio
testamento, en heredamiento, que podrá ser otorgado con los propios hijos o
descendientes comunes con el cónyuge fallecido, cfr. art. 431-2 CCCat, para los
posibles otorgantes del heredamiento y art. 431-4 CCCat, para la capacidad, que exige
ser mayor de edad y tener la plena capacidad de obrar, salvo que sea mero favorecido, y
no se le imponga ninguna carga, en que podrá consentir en la medida de su capacidad
natural, por medio de representante legal o asistido de curador; finalmente, también
puede hacerlo en escritura pública, que igual que el heredamiento será irrevocable
(incluso frente a la previsión del art. 431-14 CCCat).
b.- Dos parientes, conforme al art. 424-7.1 CCCat, deben hacerla personalmente en
escritura pública, sin necesidad de que sea en unidad de acto (por lo que cada pariente
podrá acudir en fecha o momento distinto), que es la única forma, pues no pueden
hacerla en testamento (art. 424-7.1 in fine CCCat), ni aunque no lo diga en
heredamiento. Es irrevocable, si bien, art. art. 424-7.2 CCCat, podrá reiterarse si los
elegidos no quieren o pueden ser herederos, incluso en el caso de que la designación
anterior hubiese sido hecha por el cónyuge o pareja estable, dado que conforme al art.
424-5 in fine CCCat se les puede nombrar incluso aunque el testador no haya usado la
facultad de confiar la elección al cónyuge o pareja estable.
c.- Terceros, aunque como ya he dicho podrían ser también herederos o legatarios de
confianza el cónyuge o parientes, cierto que no será lo habitual, ni para ello está
pensado; los terceros de confianza deben hacerlo por sí mismos, y por mayoría (de no
haber unanimidad), art. 424-11.3 CCCat, y para el caso de morir alguno antes de revelar
la voluntad del causante, total o parcialmente, si el testador los ha facultado –art. 424-
11.2 CCCat- pueden elegir otros que los sustituyan, sin que implique nueva institución
sino una mera subrogación en el cargo. Además, deben formalizar inventario dentro de
los seis meses siguientes a contar del momento en que conocen o pueden conocer
razonablemente la delación, con la sanción de perdida de la remuneración. Y será en
escritura pública o mediante protocolización de las instrucciones escritas a mano o por
medios mecánicos, art. 424-13.1 segundo inciso CCCat, siempre que no haya
prohibición de revelarla, como se revele su voluntad, Que podría no haberla, en cuyo
caso prevalecería la voluntad de la mayoría.
El art. 431-5.1 in fine CCCat al referirse a los pactos sucesorios, y para aclarar lo que
cabe al igual que en el testamento (por tanto, con su misma amplitud personal y
material), precisa que en el pacto sucesorio cabrían condiciones, sustituciones,
fideicomisos y reversiones, al igual que nombrar albaceas, administradores y contadores
partidores; frente a ello, si lo contraponemos a las disposiciones fiduciarias o los
herederos o legatarios de confianza, se ve que:
a.- Art. 424-1.2.b) CCCat, contempla que el cónyuge, y siempre que los favorecidos
sean hijos o descendientes del testador, pueda imponer condiciones, limitaciones de
disponer y sustituciones, además subordinado a que no contradigan a las dispuestas por
el propio testador.
b.- Art. 424-6.1.c) CCCat, en el caso de los dos parientes, la regla general es la
contraria, dado que no pueden imponer gravámenes ni limitaciones de ningún tipo, eso
sí, como excepción, el testador puede autorizarles que sí puedan hacerlo.
c.- Art. 424-11.1 CCCat, habrá que estar a lo que confidencialmente de palabra o por
escrito les haya instruido el testador, por lo que, sin duda, puede haberles autorizado a
imponerlas, o sea cargas, condiciones, sustituciones, etc., en suma, tanto como podría
hacer el mismo, pues no se trata sino de revelar su propia voluntad.
6º.- Plazo para elegir, distribuir o revelar la confianza.- No se fija plazo para el
cónyuge, pero del art. 424-3 CCCat resulta que lo podrá ejercitar durante toda su vida,
al admitir que pueda morir sin haber hecho la elección o distribución. En el caso de los
dos parientes, art. 424-9 CCCat, corresponde fijarlo al testador, pero de no haberlo
fijado, transcurridos cuatro años desde la muerte del causante, cualquier persona
interesada puede requerirlos para que lo hagan en el plazo de seis meses desde el
requerimiento; y, finalmente, los herederos o legatarios de confianza, art. 424-15.1
CCCat, también tendrían toda su vida, pues expresamente se dice que caduca si mueren
sin haberla revelado o cumplido.
Es evidente que pueden cumplir con creces las funciones que suelen atribuirse al trustee
en los trusts anglosajones, sobre todo si se tienen presentes las funciones de
administración y disposición que se indican seguidamente 3, y, además, que pueden
revelar o cumplir la confianza a su favor (art. 424-15.1 penúltimo inciso CCCat),
aunque no los puedan adquirir definitivamente, art. 424-14.1 in fine CCCat.
Aunque son estos administradores especiales nombrados por el causante los que deben
administrar, el propio CCCat, art. 424-4.2 CCCat, para de no haberlos nombrado o que
la designación devenga ineficaz, contempla que sea el propio cónyuge o pareja estable
como administrador, y este sí tendrá la libre administración de la herencia y facultades
dispositivas plenas, pudiendo realizar actos de inversión, satisfacer necesidades de la
herencia, atender a su subsistencia personal, la de los hijos y descendientes, pagar
deudas, cargas y legítimas, eso sí con las limitaciones establecidas por el testador, y
como no es propietario temporal, aunque sus facultades prácticamente así lo hagan
parecer, el propio art. 424-4.2 in fine CCCat, contempla que los bienes adquiridos por
las inversiones realizadas y los frutos y rentas no consumidos que se incorporen a la
herencia (para mejor entender su sentido cabe compararlo con otro supuesto que podría
considerarse de propietario temporal, con el juego consiguiente de la subrogación real,
art. 426-56 CCCat, para el fideicomiso de residuo).
b.- Los dos parientes, conforme al art. 424-10 CCCat, siempre que no haya
usufructuario universal (de ordinario el cónyuge viudo), la administración
corresponderá a las personas designadas al efecto por el testador; de no haber
designación corresponderá al cónyuge o pareja estable que sea usufructuario universal,
y, de tampoco haberlo, a los parientes que en cada momento correspondería hacer la
elección o distribución, con idénticas facultades, por remisión al art. 424-4.1 CCCat, al
cónyuge viudo.
c.- Los terceros (herederos o legatarios de confianza), se contempla, art. 424-14 CCCat,
que mientras no revelen o cumplan la voluntad del testador confiada, que tendrán
facultades de disposición inter vivos, con las limitaciones que impongan el testador, y
sobre todo con la legal de que no pueden hacer suyos definitivamente los bienes de la
herencia o legado ni sus subrogados, que, además, forma un patrimonio separado del
suyo.
Una vez revelada la voluntad confiada por el testador, art. 424-14.2 CCCat, se
convierten en albaceas universales o particulares, que al nada precisarse serán de
entrega de remanente, al que se refiere el art. 429-10 para los dos parientes, y a falta de
indicarlo expresamente el art. 429-7.4 CCCat, al tratar de los albaceas, en caso de duda.
Cuya duración se contempla, para los albaceas, en el art. 429-13.4 CCCat, que puede ser
la vida de determinadas personas, sin poder exceder los límites de los fideicomisos, art.
426-10 CCCat.
9º.- Posibilidad de renuncia o delegación del encargo. Para el cónyuge viudo, art. 424-3
CCCat, se contempla la posibilidad de renunciar en escritura pública, sin necesidad de
tener que acreditar o exponer motivo alguno por el que se renuncia; para los dos
parientes, en el art. 424-6.1.b) CCCat se contempla, para ejercer sus facultades, el no
haber renunciado, junto a tener la plena capacidad de disponer y poder suceder al
testador.
Y, finalmente, los terceros (herederos o legatarios de confianza), por ser ellos los
conocedores de la voluntad no podrán renunciar so pena de que quedar sin efecto la
institución, salvo que queden otros que también la conozcan, pues solo ellos conocen la
voluntad del testador, ahora bien sí pueden –si lo faculta el testador- elegir otros que los
sustituyan, cfr. art. 424-11.2 in fine CCCat.
a.- Cónyuge, art. 424-3 CCCat, caso de muerte o renuncia se aplicará la elección por los
dos parientes, si es que procede, pero de no estar previsto, o no ser costumbre, pues son
instituciones no contempladas en toda Cataluña históricamente, se dividirá la herencia
entre los hijos a partes iguales, y por estirpes entre los premuertos. En el supuesto de
que no hubiere descendientes, los herederos (que no serán descendientes dentro del
cuatro grado) del premuerto solamente pueden reclamar la legítima que le habría
correspondido.
b.- Los dos parientes, art. 424-8 CCCat, en caso de falta de la elección o distribución
entre los parientes electores o distribuidores, como en el caso del cónyuge, art. 424-3
CCCat, la herencia se defiere a los hijos a partes iguales, en lugar del premuerto entran
sus descendientes por estirpes, y de no haber descendientes, los herederos del premuerto
(que no serán parientes) sólo pueden reclamar la legítima que les habría correspondido.
c.- Los terceros (herederos o legatarios de confianza) o sus sustitutos, art. 424-15
CCCat, cuando no revelen la confianza, si lo hacen a su favor, y, en general, cuando la
confianza no se pueda cumplir, sea por resultar desconocida, ilegal (al tenerse que
cumplir), contradictoria o indescifrable, y a salvo que la voluntad del testador sea otra,
la parte en que haya caducado acrece a los herederos instituidos sin el encargo
confidencial, y de no haberlos, se defiere a quienes en el momento de la muerte del
testador habría sido sus herederos abintestato, con derecho de transmisión entre sus
sucesores. De ser una caducidad parcial estas personas tienen personas tienen la
condición de legatarios de parte alícuota en la porción caducada (cfr. art. 427-36
CCCat). En el caso de tratarse de legado de confianza que caduca total o parcialmente
es la herencia la que lo absorbe.
Dentro de lo que es la estricta regulación de los legados cabe distinguir los siguientes
supuestos en que es posible deferir incluso a terceros la elección de los legatarios, su
cuantía e incluso su subsistencia, así:
1º.- Libre elección de las personas beneficiadas, por razón de sus circunstancias o
pertenencia a un grupo. Se contempla en el art. 427-3.1 CCCat (intitulado como
“Designación del beneficiario del legado”, y debe hacerse la siguiente diferenciación:
a.- Electores: Pueden serlo la persona gravada (art. 427-7 CCCat), sea heredero,
legatario (sublegado, art. 427-18.2 CCCat), e incluso beneficiados trans mortem (art.
427-7.2 CCCat, tal que podría ser el beneficiario de un seguro).
b.- Elegibles o beneficiados (determinación del sujeto): Queda reducido, art.
427-3.1 CCCat, a las personas designadas por sus nombres (nominatim), o
circunstancias (situación económica, estudios, dedicación profesional, etc.), o
comprendidas en un grupo (razón de edad o estado civil –menores, ancianos, etc.- rama
familiar, o las reglas que el propio causante señale para concretarlo).
c.- Forma de elección: No está sujeta a otra forma que su determinación al
momento de la entrega.
d.- Plazo de elección: Un año desde la aceptación de la persona gravada y en la
forma del art. 426-11 CCCat, o desde que se encarga al tercero.
2º.- Determinación de las partes o cuotas de los colegatarios: Regulado en el art. 427-
4.2 CCCat, al tratar del legado a favor de diversos legatarios, y así puede precisarse:
a.- Electores: Pueden serlo tanto la persona grava con el legado –como en el
supuesto anterior- como, también, un tercero, elegido por el testador.
b.- Elegibles o beneficiados, aquí no hay tal elección –pues ya la ha hecho el
testador- sino que se trata únicamente de que se proceda, tras su muerte, a la
determinación de la parte que corresponderá a cada legatario, que ya está determinado.
Puede ser de utilidad cuando se quiere la igualdad entre los legatarios o justo lo
contrario, pues pueden haber ido adquiriendo –parte de la cosa o cuotas del capital
social- en vida del causante.
c.- Forma de elección: Debe realizarse necesariamente en escritura pública, por
lo que quedarían excluidas las otras formas mortis causa previstas en la remisión; y
sería, por razón de la remisión al art. 426-11.c, d y e CCCat: c) sin poder imponer
condiciones o sustituciones; d) personalmente, no delegable y de forma irrevocable; y e)
cláusula residual para el caso de no nombramiento.
d.- Plazo de elección: Un año desde la aceptación de la gravada y en la forma
del art. 426-11 CCCat, o desde que se encarga al tercero. Y de no hacerse a partes
iguales.
I. PRELIMINAR
Entre las novedades que presenta el vigente Libro IV del Código civil catalán está la
regulación de los denominados pactos de atribución particular (como resalta el propio
Preámbulo, IV - Pactos sucesorios), una modalidad de pacto sucesorio que por su
naturaleza de título sucesorio particular (art. 431-29.1), frente al carácter universal del
heredamiento (al efecto, art. 431-18.1), permite –dentro de la amplitud que uno quiera y
sin más limitaciones que otras posibles disposiciones mortis causa del resto de los
bienes- la “sucesión anticipada” en vida del causante (cfr. art. 431-29.3, para las
transmisiones de presente o “donaciones”), sobre bienes concretos, sea la vivienda
habitual, totalidad o un porcentaje del capital de la empresa familiar, o cualquier otro
bien al que se le quiere dar un destino o beneficiario concreto, sustrayéndolo así al albur
del cambio de voluntad futura del causante, aunque, como se verá, incluso es posible
pactar, al otorgarse, las causas de revocación unilateral, art. 431-14.1 CCCat.
Esta función de planificación (de carácter irrevocable por la simple voluntad del futuro
causante), y de anticipación de la herencia, se ha visto, también, favorecida por haberse
sustraído estos pactos sucesorios de su antaña necesaria forma capitular; así, aunque
pueden pactarse en capítulos matrimoniales, no es ya imprescindible que formen parte
de los mismos, pero, en cualquier caso, sí necesariamente deben otorgarse en escritura
pública, como forma constitutiva y requisito de validez, art. 431-7.1 primer inciso.
5
De pretendido (dado que no lo es) carácter sinalagmático habla J. EGEA FERNÁNDEZ, “Protocolo
familiar y pactos sucesorios”, InDret, nº 3, 2007, pp. 29-33 [accesible en: http://www.indret.com –
última consulta 29 de mayo de 2014].
6
Para una amplia consideración de las distintas personas que pueden intervenir en estos pactos y la
posible combinación de otorgante con beneficiario, incluso otorgante no causante ni favorecido, o simple
favorecido, me remito a N. GINÉS CASTELLET, “Los pactos sucesorios en Cataluña: entre la tradición
y la innovación”, Actualidad civil (versión digital), nº 5, 2011, pp. 13-17.
art. 431-3, sea por ni siquiera existir todavía (nondum concepti) o porque incluso
existiendo puede no quererse por el otorgante que sea conocedor, todavía, al tiempo de
otorgarse el pacto de atribución particular.
Aparecen, pues, estos pactos de atribución particular como la vía más adecuada para la
disposición de bienes concretos7, a favor de personas concretas (incluso determinables –
al igual que la cuantía o incluso la subsistencia- de futuro, cfr. art. 431-30.5 en relación
con los arts. 427-3.1; 427-4.2 y 427-9.4), y, además, sustraídos a un posible cambio
futuro, más o menos libre o influenciado (por los no beneficiarios), de la última
voluntad del causante. Son, sin duda, una garantía –frente a los cambios de voluntad no
meditados- tanto para el causante como para el beneficiario; aunque, en todo caso,
conviene ya dejar claro que, por su naturaleza de título particular, no son fundamento de
la vocación sucesoria, art. 411-3.1 CCCat; en consecuencia, el causante que únicamente
haya otorgado pactos de atribución particular, incluso aunque haya agotado sus bienes
con los mismos, fallecerá intestado, pues al no haber testamento, ni heredamiento, será
la sucesión intestada la que deberá abrirse, conforme al art. 411-3.2 CCCat.8, por lo que
parece conveniente que como elemento de cierre de la sucesión se otorgue, cuando
menos, testamento, incluso si menester fuese se nombre un albacea universal, de mera
entrega del remanente, art. 429-7.3 in fine CCCat.
Su utilidad aparece evidente, no sólo para supuestos habituales, sino, también, para la
adaptación de figuras foráneas (singularmente de procedencia anglosajona), así
3º.- En la protección de las personas con discapacidad, en las que precisamente estos
pactos de atribución particular pueden ser singularmente útiles, tanto por atribuir bienes
concretos, como por poder nombrar cargos protectores o de administración del
7
V., no obstante, para su posible innecesariedad o cuando menos necesario tratamiento unitario con el
heredamiento, si se compara con los Derechos civiles autonómicos que admiten los legados dentro de los
pactos sucesorios, S. NAVAS NAVARRO, “Libertad de testar versus libertad de celebrar pactos
sucesorios y costes de transacción (Aproximación desde el Derecho de sucesiones catalán)”, Anuario de
Derecho civil, t. LXIV, fasc. 1, 2011, pp. 69-73.
8
Para la necesidad de la institución de heredero en la herencia, no tanto que en los títulos fundamento de
la vocación o actos de última voluntad (aunque el pacto de atribución particular al igual que el codicilo no
lo son, pero sí atribución mortis causa), me remito a Á. SERRANO DE NICOLÁS, “Capítol 7 – La
intitució d’hereu”, en A. LUCAS ESTEVE (dir.), Dret Civil Catalá, vol. III – Dret de Successions,
Barcelona, JM Bosch, 2010, pp. 150-151.
patrimonio, como por poderse hacer sin necesidad de que intervenga el discapacitado
que puede ser mero beneficiario9.
5º.- En la consecución de efectos muy similares a algunas de las modalidades del trust
anglosajón11, en lo que jurídicamente es posible y factible en nuestro ordenamiento,
dada la muy diferente configuración de la propiedad (al no existir –en nuestra
legislación civil- la equity)12. En todo caso, en el CCCat, cabría la entrega de presente, o
condicionada, con o sin muy concretas reglas de gestión o disposición, y, además, con o
sin cláusulas fideicomisaria, todo de forma contractualizada, art. 431-29.3; a lo que
9
Lo examina desde la óptica de los distintos Derechos civiles autonómicos, J. GIL RODRÍGUEZ, “La
sucesión contractual como medio de protección de las personas con discapacidad”, accesible en:
http://www.ehu.es/documents/1549725/1573708/La+sucesión+contractual.pdf pp. 1-36 [última consulta a
29 de mayo de 2014].
10
V., sobre las titularidades fiduciarias, incluso inscritas en el Registro de la Propiedad, las RRDGRN de
2 de septiembre de 2004 y, singularmente, por su amplia consideración del art. 1717 CC, la resolución de
6 de julio de 2006.
11
Una amplia enumeración de las diferentes modalidades de trust y de la posición de cada uno de los
sujetos, es decir, constituyente, trustee (o “fiduciary”) y beneficiario, puede verse, desde la óptica de un
ordenamiento jurídico próximo al nuestro, como es el italiano, en M. LUPOI, Istituzioni del Diritto dei
Trusts e degli affidamenti fiduciari, Padova, Cedam, 2008, passim, singularmente, pp. 307-340, para el
“contratti di affidamento fiduciario nella vita giuridica”, con particular consideración del patrimonio
destinado a un fin específico, del modo, de la protección del hijo pródigo o que sufre un hándicap, o del
ejecutar testamentario, con configuración perfectamente adaptable al CCCat; para el modo y el
albaceazgo, como modalidades no explícitamente fiduciarias, cabe acudir a F. BADOSA COLL, “Sobre
los patrimonios fiduciarios en Cataluña”, en E. ARROYO I AMAYUELAS (dir.), El trust en el Derecho
civil, Barcelona, Bosch, 2007, pp. 422-424; lo que se hace más evidente tras promulgarse el vigente
Libro IV, basta acudir al modo, en concreto, art. 428-2.f), que permite al causante designar una persona
específica al fin de exigir el cumplimiento del modo, el art. 428-3.1, que regula dentro de las
disposiciones modales, la posibilidad de destinar “una parte” para sufragios y obras pías, frente al art.
429-11.1 que, cuando se quiera dejar “la herencia” (como universalidad) para sufragios o los pobres, lo
regula dentro del albaceazgo (como modalidad de albaceazgo universal de realización dineraria, de no
disponerse de otra manera, y gratuito, art. 429-11.3), para cuya duración debe tenerse presente el art. 429-
13.4 que fija su duración máxima en treinta años, y si es en relación a la vida de determinadas personas
no podrá exceder de los límites de los fideicomisos, art. 426-10 CCCat.
12
Es de especial interés el capítulo dedicado a los Will Substitutes por L.M. FRIEDMAN, Dead hands: a
social history of wills, trusts and inheritance law, Stanford (California), Stanford University Press, 2009,
pp. 100-110; una amplia consideración del sistema jurídico inglés y su difícil adaptación al sistema
romano-germánico se encuentra en N. Ch. VOSIKIS, Le trust dans le Code civil éthiopien, Genève,
Librairie Droz, 1975, pp. 23-60, para en páginas ulteriores, pp. 145-163, considerarlo como patrimonio
autónomo (cfr. art.227-2.1 segundo inciso, al referirse al patrimonio protegido), y la admisión de su
constitución por donación (incluso indirecta) o testamento, entre otras modalidades, y la posibilidad de su
revocación, incluso en el CCCat, como atribución particular, cabría sujetarlo a condición y término.
podría unirse una amplia delimitación de causas de revocabilidad, art. 431-14.1, según
la protección que se quiera dar al beneficiario.
13
Obviamente no en todos, siquiera sea por ser el legado propio de las disposiciones de última voluntad
unilaterales (no siempre coincidentes con las mortis causa), y, sin embargo, los pactos de atribución
particular son un contrato (en el que, incluso cuando el beneficiario es un tercero, no hay estipulación a
favor de tercero, dado que ello nos llevaría a las disposiciones trans mortem, en las que es de esencia la
libre revocabilidad cuando aquí, por ser mortis causa, no se da), por ello precisa acertadamente M.
GARRIDO MELERO, Código Civil de Cataluña. Libro IV, relativo a sucesiones (Ley 10/2008, de 10 de
julio), Madrid-Barcelona-Buenos Aires, Marcial Pons, 2008, p. 289, que aunque pueda sorprender, a
primer vista o lectura, la dicción del art. 431-7.1, en que se dispone que en los pactos sucesorios no se
podrán contener disposiciones de última voluntad, lo que se quiere decir es que no se podrán contener
disposiciones esencialmente revocables, como sería el caso de los legados, por lo que aquí son
atribuciones particulares, pero no esencialmente revocables, pues justo se otorgan para que no se dé dicha
libre revocabilidad.
14
Desde una óptica general de los diferentes Ordenamientos jurídicos lo hacen S. CAMACHO CLAVIJO
y A. DE LAMA Y AYMÁ, “Capítulo I – La sucesión mortis causa (I)”, en Mª C. GETE-ALONSO Y
CALERA (dir.) y J. SOLÉ RESINA (coord.), Tratado de Derecho de sucesiones, vol. II, Cizur Menor,
Thomson-Civitas, 2011, pp. 85-89.
15
Obsérvese que no cita a los testamentos pues es incompatible en el CCCat, la sucesión testamentaria
con el heredamiento (no con la contractual, pues sí es compatible con el pacto de atribución particular)
siendo esta última la preferente, art. 411-3.3 CCCat.
1. Pactos de atribución particular admisibles dentro de la tipología clásica y la
limitada posible renuncia anticipada a la legítima
En el nuevo Libro Cuarto se atiende para la tipificación de los heredamientos (y mutatis
mutandis para los de atribución particular) más a su estructura y funcionalidad que no a
los posibles beneficiarios, nueva situación en la que también influye que ya no tienen
que otorgarse en capítulos matrimoniales (art. 431-7.1), lo que de por sí limitaba los
posibles otorgantes y, en la práctica, también los beneficiarios.
a) Pactos sobre la sucesión no abierta de un tercero.- En estos hay que comenzar por
acudir al art. 411-7, al indicar expresamente, como Disposición general, a todo el
derecho sucesorio, que son nulos los contratos o pactos sobre “sucesión no abierta”,
salvo los que admite el propio CCCat, está pues claro que la regla general es la nulidad
de cualquier pacto sobre la sucesión no abierta –sea de la herencia de los propios
pactantes o de la de un tercero- y la excepción los que pueda llegar a admitir el CCCat,
que lo hace muy limitadamente, pues ni contempla pacto sobre la herencia de tercero, ni
tampoco la posibilidad de la renuncia anticipada a toda la herencia de alguno de los
pactantes.
16
Entre otros puede acudirse a R. Mª. ROCA SASTRE, “La sucesión contractual en Derecho común y en
las legislaciones forales”, en R. Mª. ROCA SASTRE y J. PUIG BRUTAU, Estudios de Derecho privado,
vol. II – Sucesiones, pp. 391-383; y, recientemente, F. SCODELLARI, La successione ereditaria e la
donazione nel diritto civile e tributario, Torino, Giappichelli, 2010, pp. 273-281, distingue entre el pacto
sucesorio de institución, dispositivo (o de la herencia de un tercero al que le niega el carácter de contrato
mortis causa) y de renuncia, los tres nulos en virtud de su art. 458 Codice, y, además, se refiere al pacto
sucesorio obligatorio, que aunque no tiene efecto inmediato como los tres anteriores, no obstante, también
es nulo, en cuanto se obliga a hacer un determinado testamento, disponer de una determinada forma de la
herencia que prevé recibir o renunciar a la misma, incluso parcialmente, innecesario es decir su clara
relación con algunos pactos habituales de los denominados protocolos familiares, que en nuestros
Derechos civiles, en su posterior pretendida ejecución, y al margen de que así se haya pactado, serán
radicalmente nulos, pues el que se admita, art. 431-8.4 CCCat, que un pacto sucesorio –y los de
atribución particular pueden ser vía muy adecuada a referirse a cosa o negocio concreto- pueda contener
el protocolo familiar, e incluso dárseles publicidad, en modo alguno ampara formulaciones testamentarias
al margen de las previsiones legales. Al margen queda su sí admitido “patto de famiglia”, generador de
innumerables estudios, por todos, de forma compendiada, entre los recientes, G. BONILINI, Manuale di
Diritto ereditario e delle donazioni, 6ª ed., Torino, Utet, 2013, pp. 210-233, que también se refiere, p. 27,
a la cláusula de continuación de la sociedad por los herederos de la sociedad personalista (posible
conforme a nuestro art. 1704 CC español), frente a la cláusula de consolidación, por la que se establece
que la cuota del difunto quede sin más adquirida por los sobrevivientes en proporción a su respectiva
cuota. Su Corte Suprema únicamente lo admite en la modalidad de cláusula de consolidación impura o
reconociendo a los herederos del difunto un derecho de crédito (cfr. art. 2469 Codice), en el Derecho
sucesorio catalán cabrán –y entre las personas en que puede darse- pactos de renuncia, pero no con
carácter general, por lo que deberá existir, en los demás casos, un derecho de crédito en la masa
hereditaria.
también de forma categórica, dentro de las Disposiciones generales a los pactos
sucesorios (por lo que se incluyen también estos de atribución particular), precisa el art.
431-9.1 que, igualmente, son nulos los pactos sucesorios que no correspondan a
ninguno “de los tipos” establecidos por el propio CCCat, es de destacar este concepto
de tipología como elemento delimitador. Lo es dado que implica que no hay libertad de
elección del tipo, sino que debe concretarse a alguno de los tipos (también tipificados
para los de atribución particular) regulados positivamente, al margen –como se indicará-
de que se le puedan añadir cláusulas adicionales al modo o forma testamentaria. Este
pronunciamiento, y remisión a todo el CCCat, implica una necesaria interpretación
restrictiva, pues tal debe darse a cualquier pretendida adición o modificación del tipo
concreto, de pacto de atribución, que se pretenda más allá de la previsión legal.
No obstante, no cabe olvidar que esta regla general no habla de que únicamente caben
los que contempla su específica regulación (o sede materiae de los pactos sucesorios, es
decir, arts. 431-1 a 431-30), sino que lo extiende a todo el “código”, por lo que
expresamente se admiten pactos más allá de la propia regulación del vigente Libro
Cuarto17, pero no unos pactos “extra codiciales”, ámbito en el que caerían los que
contemplase la legislación derogada18, incluso con denominación y regulación propia,
salvo que parcialmente puedan embeberse en los sí tipificados. Esta solución, dado que
antes del Libro Cuarto no se admitían los pactos de atribución particular, debe
entenderse en el sentido de su posible admisión, en el vigente CCCat, pasaría por poder
configurar los derogados dentro de la tipología de pactos particulares admitidos
actualmente, y que, además, lo puedan ser como de atribución particular. Respetando,
necesariamente, los nuevos tipos, estructura y criterios con que se admiten.
29”, en Ll. JOU MIRABENT (coord.), Sucesiones – Libro Cuarto del Código Civil de Cataluña, Las
Rozas, Sepin, 2011, pp. 918-919; totalmente en contra de pacto de atribución particular cumulativo, por
reputarlo necesariamente donación, se muestra P. DEL POZO CARRASCOSA, “Capítulo 34 – Pactos
sucesorios en Cataluña”, en Mª C. GETE-ALONSO Y CALERA (dir.) y J. SOLÉ RESINA (coord.),
Tratado de Derecho de sucesiones, vol. II, Cizur Menor, Thomson-Civitas, 2011, p. 1396.
20
Supuesto de generosa admisión de renuncia a la herencia futura es el parágrafo 2346 BGB, al disponer
“Efecto de la renuncia a la herencia, posibilidad de limitación. (1) Los parientes, así como el cónyuge del
causante, pueden renunciar a su derecho legal a suceder mediante un contrato con el causante. El
renunciante queda excluido de la sucesión legal como si, en el momento de producirse la muerte del
causante, ya no viviera; no tiene ningún derecho legitimario. (2) La renuncia puede limitarse al derecho
a la legítima” [tomado de A. LAMARCA I MARQUÉS (dir.), Código Civil alemán – Bürgerliches
Gesetzbuch, Madrid-Barcelona-Buenos Aires, 2008]; al efecto, A. RÖTHEL, El Derecho de sucesiones y
la legítima en el Derecho alemán, Barcelona, Bosch-Notariado hoy, 2008, p. 69, precisa que este contrato
de renuncia a la sucesión o sólo a la legítima, en estructuras familiares armónicas posibilita la plena
libertad de testar, si bien, precisa que se hace “la mayoría de las veces a cambio de una compensación en
vida”.
21
Figura no contractual de renuncia a la legítima, pues lo trascendente o presupuesto de eficacia de la
renuncia es que se haya efectuado una atribución patrimonial por título lucrativo es la mallorquina
institución de la “diffinitio”, tratada exhaustivamente por Mª P. FERRER VANRELL, La diffinittio en el
Derecho civil de Mallorca – Un estudio sobre la tradición jurídica mallorquina, Palma, Universitat de les
Illes Balears, 1992, singularmente, pp. 205-226, para el estudio del art. 50 de la Compilación balear.
22
Para su aplicación a la sucesión en la empresa familiar, en concreto pacto de atribución a uno hijos de
la empresa familiar o su accionariado y cobro por anticipado de su legítima sobre lo que correspondería
por razón de estos bienes, valores mobiliarios o derechos a los otros, al margen de que subsista su derecho
a legítima en los demás bienes presentes o futuros del causante, me remito a Á. SERRANO DE
NICOLÁS, “Nuevos posibles cauces para la transmisión de la empresa familiar en el Derecho sucesorio
catalán”, en AA. VV. , La empresa familiar y su relevo generacional, Madrid-Barcelona-Buenos Aires,
Marcial Pons, 2011, pp. 71-73.
en pactos sucesorios”, así como los actos unilaterales, los contratos de transacción o de
cualquier otra índole, que impliquen “renuncia al derecho de legítima o que
perjudiquen su contenido”.
Pero frente a dicha regla general hay una generosa admisión de posibles renuncias
anticipadas23, unas veces sin contraprestación (y obviamente siempre inter vivos) y otras
con contraprestación pues a lo que se renuncia es al posible suplemento; así, y sin
perjuicio de poder ser renuncias contractuales coaligadas, por responder a una única
causa o fin último que es el que se pretende alcanzar, las escrituras públicas en que se
renuncie podrán contener un pacto de atribución y en el mismo momento e instrumento
público un pacto de renuncia, o cobro por anticipado, por lo que debe distinguirse, al
contemplarlos expresamente el art.451-26 CCCat, lo siguiente:
1º.- Renuncia –por pacto entre los cónyuges o convivientes en pareja estable- respecto
de la legítima de los hijos comunes, art. 451-26.2.a), a los que en el mismo instrumento
público se les puede hacer una atribución por ambos progenitores o por solo uno, o
incluso por los ascendientes de uno de estos. Esta renuncia (anticipada y gratuita, en
acto inter vivos), será de los cónyuges o convivientes en pareja estable respecto de la
herencia de los hijos comunes y, especialmente, se admite la renuncia del superviviente
(pacto de supervivencia) a la que le podría corresponder en la sucesión intestada del hijo
impúber.
Cabe advertir que se consigue el impedir un cambio de línea en los bienes, pues,
además, también cabe la renuncia a la sucesión intestada del impúber, contemplada en
el art. 444-1 CCCat.
2º.- Renuncia –por pacto entre hijos y progenitores- a la legítima del hijo premuerto
por los progenitores, art. 451-26.2.b), que igualmente puede ir unido, al fin y efecto de
alcanzar un determinado fin, a un pacto de atribución particular, con lo que se puede
lograr que pase íntegro lo atribuido a la persona designada por el premuerto; junto a
que, por razón de ser la legítima paterna o materna, heredero tendría que ser el cónyuge
superviviente o pareja estable, o incluso un tercero, dado que no existiría dicha legítima
si suceden los hijos del hijo premuerto, cfr. art. 451-4 CCCat.
23
Por todos, A. VAQUER ALOY y P. DE BARRÓN ARNICHES, “La legítima en Cataluña”, en Mª C.
GETE-ALONSO Y CALERA (dir.) y J. SOLÉ RESINA (coord.), Tratado de Derecho de sucesiones, vol.
II, Cizur Menor, Thomson-Civitas, 2011, pp. 2071-2077.
que se conseguiría evitar problemas futuros sobre valoración por las mejoras o
innovaciones que hayan podido hacer los adquirentes mediante la atribución particular.
Como garantía de que los legitimarios que renuncian (por pacto o donación) no sean,
quizás deliberadamente perjudicados o sin quererlo, se contempla la posibilidad de la
rescisión por lesión, art. 451-26.3, pero sujeto a que la lesión sea en más de la mitad del
justo valor, y, además, el valor no es el que pudiera corresponderle al fallecer el
causante (pues la acción sólo dura cuatro años y a contar desde el otorgamiento del
pacto y por identidad de razón de la donación, aunque no se diga) sino que se requiere
que la lesión se haya sufrido al pagarla o renunciarla, así, el art. 451-26.3 in fine precisa
que el importe que se tomará en consideración para fijar la posible lesión será el que
tendría la legítima correspondiente al renunciante en la fecha en que se ha hecho, por
tanto, ni podrá reclamar por alteración ulterior de valores, ni tendrá que reintegrar por
desvalorización de los mismos.
En concreto, caben las estipulaciones contempladas en el art. 431-5 segundo inciso, aquí
se menciona expresamente a las atribuciones particulares, y pueden consistir en atribuir
el usufructo universal, que como tal e incluso aunque lo sea con facultad de disposición,
con indiferencia de que sea para caso de necesidad o de libre disposición (su regulación
se contempla en los arts. 561-21 a 561-24)25, no deja de ser una atribución particular;
imponer condiciones –en cualquier modalidad, suspensiva o resolutoria, justo por no ser
institución de heredero, cfr. art. 423-12, e igualmente términos, suspensivos o
resolutorios, a la adquisición o extinción de lo atribuido a título particular, cuyo
24
Más ampliamente en Á. SERRANO DE NICOLÁS, “Capítol 11 – Els llegats”, en A. LUCAS ESTEVE
(dir.), Dret Civil Catalá, vol. III – Dret de Successions, Barcelona, JM Bosch, 2010, pp. 262-263: y,
también, por mí, en “sub Artículo 427-9”, en Ll. JOU MIRABENT (coord.), Sucesiones – Libro Cuarto
del Código Civil de Cataluña, Las Rozas, Sepin, 2011, pp. 608-609.
25
Para una más amplia contemplación de cómo funciona el usufructo de disposición me remito a la que
fue mi tesis, Á. SERRANO DE NICOLÁS, Usufructo con facultad de disposición en el Derecho español,
Barcelona, Universitat de Barcelona, 2005, passim, en concreto, pp. 364-400 [accesible a través de:
http://hdl.handle.net/10803/34342 - última consulta a 26 de mayo de 2014]; y, además, entre las obras
más recientes, A. NIETO ALONSO, Sustitución fideicomisaria de residuo, usufructo testamentario de
disposición y donación. La atribución de facultades dispositivas y la repercusión de la situación de
necesidad, Las Rozas, La Ley, 2014, pp. 313-377.
régimen, por identidad de razón, salvo en materia de delación si ya hay atribución de
presente, será el contemplado para los legados, arts. 427-11 a 427-15; junto con lo
anterior también se admiten las sustituciones (vulgar, pupilar o ejemplar, arts. 425-1 a
425-13); los fideicomisos, con sus límites –art. 426-10- y régimen dispositivo, art. 426-
26, además del resto de su regulación positiva; y, junto con ello, por encontrarse dentro
del mismo “Capítulo VI. Los fideicomisos”, al que debe entenderse hecha la remisión,
podrá sujetarse lo atribuido particularmente a fideicomiso de residuo (art. 426-51 a 426-
58, con amplia posibilidad de delimitación de la facultad dispositiva, art. 426-54, y con
expresa regulación de la buena fe del fiduciario, art. 426-55 y del juego de la
subrogación real, art. 426-56), así como al preventivo de residuo, art. 426-59.
Junto con el anterior posible contenido, también cabe otro mayor posible contenido,
dado que aquí incluso se mencionan los pactos de atribución particular (segundo inciso
del art. 431-5.1) y aunque la mención del primer inciso de este art. 431-1 a los
testamentos no sea las más precisa, no lo es dado que, al no haber institución de
heredero, hay mayor similitud con los codicilos. Similitud relevante pues cabe entender
que la mención que hace el art. 431-5.1 tercer y último inciso, a los albaceas,
administradores y contadores-partidores, debe entenderse en la forma que lo hace el art.
421-20.2, es decir, en el sentido de que por ser atribución particular no cabría nombrar
un albacea universal, y, desde luego, las sustituciones o condiciones únicamente caben
referidas al propio contenido de la atribución particular. No pueden extenderse a lo que
es la institución de heredero.
26
Por todos, entre lo más recientemente escrito, J. FELIU REY, Los pactos parasociales en las
sociedades de capital no cotizadas, Madrid-Barcelona-Buenos Aires-Sao Paolo, Marcial Pons, 2012, pp.
224-232, en el bien entendido que estos pactos de atribución particular, en cuanto unen su carácter
contractual, de atribución particular (por lo que del resto de bienes puede disponerse por heredamiento o
por testamento) y, además, al modo de si se hiciese por testamento la disposición sucesoria, admiten la
imposición de cargas o cierta destinación, e incluso limitación, cfr. art. 428-1.1 CCCat, por lo que pueden
ser vía adecuada para reforzar lo que se haya podido estipular en el pacto parasocial, unido a la
posibilidad de que la observancia y legitimación para exigir su cumplimiento se confié por el causante a
tercera persona ajena a la herencia, así, art. 428-2.f) CCCat.
27
Para la naturaleza de estas obligaciones me remito a S. NAVAS NAVARRO, “sub arts. 431-29/30”, en
J. EGEA I FERNÁNDEZ y J. FERRER I RIBA (dirs.), Comentari al llibre quart del Codi civil de
indicar la finalidad para hacer posible la revocación unilateral por imposibilidad de
cumplir las cargas o de alcanzar la finalidad, art. 431-14.1. b) y c), así como para poder
concretar si ha habido un cambio sustancial, sobrevenido e imprevisible de las
circunstancias, art. 431-14.1.d), con su consiguiente posible revocación unilateral.
Mención específica debe hacerse a las reversiones, contempladas en el propio art. 431-
5.1 segundo inciso in fine; en concreto, procede determinar si debe aplicarse el régimen
del pacto reversional contemplado para los heredamientos con donación de presente, art.
431-27, o si, por el contrario, procede la regulación expresa de las donaciones con
cláusula de reversión, art. 531-19. Al efecto, entiendo que procede la aplicación del
régimen de la donación con cláusula de reversión pues el propio legislador como una
donación la considera, art. 431-29.3 in fine, unido a que el propio art. 531-19 admite
condiciones y términos, no contemplados en el art. 431-27, justo por tratarse de
institución de heredero contractual, sin olvidar que también la adquisición de los
legados –y todavía más en estos pactos de atribución particular- se aproxima
singularmente a la de las donaciones28, tanto o más que a la adquisición de la herencia,
pues incluso la remisión del art. 427-16.8 CCCat lo es siempre que lo permita la
naturaleza del legado, y, al efecto, no puede olvidarse la distinta forma de adquisición
(al ser en estos automática y susceptible de sujetarse a término y condición, suspensiva
y resolutoria, art. 427-11), junto a la no misma regulación del derecho de transmisión
(ius transmissionis), art. 427-17.1 (que admite la voluntad contraria del causante) frente
al art. 461-13.1 (que lo impone siempre) CCCat29.
Catalunya, relatiu a les successions, vol. II, Barcelona, Atelier, 2009, p. 1177.
28
Para el CC español así lo reconoce la STS de 20 de julio de 2012 (Fundamento de Derecho Tercero), y
aunque el CCCat, art. 427-16, tiene tratamiento propio de la aceptación y repudiación de los legados, en
este caso concreto sería más apropiada la de las donaciones, más ampliamente, en Á. SERRANO DE
NICOLÁS, “Tema 2. Parte Segunda. Estudio de la adquisición e ineficacia de los legados”, en J. F.
DELGADO DE MIGUEL (coord. gral.) y M. GARRIDO MELERO (coord.), Instituciones de Derecho
privado, t. V – Sucesiones, vol. 1º - La sucesión y las instituciones ordenadoras de la misma, Cizur
Menor, Thomson-Civitas, 2004, pp. 558-561.
29
Para su forma de actuación en el CC, ex art. 1006 CC, destaca la reciente STS de 11 de septiembre de
2013 (rec. 397/2011).
30
Una amplia consideración de los diferentes supuestos de invalidez e ineficacia de los pactos sucesorios
es la que hace J. EGEA FERNÁNDEZ, “El nou règim jurídic de la succesió contractual”, Revista
Jurídica de Catalunya, nº 1, 2009, pp. 40-54.
1º.- Nulidad radical o absoluta.- Procede esta sanción, conforme al art. 431-9.1 primer
inciso (unido a que el propio art. 431-10.3 admite otras causas de nulidad que no sean la
anulabilidad), cuando se trate de pactos que no se correspondan o sean identificables
con alguno de los expresamente establecidos por el propio CCCat, que, a su vez, como
se ha visto, se corresponden con la tipología de los heredamientos, es decir, simples
(incluso cumulativos), mutuales y preventivos.
Sanción de nulidad radical que también procede cuando se otorgan por personas que no
son las únicamente legitimadas, art. 431-2. Dudosa podría ser la situación en queda el
pacto de atribución particular otorgado por los futuros cónyuges, art. 431-2.a), que,
finalmente, en el plazo de un año no llegan a contraer matrimonio, aquí entiendo que su
admisión está contemplada para que, en efecto, estos pacto se puedan incluir dentro de
los capítulos matrimoniales, art. 231-19, aunque ahora ya no sea necesario que se
otorguen en forma capitular, art. 431-7.1; pero no parece admisible (y menos con la
evolución pre-legislativa que tuvo su regulación, de una amplia generosidad incluso
entre extraños a la actual solo entre familiares, al margen los posibles beneficiaros, art.
431-3) que puedan por esta vía, y al admitir el Ordenamiento jurídico español el
matrimonio entre personas del mismo sexo, art. 44 último párrafo CC español, otorgar
pactos sucesorios cualesquiera personas. Sí serán válidos si alguno de los otorgantes
fallece antes del año y no pueden llegar a contraer matrimonio, salvo que ya ab initio
hubiese falsedad en la causa31, justo para poder otorgar el pacto.
Idéntica sanción de radicalmente nulos es la que se contempla para los posibles pactos
sucesorios de atribución particular que no se contengan en escritura pública, art. 431-7.1
primer inciso, incluso aunque fuese con entrega de dinero de presente, si se quiere que
sea un pacto de atribución (frente a la donación de dinero, art. 531-12.2), y aunque se
considere donación, art. 431-29.3 último inciso, pues se trata de un pacto de atribución,
aunque por su transmisión de presente se considere donación, que no es lo mismo que
ser donación a todos los efectos, basta contemplar el art. 431-9.3 para la supervivencia o
superveniencia de hijos; distinción –entre el ser y el considerarse- relevante a efectos
fiscales (de tributación como donación en lugar de como sucesión) y sin que le sean
aplicable las reglas de los arts. 531-10 y 531-21 para la capacidad de donantes y
donatarios, frente a la del art. 431-4 para los pactos sucesorios, que requiere la
capacidad de obrar plena para ser otorgante, no así para ser favorecido que bastará la
capacidad natural o actuar por medio de sus representantes legales o con asistencia del
curador.
31
Una interpretación más generosa, admitiendo su validez y refiriendo su posible ineficacia a la
revocación unilateral por cambio sustancial de circunstancias al no celebrarse el matrimonio, art. 431-
14.1.d), es la que se defiende en P. DEL POZO CARRASCOSA, A, VAQUER ALOY y E. BOSCH
CAPDEVILA, Derecho Civil de Cataluña. Derecho de sucesiones, Madrid-Barcelona-Buenos Aires-Sao
Paolo, Marcial Pons, 2013, p. 309.
nada disponen respecto de su herencia, pues únicamente intervienen al efecto de que sea
sucesión contractual y, por tanto, irrevocable, al margen de los supuestos del art. 431-
14. La escritura pública de poder especial debe recoger el contenido completo de la
voluntad del beneficiario u otorgante no causante, art. 431-7.3 último inciso, debe
destacarse que es un poder, que aunque especial no es la figura del nuntius.
Finalmente, también implicará la nulidad radical (aunque podrá ser parcial si solo afecta
a alguna disposición del pacto de atribución) cuando la disposición se haga por error en
la finalidad o los motivos si del propio pacto resulta que el otorgante y futuro causante
no lo habría otorgado de haberse dado cuenta, al efecto art.431-9.2 último inciso, lo que
resulta coherente con la relevancia que se le da a la finalidad, causa incluso de
revocación unilateral, art. 431-14.1.c).
32
V., para la distinción de los supuestos de nulidad y anulabilidad, R. PRATDESABA I RICART, “La
successió contractual en el nou Llibre IV del Codi Civil de Catalunya”, en Àrea de Dret Civil –
Universitat de Girona (coord.), El nou Dret successori del Codi Civil de Catalunya – Materials de les
Quinzenes Jornades de Dret català a Tossa, 25 i 26 de setembre de 2008, Girona, Documenta
Universitaria, 2009, pp. 167-168. Se muestra reacio a la distinción de nulidad y anulabilidad en los
negocios testamentarios, distinguiendo en su exposición únicamente entre nulidad y nulidad parcial, Ll.
PUIG FERRIOL, “Els pactes successoris”, en Ll. PUIG I FERRIOL y E. ROCA I TRIAS, Institucions
del Dret Civil de Catalunya, vol. III. Dret de Successions, 7ª ed., València, Tirant lo Blanch, 2009, pp.
455-463; aunque es cierto que los efectos siempre serán la nulidad total y absoluta o la simplemente
parcial, tampoco puede desconocerse que frente a la posible apreciación de oficio –propia de la nulidad
radical o absoluta- hay supuestos en que para que se declare la nulidad se requiere que se impugne por
personas concretas, que son las únicas legitimadas, y es lo propio de la anulabilidad, que ciertamente solo
puede concluir con la nulidad o manteniendo la validez; por ello parece conveniente seguir diferenciando
incluso en los negocios mortis causa entre nulidad y anulabilidad, singularmente en ordenamientos
jurídicos como el catalán que admiten la sucesión contractual, aunque sea limitadamente.
La legitimación activa, art. 431-10.1, corresponde únicamente a los otorgantes del pacto
(quedan pues excluidos los beneficiarios que no sean otorgantes) y si la causa es la falta
de capacidad de obrar o la existencia de vicio en el consentimiento únicamente lo están
los que lo hayan sufrido o el que no tenía capacidad de obrar, pero pueden hacerlo
incluso por medio de sus representantes legales, art. 431-10, deberá ejercitarse contra
los otros otorgantes como legitimados pasivamente.
El plazo de caducidad será de cuatro años, art. 431-10.2 CCCat, a contar –si es por falta
de capacidad de obrar o por vicio en el consentimiento- de que recupere la capacidad o
desaparezca el vicio. Y de ser por error se contará desde el otorgamiento del pacto.
Y, en todo caso, abierta la sucesión, art. 431-10.3, también estarán legitimados no solo
el otro otorgante, pues podría sobrevivir justo el otorgante que no es causante, sino
también los beneficiarios e incluso cualquier persona a la que la nulidad le pueda
beneficiar, como sería el caso de los sucesores ab intestato, art. 431-10.3. En esta
previsión la caducidad de los cuatro años cuenta desde la muerte del causante.
Como excepción a la factible impugnación, art. 431-0.3, se precisa que ni el pacto ni sus
disposiciones podrán impugnarse por causa de preterición (art. 451-16), ni revocar por
supervivencia o superveniencia de hijos, eso sí quedan a salvo –aunque sean eficaces los
pactos- los derechos de los legitimarios a reclamar su legítima (es de observar que el art.
451-7 al tratar de la atribución de la legítima por cualquier título de herencia o legado,
no incluye a la atribución a título particular, aunque sí puede ser uno de los supuestos de
imputación a la legítima, art. 451-8.2.b) CCCat).
33
Dada la multiplicidad de personas que pueden ser otorgantes –e incluso a la vez beneficiarios- cabe la
posibilidad –por otra parte no infrecuente- de que en un instrumentum único (o escritura pública de pacto
de atribución particular), al igual que sucede en los contratos patrimoniales inter vivos, haya dos o más
negocios, con atribuciones de unos a otros que no necesariamente tienen que ser correspectivas, es decir,
no tiene que ser una atribución la causa de la otra, justo por ello pueden admitirse supuestos de nulidad
parcial, salvo cuando todas estén ordenadas a conseguir una misma finalidad en cuyo caso sí parece que
la nulidad de unas tendría que arrastrar las de las otras, justo por su coaligación finalística, son de especial
interés las consideraciones que hace –aunque esté centrado en la jurisprudencia francesa y para negocios
patrimoniales inter vivos- J. GHESTIN, “L’absence de cause et la contrepartie propre à une obligation
résultant d’une clause d’un contrat”, en AA. VV. , Études offertes à Jacques Béguin-Droit et actualité,
Paris, Lexis Nexis-Litec, 2005, pp. 311-326, singularmente, en materia de proporcionalidad (que todavía
tiene mayor relevancia en estos pactos por su carácter mortis causa); ausencia de causa (de imponerse
ciertas “sanciones” a través de la cautela socini) y, desde luego, como de ordenar la sucesión en la
empresa familiar se suele tratar, no es tampoco imposible que como carga o modo se imponga la
obligación de no concurrir.
III. COMPATIBILIDAD CON LAS DONACIONES, HEREDAMIENTOS
Y TESTAMENTOS EN ORDEN A PLANIFICAR LA SUCESIÓN
El futuro causante puede planificar la herencia, además de “anticipando la herencia”
con donaciones en sus múltiples modalidades [así, sujetas a condición o término (caso
de la donación de usufructo), art. 531-1634, caso de las denominadas cum moriar o si
praemoriar35]; de forma absolutamente unilateral y revocable (como sería ordenándola
en su modalidad testamentaria, a la que podrían haber antecedido o seguir donaciones
inter vivos o con eficacia post mortem) o de forma esencialmente irrevocable (no
obstante la amplitud de causas de revocación en el nuevo CCCat), incluso con entrega
de presente (que se considerarán donaciones), en su más amplia posible configuración,
tal que con entrega condicionada o a término, con o sin reserva de usufructo y de la
facultad de disponer (configurando in extenso los asentimientos, de nudo propietarios o
terceros, a la facultad de disposición), con derecho de reversión, modal (relacionándola
con el protocolo familiar y sus órganos en orden a quién debe exigir su cumplimiento,
art. 428-2.f), etc.
34
V., por todos, en la doctrina francesa, B. JADAUD, “La donation à terme”, JCP - La semaine juridique
– Édition notariale et immobilière, nº 3, 20 janvier 2006, pp. 142-146, que considera que puede servir
para garantizar la entrega de una cantidad monetaria o paquete accionarial cuando alguno de los
beneficiarios alcance cierta edad, aquí ciertamente y aunque se considere una donación, creo que se tienen
que aplicar las limitaciones del pacto sucesorio, por tanto, las características que le atribuye la doctrina
francesa no serían aplicables en su totalidad, así se dice que el donante conserva la propiedad y la facultad
de enajenar (lo que aquí sería subordinado al asentimiento del art. 431-30.1 CCCat; sí sería aplicable la
afirmación de que la donación a término no implica una reserva del usufructo por el donante, aunque el
donatario no adquiera la propiedad hasta que no llegue el término; más centrada en su consideración en
relación con la muerte lo hace M. GRIMALDI, “Les donations à terme”, en AA. VV., Études offertes à
Pierre Catala – Le Droit privé français à la fin du XX e siècle, Paris, Litec, 2001, pp. 421-436, al
considerarla como un supuesto de donación post mortem, pues el donatario adquiere con certeza al
momento de la muerte del causante, pero se trata de una donación inter vivos –irrevocable- simplemente
que su eficacia está demorada al momento de la muerte.
35
A su utilización para planificar la herencia ya me he referido en Á. SERRANO DE NICOLÁS,
“Instrumentos jurídicos para alcanzar la ‘sucesión anticipada’ o ‘alternativa al testamento’ del patrimonio
familiar”, en M. CARREGAL (dir.), Planificación patrimonial y sucesoria, Buenos Aires, Heliasta, 2012,
pp. 241-253.
parten de la inmutabilidad sin el consentimiento de la parte cuyos derechos puedan
verse afectados.
La solución entiendo que debe pasar por aplicar el régimen del pacto sucesorio, salvo
las implicaciones que una donación tiene en materia sucesoria, singularmente en el
ámbito legitimario. Pues, en verdad, no se ha hecho una donación sino un pacto
sucesorio –para alcanzar una concreta finalidad a la que puede coadyuvar la entrega de
presente- aunque, a posteriori, el CCCat la considere donación, pero no ha nacido como
tal donación.
Junto a la consideración como donación del acto de entrega de presente también debe
destacarse el supuesto contrario, es decir, la donación que por su estructura o
configuración cae dentro de la consideración como pacto sucesorio, al margen de las
mortis causa a que se refiere el propio CCCat, arts. 432-1 a 432-5, y que, dada la
estrecha tipología en que caben los pactos sucesorios en el CCCat, deberían reputarse
nulas, justo por implicar un pacto sucesorio no admitido.
1º.- Forma o posible título de atribución de la legítima.- Dentro del carácter de mero
derecho de crédito de la legítima catalana, además, dicho valor patrimonial, art. 451-1
CCCat, puede también satisfacerse mediante una atribución particular. Cuestión distinta
es que por su propia naturaleza contractual y cuando el legitimario sea otorgante (no así
cuando sea mero beneficiario) no cabrá aplicar la presunción del art. 451-2.2 CCCat, de
presumirla acepta mientras no se renuncie de manera expresa, pura y simple (de no ser
así, sino mediante renuncia traslativa u onerosa lo que habría sería aceptación), pues al
haber aceptación no cabrá ya la renuncia, que, en realidad, sería transmisión.
En cualquier caso, y tal como se contempla con expresa mención de estos pactos de
atribución particular, también puede ser lo atribuido insuficiente y, por tanto, dar
derecho a reclamar el suplemento de legítima, art. 451-10.1 CCCat. En su pago, como
en el de la legítima, art. 451-11.1, el heredero –sea o no contractual- puede optar por
hacerlo en dinero (incluso aunque no lo haya en la herencia) o en bienes del caudal
relicto, pero siempre que estos no correspondan a los legitimarios, por disposición del
causante, entre otros títulos, por el de atribución particular (aunque se sea meramente
beneficiario, al igual que lo es el legatario).
En suma, es una clara manifestación más de que estos pactos no son en sí legados en
pacto, sino que tienen su propio régimen, que como tales pactos se asimilan en estas
situaciones de reducción y prelación a las donaciones, que, aunque modo de adquirir, no
puede tampoco negarse su carácter no exclusivamente unilateral, a diferencia de los
legados.
La diferencia esencial para que sea pacto sucesorio o simple donación inter vivos –con
aplazamiento incluso en la transmisión (sea bajo condición o término) de lo donado-
está no en la revocabilidad (dado que es efecto y no presupuesto), sino en la forma de
actuar la muerte del donante. Así, cuando es la causa o en cuya previsión se hace 37 es un
pacto sucesorio (en el caso del art. 432-1.2 por presumirlo iuris et de iure el propio
CCCat), mientras que cuando la donación es de presente, o inter vivos, nada impide –y
no hay pacto sucesorio- el que la muerte del causante no sea determinante de la eficacia
sino simple condición de exigibilidad (caso de la donación inter vivos con efectos post
mortem) con posibilidad incluso –lo que no será inhabitual- de retener el usufructo 38.
37
Así en su origen en el Derecho romano la previsión de fallecer en guerra (hoy podría ser durante una
operación de gravedad, viaje o vacaciones), hacía que se hiciera bajo la previsión de fallecer (es decir, es
presupuesto de perfección y consiguiente eficacia de la donación mortis causa la premoriencia del
donante al donatario), pero de no suceder, sino que se volvía, era revocable. La causa parece obvio que es
la previsión o consideración a la muerte del donante.
38
Es frecuente distinguir por la doctrina –pues su jurisprudencia es vacilante en su consideración como
pactos sucesorios- en un Ordenamiento jurídico refractario a los pactos sucesorios, como es el italiano
(por todos, entre lo más reciente, con amplia cita bibliográfica, G. CASU “I patti successori”, en L.
IBERATI, Testamento e patti successori, Torino, Zanichelli, 2006, pp. 512-517), junto a las donaciones
mortis causa, entre donación si praemoriar, o de premoriencia –como condición suspensiva de eficacia-
del donante, que exige que el consentimiento al tiempo de donarse sea perfecto e irrevocable y dejando
únicamente diferidos los efectos a la pre-muerte del donante (muy similar a la mortis causa, no admitida
en el Codice como tampoco en el CC español, por al penetrar la muerte en la causa del acto devenir en un
pacto sucesorio, y, por tanto, nulo), si el donatario premuere nada transmite a sus herederos; la si moriar,
perfecta en su eficacia ya al constituirse pero condicionada su exigibilidad a la muerte del donante; y,
finalmente, la cum moriar, o con término inicial de eficacia (admitida en general por doctrina y
jurisprudencia italiana, y perfectamente aplicable como donación inter vivos en nuestros Ordenamientos
jurídicos), en la que la muerte del donante (a diferencia de la si praemoriar que actúa como condición y
exige la sobrevivencia del donatario) actúa como término inicial de eficacia, que (como indica, A.
Por ello, en el pacto sucesorio el beneficiario lo único que tiene es una mera expectativa
frente a la donación en que el donatario tiene un derecho protegido, eso sí con los
efectos propios de la condición o el término.
1º.- Con todos los títulos sucesorios de naturaleza particular, tal que con cualquier otro
pacto sucesorio de atribución particular y con los codicilos, pues aunque pueda haberse
llegado a agotar el caudal hereditario el causante fallecería intestado, cfr. art. 411-3.1
CCCat.
2º.- Con los testamentos, incluso aunque contengan institución de heredero, pues esta
atribución particular actuaría al modo de los codicilos, y porque justo el art. 411-3.3
únicamente hace incompatible la sucesión testamentaria universal con los
heredamientos (justo por también contener estos institución de heredero), precisando en
el art. 431-23.1 la eficacia revocatoria del heredamiento que es respecto del testamento,
codicilo, memoria testamentaria y donación por causa de muerte anteriores, incluso
aunque sean compatibles.
3º.- Con los heredamientos preventivos, arts. 431-7.2 y 431-23.2, y, limitadamente, con
los demás heredamientos, pues en este caso se hace imprescindible, art. 431-22.1, que al
otorgarlo el futuro causante se haya reservado la facultad de disponer “por otro pacto
BERTOTO, “Contrato di donazione e morte della parte. La donazione nella fenomemologia successoria”,
en E. DEL PRATO , M. COSTANZA Y P. MANES (dirs.), Donazioni, atti gratuiti, patti di familia e
trusts successori, Torino, Zanichelli, 2010, pp. 275-285, en concreto, p. 282), por tanto, la atribución
produce sus efectos, incluso a favor de los herederos del donatario caso de que éste premuera. Desde una
perspectiva evolutiva admite la validez de la donación si praemoriar E. LUCCHINI GUSTALLA, “Gli
strumenti negoziali di trasmissione della ricchezza familiare: Dalla donazione si praemoriar al patto di
familia”, Rivista di Diritto Civile, nº 3, 2007, pp. 306-309, sin desconocer que la sentencia Cass., 24
aprile 1987, n. 4053, le atribuye carácter contractual al permitir al donante disponer de los bienes para
cuando haya dejado de vivir.
39
Más ampliamente, me he referido a la compatibilidad entre los distintos títulos sucesorios, o
fundamentos de la vocación sucesoria, desde la óptica de estos pactos de atribución particular, en Á.
SERRANO DE NICOLÁS, “Pactos sucesorios de atribución particular: Su relación con otras
instituciones sucesorias del propio Código Civil de Cataluña”, Revista General de Derecho Romano, 16
(1), 2011, pp. 1-33.
sucesorio, los bienes, las cantidades de dinero o la parte alícuota de su patrimonio que
establezca en el heredamiento”. Ello sin perjuicio de la modificación o resolución –que
puede ser parcial o limitada- por mutuo acuerdo que se contempla en el art. 431-12
CCCat.
Nada impide que la misma escritura pública sea de heredamiento (o sucesión universal)
y a la vez de uno o más pactos de atribución particular (al igual que un testamento
puede contener múltiples legados).
Se trata de una limitación a la facultad de disposición que viene dada por la necesidad
del asentimiento, con las consecuencias que de faltar se indican, pero no de una
prohibición legal de disponer, cuya infracción determinaría la nulidad absoluta. El
problema, descartado que su falta determine la nulidad (por no ser el asentimiento un
elemento estructural del acto dispositivo), será concretar si estamos ante un supuesto de
anulabilidad por considerar el asentimiento como un mero complemento (en la línea
jurisprudencial de las SSTS de 23 de diciembre de 1997 y de 3 de marzo de 2006), o si
por la propia dicción del art. 431-30.1 CCCat, de que únicamente podrá disponer con el
consentimiento expreso del favorecido o de los otorgantes, debe entenderse –lo que así
parece- que se está ante un supuesto de negocio incompleto (como han defendido para
la falta de autorización judicial –que podrían instarse caso de negarse injustificadamente
a prestarla los que deben asentir- las SSTS de 22 de abril de 2010 –en caso de patria
potestad- y de 8 de julio de 2010 –para la tutela-). La consecuencia es que podrá
ratificarse, conforme al art. 1259 CC, pues no es radicalmente nulo, sino ineficaz (tanto
frente al favorecido, como frente a los otorgantes cuyo consentimiento no se ha
obtenido), por falta de suficiente poder de disposición.
Ningún problema debe existir para que el asentimiento se pueda prestar por anticipado e
incluso con cierta generalidad (que no es lo mismo que de forma genérica, indefinida e
indiscriminada), si bien que atendiendo al caso concreto; aunque el carácter expreso con
el que se exige parece requerir que se identifique la operación, al menos su naturaleza, y
demás circunstancias delimitadoras.
Dentro del mismo, y sin que proceda ahora más allá de una mera enumeración, cabe
distinguir las causas de revocación unilateral susceptibles de pacto al otorgarse frente a
las que pueden ser sobrevenidas, sea consecuencia de la misma actuación del otorgante-
beneficiario o incluso ajenas al mismo o por causas imprevisibles sobrevenidas, así cabe
distinguir:
Otro posible supuesto, fundado en la cláusula rebus sic stantibus (también presente en
materia de pactos en previsión de la ruptura, art. 231-20.5 CCCat), es cuando –dado el
largo tiempo que puede pasar desde que se otorgue hasta que se produzca la apertura de
la herencia- se haya producido un cambio sustancial, necesariamente sobrevenido e
imprevisible, de las circunstancias que constituyeron el fundamento (o base, que no el
fin) del pacto.
4º.- La crisis matrimonial o de pareja estable en su relación con estos pactos.- Dedica
el CCCat el art. 422-13 a los ineficacia de las disposiciones testamentarias en los
supuestos de crisis matrimonial o de convivencia, partiendo de la ineficacia, aunque del
contexto pueda deducirse que, no obstante la crisis, se quería mantener la eficacia; para
estos pactos de atribución particular, como para los heredamientos, el art. 431-17 parte
de que no únicamente pueden ser otorgantes los cónyuges o pareja estable, por tanto, de
por sí la crisis matrimonial no produce la ineficacia del pacto, aunque sí puede pactarse
que implique la ineficacia; pero frente a esta regla general, y como excepción, si se
producirá la ineficacia –con remisión explícita al art. 422-13.1 y 2 CCCat- cuando las
atribuciones sean a favor del cónyuge, pareja estable o sus parientes.
40
V., no obstante, dada su gran semejanza, como E. BRANCÓS NÚÑEZ, “sub Artículo 431-30”, en Ll.
JOU MIRABENT (coord.), Sucesiones – Libro Cuarto del Código Civil de Cataluña, Las Rozas, Sepin,
2011, p. 921 habla de “legados contractuales”, y, por su parte, Ll. PUIG FERRIOL, “Els pactes
successoris (II)”, en Ll. PUIG I FERRIOL y E. ROCA I TRIAS, Institucions del Dret Civil de Catalunya,
vol. III. Dret de Successions, 7ª ed., València, Tirant lo Blanch, 2009, p. 499, habla directamente que la
finalidad de estos pactos de atribución particular es “establir llegats amb la mateixa amplitud i amb les
mateixes limitacions que es poden establir en testament, però sense que el causant de la succesió pugui
revocar-los per disposició unilateral”, aunque esto último debe entenderse como regla general y, desde
luego, no posible revocación libremente voluntaria, aunque sí –como se verá- por causas pactadas.
particular, haya posibilidad de aplicar por analogía o por la remisión que hace el art.
431-30.5 las reglas de los legados, pero siempre subordinado a que ello sea posible por
exigirse legalmente que “sean compatibles con su naturaleza irrevocable”, frente a la
esencialmente revocable de los legados, a la que se refiere implícitamente el art. 431-7.1
último inciso in fine.
Se hace pues necesario, para acabar de perfilar el régimen de estas atribuciones a título
particular, el concretar qué aspectos de los legados les son aplicables, singularmente en
orden a planificar la herencia, pues la anticipación sucesoria tendrá que ser vía
donación, en, al menos, cualquiera de sus modalidades vistas. Para su determinación es
básico tener presente el carácter de atribución particular de ambas figuras; su causa
gratuita (impropia del título universal, es decir, de la institución de heredero sea
testamentaria o contractual); su mayor similitud cuando el beneficiario no es otorgante,
sobre todo en el momento de la adquisición; pero, a la vez, tampoco puede desconocerse
el carácter contractual de estas atribuciones frente al esencialmente unilateral y
revocable de los legados, lo que influirá tanto en la cuarta falcidia, como esencialmente
en la revocabilidad.
41
Al margen de la doctrina dominante (por todos, Mª P. GARCÍA RUBIO, La distribución de toda la
herencia en legados. Un supuesto de herencia sin heredero, Madrid, Civitas, 1989, pp. 122-131, para
negar la admisión de los mal llamados “legados legales”) destaca la utilización de esta expresión en la
reforma operada en el CC, por la Ley 41/2003, de 18 de noviembre, en que se modifica el CC español
para facilitar la protección patrimonial de las personas con discapacidad, cuando lo que hay, y ni siquiera
es totalmente novedoso es una atribución particular de origen legal, que, como tantas otras veces,
responde a fundamentos de política social y, además, no es infrecuente que pugne con principios clásicos
del derecho hereditario codificado.
Dentro de la innegable similitud, e incluso identidad de razón, que, como reconoce el
propio Preámbulo IV, párrafo segundo, segundo inciso in fine, al hablar de su
equivalencia con los legados, se da entre legados y pactos de atribución particular 42,
destaca el supuesto en que el beneficiario no es otorgante, justo porque como en el
legado es mero adquirente sin ser parte del pacto. El que él sea beneficiario y otros los
otorgantes del pacto no permite hablar de estipulación a favor de tercero, pues en esta
institución, junto a que no hay estipulante a favor de tercero, sino causante que dispone,
parece de esencia la revocabilidad que aquí justo es lo que se elimina (aunque se
admitan amplias excepciones por el art. 431-14 CCCat), unido a que tiene la misma
naturaleza la adquisición por el beneficiario otorgante que por el que no lo es, al ser
simple beneficiario.
Los aspectos que merecen destacarse son la adquisición y la posible renuncia, pues la
revocabilidad propia de los legados, tanto por la revocabilidad unilateral del título
sucesorio (art. 422-8.1), como por la posible enajenación, art. 427-37 CCCat, es el
elemento diferencial, al efecto, art. 431-30.5 CCCat, y para la exclusión de la libre
disposición, por el futuro causante que otorga el pacto, el art. 431-30.1 CCCat, al que ya
me he referido.
2º.- El sublegado, aquí habrá que distinguir la indudable posibilidad de gravar con un
legado al beneficiario de una atribución particular (pues atribución por causa de muerte
es, como también es cierto que obtiene un beneficio, art. 427-7.1, aunque no se podrá
hacer en el mismo instrumento contractual por mor del art. 431-7.1 in fine). Diferente, y
verdadero supuesto del sublegado, sería la posibilidad de que al beneficiario de la
atribución particular se le grave con una sub-atribución particular, aquí habría que tener
presente la propia estructura contractual, pues en verdad lo que habría serían dos
diferentes atribuciones particulares, con distinta configuración según el beneficiario sea
o no otorgante, que únicamente lo podrán ser los contemplados por el art. 431-2 CCCat.
Por esta misma estructura contractual difícilmente se dará el supuesto –en orden al
cumplimiento- del art. 427-18.2 CCCat.
3º.- Legado o atribución de parte alícuota, al resultar claro del art. 427-36.1 y 2 CCCat
que la parte alícuota no es sobre la total masa hereditaria sino sobre el activo hereditario
líquido, así como que no se responde de las deudas del causante, ni de las cargas
hereditarias, no se ve problema para que la atribución particular no sea también sobre
una parte alícuota del dicho activo hereditario líquido.
4º.- Otras modalidades expresamente reguladas para los legados y aplicables a los
pactos de atribución particular.- Señalados los tres singulares supuestos anteriores, y
dejando para la consideración de la presencia del tercero los supuestos de los legados
genéricos o alternativos, las demás manifestaciones de legados susceptibles de aplicarse
a las atribuciones particulares, incluso con mayor adecuación práctica por su carácter
vinculantes, son los: de cosa ajena (art. 427-24); de dinero u otros activos financieros
(art. 427-27); de cosa gravada, art. 427-28, no es infrecuente atribuir al segundo
cónyuge la recién comprada vivienda habitual gravada con el préstamo hipotecario que
se financia); de universalidad, art. 427-29, o atribución particular de la pinacoteca,
biblioteca profesional o similar; de alimentos y pensiones periódicas, art. 427-30, puede
encontrar incluso mejor encaje, que en el legado, en la atribución particular al ser
posible la presencia en unidad de acto de otorgante, beneficiario y gravado; de crédito o
deuda, art. 427-31, por su origen habitualmente contractual también puede tener mejor
encaje a su extinción en una disposición mortis causa contractual, al poderse otorgar por
el deudor y acreedor, de habitual parientes; de constitución de un derecho real, art. 427-
32, como un supuesto contractual más, la vinculación que permite la atribución
particular puede, en casos concretos, dar más certeza de futuro con este pacto que no en
el legado, esencialmente revocable, art. 422-8.1 CCCat, singularmente cuando puede
haber interés –aunque sea indirecto- de tercero o terceros; y, finalmente, usufructo
universal (art. 427-34) y usufructo sucesivo, dada la intrínseca naturaleza de sucesión a
título particular que conlleva la atribución del usufructo, nada impide –junto a que
además lo reconoce expresamente el art. 431-5.1 segundo inciso- que se haga una
atribución particular de usufructo universal, no siendo infrecuente cuando se quiere
planificar junto con la transmisión de acciones o participaciones sociales, art. 427-33,
que igualmente conferirá el derecho de voto, desde la delación, incluso aunque todavía
no se haya hecho entrega de la posesión. Es relevante la atribución del voto pues lo
contrario podría dar lugar a situaciones complejas si se requiere de dicho voto antes de
la aceptación por el heredero, testamentario o contractual. En lo que es el usufructo
sucesivo, art. 427-35, tanto puede ser consecuencia de la atribución de diversos
usufructos como ya nacer así, lo que siendo habitual que sea entre parientes, nada
impedirá que se pacte expresamente, si lo es entre los que contempla el art. 431-2,
pudiendo ser, además, beneficiarios cualesquiera otros no parientes, art. 431-3.2 CCCat.
La elección queda sujeta a las reglas del fideicomiso de elección y distribución, art. 426-
11, en lo que concierne a los grupos, personas, cuotas y limitación de imponerles
prohibiciones de disponer, modos, fideicomisos u otras cargas o limitaciones, aunque sí
caben sustituciones vulgares a favor de otros designados; no se aplica exactamente la
forma de la elección al tener que ser en estas atribuciones particulares (por así serlo en
los legados), art. 427-3.2, únicamente en escritura pública y en el término de un año
desde la aceptación de la persona gravada o del encargo al tercero.
La elección una vez hecha es irrevocable, art. 426-11.d) in fine, y si, definitivamente,
quedase incumplida la elección del beneficiario o beneficiarios de la atribución
particular habría que estar al tenor del art. 427.4.1, por aplicación de lo previsto en el
mismo art. 427.4.2 in fine, es decir, serían beneficiarios a partes iguales, salvo que otra
regla haya señalado el causante, incluso aunque sus cuotas como herederos sean
desiguales.
2º.- El tercero como persona a cuyo arbitrio se atribuye la determinación de las partes
de los beneficiarios de la atribución particular.- Cuando lo que hay es la designación de
un tercero para que concrete o determine las partes –que dentro de lo atribuido- de cada
beneficiario, se está ante la denominada relatio substancial, o remisión por el causante a
una voluntad externa para la determinación del objeto atribuido (o de la parte de cada
beneficiario, art. 427-4.2), siempre dentro de lo que es el prudente arbitrio ajeno (o
tercero como arbitrum boni viri).
En este supuesto del art. 427-4.2 (distribución por el tercero de lo atribuido por el
causante entre los beneficiarios -sin necesidad de que tenga que establecer el causante
reglas de distribución o finalidades a alcanzar, aunque sí será lo habitual frente a los
legados, cfr. art. 431-6 y su relación con el art. 431-14.1- completado con reglas del
fideicomiso de distribución), aquí el tercero bajo su arbitrio (boni viri) puede determinar
(mediante distribución de lo atribuido) la parte de cada beneficiario (puede ser de
utilidad en la distribución del accionariado o capital social), pero no puede determinar el
contenido de la atribución (dado que se distribuye el conjunto de bienes o derechos que
integran lo atribuido en el pacto particularizado a cada caso), ni su subsistencia (función
del art. 427-9.4). La distribución o determinación de la parte de cada beneficiairo debe
hacerse en escritura pública, de acuerdo con las reglas del fideicomiso de distribución,
por la remisión del art. 427-4.2 al art. 426-11.c), d) i e), y en el plazo del año (a contar
desde la aceptación del encargo) previsto en el art. 427-3.2 y si no se hace les
corresponderá, por la remisión al art. 427-4.1, una parte igual a todos los colegatarios.
De no existir esta figura del tercero distribuidor y atribuirse una misma cosa para varios
beneficiarios será a estos a los únicos que corresponde la división, cfr. RDGRN de 20
septiembre 1988.
3º.- El tercero como persona a la que se encarga la determinación del legado e incluso
su misma subsistencia.- En este supuesto la función del tercero, como árbitro de
equidad, conforme al art. 427-9.4, puede ser la determinación exacta de lo que se
recibirá por razón de la atribución particular e incluso con posibilidad de que sea el
tercero, de acuerdo con las circunstancias al tiempo de abrirse la sucesión, el que
determine la subsistencia misma de la atribución de acuerdo con la finalidad
establecida, esta sí, necesariamente por el causante, vgr. mejor gestión del negocio
familiar, compatibilidad con otros bienes del propio beneficiario por ser fincas
colindantes sin lo siguen siendo al fallecer, etc.).
Todo ello susceptible de completarse con las reglas del albaceazgo. Este tercero en el
cumplimiento de su encargo queda sujeto, art. 427-9.4, a las reglas del art. 429-13
(reglas que se establecen para la actuación de los albaceas, con sus amplios plazos, art.
429-13.4). A lo que se une que como la actuación (electio) del tercero no afecta a la
validez, ni eficacia, del pacto de atribución particular, de no cumplir su cometido podrá
solicitarse de la autoridad judicial que decida.
4º.- El tercero en los legados alternativos y de cosas genérica, no será frecuente que en
las atribuciones particulares, por su propia estructura contractual (a salvo que el
beneficiario no sea otorgante) se acuda a atribuciones particulares de cosa genérica,
menos cuando el propio art. 427-27 ya contempla los de dinero u otros activos
financieros, pero de acudirse nada impedirá que en la atribución particular se acuda al
tercero o al mismo beneficiario, art. 427-26.2; en las atribuciones alternativas también
se admite por el art. 427-25.1 que sea un tercero el que realice la elección, el problema
consiste en que la atribución particular no es en sí un gravamen sino como su propio
nombre indica claramente una atribución, y su determinación más propiamente caería
dentro de alguno de los supuestos anteriormente dichos, de determinación del objeto
atribuido, aunque nada impida que se haga en forma alternativa. Pero, en todo caso, no
puede desconocerse que estas modalidades nacen y encuentran su adecuada utilidad
práctica en los legados, no tanto que en las atribuciones particulares.